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duce el espíritu y el espíritu el Estado, y el modo cómo esto

se efectúa. Desde que se reconoció que el Estado mismo es


el espíritu real y que su idealidad es el proceso de la idea y
del libre espíritu personal en general, románticos incultos,
faltos de inteligencia, se esfuerzan inútilmente por ponerle
como ideal la planta o el animal, se esfuerzan por recomen-
darle como modelo de imitación el crecimiento de los vege-
tales y el movimiento maquinal del organismo animal. El
Estado libre, después de la división de los momentos del
La filosofía del derecho de Hegel y la política de
espíritu, y con el objetivo de 10 absoluto, es un logro del
derecho internacional en nuestra época; logro este que está
nuestra época! (1842)
solemnemente sancionado por tratados. Y esta época de la
humanidad tiene un fundamento tan inquebrantable como
la de la libertad interior del espíritu, resultado de la Refor- Nuestra época es política; nuestra política quiere la liber-
tad de este mundo. Ya no trabajamos en la construcción de un
ma, de la que procede.
Con este final de la teoría, la cual nos parece ser indu- Estado pontificio, sino en la de un Estado secular, y el inte-
dablemente en Gagern todavía mucho más deficiente que rés por la entidad pública de la libertad política crece con
en Hegel, llegamos a la segunda parte del escrito de cada movimiento respiratorio de la humanidad. Los denomi-
Gagern, "a las circunstancias de hoy", al verdadero objeto nados intereses materiales contradicen la idea del siglo sólo
del actual derecho internacional. Por tanto, dada la natura- aparentemente. Así como el niño, con cada movimiento
leza del asunto, hay que convenir plenamente en la legiti- desde la atmósfera exterior, introduce dentro de sí la atmós-
midad de esta segunda parte, y generalmente hay que empe-
zar buscando en ella la legitimidad de todo el escrito. La
forma aforística y pragmática, que, por lo demás, aquí pro- 1 El presente artículo (Die Hegelsche Rechtsphilosophie und die Poli-
Ilk ullserer Zeit) de A. Ruge, cuyos principios anticipan teóricamente la
duce un efecto menos lacerante, nos dificulta el entrar en
revolución de 1848, fue publicado en los Deutsche Jahrbücher für Wis-
detalles, pero sin duda será muy oportuna en otros lugares, sellschaft und KUllst , números 189, 190, 191 Y 192. de los días 10, 11, 12
donde predomine un interés práctico, e incitará a que se la Y ¡3 de agosto de 1842, pp. 755-764. En torno a 1841 Ruge concibió el
admita. Por estar situado en la praxis, el autor se hace aquí plan de escribir una política que tuviese como presupuesto la crítica de la
filosofía del derecho de Hegel ( tema este que jugó un papel importante en
realmente crítico y, por poco que domine la teoría, son dig-
los jóvenes hegelianos, especialmente en Marx y en Ruge), pero no lo
nas de ser tomadas en consideración las indicaciones que le llegó a realizar nunca; sin embargo, en sus trabajos posteriores se encuen-
hace una ciencia política culta, liberal y con experiencia tran muchas referencias a este escrito de Hegel, al que ha dedicado algu-
práctica. nos trabajos, como el presente, que es uno de los más importantes a este
respecto.
fera espiritual de la razón y de la autoconciencia, así también historia, lo interesante, lo digno de saberse, lo laudable y lo
cada impulso material de nuestros contemporáneos es inme- reprochable, sólo en el país extranjero es ausencia de espíri-
diatamente un impulso espiritual. No vamos a seguir con tu, transcendencia de la conciencia (romanticismo), a la que
esto; no es necesario empezar haciendo salir, como por se le denomina no-libertad, cuando se habla con modera-
encanto, de debajo de la máscara de la cara material el movi- ción, y descuido espiritual y político, cuando se habla sin
miento político, que está a la vista, sin velo. Incluso los ale- piedad, lo mismo que es un descuido moral el sentirse más
manes ya no viven totalmente entregados al estado de natu- en casa cuando se está con familias ajenas que con la propia
raleza (la vida idílica sólo tiene un atractivo momentáneo); (esto último es la verdadera forma del espíritu patriarcal) y
tampoco viven exclusivamente en la familia (la vida patriar- el encontrar más complacencia en el parloteo sobre los asun-
cal sería aburrida, aunque no completamente ridícula); y tos ajenos que en la correcta gestión de los propios. Ver en
menos aún sólo en la ciudad, dedicados a la actividad profe- el país extranjero sólo el país extranjero es una falta que
sional (esto sería vivir como burgueses). Por supuesto, tam- hemos enmendado hace tiempo -la Revolución y las con-
poco es ya suficiente con que dejen hacer su historia "fuera, siguientes guerras han puesto muy de relieve la continuidad
en Turquía". En sus periódicos empiezan a ampliar conside- europea-; pero volver a encontrar en el país extranjero sólo
rablemente el "propio país"; y, en su ánimo, el sentimiento el propio país, y comprender en todos los acontecimientos,
del Estado, de su constitución y autogobierno interior. Nues- cualesquiera que sean, que hic tua res agitur" es una virtud
tra erudición sobre la situación y acontecimientos de fuera se en la que ni con mucho somos suficientemente fuertes;
completa muy pronto con la erudición sobre la situación y finalmente, tener más inclinación e interés por el "aburri-
acontecimientos internos; quizás también disminuya, como do" país de uno que por las "curiosidades" de sucesos
ha ocurrido en los pueblos políticamente libres. Los publi- extranjeros, es algo completamente nuevo, es algo de ayer
cistas ingleses, americanos y franceses nos ofrecen en forma mismo, y este "ayer" está muy detalladamente en la memo-
análoga un ejemplo de ello, y habrán de tener para un mismo ria de cada uno. ¿En qué acontecimiento se basa uno para
fenómeno una misma explicación. Se puede tener la osadía escribir que el propio país deja de ser aburrido?
de suponer que, en los pueblos libres, no es la pura ignoran- A este impulso lo denominamos intenso sentimiento polí-
cia, sino la posición de la conciencia pública lo que, con tico de la vida, comienzo de la ciudadanía política, la esencia
mucho, eleva el propio país a asunto principal; se puede de cuyo desarrollo está ligada, para nosotros, a la historia de
suponer esto incluso a riesgo de, con tal motivo, ofender a la Prusia.
Augsburger Zeitung2 y a los políticos austriacos. Encontrar la Si ahora, de este primer crepúsculo matutino, saliese por

2 Augsburger Allgemeine Zeitung, prestigioso periódico conservador nes, y defendía la política de los ministros de Metternich, es decir, la hege-
de la época, el cual, teniendo por norma el evaluar la política internacio- monía y restauración austríaca frente a la modernización prusiana.
nal, seguía los asuntos franceses, descuidando casi totalmente los alema- , Este asunto te concierne a ti.
fin el claro día de una auténtica vida política, ¿desaparecería teología, se tuviese que deshacer al instante también las cien-
con ello toda la magnificencia del arte y de la ciencia anti- cias naturales; ¡oh, no!, sólo es preciso que aquellas ciencias
guas? ¿Llegaríamos a ser inmediatamente filósofos toscos e que, en tanto que ciencias históricas, pueden modificar su
hipócritas santurrones, como los ingleses, metafísicos frívo- objeto, efectúen esta reforma radical cuando la época esté
los, como los franceses, y meros hombres prosaicos en la consumada, y a nosotros nos resulta fácil comprender que la
práctica, como los norteamericanos? ¡Terrible perspectiva! consumación de nuestra época será la muerte de la actual
Pero no hay que temer esto. jurisprudencia y teología, mientras que a las ciencias natura-
Los griegos, hombres completamente políticos, no careCÍ- les les resulta imposible cambiar su objeto. Dicho en pocas
an ni de poesía ni de filosofía; eran más libres que los ingle- palabras: la jurisprudencia y la teología tienen por objeto
ses y tan libres como los norteamericanos, sin por eso ser tos- existencias históricas del espíritu; por tanto, la historia, que
cos y tan santurrones como estas dos naciones. Pero si ' deja que estas existencias se consuman mutuamente, de vez
alguien teme por la turbiedad o, dicho de una forma más en cuando priva a las dos ilustres Facultades de su objeto:
clara, por la falta de delicadeza del espíritu alemán, el cual con los dioses griegos muere la teología griega, con su Esta-
debe tener a mucha honra el tener su insensible corazón do su jurisprudencia, con el Sacro Imperio Romano pereció
pegado a las peores reliquias en un muy defectuoso desarro- un inmenso mundo jurídico, un verdadero paraíso de la muy
llo del espíritu en la religión y en la política, ojalá se consuele paciente posteridad de los jurisconsultos; sólo para el dere-
con Inglaterra y Norteamérica. Sin embargo, no está bien ser- cho canónico fue una suerte el que se haya restablecido el
virse de ejemplos extranjeros en los que se tiene presente la papa; el derecho profano y el Code Napoléon nos habrían
propia conciencia. Cuando la inocencia de la ciencia y del evitado casi todos los disturbios de Colonia5; no vamos a
arte es infinita, cuando se tiene en las propias manos, de una hablar del Eldorado de la teología católica y judía para no
forma completamente confidencial, la vida del espíritu teóri- incitar a nuestros poderosos a restablecer estas glorias, en las
co, hemos alcanzado una meta segura. No sería preciso que que aquéllos podrían sumergir diez generaciones de insatis-
nuestra buena ciencia y arte alemana, de las que estamos tan fechos. Sólo es inocente el saber de los hechos que se hallan
orgullosos, y que constituyen nuestro único consuelo, acaba- detrás de nosotros o que están debajo de nosotros, como los
sen y desapareciesen ahora mismo, aunque se haga necesario
consumir con llamas la época alejandrina y las muchas
inmundicias provenientes de ella4; no sería preciso que, al ; En 1837 el gobierno prusiano encarceló al arzobispo de Colonia,
lado de la vieja jurisprudencia y, siento decirlo, también de la Clemens August Droste- Yischerung, sobre todo porque, contraviniendo un
Corcordato papal previo, se había negado a dar la bendición católica a
matrimonios mixtos, a no ser que estuvieran dispuestos a educar a todos
los hijos en la fe católica. La consiguiente guerra de pant1etos resucitó la
4 Es probable que Ruge se refiera al período "clásico" de Alemania, cuestión de la relación entre ley eclesiástica y ley secular, y contribuyó a
de finales del siglo XYIlI, en el que sobre todo el estilo poético estaba incrementar el malestar de los católicos en los principados de la cuenca del
int1uenciado por la íilosofía estética y modelos poéticos griegos. Rin que habían sido asignados a Prusia en el Congreso de Yiena.
