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NI L

U VE
A J
E S M
U A R
C “UN PUEBLO DE DIOS EN MARCHA”

CATEQUESIS CUARESMALES Adaptados para


jóvenes
RUMBO A UNA CONVERSION PASTORAL

CODIPAJ
Comisión Diocesana de Pastoral de Adolescentes y Jóvenes Of. Tel. 412-37-84 ext. 11 email:
pastoraljuvenilsattillo@yahoo.com.mx
TEMA 1: LLAMADOS A RENACER

Objetivo: Darnos cuenta de que, en medio de la densa oscuridad que provoca el pecado y la
maldad del hombre, la juventud desde la Iglesia está llamada a ser un faro de luz en nuestro
pueblo, como profetas de esperanza.

Oración inicial: Señor Jesús, sin ti no hay camino, ni verdad, ni vida ni futuro. En esta hora de sombras y
de dudas, confiamos en tu luz. Nos abandonamos a tus manos poderosas. Muéstranos tu favor y ten
compasión de nosotros.

Ambientación: Al inicio de la reunión, se enciende un Cirio y se coloca visiblemente sobre una mesa. Si acaso
se contara con un violín, se coloca junto al cirio encendido.

Introducción: El violín desafinado


Se cuenta que con un viejo violín, un pobre hombre se ganaba la vida. Iba de pueblo en pueblo,
tocando su instrumento y la gente se reunía a su alrededor. Al final de su presentación pasaba entre
los presentes un viejo sombrero con la esperanza de que algún día se llenara con el dinero que le
daban.
Cierto día comenzó a tocar como acostumbraba, se reunió la gente, y salió lo de siempre: unos ruidos más o
menos armoniosos, pero no impresionaban mucho. No daba para más ni el violín ni el violinista. Pasaba por allí
un famoso compositor y virtuoso del violín. Se acercó también al grupo y al final le dejaron entre sus manos el
viejo violín. Con una mirada valoró las posibilidades, lo afinó, lo preparó... y tocó una pieza asombrosamente
bella. El mismo dueño estaba perplejo y lleno de asombro. Iba de un lado para otro diciendo: "Es mi violín...!, es
mi violín...!, es mi violín...!".

Hermanos y hermanas, es evidente que nuestro mundo está enfermo. Muy enfermo y muy necesitado de
curación. Los síntomas que nos aquejan son muchos y muy graves:
Hay poderosos agentes de la sociedad, que promocionan el sistema de valores de acuerdo a sus intereses
particulares (negocios, dominio, poder, narcotráfico...). Han montado una industria sofisticada para generar
“estereotipos” juveniles (experiencias, modas, formas de expresión, conductas, diversiones, espacios propios,
valoraciones, lenguaje), que constituyen “su oferta” de realización de la personalidad; y disponen, además, de
numerosos mecanismos de “transmisión”, atrayentes y persuasivos. Los medios de comunicación social y las
nuevas tecnologías constituyen uno de los instrumentos principales de transmisión de este horizonte de valores
y antivalores. Por eso, la juventud es una población altamente vulnerable, sea cual fuere su condición social.

La melodía de la vida se ha convertido en un ruido estridente y macabro. Quienes deberían pulsar el violín con
maestría para el bienestar del pueblo, han cambiado su instrumento por el dinero y el poder, y no conocen otra
melodía que la de la ambición, el cinismo y la arrogancia.

El viejo violín tiene que volver a las manos del Señor. La vida tiene qué recuperar su belleza, la fe su frescura, la
familia su unidad, la melodía de la justicia y la paz han de volver a escucharse en medio del pueblo.

Y desde la Iglesia proclamar que “el Dios de la vida ama a los jóvenes y quiere para los jóvenes un futuro
distinto, sin frustraciones ni marginaciones, donde la vida plena sea fruto accesible para todos” (SD 118), y
siente la obligación de llevar adelante una acción “que responda a las necesidades de maduración afectiva y a la
necesidad de acompañar a los adolescentes y jóvenes en todo el proceso de maduración humana y crecimiento
de la fe” (SD 115): “Son ustedes los que mejor pueden ayudar en su propia experiencia, a descubrir y desentrañar
las realidades personales que los esclavizan y los mecanismos de dominación que los acosan; a presentar nuevos
horizontes y experiencias que les permitan ver la vida con nuevos ojos, a dar testimonio con su ejemplo, con su
palabra y su compromiso, de la presencia liberadora de Jesucristo en la historia de cada hombre y en el mundo
en que vivimos”.

