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MA CI Inventario Clinico para Adolescentes de Millon Theodore Millon SSCECT ESTEE Manual Agradecimientos Version y adaptacién espafiola del MACI Introduccion Ficha técnica Vision general 1.1, Caracteristicas distintivas del MAC 1.2. Aplicaciones del MACI 1.3. Limitaciones del MACI 1.4, Cualificaci6n requerida La orientacién del sistema tedrico 2.1, Prototipos de personalidad 2.2. Preocupaciones expresadas 2.3. Sindromes clinicos 3. Desarrollo original del test 3.1, Muestras normativas 3.2. Valoracién clinica 3.3. Desarrollo de las escalas 3.4. Desarrollo de las Tasas Base : 3.5. Diferencias técnicas entre el MACI y el MAPI.. 4. Caracteristicas psicométricas .. 2.2... 4.1, Relacion entre las Tasas Base del MACI y las Tasas Base del MAPI 4.2, Efectos de las transformaciones en Tasas Base . 4.3. Correlaciones internas de las escalas 4.4, Flabilidad 4.5. Validez Procedimiento de aplicaci6n del test . 5.1, Elecci6n de los sujetos .. . . . 5.2. Preparacion y encuadre 5.3. Instrucciones y explicaciones ; 5.4. Registro y codificacion de la informacion. 5.5. Opciones de correccién 6. Correccién del MACI : 6.1. Célculo de las puntuaciones directas 6.2. Transformaciones en TB 6.3. Ajuste de las TB... . 6.4. Cédigos personales . . 6.5. Reglas de invalidacion ..... . . pob0codc9no55Ga5008 ee 16 7 20 21 21 22 2B 23 30 38 43 43 46 47 50 33 4 34 56 56 56 58 62 62 62 63 64 64 65 65 65 65 67 68 7. Interpretacién del MACI_. . . . ae _ a0 69 7.1. Evaluacién de los protocolos dudosos. sees . 70 7.2. Descripcion de las escalas . . cee : : see 70 7.3. Interpretacién clinica del perfil 74 8. Caracteristicas de la adaptacién espafiola del MACI . . . . 84 8.1. Decisiones previas a la fase de adaptacion .. 2... eee 85 2. Valoraci6n clinica. . - eee : 90 8.3. Desarrollo de las Tasas Base... . So055000 : a1 8.4. Caracteristicas psicométricas . . . : 95, 8.5. Validez empirica 8 9. Casos clinicos ae eee 100 9.1, Casos clinicos sees 100 9.2. Puntos fuertes y débiles del MACI . . - . 12 Bibliogratia ; 1s Apéndices Apéndice A. Muestra de adaptacion espaftola oe 119 Apéndice B. Ajuste de las puntuaciones 128 Apéndice C. Correlaciones de las escalas del MACI (Datos americanos) 132 Apéndice D. Tablas de justificacién estadistica de la adaptacién espafiola 137 Apéndice E. Tablas de transformacién para la muestra de desarrollo original 155 Agradecimientos Las instituciones, las clinicas y los profesionales privados que citamos a continuaci6n, tuvie- ron la amabilidad de facilitarnos sus servicios y su personal para diversos aspectos de nuestra investigacién sobre el MACI. Reconocemos y agradecemos su colaboracién. Fox Valley Hospital, Green Bay, WI Appalachian Psychiatric Services, Beckley, WV Idaho Youth Ranch, Rupert, ID Charter Hospital of Northwest Indiana, Hobart, IN New Horizons Youth Ministries, Marion, IN Mill Creek Hospital, Visalia, CA Prairie View Mental Health Clinic, Newton, KS Philadelphia Psychiatric Center, Philadelphia, PA Park Center, Inc., Fort Wayne, IN Brown County Mental Health Center, Green Bay, WI Northwood Health Systems, Inc., Wheeling, WV South Central Counseling, Kearney, NE Child and Youth Services, Regina, Saskatchewan (Canada) Loma Linda Psychiatric Medical Group, Loma Linda, CA Wellborn Clinic, Evansville, IN Lakeland Regional High School, Wanaque, NJ Dr. Michael Rupley, Mishawaka, IN Medical and Counseling Associates, Richmond, VA Southern Oregon Adolescent Study and Treatment Center, Grants Pass, OR Behavior Management Systems, Rapid City, SD Hampstead Hospital, Hampstead, NH Northwest Iowa Mental Health Center, Spencer, IA Children’s Medical Center, Tulsa, OK Baptist Medical Center, Behavioral Medicine, Columbia, SC Family Learning Center, South Bend, IN Dr. George Middleton, Lake Charles, LA Mid-Michigan Regional Medical Center, Midland, MI Wichita Guidance Center, Wichita, KS Center for Child and family Services, Marshalltown, IA Zumbro Valley Mental Health Center, Rochester, MN Forest Hospital, Des Plaines, IL Willis Knighton Medical Center, Shreveport, LA Dr. William R. Metrz, Sr., and Associates, Sacramento, CA Dr. John R. Haney, Decatur, AL LaSalle Clinic, Appleton,, WI Ohison Psychological Services, Anchorage, AK Edmond Youth Council, Inc., Edmond, OK Green Hill School, Chehalis, WA Dr. Allan G. Hedberg, Fresno, CA Dr. Michael Dimitroff, Hammond, IN East Lansing Center for the Family, East Lansing, MI Dr. Donald W. Bonner, Duncan, OK Greenleaf Hospital, Jonesboro, AR Pine View Center, Mercy Memorial Hospital, Monroe, MI Brighton Hospital, Brighton, MI Crossroads, Chattanooga, TN ionQuest, Tucson, AZ Tidewater Psychiatric Institute, Virginia Beach, VA Dr. Tony R. Young. West Monroe, LA Clinical Associates of Tidewater, Virginia Beach, VA Alternative Rehabilitation Communities, Harrisburg, PA Erie County Medical Center, Department of Psychiatry, Buffalo, NY North Shore Child and family Guidance Center, Rosalyn Heights, NY John Metcalf Junior High School, Burnsville, MN Burnsville High School, Burnsville, MN Hosterman Junior High School, New Hope, MN University Junior High School, Honolulu, HI Dr, William J. Kleinpeter and Associates, Amarillo, TX NCS Assessments desea asi mismo agradecer a las siguientes personas su colaboracién para el desarrollo y publicacién del MACI. Scott Allison, Kevin Anderson, Patricia Anderson, Suzane Anderson, Tiffany Bakken, John Fic- ken, Terry Foley, Kathi Gialluca, Kelly Mayer, Ward Moberg, Kelly Mortis Metzler, Steve Pres- twood, Merry A. Rendahl, Dave Roble, Ron Rowan, Sue Steinkamp, Jeff Sugerman y Sandy Whelan. Versién y adaptacién espafiola del MACI Adaptadora Gloria Aguirre Llagostera (Universidad de Barcelona) Colaboraciones especiales Alejandro Avila Espada (Universidad de Salamanca) Marta Pérez Campdepadrés (grupo de traduccién) Nicolas Seisdedos Cubero (TEA Ediciones, I+D) Gloria Garcia Aguirre (mantenimiento y actualizaci6n de la base de datos de adolescentes) Antonio Andrés Pueyo (Universidad de Barcelona) Departamento I+D de TEA Ediciones Coordinacién de grupos clinicos de aplicacién del MACI y colaboracién en Ia traduccién y revision de items M? Dolors Petitbd Rafart, H. San Juan de Dios-Esplugues (Barcelona) ‘M Teresa Pi Ordonez, Centro de Salud Mental Infanto-juvenil (CSMIJ) de Girona Carme Tello Casany, Centro de Salud Mental Infanto-juvenil (CSM) de Lleida Unidades asistenciales, clinicos colaboradores CSMIJ de Girona y consultas periféricas: ME Jestis Alvarez Méndez, psiquiatra (CSMIJ) y Garrotxas Marc Boix Pla, psic6logo (CSMI)) y La Selva Elisenda Castanys Jarque, psicéloga (CSMIJ) Guadalupe Guzman Alvarez, psiquiatra (CSMIJ) ‘M® Teresa Pi Ordofiez, psicéloga (CSMIJ) Janina Roca Reixach, psicéloga (CSMIJ) y Figueras Gloria Trafach Ricart, psicloga. URPI, Hospital de Sta Caterina CSMIj de Lleida y consultas periféricas: Josefina Artola, psicéloga Itziar Fernandez, psicdloga Anabel Miranda Palau, psic6loga Carme Tello Casany, psic6loga Consulta de La Seu d’Urgell: Susana Nevado, psicdloga Consulta de La Seu d’Urgell: ‘ Teresa Fontanet, psicsloga Alex Palau, psicélogo Consulta de Tremp y Pont de Suer Imma Vilaspasa, psicdloga H. San Juan de Dios-Esplugues (Barcelona) y CSMIJ vinculados M* Eugenia Fusté, psicéloga. Unidad de atencién a los trastornos del comportamiento all- mentario Mercé Mané, psicéloga. Unidad de hospitalizacion Empar Murgui, psiquiatra, Unidad de atencién a las tentativas de suicidio M? Dolors Petitb6, psicéloga. Unidad de atencién a los abusos sexuales Gloria Cerdan, psicéloga. CSMIJ de Mollet Fernando Lacasa, psicologo. CSMIJ de Cornell M* Rosa Marqués, psicdloga. CSMIJ de Vilafranca Introduccién EI Inventario Clinico para Adolescentes de Millon (MACI) constituye un importante instru- mento de evaluacién que puede ser titil para el estudio sistematico de la personalidad adoles- cente y sus trastornos. Basado en el modelo de personalidad de Millon (1969/1983) permite integrar la observacién sistemdtica de las caracteristicas de la personalidad y de sus trastornos, asi como detectar la presencia de sindromes clinicos relevantes en el contexto de la evaluacion clinica de los adolescentes. La confianza en el Inventario se fundamenta en el conocimiento y utilizacién de otros instru- ‘mentos de evaluaci6n psicol6gica del propio Millon como el Millon Behavioral Health Inventory (MBHI; Millon, Green y Meagher, 1982), el Millon Clinical Multiaxial Inventory-I (MCMI-II; Millon, 1987) y el Millon Adolescent Personality Inventory (Millon, Green y Meagher, 1982). En esta introduccin vamos a presentar algunas consideraciones relativas a la evolucién del modelo teérico y al proceso de adaptacién del Inventario. Sobre los fundamentos teéricos Todos los inventarios de Millon estan basados en su modelo teérico y cada uno de ellos posee la caracteristica diferencial de haber sido desarrollado teniendo como objetivo una poblacion especifica. Desde que en 1969 publicara su Psicopatologia moderna, Millon ha ido reflejando en numero- sas publicaciones su esfuerzo por hacer de la personologia y la psicopatologia una ciencia cli- nica integrada y madura. Davis (1999) recuerda que, segin Millon, esa ciencia debe abarcar los siguientes elementos: 1, Teorfas o conjuntos de esquemas conceptuales, semejantes a los que se hallan en la biologia evolu- tiva. 2. Estas teorias posibilitan el desarrollo de una nosologia formal de los «trastornos mentales» que se deriva de forma légica de la teoria, tal como todos los trastornos de personalidad del DSM-IV (APA, 1994). 3. Esta nosologia permite el desarrollo de instrumentos coordinados o herramientas de evaluacién, empiricamente construidos y suficientemente sensibles desde el punto de vista cualitativo, para per- mitir que las hipdtesis te6ricas puedan ser investigadas de forma adecuada 4. A partir de estos instrumentos se pueden especificar dreas diana para las intervenciones, asi como estrategias y tdcticas de tratamiento que comprendan lo que Millon denomina terapia sinérgica. En cuanto a la teoria, Millon ha evolucionado desde el modelo biosocial hasta su actual con- cepcion integradora de una ciencia de la personalidad basada de forma sinérgica en la teoria evolutiva. En los parrafos siguientes esbozaremos brevemente algunas caracteristicas de esta evolucién. C Modelo biosocial En 1969, Millon describia su modelo basindolo en el aprendizaje biosocial y aproximada- mente en estos términos: Los individuos, en su vida cotidiana, aprenden a utilizar estilos de perso- nalidad cuyas caracteristicas basicas dependen de: a) su constitucién biofisica que facilita un deter- intinado comportamiento instrumental y b) de las experiencias vividas en las que las otros actian como fuente de refuerzo. Existen estilos vitales problematicos que pueden hacerse patol6gicos y que pueden codificarse en términos de qué tipo de refuerzos busca el individuo, hacia donde se orienta para encon- trarlos y como se las arregla para obtenerlos; todo ello constituye lo fundamental de los estilos y trastornos de personalidad que orientan las conductas de aftontamiento de cada persona. Modelo evolutive En 1990, Millon introduce una modificacién conceptual en el modelo de la personalidad y sus trastornos incorporando toda la amplitud de las teorias evolutivas tanto en su dimension filo- genética como ontogenética. Apela al «Teorema de la incompletud» de Godel para poner de manifiesto la necesidad de recurrir a fuentes externas para demostrar los principios de la pro- pia ciencia, Destaca que los principios y procesos de la evolucién son basicamente universales y se manifiestan de forma evidente, en una variedad de esferas diferentes, tal como puede observarse en campos tan diversos como la fisica, la quimica, la biologia y la psicologia. Millon (1990, p. 20-25) recuerda que todos los organismos buscan evitar el dafio, encontrar elementos nutrientes y reproducirse para lograr la supervivencia y el mantenimiento de las poblaciones. Cada especie muestra caracteristicas comunes en cuanto a su estilo de supervi- vencia 0 forma de adaptacién. Sin embargo, dentro de cada especie existen diferencias en cuanto al estilo con que los individuos se adaptan a sus diversos y cambiantes entornos y en cuanto al éxito que logran mediante sus procesos de afrontamiento. En estos términos sencillos} la personalidad, puede ser considerada como la representa estilo de adaptacion, més o menos diferenciado, cof que un individuo se comporta y. na dentro de un entorno que es caracteristico para la especie concreta a la que pertene tanto, los trastornos de la personalidad podrian entenderse como representaciones concretas de tuncionamiento individual inadaptado, que reproduce el rastro de las deficiencias, des- equilibrios o conflictos que la propia especie ha mostrado en cuanto a capacidad para relacio- narse con el entorno en el que se desenvuelve. Davis (1999) sefiala la intima correspondencia entre la teorfa del aprendizaje biosocial de 1969 y los elementos clave del modelo evolutivo de 1990. La teoria ontogenética de los estadios neuropsicologicos presentada en el libro de 1969 era también andloga a los nuevos conceptos teoricos de la filogenesis. ‘Millonjevoca la nocién de que en el individuo humano existen periodos sensibles de desarr. ‘To que hacen que los estimulos produzcan efectos distintos en. diferentes edades; es decir, exis- ED ra anne MACI ten periodos limitados durante la maduraci6n del individuo, en los que un estimulo concreto tiene marcados efectos que no tendria ni antes ni después de esos periodos. De esta forma se integran las aportaciones anteriores de! modelo al establecer la relacién existente entre polari- dades evolutivas que concretan las fases filogenéticas y el desarrollo neuropsicolégico, obser vable en los estadios ontogeneticos. Para dotarse de un marco conceptual externo, en el modelo de los estilos y trastornos de la per- sonalidad, adopta cuatro principios ecolégicos y evolutivos solidamente asentados que con- cretan las fases filogenéticas y las polaridades evolutivas diferenciadas y que Millon denomi- na: existencia, adaptacién, replicacién y abstrace 9 Existencia: Fase filogenética que supone la transformacién de estados fortuitos 0 poco orga- nizados en algo que precisa estructuras diferenciadas y duraderas dotadas de una mayor capacidad de supervivencia. Predomina la polaridad «placer-dolor» y se podria establecer el paralelismo con el estadio ontogenético del «apego sensorial» > Adaptacién: Fase cuya tarea se centra en el proceso homeostético empleado para mantener la supervivencia en ecosistemas abiertos. Predomina la polaridad «actividad-pasividad» y el estadio paralelo corresponde al de la «autonomia sensoriomotora>. 9 Replicacién: la tarea de esta fase hace referencia a los estilos reproductores que maximizan la diversificacion y la seleccién de los atributos ecolégicamente eficaces. Le corresponde la polaridad evolutiva «si mismo-otros» y el estadio de desarrollo de «individuacién-crianza». > Abstraccién: Fase que implica la emergencia de competencias que fomentan la elaboracion de proyectos anticipadores y la toma de decisiones. La polaridad evolutiva es la de «pensa- miento-sentimiento» y el estadio de desarrollo corresponde a la «iniciativa intracortical». Es evidente que las cuatro fases no tienen una secuenciacién lineal y que permanecen activas a lo largo de la existencia del individuo, a pesar de que haya momentos de desarrollo privile- giados. Utilizando las polaridades evolutivas como base, Millon articula su conocido esquema de cla- sificacion que combina en una matriz las tres primeras polaridades que se articulan formando prototipos de personalidad; cuando éstos devienen rigidos se hacen disfuncionales y dan lugar a los trastornos de personalidad. | El pensamiento sinérgico No querria acabar esta parte de la introduccién sin hacer alusién al término que Millon pro- pone al citar los elementos de una ciencia clinica madura en donde apela a la necesidad de un proceso de tratamiento sinérgico. Traduciendo las palabras del propio Millon, «el concepto sinergia representa la conjuncién de apor- taciones aisladas que, al coincidir, crean un proceso de relacién entre ellas y producen efectos que con- tribuyen al éxito del ‘trabajo en comtin’. La naturaleza es intrinsecamente sinérgica a pesar de que hayamos establecido separaciones por razones tradicionales y pragmaticas. He denominado psicosi- nergia a la nueva sintesis que reagrupa nuestro dmbito dividido. Este articulo pretende avanzar en la integracién sinérgica de nuestro interés compartido por los amplios y diversos temas de la teoria cien- ‘fica de ta personalidad» (Millon, 1999, p. 437). Se entiende por sinergia la accién de dos o mas causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales. La sinergia es una de esas nociones evidentes pero poco integradas que seria arriesgado no tener presente en el ambito de la psicologia clinica. De la misma forma que el dafio de un muisculo o de un organo tiene efectos sistémicos y no se debe hacer un diag- néstico del trastorno sin tenerlos en cuenta, tampoco podemos hacer un diagnéstico psicopa- tol6gico mediante la mencién de una tinica dimensién o caracteristica aislada. Millon recuerda la concepcién holistica de sus instrumentos de evaluacién que crean un puen- te entre los Sindromes clinicos del Eje I y los Trastornos de personalidad del Eje II del DSM-IV ‘Tomando sus palabras, dice: «La sinergia de estos instrumentos de evaluacién fluye de la reciproci- dad de aportaciones clinicas. Saber que wn paciente es distimico es itil. Pero sin embargo tendré mucho més valor saber si ese paciente presenta el micleo de caracteristicas que corresponden a una personalidad histriénica con distimia 0 a una personalidad evitativa con distimia» (Millon, 1999, p. 452). En este ambito conceptual se ha desarrollado el MACT aportando la posibilidad de integrar los sindromes clinicos no solo en el contexto de la personalidad del adolescente sino que ademas evaliia aquellas preocupaciones evolutivamente normales que, por exceso o defecto, pueden agregar matices de comorbilidad. Sobre el proceso de adaptacién El proceso de adaptacién del MACT ha seguido una elaboracién progresiva en la que han cola- borado e intervenido de manera decisiva diversas personas y entidades que lo han hecho posi- ble. Originariamente fue planteado como un proceso de estudio, revision e investigacion que valoraba un instrumento de diagnéstico para proceder 0 no a su adaptacién a la poblacién espaftola. Al igual que los otros inventarios de Millon, el acceso al MACI fue posible gracias al Profesor Alejandro Avila Espada, director de la Unidad de Investigacin en Psicologia aplicada y psico- terapia de la Universidad de Salamanca, a través de cuyo Laboratorio de Psicologia Clinica y Psicodiagnéstico habiamos adaptado el MBHI, con el que estébamos llevando a cabo diversas investigaciones en el ambito de la Psicologia de la salud (las referencias figuran en la biblio- gratia complementaria a este manual). La adaptaci6n del MBHI, asi como nuestra colaboracién en los procesos de adaptaci6n del MMPI-2 y del MCMI-II, nos fue de gran utilidad para tomar algunas decisiones que garantiza- ran la continuidad del proceso y disminuyeran el riesgo de sesgos en la obtencién de una muestra clinica representativa. Habiamos comprobado dos tipos de riesgo: 2) Con el MBHI, nuestro grupo, gracias a una beca del Fondo de Investigaciones Sanitarias (FS), trabajé en dos dreas basicas de salud cuyos equipos habian aceptado participar en el proyecto, a realizar en tres afios, que llevaba por titulo Variables psicoldgicas intervinientes en procesos cronicos de enfermedad. Los médicos de cabecera de ambos centros estaban de acuer- do en solicitar a sus pacientes cr6nicos la participacién en el estudio, como realmente hicie- ron; ahora bien, los primeros cincuenta pacientes se caracterizaban por ser mayores y jubi- lados, «tenian mas tiempo libre», por lo que fue necesario volver a concretar la demanda para no escoger a los més accesibles. b) Con el MMPI-2 y el MCMI-II, debiamos obtener una muestra determinada en cuanto a gru- pos de edad y sexo, la peticién concreta Ilegaba a los clinicos a través de los coordinadores de centro y no se facilitaba al clinico los resultados obtenidos en el test. Obviamente no seat ae MACI habia ninguna motivacién para que el profesional dedicara parte de su escaso tiempo a recoger un material que facilmente se convertia en una interferencia al no poder integrar los resultados. En ol caso del MACI, dada la complejidad que supone la adaptacion de un instrumento psi- cométrico, se programaron dos fases. Una primera fase de investigacién para determinar la idoneidad del Inventario para la evaluacién clinica de los adolescentes que consultan en los diferentes dispositivos de nuestra red publica de atenci6n a la salud mental. Si los resultados eran satisfactorios, abordariamos una segunda fase que contemplara la adaptacién de la prue- ba y que contara con poblacién Io suficientemente amplia para considerarla representativa Para el desarrollo del proyecto fue decisivo el hecho de poder contar con colaboradores, psi- edlogos elinicos experimentados que coordinaran equipos motivados para la investigacion. Fase de investigacion El comienzo de esta fase supuso la toma de decisiones previas y el desarrollo de los siguientes pasos: 1. Version castellana Se comenz6 con una primera version llevada a cabo por la adaptadora con la colaboracién de Alejandro Avila y Marta Pérez-Campdepadrés. La incorporacién de nuevos miembros, colabo- radores clinicos, supuso la primera revisién de la traduccién de los items por tres componen- tes distintos de nuestro grupo. En vez de hacer una traduccién inversa, se pidié al departa- mento de inglés de la Escuela de idiomas modernos de la Universidad de Barcelona que llevara a cabo una nueva version y accediera a una discusién personal de las divergencias entre ver- siones, para mantener la fidelidad al original y la adecuacién a las expresiones y modismos comunes en el lenguaje de los adolescentes. 2. Contexto de desarrollo Tomamos en cuenta la consideracion de Hambleton (1996) que en las directrices para la tra- duccion-adaptacién de tests indica que, en el proceso de adaptacién, los aspectos del entorno que influyen en la aplicacién del test deberian mantenerse lo més parecidos posible a los de las poblaciones a las que va dirigido el test. Por tanto, si la prueba pretende «abarcar toda la exter sa gama de variabilidad de los grupos clinicos» debiamos recoger la informacién acerca de su ido- neidad obteniendo las muestras de estudio en los mismos contextos en que posteriormente seria aplicada y abarcar los diferentes niveles de los dispositivos asistenciales de salud mental 3. Objetivo de esta fase El principal objetivo fue obtener una primera muestra de aplicacién del MACI a 100 adoles- centes, consultantes en los servicios de salud mental que estuvieran en proceso de diagndsti- co, lo que permitiria observar la aceptacion por parte de los pacientes, recoger la impresion de los clinicos acerca de diferentes aspectos de la aplicacién y llevar a cabo un primer anilisis del rendimiento de la prueba en cuanto a su eficacia para diferenciar entre grupos determinados por el motivo de consulta, 4. Procedimiento 4a) En esta fase contamos con la colaboracion de los siguientes dispositivos: 2 Centro de salud mental infanto-juvenil de Girona y dispositivos dependientes del mismo (supervisados por M* Teresa Pi Ordotiez, coordinadora del equipo). D Servicio de Psiquiatria de! Hospital infantil de S. Juan de Dios (supervisado por MP Dolors Petitbo Rafart, Jefe de la Seccién de Psicologia). D Servicio de Psiquiatria infantil del Hospital de S. Pablo (bajo la supervision de Montse- rrat Daniel, psic6loga adjunta facultativa). b) El MACT fue aplicado como un elemento més del proceso diagnéstico por el clinico res- ponsable del caso. : ©) La hoja de respuestas junto con la hoja de datos del adolescente eran enviadas por fax a la adaptadora, corregida mediante un programa realizado al efecto y los resultados eran devueltos al clinico para que hiciera una valoracion de los mismos y de su coherencia con respecto a las otras informaciones (entrevistas y pruebas) obtenidas durante el proceso. 4) Se abrid un banco de datos en donde se acumulaba la informacion de todos los casos. 5. Resultados Desde los primeros casos, el MACI result6 facil de utilizar y rico en aportaciones. El obtener de forma sistemitica informacién acerca de Prototipos de personalidad, Preocupaciones expresa- das y Sindromes clinicos permitia ampliar el campo de observacién por parte del clinico. Los resultados de esta primera fase se concretaron en dos comunicaciones: 4a) Sistematizacién de los motivos de consulta en la adolescencia (Aguitre, Pi, Petitbé y Daniel, 1998). Segundo Congreso Europeo de Psicopatologia del nino y del adolescente, Sevilla. 