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El trastorno afectivo bipolar (TAB), también conocido como trastorno bipolar y antiguamente como psicosis

maníaco-depresiva (PMD), es el diagnóstico psiquiátrico que describe un trastorno del estado de ánimo
caracterizado por la presencia de uno o más episodios con niveles anormalmente elevados de energía, cognición y
del estado de ánimo. Clínicamente se refleja en estados de manía o, en casos más leves, hipomanía junto con
episodios concomitantes o alternantes de depresión, de tal manera que el afectado suele oscilar entre la alegría y la
tristeza de una manera mucho más marcada que las personas que no padecen esta patología. Por lo general tiene
expresión por un desequilibrio electroquímico en los neurotransmisores cerebrales. Adicionalmente, debido a las
características del trastorno bipolar, los individuos tienen más riesgo de mortalidad por accidentes y por causas
naturales como las enfermedades cardiovasculares.3 A pesar de ser considerado un trastorno crónico y con una alta
morbilidad y mortalidad, una atención integral que aborde todos los aspectos implicados: biológicos, psicológicos y
sociales, puede conseguir la remisión total de las crisis, de ahí la gran importancia de que el diagnóstico del afectado
sea correcto.
El elemento básico para el tratamiento del trastorno bipolar es la toma de conciencia del problema, su conocimiento
por parte del afectado y sus allegados mediante una psicoeducación adecuada que les permita hacer frente a las
crisis sin temores infundados y con las herramientas más válidas; así como prevenir las recaídas. La terapia
farmacológica personalizada, especialmente durante las fases de desequilibrio, es otra de las claves.
Benzodiazepinas, antipsicóticos y estabilizadores del ánimo son los fármacos más utilizados. Los patrones de
cambios del estado de ánimo pueden ser cíclicos, comenzando a menudo con una manía que termina en una
depresión profunda. En ocasiones pueden predominar los episodios maníacos o los depresivos. Algunos de estos
trastornos se denominan 'de ciclado rápido' porque el estado de ánimo puede cambiar varias veces en un período
muy breve de tiempo. Otras veces se presenta el llamado "estado mixto", en el que los pensamientos depresivos
pueden aparecer en un episodio de manía o viceversa. Cuando el trastorno afectivo bipolar se presenta en niños
menores de 5 años, generalmente aparece en su forma mixta.
Historia del trastorno bipolar: Suele utilizarse este tipo de dibujos clásicos del teatro para representar los aspectos
de manía y depresión. Durante casi un milenio después de la caída del Imperio Romano, la hipótesis humoral de los
griegos se impuso como la teoría de la causa de la depresión y la manía. La hipótesis humoral afirmaba que la
"melancolía" (depresión) era causada por un fluido corporal, conocido como la «bilis negra»,4 mientras que la "manía"
(locura) fue causada por otro fluido llamado entonces «bilis amarilla».5 De allí que las palabras "depresión"
(anteriormente llamada "melancolía") y "manía", tienen su etimología en el lenguaje griego clásico. La palabra
melancolía se deriva de la palabra μἐλας, (melas), "negra", y χολή, (jolé), "bilis" indicando los orígenes del término en
las teorías de los cambios de humor de Hipócrates. Sin embargo, los orígenes lingüísticos de manía no están tan
claros. Varias etimologías son propuestas por el médico romano Caelius Aurelianus, incluyendo la palabra griega
‘ania’, lo que quiere decir que produce una gran angustia mental, y ‘manos’, que quiere decir relajado o suelto, lo que
se podría aproximar del contexto es una mente o alma excesivamente relajada.6 Hay por lo menos otros cinco
candidatos, y parte de la confusión que rodea la exacta etimología de la palabra manía es su variado uso en la poesía
y mitología pre-Hipocrática (Angst and Marneros 2001). Durante el siglo II A. D. Soranus de Ephedrus (98-177 A. D.)
describía a la manía y a la melancolía como distintas enfermedades con etiologías separadas, 5 sin embargo, él
reconocía que «muchos otros consideran a la melancolía una forma de la enfermedad llamada manía».7
Los primeros escritos que describen la relación entre manía y melancolía se atribuyen a Areteo de Capadocia. Areteo
fue un médico y filósofo ecléctico, que vivió en Alejandría entre los años 30 y 150 A. D. (Roccatagliata 1986; Akiskal
1996). Aretaeus es reconocido como el autor de los antiguos textos sobrevivientes donde se da un concepto unificado
de la enfermedad maníaca-depresiva, viendo ambos, melancolía y manía como si tuvieran un origen común en la
«bilis negra» (Akiskal 1996; Marneros 2001). Según Areteo, la manía es un aumento de la melancolía y debe
entenderse como el polo opuesto a la melancolía. Su concepto del continuum del ánimo bipolar es aún más amplio
que el actual, englobando incluso los trastornos esquizo-afectivos y la psicosis. El enciclopedista chino Gao Lian (c.
1583) describe el trastorno en su libro Ocho tratados sobre el arte de vivir (遵生八笺, Ts'un-sheng pa-chien).4 En los
siglos XVII y XVIII fueron fundamentalmente el anatomista de Oxford Thomas Willis, Giovanni Battista Morgagni, de
Padua, y Anne Charles Lorry, de París quienes descubrieron los episodios repetitivos de manía y depresión a largo
plazo. La conceptualización psiquiátrica contemporánea de la enfermedad maníaco-depresiva es usualmente fechada
cerca de 1850. El 31 de enero de 1854, Jules Baillarger describió a la Academia de Medicina del Imperio Francés una
enfermedad mental de dos fases que causa oscilaciones entre la manía y la depresión. Dos semanas después, el 14
de febrero, Jean-Pierre Falret presentó una descripción a la Academia de lo que era esencialmente el mismo
trastorno. Esta enfermedad fue designada como folie circulaire (locura circular) por Falret, y como folie à double forme
(locura de forma dual) por Baillarger (Sedler 1983). Emil Kraepelin (1856-1926), un psiquiatra alemán, considerado por
muchos (incluyendo Hagop Akiskal9 ) como el padre de la conceptualización moderna de trastorno bipolar, fue quien
categorizó y estudió el curso natural de pacientes bipolares que no estaban siendo tratados, tiempo antes de que se
descubrieran los estabilizadores del humor. Al describir a estos pacientes en 1902, él acuñó el término "psicosis
maníaco-depresiva". Notó que sus pacientes bajo observación tenían unos intervalos de enfermedad, maníaca o
depresiva, y generalmente después venían intervalos libres de síntomas en los que el paciente podía funcionar
normalmente.
Después de la segunda guerra mundial, el psiquiatra Dr. John Cade, en el Hospital Bundoora ubicado en Melbourne,
Australia, estaba investigando los distintos compuestos que utilizaban los pacientes veteranos que tienen la
enfermedad. En 1948, el Dr. Cade descubrió que el carbonato de litio podía ser usado como un tratamiento eficiente
para las personas que padecen la enfermedad. Éste fue el primer compuesto o droga que demostró ser eficiente en el
tratamiento de cualquier condición psiquiátrica. El descubrimiento fue quizás el inicio de los tratamientos
farmacológicos ocupados en la psiquiatría. Este descubrimiento precedió al de los tratamientos con fenotiazinas para
la esquizofrenia, y el descubrimiento del tratamiento con benzodiazepina para los estados de ansiedad, por cuatro
años. El término "enfermedad maniaco-depresiva" apareció por primera vez en 1958. La actual nosología, trastorno
bipolar, se volvió popular sólo recientemente, y algunos individuos prefieren la terminología antigua debido a que
provee de una mejor descripción de una enfermedad multidimensional que continuamente cambia. El origen del
trastorno parece ser orgánico. No se conocen todos los orígenes biológicos específicos del trastorno, aunque se cree
que el mal aprovechamiento de los neurotransmisores cerebrales, serotonina y dopamina, estarían relacionados. Al
realizar una exploración a través de una IRM (Imagen por Resonancia Magnética) no se ven alteraciones, pero sí
aparecen al realizar una prueba llamada TEP (Tomografía por emisión de positrones).
Clasificación: No hay un consenso claro sobre cuantos tipos de trastorno bipolar existen.10 En el DSM-IV-TR y el
CIE-10, el trastorno bipolar se concibe como un espectro de trastornos que se suceden en un continuo. El DSM-IV-TR
lista cuatro tipos de trastornos del estado de ánimo que se ajustan en la categoría de bipolar: trastorno bipolar tipo I,
trastorno bipolar tipo II, ciclotimia y trastorno bipolar no especificado. En el Diagnostic and Statistical Manual of Mental
Disorders" (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) de la American Psychiatric Association
(Asociación Americana de Psiquiatría) se describen dos tipos de trastorno bipolar: tipo I y tipo II. Trastorno bipolar
tipo I El trastorno bipolar tipo I se da en aquellos individuos que han experimentado un episodio maniaco añadido a
un episodio depresivo (de acuerdo con el DSM-IV-TR). Es frecuente que los sujetos también hayan presentado uno o
más episodios depresivos mayores. Para el diagnóstico de esta modalidad de acuerdo con el DSM-IV-TR son
necesarios uno o más episodios maníacos o mixtos. No es necesario que exista un episodio depresivo como requisito
para el diagnóstico, aunque frecuentemente aparezca.
Trastorno bipolar tipo II: El trastorno bipolar tipo II se caracteriza por episodios de depresión mayor así como al
menos un episodio hipomaniaco. Los episodios hipomaníacos no llegan a los extremos de la manía (es decir, que no
provocan alteraciones sociales u ocupacionales y carecen de rasgos psicóticos). El trastorno bipolar tipo II es mucho
más difícil de diagnosticar, puesto que los episodios de hipomanía pueden aparecer simplemente como un periodo de
éxito con alta productividad y suele relatarse esto con menos frecuencia que cuando se sufre una depresión. Puede
darse psicosis en episodios de depresión mayor y en manía, pero no en hipomanía. Para ambos trastornos existe un
cierto número de especificadores que indican la presentación y el curso del trastorno, entre otros el de "crónico",
"ciclado rápido", "catatónico" y "melancólico". En términos psiquiátricos, esto se llama ciclos rápidos o acelerados y
ciclos lentos, respectivamente. Los ciclos ultrarápidos, en donde el ánimo cambia varias veces a la semana (o incluso
en un día), suelen ocurrir en casos aislados, pero es ciertamente una variable real del trastorno. Estos patrones de
cambios de ánimo son asociados con ansiedad y altos riesgos de suicidios.11 Algunos estudios han sugerido una
relación correlativa entre la creatividad y el trastorno bipolar. Con todo, la relación entre ambas todavía permanece
incierta. Hay un estudio que muestra un incremento en la creatividad, con lo cual el individuo logra obtener ciertas
metas y objetivos.
[editar] Trastorno bipolar no especificado: El trastorno bipolar no especificado es un "cajón de sastre", diagnóstico
que se utiliza para indicar afecciones bipolares que no encajan en otras categorías diagnósticas. Si un individuo
parece sufrir claramente de algún tipo de trastorno bipolar pero no cumple los criterios de alguno de los subtipos
mencionados más arriba, se le asigna el diagnóstico de trastorno bipolar no especificado. Aunque los pacientes por lo
general acudirán en busca de ayuda en fase depresiva, es muy importante averiguar a partir del paciente o de la
familia de éste si alguna vez se ha dado algún episodio de manía o hipomanía mediante una cuidadosa interrogación.
Esto evitará un diagnóstico equivocado de trastorno depresivo y evitará el uso de antidepresivos que pueden
desencadenar un cambio a manía o hipomanía o inducir un ciclado rápido. Se ha desarrollado recientemente
herramientas de exploración como el Hypomanic Check List Questionnaire (cuestionario sobre hipomanía mediante
una lista de comprobación, HCL-32) para asistir en la tarea frecuentemente complicada de detectar los trastornos
bipolares tipo II.
El trastorno bipolar es uno de los trastornos mentales más comunes, severos y persistentes. La prevalencia conjunta
de todos los trastornos bipolares ha sido valorada en un estudio de 12 meses, realizado en 2005 con una muestra de
9282 individuos mayores de 18 años en EEUU en el que reportaba el trastorno en 2,6% de la población. Las
estadísticas en otros países revelan una prevalencia de vida del trastorno afectivo bipolar por encima del 1%. 17 El
trastorno empieza típicamente en la adolescencia o en la adultez temprana, y tiende a ser una condición permanente
a lo largo de la vida caracterizada por altas tasas de recaída, ansiedad comórbida, trastorno por abuso de sustancias,
disfunción y mortalidad prematura debida especialmente a la alta tasa de suicidio. La prevalencia del trastorno Bipolar
tipo I se sitúa entre el 0,4 y el 1,6 % de la población general según DSM-IV, siendo igual para ambos sexos y entre
grupos étnicos. La prevalencia del trastorno Bipolar tipo II está en torno al 0,5% de la población, también según DSM-
IV, el cual es más prevalente en mujeres. Un estudio, basado en estimaciones a partir del consumo de carbonato de
litio, que se prescribe sobre todo para este tipo y realizado entre 1996-1998 determinó que la prevalencia en España
es de 70 casos/100.000 habitantes y día, lo cual supone una prevalencia baja-media, siendo Soria la provincia con
mayor prevalencia. Valorar los datos completos de todo el espectro bipolar es una tarea más complicada, puesto que
no hay un acuerdo claro sobre qué debe ser incluido en esta categoría y tampoco si existe. De acuerdo con Hagop
Akiskal, (ver bibliografía), en uno de los extremos estaría el trastorno esquizoafectivo tipo bipolar, y en el otro la
depresión unipolar (recurrente o no), encontrando entre ambos los trastornos de ansiedad. Este esquema incluye el
trastorno disfórico menstrual, la depresión postparto y la psicosis postparto. La ventaja de este modelo es que ayuda a
explicar porqué muchas personas que padecen la enfermedad no tienen familiares en primer grado con un claro
"trastorno bipolar", pero tienen miembros de la familia con historial para estos trastornos.
En un estudio realizado en 2003, Hagop Akiskal M.D. y Lew Judd M.D. reexaminaron datos del estudio de referencia
conocido como Epidemiologic Catchment Area (ECA, estudio epidemiológico territorial) tomados durante las dos
décadas anteriores.20 El estudio original encontró que el 0,8% de la población estudiada había experimentado un
episodio de manía al menos en una ocasión (bastante para superar el umbral diagnóstico del trastorno biopolar tipo I)
y un 0,5% un episodio de hipomanía (suficiente para sobrepasar el umbral diagnóstico para el trastorno bipolar tipo II)
Si se efectúa una tabulación que incluya respuestas que indican un cumplimiento subumbral de criterios diagnósticos,
como uno o dos síntomas durante un corto período, los autores llegaron a una cifra de un 5,1% adicional de la
población, lo cual supone que un 6,4% del total de la población podría incluirse dentro del espectro bipolar. Estudios
más recientes similares a este realizados por prominentes investigadores en el campo del trastorno bipolar muestran
pruebas de una prevalencia mucho mayor de lo que se pensaba de afecciones bipolares en la población general. El
trastorno bipolar no es ni fisiológico puro ni tampoco ambiental, es multifactorial, lo que significa que existen muchos
factores genéticos y ambientales que, integrados, originan el trastorno. No hay una causa única para el trastorno
bipolar—sino el acuerdo científico es que son muchos factores que actúan en conjunto y producen la enfermedad.
Debido a que el trastorno bipolar tiende a prevalecer en las familias, los investigadores han tratado de buscar un gen
específico que se transfiera por generaciones y el cual pueda incrementar las posibilidades de una persona de
desarrollar la enfermedad. Con ello, la búsqueda mediante investigación de genes sugiere que el trastorno bipolar,
como otras enfermedades mentales, no ocurre debido a un sólo gen.21
Los factores psicológicos también desempeñan un importante papel en la psicopatología del trastorno, así como en
los factores psicoterapéuticos—cuyo objetivo es el alivio de los síntomas centrales—,el reconocimiento de los
desencadenantes de episodios, el reconocimiento de los síntomas prodrómicos antes de una recurrencia declarada y
la práctica de los factores que conducen a la continuidad en la remisión (Lam et al, 1999; Johnson & Leahy, 2004;
Basco & Rush, 2005; Miklowitz & Goldstein, 1997; Frank, 2005). Las modernas psicoterapias basadas en la evidencia
diseñadas específicamente para el trastorno bipolar, usadas en combinación con los tratamientos farmacológicos
estándar aumentan el tiempo en que el individuo está bien significativamente más que con el uso exclusivo de
medicación (Frank, 2005). Estas psicoterapias son la Terapia interpersonal y de ritmo social para el trastorno bipolar,
la terapia familiar dirigida al trastorno bipolar, la psicoeducación, la terapia cognitiva para el trastorno bipolar y la
detección prodrómica. Sin embargo, aún no se ha podido desarrollar un modelo cognitivo exhaustivo y general del
trastorno bipolar. Eventos exógenos. Se ha relacionado anormalidades en la función cerebral a los sentimientos de
ansiedad y una menor tolerancia al estrés. Cuando encaran un acontecimiento vital negativo de importancia,
provocándoles éste un gran estrés, como un fracaso en un campo importante de sus actividades, pueden sufrir su
primer episodio de depresión mayor. Por el contrario, cuando un individuo obtiene un gran logro puede experimentar
su primer episodio maníaco o hipomaníaco. Los individuos con trastorno bipolar tienden a experimentar
desencadenantes de episodio que suponen acontecimientos interpersonales o relacionados con logros personales.
Ejemplos de sucesos vitales interpersonales serían el enamoramiento o por el contrario la muerte de un amigo íntimo.
Entre los sucesos vitales relacionados con logros están la aceptación dentro de una élite o por el contrario, un despido
(Miklowitz & Goldstein, 1997). Un nacimiento también puede desencadenar una psicosis postparto en las mujeres
bipolares.
La "Teoría del kindling" (El kindling es un término que no se traduce. Significa astillas en inglés y se refiere a un
aumento de excitabilidad en las neuronas del sistema límbico23 ) afirma que las personas que están genéticamente
predispuestas al trastorno bipolar pueden experimentar una serie de acontecimientos estresantes, cada uno de los
cuales disminuye el umbral al que puede darse un cambio de estado de ánimo.24 Eventualmente se puede
desencadenar un episodio (que de este modo se hace recurrente) por sí mismo. No obstante, no todos los individuos
experimentan a consecuencia de ello episodios en ausencia de acontecimientos vitales positivos o negativos. Los
individuos con una aparición del trastorno al final de la adolescencia o en la edad adulta temprana habrán
experimentado con toda probabilidad ansiedad y depresión en la infancia. Existen argumentaciones en el sentido de
que la aparición en la infancia del trastorno debería ser tratado cuanto antes. Un historial familiar de trastornos dentro
del espectro bipolar puede transmitir una predisposición o carga genética a desarrollar uno de estos trastornos. 25
Puesto que los trastornos bipolares son poligénicos susceptibles de sufrir muchos trastornos bipolares y unipolares
dentro del mismo pedigrí familiar. Este es frecuentemente el caso (Barondes, 1998). Los trastornos de Ansiedad, la
depresión clínica, los trastornos de la alimentación, el trastorno disfórico premenstrual, la depresión postparto, la
psicosis postparto y/o la esquizofrenia pueden ser parte del historial familiar, que es a lo que se refiere el término
"carga genética". Ya que el trastorno bipolar es tan heterogéneo, es probable que las personas que lo padecen
experimenten distintas manifestaciones de la enfermedad (Miklowitz & Goldstein, 1997). Recientes investigaciones
realizadas en Japón señalan una hipótesis sobre un posible origen mitocondrial de este trastorno.(Stork & Renshaw,
2005).
Heredabilidad o herencia El trastorno es prevalente según el historial familiar, es decir, que suele haber
antecedentes familiares bien de trastorno bipolar o de otro tipo de trastorno del humor como la depresión. 26 Más de
dos tercios de las personas que padecen trastorno bipolar han tenido al menos un pariente cercano con el trastorno o
con depresión mayor unipolar. Cada vez existen más pruebas de un componente genético como causa del trastorno
bipolar, proporcionado por algunos estudios en gemelos y de ligamiento genético. Los estudios que buscan la
identificación de las bases genéticas del trastorno bipolar indican que la susceptibilidad procede de múltiples genes. 27
Los investigadores tienen la esperanza de que identificando los genes de susceptibilidad y las proteínas que codifican
se haga posible el desarrollo de mejores tratamientos e intervenciones preventivas que tengan como objetivo los
procesos subyacentes de la enfermedad.La tasa de concordancia genética en gemelos del trastorno es del 70%. Esto
significa que si una persona tiene el trastorno, un gemelo idéntico tiene un 70% de probabilidad de padecer también el
trastorno. Los mellizos tienen un 23% de tasa de concordancia. Estas tasas no se reproducen de manera universal en
la literatura. Estudios recientes han observado una tasa de aproximadamente un 40% entre gemelos y menos de un
10% entre mellizos. (ver Kieseppa, 2004 and Cardno, 1999).28 29 En 2003 un grupo de investigadores de EEUU y
Canadá publicaron un artículo que utilizaba técnicas de ligamiento genético para identificar una mutación en el gen
GRK3 como posible causa de más del 10% de los casos de trastorno bipolar. Este gen corresponde a una enzima
asociada a la quinasa, cuyo nombre es quinasa del receptor de la proteína G 3, que parece estar implicada en el
metabolismo de la dopamina y puede proporcionar un posible objetivo para el diseño de nuevos fármacos para el
trastorno bipolar. En 2007 un estudio de ligamiento genético ha identificado algunos genes que probablemente están
implicados en la etiología del trastorno bipolar, lo cual sugiere que este trastorno puede ser una enfermedad
poligénica. Los investigadores encontraron una correlación entre la DGKH (la diacilglicerol kinasa η) y el trastorno
bipolar.17 Esta enzima es clave en la ruta del fosfatidil inositol sensible al litio.
Patogenia La fisiopatología y sus mecanismos subyacentes son pocos entendidos para el trastorno bipolar. La
evidencia de los estudios preclínicos hasta ahora publicados sugieren que pueda compartir algunos mecanismos
biológicos con la epilepsia. Se ha planteado que exista un desequilibrio entre aminoácidos excitadores,
fundamentalmente glutamatos, y los inhibidores, principalmente el ácido γ-aminobutírico y la disfunción de las bombas
de cationes como las bombas de sodio y calcio que explica la patogenia del trastorno bipolar y otras patologías como
la epilepsia. Cuadro clínico El trastorno bipolar es comúnmente encuadrado como Trastorno Bipolar Tipo I, en donde
el individuo experimenta experiencias extremas de manía, o Trastorno Bipolar Tipo II, en donde los «altos» de la
hipomanía no llegan hasta el extremo de la manía. Este último es mucho más difícil de diagnosticar, ya que los
episodios de hipomanía pueden simplemente parecer como períodos de una alta productividad del individuo y se han
reportado mucho menores que la depresión ansiosa. Puede ocurrir la psicosis, particularmente en los períodos de
manía. También nos encontramos con subtipos de «ciclos acelerados». Debido a que en los problemas relacionados
con los cambios de humor hay tantas variaciones en cuanto a su severidad y a su naturaleza, el concepto de espectro
bipolar es usualmente utilizado, incluyendo en él la ciclotimia. No hay consenso en cuanto a la cantidad de «tipos»
existentes de trastorno bipolar (Akiskal and Benazzi, 2006). Muchas personas con trastorno bipolar experimentan una
severa ansiedad y son muy irascibles cuando se encuentran en un período maniaco (hasta el punto de la furia),
mientras que otros se vuelven eufóricos y grandilocuentes
Depresion: Una disminución del interés en las actividades diarias y/o placer producido por las actividades cotidianas
pueden ser signos de la fase depresiva del paciente bipolar. Las señales y los síntomas del período depresivo en el
trastorno bipolar incluyen (pero en ningún sentido se limitan solo a ellos): sentimientos constantes de tristeza,
ansiedad, culpa, ira y soledad y/o desesperanza, desórdenes de sueño, apetito, fatiga, pérdida de interés por
actividades de las que la persona antes disfrutaba, problemas de concentración, odio hacia uno mismo, apatía o
indiferencia, despersonalización, perdida de interés en la actividad sexual, timidez o ansiedad social, irritabilidad, dolor
crónico (con o sin causa conocida), falta de motivación, e incluso ideas suicidas. Durante la fase depresiva el
paciente puede presentar: Pérdida de la autoestima. Desánimos continuos. Ensimismamiento. Sentimientos de
desesperanza o minusvalía. Sentimientos de culpa bilidad excesivos o inapropiados. Fatiga (cansancio o
aburrimiento) que dura semanas o meses. Lentitud exagerada (inercia). Somnolencia diurna persistente. Insomnio.
Problemas de concentración, fácil distracción por sucesos sin trascendencia. Dificultad para tomar decisiones y
confusión general enfermiza, ejemplos: deciden un cambio repentino de empleo, una mudanza, o abandonar a las
personas que más aman como puede ser una pareja o un familiar (cuando el paciente es tratado a tiempo deja de
lado las situaciones "alocadas" y regresa a la vida real, para recuperar sus afectos y su vida). Pérdida del apetito.
Pérdida involuntaria de peso. Pensamientos anormales sobre la muerte. Pensamientos sobre el suicidio, planificación
de suicidio o intentos de suicidio.
Las personas que se encuentran en un episodio maníaco pueden estar eufóricas, irritables y/o suspicaces, con un
incremento en sus actividades y cualidades tanto físicas como mentales. El incremento en la energía y en las
actividades es muy común; suele tener verborrea. La necesidad de dormir se encuentra disminuida. La persona suele
distraerse rápidamente y puede manifestar e incluso llevar a la práctica ideas irreales, grandilocuentes y sobre
optimistas. Las facultades sociales se ven disminuidas, y las ideas poco prácticas suelen llevar a indiscreciones tanto
financieras como amorosas. En la fase maníaca se pueden presentar: Exaltación del estado de ánimo. Aumento
de las actividades orientadas hacia metas, delirios de grandeza, creencias falsas en habilidades especiales. Si los
contradicen suelen enfadarse y pensar que el mundo está en su contra. Ideas fugaces o pensamiento acelerado
(taquipsiquia). Enfadarse por cualquier cosa. Autoestima alta. Menor necesidad de dormir. Agitación. Verborrea (hablar
más de lo usual o tener la necesidad de continuar hablando). Incremento en la actividad involuntaria (es decir, caminar
de un lado a otro, torcer las manos). Inquietud excesiva. Aumento involuntario del peso. Bajo control del
temperamento. Patrón de comportamiento irresponsable. Hostilidad. Aumento en la actividad dirigida al plano social o
sexual. Compromiso excesivo y dañino en actividades placenteras que tienen un gran potencial de producir
consecuencias dolorosas (andar en juergas, tener múltiples compañeros sexuales, consumir alcohol y otras drogas).
Creencias falsas (delirios místicos y otros). Alucinaciones.
Hipomanía: La hipomanía es generalmente un episodio destructivo menor que la manía, y las personas que se
encuentran en este episodio usualmente experimentan los síntomas de la manía en menor grado o menos síntomas.
La duración es regularmente menor que la manía. Este es considerado como un período «artístico» del desorden, que
se caracteriza por una gran cantidad de ideas, un pensamiento extremadamente ingenioso, y un incremento en la
energía. Período mixto En el contexto del trastorno bipolar los períodos mixtos son aquellos en los cuales la manía y
la depresión clínica ocurren simultáneamente (por ejemplo, la agitación, ansiedad, agresividad, confusión, fatiga,
impulsividad, las ideas suicidas, el pánico y la paranoia, ideas de persecución, verborrea, pensamiento veloz y furia).
Los episodios mixtos suelen ser los más volátiles dentro del estado bipolar, debido a que los estados pueden ser
activados o desencadenados de forma rápida y simple. Los intentos suicidas, el abuso de substancias psicotrópicas y
dañarse a sí mismo suele ocurrir en este estado. Recaídas Algunas personas, incluso estando medicadas, pueden
experimentar episodios del trastorno en un nivel menor, o, incluso llegando a experimentar episodios completos de
manía o depresión. De hecho, algunos estudios recientes han descubierto que el trastorno bipolar está "caracterizado
por un bajo porcentaje de recuperación, un alto porcentaje de recaída, y un funcionamiento regular entre los distintos
episodios." El estudio además confirmó la seriedad del trastorno en cuanto a que las personas con un "trastorno
bipolar estándar han duplicado las posibilidades de muerte." El trastorno bipolar está actualmente considerado como
"posiblemente la categoría más costosa de trastornos mentales en los Estados Unidos." Los siguientes
comportamientos pueden llevar a recaídas, tanto maniacas como depresivas: La descontinuación o terminación de la
medicación sin consultar con su médico. Estar mal medicado. Generalmente el tomar una dosis menor de un
estabilizador de ánimo puede llevar a una manía. El tomar una menor dosis de antidepresivos puede causar una
recaída depresiva, mientras que dosis muy elevadas pueden llevar a episodios mixtos o episodios de manía. El tomar
drogas duras - sean medicamentos o no - tales como la cocaína, alcohol, anfetaminas u opioides. Estas tienden a
empeorar los episodios. El dormir demasiado o muy poco. Dormir demasiado (posiblemente causado por la
medicación) puede llevar a la depresión, mientras que el dormir muy poco puede conducir a episodios mixtos o
maniacos. La cafeína puede causar desórdenes en el ánimo que pueden conducir a la irritabilidad, la disforia y la
manía. Usualmente los pacientes tienden a automedicarse, siendo la drogas más comunes el alcohol y la marihuana.
Algunas veces se vuelven hacia las drogas duras. Estudios han demostrado que el fumar tabaco induce un efecto
calmante en la mayoría de los pacientes, y un alto porcentaje de las personas que sufren del trastorno suelen fumar
tabaco.35
Riesgo de suicidio Las personas que padecen de trastorno bipolar tienen una posibilidad incrementada tres veces
más de poder llegar a cometer suicidio que la de aquellos que padecen de depresiones mayores (12% a 30%).
Aunque muchas de las personas que sufren del trastorno realmente nunca logran cometer el suicidio, el promedio
anual de suicidio en hombres y mujeres diagnosticadas con la enfermedad (0.4%) es de 10 hasta 20 veces mayor que
en la población general.36 Individuos que padecen del trastorno tienden a tener tendencias suicidas, especialmente
durante los estados mixtos de hipomanía y depresión agresiva. El diagnóstico se basa en las experiencias de las que
informa el propio paciente así como anormalidades en la conducta referidas por los miembros de la familia, amigos o
compañeros de trabajo, seguido por los signos secundarios observados por un psiquiatra, enfermero, trabajador/a
social, psicólogo clínico u otro diagnosticador cualificado mediante una evaluación clínica. Existe una lista de criterios
que se deben cumplir para que alguien reciba el diagnóstico. Éstos dependen tanto de la presencia como de la
duración de determinados signos y síntomas. Los criterios que más se utilizan habitualmente para diagnosticar el
trastorno bipolar son los expuestos en el Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales, que actualmente está en su
cuarta edición revisada (DSM-IV-TR) y también la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y
Problemas Relativos a la Salud de la OMS, que actualmente están en la versión ICD-10. Estos últimos criterios son
más utilizados en los países europeos mientras que los criterios del DSM se usan en los EEUU o en el resto del
mundo, y también son los que prevalecen en los estudios de investigación.La característica principal es que es
«cíclica» (bipolar), es decir etapas normales seguidas de períodos, episodios o etapas maníacas o depresivas, por
separado o alternándose.
Las personas que padecen de este trastorno viven cuando están con crisis en los dos extremos opuestos de la vida;
cuando están «deprimidas», pierden el interés en la vida, llegando a pensar en la muerte y en el suicidio para dejar de
sufrir. De igual modo, cuando están contentos, se llenan de «euforia» y ven todo de color rosa, se sienten capaces de
hacer cualquier cosa, y llegan al extremo de no dormir por considerar que es una actividad innecesaria dentro de su
nueva faceta de "inacabable movilidad". En algunos casos la euforia es tal que pueden llegar a cometer acciones que
en un estado de conciencia normal no harían, como consumir drogas o gastar dinero hasta la ruina económica propia
y familiar.Aparece alrededor de los 20 años, pero también puede aparecer antes o después. A veces empieza a
manifestarse después de un parto. Los períodos en los cuales el afectado suele estar deprimido o eufórico suelen ser
variables y están relacionados a cambios meteorológicos y de estación, o a circunstancias de la vida (acontecimientos
vitales). Entre cada fase, el afectado está en un estado normal. Se dice que de cada 1000 personas, 10 ó 15 padecen
el trastorno bipolar, y si uno de los padres la padece, la posibilidad de que los hijos la padezcan aumenta hasta en un
15%, pero la heredabilidad general de este trastorno es de un 80%.Evaluación inicial La evaluación inicial incluye
una historia clínica comprensiva y un examen físico por un facultativo. Aunque no existen exámenes biológicos que
confirmen el trastorno bipolar, se llevan a cabo otros para excluir otras enfermedades que se suelen presentar con
síntomas psiquiátricos. Tales pueden ser el análisis de sangre, TSH para excluir hipotiroidismo o hipertiroidismo,
electrolitos básicos y calcio sérico para excluir alteraciones del metabolismo, un hemograma que incluya una VSG,
para excluir una infección por sífilis o HIV; dos pruebas que se suelen encargar habitualmente son la EEG para excluir
la epilepsia y una Tomografía axial computerizada de cabeza para excluir lesiones cerebrales. Las pruebas no se
repiten generalmente tras las recaídas a menos de que exista una indicación médica específica. Entre éstas puede
hacerse una prueba de glucosa en sangre si se ha prescrito anteriormente olanzapina. También se puede determinar
los niveles sanguíneos de litio o valproato para comprobar si la medicación es adecuada o tóxica, pruebas de la
función renal o tiroidea si se ha seguido un tratamiento con litio y se ha tomado regularmente. La evaluación y el
tratamiento se efectúan habitualmente en tratamiento ambulatorio; la admisión en internación se tiene en cuenta en
caso de riesgo para uno mismo o para los demás.
Diagnóstico diferencial y comorbilidad Hay varias enfermedades psiquiátricas que pueden presentar síntomas
similares. Entre otras están la esquizofrenia,38 intoxicación por drogas, psicosis breve inducida por fármacos,
Trastorno esquizofreniforme y trastorno límite de la personalidad. Éste último es importante puesto que ambos
diagnósticos implican síntomas comúnmente conocidos como "cambios de humor". En el trastorno bipolar, el término
se refiere a los episodios cíclicos de ánimo elevado o deprimido que dura generalmente semanas o meses (aunque
existe una variante cicladora rápida de más de cuatro episodios anuales). En el contexto del Trastorno límite, sin
embargo, el término se refiere a la marcada labilidad emocional y reactividad del estado de ánimo conocido como
desregulación emocional, debido a una respuesta a estresantes psicosociales externos e intrasíquicos. Éstos pueden
surgir o desaparecer súbita y dramáticamente y durar segundos, minutos, horas o días. Un trastorno bipolar es
generalmente más incidente sobre el sueño, el apetito y un estado de ánimo no reactivo, mientras que éste
permanece marcadamente reactivo en la distimia y en el trastorno límite y los trastornos del sueño no son agudos. 39
Se ha debatido la relación entre el trastorno bipolar y el trastorno límite de la personalidad. Algunos sostienen que el
último representa una forma subumbral de trastorno afectivo,40 41 mientras que otros mantienen la distinción, aunque
advierten que a menudo pueden coexistir.Demora en el diagnóstico Las manifestaciones conductuales del trastorno
bipolar frecuentemente no son comprendidas por los pacientes ni reconocidas por los profesionales de la salud
mental, de modo que el diagnóstico se podría demorar en ocasiones durante 10 años o más.44 Esta dilación en el
tratamiento aparentemente no está decreciendo, incluso cuando ahora existe una concienciación pública creciente en
publicaciones populares y páginas web sobre salud. En el mundo anglosajón, por ejemplo, se han emitido programas
especiales de televisión, como el de la BBC titulado "La Vida Secreta del Maniaco-Depresivo",45 programas como el
de la MTV Vida real (True Life): Soy Bipolar, (I'm Bipolar) , talk shows, programas de radio y una mayor disposición de
personajes públicos a discutir su propio trastorno bipolar han despertado un interés público creciente en las
afecciones psiquiátricas. A pesar de este aumento de interés, es común que los individuos reciban diagnósticos
erróneos.
Niños Habitualmente los niños, con trastorno bipolar no cumplen estrictamente con la definición del DSM-IV,
tendiendo a mostrar patrones de ciclado rápido o mixto. Tradicionalmente se ha afirmado que la incidencia en este
grupo de edad es muy rara. En septiembre de 2007, expertos de Nueva York, Maryland y Madrid observaron que el
número de niños y adolescentes tratados de trastorno bipolar se incrementaron en cuarenta veces más desde 1994 a
2003 y ha continuado incrementándose desde entonces. La conclusión era que los médicos habían aplicado más
agresivamente el diagnóstico a los niños y no que hubiera crecido la incidencia. El estudio calculó el número de visitas
que se incrementaron, de 20.000 en 1994 a 800.000 en 2003 o el 1% de la población menor de 20 años. Es frecuente
que se diagnostiquen otras afecciones psiquiátricas a los niños bipolares. Estos diagnósticos adicionales pueden ser
problemas concurrentes o pueden ser diagnosticados erróneamente como trastorno bipolar. Entre las afecciones
comórbidas se puede encontrar la depresión, el Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, la esquizofrenia y
el síndrome de la Tourette. Además algunos niños con historiales de abuso o negligencia podrían sufrir trastorno
bipolar tipo I. Se da una alta comorbididad entre el Trastorno reactivo del apego y trastorno bipolar tipo I,
encontrándose en el sistema de salud norteamericano aproximadamente el 50% de los niños que habían sido
diagnosticado del primero, también tenían trastorno bipolar I. Otros modelos teóricos La inestabilidad es la
naturaleza fundamental del trastorno bipolar.50 Entre los marcadores biológicos del trastorno en continuo cambio,
tanto individual como colectivamente, están la energía, el estado de ánimo, las formas de pensamiento, el sueño y la
actividad. Los subtipos diagnósticos del trastorno bipolar son de ese modo descripciones estáticas— instantáneas,
quizás— de una enfermedad en continuo cambio, con una gran diversidad de síntomas y grados variantes de
gravedad. Los afectados podrían permanecer en un subtipo o cambiar a otro durante el curso de la enfermedad. El
DSM V, que será publicado en 2011, incluirá probablemente una subdivisión en subtipos más precisa (Akiskal and
Ghaemi, 2006).El bipolar "paranoide" con delirios de persecución, por lo general piensan que todos están en su
contra o no responden a sus exigencias, así también creen que quieren coartar sus proyectos por envidia, maldad, o
interferencia.
La doctora Deborah Yurgelun-Todd del Hospital McLean de Belmont, Massachusetts ha argumentado que estos
déficits deberían ser incluidos como rasgos fundamentales del trastorno bipolar, de acuerdo con McIntyre y otros
(2006). Los resultados de los estudios tocan ahora la cuestión de que los déficits neurocognitivos son el rasgo
primario del trastorno bipolar. Son altamente prevalentes y persisten en ausencia de una sintomatología abierta.
Aunque se ha publicado la presencia de anormalidades neurocognitivas dispares, los problemas de los que se ha
informado de manera más consistente son los de desajustes en la atención, en la memoria visual y la función
ejecutiva. No obstante, en el ejemplar de Abril-Junio de 2007 del Journal of Psychiatric Research, un equipo de
investigadores españoles publicaron que las personas que padecían trastorno bipolar I y a su vez tenían un historial
de síntomas psicóticos no experimentaban necesariamente un incremento del deterioro cognitivo.
Tratamiento
Actualmente no existe cura para el trastorno bipolar, pero puede ser controlado. El objetivo del tratamiento consiste en
un control eficaz del curso de la enfermedad a largo plazo, lo cual puede suponer el tratamiento de los síntomas
emergentes. Para lograrlo se emplean técnicas farmacológicas y psicológicas. El tratamiento farmacológico se basa
en el uso de estabilizadores del estado de ánimo y de las técnicas psicológicas la única que ha demostrado ser eficaz
es la psicoeducación. Se calcula que la respuesta a los fármacos puede estar condicionada hasta en un 85% por
factores genéticos, por lo que ya existen en el mercado tests que recogen la información farmacogenética del paciente
para que el médico pueda valorar qué tratamiento va a funcionar mejor en el paciente con trastorno bipolar, en función
de sus características genéticas. En cuanto al aspecto social, se debe buscar la plena integración en el entorno. Para
ello es condición prioritaria la 'normalización' de éste y los demás trastornos mentales. La erradicación del estigma, de
los estereotipos, prejuicios y rechazos con que se carga a las personas que padecen problemas mentales, es el mejor
instrumento para que la propia persona afectada reduzca sus niveles de estrés social, que en muchas ocasiones son
los que le provocan los cambios de humor extremos.La meta del tratamiento es evitar las crisis y minimizar o eliminar
los síntomas sub-sindromáticos. En realidad el tratamiento del trastorno bipolar es simple si consideramos los
siguientes aspectos: El pilar del tratamiento son los estabilizadores del estado de ánimo ( litio, valproato,
carbamazepina, oxcarbazepina, lamotrigina, topiramato).
Los antipsicóticos atípicos no son estabilizadores del estado de ánimo y su uso debe limitarse a los periodos de
crisis, y siempre en combinación con un estabilizador del estado de ánimo. Su uso en monoterapia posee un
impacto neurocognitivo deteriorante para el paciente.
Los antidepresivos tampoco son estabilizadores del estado de ánimo y deben evitarse en pacientes bipolares
porque aumentan la frecuencia del ciclado, favorecen la aparición de episodios mixtos y pueden producir
viraje a manía. Cuando su uso es imprescindible deben usarse solo durante las crisis y asociados a un
estabilizador del ánimo.
Los estabilizantes del estado de ánimo
Los estabilizantes del estado de ánimo sirven para hacer que el estado de ánimo permanezca estable sin altibajos y
así mismo prevenir o mitigar episodios de manía o depresivos. Entre los medicamentos de este tipo que han
demostrado su eficacia está el litio que viene usándose desde hace mucho tiempo.
Los anticonvulsivantes o anticonvulsivos
Los anticonvulsivos o anticonvulsivantes son unos fármacos que originalmente se usaban con enfermos de epilepsia
pero no se tardó en descubrir su eficacia en el tratamiento de los trastornos del humor. Entre los anticonvulsivantes
más efectivos para la estabilización del humor figuran el ácido valproico,
Los antipsicóticos
Dentro de los antipsicóticos cabe incluir dos tipos: los tradicionales y un grupo de antipsicóticos nuevos o
antipsicóticos de nueva generación llamados antipsicóticos atípicos por tener características químicas diferentes de
los antipsicóticos tradicionales. Dentro del grupo de los antipsicóticos tradicionales cabe incluir los siguientes
fármacos:
Todos los antipsicóticos atípicos están aprobados por la FDA estadounidense para el tratamiento de estados agudos
de manía.
Los antidepresivos
En términos generales, los estabilizadores del estado de ánimo son más eficaces en el tratamiento y la prevención de
episodios maníacos asociados al trastorno bipolar. Sin embargo, otras medicaciones (p.ej. lamotrigina, fluoxetina,
quetiapina) también han demostrado eficacia para el tratamiento de la depresión bipolar. Para una mejor respuesta
terapéutica se pueden combinar estabilizadores del estado de ánimo con antipsicóticos cuando en cuadro maníaco
presenta síntomas positivos de la esquizofrenia (alucinaciones e ideas delirantes) o bien se pueden combinar con
algún antidepresivo cuando hay predominancia de ciclados a la depresión. Se desaconseja su uso en embarazadas,
sobre todo en el primer trimestre y durante la lactancia. Si es absolutamente necesario su uso en el resto del
embarazo (de 4 a meses en adelante) se puede utilizar dosis muy bajas, junto con ácido fólico, y se debe retirar
gradualmente al menos una semana antes de la fecha calculada de parto.
Un estudio reciente a gran escala encontró que la depresión grave en pacientes con trastorno bipolar no responde
mejor a una combinación de antidepresivos y estabilizantes del estado de ánimo que a éstos últimos solamente. 58 Es
más, este estudio financiado con fondos federales encontró que no precipita la emergencia de síntomas maníacos en
pacientes con trastorno bipolar. Las medicaciones funcionan de diferente forma en cada persona y lleva un tiempo
considerable determinar en cada caso en particular si un cierto fármaco es completamente eficaz y puesto que el
trastorno bipolar es episódico por naturaleza y los pacientes pueden experimentar remisión tanto si reciben
tratamiento como si no. Por esta razón, ni los pacientes ni los médicos tendrían que esperar un alivio inmediato,
aunque la psicosis con manía puede responder rápidamente a antipsicóticos y la depresión bipolar se puede aliviar
rápidamente con terapia electroconvulsiva. Muchos doctores hacen hincapié en que los pacientes no deberían esperar
una estabilización completa hasta después de al menos 3-4 semanas (algunos antidepresivos, por ejemplo, necesitan
entre 4 y 6 semanas para hacer efecto) y no deberían abandonar la medicación prematuramente, 59 ni deberían
discontinuar la medicación con la desaparición de los síntomas puesto que la depresión podría volver.
Uno de los principales problemas está en aceptar la medicación, puesto que algunas personas a medida que entran
en manía pierden la percepción de estar enfermos y por ello discontinúan el tratamiento. Los pacientes también
suelen cesar de tomar la medicación cuando los síntomas desaparecen, pensando erróneamente que están
"curados", mientras que otros disfrutan con los efectos de la hipomanía no medicada. La depresión no remite
instantáneamente cuando se retoma la medicación y típicamente lleva más de 6 semanas la mejoría. La manía puede
desaparecer lentamente o puede trasformarse en depresión. Otras razones que llevan a las personas a discontinuar la
medicación son los efectos secundarios, el coste del tratamiento y el estigma de tener un trastorno psiquiátrico. En un
número relativamente pequeño de casos estipulados por la ley (depende de lugares, pero suele estar en los
ordenamientos jurídicos, solo cuando el paciente significa una amenaza para sí mismo o para los demás), los
pacientes que no están de acuerdo con su diagnóstico psiquiátrico y el tratamiento pueden ser forzados legalmente a
recibir tratamiento sin su consentimiento.

