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BIB 2016\85584
Abstract: «The topic of expatriation poses some significant issues for both the academic
and the practical lawyer. To a large extent, these issues arise from the fact that the
subject matter is extremely casuistic. This paper puts forward a taxonomy according to
which two expatriation patterns emerge: the unitary pattern and the plural pattern. The
paper proves that this distinction is consistent with the «circumstances» relevant to show
a «close connection» with a country. The pattern is thus useful in the context of
determining the law applicable to a practical situation.»
I . Introducción
La internacionalización de las empresas, en cualquiera de sus grados y formas
(creación de filiales, desarrollo de redes comerciales, contratación y supervisión de
proveedores, establecimiento de alianzas y cooperación entre empresas, joint ventures ,
etc.), va acompañada, a menudo, de la movilidad transnacional de trabajadores. Es este
último un concepto amplio y heterogéneo en el que tienen cabida diversos tipos de
desplazamientos y traslados. Aunque estas dos últimas expresiones remiten a la
institución de la movilidad geográfica, lo cierto es que el artículo 40 ET juega un papel
muy limitado en el tratamiento jurídico del tema que nos ocupa. Esto es así no porque el
precepto no comprenda en su ámbito aplicativo los desplazamientos y traslados al
extranjero –sí los comprende cuando la movilidad no implica cambio de empleador 1–,
sino porque su enfoque, que es fundamentalmente de flexibilidad en la organización de
los recursos por razones económicas, técnicas, organizativas o productivas, no ha venido
siendo, desde luego, el predominante en las expatriaciones y desplazamientos
transnacionales. El artículo 40 ET es, antes que nada, una regulación de la facultad
empresarial de variar unilateralmente el lugar de trabajo: la limita causalmente y la
encauza procedimentalmente, entre otras cosas; aunque también establezca una
importante garantía de extinción indemnizada del contrato de trabajo por voluntad del
trabajador que rechaza el traslado. Las características más típicas de la movilidad
transnacional (carácter individual, alta cualificación profesional, elevada responsabilidad
y alto grado de autonomía en las tareas a desempeñar en el extranjero, etc.) conducen a
que el planteamiento unilateral no haya sido tradicionalmente el habitual y a que, por el
contrario, tienda a prevalecer el pacto en cuanto a las condiciones de la expatriación o
desplazamiento (duración, retribución, repatriación, etc.)2. Por este motivo, por ser
acordados, el artículo 40 ET resulta en muchas ocasiones ajeno a la problemática jurídica
de los desplazamientos y traslados al extranjero3.
2 La crisis económica desde 2008, sin embargo, que ha afectado especialmente a empresas de ingeniería y
construcción, ha propiciado un aumento notable de los desplazamientos y traslados al extranjero impuestos
unilateralmente. Un indicador interesante es el incremento de casos judiciales en que se debate la calificación
de un despido disciplinario fundado en la desobediencia del trabajador al incumplir la orden de desplazamiento
o traslado. Entre las últimas sentencias, véase por ejemplo STSJ Asturias 10-5-2016 (R.º 677/2016) (PROV 2016,
122707) , que declara procedente el despido de una trabajadora que se negó a cumplir una orden de
desplazamiento a China.
3 La STSJ Andalucía / Sevilla 31-3-2016 (R.º 1208/2015) (PROV 2016, 109238) , que enjuicia un caso de despido
por incumplimiento de la orden repatriación fundada en la llegada del término de la expatriación pactada,
subraya que en el art. 40 ET «se regulan los traslados y desplazamientos decididos unilateralmente por la
empresa por existencia de razones económicas, técnicas, organizativas o de producción, pero no los supuestos
en el que el desplazamiento o traslado viene acordado por las partes».
1070 ) (Roma I) dice que «no se considerará que cambia el país de realización habitual
del trabajo cuando el trabajador realice con carácter temporal su trabajo en otro país»
( artículo 8.2 ). Tendremos ocasión de volver sobre esto.
Además de factor jurídico, la duración parece ser un aspecto de la movilidad que está
muy presente a la hora de poner nombre, en la práctica empresarial, a las diversas
situaciones que se agrupan en el género «movilidad transnacional». La palabra
«expatriación» suele tener en el lenguaje empresarial el sentido de movilidad de
duración media o larga4, y no es infrecuente contraponerla a la de «desplazamiento». Esa
connotación de la voz «expatriación», que está ausente de la voz «desplazamiento», es
congruente, por lo demás, con su acepción en el lenguaje común, pues «expatriado» es
«quien vive fuera de su patria» 5: difícilmente decimos de alguien desplazado unos días,
unas semanas o unos pocos meses, que «vive» en el lugar en que se halla desplazado.
4 Un buen ejemplo lo ofrece el Informe Ernst & Young – IESE (2013) titulado «Políticas de expatriación en el
contexto económico actual. Visión de las empresas», pg. 6: «La definición más tradicional de expatriación, hace
referencia al traslado internacional del empleado durante un período largo de tiempo, que obliga a su vez a un
traslado familiar».
