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R ESUMEN: Apuntes sobre lo que puede llegar a ser una Teoría General de la Prueba Procesal.
Particularmente nos detenemos en el objeto sobre el que ha de recaer la actividad
confirmatoria de las partes para producir la convicción suficiente en el juzgador.
INTRODUCCIÓN.
Desde hace un tiempo ya, vengo pensando que la enseñanza del Derecho Procesal en Chile
debe ser reestructurada por completo, proponiendo que se comience con el estudio del
Conflicto y sus métodos “adecuados” de solución de conflictos (sigo aquí, la denominac ió n
dada por mi profesor de Métodos Alternativos de Solución de Conflictos, quien prefiere el
término adecuado al de alternativo, para hacer hincapié en la importancia de poder solucionar
el conflicto antes de entrar al Proceso); luego, el estudio de la Función Jurisdiccional; para
seguir luego con una Teoría General del Proceso; a la que habría de seguirle una Teoría
General de la Prueba Procesal; y a ella, una Teoría General de las Impugnaciones; finalme nte,
enseñar los procedimientos civiles, penales, administrativos, laborales y de familia.
Esta sistematización permite tratar temas comunes a los diversos procedimientos en
forma unificada, para luego, cuando se trate cada uno de ellos, se vean los detalles y
diferencias.
A continuación avanzo un poco más en mi Teoría general de la Prueba Procesal, con
el capítulo correspondiente al objeto de la prueba, ¿qué es lo que se tiene que probar?
1Abogado, Profesor de Derecho Procesal en la Universidad de Tarapacá, Iquique (Chile), Alumno de Maestría
en Derecho Procesal en la Universidad Nacional de Rosario (Argentina), miembro del Instituto Chileno de
Derecho Procesal. Correo electrónico: luispriosm@gmail.com. Sitio http://luispatricio-riosmunoz.webnode.cl.
1) EL ESTADO DE LAS COSAS .
Por años se ha enseñado que los hechos que deben ser objeto de la etapa de
confirmación (o probatoria) han de ser substanciales, pertinentes y controvertidos, al punto
de que los alumnos se aprenden estas tres palabritas de memoria, sin reparar en su significado
y alcance, y mucho menos en si se trata de requisitos alternativos o copulativos, y en caso de
ser copulativos si pueden darse aleatoriamente o deben seguir un orden determinado.
Lo anterior se desprende de la pregunta lógica ¿qué es lo que se prueba?, y de la
respuesta que entrega la norma en el Art. 318 del Código de Procedimiento Civil, que indica
que el tribunal examinará por sí mismo los autos y si estima que hay o puede haber
controversia sobre algún hecho substancial y pertinente en el juicio, recibirá la causa a
prueba, es decir, la prueba debe recaer sobre hechos, pero no sobre cualquier hecho, sino
sobre hechos controvertidos, substanciales y pertinentes.
Aquella liviandad conlleva a que cuando dichos alumnos se ven investidos como
jueces, tengan ciertos problemas al momento de fijar los hechos sobre los cuales ha de recaer
la prueba de las partes, como bien lo ha graficado en su memoria de grado, el profesor y
amigo Roberto Solís.
Pues bien, mientras más estudio la prueba y mientras más la enseño, más me convenzo
de que es posible establecer una pauta relativamente sencilla para que el juzgador pueda
señalar en su resolución los hechos que han de ser probados por las partes.
Algunos autores enseñan esta materia en el capítulo correspondiente a la carga de la
prueba (conocida también como onus probandi), pero dicha ubicación es incorrecta, puesto
que en tal unidad debemos estarnos a las reglas que nos permiten dilucidar a cuál de las partes
(demandante o demandado) corresponde realizar la actividad confirmatoria, por tanto, se trata
de reglas para las partes, mientras que todo aquello que dice relación con el objeto de la
prueba (¿qué se debe probar?) son reglas establecidas para el juzgador, principalmente para
que éste las utilice y tenga presentes al momento de recibir la causa a prueba.
