Professional Documents
Culture Documents
UNIDAD I
ESTRUCTURA DE LAS OBLIGACIONES. NOCIONES BÁSICAS
PUNTO 1
Concepto de obligación
Etimología: “obligatio”; de la voz “ob”: a causa de, sobre; y de “ligatio”: amarrar, atar, vincular.
Significado vulgar: Obligación. Acción y objeto de obligar. Lo que se está obligado a hacer. Circunstancia de estar
obligado a algo por un deber. Correspondencia a un beneficio recibido. Prestación que deriva de una deuda. Título
amortizable y con interés fijo. Deberes familiares. (Voz “obligación”, Marred, Diccionario Enciclopédico, Barcelona,
Ediciones Trébol, 1.998)
Relación Jurídica: Especie de relación intersubjetiva en virtud de la cual determinados supuestos de hecho son
considerados aptos por el legislador para satisfacer intereses dignos de tutela, reconociéndose, en consecuencia, una
tutela estable y organizada que se plasma en los correlativos derechos y deberes. (Moisset de Espanés). Dentro de las
relaciones jurídicas patrimoniales, encontramos las obligatorias y las reales; en las extrapatrimoniales los derechos de la
persona y de la familia.
La obligación es una relación jurídica en virtud de la cual el acreedor tiene un derecho subjetivo de exigir del deudor una
determinada prestación, patrimonialmente valorable, orientada a satisfacer un interés lícito, y ante el incumplimiento, a
obtener forzosamente la satisfacción de dicho interés, sea en especie o de manera equivalente. (Pizarro)
ARTÍCULO 724.- Definición. La obligación es una relación jurídica en virtud de la cual el acreedor tiene el
derecho a exigir del deudor una prestación destinada a satisfacer un interés lícito y, ante el incumplimiento, a
obtener forzadamente la satisfacción de dicho interés.
La definición propuesta pone de manifiesto los rasgos más relevantes de la figura y remarca, además, la verdadera
estructura institucional de la obligación, en la que, armónicamente, aparecen el débito y la responsabilidad como tramos
de una misma relación obligatoria. Tiene implicancia normativa en cuanto conduce a descartar el carácter obligacional de
las denominadas obligaciones naturales, categoría cuya supresión se propone, por considerar que no son verdaderas
obligaciones por defecto de exigibilidad…” Fundamentos del CCyC
ARTÍCULO 725.- Requisitos. La prestación que constituye el objeto de la obligación debe ser material y
jurídicamente posible, lícita, determinada o determinable, susceptible de valoración económica y debe
corresponder a un interés patrimonial o extrapatrimonial del acreedor.
El concepto de obligación debe ser valorado tomando en cuenta el fenómeno que se procura analizar en su integridad.
Es menester enfocar tanto el crédito como la deuda. El derecho o poder del acreedor y el deber del deudor. Todo aquello
que está alcanzado por el vínculo jurídico.
Definiciones Clásicas
Justiniano: “Obligación es un vínculo jurídico que nos constriñe a pagar algo a otro, según el derecho civil”
(Institutas, Lib. 3º. Título 13º)
Paulo: “La esencia de la obligación no consiste en hacer de algo una cosa nuestra o servidumbre nuestra, sino en
constreñir a otro a darnos, a hacernos o prestarnos algo” (Digesto, Lib. 3º pág. 447)
Terminología
Consideramos adecuado emplear la expresión derecho de obligaciones para conceptuar la materia que estudiamos,
pues ella trasunta la plenitud del fenómeno jurídico que nos ocupa. Esta denominación es preferible a otras, que abundan
en doctrina y jurisprudencia, como derechos creditorios o personales. Derechos creditorios es una terminología objetable,
pues trasunta la faz activa de una relación sensiblemente más compleja. La locución derechos personales -si bien no es
inexacta- resulta equívoca, pues engloba en su seno también a los derechos inherentes a la persona e, inclusive, a
relaciones nacidas del derecho de familia que carecen de contenido patrimonial.
U1 - 2
Acepciones Impropias
Toda obligación supone un cierto sometimiento del deudor, quien debe observar una conducta determinada, orientada,
específicamente, a satisfacer una necesidad del acreedor. La noción de obligación nos lleva, casi naturalmente, a la de
deber jurídico, con la que guarda una relación de especie a género. Entendemos por deber jurídico la necesidad de
ajustar nuestra conducta a los mandatos de una norma legal. La noción de deber jurídico nos emplaza ante un tipo de
situación que presenta como notas distintivas la idea de subordinación o sometimiento. Quien se encuentra alcanzado
por el deber jurídico está compelido a observar un determinado comportamiento, positivo o negativo, impuesto por una
norma jurídica, que siempre hará referencia a su conducta exteriorizada hacia terceros La diferencia de lo que sucede,
por ejemplo, con el deber moral que es por definición, subjetivo y autónomo, sin que obste a esta conclusión el hecho de
que pueda proyectar sus consecuencias hacia terceros.
a) El llamado deber jurídico general, que representa la categoría más amplia y que "expresa la idea de la fuerza
obligatoria de las normas jurídicas, su vigencia y realización en la comunidad social" [HERNANDEZ GIL]. Este deber
jurídico existe como consecuencia de la convivencia social, tiene carácter general, pues está dirigido a toda la
comunidad, carece de contenido patrimonial y se traduce en un régimen de sanciones de diferente naturaleza para quien
lo transgreda (v. gr., el deber de respetar las leyes o de no interferir en los derechos de los demás).
b) Los deberes jurídicos particulares, que se dirigen no ya a toda la comunidad sino a una determinada categoría de
sujetos a quienes se imponen determinadas conductas desprovistas, en sí mismas, de contenido patrimonial. El deber de
fidelidad no se impone a todas las personas sino a aquellas que se encuentren casadas; el deber de obediencia a los
padres pesa sobre los hijos que se encuentren sometidos a la patria potestad, etcétera.
c) Finalmente, siempre en nuestro camino desde el género hacia la especie encontramos una tercera categoría de
deberes, más específicos, que se imponen a ciertos y determinados sujetos que deben realizar una conducta
determinada, con la finalidad de satisfacer un interés de otro y que tienen contenido patrimonial: a este tipo de deber
jurídico particularizado lo llamaremos obligación. Se comprende, entonces, que la obligación es una especie dentro del
género de los deberes jurídicos. Toda obligación importa un deber jurídico. Pero hay deberes jurídicos que no son
obligaciones.
