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PO R EL
M A R Q U E S DE L A V E G A IN C L A N
S L A SIE R R A D E G R E D O S , U N A
mente todas las comunicaciones parciales en estos alojamientos más o menos m odes
de la Sierra, así como la general entre M a tos que, desde la cocina, que conserva las
drid y la s provincias d e Salamanca y Cá- tradiciones regionales, hasta los servicios
ceres. que prestan campesinas y muchachas de
la comarca, encuentran hospedaje cómodo
La construcción de alojamientos es otro y agradable los que a ellos acuden. A h o
de los puntos en que esta Comisaría debe ra bien: estas posadas, hospederías, casas
fijar toda su atención. Ciertamente son y albergues ya creados, conocidos y fre
apreciables y merecen elogios, dentro'de cuentados, a los que el Estado debe es
cierto límite, los alojamientos y albergues timular, cree el que suscribe que pueden
debidos al esfuerzo de los laboriosos habi ser base y punto de partida para fijar jalo
tantes de las diferentes localidades. N u es nes de Turismo y que a su alrededor se
tro criterio es muy favorable a estos aloja desarrollen, mediante una prudente inter
mientos de carácter regional. Y para su ma vención y eficaz propaganda, excursiones
yor perfeccionamiento en alguna enmienda y residencias, tanto de invierno, como de
parlamentaria hemos solicitado estímulos y verano, toda vez que la mayor parte de
subvenciones más o menos indirectas para estas residencias urbanas y de altura están
su creación y amparo. enclavadas en la proximidad de puntos que
«L a sobriedad y buen gusto de la raza deben ser visitados, ya por las bellezas na
— decíamos en otra publicación sobre T u turales del paisaje o por su riqueza artísti
rismo— ha huido con frecuencia de decora ca y monumenta
ciones lujosas e inadecuadas, notándose
v
XVI Noticia Prelim inar XVII
Pero sobre todas las actuaciones que la prender en el seno de la Naturaleza, sin
Comisaría pueda y deba ejercer en la Sierra adaptarla teatralmente a una época determi-
de Gredos, a ninguna quizá más intere inada porque estimo que el verdadero in
sante debe dedicar toda su atención que a terés de estas construcciones no pertenece
la conservación de los monumentos escul n’una época ni a un estilo concreto, sino que
pidos por la Naturaleza, así como aquellos consiste fundamentalmente en la severidad
labrados por la mano del hombre, para evi de sus líneas y en la armonía de los materia
tar toda profanación y despojo con pretex les, a ser posible de la región, empleados
tos utilitarios que deben tener el límite en concordancia con la nota y el tono del
prudencial en lo que constituye tan gran conjunto.
herencia. En una memoria recientemen Esto que sentimos y pensamos con res
te presentada al Gobierno expuse la con pecto a estos monumentos naturales hace
veniencia de establecer clara y resuelta mos extensivo a los que labraron los hom
mente el precepto de que augustos espec bres. En España, país donde su historia se
táculos no deben sufrir de aquí en adelante pierde en la lejanía de las primeras colonias,
profanación alguna ni admitir ningún reto el elemento primordial de toda obra de tu
que, bueno o malo, técnico o inexperto, rismo es la conservación del monumento y
porque es irrespetuosa temeridad querer su exhibición sin disfraces ni restauraciones
mejorar la obra majestuosa de los siglos. que lo borren, lo desnaturalicen o lo envi
Decía también que debe actuarse con la lezcan. Precisamente esta sinceridad es la
mayor sinceridad, suprema fórmula de arte, que legítimamente atrae y embelesa a las
en toda construcción que sea necesario em multitudes de países jóvenes, que sin tasa
XVIII N oticia Prelim inar XIX
período de la mayor grandeza de España. bre todos los que fundimos con nuestra
Por eso también hemos creído que el paso admiración y ofrecemos con nuestro cariño
de su grandeza, mas grande cuanto más y con los réditos de nuestra propia salud
humildemente quería esconderse entre las al autor del «E lo gio M édico» que regala a
paredes de su celda, debía aquí quedar es Gredos en una hermosa estrofa en favor de
culpida por uno de nuestros más grandes la Sierra con enseñanzas y bienhechoras
escritores, el cual describió, la estancia del doctrinas que aprovecharán cuantos las
Em perador en Yuste, y Yuste mismo en su lean para salud del cuerpo y deleite de su
aspecto histórico, monumental y pintoresco. espíritu.
A l reiterar nuestra gratitud a la familia
de este gran novelista del siglo xix por la
generosidad de permitirnos reproducir aquí
ampliamente, sin tasa alguna, pues no ca
be cercenar un solo renglón del deleitosísi
mo trabajo «U n a visita al Monasterio de
Yuste», rendimos una vez más homenaje
I
de admiración y respeto a una de las glo
rias de la literatura española y del habla
castellana: al autor del «Som brero de Tres
Picos», a Pedro Antonio de Alarcón.
En este público testimonio de gratitud,
de afectos y respetos, debe ostentarse so
UNA V IS IT A
MONASTERIO DE YUSTE
D. PEDRO A N T O N IO DE A L A R C Ó N
( d e l a r e a l a c a d e m ia e s p a ñ o la )
UNA VISITA
AL
MONASTERIO DE YUSTE"»
DE
D. PEDRO A N T O N IO DE A L A R C O N
t »
I
4 Una visita al Monasterio de Y usté Una visita al Monasterio de Yuste 5
ber cumplido, ufanan y alegran el alma de los — por Magueda, todavía monumental hoy,
que todavía respetan algo sobre la tierra...— cuanto poderosa en la antigüedad romana y en
Podéis, en suma, visitar el Monasterio de tiempos de nuestra doña Berenguela, — y, en
Yuste. fin, por Santa Olalla, patria del historiador Al
Para ello... (suponemos que estáis en Ma var Gómez de Castro y del predicador Cristóbal
drid) empezaréis por tomar un billete, de berli Fonseca, ambos insignes varones y literatos;
na o de interior, hasta Navalmoral de la Mata, — con lo cual, al amanecer (dado que viajéis,
en la «Diligencia de Cáceres» (1) —que sale como os lo aconsejamos, en primavera o en
diariamente de la calle del Correo de ésta que otoño), os encontraréis en Talavera de 1a Rei
fué corte, a las siete y media de la tarde. na, confirmada (supongo) recientemente con el
La carretera es buena por lo general, y en nombre de Talavera de la República federal.
ningún paraje peligrosa. Pasaréis sucesiva Dicho se está que en todo este trayecto no
mente por la Dehesa de los Carabancheles, habéis visto casi nada, a causa de la obscuridad
donde los Artilleros tenían establecida su muy de la noche y de haber ido proveyéndoos de
notable Escuela práctica; —por las Ventas de sueño, o bien de dormición o dormimiento
Alcorcón y por Alcorcón mismo, que es como si (como se decía antaño, para evitar confusiones
dijéramos por el Sévres de los actuales madri entre la gana y el acto de dormir), y en ello ha
leños; —por Móstoles, donde os acordaréis de bréis hecho perfectamente, pues no os esperan
su órgano y de su célebre Alcalde del año de grandes bóteles, que digamos, en toda vuestra
1808; — por Navalcarnero, uno de los princi romería; —pero al llegar a Talavera, donde se
pales lagares que surten de peleón a Madrid; detiene el coche una hora y se toma chocolate,
— por Valmojado, que nada tiene de mojado ni despertaréis sin duda alguna, y podréis ver al
de valle, pues ocupa un terreno muy alto y ar paso muchas y muy buenas cosas...
cilloso; — por Santa Cruz del Retamar, abun Por ahorraros gastos, no presuponemos que
dante en fiebres intermitentes y en carbones; caéis en la tentación de pasar todo un día en
aquella ilustre villa, cuna del ínclito Padre Ma
(1) Este viaje se hizo y fué escrito en 1873.—Hoy se va en
errocarril a Navalmoral de la Mata.
riana; rica de monumentos arquitectónicos; em
( N ota de a presente edición.) porio de los opimos frutos y frutas de todo el
6 Una visita al Monasterio de Yuste Una visita al Monasterio de Yuste 7
país que vais a recorrer; renombrada por sus cuyos recuerdos habéis de encontrar íntima
barros cocidos, que os indemnizan del bochor mente ligados con los del Monasterio de Vus
no cerámico que pasasteis en Alcorcón, y veci té; y, cumplida esta obligación, pasaréis por la
na del memorable campo de batalla en que es Calzada de Oropesa, último pueblo de la pro
pañoles e ingleses dimos tan buena cuenta de vincia de Toledo; entraréis poco después en Ex
José Napoleón, de Sebastiani, de Víctor y de tremadura, y, en fin, a eso de las doce del día
otros generales del Imperio, con más de 50 .0 00 os hallaréis en Navalmoral de la Mata...
soldados vencedores de Europa...—En otro En aquella importante villa, perteneciente ya
caso viérais allí, además de las murallas, y la a la provincia de Cáceres, cabeza de partido ju
catedral, y los conventos, y los palacios, los dicial y distante de Madrid 172 kilómetros, es
celebérrimos jardines y alamedas que forman donde os esperan el caballo y el guía. Dejaréis,
un paseo público a la orilla del noble Tajo... por tanto, seguir a la Diligencia su rumbo al
—Pero ¡nada! vosotros váis a Yuste exclusiva Sudoeste, y vosotros tomaréis el sendero que
mente, y no podéis deteneros en parte al preferían siempre los Condes de Oropesa para
guna... dirigirse a Yuste desde su mencionada villa se
Montaréis, pues, de nuevo en la Diligencia, ñorial, ora cuando el famoso Garci-Alvarez iba,
y, dejando a la izquierda el gran río y viendo a principios del siglo xv, a proteger la funda
siempre a la derecha la cadena del Guadarra ción del Monasterio, ora cuando un descendien
ma (que, con el nombre de Sierra de Gredos y te suyo acudía, ciento cincuenta años después,
otros, se extiende hasta Portugal), continuaréis a visitar a Carlos V o a asistir a sus exequias. —
vuestro camino y cruzaréis por delante de la Es decir, que os encaminaréis al lugarcillo de
imponente villa de Oropesa, de aspecto feu Talayuela (12 kilómetros); pasaréis por la bar
dal, coronada por su viejo castillo y presidida ca del mismo nombre el caudaloso Tiétar, tan
por el magnífico palacio de los antiguos Con desprovisto de puentes; entraréis en la célebre
des de Oropesa, hoy Duques de Frías...— Como Vera de Plasencia, y, por Robledillo de la
sabéis a dónde vais, no dejaréis seguramente Vera, iréis a hacer noche a Jarandilla.
de saludar agradecidos aquella villa, ni de pen De este modo, habiendo andado unas diez y
sar con reverencia en los mencionados Condes, siete horas en coche y cosa de seis leguas a ca
I
8 Una visita ai Monasterio de Yuste na visita ai onasterio de Yuste 9
bailo, os hallaréis, a las veinticuatro horas de Cinco kilómetros más abajo de Talayuela, o
haber salido de Madrid, a legua y media de sea de su barca, hay una hermosa finca, deno
Yuste, en una villa importante (Jarandilla es minada el Baldío , situada en majestuosa, pero
cabeza de otro partido judicial), perteneciente muy alegre soledad.
también a los Estados de Oropesa o Frías, El Baldío forma una especie de anfiteatro
cuyo palacio o casa solariega albergó algunos sobre el Tiétar, que es su límite al Norte. En
meses al nieto de los Reyes Católicos mientras medio de este anfiteatro se eleva el caserío, te
acababan de disponerle sus habitaciones en el niendo al Sur un soberbio pinar y a los lados
convento. extensos bosques de robles o de encinas. Por
Nosotros os dejamos ahora allí — donde cree las ventanas de todas sus habitaciones, que
mos no os falte la necesaria industria para bus dan al septentrión, se descubre: primero, una
car la posada, cenar, acostaros y trasladaros a la faja de vega, de un kilómetro de ancho, que
mañana siguiente, muy tempranito, al lugar de va a morir en el río; luego el mismo río, orlado
Quecos, distante de Yuste un cuarto de legua, de pomposas arboledas, y, a su otra margen, un
y donde vive el administrador del Sr. Marqués segundo anfiteatro, que es ¡a Vera de Plasencia,
de Miravel, actual dueño del Monasterio (admi y que termina en las perpetuas nieves de las
nistrador que es muy amable y que os acompa Sierras de Jaranda y de Gredos.
