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ISSN: 0716-0747
redaccionrchd@uc.cl
Pontificia Universidad Católica de Chile
Chile
LA HISTORIOGRAFÍA CONSTITUCIONAL EN LA
FORMACIÓN NACIONAL DE CHILE: 1810-1833.
ENFOQUES Y DISCUSIONES
THE CONSTITUTIONAL HISTORIOGRAPHY IN THE CHILEAN
NATIONAL FORMATION: 1810-1833. APPROACHES AND DEBATES
El tema propuesto abarca dos disci- deja de lado otras perspectivas igualmente
plinas que vienen a confluir en un punto en interesantes, sin embargo poco aplicables al
común: ambas analizan, desde ópticas dis- tema que nosotros pretendemos estudiar. Si
tintas, una misma época y un mismo pro- bien es posible, por ejemplo, hacer un aná-
blema. Nos referimos por un lado al análisis lisis de aquella época centrándose en otros
histórico propiamente tal, que estudia los factores, creemos que la historiografía insti-
hechos desde una perspectiva general, to- tucional es bastante acertada para acercarse
mando en cuenta obviamente los distintos al período de la formación nacional, ya que
subenfoques que pueden existir, y la histo- gran parte de su historia necesariamente se
ria constitucional, que analiza el proceso ve forjada por sus proyectos políticos.
jurídico a que dio lugar la independencia, A grandes rasgos, podemos reconocer
o que se inició con ella. Por lo mismo, grupos bastante consolidados en la historio-
analizaremos el fenómeno desde esas dos grafía de la Independencia. Estos muchas
perspectivas. No se crea que pretendemos veces coexisten y comparten características
realizar un análisis independiente de cada unos con otros.
una de ellas, sino simplemente ver prime- En primer lugar, y no siendo nece-
ro cuáles son las características propias de sariamente uniforme en sus contenidos,
cada una, para luego entrar a estudiar sus podemos citar a la primera escuela de
elementos comunes. En Chile, gran parte historiadores chilenos2, ubicándolos en la
de la literatura historiográfica ha seguido la segunda mitad del siglo XIX. Esta escuela,
perspectiva institucional o constitucional influida en gran medida por Andrés Bello,
como hilo central de su discurso1. Ello pue- siguió un estilo historiográfico narrativo,
de ser visto como un defecto, toda vez que “estrechamente ceñido a los hechos, desta-
cando su individualidad”3, pretendiendo
*
Doctor en Derecho, Universidad de Navarra. DEA
de este modo, crear una base que cimentara
en Historia del Derecho y Máster oficial en Derecho, el camino a los futuros historiadores, dado
Universidad de Navarra. Master in Business Law,
Universidad Adolfo Ibáñez. Profesor de Historia del
Derecho, Pontificia Universidad Católica de Chile. 2
Collier se refiere a los mejores exponentes de este
Correo electrónico: jfinfante@uc.cl período como “los grandes historiadores narrativos
1
“Nadie puede dudar que entre los principales defectos –Diego Barros Arana, Miguel Luis Amunátegui, Ben-
de nuestra historiografía se encuentra el predominio casi jamín Vicuña Mackenna...”. COLLIER, Simon (2012),
absoluto del enfoque jurídico y político institucional”. pp. 27-28.
3
Jocelyn-Holt (1985), p. 213. GAZMURI, Cristián (2006), Tomo I, p. 77.
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tratar de legitimar las guerras de Indepen- un defecto que resta valor a los trabajos de
dencia americanas, justificando las luchas la época14.
habidas entre las élites criollas americanas En el caso chileno, ello se vio au-
y los peninsulares en América, así como mentado por la necesidad de renegar del
por tratar de explicar las razones de por pasado español, debido no solo al recuerdo
qué dichas élites tomaron el control de los de la Independencia, sino a la guerra contra
nuevos estados soberanos que resultaron de España del año 1864, que culminó con el
dicho proceso. Como señala Gazmuri, ello bombardeo del puerto de Valparaíso –in-
se explica por la pertenencia de los mismos cluyendo la destrucción de gran parte del
historiadores a la clase aristocrática nacional comercio establecido por numerosos comer-
y santiaguina12. ciantes europeos– por parte del almirante
Esta primera generación de historia- Casto Méndez Núñez. Ello no ayudó, en
dores y su obra, ha sido criticada por diver- el caso chileno, sino a ahondar aún más el
sas razones13. odio hacia lo español, odio que se reflejó de
Las pasiones que aún despertaba la dos maneras: por un lado –como ya hemos
guerra de Independencia, vivas aun cuan- mencionado–, mediante una visión parcial
do esta escuela estaba en su apogeo, dis- la guerra de Independencia, y por otro, me-
torsionó la visión que estos historiadores diante tendencias laicistas, entendiendo esto
plasmaron en sus obras. La cercanía con como una manera de renegar de los valores
los hechos objeto del estudio la encegueció tradicionales heredados de España15.
