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Materia: América Siglo XX

Alumno: Hugo Zacapantzi Quintero


Catedrático: Marciano Netzahualcoyotzi Méndez

Resumen de la lectura “Cuba: del semicolonialismo al socialismo (1933-1975)” de


Julio Le Riverend

Cuba alcanzó su expresión nacional con suma coherencia lingüística y cultural. Su


condición insular le proporcionó una evidente especificidad, a la que se unía su posición
geográfica en el golfo de México. Su rol económico desde el siglo XVI se basó en la
exportación de productos primarios, ganado en pie y cueros, azúcar, tabaco y más tarde
café, los cuales vincularon al país al mercado internacional capitalista.

Desde fines del siglo XVIII la metrópoli comenzó a extraer enormes riquezas del
país, se constituye una especie de parasitismo colonial-capitalista que ampara y promueve
los intereses de las potencias más avanzadas. Las revoluciones liberales a ambos lados del
Atlántico serán el antecedente inmediato de la revolución cubana de 1868. Dicho
alzamiento es encabezado por terratenientes, y burguesas de las urbes, seguidos por
campesinos, esclavos manumitidos, negros libres y otros componentes de la población
pobre y desposeída, incluyendo algunos propietarios. La guerra, aun cuando no progresó,
definió la conciencia nacional, y proporcionó una experiencia apreciable sobre la falsedad
de la democracia norteamericana.

La siguiente revolución, iniciada en febrero de 1895 culminó con el ataque de los


imperialistas norteamericanos a las colonias españolas. Los grupos metropolitanos,
parásitos de la riqueza de Cuba, la entregaron al nuevo amo. La República de 1902 surgió a
modo de continuidad de la vida colonial. Siguieron los años de reconstitución de una
conciencia crítica de oscilante organización de las fuerzas revolucionarias. Después de
1915 aparecen grandes organizaciones proletarias y los gérmenes fértiles del socialismo
científico.

El ciclo de gobiernos conservadores y liberales respaldado por el imperialismo


estadounidense intenta imponerse nuevamente a partir de 1932. Los movimientos obreros y
comunistas son reprimidos entre 1934 y 1935. Para 1940 viene el primer periodo de
dictadura de Fulgencio Batista. Luego de la Segunda Guerra Mundial, la política de la
guerra fría destaca las contradicciones del sistema de dominio imperialista en todo el
continente, pues se respaldan las dictaduras militares.

El panorama mundial con el triunfo del socialismo soviético ante el nazismo y el


surgimiento de movimientos nacionalistas en África y Asia manifiestan las debilidades del
imperialismo. En 1952 un golpe militar coloca a Batista nuevamente en la presidencia y el
rechazo popular germina, acuciado por la brutal represión de que hace uso el dictador.. La
derrota del grupo dirigido por Fidel en 1953, origen del Movimiento 26 de Julio, no
desanima a los revolucionarios y para 1956 aprestan desde México una expedición.
Gradualmente los militantes del Movimiento 26 de Julio consiguen éxitos militares. Lejos
de producirse un colapso la revolución encuentra apoyo en un pueblo más unido. Batista
huye en enero de 1959 quedando Santiago en manos de los rebeldes. Mercenarios y
políticos burgueses intentan conservar sus posiciones organizando un gobierno
constitucional más la revolución se los impide.

La revolución agraria y antiimperialista iniciada en 1959 es también popular-


libertadora pues requirió de la intensa y extensa movilización de y participación de las
masas. Entre sus primeros actos estuvo la liquidación de los instrumentos de dominación de
clase, es decir, policía, ejército, marina y aparatos represivos del Estado, posteriormente
vino la confiscación de la prensa y los medios de comunicación masivos asociados a los
intereses enemigos.

El mismo año de 1959 los imperialistas inician su política de agresión económica.


El imperialismo procuró asimismo, invertir millones de dólares en estudios profesionales,
centros de análisis de datos y elaboración de teorías y prácticas que sostuvieran la acción
contrarrevolucionaria. Cuba se libró de repercusiones negativas comprando materia prima a
la Unión Soviética y estableciendo relaciones con los países socialistas. En 1960 se
procedió a la nacionalización de industrias, del comercio y de la banca, la nacionalización
de la enseñanza y la implementación de una reforma agraria, mientras que la política de
expropiación a capitalistas se extendió también a los propietarios de viviendas.
Una vez concluido el proceso de transformación de las estructuras económico-
sociales, políticas y estatales se procedió a la construcción económica y material. Para 1965
aparecen delineados dos objetivos, uno, la transformación técnica de la agricultura cañera y
de la industria azucarera para librar recursos humanos y naturales, y dos, la transformación
de la calidad, y el aumento, de la masa ganadera para el consumo, eventualmente, para la
exportación. Se prosiguió después con un intenso esfuerzo de formación de conciencia
basado en la promoción del trabajo productivo, la eliminación del espíritu de lucro y la
participación de todo el pueblo en la construcción del nuevo país. La propaganda
contrarrevolucionaria, auspiciada sobre todo desde el exterior, continuó objetando el
sistema cubano, más los evidentes logros alcanzados por la Revolución siguen siendo
fuente de inspiración para muchos pueblos del mundo.

Desde 1970, los órganos del poder revolucionario popular han entrado en la etapa
de institucionalización. La formulación de leyes fundamentales y códigos así como el
trabajo preparatorio de la Constitución son resultado de la creación material lograda, de la
superación ideológica de la nación y de la posibilidad real de que todas las actividades del
país tengan parejo grado de desarrollo.

El personal docente, alumnos e instalaciones escolares han aumentado de forma


impresionante en relación a la situación prerrevolucionaria, a su vez, los trabajadores
subescolarizados tienen las facilidades adecuadas para completar sus estudios, e incluso hay
universidades en grandes centros industriales. En la esfera de la salud, las enfermedades
epidémicas, producto de la miseria y de la carencia de atención adecuada a la población han
podido erradicarse a través de servicios hospitalarios de primera calidad. La construcción
industrial ha mantenido su ritmo de crecimiento en ramas de apoyo a la producción
agropecuaria y en la ampliación y modernización de plantas preexistentes, así como en el
desarrollo de nuevas instalaciones.

Las ciencias, por su parte, han visto crecer sus órganos numerosos antes inexistentes
y, además, con recursos para iniciar un vasto movimiento (Academia de Ciencia, CNIC,
ICIDCA, Consejo de Investigación Científica del Minsap, centros de ciencia aplicada, etc.).
Otro tanto puede decirse de las ciencias sociales que han gozado de la posibilidad de
realizarse como practica eficiente y no solo como análisis crítico o teórico. Y la cultura no
ha sido menos sino más representativa de la total transformación en marcha, con el trabajo
de poetas, narradores, plásticos y músicos. La ciencia y la cultura desde 1959 constituyen
una forma diferente, y de parejo sentido que las demás, de expresar sin adjetivos o
adiciones un acontecimiento único como lo es la revolución socialista.

La etapa preparatoria de la construcción del socialismo muestra cómo a través de un


esfuerzo sostenido se han creado las bases para un desarrollo superior. Sin embargo, la
revolución ha tenido que enfrentarse a la acción contrarrevolucionaria permanente del
imperialismo. La transformación se define porque Cuba ha logrado un nivel de producción
y de organización sustancialmente superior a lo realizado antes de 1959, al tiempo que el
país ha asumido los compromisos de su posición internacional, reafirmando sus principios
económicos y políticos.

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