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OPERACIÓN DE

TRENES DE
VIAJEROS.
CLAVES PARA LA
GESTIÓN AVANZADA
DEL FERROCARRIL

Parte I

Alberto Cillero Hernández


Alberto García Álvarez
Pilar Jericó Rodríguez

DOCUMENTOS DE
EXPLOTACIÓN ECONÓMICA
Y TÉCNICA DEL FERROCARRIL

Febrero 2011
Alberto García Álvarez
Alberto Cillero Hernández
Pilar Jericó Rodríguez

OPERACIÓN DE TRENES DE
VIAJEROS
CLAVES PARA LA GESTIÓN AVANZADA DEL
FERROCARRIL

PASSENGER TRAIN
OPERATIONS
KEYS TO ADVANCED RAILWAY MANAGEMENT

PARTE 1 DE 3
INTRODUCCIÓN, EL MERCADO Y EL PRODUCTO

2ª Edición, Febrero 2011


OPERACIÓN DE TRENES DE VIAJEROS
Claves para la gestión avanzada del ferrocarril
PARTE I. EL MERCADO Y PRODUCTO
1ª edición, (Obra completa) marzo de 1998
2ª edición, (Parte I) febrero de 2011
Edita: Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
© Alberto García Álvarez (Ingeniero del ICAI, Doctor en Ciencias Económicas y
Empresariales, Licenciado en Derecho, periodista, y AD del IESE)
Alberto Cillero Hernández (Licenciado en Ciencias Empresariales, Licenciado en
Investigación de Mercados, MBA Instituto de Empresa)
Mª del Pilar Jericó Rodríguez (Doctora en Ciencias Económicas y Empresariales)
© De la presente 2ª edición: Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
La primera edición de este libro se publicó en marzo de 1998, editada por la
Fundación de los Ferrocarriles Españoles en el marco de las actividades que se
desarrollaron para celebrar el 150 aniversario del ferrocarril en España.
La edición quedó agotada en apenas dos años, y desde entonces los autores y
el editor han meditado la conveniencia de acometer una reedición, teniendo en
cuenta la excelente acogida obtenida, la persistente demanda de ejemplares y
las constantes consultas en bibliotecas.
Sin embargo, la continua evolución regulatoria del sector y los avances de la
investigación en la materia han hecho difícil encontrar el momento adecuado
para dicha reedición, pues se corría el riesgo de su inmediata caducidad
parcial.
En 2011 se ha considerado que las posibilidades de actualización que ofrece la
edición digital de libros a la demanda, - proporciona una oportunidad para la
reedición, la cual - se ha realizado de forma parcial (dividiendo el libro en tres
partes) y total.
En esta primera reedición se han corregido algunos detalles de forma y de
fondo, y se han actualizado algunos datos, pero sin entrar en cambios de
estructura del libro, ni añadir nuevos conceptos o desarrollos que los autores
han incorporado en trabajos posteriores.
Los autores quieres agradecer las muy numerosas colaboraciones recibidas,
tanto para la primera como para la segunda edición, y muy especialmente la
de la empresa Ferrocarrils de Generalitat de Catalunya.
INDICE
1.  INTRODUCCIÓN ............................................................................. 7 
‰  Presentación y acotación del problema .............................................. 7 
‰  Propósito ...................................................................................... 9 
‰  Metodología................................................................................. 11 
‰  La estrategia de la operación de trenes de viajeros ........................... 12 
‰  El escenario futuro ....................................................................... 16 
2.  EL MERCADO ............................................................................... 27 
‰  La demanda global ....................................................................... 33 
‰  El perfil de la demanda ................................................................. 38 
‰  La estacionalidad de la demanda .................................................... 44 
‰  La elasticidad de la demanda ......................................................... 55 
3.  EL PRODUCTO ............................................................................. 61 
‰  La frecuencia ............................................................................... 64 
‰  Tiempo de viaje ........................................................................... 73 
‰  Precio ......................................................................................... 79 
‰  Atributos de segundo nivel ............................................................ 84 
‰  Garantía del servicio ..................................................................... 99 
4.  APROXIMACIÓN A LA CUANTIFICACIÓN DE LA DEMANDA ................ 103 
‰  Enfoque de la demanda global y su distribución .............................. 105 
‰  Análisis de la demanda potencial .................................................. 107 
1. INTRODUCCIÓN
En el presente capítulo introductorio se expone el propósito del libro, y se
ofrece un avance de sus contenidos y la metodología de análisis empleada.
También se abordan los aspectos generales de la estrategia y se sitúa la
problemática actual del sector. También se muestra la necesidad de acometer
una cambio del sistema regulatorio y organizativo y la necesidad de que a este
cambio le sigan nuevos modelos de gestión basados en un desarrollo de la
economía moderna de la explotación.