de la naturaleza; tan pronto como la jurisprudencia y la teo- con los rasgos tan llamativos con que lo presenta nuestra his-
logía tienen que dejar entrever hechos (lo que éstas ahora ya toria y literatura, son producidos por el vivo interés del Esta-
no pueden impedir), han llegado a la meta de su inocencia. do y por el sentido político, y crean en todas partes nueva
Por tanto, un mundo político nuevo, una vida pública genui- vida: una nueva forma de virtud, la pública, una nueva forma
na y una libertad política real robará a una amplia parte del de arte, la histórica (la lírica histórica y la comedia históri-
saber su actual significado. En la poesía y en otro arte esto ya ca, que, contrariamente a la comedia de género, no destruye
acontece con anticipación. Poesía de la naturaleza, espíritu las configuraciones del espíritu ordinario o natural y provin-
de la familia, poesía de la familia o poesía amorosa, son un ciano, sino sus etapas reales, históricas, como Don Quijote
género, tan eterno como la naturaleza misma, sobre la que destruye la caballerosidad, ya las podemos encontrar ahora
descansa, pero es suficientemente claro el modo cómo aquél en nuestro país: mencionamos a Herwegh, a Hoffmann von
está ahora con respecto a ésta. Las emociones históricas, es Fallerslebenó, además, la trompeta7, luego, el tratadito: Sche-
decir, las emociones políticas, la vida del espíritu humano en lling el filósofo en erist08, y la crítica que hizo un creyente
su elemento más propio, en la libertad y en la configuración de la doctrina de Hegel sobre el arte y la religión9, libros
histórica de ésta, el interés por ayudar a crear este mundo:
todo esto es lo que ahora ya conmueve a las cabezas más
6 Georg Herwegh (1817 - 1875) Y Hoffmann von Fallersleben (pseu-
hábiles, lo que colma los corazones más ardientes, y el seguir
dónimo de August Heinrich Hoffmann: 1798-1874) fueron poetas líricos
hilando aisladamente en la poesía escenas campestres, amo- que defendían en sus escritos la modernización y el progreso político;
rosas, familiares y provincianas no agradaría a nadie. Lo alcanzaron la cumbre de su popularidad en los años 1840, cuando sus can-
absurdo de los caprichos amorosos, desde el suicidio de ciones eran cantadas por los grupos sociales que estaban empezando a sen-
tir opresión política.
Werther hasta el manteo de viejos y tutores, y la pretensión
7 Se refiere a la obra de Bruno BAUER titulada Die Posaune des
que hay en estos intereses subordinados de que el hombre )¡illgsten Gerichts über Hegel, den Atheisten und Antichristen (Leipzig,
nunca vaya más allá de la posesión y del goce (lo que sigue Otto Wigand, 1841), al principio publicada anónimamente, y que hizo una
siendo el propósito, aunque ambas cosas sean presentadas en brillante interpretación de las implicaciones que para la religión tenía la
la mujer más hermosa y genial), de que nunca abandone el filosofía de Hegel.
, Se refiere a la obra de F. ENGELS titulada Schelling, der Philosoph
lugar de nacimiento, el nido del espíritu y de la eticidad, la
l/l Christo, oder die Verk[¿¡rung der Weltweisheit zur Gottesweisheit. Für
familia, esta pretensión se nos manifiesta desde hace poco gldubige Christen, denen de,- philosophische Sprachgebrauch unbekannt
como una ofensa. Tenemos el sentimiento de no ser negros 1st. Ein Traktdtchen (Berlin, A. Eyssenhardt, 1842), publicada anónima-
que sólo tendrían que entregar la prole al ramo de los planta- mente en un principio; obra esta que compara el retorno de Schelling al
dores del Estado, sino señores de igual alcurnia que todos, cristianismo con la conversión de San Pablo en el camino hacia Damasco,
y considera providencial el que un filósofo debería negar que la razón no
quienes quiera que sean, en el reino de la eticidad y libertad, asistida por la gracia sea un instrumento adecuado para comprender a
el cual, a decir verdad, tiene su origen en la familia, pero sólo Dios.
en la comunidad de los libres. " Se refiere a la obra de Bruno BAUER titulada Hegels Leh,-e von de,-
Este sentimiento y esta indignación por el proletariado, Religion und Kunst. Vom Standpunkt des Glaubens aus beurteilt (Leipzig,
estos que, tomados como obras de arte, son comedias histá-i nOS hemos hecho aptos para una nueva vida, para la vida
ricas; finalmente, recordamos los dramas y novelas histófi;.; política.
cas y políticas, y lo que recientemente dijo Vischer sobre los'! Es fácil comprender que una obra como la filosofía del
temas de la pintura en esta revista/(" y, "a causa de las cir.'; derecho de Hegel tenga que estar afectada en su esencia
cunstancias actuales" 11, hablaré en otro lugar de una forma.', por este movimiento del espíritu, pues es hija de su época
concreta y más detallada sobre el significado que tiene la, y se basa en una conciencia completamente diferente de la
aparición de la comedia histórica en nuestra época), y una; nuestra.
nueva forma de filosofía, la libre o la que se libera comple •.¡ La época de Hegel no fue muy propicia para la política;
carece por completo de actividad periodística y de vida
tamente del escolasticismol2•
En la filosofía y en el arte las formas nuevas son muy visi.";, pública (se sobrentiende que es en Alemania); se recluye en
bles; menos visibles son en la política, donde primero hay" la sabiduría de la teoría, y los hombres, hundidos en una
que crear el elemento de la virtud pública, el Estado. Sin' indolencia de muchos años, olvidan que su teoría está muer-
embargo, no resultaría difícil mencionar una relumbrante; ta cuando se entierran en ella, en vez de configurar de nuevo
serie de nombres provenientes de Prusia, Hanóver y Baden •.. el mundo desde ella. Hegel se disculpa expresamente por
que, por sus acciones políticas, se han ganado la simpatía de'i esta arrogancia que debe tener toda teoría. Y, sin embargo,
sus conciudadanos y el reconocimiento de la posteridad. . nadie podía sentir más vivamente que él que nosotros, los
Todo esto junto -la virtud pública, el arte histórico y la 1 alemanes, todavía no hemos conseguido un Estado con
filosofía libre- expresa el mismo impulso de la concien-;; forma de Estado. Hegel ha leído a los griegos de una forma
cia, por el que hemos salido de un reducido habitáculo y:~ demasiado racional, y ha presenciado su época, la época de
la Revolución, con una conciencia demasiado clara, para no
llegar, más allá del Estado familiar (posesión de una dinastía)
y del Estado de la sociedad civil (Estado policiaJl3 y Estado
atto Wigand, 1842), también publicada anónimamente en un principio, yo burocrático), a la exigencia del Estado que tiene la forma de
que aplica a las doctrinas de Hegel los criterios de la estricta ortodoxia'
dogmática con el fin de satirizar los denominados "intentos liberales" dO!
entidad pública, de entidad que se determina a sí misma.
compromiso entre Hegel y el cristianismo. . También hace esto implícitamente, de Ulú forma teórica o,
10 F. Th. VISCHER (1807-1887): Die Aquarell·Kopien von Ramboui,~ como se dice, in abstracto, al diferenciar expresamente el
in der Galerie zu Düsseldorf (en Deutsche lahrbücher für Wissensc . "Estado de emergencia de la sociedad civil" del Estado libre
und Kunst, números 138·140 de los días 11-14 de junio de 1842, y núm~~¡
ros 211-216 de los días 5-10 de septiembre de 1842), sostiene que la fa1~
de un tema unificado en las últimas pinturas alemanas presagia el comiefll.~
zo de una nueva era para el arte.,)
¡; "Estado policial" (Polizeistaat) se opone a "Estado de derecho"
11 Se refiere al hecho de la censura, que probablemente prohibió'"
(Rcchtstaat); no significa gobierno vigilado por la policía, sino "gobierno
semejante discusión en la revista. .
autoritario", Estado cuyos gobernantes son designados arbitrariamente por
12 Ruge está pensando en las Vorliiufige Thesen zur Reform der PhilO"}
el rcy.
sophie, de L. Feuerbach, primer ejemplo de este nuevo modo de filosofat:~
o de la realidad del mismo, y al presentar el más profundo es cierto que en 1817, en la crítica de los debates de la Dieta de
concepto del Estado que hasta el momento ha alcanzado la Württemberg, sabe muy bien que, desde la guerra de liberación
humanidad. Dice en el § 257: "El Estado es la realidad de la y desde la supresión de la antigua organización del reino, los
idea ética, el espíritu ético como voluntad sustancial mani- Estados han sido desplazados hacia un elemento completamen-
fiesta, clara para sí misma, que se piensa y se conoce y eje- te nuevo, el elemento político (Werke 16, p. 246)15; allí se dice:
cuta lo que conoce precisamente porque lo conoce. Tiene su "De la nulidad política en la que había caído el pueblo alemán
existencia inmediata en las costumbres, y su existencia mediante su organización, de la incapacidad de los muchos
mediata en la autoconciencia del individuo, en el saber y en todos pequeños, de la incapacidad de la mayor parte de los
la actividad del mismo, así como la autoconciencia del indi- Estados del reino para tener facultad de decisión y voluntad
viduo tiene su libertad sustancial en la convicción de que el propias, tuvo que resultar el espíritu de empantanamiento en los
Estado es la esencia, el fin y el producto de su actividad" .14 intereses privados y de indiferencia o incluso de hostilidad
Por tanto, el Estado es el espíritu público y el proceso del hacia la idea de tener honra nacional y de sacrificarse por ella.