5 Diccionario de la RAE.
Naturalmente, el mero nombre que las partes den a la situación en que se encuentren
no condiciona el análisis jurídico. En este sentido, conviene aclarar ya que la voz
«expatriación» no tiene un sentido jurídico preciso. Es cierto que la utilizan diversos
textos legales –pocos, la verdad–. Así, en primer lugar, la Ley 40/2006, de 14 de
diciembre ( RCL 2006, 2227 y RCL 2007, 203) , del Estatuto de la ciudadanía española en
el exterior6, declara entre sus objetivos fundamentales el de «velar junto con las
Comunidades Autónomas, por la protección de los derechos de los desplazados o
expatriados en el exterior» ( artículo 3 h) ), pero, además de no ofrecer definición alguna
de estos conceptos, utiliza en lo restante de su articulado, exclusivamente, las palabras
«desplazamiento» y «desplazado», con omisión completa de «expatriación» o
«expatriado».
6 Para una visión de conjunto de los aspectos laborales de esta Ley, R. RON LATAS, «Los aspectos laborales más
destacables de la Ley 40/2006, de 14 de diciembre ( RCL 2006, 2227 y RCL 2007, 203) , del Estatuto de la
Ciudadanía Española en el Exterior», Relaciones Laborales , 2007, t. I, pgs. 943 ss.
Por su parte, la Directiva 91/533 ( LCEur 1991, 1226 ; LCEur 1992, 1854 y 2153) ,
relativa a la obligación del empresario de informar al trabajador acerca de las
condiciones aplicables al contrato de trabajo o a la relación laboral, parece querer ofrecer
un concepto de «trabajador expatriado»: aquel que «tenga que ejercer normalmente su
trabajo en uno o varios países distintos del Estado miembro a cuya legislación o práctica
estén sujetos el contrato o la relación laboral». Es significativo que la norma española de
transposición de esta Directiva –que es el RD 1659/1998, de 24 de julio ( RCL 1998,
2062 ) , por el que se desarrolla el artículo 8, apartado 5 , de la Ley del Estatuto de los
Trabajadores en materia de información al trabajador sobre los elementos esenciales del
contrato de trabajo– ni siquiera recoja la voz «expatriado» 7, y utilice en su lugar la
perífrasis «prestación de servicios en el extranjero» ( artículo 3 ).
7 Resulta interesante apreciar cómo hace no tanto tiempo (menos de veinte años), la expresión «trabajador
expatriado» parecía una denominación «dramática», que hacía bien el legislador español en evitar: M.
RODRÍGUEZ-PIÑERO, «El derecho del trabajador a ser informado sobre los elementos esenciales de su contrato
8 Señala A. OJEDA AVILÉS que los conceptos de «expatriación» y de «asignación internacional» proceden del
mundo anglosajón («Expatriados: concepto, naturaleza jurídica y regulación», Trabajo y Derecho , núm. 1
[2015], versión electrónica).
9 P. ÁLVAREZ BARBEITO, J.M. CALDERÓN CARRERO, La tributación en el IRPF de los trabajadores expatriados e
impatriados , Netbiblo, La Coruña, 2010, pg. 170.
10 Dirección General de Tributos, 9-1-2015, Consulta Vinculante V0026/2015 (JT 2015, 515) .
11 Téngase en cuenta, al respecto, que el precepto tributario integra la normativa social sobre base de
cotización a la seguridad social ( art. 23.2 del Reglamento General sobre Cotización; RD 2064/1995).
II . Taxonomía de la expatriación
En cualquier asunto de expatriación, el objeto de atención preferente es, por tanto, ese
conjunto de pactos directa o indirectamente ligados a la movilidad, así como cualquier
hecho relevante acaecido en el curso de la relación jurídica. La infinidad de posibilidades
que así se abren conduce a que el tema sea de un casuismo extremado. Esta
característica se agrava por el carácter pluridimensional de la materia, que resulta de los
cuatro factores siguientes.
En primer lugar, se trata de una materia muy marcada por la multidisciplinariedad. Los
asuntos de expatriación solo pueden planificarse y resolverse tomando en consideración
una variedad de disciplinas jurídicas, que junto a la estrictamente laboral conforman, al
menos, la fiscal, la inmigratoria y la de seguridad social. Los condicionantes,
regulaciones, límites o efectos en cada uno de estos planos interactúan unos con otros,
de manera que la solución óptima solo puede adoptarse a partir de la ponderación de
todos ellos12.
12 Una completa integración de todas esas perspectivas jurídicas sobre la expatriación la ofrece la excelente
obra dirigida por A. MATORRAS DÍAZ-CANEJA, La expatriación de trabajadores (BIB 2012, 438) , Aranzadi, Cizur
Menor, 2012.
En segundo lugar, la materia está sujeta, por definición, a una pluralidad jurisdiccional
y normativa. Las relaciones laborales tienen lugar y se desarrollan en «un mundo
jurídicamente fraccionado–13. Ya no es solo que deban tenerse en cuenta regulaciones
distintas de las estrictamente laborales, es que deben tomarse en consideración también
regulaciones fiscales o de seguridad social de diversos países. Con independencia de lo
que el estudio de un asunto de expatriación arroje desde la perspectiva de la ley
aplicable, existen múltiples cuestiones que pueden ser imperativas, o incluso de orden
público, en el país al que el trabajador se desplaza, incluso aunque concluyamos que su
ley no es la aplicable. El ejemplo paradigmático de esto lo ofrecen las disposiciones
nacionales de transposición de la Directiva europea 96/71 ( LCEur 1997, 105 ) 14, que
imponen la aplicación de un conjunto fundamental de condiciones de empleo con
independencia de cuál sea la ley aplicable a la relación laboral.
