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Signos Simbolos Marcas Sefales Elementos Mortologia: Representacion Significacian Adrian Frutiger Signos, simbolos, marcas, sefales GG Disefio Director de ta colecoign ‘Yues Zimmermann Titulo original Der Mensch und seine Zeichen 1. Zeichen arkenrien. Zeichen gestaken 2. Die Zeichen dar Sprachfixierung 3, Zcichen, Symbole, Signete, Signale (versiGn original en alemén de la D. Stempel AS, rovisacla por Horst Heiderhoft) Version castellana de Carles Sanchez Rodrigo Version bibliografica por Joaquim Romaguera i Ramié 4" edicion, 1981 2° edicion, 1985 3 edicion, 1994 4 edicion, 1995 5* edivién, 1997 6" edicién, 1999 7° ecivién, 2000 8 eaicién, 2002 Ninguna parte de esta publicacién, ineluldo el disefio de la cubierta, puede reproduciras, almacenarse o transmitirse de ninguna forma, ni por ningun medio, sea esto olactrarico, quimico, mecanice, éptice, ce grabaaion © de fotocopia, sin Ia previa autorizacion eserita por parte de Is Editorial La Editorial no se pronuncia, ni exprasa ni implicitamente, respecto a le exactitud de: fe infermacién contenida en este libro, 4z6n por la cual no puede asumir ningan tipo de responsabilidad en casa de error u emision, © Adrian Frutiger, 1978, 1979 y 1981 para ia edicion castallana Editorial Gustavo Gill, SA, Barcelona, 1981 y para la presente edicién Ediciones 6. Gili, SA de CV, México Printed th Spain ISBN 968-887-271-7 Impresién: Hurope, sl, Barcelona Indice Primera parte Tres roflexiones a modo de introduecion 1. Desarden - Orden 2, Memoria de una figura 3. Luz y sombras - Blanco y negra 1 Los elementos de un signo 4, Ei punto La linea a. La linea imaginaria Lalinea en si Horizontal y vertical La linea oblicua . La curva 3. Retacidis entre lineas a. Los ademanes del trazaco de fineas b, Sucesion y ritme ©. La proximidad 4, Morfologia del signo a. La eqeogratian de las sensaciones b, Simetria y asimetria ©. Table marfoligica 1 d. Tabla morfolégica 2 5. Topologia de los signos Los signos basics EI cuadrado - El wiéngulo El cireulo Le ttecha La eruz ORWN=EN Reunién de signos Relacién entre signos de igual forma Relacién entre signos de forma diferente E| significade del espacio interior Reelacién entre signos carrados y signos abiertos Eljuega con dos signas fureiformes 3 1 2. 3. 4 5 13 13 13 18 7 7 7 7 18 18 19 19 20 20 21 24 22 22 22 23 26 28 a0 30 30 ay 33 34 36 36 39 40 a 42 6. El signa ccompletar a. Tabla morfoldgica 3: Signas abstractos b. Tabla morfolégica 4: Signos-objeto 7. Enrre esquema y figura 8. Signos engafiosos 4. El signo en la omamentacion 5 Los signos del dualismo 6 La superficie 1. Dela linaa a la superficie a, El grosor de les lineas b. Eladalgazamiento y ongrosamiento de la lines 6. La forma de cinte o bancia 2. Fl signe blanea sobre fondo negro a. De contorna a negative b. La variabla |uminosidad del espacio interior c. La forma insinuada 3. Elajediezado La simulacién de volumen Planos superpuestos Eltrenzado El esugestivo» blanca . La perspectiva |. Las sombras 2. El objeta iluminade b. La sombre proyectada 6. Elvolumen insdlite 7. llusiones épticas gRePeN 8 La diversidad de la apariencia lia y material a. Los ttiles de trabajo b. El final det traze 6. Elinstrumento adecuado al material disponible 2. El valor de los espacios interior ¢ intermedia, 9. La apariencia de una imagen a, Blanco ynegro ». Colores «. Semitonos d. Estrueturas 4, Calidad de imagen a, Ropresentacién esquerética «conforme a madician b. La representacién naturalista , Rapresentacién artistica 0 «contemplativas Intente de sintesis visual Segunda parte Del pensamiento a la reprasentacion Las pre-imagenes Ellenguaje y al gesto 42 43 43 43 46 47 50 53 53 63 54 56 86 86 58 58 59 60 60 62 62 63 64 84 65 86 66 67 67 67 68 eg og 70 10 n a nm nm 72 72 73 73 7 7 7 50 53 53 53 54 56 56 