pensar y ejecutar públicos: el Estado es la esencia, el sujeto Cuando, por ejemplo en la nación inglesa, el sentimiento de la
autoconsciente es la existencia, pero la esencia no es sólo el honra nacional ha penetrado de una forma más general en las
fin, sino también el producto de la actividad del sujeto auto- diferentes clases populares, el derecho del Parlamento a apro-
consciente; por tanto, la libertad es este pensar y querer que bar cada año los impuestos tiene un sentido completamente
se produce y gobierna a sí mismo, y que existe inmediata- diferente del que tendría el mismo derecho en un pueblo edu-
mente como costumbre, mediatizado por los sujetos auto- cado en el sentido de lo privado y, por estar puesto fuera del
conscientes. punto de vista político, retenido en el espíritu de la estrechez y
Por eso, para tener un Estado con forma de Estado, son del egoísmo de lo privado. Para combatir semejante espíritu y
necesarias todas esas grandes instituciones (representación mantener el Estado, los gobiernos necesitan nuevas garantías".
nacional, jurados y libertad de prensa) que a nosotros, los Ahora, con la soberanía y la unidad estatal, en vez de la infini-
alemanes, todavía nos faltan casi por completo, y que consti- ta parcelación del territorio nacional en diferentes partes, ante
tuyen al hombre, con toda su dignidad y a plena luz de la todo se ha proporcionado la posibilidad de, por lo pronto,
conciencia pública de ella, en creador de su libertad. Es cier-
to que Hegel da cabida a todas estas instituciones, aunque en
parte muy perniciosa y pálidamente, en su teoría del Estado; l' El ensayo de HEGEL al que se refiere Ruge es: Beurteilung der im
Druek ersehienen Verhandlung in der Versammlung der Landstiinde des
Konigreiehs Württemberg im lahre 1815 und 1816, que apareció por pri-
mera vez en los Heidelbergisehe lahrbüeher der Literatur; números 66-68
14 HEGEL, G.w.F.: Grundlinien der Philosophie des Reehts oder; y 73-77 del año 1817. La cita de Ruge es de la primera edición de las obras
Naturreeht und StaatswissensehaJt im Grundrisse. Sttutgart-Bad Canns-! completas de Hegel: G.w.F. HEGEL, Werke: Vollstiindige Ausgabe dureh
tatt, Friedrich Frommann Verlag, 1964 (vierte Auflage der Jubmiumsaus~: einen Verein von Freunden des Verewigten. Berlín, Duncker und Humblot.
gabe), p. 328. 1832-1845,18 vals.
cia la tarea de desprestigiar laforma política del Estado inglés
prometer a los pueblos Constituciones libres, el Estado conP
frente al Estado policial, "al que las formas no habrían impe-
forma de Estado. Hegel pone todo el acento en estaforma y dife- ,"
dido librarse de un inmenso montón de privilegios e injusti-
rencia muy bien los viejos Estados provinciales, este modelo de';
cias, Yque tan racionalmente basaba en exámenes la elección
nulidad política, de lo que era el verdadero sentido de esa pro¡.,:
de sus funcionarios, y que, además, aventaja en este profun-
mesa. Dice en la p. 223: "Se cumplió la promesa de un modo que:
do contenido a la indagación científica de todas las relacio-
podía considerarse como el más inteligente, o que incluso podía'i
nes". La profunda sabiduría de nuestros muftís o mandarines
hacerse pasar por el más legítimo, pero que habría sido el conse~'~
es el consuelo por nuestra falta de sentido político y vida
jo más pélfido que habrían podido dar los ministros. Si los pnn.',
política. ¡Lo de siempre! i Consolaos de la abstracción con la
cipes de los nuevos reinos hubiesen querido engañar por com.f
abstracción! El carácter apologético de este artículo es digno
pleto a sus pueblos y alcanzar honor, por así decirlo, ante Dios y'
de admiración; su efecto calmante todavía se percibe hoy. Se
los hombres, hubieran devuelto a sus pueblos las denominadas
olvida por un momento que, con respecto al Estado, lo único
"Constituciones viejas" -honor ante Dios y el mundo-, pues~\
importante es que él mismo tenga forma de Estado y que su
según muchas voces públicas y, especialmente, también según la':
contenido sea el sentido político, y se admitirá que Inglaterra
historia actual, se podría pensar que los pueblos habrían acudido,!.
está infinitamente más atrás que nosotros; todas sus debili-
en masa a las iglesias para cantar en voz alta tedeums. Los pfín,.i!
dades están al descubierto y toda la superioridad de nuestro
cipes habrían conseguido para el nombre de Maquiavelo la glo.-{
aparato estatal, aunque nosotros no vemos ni oímos nada de
ria de la sutil política de los Augustos y de los TIberios, que asi,.;
éí (sí, ni siquiera el mismo Hegel "ha podido averiguar cómo
mismo dejaron seguir en vigor las formas de la situación anterior,;
se procede en las elecciones de los concejales"), se explica
por aquel entonces formas de la república, al par que el asunto y¡f
por sí misma. El artículo dice muchas verdades y nos enseña
no podía ser, y definitivamente ya no podía ser, el seguir en vigor)
muchas cosas sobre Inglaterra; en realidad sólo trata de
(algo conservador) y el engaño en el que cayeron los romanos y\1
Inglaterra -icómo iba a hablar en aquel entonces también
por el que se hizo imposible la creación de una situación monáJ.'¡.(,
del propio país!-, pero es de lamentar que Hegel en 1831,
quica racional cuyo concepto todavía no encontraron los roma.':
cuando estaba en Berlín, ya no tuviese humor para percibir la
nos. El rey Federico (de Württemberg) se ha mostrado indiferem:~
otra cara del asunto, a saber, "la nulidad política" de los
te con respecto a la tentación de este embuste" . Por tanto, es evi,i¡~
Estados que sólo quieren el "sentido privado" y no el Esta-
dente que Hegel sabía muy bien dónde nos aprieta el zapato a lc$;'
do con forma de Estado. Y cuando Hegel, en las compara-
alemanes. No obstante, en 1831 escribió en el boletín del Estaebi
ciones, unas veces menciona a Alemania, otras al continente,
de Prusia aquel conocido artículol6 que se propone por excelemtf
no queda claro que, de este modo, en el fondo sólo antepone
los productos de la Revolución francesa al abusivo feudalis-
16 Se refiere a HEGEL, G.w.F.: Über die englische Refonnbill. ttt': mo inglés, pues no dice esto. Hegel es enemigo "del descon-
Allgemeine Preussische Staatszeitung. números 115, 116 Y 118, del aMji', tento que conoce todo mejor"; de lo contrario, le hubiese
1831. (Hoy en: HEGEL, G.w.F.: Berliner Schriften (1818-1831) . Hrsgif
sido fácil concluir aquel artículo con la solución del dilema,
von Johannes Hoffmeister. Hamburg, Meiner, 1956, pp. 461-506). .
es decir: que el continente histórico, por tener un contenido No se pueden negar las contradicciones con el principio,
más profundo, habría aventajado mucho a Inglaterra tan existentes en semejantes virajes a favor de la "racionalidad"
pronto como él consiguiese para este contenido las formas de una "cosa irreal", como el Estado que todavía no es un
libres del Estado real. Ciertamente esto significa adquirir Estado y tampoco quiere llegar a serio; y si son producto de
otra alma y citarla en 1831 en el boletín del Estado, lo que no la prudencia, no concuerdan mucho con la sabiduría o con el
era posible. Más bien Hegelles prohíbe a los idealistas de su concepto.
época, particularmente a los demagogos17, sus ideales y sus Por tanto, ¡también Hegel es un diplomático! jOh, los ale-
reivindicaciones, pero les hace una injusticia al prohibirles manes no somos tan torpes como parece! Pero ¿es también
esto porque ignoraran el Estado, ya que sin duda no piden Kant mismo, esa anima candida, un diplomático? Ninguno
nada más solícitamente que la posibilidad de poner término de los dos se opone a ello; los dos se contentan con serio. Sus
a esta ignorancia, y ya que él mismo, queriéndolo o no, con sistemas son sistemas de la razón y de la libertad en medio
su concepto del Estado pone unos ideales y unas exigencias de la falta de razón y de libertad; y se oculta esta circunstan-
fundamentales, más fundamentales que los cuales no se pue- cia. Sin embargo, sería muy injusto desconocer cuán esencial
den imaginar otros. O bien no se ha dado cuenta de que hace es el que tanto Kant como Hegel caigan en la conciencia de
esto o bien intenta ocultarlo a sí y al mundo; y, cuando se su época y en los límites de su propio punto de vista; y des-
declaró contra los idealistas dogmáticos que regresaban de conocer que de ningún modo se les puede atacar al instante
las guerras de liberación'8, tampoco se abstuvo de moderar en éticamente cuando no quieren defender la oposición que
lo posible las consecuencias liberales, que resaltó p.e. Gans ellos son.
ya durante su vidalY• A este respecto, son conocidas sus lec- Los diferentes puntos de vista políticos de estos dos hom-
ciones sobre filosofía del derecho dirigidas contra Gans, en bres son muy dignos de ser tomados en consideración. De
las que lo interrumpió la muerte. Kant son las famosas palabras: "Cierto que pienso con la
más clara convicción del mundo muchas cosas que nunca me
atreveré a decir, pero nunca diré nada que no piense" (Werke
" "Demagogos" eran denominados los liberales, concretamente los 11, 1.7)2°. Hoy día ya nadie dudará que también esta honra-
líderes de las corporaciones estudiantiles (Burschenschaften) que luchaban,;; dez es diplomática, y no filosófica. Se admitirá que la suerte
por ideales nacionalistas y democráticos.l: de Kant fue restringida considerablemente por el estado del
18 Guerras de liberación (Befreiungskriege), de 1813 a 1815.,
espíritu general en aquel entonces, incluso durante el reinado
19 Eduárd Gans (1798-1839) fue alumno de Hegel, y se propuso COmOr)
tarea aplicar la tilosofía de su mentor al ámbito de la jurisprudencia,i'i
de Federico II (la carta a Mendelssohn que contiene aquel
Comenzó a enseñar en la Universidad de Berlín en 1820, donde fue nom.J
brado profesor ordinario de Derecho en 1828. En 1827 fundó con otros los",'
lahrbücher für wissenschaftliche Kritik, de orientación hegeliana, y en,·g 2f) Esta afirmación puede encontrarse en: rmmanuel Kant, Briefe. Hrsg.
