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Este trabajo fue realizado en el marco del Taller de Investigación dirigido por el
Lic. Flabián Nievas correspondiente al Trayecto de Formación Docente, Profesorado
en Letras del Instituto de Educación Superior Nro. 1 “Alicia Moreau de Justo”
dependiente del Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires en el primer cuatrimestre del ciclo lectivo 2010.
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INTRODUCCION
A partir de la lectura del libro “Las políticas del cuerpo” compilado por Gustavo Vallejos
y Marisa Miranda (Buenos Aires, Siglo XXI, 2007) tuve un acercamiento al
conocimiento del término “eugenesia” y el movimiento de ideas que se desarrolló en
todo el mundo a partir de las teorías de sir Francis Galton (1822-1911).
La propuesta del Taller era realizar una investigación sobre alguna arista de la
eugenesia, considerando las implicancias éticas, sociales, educativas, políticas y
económicas de este movimiento.
A medida que avanzaba en la lectura del libro citado y consultaba otras obras de
referencia en Bibliotecas e internet, notaba la complejidad de la temática y lo difícil de
realizar un análisis aislado de un solo aspecto.
Durante este proceso, que transcurrió durante tres meses aproximadamente, algunas
noticias emitidas en los medios de comunicación y relacionados tangencialmente con
algunos aspectos de la eugenesia, me ayudó a fijar el objetivo de investigación.
OBJETIVO
3
Galton, F., (1883) Inquiries into human faculty and its development, London: Macmillan. .
4
Galton, F (1884) Hereditary genius, NY, D. Appleton 3
5
Theodore Roosevelt, vigésimo sexto Presidente de los Estados Unidos. Citado en el
sitio web de Organización Paz Digital. http://paz-digital.org/new/content/view/8527/26/
6
¡Despertad!, revista quincenal, 22/09/2000, Vol 81, Nro. 18, página 4. Publicada por
Sociedade Torre de Vigía de Biblias e Tratados, San Pablo, Brasil. Edición en español
7
Ibídem 6, página 6
3
El vocablo eugenesia adquirió tintes siniestros a raíz de las atrocidades cometidas durante la era
nazi, por lo que, al término de esta, muchas personas abrigaban la esperanza de que aquella disciplina
hubiese quedado enterrada junto con los millones de seres asesinados en su nombre.
Pero en los años setenta del siglo XX circularon informes sobre los progresos científicos en un
novedoso campo: la biología molecular. Hubo quienes temieron que tales avances fomentaran el regreso
de las ideas que habían seducido a Europa y Norteamérica en la primera mitad del siglo. Por ejemplo, en
un foro sobre el ADN recombinante celebrado en 1977 por la Academia Nacional de Ciencias de Estados
Unidos, un eminente biólogo hizo la siguiente advertencia a sus colegas: “Estas investigaciones nos
acercarán un paso más a la aplicación de la ingeniería genética a las personas. Ahí es cuando les da por
pensar en cómo hacer que nos pongamos a producir niños con características ideales.[...] La última vez,
los niños ideales eran rubios y tenían ojos azules y genes arios”.8
En la actualidad, muchos considerarían ridículo comparar el desarrollo de la ingeniería genética con
el programa eugenésico hitleriano. Hace sesenta años, el objetivo era satisfacer las exigencias de
pureza racial, mientras que hoy se habla de mejorar la salud y la calidad de vida. A diferencia de la vieja
eugenesia, fundada en la política y alimentada por el fanatismo y el odio, los nuevos avances en la
investigación genética tienen por motor los intereses comerciales y el deseo del consumidor de gozar de
mejor salud.
La transformación social mediante la ciencia
Los que hablan de una eugenesia actual consideran una definición un tanto más amplia que la de
Galton: “toda intervención, individual o colectiva, encaminada a la modificación de las características
genéticas de la descendencia, independientemente de la finalidad, terapéutica o social, que persiga9”. La
intervención sobre las características de la descendencia resulta un paso más con relación a los
problemas de esterilidad, y el carácter eugenésico surge de que está dirigida a atender la ‘calidad’ de la
reproducción.
Hacer un examen genético es un práctica común en la medicina moderna.. En el método más
utilizado, que se remonta a los años sesenta, el médico inserta una aguja en la matriz de la embarazada
para extraer una muestra del líquido amniótico (el fluido que rodea al feto). Esta se somete luego a
análisis para ver si la criatura tiene alguno de los muchos trastornos genéticos existentes, como el
síndrome de Down o la espina bífida. Este procedimiento suele realizarse a partir de las dieciséis
semanas de gestación. Con un método más reciente es posible obtener detalles sobre la constitución
genética del embrión entre seis y diez semanas después de la concepción.
De esta manera, los facultativos pueden detectar muchas anomalías, si bien hoy solo son corregibles
un 15% de ellas. Cuando los resultados de las pruebas revelan un problema genético o son ambiguos,
muchos padres afrontan la angustiosa decisión de abortar o dejar que el niño nazca. El Correo de la
UNESCO hace el siguiente comentario: “Pese a la proliferación de pruebas —todas patentadas y
lucrativas—, la genética no ha logrado hasta la fecha cumplir sus promesas en materia de terapia génica.
