Professional Documents
Culture Documents
INFORME
DOCTRINA DE LA PROTECCION
INTEGRAL DE NIÑOS, NIÑAS Y
ADOLESCENTES.
Abril, 2017.
INTRODUCCION:
“Artículo 75. El Estado protegerá a las familias como asociación natural de la sociedad y como
espacio fundamental para el desarrollo integral de las personas. Las relaciones familiares se basan
en la igualdad de derechos y deberes, la solidaridad, el esfuerzo común, la comprensión mutua y el
respeto recíproco entre sus integrantes. El Estado garantizará Los niños, niñas y adolescentes tienen
derecho a vivir, ser criados o criadas y a desarrollarse en el seno de su familia de origen. Cuando
ello sea imposible o contrario a su interés superior, tendrán derecho a un familia sustituta, de
conformidad con la ley. La adopción tiene efectos similares a la filiación y se establece siempre en
beneficio del adoptado o adoptada, de conformidad con la ley. La adopción internacional es
subsidiaria de la nacional. Artículo 76. La maternidad y la paternidad son protegidas integralmente,
sea cual fuere el estado civil de la madre o del padre. Las parejas tienen el derecho a decidir libre y
responsablemente el número de hijos e hijas que deseen concebir y a disponer de la información y
de los medios que les aseguren el ejercicio de este derecho.
En este sentido la carta Magna establece la protección de los derechos humanos en el artículo 19,
en el cual se señala que es Estado garantizará a toda persona, conforme, “al principio de
progresividad” el goce y ejercicio de los derechos humanos. Este principio está regulado por el
artículo 5 de la Convención y está plasmado de igual forma en el artículo 13 de la Ley Orgánica
para la protección de Niñas, Niños y Adolescentes.
Este principio, constituye la regla general de la capacidad progresiva de los Niños, Niñas y
Adolescentes para el cumplimiento de sus derechos y sus deberes. A este respecto resulta
conveniente incorporar nuevamente lo explicado por Cornieles (2000,41) quien al analizar la
disposición in comento sostiene:
El contenido del artículo en análisis evidencia que la ley se funda en la concepción de los Niños y
Adolescentes como sujetos plenos de Derecho, pues se señala que debe asegurárseles “el ejercicio y
disfrute pleno y efectivo de sus derechos y garantías” Así, se le reconoce la titularidad de un
conjunto de derechos fundamentales de carácter civil, económico, político, social, cultural y
ambiental. Al tiempo que se garantiza expresamente que tiene capacidad para ejercer sus derechos
por sí mismo (De manera progresiva a su capacidad evolutiva y bajo la orientación de sus padres o
responsables, según lo dispuesto en el artículo 13 de la LOPNA). En consecuencia, la protección
integral que desarrolla la nueva ley no solo persigue que los niños y adolescentes disfruten de sus
derechos y garantías, si no que busca especialmente que ellos puedan ejercerlos de forma personal,
directa y progresiva. ..
De lo antes explanado se puede inferir, que la regla de la capacidad progresiva que establece el
artículo 13 de la Ley Orgánica para la protección de la Niñas, Niños y Adolescentes, ha sustituido
definitivamente la consideración de los “menores de edad” como absolutamente incapaces. De allí
que se está en presencia de una clasificación de las personas naturales de acuerdo al grado de su
capacidad, muy diferente a la manejada hasta ahora.
Así, encontramos a los sujetos mayores de edad (18 años), los cuales están dotados de capacidad
plena; los entredichos, quienes son incapaces generales o plenos, en razón de una enfermedad
mental grave; los inhábiles que tienen su capacidad disminuida en razón de una enfermedad mental
o física; y los niños, niñas y adolescentes, sujetos de 0 a 18 años de edad, los cuales fueron dotados
de capacidad progresiva, por La Ley Orgánica de Protección del Niño y del Adolescente.
