You are on page 1of 1

Excerpta Fromm, Erich (2003): Sexo y carácter, en: Farfán Hernández, Rafael; Girola, Lidia (eds): Cultura y civilización.

El pensamiento
crítico alemán contemporáneo, México: Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Azcapotzalco, pp 167-184.
Por: Franklin Morocho.
Palabras clave: carácter, sexo, factores sociales.
El autor propone que las diferencias biológicas que existen entre hombres y mujeres junto con los factores sociales son los determinantes que
influyen en la diferencia entre el carácter de los seres humanos y que son estos últimos (factores sociales) los más influyentes llegando
inclusive a eliminar o aumentar las diferencias de tipo biológico.
La perspectiva de esta excerpta se centra en dos aspectos: la función de hombres y mujeres en la relación sexual y los factores sociales como
determinantes de las diferencias en el carácter de hombres y mujeres.
Fromm señala que la actividad sexual se desarrolle con normalidad el hombre necesita tener y mantener una erección durante el período de
coito hasta el momento del orgasmo; para lograr satisfacer a la mujer el hombre deberá mantener la erección hasta que la mujer consiga llegar
al orgasmo. (Fromm 2003: 171), “Esto significa que, para satisfacer sexualmente a la mujer, el hombre ha de demostrar que es capaz de tener y
mantener una erección” (Fromm 2003: 171).
Según el autor para que los hombres logren satisfacer a las mujeres es necesario que puedan mantener una erección, mientras que las mujeres
para poder satisfacer a los hombres deben tener la voluntad de complacerle, es decir, es una decisión que en las mujeres solo depende de su
voluntad y que esta puede ser tomada en cualquier momento. (Fromm 2003: 171).
Otra diferencia que el autor nos presenta es la ansiedad ligada al sexo, el hombre es vulnerable debido a que su posición es la de demostrar
algo, algo en lo que puede fallar, es por esto que para el hombre cada relación es una evaluación que le produce ansiedad debido a la
posibilidad de fracasar. (Fromm 2003; 171), “El caso extremo es el temor de castración, es decir, el temor de resultar orgánicamente -y, por
tanto, permanentemente- incapaz de realizar su función” (Fromm 2003: 171-172). La ansiedad de la mujer para Fromm viene dada en cambio
por la dependencia que esta tiene del hombre, su inseguridad radica en la posibilidad de quedarse sola, de llegar a frustrarse y de no poder
controlar su satisfacción sexual. (Fromm 2003: 172). “Las ansiedades de los hombres y las mujeres se refieren a esferas distintas: las del
hombre se refieren a su ego, a su prestigio, a su valor a los ojos de la mujer; las de la mujer, al placer y a la satisfacción sexuales” (Fromm
2003; 172).
Para Fromm el hombre y la mujer se necesitan mutuamente, desde la mirada de la biología para conservación de la especie y la familia, desde
la visión psicológica para satisfacer los deseos sexuales, sin embargo, en toda relación en la que dos grupos se necesitan de forma mutua
siempre va a existir la posibilidad por un lado de la satisfacción mutua y por otro lado la de la lucha y el desacuerdo. (Fromm 2003: 173). “La
relación entre los sexos difícilmente puede verse libre de un antagonismo y una hostilidad potenciales. Además de la capacidad de amarse el
uno al otro, el hombre y la mujer tienen también la capacidad de odiarse” (Fromm 2003: 173).
Según el autor una vez analizadas las diferencias en la ansiedad propias de hombres y mujeres se ha podido en ver una diferencia de tipo
caracterológica que se deslinda de las diferencias de las funciones sexuales respectivas, sin embargo, se este tipo de ansiedad da paso a intentos
específicos de superación. (Fromm 2003: 174).
Para Fromm la principal ansiedad del hombre es la no poder cumplir con la tarea que se ha asignado, es decir, la ansiedad por el temor a