ñará en vuestra visita, u os proporcionará los Las ventanas del Baldío dan, pues, frente al
medios de que lo veáis todo a vuestro sabor; Monasterio de Yuste, escondido en una leve
nosotros os dejamos en Jarandilla, repetimos, ondulación de la falda meridional de la Sierra
y, retrocediendo a las orillas del Tiétar, vamos de Jaranda, pero cuya situación y cercanías se
a exponeros cómo y por donde llevamos a cabo, divisan perfectamente.— Es decir, que el Baldío
por nuestra parte, hace poco tiempo, y arran y Yuste tienen un mismo horizonte y están in
cando de otro lugar, esta misma excursión al cluidos en la misma cuenca general del terreno,
célebre retiro del que fué dueño del mundo. por cuyo fondo corre mansamente el Tiétar, na
vegable en aquella región, y tan grandioso y
opulento como el propio Tajo, a quien poco
después rinde vasallaje.
Una visita al Monasterio de Yuste Una visita al Monasterio de Yuste 11
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Tres leguas escasas (dos a vuelo de pájaro) La primavera estaba en todo su esplendor.—
dista Yuste del Baldío, y nosotros, que residía Primero caminamos por magníficas dehesas, so
mos accidentalmente en este ultimo paraje, lle bre una llanísima alfombra de verdura y bajo
vábamos muchos días de contemplar a todas un dosel de magníficos robles, encinas, fresnos,
horas aquel otro solitario lugar, encerrado en sauces y almeces, a través de cuyos severos
tre una gran sierra y un gran río, sin más co troncos penetraba horizontalmente el alegre sol
municación con el mundo que unas poco fre de la mañana. Después salimos a un monte cu
cuentadas veredas, y donde había pasado los bierto de jarales floridos, cuyas blancas flores
últimos dos años de su vida aquel que llenó el eran tantas, que parecía que el monte estaba
universo con su nombre y sus hazañas, y cu nevado. Luego pasamos el hondo río Jaranda,
yos dominios no dejaba nunca de alumbrar el por el tosco, sabio y gracioso Puente de la Cal
va, y principiamos la ascensión a Jaraíz, risue
sol.
Un porfiado temporal había ido retrasando la ña y populosa villa, por cuyos arrabales desfi
visita que desde que llegamos al Baldío nos pro lamos a eso de las ocho.
pusimos hacer a Yuste, hasta que al fin serenó Estábamos a una legua de Yuste. Esta legua
se el tiempo, y el día 3 de Mayo (del presente recorre un país abrupto, selvático, atroz; pero
año de 1873) montamos a caballo; pasamos el pintoresco a sumo grado. Hay sobre todo un
Tiétar por otra barca, propiedad de nuestro paraje, llamado la Garganta de Pelochate, que
amable y querido huesped, penetramos en la es digno de los honores del pincel y de la foto
Vera de Piasencia, y nos dirigimos al insigne grafía. A llí se despeña rapidísimo un espumo
Monasterio por el camino de Jaraíz. so río por planos inclinados de formidables ro
Ninguna estación más a propósito para apre cas, sobre las cuales se eleva a extraordinaria
ciar y admirar todos los encantos de la famosí altura cierto viejo y gastado puente de tablas,
sima Vera, país de la fertilidad y de la incomu atravesando el cual no puede uno menos de en
nicación; especie de Alpujarra chica, en que el comendar el alma a Dios. Las orillas de esta
río hace las veces del mar, y Sierra de Jaranda semicatarata son de una rudeza y amenidad
y Sierra de Gredos suplen por la colosal Sierra imponderables, así como es muy celebrada, y
Nevada. ciertamente fresquísima y muy delgada y gus
12 Una visita al Monasterio de Yuste Una visita al Monasterio de Yuste 13
tosa, el agua de la gran fuente que de una peña de Quacos, según nuestras noticias, se enorgu
brota al otro lado de aquel abismo. llecen y ufanan de que sus mayores amargasen
Pasada la Garganta de Pelochate, podíamos los últimos días del César, por lo que siguen
escoger dos senderos para llegar a Yuste: el tradicionalmente la costumbre de escarnecer
uno va por Quacos, lugarcillo de 500 vecinos, el entusiasmo y devoción histórica que inspiran
que, como hemos apuntado, dista un cuarto de las ruinas de Yustef...
legua del Monasterio; el otro... no existe ver Alguien extrañará que Carlos V no declarase
daderamente, sino que lo abre cada viajero por la guerra a los habitantes de Quacos, pidiendo
donde mejor se le antoja, caminando a campo su hijo Felipe II veinte arcabuceros que les
travieso... ajustasen las cuentas... Pero ¡ah! el vencedor
Nosotros escogimos este último, a pesar de de Europa no había ido al convento en busca
todos sus inconvenientes.—Una aversión inven de guerra, sino de paz, y, por otra parte, si hu
cible, una profunda repugnancia, una antipatía biese castigado a aquellos insolentes, el des
que rayaba más en fastidio que en odio, nos acato y desamor de éstos se habrían hecho pú
hacía evitar el paso por Quacos. blicos y dado margen a mil comentarios en
Y era que recordábamos haber leído que los toda Europa.— Los pequeños lo calculan muy
habitantes de este lugar se complacieron en bien todo cuando se atreven a insultar la mis
desobedecer, humillar y contradecir a Carlos V ma grandeza a cuyos pies solían arrastrarse mi
durante su permanencia en Yuste, llegando al serablemente...— El Emperador se hizo, pues,
extremo de apoderarse de sus amadas, vacas el desentendido, y devoró en silencio, como
suizas, porque casualmente se habían metido a una penitencia, aquellas mortificaciones de su
pastar en término del pueblo, y de interceptar orgullo.
y repartirse las truchas que iban destinadas a Conque decía q u e nosotros anduvimos a
la mesa del Emperador. Hay quien añade que campo travieso la última media legua que nos
un día apedrearon a D. Juan de Austria (en separaba de Yuste. Pronto nos sirvió de guía
tonces niño), porque lo hallaron cogiendo ce el propio Convento, que vimos aparecer allá a
rezas en un árbol perteneciente al lugarejo... lo lejos, al pie de una árida ladera de Sierra de
Pero ¿qué más? ¡Aún hoy mismo, los hijos Faranda, que los defiende de los vientos del
Una visita al Monasterio de Yuste 15
14 Una visita al Monasterio de Yuste
En el año de 1402, sobre una de las colinas de un jumento, portador de escasos y pobres
que se elevan al norte del actual convento, al enseres, después de una jornada de siete le
zábase una pequeña ermita, llamada del Sal guas que dista la ciudad de Plasencia, llegaban
vador, a la cual iban anualmente, en alegre y al oscurecer al escabroso y elevado sitio que
devota romería, los pueblos comarcanos. Cer ocupaba la Ermita del Salvador, y, en ella ins
ca de aquel modesto santuario había un rico talados, continuaron, como en la de San Cris
manantial, c o n o c id o p o r la Fuente-Santa, tóbal, su vida cenobítica y penitente, a que se
nombre que'debió a la catástrofe ocurrida a ca prestaba más y más aquel solitario sitio.
torce Obispos que, refugiados en la dicha er »Sin embargo, la considerable altura a que
mita cuando la invasión de los árabes, fueron éste se encontraba, en la ladera misma de la
descubiertos por éstos y degollados bárbara sierra, y los augurios de algunas personas del
mente sobre el cristalino manantial, rojo luego inmediato pueblo de Quacos, hicieron pronto
con la sangre de aquellos ilustres mártires (1). temer a los ermitaños que les fuera imposible
»Sin duda alguna, a la celebridad de este habitar la Ermita del Salvador en la estación
acontecimiento y a la veneración en que los de las nieves y las aguas. Pero era tan majes
naturales de la Vera tenían la Ermita del Sal tuosa, por lo deleitable y absoluta la soledad en
vador, debióse que por entonces resolvieran que allí vivían, que de manera alguna quisieron
trasladarse a ella y establecerse allí dos santos abandonarla por completo, y a fin de evitar el
anacoretas que moraban hacía tiempo en la peligro de helarse que podrían correr en las es
ermita de San Cristóbal dePalencia. carpadas rocas donde moraban, bajaron a ins
»E llo es que en una hermosa tarde del mes peccionar las faldas de aquella misma sierra en
de Junio de 1402 {la tradición así lo refiere), busca de un paraje lo más próximo posible al
Pedro Brales o Brañes y Domingo Castella Salvador, donde al abrigo de los elementos pu
nos, con tosco sayal y larga barba, precedidos diesen continuar su vida de penitencia.
» A s í llegaron a un escondido barranco, por
(1) En este punto me atengo casi literalmente a la relación en medio del cual corría el cristalino arroyo
del Sr. Montero, más circunstanciada que la misma Crónica
de Fr. Luis de Santa Map¿a, por apoyarte, no sóle en ésta llamado Yuste, a cuyas orillas crecían algunos
sino en otros documentos y tradiciones. árboles, y donde toda la naturaleza se mostra-
22 Una visita al Monasterio de Yuste Una visita al Monasterio de Yuste 23
ba más benigna que en los alrederores. Pare sos que deseaban también consagrarse a una
cióles aquel punto muy a propósito para esta vida retirada y ascética, entre los cuales desco
blecerse, y, sentándose bajo un árbol a descan llaron pronto Juan (de Robledillo) y Andrés
sar de su largo reconocimiento, proyectaban ya (de Plasencia), cuyos apellidos no dicen las cró
bajar a Quacos al siguiente día a tratar de la nicas, designándolos únicamente con el de los
adquisición de aquel terreno, cuando apareció pueblos en que nacieron, y todos juntos dedi
por allí un hombre, que se les acercó afable cáronse a construir sus celdas en el terreno
mente y trabó conversación con ellos como si donado por Sancho Martín, que es el que hoy
los conociera toda la vida. ocupan la Panadería, la Casa.del Obispo y las
«Pronto supieron por sus explicaciones que Caballerizas. Aquellas celdas fueron al princL
era un vecino de Quacos, llamado Sancho pió sumamente toscas y reducidas, cual conve
Martín, propietario de todo aquel barranco, y nía al objeto de los fundadores, quienes no de
que casualmente había subido aquella tarde a jaron de seguir cuidando también la Ermita
recorrerlo, cosa que no solía hacer. Enteróse del Salvador y de orar en ella diariamente.
por su parte el recién llegado campesino del »Cinco años de reposo, oración y penitencia
deseo de ambos cenobitas, y en aquel mismo pasaron allí aquellos solitarios; pero a fines
punto y hora hízoles donación del pedazo de de 1406 los oficiales de diezmos principiaron
terreno que necesitaban, asaz inculto por cier a fijar su atención en los Hermanos de la p o
to; donación que se confirmó en 24 de Agosto bre vida, nombre que habían adoptado los ana
de aquel mismo año de 1402, ante el escriba coretas establecios a la orilla del arroyo Yuste.
no Martín Fernández de Plasencia.—Por eso el Negábanse éstos a pagar la contribución que
modesto labrador Sancho Martín ocupa el pri se les exigía, fundándose en la escasez de los
mer lugar en la Crónica de Fr. Luis de Santa productos de su huerta y artefactos, y, apre
María, entre los protectores del Monasterio de miados por los oficiales, acudieron a D. Vicen
Yuste; lista en que más adelante figuran po te Arias, Obispo de Plasencia, para que los exi
tentados y monarcas. miese del diezmo. El Prelado denegó la solici
»Poco tiempo después se unieron a los dos tud, y ordenó que pagasen incontinenti todo lo
citados cenobitas otros varios hombres piado que se les exigía.