56 58 58 59 50 50 52 52 53 54 55 56 56 7 37 7 38 59 39 0 0 M1 M1 1 1 2 2 3 3 7 7 7 OaRwNn SA SAREbaw La fijacién dol longuaje Dos tinos de desarrcilo de la eseritura 2. Las escrituras que chen permenecidon figurativas b. Las escrituras saifabéticesn ¢Origen comin? clegedo erquetipico? De! signo figurative al ideat Los determinativos Del signo ideografico al signe fonétice La riqueza grafica de las escrituras figurativas Be [a escritura pictogréfica sumoria a la escritura cunetforme . Los jeroglifices agipcios . Las escrituras cretenses . La escritura pictogréfica de los hititas sirios La ase ira pictografica det Valie de! Indo . La escritura pictogréfica de la isla de Pascua La asoritura riinica . El émbito de les esorituras chinas a, La sabiduria del Yi-King b. Laeseritura pictogréifica china c. La eseritura china y la arquitectura Las sscrituras do ia América precolombina 2, La esoritura pictogrética de los aztecas b. Laascritura pictografica de los mayas Los alfabetes del mundo Fl genial deseubrimiento de las letras y su proyeccion Grupos de escrituras del mundo EI ABC del mundo occidental Desarroilo primitivo Meyisculas y mindsculas a. La transicién de las maydsculas @ les mintsculas b. Intent de formutacion de una teor'a sobre la reduccién gestual Desarrollo de las formas en consonancia con las técnicas de escritura e impresion El trazo negro a. Lacoligratie 9, De la calocacién de la pluma en otros ambitos lingiiisticos c. Grabado e impresion Los espacios blancos interiores a. Arquitectura y eseriture b. Elespacio De la clase de parentesco existente entre las letras La forma de Ia letra manipulada Las varieciones puramente proporcionales a, Laanchura b. Elgrueso ©. Le posicién inclinada d. Leapaletas de letra La desviacién dol tino basico p. Las letras ornamentales, 79 79 80 80 80 aI 81 83 83 aa 84 87 89 90 92 93 94 95 95 98 160 100 101 101 103 103 108 140 110 110 112 113 116 116 16 119 120 122 122 323 125 128 128 128 12a 131 131 134, 134 b. Las wantigiedadas» c, Las letras efiguratives» dd. Las formas futuras ©. Imagen de la eseritura y escritura de la imagen 3. Los menogramas a. La abreviatura como condensacion del habla b. De la ligadura al ornamento 8 La esoritura de texto y su legibilidad _ La eseritura come medio de comunicacion mundial 2. La forma de la esorizura y la legibitidad a. Del proceso de lectura b. Clasificacién de mativaciones en la lectura , La sintesis formal de los alfabetos {Ensayo 9 Los signas de los valores numéricos . Descripciones cuelitstivas mediante letras 2. Origen y formacian de los numeros arébigos a. La genial idea del valor cero b. Del origen y desarrollo de la forma 3, Algunas cansideraciones analiticas a. Hablary conter b. Los gesios de los némeros 6. Clasificacion en elementos basicos, d. El future da las formas numéricas 10. Los signos de puntuacion 1. El espacio intermedia entre |as palabras 2. Los signas de puntuacion a. Signos que estructuran |a frase b, Signos expresivos ¢. Uamadas o signos de referencia 3. Elsigno «et 4, Signos monetarios y otros Tercera parte Introduccion Los signos no altabsticos Nuevos signos para la ciencia Signos pictograficos para la industria Sefales de trafico (signos direccionales) Abundancia de imagen — Saturacién de imagen De vuelta hacia la escritura pictogrética? 