Durante los últimos meses de 2003, investigaciones en el Hospital McLean (Massachussets) encontraron evidencias
tentativas de mejoras de estados de ánimo, durante un tratamiento de resonancia magnética nuclear (EP-MRSI), y se
han realizado diversos intentos para poder aplicar dicho método y evaluar como un posible tratamiento.
Trastorno bipolar y la creatividad
Uno de los aspectos más interesantes y que suele ser mal entendido por la gente es que el trastorno bipolar, por lo
general, incrementa la «energía creativa» de la persona. El trastorno bipolar se encuentra en una cantidad
desproporcionada de personas con talento creativo, tales como artistas, músicos, escritores, poetas y científicos, y
algunos acreditan a su condición de bipolar el tener tal creatividad. Muchas famosas figuras históricas que tiene el don
de la creatividad, comúnmente se cree que han sido afectadas por el trastorno bipolar, y fueron «diagnosticadas»
póstumamente basándose en cartas, escritos, hechos contemporáneos o en otros materiales. Mientras que el
desorden comúnmente incrementa la energía creativa, el síntoma de depresión, prontamente hace que la persona se
ponga rabiosa y frustrada. Kay Redfield Jamison, quien padece del desorden, es considerada una experta y líder en el
tema de esta enfermedad con la creatividad. Investigaciones indican que mientras la manía puede contribuir a la
creatividad (ver Andreasen, 1988 [cita requerida]), la fase hipomaníaca experimentada en bipolares I y II, y en la ciclotimia
parece producir la mayor contribución a la creatividad (ver Richards, 1988. Ello porque produce, por ejemplo, un
incremento en la energía, confianza y actividad, pero pronto el espiral termina en un estado que debilita la creatividad.
Otra teoría [cita requerida] es que la manía produce una aceleración en el pensamiento lo que permite una mayor y más
rápida generación de ideas, produciendo también una larga asociación de estas ideas e información sin una relación
aparente.
El ritmo circadiano: nuevos estudios
Estudios recientes están comenzando a relacionar el trastorno bipolar (y otros trastornos como la depresión clínica y
el Trastorno afectivo estacional) con desordenes del Ritmo circadiano (mejor conocido como el reloj biológico).68
Inicialmente se creía que los trastornos de sueño que ocurren en una persona bipolar (como por ejemplo sueño
escaso durante episodios maníacos) eran síntomas del desorden bipolar mismo, pero nuevos estudios revelan que
dichos trastornos son a su vez causa y síntoma de un episodio maníaco,69 esto hace que el afectado entre en un
círculo vicioso que puede empeorar su situación: el escaso sueño lo lleva a episodios maníacos que producen a su
vez menos sueño.
Un estudio realizado a mediados de la década de 1990 en una persona bipolar de ciclo rápido (rapid cycling) llegó a la
conclusión que exponiendo al paciente a ciclos regulares de luz y oscuridad puede detener un episodio maníaco,
incluso, curarlo del todo.70 Se cree que la persona mejora debido a que su ritmo circadiano es vuelto a un "ritmo
normal" con las terapias de oscuridad que recibe.71 Algunos científicos sostienen que algunas personas (tal vez los
posibles bipolares) poseen un ritmo circadiano muy inestable que puede entrar en caos al exponerse a luz artificial
durante las noches, la luz artificial (específicamente la llamada luz azul) hace que receptores en los ojos comuniquen
al reloj biológico que aún es de día (cuando en realidad ya es de noche), esto hace que el cuerpo pierda su ritmo y
mal-interprete la luz artificial como un zeitgeber natural, disparando episodios maníacos a los pocos días.72 Se
recomienda mantener una buena y constante higiene del sueño y reducir (o si es posible, evitar) la exposición a luz
artificial durante las noches, esto podría ayudar a controlar episodios maníacos o incluso mejorar al paciente
¿Biblia y trastorno bipolar?
"Escudriñando las Sagradas Escrituras, encontramos que la Biblia habla de este tipo de personas bajo la
denominación de personas de “Doble Ánimo” que además no tienen parte ni suerte con Dios, ya que la esquizofrenia
como las demás enfermedades no proviene de Dios." Me intrigó y perturbó un poco su afirmación. Así que le pregunté
sobre las citas bíblicas de donde concluyó eso. La primera que me dió es Santiago Cap. 1, Vers. 8. La cual
reproduzco a continuación [tomado de Biblia Paralela]:

La Biblia de las Américas (1997)


siendo hombre de doble ánimo, inestable en todos sus caminos.

La Nueva Biblia de los Hispanos (2005)


siendo hombre de doble ánimo (que duda), inestable en todos sus caminos.

Reina Valera (1909)


El hombre de doblado ánimo es inconstante en todos sus caminos.

El énfasis es mío. Nótese que en la segunda traducción se clarifica el término "doble ánimo" como alguien "que duda".
Pero para entederlo mejor es necesario ver los versículos anteriores (Stgo. 1, 6-7): La Biblia de las Américas (1997)
Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada
de una parte a otra. No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor,
La Nueva Biblia de los Hispanos (2005) Pero que pida con fe, sin dudar. Porque el que duda es semejante a la ola del
mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del
Señor,
Reina Valera (1909) Pero pida en fe, no dudando nada: porque el que duda es semejante á la onda de la mar, que es
movida del viento, y echada de una parte á otra. No piense pues el tal hombre que recibirá ninguna cosa del Señor.

Sagradas Escrituras (1569) Pero pida en fe, no dudando nada; porque el que duda, es semejante a la onda del mar,
que es movida del viento, y es echada de una parte a otra. Ciertamente no piense el tal hombre que recibirá ninguna
cosa del Señor. También me dio la siguiente cita de 1 Reyes 21,18:
La Biblia de las Américas (1997) Elías se acercó a todo el pueblo y dijo: ¿Hasta cuándo vacilaréis entre dos
opiniones? Si el SEÑOR es Dios, seguidle; y si Baal, seguidle a él. Pero el pueblo no le respondió ni una palabra.
La Nueva Biblia de los Hispanos (2005) Elías se acercó a todo el pueblo y dijo: "¿Hasta cuándo vacilarán entre dos
opiniones? Si el SEÑOR es Dios, síganlo; y si Baal, síganlo a él." Pero el pueblo no le respondió ni una palabra.
Reina Valera (1909) Y acercándose Elías á todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos
pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.

Sagradas Escrituras (1569) Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo cojearéis vosotros entre dos
pensamientos? Si el SEÑOR es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.
Y esta otra de Oseas 10, 2:

La Biblia de las Américas (1997) Su corazón es infiel; ahora serán hallados culpables; el Señor derribará sus altares y
destruirá sus pilares sagrados .

La Nueva Biblia de los Hispanos (2005) Su corazón es infiel; Ahora serán hallados culpables; El Señor derribará sus
altares Y destruirá sus pilares sagrados .
Reina Valera (1909) Dividióse su corazón. Ahora serán hallados culpables: él quebrantará sus altares, asolará sus
estatuas.

Sagradas Escrituras (1569) Se apartó su corazón. Ahora serán convencidos; él quebrantará sus altares, asolará sus
estatuas.

Sin pretender hacer exégesis bíblica, ni hermeneútica, me parece que no es clara la conclusión de que estos textos se
refieren al trastorno bipolar. En el primero, el "doble ánimo" se refiere a la duda de fe (a veces se cree y a veces no).
En el segundo, en el cual se habla de "dos opiniones" o "dos pensamientos" también parece que está claro que se
refiere al dilema entre creer en un dios u otro ("El Dios Verdadero" vrs. el "falso dios"). En el tercer ejemplo es difícil
encontrar la dualidad (o supuesta bipolaridad). En las dos traducciones recientes se habla de "infidelidad" del corazón,
y en las más antiguas de un corazón "dividido" (¿entre dos creencias?). Como sabemos, el trastorno bipolar se refiere
a variaciones en el estado de ánimo, no a cambios de opinión o creencias. Así que no me convencen estas citas como
referencias a la enfermedad. ¿Qué opinan los lectores?
Cómo brindar ayuda SEGURAMENTE conozcamos a alguien que sufre depresión o trastorno bipolar. En tal caso,
¿qué apoyo puede dársele? He aquí un buen consejo de D. J. Jaffe, de la Alianza Nacional para los Enfermos
Mentales: “No confundamos el padecimiento con el paciente; más bien, odiemos la enfermedad y amemos al
enfermo”. Susanna, amiga de una paciente bipolar, tiene el aguante y el amor necesarios para obrar así. “A veces —
dice Susanna—, ni me soportaba a su lado.” Pero, en vez de abandonar a la enferma, se informó sobre su mal.
“Ahora entiendo —prosigue— cuánto influía el trastorno en su conducta.” En su opinión, los resultados compensan
con creces el esfuerzo por comprender a la afectada: “Llegas a querer y apreciar a la bella persona oculta tras la
enfermedad”. Cuando la víctima es un familiar, es esencial darle apoyo incondicional. Mario —citado antes en este
reportaje— no tardó en aprender la lección. Su esposa, Lucia, de quien también se habló antes, es bipolar. “Al
principio —señala Mario— me fue útil acompañarla al médico y estudiar esta extraña patología para saber a qué
atenernos. Además, Lucia y yo hablábamos mucho, y fuimos lidiando con los problemas según se presentaban.”

Apoyo de la congregación cristiana: Las Escrituras exhortan a los cristianos a que “hablen confortadoramente a las
almas abatidas” y “tengan gran paciencia para con todos” (1 Tesalonicenses 5:14). ¿Cómo pueden lograrlo? En primer
lugar, es importante distinguir entre la enfermedad mental y la espiritual. Así, aunque Santiago escribió en la Biblia que
la oración puede sanar a los afectados de indisposiciones espirituales (Santiago 5:14, 15), Jesús indicó que las
enfermedades físicas requieren la intervención de un médico (Mateo 9:12). Claro, siempre es pertinente y provechoso
orar a Jehová acerca de cualquier preocupación, lo que incluye nuestra salud (Salmo 55:22; Filipenses 4:6, 7). Sin
embargo, la Palabra de Dios no da a entender que solucionaremos los problemas médicos actuales con tan solo
aumentar nuestra participación en las actividades espirituales. Por ello, el cristiano prudente no insinúa que el
deprimido tenga la culpa de estarlo. Tales comentarios serían tan inútiles como los de quienes supuestamente
pretendían consolar a Job (Job 8:1-6). La realidad es que, en muchos casos, no habrá mejoría a menos que el
enfermo reciba tratamiento médico, particularmente si padece depresión grave y tal vez hasta muestra tendencias
suicidas. En tales casos es imprescindible la atención profesional.

Con todo, el cristiano puede dar un gran apoyo a sus hermanos en la fe, si bien va a tener que armarse de paciencia.
Por ejemplo, ciertos aspectos de las actividades cristianas resultan sumamente difíciles para quien sufre un trastorno
del estado de ánimo. Así lo admite Diana, paciente bipolar: “Me cuesta mucho participar en el ministerio. No es fácil
hablar de las animadoras buenas nuevas de la Biblia cuando una misma no se siente ni bien ni animada”. El paciente
se beneficiará de nuestra empatía (1 Corintios 10:24; Filipenses 2:4). Sí, hay que tratar de ver los asuntos desde su
perspectiva y no agobiarlo esperando demasiado de él. “Cuando me aceptan como soy ahora —dice Carl, enfermo de
depresión—, siento que poco a poco vuelvo a integrarme. Varios hermanos mayores me han ayudado con paciencia a
fortalecer mi relación con Dios, y he tenido la dicha de ayudar a otros a hacer lo mismo.” Nuestro respaldo aliviará
considerablemente la angustia del enfermo. Así le ocurrió a Brenda, cristiana que también es bipolar: “Los hermanos
de la congregación me han demostrado un extraordinario apoyo y comprensión en mis horas bajas, y nunca han
insinuado que estuviera débil espiritualmente. A veces me han invitado a acompañarles al ministerio haciéndome el
favor de hablar solo ellos, y otras me han reservado un asiento en el Salón del Reino para que pueda entrar cuando
ya están todos acomodados”.
Cherie, que como se indicó en un artículo anterior padece depresión, admite el enorme valor de la asistencia, el amor
y la empatía de los superintendentes de su congregación: “Cuando me confirman que Jehová me quiere, me leen
pasajes de la Palabra de Dios, me hablan del propósito divino de traer un paraíso donde reinen la paz y el bienestar, y
oran conmigo, aunque sea por teléfono, se me quita un gran peso de encima. Entonces sé que ni Jehová ni mis
hermanos me han abandonado, lo cual me infunde nuevas fuerzas”. Es innegable que los parientes y amigos que
brindan apoyo significativo contribuyen mucho al bienestar del enfermo. “Creo que ahora controlo bastante bien mi
vida —dice Lucia—. Mi esposo y yo hemos luchado juntos para salir adelante, y ahora estamos mejor que nunca.”
Muchos afectados de diversos males psíquicos comprenden que la lucha será larga. Pero la Biblia promete que Dios
traerá un nuevo mundo donde “ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’” (Isaías 33:24). En efecto, habrán desaparecido
las angustiosas dolencias que afligen a gran parte de la humanidad. Es reconfortante reflexionar sobre la promesa
divina del nuevo mundo, del cual se habrán ido para siempre todos los padecimientos, incluidos los trastornos del
estado de ánimo. Como dice la Biblia, en aquel tiempo no habrá lamento ni clamor ni dolor (Revelación [Apocalipsis]
21:4).

LOS TRASTORNOS DEL ESTADO DE ÁNIMO


EXISTE ESPERANZA
EN EL pasado se acostumbraba rehuir a los afectados por trastornos del estado de ánimo, lo que en muchos casos
los convertía en marginados sociales. En efecto, algunos sufrían discriminación laboral y otros eran evitados hasta por
su propia familia. A menudo, lo único que se conseguía con ello era agravar su estado y privarlos de ayuda. En las
últimas décadas se han realizado grandes avances en el entendimiento de la depresión clínica y el trastorno bipolar.
Sin embargo, aunque es de conocimiento general que estas dolencias tienen tratamiento, no siempre es fácil recibirlo.
¿Por qué razón?
Interpretar los síntomas Para diagnosticar un trastorno del estado de ánimo no sirven los análisis de sangre o las
radiografías. Más bien, hay que hacer un seguimiento de la conducta, ideas y criterios de la persona durante cierto
tiempo, y ver si esta manifiesta varios síntomas del trastorno. El problema radica en que los familiares y amigos no
siempre saben reconocer los indicios. “Aun si aceptan que el comportamiento en cuestión se aparta de lo normal —
escribe el doctor David J. Miklowitz—, pueden formarse opiniones muy dispares sobre las causas.” Además, es
posible que la familia entienda la gravedad del caso pero no logre convencer al enfermo de que necesita atención
médica. O si es uno mismo el afectado, puede que se resista a buscarla. Es como indica el doctor Mark S. Gold:
“Quizás usted cree, sinceramente, en lo que piensa cuando se siente deprimido: que no sirve para nada y que, por lo
tanto, no tiene sentido buscar ayuda, pues para personas como usted no hay esperanzas. Tal vez le gustaría consultar
con alguien al respecto, pero cree que estar deprimido es algo de lo que cabe avergonzarse, que todo es culpa suya.
[...] O quizá no sabe, siquiera, que lo que siente es depresión”. No obstante, es indispensable que la depresión grave
sea atendida por un médico. Es cierto que todos nos hemos sentido abatidos en algún momento, y no tiene por qué
deberse a un trastorno del ánimo. Pero ¿qué hay si los sentimientos son más intensos que en un mero bajón,
persisten más de lo habitual (dos semanas o más) o nos impiden actuar normalmente en el trabajo, los estudios o en
nuestras relaciones con los demás? En tal caso es aconsejable visitar a un especialista en el diagnóstico y tratamiento
de los trastornos depresivos.
Si hay desequilibrio químico, seguramente recetará fármacos, mientras que en otros casos recomendará algún tipo de
terapia de apoyo para aprender a afrontar el padecimiento. A veces da buenos resultados combinar ambas vías.* En
fin, lo importante es buscar ayuda. “A muchos pacientes les da miedo y vergüenza la situación en que se encuentran
—señala Lenore, bipolar citada en el artículo anterior—. Lo triste es que sospechan que tienen un problema pero no
buscan la ayuda que tanto necesitan.” “Tan pronto como comencé a recibir ayuda dejé de verlo todo tan negro. Ahora
me siento mucho mejor.”—BRANDON Lenore habla por experiencia propia: “Llevaba un año sin salir apenas de la
cama. Un día que me sentí con algo más de fuerzas, decidí llamar a un doctor y pedirle cita”. Fue un punto de
inflexión en su vida el que le diagnosticaran trastorno bipolar y le recetaran fármacos. “Cuando los tomo —explica—,
me siento normal, aunque a cada paso tengo que recordarme que si los dejo, volverán los síntomas.” Un caso similar
es el de Brandon, aquejado de depresión. “En la adolescencia —relata— pensé muchas veces en suicidarme,
dominado por sentimientos de inutilidad. Cuando acudí al doctor por primera vez, ya tenía treinta y tantos años.” Al
igual que Lenore, se medica, pero hace algo más, como él mismo explica: “Contribuyo a mi bienestar general
ocupándome de mi mente y de mi cuerpo. Descanso, cuido la dieta y lleno la mente y el corazón con ideas positivas
sacadas de la Biblia”. Ahora bien, Brandon destaca que la depresión es un problema médico, y no espiritual, hecho
que resulta fundamental entender para recuperarse. “En cierta ocasión —recuerda—, un compañero cristiano me dijo
con la mejor intención que, dado que Gálatas 5:22, 23 incluye al gozo en el fruto del espíritu santo, seguramente
estaba deprimido porque estaba haciendo algo que me privaba de dicho espíritu. Ese comentario me hizo sentir aún
más culpable y abatido. Lo cierto es que tan pronto como comencé a recibir ayuda dejé de verlo todo tan negro. Ahora
me siento mucho mejor. ¡Ojalá hubiera buscado ayuda antes!”
Observaciones de un esposo “Antes de enfermar, Lucia ayudó a muchas personas con su habilidad para ver el
trasfondo de las cosas. Aun hoy, los que la visitan cuando está calmada se sienten atraídos por su calidez. Por lo
general desconocen que alterna entre dos extremos —la depresión y la manía—, parte del legado del trastorno bipolar
que soporta desde hace cuatro años. ”Durante la fase maníaca, no es raro que se quede en pie hasta la una, las dos
o las tres de la mañana, pues tiene un torrente de creatividad en su cabeza y desborda energía. Además, suele
derrochar el dinero y reaccionar de forma exagerada ante cualquier insignificancia. Se mete en las situaciones más
peligrosas, creyéndose invencible e invulnerable al peligro, sea moral, físico o de otro tipo. Su impulsividad conlleva el
riesgo de que se suicide. Y a la manía siempre viene pisándole los talones la depresión, cuya intensidad depende de
la que haya tenido la primera de estas fases. ”La vida me ha cambiado por completo. Aunque Lucia recibe tratamiento,
los logros de hoy no siempre serán iguales a los de ayer o a los de mañana. Todo dependerá de cómo evolucionen las
circunstancias. Me he visto obligado a ser más flexible de lo que me creía capaz.”
Están ganando la batalla Aun después de que se haya diagnosticado el trastorno e iniciado el tratamiento, es de
esperar que sigan planteándose desafíos. Kelly, quien lucha contra la depresión grave, agradece la atención médica
recibida. Por otro lado, considera fundamental el apoyo de quienes la rodean. Al principio se resistía a pedirlo para
que no la viesen como una carga. “Tuve que aprender a buscar ayuda y a aceptarla —admite—. Al abrirme a los
demás, logré frenar la espiral de la depresión.” Dado que es testigo de Jehová, se reúne con sus hermanos cristianos
en el Salón del Reino. Pero hay ocasiones en las que hasta estas alegres reuniones le plantean dificultades. “Muchas
veces —dice Kelly— no soporto las luces, el movimiento de gente y el ruido. Luego me invade la culpa y me deprimo
más, pues pienso que el trastorno es un indicio de falta de espiritualidad.” ¿Cómo lidia con esta situación? “He
aprendido —señala— que la depresión es una enfermedad con la que hay que luchar, y no un indicativo de cuánto
amo a Dios o a mis hermanos en la fe. No, en realidad no tiene nada que ver con mi grado de espiritualidad.” Lucia, a
quien se mencionó anteriormente, agradece la excelente atención médica que ha recibido: “Ponerme en manos de un
especialista en salud mental fue decisivo, pues me enseñó a afrontar con éxito las oscilaciones anímicas de mi
enfermedad”. También hace hincapié en el valor del descanso: “El sueño es esencial para combatir la manía, pues
cuanto menos duermo, más eufórica me pongo. Y aunque no logre conciliar el sueño, me he acostumbrado a seguir
acostada para poder descansar”. Sheila, mencionada también antes, ha visto útil expresar sus sentimientos en un
diario personal. Aunque ha notado una sensible mejoría en su actitud, todavía tiene sus retos: “Por una razón u otra, el
agotamiento deja que entren en mi mente ideas negativas. Pero he aprendido a acallarlas, o al menos a bajarles el
volumen”.
Cuando se recetan fármacos Hay quien considera una muestra de debilidad medicarse. Pero veámoslo de esta
forma: el diabético tiene que seguir un tratamiento que posiblemente incluya inyecciones de insulina. ¿Ha fracasado
porque lo acepte? De ningún modo, pues no es más que un medio de equilibrar los nutrientes del organismo para
mantenerse sano. Otro tanto ocurre con los fármacos para la depresión y la bipolaridad. Es cierto que algunos
pacientes se han beneficiado de sesiones de psicoterapia que les han permitido entender mejor su problema. Pero
hay que tener cautela: si existe un desequilibrio químico, la enfermedad no desaparecerá únicamente con
razonamientos. Steven, quien es bipolar, dice: “La doctora que me trató hizo la siguiente comparación: podemos darle
todas las lecciones de conducir que queramos a una persona, pero si tiene que manejar un vehículo sin volante ni
frenos, las lecciones no le valdrán de mucho. De igual modo, si en el caso del deprimido recurrimos solo a la terapia
cognitiva, probablemente no obtengamos los resultados apetecidos. Primero será muy útil equilibrar la química
cerebral”.
Consuelo de la Palabra de Dios Para muchas personas que viven asediadas por “pensamientos inquietantes”, la
Biblia es una fuente de ánimo (Salmo 94:17-19, 22). Cherie, por ejemplo, encuentra muy alentador el Salmo 72:12, 13,
que contiene esta promesa sobre Jesucristo, el Rey designado por Dios: “Librará al pobre que clama por ayuda,
también al afligido y a cualquiera que no tiene ayudador. Le tendrá lástima al de condición humilde y al pobre, y las
almas de los pobres salvará”. También la confortan las palabras del apóstol Pablo consignadas en Romanos 8:38, 39:
“Estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni gobiernos, ni cosas aquí ahora, ni cosas por venir, ni
poderes, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra creación podrá separarnos del amor de Dios”. Para Elaine, paciente
bipolar, su relación con Dios es un ancla. Encuentra gran alivio en estas palabras del salmista: “Un corazón
quebrantado y aplastado, oh Dios, no lo despreciarás” (Salmo 51:17). “Me consuela mucho saber que Jehová, nuestro
amoroso Padre celestial, me entiende —señala—. Recibo fuerzas siempre que le oro, sobre todo cuando me invaden
la ansiedad y la congoja.” Como vemos, vivir con un trastorno del ánimo plantea retos singulares que, como
descubrieron Elaine y Cherie, pueden afrontarse mejor gracias a la oración, la confianza en Dios y el debido
tratamiento médico. Ahora bien, ¿qué respaldo pueden brindar los familiares y amigos a quienes padecen trastorno
bipolar o depresión? ¡Despertad! no respalda ningún tratamiento en particular. Cada cristiano debe asegurarse de
que su elección armonice con los principios bíblicos. La Biblia es una fuente de ánimo para quien vive asediado por
ideas negativas
La depresión: una tristeza insufrible: La mayoría de las personas pasan por rachas de tristeza que remiten con el
tiempo, tal vez al cabo de horas o días. Pero la depresión clínica es mucho más grave. ¿En qué sentido? El doctor
Mitch Golant lo explica así: “Quienes no estamos deprimidos sabemos que los vaivenes emocionales terminan en
algún momento, mientras que el deprimido vive los altibajos y cambios bruscos de sus sentimientos como si viajara en
un tren descontrolado, sin conocer ni cómo ni cuándo se bajará, o si logrará siquiera hacerlo”. La depresión clínica
adopta muchas modalidades. Una de ellas es el trastorno afectivo estacional, que se manifiesta en cierta época del
año, por lo general el invierno. “Los aquejados dicen que la depresión se agrava cuanto más al norte vivan y más
nublado esté el cielo —indica un libro de la People’s Medical Society—. La dolencia se relaciona sobre todo con los
días grises de invierno, y en algunos casos, con los lugares de trabajo cerrados y oscuros, los períodos nubosos
anormales para la estación y los problemas de la vista.” ¿Cuál es la causa de la depresión clínica? No se sabe con
certeza. Aunque en ocasiones haya un componente genético, parece que en la mayoría de los enfermos influyen
mucho las vivencias. Se ha señalado, además, que el diagnóstico es el doble de frecuente en la mujer que en el
hombre.* En el caso de los varones, se calcula que entre el 5 y el 12% sufrirán depresión clínica en algún momento de
su vida.
Este tipo de depresión repercute en casi todos los aspectos de la vida. Una paciente llamada Sheila lo describe así:
“Te zarandea hasta lo más íntimo de tu ser y te mina la confianza, la autoestima y la capacidad de pensar con claridad
y tomar decisiones, y cuando ha penetrado bien adentro, te da unos cuantos estrujones para ver si aguantas”.En
ocasiones, el afectado obtiene gran alivio hablando de sus sentimientos con una persona compasiva. No obstante,
hay que admitir que cuando entran en juego desequilibrios bioquímicos, no basta con adoptar una actitud positiva para
superar la depresión. El paciente es incapaz de controlar la melancolía, y a menudo está tan confundido como sus
familiares y amigos. Tomemos como referencia el caso de Paula,que atravesó rachas de angustiosa tristeza antes de
que le diagnosticaran depresión. “A veces —confiesa— salía corriendo al automóvil y me echaba a llorar sin ningún
motivo. Sencillamente me invadía una terrible sensación de soledad y dolor. Aunque todo me indicaba que tenía
muchos amigos que se preocupaban por mí, era incapaz de verlo.” Semejante es el caso de Ellen, quien hubo de ser
hospitalizada por su depresión. “Tengo a mi lado gente que me quiere muchísimo: mis dos hijos, dos nueras
extraordinarias y mi esposo”, admite. La lógica debería dictarle que la vida es bella y que su familia la valora. Pero en
la lucha con la depresión prevalecen las ideas pesimistas que, por irracionales que sean, dominan al paciente. No
debe pasarse por alto el gran impacto que puede tener la depresión de una persona en el resto de la familia. “Cuando
un ser amado está deprimido —señala el doctor Golant—, los que lo rodean probablemente vivan en constante
incertidumbre, pues nunca saben cuándo se repondrá de la crisis o entrará en una nueva. No es raro que sientan una
enorme pérdida, incluso tristeza y rabia, al ver que su vida ha perdido, tal vez de forma permanente, la normalidad.”
Es común que los niños detecten la depresión de los padres. “Los hijos de madres deprimidas se vuelven muy
sensibles al estado emocional de estas, y observan con sumo cuidado la más mínima variación”, señala Golant. La
doctora Carol Watkins destaca que los hijos de una persona deprimida son “más propensos a tener problemas de
conducta, dificultades en el aprendizaje y roces con sus compañeros, así como más proclives a deprimirse”.
Síntomas de depresión grave Abatimiento durante la mayor parte de la jornada, casi todos los días, durante un
mínimo de dos semanas. Desinterés por actividades consideradas antes placenteras. Marcado aumento o pérdida de
peso. Insomnio o demasiado sueño. Aceleración o reducción anormal de las habilidades motoras. Extenuación sin
causa aparente. Sentimientos de inutilidad o de culpa exagerada. Menor capacidad de concentración.Ideas suicidas
recurrentes
Algunos de estos síntomas corresponden también a la distimia, es decir, depresión leve pero más persistente en el
tiempo. Esta lista no pretende servir para el autodiagnóstico, sino tan solo presentar un cuadro general. Además,
algunos de los síntomas pudieran corresponder a otros problemas aparte de la depresión.
El trastorno bipolar: lo único estable es la inestabilidad
La depresión clínica ya plantea de por sí una difícil problemática. Pero si además entra en el cuadro la manía, nos
encontramos con una situación aún peor, el trastorno bipolar, en el que “lo único estable es la inestabilidad”, según lo
define una enferma llamada Lucia. En la fase de la manía, afirma The Harvard Mental Health Letter, el paciente “tal
vez resulte insoportable por entrometido y dominante, y su euforia infatigable y temeraria a veces pasa de golpe a la
irritabilidad o la furia”. Lenore explica cómo era la fase eufórica, es decir, la manía: “Rebosaba de vitalidad. Muchos
decían que era una supermujer y que les gustaría parecerse a mí. Solía sentirme llena de fuerzas, capaz de realizar
cuanto me propusiera. Hacía ejercicio frenéticamente y me las arreglaba durmiendo solo dos o tres horas. Aun así,
despertaba con tanta energía como antes”. Pero al cabo de un tiempo aparecían negros nubarrones: “Cuando llegaba
a la cima de la euforia —agrega—, sentía en un rincón del alma la agitación de un motor que se negaba a detenerse.
De la noche a la mañana adoptaba un carácter agresivo y destructivo. Agredía verbalmente a mis familiares sin
motivo. Sentía furia y odio, y perdía el control al grado de asustar a todo el mundo. De repente quedaba extenuada,
rompía a llorar y me hundía en la depresión, creyéndome inútil y mala. Aun así, podía recuperar de repente mi
asombrosa alegría como si no hubiera pasado nada”.

