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UDV/FACULTAD DE HUMANIDADES

SEDE MALACATÁN, S.M.

Curso: Antropología.
Agenda No. 6 Fecha: 23/08/2017
Catedrática: Licda. Silvia Patricia Aguilar Tovar.

RECOLECCIÓN DE LOS ALIMENTOS.

El concepto de cazador-recolector es mucho más complejo de lo que parece a


simple vista, ya que no solo conlleva una serie de actividades concretas
destinadas a garantizar la subsistencia de un grupo ligadas a una forma de
organización económica. El conjunto de actividades de la vida cotidiana, un mundo
espiritual, unos modos sociales determinados y la organización interna concreta
de los cazadores-recolectores presentan algunas tendencias que frecuentemente
los diferencian de las sociedades estatales basadas en el sedentarismo y la
agricultura. Es decir, el concepto de cazadores-recolectores, no sólo se refiere a
un tipo de organización económica, sino que frecuentemente se correlaciona con
determinado tipo de organización social y una determinada ideología.

Alimentarse es una necesidad primaria. Para sobrevivir, el ser humano debe


comer, pero no solo para subsistir, sino también para mantener un buen estado de
salud y alcanzar un desarrollo físico y mental Óptimo. Pero los alimentos no tienen
una función exclusivamente fisiológica o psíquica, sino también cultural y social.
La complejidad del hecho alimentario y su polivalencia ha hecho que numerosas
disciplinas hayan convertido la alimentación humana en su objeto de estudio,
siendo abordada desde el ámbito médico-sanitario, la biología, la dietética, la
bromatología, la economía, la sociología, la antropología o la historia. Cada una de
las disciplinas que se ocupa de la alimentación humana focaliza su atención en los
aspectos que considera prioritarios según sus intereses. Los análisis resultantes
son, por tanto, parciales y se refieren solamente a algunas de las numerosas
dimensiones de un fenómeno tan complejo. Alimentarse constituye una necesidad
básica para los individuos, también lo es para las sociedades. Cualquier grupo
humano, para reproducirse, debe disponer de mecanismos que giran-ticen la
consecución de este objetivo. Por esta razón, en todas las sociedades, son tan
relevan-tés las actividades relacionadas con la producción, la distribución y el
consumo de alimentos. Así, pues, el vínculo que los distintos grupos humanos
establecen con los alimentos, incluyendo los aspectos relativos al abastecimiento
y la circulación de productos, las formas de manipulación (selección de los
alimentos, elaboración, técnicas culinarias), las costumbres, la ideología y las
representaciones simbólicas o el orden y las normas que acompañan este
consumo, constituyen aspectos esenciales para el estudio sociocultural de la
alimentación y, en consecuencia, para la antropología.

Su carácter central en la supervivencia física y mental de los individuos y en la


reproducción la vez: genera conflictos, permite la reciprocidad y el intercambio, es
básica en el establecimiento y mantenimiento de la sociabilidad, clasifica a los
individuos y a los grupos sociales, manifiesta las formas de entender el mundo e
incorpora un gran poder de evocación simbólica.

En efecto, la alimentación constituye una vía privilegiada para acceder a las


manifestaciones del pensamiento simbólico. La alimentación hace referencia a la
intimidad corporal. Consumir un alimento implica que se introduzca en el interior
de nuestro ser. Un alimento es una substancia que penetra en lo más profundo del
cuerpo, se mezcla en nuestro interior y acaba formando parte de nosotros mismos.
De aquí la importancia del "principio de incorporación" y del papel que se otorga a
la alimentación en la constitución misma del cuerpo.

Por esta razón, consideramos los alimentos con una cierta prudencia, y los
rodeamos de pres-crispaciones, tablees y ritos en función de sus posibles efectos
sobre el organismo, pero también sobre nuestra personalidad. Porque, de alguna
manera, creemos que cuando incorporamos un alimento incorporamos también
algunas de sus características materiales y estas pueden afectarnos,
transformándonos, según sea aquello que nos han evocado. Así, por ejemplo, es
habitual encontrar en cualquier cultura una lista de alimentos, que por su forma se
consideran afrodisiacos, cuya ingesta influiría, supuestamente, en nuestro
comporta-miento sexual. La creencia en la incorporación mágica es una constante
que encontramos en muchas culturas, incluida la sociedad occidental
contemporánea. Por ejemplo, en la publicidad alimentaria abundan los símbolos
que hacen referencia a los principios de contagio y de incorporación: los alimentos
naturales por excelencia, como la miel, nos ponen en comunión con la naturaleza,
la ingestión de determinados productos nos purifica, como el agua mineral, o nos
renueva, como el bifidus activo de los yogures.