1 Dela represontacién al simbolo 1. Laimagen 2. Elosquema 8, Grados de la esquematizacion b, Esquematizacién con ayuda del ordenador 3, Flplano 4, Laalegoria 5. Las imagenes dee superst 134 135 135 140 142 142 142 146 146 147 147 148 1a 162 152 153 163 153 165 155 155 156 187 198 158 159 160 161 161 162 165 165 166 166 167 167 168 170 170 171 171 172 173 174 175 Ron 20 Steg eEpoe Repo PONaS 0 2 El simbolo {Qué es simbélico? De la imagen simbélica al signo simbética El canfuso emplee del cancepto esimbolo» La riqueza grética de los simboios figurativos De la transtormaci6n de las imagonos on signos sinrbolicos 8. i praceso de estilizacion b. Simpiificacién por causa material ¢ instrumental ¢. Signos simbélicos gigantescos Simbolos de animales 2. De la multiplcidad a a simplicidad. Representacién de un ave b. De laviday la muerte. El simbolo serpiente ©. Otros simbolos de animales. Arquetipos dal inconsciante Simbolas vagetales Ga figura humana core simbolo a. Ci custpe come figura integra b. Partes del cuerpo humano 5. Objetos, paiszjes. elementos de la naturaleza El simbolo del centro Los simbolos abstractos El universo y su centro . El signo de la cruz y su ornamentacién Signos que simbolizan movimiento . Trenzedos, entreiazados, nudos Los signos del So! Las estrellas de la noche E! simbolo an al ornamento Geomatria y simbole Los signos de Ia pseudociencia y de la magia Los elementos Los signos Astreldgicos Los signos de la Alquimia Signos cabalisticos, signos magicos, talismanes, Las signaturas . Signos de cantero Los monogramas ignos de comunidad Marcas de casa . Escudos ce familias jaronesas De la Hardlelica Signas comunitarios en la sctuslidad Mareas Las marcaciones en el pasado a. De la marcacién a la marca: La mareacién al tueca b. Marcas de comercientes ©. Marcas de artesanos @ industrias 4d. Signos al agua {filigranas), Estructura, canformaeién Los signos de la industiia en la actualided 178 178 177 177 179 180 180 182 182 184 184 187 190 194 195 196 197 201 203 206 208 212 212 213 218 218 220 224 228 227 229 229 234 238 238 241 244 248 244, 248, 251 254 254 254 255 258 258 258 Fe 9 Signos de la técnica y de la ciencia 266 1. La escritura ideogrética de los taenicos 266 2. Los signos de los ciencias modemas 268 10. Los signos seftales 270 1, Orientacidn en ol entorno 270 a. Interprétacion y significado de les sefales en el wrético 270 b. La forma de escudo 271 c. Elcolor 271 d. Resccién dei conductor frente ¢ le seal 2m 2. Los pictogramas 272 3. Signos-sefales en forma impresa 273 4. De lo emocional en la confusién viaria 275 a. Orientacion en edificies publicos 215 fb, Sletemas de pictogrimas en grandes acontacimientos 278 5. Sefiales de servicio 277 Intento de sintesis 279 Epilogo 282 Bibliografias 283 Primera parte Reconocer signos, configurar signos L i La palabra 0 Ia tengus, escrite o hablede, no perecen desempener panel algun, en ab- soluto, en ef meconismo det curso de mis pensamiontes. Los elementos pstquicos fundementates del pensamiento son determinados signos ¢ imagenes, més 0 menos elaras, que puaden sar reproducidos y combinados va valuntad. Albert Einstein Tres reflexiones a modo de introduccién Desorden - Orden En ol relate biblico de la Creacion se lee: «En el principio la Tierra estaba desiaria y vacia.» Para una persona del siglo Xx os dificil imaginarse el vacio, el caos, puss ha aprendido que tanto en lo infinitamente grande come en lo infinitamente pequefto parece reinar un ardan. E| hecho de comprender qua no hay nada fartuito en nosotros ni en torno a nasotros, sino que le totelidact de la materia {también la espirizwal) obedece a una disposicién ordenade, fun- damenta el aserto de que ni siquiara el mas ingenuo garabato © apunte es pu- remente casual o insighificante porque ei observacor na ceconozca con clati- ded la causa, o origan y la motivacién del misma, Estas reflexiones basicas con que abrimos el tema nos permitirén recono- cer y juzgar mejor, en el curso ce este estudio, a! origen y sentido da un signa cade. En una superficie vacia, representada en el caso gue nos ocupa por un cuadrade celimitade por lineas, cuyo objeto no as otra quo ilustrar ef con copto de evacioo (1), nas proponamcs disifibuir aleatoria y caéticamente dieci- séis puntos. La dificulted de disponer esos dieciséis elementos de manera que parezcan casuaimente