24 Una visita al Monasterio de Yuste Una visita al Monasterio de Yuste 25
«Atribulados cuanto sorprendidos los Her los bienes de los ermitaños, despidiéndolos
manos de la pobre vida con tan acre e inespe además de sus celdas.— A sí lo verificó el fraile,
rada resolución, acordaron elevar al Papa Be y los Hermanos de la pobre vida bajaron a
nedicto XIII una súplica pidiéndole autoriza Quacos, en donde la caridad pública Ies dio al
ción para eregir una capilla a San Pablo, bergue y limosna.
primer ermitaño; y Juan de Robledillo y A n »N o se desalentaron los cenobitas, ni eran
drés de Plasencia encargáronse de llevar a hombres fáciles de vencer los dos recién llega
Roma la solicitud. Llegaron al fin éstos a la dos de Roma.—Muy por el contrario: estos in
Ciudad Eterna, después de una larga y penosa fatigables varones, sin descansar de su larga y
marcha a pie y mendigando, y arrojáronse a penosa peregrinación, encamináronse a Torde-
los pies de Su Santidad, quien, no sólo les con sillas, residencia entonces del infante D . Fer
cedió cuanto pedían, sino que por una Bula les nando, hermano del rey de Castilla D. Enri
otorgó campanillas, campanas, cementerio y que III el Doliente, y le expusieron sus agra
licencia para que celebrasen Misa en aquella vios, pidiéndole protección contra el Obispo de
soledad todos los ermitaños que fuesen sacer Plasencia. Favorable acogida alcanzaron los
dotes.— Esta concesión tuvo efecto en 1407. dos comisionados en el ánimo de aquel ilustre
«Extraordinario fué el júbilo que experimen Príncipe, quien comenzó, a fuer de prudente y
taron y con que fueron recibidos en Yuste los morigerado, por entregarles una carta para el
dos animosos comisionados, los cuales, dos mismo prelado Arias, en que le suplicaba de
días después de su llegada, se presentaron con volviese los bienes a los Hermanos de la pobre
la Bula ante el Obispo de Plasencia, a fin de vida y les permitiera hacer uso de la concesión
que ordenase su ejecución. Pero el Prelado, del Sumo Pontífice. Pero el que había desobe
creyéndose herido en su dignidad, cuando sólo decido al sucesor de San Pedro, no reparó tam
podía estarlo en su amor propio, por aquel poco en desatender la respetuosa carta del
triunfo de los humildes cenobitas, negó teme hermano del Rey, y los dos religiosos tornaron
rariamente su obediencia al mandato pontificio, presto al lado del Infante con la noticia de que
y ordenó a cierto religioso llamado fray Her el Obispo no había hecho caso alguno de su
nando que pasase a Yuste y se incautase de respetuosa cuanto respetable recomendación.
Una visita al Monasterio de Yuste Una visita al Monasterio de Yuste 27
26
gracias al Señor por la victoria que les había solitarios. Desde luego pusierónse bajo la vo
concedido. cación de San Jerónimo y protección de fray
»E n la mañana del siguiente día, 25 de Ju Velasco, prior de los Jerónimos de Guisando,
nio, cuando apenas alboreaba, el señor de Oro- hasta que en 1414 los vemos acudir a Guada
pesa y un su amigo de Trujillo, que veraneaba lupe, asiento del Capítulo general de la Orden,
con él en Jarandilla, y cuyo nombre omiten las solicitando ingresar en ella y ser reconocidos
crónicas, caballeros en briosos corceles y se como verdadera comunidad. Algunas objecio
guidos de brillante comitiva, pasaron por Qua- nes les opusieron los padres graves de Guada
cos con dirección a Yuste. El concejo y veci lupe, alegando que los Hermanos de la pobre
nos de aquel lugar, y, por supuesto, todos los vida carecían de las fincas o elementos necesa
despojados anacoretas, siguieron a pie al es rios para sostener con decoro la elevada Orden
clarecido magnate, entre grandes aclamacio Jerónima; pero Juan de Robledillo y Andrés de
nes, y de este modo llegaron al Monasterio, Plasencia acudieron a su protector Garci-Alva-
donde permanecía Fr. Hernando como admi rez, que por entonces residía en Oropesa, el
nistrador o encargado del Obispo de Plasencia. cual montó en seguida a caballo y se presentó
«A qu el religioso intentó al principio eludir el ante el Capítulo de Guadalupe, haciendo suya
cumplimiento de las órdenes que llevaba Garci- la solicitud de los anacoretas de Yuste. Repro
Alvarez; pero éste mostró tal energía y asustó dujeron los Jerónimos las razones de su ante
de tal manera al fraile intruso (así le llama el rior negativa, y oídas por el señor de Oropesa,
libro del convento), que Fr. Hernando acabó exclamó sin vacilar: «Pues bien: boy p e r mí,
por hacer entrega de todos los bienes de 7uste a »mañana p o r mis descendientes, me obligo a
los Hermanos de la pobre vida, a quienes do » cubrir todas las necesidades del Monasterio
naron por su parte gruesas sumas el de Oropesa »d e Yuste».
y el caballero trujillano, ofreciéndoles al despe »A n te esta arrogante y caballeresca dona
dirse constante protección para cuanto se les ción, tan propia del sujeto que la hacía, el Ca
ocurriese en lo sucesivo. pítulo declaró Jerónimos a los Hermanos de la
»Pero de aquí en adelante todo fué ya favo pobre vida, quedando así fundado definitiva
rable a la santa empresa de aquellos animosos mente el convento que había de ser orgullo de
30 Una visita al Monasterio de Yuste Una visita al Monasterio de Yuste 31
la Orden.— Su primer prior fué Fr. Francisco Monasterio (todo de piedra y en el soberbio or
de Madrid, ignorándose las razones por qué no den arquitectónico del Renacimiento), dejando
recayó este cargo ni en Robledillo ni en Plasen para Noviciado el adyacente primitivo edificio.
cia. —Finó con ello el año de 1414». La nueva obra, que había de vivir menos que
la antigua, fué terminada en 1554.
* * * Cuando Carlos V concibió la primera idea de
retirarse del mundo, fijó desde luego su aten
Tal es la historia de la fundación de Yuste.— ción, como en lugar muy a propósito para aca
La de su rápido crecimiento, esplendorosa mag bar tranquilamente su vida, en el Monasterio
nificencia y lamentable ruina nos detendrá tam de Yuste, cuya fama llenabaya el orbe cristiano,
bién muy poco, pues ni ofrece tanto interés no sólo por la grandiosidad de su fábrica y por
dramático como la porfiada lucha que acabamos la riqueza de la Comunidad, sino también por
de reseñar, ni creemos oportuno diferir dema lo ameno, sosegado y saludable de aquel soli
siado la narración de nuestra visita a los vene tario sitio. Así es que algunos años antes de
rables restos de aquella santa casa. su abdicación, hallándose el César en los Paí
Diremos, pues, sucintamente, que D. Juan II, ses Bajos, encargó a su hijo D. Felipe que,
D. Enrique IV y los Reyes Católicos heredaron antes de partir a casarse con la Reina de Ingla
del piadoso hermano de D. Enrique III el deci terra, fuese al célebre convento y plantease en
dido empeño de proteger el Monasterio de él las habitaciones que debían construirse para
Yuste; y que, del propio modo, los Condes de recibirlo y albergarlo en su día.
Oropesa siguieron en estos reinados la tradi El que pronto había de llamarse Felipe II
ción de Garci-Alvarez de Toledo y consagraron cumplió la orden paterna, y muy luego empe
al propio fin gran parte de sus rentas. zaron las obras del apellidado Palacio del Em
A l principio se edificó, además de la magní perador, palacio modestísimo, reducido a cua
fica iglesia que ya describiremos, un extenso y tro grandes celdas, cuyo destino fué al princi
cómodo convento, a la verdad nada suntuoso; pio un secreto para los mismos religiosos que
pero, a mediados del siglo xvi, los mismos Con allí vivían, excepción hecha del Prior y de al
des de Oropesa costearon casi solos otro grau gún otro.
Una visita al Monasterio de Yuste Una visita al Monasterio de Yuste 33
32
Más adelante veremos cómo Felipe II volvió mia, que habían ido a despedirle, y de una bri
algún tiempo después a Yuste. Ahora nos toca llante comitiva de flamencos y españoles.— A l
decir, con la misma fórmula que emplea el pasar por Gante no pudo menos de enterne
mencionado cronista de la casa, que Carlos V cerse, contemplando la casa en que nació, los
se estableció definitivamente en ella e l día de lugares y objetos que le recordaban los bellos
San Blas de 1557, y murió e l día de San Ma días de la infancia, y que visitaba por última
teo de 1558, de modo que permaneció allí, ha vez para no volver a verlos jamás.
ciendo hasta cierto punto vida de anacoreta, un «Despidióse tiernamente de sus hijos, abrazó
año, siete meses y diez y ocho días. a Felipe, le dió algunos consejos para su go
Pero no adelantemos los sucesos, pues su bierno y conducta, y se hizo a la vela (17 de
viaje desde Flandes al Monasterio ofreció algu Septiembre), trayendo consigo a sus dos her
nas particularidades dignas de mención, que manas D:a Leonor y D.° María, reinas viudas
ambas, que después de tantos años volvían a
merecen párrafo aparte.
su patria y suelo natal. El 28 de Septiembre
* * * arribó la flota al puerto de Laredo.— « Yo te sa-
»Iudo, madre común de los hombres, exclamó
«Renunciadas así una tras otra las coronas «Carlos al tomar tierra. Desnudo salí del vien-
— dice la Historia (1 )— determinó ya Carlos su y>tre de m i madre: desnudó volveré o entrar en
viaje a España... La flota en que había de y>tu seno». —A pesar de esta abnegación, toda
venir, que se componía de sesenta naves gui- vía se incomodó mucho por no haber hallado
puzcoanas, vizcaínas, asturianas y flamencas, allí el recibimiento que esperaba, y no haber
se reunió en Zuitburgo, en Zelanda, donde se llegado aún la remesa de 4.00 0 ducados que
dirigió Carlos (28 de A gosto), acompañado del preventivamente había pedido a la Goberna
rey D. Felipe, su hijo, de sus hermanas las dora de Castilla, su hija, la princesa D.“ Juana,
reinas viudas de Francia y Hungría, de su hija ni el Condestable, los capellanes y médicos
María y su yerno Maximiliano, Rey de Bohe- que necesitaba, pues los más de los capellanes
y criados venían enfermos y algunos habían
(1) Lafuente.
muerto en la navegación. El mismo Luis 4ui-
3
34 Una visita al Monasteiio de Yuste Una visita al Monasterio de Yuste 35
De la vida que el César hizo en Yuste, algo A sí llegó, sin novedad alguna digna de men
nos dirá, aunque tan ruinoso, el propio Mo cionarse, el año de 1809. — Era el 12 de Agos
nasterio, cuando penetremos en él....; y para to, quince días después de la victoria obtenida
que esto no se retarde ya mucho, terminaremos por españoles e ingleses sobre los ejércitos de
rápidamente el extracto que vamos haciendo Napoleón delante de Talavera de la Reina. Una
columna francesa, parece que fugitiva o cor
de los anales del edificio.
En 1570, doce años después de la muerte tada, estuvo merodeando en la V era, espe
del Emperador, fué a visitar su sepultura el rey rando a saber cómo podría reunirse al grueso
D. Felipe II, al paso que se dirigía a Córdoba del ejército derrotado. Los frailes de Yuste hu
con motivo de la rebelión de los moriscos de yeron a su aproximación, y los soldados fran
Granada. Dos días permaneció el severo M o ceses profanaron la iglesia, robaron cuanto hu
narca en la que había sido última mansión de bieron a mano, penetraron en el convento, sa
su augusto padre; pero, «.por respeto (dice ej quearon su rica despensa y vaciaron su bien
fraile cronista), no durmió en e l dormitorio de provista bodega, de cuyas resultas estaban to
éste, sino en un retrete del mesmo aposento, dos ebrios cuando les llegó la orden de evacuar
que apenas cabe una cama pequeña ». nmediatamente aquella comarca y salir a jun
7a veremos nosotros todas estas habitacio tarse a las tropas del mariscal Víctor. Marcha
ron, pues, como Dios les dió a entender; pero
nes, que existen todavía.
