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Las 10 plagas

MIRA los cuadros. Cada uno muestra una plaga que Jehov le puso a Egipto. En el primero ves a
Aarn golpeando el ro Nilo con su palo. Entonces el agua del ro se convirti en sangre, y los peces
del ro murieron, y ahora el ro empez a tener mal olor.

Despus, Jehov hizo que salieran ranas del ro Nilo. Estaban en los hornos, las vasijas de amasar,
las camas, por dondequiera. Cuando las ranas murieron, los egipcios las pusieron en montones, y
el pas se llen de mal olor.

Entonces Aarn golpe el suelo con su palo y el polvo se convirti en jejenes, insectitos que vuelan
y pican. Esta fue la tercera plaga.

Las otras plagas solo hicieron dao a los egipcios, no a Israel. La cuarta fue de moscas grandes
que se metieron en las casas de todos los egipcios. La quinta plaga hiri a los animales. Muchsimas
de las vacas y las ovejas y las cabras de los egipcios murieron.

Despus Moiss y Aarn tiraron al aire puados de cenizas, las cuales les causaron llagas a las
personas y los animales. Esta fue la sexta plaga.
Despus de eso Moiss levant la mano al cielo, y Jehov mand truenos y granizo. Fue la peor
granizada que Egipto haba tenido.

La plaga octava fue un gran enjambre de langostas. Nunca antes hubo, ni despus de eso ha
habido, tantas langostas. Se comieron todo lo que el granizo no destruy.

La plaga novena fue de oscuridad. Por tres das una oscuridad densa cubri el pas, pero los
israelitas tenan luz donde vivan.

Finalmente, Dios le dijo a su pueblo que rociara la sangre de un cabrito o un corderito en los postes
de sus puertas. Entonces el ngel de Dios pas sobre Egipto. Cuando el ngel vea la sangre,
no mataba a nadie en aquella casa. Pero cuando no vea la sangre, mataba al primer hijo nacido,
de hombre y de animal. Esta fue la plaga dcima.

Despus de esta plaga, Faran dej ir a los israelitas, los cuales ya estaban listos y aquella misma
noche empezaron a marcharse de Egipto.

Cuando Moiss apacentaba el rebao de Jetro, en la regin del monte Horeb (otro nombre del
Sina), Dios se le apareci en forma de una zarza ardiente, la que no se consuma, y le revel
su voluntad de enviarlo a Egipto para liberar a su pueblo. Moiss se mostr primero reticente,
pero Dios le orden dirigirse a sus compatriotas dicindoles: l es (Yahv), el Dios de vuestros
padres, el que me envi hacia vosotros, y le otorg poderes taumatrgicos.

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