O. Civiles: deber jurídico que tiene el deudor de hacer, no hacer, o dar una cosa, exigible por parte del acreedor, bajo
amenaza de sanción jurídica.
O. Naturales: deber que tiene el deudor de cumplir con su obligación, sin el constreñimiento jurídico. (No es exigible
jurídicamente por parte del acreedor) Puede existir en este caso deuda sin responsabilidad, pero no puede existir
responsabilidad sin deuda en ninguna obligación ya que la deuda en las obligaciones civiles es la que crea la
responsabilidad.
Deber Moral
Una especie de deber, subjetivo y autónomo sin incidencia jurídica. Se regula en el CCyC en dos artículos:
ARTÍCULO 728.- Deber moral. Lo entregado en cumplimiento de deberes morales o de conciencia es irrepetible.
ARTÍCULO 2538.- Pago espontáneo. El pago espontáneo de una obligación prescripta no es repetible.
La obligación cumple un papel fundamental en la sociedad moderna, como un instrumento vital para la consecución de
fines individuales y sociales. Ella tiene características propias que conllevan a una finalidad económica y social distinta
de las que denotan otras relaciones jurídicas patrimoniales. Esto se advierte nítidamente cuando se la compara con los
derechos reales. En tanto éstos resuelven un problema de asignación, apropiación y distribución de bienes, la obligación
pone en evidencia un problema de cooperación prometida entre personas que integran una misma comunidad social. A
través de la obligación se encuentra un instrumento adecuado para posibilitar que las personas puedan efectuar
actividades de cooperación social, aptas para satisfacer sus variados intereses. Constituye una herramienta fundamental
para el intercambio, la distribución y comercialización de bienes y servicios; representa dentro de ese orden de ideas, un
vehículo frecuente para que opere la transmisión del derecho real.
Desde el punto de vista social, da marco adecuado para la cooperación necesaria entre los individuos orientada a la
obtención de sus distintos fines en sus más variadas formas y manifestaciones.
PUNTO 2
El tema presenta especial importancia, no sólo para desentrañar cuál es la naturaleza jurídica de la obligación, sino
también a la hora de precisar su objeto y contenido.
Teorías subjetivas: Consideran el crédito como una potestad, un señorío sobre determinados actos de la
conducta del deudor, que deberían concebirse como sustraídos a su libertad, y sometidos a la voluntad del
acreedor. Esta teoría se admitía en la época del derecho romano, en donde la garantía por incumplimiento la
configuraba la propia persona del deudor, a quien el acreedor la podía convertir en su esclavo. Esta postura no
tiene cabida en el derecho moderno.
Teorías objetivas: trasladan el epicentro de la relación obligatoria desde el aspecto personal del débito, al
aspecto patrimonial, de suerte que el comportamiento humano libre constituiría una fase preliminar de la
responsabilidad que sería, para esta postura, la única noción relevante para el derecho. El deudor no debe,
simplemente es responsable.
- El vínculo obligatorio importa principalmente una relación entre patrimonios, siendo secundaria la determinación
de quien sea el titular del mismo. Ello explica que la obligación pueda cumplirse por medio de un tercero o que
el crédito pueda ser transferido por cesión.
- Para esta teoría no existirían diferencias entre los derechos reales y las obligaciones, considerando a estas
últimas como un derecho real de garantía similar a la prenda.
Teorías modernas:
Teoría del vínculo jurídico complejo: la obligación se considera como un vínculo jurídico complejo, en cuyo
seno deben distinguirse dos relaciones diferentes: una de deber, débito o deuda – schuld- y otra de
responsabilidad o garantía- haftung.
- El débito es el estado de puro deber, que se inicia con el nacimiento de la obligación y se extingue cuando la
misma es cumplida voluntariamente. El deudor presenta en este tramo un estado de presión psicológica, y el
acreedor se encuentra en un estado de legítima expectativa.
- La garantía o responsabilidad es el elemento que entra en juego a raíz del incumplimiento de la obligación. En
este momento el acreedor ejerce contra el patrimonio del deudor un poder de agresión para satisfacer su
interés, sea por vía de ejecución forzada directa o en especie; sea por ejecución forzada indirecta o el
equivalente dinerario.
- Por ello existen supuestos de deuda sin responsabilidad, como las obligaciones naturales; responsabilidad sin
débito como tercero poseedor del inmueble hipotecado, o deudas con responsabilidad atenuada como
sociedades de responsabilidad limitada.
- Crítica: ambas nociones del schuld y haftung no deben ser consideradas como entidades aisladas sino en
armonía.
U1 - 4
En su art. 724 CCYCN consagra el concepto normativo de la obligación, manifestando su estructura institucional en a
que armónicamente aparecen el débito y la responsabilidad como tramos de la misma relación obligatoria, lo que lleva a
descartar el carácter de obligación a las denominadas obligaciones naturales; siguiendo la tendencia que las considera
deberes morales o de conciencia y no jurídicos, cuya única consecuencia consistirá en la imposibilidad de repetir lo
pagado espontáneamente, fundado en razones de paz social.