Cuatro años más tarde, terminado ya el Pan no pudieron hacerlo diez o doce, cuya embria
teón de El Escorial, fué trasladado a su gran guez era absoluta, por lo que se quedaron en el
cripta el cadáver de Carlos V , con harto senti Monasterio durmiendo la borrachera. Sabe
miento de los PP. Jerónimos de Yuste. Sin em dores de esta circunstancia los colonos y cria
bargo, los Reyes que sucedieron a Felipe II, lo dos de la casa, que tan maltratados habían sido
mismo los de su dinastía que los de la de Bor- aquellos días por la soldadesca invasora, toma
bón, continuaron dispensando al Monasterio ron una horrible venganza en aquellos diez o
grandes mercedes y muy decidida protección, doce hombres dormidos, a los cuales dieron
con lo que siguió siendo uno de los más ricos y muerte a mansalva. Dos días después fueron
echados de menos por sus camaradas, quienes,
florecientes de la Orden'jerónima.
/
40 Una visita al Monasterio de Yuste Una visita al Monasterio de Yuste
se regía el Emperador cuando salía a caballo Agradabilísima emoción nos produjo el no
elévase un añoso y corpulento nogal, tenido en ble cuanto gracioso aspecto del primer cuadro
gran veneración histórica, y del que no hay que apareció a nuestros ojos. — Gigantescos
viajero que no se lleve algunas hojas como re naranjos seculares, cuajados de rojas naranjas,
cuerdo de su peregrinación a Yuste. sombreaban la especie de atrio o compás en
Es que aquel nogal data de un tiempo muy * que habíamos entrado. Sus ramas subían has
anterior a la fundación del convento; es que a ta los arcos de un elegante mirador que tenía
su sombra fué donde, según la tradición, se mos enfrente y que sirve de fachada al único
sentaron los anacoretas Bralles y Castellanos piso alto de un modesto aunque decoroso edi
la tarde que eligieron aquel sitio, entonces de ficio. A aquel mirador o salón abierto, cuyo in
sierto, como el más a propósito para estable terior descúbrese completamente por los am
cerse, y es que el mismo César, en tiempo de plios arcos que constituyen dos de sus lados,
verano, solía pasar largas horas bajo su espesí se sube, no por escaleras, sino por una suave
simo ramaje, viendo correr el agua del arroyo rampa, construida sobre otros arcos de progre
que fluye a su pie y respirando el fresco am siva elevación. Debajo del salón-mirador ven-
biente de un lugar tan umbroso, ameno y de se también al descubierto los pilares, arcos y bó
leitable. vedas que lo sustentan, de modo que la tal mo
Después de rendir el debido acatamiento a rada aparecía a nuestros ojos en una forma aé
aquel árbol, cuya edad no bajará de seis siglos, rea, calada, abierta, luminosa, sin otra defensa
llamamos a la mencionada puerta del Monas contra el sol y el viento que el verdor de los
terio, o sea a la puerta rústica del que fué Pa próximos árboles o de las enredaderas y rosa
lacio del Emperador. Un campesino acudió a les que trepaban pe/ pilastras, balaustres y co
abrirnos, y como ya se hubiese recibido allí re lumnas.
cado del Administrador (que reside en Quacos) Aquel risueño edificio era el Palacio del Em
avisando nuestra visita y anunciando que él lle perador, al cual servía de vestíbulo el descu
garía inmediatamente a hacernos los honores bierto y alegre aposento que estábamos miran
de aquella mansión de los recuerdos, dejóse- do, aposento restaurado recientemente por el
nos pasar adelante. señor Marqués de Miravel, mediante costosísi-
Una visita ai Monasterio de Yuste 45
44 Una visita ai Monasterio de Yuste
contigua iglesia, de perfecto estilo gótico, cu por consiguiente, a macetas, era la autora del
yas gentiles ojivas, esbeltos juncos y erguidas milagro de que continuasen consagrados a Flo
agujas, todo ello de una resistente piedra dora ra los dos arriates que cuidó en otro tiempo Car
da por los siglos, infunden en el ánimo, en me los de Austria.
dio de aquellas abandonadas ruinas, arrogantes Llevo descritos dos lados del salón-mirador,
ideas de inmortalidad. bien que aún me falte decir que, entre el arco
Los otros dos arcos miran al Mediodía, y que comunica con a rampa y el otro contiguo,
desde ellos se goza de la apacible contempla hay un poyo de piedra, de dos cuerpos, mucho
ción de la Huerta y del bosque de olmos y de más ancho el de abajo que el de arriba, que se
todos los suaves encantos de aquel breve y pa construyó allí para que Carlos V montase a ca
cífico horizonte. De dicha Huerta trepan, como ballo más cómodamente...
hemos apuntado, hasta penetrar por los arcos Por cierto que, según refiere Fr. Prudencio
dentro de aquel salón, rosales parietarios y es Sandoval en su Historia del Emperador, las
caladoras enredaderas con sus elegantes cam cabalgaduras que éste usaba en Yuste no tenían
panillas, que todavía no se habían cerrado nada de cesáreas ni de marciales, pues consis
aquella mañana: además, los dos grandes bal tían en una jaquilla bien pequeña y una muía
cones determinados por ambos arcos tienen el vieja.— jTan acabado de fuerzas estaba aquel
antepecho en la parte o cara interna del recio que tantas veces había recorrido la Europa a
muro, dejando destinado todo el ancho de éste caballo!
a dos extensos arriates o pensiles que cultivaba Pero ya que de esto hemos venido a hablar,
Carlos V , y que hoy se cultivan también cui oigamos describir al mismo historiador la ma
dadosamente. Geranios, rosales de pitiminí y nera cómo montó a caballo por última vez el
clavellinas, todo florido, pues ya he dicho que protagonista del siglo de los héroes, el vence
estábamos en Mayo, vimos nosotros en aque dor de mil combates, el hombre de hierro.
llos dos jardinillos tan graciosamente imagina «... Puesto en la jaquilla, apenas dió tres o
dos y dispuestos.— Cuando al poco rato llega cuatro pasos cuando comenzó a dar voces que
ron el Administrador y su señora, supimos que le bajasen, que se desvanecía, y como iba ro
ésta, madrileña de pura raza, aficionadísima, deado de sus criados, le quitaron luego, y
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48 Una visita al Monasterio de Yuste Una visita al Monasterio de Yuste 49
desde entonces nunca más se puso en cabalga nosotros la probamos también, aunque llevába
dura alguna.» mos a bordo un vino de primer orden.
Considerad ahora cuántas reflexiones no Porque debemos advertir que, mientras lle
acudirán a la mente al contemplar aquel poyo gaba o no llegaba el Sr. Administrador, nos
de piedra, terrible monumento que acredita permitimos desplegar las provisiones que ha
toda la flaqueza y rápida caducidad de esta bíamos sacado del Baldío y almorzar como
nuestra máquina humana, tan temeraria, im unos... jerónimos, haciendo mesa del poyo de
petuosa y presumida en las breves horas de piedra en que se encaramaba el Emperador
la juventud, si por acaso le presta sus alas para montar en la jaquilla o en la muía...—
la fortuna...— Mas sigamos nuestra descrip Pero, volviendo a la fuente, diré que del libro
ción. de Fr. Luis de Santa María (que después leí
La pared que da al Norte, sólo es notable mos) consta que «se la regaló a Carlos V e l
por lindar con el muro de la iglesia y porque ilustre Ayuntamiento de la ciudad de Pla
en aquel lado del salón-mirador hay una pe sencia».
queña y preciosa fuente, labrada en la forma y Vamos a la cuarta pared.— En ella está la
estilo de las que adornan los paseos públicos o puerta de entrada al Palacio, y a su lado existe
los jardines de los palacios. hoy un banco muy viejo de madera (en e
Esta fuente tendrá unas dos varas y media mismo lugar que había antes un asiento de
de altura, y se compone de un pilar redondo,
piedra), sobre el cual se lee la siguiente ins
del centro del cual sale un recio fuste o árbol, cripción, pintada en la pared en caracteres del
que luego se convierte en gracioso grupo de siglo xvi muchas veces retocados:
niños, muy bien esculpido; todo ello de una
sola pieza y de piedra bastante parecida al
«S u Mag.a e l Emper.or D. Carlos
mármol, aunque de la especie granítica. El
Quinto nro. Señor en este lugar
grupo de niños sostiene una taza redonda, de
estaua asentado quando le di ó
la cual fluye por cuatro caños un agua crista
el mal a los treynta y uno
lina, sumamente celebrada por sus virtudes
de Agosto a las quatro de Ja
higiénicas.— El Emperador no bebía otra, y
tarde.—Fallesció a los veinte
50 Una visita al Monasteiio de Yuste Una visita ai Monasterio de Yuste 51
vento, residiendo en Quacos los empleados Pero no seguiré adelante sin hacer una ad
que no t e n í a n que a s i st i r continuamente vertencia de gran importancia...
a S. M. Si yo me hubiese propuesto referir la Vida
En la actualidad no hay ni un solo mueble de Car/os V en Yuste (escrita ya con suma mi
en dichas celdas; y como por otra parte, care nuciosidad y conciencia en un notable capí
cieron siempre de toda ornamentación arqui tulo y en un apéndice muy curioso de la His
tectónica sus lisas paredes, blanqueadas con toria de España por D. Modesto Lafuente), po
cal a la antigua española, la revista que nos dría enumerar aquí, sin más trabajo que copiar
otros les pasamos había sido muy corta, si algunos documentos del Archivo de Simancas,
recuerdos históricos y consideraciones de una insertos en la obra de aquel historiador, los
mansa y cristiana filosofía no nos hubieran de muebles, los cuadros, las alhajas y hasta las
tenido largo tiempo en cada estancia. ropas que tenía el Emperador en su retiro, así
Nuestra visita principió por el Recibo , donde como sus hábitos, entretenimientos y conver
sólo había que ver una gran chimenea, digna saciones; pero, no siendo ni pudiendo ser, tal
de competir con las llamadas de campana: tan mi propósito, sino meramente fotografiar, por
enormes eran su tragante y sü fogón. Entre decirlo así, el estado actual del Monasterio,
la puerta de entrada, la de comunicación con me limitaré a remitiros a la obra mencionada
el Dorm itorio, la reja que da paso a la luz del y aconsejaros que no deis crédito a lo que otros
solón-mirador y otra puertecilla de que ha historiadores cuentan acerca de los actos del
blaré luego, no quedaba más que un puesto Emperador en Yuste.
resguardado del aire, o sea un único rincón Desconfiad, sobre todo, de las noticias de
que ocupar cerca de la chimenea. N o podía Fr. Prudencio Sandobal y de Mr. Robertson,
mos, pues, equivocarnos respecto de cuál sería quienes, en esta parte íntima de sus célebres
el sitio que ocuparía el Emperador en aquella historias, fueron sin duda mal informados, o
sala, durante la estación del invierno, cuando fantasearon a medida de su deseo. A sí lo de
iban a visitarlo San Francisco de Borja, el muestra el Sr. Lafuente con irrebatibles razo
Conde de Oropesa, el Arzobispo de Toledo y nes y documentos originales de primera fuer
otros antiguos amigos suyos. za.— Es falso, por ejemplo, que Carlos hiciese
• m
54 Una visita aI Monasterio de Yuste Una visita al Monasterio de Yuste 55
sus exequias en vida; falso que estuviese su de Carlos de Gante.—Pero la historia ignora
jeto a la misma regla que los frailes de la casa; siempre las mejores cosas.
falso que se flagelase hasta teñir de sangre las Del Recibo volvimos a salir al pasillo o ga
disciplinas; falso que no atendiese a las cosas lería, dejando para lo último la visita al Dormi
políticas de España y del resto de Europa, y torio, y pasamos al Comedor del más comilón
falso que se dedicase a la construcción de ju de los emperadores habidos y por haber..., ex
guetes automáticos y otras puerilidades con su cepto Heliogábalo.