13 F.J. GARCIMARTÍN ALFÉREZ, Derecho Internacional Privado (BIB 2014, 1) , Aranzadi, 2014; versión electrónica
de Thomson-Reuters Aranzadi: referencia
15 A.-L. CALVO CARAVACA, J. CARRASCOSA GONZÁLEZ, Derecho Internacional Privado , vol. I, 10.ª ed.,
Comares, Granada, 2009, pgs. 8-9.
una elevación mínima hasta alcanzar un nivel de generalización razonable. Sobre esta
base, la estructuración de las relaciones laborales individuales en que cambia el país en
el que se prestan servicios puede atender a dos grandes patrones o esquemas, que
podemos llamar «patrón unitario» y «patrón plural».
En el patrón unitario, la relación laboral se concibe como una relación única, que se
mantiene en el tiempo pese al cambio de ubicación geográfica del trabajador, y que
gravita principalmente hacia un solo ordenamiento jurídico. A este esquema responde el
clásico «expatriado de carrera», un empleado de alta cualificación que mantiene una
relación laboral con una sociedad del grupo multinacional –posiblemente su sociedad
matriz, o quizá una sociedad específicamente «global», constituida con el propósito de
emplear a este tipo de personal–, y que cambia de lugar de trabajo varias veces a lo
largo de su carrera profesional. También encaja en el patrón unitario el trabajador que es
frecuentemente desplazado a otros países por una duración limitada y habitualmente
corta, con retorno al país de origen al término de cada desplazamiento. La relación
laboral es única con el empleador en este país de retorno, y el cambio de lugar de
trabajo no es más que un episodio de una relación laboral que permanece anclada a la
legislación de dicho país. La relación laboral es «global», pero como el derecho del
trabajo es radicalmente «local», ese «contrato de trabajo global» 16debe anclarse en una
concreta legislación nacional.
16 La expresión «contrato de trabajo global» aparece acuñada en la STJUE 10-3-2011, C-379/09 (TJCE 2011, 49)
, Casteels .
18 Quizá los casos más llamativos en este sentido son los del sector marítimo. Como puso de relieve X.M.
CARRIL VÁZQUEZ, la doctrina de los vínculos más estrechos presenta «especial incidencia en el tema de la
determinación de la ley aplicable al contrato de embarco de trabajadores del mar españoles en buques
abanderados bajo pabellones de conveniencia» («Aspectos laborales y de seguridad social de los pabellones de
conveniencia», Revista Española de Derecho del Trabajo , núm. 108, 2001, pg. 926).
19 Sobre el carácter presuntivo de las conexiones específicas ofrecidas por el Convenio de Roma (LCEur 1980,
398) o por el Reglamento Roma I ( LCEur 2008, 1070 ) , véase la STJUE 6-10-2009, C-133/08 (TJCE 2009, 313) ,
ICF .
La regla lex loci laboris se fundamenta en la idea de que el lugar de prestación de los
servicios constituye la circunstancia más importante a la hora de determinar con qué
ordenamiento jurídico tiene el contrato de trabajo los vínculos más estrechos. En el
patrón unitario de expatriación, se trata de identificar un único ordenamiento, con lo que
la regla pide identificar un solo lugar de trabajo. La existencia de varios lugares de
trabajo plantea una primera dificultad a este respecto, que puede solventarse de cuatro
modos. El primero de ellos implica partir de la consideración de que el cambio o los
cambios de lugar de trabajo son meramente temporales, para, aplicando el mandato del
artículo 8.2 in fine del Reglamento, concluir que no se considerará que cambia el país de
realización habitual del trabajo. El segundo modo supone asumir que el trabajo que se
realiza en dos o más países se lleva a cabo, no obstante, «a partir de» un único país, con
lo que, aplicando el propio artículo 8.2 , el trabajo se considera realizado en ese único
país. El tercer modo implica constatar que entre los varios países en que se desempeña
la actividad laboral, hay uno que destaca cuantitativamente, al llevarse a cabo en él la
mayor parte de la actividad, con lo que ese lugar cuantitativamente preponderante es el
habitual de trabajo. El cuarto y último modo se corresponde con la situación en que no
sea posible identificar un país de trabajo habitual, supuesto para el cual el artículo 8.3
del Reglamento propone la solución de acudir a la ley del país donde esté situado el
establecimiento a través del cual haya sido contratado el trabajador.
20 M.D. ORTIZ VIDAL, Ley aplicable a los contratos internacionales y eficiencia conflictual , Comares, Granada,
2014, pg. 121.
21 En este sentido, subrayando que, en materia de contrato de trabajo, la cláusula de escape es de «aplicación
no excepcional y de orientación conflictual», A. CALVO CARAVACA y J. CARRASCOSA GONZÁLEZ, Derecho
Internacional Privado , vol. II, Comares, Granada, 2014, pg. 1007. Se ha dicho también que «la pretendida
excepcionalidad de las cláusulas de escape ha sido borrada por el [TJUE]» (L.F. CARRILLO POZO, «La cláusula de
escape en la determinación de la ley aplicable al contrato de trabajo» (BIB 2013, 2375) , Revista Doctrinal
Aranzadi Social , núm. 8/2013, versión electrónica).