1833 preparó la edición de la Filosofía del derecho para las obras comple-I von Jürgen Zehbe. Gottingen, Vanderhoeck & Ruprecht, 1970, p.30. La
tas de Hegel, ampliando la edición de 1821 con los "añadidos" (Zusatze).t carta a Mases Mendelssohn a la que pertenece está fechada en 1786, y no
de los apuntes de los alumnos. en 1778, como indica Ruge unas líneas más adelante.
pasaje es de 1778); no se pretenderá que aquella época debió ré. Cierto que pienso muchas cosas, etc."22 Este es más o
haber soportado la filosofía plena, si se ve que la época pre- menos el mismo contenido que, simultáneamente, expresa
sente ni siquiera ha llegado todavía a ella. Kant, a pesar de su Goethe así:
actitud reservada, y Federico el Grande, aun cuando había
sido rey, llegaron a ser muy pronto objetos de la sospecha "Lo mejor que puedes saber
pública y de la calumnia. Sólo un pueblo libre es capaz de No se te permite decírselo a los hombres".
una filosofía libre; y, si se quiere que esté en vigor el respe-
to a los conternporáneos, ningún pueblo es tan libre que, para Pero Kant, en tanto que filósofo, tiene el deber de decir lo
él, sus filósofos no fuesen siempre demasiado libres. Sin mejor; por eso, en el conflicto en que se encontraban todos
embargo, a la pérdida de la franqueza21 acompaña sin falta el los hombres ilustrados de aquella época con respecto a las
sentimiento de vivir entre bárbaros; sin embargo, nada es circunstancias, él reflexiona sobre su conciencia. Es eviden-
más filosófico que la expresión total, plena, sincera del pen- te que esta moralidad, esta firmeza de convicción y aproba-
samiento. Quien ama la sabiduría, la sigue. Pues bien, Kant ción de sí mismo es asunto de la persona que todavía está
es el carácter más fiel y puro que se puede imaginar. ¿ Cómo doblegada a un poder extranjero y que todavía no está obli-
se le pudo ocurrir a este hombre la máxima de la reserva? El gada a seguir incondicionalmente sólo la razón. Semejante
desacuerdo entre teoría y praxis, entre pensar y decir, que poder extranjero es el Estado que no concuerda con su con-
Kant expresa en aquellas famosas palabras, hasta el momen- cepto, como lo definía Hegel anteriormente. Por eso Kant,
to es propio del espíritu alemán en general. Kant no pudo posteriormente, en el año 1794, bajo el reinado de Federico
emprender la tarea de suprimir este desacuerdo por su propia Guillermo n, y a causa del rescripto de Wollner23, que cen-
cuenta; por esa, se encierra en su conciencia. En aquella carta suraba el hecho de que en los escritos de Kant se produjera
habla de la aprobación de sí mismo (Selbstbilligung) como "una desfiguración y una degradación de algunas doctrinas
del principio de la moralidad: "Usted nunca tendrá motivos fundamentales de la Sagrada Escritura y del cristianismo", y
- dice- para cambiar su opinión sobre mí después que yo que le ordenaba con severidad "que no dejara salir de sí ya
haya aprendido durante la mayor parte del tiempo de mi vida más escritos y doctrinas de esa índole", llega al punto extre-
a despreciar y a prescindir de la mayor parte de aquello que mo de hacer uso de su máxima; y por eso, en su respuesta al
suele corromper el carácter, y, por tanto, la pérdida de la ministro cristiano, se compromete de veras "a abstenerse
aprobación de sí mismo que brota de la conciencia de una
convicción no fingida, sería el mayor mal con el que siempre
podría toparme, pero con el que seguramente nunca me topa-
22 Cfr. Imrnanuel Kant, Briefe. cit., p.30.
23 Se refiere a la orden del ministro pietista Johann Christoph van
Wbllner (1732-1800), dada después de la publicación de la obra de Kant
21 Ruge emplea aquí una palabra alemana de origen griego: "Parrhe- titulada La religión dentro de los límites de la mera razón (1793). Cfr. la
sie", transcripción literal de "rrap-Pl1ofa". nota 25 del escrito de K.E Kbppen incluido en esta antología.
completamente de toda disertación pública sobre la religión, carácter. Kant no se eleva al concepto de oposición desde el
ya sea la natural ya la revelada, tanto en cursos universitarios derecho de las leyes no escritas. Pero sin duda que, en su
como en escritos". Por eso, también ha redactado casi lite- sujeción, sintió la aprobación de sí mismo, que condiciona la
ralmente, sólo que con un sentido más práctico, aquella moralidad. El punto de vista es limitado, es la torpeza pro-
máxima moral en uno de sus esbozos de respuesta (Werke testante de recurrir a la libertad sólo como libertad de con-
11,2.138.). Dicha máxima reza allí así: "El retractarse y el ciencia; pero la carencia existente en su punto de vista es la
renegar de la convicción íntima de uno es algo infame; pero carencia del espíritu alemán de aquel entonces y también del
el permanecer callado en un caso como el presente es deber de ahora, el cual no reconoce ninguna otra virtud más que
del súbdito; y, si todo lo que se dice ha de ser verdadero, no esta virtud privada de la aprobación interior de sí mismo y
tiene por qué ser también un deber decir públicamente toda considera un vicio la virtud política: no sólo decir pública-
verdad". La máxima es negativa; pero, si también se cuenta mente toda la verdad, sino también hacerla valer. En seme-
entre la moralidad el precepto positivo del deber, bien podría jante pueblo sólo hay sujetos morales, sujetos referidos a sí
ocurrir que un filósofo considerara precisamente el supremo mismos, no hay ciudadanos del Estado, y la conciencia
deber de los filósofos decir públicamente toda verdad o la misma no está segura, pues se le exige obedecer incluso
verdad total; y, en realidad, ¿cuál sería el deber de los filó- aquellas órdenes que no reconocen todo su contenido, la
sofos, si no fuese éste? Pero entonces, en el caso de Kant, el razón. Kant es un ejemplo de ello.
deber de los súbditos y el de los filósofos tendría que entrar ¿Cuál es actualmente la posición de Hegel con respecto a
en conflicto; esto es lo mismo que el conflicto entre las leyes esta cuestión? A él, que hace valer, incluso contra la moral
escritas y las leyes no escritas de Antígona. Dicho en pocas kantiana, el punto de vista de la eticidad superior del ciuda-
palabras: al súbdito del Estado de Wollner no se le permitía dano del Estado, ¿le está todavía permitido quedarse parado
ser filósofo. El "súbdito" es diplomático: no hace nada abso- en la aprobación kantiana de sí mismo? O, más bien, ¿no
lutamente, sino lo que hay que hacer en las "circunstancias tiene que desarrollar, también, siguiendo su propio ejemplo,
actuales" .24 la virtud política, que él opone en su filosofía a la virtud pri-
Por consiguiente, la actitud de Kant con respecto a vada?
aquella famosa máxima de ningún modo es ética, en el sen- La interioridad abstracta del protestantismo tampoco le
tido más noble de la palabra (su propia y más noble eticidad deja salir a Hegel de la ilusión de que se puede ser teórica-
habría sido la filosófica, y filosofía es franqueza25), aunque mente libre sin serIo políticamente. Su punto de vista es
por ello no se le podría reprochar el tener una falta en su esencialmente un punto de vista teórico, y su época ha con-
seguido para el Estado alemán tan poco de la forma sobera-
na de Estado como la época kantiana. A esto contribuye su
24 Referencia irónica a la represión ejercida en aquel entonces por la peculiar posición en Prusia. Hegel no experimentó la lucha
censura. Cfr. nota 11 de este mismo escrito. práctica de la filosofía, y tuvo que ocultar a su conciencia la
" Cfr. nota 21 de este mismo escrito. diferencia existente entre su filosofía y el Estado policiaL
porque no experimentó, como hizo Kant, el acoso de sus los hombres. Este es el punto de vista teórico. Desde la tran-
principios, sino que más bien, mientras enseñó por encargo quilidad olímpica Hegel mira a todo lo que la razón ha
del Estado mismo, procedió bajo todo punto de vista con hecho, y ve que es bueno, pues la razón se acredita en todos
plena libertad. Por eso, es fácil comprender que él notó tan sus productos o cosas existentes. Y, asombrosamente, mien-
poco como el Estado la contradicción de su posición, y que tras se permanece en el lado racional del asunto, no hay nada
los dos intentaron ocultar lo que notaron de ello, con el fin que hacer en él; la razón se da por satisfecha con la razón, y
de, siguiendo una vieja y buena costumbre protestante, evitar Hegel con el absolutismo que era suficientemente racional
la lucha y dejar morir los contrarios, lo que es preferible a para reconocer la racionalidad del sistema hegeliano. Este
dejar que éstos desplieguen sus energías vitales en la lucha. lado racional es el lado de color de rosa, el lado cómodo, por
Sólo la firme resolución del principio católico, que tampoco difícil que resulte a veces reivindicar la razón para las cosas
tolera la interioridad contradictoria y que hace la guerra a la existentes (¡ sin embargo, en la filosofía de la religión Hegel
teoría, obliga incluso a la teoría a hacer la guerra al Estado considera esto como lo más difícil de todo!). Pero tan pronto
católico. Hegel "ni se ha retractado ni ha renegado de sus como la mirada del entendimiento se lanza al otro lado, a la
convicciones", porque de ningún modo se le exigió que lo irracionalidad de las cosas existentes, se presenta la intran-
hiciera; pero su época era tal, que toleraba las apariencias, quilidad, la insatisfacción, la exigencia, el fastidioso deber de
como si las contradicciones teóricas no fuesen importantes o la praxis. Entonces hay que hacer algo en ellas. La razón
de ningún modo fuesen contradicciones. Por eso, Hegel también tiene que hallar justicia en estas cosas existentes;
podía mantenerse abstractamente del lado de la teoría, y lo tiene que volver en sí; se abandona el punto de vista teórico;
hizo. las palabras de la crítica se dirigen hacia la voluntad de los
Si Kant trató el pensar como un asunto privado, por así hombres, y, aunque la pura intelección del asunto es el punto
decirlo, y al filósofo como una persona privada, no como al de partida, la decisión de someter el asunto a dicha intelec-
hombre cuyo deber es hacer avanzar también el espíritu polí~ ción es el punto final de este pensar. Por tanto, ahora el punto
tico y, con tal motivo, arrojar al mundo el fermento de la ver~ de vista de este pensar ya no es abstracto o unilateralmente
dad total (la cuestión de si Kant ha callado alguna cosa esen- teórico, sino que es la justa unidad del pensar y del querer.