relojero de cámara y famoso mecánico Juanelo Carlos V era más flamenco que español, so
Túrriano.—Leed a Lafuente, repetimos, y allí bre todo en la mesa. Maravilla leer (pues todo
veréis, auténticamente probado, Jque Carlos V consta) el ingenio, verdaderamente propio de
en Yuste, fué el hombre de siempre, con sus un gran jefe de Estado mayor militar, con que
cualidades y sus defectos y con la sabida ori resolvía la gran cuestión de vituallas, propor
ginalidad de su condición, festiva y grave a ún cionándose en aquella soledad de Yuste los
tiempo mismo, dominante, vehemente, volun más raros y exóticos manjares. Sus cartas y las
tariosa, y a la par llana y sencilla, como la de de sus servidores están llenas de instrucciones,
Julio César. quejas y demandas, en virtud de las cuales
Sigamos nuestra exploración. nunca faltaban en la despensa y cueva de
La ya mencionada puertecilla de la sala de aquel modesto palacio los pescados de todos
Recibo conduce a%un diminuto e irregular los mares, las aves más renombradas de Eu
aposento, que es aquel retrete o gabinetillo de ropa, las carnes, frutos y conservas de todo el
que ya he hablado también, en que apenas universa. Con decir que comía ostras frescas
cabe una cama, y donde durmió Felipe II la en el centro de España, cuando en España no
úitima vez que estuvo en Yuste, en señal de había ni siquiera caminos carreteros, bastará
respeto... o miedo a las habitaciones que ha para comprender las artes de que se valdría a
bían sido de su difunto padre.— ¡Curioso fuera fin de hacer llegar en buen estado a la sierra
saber lo que pensó allí al hombre del Escorial de Jaranda sus alimentos favoritos.
durante las dos noches que pasó, como quien Pero nos metemos sin querer en honduras
dice emparedado cerca de la cámara mortuoria pasadas, olvidando que aquí no se trata sino
• .
56 Una visita ai Monasterio de Yuste Una visita al Monasterio de Yuste 57
de lo presente. Pues bien: en el Comedor sólo N o cabe ni puede caber duda respecto del
hay de notable otra chimenea como la suso sitio que ocupaba el lecho de S. M. y en que
dicha; un gran balcón-cierre, o tribuna volada, lanzó el último suspiro, puesto que lo indica
que da a la huerta y mira al Mediodía, donde matemáticamente la puerta de comunicación
el viejo Emperador tomaba en invierno los últi con la iglesia, que se rasgó frente por frente a
mos rayos del sol de sus victorias..., y una la cama del César, a fin de que, acostado y
puerta de comunicación con la Cocina. todo, pudiese ver el altar mayor y oir Misa
La Cocina es digna del imperial glotón, pro cuando sus achaques le impedían dejar el le
pia de un convento de Jerónimos y adecuada cho. Trazóse, pues, dicha puerta, oblicuamen
a los grandes fríos que reinan en aquel país te, sobre el recio muro del templo, en el ángu
durante el rigor del invierno. En torno del lo opuesto a aquel en que dormía y había de
monumental fogón, que ocupa casi la mitad morir Carlos V , y allí sigue, y desde ella se de
de aquel vasto aposento, bien pudieron calen termina fijamente tan histórico paraje.
tarse simultáneamente con holgura los sesenta A mayor abundamiento, en aquel rincón del
servidores de S. M. En cuanto a las hornillas, Dorm itorio hay un cuadro que representa a
puede asegurarse que infundirían verdadera ve San Jerónimo viendo llegar a Carlos V a la g lo
neración cuando estaban en ejercicio, así como ria eterna y arrodillarse a los pies de la Santí
hoy su yerta desnudez y triste arrumbamiento sima Trinidad. —Debajo de este cuadro se ve
infunden melancólicas reflexiones. un tarjetón dorado que dice lo siguiente: «Su
Pero estas reflexiones nos llevan como por Alteza Real el Infante Duque de Montpensier
la mano al Dormitorio del Emperador, o sea a regaló al Monasterio de Yuste este cuadro, sa
su cámara mortuoria. cado del original que a la muerte del Empera
Es una pieza del mismo tamaño que las tres dor Carlos V , su glorioso abuelo, se hallaba a
mencionadas, con otra enorme chimenea. Una la cabecera de su cama.»
alta reja le da luz por la parte de Levante, y Decir los pensamientos que acudieron a mi
tiene además tres puertas, de las cuales una mente en aquel sitio, donde expiró (en hora ig
da a la iglesia, otra al Recibo y otra a la ga norada por sus propios hijos durante algunos
lería. días) el que tantas veces desafió la muerte a la
58 Una visita al Monasterio de Yuste , Una visita a! Monasterio de Yuste 59
faz del universo en los campos de batalla, fuera Estando estas bóvedas en ruinas, se constru
traducir pálidamente lo que el lector se imagi yeron p o r José Campal, año de 1860.
nará sin esfuerzo alguno. ♦
Hágole, pues, gracia de mis reflexiones y le Pero dirá el lector: ¿quién es José Campal?
invito a que me siga a la iglesia y a las ruinas ¿Son éstos el nombre y el apellido del esplén
del convento, donde todo hablará aún más alto dido Marqués que costeó la obra, o los de al
y más claro el severo lenguaje de aquellas v e r gún insigne arquitecto, émulo de la gloria de
dades eternas: Verumtamem, universa vani- los Brunelleschi y Miguel Angel?
tas... Verumtamen, in imagine pertransit N i lo uno ni lo otro.
homo. José Campal es un humilde albañil de Jaran
dilla, que se atrevió a cometer tan ardua em
presa, y la llevó a feliz término, cuando maes
IV
tros llevados de Madrid con tal propósito la ha
bían considerado irrealizable.—Admirado en
La iglesia se reduce a una nave gótica, larga tonces el Marqués del arrojo y la inteligencia
y altísima, digna de una catedral de primer or de Campal, mandó poner dicha inscripción en
den. Esta nave se conserva íntegra: según una el coro.
tradición, porque los incendiarios franceses de La nave de la iglesia y sus altares están hoy
1809 procuraron que el fuego no llegase a completamente desnudos de todo cuadro, de
ella; según otra tradición, porque no había en toda imagen, de toda señal de culto. Los úni
todo aquel edificio madera alguna en que pu cos accidentes que interrumpen la escueta mo
diesen prender las llamas. notonía de aquellos blanqueados muros, son las
Sin embargo sus bóvedas ojivales amenaza Armas Imperiales que campean allá arriba, en
ban desplomarse cuando compró el Monasterio el centro del embovedado, y un negro ataúd
el Sr. Marqués de Miravel, quien procedió in depositado a gran altura, en un nicho u horna
mediatamente a repararlas.— Así lo indica la cina de la pared de la derecha.
siguiente modestísima inscripción, que se lee Este ataúd es de madera de castaño, y estu
en el testero posterior del coro: vo forrado de terciopelo negro. Hoy no contie
✓
I
fe m
60 Una visita al Monasterio de Yuste Una visita al Monasterio de Yuste 61
ne nada; pero en un tiempo contuvo otra caja A consecuencia de esta reforma, el altar ma
de plomo, dentro de la cual fué depositado el yor quedó en la extraña disposición que hoy
cadáver del Emperador... se advierte; esto es, sumamente estrecho de
«Púsose el cuerpo del Emperador (dice la presbiterio, y muy alto en proporción del esca
historia) en una caja de plomo, la cual se ence so desarrollo de su escalinata cuyos peldaños
rró en otra de madera de castaño, forrada de son tan pinos, que cuesta fatiga y peligro su
terciopelo negro. Hiciéronsele solemnes exe birlos o bajarlos.
quias por tres días, celebrando el Arzobispo de Fué, pues, depositado el cadáver del César
Toledo, Fr. Bartolomé de Carranza, a quien sir dentro de las dos cajas mencionadas, detrás
vieron de ministros el confesor del Emperador, del retablo de Yuste, hasta que, quince años y
Fr. Juan Regla, y el prior Fr. Martín de Angu medio después, el 4 de Febrero de 1574, veri
lo, y predicando sucesivamente el P. Villalva y ficóse su traslación al Escorial, en la caja de
los priores de Granada y Santa Engracia de Za plomo, revestida de otra nueva que se constru
ragoza. yó al intento, quedando en la bóveda de Yuste,
»Una de las cláusulas del codicilo de Car como recuerdo, la caja de castaño. Pero como
los V era que se le enterrara debajo del altar todos los viajeros que visitaban la tal bóveda
mayor del Monasterio, quedando fuera del ara hubiesen dado en la flor de cortar pedazos del
la mitad del cuerpo, del pecho a la cabeza, en viejísimo ataúd, a fin de guardarlos como reli
el sitio que pisaba el Sacerdote al decir la misa, quias históricas, el Marqués de Miravel dispuso
de manera que pusiese los pies sobre él. Para colocarlo en el inaccesible nicho que hoy ocu
cumplir del modo posible este mandato, se de pa, y desde donde produce terrible y fantástica
rribó el altar mayor y se sacó hacia fuera, con impresión.
objeto de depositar detrás de él el cadáver, I *
pues debajo no podía estar, por ser lugar exclu * * *
sivo de los Santos que la Iglesia tiene canoni
zados (1)».
Dijimos más atrás que el sueño eterno de
Carlos V ha sido turbado también en el Monas
(1) El P. Sigüenza, Ilist. de la Orden de S*n Jerónim o.
terio del Escorial, y que nosotros mismos no
62 Una visita al Monasterio de Yuste Una visita ai Monasterio de Yuste 63
hemos sabido librarnos de la tentación de asis En las primeras exposiciones no había tal
tir a una de las sacrilegas exhibiciones que se cristal, o si lo había, se levantaba, de cuyas
han hecho de„su momia en estos últimos años... resultas no faltó quien pasase su mano por la
Cometimos esta impiedad, o cuando menos renegrida faz del cadáver... jLa pasó el men
esta irreverencia, en Septiembre de 1872, po cionado prohombre revolucionario, en muestra
cos meses antes de ir a Yuste.—Nos hallába de familiaridad y compañerismo!...
mos en el fúnebre Real Sitio, descansando del A través del cristal vimos la corpulenta y re
calor y las fatigas de Madrid, cuando una ma cia momia del nieto de los Reyes Católicos, de
ñana supimos que había pública exposición del la cabeza a los pies, completamente desnuda,
cadáver del César, a petición de las bellas da perfectamente conservada, un poco enjuta, es
mas madrileñas que estaban allí de veraneo.— cierto, pero acusando todas las formas, de tal
Era ya la vigésima de estas exposiciones, des manera, que aún sin saber que eran los despo
de que las inauguró cierto temerario y famoso jo s mortales de Carlos V , hubiéralos reconoci
prohomhre de la situación política creada en do cualquiera que hubiese visto los retratos que
1868.— Nosotros (lo repetimos) no tuvimos al de él hicieron Ticiano y Pantoja.
cabo suficiente valor para rehusarnos la feroz La especial contextura de aquel infatigable
complacencia de aquella profanación, que de guerrero, su alta y amplísima cavidad torácica;
todas maneras había de verificarse... sus anchos y elevados hombros; sus cargadas
Acudimos, pues, al panteón de los Reyes de espaldas; su cráneo característico; su ángulo
España, a la hora de la cita.—¿Y qué vimos allí? facial, típico en la casa de Austria; la depresión
¿Qué vieron las tímidas jóvenes y los atolon de la boca; la prominencia de la barba por el
drados niños y los zafios mozuelos que nos pre descompasado avance de las mandíbulas: todo
cedieron o siguieron en tan espantoso atenta se apreciaba exactamente, y no en esqueleto,
do?—Vieron, y vimos nosotros, la tumba de sino vestido de carne y cubierto de una piel ce
Carlos V abierta, y delante de ella, sobre un nicienta, o más bien parda, en que aún se man
andamio construido ad hoc, un ataúd, cuya tapa tenían algunos raros pelos de pestañas, barbas
había sido sustituida por un cristal de todo el y cejas y del siempre atusado cabello...
tamaño de la caja. ¡Era, sí, el Emperador mismo! ¡Parecía su
64 Una visita al Monasterio de Yuste Una visita al Monasterio de Yuste 65
estatua vaciada en bronce y roída por los siglos, destino, de las antiguas fuentes, suena debajo
como las que aparecen entre las cenizas de de los escombros, como enterrado vivo que se
Pompeyal queja en demanda de socorro, o como recor
N o infundía asco ni fúnebre pavor, sino ve dando y llamando a los antiguos frailes para
neración y respeto. que reedifiquen aquel edificio monumental. Y
L o que infundía pavor y asco era nuestra im por todas partes, entre la hiedra y el musgo, o
pía ferocidad, era nuestra desventurada época, entre las flores silvestres y las altas matas con
era aquella escena repugnante, era aquel sacri que adornaba Mayo aquellos montones de la
lego recreo, era la risa imbécil o el estúpido co brados mármoles, veíamos los escudos de ar
mentario de tal o cual señorita o mancebo, que mas de la casa de Oropesa, esculpidos en las
escogía semejante ocasión para aventurar un piedras que sirvieron de claves o de capiteles a
conato de chiste... las arcadas hoy derruidas.
