Professional Documents
Culture Documents
FACULTAD DE INGENIERÍA
E.A.P. INGENIERÍA AGROINDUSTRIAL
NUTRICIÓN Y PLANIFICACIÓN
TEMA:
ALERGIAS, INTOLERANCIAS Y ADITIVOS ALIEMNTARIOS
DOCENTE:
ING. ELZA AGUIRRE VARGAS
ALUMNOS:
CABALLERO IPARRAGUIRRE ANTHONY
CHAVEZ ALVA STEPHANY
COLCHADO RIVERA LOURDES
LEZAMA UTRILLA DEBORA
FERNANDEZ SACRAMENTO DAVID
SOLORZANO PAREDES ARANTXA
NUEVO CHIMBOTE
2017
INTRODUCCION
OBJETIVOS:
Dar a conocer las sensibilidades alimentarias respecto a poblaciones en riesgo
y además aditivos alimentarios.
CAPITULO I: SENSIBILIDAD ALIMENTARIA
La sensibilidad a un alimento se define como una respuesta fisiológica anormal
a un alimento determinado, cuya ingestión no ocasiona problemas a la gran
mayoría de los consumidores. La sensibilidad a alimentos puede dividirse en dos
grandes categorías: alergias alimentarias e intolerancias alimentarias. Muchos
consumidores, e incluso algunos médicos, tienden a hablar de alergia ante
cualquier reacción anormal a uno o más alimentos específicos,
independientemente del mecanismo que la provoca la reacción. La sensibilidad
a alimentos puede suponer varios tipos de mecanismos diferentes. Tanto desde
un punto de vista clínico como reglamentario existen razones prácticas para
hacer una distinción entre alergias alimentarias propiamente dichas e
intolerancias a alimentos.
I. ALERGIA ALIMENTARIA
1. GENERALIDADES:
Reacción adversa o respuesta alterada del sistema inmunitario de una persona
ante la ingestión, contacto o inhalación a un alimento, a un
componente/ingrediente o, incluso, a una traza de un alimento. Las sustancias
causantes de las alergias no son los alimentos en sí mismos, sino algunas de las
proteínas que forman parte de su composición que se denominan alérgenos.
Ante el fallo inmunológico del
organismo, se producen anticuerpos
llamados inmunoglobulina E (IgE) frente
al alimento. Cuando la persona vuelve a
ingerir el alimento, el alérgeno se une a
la IgE, segregando sustancias químicas,
como la histamina, y otras sustancias
inflamatorias en la piel, las mucosas y la
sangre, que son las responsables de los
síntomas, como picor, moqueo, tos o
trastornos respiratorios.
Los síntomas de las alergias alimentarias van desde un ligero malestar hasta
reacciones graves, potencialmente mortales, que necesitan intervención médica
inmediata. La prevalencia estimada de las alergias alimentarias es del 1% al 3%
en los adultos, y del 4% al 6% en los niños.
Se han identificado más de 70 alimentos causantes de alergias alimentarias.
Para los afectados, la única forma de evitar las alergias alimentarias es no
consumir los alimentos que las causan.
Los alimentos implicados con mayor frecuencia y que causan las reacciones más
graves son los cereales que contienen gluten, los crustáceos, huevos, pescados,
soja, leche, cacahuete y otros frutos secos.
2. TERMINOLOGÍA:
SINTOMAS:
ADOLESCENCIA
Entre el 20 y 30% de las alergias persisten en la adolescencia, siendo una época
de mayor riesgo porque en esta edad se es más independiente de los padres,
por lo que es más fácil que se produzca una alergia por desconocimiento o
descuido de lo que se come, o por la poca importancia que le dan los
adolescentes a su alergia.
EN LA EDAD ADULTA
Las alergias disminuyen, unido a la madurez
psicológica del individuo, hace que la alergia
tenga un impacto menos importante en esta
fase de la vida.