cial, y de lo que probablemente haya callado, no viene al Sólo el querer (se sobrentiende que es el querer que se basa
caso, pero tal vez no sería muy difícil de responder), Hegel en esta intelección racional) es un pensar real.
sabe ciertamente decir que la filosofía aprehende la época en Pues bien, en el caso de Hegel, lo que se ha de llamar
pensamientos26, que la filosofía vigente expresa las palabras asunto de decisión consciente es la elección del punto de
de la época; pero Hegel toma estas palabras como palabras vista mismo. Hegel quiere imponer su teoría como tal, tiene
dirigidas únicamente al entendimiento, no a la voluntad de interés en afirmarla como teoría abstracta o como la palabra
de la pura intelección en sí misma; sin embargo, parecía que
lo único que importa es elevar de nuevo la filosofía desde
una praxis de todo el mundo a ciencia exacta, a existencia
disciplinada, que presupone disciplina y que no todo loco de la teoría, toda vez que la teoría reconoce la razón en él.
posee por naturaleza. La tarea -un trabajo enorme- a rea- Esta es la conciencia de la época de Hegel, más allá de la cual
lizar era, ante todo, la teoría, la ciencia como tal, la ciencia éste no va, Y en la que los dos lados pudieron evitar el con-
KU'C' E~oXTÍv27, y Hegella hacía tan difícil para sí y para los flicto sin perder la aprobación de sí mismos.
demás, que la gente ya notaba la gran seriedad del método Para que a Hegel se le presentara la ocasión de responder
científico y de la filosofía, pues quien no se había puesto de su teoría, antes tendría que volverse contra él la época,
expresamente al corriente de ella con perseverancia, en cada como se volvió contra Kant. Sólo entonces podría llegar a ser
palabra de Hegel a lo mejor se le hacía todavía más clara su más que moral, podría llegar a ser un carácter político. Sí, ten-
laicidad que en el caso de las obras de Kant. De por sí, Hegel dría que llegar a serio, pues ahora ya no se puede imaginar que
no es enemigo de la praxis política y del pensar real que apa- uno como Kant encierre las exigencias de un W ollner en el
rece como voluntad y se dirige a la voluntad (su actividad atril y sólo salve su conciencia. Pero la defensa pública de u~a
anterior demuestra esto); pero su inclinación a fundar e filosofía atacada habría sido una acción política. Este conflIc-
imponer el sistema de la intelección pura lo arroja al unila- to, que Hegel evitó, ha sido preparado para los filósofos ~os-
teral punto de vista teórico. teriores. Tan pronto como la filosofía se presenta con actttud
Ahora bien, éste, precisamente por ser y deber ser unila- crítica (Strauss comienza)28, aparece el conflicto. Quien enton-
teral, tiene que desarrollar las más escandalosas contradic- ces siga contentándose con la aprobación de sí mismo y no se
ciones; incluso avanza, contra su propia voluntad, más allá atreva a responder públicamente de su asunto, ya no es filóso-
de sí mismo: esto es, tan pronto como la intelección pura está fo. Así, parece evidente que la época, o el punto de vista de la
realmente presente y ha hecho frente a la realidad como crí- conciencia, ha sufrido un cambio esencial. El desarrollo ya no
tica vivaz, de ningún modo se puede ya refrenar el pathos es abstracto, la época es política, aunque todavía le falta
práctico. Hemos mostrado que la crítica produce la decisión muchísimo para serio suficientemente.
y que, por tanto, no rechaza la aplicación práctica, como hace El defecto de toda la maniobra hegeliana de ponerse,
la "especulación", sino que más bien la comprende en sí. La fuera de la historia viva, en el unilateral punto de vista teóri-
"especulación" está satisfecha consigo misma, y compara la co y de consolidar a éste como el punto de vista absoluto,
realidad espiritual con la exterior no según su diferencia, sino también es ahora el defecto de su filosofía del derecho, y pre-
según su identidad. La opinión de Hegel de que la reconci- cisamente éste es el lugar donde se tiene que sentir especial-
liación de estas dos realidades es ahora un hecho porque se mente este defecto.
ocultó la diferencia y sólo se puso de relieve la identidad de
que las dos son razón, se corresponde con la opinión del
Estado de que éste no necesita cambiar sus formas por causa
28 Ruge se refiere a la obra de D.F. STRAUSS titulada Das Leben
Jesu kritisch bearbeitet (Tübingen, Osiarider, 1835, 2 vals.), que él ve
com~ el primer intento de aplicar la filosofía de Hegel a asuntos prácticos
y de cambiar la cultura alemana mediante la actividad literaria.
No es posible tomar el Estado absolutamente, desligándo- ción del espíritu, saca a la luz figuras siempre nuevas. La
lo de la historia, porque cada concepto de él y, en general, constitución del espíritu y del Estado en las diferentes épocas
cada filosofía determinada es un producto histórico; pero tiene, como esta existencia, un interés científico. La situación
también es imposible concebir la constitución del Estado, es de la formación no son ya ejemplos de poca importancia,
decir, el Estado determinado, como una forma eterna, porque sino etapas de un proceso, y el conocimiento de est~s ~xis-
el Estado determinado no es nada más que la existencia del tencias históricas se refiere esencialmente a su pecuhandad;
espíritu, en la cual éste se realiza históricamente. se trata de esta existencia como tal.
La esencia universal del Estado es ciertamente tan conce- Por tanto, tan pronto como el sistema hegeliano entró en
bible como la del espíritu en general; sí, no es nada más que la esfera del espíritu real, tuvo que adoptar la forma del desa-
ésta misma con la forma de su autorrealización pública rrollo histórico, pues éste es la forma que le corresponde
(manifiesta). Pero el Estado real y la existencia de su consti- aquí. Como es sabido, la crítica ha empezado abal~nzándose
tución tiene el mismo interés que la filosofía real: un interés sobre la filosofía de la religión, por lo que ésta ha SIdo em~u-
histórico. Por tanto, tan pronto como la filosofía pisa el suelo jada de inmediato hacia la forma histórica, como ha ocumd?
del Estado y, de este modo, el del espíritu histórico, cambia en el caso de Strauss y de Stuhr29; y si también hay que admI-
su relación con respecto a las existencias. tir que la historia sólo se genera mediante la lucha del espíri-
Pero en la lógica, o en la investigación del proceso eterno tu con la naturaleza interior y exterior, si también hay que
y de las determinaciones y formas de la dialéctica del pensar, admitir que, por consiguiente, las religiones obtienen .un
no hay existencias. Aquí la existencia, el que piensa y su desarrollo histórico sólo en caso de modificarse su contemdo
espíritu, es una base de poca importancia, porque lo que hace al irse configurando el mundo, sólo en caso de que aquéllas
este individuo particular no debe ser nada más que la acción dejen de tener por contenido fantasías, las cuales ni son arte
universal o, más bien, el acto universal mismo (del pensar). ni ciencia, ni son hermosas ni verdaderas, entonces, y por
Dicho en pocas palabras: aquí se trata de la esencia universal consiguiente, ya la religión de los griegos tuvo historia, y el
como tal, no de su existencia. En la ciencia de la naturaleza, cristianismo la tiene, en no menor medida, por su embrollo
la existencia de las cosas naturales no tiene ningún interés.