La deuda como deber jurídico específico está caracterizada esencialmente por el deber jurídico específico y de contenido
patrimonial que asume el deudor, denominado prestación, cuya realización tiende a satisfacer un interés del acreedor.
Este deber jurídico presenta características propias y específicas: tiene especificidad, contenido patrimonial y está
orientado directamente a satisfacer el interés de otro.
La denominada situación de deuda comprende:
a) Los deberes secundarios de conducta.
Si bien el deber de prestación se traduce en la adopción de determinado comportamiento, en un plan de
conducta futura orientada a satisfacer el interés del acreedor, la deuda no se agota ni se reduce a él.
La situación de deuda presenta mayor complejidad y va más allá del deber central y primario, que debe el
deudor desplegar para concretar el interés del acreedor. Su contenido es más amplio y está formado por
una porción de deberes jurídicos que pesan sobre el deudor, pero también radican facultades a través de
las cuales el ordenamiento jurídico protege los legítimos intereses del deudor.
b) Los derechos del deudor.
El deudor no sólo tiene deberes; tiene también derechos y facultades. Así, por ejemplo, el derecho de
pagar, de liberarse, la posibilidad de constituir en mora al acreedor, la facultad de determinar la prestación
en ciertas obligaciones de objeto relativamente indeterminado, etc.
El derecho de crédito es un verdadero derecho subjetivo. El acreedor tiene mucho más que una expectativa de conducta
futura del deudor. Dispone, desde la gestación misma de la obligación, de un poder jurídico de actuación para la
satisfacción de su interés. El derecho de crédito no sólo se integra con el derecho del acreedor a la prestación y con el
poder de agresión patrimonial sobre los bienes del deudor que el sistema le reconoce en caso de incumplimiento. Tiene
otros poderes que se materializan en un complejo haz de facultades y también de deberes.
El derecho de crédito tiene, como todo derecho subjetivo, límites que deben ser bien precisados:
1) El primero está dado por la naturaleza de la prestación debida, cuya ponderación requiere de apreciación
de circunstancias de personas, tiempo y lugar.
2) El segundo límite surge de la propia función económica y social para la cual le ha sido reconocido (Art. 10
del Código Civil y Comercial)
3) El principio de la buena fe que constituye el marco en el cual se despliegan las relaciones obligatorias. El
acreedor debe ejercitar sus derechos (y cumplir con las cargas pertinentes) obrando de buena fe. (Arts. 9,
729 y 961 del Código Civil y Comercial)
U1 - 5
4) El orden público de protección se erige también en un factor limitativo del derecho de crédito, imponiendo
imperativamente, en importantes ámbitos del derecho privado y acotando la extensión de ciertas
prerrogativas. (Arts. 12 y 13 del Código Civil y Comercial)
También pesan sobre el acreedor ciertos deberes que algunos llaman deberes de colaboración y otros simplemente,
cargas del acreedor, que son presupuesto indispensable, muchas veces, para el acto de ejercicio de su derecho. Estos
deberes de cooperación son impuestos por aplicación de las reglas de la buena fe:
1) Las llamadas cargas de colaboración para que el deudor pueda cumplir.
2) La carga de examinar diligentemente la prestación ya realizada.
3) La carga de información que impone el deber de comunicar ciertos acontecimientos, cuyo conocimiento es
de interés para las partes.
4) La carga de facilitar la liberación del deudor, realizando los actos pertinentes para posibilitar que éste pueda
cumplir y alcanzar la liberación sin riesgos.
1) patrimonialidad.
2) relatividad.
4) autonomía de la voluntad creadora: el derecho no denota un “molde” para las obligaciones a crear, solo su licitud.
5) temporalidad: se agota con el cumplimiento y la inacción del titular puede derivar en una prescripción extintiva.
PUNTO 3
Tesis obligacionista
El derecho real no sería más que una especie de estos derechos, tanto es así que en estos se encuentran los mismos
elementos de las obligaciones: un sujeto activo, el objeto y el sujeto pasivo que está constituido por la universalidad de
los hombres (obligación pasivamente universal).
Tesis realista
El acreedor tiene el derecho de pedir la ejecución forzada de los bienes del deudor en caso de incumplimiento, derecho
que vendría a ser un derecho real de garantía análogo a la prenda.
DERECHOS PERSONALES DERECHOS REALES
El objeto es la prestación del deudor para satisfacer El objeto son las cosas o los bienes taxativamente fijados
el interés del acreedor por ley.
3 Elementos: sujetos , un objeto y vínculo 2 elementos: sujeto y objeto: la cosa o el bien.
El derecho personal es oponible al deudor y tiene El derecho real es oponible a todos, tiene carácter absoluto
carácter relativo; en principio, sólo el deudor está y recae directamente sobre la cosa. El derecho del
obligado al cumplimiento. propietario no puede ser desconocido por otro.
Los derechos personales son ilimitados en numero; Los derechos reales son esencialmente limitados en
descansan en el principio de la autonomía de la número. La ley es la única que los puede crear por lo que
voluntad, por lo que los particulares pueden crear los rige el sistema de númerus clausus (fuera de los derechos
de derechos personales que deseen. Art 958 reales reconocidos por la ley en un elenco taxativo no
CCYCN existen otros) art 1884 CCYCN
Autonomía de la voluntad art 958 y 960 CCYCN Normas imperativas ART 1884 CCYCN
U1 - 6
Los derechos personales se pierden por la Los derechos reales se adquieren por la prescripción
prescripción liberatoria. adquisitiva.