6. SÍNTOMAS:
Las reacciones adversas ante una alergia alimentaria se producen de forma muy
clara, definida e inmediata.
Las reacciones alérgicas aparecen en las dos horas siguientes a la ingestión del
alimento, generalmente en los primeros 30- 60 minutos. La gravedad de los
síntomas depende de la cantidad de alérgeno ingerido, de la sensibilidad de la
persona alérgica y de la reactividad del órgano afectado, y pueden durar días.
Existen otros factores que agravan las reacciones adversas a los alimentos,
como el ejercicio físico, los analgésicos, el alcohol, el asma o las infecciones
respiratorias.
Alérgicas a los alimentos son relativamente leves:
Cutáneos (más frecuentes): urticaria,
prurito, enrojecimiento de la piel,
dermatitis, inflamación de labios,
boca, lengua, cara y/o la garganta
(angioedema)
Digestivos: nauseas, vómitos, cólicos, diarrea, picor
de boca y garganta, hinchazón y dolor abdominal.
Los alimentos son la causa del 10-50% de las anafilaxias tratadas en los
servicios de Urgencias, y los más frecuentemente implicados son el
cacahuete, los frutos secos, los mariscos, las semillas, las frutas frescas, el
apio, el huevo y la leche.
Medicación
Es importante incidir que el uso de medicamentos no cura la afección, pero tratan
los síntomas, mejorando la calidad de vida del paciente alérgico. Dada la
dificultad en llevar a cabo una estricta exclusión de los
alimentos, los pacientes corren el riesgo de sufrir
reacciones alérgicas por ingestión accidental,
inadvertida, y deben ser entrenados en reconocer los
primeros síntomas de las reacciones alérgicas, y en la
administración de medicamentos antiinflamatorios,
broncodilatores o antihistáminas e incluso la auto-
inyección de adrenalina cuando se han presentado
anafilaxias o se hallan en riesgo de sufrirlas.
Desensibilización oral o inmunoterapia oral
Consiste en la administración oral de pequeñas cantidades progresivamente
crecientes del alimento al que se es alérgico, de manera pautada, hasta alcanzar
la tolerancia de una cantidad adecuada para la edad del paciente. Es bastante
eficaz en alergias persistentes en niños, como a la leche, huevo y cacahuete, y
es necesario no interrumpir la administración del alimento que produce la alergia
para poder mantener la tolerancia del alimento.
8. ¿QUÉ RESPONSABILIDADES TIENEN LOS FABRICANTES Y
COMERCIANTES DE ALIMENTOS?
Hoy en día se reconoce que las alergias alimentarias son un tema importante en
la seguridad alimentaria y la industria alimenticia debe procurar ayudar a aquellos
que sufren alergias a seleccionar una dieta adecuada y fiable. Los fabricantes
tienen que utilizar buenos criterios a la hora de utilizar como ingredientes los
principales alérgenos graves, avisar sobre la presencia o posible presencia de
dichos alérgenos en los productos, y evitar la contaminación adventicia de los
alimentos, con alérgenos que estén presentes en otros productos. Estos temas
se pueden solucionar si se siguen las Buenas Prácticas de Fabricación, que
incluyen la implementación de los sistemas de Análisis de Riesgos y Punto de
Control Crítico, que implican una estrecha cooperación con los proveedores de
materias primas y otros puntos de la cadena de abastecimiento de alimentos. El
desarrollo adecuado de fórmulas y controles asegura que el producto alimenticio
preparado contiene sólo los ingredientes que se especifican en sus
formulaciones. También se deben tomar precauciones para evitar el contacto de
las materias durante el almacenamiento, manipulación y procesamiento de las
mismas, cuando se utilizan equipos de producción compartidos.
II.INTOLERANCIA ALIMENTARIA
Las intolerancias alimentarias son reacciones adversas del organismo hacia
alimentos que no son digeridos, metabolizados o asimilados completa o
parcialmente.