fracasar, para contrarrestar esta ansiedad los hombres persiguen el afán del prestigio. (Fromm 2003: 174). “Intenta compensar el temor al
fracaso sexual compitiendo en todas aquellas esferas de la vida en que el poder, la fuerza física y la inteligencia son cualidades para el éxito.
Su actitud competitiva hacia los demás hombres se relaciona íntimamente con ese afán de prestigio” (Fromm 2003: 174). El sistema social y el
económico actual se basa en los principios competitivos, de esta forma, el afán de prestigio y de competencia se encuentran interiorizados en el
hombre de la cultura occidental, es así que, aunque no exista diferencia alguna en cuanto a las funciones sexuales respectivas, los factores
sociales provocarían tanto en hombres como en mujeres los mismos afanes. El impacto de los factores sociales tiene tanto peso que hace que se
dude de que los factores sexuales tengan gran influencia en el afán de prestigio de los hombres. (Fromm 2003: 174-175).
Según el autor el afán de prestigio en el hombre nos da la pauta para comprender el carácter de la vanidad masculina, la vanidad del hombre
consiste en demostrar que cumple sin problemas su papel, tiende constantemente a afirmar que no le teme al fracaso, los hombres tienen
también el temor al ridículo frente a las mujeres, este temor se ve reflejado en el odio que el hombre tiene hacia la mujer, bajo esta premisa del
odio el hombre buscará dominar a la mujer para hacerla sentir débil e inferior. (Fromm 2003: 175). “Diremos, de pasada, que la promesa de
dominar a la mujer es el consuelo que da al hombre el mito bíblico – de base patriarcal- cuando Dios decide castigarla.” (Fromm 2003: 176).
Para Fromm la vanidad de la mujer viene dada por la necesidad de atraer, esa necesidad de verse atractiva, de esta forma, la satisfacción sexual
de la mujer depende exclusivamente de su atractivo sexual (Fromm 2003: 177) “El afán de la mujer de ser atractiva viene impuesto por su
función sexual; así se explica su vanidad o la preocupación que siente por su atractivo.” (Fromm 2003: 177). La principal arma del hombre
frente a la mujer es la fuerza física y social, mientras que, la principal arma de la mujer frente al hombre es su capacidad para ponerlo en
ridículo, la manera más radical para ridiculizarlo es volverlo impotente. (Fromm 2003: 178). “La mujer dispone de muchos medios para
conseguirlo, algunos de ellos toscos y otros muy sutiles. Van desde la afirmación expresa de que fracasará, hasta la frigidez y el espasmo
vaginal que hace imposible la relación física.” (Fromm 2003: 178).
Según el autor la mujer posee la capacidad natural de producir cosa que el hombre carece, por esta razón el hombre la envidia y la teme,
debido a esto el hombre siente en el fondo de su carácter la necesidad constante de realizar un esfuerzo para compensar esta deficiencia,
mientras que dentro del carácter de la mujer existe un sentido de superioridad frente al ser masculino debido a su esterelidad, estas diferencias
de tipo naturales se mezclan con diferencias que existen dentro de la cultura específica en la que viven hombres y mujeres (Fromm 2003: 180-
181) “El afán de prestigio y la situación de dependencia, como productos culturales, determinan toda la personalidad; no constituyen la clave
sino la melodía; la mujer es, entonces, dependiente, y el hombre está sediento de prestigio” (Fromm 2003: 182). Para Fromm las diferencias
naturales entre hombre y mujer no les convierte en seres diferentes, esas diferencias no parecen ser la base para separar a hombres y mujeres y
por ende atribuirles funciones distintas en la sociedad. (Fromm 2003: 182) . “Hoy resulta evidente que, cualesquiera que sean las diferencias
entre los sexos, son relativamente insignificantes en comparación con las diferencias caracterológicas entre personas del mismo sexo. Las
diferencias sexuales no influyen para nada en la capacidad de trabajo.” (Fromm 2003: 182).

You might also like