6) El Inventario clinico para adolescentes de Millon, utilidad clinica (Aguirre, G., 1998). Comunicacién en F. Jiménez (Presidente), Evaluacién, aportacién de las técnicas de Millon, y del MMPI-2 de Hathaway. Simposium desarrollado en la VI Conferencia Internacional de Evaluacién Psicolégica, Salamanca, A partir de la comuriicacién realizada en Sevilla se unié al estudio el Centro de Salud mental infanto-juvenil de Lleida y las consultas periféricas dependientes del mismo, con lo cual que- aba cubierta una parte muy amplia de la poblaci6n adolescente perteneciente a zonas muy diversas y con caracteristicas sociodemogrificas muy diferentes. El contar con dispositivos completos permitia ademas cubrir todos los niveles de demanda asistencial, desde la atencién primaria especializada en salud mental a las unidades funcionales especializadas, 0 los dife- rentes niveles de hospitalizacién, con lo que en la muestra estaban representados todo tipo de motivos de consulta y, en consecuencia, todo tipo de trastorno. Fase de adaptacién La excelente relaci6n coste-rendimiento del MACI lo convierte en un instrumento necesario y uuu para la evaluacién clinica de los adolescentes, para la observacion sistematica de las carac- teristicas de personalidad y los trastornos o sindromes que presentan los adolescentes que acu- den en demanda de atencién a los servicios especializados. Ademis, ofrece la posibilidad de acumular informacién relevante sobre un periodo evolutivo de cuyos trastornos existen pocas fuentes de datos de prevalencia. El mejor indicador de la utilidad de un instrumento de diagnéstico es el nivel de utilizacion del mismo por parte de los clinicos. La utilizacién del MACI no ha tenido que ser algo encarecida- mente solicitado para poder llevar a cabo el estudio, sino que existfan el deseo y la necesidad de utilizaci6n, por lo que, sin ningtin encargo previo, comenzamos una segunda fase de reco- gida amplia de muestra con vistas a la adaptaci6n de la prueba cuando ésta fuera concertada, =p ee MACI Dados los buenos resultados obtenidos en la fase de investigacién, la adaptacién se propuso siguiendo los pasos que Millon describe en los capitulos tres y cuatro del Manual para inten- tar teproducir un proceso semejante. Se ha querido organizar este manual de la forma més fiel al original y mas comoda para el lec tor, por ello los primeros capitulos corresponden a la traduccién del manual original, en el capitulo 8 se detalla el procedimiento seguido en el proceso de adaptacién espafola y en el capitulo 9 se ofrecen ejemplos de casos de la muestra de adaptacién, junto a los comentarios sobre los puntos fuertes y las debilidades del MACI. En el capitulo 7 se ofrecen los ejemplos de casos de la muestra de desarrollo original, obvia- mente con los nombres que el autor les atribuyé y con la correccién correspondiente al bare- mo de su poblacién de referencia. Los casos del capitulo 9 se han seleccionado para que repre- sentaran caracteristicas psicopatolégicas de la muestra espaftola y con la presentacién del caso que ha realizado el profesional que atendié al adolescente. Se han unificado las referencias bibliograficas del manual original con la bibliografia comple- mentaria utilizada en la adaptaci6n, puesto que parece mas cmodo utilizar una sola lista de referencias. Tras la bibliografia los apéndices siguen un orden préctico. Al tratarse de un manual el primer apéndice A corresponde a las tablas de conversion de puntuaciones de la adaptaci6n espario- la (que son las que manejard el profesional que utilice el MACI. Sigue el apéndice B que corres- ponde a la especificacién de los procedimientos de ajuste de puntuaciones. En el apéndice C se hallan las tablas extensas que sintetizan datos de la muestra de desarrollo norteamericana. En el apéndice D se agrupan todas las tablas extensas de la adaptaci6n espafiola. Por tiltimo, en el apéndice E se hallan las tablas de conversion de puntuaciones que corresponden también al baremo original, como objeto de interés o curiosidad para los lectores. Gloria Aguirre Llagostera Ficha técnica > Nombre: MACI. Inventario Clinico para Adolescentes de Millon. > Nombre original: MACI. Millon Adolescent Clinical Inventory. > Autor: Theodore Millon, con la colaboracion de Carrie Millon, Ph D. y Roger Davis. 2 Procedeni National Computer System (1993), > Adaptacién espaiiola: Gloria Aguirre Llagostera (2003), > Aplicacién: Normalmente, individual. En ciertas oscasiones puede hacerse una aplica- cién colectiva. > Ambito de aplicacién: De 13 a 19 aftos. > Duracién: Variable, aproximadamente 30 minutos, 2 Finalidad: Evaluacién de las caracteristicas de personalidad y los sindromes clinicos de los adolescentes > Baremacién: Baremos de poblacién clinica diferenciados por sexo y edad en puntua- jones Tasa Base. > Material: Manual, cuadernillo, hoja de respuestas y disco perfil. Con cardcter opcional puede disponerse también de plantillas y de hojas de célculo para corregir la prueba manualmente. PEP TES TTT GTEC TESST TEESE TEES EEESS 1. Visién general EI MACI (Inventario Clinico para Adolescentes de Millon) ha sido elaborado para sustituir al MAPI (Inventario de Personalidad para Adolescentes de Millon). Se trata de un inventario de autoinforme compuesto por 160 items y 31 escalas, que ha sido disefiado especificamente para evaluat las caracteristicas de personalidad y los sindromes clinicos de los adolescentes (la tabla 1.1 oftece una lista de las escalas del MACI y del ntimero de items de que consta cada una de ellas). El MACI, igual que sus precursores, ha sido desarrollado consultando con psiquiatras, psicdlogos y otros profesionales de la salud mental que trabajan con adolescentes; por consi- guiente, recoge los temas que se consideran més pertinentes para entender el comportamien- to y las preocupaciones de los adolescentes. El MACT ha sido desarrollado especificamente para ser utilizado en contextos clinicos, en instituciones residenciales o en reformatorios. Es itil para la evaluaci6n de adolescentes con problemas y puede ser utilizado para la elaboraci6n de diagnésticos y planes de tratamiento y también para la valoracién de los resultados. EI primer Inventario para Adolescentes de Millon (MAI) fue elaborado en 1974 y sirvid como precursor del MAPI, él cual fue originariamente publicado y distribuido por National Compu- ter Systems en 1982. El MAI y el MAPI eran idénticos en cuanto al contenido de los items pero diferian en las normas de referencia empleadas y en cuanto a los propésitos para los que fue- ron creados. Posteriormente, el MAPI se dividi6 en dos formas. La primera forma, el MAPI-C (clinico) fue diseiado para ayudar a los trabajadores de la salud mental en la evaluacion de adolescentes que presentaban trastornos emocionales 0 de comportamiento y que en el momento de la aplicacion del test se hallaban en proceso de diagnéstico o de tratamiento. La segunda forma, el MAPI-G (guia/orientacién), fue disefiado para contextos escolares, para ayu- dar a los orientadores a lograr una mayor comprensi6n de la personalidad adolescente y para identificar mejor a aquellos alumnos que podian beneficiarse de un apoyo psicol6gico mas sos- tenido. Las normas de referencia del MAPI fueron obtenidas a partir de una poblacion mixta, tanto clinica como no clinica; este procedimiento daba lugar a una pérdida de precision cuan- do lo que se buscaba era un grupo de referencia significativo para individuos en los que se lle- vaba a cabo una evaluacién clinica. La decisién de desarrollar grupos de referencia totalmente clinicos con normas de compara cin adecuadas, sirvié de incentivo para la construccién del MACI. Ademis de la necesidad de normas adecuadas, era evidente que el MAPI-C, aunque resultaba titil para la evaluacion diag- nostica, no tenia una base lo suficientemente amplia para poder abarcar toda la extensa gama de variabilidad de los grupos clinicos. Muchos profesionales experimentados que habian utili- zado el MAPI-C durante un periodo de diez atios, habian recomendado procedimientos para mejorar el Inventario mediante la adicion de escalas para sindromes tales como la depresion, la ansiedad, el abuso de sustancias, la delincuencia, etc. A pesar de que, durante ese periodo y Manual “abla 1.1. Denominacién de las escalas del MAC! y numero de items por escal Tombre mero de toms 1 Introvertido “4 | 2 iio a B Pesimista m4 | 3 Sumiso “8 4 Histico a | 5 Egosntco 9 a Rebelde 2 @ fudo 2 7 Canforisa es a Opnsicionista 8 B Autopurivo “4 | 9 Tenenca imite a Preccupacanesexpresadas a Dts de a identi 2 3 Desvalrzacion de si mismo * c Desegraco pre roi cuerpo 7 ° Incomoditadrapecto al sexo a E Insoguriad con os gules 19 | F Ingensiiad social 9 6 Dscordancia familar 2 4 Abus en infarc Py Sindromeselinicos - “stood a almertacén 20 | 2 loca al abuso de sustenies 8 « Predposcn la delncuencia cS) | oo Propenin ala impusviad 2 = . Sentient de ansiedad 2 | F eco depesvo 2 & Tendenca al sii B | Indices moificadores x “ansparencia’ : | Y Deceabiidad " z Ateracn 16 | w Fabidad 2 Esta puntuacién se calcula a part de las puntuaciones de as eszaas, no dels items. de forma regular, se habian introducido algunos ajustes en el MAPI, existia una necesidad evi- dente de revisarlo y finalmente de reemplazarlo por un instrumento que reforzara sus caracte- risticas psicométricas, que ampliara su 4mbito clinico, que lo hiciera mas acorde con los des- arrollos de la teoria en la que se basa y que fortaleciera su coordinaci6n con las caracteristicas descriptivas de las revisiones mas recientes de la clasificacion DSM. Dentro de las restricciones en cuanto a validez establecidas por las limitaciones del procedimiento de autoinforme, los estrechos limites de la tecnologia psicométrica y el reducido rango de conocimiento diagnés- 1. Nota de Ia adaptadora. Se mantiene la denominaci6n de la escala que nos parece mas prOxima a la denomi nacién original «Disclosure» que alude a la disposiciOn a darse a conocer, Como se veré mas adelante, esta escala ‘eval la franqueza y la disposicion a darse a conocer ola reticencia 0 reserva de un cliente cuando responde a los items del ACL. j i POPP C OPO C TOGO SEES ESC ES CEES ESE SELES peer MACI tico consensualmente compartido, se tomaron todas las medidas posibles para mantener al maximo la concordancia del MACI con la teoria que lo habia generado y con el sistema DSM de clasificacién oficial, No obstante, se tomaron compromisos de tipo filos6fico y pragmatico segiin los cuales no todos los objetivos corfsiderados podian ser conseguidos de forma simul- tdnea (p. ¢j., brevedad del instrumento frente a independencia de items, normas nacionales representativas de pacientes frente a la especificidad de las Tasas Base locales y consideracio- nes de criterio tedrico frente a datos empiricos). La validacién ¢ruzada y los estudios de gene- ralizacion cruzada han sido ejecutados con el objetivo de evaluar y mejorar items, escalas, pro- cedimientos de correcci6n, algoritmos y textos para la interpretaci6n. Este tipo de estudios debera continuar suministrando una base empirica para el posterior perfeccionamiento de cada uno de los componentes mencionados. De forma mis especifica, y teniendo presentes los anteriores objetivos, los cambios y adicio- nes que se sefialan a continuacion, caracterizan las diferencias entre el MAPI-C y el MACL. 1. En el MACT se han introducido cuatro nuevas escalas de Prototipos de personalidad ademas de las ocho que constituian la seccién de personalidad del MAPI-C. Ademés, el contenido de los items de las ocho escalas originales de personalidad ha sido cambiado de forma subs- tancial para reflejar los progresos tedricos, la investigacién empirica y las modificaciones de ctiterio del DSM. También se modificaron varios nombres de escalas para que reflejaran sus caracteristicas clinicas de manera mas precisa. Las cuatro nuevas escalas del MACI so1 mista (que refleja la nueva personalidad depresiva segin el DSM-IV), Rudo (que representa ia personalidad sadica del DSM-III-R), Autopunitivo (similar a la personalidad autodestruc- tiva del DSM-II-R) y Tendencia limite (que comparte la denominacién del DSM-II-R e troduce una indicacién de gravedad en la evaluacién de la personalidad). Se ha procedido a.la asignacién de nuevos nombres a las escalas de Preocupaciones expre- sadas para que reflejen con mayor claridad los problemas que evaltian (p. ¢j., Autoconcep- to’, es ahora Difusién de la identidad). Se ha anulado una escala, Confianza escolar, por motivos empiricos ¥ debido a su escasa relevancia clinica, Se ha afiadido una nueva escala, Abusos en la infancia, en respuesta a la creciente importancia del abuso infantil en las eva- luaciones clinicas. 3. Se han afiadido procedimientos correctores para varios fenémenos de distorsi6n (p. ej., res- puesta al azar, simular estar mejor, simular estar peor). Con este objetivo se han desarrolla- do tres escalas «modificadoras» (Transparencia, Deseabilidad y Alteraci6n), que son seme- jantes a las que, con idéntico objetivo, se incorporaron el MCMI-II. 4. Otra diferencia importante radica en la revision y adicion de varias escalas disefiadas para identificar y cuantificar diversos sindromes clinicos tipicos del Eje 1. Se han revisado y se les ha asignado nuevo nombre a dos escalas del MAPI (Conformidad social y Control del impul- so) que, en el MACI, han pasado a denominarse respectivamente, Predisposicién a la delin- cuencia y Propension a la impulsividad. Se han desarrollado, especificamente para el MACI nuevas escalas de Sindromes clinicos que son: Trastornos de la alimentaci6n, Inclinacién al abuso de sustancias, Sentimientos de ansiedad, Afecto depresivo y Tendencia al suicidio 2. Para la denominacién de las escalas del MAPI, se han tomado los nombres de la version castellana del mismo, levada a cabo por Jiménez-Gomez, Avila-Espada et al. (1996) 5, Para servir de base a estas escalas adicionales, y como resultado de la validacién cruzada y de los estudios de generalizacién cruzada, tinicamente se han conservado 49 items del MAL (y del MAPI) y se han introducido 111 nuevos items, lo que ha dado como resultado los 160 items del MACI. Cuando fue factible 7 adecuado, estos nuevos items se redactaron de forma que reflejaran las adiciones y los cambios de criterio diagnéstico del DSM-IILR y ‘el DSM IV En la valoracién del MACI, se ha incorporado un sistema de ponderacion de items para reflejar la diferencia de los items en cuanto a su concordancia con la teoria en que se basa él instrumento y el alcance del soporte que aportan los datos de validacion. 1 Caracteristicas distintivas del MACI Los parrafos que figuran a continuacién describen brevemente las caracteristicas que distin guen el MACT de otros instrumentos de personalidad. Los capitulos siguientes orientaran de forma mas amplia estos aspectos diferenciales del Inventario. 1. El MACI fue construido pensando especificamente en la poblacién adolescente. Las frases del Inventario se presentan en el lenguaje que utilizan los adolescentes, y tratan los temas que son relevantes en sus preocupaciones y experiencias. Esto lo diferencia de otros inven- tarios clinicos de uso frecuente que fueron disefiados para ser utilizados principalmente con poblacién adulta. 2, Incluso el instrumento psicométrico mas esmeradamente construido es probable que no tenga una aceptacién amplia si su contenido, longitud y estilo lingiistico se hacen pesados. Un objetivo prioritario en el desarrollo del MACI fue la construccidn de un Inventario que tuviera items suficientes para evaluar de forma precisa diversos rasgos de personalidad, pre- ocupaciones psicolégicas y sindromes clinicos y que a la vez fuera lo suficientemente corto para fomentar su uso en diversos contextos clinicos. Tanto el nivel de lectura como el voca~ bulario se seleccionaron de forma que permitieran su rapida comprensi6n por la inmensa mayoria de adolescentes. El Inventario final, de 160 tems, se adapta al nivel de lectura de 6? grado’ y la mayoria de los adolescentes pueden completarlo en menos de 20 minutes. La brevedad y la claridad del instrumento facilita que la aplicaci6n sea répida, con un minimo de resistencia por parte del cliente. 3, La existencia de un sistema tedrico amplio que sirva de base a un instrumento diagnostic aumenta de forma significativa su utilidad clinica, Las escalas de personalidad y clinicas del MAC estan basadas en una teoria comprehensiva (Millon, 1969, 1981,1986a, 1986b, 1992) 4. En todas las fases del desarrollo del MAI, el MAPI y el MACI colaboraron psic6logos clini- cos, orientadores y psiquiatras que trabajaban con adolescentes. Durante los primeros esta- dios de su desarrollo, los orientadores, psiquiatras y psicdlogos fueron entrevistados a fin de identificar los temas que estaban relacionados con los trastornos de los adolescentes. En consecuencia, las Preocupaciones expresadas evalitan de forma precisa las actitudes que los ‘adolescentes tienen con respecto a problemas significativos del desarrollo y los Prototipos de personalidad y los Sindromes clinicos reflejan dreas significativas de sentimientos pato- logicos, pensamientos y comportamientos que requieren atencién profesional 3, Nivel escolar que corresponde a los 12 6 13 aftos. cu MACI La capacidad para diferenciar cada una de las diversas reas de problemas es crucial para la eficacia del Inventario. De ahi que toda la seleccidn de items del MACT se hiciera mediante comparaci6n de un grupo diana tomado como critetio (p. e., basado en Prototipos de per- sonalidad y Sindromes clinicos) con una poblacién general de adolescentes con problemas. La utilizacién de un grupo de referencia como éste debia incrementar de forma importante Ja eficiencia en cuanto a discriminaci6n, a la vez que potenciaba la precisién de la evaluacién. 6. Generalmente, los instrumentos psicol6gicos tradicionales utilizan transformaciones estin- dar de las puntuaciones. Con ello se asume una distribucién similar de los individuos den- tro del continuo de cada rasgo o sindrome. Sin embargo, ni la teoria ni la investigacion fun- damentan dicha suposicion. Consecuentemente, el MACI, al igual que el MAPI, emplean Tasas Base de tipo actuarial o datos de prevatencia para establecer as lineas de carte de las escalas. Esta forma de proceder asegura que la frecuencia de los diversos «puntos altos» de Jas escalas del MACI y las configuraciones de los perfiles se corresponderan de forma muy aproximada con la distribuci6n real y la frecuencia del trastorno dentro de una poblacién clinica adolescente, Laseleccién de items y el desarrollo de las escalas avanzaron a través de tres estadios de vali- dacion (a) de la base teérica, (b) de la estructura interna y (c) conforme a un criterio exter- no. Este procedimiento dio lugar a un instrumento que satisface los criterios exigibles por aquellos que se implican en la construccién y validacién de métodos (Hase y Goldberg, 1967). Ademas, en estos estadios se avanz6 de forma secuencial. En consecuencia, cada item tuvo que pasar satisfactoriamente a través de cada uno de estos tres estadios de desarrollo para ser mantenido en el Inventario. De esta forma, el MACI cumple con todos los criterios bisicos de los procedimientos de construccién, no quedando limitada su validacién a un solo procedimiento, BMplicaciones del MACI EI MACI fue disenado para ser utilizado por profesionales de la salud mental como ayuda para la identificacién, prediccién y comprensién de un amplio rango de dificultades psicologicas que son tipicas de los adolescentes. Puede ser utilizado de forma sistematica como un instru mento de evaluacién clinica del adolescente al entrar en el dispositivo de la red de salud men- Las escalas empiricamente validadas que configuran el MACI, han sido disefadas para identificar los problemas personales (tales como las dificultades con los iguales, la confusion acerca de si mismo y los problemas familiares) y para ayudar a los clinicos a valorar qué clien- tes tienen mayor probabilidad de mostrar comportamientos actuadores, sentimientos de ansie- dad y tendencias suicidas. Al evaluar los posibles «puntos fuertes» asi como las debilidades, el MACI puede ayudar al clinico a incrementar el potencial del adolescente, puesto que podra intervenir profesionalmente teniendo como perspectiva una vision amplia de las caracteristi- ‘cas de la personalidad, en vez de utilizar como foco Gnicamente las areas problematicas del sujeto. Por otra parte, la brevedad y la facilidad de aplicaci6n, correccién e interpretacién del MAC facilitan su uso en una ampiia diversidad de contextos clinicos. Bea El MACI fue desarrollado para evaluar a los adolescentes en diversos ambitos de salud mental. Las normas de referencia fueron establecidas empleando muestras de 13 a 19 afios en conte: jaciones del MACI (r@eocoevCve eee eeoeoveeeeeeeeeeeeeeweese eee ese tos clinicos. Su uso con cualquier otro grupo de edad puede ser inadecuado y llevar a infor- maciones diagnésticas err6neas. 1.42 Cualificacion requerida Las personas que son responsables de supervisar el uso del MACI y sus informes deben tener una formacién suficiente en métodos psicométricos y prictica profesional pertinente para comprender este Manual. A excepcién de los estudiantes graduados que llevan investigaciones supervisadas, todos los individuos que utilizan el MACI deben tener al menos una cualifica- cion de postgrado en un ambito relevante de la salud mental. Los resultados del MACI pueden suministrarse en forma de perfil, que ofrece una informacion limitada y asume que el usuario posee un conocimiento mais extenso de la literatura clinica relevante para realizar un informe interpretativo mas detallado y amplio. La confidencialidad debe ser garantizada en el procedimiento utilizado para guardar los protocolos, hojas de res puesta y material de correccion. La utilizacién de niimeros de identificacion en lugar de nom- hres es un buen método para garantizar el anonimato. Unicamente el profesional responsable de la evaluacion debe tener acceso al c6digo de identificacion. MERERRERERERERREAREREERREEEE REESE 2. La orientacion del sistema tedrico Resulta enormemente til contar con un sistema teérico consistente en el que fundamentar una clasificacién coherente de la personalidad y que, a la vez, sirva como marco para desarro- lar de forma paralela el conjunto de las escalas de un cuestionario. E] texto en el que se basan las escalas de personalidad del MACI, Psicopatologia moderna (Millon, 1969), describe el siste- ma tedrico mencionado. A pesar de su amplio rango de utilidad clinica, la teoria esta basada en supuestos que se derivan de la simple combinacion de unas pocas variables o constructos. 