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Fernández Abrevaya, Tomás

07/06/2016
INTRODUCCIÓN

Analizaré la estética coloquial y las figuras retóricas que aparecen en la novela


de Robert Arlt: El juguete rabioso (1926).

Nació con el nombre Roberto Emilio Godofredo Arlt en Buenos Aires, el 26 de


abril de 1900, y murió en la misma ciudad el 26 de julio de 1942 de un paro
cardiorrespiratorio. Su padre era prusiano y su madre era del imperio austrohúngaro.
Fue un escritor y periodista autodidacta.

Arlt representa al grupo de Boedo, pero en realidad estaba en el de Flores. El


grupo de Boedo promovía la literatura social, parándose desde la marginalidad. Sin
embargo, Arlt no solo plantea una problemática social sino de la condición humana.

En la literatura rioplatense, se da la fundación de dos líneas: la literatura de


observación (realismo, costumbrismo, etc.) y la literatura en la que se plantean las
angustias existenciales del hombre, el problema metafísico del hombre. Esta última
línea se ve de manera patente en El juguete rabioso, con Silvio Astier que al no poder
progresar en la sociedad, y al no poder enfrentar la humillación de su familia, decide
suicidarse.

En su literatura se puede observar la modernización ligada a lo urbano. Los


personajes plantean los problemas que trae en la ciudad el Modernismo. Observamos en
ellos a seres pasivos, sometidos por la sociedad. En su literatura se ve un
desplazamiento del campo, del ruralismo (la tradición), hacia la ciudad. No es aleatorio
que uno de los autores favoritos de Silvio Astier sea Baudelaire, quien desplaza el
centro de la poesía hacia lo urbano.

El juguete rabioso se publicó en el año 1926. Los primeros manuscritos de la


novela datan de 1920, y fueron hechos por Arlt en las Sierras de Córdoba. Quería
titularla La vida puerca, pero su amigo Ricardo Güiraldes (de quien Arlt era secretario y
a quien le dedica la obra) lo persuade de cambiarlo, ya que era un nombre violento.
Güiraldes reconoce el talento de Arlt, y lo ayuda publicando capítulos de la novela en la
revista Proa.

Es considerada como una de las novelas más autobiográficas de Arlt, y


catalogada como una novela de formación, o Bildungsroman, junto con Don Segundo

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Sombra, que fue publicada en el mismo año. En la novela aparece una persona llamada
Don Segundo (Arlt, 2013, p. 18), y se piensa que hace referencia al personaje de su
amigo. Los temas centrales en la novela son: lo urbano, el delito, la inmigración, el
aprendizaje, las invenciones y la marginalidad.

Arlt fue criticado mucho en su carrera literaria. Entre las más reiteradas están:

 Arlt traduce a Dostoievsky al habla rioplatense, utilizando palabras del


lunfardo. Al personaje María Timofóievna Lebiadkina (de Los demonios)
la llama Hipólita; a Stavroguin (de la misma novela) lo renombra “el
Astrólogo”.
 Carencia de autocrítica: Noemí Ulla dice que de sus nueve cuentos, solo
envidia dos y desprecia el resto.
 La autora también dice que su estilo es enemigo personal de la gramática.
 «Su novela fue rechazada por las editoriales “Babel” y “Claridad”, cuyo
asesor literario, el señor Castelnuovo aconsejó a Arlt, coincidiendo con el
de “Babel”, que se dedicara a la venta de legumbres» (Ulla, 1990, p. 58).

Sin embargo, no fueron todas malas críticas. En el diario Crítica escribieron:


«Toda la literatura de Boedo no cabe en tres páginas de las ciento setenta de El juguete
rabioso» (Ulla, 1990, p. 58). Leónidas Barletta (perteneciente al grupo literario de
Boedo) publicó un comentario en la revista Nosotros: «El caló que pone en boca de sus
personajes no es postizo como lo es casi todos los intentos de novela de suburbio que
hasta acá se han hecho» (Ulla, 1990, p. 55).

