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Esto quiere decir que la mujer del siglo I se encontraba sometida a su pasado
cultural desarrollado en el Antiguo Testamento. En este sentido, la visin sobre
el sexo femenino neo testamentario sigue sujeta a los cdigos de Israel y a sus
leyes dadas principalmente en Levtico y Deuteronomio. Lo que significa que
exista una estricta dependencia de las leyes mosaicas, y la situacin femenina
ser dictaminada por tales, a pesar de las enseanzas que el Maestro Jess
imparta.
De esta manera, la condicin de la mujer contina quedando supeditada a su
funcin maternal y su posicin es siempre de inferioridad con respecto a los
varones.
La hija, hasta los doce aos y medio, no poda rechazar un matrimonio impuesto
por el padre. El padre poda vender a su hija como esclava, siempre que no
hubiera cumplido los doce aos. Los esponsales solan celebrarse muy
temprano. Al ao de ser mayor, la hija celebraba la boda, pasando entonces de
la potestad del padre a la del marido. Y realmente, no se saba qu poda ser
peor.
El poder del marido y del padre llegaba al extremo de que, en caso de peligro de
muerte, haba que salvar antes al marido.
Haban dos factores que tenan especial importancia: por una parte, la mujer
encontraba apoyo en sus parientes de sangre, especialmente en sus hermanos,
lo cual era capital para su vida conyugal; por otra parte, el tener nios,
especialmente varones, era muy importante para la mujer. La carencia de hijos
era considerada como una gran desgracia, incluso como un castigo divino. La
mujer, al ser madre de un hijo, era considerada: haba dado a su marido el regalo
ms precioso. Era tan importante el nacimiento de un varn que era motivo de
alegra, y el de una nia se vea acompaado de la indiferencia, e incluso de la
tristeza. Los escritos rabnicos llegaban a proclamar: Desdichado de aquel
cuyos hijos son nias!.
BIBLIOGRAFA