Hay que diferenciar dos tipos de intolerancia alimentaria según el proceso por el
que ocurren: las intolerancias alimentarias metabólicas y las intolerancias
alimentarias inespecíficas. Las primeras se producen porque el organismo no
digiere bien o no metaboliza correctamente el alimento, lo cual es debido a un
fallo orgánico. Las segundas son debidas a que el organismo no asimila
adecuadamente el alimento, independientemente del estado clínico del
individuo, es decir, se produce tanto en personas sanas como no sanas y la
intolerancia se la provoca el alimento en sí al organismo y no al revés, como en
el primer caso.
Las intolerancias metabólicas se detectan mediante pruebas específicas de la
intolerancia que se trata de diagnosticar, ya que se producen por un déficit
metabólico que hay que detectar, como es el caso de la intolerancia a la lactosa,
en la que el organismo tiene un déficit completo o parcial de la enzima lactasa,
la cual es la que metaboliza a la lactosa. Cuando hay este déficit el alimento que
contiene lactosa se digiere mal y produce ciertos trastornos digestivos o de otro
tipo. Lo mismo ocurre en el caso de la intolerancia al gluten o a la fructosa, etc.
Las intolerancias inespecíficas son muy complejas y de difícil diagnóstico. Se
producen por una mala asimilación del alimento, de modo que la parte que no se
procesa de forma adecuada puede acabar produciendo ciertos trastornos en el
individuo (que se mencionan más adelante). Sin embargo, hay que tener en
cuenta que no siempre el consumo de los alimentos intolerantes nos puede
producir estos efectos adversos, incluso puede producirlos en ciertas ocasiones
y en otras no. No obstante, como no sabemos cuándo se puede desencadenar
su efecto, siempre es recomendable eliminarlo completamente. También hay
que considerar que este tipo de intolerancia no es de por vida, sino que es
transitorio, cambia con los hábitos alimentarios, con el tiempo y con el estilo de
vida. Por ello, los métodos de detección de las intolerancias alimentarias
inespecíficas no pueden ser genéticos, por el hecho de ser cambiantes.
Las intolerancias alimentarias inespecíficas son propias de cada individuo, es
decir, una persona puede ser intolerante a alimentos que no lo son para otra y,
además, dependen del estado en que consumimos un alimento, es decir, de su
composición, de modo que cuando ésta varía, puede variar su capacidad de
generar la intolerancia. Esto quiere decir que la intolerancia no la produce un
componente del alimento, sino la forma en que lo consumimos, lo cual nos lleva
a diferenciar entre intolerancia alimentaria y alergia, dos procesos muy diferentes
y que no tienen relación entre sí: podemos ser intolerantes a un alimento, pero
no necesariamente alérgicos al mismo.
a) TIPOS DE INTORELANCIAS
Intolerancia a la trealosa:
La trealosa es el azúcar principal de los champiñones. Esta intolerancia está
causada por trastorno genético autosómico dominante que afecta a la
trealasa, enzima que metaboliza este azúcar.
b) SÍNTOMAS
Entre los síntomas más comunes de la alergia aparecen el asma, los síntomas
gastrointestinales (nausea, vómitos y diarrea, distensión abdominal), eczema,
urticaria, rinorrea y angioedema (tumefacción de los vasos sanguíneos). Otros
síntomas, a largo plazo, son la depresión, la ansiedad, la fatiga, la migraña y el
insomnio.
c) CAUSAS
d) CONSECUENCIAS
Las intolerancias alimentarias, que no sean por alergia, se pueden dar como
consecuencia de diversos factores, entre los que se incluyen:
Liberación no alérgica de histamina
Los síntomas son muy similares a los de una alergia y pueden ser dolor de
cabeza, tumefacción, urticaria, vómitos y diarrea. Se libera histamina, que
también es liberada en las reacciones alérgicas auténticas, a modo de
respuesta a alimentos como el queso, los mariscos o las frutillas.
