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El más antiguo de este grupo, modelo económico neoclásico consta de un marco estructural
macro y, dentro del mismo explica a nivel individual del mecanismo de la migración
internacional. El contexto a nivel-macro de los movimientos migratorios transnacionales en este
enfoque se asemeja a la del modelo de push-and-pull (empuje y tracción): es el desequilibrio
entre las diferentes partes del mundo en la oferta y la demanda de trabajo y las diferencias
salariales resultantes. En el nivel micro, la teoría económica neoclásica supone que las
personas que viven en regiones de bajos salarios hacen cálculos racionales de los costos y
beneficios económicos de la migración. Arango, (2008)
Una variante más reciente del modelo microeconómico, la teoría del capital humano, considera
a la migración internacional como dependientes de dichos componentes estándar del capital
individual (humano) como lo son la edad, sexo, educación, habilidad, experiencia, estado civil,
así como de rasgos propios de la personalidad tales como la ambición de tener éxito y el
"espíritu emprendedor" y una disposición a asumir riesgos por el cambio de idioma, la cultura y
el entorno social. La teoría del capital humano sostiene a la migración internacional como
selectiva, extrayendo a personas con ciertas características socio-demográficas y personales.
El contexto de movilización del proceso de (e)migración es la ausencia de oportunidades de
progreso y generación de ingresos en los países de origen. Mercado e Ibiett, (2006)
Otro camino, cada vez más común de la migración de fuga de cerebros comienza ya en el
extranjero, en las universidades de las regiones centrales del mundo donde se ofrece
formación de estudiantes de países en desarrollo los cuales nunca regresan a sus hogares. Por
ejemplo, de entre cerca de 500.000 estudiantes extranjeros en los Estados Unidos en el año
2000, casi la mitad, la mayoría de ellos provenientes de países en vías de desarrollo, no tenían
la intención de volver a casa después de terminar sus estudios. Brandi, M. (2006)
En contraste con las teorías del capital económico y humano neoclásicas de la migración
internacional, el modelo de la nueva economía de la migración se centra no en las personas
sino en los hogares o familias como las unidades de toma de decisiones. Estas decisiones
tomadas colectivamente a (e)migrar, en este enfoque, son las respuestas a las incertidumbres
de los ingresos locales y a las irregularidades en los mercados locales (empleo, el capital, el
crédito, los seguros). La migración enfocada a la búsqueda de ingresos de los miembros de
uno o varios familiares se utiliza como un elemento de la estrategia de diversificación de
riesgos en la familia. Varias consideraciones afectan estas decisiones con respecto a la
migración: etapa de la vida de la familia y el número y las necesidades de los niños menores de
edad, la edad, la salud y habilidades de los miembros individuales de la familia, los planes de la
familia (necesidades y extras), y los requisitos de empleo femenino en el hogar y oportunidades
en el extranjero. La vinculación de los hogares individuales con su entorno local, la nueva teoría
de la economía de la migración asume una consideración adicional en el proceso de toma de
decisiones de la familia, es decir, su posición económica y el estado actual y el deseado en la
comunidad local.
Las redes de migración se pueden entender de dos maneras. Primero y ante todo que denotan
las conexiones interpersonales transnacionales que vinculan a los de casa con los migrantes
que se encuentran en los países de destino a través de lazos de parentesco, amistad y
obligaciones mutuas derivadas de la comunidad compartida de origen. En el segundo sentido,
el término se refiere a redes formales o institucionales (iglesias étnicas y asociaciones, créditos
y las agencias de asesoría) de información y asistencia que surgen en las comunidades de
inmigrantes ya establecidos en el extranjero para satisfacer las necesidades de sus miembros,
así como sus parientes y conocidos en los lugares de origen que contemplen la migración.