Pero lo que la publicidad refleja a través de los argumentos utilizados en la


construcción de los mensajes comerciales es toda una forma de pensar y de creer
en los principios de contagio y de incorporación. En efecto, estos principios
aparecen como manifestaciones, entre otras, de todo el conjunto simbólico de
representaciones a través de las cuales el ser humano interpreta el mundo.
PRODUCCIÓN DE LOS ALIMENTOS.

Esto ha resultado en el surgimiento de esta


subdisciplina dónde se aplican teorías y métodos
de la antropología, economía, ecología y nutrición.
El estudio de la alimentación es de especial interés
desde la perspectiva cultural, ya que este es uno
de los comportamientos que presenta una mayor
variabilidad inter e intracultural.
Son múltiples los factores que inciden en las
selección que hacen las personas de los alimentos como sus características
sensoriales, factores económicos, y ecológicos, las percepción de los alimentos y
la clasificación que se hace de estos, y los factores simbólicos ligados a los
mismos en relación con elementos de estatus, género, sectáreos, creencias,
conocimientos, y valores asignados a los mismos. Por otra parte, existen una serie
de encadenamientos con otros campos simbólicos tales como la salud, la
enfermedad, la imagen y estética corporal, el placer y las relaciones
interpersonales, que poseen profundos componentes socioculturales.

Malthus
Inglés. Vivió entre 1797 y 1834 y fue autor de varios libros sobre economía y
población. Sus tesis más conocidas se refieren a un planteamiento pesimista del
futuro en el que mientras los alimentos irían creciendo en una progresión
aritmética, la población lo haría en una progresión geométrica, por lo que la
consecuencia sería el hambre.

Producción de alimentos
Según las famosas predicciones de Malthus la población hambrienta debería ir
aumentando en el mundo. Malthus pensaba que mientras la población crecería
exponencialmente, los alimentos y los recursos aumentarían en mucha menor
proporción y, por tanto, cada vez habría más diferencia entre la cantidad de
alimento y la población.

La realidad de los últimos decenios, en los que se ha dado el mayor crecimiento


demográfico de toda la historia humana, ha desmentido totalmente las
previsiones de Malthus. La producción de alimentos está aumentando desde los
años 1950, especialmente en los últimos 30 años, a un ritmo tan rápido que ha
superado el crecimiento de la población. A comienzos del decenio de 1960 la
producción mundial de alimentos para consumo humano era sólo de 2300 calorías
por persona y día, cantidad que estaba distribuida de forma muy desigual. En
1994 había pasado a ser 2710 calorías por persona y día, suficientes para permitir
la correcta nutrición de toda la población humana, aunque al persistir todavía
graves problemas de distribución de hecho sigue habiendo muchos millones de
personas que pasan hambre o están mal nutridas. Más de 800 millones de
personas del mundo en desarrollo sufren de desnutrición crónica. Entre ellos, la
falta de energía y proteínas esenciales resta fuerzas al cuerpo y a la mente, y
disminuye la esperanza de vida de unos 200 millones de niños.

Alimentos agrícolas
Se calcula que unas 80 000 especies de plantas son comestibles, pero sólo
usamos unas 100 de ellas que proporcionan alrededor del 90% del alimento que la
humanidad consume, bien sea directamente, comidas por las personas, o
indirectamente, sirviendo de alimento al ganado. De cuatro de ellas: trigo, arroz,
maíz y patata obtenemos más de la mitad de los alimentos agrícolas que
consume toda la población mundial.

La agricultura empezó hace unos 10 000 años, cuando los hombres comenzaron
a cultivar plantas o a esparcir semillas de las plantas de las que obtenían alimento
(cereales del tipo del trigo) alrededor de los lugares en los que vivían. Las
prácticas agrícolas fueron muy importantes para el desarrollo de la sociedad
humana. Obligaron a que el hombre, que hasta entonces había sido cazador y
recolector, con una forma de vida nómada, pasara a vivir en lugares fijos y así
comenzaron las primeras ciudades. Además, aumentó tanto el alimento
disponible que se dio el primer gran crecimiento de la población humana.
En una sociedad agrícola, cada cultivador produce alimento suficiente no sólo para
él mismo sino también para otras personas y esto hizo posible que algunas
personas se puedan dedicar a las artes, la religión o el comercio y que la
organización social se fuera haciendo más y más compleja. Con el paso de
algunos milenios, hace unos 5000 a 6000 años, alrededor de ríos especialmente
aptos para el cultivo, como el Nilo, Eufrates, Tigris, etc., se fueron desarrollando
las primeras grandes civilizaciones en las que surgió la escritura y tuvieron un
gran impulso las actividades culturales, científicas, comerciales, etc.. Se formaron
los primeros imperios y el éxito de la agricultura fue tan claro que muy pocos
grupos sociales han vuelto a las prácticas cazadoras o recolectoras una vez que
han desarrollado la actividad agrícola.