Según el diccionario de la lengua Española el Vocablo“edad”proviene del latíneatas,- atis y significa
el tiempo que ha vivido una persona o animales o vegetales // Cada uno de los periodos en que se
considera dividida la vida humana.
Este principio es de vital importancia puesto que nos señala sobre la concurrencia que debe haber
entre la familia, el estado y la comunidad y los deberes y obligacione que tienen éstos para con la
infancia de nuestro país.
Este principio se encuentra contemplado en nuestra Constitución en el artículo 78 estableciendo lo
siguiente:
Los niños, niñas y adolescentes son sujetos plenos de derecho y estarán protegidos por la
legislación, órganos y tribunales especializados, los cuales respetarán, garantizarán y desarrollarán
los Contenidos de la Constitución, la Ley, la Convención sobre los derechos del Niño y demás
tratdos internacionales que en esta materia haya suscrito y ratificado la República.
El Estado, las familias y la sociedad asegurarán, con prioridad absoluta, protección integral, para lo
que se tomará en cuenta su interes superior en las decisiones y acciones que le conciernan. El
Estado promoverá su incorporación progresiva a la ciudania activa y creará un sistema rector
nacional para la protección integral de las niñas, niños y adolescentes.
Si observamos con detenimiento éste artículo observaremos que no solo encierra un solo principio
sino todos los principios básicos que establece la Protección Integral, sin embargo acá solo
tomaremos en cuenta la trilogía del Estado, familia y la sociedad, los cuales deberían actuar de
forma corresponsable con la protección integral de la infancia de nuestro país.
EL ESTADO
La Ley en su artículo 4 prevé:
El Estado tiene la obligación indeclinable de tomar todas las medidas administrativas, legislativas,
judiciales, y de cualquier otra índole que sean necesarias y apropiadas para asegurar que todos los
niños y adolescentes disfruten plena y efectivamente de sus derechos y garantías.
El objetivo de este artículo es señalar que, el estado de manera imperativa deberá desarrollar
políticas que garanticen el goce pleno de los derechos y garantías de los niños, niñas y adolescentes,
es decir que el estado venezolano estará comprometido de forma irrenunciable a la protección
integral de la niñez venezolana, pero debemos tener en cuenta que para que realmente el estado
logre sus objetivos es necesario la participación activa de la familia y la sociedad.
En este principio se exige que la actuación del Estado sea siempre cónsona y acorde a las
circunstancias reales donde deba intervenir para que se violen los derechos de los niños (as) y
adolescentes o para mejorar la protección y seguridad, siempre dejando el espacio que le
corresponde a la sociedad y sobre todo a la familia en la situación concerniente a la infancia y la
adolescenia pertenecientes a ellas.
LA FAMILIA
Se considera a la familia como la base primaria del ambiente social donde comienza la socializacion
del ser humano. Un individuo formado en su propio hogar bajo el amparo y protección de la familia
estará mejor formado, teniendo como premisa los valores aprendidos en el seno de su morada o por
lo menos es el deber ser.
Constitucionalmente se encuentra contemplado en el artículo 75 y establece:
El Estado protegerá a las familias como asociación natural de la sociedad y como el espacio
fundamental para el desarrollo integral de las personas. Las relaciones familiares se basan en la
igualdad de derechos y deberes, la solidaridad, el esfuerzo común, la comprensión mutua y el
respeto recíproco entre sus integrantes. El Estado garantizará protección a la madre, al padre o a
quienes ejerzan la jefatura de la familia.
Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a vivir, ser criados o criadas y a desarrollarse en el
seno de su familia de origen. Cuando ello sea imposible o contrario a su interés superior, tendrán
derecho a una familia sustituta, de conformidad con la ley…
Claramente este artículo nos establece que la familia es la base o el pilar fundamental para el
desarrollo de la niñez, sin embargo el estado jugará un papel preponderante en el desarrollo de las
mismas, adoptando medidas que permitan afianzar ese desarrollo integral de los niños y
adolescentes, sin embargo aun y cuando el estado deberá garantizar con medidas asegurativas el
pleno desarrollo, también es necesario hacer una critica constructiva al respecto, porque debe dejar
de verse al estado como un estado paternalista donde él, es el responsable de todo y debe llevar la
carga de una sociedad holgazana que quiere que todo se lo hagan y todo se lo den, por el contrario
si ambos trabajan en un esfuerzo común para llegar el mismo fin tendremos individuos con una
formación acta para su mejor desenvolvimiento y lograr así un verdadero desarrollo integral.