1 . Circunstancias subjetivas
Las circunstancias subjetivas del empleador y del trabajador, en particular la
nacionalidad, el domicilio y el lugar de residencia habitual, son indicativas de lazos con el
ordenamiento jurídico a que cada una de ellas remita.
a) Residencia habitual del empleador y establecimiento de contratación del
trabajador
Tan es así para el lugar de residencia habitual que, como ya se ha comentado, su
utilización como criterio de determinación de la ley aplicable es habitual en el
Reglamento Roma I ( LCEur 2008, 1070 ) . Sin embargo, del lado del empleador, el
criterio de la residencia habitual termina reconfigurándose, como ahora mismo se
explicará, en una circunstancia más objetiva que subjetiva, relacionada con el lugar
donde radica el establecimiento que llevó a cabo la contratación del trabajador.
Del lado del empleador, y centrándonos en la forma jurídica habitualmente adoptada
de sociedad, asociación u otro tipo de persona jurídica, la circunstancia relevante de la
residencia habitual se concreta en el lugar de su administración central ( art. 19.1 del
Reglamento Roma I). En el caso más infrecuente de empleador persona física, la
referencia es al lugar del establecimiento principal de dicha persona ( art. 19.1 del
Reglamento Roma I). Por lo demás, en todos estos casos, la circunstancia de la residencia
habitual del empleador se considera invariable a lo largo de la relación laboral,
atendiendo a que «la residencia habitual será la determinada en el momento de la
celebración del contrato» ( art. 19.3 del Reglamento Roma I). Esto último permite
aproximar la circunstancia de la residencia habitual del empleador a la del
establecimiento de contratación del trabajador, circunstancia esta que, como se sabe, se
propone como criterio subsidiario de determinación de la ley aplicable para el exclusivo
caso de no poder determinarse la misma en virtud del criterio del lugar habitual de
trabajo ( art. 8.3 del Reglamento Roma I). Esta aproximación queda totalmente
confirmada por el artículo 19.2 del Reglamento Roma I: «Cuando el contrato se celebre
en el curso de las operaciones de una sucursal, agencia o cualquier otro establecimiento,
o si según el contrato, la prestación debe ser realizada por tal sucursal, agencia o
establecimiento, se considerará residencia habitual el lugar en el que dicha sucursal,
agencia u otro establecimiento esté situado». La residencia habitual del empleador
acaba, así, reconvertida en lugar del establecimiento de contratación del trabajador,
siempre, eso sí, que la elección de este establecimiento como el de contratación no sea
arbitraria o constitutiva de fraude de ley, en especial por no tener ninguna relevancia
material ni en la creación ni en el desarrollo de la relación laboral en cuestión. Como
razonó el TJUE en la sentencia de 15 diciembre 2011 (asunto C-384/10,Voogsgeerd) (TJCE
23 STJUE 12 septiembre 2013, C-64/12 (TJCE 2013, 277) , Schlecker , par. 41.
24 M. ALBALADEJO, Derecho Civil , I, vol. 1.º (Introducción y Derecho de la Persona), 10.ª ed., Bosch, Barcelona,
1985, pg. 291.
25 La nacionalidad es un criterio de sujeción fiscal utilizado, por ejemplo, en convenios de doble imposición,
siquiera sea con carácter subsidiario, así como en normas internas españolas, como el polémico artículo 8.2 de
la Ley del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (L. 35/2006), según el cual, «no perderán la
condición de contribuyentes por este impuesto las personas físicas de nacionalidad española que acrediten su
nueva residencia fiscal en un país o territorio considerado como paraíso fiscal». No obstante, incluso en el
ámbito tributario, la doctrina ha manifestado cierto rechazo del criterio de nacionalidad; así, por ejemplo, se ha
escrito que «el criterio de nacionalidad está reservado en el Derecho moderno a las normas referentes a la
condición de las personas, y es extraño a las exigencias del Derecho tributario, según las cuales el reparto de
las cargas derivadas de los gastos públicos debe establecerse en función del presumible disfrute de los
mismos, sin acepción de personas» (R. OLIVER CUELLO, «La fiscalidad directa del comercio electrónico» (BIB
2012, 3399) , Quincena Fiscal , núm. 21, 2012).
El criterio de la nacionalidad puede tener dos funciones muy distintas: puede operar
como una de las circunstancias a tener en cuenta en un caso dado, con el fin de
establecer con qué Estado la relación en cuestión tiene los vínculos más estrechos; y
puede operar como fundamento de la aplicación extraterritorial de la legislación de un
Estado. Ambas funciones parecen coexistir en el artículo 1.4 ET ( RCL 2015, 1654 ) , un
precepto clásico que establece, de un lado, la aplicación de la legislación laboral
española «al trabajo que presten los trabajadores españoles contratados en España al
servicio de empresas españolas en el extranjero»; y, de otro lado, la garantía de que
«dichos trabajadores tendrán, al menos, los derechos económicos que les
corresponderían de trabajar en territorio español».
En su primera función, el artículo 1.4 ET puede resultar aplicable si se subsumen sus
criterios de determinación de la ley aplicable en la cláusula de los vínculos más estrechos
que emplea el Reglamento Roma I ( LCEur 2008, 1070 ) La nacionalidad de las partes y el
hecho de que la contratación se produzca en España podrían, en tal caso, ser indicativos
de la conexión de la relación laboral con el Derecho español, pero en el bien entendido
de que deberían tomarse en consideración todas las demás circunstancias del caso, no
solo las que señala el artículo 1.4 ET.