“La estabilidad es un lugar donde los bipolares solo vamos de visita; ninguno de nosotros vive allí.”—GLORIAcEl
comportamiento imprevisible del bipolar sume en la confusión a los familiares. Mary, cuyo marido encaja en este
cuadro, comenta su caso: “Es desconcertante ver que tu esposo está contento y comunicativo y, de pronto, se pone
triste y se encierra en sí mismo. A todos nos cuesta mucho aceptar que apenas puede hacer nada para evitarlo”.
Irónicamente, la enfermedad suele angustiar al paciente tanto o más que a sus seres queridos. “Envidio a quienes
llevan una vida equilibrada y estable —dice Gloria—. La estabilidad es un lugar donde los bipolares solo vamos de
visita; ninguno de nosotros vive allí.” ¿Qué orígenes tiene este desequilibrio? Un factor implicado, a mayor grado que
en los casos de depresión, es la genética. “Según varios estudios científicos —señala la Asociación Médica Americana
—, cuando alguien en la familia es bipolar, la probabilidad de que los parientes inmediatos (padres, hermanos e hijos)
terminen padeciendo el mismo trastorno es de ocho a dieciocho veces mayor de lo habitual, al tiempo que aumenta la
propensión a sufrir depresión grave.” A diferencia de la depresión, la bipolaridad parece afectar por igual a hombres y
mujeres. Por lo general se declara a comienzos de la edad adulta, aunque a veces se diagnostica en la adolescencia
o incluso en la niñez. No obstante, no es fácil —ni siquiera para el especialista— analizar sus síntomas y llegar a una
conclusión certera. “Es el camaleón de los trastornos psiquiátricos, pues los síntomas cambian de un paciente a otro y
de una crisis a otra, incluso en el mismo paciente —admite el doctor Francis Mark Mondimore, de la Facultad de
Medicina de la Universidad Johns Hopkins—. Es un fantasma capaz de aparecérsele a la víctima envuelto en las
tinieblas de la melancolía y luego desaparecer por años, para regresar más tarde con el ropaje resplandeciente, pero
abrasador, de la manía.” Es patente, pues, que resulta difícil diagnosticar los trastornos del estado de ánimo y más
aún vivir con ellos. Pero hay esperanza para los pacientes.
Interpretar los síntomas: Para diagnosticar un trastorno del estado de ánimo no sirven los análisis de sangre o las
radiografías. Más bien, hay que hacer un seguimiento de la conducta, ideas y criterios de la persona durante cierto
tiempo, y ver si esta manifiesta varios síntomas del trastorno. El problema radica en que los familiares y amigos no
siempre saben reconocer los indicios. “Aun si aceptan que el comportamiento en cuestión se aparta de lo normal —
escribe el doctor David J. Miklowitz—, pueden formarse opiniones muy dispares sobre las causas.” Además, es
posible que la familia entienda la gravedad del caso pero no logre convencer al enfermo de que necesita atención
médica. O si es uno mismo el afectado, puede que se resista a buscarla. Es como indica el doctor Mark S. Gold:
“Quizás usted cree, sinceramente, en lo que piensa cuando se siente deprimido: que no sirve para nada y que, por lo
tanto, no tiene sentido buscar ayuda, pues para personas como usted no hay esperanzas. Tal vez le gustaría consultar
con alguien al respecto, pero cree que estar deprimido es algo de lo que cabe avergonzarse, que todo es culpa suya.
[...] O quizá no sabe, siquiera, que lo que siente es depresión”. No obstante, es indispensable que la depresión grave
sea atendida por un médico.
Es cierto que todos nos hemos sentido abatidos en algún momento, y no tiene por qué deberse a un trastorno del
ánimo. Pero ¿qué hay si los sentimientos son más intensos que en un mero bajón, persisten más de lo habitual (dos
semanas o más) o nos impiden actuar normalmente en el trabajo, los estudios o en nuestras relaciones con los
demás? En tal caso es aconsejable visitar a un especialista en el diagnóstico y tratamiento de los trastornos
depresivos. Si hay desequilibrio químico, seguramente recetará fármacos, mientras que en otros casos recomendará
algún tipo de terapia de apoyo para aprender a afrontar el padecimiento. A veces da buenos resultados combinar
ambas vías. En fin, lo importante es buscar ayuda. “A muchos pacientes les da miedo y vergüenza la situación en que
se encuentran —señala Lenore, bipolar citada en el artículo anterior—. Lo triste es que sospechan que tienen un
problema pero no buscan la ayuda que tanto necesitan.”

“Tan pronto como comencé a recibir ayuda dejé de verlo todo tan negro. Ahora me siento mucho mejor.”—BRANDON
Lenore habla por experiencia propia: “Llevaba un año sin salir apenas de la cama. Un día que me sentí con algo más
de fuerzas, decidí llamar a un doctor y pedirle cita”. Fue un punto de inflexión en su vida el que le diagnosticaran
trastorno bipolar y le recetaran fármacos. “Cuando los tomo —explica—, me siento normal, aunque a cada paso tengo
que recordarme que si los dejo, volverán los síntomas.” Un caso similar es el de Brandon, aquejado de depresión. “En
la adolescencia —relata— pensé muchas veces en suicidarme, dominado por sentimientos de inutilidad. Cuando
acudí al doctor por primera vez, ya tenía treinta y tantos años.” Al igual que Lenore, se medica, pero hace algo más,
como él mismo explica: “Contribuyo a mi bienestar general ocupándome de mi mente y de mi cuerpo. Descanso, cuido
la dieta y lleno la mente y el corazón con ideas positivas sacadas de la Biblia”. Ahora bien, Brandon destaca que la
depresión es un problema médico, y no espiritual, hecho que resulta fundamental entender para recuperarse. “En
cierta ocasión —recuerda—, un compañero cristiano me dijo con la mejor intención que, dado que Gálatas 5:22, 23
incluye al gozo en el fruto del espíritu santo, seguramente estaba deprimido porque estaba haciendo algo que me
privaba de dicho espíritu. Ese comentario me hizo sentir aún más culpable y abatido. Lo cierto es que tan pronto como
comencé a recibir ayuda dejé de verlo todo tan negro. Ahora me siento mucho mejor. ¡Ojalá hubiera buscado ayuda
antes!”