Aunque las cosas de la naturaleza y los procesos existentes
constituyen el objeto de la investigación, sólo son ejemplos
29 Ruge se refiere a D.F. STRAUSS: Die christliche Glaubenslehre .in
de la ley eterna y del comportamiento eterno de la naturale- ihrer geschichtlichen Entwicklung und in Kampfe mit der modernen WIS-
za en el ciclo de su autorreproducción; ejemplos estos que senschaft (Tübingen, Osiander, 1840-1, 2 vols.);, y a Pet~r Fed~ersen
tienen poca importancia y que se repiten constantemente. STUHR: Das Verhaltnis der christlichen Theologle zur Phtlosophle und
Mythologie nach dem heutigen Standpunkte der Wissenschaft (Be.rhn,
Sólo con la entrada de la historia en el ámbito de la ciencia
1842). Este último autor, que vivió de 1787 a 1851, fue profesor de.hlsto-
adquiere interés la existencia misma. El movimiento de la ria alemana, mitología nórdica y filosofía de la mitología en la Umversl-
historia no es ya el ciclo de formaciones recurrentes que era dad de Berlín desde 1826 hasta su muerte, además de un frecuente cola-
el movimiento de la naturaleza, sino que, en la autoproduc- borador en la prensa con artículos a favor de la causa liberal.
tanto con el arte y la ciencia como con el Estado y su consti- Hegel. No ha sido eliminada del todo, pero sí evitada adrede.
tución. Es evidente que el cristianismo, en su jerarquía, apa- y la consecuencia de ello es semejante a la de la Fenomeno-
rece en la historia incluso como Estado. Este embrollo es su logía: el libro tiene algo de nebuloso, presenta un aspecto
desarroll030• Es cierto que en la dogmática de Strauss se semejante al que tienen los cuadros de nubes, a los que no se
puede ver esta relación del cristianismo con esos otros fenó- puede coger y retener: el Estado de Hegel (la doctrina de su
menos, pero, como el desarrollo se le adscribe a la dogmáti- constitución) no es más real que el de Platón, y nunca lo lle-
ca misma, el punto de vista es todavía teológico y abstracto, gará a ser, pues, a decir verdad, recuerda el Estado actual,
es más bien un evitar el embrollo que un mostrarlo expresa- como el de Platón recordaba el Estado griego; incluso lo
mente. Sin embargo, el hecho de que Strauss tenga que reco- llama por el nombre, sólo que hace que sus resultados no
ger en su pensamiento el proceso de configuración del provengan del proceso histórico, por eso tampoco influye
mundo -ya Spinoza lo había recogido, y después la filoso- directamente en el desarrollo de la vida y conciencia políti-
fía más reciente-, se debía a la naturaleza del asunto, pues ca. Los franceses nos aventajan a nosotros en esto. Son his-
el desarrollo histórico de la fe cristiana no se puede compro- tóricos en todas partes. En ellos el espíritu está vivo y confi-
bar fuera de la historia secular. Hegel mismo, en la Estética, gura el mundo a su imagen y semejanza. Por tal motivo, las
ya había puesto en vigor el momento histórico, pero todavía contundentes críticas de lo presente calan tan hondo, descu-
no lo había puesto de parte a parte; de ahí que muchas for- briendo una sensibilidad de la que nosotros, los alemanes,
mas artísticas, que sólo pueden ser explicadas históricamen- todavía no tenemos la más mínima idea.
te, queden sin explicar. En la filosofía del derecho y en la La teoría sólo puede abstraer del proceso crítico de la his-
filosofía política Hegel apenas admite la evolución histórica, toria cuando tiene ante sí el concepto de determinaciones
y sin embargo tanto la tensión de la época en que vivimos eternas, tales como persona, familia, sociedad, Estado, o el
como la naturaleza del asunto le exigen aquí de la forma más de sus principios: voluntad, amor, derecho, libertad. Estas
enérgica e imperiosa que la admita. determinaciones se pueden concebir, sin duda, como deter-
La evolución histórica es la relación de la teoría con las minaciones con la forma de universalidad (Hegel dice: "el
existencias históricas del espíritu; esto es crítica, y precisa- concepto de"). Así, son determinaciones lógicas o metafísi-
mente el movimiento histórico mismo es crítica objetiva (cfr. cas; su exposición conduce a una metafísica de la región
prólogo a la dogmática de Strauss )31. Esta aplicación de la ética, y en semejante metafísica no se puede hablar de la
teoría a la existencia falta en el pensamiento político de constitución del Estado ni en general de las formas históricas
de la libertad sin relacionar el concepto de las formas de
libertad con la existencia de las mismas, es decir, sin el tra-
bajo de la crítica. Es verdad que la metafísica actual misma
JO Diese Verwicklung ist seine Entwicklung.
es una existencia histórica, pero sólo puede presentarse a sí
" Probablemente Ruge se refiera a la afirmación de Strauss de que "la
verdadera crítica del dogma es su historia"; pero esta afirmación no apa- misma como tal haciendo que sus conceptos broten de la crí-
rece en el prólogo, sino en el capítulo 1 de Die christliche Glaubenslehre. tica histórica; tiene que convertir su propia disolución en
tarea del futuro. De ahí que no importe que, en la exposición, se hace impotente; la razón que nos quiere vender las fluidas
sea la metafísica la que adelante a la crítica o la crítica la que existencias de la historia como si fuesen determinaciones
adelante a la metafísica, ya que en la conciencia del que filo- eternas, se hunde en un ridículo juego de prestidigitación.
sofa siempre ocurre que lo uno sólo existe por lo otro; sin crí- Las existencias históricas, precisamente por no ser determi-
tica no hay concepto, y sin concepto no hay relación del con- naciones eternas y necesarias, no son portadoras de un ciclo,
cepto con la existencia, no hay crítica. sino determinaciones libres y únicas; son, por así decirlo,
Pero la teoría tiene el deber de distinguir estrictamente individualidades espirituales, determinaciones de naturaleza
entre cuándo se porta como metafísica y cuándo se porta superior; tienen interés en tanto que existencias y, en este
como crítica, entre cuándo tiene ante sí una categoría lógica interés, le manifiestan al espíritu nuevas profundidades de su
y cuándo una categoría histórica, o entre cuándo toma la esenCIa.
determinación con la forma de universalidad y cuándo con la La política del futuro no dejará escapar este interés por la
forma de existencia. La filosofía del derecho de Hegel, a fin existencia de las etapas históricas de la cultura y de sus
de portarse como "especulación" o como teoría absoluta, correspondientes formas de Estado; interés este que le falta-
por tanto, a fin de no destacar la "crítica", eleva las existen- ba a la política de Hegel, pero que está presente en toda pala-
cias o las determinaciones históricas a determinaciones lógi- bra crítica que se hace pública, y que todavía se halla mucho
cas. Así, por ejemplo, en Hegel la constitución del Estado, su más intensamente en todo corazón al que se le hace retroce-
forma histórica, esta situación histórica del espíritu, no es un der. Pues la verdadera unión del concepto y de la realidad no
producto de la crítica histórica o del desarrollo de la humani- es la apoteosis de la existencia en el concepto, sino la encar-
dad, y, aun cuando se estaba seguro de conseguir que la situa- nación del concepto divino en la existencia; la disolución de
ción del espíritu vigente en aquel entonces fuese expresada esta unión es lo que sigue.
con fuerza en la exposición, faltaba por completo la consabi- Sin embargo, la relación entre la esencia y la realidad
da separación de lo histórico y de lo metafísico. Por tanto, (Wirklichkeit), entre la idea y la realidad (Realitát), o la rela-
Hegel emprende la tarea de presentar el rey hereditario, los ción entre lo que Hegel denomina "espíritu absoluto" y el
derechos de primogenitura, el sistema bicameral, etc., como Estado, nos da un nuevo punto de vista. Mediante los nom-
necesidades lógicas, mientras que lo único que importaba era bres de "religión" y "Estado" Hegel mismo habla de esta
demostrar que estas cosas son productos de la historia, darlas relación, que ahora constituye un asunto cotidiano muy
por existencias históricas y criticarlas. Abstrayendo del desa- comentado. Hegel trata esta cuestión en una larga nota de la
rrollo del espíritu, se puede decir qué es constitución en página 332, que en realidad no ha contribuido a esclarecer
general y cuál es su finalidad; pero parece evidente que la más el asunto, sino a hacerlo más confus032• Y ¿ cuál es el
constitución real es una categoría histórica y que sólo la crÍ-
tica de esta existencia es el pulso del desarrollo. De ahí el
escaso influjo de la metafísica hegeliana de la política. La " Cfr. HEGEL, G.w.F.: Grundlinien ..., cit., parágrafo 270, pp. 348-
razón que se retira de esta vida actual del espíritu, palidece y 362.
motivo de ello? Es de nuevo el que atraviesa toda la obra: el singularidad), también le quita a la religión, al arte y a la
hecho de que, por regla general, la religión existente sea sus- ciencia su dimensión práctica. Es cierto que, para él, éstas
tituida por el concepto de religión, y a veces el supuesto con- son autorrealización de la libertad, pero sólo en el elemento
cepto de religión también sea sustituido, con lo que el lector del espíritu (teórico) mismo. Las retiene en el lado del espí-
no está en ninguna parte sobre suelo seguro. En esta obra ritu puramente teórico. El sentir, el intuir, el conocer la ver-
Hegel no ha alcanzado la popularidad de publicista que pare- dad esfin en sí mismo. Esto es correcto. Pero la verdad es ella
ce perseguir al presuponer la situación actual, y probable- misma una determinación histórica; el mundo opone resis-
mente no tenía la intención de definir con precisión los con- tencia a sus formas nuevas. El fin absoluto no se puede
ceptos, con lo que se habría ahorrado el extenderse demasia- alcanzar en abstracto, sino sólo en relación con la realidad
do. Hegel "recuerda el concepto", dice ocasionalmente exterior ya alcanzada, por tanto, como fin determinado, fini-
"que en la religión todo contenido tiene la forma de la sub- to, y como producto de la realidad finita. Tampoco la liber-
jetividad", que "la piedad, cuando ocupa el lugar del Estado, tad que está en el elemento del espíritu teórico es libertad
no puede soportar lo determinado, y lo destruye"; pero vuel- absoluta, suelta y perfecta, sino sólo liberación del espíritu
ve a tomar la religión como religión determinada, como con respecto a una determinada exterioridad o existencia. El
"doctrina" y "representación" determinada. Esto embrolla espíritu tiene que volverse constantemente contra ésta, aun-
el asunto. ¿Cómo va a poder la religión soportar la determi- que ésta sólo fuese la forma de pensamiento y de configura-
nación de la doctrina en sí, si no puede soportar nada deter- ción propia de aquél. Esto es crítica y praxis. Y Hegel recha-
minado? za este viraje. Para él, la ciencia no es a la vez crítica, el arte
Para ahondar en este problema, damos un paso atrás. Para no es a la vez elaboración y clarificación del presente, la reli-
Hegel, el Estado es la objetividad y realidad del espíritu, la gión es esencialmente representación y doctrina, no es pa-
autorrealización de la libertad. Bueno. Pero, entonces, ¿ por thos práctico.