De acuerdo al ámbito legal este punto se encuentra contemplado en el artículo 5 de la LOPNA:
La familia es la asociación natural de la sociedad y el espacio fundamental para el desarrollo
integral de los niños, niñas y adolescentes. Las relaciones familiares se deben fundamentar en la
igualdad de derechos y deberes, la solidaridad, el esfuerzo común, la comprensión mutua y el
respeto recíproco entre sus integrantes. En consecuencia, las familias son responsables de forma
prioritaria, inmediata e indeclinable, de asegurar a los niños, niñas y adolescentes el ejercicio y
disfrute pleno y efectivo de sus derechos y garantías.
El padre y la madre tienen deberes, responsabilidades y derechos compartidos, iguales e
irrenunciables de criar, formar, educar, custodiar, vigilar, mantener y, asistir material,moral y
afectivamente a sus hijos e hijas.
El Estado debe asegurar políticas, programas y asistencia apropiada para que la familia pueda
asumir adecuadamente estas responsabilidades, y para que el padre y la madre asuman, en igualdad
de condiciones, sus deberes, responsabilidades y derechos. Asimismo garantizará protección a la
madre, al padre o a quienes ejerzan la jefatura de la familia.
El Objeto de la Ley con éste articulo es fortificar el rol de la familia en el desarrollo integral de la
niñez, restándole responsabilidades al estado para que este deje de ser un actor "sustitutivo de las
obligaciones familiares" y reasignárselos a las familias, en este caso el estado solo se encargara de
brindar sustento y cooperación a la familia a través de políticas y programas para que la familia
asuma " de forma prioritaria, inmediata e indeclinable" el goce y disfrute de los derechos de los
niños y adolescentes.
Es indudable que la familia es el lugar más adecuado para el desarrollo integral del ser humano, es
responsabilidad de los miembros de la familia especialmente de los padres cuando existen, crear
condiciones para el desenvolvimiento de la personalidad de los hijos, y es este deber al que se
refiere la norma al exigirlo en forma prioritaria puesto que su función es la de procurar la
efectividad de los derechos de los hijos, siendo este mandato prioridad absoluta y sin dilaciones.
LA SOCIEDAD
La sociedad también forma parte de esa concurrencia que es estado, familia y sociedad y su papel
en la Protección Integral es la de colaborar de forma activa para que se garanticen los derechos y
garantías de la niñez en el artículo 6 de la LOPNA se prevé:
La sociedad debe y tiene derecho de participar activamente para lograr la vigencia plena y efectiva
de los derechos y garantías de todos los niños, niñas y adolescentes.
El estado debe crear formas para la participación directa y activa de la sociedad en la definición,
ejecución y control de las políticas de protección dirigida a los niños, niñas y adolescentes.
Este principio también se encuentra consagrado en nuestra Constitución tal y como se establece en
el articulo 75 y 135, debemos tener en cuenta que al referirnos a la sociedad inmediatamente
debemos pensar en el control de la gestión pública el cual el estado se comprometerá a cumplir. La
Ley también prevé para las políticas de protección mecanismos como los Consejos Nacionales,
Estadales y Municipales de Derechos
Existe consenso universal sobre el valor que tienen los niños, niñas y adolescentes en las familias.