Observaciones de un esposo
“Antes de enfermar, Lucia ayudó a muchas personas con su habilidad para ver el trasfondo de las cosas. Aun hoy, los
que la visitan cuando está calmada se sienten atraídos por su calidez. Por lo general desconocen que alterna entre
dos extremos —la depresión y la manía—, parte del legado del trastorno bipolar que soporta desde hace cuatro años.
”Durante la fase maníaca, no es raro que se quede en pie hasta la una, las dos o las tres de la mañana, pues tiene un
torrente de creatividad en su cabeza y desborda energía. Además, suele derrochar el dinero y reaccionar de forma
exagerada ante cualquier insignificancia. Se mete en las situaciones más peligrosas, creyéndose invencible e
invulnerable al peligro, sea moral, físico o de otro tipo. Su impulsividad conlleva el riesgo de que se suicide. Y a la
manía siempre viene pisándole los talones la depresión, cuya intensidad depende de la que haya tenido la primera de
estas fases. La vida me ha cambiado por completo. Aunque Lucia recibe tratamiento, los logros de hoy no siempre
serán iguales a los de ayer o a los de mañana. Todo dependerá de cómo evolucionen las circunstancias. Me he visto
obligado a ser más flexible de lo que me creía capaz.”—Mario.
Cuando la víctima es un familiar, es esencial darle apoyo incondicional. Mario —citado antes en este reportaje— no
tardó en aprender la lección. Su esposa, Lucia, de quien también se habló antes, es bipolar. “Al principio —señala
Mario— me fue útil acompañarla al médico y estudiar esta extraña patología para saber a qué atenernos. Además,
Lucia y yo hablábamos mucho, y fuimos lidiando con los problemas según se presentaban.” Espero que la info nos
ayude a hacer un poco de conciencia y a estar preparados por si se nos presenta una situacion asi, ya que aveces
como no sabemos decimos que la gente asi esta chiflada o loca o que quiere llamar la atencion, sin embargo
debemos ver una realidad : Estan enfermos y necesitan nuestra ayuda.
La pasión perdida: La palabra no es la cosa. La palabra pasión no es la pasión. Sentir esa pasión y estar atrapado
por ella, sin ninguna volición ni directiva ni propósito, prestar atención a esta cosa llamada deseo, estar atentos a sus
propios deseos, a esos deseos que ustedes tienen en abundancia, débiles o fuertes… cuando hagan eso, verán qué
daño tremendo causan al reprimir el deseo, al distorsionarlo, al querer satisfacerlo, al querer hacer algo respecto de
él, al tener una opinión acerca de ese deseo que experimentan. La mayoría de la gente ha perdido esta pasión.
Probablemente uno la ha tenido alguna vez en su juventud; quizás un vago murmullo de esa pasión. Y la sociedad
-que es lo que son ustedes- reprime eso. Por consiguiente, uno tiene que amoldarse a ustedes, que están muertos,
que son «respetables», que ni siquiera tienen una chispa de pasión creadora; y entonces uno llega a formar parte de
eso y, de tal modo, pierde esta pasión de su juventud
¿Qué es la depresión endógena?
Es un tipo de depresión considerada mayor, y parece ser que su causa es básicamente biológica, no existen causas
externas que la causen.Es una depresión considerada crónica de difícil tratamiento pues la persona que la sufre está
sumida en la más profunda de las melancolías.En primavera y otoño empeoran los síntomas de las personas con
depresión endógena.Causas de la melancolía o depresión endógenaNo existen motivos externos causantes de la
melancolía, las causas son creadas por la propia persona.Parece que hay un factor genético hereditario determinante
en los procesos de este tipo de depresión, por lo que es posible que varios miembros de la misma familia la sufran.A
estos enfermos les invade una tristeza y melancolía desproporcionadas y se sienten incapaces de reaccionar
emocionalmente. La depresión endógena puede ser bipolar o unipolar.La bipolar se considera maníaco-depresiva y la
unipolar alterna la aparición de estados de desesperación con otros de neutralidad.Síntomas de la depresión
endógena * Sentimientos de inhibición. * Incapacidad para enfrentarse al futuro. Falta total de esperanza. Pérdida de
interés por cosas con las antes se disfrutaba. Pérdida del apetito. Pérdida de peso. Se sienten peor por la mañana.
Cansancio. Problemas de sueño.
Terapias alternativas que pueden ayudar en caso de melancolía
Se puede intentar luchar contra este tipo de depresión echando mano de los diferentes tipos de terapias alternativas
que existen y siempre guiados por terapeutas bien cualificados y de merecida confianza.
* La acupuntura: suele ir muy bien ya que según la Medicina Tradicional China a veces este tipo de depresión
endógena puede estar relacionado con falta o bloqueos de energía en algún órgano. Si ese órgano está bien nutrido y
la energía fluye correctamente el estado de ánimo mejorará.
* Las Flores de Bach: han demostrado su eficacia en el tratamiento de problemas emocionales. El tratamiento con
esencias de flores puede ser muy recomendable. El especialista le aconsejará cuales son las más adecuadas en su
caso.
* La homeopatía: también suele ser de gran ayuda cuando hay una tendencia marcada a la depresión endógena.
* La oligoterapia: nunca debe de faltar en estos casos. El oligoelemento Litio junto al oligoelemento constitucional o
diatésico del paciente siempre serán una ayuda importantísima. * La fitoterapia: ha sido, tradicionalmente, una gran
aliada para luchar contra la depresión endógena. La hierba de San Juan o Hipérico es una de las que suele funcionar
mejor.
* La alimentación: es, como siempre, un aspecto básico. Personas que pasan muchas horas sin comer o que hacen
muchas hipoglucemias son candidatos a la depresión endógena o a cualquier otra alteración del sistema nervioso.
Una dieta más variada siempre nos aportará todos los nutrientes.
* Nutrición ortomolecular: nunca hemos de olvidar el Hierro en estos casos ya que una gran falta de este mineral suele
dar una gran apatía y abatimiento. Siempre que veamos gente triste, muy pálida, cansada y que, a la vez, se le cae
mucho el cabello podemos pensar en un déficit de hierro (la analítica deberá confirmarlo).
Consejos para luchar contra depresión endógena Asistir a terapia. Hacer ejercicio. Relacionarse con personas alegres
y positivas. Vestir con colores alegres. Reír; la risoterapia puede ser de gran ayuda.
Depresión y manía La depresión y la manía representan los dos polos opuestos de los trastornos del humor. Los
trastornos del humor son enfermedades psiquiátricas en las que las alteraciones emocionales consisten en períodos
prolongados de depresión o de euforia (manía) excesivos. Los trastornos del humor también son llamados trastornos
afectivos. Afectivo significa estado emocional expresado a través de gestos y expresiones faciales. La tristeza y el
júbilo son una parte de las experiencias normales de la vida diaria y son diferentes de la depresión y manía graves
que caracterizan los trastornos del humor. La tristeza es una respuesta natural a la pérdida, la derrota, el desengaño,
el trauma o la catástrofe. La tristeza puede ser psicológicamente beneficiosa porque permite a una persona apartarse
de situaciones ofensivas o desagradables, lo que la puede ayudar a recuperarse. La aflicción o el desconsuelo es la
reacción normal más habitual ante una separación o una pérdida, como la muerte de un ser querido, el divorcio o el
desengaño amoroso. La privación y la pérdida no suelen causar depresión persistente e incapacitante excepto en
personas predispuestas a sufrir trastornos del humor.
El éxito y los logros generalmente provocan sentimientos de júbilo. Sin embargo, el júbilo puede ser en ocasiones una
defensa contra la depresión o una negación del dolor de la pérdida. Las personas que se están muriendo tienen a
veces breves períodos de júbilo y de actividad bulliciosa y algunas personas que han sufrido alguna privación o
pérdida recientes pueden incluso estar exultantes más que desconsoladas, que sería lo normal. En personas
predispuestas a los trastornos del humor, estas reacciones pueden ser el preludio de la manía. Aunque del 25 al 30
por ciento de las personas experimenta algún tipo de trastorno excesivo del humor durante su vida, sólo alrededor de
un 10 por ciento tiene un trastorno lo suficientemente importante como para requerir atención médica. De éstos, un
tercio tiene depresión de larga duración (crónica) y la mayoría de los restantes tiene episodios recurrentes de
depresión. Las depresiones crónicas y recurrentes se denominan unipolares. Cerca del dos por ciento de la población
tiene una situación conocida como enfermedad maniacodepresiva o trastorno bipolar, en el cual se alternan períodos
de depresión con otros de manía (o con períodos de manía menos intensa conocida como hipomanía).
Depresión La depresión es un sentimiento de tristeza intenso; puede producirse tras una pérdida reciente u otro
hecho triste pero es desproporcionado con respecto a la magnitud del hecho y persiste más allá de un período
justificado. Después de la ansiedad, la depresión es el trastorno psiquiátrico más frecuente. Se estima que un 10 por
ciento de la gente que consulta a un médico pensando que tiene un problema físico tiene en realidad una depresión.
La depresión comienza habitualmente entre los 20 y los 50 años. Los nacidos en las últimas décadas del siglo xx
parecen tener una incidencia mayor de depresión que las generaciones anteriores. Un episodio de depresión dura
habitualmente de 6 a 9 meses, pero en el 15 al 20 por ciento de los pacientes dura 2 años o más. Los episodios
generalmente tienden a recurrir varias veces a lo largo de la vida. Causas Las causas de la depresión no se conocen
por completo. Existe un número de factores que pueden predisponer una persona a sufrir depresión más que otra,
como la predisposición familiar (factores hereditarios), los efectos secundarios de algunos tratamientos, una
personalidad introvertida y sucesos emocionalmente desagradables, particularmente los que implican una pérdida. La
depresión también puede surgir o empeorar sin ningún acontecimiento vital estresante. Las mujeres son más
propensas que los hombres a sufrir depresión, aunque las razones no están totalmente claras. Los estudios
psicológicos demuestran que las mujeres tienden a responder a la adversidad encerrándose en sí mismas y
autoculpándose. Por el contrario, los varones tienden a negar la adversidad y a dedicarse de lleno a diversas
actividades. En cuanto a los factores biológicos, los más implicados son los hormonales. Los cambios en los valores
hormonales, que pueden provocar cambios de humor justo antes de la menstruación (tensión premenstrual) y
después del parto (depresión posparto), pueden tener algún papel en las mujeres. En las que han sufrido depresiones,
pueden ocurrir cambios hormonales similares tras el uso de anticonceptivos orales. La función tiroidea anormal, que
es bastante frecuente en las mujeres, puede constituir otro factor.
La depresión que se produce tras una experiencia traumática, como la muerte de un ser querido, se llama depresión
reactiva. Algunas personas pueden deprimirse de modo temporal como reacción a ciertos períodos vacacionales
(vacaciones tristes) o aniversarios con cierto significado, como el aniversario de la muerte de un ser querido. La
depresión sin precipitantes aparentes se conoce como depresión endógena. Estas distinciones, sin embargo, no son
muy importantes, ya que los efectos y el tratamiento de las depresiones son similares. La depresión también puede
ocurrir con un cierto número de enfermedades o trastornos físicos. Los trastornos físicos pueden causar una
depresión directamente (como cuando una enfermedad tiroidea afecta a los valores hormonales, lo que puede inducir
depresión) o indirectamente (como cuando la artritis reumatoide causa dolor e imposibilidad, lo que puede conducir a
la depresión). A menudo, la depresión consecuente con un trastorno físico tiene causas directas e indirectas. Por
ejemplo, el SIDA puede causar depresión directamente si el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que lo
causa, daña el cerebro; el SIDA puede causar depresión de forma indirecta cuando tiene un impacto global negativo
sobre la vida de la persona. Varios fármacos, sobre todo los usados para tratar la hipertensión arterial, pueden causar
depresión. Por razones desconocidas, los corticosteroides a menudo causan depresión cuando se producen en
grandes cantidades en el contexto de una enfermedad, como en el síndrome de Cushing, pero tienden a causar
euforia cuando se administran como tratamiento. Existe un número de situaciones en psiquiatría que pueden
predisponer a una persona a la depresión, como ciertos trastornos por ansiedad, el alcoholismo y la dependencia de
otras substancias, la esquizofrenia y la fase precoz de la demencia.
Síntomas Los síntomas se desarrollan habitualmente de forma gradual a lo largo de días o semanas. Una persona
que está entrando en una depresión puede aparecer lenta y triste o irritable y ansiosa. Una persona que tiende a
concentrarse en sí misma, a hablar poco, a dejar de comer y a dormir poco está experimentando una depresión
vegetativa. Una persona que, además, está muy inquieta retorciendo las manos y hablando continuamente está
experimentando lo que se conoce como depresión agitada. Muchas personas con depresión no pueden expresar
normalmente sus emociones (como la aflicción, la alegría y el placer); en casos extremos, el mundo aparece ante
ellos como descolorido, sin vida y muerto. El pensamiento, la comunicación y otras actividades de tipo general pueden
hacerse más lentos, hasta cesar todas las actividades voluntarias. La gente deprimida puede estar preocupada por
pensamientos profundos de culpabilidad e ideas autoofensivas y puede no ser capaz de concentrarse
adecuadamente. Estas personas están a menudo indecisas y recluidas en sí mismas, tienen una sensación
progresiva de desamparo y desesperanza y piensan en la muerte y en el suicidio. En general, los depresivos tienen
dificultad para conciliar el sueño y se despiertan repetidamente, sobre todo temprano por la mañana. Es habitual una
pérdida del deseo sexual o del placer en general. La alimentación escasa y la pérdida de peso conducen a veces a la
emaciación, y en las mujeres se puede interrumpir la menstruación. Sin embargo, el exceso alimentario y la ganancia
ponderal son frecuentes en las depresiones leves. En cerca del 20 por ciento de los depresivos, los síntomas son
leves, pero la enfermedad dura años, a menudo décadas. Esta variante distímica de la depresión a menudo comienza
temprano en la vida y se asocia con cambios característicos de la personalidad. Las personas en esta situación son
melancólicas, pesimistas, no tienen sentido del humor o son incapaces de divertirse, son pasivas y aletargadas,
introvertidas, escépticas, hipercríticas o en constante queja, autocríticas y llenas de autorreproches. Están
preocupados por la inadecuación, el fracaso y por los acontecimientos negativos hasta tal punto que llegan al disfrute
morboso con sus propios fracasos.
Algunas personas depresivas se quejan de tener una enfermedad orgánica, con diversas penas y dolencias o de
miedos por sufrir desgracias o de volverse locas. Otras creen que tienen enfermedades incurables o vergonzosas,
como el cáncer o las enfermedades de transmisión sexual o el SIDA, y que están infectando a otras personas.Cerca
del 15 por ciento de las personas deprimidas, más comúnmente aquellas con depresión grave, tienen delirios
(creencias falsas) o alucinaciones, viendo u oyendo cosas que no existen. Pueden creer que han cometido pecados
imperdonables o crímenes o pueden oír voces que les acusan de varios delitos o que les condenan a muerte. En
casos raros, imaginan que ven ataúdes o a familiares fallecidos. Los sentimientos de inseguridad y de poca valía
pueden conducir a las personas intensamente deprimidas a creer que son observadas y perseguidas. Estas
depresiones con delirios se denominan depresiones psicóticas. Los pensamientos de muerte están entre los síntomas
más graves de depresión. Muchos deprimidos quieren morir o sienten que su valía es tan escasa que deberían morir.
Hasta un 15 por ciento de las personas con depresión grave tiene una conducta suicida. Una idea de suicidio
representa una situación de emergencia y cualquier persona así debe ser hospitalizada y mantenida bajo supervisión
hasta que el tratamiento reduzca el riesgo de suicidio.
Diagnóstico El médico es generalmente capaz de diagnosticar una depresión a partir de los síntomas y los signos.
Una historia previa de depresión o una historia familiar de depresión ayudan a confirmar el diagnóstico. A veces se
usan cuestionarios estandarizados para ayudar a medir el grado de depresión. Dos cuestionarios de este tipo son la
escala de porcentaje de la depresión de Hamilton, que se realiza de modo verbal por un entrevistador, y el inventario
de la depresión de Beck, que consiste en un cuestionario que el paciente debe rellenar. Las pruebas de laboratorio,
generalmente análisis de sangre, pueden ayudar al médico a determinar las causas de algunas depresiones. Esto es
particularmente útil en mujeres, en las que los factores hormonales pueden contribuir a la depresión. En casos difíciles
de diagnosticar, los médicos pueden realizar otras pruebas para confirmar el diagnóstico de depresión. Por ejemplo,
debido a que los problemas del sueño son un signo prominente de depresión, los médicos especializados en el
diagnóstico y tratamiento de los trastornos del humor pueden realizar un electroencefalograma durante el sueño para
medir el tiempo que tarda la persona en llegar a la fase de movimiento rápido de los ojos (el período en el cual ocurren
los sueños). Generalmente se tarda unos 90 minutos. En una persona con depresión se suele alcanzar en menos de
70 minutos.
Pronóstico y tratamiento Una depresión sin tratamiento puede durar 6 meses o más. Aunque pueden persistir unos
leves síntomas en algunas personas, el funcionamiento tiende a volver a la normalidad. En cualquier caso, en general,
los depresivos experimentan episodios repetidos de depresión, en un promedio de cuatro o cinco veces a lo largo de
la vida. Hoy en día, generalmente, la depresión se trata sin necesidad de hospitalización. Sin embargo, a veces una
persona debe ser hospitalizada, especialmente si tiene ideas de suicidio o lo ha intentado, si está demasiado débil por
la pérdida de peso o si tiene riesgo de problemas cardíacos por la agitación intensa. Actualmente el tratamiento
farmacológico es el factor más importante en el tratamiento de la depresión. Otros tratamientos incluyen la
psicoterapia y la terapia electroconvulsionante. Algunas veces se usa una combinación de estas terapias.
Tratamiento farmacológico Varios tipos de fármacos antidepresivos están disponibles: los tricíclicos, los inhibidores
de la recaptación selectiva de serotonina, los inhibidores de la monoaminooxidasa y los psicoestimulantes, pero deben
tomarse de forma regular durante por lo menos varias semanas antes de que empiecen a hacer efecto. Las
posibilidades de que un antidepresivo específico tenga éxito en el tratamiento de una persona son del 65 por ciento.
Los efectos secundarios varían según cada tipo de fármaco. Los antidepresivos tricíclicos a menudo causan sedación
y producen ganancia ponderal. También pueden producir aumento del ritmo cardíaco, baja de la presión arterial
cuando la persona se pone de pie, visión borrosa, sequedad de boca, confusión, estreñimiento, dificultad para
comenzar a orinar y eyaculación retardada. Estos problemas se llaman efectos anticolinérgicos y, generalmente, son
más pronunciados en las personas de edad avanzada. Los antidepresivos que son similares a los antidepresivos
tricíclicos tienen otros efectos adversos. La venlafaxina puede aumentar levemente la presión arterial; la trazodona se
ha asociado con erección dolorosa (priapismo); la maprotilina y el bupropión, tomados en dosis rápidamente
incrementadas, pueden provocar convulsiones. Sin embargo, el bupropión no causa sedación, no afecta a la función
sexual y a menudo es útil en pacientes con depresión y pensamiento lento. Los inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina (ISRS) representan un gran avance en el tratamiento de la depresión por cuanto producen
menos efectos secundarios que los antidepresivos tricíclicos. También son generalmente bastante seguros en las
personas en las que la depresión coexiste con una enfermedad orgánica. Aunque pueden producir náuseas, diarrea y
dolor de cabeza, estos efectos secundarios son leves o desaparecen con el uso. Por estas razones, a menudo los
médicos seleccionan en primer lugar los ISRS para tratar la depresión. Los ISRS son particularmente útiles en el
tratamiento de la distimia, que requiere un tratamiento farmacológico de larga duración. Más aún, los ISRS son
bastante eficaces en el trastorno obsesivo-compulsivo, en el trastorno por pánico, en la fobia social y en la bulimia
(alteración del apetito), que a menudo coexisten con la depresión. La principal desventaja de los ISRS es que causan
con frecuencia disfunción sexual.
Los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) representan otra clase de fármacos antidepresivos. Las personas
que consumen IMAO deben observar unas restricciones dietéticas y seguir precauciones especiales. Por ejemplo, no
deben tomar alimentos o bebidas que contengan tiramina, como la cerveza de barril, los vinos tintos (y también el
jerez), los licores, los alimentos demasiado maduros, el salami, los quesos curados, las habas, los extractos de
levadura y la salsa de soja. Deben evitar fármacos como la fenilpropanolamina y el dextrometorfano, que se
encuentran en muchos antitusígenos y anticatarrales habituales, porque provocan la liberación de adrenalina y
pueden producir una subida importante de la presión arterial. Ciertos otros fármacos deben también ser evitados por
las personas que toman IMAO, como los antidepresivos tricíclicos, los inhibidores selectivos de la recaptación de
serotonina y la meperidina (un analgésico). Se indica habitualmente a los que toman IMAO que lleven consigo todo el
tiempo un antídoto, como la clorpromazina o la nifedipina. Si notasen un dolor de cabeza intenso y pulsátil deben
tomar el antídoto y acudir rápidamente a un servicio de urgencias. A causa de las dificultosas restricciones en la dieta
y las precauciones necesarias, los IMAO son raramente recetados, excepto para aquellas personas depresivas que no
han mejorado con los otros fármacos. Los psicoestimulantes, como el metilfenidato, se reservan generalmente para
las personas depresivas que están encerradas en sí mismas, lentas y cansadas, o que no han mejorado después de
haber usado todas las otras clases de antidepresivos. Las posibilidades de su abuso son muy elevadas. Como los
psicoestimulantes tienden a hacer efecto rápidamente (en un día) y facilitan la deambulación, a veces se recetan a
personas deprimidas de edad avanzada que están convalecientes de una cirugía o de una enfermedad que las ha
tenido postradas.
Psicoterapia La psicoterapia usada conjuntamente con los antidepresivos puede favorecer en gran medida los
resultados del tratamiento farmacológico. La psicoterapia individual o de grupo puede ayudar a la persona a reasumir
de modo gradual antiguas responsabilidades y a adaptarse a las presiones habituales de la vida, acrecentando la
mejoría conseguida por el tratamiento farmacológico. Con la psicoterapia interpersonal (humanista), la persona recibe
una guía para adaptarse a los diferentes papeles de la vida. La terapia cognitiva puede ayudar a cambiar la
desesperanza de la persona y sus pensamientos negativos. La psicoterapia aislada puede ser tan eficaz como la
terapia farmacológica en el caso de las depresiones leves.
Manía La manía se caracteriza por una excesiva actividad física y sentimientos de euforia extremos que son muy
desproporcionados en relación a cualquier acontecimiento positivo. La hipomanía es una forma leve de manía.
Aunque una persona puede tener una depresión sin episodios maníacos (trastorno unipolar), la manía se presenta
más frecuentemente como parte de una enfermedad maniacodepresiva (trastorno bipolar). Las pocas personas que
parecen presentar sólo manía pueden tener de hecho episodios depresivos leves o limitados en el tiempo. La manía y
la hipomanía son menos frecuentes que la depresión y son también más difícilmente identificables, porque mientras
que la tristeza intensa y prolongada puede llevar a consultar a un médico, la euforia lo hace con mucha menos
frecuencia (ya que la gente con manía no es consciente de que haya un problema en su estado mental o en su
comportamiento). El médico debe descartar la presencia de una enfermedad orgánica subyacente en la persona que
experimenta manía por primera vez, sin episodio depresivo previo.
Síntomas y diagnóstico Los síntomas maníacos se desarrollan típicamente de forma rápida en unos pocos días. En
las fases precoces (leves) de la manía, la persona se siente mejor que habitualmente y a menudo aparecen más
alegres, rejuvenecidas y con más energías. Una persona maníaca está generalmente eufórica, pero también puede
estar irritable, reservada o francamente hostil. Generalmente cree que se encuentra muy bien. Su ausencia de reparos
en esta situación, junto con una enorme capacidad de actuación, pueden hacer que la persona se vuelva impaciente,
intrusiva, entrometida e irritable, con tendencia a la agresión, cuando uno se acerca a ella. La actividad mental se
acelera (una situación llamada fuga de ideas). La persona se distrae fácilmente y constantemente cambia de tema o
intenta abordar otro nuevo. Puede tener la falsa convicción de riqueza personal, poder, inventiva y genio y puede
asumir de forma temporal identidades grandiosas, creyendo a veces que es Dios. La persona puede creer que está
siendo ayudada o perseguida por otras o tiene alucinaciones, con lo cual oye y ve cosas que no existen. Disminuye su
necesidad de sueño. Una persona maníaca se implica en varias actividades de forma inagotable, excesiva e impulsiva
(como intento de negocios arriesgados, visitar casas de juego o conductas sexuales peligrosas) sin reconocer los
peligros sociales inherentes a dichas actividades. En casos extremos, la actividad física y mental es tan frenética que
se pierde cualquier relación clara entre el humor y la conducta en una especie de agitación sin sentido (manía
delirante). Entonces se requiere tratamiento inmediato, porque la persona puede fallecer de agotamiento físico. En
casos de manía con menor grado de hiperactividad, se puede requerir la hospitalización para proteger a la persona y
a sus familiares de la ruina por un comportamiento económico o sexual desaforado. La manía se diagnostica por sus
síntomas, que son característicamente obvios para el observador. Sin embargo, como las personas con manía se
caracterizan por negar todo problema, los médicos generalmente tienen que obtener la información de los miembros
de la familia. Los cuestionarios no se usan tan ampliamente como en la depresión.
Tratamiento Los episodios de manía no tratados finalizan de modo más brusco que los de depresión y son
habitualmente más cortos, durando desde unas pocas semanas hasta varios meses. El médico intenta por todos los
medios tratar al paciente en el hospital, porque la manía es una emergencia médica y social. Un fármaco, el litio,
puede reducir los síntomas de la manía. Debido a que el litio tarda de 4 a 10 días en hacer efecto, a menudo se
administra de forma concomitante otro fármaco, como el haloperidol, para controlar la excitación del pensamiento y de
la actividad. Sin embargo, el haloperidol puede provocar contractura muscular y movimientos anormales, y por lo tanto
se administra en pequeñas dosis, en combinación con una benzodiacepina, como el loracepam o el clonazepam, que
aumentan los efectos antimaníacos del haloperidol y reducen sus desagradables efectos secundarios. Enfermedad
maniacodepresiva La enfermedad maniacodepresiva, también llamada trastorno bipolar, es una situación en la cual
los períodos de depresión alternan con períodos de manía o de algún grado menor de excitación. La enfermedad
maniacodepresiva afecta en algún grado a algo menos del 2 por ciento de la población. Se piensa que la enfermedad
es hereditaria, aunque se desconoce el defecto genético exacto. La enfermedad maniacodepresiva afecta por igual a
hombres y mujeres y habitualmente comienza entre los 10 y los 40 años.
Síntomas y diagnóstico El trastorno maniacodepresivo comienza generalmente con depresión y presenta por lo
menos un período de manía en algún momento durante la enfermedad. Los episodios de depresión duran
habitualmente de 3 a 6 meses. En la forma más grave de la enfermedad, llamada trastorno bipolar de tipo I, la
depresión alterna con manía intensa. En la forma menos grave, llamada trastorno bipolar de tipo II, episodios
depresivos de corta duración alternan con hipomanía. Los síntomas del trastorno bipolar de tipo II a menudo vuelven a
aparecer en ciertas estaciones del año; por ejemplo, la depresión ocurre en el otoño y en el invierno y la euforia menor
ocurre en la primavera o el verano. En una forma aún más suave de la enfermedad maniacodepresiva, llamada
trastorno ciclotímico, los períodos de euforia y de depresión son menos intensos, habitualmente duran sólo unos
pocos días y vuelven a presentarse con bastante frecuencia a intervalos irregulares. Aunque los trastornos
ciclotímicos pueden en último grado evolucionar hacia una enfermedad maniacodepresiva, en muchas personas este
trastorno nunca conduce a una depresión mayor o a la manía. Un trastorno ciclotímico puede contribuir al éxito de una
persona en los negocios, en el liderazgo, en el logro de objetivos y en la creatividad artística. Sin embargo, también
puede ocasionar resultados irregulares en el trabajo y en la escuela, frecuentes cambios de residencia, repetidos
desengaños amorosos o separaciones matrimoniales y abuso de alcohol o drogas. En cerca de un tercio de las
personas con trastornos ciclotímicos, los síntomas pueden conducir a un trastorno del humor que requiera tratamiento.
El diagnóstico de la enfermedad maniacodepresiva se basa en sus síntomas característicos. El médico determina si la
persona está sufriendo un episodio maníaco o depresivo con el fin de prescribir el tratamiento correcto. Cerca de un
tercio de las personas con un trastorno bipolar experimentan simultáneamente síntomas maníacos (o hipomaníacos) y
depresivos. Esta situación se conoce como un estado bipolar mixto.
Pronóstico y tratamiento La enfermedad maniacodepresiva reaparece en casi todos los casos. A veces, los
episodios pueden cambiar de la depresión a la manía, o viceversa, sin ningún período de humor normal de por medio.
Algunas personas cambian más rápidamente que otras entre episodios de depresión y de manía. Hasta un 15 por
ciento de las personas con enfermedad maniacodepresiva, sobre todo mujeres, tiene cuatro o más episodios al año.
Las personas que sufren ciclos rápidos son más difíciles de tratar. Las incidencias de manía o hipomanía en la
enfermedad maniacodepresiva pueden ser tratadas como la manía aguda. Los episodios depresivos se tratan igual
que la depresión. Sin embargo, en general, los antidepresivos pueden provocar cambios de depresión a hipomanía o
manía y, a veces, producen cambios rápidos de ciclo entre las dos situaciones. Por lo tanto, estos fármacos se usan
durante cortos períodos y sus efectos sobre el humor son controlados con mucho cuidado. En cuanto se observan los
primeros indicios de cambio hacia la hipomanía o la manía, se retira el antidepresivo. Los antidepresivos menos
propensos a causar variaciones en el humor son el bupropión y los inhibidores de la monoaminooxidasa. Idealmente,
a casi todos los que padecen un trastorno maniacodepresivo se les deberían administrar fármacos estabilizantes del
humor, como el litio o un anticonvulsionante.
El litio no produce efectos sobre el estado del humor normal, pero reduce la tendencia a cambios extremos del humor
en cerca del 70 por ciento de los que padecen un trastorno maniacodepresivo. El médico controla los valores
sanguíneos de litio mediante análisis de sangre. Los posibles efectos secundarios del litio incluyen temblores,
contracturas musculares, náuseas, vómitos, diarrea, sensación de sed, incremento del volumen de orina y aumento de
peso. El litio puede empeorar el acné o la psoriasis y puede causar una disminución de las concentraciones
sanguíneas de hormonas tiroideas. Los valores muy altos de litio en sangre pueden provocar un dolor de cabeza
persistente, confusión mental, adormecimiento, convulsiones y ritmos cardíacos anormales. Los efectos secundarios
aparecen con mayor frecuencia en las personas de edad avanzada. Las mujeres, cuando intentan quedar
embarazadas, deben dejar de tomar litio porque éste puede (en raras ocasiones) producir malformaciones cardíacas
en el feto.
Durante los últimos años se han desarrollado nuevos tratamientos farmacológicos. Éstos incluyen los
anticonvulsionantes carbamacepina y divalproato. Sin embargo, la carbamacepina puede causar una disminución
preocupante del número de glóbulos rojos y de leucocitos, y el divalproato puede dañar el hígado (sobre todo en los
niños). Estos problemas ocurren raramente cuando existe una cuidadosa supervisión médica, y la carbamacepina y el
divalproato constituyen alternativas útiles al litio en la enfermedad maniacodepresiva, especialmente en las formas
mixtas o en las de ciclos rápidos cuando éstas no han respondido a otros tratamientos. La psicoterapia se recomienda
frecuentemente para aquellos que toman fármacos estabilizantes del humor, sobre todo para ayudarles a continuar
con el tratamiento. Algunas personas que toman litio se sienten menos alerta, menos creativas y con menos control
sobre las cosas que en condiciones habituales. Sin embargo, la disminución real de creatividad es poco frecuente,
particularmente porque el litio permite a las personas con enfermedad maniacodepresiva llevar una vida más regular,
mejorando su capacidad global de trabajo. La terapia de grupo se usa con frecuencia para ayudar a las personas y a
sus cónyuges, o a sus familiares, a comprender la enfermedad y a afrontarla en mejores condiciones.
La fototerapia se utiliza a veces para tratar a las personas con enfermedad maniacodepresiva, especialmente las que
tienen una depresión más leve y de carácter más estacional: depresión en otoño-invierno e hipomanía en primavera-
verano. Para la fototerapia se coloca a la persona en una habitación cerrada con luz artificial. La luz se controla para
imitar la estación del año que está tratando de crear el terapeuta: días más largos para el verano y más cortos para el
invierno. Si la dosis de luz es excesiva, la persona puede sufrir un cambio hacia la hipomanía o, en algunos casos,
daño en los ojos. Por lo tanto, la fototerapia debe ser supervisada por un médico especializado en el tratamiento de
los trastornos del humor.
·0 Depresión
Para María cada día es una nueva batalla para lograr seguir adelante. Muchos días no tiene ánimo suficiente ni
siquiera para levantarse de la cama y cuando su marido vuelve a casa por la noche la encuentra todavía en pijama y
con la cena sin preparar. Llora muy a menudo y hasta sus momentos de mejor humor se ven continuamente
interrumpidas por ideas de fracaso e inutilidad. Tareas tan insignificantes como vestirse o hacer la compra le resultan
muy difíciles y el menor obstáculo le parece una barrera infranqueable. Cuando se le recuerda que todavía es una
mujer atractiva y se le sugiere que salga a comprar un vestido nuevo contesta, "esto es demasiado difícil para mí,
tendría que atravesar la ciudad en autobús y probablemente me perdería, además ya no soy atractiva".
Su forma de hablar y de andar es lenta y su rostro tiene un aspecto triste. Antes era una mujer vivaz y activa,
colaboraba en asuntos sociales de su barrio, le gustaba leer, pintar y era una anfitriona encantadora. Entonces
ocurrieron dos cosas: Su hijo empezó a ir a la escuela y su marido fue ascendido a un puesto de gran responsabilidad
que lo obligaba a permanecer demasiado tiempo fuera de casa. Ahora ella languidece pensando si merece la pena
vivir y ha jugado con la idea de tomarse todo el frasco de sus píldoras antidepresivas de una sola vez.
La indefensión como posible causa de la depresión
En el caso anterior hemos visto aspectos de la indefensión humana típicos ante la depresión, pérdida del ánimo, llanto
incontrolado, ideación de ruina, pérdida de interés y pensamientos suicidas. Estos son una parte de los síntomas
variados que acompañan a los estados depresivos. La depresión es a la psicopatología lo que el catarro a la
medicina; nos afecta a todos, pero en mayor medida a las mujeres (la proporción es de 3 mujeres por cada hombre)
aunque la mayor incidencia de suicidios consumados corresponde a los varones. La prevalencia es mayor en mujeres
casadas que en solteras. Se ha demostrado que las mujeres reaccionan de forma más ansiosa que los hombres
frente a las situaciones conflictivas de la vida. Seguramente comprendamos el caso de María porque en uno u otro
momento todas nos hemos sentido con el ánimo deprimido. Nos sentimos tristes; cualquier pequeño esfuerzo nos
cansa; perdemos el sentido del humor y las ganas de hacer hasta aquello que normalmente más nos entusiasma.
Pero dichos estados de ánimo suelen ser transitorios y al poco tiempo han remitido. Sin embargo, cuando hablamos
de depresión con la gravedad que impone dicha etiqueta este estado se instaura permanentemente en nosotras como
si poco a poco fuéramos sumergiéndonos en un pozo sin fondo del cual nos es imposible salir.
La mujer deprimida percibe a menudo fuertes sentimientos de aversión hacia sí misma; se siente inútil y culpable de
sus insuficiencias. Pueden comenzar a producirse ataques de llanto, pérdida de peso e insomnio. La comida no sabe
bien, el sexo no resulta excitante y se pierde todo el interés por la gente afectivamente ligada a ella. Esta mujer
deprimida puede empezar a tener deseos suicidas. A medida que sus intenciones se hacen más serias, las ideas
esporádicas se convierten en deseos; preparará incluso un plan y lo pondrá en práctica. Hay pocos trastornos
psicológicos que sean tan debilitadores y ninguno que produzca tanto sufrimiento como la depresión grave.
Tipos de estados depresivos y factores comunes Consideraremos tres tipos de depresión agrupadas bajo la
categoría de trastornos afectivos
Depresión reactiva o neurótica. Depresión endógena. Depresión orgánica
Las tres tienen en común los siguientes factores:
Humor depresivo. Pérdida de placer e interés. Inutilidad y culpabilidad. Baja autoestima. incapacidad. Pensamientos
suicidas. Ansiedad, Dificultad para pensar. Obsesiones y paranoia. Perturbación del sentido del tiempo.
Despersonalización (en casos más graves pueden llegar a sentirse apartados de la realidad, como si simplemente
fueran observadores sin participar emocionalmente). Pérdida de energía. Lentitud y agitación. Trastornos del apetito y
el peso. Problemas de sueño. Reducción de la líbido (falta de deseo en las mujeres). Síntomas corporales (jaquecas,
náuseas, dolores varios, calambres etc...)
Todos estos síntomas pueden o no estar presentes en la mujer deprimida, estos son un consenso de todos los
observados a lo largo de la experiencia. Para que puedas clasificarte dentro de uno de los tres tipos de depresión
mencionados vamos a definirlos con más detalle.
Depresión reactiva Las depresiones reactivas son las más comunes y del tipo que a todos nos es familiar. No
presentan ciclos temporales regulares, por lo general no responden a las terapias físicas (fármacos) no se hallan
genéticamente predispuestas y si responden a la terapia cognitivo-conductual. Este tipo de depresión normalmente
parece coincidir con un acontecimiento adverso de la vida, tal como la muerte de un ser querido, el divorcio, las
desavenencias conyugales, los problemas económicos o los problemas de desempleo. El inicio de la depresión no
tiene porqué ocurrir inmediatamente después del acontecimiento, sino, a veces al cabo de unas semanas o meses. La
primera aparición se produce, normalmente en la vida adulta temprana y está caracterizada por sintomatología física y
psicológica variada. Es un estado más benigno y no psicótico, aunque, hasta cierto punto, la recuperación se ve
influida por factores de personalidad.
Depresión endógena Este tipo de depresiones son una respuesta a algún proceso endógeno o interno desconocido.
Estas depresiones no son desencadenadas por ningún acontecimiento externo; simplemente, se abalanzan sobre la
persona afectada. Por lo general, presentan ciclos temporales regulares y pueden ser bipolares o unipolares. La
bipolar recibe el nombre de maníaco-depresiva (el individuo pasa repetidamente de la desesperación a un estado de
ánimo neutro, de aquí a un estado maníaco hiperactivo y superficialmente eufórico, para volver a la desesperación,
pasando por el estado neutro). La unipolar consiste en una alternancia regular de desesperación y neutralidad, sin
aparición de manía. Las depresiones endógenas responden a menudo al tratamiento con fármacos y pueden tener un
origen hormonal. También pueden hallarse genéticamente predispuestas (ej. si la madre es depresiva y el padre
alcohólico es posible que el descendiente llegue a ser depresivo. Se ha dicho que en los hombres el alcoholismo es el
equivalente de la depresión en las mujeres) y sus síntomas suelen ser más graves que los de las depresiones
reactivas.
Depresión orgánica Cuando se hace un diagnóstico de depresión es importante descartar las bases orgánicas,
puesto que el efecto y la conducta depresiva están asociadas muchas veces a una lesión cerebral o a la acción de
ciertos fármacos.
Formulaciones de la depresión en la psicoterapia conductual
Para el tratamiento de las depresiones más comunes, las reactivas, se han formulado tres teorías en la psicoterapia
conductual.
Baja proporción de reforzamiento Según Lewinsohn la depresión se debe a una baja proporción del reforzamiento
positivo seguido de respuestas específicas, bien porque existen pocos acontecimientos reforzadores en el ambiente
del paciente y porque éste no suele tener respuestas gratificantes (posiblemente por falta de habilidades sociales).
Según él los síntomas cognitivos y verbales de la depresión son consecuencia de la ausencia de respuestas que crea
esta pérdida de reforzamiento. Es decir, el individuo deja de hacer más esfuerzos para obtener los resultados
deseados porque los anteriores fracasaron. La terapia se dirige a identificar fuentes potenciales de reforzamiento en el
ambiente del paciente y a desarrollar métodos para aumentar su disponibilidad (entrenamiento en habilidades
sociales).
Pérdida de control: indefensión aprendida El defensor de esta teoría es Seligman y sugiere que una persona se
deprime cuando cree que su conducta tiene poca o ninguna influencia sobre el resultado de los acontecimientos, es
decir, no tiene ningún control. La terapéutica incluye:
Distorsiones cognitivas
Postulado por Beck, sugiere que el estado depresivo surge de distorsiones cognitivas basadas en un conjunto de
pensamientos negativos respecto a la visión del individuo de sí mismo, del mundo y del futuro. La terapia de dirige a la
variedad creciente de actividades del paciente, identificando los pensamientos automáticos que siguen a la percepción
de una dificultad, generando pensamientos alternativos (no depresivos) de índole más realista y adaptable, poniendo
a prueba la credibilidad de estas alternativas y modificando los supuestos inadaptados que parecen caracterizar los
pensamientos automáticos que conducen a las respuestas depresivas.
Depresión y suicidio La enfermedad psiquiátrica con más riesgo de suicidio es la depresión (entre un 10 y un 15%).
Los momentos de la enfermedad con más riesgo son cuando disminuye la inhibición y la melancolía (empiezan a
mejorar) o cuando se inicia la depresión. Los tres síntomas de la depresión relacionados con el suicidio son:
Existen varias opiniones sobre la significación de los síntomas psiquiátricos en el paciente suicida, aunque la mayoría
de las revisiones nos indican que en una proporción del 70%, los intentos de suicidio presentan una condición
depresiva que es fácil de reconocer. Los depresivos endógenos corren mayor riesgo que los depresivos reactivos, los
intentos de suicidio son impulsivos, pueden decidirse una hora antes.
Los intentos de suicidio son especialmente comunes entre las mujeres menores de 35 años (más entre 15 y 24 años),
los hombres lo hacen en edad más avanzada. Por clases sociales es más común en las más bajas, pero más efectivo
entre las clases altas y grupos profesionales de alto estatus económico.
Factores asociados al riesgo de suicidio:
En general los pacientes suicidas están dispuestos a hablar de sus intenciones y para algunos la necesidad de
desahogarse con alguien que les toma en serio es terapéuticamente positivo. Cuando existe la posibilidad de suicidio
se le debe animar a que hable de ello y procurar emplear tiempo en el futuro para seguir hablando del tema con lo
cual se puede facilitar el ingreso temporal en una unidad psiquiátrica y/o proporcionar la ayuda necesaria para atenuar
la circunstancias que provocan el intento suicida.
¿Cómo experimentan la depresión los latinos? Los individuos de distintas culturas manifiestan síntomas de
depresión de diferentes maneras. Además de cambios en su estado de ánimo, los latinos tienden a experimentar la
depresión con dolores y malestares (como dolor de estómago, de espalda o de cabeza) que persisten a pesar del
tratamiento médico. Los latinos a menudo describen la depresión como sentirse nerviosos o cansados. Otros
síntomas incluyen: cambios en el sueño o en el apetito, inquietud o irritabilidad y dificultad en la concentración y la
memoria.