Nosotros, cada uno de nosotros, somos el violín. Volver a las manos del Señor es el propósito de esta Cuaresma.
Dejarnos afinar por él, dejarnos tocar por él, dejar que la melodía de la Resurrección inunde a todo el Pueblo de
Dios para que sea instrumento de luz, de esperanza y de vida para nuestro mundo.
Escuchemos la Palabra de Dios: Marcos 10,46-52: Curación del ciego Bartimeo.

Reflexionemos:
1. Ahora dividimos el grupo en equipos, y a cada equipo le entregamos una
de las frases del texto leído.
2. Y después de leer el anexo al texto contesta la pregunta que aparece al
inicio después de la frase.
“Estaba sentado al margen del camino”: ¿Cuáles son las cegueras mas notables de la juventud el
día de hoy? (aquellas cosas, problemas o personas que no queremos ver como realmente son)
Nuestra Iglesia, concretamente nuestra Iglesia diocesana — presente en poco más de 80 parroquias—, no está
exenta de las enfermedades que aquejan a nuestro tiempo. Ella, como el ciego del Evangelio, también tiene sus
cegueras, su insuficiencia, sus postraciones. Esto hace que esté al margen de la vida del pueblo y que no vea ni
atienda a sus clamores y necesidades.

Muchas veces hemos analizado sus enfermedades: una iglesia retraída sobre sí misma, algunos feligreses muy
preparados frente a la ignorancia religiosa de la mayoría, algunos muy comprometidos con la fe frente a la
negligencia y apatía de los muchos, prácticas religiosas centradas en las devociones y la recepción de
sacramentos pero con débiles lazos comunitarios, poco sentido fraterno y escasa solidaridad con los pobres.
Todo esto nos hace ver como “una iglesia fuera del camino”, al margen de la vida.
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“Arrojando el manto se levantó, dio un brinco y vino al encuentro de Jesús” ¿Qué acciones de
conversión necesitan los jóvenes el día de hoy frente al mundo?
Esta Cuaresma es una oportunidad de renacer. Nuestra Iglesia —cada uno de los bautizados y todos en conjunto
— está llamada a “arrojar el manto y levantarse” de la rutina, de las mentalidades caducas, de la apatía y el
conformismo. “Dar un brinco y situarse frente a Cristo” significa atreverse a cambiar, renovarse por dentro y por
fuera: abrir los brazos a todos, ir al encuentro de los alejados, abrazar la causa de los pobres y de los que sufren,
escuchar en vez de juzgar, dialogar en vez de condenar, servir en vez de imponer cargas pesadas, contrarrestar la
fuerza del mal mediante la práctica del bien, situarse al lado de los “crucificados”.

“Y lo siguió por el camino” ¿Cómo deberían de ser y para qué las reuniones de los jóvenes en la
Iglesia según Cristo?
¿Qué fue Jesús para el ciego de Jericó? En el pozo oscuro de su ceguera, fue luz para sus ojos; en el laberinto de
su soledad, fue esperanza de vida; en el abandono y fastidio de quienes lo rodeaban, fue presencia amorosa. Una
Iglesia que pretenda llamarse discípula y seguidora de su Maestro será aquella que sea Luz para un pueblo que
vive en la oscuridad, aquella que sea Esperanza para los arrojados fuera del camino, aquella que sea Presencia
de amor para quienes el mundo considera desechables.

Tal vez en este momento nuestra Iglesia, y nuestros grupos juveniles y movimientos están muy lejos de cumplir
esta misión. Tal vez nos dé la sensación que no da para más ni el violín ni los violinistas que la tocamos tan
torpemente. Pero el día en que, despojados de toda pretensión y orgullo, nos atrevamos a tocar el violín de
nuestra Iglesia con las manos y el corazón de Cristo, ese día gritaremos: ¡Es mi Iglesia! ¡Es mi Iglesia! ¡Es mi
Iglesia la que así toca!

Nuestro compromiso:
Elaborar un volante de invitación a los jóvenes de mi barrio, para unirse a las siguientes actividades incluyendo
semana santa.

Oración final:
Se enciende una vela: cada quién la toma y repite en voz alta:
Señor Jesús, esta es la llama de mi fe
Guía: Que no la apague la mediocridad
Que no la apague el desanimo
Que no la apague mi egoísmo
Que no la apague mi deseo de placer.
Que no me conforme con estar iluminado yo
Que no me conforme si el grupo tiene de tu luz
Que no deje de trabajar hasta que los que hoy no están, estén contigo. Amén.