ante la realidad. Su tratamiento muchas ve- Una nueva generación de historia-
ces abiertamente parcial a favor de la causa dores surge de la escuela patrio-nacional:
de la Independencia, manifestado tanto en nos referimos a historiadores de la talla de
la aceptación de los argumentos que sus- José Toribio Medina Castro, Guillermo Fe-
tentaban aquella postura y la consecuente liú, Ramón Sotomayor Valdés o Domingo
omisión o preterición de los argumentos Amunátegui Solar. Estos se caracteriza-
en contra –sin siquiera mencionar el trata- ron –especialmente los dos primeros– por
miento que se daba a los principales perso- publicar compilaciones de documentos
najes de uno u otro partido– son sin duda relativos a la época de la Independencia y
formación de la República, muchas de las
cuales sirven de fuentes hasta nuestros días.
12
GAZMURI, Cristián (2006), p. 85. Al mismo tiempo realizaron un estudio más
13
Por ejemplo para Gabriel Salazar, el trabajo de acucioso y acabado sobre el pasado colonial,
Barros Arana se encuentra en un pedestal que inhibe
a los historiadores de realizar críticas a su obra: “su
14
credibilidad es mayor que la consistencia teórica de su Quintero califica al producto de esta escuela como
hermenéutica… Pero es evidente que, más allá de su “partidario, militante, intolerante y con una profunda
erudición documentada y su innegable meticulosidad preocupación por echar las bases del nuevo edificio socio-
descriptiva, sus afirmaciones “caracterizadoras” de una político en el sentido de pretender mostrar la contienda
persona o situación –que son muchas, tantas como sus independentista como una guerra de liberación nacional
proposiciones empíricas– tienden a ser reiterativas y, a y nunca como una guerra civil; como una obra de la
menudo, de gran simplismo, sobre todo porque, una con élite ilustrada y filantrópica, pero mal comprendida por
otra, engarzan tesis políticas subliminales que desnudan los sectores populares, y no como una revolución socio-
su afiliación oligárquica, mercantil y pelucona, que se política”. QUINTERO, Gilberto (2007), p. 102.
15
trasluce notoriamente en su interpretación del período VIAL, Gonzalo (1965), p. 256; GAZMURI, Cristián
1823-1837”. SALAZAR, Gabriel (2005), p. 29. (2006), p. 85.
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sin encontrarse tan influidos por este como situación desfavorable desde los inicios de
para perder la objetividad en sus conclusio- la vida política nacional, en incluso desde
nes. Una obra digna de ser nombrada es la la Colonia. Creemos que este anacronismo,
denominada Colección de Historiadores y de no obstante el interés que puede presentar
Documentos Relativos a la Independencia de como objeto de estudio per se, no tiene ni
Chile, serie de publicaciones en la cual se merece una mayor presencia en este traba-
publican, por ejemplo, las Actas del Cabildo jo18. Es cierto, como anticipábamos, que
de Santiago durante la Independencia. Recabarren fue un intelectual y no necesa-
Mención aparte merece el historiador riamente un historiador, más fue el primero
Luis Galdames, quien dedicó un trabajo en dar curso a una historiografía abierta-
exclusivamente al tema de la historia cons- mente ideológica. Sus aguas han sido segui-
titucional. Su obra destaca por el profundo das por historiadores –no necesariamente
análisis realizado del contexto histórico en historiadores/juristas– que han tratado el
el cual las obras constitucionales presenta- tema desde una óptica marxista, como Luis
das fueron redactadas, así como los certeros Vitale19 o Hernán Ramírez Necochea20.