En su segunda función, es decir, en cuanto precepto que trata de la designación de la
ley aplicable a la relación laboral, el artículo 1.4 ET es incompatible con el sistema
normativo del Reglamento Roma I ( LCEur 2008, 1070 ) , el cual afirma que «el correcto
funcionamiento del mercado interior exige [… que las normas de conflicto de leyes
vigentes en los Estados miembros designen la misma ley nacional con independencia del
país del tribunal ante el que se haya planteado el litigio» 26. Resulta evidente que, por
principio, un precepto puramente interno como el artículo 1.4 ET causa una distorsión en
la designación de la ley aplicable, ya que solo vincula a los tribunales españoles, no a los
de otro Estado en que pudiera plantearse el litigio. Esto no significa, ni mucho menos,
que el artículo 1.4 ET esté tácitamente derogado, pero sí que su aplicabilidad es residual,
o mejor dicho transitoria: puede aplicarse a los contratos de trabajo anteriores a la
entrada en vigor del Convenio de Roma (LCEur 1980, 398) , es decir, anteriores a 1
septiembre 1993.
26 Considerando 6.
28 La STSJ Baleares 4-11-2015 (R.º 246/2015) (AS 2015, 2350) decide la inaplicabilidad de la ley española al
caso de un italo-argentino residente en España, casado con española, con hijos menores en España, que
prestaba servicios como capitán en un velero de recreo («Creole») con base en Mallorca y abanderamiento de
Bermudas. En el contrato de trabajo, con sociedades domiciliadas en paraísos fiscales (Jersey, Caimán), se
pactó la sujeción a la ley británica. El accionariado de esas sociedades era una familia española residente en
España («La familia Ariadna Rosaura Luis Alberto viene siendo considerada de modo público y notorio la real
propietaria del Creole»), y consta además que en ocasiones el salario del trabajador se pagó mediante
transferencias emitidas por las personas físicas dueñas de las sociedades. Resulta difícil pensar que la misma
solución se hubiera dado si el trabajador fuera nacional español, aunque esto es naturalmente una pura opinión
personal especulativa, formada en parte, seguramente, por el hecho de que los empleadores incumplieran
sistemáticamente su obligación de dar de alta en la seguridad social al trabajador, con la postrera denegación
por la Seguridad Social española de las pensiones de viudedad y orfandad a su viuda e hijos de corta edad.
2 . Circunstancias objetivas
Las circunstancias objetivas son las referidas al contrato de trabajo o a la relación
laboral, en todo lo que atañe a su gestación, génesis o creación, a su contenido
obligacional y a su desarrollo o ejecución en la realidad. Desde otra perspectiva –la de la
cronología de los hechos–, las circunstancias objetivas pueden tener lugar en la fase
precontractual, en la de estipulación o formalización del contrato, en la de su desarrollo,
incluyendo toda una variedad de vicisitudes, y en la de su extinción.
a) La gestación, génesis o creación del contrato
Los lugares en que se publica la oferta de empleo, en que se llevan a cabo los actos
que constituyen el proceso de selección (pruebas, entrevistas, etc.) y en que se estipula
o formaliza el contrato de trabajo son, sin duda, relevantes para conectar dicho contrato
con un ordenamiento jurídico. Del artículo 8.3 del Reglamento Roma I podría intentar
deducirse la preponderancia del lugar en que radica el establecimiento empresarial sobre
el lugar en que se encuentra el trabajador. Sin embargo, esta deducción no es nada
segura. En realidad, el criterio del lugar donde esté situado el establecimiento a través
del cual haya sido contratado el trabajador es un criterio autónomo de determinación de
la ley aplicable, y lo que ocurre es que su aplicabilidad se condiciona a la imposibilidad
de determinar un lugar habitual de trabajo. La consideración de este criterio en el marco
del conjunto de circunstancias indicativas de vínculos más estrechos es posible, pero no
parece que haya que darle ninguna preponderancia dentro de un juicio tan global como
el que exige el artículo 8.4 del Reglamento, máxime cuando este juicio se supedita a que
los vínculos más estrechos se tengan con un país distinto del designado por los
apartados 2 y 3 del propio artículo 8 . No obstante, el conjunto de circunstancias puede
apuntar al mismo ordenamiento al que lo haga el lugar donde radique el establecimiento
de contratación del trabajador. En este sentido, esta última circunstancia debe formar
parte de las que son relevantes para establecer los vínculos más estrechos.
b) El contenido formal del contrato de trabajo
El contenido formal del contrato de trabajo –es decir, las cláusulas o estipulaciones de
que conste– es un elemento muy importante en el juicio global sobre la vinculación con
un ordenamiento jurídico. En este apartado, importa la lengua en que se redacta, pero
sobre todo importa el derecho implícitamente asumido en el contrato. Hay que
diferenciar, sin embargo, la relevancia de esta circunstancia en el juicio global
mencionado, del pacto tácito de elección de la ley aplicable. A propósito de esto último,
recuérdese que la elección de la ley aplicable al contrato puede «manifestarse
expresamente o resultar de manera inequívoca de los términos del contrato» ( artículo
3.1 del Reglamento Roma I). La elección que resulta de manera inequívoca del
clausulado del contrato (por referencias expresas a una ley nacional o por asunciones
implícitas de normas de un determinado país) encuentra, en materia laboral, las mismas
intensas restricciones que tiene la elección expresa. De ahí que, aunque el contenido del
contrato de trabajo es una circunstancia que puede indicar vínculos con un país, no será
posible esgrimirla exitosamente a menos que a ella se sumen otras circunstancias que
operen en la misma dirección.