La teoría de redes sostiene que la existencia de las redes sociales de información y asistencia,
también llamada el capital social, aumenta significativamente la probabilidad de la continuación
de la migración internacional entre los lugares de origen y destino. Como parte del capital social
de los migrantes, tales redes reducen los riesgos de viajar y aumenta los rendimientos
esperados a la migración mediante el acceso al empleo y los salarios en el extranjero y la
oportunidad de los ahorros que pueden ser remitidos a casa junto con el progreso material de
los propios inmigrantes. Para enfatizar el efecto autónomo de las redes de migración en el
mantenimiento de la circulación transfronteriza y el asentamiento en el lugar de destino, los
defensores de la teoría de redes señalan que mientras que estos flujos internacionales de
población son provocados por las condiciones macro-económicas o políticas adversas,
generalmente siguen aun cuando las circunstancias que las activaron tiendan a mejorar. Se
continúa mientras las redes de apoyo social que las sostienen hagan posible que las personas
interesadas en migrar puedan hacerlo sin dificultades. Cuando las redes de apoyo social dejan
de realizar sus funciones de facilitación, la migración comienza a desacelerarse. Abad, (2001)
Las condiciones que se ven afectados por la migración internacional, tal como se identifica por
los estudiosos que han aplicado este modelo en sus estudios empíricos, incluyen cinco
elementos: El primero es la distribución del ingreso (el ingreso visiblemente mejorado de los
migrantes motiva a quienes permanecieron en su lugar de origen a seguir sus pasos). Segundo
es la distribución de la tierra (Mientras migración se efectúe, más personas tienen los medios
para acceder a compra de tierras). El tercero es la organización de la producción agraria.
(Mientras más migración haya, mayor será el influjo de capital lo que incentivará una mayor
modernización y mecanización de la producción agrícola). El cuarto elemento es la cultura de la
migración (Así como la migración se hace un patrón a seguir en una localidad particular, se
convierte en una norma aceptada e incluso esperada en una cultura local lo que incrementa el
número de inmigrantes) El quinto elemento es la distribución regional de capital humano (A
medida que los programas de entrenamiento educacional y ocupacional proliferan en las
regiones de periferia, es decir, aquellas que exportan migrantes, los incentivos para migrar se
incrementan entre un sector capital humano mejor educado, mejor preparado y más ambicioso)
Así, la iniciación de los flujos migratorios internacionales es mejor explicada por una
combinación de las proposiciones del sistema mundial, el mercado de trabajo segmentado, la
economía neoclásica, y la nueva economía de teorías de la migración, así como la naturaleza y
la eficacia de las políticas de inmigración de los países emisores y receptores.
En los países de destino existen factores de atracción, y al mismo tiempo se han hecho
estructuralmente dependientes de la mano de obra extranjera. La realidad muestra que, aún en
condiciones de desempleo, cada vez es más necesaria la mano de obra inmigrante, no sólo
para cubrir puestos de trabajo de los que huyen trabajadores nacionales, sino también para
mantener y garantizar sistema de bienestar como el de la Unión Europea. José Martínez de
Pisón al referirse a la globalización, en lo relativo al tema de la migración, establece que un
análisis de los aspectos económicos de la globalización pone al descubierto alguna de sus
paradojas y, sobre todo, permite subrayar una de las causas del aumento de las migraciones.
De Pisón Cavero, (2004)
Ciertamente la mundialización económica es paradójica en la medida que aun pretendiendo ser
global, no es una mundialización total sino sectorial, puesto que todos los recursos y factores
pueden moverse libremente tratando de optimizarse y maximizar sus ventajas, a excepción del
factor trabajo, lo que refleja una contradicción en la denominada globalización económica. La
globalización económica se está construyendo sobre la base de una esquizofrenia
fundamental: la retirada de las barreras nacionales y la libertad de movimiento del capital está
coincidiendo con una oleada de iniciativas políticas destinadas a proteger las fronteras y
restringir la libertad de movimientos en los mercados internacionales de trabajo.