A menudo los médicos se encuentran con enfermedades que no saben tratar y presentan el aborto como
tratamiento”.10
Sin embargo es notorio que mucha de la información presentada al público que obtiene información
de los medios masivos de comunicación siempre es presentada con un fuerte tono triunfalista y verosímil
que no deja lugar a duda en la mente de los receptores del mensaje. Pero al igual que otros
descubrimientos y avances en el campo médico u desarrollos científicos muchas veces son legitimados
por quienes poseen un fuerte interés de mantener un poder económico, y para esto se valen de
promover ciertos lineamientos ideológicos enmarcados en lo que denominan “Eugenesia Liberal”.
Bajo este concepto se pretende que las decisiones individuales, tomadas libremente, permitan
determinar algunos rasgos de la descendencia. Hay quienes afirman que sería una irresponsabilidad no
valerse de la tecnología para eliminar los trastornos genéticos. “Al fin y al cabo —razonan—, si no hay
8
Rifkin, Jeremy “El siglo de la Biotecnología. El comercio genético y el nacimiento de un
mundo feliz”, página 185. Editorial Paidós, 04/2009
9
Pereira Martins, Lilian A., Regner, Ana C., y Lorenzano, Pablo (editores), Ciencias
da Vida: Estudos Filosóficos e Históricos, Campinas, Associacao de Filosofía e História da
Ciencia do Cone Sul (AFHIC), 2006
10
El Correo de la Unesco, website;
http://www.unesco.org/courier/1999_09/sp/dossier/intro03.htm
4
nada malo en enviar a nuestro hijo a los mejores médicos y centros educativos, ¿por qué no vamos a
tratar de tener el mejor bebé posible?”.
Pero surgen otras inquietudes. Así, el libro El siglo de la biotecnología contiene este comentario: “Si la
diabetes, la anemia falciforme y el cáncer van a prevenirse mediante la alteración de la constitución
genética de los individuos, ¿por qué no hacer lo propio con otras ‘anomalías’ menos graves: la miopía, la
ceguera al color, la dislexia, la obesidad, la zurdera? En efecto: ¿qué puede impedirle a una sociedad
decidir que cierto color de piel es una anomalía?”.11
Algunas compañías de seguros estarían ansiosas de recabar datos genéticos. ¿Qué ocurriría si en un
análisis prenatal se detectara un factor de riesgo? ¿Presionarían las aseguradoras a la madre para que
abortara? Y si rehusara hacerlo, ¿podrían negarse a darle cobertura?
“Las industrias químicas, farmacéuticas y biotecnológicas compiten a la hora de patentar genes y
organismos, así como métodos para manipularlos. Su motivación principal es, naturalmente, económica:
hacer dinero con la tecnología del futuro. Muchos especialistas en bioética temen que esta situación
degenere en una “eugenesia comercial”, por la que se presione a los padres a elegir niños “aprobados
genéticamente”. Es fácil imaginar que la propaganda cumpliría un papel de primer orden en este
respecto.12”
Mirando los crecientes desarrollos tecnológicos médicos se puede mirar hacia el futuro e imaginarse
otros escenarios. ¿Cabría la posibilidad de que la eugenesia como práctica, aprobada dentro de
sociedades que alaban a la tecnología como su dios, resulte en políticas autoritarias? De ser así el
miedo incitado por un fuerte sistema publicitario podría hacer que gran parte de la población viera factible
o deseable la pérdida de algunos derechos individuales en pos de una sociedad determinada por valores
genéticos.
Por otro lado, no es fácil que se generalice el acceso a las nuevas tecnologías en las regiones más
pobres del planeta, que muchas veces no brindan ni la atención sanitaria más elemental. Y hasta en los
países muy desarrollados, la terapia génica tal vez sea una opción solo para los ricos.
En el caso de Argentina, la eugenesia tuvo permanente interlocución entre la ciencia y la política, que
contribuyó a justificar éticamente políticas eugenésicas en el siglo XX aún perduran. En el pasado
acompañaron corrientes autoritarias, fascistas y hasta nazis, pero en la actualidad están muy ligadas al
darwinismo social, y la competitividad propia de la filosofía del mercado de capitales o capitalismo que
tiene como fin supremo la acumulación de bienes sin importar el costo.
Es en este escenario que toda práctica médica de “eugenesia positiva” encontrará campo fértil para
que sea el mercado quien determine el alcance de los supuestos beneficios de tales prácticas dando
prioridad a las utilidades comerciales.
11
Íbidem 8, página 201
12
Íbidem 6 página 10
5
Bibliografía y fuentes de consulta.
Despertad!”, Vol 81, Nro. 18, página 4. Publicada por Sociedade Torre de Vigía de
Biblias e Tratados, San Pablo, Brasil. Edición en español pag. 4-11 , 22/09/2000
Miranda Marisa y Vallejo, Gustavo Las políticas del cuerpo, Buenos Aires, Siglo XXI,
2007
Miranda Marisa y Vallejo, Gustavo Los saberes del poder: Eugenesia y biotipología en
la argentina del siglo XX” en Revista de Indias, 2004, vol. LXIV, núm. 231 Págs. 425-4
4, ISSN: 0034-8341
Pereira Martins, Lilian A., Regner, Ana C., y Lorenzano, Pablo (editores), Ciencias da
Vida: Estudos Filosóficos e Históricos, Campinas, Associacao de Filosofía e História da
Ciencia do Cone Sul (AFHIC), 2006