2.1. Prototipos de personalidad Las 12 escalas que configuran los Prototipos de personalidad del MACI reflejan la manera en que los rasgos y caracteristicas de personalidad se combinan para constituir un prototipo. Los fundamentos teéricos de estos prototipos de personalidad han sido publicados en diversos libros a lo largo de las tres iltimas décadas (p. ej., Millon, 1969, 1981, 1990, 1991). La teorfa propone que tanto los estilos de personalidad normales como los anormales se pueden derivar mediante la combinacién de tres polaridades: dolor-placer, actividad-pasividad y si mismo- otros. Por ejemplo, el estilo de personalidad dependiente (Sumiso) puede ser observado en una persona que sea pasiva en su forma de adaptacion y que esté orientada hacia las necesidades, de los otros. Por el contrario, una personalidad antisocial (Rebelde) se considera que es activa en cuanto a la adaptaci6n y orientada hacia si misma. A los lectores interesados en el modelo te6rico, se les recomienda que lean alguno de los libros anteriotmente mencionados. En las secciones que presentamos a continuaci6n se ofrece la descripcion de las bases tedricas de cada uno de los Prototipos de personalidad. Escala 1: Introvertido Los adolescentes introvertidos carecen de capacidad para experimentar la vida tanto de forma dolorosa como placentera. Su personalidad es semejante a la personalidad esquizoide del DSM por su tendencia a ser apaticos, indiferentes, distanites y poco sociables. Sus emociones y nec sidades de afecto son escasas y el individuo funciona como un observador pasivo, indiferente a las recompensas y afectos, asi como a las demandas que se derivan de las relaciones huma- nas. Los adolescentes introvertidos caracterizados por su escasa capacidad de experimentar tanto el dolor como el placer no parecen estar interesados en las satisfacciones personales sociales, ni tampoco manifiestan excesiva incomodidad cuando se ven enfrentados con las dificultades personales o las discordias sociales. Este tipo de déficit en ambos extremos de la polaridad placer-dolor constituye la base de lo que se ha denominado estilo pasivo-indife- rente : Determinados aspectos del contexto evolutivo y de las caracteristicas clinicas de este tipo de personalidad pueden suministrar al lector el sentido de como conceptos abstractos como dolor y placer pueden ser concebidos como atributos etiolégicos importantes. Los_adolescentes introvertidos no luchan por los premios‘ni intentan evitar los castigos. Este tipo de carencias sé pueden derivar de varias fuentes. Algunos put ‘carecer de los fundamentos constitucio- nales requeridos para buscar, percibir o discriminar los acontecimientos placenteros 0 doloro- sos. Otros pueden haberse visto privados de los estimulos necesarios para la maduraci6n de las capacidades de motivacién y emoci6n. Otros atin, pueden haber estado expuestos a formas de comunicacion familiar irracionales 0 generadoras de confusin o a pautas de aprendizaje con- tradictorias; ambas situaciones pueden dar lugar a la perplejidad cognitiva 0 a la apatia en cuanto a motivacion, Cualquiera que haya sido el conjunto de causas determinantes, los ado- lescentes introvertidos experimentan escaso 0 ningin placer o dolor que pueda motivar su comportamiento. - Escala 2A: Inhibido La segunda combinacion, clinicamente significativa, basada en problemas de la polaridad dolor-placer inchuye a adolescentes con una capacidad disminuida para experimentar placer pero con unas inusuales caracteristicas de anticipacion del dolor psiquico y de sensibilidad frente a él. Esperan de la vida que resulte dolorosa, con pocas gratificaciones y mucha ansie- dad. E] desequilibrio derivado de la anticipacion de dolor psiquico y la disminucién de satis- facciones psiquicas constituye el nticleo de este tipo de personalidad. Los prototipos I tido, Inhibido y Pesimista comparten un sentimiento minimo de gozo y escasa capacidad de disfrutar, pero tinicamente el tipo Inhibido estd, a la vez, inclinado a sentir angustia y apren- sién. La teorla clasifica a los prototipos Introvertido e Inhibido como retraidos (Introvertido = pasivo-retraido e Inhibido = activo-retraido). Incapaces de experimentar placer, ambos tipos retraidos (al igual,que el Pesimista) tienden a caer en situaciones de aislamiento y en compor- tamientos que favorecen la propia alienaci6n. Escala 2B: Pesimista Existen puntos comunes entre los tres primeros Prototipos de personalidad, especialmente el abatimiento, el pesimismo, la falta de alegria, la incapacidad para experimentar placer y una aparente torpeza motriz. En el prototipo Introvertido, que es similar al Trastorno de persona- lidad de tipo esquizoide del Eje II del DSM, existe una incapacidad para la alegria (al igual que para la tristeza). En el prototipo Inhibido, hay un incremento de la alerta para anticipar el dolor y, en consecuencia, una falta de atencién para la alegria. Para el Pesimista, ha habido una pér- Gida significativa, una sensacién de abandono y la pérdida de la esperanza de poder encontrar [a alegria. Ninguno de estos prototipos de personalidad experimenta el placer, pero por 1820 nes diferentes: una deficiencia; una orientacién al dolor; desesperanza acerca del futuro; des- aliento; un panorama desconsolador; un irreparable e irrecuperable estado de cosas por el cual aquello que pudo haber sido ya nunca volver a ser posible. Semejante al tipo de personalidad Depresiva del DSM IV, el Pesimista experimenta el dolor como algo permanente y no puede considerar el placer como algo ni siquiera posible. ;Qué experiencias 0 quimica es responsable de esta tipica y persistente tristeza? Evidentemente hay predisposiciones biologicas a tener en cuenta. Hay datos importantes a favor de una predis- posicion constitucional, muchos de ellos favorecen la hipdtesis genética. Los umbrales impli- cados en hacer posible el placer o que sensibilizan para la tristeza varian considerablemente. Algunos individuos estan predispuestos al pesimismo y a los panoramas desalentadores. De es an MACI forma semejante, la experiencia puede condicionar la orientaci6n a la desesperanza. Una pér- dida significativa, una familia desconsolada, un ambiente restrictivo, la falta de perspectivas esperanzadoras pueden igualmente conformar un estilo de cardcter Pesimista. Escala 3: Sumiso Siguiendo el modelo te6rico de las polaridades, es posible preguntarse si determinadas conse- cuencias clinicas ocurren en adolescentes que estén marcadamente desequilibrados en virtud de estar orientados casi exclusivamente o bien hacia los otros o bien hacia si mismos como una forma de experimentar el placer y Estas personas difieren de los prototipos Introvertido, Inhibido y Pesimista. Por ejempio, estos tres tipos no experimentan placer a par- tir de s{ mismos ni de los otros. Los adolescentes cuyas dificultades se hallan en el problema de elegir entre ambos polos de la dimensién uno mismo-otros son capaces de experimentar el placer y el dolor; en cambio, sus problemas provienen del hecho de que ellos se ligan, casi exclusivamente, a los otros o a si mismos como fuente de dichas experiencias. La distincién entre estas dos estrategias opuestas subyace a las orientaciones dependiente e independiente de la personalidad. En algunos parrafos mas adelante se hallaré la descripcién del tipo ambi- valente, aquel que se halla en conflicto tanto al volverse sobre si mismo como al orientarse hacia los otros. Sin embargo, de momento, se describen clinicamente los tipos dependientes. Los adolescentes que muestran el prototipo Sumiso (como en su equivalente personalidad dependiente del DSM) han aprendido que el sentirse bien, seguro y confiado (sentimientos asociados con el placer o la evitacién de dolor) deriva casi exclusivamente de su relacién con los otros, En sus comportamientos, estos adolescentes muestran una gran necesidad de apoyo eXt@mo y de atencion. Si se hallan carentes de afecto y cuidados, sienten un gran malestar, tris- teza y ansiedad. Cualesquiera que sean sus experiencias tempranas pueden preparar el marco para este desequilibrio por dependencia. Un adolescente con una personalidad sumisa puede “haber estado sobreprotegido y en consecuencia haber fracasado en la adquisicién de la capa- ‘cidad de autonomia ¢ iniciativa. La experiencia de una baja autoestima y el fracaso con los iguales puede llevar a estos individuos a evitar el desarrollo de tentativas de asercién y gratifi- caciOn de sf mismos. Aprenden tempranamente que las experiencias gratificantes no se logran facilmente por uno mismo pero se aseguran.apoyéndose en otros. Aprenden a contar con los otros, no tinicamente para su subsistencia y seguridad, sino que también aprenden a esperar pasivamente a que los otros tomen la iniciativa en cuanto a suministrarles seguridad y sosten. Clinicamente, la mayoria de ellos se caracterizan por una biisqueda de las relaciones en las que los otros les garanticen.afecto, proteccién y direccién. Aceptan, de forma pasiva, cualquier cosa que las circunstancias les aporten. Escala Histriénico Su principal estrategia de afrontamiento consiste también en estar orientados hacia los otros, son un grupo de personalidades que adoptan_una.postura de depend a. Logran sus metas de alcanzar el maximo de proteccidn y cuidado ocupndose enérgicamenté en una serie ‘Te maniobras caracterizadas por la'manipulacion, fa seduccion, ef comportamiento gregarioly la busqueda de atencion. Es este desequilibrio por dependencia activa To que caracteriza-el comportamiento de la personalidad Histri6nica segiin el MAC, al igual que en su paralelo, el trastorno histriGnico de la personalidad del DSM. ‘A pesar de que se apoyan en los otros en un grado no menor que los sujetos con un prototipo Sumiso pasivo-dependiente, los adolescentes con una personalidad Histriénica, a primera vista, Manual parecen bastante diferentes de sus homélogos pasivos. Esta diferencia en el estilo manifiesto es el resultado de la facil y emprendedora manipulacién de los acontecimientos por parte del acti- vo-dependiente que potencia la atencién y apoyo de los otros y evita la falta de aprobacion o el abandono. Este adolescente, frecuentemente muestra un hambre insaciable, a veces indiscrimi- nada, de estimulos y afecto. Su inteligente y con frecuencia astuto comportamiento social da la apariencia de confianza interna y de una independiente seguridad en si mismo. No obstante, bajo este disfraz subyace el temor a una autonomia auténtica y la necesidad de constantes sefia- les de aprobacién y aceptaciOn. Los elogios y el afecto deben ser repuestos constantemente y son buscados en cada fuente de refuerzo interpersonal en la mayoria de los contextos sociales. Escala 5: Egocéntrico Algunos adolescentes con un tipo de personalidad independiente muestran también un des- equilibrio en sus estrategias de afrontamiento. Sin embargo, en este caso, existe una confian- za primordial en si mismo mas que en los otros. Han aprendido que el maximo placer y el minimo dolor se logran confiando exclusivamente en si mismos. La tendencia a centrarse en si mismos da lugar al desarrollo de dos lineas principales de personalidad. La primera, el pro- totipo Egocéntrico, incluye la adquisicién de una imagen altamente valorada de si mismo, aprendida en gran parte como respuesta a unos padres que le admiran y complacen. Premiar- se a si mismo es altamente gratificante para el individuo que posee un sentido real 0 exagera- do de la propia valia. Al mostrar su seguridad, su arrogancia narcisista y un egocentrismo explotador en contextos sociales, el individuo con estas caracteristicas manifiesta lo que en la teoria se denomina un estilo pasivo-independiente porque tiene el sentimiento de que posee todo aquello que es importante, es decir, él mismo. Estos adolescentes destacan por su sentido de un derecho otorgado sobre los otros y porque experimentan placer simplemente ocupandose pasivamente de si mismos. Las experiencias tempranas les han ensefiado a supervalorarse a si mismos. Estas seguridad y superioridad, a veces basadas en falsas premisas, pueden ser insostenibles en funcién de logros verdaderos 0 maduros. No obstante, asumen alegremente que los otros deben reconocer que son especiales, Al igual que en su paralela personalidad narcisista del DSM, mantienen un aire arrogante, segu- ros de si y explotan a los otros en beneficio propio sin pensarselo demasiado o incluso sin inten- tarlo conscientemente. Aunque los elogios de los otros son bien recibidos y alentados, su aire de esnobismo y de pretenciosa superioridad requiere escasa confirmacion a través de auténticos logros o del reconocimiento social. Su confianza sublime de que las cosas irin bien les dota de escasos incentivos para comprometerse en la reciprocidad del toma y.daca.de la vida social. Escala 6A: Rebelde Los adolescentes rebeldes, aquellos a los que la teoria caracteriza como ejemplos de una orien- tacién activa-independiente, muestran la apariencia, el temperamento y-el.comportamiento le di {forno antisocial de la personalidad del DSM. Actian para contrarrestar de forma anticipada el engafio y el desprecio proveniente de los otros. Lo hacen mediante su implicacién activa en un estilo hostil y tramposo y embarcndose en un comportamiento ile- gal mediante el cual buscan el desquite o la explotacion de otros. Escépticos en cuanto a los motivos de los demés, estos adolescentes desean autonomia y buscan la revancha por lo que ellos sienten como injusticias pasadas. Muchos de ellos son irresponsables ¢ impulsivos y se sienten justificados de ser asi porque juzgan que los demas no son ni de fiar ni leales. La insen- sibilidad y 1a crueldad con Jos otros son los principales medios que han aprendido a utilizar para atajar lo que ellos consideran abuso o victimizacion, want eA MACI En contraste con la personalidad explotadora, el prototipo Rebelde de orientacién sobre si mismo se desarrolla como una forma de proteccién. Estos adolescentes se vuelven hacia si mismos, primero para evitar los estragos que anticipan y segundo para compensarlos median- te la biisqueda de recompensas instituidas por ellos mismos. Habiendo aprendido que no pue- den confiar en los otros, recuperan el desequilibrio producido por esta pérdida confiando uni- camente en ellos mismos y buscando activamente el desquite por lo que consideran humillaciones pasadas. Al volverse hacia si mismos buscando activamente el alcanzar fuerza, poder y venganza, actian de manera irresponsable, explotando a los otros y usurpndoles lo que poseen. Su seguridad no esté nunca totalmente garantizada, incluso cuando se han engrandecido a si mismos mas alla de sus precarios origenes. Hay algunos adolescentes en los que las propiedades habitualmente asociadas con el dolor y el placer estén en conflicto o invertidas. Al igual que en el prototipo Autopunitivo, que se expondré mas adelante, estos adolescentes no solo buscan o crean acontecimientos objetiva- mente dolorosos sino que experimentan algunos de ellos como placenteros. Esta variante de la inversion dolor-placer en el prototipo Rudo de personalidad (semejante al trastorno sédico del DSM) se caracteriza por considerar el dolor (estrés, temor, crueldad) mas bien como un pla- cer y como la forma preferida de relacionarse con los otros. En contraste con el prototipo Auto- Punitivo, este adolescente asume un rol activo controlando, dominando e intimidando a los otros. Las acciones que humillan, degradan y abusan de los otros las considera como placen- teras. Los prototipos de personalidad Autopunitivo y Rudo se agrupan bajo la etiqueta de dis- cordantes para reflejar, por una parte, la estructura disonante de su sistema dolor-placer y, por otra, el carécter conflictivo de sus relaciones interpersonales. El prototipo Autopunitivo, fre- cuentemente la victima de las relaciones conflictivas, es descrito como pasivo-discordante, y el prototipo Rudo, més expresivo, se considera activo-discordante. El estilo Rudo de personalidad incluye adolescentes que no necesariamente han de ser consi- derados rebeldes o antisociales pero cuyas acciones dan a entender que encuentran placer en conductas que humillan a otros o que violan sus derechos 0 sentimientos. Dependiendo de la clasé social y de otros factores moderadores pueden ser semejantes a las caracteristicas clinicas que en la literatura se conoce como caracter sédico. Son generalmente hostiles y permanente- mente combativos, y se muestran indiferentes o incluso complacidos por las consecuencias destructivas de su comportamiento amedrantador, conflictivo y abusivo. Escala 7: Conformista Este contradictorio prototipo de personalidad es semejante al trastorno_obsesivo compulsivo dela personalidad del DSM. Estos adolescentes muestran una clara orientacién hacia los otros y consistencia en la correcci6n social y el respeto interpersonal. Sus historias generalmente indican que han estado sujetos a obligaciones y disciplina, pero tinicamente cuando habian transgredido las constricciones y expectativas parentales. Por debajo de la apariencia de sumi- sin y de la orientacién hacia los otros existen intensos deseos de rebelarse-y-de imponer sus sentimient i Se hallan atrapados en esta ambivalen- “ca, Para evitar [a intimidacion y el castigo, han aprendido a negar la validez de sus propios “deseos y emociones y a adoptar los valores y preceptos establecidos por los otros. Con fre- cuencia, la disparidad que perciben entre sus propios impulsos y el comportamiento que deben mostrar para evitar la censura, les conduce a la tension fisica y a rigidos controles psi- cologicos. Desde el punto de vista etiolégico, los adolescentes Conformistas parecen haber sido obliga dos a aceptar los valores que otros les han impuesto. Como se ha sefialado, sus maneras pru- dentes, controladas y perfeccionistas derivan de un conflicto entre la rabia reprimida hacia los otros y el temor a la vergiienza, la culpa'y la desaprobaci6n social. Resuelven esta ambivalen- cia no solamente suprimiendo el resentimiento sino también acentuando el conformismo y estableciendo pesadas demandas para si mismos. Su disciplinado control de si mismos les sirve para mantener a raya sus intensos, aunque ocultos, sentimientos oposicionistas y centrados sobre si mismos, lo que da lugar a sus caracteristicas vacilaciones, dudas, pasividad y publica conformidad, Detras de esta fachada de correcci6n y control del adolescente se hallan al ace- cho intensos y coléricos sentimientos que ocasionaimente pueden hacer saltar sus controles Escala 8A: Oposicionista En ambas orientaciones, dependiente (Sumiso e Histriénico) e independiente (Egocéntrico y Rebelde), los adolescentes muestran la patologia mediante una estrategia de afrontamiento que esta orientada o bien hacia los otros o bien hacia si mismos alcanzando un nivel que puede ser desequilibrado y exageradamente unilateral. El desequilibrio entre el si mismo y los otros no es el tinico prototipo considerado en la polaridad si mismo-otros de esta teoria. Las personas «normales» muestran una cémoda posicién intermedia entre las polaridades de si y otros, Algunos prototipos de personalidad, aquellos que la teorfa describe como ambivalentes, estan a la vez orientados tanto hacia si como hacia los otros, con lo que se hallan en un inten- so conflicto entre lo uno y lo otro. Algunos de estos adolescentes que denominamos Opo: cionistas (semejantes a la personalidad pasivo-agresiva del DSM-III y a la personalidad negati- vista del DSM-IV) dudan entre los otros y si mismos, a veces se comportan_de_manera obediente y otras reaccionan de forma desafiante. Con unos sentimientos muy intensos, pero siendo incapaces de resolver su ambivalencia, se trazan una trayectoria errética que va desde proclamar la desaprobacion de si mismos y su culpa por no ser capaces de cubrir las expecta- tivas de Tos otros hasta la expresion de un terco negativismo y de una fuerte resistencia a estar SOmMetidos a los deseos de los demis. Los adolescentes cuyos conflictos entre si mismos y los offos son evidentes, se describen en la teoria como activamente ambivalentes. Esta lucha entre buscar las recompensas ofrecidas por los otros y aquellas que ellos mismos desearian estaba también presente en el prototipo de personalidad Conformista, descrito previamente. Sin embargo, mientras que el pasivo prototipo Conformista oculta su ambivalencia, las personali- dades activamente ambivalentes son conscientes de los conflictos que se entrometen en su vida cotidiana. Estos adolescentes se implican en discusiones interminables y experimentan malestar al sentirse fluctuar entre la deferencia y la obediencia por una parte y el negativismo desafiante y agresivo por la otra. Su comportamiento muestra un patrén errdtico de furia explosiva o de tozudez que se entremezclan con la culpa y la vergiienza.. Escala 8B: jutopunitivo El prototipo de personalidad Autopunitivo deriva en gran parte de una inversién de la polari- dad placer-dolor. Estos adolescentes interpretan los acontecimientos y establecen las relacio- nes de una manera que no solamente esta reflida con la funcién tan profundamente arraiga- da de esta polatidad (la supervivencia) sino que ademds es contraria a las asociaciones que estas emociones adquieren, habitualmente a través del aprendizaje. Para el adolescente Auto- punitivo, el dolor puede haberse convertido en algo preferible al placer y ser pasivamente aceptado, cuando no estimulado, en las relaciones intimas. Esto es frecuentemente intensifi- cado por una resuelta abnegaciGn y aceptaci6n de la culpa y puede agravarse mediante actos que generan dificultades y pensamientos que exageran los infortunios pasados y anticipen ED a -ewrevvwevere eee ereT eee eee ee ee eee ee See 939° 9 LE SSeeeeeeerererscrerers wane MACI otros para el futuro. Al relacionarse con los otros de manera obsequiosa y sacrificada, estos adolescentes permiten o incluso provocan que los otros los exploten (de manera semejante a los tipos de personalidad autodestructivos del DSM). Al centrar la atencién sobre sus peores caracteristicas, muchos de ellos sostienen que merecen ser avergonzados y humillados. Para integrar su dolor y su angustia, estos adolescentes suelen recordar sus pasados infortunios repetida y activamente y, por otra parte, transforman Io que podrian ser circunstancias afor- tunadas en problematicas. Suelen actuar sin asomo de presuncién y quitandose importancia, con Io cual frecuentemente intensifican sus dificultades y se colocan en una posicion inferior o servil Los antecedentes del prototipo de personalidad Autopunitivo han sido tema de miiltiples espe- culaciones durante décadas, principalmente en las publicaciones psicoanaliticas sobre maso- quismo. El papel de las anomalias biolégicas es un terreno de especulacién que no puede ser totalmente descartado pero que exige cierta credulidad, Menos cuestionables son las hip6tesis referidas al desarrollo o al aprendizaje social. Por ejemplo, en virtud de una asociaci6n cir- cunstancial, los elementos que normalmente evocan dolor y placer pueden muy bien alterar- se 0 conectarse entre si. De este modo, entre los adolescentes que devienen autopunitivos, el dolor de la brutalidad fisica o la angustia del abuso verbal pueden haber estado seguidos de forma repetida por el carino y la intimidad, to que lleva a la asunci6n aprendida de que la pro- vocaci6n es necesariamente un precursor de la aceptacién y la ternura final, En una secuencia mas complicada, la absolucién de la culpa puede haber sido lograda con éxito mediante la degradacién de si mismo. Cuando estas formas de actuacién se repiten a lo largo del tiempo dentro de un patron de abnegacién y servilismo pueden provocar «tuinosas» consecuencias negativas. Escala 9: Tendencia limite Tres estilos de personalidad gravemente disfuncionales del DSM, esquizotipico, limite y para- noide, estén también representados en la teoria. Difieren de los prototipos precedentes por varios criterios, pero especialmente por presentar deficiencias en la competencia social y epi sodios psicdticos frecuentes (pero tratables). Por otra parte, de forma casi invariable coexisten con y son variantes mas intensas de los Prototipos de personalidad que se han presentado pre- viamente. Por ejemplo, las personalidades limite tienden a mostrar caracteristicas que son semejantes pero més problematicas que las que podemos hallar en los tipos Oposicionista y Autopunitivo. Menos integrados en términos de la organizacién de su personalidad y menos eficaces en el afrontamiento que sus equivalentes benignos, son especialmente vulnerables a Ja descompensacién cuando se enfrentan a las tensiones de la vida. E1 MACT incluye éni mente uno de estos prototipos graves, la Tendencia limite. Los otros dos son relativamente poco frecuentes en los adolescentes. Una cuestién que cabe plantearse hace referencia al criterio empleado para considerar un pro- totipo de personalidad mas grave que otro. No procede presentar aqui una discusién tedrica completa (ver Millon, 1981). Puede observarse que el abordaje elegido ha consistido en agru- par las aportaciones del MACI con referencia a sus equivalencias con los trastornos de perso- nalidad del Eje II, de acuerdo con su capacidad de adaptacién. La gravedad fue valorada, en parte, estimando la probabilidad de que una orientaci6n concreta de la personalidad encajara ‘0 no en alguno de los nichos socioculturales de la sociedad contempordnea. En otras palabras, deberemos evaluar la probabilidad de que un prototipo de personalidad pueda mantener su funcionalidad y su coherencia estructural de manera socialmente aceptable y personalmente satistactoria. Sn a i i i —— Los tres trastornos graves del Eje II son probleméticos desde el punto de vista de la adaptacién, dificultad en relacionarse socialmente, y frecuentemente aislados, hostiles 0 confusos. Por lo tanto, no es probable que promuevan el apoyo interpersonal que podria reforzar sus frigiles defensas y orientarlos hacia estilos de vida mas eficaces y satisfactorios. Ademas, en estos tras- tornos existe una ruptura evidente de la cohesi6n en la organizaci6n de la personalidad. El prototipo de personalidad de Tendencia limite corresponde, segtin la teoria, a una orienta- cion emocionalmente disfuncional que dificulta la adaptacion por su ambivalencia. Los con- Actos existen en todos los ambitos, entre placer y dolor, activo y pasivo, y si mismo y los otros. Los adolescentes con este prototipo de personalidad parecen incapaces de adoptar una posi- cion consistente, neutral o equilibrada entre los extremos de estas polaridades, tendiendo a fluctuar de un extremo al otro. Experimentan estados de 4nimo intensos y endégenos, con periodos recurrentes de abatimiento y apatia, frecuentemente salpicados con rachas de rabia, ansiedad 0 euforia. Entre las caracteristicas que los diferencian de los cuadros de personalidad ‘menos graves, estan la inestabilidad y la labilidad de sus estados de Animo. Adicionalmente, muchos de ellos expresan y pueden llegar a actuar a partir de pensamientos recurrentes auto- lesivos y suicidas. Algunos se muestran manifiestamente preocupados por asegurarse el afecto. Muchos de ellos pueden tener dificultad en mantener un sentimiento consistente de identi- dad. En la dimension interpersonal, la mayoria muestran una ambivalencia cognitiva y afec- tiva que se hace evidente por la presencia simultanea de sentimientos de rabia, amor y culpa hacia los otros. Estas caracteristicas representan un bajo nivel de cohesién estructural en su organizacién psiquica. En muchos de ellos representan una fractura entre sus orientaciones intrapsiquicas e interpersonales. Son incapaces de mantener una estructura interna coherente y mantener la consistencia en sus relaciones personales o en sus operaciones defensivas. Exis- te una discordia intrapsiquica fundamental, una division nuclear entre adoptar una posicion independiente o dependiente, entre actuar de manera impulsiva 0 retrayéndose en un aban- dono pasivo, siguiendo los deseos de los otros o haciendo lo contrario de lo que los otros dese- an. Repetidamente arruinan 0 contradicen las acciones que previamente han iniciado, hacien- do presente de este modo su realidad de estar internamente divididos. Resulta a la vez posible y titil emplear las dimensiones clave del modelo te6rico para hacer mas explicitas las caracteristicas clinicas de los prototipos basicos de personalidad del MACI, desde el prototipo Inhibido, activamente sensible al dolor, hasta el prototipo Egocéntrico, pasivamente centrado en si mismo; desde el prototipo Histriénico, activamente orientado hacia los otros, hasta el estilo Oposicionista, conflictivo y centrado en si mismo. Los estilos adaptativos deriva- dos de la teoria no generan las distinciones entre estructuras de personalidad que caracterizan a los trastornos graves. Sin embargo, hacen posible la identificacion de los diferentes estilos a tra- vés de los que se expresan estas estructuras més patolégicas. De ahi la frecuente presencia de estructuray mixtas tales como Histri6nica-Limite, Ruda-Limite y Oposicionista-Limite. 