Las teorías sobre migración internacional poseen muchas veces enfoques reduccionistas,
ambiguos, delirantes, usando terminología caprichosa, poco consistente, descriptiva,
generalizadora al extremo y a veces sin ninguna comprobación y así no pueden ofrecer una
explicación total sobre los procesos de la migración internacional, ya que las causales son de
diversa naturaleza y se van modificando y creando una dinámica propia en el tiempo. La
relativa juventud de estas teorías como la profundización sobre las mismas, exige someterlas a
prueba de fuego permanente, en donde la teoría debe ir acompañada de la comprobación
empírica en sus diferentes escenarios. La discrepancia sobre los efectos tanto en el país de
origen como en el de destino puede estar fundamentada en la metodología, fuentes, rubros de
valoración, espacio geográfico y período de análisis. De la misma forma, algunos de los
resultados obtenidos en el corto plazo no se pueden garantizan en el largo plazo y lo mismo
ocurre con las valoraciones realizadas en períodos de prosperidad y de crisis. Esto no excluye,
sin embargo su utilidad para el análisis del fenómeno de la migración internacional, es
importante tomar en cuenta por lo tanto que un uso cuidadoso y combinado de las mismas
puede llevar a un análisis bastante acertado ya que la utilización de una sola teoría explicativa
de la migración llevará a un análisis reduccionista de la situación que estará completamente
alejado de la realidad imperante y su aplicabilidad será bastante escasa para resolver y explicar
ulteriores fenómenos.
Podría decirse que el género es una de las más antiguas, si no la más antigua de las fuerzas
de formación de la vida humana.
El género hace distinción entre dominios femeninos y masculinos en las actividades, tareas,
espacios, vestido y así sucesivamente. Las personas se les enseña a ver éstos patrones como
algo natural, inevitable e inmutable mas no como construcciones humanas. La
conceptualización de género sin embargo se presenta como un proceso, como una de las
varias maneras en que los seres humanos crean y perpetúan las diferencias sociales, a través
de prácticas y discursos que negocian las relaciones, los intereses en conflicto y las jerarquías
de poder y privilegio. La conceptualización de género como un proceso produce una praxis
orientada perspectiva que afirma que las identidades de género, las relaciones y las ideologías
son hechos fluidos, no fijos.
Sin embargo, el género también debería entenderse al mismo tiempo como una estructura, es
decir, un entramado de relaciones sociales institucionalizadas que mediante la creación y
manipulación de las categorías de género, organizan y potencian al individuo. Para la OMS el
género se refiere a los conceptos sociales de las funciones, comportamientos, actividades y
atributos que cada sociedad considera apropiados para los hombres y las mujeres. Las
diferentes funciones y comportamientos pueden generar desigualdades de género, es decir,
diferencias entre los hombres y las mujeres que favorecen sistemáticamente a uno de los dos
grupos.
Si en efecto en los últimos diez años hemos sido testigos de una notable expansión en los
estudios migratorios realizados desde una perspectiva de género, cabe señalar que es este
mismo florecimiento el que en la etapa actual por la que atraviesa el campo de estudio, ha dado
pie a importantes cuestionamientos en torno a las formas en que por más de treinta años se ha
ido construyendo la aproximación a la exploración de la relación entre el género y la migración.
En este sentido y no obstante que en la mayoría de las teorizaciones sobre ésta última, el
género se ha consolidado como una significativa unidad de análisis, también es necesario
reconocer algunos señalamientos significativos en relación al modo en que ha sido abordado.
Una de las principales críticas, ha consistido en la poca atención prestada a los aspectos
subjetivos y por ende a la exploración de los significados que, tanto mujeres como hombres,
atribuyen a sus vivencias directas y/o indirectas de la migración. De este modo y aunque en los
últimos años se ha puesto de manifiesto una notoria intención por remediar este vacío, es aun
evidente el predominio de investigaciones centradas en lo que podríamos denominar como los
elementos objetivos de la compleja relación que existe entre el género y la migración. Así y
aunque sin duda alguna, estos trabajos han revelado importantes aspectos vinculados con las
particularidades de las formas en que mujeres y hombres experimentan la migración,
consideramos que es necesario seguir pugnando por una aproximación más integral al objeto
de estudio.