juicios entregados por el autor respecto a También desde 1940 en adelante,
las falencias que aquejaban a cada uno de aparecen exponentes de otras posturas,
ellos, no obstante fue contemporáneo a los
mismos. 18
En su discurso, Recabarren señalaba que “trazar
Luego de esta escuela de pensamien- con expresiones sinceras los pensamientos que en mí se
to histórico, se nos presenta otro estilo albergan sobre el siglo transcurrido bajo el régimen de
historiográfico bastante distinto a su escuela la República, y procuraré que estas expresiones sean el
retrato de la verdad, es decir, de la verdad como yo la
predecesora, aunque podemos considerarla comprendo, como yo la siento, ya que desgraciadamente
en cierta medida un subproducto de aque- existen diferencias para apreciar la verdad… (para lue-
lla. Esta escuela es de corte ideológico, ba- go advertirnos que en la Colonia) Se vivía en este país
bajo el régimen de la sociedad feudal, algo atenuada si
sado en el positivismo y en el materialismo
se quiere, pero con todas las formas de la esclavitud y
histórico16. Esta corriente en aquella época con todos los prejuicios propios del feudalismo. El some-
se vio influida también por la ideologiza- timiento demasiado servil de la clase esclava entregada
ción de los autores (corriente que luego en su mayor número a la vida pastoril y a la agricultura
era tina circunstancia que no provocaba ninguna acción
volvería a presentarse años más tarde). Así de la clase señorial, en que pudiera notarse como hoy,
tenemos a intelectuales –no necesariamente sus crueldades”. RECABARREN, Luis Emilio (1910),
historiadores– como Luis Emilio Recaba- pp. 1-2. Es decir, mediante el discurso de la lucha
rren17, quien en su discurso –posteriormen- de clases, se pretende crear un eje que tenga a dicho
conflicto como forjador de la historia. No obstante,
te publicado– “Ricos y Pobres”, en 1910, como ya dijimos, Recabarren no era un historiador, y
pretende justificar la efervescencia política su visión del marxismo no era rigurosa ni profunda.
de aquellos años –nacimiento del socialismo 19
VITALE, Luis (1967): Interpretación marxista de la
en Chile– mediante una justificación histó- Historia de Chile.
20
Por ejemplo RAMÍREZ, Hernán (1959): Antece-
rica. Recabarren pretendía demostrar que el
dentes económicos de la Independencia de Chile. Javier
pueblo –proletariado– se encontraba en una González señaló sobre esta obra: “La nueva obra del
señor Ramírez, inspirada en un punto de vista unila-
teral, no sirve, pues, para comprobar la verdad de la
16
QUINTERO, Gilberto (2007), p.103. teoría materialista de la historia, ni significa tampoco
17
Socialista, fundador del Partido Comunista en un gran aporte en el campo de la historia de Chi-
Chile. le…”, GONZÁLEZ, Javier, (1968), pp. 373-375.
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Lo criticable en estas corrientes his- la mano de procesos aún mayores que tu-
toriográficas radica en la falta de aquella vieron dentro de sus consecuencias la Inde-
prolijidad necesaria para realizar un análisis pendencia Nacional. Es decir, se comienzan
claro de la época que se estudia, especial- a fijar en las reglas comunes que vinieron
mente a la hora de emprender el análisis de a provocar que el proceso independentista
fuentes. En este sentido, así como la escuela afectara a cada uno de los territorios que
anterior se vio altamente ideologizada por el componían la América española30. Para esta
liberalismo como fuerza que ayudó a lograr corriente, no solo es importante la ubica-
la independencia de la dominación españo- ción del fenómeno dentro de un proceso
la, y elaboró una idea basada en la rivalidad mayor, sino también el estudio de las ca-
entre ambas regiones del Imperio y el des- racterísticas internas de cada caso. Así, en el
potismo de España hacia América, esta es- caso chileno se comienza a estudiar el fenó-
cuela tampoco logró mayores avances en la meno de la independencia tanto desde una
obtención de una visión imparcial y crítica óptica americanista como desde el punto de
de la Independencia. Si bien hubo intentos vista de las causas locales. En este sentido,
y efectivamente se logró un avance con rela- cabe citar a los profesores Mario Góngora,
ción a la escuela anterior, autores como los Rolando Mellafe, Julio Heise y Sergio Vi-
nombrados ponen de manifiesto que aún llalobos.