Canto: Enciendo una vela.


TEMA 2: UNA IGLESIA CON JOVENES QUE EVANGELIZA N
(El Tipo de Acción)

Objetivo: Mirar la misión de Jesús, para comprender cada vez mejor en qué
consiste una verdadera evangelización que integre la fe y la vida.

Ambientación: Poner en un lugar visible algunos periódicos.

Oración inicial:
Padre bueno, te pedimos que nos ayudes esta tarde a escuchar tu voz. Que descubramos en Jesús, tu hijo, cómo
vivir la misión de evangelizar nuestro mundo. Envía tu Espíritu sobre nosotros, para que abra nuestros ojos,
nuestros oídos y nuestro corazón. Amén.

Introducción:
• ¿Qué vemos aquí delante de nosotros?
• ¿Qué tipo de noticias hemos visto, leído o escuchado estos días? ¿Qué dicen acerca de la juventud?

En este tiempo, con el desempleo que aumenta día con día, sabemos que habrá más oferta de trabajos baratos,
salarios injustamente bajos y mucha más explotación en beneficio de algunos grandes empresarios. Hay
personas que han multiplicado sus ingresos millonarios a la sombra de un sistema que mantiene al 60% de la
población en la pobreza y a un 25% en la miseria. Hay también un clima de inseguridad, impunidad y
corrupción y en gran numero los agentes de estas situaciones usan a los jóvenes como conejillos de indias.

No importa si medimos la pobreza de acuerdo con el ingreso de las personas o si nos fijamos más bien en si las
familias pueden cubrir sus necesidades de vivienda, nutrición, salud y educación… podemos ver que en nuestro
país la pobreza es profunda y dolorosa. Más de la mitad de los mexicanos la sufren día con día.
• ¿Cómo nos sentimos frente a estas noticias?
• Y Dios, nuestro Señor, ¿qué sentirá? ¿Qué pensamos que nos diría a cada uno si comentara con
nosotros estas situaciones?

En tiempos de Jesús la realidad no era muy diferente. Aunque el mundo parece totalmente distinto, la pobreza y
la injusticia sigue estando presente. A este mundo fue enviado el Hijo de Dios. En esta realidad, Jesús descubrió
cuál era su misión. Vamos a escuchar lo que nos dice el Evangelio.

Escuchemos la Palabra de Dios: Leer Lucas 4, 16-20


La lectura que escuchamos expresa algo así como el “programa” de Jesús. Es la síntesis de su misión, de aquello
que decidió hacer como respuesta a la llamada de Dios su Padre. ¿Recuerdan algún ejemplo de cómo y con
quiénes lo hizo? ( ayudar con algunos ejemplos: la curación del ciego, del leproso, de la mujer
encorvada, la multiplicación de los panes…)

Cuando Jesús cura a las personas, no se fija solamente en su “alma”, sino en toda su situación de enfermedad,
pobreza, exclusión, pecado… Cuando alimenta a la multitud, no siente compasión sólo de su ignorancia o
abandono, sino también del hambre real y concreta que sienten. Jesús mira a toda la persona, por dentro y por
fuera. Invita a quienes encuentra a cambiar de vida, pero además “les cambia la vida”: perdona, cura, incluye,
comparte. Y todo eso es Buena Noticia. Todo eso es “evangelizar”.