El enfoque transnacional en el estudio de la migración
En la fase actual por la que atraviesan los estudios migratorios efectuados desde una
perspectiva de género, se observa una significativa disposición por desentrañar la complejidad
de los efectos de la migración en las relaciones de género, es relevante destacar el hecho de
que, a consecuencia de esta disposición, sea posible identificar un considerable interés por
prestar especial atención a los aspectos subjetivos vinculados a las experiencias migratorias, y
por tanto, como lo señala Ariza, (2007) a privilegiar el estudio de la agencia sobre la estructura
en ellas. Una de las principales razones de este viraje ha sido el surgimiento del enfoque
transnacional, por medio del cual y como una especie de reacción al predominio de
las perspectivas asimilacionistas y economicistas, se ha puesto al descubierto la
necesidad de considerar las múltiples vinculaciones que los migrantes conservan con sus
lugares de origen.
“Una óptica o mirada transnacional parte de un mundo sin fronteras, y empíricamente examina
tanto los límites y fronteras que emergen en momentos históricos particulares, como las
relaciones de poder a las que dan origen. No toma como dada a la unidad espacial de análisis;
de hecho, un componente fundamental de este enfoque es el de examinar la amplitud y
alcance de cualquier fenómeno social sin suposiciones previas. No privilegia lo global ni lo
local, sino que trata de mantener estas capas de la experiencia social, en diálogo unas con
otras, al prestar especial atención a la interacción y mutua influencia de sus múltiples sitios y
estratos” Levitt, (2011)
El papel de los Estados resulta decisivo en los procesos migratorios. Su labor no se reduce a
ordenar los flujos transfronterizos de personas, bien sea para alentarlos bien para intentar
obstaculizarlos, sino que también resulta crucial a la hora de producir y reproducir situaciones
de irregularidad, al encontrarse entre sus competencias privativas la de crear la peculiar figura
de los sin papeles o inmigrantes indocumentados. Con todo, y pese a esa evidencia, a medida
que más y más cuestiones demandan cada vez más soluciones globales, cabe preguntarse por
la adecuación y capacitación real de los Estados nacionales para afrontar los diversos retos del
presente y, en particular, el representado por los movimientos internacionales de personas. Las
dudas acerca del papel del Estado ante las migraciones atañen, en primer lugar, al plano de los
principios y fines de la política. Por su propia estructura, el Estado nacional está prácticamente
obligado a dar preferencia absoluta a los intereses de sus naturales. Velasco, (2006).
Por otro lado, las nuevas migraciones presentan nuevos rasgos que se pasan olímpicamente
por alto, ya que los esfuerzos estatales por controlar la migración siguen todavía una lógica
nacional, mientras que muchas de las fuerzas que determinan la migración siguen la lógica
transnacional El resultado de este desacoplamiento es bastante previsible, pues en la medida
en que el control migratorio esté basado en una lógica nacional estrecha siempre será grande
la probabilidad de que su grado de eficacia se vea sustancialmente disminuido por el influjo de
redes migratorias basadas en dinámicas transnacionales. El enfoque transnacional se ha
mostrado útil para abordar diversas dinámicas transfronterizas sostenidas de manera duradera
por actores no institucionales, como, por ejemplo, diversas formas de empresariado o de
activismo político, aunque es en el terreno migratorio donde su fecundidad más ha descollado.
De hecho, se ha convertido en una perspectiva analítica fundamental para examinar las causas
y las implicaciones socioculturales de los flujos migratorios actuales, sobre todo, para estudiar
de forma más integral estos flujos tanto en los contextos receptores como emisores.
(2006)
Para captar el sentido del término transnacionalismo migratorio es preciso tener en cuenta las
innovaciones introducidas en las actuales condiciones materiales de existencia, muchas de
ellas inconcebibles hace apenas unas pocas décadas. En unos pocos años se han registrado
avances pero no por ello menos tupidas, que impulsan importantes cambios en ambas áreas.
