FACULTAD DE TEOLOGÍA PONTIFICIA Y CIVIL

DE LIMA

APELLIDOS Y NOMBRES : Cancino Manay, María Abigaíl

ASIGNATURA : Teología en la Educación

CICLO ACADÉMICO : 2017-I

PROGRAMA : Maestría en Educación

MENCIÓN : Orientación y Tutoría

DOCENTE : Dr. Jorge López

2017
1. Según los temas tratados en el curso, ¿qué supone hablar de
“educación integral”?
Una educación integral supone preparar al ser humano desde sus primeros años
para su fin último que es: su salvación. Para ser salvo, el ser humano debe seguir
el modelo de Cristo, intentar aproximarse lo más posible a su persona y a sus
enseñanzas, para a través de Él llegar al Padre.
Para lograr este cometido, el ser humano debe ser provisto de las herramientas
necesarias a partir del entendimiento de su naturaleza. El hombre es un ser
físico, mental y espiritual. Lo físico se educa a través de hábitos saludables del
cuidado del cuerpo en la alimentación y el deporte. Lo mental se educa a través
de los conocimientos que nos conducen a conocer, utilizar y cuidar el medio en
el que vivimos, además el manejo de las emociones que nos permita
relacionarnos bien con los demás; y, lo más importante, lo espiritual se educa
inculcando valores y un conocimiento de Dios que le da a ser humano un sentido
a su vida más allá de su propia existencia.
Los primeros responsables para lograr este propósito son los padres de familia
quienes desde su concepción deben cuidar y procurar las mejores condiciones
posibles para esa nueva vida. Una vez que nace, deben encargarse de crear
hábitos y de dar el ejemplo correcto que conduzca al niño / niña a estar
preparado para todo el aprendizaje que tendrá a lo largo de su vida. Son los
padres de familia quienes tienen que personalmente dedicarse a educar a sus
hijos los primeros años de vida para luego recibir la ayuda de instituciones como
la escuela, la iglesia y la comunidad. Lamentablemente, los padres de familia,
no terminan de tomar conciencia de la responsabilidad que tienen en la
educación de sus hijos y buscan “entregarlos” a la escuela para que ésta se
encargue de lo que ellos no desean o no pueden realizar.
En cuanto a la escuela, en el papel subsidiario que desempeña, debe cubrir los
tres aspectos de la educación de la persona. Muchas veces, la escuela solo
busca hacerse responsable de la parte académica pero deja lo físico y lo
espiritual de lado, produciendo un desequilibrio en los niños y adolescentes
quienes no aprenden a cuidar su cuerpo ni su alma, siendo presa fácil de la
sociedad a la que llegan sin armas para protegerse.
Finalmente, una educación integral es una educación que se debe recibir
durante toda la vida porque el ser humano debe tratar siempre de ser mejor y
acercarse a la figura de Cristo.
2. Tomando en cuenta el sentido teológico de la educación, ¿qué cree
necesario enfatizar en la educación de los denominados “millenials”?
Los “millenials”, como ya lo vimos en clase, son esa nueva generación de nativos
digitales que comparten características como: manejar la tecnología, ser
activistas sociales, ser egocentristas, tener poca tolerancia a la frustración, ser
relativistas, huir del compromiso afectivo, laboral o de otra índole. Ellos son la
consecuencia de una crianza con padres ausentes y de los avances de la
tecnología; ello explicaría la falta de apego y compromiso afectivo que
presentan.
Lo primero que se debería enfatizar en ellos es la educación en lo emocional,
enseñarles a comunicarse y a apreciar la compañía de otros seres humanos sin
que medie la tecnología. Se les debería educar también en virtudes como la
empatía, en la moderación, en la compasión, en la humildad, en el aprecio por
la vida en todas sus formas. Este tipo de educación se logra con el ejemplo,
siguiendo modelos de los padres, maestros y de personajes admirados por ellos.
Al mismo tiempo, se les debe integrar y acoger en la iglesia ya que muchos de
estos muchachos no conocen a Dios y no pueden comprender el papel que tiene
en su existencia.
En realidad, llegar a los millenials es una tarea muy difícil ya que se deben usar
muchas de las herramientas que ellos usan diariamente como las redes sociales;
además de ello, hay que enfrentarse al escepticismo e incluso al rechazo que
muchos de ellos presentan cuando se les habla de Dios. A ellos hay que llegar
con el ejemplo y con la ciencia, ésta última puede ser de mucha ayuda para
derribar el relativismo imperante que les hace creer que todo está permitido
mientras te haga sentir bien.
En conclusión, la educación de los millenials debe ser integral pero se le debe
dar énfasis a la dimensión espiritual del hombre para que se llegue a un equilibrio
con todo lo concreto y tecnológico que los rodea.