"Ya no disfrutaba de las cosas como antes, y pensé que mis problemas para recordar palabras y nombres
tenían que ver con mi edad. Me olvidaba dónde ponía las cosas, y me sentía como aturdida." -- Clara, 68
"Después de dar a luz a mi bebé, pensé que estaría feliz, pero me sentía cada vez peor. Estaba muy triste y
me sentía culpable de no disfrutar de mi nuevo bebé. A pesar de que el doctor decía que no tenía nada,
padecía de dolores de cabeza terribles que duraban horas . . . Lloraba por nada, y lo único que quería era
dormir todo el día." -- Conchita, 30
"Después del accidente, no podía trabajar. Estaba preocupado porque no sabía cómo mantener a mi familia.
Me irritaba y me enojaba con frecuencia y, a veces, bebía para relajarme. Dormir era difícil, y siempre
estaba cansado. Sentía que no podía hacer nada bien y no me sentía bien conmigo mismo. Estaba
avergonzado de pensar que necesitaba ayuda." -- Juan, 51

¿En qué se diferencian la depresión clínica y la tristeza? Es normal sentir tristeza en ciertas situaciones de la
vida. Dejar su país de origen y extrañar a la familia, la muerte de amigos o familiares, el divorcio, la pérdida de trabajo
y hasta la pérdida de la salud pueden causar sentimientos de tristeza. Los inmigrantes pueden creer que la tristeza y
el estrés son parte del traslado a un nuevo país. Si la tristeza o el estado de ánimo depresivo continúa por más de dos
semanas, es posible que esté experimentando depresión clínica y debe buscar ayuda profesional. La depresión clínica
es una enfermedad médica tratable, igual que la diabetes o la tensión alta. Muchos creen erróneamente que la
depresión es "normal" en personas mayores, adolescentes, madres primerizas, mujeres menopáusicas o en personas
con enfermedades crónicas. La verdad es que la depresión clínica nunca es "normal," no importa la edad o situación
de la vida.
Cualquiera que experimente síntomas depresivos debe ser diagnosticado y tratado.
¿Quiénes son propensos a sufrir de depresión clínica?
Sea usted de origen mejicano, puertorriqueño, cubano, centroamericano, o sea su familia procedente de Colombia,
Panamá, la República Dominicana, o cualquier país de la América Latina, usted puede sufrir una depresión clínica.
Personas de cualquier edad o nivel económico pueden experimentar la depresión clínica. La depresión causa pérdida
del placer en la vida diaria, tensión en el trabajo y las relaciones, complica condiciones médicas, o incluso puede
llevarle al suicidio.
¿Quiénes tienen un riesgo mayor de sufrir depresión? Un historial familiar de depresión clínica aumenta el
riesgo de desarrollar esta enfermedad. Si alguien en su familia ha sufrido de depresión, las probabilidades de
padecerla usted son altas. Sin embargo, la depresión clínica también puede ocurrir en personas que no tienen
parientes con depresión. Las mujeres padecen el doble de la tasa de depresión clínica que los hombres. Aunque las
razones no son del todo claras, existen diferencias biológicas en las mujeres, como los cambios hormonales y la
composición genética, que pueden contribuir a la depresión. Además, los factores sociales, como crecientes presiones
en el trabajo, responsabilidades de la familia, las expectativas de la mujer, el incremento en el porcentaje de abuso
sexual y la pobreza, aumenten la depresión clínica entre las mujeres. La depresión clínica se junta con ciertas
enfermedades, como el cáncer, la parálisis, las enfermedades del corazón, la enfermedad de Parkinson, la demencia
de Alzheimer, y la diabetes. Por cierto, se debe informar a su médico sobre cualquier síntoma depresivo que se
manifieste junto a otras enfermedades para tratar la depresión además de la enfermedad física.
Síntomas de la depresión clínica No todos experimentan la depresión clínica de la misma manera; los síntomas
varían según las personas. Revise la siguiente lista de síntomas y señale los que usted ha sentido. Consulte a su
doctor o a un profesional de la salud mental, si experimenta CINCO o más de estos síntomas por un período mayor de
dos semanas o si los síntomas son tan severos que interfieren en su vida diaria.
Lista de Síntomas
Estado de ánimo de tristeza, ansiedad o "vacío" persistentes. Dormir muy poco o dormir demasiado. Pérdida del
apetito o de peso, o aumento del apetito y de peso. Pérdida del o placer en las actividades de que disfrutaba antes.
Inquietud o irritabilidad. Síntomas físicos persistentes que no responden al tratamiento (como dolor de cabeza, dolor
crónico, estreñimiento y otros desórdenes digestivos). Dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones.
Fatiga o pérdida de energía. Sentimiento de culpa, desesperanza o inutilidad. Pensamientos sobre la muerte o el
suicidio
¿Se puede tratar la depresión? La depresión clínica es una de las enfermedades médicas más tratables. Más del
80 por ciento de las personas con depresión pueden recibir tratamiento con muy buenos resultados, mediante
medicamentos, psicoterapia o la combinación de ambos. Solamente un profesional de la salud calificado puede
diagnosticar la depresión clínica y mientras más pronto comience el tratamiento más eficaz será. Algunas personas se
sienten avergonzadas de buscar ayuda y se niegan a hablar sobre asuntos tan personales con un extraño. Otras
creen que la depresión desaparecerá por sí misma, o aun peor, que la gente pensará que están perdiendo el juicio.
Tales puntos de vista son erróneos. Hay quienes se dan al alcohol o a las drogas para conseguir alivio, práctica que
sólo puede agravar la depresión.

"Aunque fue difícil al principio hablar con alguien que no conocía, mi terapeuta no me criticó, me escuchó y
entendió mi situación. confié en él, de modo que cuando sugirió que probara los medicamentos para
ayudarme a dormir, sentirme menos cansado y menos inquieto, pensé que debía hacerlo. Luego de un mes
de terapia y de tomar medicamentos, sentí esperanza de nuevo. Me siento como antes y mi familia está
aliviada y contenta con los resultados del tratamiento." -- Juan, 51

¿Cómo funcionan los medicamentos y la psicoterapia? La forma más común de tratar la depresión clínica es con
medicación antidepresiva, psicoterapia o la combinación de ambas. Los antidepresivos no forman hábito, no cambian
su personalidad y le ayudarán a tener un mejor estado de ánimo, apetito, y sus patrones de sueño volverán a la
normalidad. Los antidepresivos restauran el equilibrio químico normal en las partes del cerebro que gobiernan las
emociones. En la mayoría de los casos, la depresión puede tratarse de modo ambulatorio. Pueden pasar entre una y
ocho semanas antes de que se note alguna mejora. Los efectos secundarios (sueño, estreñimiento o boca seca) son
pasajeros y, por lo general, desaparecen después de dos semanas. Es importante que tome los medicamentos tal
como están recetados. Comuníquese regularmente con su doctor sobre cómo se siente. Si está bajo tratamiento por
cualquier otro problema médico, asegúrese de que todas las personas que lo traten estén enteradas de los
medicamentos que toma. El tipo y la dosis se receta específicamente para usted, tomando en cuenta sus síntomas,
edad y peso. La psicoterapia incluye tratamiento individual, familiar o de grupo. Los psicólogos clínicos, psiquiatras,
trabajadores sociales o consejeros están adiestrados para entender y ayudarle a manejar mejor sus problemas.

"Después de casi cinco semanas de iniciar la terapia de grupo y la medicación, ¡qué sorpresa!, mejoró mi
concentración y memoria. Otras cosas también mejoraron, sentí el cuerpo más liviano y más fuerte, y lleno
de ánimo." -- Clara, 68

¿Cuál es el primer paso para obtener ayuda? El primer paso es hablar con alguien en quien confía: un pastor,
consejero escolar o su médico de familia, para obtener información sobre los recursos en su comunidad. Consulte la
lista de recursos al final de este folleto para mayor información sobre el tratamiento de la depresión. ¿Cómo pagar el
tratamiento? Si tiene un seguro privado o un plan de una organización del cuidado de la salud (HMO), los costos del
tratamiento pueden estar cubiertos. Si no cuenta con un seguro o no puede pagar un tratamiento, su comunidad tiene
centros de salud mental financiados con fondos públicos y otros programas que cobran de acuerdo con lo que usted
pueda pagar. Si usted o su familia depende de la asistencia pública, su plan Medicaid probablemente cubre los gastos
del tratamiento. Póngase en contacto con la Asociación de la Salud Mental local para que le ayuden a encontrar un
programa de salud mental en su comunidad.
¿Qué otras cosas pueden ayudarme en mi tratamiento? Hablar con seres queridos puede proveer el apoyo
necesario cuando se está pasando por momentos difíciles en la vida. Su pastor o los miembros de la iglesia son una
gran fuente de apoyo y de optimismo, y pueden referirle a un profesional de la salud mental en su comunidad. Hay
que tener muy presente que, para los que sufren de depresión clínica, este apoyo no sustituye la atención de un
profesional de la salud. Así como la diabetes y la tensión alta merecen atención médica, la depresión clínica es una
enfermedad médica seria que requiere del tratamiento ofrecido por un proveedor de salud mental calificado. Las
hierbas y otras medicinas no tradicionales pueden ayudar a combatir la depresión; sin embargo, es importante que un
profesional de la salud mental le evalúe, si sospecha que padece de depresión. Informe a su doctor puntualmente de
todos los tratamientos en que esté participando. Los miembros de la familia o amigos de confianza pueden tomar
parte activa en el tratamiento, lo cual incluye enterarse de la manera en que pueden participar y apoyar al afectado
miembro de la familia a fin de impedir una recaída.

"Mi fe me ayudó a abrigar esperanzas y a buscar tratamiento. "Ayúdate que yo te ayudaré', dice Dios, y yo lo
creo. Busqué el tratamiento médico adecuado y asistí a todas mis citas, tomé las medicinas con regularidad
y las cosas mejoraron considerablemente. Le dije al doctor acerca de las vitaminas y otros medicamentos
que estaba tomando. Los cambios en mi estilo de vida también ayudaron. Camino todos los días y tomo el
sol por la mañana." -- Yvette, 24