‰ Presentación y acotación del


problema
Objeto.- Este libro aborda el problema de la estrategia, gestión y operación
de los servicios ferroviarios interurbanos de viajeros, con el objeto de
conseguir su mayor competitividad en el “nuevo” marco normativo y
empresarial que se está trazando en el ámbito de la Unión Europea.
La gestión de una empresa operadora de transporte por ferrocarril presenta
algunas peculiaridades en cuanto a la definición del producto, su distribución y
venta, pero sobre todo, en lo que se refiere a las operaciones. Por la propia
tecnología del modo ferroviario y por la especificidad de las normativas
internacionales y estatales en cuanto a la explotación, estas operaciones
presentan unos perfiles y características más diferenciales y novedosas.

La operación en el ámbito de los servicios.- Hemos preferido utilizar


el término “operaciones” a los de “producción” o “explotación” para las
actividades relacionadas con la oferta de los servicios. Aún cuando no existe
una forma universal de denominar estas actividades, se está abriendo camino

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Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
una cierta corriente en este sentido que, sin explicitarlo, reserva el término
“Producción” para los sectores industriales, “Explotación” para el sector
primario y las infraestructuras, y “Operación” para los servicios. Ha parecido
conveniente seguir en esta línea y contribuir a su consolidación, porque parece
importante subrayar las diferencias que existen en estas actividades según los
sectores en que se desarrollan.
Se podría definir la “operación” (o la “explotación” o la “producción”) como la
transformación de los recursos (o inputs en terminología anglosajona) en
bienes o servicios (outputs). El problema de los responsables de operación de
una empresa es conseguir la fabricación del bien o servicio, dentro de la
estrategia de la dirección, y de acuerdo con las especificaciones definidas por
los departamentos de marketing, logrando los más altos niveles de calidad y al
menor coste. Es probable incluso que el conocimiento de la tecnología, los
materiales o de los procesos, permita a los responsables de producción
formular aportaciones sobre el diseño de los productos, que hagan posible
ofrecer al mercado nuevas o mejores prestaciones; o conseguir importantes
reducciones de coste.
En el sector industrial existe un antiguo y consolidado cuerpo de doctrina (que
se traduce en abundante bibliografía) sobre la producción, el
aprovisionamiento y la logística. Este conocimiento es fruto de la investigación
y experiencia de muchos años. Sin embargo, en el sector de los servicios la
investigación ha sido más escasa, reciente y está aún en fase de consolidación.
Pese a la importancia creciente de los servicios en el PIB de las economías
occidentales (y singularmente la española), la producción de los servicios no ha
sido objeto de esta investigación, y por ello no se cuenta con herramientas
informáticas tan potentes o experimentadas. Las razones quizá haya que
buscarlas en las propias características diferenciales de los servicios frente a
los productos industriales, en la rapidez de los cambios en el mundo de los
servicios que, en general, integra sectores mucho menos maduros, y en
definitiva a la diversidad de problemas que engloba.

La operación de trenes de viajeros.- Dentro del sector servicios, el


problema específico que se aborda en este libro es la operación de un tipo de
servicio concreto: el transporte interurbano de viajeros por ferrocarril. La
cuestión tiene más perfiles de investigación, desarrollo y de futuro, que de
historia o de pasado. Y ello por dos razones fundamentales:

• La primera es que, como se ha señalado, la producción industrial es


sustancialmente diferente en sus técnicas, problemas y evolución a las
operaciones en el sector de los servicios. En el pasado (como se
señalará más adelante), los objetivos y dificultades de los transportistas
ferroviarios estaban más cerca de la problemática industrial que la de los
servicios.