El acreedor ejerce su facultad a través de la del La prerrogativa se ejerce directamente sobre la cosa.
deudor conducta
PUNTO 4
Son las obligaciones que descansan sobre una determinada relación de señorío sobre una cosa, y nacen, se desplazan y
se extinguen con esa relación de señorío.
Caracteres:
Su nacimiento y transmisión se vincula con alguna relación real, incluyendo a la tenencia; no es necesario que se
configure un derecho real. Ella explica su nota “real” por la cual se desplazan -ambulan- los derechos y los débitos a los
sucesivos adquirentes. Sin embargo, son derechos personales con esta característica peculiar. Ello descarta su
categorización como situación intermedia entre éstos y los reales. Son obligaciones en sentido técnico jurídico que
cumplen todos los requisitos esenciales de ellas, tanto sujetos objeto- dar, hacer, no hacer; vínculo jurídico y causa
fuente- la ley-; sólo que el sujeto se determina de manera especial. Se trata de la hipótesis que los sujetos tanto activo y
pasivo no se encuentran determinados sino que son determinables al momento que se haga valer la obligación, es decir
al momento del pago.
Su causa fuente es la ley, es decir son obligaciones ex lege. Su nacimiento y vicisitudes se producen por imperio de
la ley su trasferencia sucede sin que para ello intervenga la voluntad de los particulares, con el mero desplazamiento de
la titularidad real y la extinción también opera por ministerio de la ley sea por transferencia a otro, pérdida o abandono.
Nacimiento. Las obligaciones reales nacen exclusivamente de la ley, el nacimiento se produce ope legis. Respecto de su
creación rige el numerus clausus.
Su contenido puede consistir en dar, como el supuesto de pago de las expensas, hacer, como el caso de la contribución
a los gastos de conservación en el condominio y de no hacer, verbigracia, no plantar a ciertas distancias del límite entre
fundos
U1 - 7
Tales prestaciones son debidas en razón y en referencia a la cosa. Así, por ejemplo, la obligación de pagar
expensas se refiere a la cosa, y la segunda deriva de servicios realizados en razón de la cosa.
El deudor responde con la totalidad del patrimonio .Tal sería el principio general; es decir, la prenda común de los
acreedores. Excepcionalmente, la ley puede determinar limitaciones, como lo dispuso en la hipótesis de expensas
comunes.
Transmisión de la obligación con la "ambulación de la cosa". En tanto el crédito y la deuda nacen con la relación con
la cosa, la transmisión de ambos sobreviene también con el cambio de titularidad de la relación. De manera que, sin
dependencia de cesión alguna, el vínculo obligacional queda trabado entre el antiguo acreedor (o deudor) y aquél que
accede a la relación. La obligación sigue a la cosa.
Extinción del crédito y de la deuda con la cesación de la relación con la cosa. Como regla general, y en
consonancia con el funcionamiento característico de la obligación propter rem, el crédito y el débito se extinguen para
aquél que cesa en su relación con la cosa, sea por medio de enajenación, abandono o pérdida de la cosa; y pasa al que
accede a ella.
Casos: Plenario DODERO – Caso de gastos de pavimentación no notificados.
La diferenciación existente entre las obligaciones propter rem y las cargas reales
Sinónimo de gravámenes reales, o sea para aludir al correlato opuesto a la titularidad de los derechos reales sobre cosa
ajena, es decir, es esos derechos reales “vistos” del lado de quien los “soporta”, por ejemplo el usufructo, el uso, la
habitación, las servidumbres, la hipoteca constituirían “cargas reales”.
Es, por esencia, una obligación. Es, por esencia, un derecho real sobre cosa ajena, visto
desde el punto de vista del sujeto que soporta la carga.
El deudor es obligado desde que es titular de la El gravado con la carga real no es deudor y está exento de
relación de señorío con la cosa y responde con todos responsabilidad con sus demás bienes. (art. 3266 Cód. Civil)
sus bienes.
Para limitar su responsabilidad y liberarse, debe El abandono del tercer poseedor se limita a facilitar el
abandonar la relación de señorío con la cosa. ejercicio de la acción que tiende a hacer efectiva la garantía.-
U1 - 8
- El Derecho romano concibió con alcances reipersecutorios a ciertas acciones personales, conocidas como acciones
in rem scriptae.
- La expresión significa la proyección del derecho personal sobre la cosa.
La obligación pesa sobre el actual El locador continúa siendo locador y él debe el uso y
poseedor de la cosa. goce que ha transferido al locatario. El adquirente del
inmueble locado debe respetar el derecho personal que
surge del contrato de locación.
PUNTO 5
La definición de obligación
Las palabras obligare y obligatio derivan del latín ligare (atar); calificada doctrina ubica los orígenes de esta locución con
sentido técnico, referida al débito convencional, alrededor del siglo I A.C. y se extiende para comprender obligaciones
nacidas de otras fuentes. Con el Corpus Iuris Civilis de Justiniano, se advierten los primeros conceptos de obligación; en
el Digesto, se atribuye a Paulo la siguiente expresión: “la sustancia de las obligaciones consiste, no en que se haga
nuestra alguna cosa corpórea o una servidumbre, sino en que se constriña a otro a darnos, hacernos o prestarnos algo”.
La más célebre de las definiciones que aparecen en el Corpus se atribuye a un glosador posclásico de Gayo, en las
Institutas: “vínculo jurídico que nos constriñe a pagar una cosa según el derecho de nuestra ciudad”. Puede decirse que
el concepto de obligación, sus aspectos estructurales y funcionales alcanzaron en el derecho romano justinianeo notable
precisión; en cambio, el espíritu del derecho de las obligaciones ha sufrido un cambio notable, sensible a las nuevas
exigencias económicas, sociales, filosóficas, políticas y culturales.