2.2. Preocupaciones expresadas Las ocho escalas siguientes se centran en los sentimientos y actitudes acerca de cuestiones que tienden a preocupar a la mayoria de adolescentes con problemas. La intensidad con que se experimentan queda reflejada en la elevaci6n de las puntuaciones de cada escala. Hay que des- tacar que estas escalas representan percepciones mas que criterios o comportamientos objeti- vamente observables. wane : MACI Escala A: Difusién de la identidad La adolescencia es, principalmente, un periodo de examen de si mismo, de los otros y de las creencias. Antes de que los adolescentes puedan abandonar de manera confortable la seguri- dad de la dependencia infantil, deben formularse alguna idea acerca de quiénes son, adonde van y como podran llegar alli. Su tarea consiste en construir un puente que les permita cruzar el abismo desde la irreflexiva vinculacién infantil a lo establecido hasta la propia indepen- dencia con una comprensién clara de quiénes son. Esta transici6n, a veces castica y perturbadora, desde la inconsciencia de la infancia a la iden- tidad adulta constituye el foco de la escala de Difusion de la identidad. Para facilitar el des- arrollo eficaz de la identidad, deben existir factores tales como relaciones satistactorias entre padres e hijos y adecuados modelos de rol del propio sexo (Block y Turula, 1963; Helbrun y Fromme, 1965). A la inversa, pueden darse circunstancias que leven a aumentar la dificultad y hacer que el adolescente no sea capaz de desarrollar una identidad madura. Al comenzar con Jos cambios corporales todo un amplio mundo de posibilidades de eleccién se ofrece al ado- lescente, que debe adaptarse y seleccionar sus metas. Los adolescentes que carecen de adecua- dos modelos de rol o que han recibido mensajes confusos o malhumorados de sus padres 0 de sus iguales, pueden sentir estos cambios como abrumadores 0 como algo espantoso. Si las pers- pectivas son suficientemente aterradoras, pueden evitar el cambio, dando lugar a adolescentes que contindan inseguros de quiénes son o de adénde pueden ir y que eligen quedarse con la confusién y la incomodidad de su familia antes que enfrentarse a lo desconocido. Una posi- cidn de este tipo tnicamente produce futuros problemas. La resoluci6n del tema de la identidad es central para que el adolescente sea capaz de estable- cer su independencia, de convertirse en miembro de un grupo de iguales y de desarrollar su identidad sexual. Sin un sentido claro de los valores y una identidad personal es muy poco probable que se produzca un desarrollo saludable. Sin embargo, a pesar de las dificultades, la mayoria de los adolescentes construyen las bases de su identidad en la adolescencia temprana y media, Esta base se ve fortalecida cuando adquieren pautas de afiliacién social y objetivos vocacionales. Un cierto grado de cuestionamiento y de dudas acerca de si mismo es no solamente inevitable sino también necesario para el progreso del desarrollo. Los adolescentes que simplemente abrazan los ideales formulados por sus padres pueden haber adquirido un rol, pero quizés mas tarde llegarin a tener graves dificultades en aceptar este sentimiento de si mismos, externa mente impuesto. Simplemente se ha retardado un proceso necesario. El desarrollo de la iden- tidad no demanda simplemente el rechazo de los valores paternos, sino mas bien el examen integracién de esos valores junto con los valores de un mundo mas amplio al que se estan incorporando los adolescentes. Escala B: Desvalorizacién de si mismo En ningdin momento antes de la adolescencia se halla el individuo en evolucién sujeto a un examen tan critico de si mismo. Los nifios suelen percibirse a si mismos en términos de como eberfan ser, con un Ideal que frecuentemente se halla muy proximo al de sus padres. Sin embargo, en la adolescencia temprana, se entra en un periodo doloroso de comparacién de si mismo con los ideales que parecen mucho més lejanos de lo que el adolescente habia consi- derado previamente. Es la disparidad entre ambos, y la lucha por resolverla, lo que constituye el foco de la escala de Desvalorizaci6n de si mismo. Esta lucha esta intimamente ligada con los esfuerzos del adolescente para desarrollar su propia identidad. Lo que se observa es que el ado- lescente formula un sentido tentativo de lo que es. Se observa en esta drea, quizas mas que en ninguna otra, que la fuerza de la adolescencia frecuentemente intensifica los conflictos aun- que, en diltima instancia, le ayudard a crecer y resolver las dificultades. El ideal de nosotros mismos que todos creamos suele ser bastante constante a través de los individuos. Todos queremos ser valientes, inteligentes y atractivos, Sin embargo, los indivi- duos varian considerablemente en cémo se perciben con telacion a este ideal. Dos factores importantes afectan a esta percepcién: la presencia de auténticas deficiencias que hagan impo- sible el logro del ideal y la intensidad critica con la que una persona se evalia a si misma. Los adolescentes se han planteado ideales que consisten en riqueza y poder pero sienten que no podrin alcanzar estas metas si tienen capacidades limitadas 0 se les niegan oportunidades por pertenecer a minorias en situaci6n de desventaja (Dreger y Miller, 1968). Por otra parte, estos ideales elevados pueden parecer muy lejanos para los adolescentes mas aventajados 0 mas perspicaces que son capaces de analizar y reconocer las diferencias entre ellos mismos y los niveles 0 expectativas que se habian marcado. La introspeccién de estos adolescentes podra serles itil mas tarde y quizas incremente una mayor congruencia entre si mismo y la realidad (Katz y Zigler, 1967). Es significativo que el adolescente con una baja autoestima sea menos popular entre su grupo de iguales aunque muestre la mayor necesidad de aprobacién social. Buscando cémo lograr esa aceptaci6n y el reconocimiento social se convierten en simples peones de otros miembros del grupo, frecuentemente se comportan de forma que en otras circunstancias no hubieran ni con- siderado, inicamente por su necesidad desesperada de ser aceptados por los otros (Dittes, 1959; Walster, 1965; Zimbardo y Formica, 1963). A pesar de tales escollos, el proceso de desarrollo contintia su progreso, El proceso prosigue en la adolescencia tardia, generalmente con mayor comodidad y aceptacién de si mismo. La insa- tisfaccion con respecto a si mismo se convierte entonces en un marcador muy personal de falta de felicidad y no simplemente en un indice comun a la mayoria de los adolescentes. Con la madurez, los adolescentes aprenden a no culpar a los otros de sus propias dificultades. Escala C: Desagrado por el propio cuerpo Los nifios aceptan crecer y cambiar como aceptan cualquier otro aspecto de su existencia coti- diana, Cuando ocurren los cambios, los sienten como algo gradual y son integrados con esca- sa conciencia. Por el contrario, los cambios que tienen lugar en la adolescencia temprana y ‘media son de naturaleza diferente. El crecimiento es rapido, afecta a la sexualidad y crea cam- bios fisicos significativos en cuanto a configuracién, forma y atractivo. Los deseos y suenos referentes a la apariencia se confrontan ahora de forma clara con la propia identidad fisica que emerge. La manera en que el adolescente se ve a si mismo se basa, en parte, en aspectos obje- tivos de su desarrollo corporal, pero este fisico es juzgado en el contexto de una miriada de experiencias y de normas sociales (Ausubel, 1954). Este proceso critico es muy complejo, pro- ducto de las actitudes parentales, de los temores personales, de las reacciones de los iguales y de la propia conciencia critica. La edad en que tienen lugar los cambios de la pubertad es significativa, especialmente para los chicos (Frazier y Lisonbee, 1950). El desarrollo temprano, evidente en el vello facial y en el aumento de la musculatura, es visto de forma muy positiva, dando lugar frecuentemente a un sentimiento de propia satisfaccién, interés en las prdcticas atléticas y confianza de tipo gene- sree a cine pra MACI ral. El retraso en este tipo de cambios en el chico adolescente, ocasiona a menudo una menor asertividad y menor tendencia a asumir el papel de lider, pautas que pueden persistir después de la maduracién (Washburn, 1962). Mientras que la forma corporal ideal en los chicos se halla en consonancia con las caracteristicas tipicas de la maduracion, las chicas adolescentes quedan frecuentemente atrapadas en una situacién dolorosa cuando se desarrollan fisicamen- te, Algunos de los cambios mas esperados (p. ¢j., el desarrollo del pecho) estén vinculados a otras caracteristicas menos atrayentes, que incluyen muslos mas gruesos y caderas mas anchas. Los beneficios del desarrollo son complejos y, con frecuencia, la chica adolescente es dura mente critica con lo que ella ve como imperfecciones obvias, cuando lo compara con el ideal femenino de ser bien proporcionada, con caderas delgadas y piernas largas. Una sensacion dolorosa de disminucion del atractivo puede complicar otros aspectos de la adaptacién de la adolescente, especialmente la relacin con sus compaiietos varones. Este proceso de examen de si mismo, de critica y de integraci6n de la apariencia fisica y de la imagen corporal se ve muy afectado por las reacciones de los otros. Un primer factor lo cons- ‘ituyen las actitudes que los miembros de la familia adoptan de cara a minimizar o mejorar los problemas. Las actitudes negativas de la familia pueden crear e intensificar la insatisfaccion por la imagen facial y corporal, incluso entre adolescentes que estin experimentando los cam- bios normales del crecimiento (Schonfeld, 1966). En la adolescencia tardia, la mayoria de los cambios fisicos han ocurrido ya. Bien o mal, el individuo ha asumido una relativamente acabada configuraci6n facial y corporal. Desgracia- damente para muchos adolescentes, la insatisfaccin por su apariencia se mantiene también, frecuentemente, inmutable. Escala D: Incomodidad respecto al sexo Desde el primer momento en que a un nifio lo visten de rosa o de azul, comienza su prepara- cion para el rol de adulto (de adulto definido en cuanto al sexo). Incluso hoy en dia, a pesar Gel significativo proceso iniciado hacia la igualdad en el tratamiento y la igualdad de oportu- nidades para nifios y nifias, el proceso de inculcar en los chicos y chicas los roles masculinos y femeninos tradicionales sigue actuando. A medida que el nifio progresa en su maduracién, rece la conciencia acerca de las actitudes y expresiones parentales referidas a la sexualidad. Con frecuencia, los nifios aprenden a no tocar sus genitales y si los sorprenden, tienen la sen- sacion de vergiienza o de desconcierto. La exploracién temprana cambia generalmente desde una curiosidad inocente hacia una exploracién furtiva y cargada de culpa. Incluso cuando los Padres son tolerantes, otras personas transmiten a menudo la actitud de que el sexo es pro- blematico. La adolescencia temprana aporta con frecuencia, la anticipacién de nuevas oportunidades y retos. El adolescente se enfrenta a la tarea de reconciliar las creencias previamente aprendidas con un nuevo y fuerte despertar sexual. Este proceso impone que se desarrolle la imagen de ser una persona con impulsos sexuales que son capaces de expresarse y de proporcionar placer. La capacidad de integrar estos impulsos sexuales en el marco de la imagen de uno mismo tendra una influencia clara en los sentimientos del adolescente con respecto al sexo y en su manera de establecer relaciones sexuales. La transicion eficaz hacia la sexualidad consciente y comoda no es una consecuencia simple dela maduracién y de la aceptacién parental. Mas bien es algo que ocurre como producto de una interaccién compleja entre la oportuna maduraci6n bioldgica, la aceptacién del cambio . . > 5 2 . : 3 eee eee eV VV VV VV VS VV SESE SEVVVeVe|} ¥ el sentimiento de si mismo en desarrollo que permite la integraci6n de este nuevo aspec- to. Otro elemento a considerar es la disposicién del adolescente para ir mas alla del rol segu- ro y dependiente de la infancia hacia uno nuevo que lleva a asumir las responsabilidades adultas. El adolescente se las arregla para armonizar todos los aspectos (los estimulos bioldgicos, las inseguridades sociales y la propia conciencia amorosa) a firt de lograr el idealizado rol de adul- to. Después de un trémulo comienzo, la mayoria de adolescentes logran una expresion sexual plena de significado, en la que se combinan la amistad y la intimidad, La facilidad y el ritmo de esta transicién es evaluada por la escala de Incomodidad respecto al sexo que refleja las acti- tudes parentales, las creencias culturales y el impacto de los iguales, todo lo cual contribuve a la sextalidad y a su aceptacion. Las actitudes inmaduras y un perturbador sentimiento de culpa o de vergiienza es lo que se evaliia para asesorar al clinico en la ayuda a los adolescentes con este tipo de problemas. Escala E: Inseguridad con los iguales Como en la infancia, los grupos de compaferos de su edad permiten a los adolescentes ejerci- tarse en las relaciones, dentro de un estadio del desarrollo que es comin para todos. Es evi- dente que existen normas de iguales y que hay una presion para adaptarse a ellas, pero pare- ce ser que los adolescentes utilizan el grupo de forma primordial para equilibrar sus necesidades de dependencia con sus aspiraciones de independencia. Los adolescentes ven al grupo de iguales como una fuente de apoyo en un momento en el que estén intentando dis- tanciarse de los valores y del dominio de los padres. Aunque la afiliacién al grupo de iguales no abarca todos los aspectos de la vida del adolescente, conforma y tiene influencia significa tiva en su comportamiento social. La mayoria de los adolescentes mas jévenes buscan un niimero grande, de amigos y son poco selectivos en la eleccién de su grupo de iguales. Sin embargo, a medida que la confianza en si mismo y la conciencia de si aumentan, los adoles- centes comienzan a elegir dentro del grupo de iguales para desarrollar amistades mas intimas y dar apoyo a los valores que han comenzado a abrazar. La mayoria de los adolescentes pasan desde un periodo de implicacién intensa con su grupo de iguales a un distanciamiento gradual 4 medida que son aceptados por otros y se sienten libres para cambiar hacia las amistades mas intimas de la adolescencia tardia. Sin embargo, los adolescentes con una baja autoestima se sienten capturados en una situacion especialmente desesperante. Puesto que esperan el recha- 20, frecuentemente permanecen como observadores timidos y pasivos al margen de la vida. Al ser evaluados como nuevos miembros del grupo, sus compaferos valoran su personalidad v comportamiento y, con frecuencia, les otorgan dinicamente un acceso limitado. En conse- cuencia, fracasan en cuanto a recibir la atencién y el reconocimiento que anima a sus compa heros, que tienen mas éxito, a aumentar su confianza en si mismos y su autonomia. Estos ado- lescentes permanecen bloqueados en ese estadio temprano de la afiliacién al grupo. Patéticamente necesitados de la aprobacién de sus iguales, aceptan incluso el bajo estatus que se les otorga, lo cual sienten que es necesario para mantener cierta apariencia de pertenencia al grupo. Aquellos con mayores ventajas (adolescentes animados, alegres, afables y con sentido del humor) reciben la recompensa de la aprobacién de sus iguales que estimula su crecimiento. Los que tienen dificultades (individuos intranquilos, timidos y nerviosos) estan atrapados por una autoestima que disminuye, buscando algo a lo que adherirse. Estos infortunados indi duos son blancos faciles para aquellos que les premiardn con su reconocimiento a cambio de una lealtad absoluta y esta sumision puede llevarles a compromisos que quedan muy lejos de eee MACI sus valores intrinsecos y de su verdadero potencial. Esta escala, Inseguridad con los iguales, mide el grado en que el adolescente tiene éxito en lograr una posicién cémoda y satisfactoria dentro del grupo de iguales. Escola F: Insensibilidad social Desde muy temprano, la familia inculca a los nifios los valores relativos al comportamiento adecuado. Esto se logra a través de una combinacién de advertencias, elogios y modelado implicito. En ausencia de estos esfuerzos tempranos, y algunas veces a pesar de ellos, algunos nifios pueden carecer de o rehusar aceptar estas creencias como propias. El grado en que se desvian de estos principios afectara a sus vidas y a su comportamiento interpersonal. ;Qué sen timientos tiene una persona que se desvia por estos cauces? {Cémo se expresa la insensibil dad interpersonal y qué comportamiento se puede esperar de esa persona? Aun mas, ¢qué impacto produciré este individuo en los otros y qué reacciones evocara como consecuencia? La escala de Insensibilidad social se centra sobre estos temas. La caracteristica mas destacada del comportamiento de este tipo de personas es una indife- rencia generalizada hacia los sentimientos y reacciones de los otros. Esto es diferente de la hos- tilidad abierta; antes bien, lo que muestra es una despreocupada indiferencia ante la presencia de la incomodidad o el dolor de los otros. Con frecuencia esta persona, poco compasiva y apa- rentemente inconmovible ante la necesidad de reciprocidad en las relaciones sociales, puede elegir el aislamiento, la apatia o la insensibilidad. Se trata de un individuo que puede evitar las limitaciones ordinarias y adoptar activamente puntos de vista que son contrarios a los dere- chos de los otros. La mayoria de las veces se observa o bien una disminucién de la vida inter- Dersonal o bien un deseo de tratar sin ningan miramiento a aquellos que se cruzan en su cami- no. Para estos individuos es simplemente mas facil no preocuparse que modificar su comportamiento. Aunque la intensidad de estos sentimientos se extiende a lo largo de un continuo, la distribu- cion no es en absoluto normal. Mas bien, la inmensa mayoria de los adolescentes desea, como sus padres, como minimo alabar de boquilla, si no se adhieren realmente a ellas, las creencias que incluyen el respeto por los derechos de los otros. No obstante, algunos individuos, pue- den sobrepasar esta posicin asumiendo una actitud bastante mas violenta que tenga graves consecuencias para la familia, la escuela y la sociedad. Ahora bien, este panorama aislado y negativo crea una situacién en la que el adolescente permanece virtualmente impasible ante los incentivos para que mejore su adaptacién social. ;Con cudnta frecuencia los psic6logos que han entrevistado adolescentes que han tenido problemas con las normas, se han quedado simplemente asombrados por su indiferencia absoluta ante el dolor de los otros cuando les ven revolverse en su silla, de forma insolente, esperando que se acabe la «leccién», en cuyo momento quitardn importancia a todo el incidente como irrelevante? La frustracion que expe- rimentan los clinicos se deriva de la incapacidad de entrar en contacto con estos adolescentes, de despertar esos sentimientos que son necesarios para estimular el cambio. En este caso no se trata de una cuestién evolutiva en el sentido de que todos los adolescentes deban pasar por esta fase para lograr una mayor madurez. Antes bien, el tema adquiere su significacion en vi tud de la necesidad que tiene la sociedad de influir en estos individuos para que desarrollen la conciencia de que st. comportamiento es destructivo para los otros y, a la vez, tiene también consecuencias para ellos mismos. Estala'G: Discordancia familiar La imagen que frecuentemente nos viene a la mente cuando se menciona la palabra adoles- cente es la de un chico enfadado pegando un portazo al salir por la puerta después de una nueva discusion con sus padres. La costumbre social de equiparar disentimiento y desobe- diencia con el periodo de la adolescencia esta muy extendida, pero la verdadera naturaleza de este comportamiento y su significado estén menos claros: El adolescente, ;es realmente un rebelde? Y si es asi, ;cual es la indole de esta rebeldia? Adn més, ;qué papel juega la familia en la precipitacion, exacerbaci6n 0 mejoria del conflicto? Finalmente, ;como se resuelven estos problemas dentro de casa y fuera de ella? La relaci6n del adolescente con su familia junto con Jas percepciones de lo que deberia ser, es el foco de la escala de Discordancia familiar. Esta esca- Ja evaliia los sentimientos y las percepciones del adolescente, no lo que es objetivamente real, En muchos aspectos, la casa y la familia sirven como un anfiteatro exterior en el que la lucha interna entre dependencia e independencia se puede desarrollar de forma segura. Ambas incli- naciones son fuertemente positivas: por una parte, la autonomia y los privilegios de la madu- rez, y por la otra parte la seguridad y el sostén. Ambas suponen un precio, la responsabilidad para la primera de ellas y Ia insuficiencia de uno mismo para la segunda, Esta tarea evolutiva se ve también complicada porque la madurez requiere tanto de la independencia como de la capacidad de confiar y de relacionarse con los otros, incluyendo los padres. Cuando examina- mos el comportamiento oposicionista del adolescente nos hallamos ante un fenémeno inte- resante, incluso aunque se ignore su contenido especifico. Los adolescentes mas jovenes bus- can afirmarse por si mismos como individuos capaces de tomar sus propias decisiones. Perciben a sus padres como oponentes en esta lucha. No es una batalla por el contenido de un valor u otro sino més bien por el derecho a establecer sus propias expectativas. El crecimiento del adolescente no se produce en el vacio. Los padres varian en su capacidad para tratar con estos cambios. Ademis, la adolescencia llega, con frecuencia, durante un perio- do evolutivamente dificil para los padres, que pueden estar sintiendo una «pérdida de hori- zontes,» una conciencia de que es poco probable que la vida mejore de forma significativa. La mortalidad se hace més real cuando los padres del adolescente asumen el rol de hacerse cargo del cuidado de los propios padres, presenciando su deterioro y finalmente su muerte. Estas tensiones afadidas hacen, frecuentemente, que los padres se sientan asediados, acusados injustamente de defectos por sus hijos en un momento en que necesitan sostén y seguridad para si mismos. En consecuencia, pueden parecer inflexibles 0 poco empaticos para escuchar las peticiones de sus hijos o pueden sentirse irritados por el comportamiento dificil del ado- lescente. La resolucién de estos conflictos adolescentes dependerd de la intensidad de su lucha interna y de las reacciones de los padres ante sus esfuerzos de autonomia. Este proceso est presente en todos los adolescentes; con frecuencia, refleja no tanto la existencia de diferencias en valo- res y creencias (Offer, 1969) como una necesidad de separaci6n y de lograr la independencia de todo aquello que se experimenta como incompatible con la mayor madurez. Escala H: Abusos en Ja infancia La victimizaci6n no es, obviamente, un problema exclusivo de la infancia y la adolescencia, pero los nifios son un grupo especial de individuos dependientes y vulnerables. La aparicion de las estructuras sociales familiares ha establecido la subordinacién de los nifios a sus mayo- res, lo cual les deja frente al riesgo de falta de cuidado y abusos a la vez que especifica su esta- oer : MACI tus legal como propiedad de sus padres. El cédigo de derecho familiar protege a los nifios ante las vicisitudes y peligros de aspectos culturales mas amplios pero les deja enteramente vulne- rables dentro de la familia. Sujetos a un control casi absoluto en sus casas se convierten en vul- nerables a abusos potencialmente ilimitados tanto fisicos, como psiquicos y sexuales. Tanto Pierre Janet como Sigmund Freud habian reconocido, a finales del siglo diecinueve, que los origenes de la histeria adulta, especialmente entre las mujetes, podfan ser rastreados como efectos posteriores al hecho de haber sufrido abusos sexuales en la infancia. Janet centro su atencién en una serie de acontecimientos traumaticos, empleando el concepto de disociacion para explicar cmo la memoria de estos acontecimientos aparece desconectada de la corrien- te central de las ideas que se asocian normalmente. Freud se interes6 de forma especial en la conexion entre el trauma sexual y la patologia posterior. A pesar de que, posteriormente, Freud repudiara su primitiva tesis de la seducci6n infantil, substituyéndola por las «fantasias» infan- tiles, como agente etiolégico principal de lo que denominé complejo de Edipo, continué enfa- tizando el rol del trauma psiquico en sus teorias posteriores. Que el trauma infantil y los abusos son elementos importantes en el desarrollo posterior de psicopatologia es algo bien establecido, aunque existe cierta preocupacién de que ello haya adquirido una cualidad evanescente en las tiltimas dos décadas. No obstante, los estudios retrospectivos de pacientes psiquidtricos internados sugieren que quizés entre un tercio y la mitad de ellos tienen historias de abusos fisicos 0 sexuales 0 de ambos. Las mujeres aparecen con mas probabilidad de ser victimas que los hombres, especialmente en el caso de abusos sexuales. Los hombres que han sufrido abusos tienen una mayor tendencia a reaccionar vol- viéndose agresivos, mostrando caracteristicas de personalidad antisociales 0 sadicas, mientras, que las mujeres se inclinan a volverse autodestructivas (autolesivas 0 suicidas) mostrando caracteristicas de personalidad limite 0 autopunitiva, Los abusos durante la infancia parecen incrementar el riesgo de que sus victimas abusen en el futuro de sus propios hijos. De acuer- do con estudios recientes, aproximadamente un tercio de aquellos que suftieron abusos fisi- os, abusos sexuales, o fueron gravernente descuidados maltratarin a sus propios hijos. Esta transmisi6n entre generaciones del abuso aparece incrementada en los padres socialmente ais- lados que no han tenido la posibilidad de asimilar las pautas culturales que corresponden a formas de crianza més saludables. E] abuso emocional es un término genérico que engloba diversas variantes del maltrato por parte de los padres (p. e)., rechazan, aterrorizan, ignoran, aislan 0 corrompen). El abuso sexual, una forma especifica y especialmente problemética de abuso tanto fisico como emocional, aparece con una prevalencia de aproximadamente e! 20% en la historia de las mujeres de edad universitaria y entre el 7% y el 8% de varones en edad universitaria. El contacto sexual entre hermanos es la forma de incesto mas frecuente, aunque es mas probable que se informe de la actividad incestuosa entre hijas y sus padres o padrastros. Los supervivientes del incesto o de ‘otros abusos sexuales, muestran una amplia variedad de psicopatologia adolescente y adulta, incluyendo problemas sexuales, aislamiento social, confusi6n de rol, abuso de sustancias, baja autoestima, depresi6n, tentativas de suicidio, sintomas disociativos y caracteristicas de perso- nalidad agresiva y limite. La escala de Abusos en la infancia fue disefiada para descubrir abu- sos en el entorno del adolescente. Deberia destacarse que a pesar de estar basada en criterios clinicos, esta escala mide tinicamente la percepcién y el recuerdo de estos acontecimientos por el adolescente; esto no afirma necesariamente a realidad de estas experiencias. ‘BB. Sindromes elinicos Lis siete escalas que configuran esta seccién se relacionan con trastornos que se manifiestan bajo formas relativamente especificas, es decir, la sintomatologia se agrupara en sindromes cl nicos claros y bien definidos, tales como la ansiedad y la depresin. Habitualmente éstos son cl foco inicial del tratamiento, destacdndose como comportamientos, pensamientos o senti- imientos relativamente llamativos, que se hacen notar y atraen la atencién hacia esa persona indicéndola como alguien que requiere ayuda profesional. En contraste con los Prototipos de personalidad, los Sindromes clinicos se consideran mas bien como extensiones o distorsiones de la personalidad basica de un adolescente. Estos sindromes suelen ser estados relativamente diferenciados y transitorios, que crecen y disminuyen en un Periodo de tiempo, dependiendo de las situaciones estresantes. La mayoria se caracterizan por ser una caricatura 0 una acentuacién del estilo basico de personalidad del adolescente. Sin embargo, independientemente de cuan diferenciados parezcan ser estos sindromes, toman sentido y significacién principalmente dentro del contexto de la personalidad del adolescente ¥ deben ser evaluados con referencia a ese patron. A pesar de la observacién de que algunos de los sindromes aparecen con mayor frecuencia conjuntamente con algunos estilos concre, tos de personalidad, cada uno de estos estados sintomaticos podrin aparecer en varios proto- tipos. Por ejemplo, el Afecto depresivo (escala FF) aparece mas frecuentemente en las perso- nalidades Inhibidas, Pesimistas y Autopunitivas. La Inclinacién al abuso de sustancias (escala BB) se encuentra cominmente en los prototipos Rebelde y Rudo. Dado que existen diversas variaciones posibles entre Sindromes clinicos y Prototipos de per- sonalidad, es de suma importancia construit un modelo en el que estas relaciones entre unos ¥ ofros puedan ser especificadas. Aunque los Sindromes clinicos y los Prototipos de personali- dad son evaluados de forma independiente, cada Sindrome clinico debe ser coordinado tam. bién con el Prototipo especifico de personalidad con el que se relaciona. La mayoria de los Sin. Gromes clinicos descritos en esta seccién son de tipo reactive siendo substancialmente de una Guracién mas breve que los trastornos de personalidad. Normalmente representan estados en los que se manifiesta claramente un proceso patolégico activo. Muchos de sus sintomas se des- encadenan por acontecimientos externos. Como se ha indicado, la mayoria aparecen de forma brusca o lamativa, con frecuencia acentuando o intensificando las caracteristicas mas prosai- as del estilo basico de personalidad premérbido. Durante periodos de activa patologia, no es Taro que varios sintomas estén presentes a la vez y que con el tiempo cambien en su nivel de importancia. Escala AA: Trastornos de la alimentacién Al igual que con los otros Sindromes clinicos, el impulso que subyace al comportamiento ano- Xéxico 0 bulimico varia considerablemente, asi como el nivel de peligro que supone la grave. dad de la psicopatologia asociada y el grado en que constituye una reaccién a estresores del entorno. Dependiendo de la interaccién de estos factores en la vida del adolescente, los tras- tomos de la alimentacién pueden materializarse a partir de la nada, desaparecer durante un Periodo y luego volver a surgir con o sin un precipitante manifiesto. Unicamente a partir de {a iltima o dos dltimas décadas se ha empezado a acumular datos longitudinales sobre la pre- valencia de estas disfunciones y sobre su curso creciente o menguante. 1a anorexia nerviosa fue identificada en las postrimerias del siglo diecinueve como una impor- tante disfuncion psicol6gica que puede llegar a la muerte por inanicién en chicas jévenes. Sin ==> uses wn MACI embargo, la bulimia es un trastorno relativamente moderne, en el cual atin existe cierta con- fusion en la definicién. Una traduccion concreta del término podria ser «apetito voraz»; éste hha llegado a significar atracén de comida, vomito y purga. Al igual que la anorexia nerviosa, estd asociada con una excesiva preocupacién por el cuerpo e inquietud por el peso, ambos tras- tornes pueden presentarse de forma simultinea, La escala de Trastornos de la alimentacion evaltia la probabilidad de que el adolescente esté sufriendo un trastorno alimentario. Escala BI : Inclinacién al abuso de sustancias La mayoria de los adultos tienen la impresion de que los adolescentes han incrementado de forma destacada su consumo de alcohol y drogas durante la dltima o las dos tiltimas décadas. Los hechos no justifican tales conclusiones. Los adolescentes que usan y abusan del alcohol no han aumentado de forma apreciable en la tiltima generaci6n y la «revolucion de las dro- gas» parece haber sido una fase entre los aos 1960 y 1970, alcanzando su cima durante ese periodo y descendiendo a partir de él. Lo que se ha podido ver en los tltimos aftos es la con- tinuaci6n del abuso de sustancias entre ciertos adolescentes perturbados, més que una ten- dencia de masa cultural. El tema en discusién es quiénes usan drogas y alcohol en exceso, por qué lo hacen, qué grupos de edad y qué trayectoria siguen, qué sustancias emplean, por cudn- to tiempo, con qué propésitos. Es evidente que el abuso de sustancias es un problema importante para la sociedad y para los servicios de salud mental. Este problema es mucho mas importante enttre los pobres y margi nados que buscan la sustancia para mejorar sus sentimientos de desesperanza y su rechazo de las normas sociales, En el ambito de los servicios de salud mental es donde la evaluacién psi- colégica puede jugar un papel principal. Este es el caso, especialmente cuando tos instrumen- tos pueden no solamente identificar la presencia del abuso o la predisposicién al mismo, sino que también pueden indicar el contexto personal dentro del cual aparece el abuso. Mediante la escala de Inclinacién al abuso de sustancias, el MACI pretende suministrar una compren- sion de por qué se produce el abuso y para qué finalidad le sirve a un adolescente con un deter- minado patr6n de personalidad. Escala CC: Predisposicidn a la delincuencia Numerosos conilictos y luchas internas pueden provocar que los adolescentes tengan proble- mas; y un néimero igualmente amplio de acontecimientos y desérdenes internos pueden lle- var a los adolescentes a convertirse en problemas. Generalmente los adolescentes que tienen problemas, hacen notar su malestar mediante la exhibicion de comportamientos problemati- cos con la familia, amigos y profesores. Los adolescentes que son problematicos consiguen la | atencion mediante el malestar que infligen a los otros y a través de la indiferencia por las limi= j taciones ordinarias de la sociedad. ;Cual es la esencia de esa incapacidad 0 desgana para cum. | plir con las normas sociales? ;Cémo se ha desarrollado ese habito de despreocupacién y qu vias se han mostrado mis eficaces para su remedio? Lo que subyace al comportamiento «delincuente» no es un rasgo Gnico sino una constelacion de sentimientos, cogniciones (0 su ausencia) y comportamientos que culminan en actos con- tra otros. No existe un tnico tipo de individuo delincuente. Antes bien, parece que existan, como minimo, dos grupos diferentes de adolescentes en gran parte divididos por limites socioeconémicos. Aunque poseen conjuntos muy diferentes de sentimientos y rasgos de per- sonalidad, los pocos comportamientos que comparten les llevan a ser etiquetados de forma conjunta. Algunos individuos tienen una autoestima muy baja en lo que hace referencia a su Ee ns === vida académica, que puede estar basada en dificultades reales con los esfuerzos que la escuela requiere; entre ellos existe un rechazo general del éxito escolar. En otros, la vida familiar es des- ctita frecuentemente como ca6tica u hostil, con padres que frecuentemente actdan de forma ssntisocial. Una caracteristica central en estos adolescentes es su impulsividad, sin que les pre ‘ocupen las consecuencias finales. Incluso cuando esas consecuencias son conocidas, estos ado- lescentes pueden preferir ignorarlas, mostrandose indiferentes ante la posibilidad de sufrir y quedandose con frecuencia impasibles cuando esto ocurre. La situacién es mas complicada por el hecho de que la cultura del grupo de iguales puede dar apoyo al comportamiento ilegal. El ‘marco social mas amplio castiga el comportamiento concreto por el que estos adolescentes se ven recompensados dentro de su grupo social mas intimo. Escala DD: Propensién a la impulsividad Frecuentemente se presenta a la madurez como un nivel al que todo el mundo aspiraria. Pero a pesar de asumir que todos, tanto los adolescentes como 10s adultos, tienen una interpreta~ cion comtin de dicho constructo, el camino desde la infancia hasta el comportamiento auto nomo ¥ responsable de la edad adulta puede estar cargado de dificultades. A medida que los adolescentes comienzan a cambiar hacia la autonomia, sienten a ta vez la necesidad y el dere- cho de hablar francamente y de comportarse de una manera que concuerde con su nuevo sis tema de creencias. Aunque este comportamiento no es inusual en la adolescencia, frecuente- mente es percibido como un cambio inoportuno, tolerado de mala gana por padres y maestros. {Qué es lo que el adolescente puede expresar sin peligro y qué es lo que forma parte de una tetorica inmoderada u hostil? Los excesos en la forma mediante la que los adolescentes que crecen demuestran su asertividad, constituyen el foco de esta escala de Propension a la impul- sividad. ‘A pesar de qué en este periodo, los adolescentes estan sujetos a fuertes emociones, también toman reiteradas decisiones para ahogar y controlar los impulsos. Sin embargo, su capacidad para mantener esos controles junto con su voluntad para hacerlo se ven reducidas en esta fase fen la que se afirma en ellos la conviccién de que tienen el derecho, incluso la obligacion, de expresar sus puntos de vista. El impacto de los cambios biolégicos que con frecuencia incre ‘mentan el mal humor y la asertividad, viene a ser algo asi como echar lefia al fuego. En ciet- to modo, la sociedad ha hecho frente a este estado de cosas estableciendo una moratoria «psi- cosocialy (Erikson, 1968), un periodo en el que se relajan as normas habituales para evaluar a conducta. Existe la expectativa de que los adolescentes pueden tener sentimientos pertur- adores y que estos, a su vez, pueden hacerse presentes a través de un comportamiento que de forma ordinaria seria considerado inapropiado. Queda pendiente el tema de qué es lo que es ceptable (es decir, cul es la magnitud del grado de desviacion que es permisible y, en conse- cuencia, cmo deberia ser manejado). El comportamiento impulsivo se distribuye a lo largo de un continuo y la sociedad y las fami lias en particular establecen indicadores claros a lo largo de ese continuo que indican lo que es aceptable y lo que no lo es. En primer lugar, hay comportamientos que de forma regular merecen aprobacion o incluso elogios. A continuacion, estén aquellos comportamientos que, st bien no son encomiables, son vistos como parte del proceso de hacerse adulto y se produ cen por la necesidad de cuestionar los limites y de desarrollar el sentimiento de si mismo; éstos son, aiin, permisibles y entran dentro del rango de la moratoria psicosocial. Los siguientes son aquellos comportamientos que exceden Ios limites de tolerancia de la familia o de la escuela. Este tipo de actos exasperan facilmente a los adultos y dan lugar a que se ineremente la fric- cion y a una espiral creciente de actuaciones. En los chicos, este tipo de comportamiento escent MACiI incluye habitualmente un exceso de agresién; mientras que en las chicas, mas frecuentemen- te, se hacen notar por actuaciones de tipo sexual. La forma extrema de comportamiento es no s6lo un trastorno en el Ambito de la familia o la escuela, sino que queda también fuera de los limites de las normas generales de la sociedad; este tipo de comportamiento es el objeto de dis- cusién en el apartado de Predisposicién a la delincuencia. Escala EE: Sentimientos de ansiedad La ansiedad es una emocién universal. Sin embargo, se la considera un grave trastorno psico- légico si se presenta frecuentemente, persiste por largos periodos de tiempo, no puede ser explicada por estresores objetivos y desborda la capacidad del individuo para relacionarse socialmente 0 para funcionar de forma adecuada. Con frecuencia, los adolescentes ansiosos refieren sentimientos que son o bien vagamente aprensivos 0 explicitamente fObicos. Estin caracteristicamente tensos, indecisos e inquietos, tienden a quejarse de diversos problemas fisi- cos, tales como opresién, sudoracién excesiva, dolores musculares inespecificos y nauseas. Una revisiOn de los items concretos de la escala Sentimientos de ansiedad ayuda a determinar si el paciente es principalmente fobico y, de forma mas especifica, si la fobia es de tipo «simple» o social». No obstante, la mayoria de los adolescentes ansiosos muestran un estado generaliza- do de tension que se manifiesta por la incapacidad para relajarse, inquietud motriz y predis- posicién a reaccionar y a sobresaltarse facilmente. Los trastornos somaticos (por ejemplo, las manos hiimedas los desarreglos de estémago) son también caracteristicas frecuentes. Cabe destacar asimismo, el estado de preocupacién, el sentimiento aprensivo de que los problemas son inminentes, un estado acentuado de alerta frente a su entomo, ittitabilidad y susceptibi- lidad generalizada. No es raro que la ansiedad se exprese a través de canales sométicos, periodos persistentes de fatiga y debilidad, preocupacién por la mala salud y una variedad de dolores fuertes, aunque generalmente inespecificos, en diferentes regiones no relacionadas de! propio cuerpo. Algunos adolescentes ansiosos formulan miltiples quejas somaticas, a menudo presentadas de forma dramética, vaga 0 exagerada. Otros tienen una historia que puede considerarse como hipo- condriaca; interpretan los pequefios malestares o sensaciones fisicas como algo que indica un grave trastorno. Cuando realmente sufren un trastorno, éste tiende a set valorado excesiva- mente, a pesar de ser tranquilizados desde el punto de vista médico. Es tfpico de este grupo, que empleen las quejas somaticas para obtener mas atencién. Escala FF: Afecto depresivo La mayoria de los adolescentes deprimidos siguen inmersos en la vida cotidiana pero estén preocupades por sentimientos de desaliento 0 culpa, falta de iniciativa, apatia, baja autoesti- ma, inutilidad y desaprobacién de si mismos. Durante estos periodos de abatimiento puede haber accesos de Ilanto, ideaci6n suicida, actitud pesimista, aislamiento social, poco apetito 0 necesidad de comer en exceso, fatiga permanente, baja concentracién, pérdida de interés en actividades placenteras y disminuci6n de la eficacia en la realizaci6n de tareas corrientes 0 rutinarias. A menos que la escala Afecto depresivo sea notablemente elevada, no es probable que se den las caracteristicas de la depresion mayor. Una detallada investigacion de los items concretos puede permitir al clinico el diferenciar las caracteristicas especificas del estado de Animo distimico (p. ej, baja autoestima o desesperanza). Los adolescentes deprimidos ingresados en unidades de hospitalizacién pueden ser incapaces de funcionar en un entorno normal, estén gravemente deprimidos y expresan temor ante el futuro, ideacién suicida y un sentimiento de resignacién desesperanzada. Algunos muestran una acentuada lentitud motora, mientras que otros despliegan caracteristicas de agitacion, pasedndose incesantemente y lamentando el penoso estado de sus vidas. Algunos procesos somaticos se alteran durante estos periodos, especialmente, disminucion del apetito, cansan- cio, pérdida o ganancia de peso, insomnio o despertar muy temprano. Son corrientes lo pro- blemas de concentracién al igual que los sentimientos de inutilidad o culpa. Muchas veces son evidentes el temor y la tristeza casi permanentes. Dependiéndo de las caracteristicas del estilo de personalidad de ese adolescente, puede existit un prototipo de vergiienza, introversion y aislamiento, caracterizado por lentitud o por un tono irritable, quejoso y apesadumbrado. Escala GG: Tendencia al suicidio Puede decirse que existe un continuo que incluye: pensamientos acerca de lesionarse a si mismo de forma intencionada o muerte (ideacién suicida), lesionarse a si mismo intenciona- damente (comportamiento autodestructivo), comportamientos suicidas fracasados (tentativas de suicidio) y, finalmente, tentativas logradas (suicidio). Cualquier elevacion en la escala de Tendencia suicida, deber ser tomada en serio. Aunque los adolescentes confrontados con problemas psicolégicos piensan con frecuencia en el suicidio como una solucién, son pocos los que seriamente ponen en acto estos pensamien- tos. No obstante, los datos epidemiolégicos indican que el suicidio logrado aumenta brusca- mente durante la adolescencia. £1 dafo infligido a si mismo es la causa més frecuente de muer- te en el grupo de 15 a 19 afios, lo que no ocurre en ningin otro grupo. Muchas razones que a menudo acttan conjuntamente sirven de impulso para el suicidio. A pesar de que las acciones impulsivas son poco frecuentes, pueden ocurrir en adolescentes que han tenido dificultades familiares persistentes 0 que han experimentado una ruptura doloro- sa de una relacién significativa. Los sentimientos de aislamiento emocional, la falta de una red de apoyo social y el sentimiento de alejamiento de los compaiieros aparecen como los facto- res principales en la vida de los adolescentes que consideran el suicidio como su tinico recur- so. 3. Desarrollo original del test El proceso de revision del MAPI comenz6 con la seleccién de 181 items nuevos a partir de un amplio fondo de items. Estos nuevos items fueron redactados con dos propésitos: (a) realizar un muestreo de los ambitos que representaban los nuevos sindromes clinicos del MACI y (b) obtener items para revisar las escalas de Prototipos de personalidad y de Preocupaciones expre- sadas del MAPI. Cada item estaba constituido por una afirmacion que describia un sentimien- to 0 un comportamiento. Los adolescentes debian indicar (mediante la respuesta de Verdade- 10 0 Falso) si las afirmaciones describian o no sus sentimientos y actitudes. Estos nuevos items fueron afiadidos a los 150 items originales del MAPI, y el resultado, un formulario de 331 items, recibi6 el nombre de Forma de investigacion del MACL. 3.1. Muestras normativas En el proceso de revisin, se solicité la participacién de psicélogos y otros profesionales clinicos que utilizaban el informe del MAPI-C en la evaluacién y tratamiento de adolescentes. El proyec- to de revision implicé a més de 1.000 adolescentes y a sus clinicos, pertenecientes a 28 estados de EE.UU. y Canada; los datos fueron recogidos entre mayo de 1991 y febrero de 1992. A todos los adolescentes que participaron en el proyecto se les aplicé la Forma de investigacién del MACI y fueron también evaluados por sus clinicos acerca de varias caracteristicas relacionadas. El proyecto const6 de dos fases. En la primera, los adolescentes fueron distribuidos al azar en dos grupos: (a) una amplia muestra de desarrollo, a la que se denominé Muestra A, que fue uti: lizada para la seleccion final de los items del MACI asi como para definir las escalas y las trans- formaciones en Tasas Base estimadas (TB), y (b) una muestra de validacién cruzada, Muestra B, que fue utilizada para evaluar las puntuaciones de las escalas del MACI. Independientemente, se recogicron datos de una tercera muestra, Muestra C, en la segunda fase del proyecto (entre junio y octubre de 1992) que fueron también utilizados para la validacién cruzada. En la primera fase de este proyecto (Muestra A y Muestra B) se aplicaron a los adolescentes otros dos instruments ademés de la Forma de investigacin del MACI. Estos instrumentos auxiliares* fueron utilizados para la construcci6n y validacion de las escalas incluyéndose los siguientes: (a) el Inventario de trastornos de la conducta alimentaria-2 (EDI-2; Gamer 1991), (b) el Inventario de Ansiedad de Beck (BAI; Beck y Steer, 1990), (c) la combinaci6n del Inven- 4. Nota de la adaptadora: A pesar de que no existe adaptaci6n espafiola de todos los inventarios que se citan, se hhan traducido sus nombres para facilitar la lectura del texto. En la bibliografia se hallan sus denominaciones origi- rales. tario de depresion de Beck y la Escala de desesperanza (BDI/BHS; Beck y Steer, 1987, 1988) y (d) el Instrumento de sondeo orientado sobre problemas de los adolescentes (POSIT; National Institute of drug abuse, 1991). A los clinicos, se les dio la instruccién de que aplicaran a cada cliente el instrumento auxiliar que mejor se adaptara a su diagnéstico inicial (por ejemplo, a los adolescentes que acudian con problemas de depresion o estado de animo se les aplicaba el BDI/BHS). Ademas, a cada parti- Cipante en la investigacion (clinico individual 0 equipo) se le asignaba un segundo instru- mento auxiliar para que fuera aplicado a todos los adolescentes de ese lugar (cuando el test asignado a un determinado lugar coincidia con el test que mas se adaptaba al problema que presentaba el adolescente, el clinico era libre de escoger el otro test que debia ser aplicado). A los adolescentes de la Muestra C se les aplic6 tinicamente la Forma de investigacion del MACI, sin que les fuera aplicado ningun otro instrumento auxiliar. En el Proyecto de desarrollo del MACI un total de 1.017 adolescentes, y sus clinicos, partici- Paron (806 en la primera fase y 211 en la segunda). En ambas fases, se mantenia a los adoles- Centes en la muestra de investigacién si se ajustaban a diversas condiciones de validez, Los adolescentes eran eliminados de la muestra de investigacion si se daba alguna de las condi- ciones siguientes: 1, No se indicaba el sexo. 2. El protocolo del MAPI (basado en los 150 items originales) era invalido (utilizando las con- diciones de validez vigentes para el MAPI), 3, La edad era menor de 13 0 mayor de 19 anos. 4. Se omitian 11 0 mas respuestas de items dentro del conjunto de los 181 items nuevos. 