ESTILO COLOQUIAL

Roberto Arlt utiliza una sintaxis irregular en su novela. Encontramos la sintaxis


coloquial, propia del habla rioplatense, junto con una sintaxis descriptiva más
elaborada, en donde se observan influencias de la literatura española (por ejemplo, en
palabras como chocarrería, estulticia y granujería), y por último, un campo semántico
que intenta integrar el habla de la ola inmigratoria (mayormente italiana, aunque
también se escucha el inglés, el alemán, el francés y el andaluz) con el habla rioplatense
(por ejemplo, con el uso reiterado de la palabra pelafustán¸ muy usada en ese momento,
o ché).

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En el diálogo, predomina el voseo y los verbos acentuados de manera rioplatense
(especialmente en las conversaciones entre Silvio, Enrique y Lucio). Silvio Astier y su
madre se tratan de «usted». Sin embargo, se puede observar igual la procedencia
rioplatense de la madre, al comienzo del capítulo “Los trabajos y los días”, dice: «Tenés
que trabajar, ¿entendés? Tú no quisistes estudiar. Yo no te puedo mantener. Es
necesario que trabajes» (Arlt, 2013, p. 55). Además, el autor utiliza criollismos en
forma de proverbios. Por ejemplo cuando deciden disolver el “Club de los Caballeros de
la Media Noche”, Enrique les dice: «Ustedes desisten, claro, no para todos es la bota de
potro…» (2013, p. 54).

Los lunfardismos en la novela están caracterizados por ir entre comillas. Eso no


es común, y por esta razón, lo criticaron mucho a Arlt. El autor es arbitrario en las
palabras que entrecomilla y en las que no. Por ejemplo, cana la marca de esta manera al
principio del libro: «Hay que reventarlos, aterrorizar a la “cana”» (2013, p. 31).
Mientras que unas páginas antes, Arlt escribe: «¡Rajemos! ¡Cana!» (2013, p. 16), sin
comillas. Noé Jitrik escribió que el uso de las comillas en El juguete rabioso fue
intencional, y sirvió para remarcar las palabras en lunfardo.

Es novedoso en la novela el uso frecuente de lunfardos, que eran utilizados


típicamente, dentro de la literatura, en letras de tango. Algunos ejemplos son: jetra
(vesre: traje), yuta, cana, bondi, qué rana, no macaniés, rajá, bulín, capote, cachan,
catrera, mangos, arrabal, gil, retobabas, fajaban, faca, otario, pibe, laburado, gavilán
y guita. El personaje que más utiliza esta clase de palabras es El Rengo. Cuando este
habla con el protagonista, los dos están en una igual situación comunicativa (pueden
entenderse a la perfección). La diferencia con Silvio es que puede tener, además, un
discurso más cuidado, con cultismos. Por ejemplo, cuando va a delatar al Rengo con el
arquitecto Arsenio Vitri en el final de la novela, dice: «Perdóneme, señor, ante todo,
¿estamos solos? […] ¿Me permite una pregunta quizá indiscreta?» (2013, p. 178). Con
respecto a los tres adolescentes, ellos utilizan palabras del lunfardo porque desean
pertenecer al ámbito marginal del delincuente.

El primer caso de registro oral en la novela aparece con el zapatero andaluz. El


autor reproduce de manera fonológica, el habla típica andaluza. Además, utiliza
palabras originarias de ese lugar: «Ezte chaval hijo… ¡qué chaval!... era ma lindo que
un rroza y lo mataron lo miguelete…» (2013, p. 10).

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Son muy frecuentes en la novela los italianismos. Encontramos un ejemplo en la
pelea entre María y don Gaetano: «¿Quién era tu madre… sino una “bagazza” que
andaba con todos los hombres?» (2013, p. 73). En esta cita se puede identificar un error
de escucha, ya que bagazza significa barriga. Lo que el autor probablemente quiso
poner fue bagascia (mujer de mala vida). Otro italianismo ya incorporado en nuestra
lengua se da cuando Silvio, Enrique y Lucio están planeando el robo pero ven pasar a
un policía, entonces Lucio simula un tópico de conversación diciendo: «¡Es que el
profesor de Geografía me tiene rabia, che, me tiene rabia!» (2013, p. 35). Según Noemí
Ulla, esa repetición subrayada es típica del habla italiana. Además, los adolescentes
usan palabras como cana y capote, que son de origen italiano.