¡Siquiera nosotros (dicho sea en nuestro des Las cuatro paredes del refectorio siguen de
cargo) callábamos y padecíamos, sintiendo al pie; pero el techo que se hundió de resultas del
par, y en igual medida, reverencia hacia lo que incendio, ha formado una alta masa de escom
veíamos y remordimientos por verlo! ¡Siquiera bros dentro de la estancia. Hoy se trabaja en
nosotros teníamos conciencia de nuestro pe sacar aquel cascajo, y ya van apareciendo los
cado! alicatados de azulejos que revestían el zócalo
de los muros.
* * * El Convento de Novicios subsiste, aunque
en muy mal estado. — A llí, como ya sabéis, vi
De mi visita a las ruinas de los claustros de vieron los últimos frailes desde la catástrofe del
Yuste guardo recuerdos indelebles. Edificio , ocurrida en 1809, hasta la catástrofe
La naturaleza se ha encargado de hermosear de la Comunidad, ocurrida en 1835.
aquel teatro de desolación. Los trozos de co Nosotros penetramos en algunas celdas.
lumnas y las piedras de arcos, que yacen sobre Reinaba en ellas la misma muda soledad que
el suelo de los que fueron patios y crujías, en las del Palacio de Carlos V . N i gente ni
vense vestidos de lujosa hiedra. El agua, ya sin muebles quedaban allí... Las desnudas paredes
5
66 Una visita al Monasteiio de Yuste
Una visita al Monasterio de Yuste 67
Pasó aquel momento de emoción, disimu- blo, y entonces Luis Quijada, mayordomo del
lable en tan aciaga fecha, y desde el convento César, y el único que sabía quién era aquel
nos dirigimos a una ermitilla, llamada de Be niño, se lo llevó a Villagarcía, de donde era
lén, que dista de él medio kilómetro, y a donde Señor, y lo confió a su mujer, sin revelarle el
solían encaminar los frailes su paseo de in secreto; por lo que esta ejemplarísima señora
vierno — costumbre que adquirió también Car llegó a concebir tristes sospechas, que amarga
los V . ron su vida hasta que, muerto ya el Empera
El camino de la ermita es una llana y hermo dor, hizo pública la verdad el rey D. Felipe II,
sa calle de árboles, con prolongados asientos, reconociendo como príncipe y hermano suyo
en que cabía toda la Comunidad. al que había de ser el primer guerrero de su
A l principio de este paseo hay un viejísimo tiempo.
ciprés, a cuyo pie, y recostado en su tronco, es «Cuando Carlos V vino a encerrarse en el
fama estaba sentado Carlos V la primera vez Monasterio de Yuste (dice un historiador) érale
que vio en Yuste a su hijo D. Juan de Austria, presentado muchas veces su hijo en calidad de
ya casi mozo, después de muchos años de se paje de Luis Quijada, gozando mucho en ver
paración. la gentileza que ya mostraba, aun no entrado
El hijo de Bárbara Blomberg había nacido en la pubertad. Tuvo, no obstante, el Empera
en Ratisbona, donde pasó la infancia con su dor la suficiente entereza para reprimir o disi
madre. A la edad de ocho años lo habían traí mular las afectuosas demostraciones de padre,
do a España, sin que nadie adivinase su condi y continuó guardando el secreto...»
ción, y vivió primero en Leganés, a cargo del En la Crónica manuscrita del convento men
clérigo Bautista Vela y de una tal Ana Medina, ciona también el P. Luis de Santa María la es
casada con un flamenco llamado Francisco, tancia de D. Juan de Austria en Yuste, y, ade
que vino en la comitiva de Carlos V la primera más, la tradición cuenta algunas de sus trave
vez que visitó estos reinos el coronado nieto suras de adolescente, como las que referimos
de Isabel la Católica. Pero el bastardo impe al hablar de Quacos...
rial hacía en Leganés una vida demasiado vi
llana, confundido con los otros chicos del pue Por aquí íbamos en nuestra visita a Yuste,
70 Una visita al Monasterio de Yuste
EL OGI O MÉDICO
DE LA
SIERRA DE GREDOS
por
G. M A R A Ñ Ó N
sin tregua, de lucha enconada por la Por estas razones, ocurre que el tan
existencia, con bruscas paradas del tra to por ciento de muertos que la ciencia
bajo, con fugas del medio cotidiano a actual arranca a las infecciones, que an
otro completamente distinto. Y a no es tes constituían la causa más frecuente de
posible el racional reposo que debe co la m ortalidad en las ciudades, queda
menzar al caer el sol y durar hasta la compensado, y aun superado, con el au
m añana siguiente. E l trabajo, para la mento aterrador de las víctimas de la
mayor parte de los hombres, y singular vida excesivamente rá p id a : los enfer
mente para la clase media y para los que mos del sistema nervioso, los locos, los
se mueven en el medio intelectual re arterioescloróticos, los debilitados : todo
basa mucho esas ocho horas que el pro un inmenso número de seres que m ue
letario ha conseguido y a : muchas ve ren antes de tiempo y, además, engen
ces son diez y seis o más, verdaderas dran una prole mísera.
jornadas dobles, las que han de cumplir L a higiene actual exige, por esto, una
estos forzados de la civilización ; y cuan inm ediata derivación de los ciudadanos
do, al fin, llega la hora del descanso, hacia el campo. D e poco vale la preten
han de tener muy equilibrado el espíri dida higiene individual y doméstica
tu para que el sueño sea tranquilo, para dentro de la cloaca inmensa de la ciu
que los resortes en tensión se aflojen re dad. Se engañan los que se creen a cu
pentinam ente y compensen con la pro bierto de los miasmas urbanos por te
fundidad del sueño lo que le falta en ner una casa amplia, con las ventanas
duración. anchas y todos los recursos de la arqui
76 Elogio médico de la Sierra de Gredos Elogio médico de la Sierra de Gredos 77
Y desde 'allí, pueden empezar las adm i trascendencia social, hemos podido com*
rables ascensiones. Con un ferrocarril; probar ya la influencia beneficiosa del
y un funicular, en cuatro horas se podrá progreso sobre los estados patológicos
pasar de la Puerta del Sol a una plani- colectivos; en la lenta desaparición de
SW t ó filff % lo s n e vero s p e fp e fu o s , . ,',j8 la endem ia bociúsa, que en otros tiem+
pos tuvo gran importancia en la región
por Gredos con nuestro amigo el gran de Gredos, como en la mayor parte de
cirujano y biólogo Goyanes, autor d e im los paises m ontañosos de nuestra P en
portantes estudios sobre la región, ho ínsula y del mundo. N uestras pesquisas
rnos podido convencernos de las excep denunciar* la atenuac'ón de la endemia }
cionales condiciones sanitarias de la Sie- cada vez se ven menos hombres y muí
rra y sus valles, por su orientación, sus jeijes con bocio y, lo que es más impor
condiciones climatológicas, su hidrolo- tante, menos cretinos. T odavía en algui
ayp y olor; =
;ía, sus alimentos, etc. T odo es allí sa-
f udabíe y lo será más cada día, a medi-
no de los pueblecillos escondidos en la
montaña hemos su frid o ra triste im pre
daj gue se - ^multipliquen los medios de sión de entrar en la escuela y contem
comunicación y con ello mejoren las con plar, casi con lágrim as en los ojos, los
diciones de vida de los pequeños pue bancos llenos de esas pobres criaturas,
blos serranos,
-El muchos dec£mellosOJviJ
casi {total- retrasados del Cuerpo y del espíritu, en
m ente.aislados hasta hace poco tiempo. los que la máscara de la imbecilidad es
aun más dolorosa, por ser niños los que
.nsíiaiv el ssv siam nq lo q sup eoí g ca la llevan. Para nosotros no tiene duda
88 Elogio médico de la Sierra de Giedos Eiogio médico de la Sierra de Gredos 89
que la lesión de las glándulas llama tigó regiones enteras de E spaña, el beri-
das de secreción interna, que origina el beri de los asiáticos, etc.
bocio y el cretinismo endémicos, está Con arregló a estas ideas no tiene d u
muy relacionada con circunstancias es da que una higiene doméstica y alim en
peciales de vida antihigiénica y de ali ticia bien dirigida, en unión de los rem e
mentación defectuosa. No sabemos en dios hasta hoy puestos en práctica con
qué consisten esas circunstancias, pero los que se trata de corregir las deficien
estudios modernos, coincidentes con cias de las glándulas ya enfermas, se ha
nuestras observaciones, nos hacen sos de lograr,y quizá esté ya próximo este
pechar que bien pudiera tratarse de una día, la total desaparición de la triste
deficiencia en la ingestión de vitaminas, enferm edad, que bien cerca de allí, en
^sto es, de unas substancias de natura las célebres H urdes, alcanza proporcio
leza desconocida que llevan en si los ali nes de catástrofe, muchas veces lam enta
mentos frescos y cuya ingestión es p re da, muchas veces recordada pintoresca
cisa para la vida. Podría, por lo tanto, mente, pero nunca acometida, con un
equipararse la endem ia bociosa y creti- criterio científico, para intentar hacerla
nica a los demás estados anormales oca desaparecer. •
sionados por esa deficiencia de vitaminas No es, en resumen, sino un sueño p er
( estados avitaminósicos), tales como el fectam ente realizable el pensar que de
escorbuto, tan conocido y temido por rive hacia la extensa, varia y siempre
los antiguos navegantes, la pelagra o magnífica región de Gredos la afición y
mal de la rosa, que en otros tiempos cas la necesidad del campo, que ya se sien-
90 Elogm jnédico de Ja Sierra de Gredos Elogio médico de la Sierra de Gredos 91
RAM ÓN GONZÁLEZ Y D O M ÍN G U E Z
DE L A S
g g M O i? .a u 3 x a
aa
asasl 8a to /.