Reflexionemos:
Como cristianos, decimos que queremos seguir a Jesús. Eso significa “hacer hoy lo que él haría”: evangelizar, es
decir, hacer que nuestro mundo, nuestra familia, nuestra vida, sea un poco más parecida a lo que Dios quiere.
Evangelizar es como ir prendiendo lucecitas en los “rincones oscuros” de nuestro corazón, de nuestra realidad…
Por eso decimos que la misión de la Iglesia es “hacia fuera”, hacia el mundo. Nos toca ir poniendo luz donde
hace falta. Ir poniendo cariño, salud, honestidad, verdad, compasión, en este mundo que lo necesita tanto. No
podemos pasar tanto tiempo encerrados en nuestros grupos y movimientos, para evangelizar solo a unos
poquitos de vez en cuando.
Es decir, el objetivo de la evangelización es el Reino de Dios. Evangelizar es anunciar que Dios está en medio de
nosotros, en la escuela, en la prepa, en la universidad, en la maquiladora, en el jale. Es continuar la misión de
Jesús de trabajar para que todos tengan vida en plenitud. Por eso la evangelización abarca muchas cosas:
compartir la palabra de Dios, la catequesis, mejorar las relaciones entre vecinos, vivir sin rivalidades, respetar
nuestras diferencias, ayudar a los demás en sus necesidades más urgentes, participar en acciones de solidaridad
por la justicia y la paz, defender el cumplimiento de nuestros derechos… Todo eso es evangelizar porque todo
eso hizo Jesús.
Y este camino de seguimiento empieza en nuestro bautismo, pero ese es apenas el inicio. ¿Ustedes creen que un
niño, sólo por ser bautizado, ya actúa como lo haría Jesús? ¿Y nosotros? Por esto decimos que nuestro bautismo
es el inicio de un camino de fe que dura toda la vida, porque necesita que poco a poco cambie nuestro corazón y
también que cambie nuestra sociedad.

Grupo 3: Grupo 4:
Poner ejemplos de Poner ejemplos de
cómo perdonar, curar, cómo perdonar, curar,
incluir y compartir en incluir y compartir
Grupo 1: IGLESIA.
nuestra Grupo 2:
entre la adolescencia
Poner ejemplos de Poner ejemplos de
y juventud.
cómo perdonar, curar, cómo perdonar, curar,
incluir y compartir en incluir y compartir en
LA FAMILIA. NUESTRA COLONIA

Nuestro compromiso:
La misión de Jesús se puede resumir en cuatro verbos: perdonar, curar, incluir, compartir. Vamos a dialogar
un poco sobre cómo podemos seguir a Jesús haciendo esas mismas acciones:

Después de unos minutos, cada grupo comparte sus conclusiones.

Celebramos y Oración final:


Hacemos silencio. Como signo, vamos a poner 5 fotos de jóvenes haciendo cosas que no reflejan a Cristo. Se
colocan en el centro. y los que quieran, pueden pasar toman una cajita de medicina (vacía) o curitas, frasco de
jarabe etc… y hacen su oración como en el ejemplo: Señor coloco esta caja de medicina, sobre estos jóvenes
delincuentes (foto), para que cures las heridas que los ha llevado a sentirse solos, poca cosa, o rechazados,
porque ninguno de nosotros hemos sabido ser para ellos buenas noticias.
Después de cada oración se repite: Te lo pedimos Señor.
Padre nuestro.

Canto: Danos un corazón.

TEMA 3: VIVIENDO EN COMUNIDAD


(Los destinatarios)

Objetivo: Caer en la cuenta de que los destinatarios del anuncio del


Evangelio somos los y las Adolescentes y Jóvenes, viviendo en
comunidad”
Ambientación: Un letrero que diga: “La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola
alma”, y sobre una mesa, pan para compartir.

Oración inicial:
Decir comunidad es decir camino compartido, manos que se unen para hacer la marcha más liviana, miradas
que se buscan para buscar, unidas, la mirada de Aquel que por nosotros dio la vida.
Es compartir, la vida entrelazada, es reunir bajo las mismas esperanzas las diferencias, que así, no nos
separan.
Decir comunidad es hablar de proyecto común, sueños compartidos, camino acompañado.
Es pensar en el otro y en lo mejor para el otro y pensar, juntos, en lo mejor de nosotros para todos los otros.
Decir comunidad es darse fuerzas entre todos. Es alentarse con la palmada al hombro, es corregirse sin miedo
a los enojos. Es animarse a crecer juntos poco a poco.
Decir comunidad es hablar de apertura y entrega, aprender a brindarse, generosos.
Decir comunidad es común-unidad de criterios verdaderos, de opciones valientes, de desafíos audaces.
Aquí estamos Señor, unidos y en camino para hacer crecer tu Reino donde pidas. Amén.

Introducción: (se hacen los mismos equipos con los que se trabajó el día de ayer)
• ¿Qué recordamos del tema anterior?
• ¿Qué entendemos por comunidad?
• ¿Creemos que para seguir a Jesucristo es necesario vivir en comunidad, o bastará con que yo sola(o)
le rece a Dios?