Como ejemplo del francés tenemos: «Quelques libres pour Monsieur…» (2013,
p. 88). Con respecto al alemán, lo encontramos de parte de la judía Rebeca Naidmath,
amiga de la madre de Silvio: «…frau, Drodman» (2013, p. 98). Más adelante, cuando
Silvio se vuelve a encontrar con Lucio, éste último repite reiteradas veces la frase: «la
struggle for life…» (2013, p. 142), en inglés.

En el habla coloquial que aparece en las conversaciones entre los tres


adolescentes, la norma de la sintaxis se rompe. Por ejemplo en la primera página:
«Nosotros los muchachos al salir de la escuela nos deleitábamos…» (2013, p. 9), en
donde se altera el orden usual de la oración, poniendo énfasis en el sujeto junto con su
aposición.

Además, podemos hallar un ejemplo de habla coloquial en el narrador: «Afuera,


sobre la sonrosada cresta de un muro, resplandecía en lo celeste un fúlgido tetragrama
de plata» (2013, p. 59). En la versión original se encontraba la palabra encima por
sobre, elidiendo la preposición de. Otro ejemplo se da en la tercera parte: «...y mientras
yo vestido entraba en mi cama…» (2013, p. 125). En este caso el predicativo (vestido)
aparece antes de lo esperado.

Un aspecto notable de la novela es que convive la sintaxis de la oralidad junto


con construcciones sintácticamente elaboradas (en las páginas 61 y 132).

También se puede reconocer en Arlt una herencia modernista. Por ejemplo en:
«Sentado junto a la cuadra, observaba la lluvia cayente a intervalos…» (2013, p. 110).

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Al atributo cayente lo podría haber reemplazado por la proposición subordinada adjetiva
que caía, de uso más común.

FIGURAS RETÓRICAS

Metáfora (una realidad o concepto se expresan por medio de una realidad o


concepto diferentes con los que lo representado guarda cierta relación de semejanza,
trasladar el sentido recto de las voces a otro figurado): un ejemplo podría ser: «herido
con espadas de dulzura» (2013, p. 70), cuando Silvio medita acerca de las mujeres en el
segundo capítulo. También se encuentra una metáfora en el título El juguete rabioso: el
juguete vendría a representar a Silvio y a todos los ciudadanos en la sociedad, que por
más que intenten, no puede progresar, ya que son usados como marionetas. Rabioso
representa la ira que tiene ante la impotencia que le causa esta situación.

Metonimia (consiste en designar una cosa o idea con el nombre de otra con la
cual existe una relación de dependencia, tomando el efecto por la causa o viceversa,
el autor por sus obras, el signo por la cosa significada, etc.): «¡Qué voluptuosidad
entonces recorrer entre cortinas de agua las calles de la ciudad!» (2013, p. 24).

Anáfora (repeticiones): se dan cuando Silvio critica a la “élite”, que llama


chusma a cualquier cosa: «Chusma llamaban al almacenero que pretendía cobrar sus
habichuelas, chusma a la tendera a quien había sonsacado unos metros de puntillas,
chusma al carnicero que bramaba de coraje…» (2013, p. 19).

Enumeración (exposición sucesiva y ordenada de los elementos que forman un


conjunto, una serie o un todo): encontramos un ejemplo cuando Silvio explica todo lo
que se necesita para vender papel (en la página 152).

Hipérbaton (alteración del orden sintáctico que se considera habitual y lógico


de las palabras de una oración). Al describir la casa de Vicente Timoteo Souza, el
narrador dice: «desapareció tras la puerta del recibimiento, tras lenguas cortinas
blancoamarillas» (2013, p. 77). Este adjetivo le otorga al ambiente un tono de
solemnidad. Otros ejemplos: «Gran arruga le hendía la frente» (2013, p. 60) o «Súbita
tristeza me sobrecogió…» (2013, p. 62).