qué han sido elevadas por encima de la esfera del Estado y Con esto no negamos que el arte y la ciencia sean formas
de la historia las formas de realización del espíritu que repre- teóricas; no pretendemos enseñarle a Hegel lo que sólo de él
sentan la religión, el arte y la ciencia? ¿ Puede haber algo hemos aprendido: que el momento es el todo, que no hay
más alto que la autorrealización de la libertad, y puede esta voluntad sin pensamiento ni pensamiento sin voluntad, que
autorrealización tener lugar sin religión, ciencia y arte? ¿ No toda teoría es ella misma praxis, y que la única diferencia que
intervienen éstas tres constantemente en la historia? O, mejor hay entre éstas es el dirigirse el espíritu hacia dentro o hacia
dicho, ¿ no son en el fondo ellas las que hacen la historia? fuera. Pero afirmamos algo que se va haciendo valer poco a
El viraje de Hegel hacia la teoría abstracta también nos poco como hecho de la conciencia pública: que tanto la filo-
explica esto. Como Hegel saca al Estado de la historia y con- sofía de Hegel como el espíritu alemán en general han encu-
sidera todas sus formas históricas sólo como categorías lógi- bierto y ocultado la relación y el significado prácticos de la
cas (por lo que desde el principio ya trabaja constantemente teoría para no hablar todavía absolutamente nada de la esen-
incluso con las categorías de universalidad, particularidad y cia de la religión.
La ciencia no retrocede hacia la lógica, sino hacia la his- sus formaciones, de ningún modo es no-práctica. El arte, al
toria, y la lógica misma es absorbida por la historia; la cien- darle a todo el espíritu actual una forma nueva y mostrarle
cia tiene que admitir que se la conciba como existencia, por- la misma en su espejo, lo libera de su forma antigua; pero la
que pertenece al estado de formación de esta filosofía. Es forma suprema del arte es la que vuelve a brotar expresa-
decir, la ciencia, que es ella misma una forma histórica del mente como autocrítica del espíritu: es la comedia, el puro
espíritu, no aprehende la verdad en la forma absoluta; echa goce del dominio del espíritu creador sobre todas sus figuras,
todo el contenido de la idea (o de la verdad) dentro de su goce este que, sin embargo, es él mismo una configuración.
forma, pero tan pronto como haya sido sometida a la crítica, La relación entre saber y arte es la relación entre idea e ideal.
la historia la trasciende. La crítica es movimiento, proceso de La relación entre ciencia y religión es la relación entre idea
secreción, que a la vez es proceso de generación. y realización de la idea, no como ideal, sino como realidad.
Este movimiento se desarrolla tanto dentro de la teoría Lo mismo que el sistema de Hegel descuida la crítica, tam-
como contra todo el material de la teoría, y, particularmente, bién descuida lo correspondiente a la crítica en la estética: la
contra el espíritu objetivo o la vida. Mediante la crítica, la broma y lo cómico; en cambio, con la comedia, la postura de
ciencia se deshace de su contenido. La crítica es el entendi- Aristófanes respecto al espíritu griego proporciona las más
miento del mundo que aprehende y digiere ese contenido; es el profundas y hermosas discusiones del gran filósofo.
presupuesto del arte y de la religión, y actúa por medio de estas La religión no puede tener ningún otro contenido más que
dos. Si esto suena paradójico, esperamos aclararlo más con lo el que le dan la ciencia y el arte. La configuración del espíritu
que sigue. El arte es exposición de la idea; presupone el enten- como ciencia y como autoformación ideal es todo contenido.
dimiento o la comprensión del contenido que ha adquirido el La religión no ha tenido nunca otro contenido, y por eso, como
espíritu científico; es praxis, pero es una praxis jovial (heiter): muy certeramente ha presentido Hegel, no se puede distinguir
"la apariencia (Schein) de la idea en su otro", broma (Witz) su contenido del de aquéllas; pero, cuando Hegel admite en la
-y la broma es la crítica con forma estética-o La broma es el religión una teoría de lo "absoluto" propia, reflexiona sobre
presupuesto de todo arte; un elemento de éste es la jovialidad una existencia empírica que se presenta con esta pretensión, no
(Heiterkeit), el arreglárselas para hacer que toda realidad no sobre la esencia pura de la religión. La religión, en su concep-
sea tomada como manifestación (Erscheinung), sino esen- to, no es nada más que el pathos práctico por lo ideal, por la
cialmente como apariencia (Schein). Como el arte no se pro- verdad. Sintetiza la idea en sentimiento, convierte la intelec-
pone ser manifestación, o la idea en su realidad (exterior) ción pura en la sustancia del carácter, y, en esta concentración
espacial y temporal, sino sólo objetivación en el ser-para-sí del contenido, se dirige a la realización del mismo. Su esencia
del espíritu, objetivación sólo para la intuición, no para fines es esta praxis, la cual de ningún modo termina cuando el suje-
finitos, toma sus figuras de todas las épocas y deja que las to que se encuentra en un estado de contemplación vacía incor-
épocas pasadas se reflejen en la actual. Pero como el arte pora por sí mismo la idea al sentimiento - esto es abstrac-
tiene por presupuesto el momento de la crítica e imprime la ción-, sino que la cual sólo se revela como crítica real al
liberación que es la broma, el sello de la jovialidad, en todas suprimir las existencias antiguas y fundar otras nuevas.
Por eso, la religión no es un asunto vulgar, no es cosa de francesa. La religión se hizo valer como pathos y abandono
todo el mundo. La incorporación abstracta, no pensada en a la idea determinada, pero ante todo, y por lo general, se
serio, de la verdad ( de la idea, del espíritu del tiempo, de la hizo valer como movimiento del sentimiento hacia dicha
sustancia, de lo divino) al sentimiento, que probablemente idea. Las determinaciones posteriores son verdaderas y deci-
todo el mundo podría exigir, no sería precisamente un asun- sivas mientras sigan recordando la religiosidad de la época.
to real del sentimiento. Si el corazón está realmente lleno de Entonces, la deserción de la idea, o irreligiosidad, que se pro-
sentimientos, rebosa al instante, y es seguro que cada reali- duce cuando los hombres dejan de estar llenos del espíritu y
dad de la religión presente en todos los corazones tiene que de la verdad, se pone a sí misma, en los espacios de tiempo
ser una gran celebración mundial, un juicio final y una "des- intermedios, como gran pesadilla sobre los corazones de los
trucción de algo determinado". Los que ahora claman tanto hombres, y hace presión para que lo divino que actúa silen-
por la religión no tienen que temer nada más que el resurgi- ciosamente dentro de ellos aparezca en nuevas manifestacio-
miento de la misma, y no tienen que alabar nada tanto como nes. Por eso, a la religión tampoco le faltan nunca en la his-
el que la realidad universal de la religión sea tan rara. La con- toria objetos para encolerizarse o para anhelar. Hegel dice
centración en el sentimiento abstrae realmente de la exposi- que "la religión, cuando ocupa el lugar del Estado, destruye
ción determinada del contenido; el pathos práctico interrum- lo determinado" .
pe la contemplación en cualquier lugar y entonces arroja al Pero ¿cuándo ocupa la religión el lugar del Estado?
sujeto, tal y como es, a la lucha. Pero siempre se presupone Evidentemente sólo cuando el Estado ha llegado a ser tan
un determinado contenido en el todo, y la determinación de falto de espíritu, que la praxis ideal, el pathos por la idea, se
la expansión teórica a la que la religión suprime momentáne- ha separado completamente de él y se ha convertido en su
amente vuelve a salir al instante de la praxis de la religión. Si enemigo. Así, el pathos de la Reforma ocupa el lugar de la
es asunto de lo religioso ser fiel a la idea en conjunto y tra- jerarquía, y el de la Revolución el lugar del viejo Estado
bajar personalmente por una forma nueva de la misma con abusivo.
vistas a conseguir realmente 10 indeterminado, entonces, al ¿Cómo se relacionan entonces la religión y el Estado?
determinar teóricamente la situación pública y al perfeccio- De un modo muy simple, como esencia y existencia, ya
nar en detalle la realidad conquistada que sigue la praxis reli- que la verdadera religión concentra en sí todo el contenido
giosa, la tarea consiste en dejar que aquella religiosidad siga del espíritu de la época --contenido este que es la esencia- y,
influyendo y en dejar que la fidelidad al principio penetre en tanto que poder subjetivo o emoción, trata de introducirlo
todas las determinaciones nuevas. Recordad las guerras de en el mundo. Este mundo es el Estado y su existencia, el con-
liberación, o la revolución de juli03>, o la primera Revolución tenido del espíritu de la época es su esencia, y la tarea que se
presenta es la de elevar la esencia y su movimiento no a ene-
migo, sino a alma de la existencia misma del Estado; es decir,
" Se refiere a la revolución de París de 1830, que derrocó al Borbón el pathos práctico, el entusiasmo por la idea, el impulso de la
Carlos X en favor de Luis Felipe. crítica, la cual intenta juntar los progresos del espíritu teóri-
eo con lo que existe, tiene que ser acogido dentro del Estado arte, y el de la praxis real, el de la formación del Estado.