• La segunda razón de la actualidad y vigencia del tema es que la


liberalización del sector de transporte de viajeros habrá de traer nuevos
operadores que han de desarrollar sus propias técnicas tendentes a

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Introducción

conseguir la reducción permanente de los costes y el aumento de la


calidad. El escenario anterior, de escasa o nula competencia, no es
propicio para la investigación en la innovación de procesos, o en
operaciones.
La exclusión del transporte urbano por ferrocarril (que se ofrece
fundamentalmente a través de ferrocarriles Metropolitanos y tranvías) obedece
a la diferenciación conceptual que presenta con el transporte interurbano
(incluso de Cercanías): utilización de redes siempre propias y exclusivas;
integración empresarial con otros modos de transporte, diferente estructura
económica; etc.
Por contra, el transporte urbano comparte las dificultades generales del
transporte de viajeros (estacionalidad, exigencia creciente de calidad por los
clientes), una tecnología específica, y en algunos casos hasta la
infraestructura.
) Un lector conocedor y puntilloso podría citar el caso atípico de los “tren-tram”, que
utiliza las vías de ancho internacional del ferrocarril convencional durante un tramo
de su recorrido.

Además, el transporte urbano ha sido objeto de un mayor número de estudios


técnicos, económicos y jurídicos que el interurbano, y éste se encuentra en un
proceso de transformación que brinda importantes oportunidades de cambio y
perspectivas de futuro. Por ello, se ha reducido el ámbito del trabajo al
transporte interurbano. Ello permite, además, homogeneizar el público
interesado en el libro.

‰ Propósito
El propósito que guía a los autores de este libro a la hora de desarrollar el
trabajo es el de servir de arranque o punto de apoyo a trabajos de
profundización posteriores, en un campo relativamente virgen en cuanto a su
investigación, y totalmente inédito en cuanto a la sistematización de los
conocimientos existentes.
Los debates que se producen frecuentemente en medios profesionales (y más
aún en el ámbito de los viajeros, el público en general o los aficionados) en
cuanto a los temas que aquí se abordan están basados en mayor medida en
criterios históricos, estéticos, pasionales o intuitivos, que en razonamientos
técnicos o científicos. Preguntas como ¿qué es mejor, el material
autopropulsado o el material convencional?; ¿la tracción diesel o la eléctrica?;
¿qué es más importante, la fiabilidad o la disponibilidad?...son cuestiones que
suscitan amplios debates, si bien en la opinión de los autores no tienen una
respuesta única, de la misma forma que hace tiempo que los debates
relacionados con los aspectos básicos de la producción se consideran estériles
si se abstraen del caso específico en estudio.
Por otra parte, es importante no olvidar que los cambios e innovaciones deben
realizarse en el momento de diseñar la actividad, ya que una vez puesta en
marcha e iniciada la operación su coste es siempre superior.

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Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
Una solución para cada problema.- Si alguna conclusión se pretende
sentar en este trabajo es precisamente esa: que en este tipo de problemas,
cuando se aplican las técnicas analíticas y sistemáticas, no se obtienen
soluciones únicas y menos aún universales, sino que cada problema tiene un
tipo de solución, y que es necesario un muy preciso conocimiento del negocio y
de las tecnologías operativas disponibles para tomar en cada caso la decisión
más acertada.
Como siempre ocurre en los procesos de investigación, el avance en el trabajo
va abriendo puertas, incógnitas y nuevos campos en que trabajar; y es fácil
ceder a la tentación de continuar indefinidamente en el proceso de
profundización sin fijar algunas conclusiones. Por eso, el propósito de este
trabajo es servir (dicho sea con la máxima cautela y modestia) de “primera
piedra” en un camino que sin duda habrá de continuarse próximamente por los
propios autores y por otros (en este último caso seguramente con mayor
acierto)1.
A la hora de dar forma de libro a las reflexiones, conocimientos y trabajos
realizados, nos guían varios objetivos: por una parte, un interés en someter
estas cuestiones a un cierto debate que no sería posible de otra manera; y por
otra, contribuir a un más rápido desarrollo de las técnicas que aquí se abordan.
Estamos convencidos de que el progreso de la sociedad vendrá de la
publicación de los conocimientos, que permitirá avanzar más rápidamente en el
desarrollo de los mismos, aportando ello un mejor beneficio colectivo. Por
contra, el mantener los conocimientos ocultos como un bien privativo de quien
los ha adquirido puede quizá reportar a corto plazo ventajas personales, pero
frena el desarrollo científico.