E '
tral de España, llamado cbrdi'llera Car-i
petana o Carpeto Vetónica; separa la
cuenca del rio Duero de la del Tajo y constitu
ye tina especié de muralla gigantesca entré las
vs a u o M l M o a y xh jáx ’/í o d m ó m á #
dos mesetas castellanas. Se extiende por todo
«ÍA-l Ha
el Siir de Iá provincia de Avila, desde el ángulo
2 3 M S I0 T , 8O 0 H flp g H O A a H ID O a
metross); Picos de Cenicientos (1.187 ms.) y de la muralla que forma el Asperón, la llamada
Peña de Cadalso (1.182 ms.). Sierra Llana que termina en el Puerto de Torna-
2.a El macizo central, el más importante por vacas.
su grandiosa belleza y alturas considerables, 3.a El macizo Occidental, llamado también
desde el Puerto de Tornavacas hasta el del Pico. Sierra de Béjar, desde el Puerto de Tornavacas
Desde este puerto hacia el Oeste sube el Risco hasta el de Béjar, cerrado al Oeste por el río
del Protro, la Peña de Arenas y la Cabrilla, vie Alagón. En este macizo culminan las mesetas
ne una depresión, el Puerto del Arenal, ascien del Trampal y Peña negra y al Sursuroeste el
de nuevamente con Las Quebradas (1.807 m e Pico Calvitero (2.400 ms.).
tros); una nueva depresión forma el Puerto de
Peón y continúa después las Lomas de Cañada La impresión del límite Oriental de Sierra de
Alta, hacia el Norte, que forman la divisoria de Gredos puede obtenerse en una sencilla excur
Duero y Tajo, hacia el Sur La Cuerda de la sión en la que al propio tiempo hay ocasión de
Sillita que remata en La Mira (2.417 ms.) que conocer algunas curiosidades de interés artísti
salvo a su lanza a Sur la Cuerda del Am ealito, co e histórico. Para realizarla puede formarse un
divisoria de las gargantas de Candeleda y Gui circuito que puede tener por base Cebreros o
sando, que ésta a su vez se cierrra al Este por San Martín de Valdeiglesias.
el enorme paredón de Los Galayos. Desde la Partiendo de Madrid por la línea del Norte se
La Sierra de Gredos 101
■jqO La Sierra de Gredos %
censo cinco kilómetros más hasta el pueblo de
deja el tren en la estación de Navalperal; desde
Sotillo de la Adrada ya en el valle del Tietar.
aquí por carretera a H oyo de Pinares (17 ks.) y
Bordeando la Sierra va la carretera a Ceni
a Cebreros (5 ks.). Es Cebreros una importante
cientos que descansa al pie de los picos de su
villa, cabeza de partido de la provincia de A v i
nombre y que desde la iglesia, situada a alguna
la; en ella merecen visitarse la Iglesia obra de
distancia del pueblo, ofrece un bonito pano
Juan de Herrera, las ruinas de la antigua iglesia
rama.
(hoy cementerio) y algunos edificios particula
Dejamos esta carretera para tomar la que en
res, por sus fachadas de gran interés. Por la ca
suaves pendientes nos lleva al pueblo de Cadal
rretera del Barraco se llega a los 11 kilómetros
so de los Vidrios; durante el trayecto se obser
al puente del Burguillo, de la época romana o
va la peña de Cadalso y el cerro sobre el que
tal vez anterior, interesante no tan sólo por sí,
descansa el pueblo; al penetrar en él se nos
sino también por el lugar en que está situado,
presentan, en una amplia plazoleta, los restos
es donde el Alberche corta y separa la Sierra de
del suntuoso palacio del duque de Frias, en los
Gredos de la Paramera de Avila, precipitándose
que aún se conservan preciosos detalles de la
por el fondo de estrechos barrancos y forman
época del Renacimiento. De igual época y esti
do sinuosas hoces de salvaje belleza. Desde el
lo existen en el pueblo algunas casas particula
mismo puente arranca un camino en dirección
res, muy típicas y bien conservadas, entre las
al puerto de Casillas (1.500 ms.) de un paisaje
delicioso sobre todo en sus primeros seis kiló que merece citarse la que llaman en el pueblo
metros hasta la casa forestal llamada de las Jun la Casa de los Salvajes, aludiendo sin duda a
los dos figurones que sostienen el escudo herál
tas, después el camino toma una fortísima pen
dico que, tallado en piedra y a gran tamaño, os
diente hasta el puerto y quizá con más pendien-
nte aún desciende hasta el pueblo de Casillas, tenta sobre la puerta.
por un camino de rápida y violenta pendiente hasta atravesarlo por el puente de Valsordo, de
la época romana, muy bien conservado. Conti
hasta cruzar el arroyo Tortoles, afluente del
Alberche, de este mismo camino y frente el núa el camino hacia Cebreros y al poca distan
arranque del que conduce a San Martín de Val- cia del puente, a la izquierda del camino, un
deiglesias parte otro elevándose a media ladera humilladero hace de avanzada a la ermita de
del cerro, que lleva al caminante al Monasterio Valsordo, de fines del siglo xv, a la que da som
de Guisando. Este fué morada de monjes Jeró bra el famoso pino de la Virgen, curioso ejem
nimos y su antigüedad data del siglo xiv, pues plar de enormes proporciones. Continuamos el
en 19 de Septiembre de 1468 los nobles coali camino para penetrar nuevamente en Cebreros
gados contra Enrique IV juraron heredera del por la llamada Subida de los Enrollados, a la
trono a la infanta D.a Isabel. A cortísima dis derecha se eleva sobre una floración granítica
tancia del Monasterio se encuentra la cueva de desde la que se comtempla un hermoso panora
San Patricio y más arriba las ruinas de la ermita ma, una interesante picota o rollo (signo an
tiguo de villa). Desde Cebreros tomamos el ca
de San Miguel.
Volvemos al camino que habíamos dejado y mino del Quejigar, para visitar el Convento y el
en la misma dirección que llevamos, antes de hermoso panorama de la Sierra de las Cabreras-
llegar a la Venta de la Tablada que se divisa a y emprendemos el regreso por Hoyo de Pinares
De esta breve reseña se deduce que son tres lo recomendamos sino que además aconsejamos
las excursiones a realizar con carácter indepen que no se adopte nunca para subir; es el de Ca-
diente, que pudiéramos decir, ya que cada una deleda al puerto de su nombre. Con sólo decir
por sí bien lo merece y casi lo requiere: al Cir que el pueblo de Candeleda, de donde arranca
co, a Las Cinco Lagunas, y a Los Galayos. el camino, está a 438 metros y que el Puerto
N o obstante hallarse todo ello dentro de un está a 2.129 metros y que tal desnivel se salva
perímetro relativamente pequeño, cada una tie en unos siete u ocho kilómetros de recorrido,
ne su itinerario propio, tratándose de hacerlo basta para comprender lo fatigoso de la subida,
con la mayor facilidad y comodidades posibles, y si a esto se añade que el camino tallado en un
pues desde luego que puede formarse también, paredón orientado al sur, en una enorme con
y ya lo indicaremos en su momento oportuno, cavidad que los naturales del país llaman el Hor
un itinerario general que recorra todos ellos, no de Candeleda, es de una fortísima pendiente
así como excursiones circulares de que también y abrumadora fatiga, se comprenderá que hay
nos ocuparemos. que desecharlo desde luego, si bien lo conside
Para el Circo de Gredos es indiscutible que ramos útil como punto de salida en itinerario
la entrada fácil, cómoda y que mejor nos mues circular. El punto de arranque para este itinera
tra su impresión de conjunto es la vertiente nor rio es Oropesa, estación del ferrocarril en la lí
te, especialmente por el Alto de Los Barrerones nea de Madrid-Cáceres-Portugal. (Madrid esta
o por Majada Somera (en cuyas proximidades ción de las Delicias) desde este pueblo a Can
está construido el refugio de S. M. el R ey) al deleda hay 25 kilómetros de carretera para cuyo
Morezón. Primeramente, y con mucha breve recorrido hay un servicio público de coche. Pue
dad indicaremos un itinerario al Circo por la de hacerse por carretera; la de Extremadura, de
vertiente sur, que no queremos omitirlo por ser Madrid a Talavera de la Reina, Oropesa y Can
bastante conocido., pero que no solamente 110 deleda, 184 kilómetros en total.
108 La Sierra de Gredos La Sierra de Credos 109
Para la entrada al Circo por el alto de los Ba- los coches de Arenas, en donde se toma el bi
rrerones, por donde va la senda mandada a llete para la Venta del Obispo, se llega próxi
construir para el cazadero Real, el itinerario mamente a las ocho de la mañana; de allí mis
más breve, fácil y como es el de Hoyos del Es mo parte el coche para Hoyos del Espino en
pino (1.584 ms.); este pueblo, que es el primero donde se está de diez y media a once de la ma
que se esforzó en dar todo género de facilida ñana.
des hasta sentir verdadero entusiasmo por auxi Para hacer la excursión en automóvil o mo
liar al excursionista, poseídos de la misión que tocicleta hay un bonito recorrido, todo él por
su situación estratégica les confiaba, es el que muy buena carretera, de Madrid a Avila por el
se halla más próximo y de más fácil acceso al Puerto de Guadarrama y Villacastín, 113 kiló
referido punto. Tiene además, un camino muy metros, Avila Venta del Obispo, por la carre
bien construido, de unos 15 a 16 kilómetros tera de Arenas, 47 kilómetros, y Venta del
cuyo recorrido se hace muy fácilmente y sin la Obispo a Hoyos del Espino, por su carretera
menor fatiga en cuatro horas a pie, o tres a ca 22 kilómetros en total 182 kilómetios. Esta ca
ballo. rretera de la Venta del Obispo a Hoyos del
El itinerario a Hoyos del Espino es: línea del Espino, es un trozo de la carretera en proyecto
Norte, Madrid, Avila, servicio de automóviles (ya hoy realizado puede decirse pues solo falta
de Arenas de San Pedro hasta Venta del Obis dos pequeños trozos, entre Hoyos y Navalperal
po, coche correo servicio diario de Venta del de Tormes y Barraco Navalmoral), que uniré
Obispo a Hoyos del Espino. 7 la forma de Barco de Avila con Cebreros, recorriendo toda
efectuar el viaje es la siguiente: salida de Ma la vertiente norte de la Sierra de Gredos y será
drid en el Correo (a las 22,30), en la estación la carretera ideal partiendo de Madrid, por
de Avila se toma el coche de la Fonda del Jar San Martín de Valdeiglesias, Cebreros, Venta
dín, al lado de ésta está la Administración de del Obispo, Barco de Avila y Béjar, para reco
* # #
♦ #
¿a Sierra de Gredos La Sierra de Gredos III
rrer la Sierra de Gredos, a la vista siempre de ganta de las Pozas y se toma el camino perfec
espléndidos panoramas y de los bellos paisajes tamente marcado que sube al alto de los Barre-
que forman las riberas del Alberche y el Tor- rones dejando el Morezón a la izquierda; al do
minar la altura se coincide con el camino del ca
mes.
El itinerario desde Hoyos del Espino al Circo zadero Real que baja a la laguna en dirección
es fácil y cómodo por la suavidad con que van al Gargantón. El golpe de vista que ofrece el
ganándose las alturas; se sale del pueblo (m e Circo, al dominar la altura de los Colgadizos,
tros 1.584) en dirección al llamado Puente del es de lo más grande que puede citarse como es-
Duque, sobre el río Tormes; pasado éste, y si espcetáculo de la naturaleza; a todo aquel que
guiendo el camino ya trazado y bien visible, se visite por vez primera la Sierra de Gredos le
cruza el llamado Pontón de ¡a Isla; sigue el aconsejamos que haga su entrada por esta par
camino bordeando el hermoso pinar hasta em te, en la seguridad de que el recuerdo de este
metros); se atraviesa el Prado de las Exco Para la entrada al Circo por el de las Cinco
muniones, desde donde se da vista al sitio Lagunas aconsejamos como más fácil y rápido
Junta de las Gargantas, se vadea la llamada de el itinerario de Bohoyo. Este pueblo, también
la Covacha, primero, luego la del Prado de la con un gran sentido práctico, sigue las orienta
Casa y por último la del torrente de Prado ciones del de Hoyos del Espino y al igual, tra
Puerto, llamada también de las Escálemelas; baja y se esfuerza en dar facilidades al excur
Escálemeles (1.700 ms.) se domina, en una pe ción de caminos y refugios y de todo cuanto
queña vuelta sobre la derecha, la entrada en el pueda ser un atractivo para el excursionista.