Si observamos nuestra sociedad, nos daremos cuenta de que está organizada de tal manera, que la vida digna es
posible sólo para unos cuantos.
Vivimos en una sociedad individualista, que ve por el bien de unos cuantos, que no nos
enseña a vivir unidos, y por el contrario, nos impulsa a buscar nuestro propio provecho.
Desafortunadamente, nuestra manera de entender la religión también nos ha llevado a tener
actitudes egoístas y a pensar que basta con no tener problemas con nadie para sentirme bien,
y a creer incluso que la verdad de nuestra fe es para algunos privilegiados, los que acuden, los
que participan, los cercanos. De tal modo, que en nuestra Iglesia reproducimos estas
desigualdades, destinando la riqueza de la Buena Nueva a un porcentaje muy bajo de
adolescentes y jóvenes que acuden a la misa dominical y a nuestros grupos juveniles, dejando
fuera a la gran mayoría de la adolescencia y juventud.

Escuchemos la Palabra de Dios: Leer Hechos 2, 42-47


Trabajamos estas preguntas con los mismos equipos:

• ¿Qué hacían en común los primeros cristianos?


• ¿Por qué creemos que vivían de esa manera?
• ¿Qué nos impide a nosotros vivir en comunidad?

Reflexionemos:
Ayer reflexionamos sobre lo que significa Evangelizar, y aprendimos que es ir poniendo luz donde hace falta, es
anunciar que Dios está en medio de nosotros, es continuar la misión de Jesús.
Hoy nos toca reflexionar sobre los destinatarios de la Evangelización. ¿A quiénes hemos de llevar la luz de
Cristo?.

La Iglesia está llamada a Evangelizar a todos, no sólo a unos cuantos. Los destinatarios son todos los bautizados
y las bautizadas, y todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Porque la salvación no es un hecho
individual, sino personal y comunitario, ya que el bautismo nos hace miembros de una comunidad que nos
acoge y nos ayuda a madurar en la fe.

El libro de los Hechos de los Apóstoles nos proporciona los primeros testimonios de la vida comunitaria, y constituyen también el horizonte hacia el
cual camina una comunidad cristiana. A su manera, y de acuerdo a las circunstancias históricas que le toca vivir, cada comunidad deberá vivir estos
rasgos de la práctica cristiana para ser fiel al mensaje de Jesús. Por este motivo este texto representa tanto lo que intentaba vivir la primera
comunidad, como lo que toda comunidad que siga a Jesucristo debe vivir.

La comunidad es fruto de la evangelización. La nueva vida traída por Jesucristo no se puede vivir sin los demás.
Tiene que ser compartida con otros hermanos en la fe. Por esta razón, la comunidad no es algo que se pueda
escoger o que se pueda dejar.
El ser cristiano a “mi manera”, no existe, ya que la única forma de ser cristiano es a la manera de Jesús,
formando su cuerpo, dependiendo unos de otros en la misma misión.

La experiencia de ser Iglesia se vive en la diócesis y en nuestra parroquia formada por familias cristianas. Sin
embargo, es absolutamente necesaria la pequeña comunidad con otros hermanos, para caminar movidos y
animados por el único Espíritu de Cristo resucitado.

La comunidad es un ambiente donde se manifiesta la fe, la esperanza y el amor, expresados


incluso en la solidaridad y ayuda mutua, como lo hacían las primeras comunidades. No
consiste necesariamente en vivir juntos, pero si en vivir unidos como hijos de Dios, que
tienen un mismo objetivo y una misma fe. No está integrada por personas santas y perfectas,
sino por personas que se saben limitadas y pecadoras, pero que están dedicadas a crecer
juntas y a dar testimonio

Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común, no unos cuantos.
Todos acudían al templo con perseverancia y con un mismo espíritu, no unos pocos.
Todos partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón.
Los primeros cristianos nos dieron el ejemplo. Si no nos atrevemos a dar el paso de formar
verdaderas comunidades donde exista la unidad y el amor, jamás experimentaremos la vida
en abundancia traída por Jesús.

Nuestro compromiso:
• ¿Se parece nuestra vida a la de los primeros cristianos, ¿En qué se parece, y en qué no se parece?
• ¿Qué estamos dispuestos a hacer para generar comunidad y hacer llegar el mensaje de la Buena
nueva a los y las adolescentes y jóvenes que se quedan o dejamos al margen de esta Buena noticia en
los sectores de nuestra parroquia?

Oración final: Cada uno toma un pedazo de pan y lo comparte con quien tiene a su lado, mientras le
dice:”Que todos seamos uno, viviendo en comunidad”.