c) La existencia de más de un contrato de trabajo
El hecho de que iniciada una relación laboral el trabajador se traslade a prestar
servicios a otro país plantea la cuestión de si el contrato de trabajo de origen se va a
mantener, suspender o extinguir. Se trata de una decisión clave para encuadrar la
expatriación en el patrón unitario o plural a que nos hemos referido, y con consecuencias
trascendentales en la determinación de la ley aplicable y, por tanto, en la resolución de
los conflictos de todo tipo que puedan surgir ulteriormente.
La decisión que típicamente da lugar al patrón plural de expatriación es la de extinguir
el contrato de trabajo de origen. Esta extinción irá acompañada, lógicamente, y al
margen del supuesto en que el trabajador deja de ser por cuenta ajena y se transforma
en autónomo, de la suscripción de un contrato de trabajo en el país de destino –lo que
habitualmente se denomina un contrato de trabajo local–. La extinción de un contrato de
trabajo en un país para suscribir inmediatamente otro en país distinto se hará,
normalmente, mediando cambio en la persona del empleador: en el país de origen el
contrato se tenía con una sociedad de aquel país, mientras en el de destino se tendrá
con otra sociedad domiciliada en este segundo país, ambas probablemente integradas
en el mismo grupo, o conectadas por vínculos empresariales o relaciones económicas de
otra naturaleza. Se generan, de este modo, dos relaciones laborales distintas y estancas.
El hecho de que se celebre un nuevo contrato de trabajo no excluye necesariamente la
temporalidad del trabajo en el país de destino 29.
29 En este sentido se pronuncia el Reglamento Roma I ( LCEur 2008, 1070 ) en su 36.º Considerando.
30 J.F. LOUSADA AROCHENA, R.P. RON LATAS, El contrato de trabajo internacional , Lex Nova, Valladolid, 2013,
pg. 215.
33 Un pacto en este sentido puede verse en STSJ País Vasco 20-5-2014, núm. 990/2014 (AS 2014, 1942) .
Entre ambas situaciones extremas –extinción vs. mantenimiento con plenos efectos–
caben situaciones intermedias, caracterizadas por la expresión de voluntad de las partes
de suspensión del contrato de origen. A este pacto corresponde, como en el de la
extinción, la suscripción de un contrato de trabajo local. Pero el significado de este último
en el conjunto de contratos es muy distinto, puesto que la suspensión expresa del
contrato de origen –y no su extinción– supone la conservación de un vínculo
extraordinariamente importante con el país de origen. Sustantivamente, este vínculo se
identifica, en realidad, con la expectativa de regreso, repatriación o reincorporación al
país de origen, a la que me he de referir más adelante. Es pertinente añadir, en este
momento, que la existencia de dos (o más) contratos de trabajo sucesivos en dos (o
más) países distintos, sin haberse extinguido el primero (o anterior), no es definitoria de
un patrón plural: la cuestión es más compleja y remite a la cuestión de «en qué medida
están vinculados entre sí los dos contratos». Este es, justamente, el núcleo del debate en
el famoso caso Pugliese , resuelto por el TJUE en su sentencia de 10 abril 2003 (C-
437/00) (TJCE 2003, 106) , en alguno de cuyos razonamientos conviene detenerse.
En esta sentencia, el TJUE avanza el importante criterio según el cual un patrón
unitario de expatriación puede encontrarse en una situación en la que «el primer
empresario tiene [… en el momento de la celebración del segundo contrato, un interés
en la ejecución de la prestación que el trabajador realizará para el segundo empresario
en el lugar determinado por este último» 34. Y añade que para verificar la existencia de
dicho interés hay que tomar en consideración todas las circunstancias del caso,
figurando, en particular, entre los «factores pertinentes» los siguientes: (a) el hecho de
que la celebración del segundo contrato estuviera prevista cuando se firmó el primero;
(b) el hecho de que el primer contrato se modificara habida cuenta de la celebración del
segundo; (c) el hecho de que exista un vínculo orgánico o económico entre ambos
empresarios; (d) el hecho de que exista un acuerdo entre los dos empresarios por el que
se establece un marco para la coexistencia de los dos contratos; (e) el hecho de que el
primer empresario conserve una facultad de dirección sobre el trabajador, y (f) el hecho
de que el primer empresario pueda decidir respecto a la duración de la actividad del
trabajador para el segundo empresario35.