5. El adolescente se atribuia dos de los tres items de «fiabilidad», originales del MAPI, o al menos uno de los items originales de «validez» del MACI. Después de haber desarrollado las escalas del MACI, se afladié otra condicién para la validez (y fue utilizada en ambas fases). Los adolescentes eran eliminados si se daba la siguiente con- dicién 6. La puntuacién directa de la nueva Escala X (Transparencia) era inferior a 201 0 superior a 589 (véase el Capitulo 6 para mas detalles referentes a la escala X) Después de todo ello, el tamaiio final de la Muestra A fue de 579 casos a partir de los que se desarrollaron las Tasas Base para el MACI. Las dos muestras de validacién cruzada (Muestra B y Muestra C) fueron sometidas a una nueva condicién de validez, basada en los valores fina- les de las Tasas Base del MACI. Se eliminaron de las muestras B y C los adolescentes cuyos pro- tocolos cumplian la siguiente condici6n: 7. Las puntuaciones, segtin Tasas Base, de las escalas desde la 1 a la 8B del MACI tenian valo- res iguales © menores de 59. En consecuencia, los tamafios finales de las muestras B y C fueron 139 y 194, respectivamen- te. Las caracteristicas demogrificas de las muestras de desarrollo y de validacién cruzada se ofrecen en la tabla 3.1 A un subconjunto de adolescentes de la primera fase del proyecto de desarrollo del MACI, se les aplicé la Forma de investigacién del MACI en dos ocasiones diferentes; el intervalo test- so MACI retest oscilaba entre tres y siete dias. Los datos de la primera aplicacién fueron incluidos en la ‘Muestra A y en la Muestra B; los datos de la segunda aplicaci6n fueron utilizados tinicamente para estimar la estabilidad test-retest de las escalas del MACI. Manual '0 linico pa ‘Tabla 21, Caractersicns demogréfica de las muostras de desaroloy de vaitacién cruzad, Poblacin EE. UU. . 2 ‘aasira de dasa | Tira vaacon rarada a | B c > Ww * N % W * | Sexo | ° | vata aa a | a ss | tr 6 Mier 288 6 | 6 a |e 35 | = | Bacos 480 7 | 18 es | ou 4 . Negros a 7] 4" a | 3B 12 | Hispanicos 35 6 5 are |e 8 > sates 1 o | 2 1} oo 0 ) ios americans |1s 3 4 1 | 9 s | 3 Oms 8 3 3 2 | 0 o) | Neca jn 2 2 1 3 2| 3 Nivel escolar actual | | suet secundaria | | > | 7 ora ra 7 [7 s | 1 8 Grado 76 || re ee 2 > | sao 14 nu | 2 a | x 0 > 10 rao |i nw | 3 3B) 8 3 | Graco le 18 18 3B | 39 20 > 12 Grado a wo | 4 i i | | suis superires | 5 ato 3 1 1 1 ° ° | | 2 Atos jo ° 0 0 1 1 > | sates 0 ° 0 0 ° 0 | 4Atos o ° a a ° ° 2 Ne acaden 20 3 ‘ 3 6 3 No consta 48 8 3 9 | 9 8 2 tad actual | | | | r3atos 8 uw | 3 13 | > ates 19 2g es 16 {15 afos [12 2 | 7 19 > | 16afos 17 2m | 82 a Jes? ace 2 v | a 2 > | teats 0 a | 6 3 |e aos 3 ° 0 ° > Conterto actual de tratamiento | 5 | ameustato occa esa mental | 68 n [oa 2 tatoo en cetoprivado 2 3 2 2 7 Paces igresados en hospital pig | 245 | 58 ° - > 3 i = 0 19 19 > 5 9 1 ‘ 3 a | 2 ” | aa : : > »| 2 -_ Para la conversién de las puntuaciones directas del MACI en puntuaciones Tasas Base, se uti- lizaron cuatro grupos normativos diferentes. Estos grupos normativos eran subconjuntos de la Muestra de desarrollo (A) ¢ incluian 166 varones de 13 a 15 afios, 147 varones de 16a 19 afios, 161 mujeres de 13 a 15 aftos y 105 mujeres de 16 a 19 anos. La informacion demografica de cada uno de estos grupos normativos se ofrece en la tabla 3.2. Tabla 3.2. Caracteriticas demograficas de los grupos narmatios en la muestra de deseo ( Varones | 1345 alos 16-19 aos. | 13-15 afios: 1% oe on | ene | | Bact woe | eo | as owe reo woo | no 7 |e | Hispénicos: | 40 6 (48 wo | 6 4 sans oo f+ + fo o Inds emrcanos 302 | 5 3 5 3 Otes 321s 3s ]s 3 No conta ) 3 2 ]2 4 2 4 Contra acta de ratareno Amst en inca des ment | me js 2 ou Amul en eno paso aos |3 2) 3 2 Preenesmgeadserosiassmive =| & a | i | @ Uns dongs nhs ener woos |e os ow Gants cel Orientador escolar 1 1 f+ 4 [0 0 “atamints resigenciles en | oboe | 2 7 | mn wiles | No consta 5 3 0 o |} 2 1 0 o | | tama toa ea muestra | ws = fr — | wm — | ws — | 3.2. Valoracién clinica Los clinicos que evaluaban o trataban a los adolescentes que participaban en el proyecto de desarrollo del MACI suministraban informacién acerca de cada uno de sus clientes (a todos los Clinicos se les pagé por su participacién). La mayoria de los clinics que participaban hacia Muy poco tiempo que se habian hecho cargo de los adolescentes antes de evaluarlos; la mayo- ria hacian sus valoraciones al poco tiempo de que el adolescente empezara su tratamiento 0 fuera incluido en un programa que requiriera el ingreso. En la primera fase, se presenté a los clinicos una lista de 10 prototipos de personalidad, solici- téndoles que indicaran qué prototipo se aproximaba mas exactamente a su visién del cliente, Entonces, se les solicitaba también que indicaran un segundo prototipo que también se ade- a MAC! cuara al individuo, aunque no tan bien como el primero. Los 10 prototipos de personalidad que se presentaron a los clinicos fueron: Introvertido, Inhibido, Cooperativo, Sociable, Segu- ro, Rebelde, Rudo, Respetuoso, Negativista y Sensible. Se observa que Pesimista (Escala 2B del MACI) y Tendencia limite (Escala 9) no estin presentes en esta lista de prototipos de persona- dad y que los nombres de varias de las otras escalas de personalidad no son iguales a los nom- bres actuales. Estas escalas cambiaron de nombre més tarde durante el proceso de desarrollo. A los clinicos se les solicit6 también que realizaran una valoracién semejante utilizando una lista de Preocupaciones expresadas y Categorias diagnésticas (mas tarde denominados Sindro- mes clinicos). Se suministr6 a los clinicos una breve descripcién de cada Prototipo de perso- nalidad y Preocupacion expresada para ayudarles en sus valoraciones. Estas descripciones se offecen en la tabla 3.3, que también muestra la lista de las Categorias diagndsticas que se habi. an entregado a cada clinico. Se puede observar que los nombres de algunas de las Preocupa- ciones expresadas y Categorias diagnésticas (Sindromes clinicos) no son los mismos que los nombres finales de las escalas del MACL. Las primeras siete Preocupaciones expresadas corresponden a las escalas del MACI, de la A hasta la G. y la novena corresponde a la Escala H. La octava Preocupacién expresada, Inade- cuaci6n escolar, fue eliminada de las escalas finales del MACI. Las 10 Categorias diagnésticas corresponden a los siete Sindromes clinicos (escalas de la AA a la GG); cuando se desarrollaron os Sindromes clinicos finales, las categorias de la bulimia y la anorexia se combinaron para formar la escala de Trastornos de la alimentacion y las categorias de alcohol y drogas se com- binaron para formar la escala de Inclinacién al abuso de sustancias. «Otros» se eliminé de las escalas finales del MAC. En la segunda fase del proyecto de desarrollo del MACI (a saber, el andlisis de datos a partir de la Muestra C para la.validacién cruzada), los clinicos elaboraron sus juicios mediante un for- mulario de valoracién modificado. Este formulario incluy6 dos Prototipos de personalidad adi- cionales (Pesimista y Tendencia limite). La lista de las Preocupaciones expresadas fuc idéntica a las Preocupaciones expresadas actuales, y las Categorias diagnésticas eran semejantes a los Sindromes clinicos actuales. 3.3. Desarrollo de las escalas Utilizando los datos de la muestra de desarrollo del MACI, el desarrollo de las escalas comen- 26 con el examen de las frecuencias de atribucién (a si mismo) de los items. Cualquier item con una frecuencia de atribucién especialmente alta 0 baja fue evaluado para asegurar que la frecuencia no era inesperada dado el contenido del item. Los items con frecuencias de atribu- cién inesperadamente altas o bajas fueron descartados del estudio. Cada item mantenido después de este primer sondeo, fue inicialmente asignado a una escala especifica del MACI a partir del contenido de dicho item. Estos items fueron definidos como items «prototipicos» para cada escala y se les asigné un valor ponderado de 3, cuando se cal- Cularon los totales de las puntuaciones directas de las escalas. ‘Tabla 3.3. Instruciones informacion suministada als cco para a elaboracion de valoracions reltva a cada uno dels adolescentes nas casilascorespondientes alos Prototips de personalidad y Preocupaciones expesadas, tenga la amablidad de marcr aquelacarac- ‘erstca que ms eractamente se aproxima a su impresién acerca de esta persona, Sivese seflr, en cada casila, una sagundacaracte- ‘sca que también se adapt a esta persona aunque quizds no tan ben come le primera, Prototipos de personalidad Introvert, Estos inivduos se caracterizan por su fata deafecto y su ndferencia socal, Tenden a ser tanquils,pasvos, ya n nval| crarse Frecuentemente se les considera como algo soso, ranguilosy descolorios,incapaces de hacer amigos, yfrecuentementeinite- rentesy apitcas Inhibid. Estos incviduossuelen ser vegonzosos, imigos y nerviosos en as stuaciones sociales; deseanfuertemente car bien y ser acep- ‘ds por ls ots, pero muy a menudo temen ser echazados. Son senses y capaces de responder emncionalmente pero a la vez. por | | esconfanza,sotarios yaislados. operative. Estas personas tenden a dejarse evar por os otros y a elaconarse de forma sumisay dependents. Puedenestabecer ue | ‘2s vincuios con algunas personas que enfonces toman un rol dominante en e proceso de toma de decisions. Preocupados por la posible era de amigos, esconden sus verdaders sentimientos, especialmente cuando estos pueden ser vists como citable por aquellos 2 | quienes desean agraar, | | Sociable. Son personas que buscan estimulacion,exctacion yatencién.Pueden reaccionar aparatosament ls situacones que ocuren @ Su alrededor, con frecuencia se impican en elas pero es tico que rpidamentepiercan el interés. Son pntoescosy soialmenteencanta- ores, aunque también pueden ser exigentes y controladores. | Sew ets ena caer moots y ns asi en So ney | seroma cn cera en on enn ene oman eo veri cane assay esa cs | Rebelde sts individu enden a actuar de forma antisocial A menudo se ressten a seguir as norms comencinaes de comportaent | ueston una atut rebelde que les ede leva a ear en conficto con ls dsecs parental, al igul qué con a escuela as rormas | | legales, Rudo Estas personas son asertivasy con frecuencia dominantesy hosties.enden a considerarsea si mismos como fuels, audaces competivos. Cosideran la calidz, fa getlezay la compasién como signos de dbilidad que evitansiendo dur, enérgcasy agesics. Respetuoso. Estos suets suelen desrbrse como conscientes, efcaces,pereccionstas y muy contolas. Se relaconan con aquelos ue tienen autoridad de una forma excesivamenterespetuosa, zalamera y dependiente. Tienden a ser socimente formals ycotetos yes poco | obele que sean rans o que acten de fa espontnes con soos. Negativista stas personas se caracterzan por su pasidad agresiva, esentimiento y descontento general. Su humor y comportamiento son | enomemente cambiantes. veces tratan als otras deforma amabe y amistosa, en otras oasiones son itables y hoses, expresando ‘sentimiento de ser incomprendios y poco aprecados. ‘Sensible Estos inaviduos Son los peores enemigos de si miss. Parecen distutar con el sutrimiento, enden a desvaarizarse asi mismas, ‘actian de forma autodestructva, con lo cual converte en ineicaces los estuerz0s de los ors por ayudarles puesto que evan al contacto con las oportunidad de distrutay, racasanrepetidamenteen sus metas a pesar de que poseen les capacidades para lgrarias. eee MACI | Prescupaciones exoresadas Ditsién dela identidad, Las personas con este problema expesan su preocupacn acerca de sus contusos sentimintos con referencia @ cqzenes sony lo que quieren. Poco saguras desu identidad, se muestran descentradas con referencia alas metas y valores futur de sus vecas.Parece que carezcan de direcién y con frecuencia no tenen claro el tipo de persana que les gustaria ser Desralrizacin de si mismo, Los indviduos con este tipo de preocupacién pueden tener un sentido de quiénes son, pero manifestan que ‘Semten ura exensa gama de insaisfaccanes con respeco a esa imagen de si miss. Hablah directamente de sentimiantos de baa auto- ‘soma. Encuenran en si mismas muy pocas cosas dignas de ser amiradas ytemen que se van a quedar muy jos con referencia a aque Nolo que poian asprar. Desagrado por el propio cuerpo. Los ivenes que refieren este problema estin descontentos con las deficienciaso desviacones que per ‘oben en a maduracion 0 morfologia de sus cuerpos, Es probable que también expresen su descontento acerca de su encanta y ce su nivel 2 atractivo fico y soca | lncomodidad respecto al sexo, Los pensamientos y sentimientos reteridos ala sexvaliad son experimentados como algo que confunde o | «qe desagrada a estos adolescents, Se hallaninquietos or susimpulss yconfecuencia temen a expresin de la sexualidad, estando pre- cocupados o en canfcto con respect alo roles que ésta puede requerites. \mseguridad con los iguales. Los jvenes preecupados por este émbitorefleranconsteracion y tristeza por ser rechazados y no eogiados or sus compariero. Desean su aprobacién, pero no logan obtenera, muchos de ellos estan dspuestas a abandonar, se sienten infelces y en consecuencia, se ween incluso mas aislados. lnseniildad soil Los adescents ue manfestan exe prclema es probable ave een is inieretes con rola al ianestar 4s ders. Quleren arr erecta de ots parla us pois mts, caecen de empaiay muestra eras ers por cons- ‘rir rcs personales cles afetcsos. | Discordancia fama. Los jveres qu inoran de est oo de deus eneverran que au fama tanto una fuente om un feo | e tern y conto, Destacan muy pte elemertzs de apoyo mito yet un sentiments general de cancamient d os paces Depend de factors de personae, ets cfcutades pueden far tnt recta parental comm, gore cantar, rebelin acdes- cant Inadecuacion escolar Estos adolescentesexperimentan fracas enol bio escolar. Posiblemanteinquetos pr ls nolas encuentran poca ‘satistacion en sus trabajos de curso oan sus actividades entraescolares. Algo desmoraizatos acerca de sus capacdades, estos jovenes no parecen motivates para proseguir su eduacién. | ‘Abusos en la infancia Los adolescentes que tengan esa historia expresarin verglenza odisqusto por haber sutrido busos ben sea ver- | bal. sic 0 sexualmente, deforma ostensible pr sus padres, hermanos, tas partentes menos prximas o amigo dela familia, Categorias siagnstcas unerabidad a a bua Sisceptbiidad a a anorexia Preecin po el lcoho | Propensin aa droga | Presispesicin ala deineuencia Tendenca aa imputed Sentient de ansiedad Atco cepresivo Tendenca a suis Otros (eR) Una vez construidas estas escalas preliminares (es decir, escalas que contenian tinicamente items prototipicos) se calcularon los siguientes estadisticos: — coeficiente de fiabilidad por consistencia interna (alfa); —correlacién entre cada item y el total de puntuacion de su escala (con ambas puntuaciones totales, con inclusion del item y con exclusién del item); — cortelacion entre las respuestas al item y las puntuaciones de las escalas restantes; —alfa ajustado para cada item en cada escala (es decir, alfa con exclusién del item); — cortelacién entre respuestas al item y valoracién del clinico; — correlacién entre puntuaciones en la escala y valoraci6n del clinico; —correlacién entre las puntuaciones de las escalas del MACI; — cortelacién entre las puntuaciones de las escalas del MACI y puntuaciones en los otros ins- trumentos auxiliares; — correlacion entre las puntuaciones de las escalas del MACI y puntuaciones en las escalas del MAP. La creacion de las escalas finales del MACI fue un proceso iterativo en el que todos los esta- disticos de la lista que acabamos de ofrecer se volvieron a calcular y a evaluar en cada itera- ion cada vez que se agregaba o eliminaba un item de alguna escala. A los items que no teni- an la consideracién de «prototipicos se les asigné un peso ponderado de 2 6 1 dependiendo de su consonancia con la teoria subyacente y del valor de los estadisticos del item. La longitud del test MACI decreci6 en cada iteracién a medida que los items eran eliminados a partir del estudio. En cada iteracién, cada uno de los items que se mantenia debia aparecer como item prototipico para una escala concreta. Después de la primera iteracién, la mayoria de los items aparecia también como no prototipicos en otras escalas. Como resultado de este proceso de desarrollo de las escalas, el ntimero de items se redujo de 331 a los 160 del total final. Los elementos finales pasaron a constituir la version definitiva del MACI que aparece en el cuadernillo de aplicacién y los pesos ponderados asignados a cada item siguen formando parte de los procedimientos de obtenci6n de las puntuaciones directas (PD), 3.4. Desarrollo de las Tasas Base Todas las puntuaciones directas del MACI se transformaron en puntuaciones de estimacién de Tasas Base (TB) mediante la utilizaci6n de la tabla original de transformaci6n de PD en TB. Para cada uno de los cuatro grupos normativos descritos anteriormente, basados en la diferencia- cién segiin edad y sexo, se ofrece una tabla concreta de transformacién. El proceso de des- arrollo de las TB sigui6 varias etapas diferentes tal como se describe a continuacién. Especificacién de las Tasas de prevalencia indicativas Antes de definir cualquier transformaci6n TB, fue necesario especificar la tasa de prevalencia en la poblacion de las caracteristicas representadas en cada una de las escalas de Prototipos de personalidad, Preocupaciones expresadas y Sindromes clinicos del MACI. Esto fue hecho de forma separada para cada uno de los cuatro grupos normativos. La tasa de prevalencia objeti- va para cualquier escala es la prevalencia de esa caracteristica en la poblaci6n de referencia. Por ejemplo, la tasa de prevalencia objetiva para la Escala 2A, para chicos de 13 a 15 anos, es la prevalencia del prototipo de personalidad Inhibido en esa poblacién. Esta tasa de prevalencia puede ser diferente de la tasa de prevalencia para la Escala 2A para chicos de 16 a 19 aflos 0 == a MACI para chicas de 13 a 15 afios. Las tasas de prevalencia objetivas se especificaron mediante los pasos que se describen a continuacién. En el primer paso, las valoraciones clinicas que se elaboraron de cada adolescente fueron uti- lizadas para especificar el objetivo inicial de la tasa de prevalencia de cada escala y grupo nor- mativo. Es decir, en cada grupo normativo el porcentaje de veces que una caracteristica era valorada como «notablemente destacada» por los clinicos fue tomado como la tasa inicial de prevalencia de esa escala en ese grupo normativo. Se asumié que ese era el porcentaje de ado- lescentes en la poblacién de referencia para los que esa caracteristica era notablemente desta- cada. De manera semejante, las valoraciones de los clinicos de las segundas caracteristicas que mejor se adaptaban a los sujetos fueron utilizadas para especificar el porcentaje de adolescen- tes en la poblacién para los que esa caracteristica estaba presente (aunque no destacada). En el siguiente paso, estas estimaciones, empiricamente derivadas de las tasas de prevalencia en la poblaci6n, fueron ajustadas para dar cabida a: a) resultados procedentes de diversos estu- dios epidemiolégicos concernientes a las tasas de prevalencia de estas caracteristicas en la poblacién y b) el hecho de que a los clinicos, en la primera fase del proyecto, no se les pidié que realizaran valoraciones relativas al prototipo Pesimista de personalidad (Escala 2B). Estas proporciones ajustadas se convirtieron en tasas de prevalencia objetivas a partir de las que se desarrollaron las transformaciones en Tasas Base. Definicién de los puntos de anclaje Las puntuaciones que determinaban las TB en cada escala se fijaron a las puntuaciones trans- formadas de 75 y 85, lo cual fue realizado de la siguiente forma: Se calculé la distribucién de frecuencias de las puntuaciones directas de cada escala (de forma separada para cada grupo normativo). Las puntuaciones TB de 75 y 85 se asignaron a las pun- tuaciones directas que correspondian a la puntuacién centil que representaba la tasa objetiva de prevalencia. Por ejemplo, se suponia que el prototipo de personalidad Introvertido era estimado como la caracteristica notablemente destacada para el 12% de la poblacién y se estimé también que estaba presente (aunque no destacada) en otro 7% de la poblacién. En este caso, Ja puntuacion directa de la Escala 1 (Introvertido) que correspondia al centil 88 (es decir 100- 12) quedaba determinaba como la que correspondia a una TB de 85. De forma similar, la pun- tuacién directa de la Escala 1 (Introvertido) que correspondia al centil 81 (es decir 100-[12+7)) fijaba el punto que marcaba la TB de 75. Estos puntos de anclaje fueron definidos de esta forma para las escalas de la 1 a la GG del MACL. En consecuencia, la proporcién de adolescentes, en la poblacién, con una puntuacion TB mayor de 85 para una caracteristica concreta establece la proporcién objetiva de adoles- centes para los que esta caracteristica es notablemente destacada. De manera semejante, la pro- porci6n de adolescentes que en la poblacién tienen puntuaciones TB mayores de 75 establece la proporcién objetiva de adolescentes en los que esta caracteristica esta presente o destacada. Definicién de las puntuaciones TB en las escalas 9 a GG En el caso de las escalas 9 a GG, y para cada uno de los cuatro grupos normativos que deter- minan la edad y el sexo, se siguieron los procesos de desarrollo de las TB que se refieren a con- tinuacién: 1, A.una PD (es decir, a la suma ponderada de las puntuaciones asignadas a los items) de cero se le asignaba una TB de cero y a la maxima puntuacién directa alcanzada en cada escala se le asignaba una TB de 115. A continuaci6n se utilizé una interpolaci6n lineal para asignar puntuaciones TB iniciales a los puntos entre los valores de anclaje de 0, 75, 85 y 115. Estos valores se utilizaron como las tablas iniciales de transformacién de puntuaciones TB. 2. Utilizando estas tablas iniciales como un punto de partida, se asignaron puntuaciones TB iniciales a cada uno de los adolescentes de la muestra de desarrollo. 3. Dependiendo de los valores de estas puntuaciones TB para las escalas EE (Sentimientos de ansiedad), FF (Afecto Depresivo), X (Transparencia), Y (Deseabilidad), Z (Alteracién), y de la elevaci6n de las escalas de la 1 a la 8B, se realizaron ajustes a las puntuaciones TB de deter- minadas escalas. 4. Después de obtenidas las puntuaciones TB ajustadas para cada uno de los adolescentes del grupo normativo, se volvié a calcular la distribucién de frecuencias de las TB. Estas distri- buciones fueron evaluadas para determinar cudn exactamente se correspondian con las tasas de prevalencia objetiva para las TB entre 75 y 84 (inclusive) y entre 85 y 115 (inclusi- ve). 5. Si esta evaluacion mostraba que las frecuencias de esos grupos normativos se distanciaban, mas alla de un ligero porcentaje de puntos en cualquier escala, la tabla de valores TB entre los puntos de anclaje de 75-85-115 se modificaba en esa escala, en la tabla de transforma- cidn de ese grupo. 