La concepción personalista de la obligación. Intransmisibilidad
La concepción romana de la obligación, en sus primeras etapas, tuvo carácter estrictamente personalista, tanto en
materia de delitos cuanto en el campo contractual. Se la concebía inicialmente como ligamen o atadura entre acreedor y
la propia persona del deudor, de carácter estrictamente personal, tanto en su faz activa como pasiva. En una primera
etapa era la propia persona del deudor, físicamente, la que resultaba vinculada a su acreedor a través del nexum. El
paso de una responsabilidad personal del obligado, asentada sobre su propia persona, a otra con epicentro den el
patrimonio, flexibilizó el concepto de obligación y su incidencia en el campo de las relaciones jurídicas patrimoniales.
El lento camino a la transmisibilidad de créditos y deudas
Aferrados a esquemas personalistas de la obligación los romanos no admitieron en una primera etapa la transmisibilidad
de créditos y deudas, salvo en materia de sucesión por causa de muerte, donde acudiendo a la ficción de que el
heredero continuaba la personalidad del causante, se mitigó el insostenible rigor de aquella construcción. Una
concepción tan rigurosa debía entraren conflicto con las necesidades de una sociedad cada vez más evolucionada y con
exigencias del tráfico jurídico. La nueva realidad llevó a admitir con mayor abstracción la transmisión de créditos
U1 - 9
mediante distintas figuras que, paulatinamente fueron relegando el principio de intransmisibilidad (novación, procuratio in
rem suam, cesión de créditos)
Tipicidad del vínculo obligacional
Otra de las características de la obligación en el antiguo derecho romano fue su tipicidad, tanto en materia contractual
como delictual. No se conocía sino un determinado y cierto número de situaciones, expresamente catalogadas,
tipificadas, fuera de las cuales no era posible que naciera ninguna obligación. En el campo de los hechos ilícitos, la ley
enumeraba taxativamente los diversos delitos, de manera similar a lo que sucede hoy en el derecho penal; algo similar
sucedía en materia contractual, donde en una primera etapa no se otorgaba al simple pacto, desprovisto de formalidades
típicas y rigurosas, aptitud para crea obligaciones. A partir de un mosaico de situaciones típicamente regladas se
gestaron los hilos conductores que, mayor abstracción de por medio, permitieron un mejor desarrollo de la institución.
Mayor patrimonialización del vínculo obligacional.
Otro dato de relevancia está dado por la desvinculación física de la persona del deudor al poder del acreedor. El vínculo
obligacional se patrimonializó y esto tuvo necesaria incidencia en la dinámica funcional de la obligación, a la vez que
repercutió a favor de la dignidad e integridad humana. La obligación se erigió en un instrumento idóneo para la
consecución de fines económicos.
Ejecución forzosa.
En una primera etapa, la deuda originaria era inexigible y únicamente se podía reclamar lo adeudado en sustitución o por
equivalente monetario de ello. La deuda en juicio cambiaba su naturaleza, pues desde el mismo momento en que se
trababa la litis contestatio el deudor demandado quedaba sujeto a soportar una condena en donde la prestación principal,
resultaba remplazada por la cantidad de dinero que el juez fijaba por resarcimiento. Este sistema experimentó una
profunda mutación en el derecho justinianeo, lo cual pone en evidencia que se debió esperar bastante tiempo hasta que
el derecho romano admitiera la injusticia de aquella solución y el derecho del acreedor a reclamar y obtener el
cumplimiento exacto de lo debido.
- El principio de la autonomía de la voluntad (Arts. 957, 958 y 959 de Código Civil y Comercial): lo libremente
pactado por las partes es ley para ellas. El reinado pleno del consensualismo.
- La admisión del ejercicio ilimitado de los derechos.
- La responsabilidad civil fundada en la idea exclusiva y excluyente de culpabilidad.
- Rechazo de toda intervención judicial frente a contratos desquiciados por factores imprevisibles y
extraordinarios.
de las relaciones económicas llevó a que la obligación perdiera, en buena medida, sus rasgos de personalización y
singularidad que todavía tenía. A los tradicionales caracteres de abstracción, comercialización, patrimonialidad y
universalidad, habrían de seguirle, después de la revolución industrial y postindustrial, los de masificación, movilidad,
eficacia y rapidez.
PUNTO 6
La sociedad de consumo
Todo sistema social prepara a sus miembros de acuerdo a la finalidad perseguida en un contexto histórico y económico
determinado, así como en la modernidad la idea central era la producción y toda la estructura social se delineaba en
función de ella, en la actualidad, el individuo desde su nacimiento es culturizado y socializado para consumir.
La noción de consumo es un concepto proveniente de la economía que el derecho ha receptado, representando para las
ciencias económicas el último eslabón del proceso económico, en el que los bienes, siempre escasos, se utilizan para la
satisfacción de las necesidades sociales en constante aumento.
El derecho del Consumo comprende el conjunto de normas y principios que regulan las relaciones jurídicas de
consumo entre los consumidores y los proveedores profesionales de bienes y servicios. Se trata de una disciplina
U1 - 11
nueva, dinámica y flexible, orientada a coordinar los distintos institutos jurídicos que se gestan en torno a la relación
jurídica de consumo y que tiende a asegurar una protección eficaz de los derechos de estos últimos.
- Desde el punto de vista jurídico, la noción de consumidor puede ser utilizada en dos sentido: abstracto y concreto.