1
Nota de la 2ª edición.- Lamentablemente, estas esperanzas formuldas en la primera edición del libro de
1998 no se ha visto concretadas en publicaciones o estudios concretos en los 13 años transcurridos, y tan
solo en el ámbito del transporte aéreo ha habido avances significativos.

10
Introducción

‰ Metodología
Aspectos formales.- Los lectores destinatarios de este libro pueden partir
de grados de conocimiento previo del problema muy desiguales, y los intereses
de cada uno al acercarse a él son, probablemente, diferentes. Por ello, se ha
planteado más como un libro de consulta que de lectura. En ese sentido, se ha
intentado una parcelación razonable, de forma que cada capítulo (e incluso
cada epígrafe) pueda ser consultado de forma relativamente independiente de
los demás. Los capítulos se han dividido en epígrafes, y éstos en grupos de
párrafos que (muchos con propia titulación), ayudan en la búsqueda de un
tema concreto y facilitan la lectura y la consulta.

Aspectos materiales.- El libro se ha divido en tres partes:

• La primera contiene reflexiones sobre el mercado de transporte de


viajeros y la definición del producto a ofrecer, orientando sobre las
formas de cuantificar la demanda, sobre todo, en aquellos aspectos en
los que el operador puede incidir al diseñar las operaciones para lograr
más ingresos con menos coste.

• La segunda parte sirve de introducción a los procesos operativos,


definiendo conceptos, clarificando terminología, y analizando la
estructura económica y tecnológica del negocio. Este análisis sirve de
soporte para el desarrollo de la estrategia y el diseño de la operación.

• La tercera parte se dedica a la gestión de los recursos necesarios para la


operación (buscando la excelencia en el servicio y el menor coste).
Se completa el libro con Anexos que recogen experiencias y datos que pueden
ser de interés para el planteamiento de la operación, así como la bibliografía y
documentación relativos a toda la obra (ya que en la edición digital se
incorporarán progresivamente, como notas a pie de página, la referencias
bibliográficas.

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Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

‰ La estrategia de la operación de
trenes de viajeros
El transporte interurbano de viajeros por ferrocarril es un servicio que pretende
atender a las necesidades de movilidad de las personas entre ciudades.
El planteamiento empresarial de esta actividad debe partir de una estrategia
que, aunque es propia para cada empresa, debe tener en cuenta factores
derivados del entorno y de la experiencia existente en el sector.

El ámbito jurídico-económico del operador


Es muy importante, a los efectos que se persiguen con este trabajo, conocer el
ámbito jurídico-económico en que se realiza (y realizará) la actividad del
servicio de transporte ferroviario, ya que el modelo regulatorio y empresarial
en que se sustente la actividad de la operación de trenes condicionará
fuertemente los modos y los sistemas operativos y de gestión que se apliquen.
Una breve síntesis histórica pone de relieve cómo en la mayor parte de los
países europeos el servicio ferroviario ha sido considerado tradicionalmente de
titularidad estatal, aún cuando en los orígenes del ferrocarril la explotación se
realizara en régimen de concesión por empresas particulares que generalmente
habían construido previamente la infraestructura.
La crisis económica de los años 30 del siglo XX, unida a los efectos negativos
que tuvo la competencia por carretera sobre el ferrocarril, provocó que las
compañías ferroviarias privadas encontrasen graves dificultades económicas,
con una pérdida continuada en los tráficos, por lo que la gran mayoría de estas
empresas fueron nacionalizadas en diversas épocas de la primera mitad de
aquél siglo.
Por lo tanto, y con las necesarias excepciones, la tradición reciente en el
ámbito europeo ha sido el que la explotación ferroviaria fuera responsabilidad
de empresas ferroviarias públicas que a la vez realizaban la conservación de la
infraestructura, la prestación de los servicios de transporte, y toda una diversa
gama de actividades más o menos conexas. La falta de exigencia de
rentabilidad (derivada de una concepción equivocada del papel de servicio
público que debería cumplir el ferrocarril), el impresionante tamaño de las
empresas, unido a la pérdida continua de cuota de mercado en los tráficos
ferroviarios frente a los restantes modos de transporte, han provocado una
grave crisis del transporte ferroviario en el último cuarto del siglo XX.
Por más que el ferrocarril ha encontrado en los servicios de cercanías y de alta
velocidad unos nichos de mercado donde defenderse con cierta justificación, el
problema ya no es de mercados ni de productos, sino de la esencia misma del
modelo económico y cultural en que se desenvuelve su actividad.
El modelo tradicional en el que ha operado el transporte ferroviario, articulado

12
Introducción

entorno a empresas públicas operadoras que actúan en régimen de monopolio,


con una competencia muy acusada de la aviación y de los transportes
colectivos por carretera, unido a unos resultados económicos negativos
astronómicos y crecientes (y que no se sabía a qué respondían exactamente),
no podía mantenerse ya por más tiempo.