Ya explicamos en el acápite 2 el por qué consideramos que los tres factores para
determinar el objeto de la prueba deben seguir un orden preestablecido y que en este orden,
los tres factores deben estar conectados de forma tal que no podamos referirnos aisladame nte
a cada uno de ellos. Al término de esta explicación, notará el lector que ello es lo más lógico.
Comencemos por explicar el primer factor, denominado generalmente como hechos
controvertidos. La ventaja de esta denominación es que da una idea bastante clara de lo que
se quiere decir con ello, esto es, la existencia de versiones antagónicas, contrapuestas de una
parte y de otra, de cómo ocurrió un determinado hecho. Así, si el demandante dice que la
cosa es de color blanco y el demandado dice que es de color negro, estaremos en presencia
de un hecho controvertido. El problema con esta denominación es que no considera la
hipótesis del silencio del demandado (actitud válida, por lo demás), en donde tendremos una
afirmación de la parte demandante y ninguna negación de esa afirmación por la parte
demandada. No asignamos el efecto de contestación ficta al silencio del demandado, porque
no existe norma legal expresa que le imprima dicho efecto a su falta de contestación, por lo
que debemos buscar la solución por otro lado; y ese lado, creemos podría ser referirnos a este
factor como hechos no admitidos, expresión que es omnicomprensiva tanto de la conducta
de contradicción expresa, como de la de ausencia de contestación. Esto no es baladí, porque
de no aclararse el punto, alguno podría creer que por no contestarse la demanda, estaríamos
en presencia de hechos que no necesitan ser probados.
A continuación, corresponde ver el significado que proponemos para los hechos
pertinentes. Este factor, a diferencia del anterior, no ha sido explicado claramente por la
doctrina y jurisprudencia, que se refieren a él como un hecho coadyuvante, relacionado o
vinculado al conflicto. Por nuestra parte, creemos que su denominación explica claramente
su alcance y significado, se trata de hechos que pertenecen al conflicto (no al Proceso, porque
todos los hechos afirmados por cada una de las partes, pertenecen al Proceso). Esta
pertenencia permite diferenciarlos de los hechos que, pudiendo ser controvertidos entre las
partes, en nada aportan a la solución del conflicto mismo. Así, siguiendo el ejemplo anterior,
puede ser un hecho controvertido el color de la cosa en disputa (blanco o negro), pero si lo
que se discute es la propiedad de la cosa y no su identidad, debemos concluir que la prueba
sobre el color es impertinente. En cambio, es pertinente el saber qué título invoca cada uno
para decirse dueño.
Por último, el factor conocido como hecho substancial, resulta demasiado abstracto,
pues su significado es hecho “importante”, “esencial”, sin el cual no puede resolverse el
conflicto, pues bien, dicho calificativo puede ser dado tanto a los hechos no admitidos
(controvertidos) como a los pertinentes. Dada la vaguedad de la expresión, proponemos
sustituirlo por uno más idóneo: hecho conducente, esto es, los hechos que lleven al
convencimiento del juez. Así, será conducente que una de las partes afirme tener el título de
dominio sobre la cosa.
CONCLUSIÓN.
En fin, para que un juzgador pueda considerar que las afirmaciones efectuadas por las partes
en sus respectivos escritos fundamentales de pretensión y resistencia (demanda y
contestación), sean objeto de confirmación (objeto de prueba), es necesario que analice lo
siguiente: 1º) Si se trata de afirmaciones no admitidas, esto es, afirmaciones sobre las que la
contraparte no ha dicho nada (no contestó la demanda), o sobre las que derechamente ha
afirmado lo contrario (han sido controvertidas); 2º) Luego, si dichas afirmaciones no
admitidas, son pertinentes, esto es, si pertenecen al conflicto planteado por las partes o no; y
3º) Por último, pero no menos importante, si tales afirmaciones no admitidas y pertinentes,
son conducentes a producir la convicción del juez, esto es, que conlleven a que el juez se
forme una idea sobre los hechos que las partes invocan, para poder resolver el conflicto.
Como es posible apreciar, cada factor está concatenado al otro, y esta forma de
entenderlos resulta mucho más sencilla y útil al momento de elaborar la resolución que fija
el objeto de la prueba.
BIBLIOGRAFÍA.