Aunque a ti te est bien, recostado a la orilla del Tber
vino de Lesbos beber, con calma, de Mntor en bol,
y admirar, ya las barcas corriendo con tanta premura, ya el pausado avanzar de la barcaza a cordel, y todo un prado despliegue en lo alto unos bosques espesos con tantos rboles cual pesan sobre el Cucaso, en cambio, a competir con Amor nada de esto me vale, y es que no sabe el amor ceder al gran capital. Pues ya conmigo prolongue la nia el ansiado descanso, o ya en un fcil holgar pasemos de un sol a otro sol, entonces las aguas del Pctolo vienen a bajo mi techo y perlas hay para m debajo del rojo mar; entonces mis gozos prometen que han de rendrseme reyes: qudense, empero, hasta que me mande a m el Hado morir! Pues, Quin goza riquezas teniendo al Amor en su contra? Ganancias no hay para m si no me da Venus favor! Ella puede abatir el magno vigor de los hroes y ella tambin es dolor para el cerebro tenaz. A ella no le dio miedo el pisar umbrales de Arabia ni teme en purpreo divn, Tulo, dejarse caer, y hacerle dar vueltas a un msero joven por toda la cama: y qu descanso le dan colchas de vario tejer? Cuanto a m, si la tengo aplacada, no tendr miedo de reinos cualquiera tirar, cualquiera don de Alcino.