reunides, sin relacion enire si, sin constituirse en figura geométrice 0 representacién alguna formal, es obvia (24. A diferencia de este proceso de diseminacién al azar, resuite muy facil of concebir y conformar una multitud de figuras (3) u ordenamientos i) con los, mismos diaciséis puntos. De esta necién cabe inferir uns conolusién paredéjica: que es més Facil crear orden que desorden, una forma que una no-forma La razon obedece a que en nuestro subcansciente hay une pigtora de fl- guras, imagenes y esquemas que influyen constantemante an nuestra hori- zonte y concepcidn del mundo, Incluso la «retina pura» del tero es hoy objeto de discusién entra los cientificos, quienes no logran ponerse de acuerdo sobro si hay 0 no en ella determineclas formes arquetipicas, genéticamente ansin- tidas y, de abi, de presencia ori 2. Memoria de una figura Antes de hablar sobre la representacién propiamente dicha de un signo, deseamos antaponer una oxpariancia muy sencilla en relacién con el compor- tamiento de la memoria. Como objeto de nuestra contemplacién considera- mos un dado, cuyas seis caras estan presentes, sin duda, en el recuerdo del lecior. La intensidad de! impacto de le figura 5 en la percepcion del sujeto. y 13 GO ESEIESTL J ee i OOOU8& la fuarea omotive que a ésto le quepan al respecto varian de una persona a otra: una la habré vivido como experiencia infantil totalmente trivial: otra, co” hondo interés (¢l jugador apasionado). He ahi seis figuras (61, tan famifares at jugador, que dste no neces adescifrerlas» ni contarlas; el reconocimiento es aspontaneo, pues responden 2 un patron intemo conocido, @ un asquema de pensamiento ya aprendide y vivido. Sin embargo, un leve desplazamiento de los puntos hacia ubicaciones insélitas confronta al observador con una frustracién automatica La alteracion manifiesta en Ia figura cunoy (7] resulta por de pronto mo- lesta, La apreciacién del concepto centro» seguridad, estatismol descansa en ia sensacién de simetria, Todos los ordenamientos siméiricos casan con la pstructura de nuestro propio Cuerpo ¥ por lo tanto nos resultan mas proximos, més comprensibles que [a asimetr(a, fa cual raclama ya Ia intervencion de la razn. Asimisra, ol punto desplazade da lugar a que se plantee la duda de si fen asta caso, pudiera iratarse de une hernirepresentacion de la acos- jumbreda figure «oss. Una figura «dos» extraria (8}, muy diferente de la habitual configuracion en diagonal qua divide en dos partes iguales la superficie de! cuadredo. Aqui tos puntos no estan sfijosn; se mueven, fatan, Surge fécilmente la asociacién con los ojos da un rostro. > Como «tres» (9), osa figura no perturba, aunque se algja notablemente del ordenamionta lineal clésico de los tres puntos cel dado, Pero més importante nos parece el hecho do.que con ella surge un signo arquetiica: ol ‘rténgulo, {que en el jugador invetorade despierta naturalmente recuertios muy desaces- tumbrados, que nada tienen que ver con ol juego en st. Tampoco én esa figura «cuatro» {10} resulta demastado perturbador el signo arquetinice tcuadrados, ye que se reconoce en saguida la presentacion habitual, sélo quo an este caso con un lave giro. Procede senalar aqul cue @ partir de la centidad cuatro en adelante, las unidades han de ser contadas pare ser reconocidas: 28 decir, que un ordenemiento figurative de [es puntos, Como es | cuadrangutar, vendria en asistencia del reconocimiento instan- taneo. E! segundo ejemplo de figura «cuairos no ordenada (11} sorrabora lo di- cho. Un vistazo, s6lo, ya no basta pare reconocer la cantidad cuatra (los movi- mientos de Jos ojos son mas frecuentes! Ls figura (12) e8 dificil de identificar como cinco. La reaccién: a lo «ver calv y chorizentals es mucho mas répida que a Io «diagonals. Al instante se identifica indefectiblemente une cruz. En