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Via Crucis – Comunidad Mons.

Angelelli
• Esquema por estación:

1. Oración:

Guía: Te acompañamos Jesús en el camino de tu cruz


Todos: Enseñanos a reconocerte en el hermano que sufre.
2. Lectura del evangelio
3. Reflexión actualizada con representación
4. Gesto

1. Primera Estación: Jesús reza en el monte de los olivos

Lectura:
Llegaron a una propiedad llamada Getsemani, y Jesús dijo a sus discípulos: “Siéntense aquí
mientras voy a orar”. Y llevó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y comenzó a sentir temor y
angustia. Entonces les dijo: “Siento en mi alma una tristeza mortal. Quédense aquí y permanezcan
despiertos”. Jesús se adelantó un poco y cayó en tierra. Decía: “Padre; para ti todo es posible; aparta
de mí este cáliz. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Marcos 14,32-36
Reflexión:

Angustiado y solo Esteban intenta encontrar respuestas. Tiene miedo. El no hizo nada malo, pero su
cara, su gorra, su barrio lo condenan. Mucha gente, cargada de prejuicios lo señala.
Creen que lo conocen y se equivocan, porque no saben mirar con el amor que él necesita, un amor
comprensivo, tolerante, que perciba a veces sin entender que sólo busca ser él mismo, vivir el amor
como una aventura en su vida de pocos años. Los adultos, una vez más, han hecho tropezar y caer
en el desánimo. Todos hablan de el, sin hablar con él. El esta abrumado por tantas hipocresías y
egoísmos.

Gesto

Etiquetamos al pibe con las palabras CHORO / DROGADO / VAGO / BORRACHO. Termina con
el rostro en tierra, de la misma forma que Jesús.

2. Segunda Estación: Jesús es traicionado


Lectura:
En el mismo tiempo en que hablaba, se presentó Judas, uno de los Doce. Lo acompañaba un buen
grupo de gente con espadas y palos, enviados por los jefes de los sacerdotes, los maestros de la Ley
y los jefes judíos. El traidor les había dado esta señal: “Al que yo dé un beso, ése es; deténganlo”.
Judas se acercó a Jesús llamando: “¡Maestro!”. Y lo besó. Ellos entonces lo tomaron y se lo llevaron
arrestado. Marcos 14,43-46
Reflexión

Ella es Ramona. Tiene 79 años de los cuales 53 se dedicó por completo a criar a sus hijos. Ahora
esta tratando de encontrar en este asilo su hogar, con nuevos hermanos, nuevos hijos... En los
interminables silencios de cada día, los recuerdos vuelven y van en su mente ya cansada por una
melancolía infinita. Ayer vinieron sus hijos y sus nietos a visitarla, después de un año... Habían
llegado juntos y juntos se fueron... Sólo media hora. Parecía un compromiso... Después había
llorado amargamente. No los sentía suyos.

Gesto:

El beso de los nietos a la abuela, como el de Judas.

3. Tercera Estación: Jesús es azotado.


Lectura:
Entonces Pilato ordenó que tomaran a Jesús y lo azotaran. Juan 19,1
Reflexión

Uno tras otros los látigos de las palabras hieren el corazón de Marcela. Hace años que vive con un
hombre que se dice su esposo y que está convencido de que eso que siente es amor. Pero noche tras
noche, sin poder controlarse, deposita sobre ella todas sus frustraciones y problemas. Le pega con
gritos, con insultos y a veces también con la mano. Ella no parece la misma, sus ojos tristes, esos
pómulos tan hinchados, la fea cicatriz en el cuello... Aquel hombre, con quien se había casado tan
enamorada sólo unos años antes, no era el mismo novio cariñoso y atento.

Gesto:

Mujer con su esposo que la amenaza con la mirada. Cuando la va a golpear queda congelada, en la
misma postura de Jesús.

4. Cuarta estación: Jesús es condenado muerte


Lectura:

Pero todos ellos gritaron a una voz: ¡suéltanos a Barrabás! Pilato, queriendo soltar a Jesús, les
volvió a hablar, pero ellos continuaban gritando, diciendo: ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!. Y él les dijo
por tercera vez: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho éste? No he hallado en El ningún delito digno de
muerte; por tanto, le castigaré y le soltaré. Pero ellos insistían, pidiendo a grandes voces que fuera
crucificado. Y sus voces comenzaron a predominar. Entonces Pilato decidió que se les concediera su
demanda. Y soltó a Barrabás, pero a Jesús lo entregó a la voluntad de ellos. Lc 23, 18,21,22,25

Reflexión

El es Ricardo. Padre de una numerosa familia. Trabaja en una fabrica pero ayer fue despedido por
recorte de personal, o al menos eso le dijo el jefe. La verdad es que el dueño de la fabrica tiene otro
negocio, mas prometedor en otro lugar. Y ha decidido una vez más escuchar a su bolsillo antes que
a su corazón. Va a cerrar la fabrica. Desde ayer algo en Marcelo se rompió porque con sus 54 años
sabe que no le será nada fácil conseguir un nuevo trabajo.