- La noción abstracta incluye como consumidores a todos los ciudadanos en cuanto aspiran a tener una
calidad adecuada de vida. No sólo como consumidores o usuarios de bienes y servicios para el uso personal o
familiar, sino también como persona a la que conciernes distintos aspectos de la vida social. Conforme a ello, todos
somos consumidores en potencia, aún cuando no realicemos un acto de consumo en sentido estricto. La protección
del consumidor en este sentido se asimila ea la del individuo particular, y es una manifestación de la repercusión del
derecho frente a las marcadas desigualdades económicas y sociales que impone la vida actual.
- La noción legal de consumidor es mucho más concreta y procura determinar en función de un plexo
normativo específico, quien debe merecer la tutela específica de que se dispone. Se advierte de inmediato la
inconveniencia de formular una noción de consumidor desentendida del marco normativo en que se inserte, cuyos
parámetros pueden varias según los casos.
a) Posición amplia: Consumidor es todo aquel que contrata con un empresario profesional como cliente.
b) Posición restringida: El consumidor es la persona física que adquiere bienes o servicios para un uso privado,
familiar o doméstico. Las personas jurídicas quedarían descartadas como posibles consumidores, así como la
persona física que realiza una operación dentro del ámbito de su empresa.
c) Posición intermedia: Consumidor es la persona física o jurídica que, al adquirir bienes o servicios no está
realizando una actividad profesional o empresarial.
Art. 42.- Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación de consumo, a la
protección de su salud, seguridad e intereses económicos; a una información adecuada y veraz; a la libertad de
elección y a condiciones de trato equitativo y digno.
Las autoridades proveerán a la protección de esos derechos, a la educación para el consumo, a la defensa de la
competencia contra toda forma de distorsión de los mercados, al control de los monopolios naturales y legales,
al de la calidad y eficiencia de los servicios públicos, y a la constitución de asociaciones de consumidores y de
usuarios.
“El derecho del consumidor nace del reconocimiento de que es necesario restablecer el marco de equilibrio en la relación
de consumo. Este marco de equilibrio desfavorable al consumidor en la relación de consumo y favorable al proveedor
surge de una debilidad estructural por parte del consumidor en la relación de consumo.
Debemos decir que el derecho del consumidor busca nivelar y elevar al consumidor, para encontrar la necesaria
nivelación en la relación, a fin de que ambos sujetos de ella se encuentren realmente en las mismas situaciones como
para contratar.”
(IRIGOYEN, Roberto, “Fundamentos de la cláusula constitucional sobre defensa del consumidor”, LA LEY1994-E, 1020)
- Es interdisciplinario, pues aparte de sus principios y reglas propias, se nutre de aspectos provenientes de otras
ramas del derecho, público y privado, sustancial y procesal.
- El derecho del consumo ha alcanzado autonomía en nuestro tiempo y constituye una nueva disciplina jurídica.
- Comprende la protección de intereses de consumo que pueden ser individuales o supraindividuales, colectivos y
difusos.
- Es esencialmente dinámico, flexible y mutable, del mismo modo que lo son el mercado de consumo y los
intereses individuales y colectivos que en él se despliegan.
- Tiene una decidida tendencia a la protección del consumidor o usuario que se plasma, frecuentemente, en
disposiciones imperativas, estatutarias y de orden público.
- Contribuye de manera específica a alcanzar un equilibrio de mercado más adecuado, favoreciendo los intereses
no sólo de los consumidores, sino también de los proveedores de bienes y servicios, quienes también requieren
de reglas claras y transparentes para competir..
ARTÍCULO 1º.- Objeto. Consumidor. Equiparación. La presente ley tiene por objeto la defensa del consumidor o
usuario. Se considera consumidor a la persona física o jurídica que adquiere o utiliza, en forma gratuita u
onerosa, bienes o servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social.
Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo como consecuencia o en
ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios, en forma gratuita u onerosa, como destinatario final, en
beneficio propio o de su grupo familiar o social. (Modificado por Ley N° 26.994)
ARTÍCULO 2º — PROVEEDOR. Es la persona física o jurídica de naturaleza pública o privada, que desarrolla de
manera profesional, aun ocasionalmente, actividades de producción, montaje, creación, construcción,
transformación, importación, concesión de marca, distribución y comercialización de bienes y servicios,
destinados a consumidores o usuarios. Todo proveedor está obligado al cumplimiento de la presente ley.
No están comprendidos en esta ley los servicios de profesionales liberales que requieran para su ejercicio título
universitario y matrícula otorgada por colegios profesionales reconocidos oficialmente o autoridad facultada
para ello, pero sí la publicidad que se haga de su ofrecimiento. Ante la presentación de denuncias, que no se
vincularen con la publicidad de los servicios, presentadas por los usuarios y consumidores, la autoridad de
aplicación de esta ley informará al denunciante sobre el ente que controle la respectiva matrícula a los efectos de
su tramitación.
Lorenzetti sostiene que la relación de consumo debe definirse de modo que abarque todas las situaciones en que el
sujeto es protegido, antes, durante y después de contratar; cuando es dañado por un ilícito extracontractual o cuando es
sometido a una práctica del mercado; cuando actúa individualmente o cuando lo hace colectivamente. Siendo la relación
de consumo el elemento que decide el ámbito de aplicación del Derecho del Consumidor, debe comprender todas las
situaciones posibles.
ARTÍCULO 1092.- Relación de consumo. Consumidor. Relación de consumo es el vínculo jurídico entre un
proveedor y un consumidor. Se considera consumidor a la persona humana o jurídica que adquiere o utiliza, en
forma gratuita u onerosa, bienes o servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o
social.
Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo como consecuencia o en
ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios, en forma gratuita u onerosa, como destinatario final, en
beneficio propio o de su grupo familiar o social.
U1 - 13
ARTÍCULO 1093.- Contrato de consumo. Contrato de consumo es el celebrado entre un consumidor o usuario
final con una persona humana o jurídica que actúe profesional u ocasionalmente o con una empresa productora
de bienes o prestadora de servicios, pública o privada, que tenga por objeto la adquisición, uso o goce de los
bienes o servicios por parte de los consumidores o usuarios, para su uso privado, familiar o social.
ARTÍCULO 1094.- Interpretación y prelación normativa. Las normas que regulan las relaciones de consumo
deben ser aplicadas e interpretadas conforme con el principio de protección del consumidor y el de acceso al
consumo sustentable.
En caso de duda sobre la interpretación de este Código o las leyes especiales, prevalece la más favorable al
consumidor.
ARTÍCULO 1095.- Interpretación del contrato de consumo. El contrato se interpreta en el sentido más favorable
para el consumidor. Cuando existen dudas sobre los alcances de su obligación, se adopta la que sea menos
gravosa.
El principio de equilibrio. El equilibrio que propicia el moderno Derecho del consumo, entendido también como
ecuanimidad, mesura, sensatez, contrapeso, armonía, pondera la existencia delos profundos cambios que vive la
sociedad de nuestro tiempo y que se plasman con particular fuerza en el terreno del derecho del consumo. Valora unba
realidad distinta caracterizada por la presencia de expertos profesionales por un lado y de inexpertos consumidores, sin
suficientes conocimientos económicos y técnicos, y muchas veces sin la información necesaria, por otro, de fuertes y
débiles. Esto lleva a calibrar de manera distinta instituciones que requieren hoy de un tratamiento distinto para satisfacer
aquella exigencia de equilibrio.
El principio del favor consommatoris. Se materializa claramente en el art. 42 de la Constitución Nacional y en
numerosos aspectos de la ley 24.240 (art. 3, 5, 7, 10, 38, 39), que consagra el principio de interpretación de la ley a favor
del consumidor. In dubio, pro consumidor o usuario – cláusula más favorable, interpretación más beneficiosa, etc.
El principio de protección de la salud y seguridad de los consumidores y usuuarios. Se sustenta en normas
constitucionales (art. 42 de la Constitución Nacional) y legales (art. 40 y concs., de la ley 24.240, modif. Ley 24.999) que
garantizan eficientemente a los consumidores y usuarios su seguridad y salud, a través de medidas preventivas,
resarcitorias y sancionatorias de conductas lesivas para sus intereses.
El principio de prevención. Se asigna especial valor a la prevención del daño en las relaciones de consumo. La
prevención puede operar en distintos planos: a nivel normativo, mediante el establecimiento de vías adecuadas para
impedir o neutralizar los efectos de conductas potencialmente dañosas o para desalentarlas, por vía disuasdiva,
mediante la adopción de un adecuado régimen de sanciones públicas y privadas; en el ámbito jurisdiccional, por medio
de procedimientos idóneos, rápidos y eficaces que permitan evitar el perjuicio o detener los efectos de una acción
dañosa ya iniciada.
El principio de veracidad. Se ediifica en torno al derecho que tienen los consumidores y usuarios a una información
veraz y objetiva sobrte los servicios y productos que se les ofrecen en el mercado.
El principio de confianza en la apariencia desplegada. Se elabora a partir de las consecuencias que genera para el
proveedor profesional la apariencia por él creada, objetivamente, en función de su actuación,. El tema tiene especial
impoertancia en materia de responsabilidad del productor aparente de bienes y servicios.
ARTÍCULO 1097.- Trato digno. Los proveedores deben garantizar condiciones de atención y trato digno a los
consumidores y usuarios. La dignidad de la persona debe ser respetada conforme a los criterios generales que
surgen de los tratados de derechos humanos. Los proveedores deben abstenerse de desplegar conductas que
coloquen a los consumidores en situaciones vergonzantes, vejatorias o intimidatorias.
ARTÍCULO 1098.- Trato equitativo y no discriminatorio. Los proveedores deben dar a los consumidores un trato
equitativo y no discriminatorio. No pueden establecer diferencias basadas en pautas contrarias a la garantía
constitucional de igualdad, en especial, la de la nacionalidad de los consumidores.
U1 - 14
PUNTO 7
EL PROCESO DE UNIFICACION DEL DERECHO PRIVADO.
El derecho civil se ha edificado a través de la historia en tomo a las nociones de persona, patrimonio y familia. Como bien
se ha dicho, el hombre, antes que comerciante, trabajador o agricultor, es persona, titular de un patrimonio e integrante
de una familia. Estas categorías permanentes que el ordenamiento reconoce y que hacen al núcleo del derecho civil se
han desarrollado a lo largo de un proceso histórico y han sufrido mutaciones fruto de distintos factores sociales,
políticos, culturales, que inciden en su contenido. Asistimos desde hace tiempo a un fenómeno de paulatina disgregación
del Derecho civil como derecho privado común, motivado por la sucesiva desintegración de materias que en otro tiempo
aparecían alojadas en su seno y que por fuerza de numerosas transformaciones económicas y sociales pasaron a
constituir disciplinas propias, con especificidad y objetivos suficientes para proclamar la pretendida autonomía (derecho
comercial, derecho agrario, derecho del trabajo, derecho registral, derecho del consumo, etcétera).