mismo. Un Estado que tenga fuera de sí la ciencia, el arte y Sería superfluo seguir hablando todavía de la religión griega,
la religión, o que tal vez las tenga por enemigas, tiene que judía, mahometana a ese respecto, ya que las creaciones
experimentar necesariamente una caída repentina dentro del artísticas de la una y la energía formadora-de-Estado de las
movimiento de la esencia que él rechaza. La caída ordenada otras dos salta a la vista. Pero ahora vamos con el cristianis-
de las existencias en la esencia es la única protección contra mo, que parece no ser propicio ni para el Estado ni para el
la penosa situación de aquella caída repentina; es decir, la arte, pues sólo quiere fundar el reino de los cielos. ¿Sólo el
exposición del espíritu real (exposición esta que es el Estado) reino de los cielos? ¡Oh, no!, el reino de los cielos en la tie-
no debe comprimir la concentración de la idea, recién conse- rra. Por supuesto que habría sido posible vivir realmente
guida, en el sentimiento (concentración esta que es la reli- sólo en el sentimiento, en la interioridad del espíritu, y des-
gión) hasta hacerla reventar, sino que el Estado más bien prenderse verdaderamente de la tierra; entonces el cristianis-
tiene que organizarse a sí mismo de tal modo que las nuevas mo ciertamente no habría dejado de ser pathos práctico, no
aspiraciones, este aumento del desarrollo incipiente, redun- habría dejado de querer este desprendimiento; tampoco
den en provecho de su propia vida interior. habría dejado de querer fundar un reino, aunque, así y todo,
Consiguientemente, por parte del Estado, la historia ense- un reino celeste; pero evidentemente no habría tenido que
f1a a fundar la constitución de éste sobre la base del movi- proceder a engendrar un Estado terreno. Pero, así, no le que-
miento esencial del espíritu humano; dicho en términos muy daba nada más que el reino de los cielos en la tierra, y nunca
generales, la historia enseña a reconocer, organizar y, des- se ha fundado un reino mejor formado, más consecuente, que
pués, tolerar la razón que se gobierna a sí misma. Por parte el reino de lajerarquía, una realidad política sacrosanta, pero
de la religión, la historia enseña que la tarea de aquélla con- no menos terrena, tan puramente construida desde la teoría
siste en buscar su positividad y su contenido, su existencia y como cualquier otro Estado, y ciertamente no sin la concen-
su elemento, sólo en el Estado, en el arte y en la ciencia; pero tración de la respectiva teoría en el pathos práctico. Contra
no en reclamar para sí una positividad que esté tanto fuera de este admirable Estado sacerdotal que domina el mundo se
la razón como fuera del Estado y de la realidad. alzó entonces la ciencia; y cuando la ciencia se volvió a con-
La gente no admitirá que éste sea realmente el verdadero centrar en la religión, e hizo valer la verdadera esencia fren-
estado de cosas; al contrario, recurrirá a la historia y afirma- te a esa existencia que había llegado a perder el espíritu, y
rá que, desde tiempos inmemoriales, la religión ha tenido su entonces puso el acento sobre la religión como tal y sobre el
propio contenido para sÍ. Pero sólo se peleará con la historia. movimiento de la esencia en la interioridad del sentimiento,
La religión es mucho más práctica de lo que piensan esos verdaderamente se rompió la realidad política de la jerarquía.
defensores suyos, defensores nada prácticos y sin vocación. Pero la Reforma estaba tan poco capacitada como el cristia-
Tan pronto como la religión dejó de ser religión natural, ha nismo primitivo para abstenerse de la formación del Estado.
seguido los dos caminos de la praxis que estaban abiertos Suprime el sentido político del catolicismo, pero tiene que
para ella: el camino de la praxis ideal, de la formación del dejar que se forme precisamente desde sí el Estado, aunque
sólo como "Estado de emergencia" y como protección que la formación protestante del espíritu había traído al
externa para los hombres con intereses supraterrestres. mundo. Parece que ahora la época actual anda ocupada en la
Nacen los Estados sin sentido político, la configuración pro- mutua formación de "los teóricos abstractos" y de "los polí-
testante de los Estados, que, en el fondo, no es querida, sino ticos parciales", de los alemanes y de los franceses. Si el
sólo impuesta por la necesidad, porque la libertad interior, la catolicismo entorpece la libertad espiritual, la abstracción
libertad de la fe y del espíritu, sólo se puede alcanzar así. protestante, que se manifiesta en Hegel con la máxima altu-
Esto dio origen a la educación teórica, pero también a la abs- ra, con una altura vertiginosa, entorpece la libertad política;
tracción teórica del mundo alemán. La religión abstracta, en pero no hay que olvidar que, sin libertad política, sólo puede
tanto que emoción puramente teórica, tal y como la tenemos darse una libertad espiritual abstracta, y no puede tener lugar
en el culto protestante, palidece pronto y se manifiesta como un verdadero desarrollo conseguido con el propio esfuerzo,
indiferentismo; la religiosidad práctica, el pathos práctico, sino sólo producido por situaciones externas de emergencia.
puede presentarse en los protestantes puros sólo en tiempos Por eso, Alemania ha intentado apropiarse de lo necesario
de emergencia y peligro, pues el Estado sólo es un Estado de del pathos práctico de los franceses tanto como Francia saca
emergencia, no se interesa por los ciudadanos más que cuan- provecho de las consecuencias teóricas de la Reforma; pero
do se trata de protegerios. Los hombres sólo están ocupados ambas, en el intercambio de sus bienes, tienen que ir todavía
en sus asuntos privados, y la religión sólo atiende a las nece- mucho más lejos de lo que hasta ahora han ido. Ocasional-
sidades de los sentimientos privados, sólo vela por la felici- mente, a los viejos alemanes les ha preocupado el que, por
dad de las almas particulares, por la salvación del sujeto-pri- tanto, los alemanes, en su eticidad privada y religiosidad ego-
vado en el otro mundo. La religión ya no se refiere a una ísta, estén infinitamente atrasados con respecto a la eticidad
comunidad, a la que habría creado y tendría que promover; política y al impulso religioso del sentido político (ya que
se le ha perdido la comunidad; la Iglesia se ha convertido en estas dos últimas cosas se presentan en la historia francesa de
Iglesia invisible, y el Estado en Estado clandestino. De un modo verdaderamente sensacional), y el que, cuando los
hecho, esta situación es muy abstracta y, a pesar de todo su alemanes quieren aventajar en algo a los franceses, prefieran
desarrollo, se la puede equiparar perfectamente a una devas- apoyarse, con Hegel, en su ciencia a apoyarse, con los ger-
tación del espíritu en su relación más noble.
manos pedantes, en su eticidad.
Por eso, el sentido político, el pathos formador-de-Esta- Tanto la historia de todos los siglos como la situación
dos que el verdadero protestantismo (del protestantismo mundial actual vienen en ayuda de nuestro modo de ver la
inglés sólo se puede hablar como de protestantismo católico) relación entre la religión y el Estado. Distinguir a la una del
ha sofocado en los corazones de los alemanes, ha sido reto- otro significa privarios a los dos de su nervio vital.
rnado ante todo por las naciones católicas. Estas al menos no Pues bien, si uno, asustado por el movimiento de estas
han dejado que la abstracción teórica se convirtiera en idea poderosas fuerzas (de las que, sin embargo, el mundo no
fija, y han sido las primeras en ponerse a trabajar para elevar puede defenderse), vuelve atrás, si, por tanto, no quiere hacer
a pathos práctico y a formación política el nuevo contenido frente a la historia, si, por tanto, piensa y siente fundamen-
talmente al modo del pálido protestantismo, del inerte pro- placer voluptuoso (Wollust) de la irrupción de algo compri-
vincianismo, entonces exclamará: "esta religión es sólo mido; si la religión eleva la existencia injustificada a una
fanatismo, y lo peor del caso es que, de este modo, el fana- verdadera existencia, el fanatismo hace saltar por los aires
tismo religioso y el fanatismo político se unen dentro de una todo y, con ello, a sí mismo, si no puede salirse con la suya
bomba, para así hacer volar de un modo tanto más seguro la de otro modo; por tanto, si la religión es despiadada con res-
bóveda de todo lo positivo. Por eso, el desarrollo francés es pecto a lo que obstaculiza su movimiento, el fanatismo es
"perverso" ". Aunque el concepto de fanatismo no es fácil cruel. Así, religión y fanatismo son cosas diferentes; pero se
de comprender, hay que admitir que, con él, siempre se alude puede comprender fácilmente si hay que evitar el fanatismo
a esta voladura y a su brutal estallido. El fanático no tiene en y cómo hay que evitarlo. Mientras siga habiendo baterías que
cuenta ningún obstáculo, ni moral ni externo; se abandona tomar y posiciones que mantener con la vida, no tendremos
ciegamente a su impulso religioso (del pathos práctico); se una historia sin fanatismo. Pero ya hemos discutido que el fin
hace saltar a sí mismo por los aires con tal que, de esta forma, de la constitución del Estado es abarcar el movimiento de la
haga reventar a sus adversarios; lo mismo que Gatz, el faná- religión y dejarlo circular ordenadamente.
tico dice: Por eso, cómo hay que organizar el Estado en realidad
significa cómo hay que organizar la historia interior, ya que
"¡No me importa nada perder la vida antes hemos reconocido que hay que poner continuamente en
Con tal que todos los perros sean acuchillados con- circulación práctica el contenido entero de los logros teóri-
migo!"34 cos, y que hay que legalizar el pathos práctico de la religión,
de la Reforma.
En el fanatismo, el pathos práctico intensifica el senti-
miento de uno mismo hasta una voluptuosidad tal, que el
hombre se desvanece completamente en ella y, cuando ade-
más hay algo para hacer volar ( como en el caso de van
Spyk), hace explosión en ella; lo intensifica hasta una volup-
tuosidad tal, que el hombre, finalmente, el día que no le
importe arriesgar su vida, también sacrificará cruelmente los
otros a sus fines. El fanatismo es la religión intensificada, la
figura trágica de la misma; y si se siente la religión como pla-
cer (Lust) de la liberación, se siente el fanatismo como el

34 Estos versos pertenecen a la obra de J.W. GOETHE titulada Gotz


van Berlichingen (1773).

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