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Sinestesia (atribución de una sensación a un sentido que no le corresponde): «La
claridad azul remachaba en el alma la monotonía de toda nuestra vida, cavilaba
hedionda, taciturna» (2013, p. 56), en donde la claridad que es azul, remacha en el alma
(algo abstracto). También podemos encontrarlo en: «…el silencioso dolor de la especie»
(2013, p. 129).

Epéntesis (adición de un fonema o más dentro de una palabra): es frecuente en


las conversaciones entre los integrantes del “Club de los Caballeros de la Media Noche”
que se produzcan epéntesis en los pronombres enclíticos de tercera persona (los que se
utilizan después de un verbo, formando una sola palabra; ejemplo: escribiéndolo)
terminados en –n. Por ejemplo, después del robo en la biblioteca: «Espérensen» dijo
Lucio, antes de presentarles su habitación. Esta n puede funcionar como un símbolo
para pluralizar las palabras. Otro uso de la epéntesis se puede encontrar en los
sustantivos: «Ya sabés que no le hago ascos a nada, pero no me gusta» (2013, p. 29),
dice Lucio. Otros ejemplos provienen solo de la edición original de la novela (en las
ediciones más nuevas se cambió la palabra): «Tú no quisistes estudiar» (2013, p. 55) y
«¿Cerrastes bien la puerta?» (2013, p. 49), entre muchos otros ejemplos. Arlt también
utiliza a los pronombres enclíticos con una función estilística. Por ejemplo: «Desde
afuera oíase el canto triste de una rueda de niños…» (2013, p. 57).

Elipsis (supresión de una o más palabras de una frase que, desde un punto de
vista gramatical, deberían estar presentes pero sin las cuales se comprende
perfectamente el sentido de la frase): abunda esta figura retórica en la novela, ya que es
propia del habla cotidiana. Un ejemplo podría ser: «Félix, éste a la 24» (2013, p. 119),
en donde el énfasis que tiene el pronombre demostrativo permite que el verbo se vea
elidido. Otro ejemplo: «Enrique se fue a trabajar a una agencia de autos en el Azul»
(2013, p. 143), ahí tenemos una elipsis de “la ciudad”. También lo hayamos en: «Y vos
Lucio… ¿qué estás tan callado?» (2013, p. 47), con la interrogación elidida “¿qué te
pasa… que estás tan callado?”.

CONCLUSIONES

Para concluir, el gran mérito de Roberto Arlt con su novela fue lograr con tanto
éxito esa hibridación de discursos (dialectismos, criollismos, lunfardismos, etc.). Sin

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embargo, los críticos mantuvieron que El juguete rabioso estaba plagado de
coloquialismos, y lo representaron como una literatura simple. En realidad, como hemos
visto, esta imitación del habla popular no abarca todo el libro, sino que también está
plagado de figuras retóricas y un lenguaje más cuidado. La crítica rioplatense llegó a
catalogarlo como lo opuesto a Borges: uno simplista y pobre, y el otro contradictorio y
enfático. Su lenguaje podría ser considerado como fino y torpe a la vez.

El tono de la novela es pesimista, ya que deja ver las falencias de la sociedad


urbana, que está en proceso de descomposición, hasta el punto en el que el protagonista
quiso sacarse la vida. La problemática de la novela con respecto a la condición humana
queda sin resolver, ya que para pertenecer, Silvio tiene que traicionar al Rengo. La
única esperanza que puede tener sería yéndose al sur, como le pide a Vitri en la última
página.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Arlt, R. (2013). El juguete rabioso. Buenos Aires: Losada.

Ulla, N. (1990). Identidad rioplatense, 1930. La escritura coloquial (Borges, Arlt,


Hernández y Onetti). Buenos Aires: Torres Agüero.

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