El cambio cultural.- Hasta los comienzos del siglo XXI, la gestión de los
ferrocarriles ha estado orientada a lograr lo que podría denominarse la
“perfección técnica”. Esta perfección técnica se concreta en los siguientes
objetivos:

• Seguridad total en lo que se refiere a la circulación.

• La mayor puntualidad posible.

• Cumplimiento de los programas de transporte y movimiento de los


trenes.

• Oferta de la máxima capacidad de transporte con el material disponible.

• Máxima saturación aparente del personal disponible.


Este modelo tiene como consecuencia la oferta al mercado de productos
basados en el material empleado.
En definitiva, se trataba de una política “de oferta”, fijada en función de los
recursos y de las posibilidades que ofrece el desarrollo tecnológico. Los
departamentos comerciales se dedicaban a vender lo que se producía, y el
marketing era una ciencia ajena a la explotación ferroviaria.
La transición hacia una nueva cultura basada y orientada hacia el mercado,
ofrece una serie de nuevos elementos y criterios de acción.

El marco tendencial.- El consenso alcanzado de forma casi unánime en las


sociedades occidentales sobre la necesidad y conveniencia de impulsar la
competencia, liberalizar los mercados y eliminar gastos superfluos, dibuja un
nuevo marco fáctico en el que el ferrocarril ha de moverse en los próximos
años.

Si hubiera que destacar algunos rasgos de las tendencias previsibles que se


observan, podría destacarse:

• Incapacidad manifiesta de los Estados para seguir financiando y


subvencionando las pérdidas de muchas de las actividades
tradicionalmente consideradas como de “servicio público”, ante la
necesidad de desarrollar políticas de reducción de las cifras crecientes
del déficit público de los países. Esto se traducirá en una modificación
del concepto de “servicio público”, y paralelamente un inicio de procesos
de desregulación, liberalización y privatización, dentro de sectores en los
que se ha producido la intervención de los Estados.

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Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

• Como consecuencia de lo anterior, se produce una liberalización


generalizada en el transporte de viajeros, con un grado de avance muy
superior en los otros modos de transporte diferentes del ferroviario,
fundamentalmente en la aviación.

• Separación de las actividades de construcción, mantenimiento y gestión


de la infraestructura (asimilando para el transporte por ferrocarril el
paradigma del transporte por carretera), con la finalidad de equilibrar las
condiciones de competencia de los diferentes modos y posibilitar la
concurrencia en el transporte ferroviario.

• La liberalización en el transporte ferroviario se realiza en pasos


sucesivos: primero los tráficos internacionales y luego los nacionales;
primero los de mercancías y luego los de viajeros.
Dentro de este contexto de cambios y de introducción de la competencia, la
actividad desarrollada por el operador del transporte ferroviario está llamada a
obtener una rentabilidad o (si o lo logra) a desaparecer por la acción de los
mercados. El concepto de “servicio público” se redefine y limita,
estableciéndose contratos de servicio público entre las autoridades interesadas
en la prestación de los servicios (Estados, Regiones, Ayuntamientos, etc.) y las
empresas prestadoras de dichos servicios, que no tienen por qué ser
necesariamente de titularidad pública. Determinados servicios como los de
regionales o cercanías (o incluso algunos de larga distancia en los que haya un
interés local o regional) estarán subvencionados por las autoridades públicas,
mientras que el resto de servicios ferroviarios deberá obtener una necesaria
rentabilidad para competir en un mercado de transportes liberalizado y
competitivo.
En definitiva, si el sistema de transporte ferroviario (que es el más antiguo de
los que se siguen empleado para viajeros a gran escala) hubiera de ser
diseñado de nueva planta, pocas dudas habría sobre la forma de hacerlo (quizá
sólo habría algunas divergencias sobre la manera de organizar la competencia
sobre una misma línea), y tan sólo podría cuestionarse la viabilidad de buena
parte de los servicios que vienen prestando en la actualidad.