Rezamos todos juntos: Dios, Creador nuestro que nos amas, ayúdanos a experimentar tu presencia en
comunidad, y a dar testimonio a todos de tu amor.
Jesús, Señor y Hermano nuestro, ayúdanos a estar atentos a la realidad en que vivimos.
Espíritu consolador, anima a nuestras comunidades y ayúdanos en el proceso de diálogo, reconciliación y
comunión. Santa María de Guadalupe, intercede por nosotros. Amén.

Canto: Iglesia peregrina.

TEMA 4: UNA IGLESIA DE LOS Y LAS JOVENES (Las Estructuras)

Objetivo: Avanzar en un camino de conversión que nos lleve a construir juntos una Iglesia sencilla, fraterna,
comunitaria y participativa, en la que cada uno aporte desde sus capacidades y miremos nuestro actuar en la
Iglesia siempre como un SERVICIO.
Ambientación: Poner en el centro diferentes objetos que indican servicios o que nos ayudan para estudiar y
trabajar.
Por ejemplo:
- Un libro
- Una (Lap top – echa con cartulina)
- Un lápiz
- Una mochila
- Herramientas
- etc.

Oración inicial: Señor, estamos aquí reunidos en tu nombre. Te pedimos que sepamos escuchar tu Palabra,
para dejarnos cambiar por ella. Acompáñanos en este camino de conversión para esperar la Pascua. Amén.

Introducción:
¿Qué vemos aquí enfrente? ¿Para qué sirve cada uno de estos objetos? ¿Cuál de todos es más importante?
(Dejar que den diferentes opiniones. Al final, ver que cada uno es importante, porque se necesita para algo)
En nuestro mundo, ¿quiénes son las personas “importantes”? Cuando hablamos de que alguien tiene “un
puesto importante”, ¿a qué nos referimos? Y cuando una persona está buscando uno de esos puestos, ¿por qué
lo hace normalmente?
Esto que pasa en la sociedad, ¿pasa también en nuestra Iglesia? ¿De qué forma?

Escuchemos la Palabra de Dios:


Jesús se dio cuenta de que entre sus discípulos, la lucha por el poder era una tentación que los iba a acompañar
siempre. Por eso les dijo esto:

Leer Mateo 20, 20-28.


• ¿Por qué fue la discusión entre los discípulos?
• ¿Con quién los compara Jesús?

Reflexionemos: (se hacen equipos para la reflexión)


Jesús mira la realidad de su tiempo, no muy distinta a la nuestra. Se da cuenta de cómo funcionan los gobiernos,
las personas poderosas. Cómo el poder se usa muchas veces en beneficio propio. Y pide que en su comunidad de
discípulos no seamos así.
Por grupos, pensar:

Grupo 1: Grupo 2:
En LA FAMILIA, ¿Qué servicios prestan los En nuestra COMUNIDAD – PARROQUIA,
diferentes miembros de la familia? ¿Qué servicios prestan los diferentes
¿Por qué es importante la autoridad? ¿De qué miembros? ¿Para qué es importante la
manera sirve a la familia? autoridad? ¿De qué manera sirve a la
¿Qué pasa cuando se entiende mal la autoridad? comunidad?
¿Qué pasa cuando se entiende mal la
autoridad?

Después de unos minutos, compartimos nuestras conclusiones.

Jesús no está en contra de la autoridad, pero deja muy claro que la autoridad es un servicio. Que el verdadero
poder está en servir y ayudar a los demás. En ese sentido, todos tenemos algo de poder, porque todos podemos
hacer algo por nuestra comunidad, familia, ciudad, Iglesia.
La autoridad de coordinar, organizar, conducir, es también un servicio. Sirve para facilitar la participación de
todos en el bien común y en la evangelización. Pero si se entiende mal, puede llevar a abusos, o impedir la
participación de los demás.
Nuestro compromiso:
• ¿Qué puede ayudarnos a que cada uno de los que estamos aquí aporte lo que puede y sabe en el
modelo de Iglesia que queremos formar para los y las jóvenes?
• ¿Qué puede estorbarnos?
Oración final:

NOS SITUAMOS ANTE NUESTRAS MANOS


Lector:
“Cuentan que el creador, una mañana llamó a su lado a varios de los seres
creados. Les dijo: “para que puedan multiplicar mi generosidad, quiero regalarles
mis propias manos para que sean las suyas. ¿Qué les gustaría tener en ellas?
¿Qué harían con ellas?”
Y algunas criaturas llegaron ante el creador:
La montaña le dijo: “Quiero extender mis espacios de altura para que corran ríos
de agua, cual manos de vida y de verdor”.
El árbol añadió: “Quiero extender mi altura, haciendo que mis manos ofrezcan
frutos, alimento gratuito”.
Finalmente dijo la persona: “Quiero salir hacia afuera para, con las manos,
buscar a mi hermano y hermana para abrazarle..:”

Lector: Invita a los participantes a mirarse las manos y les dice:


“Las manos son nuestro espacio de relación con el mundo:
Espacio de contacto, para palpar, acariciar, confortar…
Espacio de trabajo, de creatividad, de producción, de la relación en equipo y de
amistad…
Espacio para preparar comida, nutrir, alimentar…
Espacio de libertad o de violencia
Espacio de plegaria o de ensimismamiento

Las manos son expresión de nuestro calor de felicidad, o de nuestro fuego de


soledad:
Manos que saludan
Manos que aplauden y felicitan lo bueno de los demás
Manos que corren para perdonar
Manos que se abren para darse
Manos que quedan en el anonimato para nuestros regalos
O, manos que se esconden y se avergüenzan
O manos que miden y guardan el error de los demás
Manos que odian, pegan, azotan, hieren, matan…

Y tu y yo, ¿qué hacemos con nuestras manos? ¿Son manos abiertas, generosas,
perdonadoras, compasivas…? ¿Son manos que acarician, reconocen, agradecen,
sanan, abrazan , nutren, dan…?
(Silencio y reflexión)

Canto:

TEMA 5: TODOS Y TODAS ESTAMOS INVITADOS A LA MISIÓN


ESPERANZA JOVEN (Los Sujetos)
Objetivo: Reconocer que como bautizados y bautizadas todos y todas estamos llamados a
seguir a Jesús y somos responsables de la misión evangelizadora de la Iglesia, dentro del
mundo.

Ambientación: En una mesita colocada en el centro, se pone un globo terráqueo o un dibujo que represente el
mundo, un plato con sal, una veladora o vela encendida y una vasija con agua.

Oración inicial: Nos colocamos alrededor de los signos mientras el coordinador o coordinadora invita a los
participantes a expresar qué les sugieren los signos.

Terminar con el canto: “Bautízame, Señor con tu Espíritu”

Introducción:
Escuchemos esta parábola: La caña de bambú
En un campo cercano a la ciudad había una caña de bambú que se distinguía entre los demás árboles y arbustos
por su altura y atractivo verdor. Ella se sentía orgullosa de su belleza y elegancia y hacía alarde de ello. Un día
fue a visitarla el hortelano del lugar, el cual le dijo: “Buenos días mi querida caña de bambú, siempre paso por
aquí y he observado tu belleza y esplendor, realmente eres muy hermosa”. “Oh, muchas gracias, señor
hortelano”, exclamó la caña de bambú. Luego el hortelano le dijo: “Necesito de ti para una misión muy
importante”. “A tus órdenes, dime en qué puedo servirte. A lo mejor vas a filmar una película en este hermoso
paisaje y yo seré la estrella principal”, expresó vanidosa mientras se balanceaba con el viento. El Hortelano le
dijo: “No mi querida, para realizar la misión necesito cortarte”. ¡Oh no! ¡Qué miedo! No quiero terminar así,
no quiero esa misión. ¿Porqué no vas con otra planta?”. Escucha mi querida caña de bambú, de ti depende el
futuro de tus hermanas hortalizas que están en mi huerta. Se están muriendo de sed y el manantial está muy
lejos, por lo que he pensado que tú podrías servir de canal para traer el agua hasta ellas. Ninguna otra puede
hacerlo, tú eres la indicada.
Después de un momento de silencio la caña exclamó: “Está bien, haré lo que me pides. Me sacrificaré por mis
hermanas hortalizas”. Así sucedió. Unos meses después las hortalizas crecieron, recuperaron vida y verdor.
Esta vez la cosecha fue muy abundante y la caña de bambú sentía una alegría muy profunda. Empezaba a
encontrar la razón de su vida.

¿A qué nos invita esta reflexión?

Escuchemos la Palabra de Dios:


Mateo 5, 13-16: SAL Y LUZ

Cada uno repite la frase del Evangelio que le llamó la atención.