6. Finalmente, todas las puntuaciones TB de ese grupo normativo fueron nuevamente asigna- das, ajustadas y vueltas a evaluar. Este paso se repitié hasta que las frecuencias de la mues- tra quedaron tan aproximadas como era posible a las tasas de prevalencia objetiva de ese grupo en cada una de las escalas. Definicién de las puntuaciones TB para las escalas 1 a 8B Para el desarrollo de las TB de las escalas 1 a 8B, se siguié un procedimiento ligeramente dife- rente. En las escalas 9 a GG, el propésito consistia en asignar las tasas de prevalencia objetiva a los puntos de anclaje de 75 y 85. Sin embargo, para las escalas de la 1 a la 8B se planteaba una nueva restricci6n en las transformaciones TB. Es decir, se las habia definido también a par- tir de la proporcion de veces en las que se habia observado que una puntuacién especifica en esa escala era la puntuacién muds elevada para un individuo determinado y resultaba equipara- ble al objetivo de tasa de prevalencia como caracteristica notablemente destacada, De forma ilar, 1a puntuacién TB final de la escala quedaba también definida por la proporcion de veces que una puntuaci6n especifica en esa escala se observaba que correspondia a la segunda puntuacién mas alta de un individuo, con lo que se obtenia la tasa de prevalencia objetiva que correspondia a la presencia de esa caracteristica. Esta restriccién adicional en el tipo de trans- formaci6n de las TB significaba que la interpolacién lineal no se podia aplicar de forma ruti- naria para las puntuaciones TB entre 0 y 74, entre 75 y 85 y entre 86 y 115. Definicién de las puntuaciones TB para las escalas X, Y y Z Los estudios levados a cabo paralelamente al desarrollo de las escalas de Transparencia (X), Deseabilidad (¥) y Alteracién (Z) del MCMLII (Millon, 1987) indicaron que, para cada una de estas escalas, las TB 2 85 solian incluir al 10% més elevado de la poblaci6n de pacientes, las TB de 75-84 (inclusive) solian incluir al 15% siguiente, el rango de 35-74 (inclusive) incluia al grupo medio del 60% de pacientes y las TB <35 solian incluir al 15% mas bajo de la poblaci6n. Las TB entre los puntos de decisién de 35, 75 y 85 fueron obtenidos suavizando la distribu- cién. Un procedimiento similar fue utilizado para el MACI. La tabla 3.4 muestra la distribu- PTCSCSCSCSCSCSCSCSCSCSCSCCCeeseseseseseseeeseeeese an MACI cin de las puntuaciones TB de las escalas X, Y y Z en el total de muestra normativa america- na. Tabla 3.4, Frecuencia. Tabla de puntuaciones TB para las escalasX,Yy 2 (Muestra normatva americana ttl) Bala ango de puntuaciones TB x Y z jose 120% a1 ae 3574 care as nao% eu 408 13% ngs 15 108% 6% 92% 5.5. Diferencias técnicas entre el MACI y el MAPI Existen varias diferencias importantes entre las caracteristicas técnicas del MACI tal como se han descrito mas arriba y las caracteristicas del MAPI. La primera y principal radica en que los ‘grupos normativos para los dos instrumentos son significativamente diferentes. El grupo nor- mativo del MACI esté compuesto exclusivamente por adolescentes atendidos en centros clini- os o de tratamiento, mientras que los grupos normativos del MAPI estaban formados por una combinacién de adolescentes clinicos y no clinicos. Las puntuaciones directas y las Tasas Base de estos dos tests son también diferentes en aspec- tos importantes. Concretamente el uso de pesos ponderados diferenciales en el MACI se apar- ta del uso de la = ast? ass" ast > ora ‘90° ose o9e > = og om oss = are as = ase 2 se Atopunoo ogo" ae 4 9 Tendenca mite = ase = Preocupaconesexpresadas ‘A sin def entiad on osr 4 |B besvaerzacin de i mismo osr osr | Cesagreo port propo cuerpo osr ase > | o incomosdad respect al sexo 06 ase | etnsguriad con sigue ozs ass 3 | Finsensiiad social ae asr | 6 discordance famior ars ase > abuso en a ifancia = as > | somes cies AA Tasos de a alientacion - 090" > 86 incinacin a abuso de sustancas = 099" | occas ai deenca = ose 3 | D0 Propensin ae imputsvigas = age" ESentiienos de ansiegad - ase =] | Fae seprasio = oo 2 66 Tendencia al suo a 099" 3 ‘indices modificadores | Transparencia = 09s" 3 Y Deseabised = 099" ZAteracén = 095" 4.2, Efectos de sformaciones en Tasas Base Los efectos de transformar las puntuaciones directas del MACI en Tasas Base fue evaluado: mediante la correlaci6n de las puntuaciones TB con las puntuaciones directas en las que esta- ban basadas. Estas correlaciones se ofrecen en la segunda columna de la tabla 4.1. Las correla- ciones se calcularon utilizando los datos combinados de las dos muestras de validacién cruza- da By ©). De acuerdo con Ia tabla 4.1, las transformaciones en TB tienen escasos efectos pricticos en cuanto a la ordenaci6n relativa de los adolescentes. Para las escalas 9 a GG, por ejemplo, todas las correlaciones fueron mayores o iguales a 0,92; tinicamente cinco de esos coeficientes fue- ron inferiores a 0,95. Esta relacion tan alta entre las puntuaciones TB y las puntuaciones direc- tas era de esperar, dadas las caracteristicas de las transformaciones TB (esto es, la interpolacién lineal entre 0 y 74, entre 75 y 85 y entre 86 y 115). Aunque las transformaciones TB para las escalas de la 1 a 8B fueron mas complejas, la relacién entre los dos tipos de puntuacién siguié siendo francamente alta; todas las correlaciones fue- ton mayores o iguales a 0,88, alcanzando algunas de ellas (escalas 6B y 7) puntuaciones de 0,95. De esta comparaci6n se podria concluir que la transformacién en puntuaciones segiin TB cum- ple dos objetivos de forma simultanea: (a) permite una sencilla interpretacién de la elevacion de la escala y de la configuracién de las puntuaciones en términos de tasas de prevalencia en la poblacién y (b) mantiene la informacién original acerca del orden relativo de los adoles- centes en base a las condiciones métricas de las puntuaciones directas que es familiar para los investigadores y para los clinicos profesionales 4.3. Correlaciones internas de s escalas Las correlaciones existentes entre las puntuaciones de las escalas del MACI han sido calcula- das tomando como muestra tinica la combinacién de las muestras B y C (de validacién cruza- da). Los resultados se presentan en la tabla C-1 del Apéndice C. Consistencia interna La tabla 4.2, oftece informacién acerca de la fiabilidad de las escalas del MACI. Se incluyen en ella el nimero de items de cada escala y los coeficientes de fiabilidad referida a la consistencia interna (alpha) calculados a partir de los datos de la muestra de desarrollo (Muestra A) y de las dos muestras de validacién cruzada (Muestra B y Muestra C) combinadas. MACI Tabla 4.2. Longitudes de las Escalas del MACL Consistencia interna y osimacion dela fablidad test-retest de las puntuaciones TB Tero de Consistencia interna ‘Testretest, scalas del MACE items ” Bac MB Prototipas de personalidad {5 nvoverico “ cas ose 2A nibdo a os og 25 sista au oes* ogs | 3 Sumiso 48 074 073 4 stidnco a ome ope 070 5 Egocntco xo os gz oe GA Rebelde o oss gs 079 8 Fuso 2 ass ost os 7 Oonormistn 8 oss 86 ost {A Opostionsta “ os ge 076 88 Aopunitvo “4 aso ogo os 9 Tendercia ite a oss 086 ose Preocupacionesexpesadas ‘Dis de a idotidad 2 07078 oz 8 Desralrizacén de si mismo 8 ast 090 os C Desagrado por el propio cuerpo Ww 0.85 084 0,89 1 icamadidad respect a exo a a) ov E nseguiad con fos gules 19 o7s oy os7 Finsensiad sail x9 079079 os 6 Disa oir ry a7 078 os abuso en infec 2 oss ost ogi Sindromesclnicos | ‘AA Trastoros de a alimetacién 20 oss og 078 88 Ininacin al abuso de sustancas 8 oss 088 090 CC Predisposicién a la delincuencia uM O77 076 0,80 10 Popensin ala impusivcad 2m a7 7s, 078 FE Sentient de arseead 2 a7 7s ons FF tect deresio a oso one ogi G6 Tendencia a suciio 25 os7 og? ost Indices moiticadores Transparencia = - - 06 Y Deseabiiaa 7 a7 o7s on ZAtwraién 16 as7 os oss * Muestra de desarolo A (N = 579) * Muestras de vaidacion cruzada B y C combinadas (N = 333) “Tes-etest en un intervalo de 3-7 ols, subgrupo de las muestras A yB (N = 47) Los coeficientes alfa fueron calculados utilizando datos de la Muestra A; los resultados obteni- dos cubren un rango que va desde 0,73 el mas bajo (en las escalas D e Y) hasta 0,91 el mas alto (en la Escala B). Los coeficientes alfa de las escalas de Prototipos de personalidad, calculados sobre la Muestra A, varian de 0,74 (en la Escala 3) a 0,90 (en la Escala 8B). Cuando la fiabili- dad se estima utilizando las muestras B y C combinadas la pauta de los coeficientes es bastan- te semejante. En este caso, los coeficientes cubren un rango que va desde 0,69 (en la Escala D) a 0,90 (en la Escala B). Los coeficientes alfa para las escalas de Prototipos de personalidad Cubren un rango que va de 0,73 (en la Escala 3) a 0,89 (en la Escala 8B). ———— Ne OE TLE TEE TT NNN NT NTT OT eee La semejanza entre los coeficientes de fiabilidad de ambas muestras es algo sorprendente por- que los items para cada escala fueron seleccionados, en parte, en funcién del valor de la corre- laciOn item-total. Hubiera sido esperable una cierta reducci6n en esos coeficientes cuando la correlacién se calcula con una muestra independiente de adolescentes. Sin embargo, para esos datos, no se observa un decremento consistente de la fiabilidad. Test-retest La Gltima columna de la tabla 4.2, muestra la fiabilidad test-retest en cada escala. Este coefi- ciente fue calculado en un subgrupo de adolescentes de las muestras A y B. Las dos aplicacio- nes del test fueron realizadas con un intervalo de entre tres y siete dias. Estas correlaciones ocupan un rango que va desde 0,57 (en la Escala E) a 0,92 (en la Escala 9); la mediana del coe- ficiente de estabilidad fue de 0,82. 4.5. Validez La validez de las puntuaciones de las escalas del MACI fue evaluada utilizando diversos esta- disticos, Se utilizaron correlaciones entre las puntuaciones de las escalas y el criterio clinico y correlaciones entre las puntuaciones de las escalas y las puntuaciones de los diferentes tests utilizados colateralmente. Los detalles relativos a esta evaluaci6n se presentan a continuaci6n. Correlacién entre las puntuaciones de las escalas y el criterio clinico Como se destacaba con anterioridad, las valoraciones de los estudios de los clinicos con res- pecto al caracter general y a la prevalencia de los trastornos observados por ellos era de esperar que fueran razonablemente acertados; es decir, «sabian» que aproximadamente entre el 25 y el 30% de sus clientes eran adolescentes actuadores y que aproximadamente el 20% de los chi- cos y aproximadamente el 30% de las chicas experimentaban niveles clinicos de depresion. No obstante, si se les solicitara que identificaran qué clientes concretos estaban deprimidos o pre- dispuestos a la delincuencia sin haber tenido la oportunidad de observarlos, entrevistarlos 0 aplicarles algiin tipo de test con una cierta calma, sus tasas de éxito serian, en el mejor de los casos, modestas. Por ejemplo, las correlaciones obtenidas en nuestros estudios entre las pun- tuaciones de la escala de depresion de Beck y el criterio clinico de depresién, en las condicio- nes mencionadas, quedaban en la zona mas baja, alrededor del 0,20. Dado que la depresion es tun estado emocional relativamente obvio y diferenciado, el resultado es sorprendente, aunque no tanto cuando se constata que los clinicos hacen sus valoraciones antes de llegar a conocer bien a sus pacientes. Este problema es bastante mas complicado cuando se trata de sindromes ‘menos obvios y mas complejos, que tienen una probabilidad apreciablemente menor de obte- ner una correlacién elevada. De aqui que no pudiéramos esperar que los resultados de nues- tros estudios de validacién cruzada con los juicios clinicos fueran impresionantes, de forma especial con referencia a caracteristicas tan complicadas como los prototipos de personalidad. Las correlaciones obtenidas en la validaci6n cruzada entre las puntuaciones TB del MACI y el criterio clinico se presentan en la tabla 4.3. Dado que el procedimiento de valoracion fue algo diferente para las muestras de validacion cruzada B y C, las correlaciones de la validez se cal- cularon por separado en cada grupo. see neaetoin ce a MACI Tabla 4.3 Corlaciones entre as Tasas Base dl MAGI las valoaciones de fs clinics en dos muestras de vaidacién cruzeda cals del MAGE Mesa B Muesira¢ Protos de personalidad NT a ‘ oi on | 2A Inhibido O27 or" | [Shae Pesimista Zz oze | 3 Sumiso ow 003 a Htico or ons" 5 Egocéntrico O19" 0,20" A Reba oz ozr~ 8 Fuso oz 025" 7 Canormista or 025 8A Oposconista ons one 88 Atop 08 ozo a Tendenca ite - - Preocupacones expresadas 'A fin el itera ow | oesvaiacion de si mismo a3 ozs ‘Desagrado pore propo cuerpo ans oe 0 incomodiad respect al ex0 002 oz icoguded con os iguales ons oz F ingens socal oe 09 6 Discordanciafamar ons ozs Absa en a inacia ous Sindromesclsicos AATrastoros dea alimentacin : 88 Incnain al abuso de sustanias agen Co Preisposcn a dlinuenca ogee 0 Popensin a impulsviad ozs E Semin de ansidad oo FF eto cepreso ag 68 Tendeni al sukco ae * En ningin adolescent dela Muesta Cse consierd que las caraceristcasasocadas a esta escalafueran sus caracteriticas més desta- ‘cadas, en primero segunda lugar. * p< 005" p< 001" p< 0001 A los clinicos de la Muestra B se les pidié que valoraran cual de las 10 personalidades caracte- risticas (que correspondian a las escalas de la 1 a la 8B, con exclusin de la 2B y la 9) se apro- ximaba con mayor exactitud a la impresién que tenia de su cliente. Se les solicitaba también que indicaran cual era el segundo prototipo de personalidad que mejor se adaptaba. Para las otras caracteristicas evaluadas por el MACI, Preocupaciones expresadas y Sindromes clinicos, se solicitaron valoraciones semejantes. La primera columna de la tabla 4.3 muestra las corre- laciones entre las puntuaciones TB del MACI y la variable dicotémica que corresponde a la valoracién clinica de primera o segunda caracteristica mas adecuada. Los clinicos de la Muestra C tenian una tarea ligeramente diferente. Se les pidié que hicieran el mismo tipo de valoracion de la primera y segunda caracteristicas mas adecuadas, pero se les ofreci6 una lista de 12 personalidades caracteristicas (que correspondian a las escalas de la 1 a la 9). Mas tarde se decidié mantener la Escala 9 (Tendencia limite) separada de las escalas 1 a 8B. Por lo tanto, en esta evaluaci6n se ignoraron las valoraciones de los clinicos referentes ala Escala 9. Por ejemplo, suponiendo que en un adolescente se hubiera valorado la Tendencia limite como su caracteristica mas destacada, con el estilo Introvertido como la segunda carac- teristica a destacar. El criterio clinico de Tendencia limite no era tenido en cuenta con relacin a este adolescente, y la valoracién quedaba codificada de forma que Introvertido era la carac- teristica que mas se adaptaba al adolescente. Estas valoraciones de los clinicos, codificadas de nuevo, fueron utilizadas para calcular las correlaciones de la segunda columna de la tabla 4.3, Las valoraciones de las escalas de A a GG fueron tratadas y codificadas de la misma manera que se habia hecho con los adolescentes de la Muestra B. La validez de estas correlaciones esta, obviamente, afectada por la prevalencia de la caracteristica en la muestra. Es decir, el tamafio de las correlaciones esta limitado por la proporcién de adolescentes cuyos clinicos consideran que presentan esa caracteristica como su rasgo mas destacado. En la Muestra B, 14 de los 25 coeficientes de correlacién fueron estadisticamente significativos (p <0,05). El mayor de los coeficientes (0,27) en los prototipos de personalidad fue observado en las escalas 2A (Inhibido) y 6B (Rudo). El coeficiente més alto (0,43) en las Preocupaciones Expresadas se obtuvo en la Escala H (Abusos en la infancia). Los dos mayores coeficientes (0,36 ¥y 0,37) en los sindromes clinicos correspondieron a Inclinaci6n al abuso de sustancias (Escala BB) y Afecto depresivo (Escala FF) respectivamente. En conjunto, la mediana de los coeficien- tes fue 0,17 para la Muestra B. En la Muestra C, los coeficientes fueron ligeramente mas elevados, con una mediana de 0,25. Veinte de los 24 coeficientes calculados fueron estadisticamente significativos (p < 0,05). Los tres coeficientes més altos se dieron en Predisposicién a la delincuencia (0,34), Insensibilidad social (0,39) e Inclinaci6n al abuso de sustancias (0,52). Correlaciones entre las puntuaciones de las escalas y las puntuaciones de los instrumen- tos auxiliares Todas las puntuaciones obtenidas en las escalas del MACI se correlacionaron también con las puntuaciones de otros tests que pretenden medir constructos semejantes (cuando no idénti- cos) y que fueron utilizados como instrumentos auxiliares. Estos instrumentos y sus subesca- las, fueron: 1) Inventario de depresién de Beck (BDI) 2) Escala de desesperanza de Beck (BHS) 3) Inventario de Ansiedad de Beck (BAI) 4) Inventario de trastornos de la conducta alimentaria-2 (EDI-2), con las siguientes subescala: — Obsesi6n por la delgadez — Bulimia — Insatisfaccién corporal —Ineficacia —Perfeccionismo — Desconfianza interpersonal — Conciencia introceptiva —Miedo a la madurez —Ascetismo —Impulsividad — Inseguridad social So) nn ee , MACI 5) Instrumento de sondeo orientado hacia problemas de los adolescentes, con las siguientes subescalas: — Uso 0 abuso de sustancias —Salud fisica — Salud mental — Relaciones familiares — Relaciones con los iguales — Nivel educativo — Situacién profesional — Habilidades sociales — Ocio/diversion — Comportamiento agresivo/Delincuencia La correlacion de las puntuaciones de las escalas de! MACI con las puntuaciones de cada una de estas subescalas se ofrece en el Apéndice C. Al utilizar estas tablas, se pueden comparar las puntuaciones de cada una de las escalas del MACI con las puntuaciones obtenidas en otros ins- trumentos que intentan medir constructos semejantes. Por ejemplo, la correlacion entre las puntuaciones de la escala de Trastorno de la alimentacién del MACI y las puntuaciones en las medidas de Obsesin por la delgadez ¢ Insatisfacci6n corporal del EDi-2 fueron de 0,75 y 0,88, respectivamente. Por poner otro ejemplo, las correlaciones entre las puntuaciones de la escala de Afecto depresivo del MACI y las puntuaciones del Inventario de depresion de Beck y de la Escala de desesperanza de Beck fueron de 0,59. En aquellos casos en que los constructos que estaban siendo evaluados eran bastante semejantes, las correlaciones fueron manifiestamente elevadas. 5. Procedimiento de aplicacién del test EI MACT esta disponible en dos formatos del tipo «papel y lapiz», uno de ellos para correccion y elaboracion del perfil (con ayuda de un programa informatico facilitado en un disquete), ¥ el otro para su correccion mecanizada (mediante lectora 6ptica). En ambos casos los materia- les incluyen un Cuadernillo no fungible (que contiene los enunciados de los items) y una Hoja de respuestas de tipo normal o especial. La correccién mecanizada exige una hoja de respues- tas especial para ser procesada mediante lectora Optica 5.1. Eleccién de los sujetos EI MACT ha sido desarrollado para ser utilizado con adolescentes que demandan tratamiento en servicios de salud mental y que poseen una capacidad lectora equivalente, como minimo, al final de la educaci6n primaria. Las condiciones 6ptimas de aplicacién demandan que el Cliente se sienta razonablemente cémodo, sin elementos de distraccién y que no esté excesi- vamente fatigado. La presencia de una fuerte ansiedad, un estado de confusi6n, una intoxica- cin por drogas 0 el haber sido sedado pueden alterar significativamente los resultados del test. Si el Inventario se aplica en algunas de estas circunstancias, seria sensato aplicar nuevamente ee ee ee el test a ese cliente en una fecha posterior. 5.2. Preparacién y encuadre ; Los psicdlogos, orientadores, psiquiatras, terapeutas familiares 0 su personal administrativo ; auxiliar, deben estar plenamente informados acerca del formato, las instrucciones y otros com- ponentes del cuadernillo y la hoja de respuestas del test antes de aplicar el MACI. Si el test ha : de ser corregido mediante lectora Optica, los examinandos deberan escribir sobre una superfi- cie dura y con un lépiz de mina blanda. Dado que el MACI no requiere instrucciones especificas, aparte de las que se hallan impresas en el cuadernillo, la aplicacién puede ser algo que, de forma habitual y facil, sea llevado a cabo por personal auxiliar debidamente entrenado, dentro de un contexto clinico. La brevedad del test hace adecuada su utilizacién en contextos en los que el tiempo, el espacio y la intimidad son limitados. El MACI no debe ser enviado por correo 0 entregado para ser completado en el propio domicilio. : : } Manual Jove > para Adofes MACI SSUINSHRECIGWEZV eeplfeaciones Las instrucciones para cumplimentar el MACI se hallan impresas en el cuadernillo y constitu- yen una clara explicacién. Puede decirse que se trata de un instrumento autoaplicable, aunque algunos examinandos pueden requerit de una cierta ayuda. El MACI ha sido diseado de forma que el contenido no resulta amenazador para la mayoria de los adolescentes y puede ser presentado como un breve inventario que es utilizado por los elfnicos como una ayuda en la evaluacion de las potencialidades y problemas de los adolescentes. Una vez entregado el cuadernillo se debe solicitar al cliente que dedique unos minutos a leer las instrucciones cuidadosamente y a rellenar la informacién relativa a los datos personales (fecha de nacimiento, sexo, nivel de escolaridad...) y problemas personales en la hoja de res- puestas. Si fuera necesario, se debe ayudar a completar dicha informacién. Dado que los clini- cos recomiendan la utilizacion de mtimeros de identificacion para mantener el anonimato de sus clientes, en ese caso no se requerira de los pacientes que completen la parte opcional rela- tiva al nombre. Si existe cualquier duda acerca de si el examinando entiende las instrucciones, el examinador debe leerlas en voz alta y atender a cualquier duda que se pueda suscitar. Las Preguntas planteadas por los examinandos y relativas a cuestiones de procedimiento 0 a la cla- rificacion de determinadas palabras deben ser contestadas para asegurar la exactitud y la acti- tud adecuada ante la situacion de prueba. Se debe animar a los examinandos a que contesten a todos los items del test sin ayuda externa. A pesar de que ciertos examinandos pueden nece- sitar que se les asegure que es comin tener problemas al responder a determinados items, es preceptivo que sean ellos los que tomen sus propias decisiones acerca de cual es la eleccin que les parece mejor. Ademas de la informacién que los sujetos deben rellenar, en la hoja de respuestas se les ofte- ce a los clinicos la posibilidad de registrar el cédigo de consulta, si les parece oportuno. Estos cOdigos pueden servir, entre otras cosas, para recoger informacién titil de cara a posibles inves- tigaciones, Para lograr resultados realmente significativos, es importante que exista por parte del adoles- cente buena voluntad para abordar el Inventario con honestidad y seriedad, Puede ser itil dar a entender a los examinandos que ser mejor para ellos mismos si asumen una actitud franca ¥ abierta al responder al test. Algunas personas pueden expresar preocupacién con referencia a la utilizacién de sus resultados. Para ser consecuente con los derechos individuales y con la Practica profesional adecuada se deberd responder francamente a estas preocupaciones. Por ejemplo, es aconsejable informar de antemano a los clientes acerca de si los datos del test seran utilizados para evaluaci6n clinica, investigacion u otros usos adecuados. De forma semejante, se informara a los clientes sobre las medidas que se adoptarn para mantener la confidencia- lidad de sus respuestas y para garantizar la seguridad de los protocolos del test y de los infor- mes derivados. Una decision voluntaria e informada de participar en la respuesta al Inventa- tio se puede lograr mejor si se le proporciona al adolescente una base para ponderar la ganancia potencial frente a los posibles riesgos de darse a conocer. Dado que toda evaluacion mediante tests psicol6gicos descansa sobre un contrato implicito entre aquel que realiza un diagnéstico profesional y un examinando, es responsabilidad de los clinicos el informar com- pletamente a los examinandos de las ventajas y desventajas que potencialmente puedan con- currir en dichas evaluaciones, con lo cual ellos podran adoptar decisiones informadas y volun- tarias acerca de su participacién. eayRegi stro y codificacién de la informacion Cuando el examinando devuelve el material, el examinador debe revisar la hoja de respuestas para asegurarse de que toda la informacion requerida haya sido facilitada y observar si existen respuestas doblemente marcadas (V y F seleccionadas a la vez) 0 un nimero excesivo de items omitidos (10 0 més). Si se encuentran errores, la hoja de respuestas debe ser devuelta y se debe animar al examinando a completar las deficiencias o corregir los errores. Ademés, para evitar retrasos en el caso de la correccién mecanizada, es importante comprobar si todas las respues- tas han sido rellenadas con un lapiz de mina blanda (las marcas de boligrafo no son legibles para las lectoras 6pticas); se deben borrar todas las marcas que existan fuera del espacio correc- to y ver si la hoja no presenta desgarros o perforaciones. 