Todos y todas coinciden en que son el presente y el futuro de la sociedad. En nuestro país se dice
popularmente que “los niños están primero”, como reflejo de la importancia que le otorgan a la
infancia y adolescencia sus habitantes. Por su parte, desde hace mucho tiempo las autoridades
públicas suelen afirmar que sus acciones van dirigidas fundamentalmente a este sector de la
población. Sin embargo, a pesar de todas estas apreciaciones y afirmaciones, en la realidad los
niños, niñas y adolescentes no constituyen el centro de la vida familiar, social o del Estado. Muchas
veces es falso que “los niños están primero”, tanto en las relaciones familiares, en la actuación de la
comunidad o en las políticas del sector público. Inclusive, es muy común que cuando en estos
ámbitos se toman decisiones que generan efectos sobre ellos y ellas, no prevalezcan o se tomen en
cuenta sus derechos e intereses. Así, es costumbre observar como en el presupuesto público no se
otorga preferencia a la inversión de recursos en las áreas vinculadas a la infancia y la adolescencia.
Al tiempo que se observa como en la cotidianidad de las escuelas, las asociaciones de vecinos, las
juntas de condominio o las mismas familias se toman decisiones que van en contra de los intereses
de los niños, niñas y adolescentes, siendo estas situaciones totalmente incongruentes con el valor
familiar y social que se le otorga a la infancia y a la adolescencia. Hay una gran distancia entre lo
dicho y lo hecho. El objetivo central de la Convención sobre los Derechos del Niño es lograr la
vigencia plena y efectiva de los derechos y garantías de la infancia y la adolescencia, para alcanzar
este objetivo se considera necesario que los niños, niñas y adolescentes se conviertan en el centro de
la vida de las familias, la sociedad y el Estado, que sean el norte de todas sus actuaciones. Al
respecto,uno de los medios que se ha empleado para avanzar hacia esta meta ha sido establecer dos
principios fundamentales: la Prioridad Absoluta y el Interés Superior del Niño. Ambos han sido
acogidos expresamente en el artículo 78 de la Constitución en los siguientes términos: “El Estado,
las familias y la sociedad asegurarán, con prioridad absoluta, protección integral, para lo cual se
tomará en cuenta su interés superior en las decisiones y acciones que les conciernan”. Los dos
principios son imperativos de conducta o actuación para las familias, la sociedad y el Estado. Son
dos garantías constitucionales que persiguen la misma finalidad: asegurar el desarrollo integral de
niños, niñas y adolescentes a través del disfrute y ejercicio de sus derechos y garantías, así como el
cumplimiento de sus deberes. El Principio de la Prioridad Absoluta establece que en la actuación de
las familias, la sociedad y el Estado debe privilegiarse la protección integral de los niños, niñas y
adolescentes, frente a otras áreas, necesidades e intereses. Como su propio nombre lo indica, este
principio implica que el Estado debe dar “prioridad absoluta” o primacía a los derechos y garantías
de niños, niñas y adolescentes en la planificación, ejecución y control de las políticas públicas, en la
asignación de recursos públicos en el presupuesto, en la atención en los servicios públicos y en las
emergencias. En las relaciones de las familias y la comunidad también debe aplicarse este principio,
por supuesto que guardando las debidas diferencias. En este sentido, piénsese por ejemplo en la
forma en que se distribuyen y se gastan los presupuestos familiares, de una junta de condominio o
de la Sociedad de Padres y Representantes de un instituto educativo. El principio del Interés
Superior del Niño es un criterio de obligatorio seguimiento para las familias, la sociedad y el Estado
en la toma de todas las decisiones relacionadas directamente con los niños, niñas y adolescentes. Su
objetivo específico es asegurar que estas decisiones sean las más convenientes para su desarrollo
integral, que nunca sean contrarias a sus intereses. Los principios de la Prioridad Absoluta y del
Interés Superior del Niño deben caracterizar la organización y el funcionamiento del Estado,
particularmente del sistema de protección integral de niños, niñas y adolescentes. En caso contrario,
de no observarse estos principios, podría intentarse una acción de inconstitucionalidad por omisión,
en base al numeral 7 del artículo 336 de la Constitución.