nos encontramos ante un campo complejo, El mérito de los trabajos de Sergio
en el cual es difícil llegar a buen puerto. Villalobos, en sus obras Tradición y reforma
Pero no solo el hecho de analizar los sucesos en 1810 (1961), o El comercio y la crisis co-
de la independencia desde la óptica ideoló- lonial (1968), o bien las investigaciones rea-
gica es criticable en estos autores. También lizadas por Mario Góngora, radica en que
marcó el trabajo de estos historiadores el “al analizar la continuidad que se extiende
hecho de que estos basaron y fundamenta- desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta
ron su trabajo en gran medida en aquello la década del 30 del siglo XIX, permitieron
que ya se había dicho por los autores de la aclarar aspectos fundamentales del proceso de
escuela anterior, por lo que muchos de los la Independencia que hasta entonces habían
vicios de aquellos pasaron a estos. quedado sin explicación. Gracias a estas in-
Con posterioridad tuvo lugar el vestigaciones comprendemos mejor por qué la
nacimiento de aquella escuela de historia- ruptura política con España no se tradujo en
dores que realizaron su estudio desde una una ruptura general de las estructuras existen-
perspectiva estructural, ya globalmente o tes, por qué la sociedad bajo el régimen repu-
bien desde perspectivas locales, herederos blicano se siguió comprendiendo como socie-
chilenos de la escuela de los Annales o de la dad cristiana, por qué se mantuvo la religión
Nouvelle Histoire. Para esta escuela el pro- católica como religión oficial de la República
ceso de independencia se considera como y por qué el gobierno republicano se sintió
una parte de un todo más grande, es decir, plenamente legitimado para ejercer su tutela
ya no se estudia únicamente la Independen-
cia de Chile como un todo excluyente de
lo que pasaba en el resto del mundo y con
fundamento en sus propias circunstancias, 30
QUINTERO, Gilberto (2007), p. 104; VIAL, Gonzalo
sino que el proceso va necesariamente de 1965, p. 258.
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sobre la Iglesia e intervenir en el régimen in- toda vez que enfrenta el problema abordan-
terno de ésta…”31. do directamente las fuentes y reconociendo
Resalta su obra Tradición y Reforma que la Independencia hunde sus raíces en
en 1810, que relata y demuestra de mane- el período colonial, el cual hace las veces
ra ejemplar el ritmo político y social que de incubadora al patriotismo que se viene a
durante la colonia se marcó en Chile y que manifestar en 1810 y los posteriores inten-
se mantuvo ininterrumpido hasta 1810 tos de autogobierno.
con el establecimiento de la Primera Junta Asimismo dicha obra nos presenta
Nacional de Gobierno. En este sentido es el Chile colonial desde las perspectivas del
destacable cómo Sergio Villalobos viene día a día de quienes vivieron aquellos años
a romper, por una parte, con mitos histó- mediante la narración sucinta de breves
ricos. Un ejemplo de ello es la Guerra de episodios posteriormente contextualizados
Arauco, la cual de acuerdo a su postura no en un análisis macro. Un ejemplo de ello se
fue tan cruenta como otros historiadores presenta con la captura de Fernando VII y
nos dan a saber32, y por la otra viene a es- el efecto que dicho evento tuvo en los súb-
tablecer que hasta 1810 no existió en Chile ditos americanos, cómo estos reaccionaron
una animadversión tan declarada hacia la con espanto y decisión ante las noticias de
dominación española, sino que fueron ca- las invasiones napoleónicas y el cautiverio
sos aislados y siempre dentro de un marco de su Rey, así como las molestias que previo
de fidelidad incuestionable al monarca. En a lo anterior habían causado la aplicación
este sentido, y contrariamente a lo señalado de las reformas de finales del siglo XVIII,
por Vial33, Villalobos nos parece uno de los relativas al alza de impuestos, o a la dero-
mejores exponentes de esta nueva corriente, gación de ciertos beneficios económicos
que estaban en manos de privados, para
31
KREBS, Ricardo (1985), p. 8. volverlas competencias públicas –por ejem-
32
Por ejemplo, Jaime Eyzaguirre se refiere a Chile
plo el cobro de la alcabala o los estancos de
como el “Flandes Indiano”, recordando las palabras
del padre Diego de Rosales, quien “…quiso hacer tabaco–. Por ello creemos que el trabajo en
pasar a Chile al marco de la historia como la piedra de cuestión no pertenecería al segundo grupo
detención de la mas grande potencia del mundo y llamó de historiadores nacionales –ya se trate de
a esta tierra Flandes Indiano, nombre que habla mucho
de hazañas pero también de grandes desalientos para la