¡Usted puede disfrutar de la vida nuevamente! Reconociendo los síntomas de la enfermedad y sometiéndose a
tratamiento, seguramente logrará vencer la depresión clínica.
·1 Cuando la depresión toca tu puerta
Durante muchos años te has sentido contento y animado. Has sido muy concienzudo en el trabajo y te has
preocupado por tu familia, haciendo muchas cosas en común con los demás. Has tenido muy pocas dolencias físicas.
Pero, ahora, algo ha cambiado. Ves que te comportas de modo diferente. La gente que te conocen te dicen: "No eres
el mismo. ¿Qué te pasa?. Encuentras difícil levantarte de la cama por la mañana; si tienes algunas responsabilidades
con respecto a otros miembros de la familia no tomas mucho interés en ellas. Te has vuelto indeciso y aun olvidadizo.
Parece que cuesta concentrarte. No tienes ganas de reír, la comida parece haber perdido el sabor, y la actividad
sexual no tiene atractivo. Es como si te estuvieras encerrando dentro de ti mismo, no te gusta que los familiares o los
amigos te digan nada; y no quieres hablar por teléfono ni asistir a reuniones de carácter social, que antes te gustaban
tanto. Empiezas a cortar el contacto con los demás. Es posible que tengas dificultades para dormirte, o bien te
despiertas por la noche y te vas revolviendo por la cama hasta que amanece, molestado por pensamientos sombríos y
negativos. O bien te pasas durmiendo 16 horas al día, o te duermes durante el día con frecuencia. No importa lo que
duermas, siempre te sientes agotado. Tus ideas parecen sombrías. Es como si no hubiera manera de salir de las
presentes circunstancias. Tienes la impresión que nadie se interesa por ti y tú tampoco te interesas en nadie. Todo
pensamiento animado y positivo ha desaparecido. Es como si hubiera una nube negra encima de tu cabeza y te
estuviera siguiendo por todas partes. Es posible que hayas notado algunos cambios físicos. Tienes molestias o
dolores vagos; puedes creer que tienes alguna enfermedad seria. Hay muchas otras indicaciones, pero si estás
experimentando los síntomas descritos (o los has experimentado alguna vez), puedes tener idea de que estás (o
estabas) deprimido. Si nunca has experimentado ninguna depresión (y esto es más bien raro) recuerda que la
depresión es penosa para el que la experimenta y, a veces, también para los que rodean a la persona afligida por ella.
¿Cuán comunes son las depresiones?
No está solo, lea las siguientes estadísticas.
* Algún tipo de depresión afecta a más de 17.5 millones de norteamericanos cada año (¡no incluye el resto del
mundo!).
* Más de 1 en cada 5 norteamericanos padecerán de alguna depresión durante su vida.
* Casi un tercio de todos los casos no son tratados.
* La depresión puede afectar a cualquier persona, aunque las mujeres son afectadas el doble que los hombres.
La depresión afecta a la mayoría en un punto u otro de la vida. Nadie es inmune a ella. Algunos la experimentarán
sólo en una forma liviana, mientras que otros se hunden en la desesperación. Aún la Biblia refleja en algunos de sus
Salmos profundos sentimientos aflictivos que experimentaron sus autores:
"Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu."(Salmo 34)
"Oh Señor, Dios de mi salvación, día y noche clamo delante de ti. Llegue mi oración a tu presencia; inclina tu oído a mi
clamor. Porque mi alma está saturada de males, y mi vida está al borde de la tumba. Soy contado entre los que
descienden al sepulcro; soy como hombre sin fuerza, abandonado entre los muertos, como los pasados a espada que
yacen en el sepulcro, se quienes no te acuerdas ya, y que fueron arrebatados de tu mano." (Salmo 88:1-5).
Los escritores de tiempos antiguos describían la depresión como melancolía. La primera descripción clínica de la
melancolía fue hecha por Hipócrates en el siglo IV a.C. Hipócrates se refirió también a los ciclos similares de la manía
y la depresión. (Jellife, 1921). Areteo, un médico que vivió en el siglo II d.C., describe al paciente melancólico como:
"triste, abatido, sin sueño...Adelgaza por su estado de agitación y pérdida de sueño reparador...En un estado más
adelantado se quejan de mil fruslerías y desean la muerte." Plutarco, en el siglo II d.C., presenta una descripción
particularmente vívida y detallada de la melancolía: l enfermo parece un hombre a quien odian y persiguen los dioses
con ira. El futuro le espera mucho peor; no se atreve a emplear ningún medio para evitar o remediar el mal para que
no se halle que está luchando contra los dioses. El médico, el amigo que quiere consolar son ahuyentados. "Dejadme
- dice el desgraciado -, soy un impío, maldito, odiado por los dioses, sufro el castigo que me corresponde." Se sienta
solo, aparte, envuelto en saco o harapos. De vez en cuando se agita, medio desnudo, en el suelo, confesando un
crimen u otro. Ha comido o bebido algo que no debía. Ha hecho algo que el Ser Divino desaprueba. Los festivales en
honor de los dioses no le producen ningún placer sino más bien temor. (citado por Zillborg, 1941.)
¿Quién sufre depresiones? La depresión puede afectar a todo el mundo, los dos sexos, todas las edades, ricos y
pobres. El hecho de que una persona este triunfando en la vida no le protege contra las posibilidades de una
depresión. Ni tampoco hay tipos especiales más propensos a la depresión que otros. Los artistas, las estrellas de
cine, los políticos, gente con cargos públicos, actividades creativas y delicadas, celebridades, gente ambiciosa, son
las personas que presentan más propensión a la depresión que otros. Pero estas personas son más visibles que
otros, y si la depresión se presenta en ellos, todo el mundo parece enterarse. Otro tipo de persona que puede ser un
poco más propenso a la depresión que otros, es el que no ha experimentado sino éxitos desde la infancia. El que
nunca ha experimentado la derrota puede hundirse al primer contratiempo. ¿Son las mujeres más propensas a la
depresión que los hombres? Las mujeres son tratadas por depresión dos o tres veces más frecuentemente que los
hombres. Pero, esta evidencia se basa en visitas clínicas, y nuestra sociedad, de un modo tradicional, facilita que las
mujeres admitan debilidades y problemas y busquen ayuda, mientras que insiste en que los hombres deben
mantenerse estables y hacer buena cara al mal tiempo. Por desgracia, en nuestra cultura, a los hombres se les
enseña a no admitir debilidad y no revelar sus sentimientos interiores. Es interesante notar que el número de
alcohólicos masculinos es superior al de las mujeres; y que el porcentaje de suicidios es tres veces más alto en los
hombres que en las mujeres. Los hombres resuelven sus depresiones de modo distinto que las mujeres.
¿En qué consiste el estar deprimido? Vamos a examinar en detalle en qué consiste el estar deprimido. A
continuación, diez de las características más comunes de la depresión:
1. La persona experimenta un sentimiento general de que no hay esperanza, no hay interés en el futuro, hay tristeza y
apatía. Es un sentimiento de abatimiento general.
2. Cuando una persona está deprimida pierde la perspectiva. La vida, el empleo, la familia, todo se ve distinto cuando
se está deprimido. Un enfermo dijo: "Hay una diferencia real entre estar preocupado o afligido y estar deprimido.
Cuando mi esposa y yo tenemos alguna discusión, lo siento, no me gusta, pero es parte de la vida. Hacemos la paces
muy pronto. Puede que me preocupe, pero cuando voy a la cama puedo dormir, y todavía estoy animado. Pero
cuando estoy deprimido es algo distinto. Duele todo el cuerpo, es como si estuviera enfermo físicamente. No puedo
dormir cuando voy a la cama por la noche, y no puedo dormir en toda la noche. Aun cuando a veces tengo ánimos,
este cambio de humor esta sobre mí casi cada día. Me hace ver distintas todas las cosas. Si tengo un altercado con
mi conyugue, el matrimonio me parece sin futuro. Si tengo un problema en el negocio, al que normalmente
reaccionaria con algo de tensión y contrariedad, pero que resolvería pronto y de modo apropiado, me siento un
fracaso y un mal regocíjate, y estoy luchando con la confianza en mí mismo en vez de hacerlo con los problemas que
tengo delante."
3. La persona deprimida experimenta cambios en sus actividades físicas: comida, sueño, sexo. El interés sexual
desaparece y algunos hombres son, en este período, impotentes. Esto refuerza su sentimiento de fuerza de valor.
Una disminución del interés sexual debe llamar la atención sobre la posibilidad de una depresión. Algunos pierden
interés en la comida, mientras otros comen en cantidades exageradas. Algunos se pasan el día durmiendo; otros no
pueden dormir.
4. Hay una pérdida general de estimación propia. La persona se siente menos segura de sí misma y pone en duda su
valor personal. La confianza propia está en un punto muy bajo.
5. Hay una tendencia a evitar a los demás debido a un temor sin fundamento de ser rechazado. Por desgracia, el
comportamiento de una persona deprimida puede dar lugar a algo de rechazo por parte de los otros. La persona
deprimida suprime sus actividades predilectas, no contesta por teléfono si le han dejado recado, busca maneras de
evitar hablar o ver a los otros.
6. Hay el deseo de escapar de los problemas y aun de la misma vida. Hay ideas de marchar de casa y escaparse, así
como de evitar a los otros. Las ideas suicidas están presentes debido a la sensación de que la vida carece de valor o
futuro.
7. Una persona deprimida es hipersensible a los que otros dicen o hacen. Puede interpretar mal las acciones o
comentarios y se vuelve irritable debido a su percepción falsa de estas cosas. Con frecuencia llora fácilmente debido a
estas falsas interpretaciones.
8. La persona tiene dificultades en controlar sus emociones, especialmente la ira. La ira puede ser dirigida contra uno
mismo o contra otros. La ira contra uno mismo está basada en los sentimientos de falta de valor y una falta de
conocimiento de cómo resolver la situación.
9. El sentimiento de culpa está presente con ocasión de la depresión. Esta culpa puede ser real o imaginaria. Con
frecuencia los sentimientos de culpa proceden de la idea de ser responsable del malestar de los otros o haber hecho
algo mal.
10. Con frecuencia la depresión lleva a un estado de dependencia de otras personas. Esto refuerza el sentimiento de
invalidez; entonces la persona se irrita ante su inutilidad.
Algunas causas de la depresión Cuando se piensa en la depresión, es importante distinguir entre las varias formas
de ella. Una cosa tan simple como no comer o no dormir como se debe y no reposar suficiente, pude ser causa de
depresión. La persona que no come regularmente y duerme suficientes horas, puede hallarse deprimido porque está
engañando a su cuerpo en cuanto al alimento y al descanso que necesita para funcionar propiamente. Los
estudiantes del "colegio" (universidad), con frecuencia sufren de este tipo de depresión. El remedio es simple y
evidente; comer bien y descansar lo suficiente. Las reacciones a ciertas drogas pueden afectar el humor o disposición
de una persona. La medicación administrada para corregir un disturbio físico, puede causar un cambio químico en el
cuerpo que da lugar a un humor abatido. Todas las drogas o fármacos afectan el cuerpo y la mente en alguna forma.
Si una medicina da lugar en el cerebro o en el sistema nervioso a una condición tóxica, puede resultar de ello una
depresión extrema. Si una persona toma sedantes o tranquilizantes durante un largo periodo de tiempo, puede ser un
candidato a una depresión tóxica. Los síntomas son apatía, indiferencia y dificultad para concentrarse. A veces, la
persona se da cuenta de pensamientos raros e ilógicos que interfieren con su juicio sentado normal. En muchos casos
de depresión y toxicidad por fármacos, la situación se clara cuando se deja de ingerirlos. Si una persona está tomando
alguna clase de medicación, recetada por el médico o no, y se siente deprimida, debe ir a ver a su médico y consultar
el caso. El médico puede determinar los efectos secundarios de la medicina y determinar si se debe cambiar la dosis
o la medicación. Es imprudente tomar medicación por cuenta propia.
Hay muchas causas físicas de la depresión. Infecciones del cerebro o del sistema nervioso, infecciones del cuerpo
generalizadas, hepatitis e hipoglicemia son causas de depresión. Trastornos hormonales, hipotiroidismo,
hipertiroidismo, irregularidades hormonales ováricas y un desequilibrio de las secreciones de las glándulas
suprarrenales o la pituitaria pueden procurarla. Generalmente hay otros síntomas y alteraciones en el cuerpo,
concomitantes con el trastorno depresivo en estos casos. La ira reprimida hacia dentro puede conducir a la depresión.
De hecho, la ira reprimida es interpretada comúnmente como un sinónimo de depresión. Este tipo de ira ha sido
desviada desde su fuente original a la propia persona. Como escribió William Blake en "El árbol envenenado": Estaba
airado contra mi amigo; le mostré mi ira, y desapareció. Estaba airado con mi enemigo; No se lo dije y la ira creció. La
depresión reactiva, generalmente llamada pena depresiva, sigue inmediatamente a la pérdida de una persona amada,
un empleo o alguna oportunidad importante. La intensidad de este tipo de depresión es mayor inmediatamente
después de la perdida y va disminuyendo al pasar el tiempo. Durante este período, las funciones usuales de la
persona en la vida se hallan deterioradas, pero todavía operan dentro de límites normales. Hay un sentimiento de
vacío debido a la pérdida. En general, sin embargo, los sentimientos sobre uno mismo y la estimación propia no se
alteran. Esperamos este tipo de pena depresiva cuando una persona pierde un familiar o un amigo. La pena es
importante por su contribución a que la persona recobre su capacidad de funcionamiento normal. Jesucristo mismo
experimentó sentimientos de este tipo cuando estaba en el jardín de Getsemaní: "Y tomando a Pedro, y a los dos hijos
de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a sentir gran angustia. Entonces les dijo: mi alma está abrumada de una
tristeza mortal; quédense aquí, y velen conmigo..." (Mateo 26:37, 38). Otro tipo importante de depresión es endógeno
o bioquímico, engendrado interiormente. Es causado por un trastorno del sistema químico del organismo. La
depresión resulta cuando el cerebro y parte del sistema nervioso deja de funcionar debidamente
La causa principal: Cualesquiera que sean los muchos factores que causan depresión en una persona, tales como
el cansancio físico, medicinas, enfermedades del sistema nervioso, perdida de un familiar, desajustes bioquímicos,
etc., existe un punto crucial y el más importante que afecta a todo ser humano en cada aspecto de su vida incluyendo
la depresión. Este punto crucial es la necesidad de que Dios habite en el corazón del hombre por medio de Jesucristo.
La Biblia nos enseña que los seres humanos somos "tri-partitas", es decir, fuimos creados cuerpo, alma y espíritu.
Cuando nos referimos al corazón, estamos hablando del espíritu de la persona. En el alma está la identidad, las
emociones, los sentimientos, la voluntad. El espíritu es la parte del hombre que se conecta directamente con Dios y se
comunica con El por medio de la oración, adoración y alabanza. Cuando Dios habita en el corazón del hombre, todo
su ser, alma cuerpo y espíritu, pueden tener una relación con el Creador.
¿Cómo puedo vencer la depresión? Si queremos vencer la depresión, el primer paso a tomar antes de ir a un
médico, o antes de ir a un psicólogo, es establecer esa conexión con Dios por medio del sacrificio hecho por
Jesucristo para que nuestra vida sea transformada. Cuán maravillo es saber que eres muy importante para alguien
que realmente se interesa por nosotros. Saber que un ser supremo puso sus ojos sobre mí. Aunque tu padre y tu
madre te hallan rechazado y tu familia te haya dicho: "¡no sirves para nada, no vales un centavo"!, Dios te amó tanto
que te dio la vida y dio a su propio Hijo para que pudieras vivir con esperanza en el mañana y del futuro. Ese que te
dio la vida te dice: "yo he venido para que tengas vida y vida en abundancia." Hoy se abre una puerta de salida a tu
desesperación y a tu depresión. Ahora mismo mientras lees estas palabras, está entrando un rayito de esperanza a tu
corazón. Esa luz es Jesús el Salvador, quien dijo: "He aquí yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la
puerta, yo entraré a él y cenaré con él, y él conmigo." Aunque Jesús murió, la noticia más maravillosa de aquel tiempo
fue que al tercer día resucitó. Su tumba está vacía. El venció la muerte para darte vida, venció el pecado para que
pudieras acercarte a Dios. El llevó tu depresión, tristeza, tu dolor, tu angustia, tu desesperación y las clavó en la cruz
para darte paz, esperanza, la vida eterna, una razón para vivir. Él no te ofrece religión. Es más, Jesús llamó a los
religiosos de su época hipócritas, porque sabía que la religión ni salva ni puede cambiar al ser humano. Solo lo que él
te pide es que lo invites a venir a tu vida y corazón y el cambiará las circunstancias, borrará tus pecados, te dará
esperanza para vivir, podrás realmente experimentar el verdadero amor y la paz que hasta ahora no has tenido. Una
paz que sobrepasa todo entendimiento humano.
Quizás tu pienses que los escritores de esta página son unos fanáticos, o están locos, pero no es así, sino que
hablamos por experiencia propia. Hemos vivido en nuestra propia carne la desesperación de no tener salida, de sentir
un vacío y una angustia tan grande en el alma que el suicidio parecía la única solución. Sin embargo, el día que Jesús
llegó a nuestras vidas, él no nos mandó a cambiar, solo dijo: "ven tal y como eres y yo me encargaré de lo demás.
¿Quieres confiar en Jesús? ¿quieres tratar una vez más? Quizás esta sea tu última oportunidad. No la rechaces...
¿Que debes hacer? Solamente repite esta simple oración: Dios de los cielos, yo me arrepiento de todos mis pecados.
Acepto a Jesucristo como mi Salvador y mi Señor... ven a mi corazón Señor Jesús y dame vida eterna...yo acepto el
sacrificio que hiciste por mí en la cruz del Calvario..te entrego mi vida...y de ahora en adelante te seguiré...amén. Si
has hecho esta oración de corazón, te garantizamos que tu vida a partir de hoy no será la misma. Ahora debes
conocer más a Jesús a través de su palabra, la Biblia. Debes buscar una iglesia donde congregarte y aprender más
sobre los caminos de Dios.
LA DEPRESIÓN Diez pasos sobre cómo combatir la depresión
La depresión tiene gran poder en nuestras vidas si no nos cuidamos. No podemos, como seres humanos, evitar los
aspectos negativos de la depresión sin la ayuda de Dios. Concluimos que es humanamente imposible evitar la
depresión. Una de las fallas de la psicología moderna de la motivación a través del éxito, y otras formas humanísticas
de auto superación (hay muchos libros en todas las librerías sobre ese tema), es que dejan la impresión que las
personas no necesitan la ayuda de Dios para librarse de la depresión. Sin la ayuda de Dios, cualquier medio de quitar
de la persona la depresión es meramente temporal y no tardará en regresar. Estoy convencido que si ustedes quieren
obtener la victoria duradera sobre la depresión, deben hacer que sus vidas sean correctas delante de Dios. Es
asombroso ver cuánta depresión existe en el mundo sólo porque las personas no se han entregado completamente a
Dios. La depresión tiene mucho poder sobre una vida no entregada a Dios.
Primero paso:
Acepta que eres una creación de Dios así como eres. Agradece a Dios que eres el objeto de su gran amor y que
él te hizo así como eres. Muchos pasan la vida deprimidos porque les gustaría ser diferentes. Es increíble ver cuánto
tiempo se pierde por parecer diferente. No quiero decir que no debemos cuidarnos. La Biblia dice que nuestro cuerpo
es el templo del Espíritu Santo y como tal hay que usarlo con sabiduría mientras estamos sobre la tierra, para que
tengamos una buena apariencia. Pero cuando la apariencia pasa a ser la única preocupación, nos deprimimos porque
nuestra apariencia no es tan buena como la de los demás. No tenemos los ojos iguales al de fulano o el cabello igual
que fulano o su cuerpo, dientes, etc. Entonces estamos en una situación difícil. Los actores o actrices de la televisión
son perfectos. Es difícil tener la misma apariencia que ellos. Parecen que son supra humanos.
Segundo paso:
Acepta el perdón de Dios de tus pecados. Otra vez es un problema de conciencia. Uno de los pasos para vencer la
depresión es tener una conciencia tranquila. Al encontrar pecados en nuestras vidas debemos confesarlos. Muchos
quieren ser bautizados nuevamente por no creer que fueron bautizados de la manera correcta. ¡Hazlo de nuevo! No
debe haber problemas en cuanto a eso. Dice 1 Juan 1.8,9: "Si decimos que no tenemos pecado, nos
engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es
fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad". En Hebreos 10.17 leemos: "Y
nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones". Dios ya no se acordará de nuestros pecados.
Sabemos que no hay nada que podemos hacer sobre el pasado, pero podemos hacer mucho en el día de hoy. Si
hacemos todo lo que podemos el día de hoy, el día de mañana seremos mejores personas. Necesitamos la actitud del
apóstol Pablo, quien dijo: "Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está
adelante, prosigo a la meta..." (Filipenses 3.13). Que Dios nos ayude a personarnos a nosotros mismos y seguir
adelante con nuestras vidas. Si no podemos aceptar el perdón de Dios, la depresión continuará molestándonos.
Tercer paso:
Mírate a través de los ojos de Dios. Gracias a Dios por su presencia en nuestras vidas. Recordemos lo que dijo
Pablo en Filipenses 4.13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". Ese es el espíritu que necesitamos en
Jesucristo.
Cuarto paso:
Visualiza cómo Dios te está perfeccionando. Resiste la tentación de pensar en ti como un fracaso, porque todos
hemos fracasado de una manera u otra. No debemos pensar en nosotros como fracasos, sino como personas que
estamos creciendo en Cristo y madurando. Leí una calcomanía que decía: "Por favor ten paciencia conmigo; Dios no
ha terminado todavía su labor en mí".
Quinto paso:
Visualiza tus metas en la vida y escríbelas. Eso es algo que ayuda mucho en la vida. Mientras leo libros sobre
este asunto, he encontrado que varias personas que ayudan a los minusválidos emocionalmente hablan mucho de
eso. ¡Apúntalo! Así estaremos activando nuestro subconsciente que nos ayudará a lograr tales metas. Haz una lista
de las cosas positivas y las negativas, y las metas que estás intentando lograr. Entonces dedícate a la oración y
empieza a hacer planes para que tales planes sean realizados. Muchos se deprimen al descuidar sus metas, porque
al descuidar las metas descuidan sus sueños. Y al perder los sueños estamos perdidos. No importa la edad que uno
tenga, es vital tener metas. Debemos escribirlas, orar por ellas, etc., y empezar a movernos hacia esa dirección.
Sexto paso:
Sé siempre positivo. No hay lugar en la fe cristiana para personas negativas. En Jesucristo no podemos anticipar
nada más que el éxito. Evita la compañía de los que están siempre quejándose, irritados o criticando. Debemos a
como dé lugar evitar imitarlos. Las críticas, así como las ideas negativas son malas y también contagiosas. Al notar
que tales ideas empiezan a cercarnos debemos hacer algo positivo para detenerlas. Porque esas ideas sólo sirven
para causar la depresión. Cada vez que pensamos o mencionamos ideas negativas, más deprimidos quedamos. Al
aconsejar a las personas escucho muchas cosas semejantes. En primer lugar, la persona me dice que está totalmente
equivocada. Luego dice que lo que está haciendo está mal. Pero cuanto más menciona el problema, más se persuade
a sí misma de que lo que está haciendo tiene un buen propósito. Parece que eso la lleva a una depresión aún más
profunda. Oremos para que vea lo que está haciendo consigo misma. Mantenga sus conversaciones positivas y la
mente también positiva. Filipenses 4.8 dice que debemos pensar en cosas positivas. Como cristianos debemos
concentrar la mente en cosas positivas.
Los melancólicos: Los que tenemos algo de melancólicos en el temperamento debemos luchar con más ahínco para
evitad esos pensamientos negativos. Debemos esforzarnos para ser positivos, con la mente también positiva. Ese es
el secreto para mantenerse alejado de la depresión. Hay que luchar unos más que otros, según sus temperamentos.
Séptimo paso:
Anticipe la vida abundante que Dios tiene reservada para cada uno de nosotros. Dios ha preparado un plan para
nuestra vida y se trata de un plan flexible. Lo hace flexible a propósito. No podemos leer el capítulo 12 de Romanos y
no creer en eso. Dios tiene un propósito para ti y para mí. Creo que el plan es flexible y nos toca a nosotros llenar los
espacios vacíos. Dios nos ayudará a edificar nuestras vidas y nos libraremos de la depresión.
Octavo paso:
Busca primero el reino de Dios. Mateo 6.33 deja muy claro que el cristiano no debe permitir en su vida la avaricia o
el egoísmo. Aunque busquemos una carrera exitosa o busquemos ganancias materiales, nunca debemos permitir que
eso sea el objetivo principal en la vida. Cualquier situación en que nuestra búsqueda de poder, prestigio, posesiones o
placeres sea contrario a la voluntad de Dios, estamos equivocados. Eso también causa la depresión.
Noveno paso:
Entrégate a Dios y sirve a tu prójimo. Lo que más recompensa y satisface es el resultado del servicio a la gente.
Eso es una terapia emocional. Quizás haya algunos que tengan serios motivos para estar más deprimidos que yo,
porque han sufrido pérdidas que yo nunca he sufrido. Me he fijado cómo algunos han luchado y han vencido
situaciones personales difíciles para ir a auxiliar a los necesitados. Eso es más eficaz sobre la depresión que la
medicina. Creo que funciona, ya que lo he probado en mi propia vida. Una de las grandes alegrías de ser predicador
es poder ayudar a alguien a reconstruir su vida. Es una gran satisfacción. A veces predicamos un sermón que ayuda a
una persona a cambiar de vida y eso es una gran satisfacción. Los deprimidos tienden mucho a pensar solamente en
ellos mismos y sus pensamientos son egocéntricos. La recompensa de servir a los demás es un beneficio para la
eternidad, pero también una gran ayuda en la vida diaria.
Décimo paso:
Da gracias en todo. 1 Tesalonicenses 5.18 dice: "Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios
para con vosotros en Cristo Jesús". Si podemos desarrollar en nuestros corazones un espíritu de gratitud, cada
día es una garantía absoluta en contra del poder negativo de la depresión. ¡Ojalá que desarrollemos un espíritu de
gratitud!
Entiendo que podemos trivializar el problema. Porque no hay soluciones sencillas. No hay una causa sencilla para la
depresión. Sin embargo la ira no procesada parece ser la raíz de toda forma de depresión. Y eso fue lo que le pasó a
Caín. Caín estaba enojado (Génesis 4.5). No hay soluciones sencillas, aunque la vida en Cristo sea la base de
todas las respuestas sobre el problema de la depresión. Las soluciones pueden ser muy complicadas, pero sí existen.
Creo que la depresión es tratable. Creo también que la depresión es curable.
¡Acuérdate de lo que dijo Dios a Caín! Génesis 4.7: "Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres
bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él". Dios nos
ayudará a obtener la victoria sobre la depresión. Muchas veces los problemas son tan serios en la iglesia que
nos dan ganas de abandonar todo. Pero hay auxilio en las Escrituras. En los Salmos 37.3 dice: "Confía en Jehová y
haz el bien". Eso es lo único que podemos hacer en esta vida. Si podemos lograr eso, la depresión jamás será
victoriosa en nuestras vidas. No significa que jamás nos deprimiremos. Sino que la depresión jamás obtendrá la
victoria. Confía en el Señor y haz el bien. Dios nunca te abandonará. No desistamos de luchar, porque la depresión es
poderosa. Aprendamos a ser victoriosos sobre ella a través de Jesucristo , nuestro Señor. Es maravilloso tener
un Señor que nos puede ayudar en nuestras luchas diarias. Es por eso que ofrecemos la invitación, porque Jesús
puede ayudarte.
La Depresión Algunos de los síntomas de una persona deprimida, pueden ser el desánimo, la falta de apetito, y el
sueño excesivo.Recuerdo que en una oportunidad de mi vida, en la cual me sentía muy deprimido, quise pasar a la
historia como un Shakespiare moderno, acuñando la siguiente frase: "Soñar, Soñar, es mejor Soñar,Porque aunque
los sueños sean malosTerminan al despertarPero del sueño de la vidaSolo despertamos,Hasta que morimos" En qué
estado de ánimo me encontraría en ese momento, de hasta tal vez desear la muerte. Comparar la vida con la muerte,
haciendo referencia a que es una pesada de la cual despertamos hasta que morimos, desear mejor estar durmiendo
porque si algo sale mal, despertamos y todo acabo. Aunque la frase me sigue pareciendo interesante por lo poético de
su contenido, ahora pienso de una forma diferente y sé que hay una salida para los estados depresivos.
Pero ¿Que puede provocar la depresión?. Proverbios 13:12 nos dice: La esperanza que se demora es tormento del
corazón; Pero árbol de vida es el deseo cumplido. ¿Tienes algún deseo o anhelo que no hayas cumplido en tu vida?,
creo que todos tenemos más de uno, y eso es bueno, porque nos esfuerza a luchar, a seguir viviendo, a tratar de
alcanzar ese anhelo. Sin embargo en algunos momentos, esos anhelos pueden convertirse en obsesiones
destructivas que dañan nuestra vida, y pueden llegar a convertirse en un motivo muy fuerte para estar deprimidos,
sobre todo cuando vemos que por más que nos esforzamos no podemos alcanzar ese deseo. Yo pensaba en una
oportunidad por ejemplo, que me hubiera gustado ser el rey de Inglaterra en la época en la cual dominaba casi todo el
mundo, tenía que aprender a mandar, tenía que aprender Inglés, tal vez hasta tenía que ir a una academia militar,
como lo hace la realeza británica, pero un momento que pasa, por más que me esfuerce, no tengo sangre real
británica, ni vivimos la época en la que tenía colonias por todo el mundo, entonces ¿me deprimo porque lo que yo
deseo no lo puedo alcanzar...?. Sé que a muchos les provoca risa, pero muchas veces nuestros deseos pueden estar
desproporcionados en esa forma, y al ser inalcanzables y no poder alcanzarlos nunca, nos provoca depresión y
desanimo a tal punto que en ocasiones nos puede llevar a pensamientos de suicidio. En versión Dios Habla Hoy de la
Biblia, encontramos la siguiente frase expresada por el rey David:
"SEÑOR, no es orgulloso mi corazón,ni son altaneros mis ojos,ni voy tras cosas grandes y extraordinariasque están
fuera de mi alcance" Tal vez lo que esta fuera de tu alcance es un amor platónico y eso te deprime. El rey David había
aprendido el secreto que aprendió el Apóstol Pablo siglos más tarde cuando dijo en Filipenses 4:11-13: "No lo digo
porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente y sé
tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener
abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece." Esto no lleva al segundo punto,
a veces las cosas son inalcanzables y nos deprimen, pero en otras solo vemos el lado malo de las cosas y esto
también nos deprime. Hay un dicho popular que dice que no hay dos glorias juntas, y en parte tiene mucha razón. En
la vida siempre vamos a tener cosas a favor y cosas en contra, esto es bueno por esto y aquello, pero tiene este y
este defecto. Tú mismo que leerás este artículo, y que tal vez te esfuerzas por ser lo mejor te frustras muchas veces al
darte cuenta que también cometes errores. Entonces, ¿Qué hacemos?. Hay otro dicho popular que dice que las cosas
son del color del cristal con que se miran. Las cosas buenas y malas, siempre van a estar ahí, pero tú puedes elegir
cuál de ellas mirar. Esto es como aquel ejemplo del vaso a la mitad, que para mucho este medio lleno, y para otros
medio vació. Recuerdo en una oportunidad en la cual habíamos comprado un almuerzo bufe de comida china con mi
familia, yo estaba sentado a la mesa renegando porque a mi parecer nuestra situación económica no era muy buena,
yo talvez quería estar comiendo ese mismo bufe pero en la Muralla China. Recuerdo que sentado a la mesa exclame
luego de un suspiro: "Cuando vendrán tiempos mejores". De pronto sentí como si alguien me hubiera abofeteado con
mucho cariño, solo para hacerme reaccionar y dentro de mi resonaron las palabras que decían: Luis, que te pasa, si
estas comiendo un gran banquete y aun así piensas que estas mal". En ese momento recibí la amonestación del
Señor a mi corazón que rearguyo mi corazón de una forma muy especial, yo estaba viendo lo que no tenía y por eso
no estaba disfrutando lo que si tenía.
Con esto no te digo que conviertas tu vida en un sepulcro conformista que no hace nada, se conforma con todo, y
espera que todo le caiga del cielo, no, no es eso lo que Dios quiere, sigue con tus seños, lucha por ellos, pero aquí
llegamos a la tercera causa de la depresión, no te afanes. Que es el afán, yo lo definiría como un pensamiento
excesivo que se apodera de nuestras mentes y nos anula para poder pensar en otras cosas, nos hace muchas veces
trabajar "alocadamente" como aquel niño que con los ojos vendados comienza a lanzar "palazos" en todas direcciones
para tratar de golpear la piñata y que los dulces caigan de ella. El afán va asociado a la impaciencia y la ansiedad.
Hay cosas que Dios muchas veces ya tiene preparadas para nosotros, pero por nuestra impaciencia nosotros lo
arruinamos. Que útil puede ser un cuchillo de acero inoxidable con diseño especial para un ama de casa que cocina,
pero que nefasto puede ser para un niño o niña de 4 o 5 años que quiera jugar con él. Dice la Biblia en Eclesiastés
3:11 que Dios lo hizo todo hermoso en su tiempo. Y dice también, que hay un tiempo para todo. A nosotros nos tocó
vivir los días de la velocidad, los trasportes son más rápidos, las comunicaciones son más rápidas, las noticias nos
llegan también más rápidamente, y toda nuestra vida se mueve en sí, a un ritmo mayor de lo que los papas de
nuestros abuelos estuvieron acostumbrados a vivir. Queremos ser millonarios a los 30 años o menos, queremos
graduarnos de la universidad antes de los 25, queremos experimentar el noviazgo a los 11 0 12 años, ¿qué está
pasando?.
La mayoría se han iniciado en una relación amorosa a una edad en la cual, ni ellos mismos saben lo que quieren, no
hay metas para la vida como pareja, no hay afinidad de pensamientos, lo que existe en la mayoría de los casos es
solamente una fuerte atracción física. Me gusta, le gusto, quiero con esa persona. No hay madurez, ni emocional, ni
física, ni sentimental. Muchas veces las jovencitas se han sentido rechazadas en sus hogares y encuentran la
atención y cariño en un muchacho que lo único que quiere es disfrutar su sexualidad con ella. Les sucede lo del niño
pequeño con el cuchillo, comienzan a jugar con fuego, una cosa lleva a otra, y al final terminan quemándose. Oímos
de muchos abortos, la muchachita linda de la casa, ahora será mama, vemos muchas madres solteras, vemos hijos
que no conocen a sus padres, o vemos padres que nunca pueden ver a sus hijos. Esto también puede llevar a las
personas a depresión. Aquí tengo dos consejos que aprendí de un pastor muy querido: Numero Uno: Es mejor
prevenir que lamentar; y Número Dos, lo que puedas arreglar, arréglalo y lo que no olvídalo, ya no hay nada que
hacer.Sin embargo en muchos casos jugar con fuego no nos lleva a extremos tan malos, algunas veces las niña no
queda embarazada, o no les gusto el tipo de hierva que se fumaron, tratan de corregir su vida, se apartan del mal, y
eso está bien porque dice la Biblia que "el que confiesa su pecado y se aparta, alcanza misericordia" (Proverbios
28:13), pero eso no hace que recobre su virginidad, no hace que recupere las neuronas perdidas por su adicción a las
drogas, etc., hay consecuencias, quedan secuelas y un sentimiento de culpa puede invadir nuestras vidas. Palabras
como: Ahora nadie te va a querer, eso que hiciste no tiene perdón, etc., resuenan constantemente en nuestra mente, y
también deprimen nuestra vida.
Cuando realmente amamos a Dios y hacemos algo malo, su Espíritu Santo nos redarguye para salvación, pero
también el Diablo puede venir con acusación y aprovecha esa ocasión para destruirnos. Que debemos hacer
entonces, la Biblia nos cuenta que hubo alguien que dio su vida, en lugar de tu vida, la Biblia dice que todos pecamos
y por lo mismo estábamos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:9-23), sin embargo El dio lo más preciado que
tenía, porque nos amó, envió a su único hijo, para que todo aquel que en el crea no se pierda, más tenga vida eterna
(Juan 3:16), pero vida no es existencia, Jesús dijo: "Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en
abundancia" (Juan 10:10), no sé y no importa cuál sea la causa de tu depresión, Dios si la sabe y la conoce y está en
este momento ahí contigo, tal vez la causa de tu depresión sea el afán, Él te dice: "por nada estéis afanosos"
(Filipenses 4:6), tal vez la causa es que no puedes alcanzar tus sueños, Él te dice: "Como son más altos los cielos
que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos y mis pensamientos más que vuestros
pensamientos" (Isaías 55:9). Tal vez este deprimido por tu situación económica, Él te dice: "No os afanéis por vuestra
vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.
Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No
valéis vosotros mucho más que las aves? ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo?
Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? Considerad los lirios, cómo crecen; no
trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si así viste Dios la
hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?"
(Lucas 12:22-28). Y si estas deprimido por que cometiste un pecado que tal vez no solo afecto tu vida sino también la
de otras personas, Él te llama hoy diciendo:
"Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta:aunque vuestros pecados sean como la grana,como la nieve serán
emblanquecidos;aunque sean rojos como el carmesí,vendrán a ser como blanca lana".Isaías 1:18. Los brazos de
amor de nuestro divino salvador, están hoy abiertos para ti, no importa cuál sea la causa de tu depresión Él está hoy
cerca de ti para ayudarte, abre hoy tu corazón a Cristo Jesús y obtén una nueva esperanza de vida. Donde quiera que
estés inclina hoy tu rostro y si quieres cierra tus ojos, para hacer una oración a Dios en tus propias palabras para que
Él te ayude, y cuando termines y levantes tu rostro ten por seguro que no estarás igual. Jesús te Ama. ¿Pregunta?
"¿Qué dice la Biblia acerca de la depresión? ¿Cómo puede un cristiano vencer la depresión?" La depresión
es un padecimiento que se ha propagado grandemente afectando a millones de personas, tanto a cristianos como a
no cristianos. Quienes sufren de depresión pueden experimentar intensos sentimientos de tristeza, ira, desesperanza,
fatiga y una variedad de otros síntomas. Pueden empezar a sentirse inútiles y aún pensar en el suicidio, perdiendo
interés en cosas y personas con las que antes disfrutaban. Con frecuencia la depresión es disparada por las
circunstancias de la vida, tales como la pérdida del trabajo, la muerte de un ser querido, el divorcio o problemas
psicológicos como el abuso o la baja autoestima. La Biblia nos dice que estemos llenos de gozo y alabanza
(Filipenses 4:4; Romanos 15:11), así que aparentemente Dios propone que vivamos vidas con gozo. Esto no es fácil
para alguien que atraviesa por una situación depresiva, pero ésta puede mejorar a través de los dones de Dios en la
oración, estudios bíblicos y su aplicación; grupos de soporte, grupos en casas, compañerismo con otros creyentes,
confesión, perdón y consejería. Debemos hacer un esfuerzo consciente para no estar absortos en nosotros mismos,
sino más bien dirigir nuestros esfuerzos al exterior. Los sentimientos de depresión con frecuencia pueden resolverse
cuando el que sufre quita la atención de sí mismo y la pone en Cristo y los demás.La depresión clínica es una
condición física que debe ser diagnosticada por un médico especialista. No es causada por circunstancias
desafortunadas de la vida, ni los síntomas pueden ser aliviados por voluntad propia. Contrariamente a lo que algunos
creen en la comunidad cristiana, la depresión clínica no siempre es causada por el pecado. En ocasiones la depresión
puede ser un desorden que necesita ser tratado con medicamentos y/o consejería. Desde luego, Dios es capaz de
curar cualquier enfermedad o desorden; sin embargo, en algunos casos, el consultar a un doctor por una depresión,
no es diferente al acudir a un médico por una herida.Hay algunas cosas que pueden hacer quienes sufren de
depresión, para aliviar su ansiedad. Deben asegurarse de estar firmes en la Palabra, aun cuando no sientan deseos
de hacerlo. Las emociones pueden confundirnos, pero la Palabra de Dios permanece firme e inmutable. Debemos
mantener firme también nuestra fe en Dios, y acercarnos aún más a Él cuando pasemos por tribulaciones y
tentaciones. La Biblia nos dice que Dios nunca permitirá en nuestras vidas, aquellas tentaciones que estén más allá
de nuestra capacidad para manejarlas (1 Corintios 10:13) Aunque el estar deprimido no es pecado, el cristiano si es
responsable de la manera como responda a la aflicción, incluyendo el obtener la ayuda profesional que necesite. "Así
que, ofrezcamos siempre a Dios por medio de Él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesen su
nombre" (Hebreos 13:15).
Qué dice la Biblia acerca de la depresión? ¿Cómo puede un cristiano vencer la depresión?" La depresión es
un padecimiento que se ha propagado grandemente afectando a millones de personas, tanto a cristianos como a no
cristianos. Quienes sufren de depresión pueden experimentar intensos sentimientos de tristeza, ira, desesperanza,
fatiga y una variedad de otros síntomas. Pueden empezar a sentirse inútiles y aún pensar en el suicidio, perdiendo
interés en cosas y personas con las que antes disfrutaban. Con frecuencia la depresión es disparada por las
circunstancias de la vida, tales como la pérdida del trabajo, la muerte de un ser querido, el divorcio o problemas
psicológicos como el abuso o la baja autoestima.La Biblia nos dice que estemos llenos de gozo y alabanza (Filipenses
4:4; Romanos 15:11), así que aparentemente Dios propone que vivamos vidas con gozo. Esto no es fácil para alguien
que atraviesa por una situación depresiva, pero ésta puede mejorar a través de los dones de Dios en la oración,
estudios bíblicos y su aplicación; grupos de soporte, grupos en casas, compañerismo con otros creyentes, confesión,
perdón y consejería. Debemos hacer un esfuerzo consciente para no estar absortos en nosotros mismos, sino más
bien dirigir nuestros esfuerzos al exterior. Los sentimientos de depresión con frecuencia pueden resolverse cuando el
que sufre quita la atención de sí mismo y la pone en Cristo y los demás.La depresión clínica es una condición física
que debe ser diagnosticada por un médico especialista. No es causada por circunstancias desafortunadas de la vida,
ni los síntomas pueden ser aliviados por voluntad propia. Contrariamente a lo que algunos creen en la comunidad
cristiana, la depresión clínica no siempre es causada por el pecado. En ocasiones la depresión puede ser un desorden
que necesita ser tratado con medicamentos y/o consejería. Desde luego, Dios es capaz de curar cualquier
enfermedad o desorden; sin embargo, en algunos casos, el consultar a un doctor por una depresión, no es diferente al
acudir a un médico por una herida.Hay algunas cosas que pueden hacer quienes sufren de depresión, para aliviar su
ansiedad. Deben asegurarse de estar firmes en la Palabra, aun cuando no sientan deseos de hacerlo. Las emociones
pueden confundirnos, pero la Palabra de Dios permanece firme e inmutable. Debemos mantener firme también
nuestra fe en Dios, y acercarnos aún más a Él cuando pasemos por tribulaciones y tentaciones. La Biblia nos dice que
Dios nunca permitirá en nuestras vidas, aquellas tentaciones que estén más allá de nuestra capacidad para
manejarlas (1 Corintios 10:13) Aunque el estar deprimido no es pecado, el cristiano si es responsable de la manera
como responda a la aflicción, incluyendo el obtener la ayuda profesional que necesite. "Así que, ofrezcamos siempre a
Dios por medio de Él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesen su nombre" (Hebreos 13:15).
Depresión Para María cada día es una nueva batalla para lograr seguir adelante. Muchos días no tiene ánimo
suficiente ni siquiera para levantarse de la cama y cuando su marido vuelve a casa por la noche la encuentra todavía
en pijama y con la cena sin preparar. Llora muy a menudo y hasta sus momentos de mejor humor se ven
continuamente interrumpidas por ideas de fracaso e inutilidad. Tareas tan insignificantes como vestirse o hacer la
compra le resultan muy difíciles y el menor obstáculo le parece una barrera infranqueable. Cuando se le recuerda que
todavía es una mujer atractiva y se le sugiere que salga a comprar un vestido nuevo contesta, "esto es demasiado
difícil para mí, tendría que atravesar la ciudad en autobús y probablemente me perdería, además ya no soy atractiva".
Su forma de hablar y de andar es lenta y su rostro tiene un aspecto triste. Antes era una mujer vivaz y activa,
colaboraba en asuntos sociales de su barrio, le gustaba leer, pintar y era una anfitriona encantadora. Entonces
ocurrieron dos cosas: Su hijo empezó a ir a la escuela y su marido fue ascendido a un puesto de gran responsabilidad
que lo obligaba a permanecer demasiado tiempo fuera de casa. Ahora ella languidece pensando si merece la pena
vivir y ha jugado con la idea de tomarse todo el frasco de sus píldoras antidepresivas de una sola vez.
La indefensión como posible causa de la depresión En el caso anterior hemos visto aspectos de la indefensión
humana típicos ante la depresión, pérdida del ánimo, llanto incontrolado, ideación de ruina, pérdida de interés y
pensamientos suicidas. Estos son una parte de los síntomas variados que acompañan a los estados depresivos. La
depresión es a la psicopatología lo que el catarro a la medicina; nos afecta a todos, pero en mayor medida a las
mujeres (la proporción es de 3 mujeres por cada hombre) aunque la mayor incidencia de suicidios consumados
corresponde a los varones. La prevalencia es mayor en mujeres casadas que en solteras. Se ha demostrado que las
mujeres reaccionan de forma más ansiosa que los hombres frente a las situaciones conflictivas de la vida.
Seguramente comprendamos el caso de María porque en uno u otro momento todas nos hemos sentido con el ánimo
deprimido. Nos sentimos tristes; cualquier pequeño esfuerzo nos cansa; perdemos el sentido del humor y las ganas
de hacer hasta aquello que normalmente más nos entusiasma. Pero dichos estados de ánimo suelen ser transitorios y
al poco tiempo han remitido. Sin embargo, cuando hablamos de depresión con la gravedad que impone dicha etiqueta
este estado se instaura permanentemente en nosotras como si poco a poco fuéramos sumergiéndonos en un pozo sin
fondo del cual nos es imposible salir. La mujer deprimida percibe a menudo fuertes sentimientos de aversión hacia sí
misma; se siente inútil y culpable de sus insuficiencias. Pueden comenzar a producirse ataques de llanto, pérdida de
peso e insomnio. La comida no sabe bien, el sexo no resulta excitante y se pierde todo el interés por la gente
afectivamente ligada a ella. Esta mujer deprimida puede empezar a tener deseos suicidas. A medida que sus
intenciones se hacen más serias, las ideas esporádicas se convierten en deseos; preparará incluso un plan y lo
pondrá en práctica. Hay pocos trastornos psicológicos que sean tan debilitadores y ninguno que produzca tanto
sufrimiento como la depresión grave.