ese ordanamiento totalmente nuevo del gcincob (43) resatta an més ol fenémeno «horizontal-verticaly; ademas, 6s de sefiatar que esa figura entra inmediatamente en contlicto con el signo arguetipico de la letra T. profunda- mante arraigado en la conciencis del obsarvador. Lo misma reza ante la configuracidn (14): destaca an seguida |e letra mayusoule L La asimetia subraya la irritacién, Al contar los puntos se cae en Ja duda do sise trata de los conjuntos cinco 0 sefs, dado que el punto inferior izquierdo es cantado dos veces: una en la sucesiOn vertioal y otra on ta hart zontal, La imagen «cinco» del dado ha sido alterada de modo plural en este ejemplo, y ol jugador no caera al pronta en ella. 14 ‘También esa configuracion «cinco» 115] es dificil de reconocer. La compa racién con la figura «seise (ia ms importante, la ganadoral es tan légi¢a y na- tural, que la frustracion interfiere cuanto conviene con ia razén. Tres ejemplos de alteracién del «seis» (16, 17. 18) muestran claramente cémo con despla- zamientos relativarnente pequefes la imagen memoristice habitual s9 borra 0 disuelve, B 16 vu 18 En of primer ejemplo (16) saliz pacerosamente al primer plano sf suiéngulo; en el segundo (17) molesta la marcade asimetria y a aparision do una superficie reticular triangular: en al tarcaro (18) los pumtos se unen me- diante un trazo invisible pera comooner un circulo. En todos |os casos es ne ceserie contar. No abstante, en ol titime ejemplo (78) puede que la insinua- cién de un hexdgana tacilite el reconccimiento. La disposieién ce tos puntas del daca puede compararsa a unc ordenador (78), ef cual no es sina una configuracién que la maquine he de re- conocer comparandola con una mattiz ], e cuya morfologle ya esta acostumbrado el lector, hasta el punto de que no cae en el, aqui ausente, habitual redon- doado de G, &, Uy C que, por otra parte, tampoco echa en falta, 5. Topologia de los signos Para ol céloulo gaométrice do superticies y volimenas, los matamaticas han estebiecido una teoria conforme a la cual han procedido a clasificar todo tipa y forma de los objetos, Un cuerpa cuya superficie es extensible en un piano y, consiguiente- mente, constituye una sola rea pertenece al grupo cero. Desde este punto de vista, cubos, esferas, pelotas y manzanas pertenecen al grupo cero. Incluso una copa de vino, cuya area superficial es continua, sea céncava 0 convexa, pertenace asimismo a dicho grupa (58 a, bt. OZORVEs Un neumético, por contra o una taze con ase ye no pertenecen al grupo de los cuerpos con superficie continua, pues en los casos apuntados eparece interrumpida © qrotas por un agujera; el célculo matemstice pertinente, en consecuencia, es mas complejo. Los cuerpos que presentan una salvedad en su superticie (un agujera) son clasificados en el grupo topolégice Uno (58 c, @, Los que tienen dos o més interrupciones serén clasificados en los grupos Dos, Tres on (58 ef). Nuestro intento de establecer una tearla semejante para los signos grati- cos, sunque sila on bidimensionales. dic como resultado el que aquellos que no encierran en si ninguna forms interna, come los abiertos, debsn ser considerades propios cel grupo Cero. El prototipo de ia clase serie la cruz y, consiguientemente, todos aquellos que hemos reunido en nuestra tabla 2, or- 28 e— denados en las filas B,C. D, Fy G. Al grupo Cero pertenecerian todos aque- llos signos que presantan una superficie circunscrita (cerrada), como es el caso de los que integran la fila E. Todos los dems, comolejos, como los pre~ sentes en la fila A, deben sar clasificados er los grupos Dos, Tres 07. Es interesante examinar bajo esus criterios las letras de nuestro alfabeto; al hacerlo comprobamos que la mayoria de las mayscules y mindsculas per- tenecen al grupo Cero: no contienen ninguna forma cerrada. Sélo cinco letras, tie