La gran mayoría de las especies que cultivamos en la actualidad


fueron domesticadas en los comienzos de la agricultura por nuestros remotos
antepasados. Pocas especies nuevas se han añadido aunque los cambios en las
plantas agrícolas sí han sido muy grandes. Por ejemplo las mazorcas de maíz que
se han podido encontrar en los más antiguos yacimientos arqueológicos, tienen
entre dos y tres centímetros de longitud. En la actualidad, después de un largo
proceso de selección que lleva miles de años, usamos variedades de maíz con
mazorcas más de diez veces más largas que las prehistóricas, de granos grandes
y compactos y recubiertas por hojas que protegen los granos.

Hasta hace un siglo la agricultura había ido sufriendo cambios poco a poco, pero
se seguía trabajando de una forma tradicional que, en lo esencial, era muy
parecida a la que se había venido empleando durante milenios. Algunas técnicas
especialmente útiles, como el regadío, sabemos que se empleaban ya hace unos
5000 años

En el último siglo, y especialmente en los últimos 50 años, los avances


tecnológicos, biológicos y químicos han supuesto un cambio enorme, una
auténtica revolución

RESTRICCIONES MEDIOAMBIENTALES

Los alimentos son una importante preocupación de un superviviente, aun cuando


el agua es de mayor importancia, son indispensables para mantener las energías,
el calor corporal, y la moral elevada.
En condiciones de emergencia no piense en dietas equilibradas; sin embargo si
ello fuera posible recuerde que hay tres grupos de alimentos vitales y que debe
ingerir de los tres: carnes, granos y grasas.
La falta de alimentos limita las fuerzas y la sensación de hambre baja la moral,
aun cuando agudiza el ingenio. Si dispone de poco alimento, es preferible que lo
consuma de a poco en varias veces al día, pues así sentirá menos hambre.
Además así se asegura que, de serle dañino alguno de ellos, disminuya las
consecuencias fatales de ello.
Debe tener en cuenta que el organismo puede pasar varios días sin alimentos,
pero no abuse de ello. Usted debe alimentarse, aun cuando lo que tenga a
disposición le parezca poco delicioso o desagradable.
¿Qué se puede comer?
Bueno, casi todo animal que se arrastra, camina, vuela o se desplazaba bajo
agua, excepto los conocidamente tóxicos y que por lo general destacan por sus
vivos colores o formas infladas o con espinas. El resto de los peces son
comestibles, aun cuando su sabor no sea enteramente placentero.
Los animales marinos son casi todos comestibles, los moluscos pegados a rocas o
enterrados, los peces, crustáceos y otros. Se pueden consumir crudos, asados o
hervidos.
En tierra, las lombrices, larvas de insectos, insectos, babosas, caracoles, arañas,
se pueden comer enteros, especialmente asados sobre una lata o sobre el fuego.
Culebras, sapos, ranas, lagartijas, se pueden consumir pero teniendo la
precaución de sacarles la piel, pues tienen glándulas tóxicas. No comer cabeza y
vísceras de ellos.
Los ratones silvestres son recomendables pues no ofrecen peligro, con excepción
del ratón de cola larga y los de los poblados. Los demás pueden ser un buen
alimento si se les retira la piel y los testículos a los machos haciendo un corte en
"V".
La aves son todas comestibles, aun cuando algunas no tienen buen sabor como
las carroñeras o las marinas que tienen un fuerte olor y sabor a pescado.
Lo único que no es recomendable comer es el hígado de animales grandes pues
es tóxico, pero se puede consumir en porciones muy pequeñas.
Respecto a las plantas tenga en cuenta lo siguiente:

* No consuma hongos ni callampas a menos de estar completamente seguro de


conocerlas.
* No comer plantas que al cortarlas secreten un líquido lechoso.
* Prefiera las partes tiernas de plantas, estas en general se pueden tomar como té
y dan una sensación de alivio y refresco.
* Los vegetales hervidos presentan menos riesgos que los crudos.
* Los frutos y las raíces son las partes más nutritivas, en especial en las plantas
con raíces gruesas y pulposas.
* De no estar seguro de ser comestible, puede probarla con la punta de la lengua y
esperar algunos minutos. Luego consuma una muy pequeña porción y espere
algunas horas.
* Evite las que tienen hojas en ramilletes de a tres y las que tengan ballas blancas.
En general es menos seguro consumir plantas que animales, pero tome siempre
las precauciones necesarias para evitar malos ratos o problemas graves de
intoxicación.