En los últimos años se advierte inclusive otra manifestación de cambio en el derecho privado, dada por una cierta
tendencia a la socialización o administrativización, que se materializa en el desplazamiento desde el derecho privado
hacia el derecho público de materias tradicionalmente emplazadas y que hoy son cuanto menos compartidas, con clara
preferencia en algunos casos por parte del derecho público (derecho urbanístico, derecho de aguas, minas etcétera).
Inversamente, encontramos que es cada vez más frecuente la utilización por parte del derecho privado, de instituciones
que han sido propias del derecho público, influenciadas por valores y principios que provienen del mismo (prevención y
neutralización del daño, penas privadas).
Operado este proceso de exclusión, el derecho civil o lo que queda de él, ha sido presentado durante mucho tiempo
como un derecho privado general. Sin embargo, en los hechos, esas divisiones han tenido suficiente importancia para
convertirlo en una suerte de derecho residual, en un derecho viejo, cuya importancia se desvanece día a día. Es
interesante advertir que en las últimas décadas asistimos a un proceso que procura aproximar y más aún reunificar al
derecho civil con el derecho comercial, cuya autonomía no se justifica en la hora actual.
Se busca, de tal modo, edificar las bases del nuevo derecho privado patrimonial sobre parámetros más amplios, propios
de un derecho común: un derecho general y no meramente residual. Un derecho dinámico, con suficiente capacidad de
respuesta para una sociedad moderna, cuyas instituciones están sometidas a una crisis de crecimiento permanente, que
se extiende desde la ley a la sociedad, a sus valores sociales y jurídicos, al Estado, al derecho en general, y al derecho
privado en particular.
Cierta doctrina cree que este fenómeno debe interpretarse como el fin de la era de la codificación y el comienzo de un
nuevo proceso, al que llaman de descodificación (IRTI).Un proceso caracterizado por la proliferación de leyes especiales,
que abarcan aspectos cada vez más importantes de la vida social, y por el paulatino oscurecimiento de los códigos de
derecho privado, cuya normativa obsoleta día a día se alejaría de los procesos económicos y sociales de nuestro tiempo
y de la ideología imperante a la hora de resolverlos [MOSSETJTURRASPE, LORENZETTI).
Dentro de este orden de ideas no faltan quienes propician la sustitución del Código por la Constitución, en su papel
enunciador de los grandes principios del sistema. El paso de un monosistema, edificado en torno al Código Civil a un
polisistema, con epicentro en la Constitución, a cuyo alrededor girarían leyes especiales y también el Código Civil, pero
cada uno formando un peculiar microsistema.
Repárese en que dentro de ese esquema, las leyes especiales no deberían responder a los principios, ni a los
contenidos ni a las finalidades del Código, lo que lleva a sumergir a los códigos de derecho privado en aquella categoría
meramente residual a la que hacíamos referencia anteriormente.
Unificación sistémica del derecho privado patrimonial. Nuevo Código Civil y Comercial.
El Proyecto fue encomendado a una comisión de juristas designada por Decreto 191/2011, que convocó a más de cien
redactores. Posteriormente, el 27 de marzo de 2012 fue presentado al Poder Ejecutivo, para que luego de introducírsele
ciertas modificaciones, ingresara el 8 de junio de 2012 a la Cámara de Senadores para su tratamiento, bajo expediente
57-PE-12. Durante el año 2012 se realizaron las audiencias públicas en todo el país, donde la Comisión Bicameral para
la Reforma, Actualización y Unificación de los Códigos recibió las ponencias de los distintos referentes sociales y de la
comunidad en general. En el transcurso de 2013, luego de un período sin novedades en torno al tema, ingresó a la
Cámara Alta para su tratamiento con el Orden del Día 892 el 20 de noviembre. Con fecha 28 de noviembre de 2013
obtuvo, luego de introducirse algunas modificaciones en el Proyecto original, la media sanción del Senado. La Cámara de
Diputados sancionó la reforma y unificación del Código Civil y Comercial de la Nación a través de la Ley 26.994,
publicada en la edición del Boletín Oficial Nº 32.985 del 08 de octubre de 2014.
U1 - 15
“El gran cambio reside en la mudanza de los grandes paradigmas, es decir, en el modo en que están organizadas las
reglas. Es natural que, al principio, uno pueda interpretar un artículo conforme al contexto del Código anterior, pero, poco
a poco, esos mismos textos tendrán otra luminosidad. Es como el ejemplo de la Catedral de Rouen; la misma catedral
tiene distintas visiones según la luz que la ilumina…” (LORENZETTI, Ricardo Luis, “Entra en vigencia el Código Civil y
Comercial de la Nación”, LA LEY 03/08/2015, 1)
Principales características
• Código con identidad cultural latinoamericana
• Código para la seguridad jurídica en las transacciones comerciales
• Código de la igualdad
• Código para una sociedad multicultural
• Código de los derechos individuales y colectivos
• Código basado en un paradigma no discriminatorio
• Constitucionalización del Derecho Privado
PUNTO 8
Título preliminar.
Libro Primero: Parte general.
Libro Segundo: Relaciones de familia.
Libro Tercero: Derechos personales.
- Titulo 1: Obligaciones en general.
- Título 2: Contratos en general.
- Titulo 3. Contratos de consumo.
- Título 4: Contratos en particular.
- Titulo 5: OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES…
• Capítulo 1: Responsabilidad civil.
• Capítulo 2: Gestión de negocios
• Capítulo 3: Empleo útil.
• Capítulo 4: Enriquecimiento sin causa.
• Capítulo 5: Declaración unilateral de voluntad.
• Capítulo 6: Títulos valores.
Libro Cuarto: Derechos Reales.
Libro Quinto: Transmisión de derechos por causa de muerte.
Libro Sexto: Disposiciones comunes a los derechos personales y reales.