Prado de las Pozas (1.920 ms.); se pasa la gar El itinerario a Bohoyo tiene mucha analogía
La Sierra de Gredos 113
112 La Sierra de Gredos
Para el recorrido en automóvil o motocicleta nes hay un magnífico refugio a 2.320 ms.; con
hay también dos itinerarios igualmente reco tinuar por la vertiente N . en dirección al Este
mendables: Madrid-Avila, 113 ks.; A vila-Are- hasta el Puerto del Peón (1.801 ms.) y bajar
nas, por el Puerto del Pico, 78 ks. En total, por sendero hasta la casa forestal, en donde ya
191 ks. Madrid-San Martín de Valdeiglesias, 70 hay buen camino, al pueblo E l Hornillo y ca
kilómetros; a Escarabajosa, 10; a Sotillo, 6 ; a rretera hasta Arenas. Si se prescinde de llegar
la Adrada, 5; a Piedralabes, 5; a Casavieja, 10; a la Mira, se puede hacer la excursión aún más
a Lanzahita, 18; a Ramacastaftas, 10; a A re alpina pasando de Puerta Falsa a buscar una
nas, 6. En total, 140 ks. especie de sendero que va por lo alto de la cara
La excursión a los Galayos y la Mira desde
E. del paredón de los Galayos, llamado Trocha
Arenas es interesantísima, fácil por lo bien que
Palomo, y por unas Hambrías que llaman E l
allí puede organizarse, los medios que propor
Espaldar bajar en dirección de la casa forestal
ciona aquella gente, también interesadísima en hasta El Hornillo; este itinerario es muy emo
atraer al excursionista y la brillantez de su pai
cionante, pero haciéndolo sin precipitación y
saje, que en toda época es una bella nota de buscando los pasos fáciles que hay, no ofrece
color. el menor peligro. Yo lo he realizado con un
El itinerario más recomendable, aunque es un compañero que iba por primera vez a la sierra
poco fuerte, para formar una perfecta idea de y no tuvimos la menor dificultad.
aquello, es el siguiente: de Arenas al pueblo Antes de terminar lo relativo al macizo cen
de Guisando, por camino bueno; de Guisando, tral, conviene anotar que es de mucho interés
por sendero, ya en plena ascensión, a la Apre para el excursionista saber que en los tres pun
tura, entrando por Puerta Falsa, quedándose tos que recomendamos como base de itinera
por la misma vertiente S. para pasar al arran rios radican sociedades legalmente constituidas
que de la falda de la Mira; en sus inmediacio para el fomento del excursionismo y alpinismo
116 La Sierra de Gredos
La Sierra de Gredos 117
en la Sierra de Gredos, con una perfecta orga
Poco tiempo después se constituyó en Barco
nización, y que facilitan cuantos medios y útiles
de Avila la Sociedad «Sindicato de Turismo»,
sean necesarios para el mejor éxito de la expe
presidida por D. Joaquín Manceñido, gran en
dición, con una ventaja extraordinaria como es
tusiasta de la idea; figura entre sus miembros
la unific ación de tarifas para guías, morraleros,
D. Pedro Canalejo, uno de los más amantes de
caballerías, hospedajes, alquiler de tiendas de la región, hoy Presidente.
campaña y cuanto sea preciso y no quiera su
En el año 1912 se fundó en Arenas de San
frirse las molestias del transporte o suponga un
Pedro la Sociedad Arenas-Gredos, presidida por
gasto excesivo para una excursión.
D. Bernardo Chinarro; en su Junta directiva des
La primera que se fundó de estas sociedades
cuella por su celo en la propaganda D. Luciano
fué la «Gredos-Tormes», en Hoyos del Espino,
Jaraiz, persona altamente simpática y amable.
en 1911, haciéndolo con tal fe y entusiasmo
Hoy la preside D. Juan Torres. Esta Sociedad
que mereció el alto honor de que S. M. el
dispone de un hermoso local, en forma de ca
Rey Don Alfonso XIII aceptara la presidencia
sino, en Arenas, muy bien decorado, que sirve
de honor; preside la Junta directiva D. Hilario
de centro de reunión y punto de partida para
Tamés, notable periodista que ha hecho popu
las excursiones. Ultimamente, en Junio de
lar en A vila el pseudónimo de Vega Alberche;
1918, se fundó en Bohoyo la sociedad E l E x
forma parte de la Junta directiva D. Justo Mu
cursionista de Gredos, presidida por don Sin-
ñoz, persona inteligentísima, experto conoce
foriano Moreno, persona inteligente y activísi
dor de la Sierra de Gredos y habilísimo y prác
ma que ha logrado en tan poco tiempo poner a
tico en la disposición de excursiones, dirige con
esta naciente sociedad a la altura de las demás.
una perfecta organización la Comisaría de la
Todas ellas trabajan con celo y actividad
sociedad, hospedería y punto de salida de las
asombrosos, al extremo de merecer la atención
expediciones.
de cuantos buenos patriotas sienten entusiasmo
118 La Sierra de Gredos La Sierra de Gredos 119
por la propaganda de las bellezas de su suelo, y Para las excusiones al macizo occidental debe
una prueba de su recto proceder es que, la Co tomarse como base la población de Béjar, en
misaría Regia del Turismo, atiende sus solicitu extremo simpática y rodeada de bellos pai
des y estimula con toda su colaboración a esta sajes.
obra de la región y de la Patria, lo cual cons Puede hacerse el viaje directo en ferrocarril,
tituye la mejor garantía de la formalidad de es línea M. C. P. (estación de las Delicias). Para
Las excursiones alpinas que merecen espe puntos de acceso recomendables para cada una
cial mención, son: muy próxima, a la gargan de las excursiones principales en los respectivos
ta denominada E l Tranco del Diablo; por Can macizos central, oriental y occidental, indicare
delario, a las lagunas del Trampal, a la Peña mos dos o tres de las excursiones circulares que
de la Cruz, a Peña Negra y al Pico Calvitero estimamos más recomendables, al extremo de
(2.400 ms.), el de mayor altura de este macizo. aconsejar que, a ser posible, se hagan siempre
También merece la pena de realizarse las ex en esta forma, por ser mucho más agradable ir
cursiones al Puerto de Béjar y al Valle de Her- por terreno desconocido que volver por los que
vás, anfiteatro formado por elevadas montañas, ya conocemos, como no sea aquellos de nues
en cuyo fondo radican los célebres baños de tra predilección y que por ello lejos de cansar
Montemayor. nos cada vez nos interesa más. Estas excursio
También existe en Béjar una importante so nes se refieren al macizo central que es el de
ciedad llamada «Sindicato de Iniciativas», pre mayor extensión y por lo tanto el susceptible
sidida por D. Lino R. Arias, gran aficionado a de poder recorrerse en formas distintas.
la montaña y entusiasta propagandista de las El primero: Avila, Barco, Bohoyo, Fuente de
bellezas del país. los Serranos; asomarse al Veteadero, continuar
El actual ministro de Fomento ha prometido por la vertiente exterior del Circo (N . O .) hasta
al marqués de la Vega Inclán que en brevísimo Portilla Berméja, penetrar por ella en el interior
plazo estarán terminados los trozos que faltan del Circo; bordear la Laguna Grande y subir
de la carretera que pondrá en comunicación di por la falda del Morezón en dirección del A lto
recta a Madrid con Bejar, recorriendo la Sierra de los Barrerones hasta encontrar la senda del
por su vertiente Norte, a través de los más be cazadero real; continuar por los Colgadizos,
llos panoramas. bajar para atravesar la Garganta de las Pozas
Expuestos ya los itinerarios parciales con os y por el prado de este nombre a buscar la
122 La Sierra de Gredos La Sierra de Gredos 123
b a ja d a de las Escaleruelas y continuar el nuar por el A lto del Morezón, (vertiente N. E.)
sendero-camino a Hoyos del Espino para re a Majada Somera, Regajos Llanos, Puerto de
gresar por la Venta del Obispo aAvila. Candeleda, por la Cuerda a la Mira, Puerta
El segundo: Avila, Venta del Obispo, Hoyos Falsa, Paredón de los Galayos (por su base)
del Espino, Prado de las Pozas y Majada Somera hasta Las Rebolleras, subir la Portilla de su
al Morezón, penetrar en el Circo, subir a la Por nombre, pasar a la vertiente E. del Paredón,
tilla de los Hermanitos y continuar por el exte bajar por el Espaldar al Hornillo y de aquí a
rior del Circo (vertiente S. O .) por la cornisa Arenas de San Pedro; por la carretera del Valle
del Cuchillar del Enano o de la Ventana a Ma del Tiétar (en el auto de servicio público) hasta
jada Somera, continuar por Regajos Llanos al Cenicientos, Cadalso de los Vidrios, Monaste
Puerto de Candeleda y por la cuerda seguir a la rio de Guisando, El Tiemblo, Puente de Val-
Mira, para bajar por la Apretura a Guisando, o sordo, Cebreros; por la carretera del Barraco
por el Puerto del Peón al Hornillo y continuar, al Puente de Burguillo, Puerto de Casillas, So-
desde uno u otro punto, a Arenas de San Pedro tillo de la Adrada; tomar el auto a Almorox
y por la Venta del Obispo regresar a Avila. y regresar a Madrid por este ferrocarril.
Y por último; el que pudiéramos llamar ge Antes de dar por terminadas estas notas he
neral porque en una excursión puede verse todo mos de llamar la atención del excursionista
ello. Madrid, Béjar, Candelario, Trampal, Peña acerca de algunos puntos que, sin desviarle de
Negra, Calvitero; Puerto de Tornavacas, Béjar; su itinerario merecen un paréntesis y que, en
por Becedas y Puerto de la Hoya a Barco, Bo- relación con sus aficiones, han de proporcio
hoyo, Fuente de los Serranos, Portilla de las narle ratos agradables que seguramente agrade
Cinco Lagunas entrar al Circo, por la M ogota cerán; es uno de ellos el patinadero natural de
del Cervunal, pasar el Torrente de la Laguna la Serrota, a la derecha del Puerto de Menga ,
Grande, subir al A lto de los Barrerones, conti lugar excelente para el deporte del Ski y que al
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propio tiempo domina un extenso y bello pano este pueblo, atravesando el Tieiar, al de Jaraíz
rama, especialmente desde el Pico del Santo. y de aquí al de Cuacos, en donde arranca un
Para ello debe hacerse un alto en el pueblo de sendero que conduce en poco tiempo al M o
Menga Muñoz en donde su alcalde D. Juan José nasterio. La distancia total son unos 25 kiló
Nieto, se excede en atender y obsequiar a los metros aproximadamente, que en dos etapas
excursionistas. pueden hacerse con comodidad, una Casateja-
Otra visita interesantísima es al Monasterio da, Jaraiz y otra Jaraíz, Cuacos, Monasterio.
de Yuste: en las últimas estribaciones de la ver Además de éstos, especialmente menciona
tiente sur de Sierra de Gredos, próximo a Pla dos, el excursionista que recorra los distintos iti
sencia, apoyado en la falda del Cerro de San nerarios aquí indicados, encontrará infinitos rin
Simón, junto al barranco de Jaranda y dando cones, unos de plácida belleza, otros de gran
vista a la hermosa Vera, duerme el sueño de diosidad salvaje, poéticos santuarios, pueblos
los siglos el histórico Monasterio, en que acabó interesantísimos por sus construcciones e indu
sus días el Emperador Carlos V . Lugar de me mentaria típicas; y mil cosas que atraerán su
lancólica poesía, rodeado de los más bellos y atención y que aquí no es posible detallar, dado
pintorescos paisajes en que se agrupan con ex el espacio de que disponemos y que de otra
traño consorcio los picachos ásperos y abruptos suerte resultaría de una extensión impropia del
de la Sierra, que surgen sobre mesetas siempre objeto que nos proponemos que es el de pre~
cubiertas de nieve, con la pujante vegetación de sentar, en el más reducido espacio la manera
la Vera y la cálida exuberancia de aquellos de alcanzar la impresión más concisa y com
huertos siempre floridos, es una visita que pro pleta de la Sierra de Gredos, adusta, valiente y
duce muy honda impresión en el excursionista. trágica en sus elevadas crestas; suave, poética
El itinerario más breve desde Madrid es a Casa- y sencilla en sus floridos valles; parece repre-
tejada, estación en la línea de M. C. P.: desde
PLANOS
DE
R A M O N G O N ZALE Z 7 DOMINGUEZ
FOTOGRAFIAS
DE
R A M O N G O N Z A L E Z , M. M O R E N O ,
J. L A U R E N T y K U R T HIELSCHER