Efectos farmacológicos
Algunas sustancias alimentarias pueden actuar como fármacos,
especialmente si se toman en grandes cantidades. La más conocida de estas
sustancias es la cafeína, que se encuentra en el té, el café, el chocolate y en
refrescos de cola. Una gran ingesta de cafeína puede causar temblores,
migraña y palpitaciones.
Entre otras sustancias activas farmacológicas que se encuentran en los
alimentos están la histamina, la tiramina, la triptamina y la serotonina, que se
pueden consumir en alimentos como el vino tinto, el queso, el extracto de
levadura, la palta y banana. En las personas sensibles, estos alimentos
pueden producir urticaria, rubor y dolores de cabeza.
1. GENERALIDADES:
2. CLASIFICACIÓN:
3. TOXICIDAD:
4. USO:
Los viejos hábitos alimenticios y el temor a "perderse algo" son barreras que
impiden aún a la sociedad en general adoptar una ética dietética y elegir el camino
de la salud a través del veganismo, pero incluso cuando nuestras convicciones
nos permiten fácilmente rechazar las grasas saturadas, el colesterol y las demás
sustancias nocivas animales, a veces identificar y eliminar los aditivos y colorantes
de origen animal, suele ser mucho más complejo.
Alargar el periodo en que los alimentos se conservan en estado óptimo para su
consumo ha sido una de las preocupaciones del hombre desde tiempos remotos.
Razones de su uso:
Las razones por las que se emplean los aditivos en la industria alimentaria son
las siguientes:
Razones nutricionales:
En los alimentos pueden desarrollarse reacciones químicas que disminuyan el
valor nutritivo del alimento e incluso generen compuestos tóxicos. Un claro
ejemplo lo tenemos con la adición a los alimentos enlatados de sustancias
antioxidantes, como los nitratos y nitritos, los cuales permiten que en estas latas
no se desarrolle una bacteria muy peligrosa para la salud humana que es
Clostridium botulinim, estos compuestos antioxidantes se han comprobado que
son cancerígenos, pero si no se adicionara a los alimentos enlatados el riesgo
de padecer botulismo se elevaría, por lo que los beneficios que se obtiene al
adicionarles a los alientos es superior que el riesgo que se corre por adicionarlos.
Tabla 04. Tipos de ingesta diaria aceptable (IDA)
5. COLORANTE:
La primera sensación percibida en un alimento, que incluso influye sobre el sabor
y el olor, es el color. Pero los alimentos naturales poseen un color que varía tanto
con la estacionalidad de la materia prima como con los tratamientos tecnológicos
aplicados en su procesado. Así que para hacerlos atractivos a los consumidores
deben colorearse artificialmente.
a. Colorantes naturales
El que se incorpora se obtiene de materiales biológicos no alimentarios (por
ejemplo, plantas o insectos) o bien se forman espontáneamente al calentar un
alimento, como es el caso del caramelo. Los colorantes naturales son
considerados, en general, como inocuos y las limitaciones específicas en su
utilización son menores que las que afectan a los colorantes de síntesis.
Tabla N°05: colorantes naturales de uso más frecuente que están
autorizados en la UE.
6. CONSERVANTES:
7. ANTIOXIDANTES
La oxidación de las grasas es la forma de deterioro de los alimentos más
importante después de las alteraciones producidas por microorganismos, y
representa el factor limitante de la vida útil de muchos de ellos, desde las galletas
de aperitivo hasta el pescado congelado.
Las industrias alimentarias intentan evitar la oxidación de los alimentos utilizando
diferentes técnicas, que van desde el envasado hermético al vacío hasta el uso
de sustancias con propiedades antioxidantes. La mayoría de los productos
grasos tienen sus propios antioxidantes naturales, aunque muchas veces estos
se pierden durante el procesado (refinado de los aceites, por ejemplo), pérdida
que debe ser compensada de forma artificial. Las grasas vegetales son en
general más ricas en sustancias antioxidantes que las animales. También otros
ingredientes, como ciertas especias (el romero, por ejemplo), pueden aportar
antioxidantes a los alimentos elaborados con ellos.