Obtener el alimento

Bien, hemos visto lo que se puede o no comer en general. Ahora veamos cómo
obtener estos alimentos.
Las plantas y algunos animales se recolectan simplemente observando, dando
vuelta algunos troncos o rocas, escarbando en la arena o simplemente
extrayéndolos del lugar en donde se encuentran. En lagos, ríos y esteros se
pueden recolectar moluscos, crustáceos o peces pequeños. Incluso con solo
voltear piedras encontraremos numerosas larvas de insectos. Estos pueden servir
para ser comidos por nosotros o como carnada para peces de mayor tamaño.
Para ello debemos de hacernos de anzuelos ya sea de madera o en un mejor
caso de alambre o algún metal.
Animales de mayor tamaño se pueden obtener por medio de trampas o por el no
fácil arte de cazarlos con lanzas pues además de la técnica que se requiere para
ello, nuestra presa puede escapar con la herida causada y morir a muchos
kilómetros, en un lugar en donde jamás la encontraremos.
Las trampas brindan la posibilidad de dejarlas durante la noche pero es importante
dejar siempre más de una para asegurarnos de capturar algo.
ORIGEN Y DIFUSION E INTENSIFICACIÓN DE LA PRODUCCION DE
ALIMENTOS

Las exigencias ambientales pueden obstaculizar el comercio y utilizarse incluso


como subterfugio proteccionista. La respuesta no consiste en reducir el nivel de
las normas ambientales, sino en establecer normas adecuadas y hacer posible su
cumplimiento por los exportadores.
El Comité de Comercio y Medio Ambiente presta atención especial a este tema y a
sus efectos en los países en desarrollo.

El efecto de las medidas ambientales en el acceso a los mercados, especialmente


en lo relativo a los países en desarrollo, en particular los menos adelantados, es
uno de los puntos (el punto 6) del programa de trabajo del Comité, establecido en
la Decisión Ministerial sobre Comercio y Medio Ambiente de 1994.

La clave
El efecto de las medidas ambientales en el acceso a los mercados es
particularmente importante para la labor del Comité de Comercio y Medio
Ambiente, ya que encierra la clave para asegurar la interacción de unas políticas
comerciales y ambientales adecuadas.

Los gobiernos Miembros de la OMC consideran que la protección del medio


ambiente y la salud son objetivos legítimos de política.

Pero también reconocen que las medidas adoptadas para alcanzar esos objetivos
pueden obstaculizar las exportaciones. Y están de acuerdo en que el desarrollo
sostenible depende de la mejora del acceso a los mercados para los productos de
los países en desarrollo.

Las normas, los objetivos y las prioridades ambientales deberían reflejar el


contexto ambiental y de desarrollo al que se aplican, según se afirma en el
principio 11 de la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo.

En otras palabras, las normas ambientales aplicadas por algunos países podrían
ser inadecuadas, y causar un costo económico y social injustificado a otros países,
en particular a los países en desarrollo, al obstaculizar las exportaciones. Las
pequeñas y medianas empresas son especialmente vulnerables.

La respuesta no consiste en reducir el nivel de las normas ambientales, sino en


hacer posible su cumplimiento por los exportadores. Los Acuerdos de la OMC
tienen alcance suficiente para asegurar que las medidas ambientales no restrinjan
indebidamente las exportaciones. Entre los ejemplos cabe citar el Acuerdo sobre
la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias, que trata sobre la seguridad
alimentaria y la sanidad animal y vegetal, y el Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos
al Comercio, relativo a las normas y al etiquetado aplicables a los productos.
Alcanzar un equilibrio
Por consiguiente, es necesario alcanzar un equilibrio entre la salvaguardia del
acceso a los mercados y la protección del medio ambiente. Los gobiernos
Miembros de la OMC están de acuerdo en que tienen que examinar de qué forma
pueden formularse las medidas ambientales para que:

 sean compatibles con las normas de la OMC,

 tenga en cuenta la capacidad de los países en desarrollo, y

 cumplan los objetivos legítimos del país importador.

Los gobiernos Miembros reconocen que es esencial que los países en desarrollo
participen en la formulación y elaboración de las medidas ambientales, a fin de
que esas medidas no obstaculicen innecesariamente el comercio.

También es importante ayudar a los países en desarrollo a participar en la


elaboración de normas internacionales en una fase temprana.

Varios Miembros han sostenido que los debates sobre la mejora del acceso a los
mercados deben prestar más atención a la identificación de oportunidades
comerciales de forma tal que se promueva el crecimiento sostenible.

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