los grandes compiladores, o bien aquellos
caballería.”, EYZAGUIRRE, Jaime (1948), p. 41; Mario que trataban de integrar la historia en mo-
Góngora, en su famoso “Ensayo…”, habla del país vimientos contemporáneos– sino que se
como Chile, tierra de guerra, diciendo que “La ima- trata de un trabajo que presenta un análisis
gen fundamental y primera que de Chile se tiene es que
constituye, dentro del Imperio Español de las Indias, una crítico a la obra previa presentando conclu-
frontera de guerra, “una tierra de guerra”.”, GÓNGORA, siones novedosas e interesantes y rompien-
Mario (1986), p. 63. do con muchos de los paradigmas que hasta
33
Cfr. VIAL, Gonzalo (1965), p. 258. “Por último, no entonces se venían repitiendo una y otra vez
ha faltado moderno defensor a la tesis tradicional, en la
persona de Sergio Villalobos”, opinión que nos parece por sus antecesores. Del mismo modo su
errada, toda vez que el mismo Villalobos señala en posterior obra, El Comercio y la Crisis Colo-
su obra que el problema de la Independencia “ofrece nial (1968), viene a romper con el paradig-
mayor interés por plantear la cuestión de los orígenes de
ma histórico –vigente incluso hasta nuestros
un fenómeno y tener que basarse obligadamente en un
balance del período colonial”, Villalobos, 1961 (Ed. días– relativo a la dependencia exclusiva por
2006), p. 17. parte de las colonias del comercio con la
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34
Villalobos, 1967 (Ed. 2006), p. 262.
35 36
Ob. Cit., p. 10. GÓNGORA, Álvaro (1990), p. 40.
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por parte del pueblo48. Como el mismo au- Puesto que la clasificación que rea-
tor señala, los principales estadistas de Chi- lizan se remonta hasta nuestros días, solo
le –ya en crítica no solo dirigida a Portales, mencionaremos la primera de ellas, la cual
sino también a Alessandri y Pinochet–, nos interesa por encontrarse en la época de
tienen como “gran mérito público… el haber la Independencia y de la formación de la
sido autoritarios, arbitrarios y represivos…”49. República. Dicha Primera República, como
Por ello Salazar concluye que en Chile la es denominada por los autores, abarcaría el
memoria histórica de la nación se encuentra período que va desde 1810, año de la Pri-
enferma, “saturada de estatuas y héroes que, mera Junta de Gobierno, hasta 1833, año
en estricto rigor histórico y cívico, no han sido de la constitución autoritaria de Mariano
ni son ejemplares”50, y se ha dejado de lado Egaña impulsada por el ministro Diego
al pueblo como el principal actor y héroe Portales. Este período, tendría inicios iusna-
por naturaleza. turalistas, toda vez que se reclaman y alegan
Similar idea plantean los profesores como argumentos para la independencia
Renato Cristi y Pablo Ruiz-Tagle. En su y el autogobierno los derechos esenciales
reciente obra “La República en Chile. Teoría al pueblo y al ciudadano, y a su vez liberal
y práctica del constitucionalismo republicano” en la concepción de los derechos (como
(2006), reconocen abiertamente su paren- veremos en la Constitución de 1812 y en
tesco intelectual con autores del corte de el proyecto de Juan Egaña de 1813). Lue-
Jocelyn-Holt, en el sentido de replantear el go, desde 1818 a 1823, durante el régimen
problema del constitucionalismo republi- denominado “Patria Nueva”, habría un
cano, democrático y liberal, proyecto que sello autoritario, marcado por la dureza del
habría quedado en el olvido en 1833 con la régimen de O’Higgins, y que concluiría en
Constitución Autoritaria de ese mismo año. 1823 con la abdicación de este y su poste-
Para ellos, no obstante el constitucionalis- rior autoexilio en el Perú. Comienza así la
mo chileno ha tenido como inspiración y etapa liberal dentro de la primera república,
finalidad las ideas republicanas, democráti- la etapa ciudadana, la etapa de anarquía
cas y liberales51, su vicio radicaría en su falta o de ensayos constitucionales52. En este
de legitimidad de origen, toda vez que este
constitucionalismo no se ha fundado en un 52
Si bien autores importantes han denominado a
movimiento ciudadano. Por ello distinguen esta etapa como de “anarquía”, la gran mayoría opina
cinco momentos en el constitucionalismo que esta etapa fue “un trozo importante y fecundo de
chileno –cinco repúblicas, al estilo francés–, nuestra vida histórica”. HEISE, Julio (1976), p. 21. No
clasificación que es en mi parecer, original obstante el mismo autor reconoce que la desorien-
tación política se tradujo en que “el hombre vaciló
de los autores. Dadas las tendencias consti- frente al surgimiento de nuevas tendencias espirituales”.