34 Par. 23.
35 Par. 24.
Hay muchas situaciones en que por exigencias variadas de las legislaciones de los
países de acogida –leyes inmigratorias, sobre todo–, se procede a formalizar un contrato
local en el país de destino. Estos contratos locales son meras formalidades que no deben
tener un impacto sustantivo en la valoración de las circunstancias que aproximan una
relación laboral a un ordenamiento o a otro. Es ilustrativa a este respecto la STSJ País
Vasco de 22-3-2016 (PROV 2016, 120437) 36, la cual, enjuiciando un caso en que en el
acuerdo de expatriación se establecía la suscripción de un contrato con la empresa filial
en Camerún (C. Galdiano Camerún), sostiene que «este dato no tiene la relevancia que le
otorga la parte actora», pues «el acuerdo de expatriación indica que tenía un efecto
funcional o auxiliar, destinado a la obtención de los permisos de trabajo y a efectos de
Seguridad Social, pero en todo momento la única empleadora, y así se desprende del
acuerdo de expatriación, ha sido la demandada, estableciéndose la vinculación laboral
con C. Galdiano, única que nos consta, quien abonaba salarios, emitía las órdenes y
frente a quien se han dirigido las reclamaciones de todo tipo actuadas, empresa con la
que formalizó el actor la relación laboral, y que ha puesto fin a la misma con el despido,
desistiendo el actor de su demanda frente a C. Galdiano Camerún». A la inversa, también
se constata la existencia de supuestos en que el contrato de trabajo meramente formal
es el que se suscribe en España, con el único propósito de cotizar aquí, en tanto que
todos los demás elementos sustanciales de la relación se ubican en un país extranjero 37.
36 R.º 487/2016.
37 Un caso así es STSJ País Vasco 24-4-2016 (R.º 689/2016) (PROV 2016, 142740) .
con este. Sin embargo, algún pronunciamiento 38ha defendido la posibilidad de aplicar a
una parte de la remuneración una ley distinta a la que se aplica al resto de la relación
laboral. Esto puede ser razonable en los supuestos en que se trata de planes retributivos
perfectamente aislables e identificables, con sustantividad propia, susceptibles de ser
regidos por una ley diferente al resto de la relación (eg, planes de opciones sobre
acciones).
38 La STSJ Cataluña 19-9-2008 (R.º 5975/2007) (AS 2008, 2965) decide aplicar la ley francesa a un plan de
opciones sobre acciones en un supuesto en que el resto de la relación laboral se rige por la ley española. La
argumentación de la sentencia se basa en «que la comunicación del presidente del grupo Buygues al actor es
remitida desde Francia, donde tiene la sede social la empresa cabecera del grupo, está escrita en francés [… y
en las mismas se hace referencia al artículo 163 bis C del "Code General des Impost" que hace referencia al
epígrafe "Nouvelles Regulatuions Economiques" (en el caso de la primera comunicación, de 2001) y también al
artículo 443-6 del "Code du Travail" (en el caso de la segunda comunicación, de 2002)». Para el TSJ, resulta
«evidente a la vista de lo expuesto que la voluntad de quien realiza unilateralmente la oferta de las stoks
options es la de que sea aplicada la legislación francesa, y resulta obvio que quien acepta dicha oferta sin
salvedad alguna está también aceptando la aplicación de la normativa del país de domiciliación del grupo
empresarial».
41 Puede verse F.J. GÓMEZ ABELLEIRA, «La Seguridad Social de los trabajadores desplazados al extranjero por
sus empresas», en M. CORREA CARRASCO (Coord.), Protección Social en las Relaciones Laborales
Extraterritoriales , U. Carlos III-BOE, Madrid, 2008, pgs. 441 ss.
45 Ibid.
46 Parág. 41.
47 Se trata de una realidad perfectamente vista por la doctrina más especializada: por ejemplo, O.
FOTINOPOULOU BASURKO, La determinación de la ley aplicable al contrato de trabajo internacional (BIB 2006,
542) , Aranzadi, Cizur Menor, 2006, p. 138: «muchas de las referencias tenidas en cuenta por la doctrina
judicial se basan en elementos accidentales, perfectamente disponibles o utilizables en su beneficio por la
parte contractualmente fuerte en el contrato de trabajo (capaz de imponer aspectos como la moneda de pago,
el idioma en el que esté redactado el contrato, etc.)».
f) Retorno o repatriación
Si el retorno o repatriación del desplazado o expatriado se entiende como la
reincorporación laboral de este a la empresa de origen, hay que empezar anotando que
tal figura no aparece regulada en la normativa aplicable en España 48. Se trata de una
48 Se ha escrito que «la “asignatura pendiente” en el régimen jurídico del expatriadose encuentra en el
tratamiento de las repatriaciones» (A. OJEDA AVILÉS, op. cit., versión electrónica).
49 Para un desarrollo detenido del tema, A. MATORRAS DÍAZ-CANEJA (Dir.), La expatriación de trabajadores ,
cit., pp. 330 ss.
51 El texto original es: «Lorsqu'un salarié engagé par une société mère a été mis à la disposition d'une filiale
étrangère et qu'un contrat de travail a été conclu avec cette dernière, la société mère assure son rapatriement
en cas de licenciement par la filiale et lui procure un nouvel emploi compatible avec l'importance de ses
précédentes fonctions en son sein. Si la société mère entend néanmoins licencier ce salarié, les dispositions du
présent titre sont applicables. Le temps passé par le salarié au service de la filiale est alors pris en compte pour
le calcul du préavis et de l'indemnité de licenciement».
52 En este sentido, sentencia de la Cour de Cassation de 26 mai 2016, Numéro de pourvoi 15-12448: «ce texte
ne subordonne pas son application au maintien d'un contrat de travail entre le salarié et la société mère».