uno y otte tiga, 68 intagran an el grupo Uno. Y sélo la B maysiscula y lag mindscula pertenecen al grupo Das. Creemos epropiada, pues, nuestra conclusién en el sentido de que ios sighos fanséticos ce primitivas oscrituras figurativas (antro otras la jeroglifica) fueron abstrayéndose mas y més, es decir, abriéndose, para entrar en mas estrecho Contacte con la materia del sustrata portador ipergaming, papel, ete.) Al efecto no cesultan aisledos demesiados espacios blances sino «pala- bras oscritas» (totalidades}, «linoas do escriturax y enaginas oscritase (\lenas), donde ¢! signo individual se oculta 0 relega a un segundo plano para no obstaculizar el flujo de las ideas ciferarias. Vaya como ilustracién de lo dicho le palebra MOBILE (53), en la que pro- cederemas a determinar los grupos topolégicos presentes. MILE pertenece al grupo Cero, © al grupo Uno, 8 al grupo Dos. 0 y 8 configuran sistas, mientras que las letras restantes se edhieren a la superficie externa. Sin em- bargo, seria totalmente equivocade él trater de abrir sin mds, canfarme a esta teorfa, todas las letras con formas cerredas: y ello se debe © gue le diferenci bilidad de su expresién contribuye a su legibilidad. No obstante, es frecuente, que el disefiador tipogrético halle posibilidades muy sugestivas de abrir en determinadas esoritos las formas cerradas (60). En al alfaboto griego, que por cierto presenta muchas menos configura clones intemas cerradas, hallamos la hermosa 0. Volviendo al grupo general de los signos, deseamos sefizlar ain que le simplicided © complejidad de una figura no depende necesariamente de le clasificacién topelogica descrita. Asi, un laberinto tan complicado, por ejemplo, coma et de Ia muestra pueds corresponder a una configuracién dei Grupo Cero, La concicién necesaria es le evitacién de cruces y la presencia sible del origen y final de la linea (61), MOBILE M ILE oO » B DPQR a 2 Los signos basicos Gracias a la Arqueclogle sabemos que el hombre slberga en si una espe- cle de sentida innate de la goomotria. Asi, on muches regiones de la Tierra hallamos muestras de signos primarios, de datz prehistérica y morfologiz idémtica; cabe suponer que para las razas més distintas y en los tiempos mas varios encierran un significado semejante. Esta observacién rige sélo para un pequefio nimero de figuras caracte- risticas: cuadrado, tridngulo y circulo, er cuanto @ las cerradas, y cruz y fla cha, en cuanta a las abiertas. 1. Elcuadrado | elaborar fa tabla morfolégica 1 hemos reconocida ya las primeras ca- racteristices de este signo: objeto simbélico, cercado y también sala de estar © ambite habitecional que sugiere un suslo firme, tacho, paredes, cobijo, atc. 1) En sentido prehistérico se significaba con é! la Tierra, a la vez que las cua- tro direcciones cardinales. En ia concepcién china del mundi, las cuatro es- quinas sefalaban los cuatro puntos exiremos del planeta. Tan pronto como el cuacrado sa convierts en racténgulo se piarde su ca récter simbélico neutral. E| observador busca en seguida el propésito de le di- forencia ontre alto y ancho. EI recténgulo seré apreciade como tal siempre que una de sus dimensiones no sea menos de ia mitad de Is otra (2) (cuando por medio de una linea media de separacién sean reconocibles atin dos cua- drados). Los recténgulos donde la diferancia entra les lados és mayor tiernden a set apreciacios més bien como vigas o colurnnas (3). Con el cuadrado dispuesto sobre una de sus puntas (4) entramos an el te- rreno ce las lineas oblicuas. La imagen de este signa es inquietante, su posi- cién sobre un vértice sugiere determinade intencién, De ahi que esa forma haya sido estimada como fondo ideal para sefiales (sobre todo en Estados Unidos de América). 