tucionales chilenas, la división por repúbli- HEISE, Julio (1978), p. 81. Villalobos por su parte,
cas se basaría en la percepción del gobierno señala que pese a la turbulencia política y sensación
de caos, el balance de la época arroja resultados po-
y los derechos civiles por parte de la nación.
sitivos, y por lo mismo “no es posible calificarla de
anarquía ni de período estéril tenebroso”. VILLALOBOS,
48
Sergio (1989), p. 77. Para Edwards en cambio, di-
SALAZAR, Gabriel (2006), p. 17. cho periodo es sin duda un “interregno anárquico”, o
49
Ídem, p. 19. bien “período de los pipiolos” o del “estado sin forma”,
50
SALAZAR, Gabriel (2006), p. 21. durante el cual, “como en los demás países hermanos,
51
RUIZ-TAGLE, Pablo y CRISTI, Renato (2006), p. 80. los jurisconsultos y los ideólogos perdieron entonces su
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período reaparece Infante con sus ensayos toritaria–, que puso fin a ese debate público
federales, una serie de cuerpos legales que que supuestamente se había establecido en
no formaron una sola constitución, pero Chile.
que sí intentaron –y por un breve periodo Finalmente, debo mencionar a tres
de tiempo lo lograron– organizar al país de autores difíciles de clasificar en cualquiera
manera federal, siguiendo el ejemplo de los de las corrientes antes mencionadas, pero
Estados Unidos de América. Este ensayo cuya obra no puede quedar fuera del pre-
federal tuvo una efímera existencia, conclu- sente estudio: Fernando Campos Harriet,
yendo con la constitución liberal del año Bernardino Bravo Lira y Sergio Carrasco
1828, la cual también tuvo sus días conta- Delgado.
dos desde la Batalla de Lircay en 1829, en El primero de ellos aportó a la his-
la cual las tropas “pipiolas” comandadas por toriografía constitucional con su trabajo
el general Ramón Freire fueron derrotadas Historia Constitucional de Chile, reeditada
por las tropas al mando del general Prieto. en varias ocasiones. Dicho trabajo contem-
Para estos autores, la Constitución de 1828 pla un inmenso análisis de las fuentes de
interpretó “con gran acierto la realidad histó- la época, así como un estudio del contexto
rico-cultural del momento”53. Con ella “se lo- histórico en el cual la evolución constitu-
gra parcialmente consolidar la primera forma cional se desenvolvió. En efecto, la obra
de republicanismo en Chile”54, toda vez que logra conciliar con bastante aplomo tanto
ella contempla los mecanismos para lograr la génesis constitucional e institucional, con
una participación y deliberación por parte las causas sociales y políticas que rodeaban
de los gobernados en relación a los temas dichos procesos, sin menguar en su recur-
públicos. También vino a poner fin a ciertas so a las fuentes y discursos que inspiraban
formas de privilegios sociales y eclesiásticos. el debate constituyente propiamente tal.