Gesto:

Jefe le rompe la ropa al trabajador y le ata las manos con una soga.
5. Quinta estación: Jesús es coronado de espinas.
Lectura:

Entonces los soldados le llevaron dentro del palacio, y convocaron a toda la cohorte romana. Le
vistieron de púrpura, y después de tejer una corona de espinas, se la pusieron; y comenzaron a
gritarle: ¡Salve, Rey de los judíos! Le golpeaban la cabeza con una caña y le escupían, y poniéndose
de rodillas le hacían reverencias. Mc 15,16-19

Reflexión

Ella es Jenifer. Tiene 14 años. Hace unos días estaba en la plaza de su barrio cuando una señora
muy bien vestida la invito a acercarse a un auto lujoso. Dentro del auto le ofrecieron un trabajo que
al parecer solucionaría los problemas económicos de su familia. Ella quería ayudarlos y por eso,
aunque no entendía mucho, acepto. La engañaron. Al día siguiente la pasaron a buscar en el mismo
auto, la obligaron a taparse los ojos con una venda y cuando pudo ver de nuevo ya no reconocía
donde estaba. Ahora vive y trabaja en un prostíbulo. Sin posibilidad de decir no, ni de administrar
su dinero, otras personas se llenan los bolsillos con su esclavitud. No la han dejado ser una
adolescente. La han despojado de su libertad y de a poco de sus ganas de vivir.

Gesto:

La matrona la pinta a la chica y le quita su campera. Mientras otra mujer mira de lejos, como la jefa.

6. Sexta estación: Jesús carga con la cruz:


Lectura:

Después de haberse burlado de El, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y lo sacaron para
crucificarle. Mc 15,20

Reflexión:

El es Juan. Los que tiene al rededor lo hacen sentir inferior, distinto, indigno de vivir con ellos,
como ellos. Está en libertad después de 14 años preso por un delito que cometió y del cual, unos
minutos después, se arrepintió. Cumplió su condena en la cárcel, pero la condena social no tiene fin.
Vive en un pequeño local oscuro, clandestino, hacinado. Todos lo abandonaron. Añora casa, familia,
un Dios en quien creer, en quien esperar, distinto al de quienes lo expulsan, lo menosprecian, lo
cargan con la cruz de sus errores, de su pasado.

Gesto:

Así como la gente empuja a Jesús, lo empujan a Juan y lo señalan, lo rodean. Juan queda en el piso
hasta que al final se levanta...

7. Séptima estación: Simón de Sirene ayuda a Jesús a cargar con la cruz.


Lectura:

Cuando lo llevaban, tomaron a un cierto Simón de Cirene que venía del campo y le pusieron la cruz
encima para que la llevara detrás de Jesús. Lc 23, 26-27
Reflexión:

En medio de tantas situaciones difíciles, algo de luz. Las manos de Claudia todos los días amasan el
pan que servirá para alimentar a su familia. Hace años que a la preparación agrega un poco más de
harina para que no solo alcance para el y su familia. Su vecina, doña Gladis tiene una enfermedad
crónica que le imposibilita hacer muchas cosas. Su granito de arena es un pan casero, calentito que
cotidianamente su hijita le acerca a la puerta de su casa.

Gesto:

Una señora con su hija y un pan casero que se lo acercan a una anciana...

8. Octava estación: Jesús se encuentra con las mujeres de Jerusalén

Lectura:

Lo seguía una gran multitud del pueblo y mujeres, que se dolían y lamentaban por Él. Jesús,
volviéndose a ellas, dijo: "Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por
sus hijos" Lc 23,27-28.

Reflexión:

El es Pedro. Se emocionaba hasta las lágrimas con un reportaje de la tele sobre la guerra en Siria,
donde aparecían unos niños hambrientos mirando a las cámaras, llorando. Se dijo a sí mismo que
tendría que hacer algo por ellos, apadrinar a alguno, hablar con el párroco e iniciar una campaña de
recogida de alimentos… Llamaron a la puerta. Se levantó y miró por la ventana. Era unos chicos de
su barrio que vendían bolsas de plástico para ayudar a su familia. El pensó ¡Qué pesados!, y decidió
no atenderlos.

Gesto:

Pedro mira a Jesús (como todo el pueblo anteriormente) y le da mucha lastima. Aparecen unos
chicos frente a él. Los mira y no les da bola. Se va.

9. Novena estación: Jesús es crucificado.


Lectura

Llevaron a Jesús al lugar llamado Gólgota, lo que significa “Sitio de la calavera”. Le dieron vino
mezclado con mirra, pero él no lo bebió. Lo crucificaron y se repartieron su ropa, sorteándolas entre
ellos. Marcos 15,22-24
Reflexión:

Jesús está crucificado. También Marcela, Ramona, Esteban, Ricardo, Juan, Jenifer, Pedro... y tantos
otros como ellos. También nosotros estamos crucificados con el. Estamos acostumbrados a pensar
que Dios quiere de nosotros sacrificios.
Dios no quiere eso de nosotros. Lo que Él quiere es que nuestro corazón sea capaz de amar con
ternura y de solidarizarse con las personas que sufren. Jesús recorre el camino de la cruz, para que
nunca más haya crucificados. Si tenemos nuevos crucificados en nuestra sociedad, pues entonces
podríamos aceptar esa invitación que Dios nos hace de aliviar el dolor del hermano. La voluntad de
Dios es que nos acompañemos. Porque el único dolor que para un seguidor de Jesús tiene sentido es
aquel que nade de la lucha contra el dolor del hermano.