Sus integrantes actúan en múltiples espacios físicos y virtuales, conformando sólidos lazos que
se retroalimentan y que sirven para amortiguar el choque afectivo y cultural que supone la
experiencia migratoria. Esta configuración de los procesos migratorios mediante redes
transnacionales hace visible una cara de la globalización diferente a la más habitual: una
globalización en la que toman protagonismo no tanto las implicaciones ‘macro’, sistémicas o
estructurales del proceso (una globalización desde arriba), sino aquellas que se insertan en el
nivel ‘micro’ de los procesos sociales (una globalización desde abajo), más cercano al mundo
de la vida. Suárez (2008)
Los movimientos migratorios son tan antiguos como el mismo desarrollo de la historia de la
humanidad. Somos seres migrantes de la misma manera que lo fueron los grupos que cruzaron
el estrecho de Behring, los comerciantes que siguieron la ruta de la seda o los navegantes que
buscaban “Las Indias”. Somos migrantes desde el momento que nos alejamos de nuestro lugar
de origen para encontrar un mejor lugar para vivir, escapando de desastres naturales, guerras o
regímenes políticos amenazantes.
La migración internacional fue una de las principales características del siglo XX y se convierte
en un elemento constante de las relaciones internacionales del siglo XXI. Los causales de
estos aumentos en las corrientes migratorias son, entre otros, la creación de nuevos estados,
un mayor ensanchamiento de la brecha económica entre los países norte-sur y un importante
aumento poblacional. Los flujos migratorios también se
venincrementados por las oportunidades que la creación de acuerdos de integracióneconómica
y el desarrollo en las comunicaciones y del transporte brindan a los individuos para conocer
más acerca de otros países, culturas y modos de vida, así como aprovechar las
potencialidades que brinda el cambiar de lugar de residencia. Las nuevas tendencias, de
acuerdo al debate llevado a cabo por la Comisión de Población de las Naciones Unidas,
muestran una orientación diferente en el desarrollo de las migraciones en los últimos años. La
fuga de cerebros y la feminización de las migraciones son dos de los fenómenos que ascienden
y que, junto con los derechos de los migrantes y la
importanciade las remesas para los países en desarrollo, se sitúan en la agenda de las
organizaciones internacionales. Alba, (2000).
La mujer migrante
Por mucho tiempo, la migración se caracterizó por ser esencialmente masculina, de un
rango de mediana edad, y de personal bajamente calificado (denominando a losmigrantes
simplemente como “trabajadores”). Los primeros estudios de migración se basaron en la
concepción que los únicos contribuidores al sistema económico eran los
hombres y que la participación de la mujer era insignificante.
En relación a datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas, el crecimiento de los
migrantes del sexo femenino ha sido constante a partir de las últimas cinco décadas. La
cantidad de migrantes femeninas ha aumentado de manera más rápida que la población
masculina migrante en países industrializados y en vías de desarrollo. De acuerdo a la
Organización Internacional del Trabajo, las mujeres ahora constituyen más de la mitad de la
migración mundial y alrededor del 70 y 80 por ciento de la migración en algunos países.
Por algo más de 40 años, las migraciones femeninas han sido, sin embargo, también
representativas de los movimientos trasnacionales. En 1960, existían 35 millones de migrantes
mujeres y 40 millones de migrantes varones. Para 2000, a pesar de que el número de
migrantes se había duplicado, la brecha entre migración masculina y femenina permaneció
siendo la misma, 85 millones de migrantes femeninas contra 90 millones de migrantes
masculinos. Existen diferencias regionales en cuanto a las experiencias migratorias femeninas.
De acuerdo a Zlotnic, es en África del Norte y Asia del Sur donde existe una menor migración.
En ambas regiones, la inmigración femenina ha decrecido desde 1970, en parte porque estas
regiones no tienen grandes “imanes” de atracción hacia los migrantes internacionales. La
mayoría de los países de África del norte son fuentes expulsoras de migrantes, más que
receptores. En Asia del Sur, la migración forzada ha llevado a flujos considerables dentro de la
región, pero la información con respecto a la composición sexual del stock de migrantes
es escasa.