Por otra parte, actualmente se propone que las grasas predominantes de la dieta
sean insaturadas, con el fin de prevenir las enfermedades cardíacas, por ello
hace más necesario el uso de antioxidantes, ya que son estas grasas las
susceptibles de sufrir los fenómenos de oxidación. Los antioxidantes actúan
deteniendo la oxidación de las grasas. Otras sustancias refuerzan la acción de
los antioxidantes eliminando las trazas de ciertos metales, como el cobre o el
hierro, que facilitan la oxidación. Los primeros son los antioxidantes propiamente
dichos, mientras que los segundos reciben la denominación legal de “sinérgicos
de antioxidantes”, Los antioxidantes retrasan la alteración oxidativa del alimento,
pero no la evita de una forma definitiva. Es más, el uso de antioxidantes en
cantidades o en condiciones inadecuadas puede incluso acelerar la oxidación.
En este grupo se incluyen aquellas sustancias, también denominadas a veces
sinérgicos de antioxidantes, que tienen acción antioxidante por un mecanismo
específico, el secuestro de las trazas de metales presentes en el alimento. Estas
trazas (cobre y hierro fundamentalmente) pueden encontrarse en el alimento de
forma natural o incorporarse a él durante el procesado, y tienen una gran
efectividad como aceleradores de las reacciones de oxidación.
Tabla N°08: Antioxidante más utilizados en la UE.
9. POTENCIADORES DE SABOR:
Son sustancias que, a las concentraciones que se utilizan normalmente en los
alimentos, no aportan un sabor propio, sino que refuerzan el de los otros
compuestos presentes. Esto es especialmente importante en el caso de sopas y
salsas deshidratadas, aunque también se utilizan en otros muchos productos. El
más utilizado es el ácido L-glutámico, uno de los 20 aminoácidos que está
presente en las proteínas naturales. Al igual que la sal común, a bajas
concentraciones refuerza los sabores de otras moléculas sápidas. A
concentraciones superiores posee un sabor que se denomina “umami” (voz
japonesa para describir la sensación gustativa generada por este compuesto y
que recuerda al caldo de carne).
Tabla N°10. Algunos de los potenciadores de sabor que se admiten como
aditivos en la UE.
10. EDULCORANTES.
La obtención de edulcorantes no calóricos sintéticos (tabla 9)tiene su origen en
la búsqueda de edulcorantes para diabéticos. Actualmente está impulsado por el
mercado de los productos bajos en calorías, sector que utiliza alrededor del 60%
del total de edulcorantes sintéticos producidos. Por otra parte, la discusión
acerca de los riesgos a largo plazo de la utilización de los edulcorantes sintéticos
más comunes, con la prohibición de algunos de ellos en ciertos países, hace que
se busquen sustancias menos propensas a suscitar dudas sobre su seguridad
para el consumidor. Para que un edulcorante sea utilizable como aditivo, además
de ser inocuo, su sabor dulce debe percibirse rápidamente, tiene que ser lo más
parecido al de la sacarosa (azúcar común) y no dejar regustos extraños.
Además, ha de resistir las condiciones del alimento en el que se va a utilizar, que
es usualmente ácido, así como los tratamientos a los que se vaya a someter.
Esto reduce mucho las posibilidades, hasta el punto de que se utiliza un número
muy reducido de edulcorantes sintéticos y, siempre en una mezcla de los
mismos.
Tabla N°11. Sustancias de síntesis utilizadas como aditivos edulcorantes.