La transición desde la situación anterior.- Pero la realidad es bien


distinta. Lejos de partir de la nada e ir a más, el ferrocarril arranca de una
situación jurídico-económica determinada, de una tradición cultural y
organizativa que se diferencia mucho de la previsible para el futuro; de unas
cargas laborales económicas y de servicio de las que difícilmente se puede
liberar. En definitiva, el ferrocarril parte de una situación de hecho que
dificulta y alarga el proceso transitorio hacia el futuro.

Ante esta situación, con la enorme carga social que supone más de un millón
de empleos directos en la Europa occidental, una monstruosa deuda histórica
(que en muchos países supone cerca del 2% del PIB) y unos posicionamientos
en el mercado que en un principio invitarían a la retirada controlada en muchos
casos, parece natural que el proceso de redefinición del marco normativo y
organizativo choque con toda clase de obstáculos por parte de los Estados

14
Introducción

propietarios de las empresas, de los sindicatos y de las propias y poderosas


compañías ferroviarias que en muchos casos arrastran reminiscencias
burocráticas y proteccionistas.
Por todo ello, el proceso de transformación de los ferrocarriles se está
realizando de forma lenta, desigual y en ocasiones zigzagueante. Sin
embargo, la evolución de ya casi veinte años buscando el nuevo modelo va
marcando unas ciertas líneas que ya aparecen cada vez más definidas, y que
marcan caminos de no retorno.
Mientras que la tendencia generalizada para la defensa del modelo ha sido el
cierre progresivo de líneas, la reducción de servicios, buscar trenes más largos,
etc., la pérdida de mercado se ha acrecentado progresivamente. Las pocas
experiencias de ampliar servicios y frecuencias, de bajar precios, de fomento
de la intermodalidad, entre otras prácticas, permiten ver en este camino una
posibilidad de futuro.

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Operación de trenes de viajeros
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‰ El escenario futuro
Partiendo de la situación normativa y organizativa actual de los ferrocarriles, y
observando las tendencias que se están desarrollando, puede comenzar a
definirse el escenario en el que se va a desarrollar la operación del transporte
ferroviario de viajeros en los próximos años.
Puede aventurarse que en un futuro el transporte ferroviario de viajeros será
realizado en cada país por varias empresas operadoras (públicas y/o privadas,
nacionales y/o multinacionales) que compartirán una infraestructura construida
y financiada por el Estado y/o entidades privadas (operadoras de transporte,
financieras, etc.), en régimen de igualdad de condiciones y de competencia
entre ellas, soportando determinadas obligaciones de servicio público y con
ánimo de lucro.
Además, estas empresas operadoras en el futuro actuarán probablemente en
grupos intermodales, dentro de los cuales el ferrocarril tendrá una seria
competencia con la aviación y con otros modos de transporte colectivos y
privados. Por ello, parece que la lucha por la competitividad será un camino
imprescindible para asegurar la supervivencia, no sólo de cada una de las
empresas ferroviarias, sino del modo de transporte en general.

Las posibilidades de éxito.- Cabe plantearse en este punto si el ferrocarril


puede ser una alternativa económicamente viable en lo que se refiere al
transporte de viajeros. En efecto, los elevadísimos costes actuales inducen
resultados crecientemente negativos, y con ello, la imagen en la sociedad va
empeorando y genera el miedo de que el nuevo escenario suponga la
desaparición de un número importante de líneas y de servicios.

Se trata, en definitiva, del problema clásico de reconversión que precisa una


reingeniería de los procesos, y probablemente que la dimensión resultante sea
inicialmente menor de la que el sector tenía antes. Pero en todo caso, éste
quedará situado en la senda del crecimiento, y el saneamiento económico hará
posible garantizar su futuro. Si, por el contrario, no se aborda el proceso de
redefinición estratégica y organizativa, el sector continuará parcialmente
protegido, pero operando en unos mercados crecientemente liberalizados, lo
que a la larga podría provocar su desaparición.
La reducción de costes que supone el nuevo proceso organizativo permitirá
salvar muchas de las líneas y servicios existentes, y su éxito hará posible el
crecimiento del sector en el futuro. En efecto, un análisis de la situación
muestra cómo no solamente en los servicios de alta velocidad, sino en una
parte importante de los de larga distancia o mercancías (ambos en profunda
crisis económica) los ingresos que se obtienen permiten albergar esperanzas
de que, si fuese posible una sustancial reducción de costes, una parte
importante del sector del transporte por ferrocarril sería económicamente
viable y empresarialmente atractivo.

