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Curso: Antropología.
Agenda No. 6 Fecha: 23/08/2017
Catedrática: Licda. Silvia Patricia Aguilar Tovar.
Por esta razón, consideramos los alimentos con una cierta prudencia, y los
rodeamos de pres-crispaciones, tablees y ritos en función de sus posibles efectos
sobre el organismo, pero también sobre nuestra personalidad. Porque, de alguna
manera, creemos que cuando incorporamos un alimento incorporamos también
algunas de sus características materiales y estas pueden afectarnos,
transformándonos, según sea aquello que nos han evocado. Así, por ejemplo, es
habitual encontrar en cualquier cultura una lista de alimentos, que por su forma se
consideran afrodisiacos, cuya ingesta influiría, supuestamente, en nuestro
comporta-miento sexual. La creencia en la incorporación mágica es una constante
que encontramos en muchas culturas, incluida la sociedad occidental
contemporánea. Por ejemplo, en la publicidad alimentaria abundan los símbolos
que hacen referencia a los principios de contagio y de incorporación: los alimentos
naturales por excelencia, como la miel, nos ponen en comunión con la naturaleza,
la ingestión de determinados productos nos purifica, como el agua mineral, o nos
renueva, como el bifidus activo de los yogures.
Malthus
Inglés. Vivió entre 1797 y 1834 y fue autor de varios libros sobre economía y
población. Sus tesis más conocidas se refieren a un planteamiento pesimista del
futuro en el que mientras los alimentos irían creciendo en una progresión
aritmética, la población lo haría en una progresión geométrica, por lo que la
consecuencia sería el hambre.
Producción de alimentos
Según las famosas predicciones de Malthus la población hambrienta debería ir
aumentando en el mundo. Malthus pensaba que mientras la población crecería
exponencialmente, los alimentos y los recursos aumentarían en mucha menor
proporción y, por tanto, cada vez habría más diferencia entre la cantidad de
alimento y la población.
Alimentos agrícolas
Se calcula que unas 80 000 especies de plantas son comestibles, pero sólo
usamos unas 100 de ellas que proporcionan alrededor del 90% del alimento que la
humanidad consume, bien sea directamente, comidas por las personas, o
indirectamente, sirviendo de alimento al ganado. De cuatro de ellas: trigo, arroz,
maíz y patata obtenemos más de la mitad de los alimentos agrícolas que
consume toda la población mundial.
La agricultura empezó hace unos 10 000 años, cuando los hombres comenzaron
a cultivar plantas o a esparcir semillas de las plantas de las que obtenían alimento
(cereales del tipo del trigo) alrededor de los lugares en los que vivían. Las
prácticas agrícolas fueron muy importantes para el desarrollo de la sociedad
humana. Obligaron a que el hombre, que hasta entonces había sido cazador y
recolector, con una forma de vida nómada, pasara a vivir en lugares fijos y así
comenzaron las primeras ciudades. Además, aumentó tanto el alimento
disponible que se dio el primer gran crecimiento de la población humana.
En una sociedad agrícola, cada cultivador produce alimento suficiente no sólo para
él mismo sino también para otras personas y esto hizo posible que algunas
personas se puedan dedicar a las artes, la religión o el comercio y que la
organización social se fuera haciendo más y más compleja. Con el paso de
algunos milenios, hace unos 5000 a 6000 años, alrededor de ríos especialmente
aptos para el cultivo, como el Nilo, Eufrates, Tigris, etc., se fueron desarrollando
las primeras grandes civilizaciones en las que surgió la escritura y tuvieron un
gran impulso las actividades culturales, científicas, comerciales, etc.. Se formaron
los primeros imperios y el éxito de la agricultura fue tan claro que muy pocos
grupos sociales han vuelto a las prácticas cazadoras o recolectoras una vez que
han desarrollado la actividad agrícola.
Hasta hace un siglo la agricultura había ido sufriendo cambios poco a poco, pero
se seguía trabajando de una forma tradicional que, en lo esencial, era muy
parecida a la que se había venido empleando durante milenios. Algunas técnicas
especialmente útiles, como el regadío, sabemos que se empleaban ya hace unos
5000 años
RESTRICCIONES MEDIOAMBIENTALES
Obtener el alimento
Bien, hemos visto lo que se puede o no comer en general. Ahora veamos cómo
obtener estos alimentos.
Las plantas y algunos animales se recolectan simplemente observando, dando
vuelta algunos troncos o rocas, escarbando en la arena o simplemente
extrayéndolos del lugar en donde se encuentran. En lagos, ríos y esteros se
pueden recolectar moluscos, crustáceos o peces pequeños. Incluso con solo
voltear piedras encontraremos numerosas larvas de insectos. Estos pueden servir
para ser comidos por nosotros o como carnada para peces de mayor tamaño.
Para ello debemos de hacernos de anzuelos ya sea de madera o en un mejor
caso de alambre o algún metal.
Animales de mayor tamaño se pueden obtener por medio de trampas o por el no
fácil arte de cazarlos con lanzas pues además de la técnica que se requiere para
ello, nuestra presa puede escapar con la herida causada y morir a muchos
kilómetros, en un lugar en donde jamás la encontraremos.
Las trampas brindan la posibilidad de dejarlas durante la noche pero es importante
dejar siempre más de una para asegurarnos de capturar algo.
ORIGEN Y DIFUSION E INTENSIFICACIÓN DE LA PRODUCCION DE
ALIMENTOS
La clave
El efecto de las medidas ambientales en el acceso a los mercados es
particularmente importante para la labor del Comité de Comercio y Medio
Ambiente, ya que encierra la clave para asegurar la interacción de unas políticas
comerciales y ambientales adecuadas.
Pero también reconocen que las medidas adoptadas para alcanzar esos objetivos
pueden obstaculizar las exportaciones. Y están de acuerdo en que el desarrollo
sostenible depende de la mejora del acceso a los mercados para los productos de
los países en desarrollo.
En otras palabras, las normas ambientales aplicadas por algunos países podrían
ser inadecuadas, y causar un costo económico y social injustificado a otros países,
en particular a los países en desarrollo, al obstaculizar las exportaciones. Las
pequeñas y medianas empresas son especialmente vulnerables.
Los gobiernos Miembros reconocen que es esencial que los países en desarrollo
participen en la formulación y elaboración de las medidas ambientales, a fin de
que esas medidas no obstaculicen innecesariamente el comercio.
Varios Miembros han sostenido que los debates sobre la mejora del acceso a los
mercados deben prestar más atención a la identificación de oportunidades
comerciales de forma tal que se promueva el crecimiento sostenible.