2. Eltriéngulo Antes de ocunamas en detalla del tridngulo desaamos eborcar breve- mente el experimento de Rubin en relacién con la teorla de la Imagen, expe- riencia que sefiala que fa atencién de la parcepci6n humana es provocada pri- ‘meramente por Jes lineas verticales y horizontales. En le primera ilustracion (5) se demuestra que las superficias cayadas con radios son captadas en pii- 30 mer lugar como cruz dispuesta encima del disco configurado en forma de sireulos concéntricos, Por contra, en la segunda ilustracién (6) se suscita una duda clara entra la cruz oblicua y ol fondo rayado circularmente, Con absoluta seguridad puede decirse que desde el punto de vista del abservador son bus- cades con priorided las verticales y las herizontales. Si esas dimensiones no se hallan presentes, para situar el dibujo aquél trataré de representérselas imaginariamene, a lo cual es inducide por sus propios condicionarnientos fi- siolégicos: vartical (fuerza de atraccién de la Tierra}, horizontal (superficie de asentamiento}. \ No sorprende, pues, que la expresién de un trigngulo se juzgue siempre relacién con una vertical 6 con Une horizontal. En un cuadrado da punta la ‘arma triangular se halle implicita porque el signo es dividido vertical u hori- zontalmente an 2 subeonsciente del observador {7). Imaginémonos el tridngulo con la vertical definida por dos ountas y ob- servemos que se adquiere un cardcter direcsional, con casplazamionto aus 50 alefa de aquella 18), De ahi que como indicative de direccién eon frecuencia, se recurra al simple tridngulo, que al efacto sera itil siempre que se trate de ‘novimientos horizontals, ¢ la izquierda 0 a Ia derecha. Si se precisan indica- - a ciones como arriba, abajo u oblicuas aparece cierta medida de conflicto ‘aso deseripciin de a flecha en 4 Los tridngulos con un lado horzontal (coma el cundredo que repose so pre un vértice] constituyen, por su disposicién simétrica, fondos ideales para sefales (9, 10h, El tridngulo con base horizontal (9) nos comunica la Impresién de estabi- ‘dad, de firmeza ipirémide). Es también el simbolo de sesperam, caguardars; nor asi decir, algo semejente a una montafia, cuya tiniea funcién active es 30- portar la arosién. La imagen especular, en cambio, el Wiangule sobre al vértice (10) posoa un cardcter mucho més activo; es sfmbolo de instrumento, de accién, tam- bién de belanze. Con el tiempo la posicion se estima come limitacién (no se ouede estar siempre sobre un solo pie). : EI primer signo encisrra un simbolismo apacible; s| segundo estimula : ‘nds bien un reflejo de alarma. El tridngulo de vértice superior nos recuerde la Yorma de un tejado. Soria intaresente que el arquitecte reflexionara sobre el hecho, el porgué y el come de que les buhardillas de tacho sasgado [11] crean indefectiblementa clarta atmésfera de intimidad, A buen seguro que en , e0 intervienen razones psicoldgicas. La alineacién superior, en angulo recto, ; de ung habitacién edbica, posee alge \quietante; su ruptura anguiads evoca, : en cambio, al reconfortante abovedacia de un claustro seguro. 3. Eleircula a E| hombre moderna probablemente tiene una relecién ms espontinea con la linea recta que con la curva. La experiencia diarla en la calle, con las sonstrucciones, responde primariamente a des principios basicos (horizontal- vertical), Las formas redondas son apreciadas més bien por razones de sensi~ bilidad qua de razén. No abstante, procede sefalar, quo —también por la influencia de las formas aerodinrnicas de los medios de transporte (euto, 1o- comotora, avin, barco}— se tiende progresivamente a impaner formas més suaves, mas humenas, por ejemplo, en el mobiliario; en detini fuerzo por acostumbrar al hombre a una nueva expresién ce su ambiente in- mediate. Séio el futuro dird si con elle se siente mas seguro y libre @, por contra, inhibi¢o, 31

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