La depresión es una enfermedad que ataca más a las mujeres que a los hombres ya que el
factor hormonal es decisivo: el ciclo menstrual, el embarazo, el periodo posparto, el
aborto y la menopausia añadiéndole su gran numero de responsabilidades a que se
exponen tales como: trabajo fuera y dentro de casa, cuidado de los hijos y/o padres
ancianos, problemas de comunicación con la pareja, madres solteras, etc. Una persona
deprimida se siente desanimada y triste, con mucha tendencia al desinterés. Se pierde la
perspectiva de la vida, de su trabajo y muchas veces hasta de su familia. La persona
deprimida es demasiado sensible a lo que los otros dicen o hacen. El agotamiento físico
puede causar depresión, metas no alcanzadas pueden causar depresión, perdida de un ser
querido pueden causar depresión. Existen un sinnúmero de situaciones las cuales son las
causantes de la depresión.
En el Salmo 73 vemos que el autor de este Salmo, Asaf, quien a su vez era director del
coro de la época de David y además, profeta o vidente, es decir, que recibía mensajes de
Dios en sueños o visiones, estaba deprimido. Pensamos que las personas con altas
posiciones en la Iglesia no se pueden deprimir; pero lamentablemente esta condición
puede atacar a cualquier persona. Comienza este Salmo afirmando: “Ciertamente es
bueno Dios para con su pueblo, para con los limpios de corazón” (v.1) luego detalla su
experiencia. Asaf dice: “por mirar los hechos y la prosperidad de los impíos… casi
resbalo queriendo hacer igual que ellos…” (v.2) y luego comienza a hablar sobre estos
hombres malos: son soberbios, violentos (v.6), glotones (v.7), agrandados (v.8),
blasfeman contra Dios (v.9) y no creen en Su omnisciencia (v.11). Estos, continua Asaf,
sin que se les ponga tropiezos alcanzan riquezas (v.12)… por el contrario, YO que he
limpiado mi corazón y me conduzco rectamente (v.13) he sido castigado” (v.14) inclusive
pensó en comenzar a hablar como cualquiera de ellos, sin temor ni reverencia (v.15).
¿Acaso no has pensado alguna vez como Asaf? YO que he sido, yo que me he esforzado,
yo que he sido buena, justa, que he trabajado, yo que soy integra, no he podido lograrlo.
Cuantas veces la depresión ha tocado nuestras puertas para que tomemos decisiones
incorrectas y dejemos lo que Dios ha puesto en nuestras manos. La crisis de Asaf es un
espejo en este momento que Dios permite para que miremos reflejada nuestra vida. . En
el verso 17 está la clave hacia la bendición: “Hasta que entrando en el santuario de
Dios, comprendí el fin de ellos”. Estar en la presencia del Señor ordena nuestros
pensamientos y podemos pensar equilibradamente. Asaf entendió que el fin del impío era
muy diferente, la prosperidad que él veía en los malos era tan solo momentánea. Por otra
parte, se muestra arrepentido y se duele al ver cuán ignorante había sido al pensar así (v.
22); entendió que el Dios a quien servía era más grande y más importante que las
riquezas (v.25). En el versículo 28, reflexiona: “Pero en cuanto a mí, el acercarme a
Dios es el bien; he puesto en Jehová el Señor mi esperanza, para contar todas sus
obras”.
Tu vida y la mía podrán estar plagadas de situaciones injustas, pero es
importante aprender la lección así como Asaf y declares como dice el
Salmo 55:22 que Nuestro Dios no dejará para siempre caído al justo.
Autora: Lucy Carmona

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