Gesto:

Jesús crucificado al medio. A medida que los vamos nombrando todos los personajes se acercan y
se crucifican junto a el formando un circulo al rededor de la cruz. El mal (cada personaje dañino) le
venda los ojos.

10. Décima estación: Jesús habla con su Madre y su discípulo.


Lectura

Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y
María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, dijo a su madre:
Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo
la recibió en su casa. Juan 19,25-27

Reflexión

Juana está preocupada. Luis, su hijo, aun no ha regresado a casa. Su corazón de Madre se sobre
salta por una llamada. Luis tuvo un accidente. Otra muerte prematura, otra estrella en el asfalto y se
suma a la cantidad de vidas que se truncan por los excesos… otro corazón de madre destrozado.

Gesto

La madre con su hija están preocupadas. El niño esta tendido en el suelo. Lo ven de lejos, corren y
lloran a su alrededor… luego se levantan y se crucifican.

11. Decimo primera estación: Jesús muere en la cruz.


Cuando llegó la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena. Jesús exclamó
con fuerte voz: Dios mio, Dios mio, ¿por que me has abandonado? Y Jesús, dando un fuerte grito,
expiró. Viendo el centurión que estaba frente a El, la manera en que expiró, dijo: En verdad este
hombre era Hijo de Dios. Había también unas mujeres mirando de lejos. Marcos 15,33-37

Reflexión

Ella es Martina. Tiene 28 años. En aquella habitación solitaria del hospital, alejada de visitas y
hasta casi de enfermeras, esta joven moría sola, en silencio, con la escasa conciencia que le
permitirán los calmantes. En sus brazos eran evidentes las huellas: la droga y el SIDA estaba
acabando con ella con la misma incomprensión y desamparo de sus años de juventud, llenos de
preguntas, de evasiones fáciles, de gente que nunca se preocupó por ella.

Gesto

Martina se para al frente de todos. Muestra sus brazos lastimados. Mira a los ojos a cada uno… va
con los crucificados.

12. Decimo tercera estación: Jesús es enterrado en el sepulcro.


Lectura

Ya al atardecer, como era el día de la preparación, vino José de Arimatea, miembro prominente del
concilio, que también esperaba el reino de Dios; y llenándose de valor, entró adonde estaba Pilato y
le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato le concedió el cuerpo a José, quien compró un lienzo de lino, y
bajándole de la cruz, le envolvió en el lienzo de lino y le puso en un sepulcro que había sido
excavado en la roca; e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. Marcos 15,42-46

Reflexión

Su vida había sido un testimonio en defensa de los derechos de los pobres y marginados. Se
convirtió en la voz de los sin voz. Su disposición fue siempre la de entregar su propia vida por la
causa del Evangelio... como Jesús... Por eso su muerte fue su misma muerte, su sangre su misma
sangre cuando lo mataron en aquel “accidente” de autos. Ahora, el cuerpo del que había sido
Arzobispo de La Rioja. Monseñor Enrrique Angelelli, descansa en la ciudad. Muchos lo recuerdan
como aquel que valientemente ensanchaba los corazones de los hombres y testimoniaba en su amor
el del propio Dios, por quien entregó su vida.

Gesto

Cuadro de Angelelli, con telas rojas. Algunas fotos de mártires.

13. Décimo cuarta estación: Jesús resucita de entre los muertos.


Lectura:

El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían
preparado. Al llegar, se encontraron con que la piedra que cerraba el sepulcro había sido removida.
Entraron, pero no encontraron el cuerpo de Jesús, el Señor. Estaban aún desconcertadas ante el caso,
cuando se les presentaron dos hombres vestidos con ropas resplandecientes que, al ver cómo las
mujeres se postraban rostro en tierra llenas de miedo, les dijeron:
— ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí; ha resucitado. Lc 24, 1

Reflexión

Creer en la resurrección tiene sus consecuencias. Nos compromete en los procesos de liberación de
quienes están cautivos y no pueden ver las señales de vida que hablan de Dios. Por esto, quien cree
en Jesús resucitado, necesita provocar “pequeñas resurrecciones” a su alrededor.
Vivir la fe en la resurrección es optar por la vida, cuidándola y defendiéndola aún en situaciones
difíciles. Cargar con la cruz sin la esperanza de la resurrección no es una actitud cristiana.
La resurrección nos abre los ojos para poder mirar la realidad desde “los ojos de Dios”, es decir,
desde el Proyecto que Dios tiene para todos. Anunciar la resurrección es anunciar el amor sin
límites ni medidas que Dios tiene a cada persona en particular y a toda la humanidad en general.

Gesto

Jesús invita a la gente a que le saque las vendas a los crucificados.

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