5.5. Opciones de correccién Existen tres opciones de correccién del MACI: correccién manual con plantillas transparentes, correccién in situ con ayuda de un disquete y correccién mecanizada (en TEA Ediciones). La correccién manual es un procedimiento muy complejo, en el que los errores de correccién son bastante comunes, Si se utiliza la correccién manual, es aconsejable que cada test sea corregi- do dos veces para garantizar la precision. La correcci6n in situ mediante ordenador es con frecuencia la opcién més répida y mas con- veniente; una vez tecleadas todas las respuestas la programacion obtiene las puntuaciones directas, las Tasas Base y hace las transformaciones necesarias para la obtencién de las pun- tuaciones finales; en todos los casos es necesario que el profesional decida la tabla del baremo a utilizar para la conversion en TB. Para disponer de una correccién mecanizada las hojas de respuesta deben ser enviadas al Departamento de Informatica de TEA Ediciones para su pro- cesamiento. ‘(wvwvvevvevvevevevevwvevevwvevwvevwvevwvevwvevwveVewe Vv eee Cle CeCe CU VUe CUE CUE CUE lUlUWD 6. Correccién del MACI ctas, Calculo de las puntuaciones Las puntuaciones directas de cada escala (excepto para la Escala X) se calculan, en primer lugar, a través de la conversion de las respuestas «Verdadero/Falso» que se han dado a los items en valores ponderados, de 0 a 3 puntos, segiin se especifica en las plantillas de correccién dispo- nibles para cada una de las escalas. La suma de esos items ponderados constituird la puntua- cién directa (PD). Obsérvese que todos los items de las escalas Y y Z (Deseabilidad y Alteraci6n, respectivamente) tienen un valor ponderado de uno. A las respuestas omitidas se les asigna un valor de cero. La Ginica excepcién a este procedimiento de célculo de las puntuaciones directas se da en la Escala X (Transparencia). La puntuacion directa de la Escala X es una combinacién ponderada de las puntuaciones directas de las escalas 1 a 8B y se calcula de la siguiente forma: Escala X = (1,5 x Escala 1) + (1,5 x Escala 2A) + (2 x Escala 2 B) + (0,7 x Escala 3) + (0,7 x Esca- la 4) + Escala S + Escala 6A + (3 x Escala 6B) + (0,7 x Escala 7) + Escala 8A + Escala 8B Los pesos atribuidos compensan el diferente némero de items de las diversas escalas. El valor final obtenido en este célculo se redondea al entero mas proximo. [E2Miranstormaciones en 18 En principio, las PD se convierten en puntuaciones TB utilizando la tabla correspondiente del Apéndice A. Obsérvese que existe una tabla de transformacién TB diferente segiin la edad y el sexo del adolescente que esta siendo examinado. Para la escala VV (Fiabilidad) no existe trans- formacién TB porque su puntuacién es utilizada directamente. BislAjuste detas te Después de que las puntuaciones directas se hayan transformado en TB, puede ser necesario llevar a cabo uno o mas de los siguientes ajustes antes de alcanzar la puntuacion final de cada adolescente sVAjuste de la Transparencia La Escala X (Transparencia) evahia la franqueza y la disposicién a darse a conocer o la reticen- cia o reserva de un cliente cuando responde a los items del MACI La puntuacién directa de la Escala X determina si debe realizarse un ajuste de las Puntuacio- nes TB obtenidas inicialmente en las escalas de los Prototipos de personalidad (de la 1 a la 8B) y la Escala de Tendencia Limite (9): © Cuando la puntuacién directa de la Escala X tiene un valor bajo (< 275), se aumentan las puntuaciones TB de estas escalas. © Cuando el valor de la puntuacién directa en la Escala X es alto (> 400) se reducen las pun- tuaciones TB de estas escalas. © Cuando las puntuaciones directas de la Escala X tienen valores comprendidos entre 275 y 400 (inclusive), no se realiza ningtin ajuste en las puntuaciones TB de las escalas 1 a 9. La cantidad especifica del aumento o disminucién de las puntuaciones TB depende del valor de la puntuacion directa de la Escala X (los detalles se concretan en el Apéndice B) 2°, Ajuste Ansiedad/Depresién Las puntuaciones de algunas escalas del MACI pueden verse distorsionadas si el sujeto ha rea- lizado la prueba mientras se hallaba bajo un estado emocional agudo o intenso. El ajuste de la Ansiedad/Depresi6n (ajuste A/D) se aplica a cuatro escalas que con mucha frecuencia se ven afectadas por el trastorno o la confusion psiquica (escalas 2A, 2B, 8B y 9). Este ajuste puede dis- minuir las puntuaciones TB de dichas escalas en funcién de los valores de las puntuaciones TB de las escalas EE (Sentimientos de ansiedad) y FF (Afecto depresivo). Para realizar este ajuste es preciso que al menos una de las escalas (EE 0 FF) tenga una puntuacion TB igual o mayor de 85. El valor del ajuste Ansiedad/Depresion se determina en el Apéndice B. 5°, Ajuste Deseabilidad/Alteracién Las puntuaciones de algunas escalas del MACI pueden verse distorsionadas si el sujeto ha intentado mostrarse socialmente atractivo, moralmente virtuoso y emocionalmente sereno, 0 ha querido expresar desaprobacién 0 desvalorizacién de si mismo presentando mas problemas y dificultades de los que realmente experimenta. El ajuste de la Deseabilidad/Alteracion (ajus- te D/D) afecta a las puntuaciones TB de las escalas de Preocupaciones expresadas (de la A hasta la H) y de las escalas de Sindromes clinicos AA, EE, FF y GG: Q Si la persona obtiene una puntuacion TB en la escala Y que supere en 4 0 mas puntos a la puntuacién TB de la escala Z, las puntuaciones TB de estas escalas se veran incrementadas. Q Sila puntuacién TB en la escala Z supera en 4 0 més puntos a la puntuacion TB de la esca- la Y, las puntuaciones TB de estas escalas se verdn reducidas. Nuevamente, la cantidad especifica de la variacién de esas puntuaciones TB depende de los valores telativos de las escalas Y y Z (véase apéndice B). Bste Negacion /Queja (D/C) ajusta las puntuaciones TB (de las escalas A, B, G, EE, FF y Gin de la defensividad psicoldgica. Si, en un adolescente, el Prototipo de personalidad fa tiene el valor mas alto es el 4, el 5 0 el 7, entonces las puntuaciones TB de las esca- G, EE, FF y GG serdn incrementadas en 4 puntos TB. Si el prototipo de personalidad la tiene el valor mas alto es el 2A, 2B u 8B, entonces las puntuaciones TB de las esca- lores TB resultantes son las puntuaciones TB finales. Estos serdn los que se utilicen para aci6n del perfil y para la interpretacién. Ademés, ninguna puntuacién TB debera ser fada a un valor inferior a 1 0 superior a 115. Después de realizados todos los ajustes, cual- gr valor TB que sea inferior a 1 sera transformado en 1 y cualquier valor que sea mayor de gerd transformado en 115. fos personales jgos personales estan formados por los ntimeros o letras de las escalas elevadas agru- § en tres secciones: Prototipos de personalidad (Escalas 1-9), Preocupaciones expresadas as A-H) y Sindromes clinicos (Escalas AA-GG). Cada uno de estos agrupamientos va ido de dos barras inclinadas (//). Plas escalas de Prototipos de personalidad tnicamente seran listados, en orden descendente, Riimeros (y letras en el caso de 2A, 2B, 6A, 6B, 8A y 8B) de aquellas escalas que tengan una icién TB igual o superior a 60. Las escalas con una puntuacién TB igual o superior a 85 Seguidas de dos asteriscos (**), las puntuaciones TB de 75 a 84 iran seguidas de un aste- © (*) y las puntuaciones TB en el rango de 60-74 iran seguidas por la doble barra (//). Si en Gno de los rangos descritos no hay ninguna puntuacién TB incluida, se colocaré un guién os niimeros (y letras) de aquellas escalas cuya diferencia de puntuacién TB sea igual o Bor a dos puntos deberan ir subrayados. Los empates en las puntuaciones TB se resuelven o precedencia en el orden a la escala que aparezca primero en la siguiente lista: 9, 2B, 6A, 6B, 2A, 8A, 7, 4, 5, 3, 1. Preocupaciones expresadas el codigo se forma exactamente igual que para los Prototipos Personalidad, excepto que las letras de las escalas son diferentes. Los asteriscos, doble y sen- Bel guion y el subrayado se utilizan de la misma manera. El empate, en su caso, se rompe Precedencia a las escalas segiin el siguiente orden: A, B, C, D, E, F, G, H ficacién de los Sindromes clinicos se realiza de la misma manera. El orden de preceden- 2 el desempate es GG, BB, FF, EE, CC, AA, DD. Por ejemplo, para un cliente que tenga Ecalas siguientes con puntuaciones TB iguales 0 superiores a 60: 6A = 89 8A=77 G=65 DD =78 64 3-64 AA = 69 BB = 69 Su cédigo personal sera: 6A**8A5*31//F**-*GH//-**CCDDFF*BBAA// 95. Reglas de invalidacion Un protocolo del MACI ser4 considerado invalido si se cumple cualquiera de las siguientes, condiciones: 1. Se desconoce el sexo del adolescente. Sin esta informacion no es posible seleccionar la tabla correcta para obtener su puntuacion TB 2. La edad es inferior a 13, mayor de 19 o desconocida. Sin esta informacién o con una edad fuera de este rango no es posible seleccionar la tabla correcta para obtener su puntuacion TB, 3. Hay 10 0 més respuestas omitidas (0 con doble marca). Con tantas respuestas omitidas no es posible asegurar la precision de la puntuacin dado que no se ha completado el numero de items correcto para cada escala. 4. Los dos items de «validez» (items 114 y 126) han sido aceptados por el adolescente (es decir, ha optado por la respuesta V); puntuar en estos items que tienen una tasa de atribucion extremadamente baja, indica que el adolescente no ha prestado atencion suficiente al con- tenido del item 0 que ha tenido dificultades para leer y entender los items. La atribucion a si mismo de uno solo de estos items indica que el protocolo del test es de validez cuestio- nable y el clinico deberd tomar esta informacién en consideracién cuando interprete los resultados del test. 5. La puntuaci6n directa de la Escala X (Transparencia) es menor de 201 0 mayor de 589. Estas puntuaciones extremas indican que el adolescente esti exagerando 0 minimizando sinto- mas significativos a un nivel tal que puede hacer que los resultados no sean interpretables. 6, Ninguna de las puntuaciones TB de las escalas de Prototipos de personalidad (1a 8B) es superior a 59. En este caso, ninguin prototipo de personalidad emerge claramente a partir de los datos del test y por tanto no se debe intentar su interpretacion. 7 Interpretacién del MACI En este capitulo se ofrece al profesional que interpreta los resultados del test una serie de orien- taciones para: (a) evaluar los protocolos dudosos, (b) tomar decisiones de evaluacion a partir de una tinica escala y (c) elaborar evaluaciones completas basadas en la configuracién de los perfiles. (Cuadro 7.1. Modelo interpetativo del MACL 3 4 | Analisis del per Integracisn de perfil 1 Reviién dela ‘informacion del paciente | 1 tn nerd | Semmemesemmeme Tune - cata 3 renotosccinspueses 2 Cenc =—" | 1 seat 2 ence vam | | ‘raed = | El Cuadro 7.1. brinda una representacién grfica de los pasos que se deben seguir al interpre- tar la configuracién de las puntuaciones del MACI: Primero, el clinico revisa la informacién del paciente: caracterfsticas clinicas, observaciones ¥ entrevistas clinicas, resultados de otros instrumentos de evaluacién y el historial y datos ‘demograficos del paciente (p. ¢j., sexo, edad, etc.) O Segundo, se revisan los cuatro indices modificadores (es decir, Transparencia, Deseabilidad, Alteraci6n y Fiabilidad). Los indices modificadores indican el estilo de respuesta del pacien- te. La Escala X (Transparencia) mide el grado en que el paciente se ha mostrado abierto, sin- ceto y revelador acerca de si mismo. La Escala Y (Deseabilidad) evaltia el grado en que los resultados del test pueden haberse visto afectados por la inclinacién del paciente a mos- trarse socialmente atractivo, moralmente virtuoso y emocionalmente sereno. La Escala Z (Alteraci6n) evaliia la inclinacién del paciente a denigrarse o desvalorizarse mostrando pro- blemas emocionales y personales més complicados de lo que probablemente se descubriria mediante una revisin objetiva. La Escala VV (Fiabilidad) esta compuesta por dos items enormemente improbables y refleja el nivel de atencién que el paciente presta a los items. evcTvvvwvvwevvevevvvvvvw eye Si la puntuacién en Fiabilidad es cero (0) el test es valido. Si la puntuacion es uno (1) los resultados del test pueden ser cuestionables. Si la puntuacién es dos (2) el test debe ser con- siderado invalido. O Tercero, se revisa y analiza cada seccién del perfil (a saber: Prototipos de personalidad, Preo- cupaciones expresadas y Sindromes clinicos). El analisis por secciones del perfil comienza con una revision de la configuraci6n de las escalas 1 2-9 (Prototipos de personalidad). A con- tinuacién se revisan las elevaciones y la configuracion de las escalas A a H (Preocupaciones expresadas). La titima seccién que se analiza es la de las escalas AA a GG (Sindromes Cli- nicos). Unicamente se analizan las elevaciones individualizadas de estas escalas. 2 Cuarto y Gltimo paso, el clinico integra en un informe la interpretacién generada a partir del estudio con la informacién sobre el paciente considerada en el primer paso. 7.1. Evaluacién de los protocolos dudosos La cuestin de cémo diversos factores afectan a las respuestas y a los resultados de los inven- tarios de autoinforme ha sido extensamente discutida en diversas publicaciones. Las distor- siones que se producen pueden requerir el ajuste de los datos del test; en algunos casos, es evidente que estas distorsiones pueden hacer que los resultados sean inservibles. Los datos relativos a la importancia de los factores distorsionadores son heterogéneos. El engafo deli- berado o la respuesta al azar son poco frecuentes en las respuestas a los inventarios de perso- nalidad o a los inventarios clinicos, con lo cual detectar 0 controlar la distorsién suele ser muy poco problemético cuando las personas que se implican en responder al test lo hacen con propésitos semejantes y cuando el instrumento es aplicado en contextos esencialmente iguales. Por ejemplo, son muy conocidos los motivos de distorsion que se encuentran con mayor frecuencia entre los adolescentes que responden a un inventario de autoinforme y por tanto, deben ser esos factores los que sean controlados, identificados o corregidos. Tres de esos factores se producen entre los adolescentes que se ven en contextos clasicos de diagnés- tico: @) tendencia a negar los problemas emocionales (fingit que se esta bien); es decir que los ado- lescentes intentan esconder sus problemas emocionales 0 mostrarse mas sanos de lo que se aprecia de manera objetiva, en parte porque no se ven a si mismos como alguien que tiene problemas emocionales; b) tendencia a quejarse de forma excesiva (fingir que se esté mal); es decir que intentan apare- cer més perturbados y preocupados de lo que es objetivamente justificabl ©) tendencia a responder al azar; es decir que las personas, intencionadamente o por otra causa, no logran responder a los items de forma consistente y significativa. Otro factor que puede crear distorsiones es la pertenencia a un grupo especifico que por edad, sexo o cultura tenga actitudes y comportamientos que pueden desviarse de los que caracteri- zan ala poblacién a partir de la que se obtuvo el grupo normativo. TR Desttipcibnldelias escalas Las principales caracteristicas de personalidad, los ambitos primordiales de preocupacién psi- cosocial y los sindromes clinicos que caracterizan a los adolescentes, han sido organizados en 7) el MACI en escalas convencionales. En los siguientes parrafos se describen estas escalas y las caracteristicas que evaltian. Prototipos de personalidad Se incluyen las interpretaciones de los doce Prototipos de personalidad, basados en los esque- mas teéricos del autor (Millon, 1969, 1981, 1986 a, 1986 b, 1990) y en las versiones mas recientes del DSM-IIIR y el DSM IV, Dado que toda persona puede mostrar cada uno de los esti- los de comportamiento descritos, el nivel en que el adolescente los manifiesta de forma pre- dominante se expresa mediante la configuracin que adoptan las escalas en el perfil Escala 1: Introvertido (44 items). Los que puntian alto suelen ser reservados, mostrandose bastante tranquilos y poco emotivos. Suelen ser apaticos, indiferentes, distantes y poco socia- bles. Las necesidades afectivas y los sentimientos son minimos. Tienden a no involucrarse emocionalmente con los demés ni se sienten fuertemente implicados en las cosas; carecen del deseo y de la capacidad para experimentar tanto la alegria como la tristeza con cierta profun- didad. No evitan a las otras personas sino que sencillamente sienten indiferencia con respec- to a verse rodeados de gente. Escala 2A: Inhibido (37 items). Los que puntiian alto tienen tendencia a ser bastante ver- gonz0s0s 0 a sentirse incmodos en las relaciones con los otros. A estas personas les gustaria la proximidad de los otros-pero han aprendido que es mejor mantener su propia distancia y no confiar en la amistad de otros. A pesar de que a menudo se sienten solos, evitan la intimi dad con otras personas por temor al rechazo y tienden a guardar para si mismos sus senti- mientos a veces imperiosos. Escala 2B: Pesimista (24 items). Los que puntian alto suelen sentirse abatidos y desanima- dos, a veces desde la infancia. Tienen una perspectiva vital pesimista, ven el futuro como algo amenazador y triste. La mayoria tienden a desarrollar sentimientos de culpa y remordimien- tos, viéndose a si mismos como inadecuados ¢ incluso imtiles. Escala 3: Sumiso (48 items). Los que puntian alto suelen ser bondadosos, sentimentales y amables en sus relaciones con los dems. Sin embargo son extremadamente renuentes a impo- nerse y evitan tomar la iniciativa o asumir el rol de lider. No solo tienden a ser bastante depen- dientes sino que muestran un comportamiento subyugado y temor a la separacién. Es tipico de ellos «minimizar» sus propios logros y minusvalorar sus capacidades. Escala 4: Histriénico (41 items). Los que punttan alto suelen ser habladores, con encanto social y frecuentemente exhibicionistas 0 emocionalmente expresivos. Tienden a mantener telaciones intensas pero breves con los demas. Estos adolescentes buscan experiencias intere- santes y nuevas formas de excitaciOn. Frecuentemente les aburre la rutina y las relaciones que duran demasiado tiempo. Escala 5. Egocéntrico (39 items). Los que puntian alto suelen estar bastante seguros de sus capacidades y frecuentemente son vistos por los demas como pendientes de si mismos y nar- cisistas. Raramente dudan de su propio valor y actiian con confianza en si mismos. Estas per- Sonas no suelen valorar a los demas y a menudo son arrogantes y explotadores, sin compartir © preocuparse por las necesidades de los otros. Escala 6A: Rebelde (39 items). Los que puntuan alto suelen actuar de forma antisocial, fre- cuentemente se resisten a los esfuerzos que se hacen para que se comporten de acuerdo con las notmas socialmente aceptadas. Estos adolescentes pueden exhibir una actitud marcada- mente rebelde que puede llevarlos a tener conflictos con los padres y la escuela 0 con las auto- ridades legales. Escala 6B: Rudo (22 items). Los que puntian alto son sujetos duros y obstinados que tienden a dominar y a abusar de los otros. Frecuentemente cuestionan los derechos de los demas y pre~ fieren asumir el control en la mayorfa de situaciones. A menudo son directos y poco amables, tienden a impacientarse con los problemas 0 debilidades ajenas. Escala 7: Conformista (39 items). Los que puntiian alto son muy formales, eficientes, respe- ‘tuosos y conscientes de las normas, son individuos que intentan hacer lo «correcto» y lo «ade~ cuado», Suelen contener las emociones y son muy controlados y tensos. Prefieren vivir su vida de manera muy ordenada y bien planificada, evitando las situaciones imprevistas o inesperadas. Escala 8 A: Oposicionista (43 items). Los que puntian alto suelen mostrarse descontentos, hoscos y pasivo-agresivos. Frecuentemente se comportan de forma imprevista. Pueden ser extrovertidos y agradables en un instante y hostiles e irtitables a continuaci6n. Estas personas se sienten frecuentemente confusas y contritas por su mal humor; pero parecen incapaces de controlar ese humor por mucho tiempo. Escala 8 B: Autopunitivo (44 items). Los que punttian alto en esta escala suelen ser sus peo- res enemigos, actian de forma lesiva para ellos mismos y, a veces, dan la sensacion de que estén contentos de sufrir. Muchos de ellos parecen socavar los esfuerzos que los otros hacen por ayudarles. Estos adolescentes pueden negarse el placer a si mismos y pueden sabotear sus propios esfuerzos para lograr el éxito. Escala 9: Tendencia limite (21 items). Los que puntiian alto muestran habitualmente graves trastornos de personalidad, desarrollando variantes mas patol6gicas de los rasgos y caracteris- ticas de personalidad precedentes. También se pueden observar en ellos importantes inestabi lidades afectivas, relaciones interpersonales erraticas, comportamientos caprichosos, hostili dad impulsiva, temor al abandono y acciones autodestructivas. Preocupaciones expresadas Las ocho escalas siguientes se centran en areas vitales que frecuentemente son consideradas problemiticas por los adolescentes que tienen dificultades. La intensidad del problema se refle- ja en la elevacién de la puntuacién de la escala, Escala A: Difusion de la identidad (32 items). Los adolescentes que puntiian alto en esta escala estén confusos acerca de quiénes son y de lo que quieren. Inseguros de su propia iden- tidad, parecen descentrados en cuanto a sus metas futuras y sus valores. Parecen desorientados y con frecuencia no estan seguros de la clase de persona que les gustaria ser. Escala B: Desvalorizacién de si mismo (38 items). Los adolescentes que puntuian alto en esta escala pueden tener conciencia de quiénes son, pero se hallan muy insatisfechos con esa ima- gen de si mismos. Hablan abiertamente de sus sentimientos de baja autoestima. Encuentran que hay muy poco que admirar en ellos mismos y temen que se quedarn muy lejos de aque- lo que querrian llegar a ser. Se : MACI Escala C: Desagrado por el propio cuerpo (17 items). Los adolescentes que punttian alto en esta escala estén descontentos con las deficiencias 0 desviaciones que perciben en la madura- cién 0 morfologia de sus cuerpos. Es probable que también expresen su descontento acerca de su encanto y de su nivel de atractivo fisico y social. Escala D: Incomodidad respecto al sexo (37 items). Los pensamientos y sentimientos refe- ridos a la sexualidad son experimentados como algo que confunde o desagrada por los ado- lescentes que puntian alto en esta escala. Se hallan inquietos por sus impulsos y con frecuen- cia temen la expresin de su sexualidad. Se encuentran a veces o bien preocupados o bien en conflicto con respecto a los roles que su sexualidad puede requerir. Escala E: Inseguridad con los iguales (19 items). Los adolescentes que puntian alto en esta escala refieren consternacién y tristeza por ser rechazados por sus compafieros. Queriendo su aprobacién, pero incapaces de obtenerla, muchos estén dispuestos a abandonar, con lo cual se ‘vuelven incluso mas aislados. Escala F: Insensibilidad social (39 items). Los adolescentes que puntuan alto en esta escala es probable que sean frios ¢ indiferentes con relacion al bienestar de otros, Queriendo anular los derechos de los demés para lograr sus propias metas, carecen de empatia y muestran esca- so interés por construir vinculos personales cilidos 0 afectuosos, Escala G: Discordancia familiar (28 items). Los adolescentes que puntiian alto en esta esca- la refieren que Sus familias son una fuente de tension y estan lenas de conflictos. Se observan muy pocos elementos de apoyo y existe un sentimiento general de distanciamiento de los padres. Dependiendo de la personalidad del individuo, estas dificultades pueden reflejar tanto el rechazo parental como, por el contrario, la rebelién adolescente, Escala H: Abusos en la infancia (24 items). Los adolescentes que puntiian alto en esta esca- la expresan vergiienza 0 disgusto por haber estado sometidos a abusos verbales, fisicos o sexua- les por parte de sus padres, hermanos, otros parientes amigos de la familia. ‘Sindromes clinicos Las siete escalas finales del MACI incluyen areas con una significaci6n clinica directa que apela alla intervencién por parte del terapeuta. Estas categorias diagndsticas representan dificultades que han sido halladas en una proporcién significativa de los adolescentes atendidos por los profesionales de la salud mental, Escala AA: Trastornos de la alimentaci6n (20 items). Los adolescentes que puntiian alto en esta escala muestran una clara tendencia a la anorexia o la bulimia nerviosas. Las personas anoréxicas tienen un temor intenso a volverse gordas, incluso a pesar de que su peso, con fre- cuencia, se halla muy por debajo de lo normal. En la bulimia, el paciente cae en un circulo que consiste en una forma incontrolada de comer seguida de una fase de vémito provocado por el Propio sujeto o de un uso inadecuado de laxantes 0 diuréticos. Escala BB: Inclinaci6n al abuso de sustancias (35 items). Los que puntian alto muestran un Patrén inadecuado de abuso de alcohol o de drogas que les ha llevado a un deterioro signifi- cativo de su rendimiento o comportamiento. Muchos de ellos gastan una gran cantidad de tiempo en obtener estas sustancias, se comportan de manera socialmente inaceptable y man-

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