Esta Constitución muere con el comienzo Destaca como una de las pocas obras de la
de la Segunda República –la República Au- historiografía constitucional escrita princi-
palmente desde la perspectiva del jurista/
tiempo redactando constituciones y discutiendo princi- historiador, sin adolecer por ello de un
pios de derecho público…”. EDWARDS, Alberto (1928, recurso forzado a las distintas corrientes ju-
ed. 2005), p. 46. Góngora también se pronuncia en
este sentido, al señalarnos que el Estado nacional se rídicas que pudieron determinar el proceso
consolida luego de este “brevísimo período caótico”. político. En consecuencia, no se trata de
GÓNGORA, Mario (1986), p. 74. Eyzaguirre también una mera recopilación de fuentes, o de una
habla de anarquía y de crisis de autoridad. EYZAGUI-
interpretación de la historia, o de un libro
RRE, Jaime (1973), p 117; (1967), p. 69. Collier, sin
mencionar la anarquía, sí hace referencia al desorden de historia de filosofía política, sino de una
político que afligió a todos los países ahora indepen- obra completamente dedicada a la historia
dientes, quienes luego de 1820 lucharon contra las de las constituciones chilenas, sus modifica-
autoridades, generalmente militares, que les habían
otorgado las independencias, creándose un desorden ciones e interpretaciones.
que se solucionó de dos maneras: o permitir que el Bernardino Bravo Lira es un autor
caos continuara, o bien someterse a una tiranía per- difícil de definir en pocas líneas, principal-
sonal. Solo Chile, a juicio del autor, supo abstraerse
mente por la amplitud de su obra, como
de dicha coyuntura, poniendo coto al desorden pero
sin aceptar la tiranía. COLLIER, Simon (1967), p. 301. por las distintas aristas en que ha enfocado
53
RUIZ-TAGLE, Pablo y CRISTI, Renato (2006), p. 91. su trabajo. En efecto, Bravo ha trabajado
54
RUIZ-TAGLE, Pablo y CRISTI, Renato (2006), p. 91. desde temas generales en la Historia del De-
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recho –por ejemplo sobre el período Visi- la historia política, la historia institucio-
godo en Iberia o el Derecho Común– hasta nal o la historia social. Recientemente, el
temas de Derecho Indiano o la formación profesor Eric Palma ha publicado su obra
del Estado chileno, con especial interés so- “Estado Constitucional Liberal Católico
bre temas constitucionales. En este sentido en Chile (1812-1924), texto que presenta
destacan sus obras –quizá más representa- la historia constitucional chilena desde la
tivas– Por la razón o la fuerza: el Estado de perspectiva del liberalismo y los principios
Derecho en la historia de Chile, El Estado que lo informan, a saber, la soberanía popu-
Constitucional en Hispanoamérica, o El Ab- lar nacional, representativa y democrática.
solutismo Ilustrado en Hispanoamérica. Chile Esta tesis se contrapone precisamente a la
1760-1860 de Carlos III a Portales y Montt. continuidad que plantean otros profesores
En ellas el autor analiza la evolución de las como Antonio Dougnac, quien ve, hasta
instituciones políticas en Chile, recurriendo cierto punto y con bastante acierto, una
al pasado colonial como fundamento de continuidad de los principios indianos en
muchas de ellas. No deja de resultar intere- las cartas constitucionales chilenas del S.
sante el análisis de la continuidad jurídica XIX. Del mismo modo, la tesis del profesor
y el parentesco cercano de muchas de las Bravo Lira no se aleja radicalmente de lo
instituciones políticas que se creen propia- supuesto por el profesor Dougnac, como
mente republicanas con el régimen indiano, sostiene Palma en su libro, toda vez que la
el cual resulta muchas veces demostrado por invalidez de los textos constitucionales no
el autor. es absolutamente incompatible con la pro-
Finalmente, Sergio Carrasco ha apor- yección indiana.