11. AROMATIZANTES.
Comúnmente se acepta que aroma es sinónimo de olor. De hecho, el diccionario
de la R.A.E. admite como tercera acepción de este término la de “perfume, olor
muy agradable”. Pero los científicos de los alimentos usan este concepto para
referirse a la sensación olfativa que se experimenta cuando un alimento está en
la boca. Así pues, las moléculas volátiles no sólo se registran directamente a
través de la nariz (olor), sino indirectamente por vía retronasal (aroma). En el
campo de la ciencia alimentaria únicamente tienen aroma los alimentos que
ingerimos. Otro vocablo que también seusa, prestado del inglés, es flavor. Se
refiere al conjunto de sensaciones gustativas y olfativas que genera un producto
dispuesto en la boca. Y esto crea una situación peculiar desde el punto de vista
de la normativa europea, ya que son sinónimos los términos aroma (castellano),
arôme (francés) y flavouring (inglés) y se refieren a “sustancias para
proporcionar sabor y olor a los alimentos” (Directivas 88/388/CEE y 91/71/CEE).
En las Decisiones 1999/217/CE y 2002/113/CE están recogidas las 2700
sustancias aromatizantes autorizadas para incorporarse a los alimentos. Y
aquellos productos alimentarios que incorporen tales sustancias deberán
reflejarlo en su etiqueta con la palabra “aroma”, pudiendo utilizarse la expresión
“aroma natural” cuando éstas sean de procedencia vegetal o animal.
Las sustancias odoríferas se encuentran usualmente en cantidades muy
reducidas en el alimento (el total de estos compuestos no supera al 0,1% del
peso), pero son fundamentales en la aceptabilidad de un alimento. Las moléculas
responsables del aroma pueden proceder de los propios procesos bioquímicos
del alimento (el de las frutas, producido durante su maduración) o de los
tratamientos posteriores a los que se somete, incluyendo los culinarios (el aroma
a tostado o a asado, por ejemplo).
La industria química es capaz de
reproducir a un precio razonable la
mayoría de las sustancias aromáticas
cuya estructura se conoce. Así se
obtienen la vainillina (vainilla) o el
anetol (anís). Otros se obtienen por
aislándolas a partir de fuentes
naturales. Uno de ellos es el eugenol,
que se obtiene del aceite de clavo, del
que forma alrededor del 85%. El que un
aromatizante sea de origen natural no
implica que sea más seguro. Un
ejemplo es el caso de la esencia de
sasafrás, utilizada durante muchos
años como aromatizante en bebidas
refrescantes. Este preparado contiene hasta un 90% de safrol, una sustancia
cancerígena. Por supuesto, el uso de la esencia de sasafrás ha sido prohibido,
pero el safrol existe también, aunque en pequeña cantidad, en el anís, pimienta,
nuez moscada y otras especias. Otra sustancia cancerígena es el isotiocianato
de alilo, contenido en la mostaza. No obstante, las cantidades presentes son
suficientemente pequeñas para que, en un uso normal, estas especias no
representen un riesgo significativo para la salud.
Las proporciones de las sustancias que configuran un aroma son muy variables.
El acetato de isoamilo puede suponer alrededor de la mitad de un aroma de
plátano utilizado para elaborar caramelos, mientras que el α-furfuril-mercaptano
representa solo alrededor del 0,001 % del aroma de café usado con el mismo
fin. En cuanto a la cantidad de sustancia aromática que se puede utilizar, la
legislación no la limita taxativamente, pero indica que se empleen normalmente
a la mínima dosis necesaria para producir el efecto buscado. Queda pues a
criterio del fabricante cuál es la cantidad que puede añadirse al alimento. Sin
embargo, el relativamente alto costo de los aromas (una disolución al 10% de un
aroma normal cuesta del orden de los 12 euros / kg) hace que realmente se
añada la menor cantidad posible. Además, una cantidad excesiva de
aromatizante reduce la calidad del producto terminado, haciéndolo empalagoso
y disminuyendo su aceptabilidad por el consumidor.
BIBLIOGRAFÍA