Profundicemos en el mensaje del texto:
• ¿De qué nos habla esta lectura?
• ¿Para qué sirve la sal? ¿Para qué sirve la luz?
• ¿Qué menaje quiere Jesús transmitirnos con esta parábola?

Reflexionemos:
Nuestra Iglesia nos motiva y conduce nuevamente a una tarea diocesana. Y no es un desafío menor pues se trata
de anunciar con mayor fuerza, con más ardor la buena noticia que es Jesús para todos los y las adolescentes y la
juventud, por medio de esta iniciativa de la Misión Esperanza Joven.
Hoy se nos insta a mirar nuestra realidad y actuar, para que iluminados por el Espíritu Santo podamos
descubrir los espacios que necesitan nuestra evangelización.
Hoy, desde la voz de nuestros obispos, somos llamados a ser protagonistas de este gran desafío. Aun son
muchos los jóvenes y adolescentes que no han recibido el don de la fe y que quieren encontrar el sentido de sus
vidas. Es ahí donde el Señor nos envía al igual que a sus discípulos a anunciar quien es él y la alegría que
produce conocerlo.
Los adolescentes y jóvenes estamos llamados a aceptar esta invitación, a renovarnos y salir a las calles, con
Jesús como estandarte y con la felicidad del cristiano que se sabe amado por Dios. El testimonio ferviente de
San Pablo nos guía a ser dignos discípulos misioneros del Señor.

Nuestro compromiso:
En la sociedad actual hay realidades muy urgentes que atender: niños y niñas sin hogar, jóvenes desorientados y
en el camino de los vicios, sin oportunidades de estudios, ni empleo, mujeres maltratadas, ancianos y ancianas
abandonados, personas enfermas sin atenciones adecuadas de salud, cinturones de miseria en la periferia de
nuestras ciudades, comunidades rurales olvidadas, desintegración de las familias, sistema carcelario injusto,
entre otras muchas situaciones que adquieren rostros muy concretos en cada comunidad.
Aún nos queda mucho por hacer, el trabajo es abundante y los obreros pocos, por eso es necesario que toda la
juventud nos pongamos en actitud permanente de Misión siendo una Esperanza para nuestra Iglesia Diocesana,
donde los jóvenes sepamos responder a las necesidades reales que tenemos.

Oración final: Renovación del compromiso bautismal

Introducción:
Por medio del bautismo nos comprometemos como hijas e hijos de Dios a ser sacerdotes, profetas y reyes. Es
decir, nos comprometemos a hacer de nuestra vida una ofrenda agradable a Dios. A anunciar la buena noticia
del Evangelio con todo nuestro ser, principalmente con nuestro testimonio de vida, y nos comprometemos
también a construir el Reino de Dios, del cual somos herederos. Esta es una tarea que no puede esperar. Hay
que empezar aquí y ahora. Por eso en este momento vamos a renovar nuestro compromiso bautismal.

(Los participantes se colocan en círculo y cada uno pronuncia el nombre de la persona que está a su derecha
mientras le hace algún gesto con el agua. Puede ser una cruz en la frente, mojarle las manos, dejar caer agua
en su cabeza, etc., mientras le dice:
Tú tienes una misión que cumplir en la Iglesia y en el mundo.
La otra persona responde: Amén

Después un participante toma en sus manos la veladora encendida mientras dicen en voz alta: Señor,
quiero poner mis cualidades y toda mi vida al servicio de tu Reino.
Después pasa la veladora a la persona que está a su derecha y este repite la frase, y así sucesivamente hasta
que la luz llegue a todos y todas.)

Envío: Una persona con uno de sus brazos extendidos sobre los presentes en señal de envío, lee el siguiente
texto: Marcos 16, 15 -18
"Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. 16 El que crea y se bautice se
salvará, el que se niegue a creer se condenará. 17 Estas señales acompañarán a los que crean: en mi Nombre
echarán demonios y hablarán nuevas lenguas; 18 tomarán con sus manos serpientes y, si beben algún
veneno, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos."

Luego otra persona lee los versículos siguientes:


“19 Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. 20 Los discípulos,
por su parte, salieron a predicar en todos los lugares. El Señor actuaba con ellos y confirmaba el mensaje con
los milagros que lo acompañaban.” Palabra de Dios.
Un momento breve de silencio. Terminar con el Padrenuestro.

Canto: “A edificar la Iglesia”

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