tado a la historiografía constitucional local Los historiadores constitucionales
con un trabajo titulado Génesis y Vigencia chilenos propiamente tales –Briceño, Gal-
de los textos constitucionales chilenos, re- dames, Eyzaguirre, Campos Harriet (este
cientemente actualizado. El trabajo resulta último con matices) y Carrasco Delgado–
de gran utilidad para una buena compren- han tomado los textos constitucionales
sión del proceso constituyente –los intervi- chilenos y los han presentado desde una
nientes y los mecanismos de elaboración–, perspectiva esencialmente cronológica,
así como la vigencia efectiva de cada uno separando el proceso en etapas bien delimi-
de los textos constitucionales. Sin embargo, tadas, y encuadrando los textos en estudio
se echa de menos un análisis que sirva para dentro de ellas. Esto se presenta inadecuado
una mejor comprensión del contexto en el para una compresión cabal de los textos,
cual los textos fueron promulgados, o bien toda vez que los mismos deben ser estu-
un estudio comparativo de los mismo que diados desde dos perspectivas: en primer
ayude a establecer una posible filiación en- lugar, en su contexto histórico, económico
tre los mismos. y social. Ello implica realizar un análisis
Podemos concluir entonces que la detallado del imaginario cultural en el cual
historiografía constitucional chilena no ha se desenvolvían los principales redactores
tenido un desarrollo uniforme ni continuo constitucionales, hombres de opinión y
por parte de la historiografía chilena. Muy grupos de interés político, incluso aquellos
por el contrario, la historia constitucional se que no ostentaban un poder fáctico impor-
ha debido nutrir de otras disciplinas, como tante, sino más bien un poder blando. En
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segundo lugar, los textos deben estudiarse comprendía de la manera clásica: Estado
en su propio contenido, es decir, contrastar de Derecho, igualdad ante la Ley y sobera-
los principios que informan cada uno de nía nacional. Muy por el contrario, la idea
los mismos, y de esta forma elaborar una de que subyacía en el federalismo chileno
genealogía constitucional chilena. era la mera idea de la representación local
En mi parecer, se presenta como como forma de representación política,
necesario contar con una propuesta histo- estableciendo diferencias territoriales y una
riográfica que pretenda conciliar algunas las participación política de corto alcance. Es-
corrientes ya mencionadas. tas ideas no podrían haber llegado a buen
Por una parte, debemos considerar puerto por los mismos motivos que la his-
el liberalismo gaditano propiamente tal. toriografía liberal decimonónica atribuyó
Este movimiento liberal “a la española”, como causal de fracaso a la Carta Moralista
tiene la particularidad de presentar las ideas de 1823, esto es, la falta de preparación
ilustradas de manera restringida, debido al adecuada de la ciudadanía y la creación de
fin último que se perseguía en las Cortes de organismos, magistraturas e instituciones
Cádiz: limitar el poder absoluto del monar- ajenas al imaginario político chileno.
ca. El contexto en el cual la carta de Cádiz Una tercera corriente constitucional
fue dictada, al igual que en el caso de los la vemos en los proyectos egañianos. Si bien
primeros textos o ensayos constitucionales para esta afirmación solamente contempló el
americanos, fue un período de guerra y Proyecto Constitucional de 1811 y la Car-
confusión política, y por lo mismo, no debe ta de 1823 –excluyendo el breve Proyecto
extrañar a nadie que una vez restablecido de 1827–, ellos bastan para establecer una
Fernando en el trono, echara por tierra todo genealogía propia, basada en la síntesis de
lo obrado, con una gran adhesión a su cau- las ideas indianas con el catolicismo ilustra-
sa. Pese a las amplias facultades que el mo- do propio de Juan Egaña. Y la afirmación
narca conservaba bajo la Constitución de se basa en el simple estudio de los textos
1812, el campo aún no estaba fértil como mencionados, en los cuales se ve el forzado
para sembrar un liberalismo moderado de intento por conciliar el pasado hispánico
manera constitucional. En Chile, este mo- propiamente indiano con las nuevas ideas
delo tuvo cuatro manifestaciones: el Regla- que debían iluminar a una república liberal.
mento Provisorio de 1812, la Constitución No es de extrañar entonces que las ideas re-
Provisoria de 1818, la Constitución Perma- cogidas en estos textos fuesen muy difíciles
nente de 1822 y la Constitución Liberal de de aplicar, pese a la costumbre que sobre
1828. En todas ellas se intentó plasmar un ellas ya existía. Los tiempos requerían de un
liberalismo moderado de corte gaditano, sin cambio en la el sistema político, el régimen
éxito permanente en ninguno de los casos. administrativo y la legislación interna, y el
Una segunda hipótesis se ve en los modelo egañiano era demasiado conciliador
ensayos federales del lustro liberal, entre con el Antiguo Régimen, pese a ciertas no-
1823 y 1828. El proyecto federal se nos vedades introducidas, como por ejemplo el
presenta como otra variable del liberalismo, establecimiento de registros de nacimientos,
en su vertiente localista. El liberalismo polí- matrimonios y defunciones (Código Moral).
tico efectivamente tuvo una manifestación Finalmente, tenemos la Carta de
distinta en este caso, toda vez que no se 1833. Esta obra puede definirse como una
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