53 Es ilustrativa al respecto la STSJ Madrid 1045/2012, de 14 diciembre (PROV 2013, 31944) .Se trata de un
supuesto en que las partes habían pactado lo siguiente: «la conclusión de la asignación internacional implicará
la terminación de la relación laboral con la unidad que recibe y sin responsabilidad para la misma (ROBERT
BOSCH ESPAÑA, S.A. RBIB), sin perjuicio naturalmente de la reanudación de la vigencia de los derechos y
obligaciones mutuos del contrato del trabajo del asociado con la Unidad que Envía, para cuyo efecto, el
asociado deberá reanudar la prestación de sus servicios para la Unidad que Envía bajo los mismos términos y
condiciones en que venía prestando sus servicios hasta antes de la asignación internacional».
V . Conclusiones
La cuestión de la ley aplicable en supuestos de expatriación es fundamental para
resolver cualquier litigio que se suscite tanto durante la relación laboral como tras su
extinción. La problemática jurídica en torno a aquella cuestión puede aclararse
sustancialmente después de determinar si se está ante una expatriación que responde a
lo que hemos llamado patrón plural o si, por el contrario, se está ante una expatriación
que responde al patrón unitario. En el primer caso, cabe hablar de relaciones laborales
sucesivas y estancas, siendo el lugar de trabajo –normalmente único en cada segmento–
el criterio dominante para designar la ley aplicable a cada uno de los contratos. En el
otro caso, en cambio, la concepción de la relación laboral en su conjunto como una única
relación en la que hay episodios más o menos prolongados de movilidad transnacional,
permite justificar el recurso a la doctrina de la conexión más estrecha con un
ordenamiento en particular, de entre todos aquellos con los que ha tenido contacto el
trabajador expatriado.
La cuestión de la ley aplicable se plantea tanto en el patrón unitario como en el plural
porque, surgido el litigio, se hace necesario determinar si las disposiciones de un
concreto ordenamiento jurídico que no pueden excluirse mediante acuerdo resultan más
favorables para el trabajador. Repárese que de ello se deriva que la eventual elección por
las partes de una ley aplicable (artículos 8.1 y 3.1 del Reglamento Roma I) no elimina
nunca la necesidad de plantearse cuál es la aplicable en defecto de elección. Hemos
señalado, sin embargo, que las limitaciones importantes que pesan sobre la autonomía
de las partes a la hora de elegir la ley aplicable no rigen estrictamente en lo que toca a la
definición autónoma de múltiples aspectos formales y materiales de la relación laboral
(el «conjunto de circunstancias»). El paradigma de esta autonomía lo constituye la
posibilidad de extinguir una relación laboral en un país para dar comienzo a otra en un
segundo país; y así sucesivamente. Esto no implica, sin embargo, como se tuvo ocasión
de argumentar, que el patrón sea necesariamente plural –cabe alegar el fraude de ley,
cabe también esgrimir algunos de los «factores pertinentes» enunciados en la sentencia
Pugliese, etc.–; del mismo modo que, a la inversa, el hecho de mantener un patrón
unitario de expatriación no impide que un órgano judicial pueda estimar que la ley
aplicable al contrato, para un concreto litigio, no es la señalada por el conjunto de
circunstancias de la relación tomada como unidad, sino la señalada por el lugar habitual
de trabajo de un concreto episodio que dura, por ejemplo, un buen número de años.
Esto último conecta con una última cuestión práctica importante: la competencia
judicial internacional, de la que este trabajo no se ha ocupado, y más en concreto la
jurisdicción elegida por el demandante de entre las varias a las que normalmente podrá
acudir en un hipotético litigio, condicionan enormemente la óptica con la que se
contempla la relación laboral del expatriado y, más en concreto, la determinación ulterior
de la ley aplicable. La tendencia natural y universal a aplicar la lex fori acaba
sosteniéndose sobre la base de una normativa conflictual extraordinariamente abierta y
maleable, que contrasta con la mayor rigidez de los criterios de atribución de la
competencia jurisdiccional. Repárese en que, al margen de los supuestos de sumisión 54,
el trabajador no puede demandar en la jurisdicción del país con el que, a su modo de ver,
el contrato mantenga los vínculos más estrechos, sino que ha de hacerlo ante los
órganos jurisdiccionales del Estado en el que esté domiciliado el empleador, o ante el
órgano jurisdiccional del lugar en el que o desde el cual el trabajador desempeñe
habitualmente su trabajo o ante el órgano jurisdiccional del último lugar en que lo haya
desempeñado, o si el trabajador no desempeña o no ha desempeñado habitualmente su
trabajo en un único Estado, ante el órgano jurisdiccional del lugar en que esté o haya
estado situado el establecimiento que haya empleado al trabajador 55. Esta mayor rigidez
de las normas competenciales puede condicionar el enjuiciamiento sustantivo. La clave
en muchos casos estará en la correcta identificación del empleador, lo que en los
supuestos de utilización de un patrón plural de expatriación puede conducir a la
declaración de incompetencia jurisdiccional de los tribunales del país de origen.
TJUE (Sala Cuarta). Jan Voogsgeerd Navimer SA, sentencia de 15 diciembre 2011.
TJCE\2011\413.
TJUE (Sala Tercera). Maurits Casteels British Airways plc, sentencia de 10 marzo 2011.
TJCE\2011\49.
TJCE (Sala Quinta). Giulia Pugliese Finmeccanica SpÁ, Betriebsteil Alenia Aerospazio,
sentencia de 10 abril 2003. TJCE\2003\106.
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