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El perdón y la reflexión se hallan siempre unidos, creo más que lo que nos
hemos dado cuenta. Es cierto sin embargo que probablemente la figura del perdón
este estereotipada en la experiencia eclesiástica. Y quizás, al hacerse ya tan trivial, el
término perdón no concite más que un favor pueril de bondad.
Pero una básica mirada al AT, se establece que el perdón es algo que hay que
buscar, disponerse hacia él de modo intencional. Vemos a un Jacob, luchando hasta
hacer fusionar: el perdón y la bendición (cf. Gén 32) David recuerda que el perdón, es
por el amor de tu nombre, oh Jehová (cf. Salmo 25:10) Salomón advierte que el perdón
se halla: en buscar a Jehová en el Templo, Jehová allí oye y está presto, atento (cf. 1 Rey
55:49, 50) El texto declamativo de Isaías 55:7
«Deje el impío su camino, el hombre impío sus pensamientos
Y vuélvase a Jehová, el cual tendrá misericordia, y al Dios
nuestro, el cual será amplio en perdonar»
1
El amor invencible de Jehová, rompe todo esquematismo para una teología
del puro juicio, exento de misericordia y pasión por el hombre. No el creyente,
solamente es objeto de amor de Jehová, sino el hombre impío, el que le niega y le ha
puesto en el olvido.
El perdón ha subido a la categoría de acontecimiento, pues, es totalmente
inesperado, se esperaba un castigo indolente a la soberbia pecaminosa del hombre.
Por el contrario, Dios a través del profeta interrumpe con aclamaciones de perdón,
encomendado el profeta a hablar, desde ahora a un hecho histórico, insólito y glorioso1.
En Nehemías 9, el perdón es sinonimia de «no abandono» (cf. Neh 9:17)
Quien busca Dios en oración e intercede por algún otro, ha de contarse
también entre los pecadores, sólo allí el perdón es justicia también (cf. Dan 9:4, 5) Es el
propio Jehová, quien «perdona la iniquidad», del mismo modo que «se complace en
la misericordia» y «arroja a las profundidades» de sus redimidos (cf. Miq 7:18, 19)
II
Tal acontecer, se da también en el NT, pues, se deja notar que el perdón debe
ministrarse a otros, es un requisito para que el perdón sea un acto renovador en la
comunidad de creyentes (cf. Mat 6:14, 15) La figura del perdón, tan insistentemente
usado por Jesús, viene sin embargo a estar satisfactoriamente determinada por la
expresión: Reino de Dios. La nueva comunidad de filial que invoca a Dios por Padre
– Abba-, es la comunidad del Reino de Dios2. Pero es bien sabido, desde el AT, que
la venida del Reino, no se da sin que venga con ello, el arribo del Espíritu de Dios
(cf. Lc 1:52, 53)
Del mismo modo que no es mera confesión, sino también una actitud que hay
que asumir, siendo cristiano; no es una posibilidad es una exigencia a los hijos de
Dios así que: soportaos y perdonaos unos a otros (cf. Col 3:13) Curioso es que a la par
del perdón, se le asocie «la amabilidad» (cf. Efe 4:32) Pero no hay perdón sin confesión,
precisamente en ese orden (cf. 1 Jn 1:9)
La figura del perdón es a todas luces, la cuerda que hace vibrar toda la
armonía del Evangelio. Pero la figura del perdón no se da sin sangre, es decir, no se
da sin ningún costo: «tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros
1
Von Rad, Gerhard. 2000. Teología del Antiguo Testamento. Ediciones Sígueme, Salamanca. 2:313.
2
Jeremías, Joachim. 2001. Teología del Nuevo Testamento. Ediciones Sígueme, Salamanca. 1:48.
2
pecados» (cf. Efe 1:7) Esta es una compra, un Go’el ha venido a favorecernos, ha
comprado nuestra deuda, pues él es, la: «redención de nuestros pecados» (cf. Col 1:14)
III
3
Ricoeur, Paul. 1978. El Lenguaje de la Fe. Editorial la Aurora, Buenos Aires.
4
Schnackenburg, Rudolf. 1998. Todo es Posible para el que Cree. El Sermón de la Montaña y el Padre Nuestro
en la Perspectiva de Jesús. Ediciones Paulinas, Buenos Aires.
3
nuestro juicio, tiene algunos paralelos con el texto de Amós 4. Nos referimos a Mateo
5:29, 30. El texto en cuestión dice lo siguiente:
IV
«El corazón de Dios suspira por sus hijos terrenales con un amor más fuerte
que la muerte. Al dar a su Hijo nos ha vertido todo el cielo en un don. La vida, la
muerte y la intercesión del Salvador, el ministerio de los ángeles, la
imploración del Espíritu Santo, el Padre que obra sobre todo y a través de
todo, el interés incesante de los seres celestiales; todos participan en beneficio de
la redención del hombre»5.
Finalmente, este es un texto que deseo leer detenidamente. Habla del mal
carácter de los cristianos:
5
White, Ellen. 2015. El Camino a Cristo. ACES, Buenos Aires. p. 10.
6
Loco Cit.
4
«Hay personas que han conocido el amor perdonador de Cristo y desean
realmente ser hijos de Dios; pero reconocen que su carácter es imperfecto y
su vida defectuosa; y propenden a dudar de si sus corazones han sido
regenerados por el Espíritu Santo. A los tales quiero decirles que no cedan a
la desesperación. A menudo tenemos que postrarnos y llorar a los pies de
Jesús por causa de nuestras culpas y equivocaciones; pero no debemos
desanimarnos. Aun si somos vencidos por el enemigo, no somos desechados
ni abandonados por Dios. No; Cristo está a la diestra de Dios, e intercede por
nosotros»7.
7
White, Ellen de. 2012. El Camino a Cristo. White Estate, Inc. p. 38.