16
Introducción

El proceso.- Para implantar el nuevo paradigma es preciso adoptar en primer


lugar, y acorde con la Directiva 91/440 de la Unión Europea y sus desarrollos
posteriores, el criterio de separación entre la gestión de la infraestructura y la
operación de los servicios, evitando cargar la explotación con costes de la
infraestructura diferentes a los del acceso a las mismas (criterio que podría
excepcionarse si otros modos de transporte en competencia soportasen
también el peso de sus costes externos), o posibles peajes por el uso de
nuevas infraestructuras de altas prestaciones.

Una vez separada la operación de los trenes, y soportando ésta costes


homogéneos con los otros modos competidores, es posible lograr una muy
importante reducción de los costes sin merma de la cantidad ni de la calidad
del servicio ofrecido. Esta reducción de costes rebajará el listón de los
ingresos que es preciso obtener para lograr un margen positivo, con lo que
mejorarán de forma inmediata los resultados del sector: el principal problema
de los operadores ferroviarios actuales es el de los costes, y no el de los
ingresos.

Sobrevivir a la competencia.- Plantearse si el ferrocarril podrá sobrevivir


a la liberalización de la aviación, o a la extensión de la red de carreteras
rápidas de alta capacidad, es como haberse preguntado hace treinta años si la
radio podría sobrevivir a la televisión, o hace veinte años si el cine soportaría el
video. Sí es posible; pero tras un proceso de redefinición estratégica, de
integración intermodal, de reconversión y de racionalización empresarial. A lo
que el ferrocarril ya no podrá sobrevivir es a sus propias ineficacias, y a los
costes superiores a otros modos de transporte.

Va a producirse, por exigencias del funcionamiento económico general, una


profunda revolución en la estructura empresarial del operador ferroviario,
consecuencia de la liberalización del mercado del transporte y de las exigencias
de la competencia. Hay que ver más allá del proceso transitorio de
readaptación de los actuales operadores, y tratar de formarse una idea de
cómo será empresarialmente la operación de trenes en el inmediato futuro.

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Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
Los riesgos del inmovilismo.- La necesidad de modificar el planteamiento
estratégico y organizativo de las empresas de transporte por ferrocarril (si
quieren garantizar su supervivencia) es una de las líneas de actuación de las
instituciones europeas. A este respecto conviene recordar que el Comité
Económico y Social de las Comunidades Europeas, a través de un Dictamen
(febrero de 1996) sobre el desarrollo de los ferrocarriles europeos, ha
advertido que "permanecer en actitud pasiva ante los cambios, o resistir
aferrándose a las posiciones existentes, implica la renuncia a un papel activo
en la formación del nuevo planteamiento estratégico de los transportes; de
hecho, está claro que los operadores que sean capaces de descifrar las nuevas
tendencias podrán adelantarse a los necesarios cambios convirtiéndose en
sujetos activos de la transformación y, por consiguiente, sin sufrir las
consecuencias de una modificación inducida del exterior a través del marco
institucional".

En otro documento comunitario, el Informe elaborado por el Grupo de Trabajo


que realizó (para el Comisario Neil Kinnock) el Informe Previo al Libro Blanco
sobre el futuro del ferrocarril en Europa (1996), tras señalar que “los retos
planteados son desalentadores”, y que "la necesaria reestructuración supondrá
un cambio radical para el ferrocarril tal y como lo conocemos en Europa",
señala que "no existe otra alternativa: o una marginación gradual, o un nuevo
y atrevido futuro; en otras palabras: cambiar o morir". El Grupo de Trabajo
añade más adelante una idea esperanzadora en la misma línea del diagnóstico
apuntado: "El Grupo cree que el descenso de actividad del ferrocarril no es
porque el medio en sí sea anticuado, sino por la forma en que ha sido
organizado y explotado. El medio ferroviario ofrece una serie de ventajas
significativas a la sociedad que en el pasado probablemente no han sido
suficientemente reconocidas y explotadas".

La cultura empresarial.- No es de extrañar que en la organización y en la


cultura ferroviaria hayan anidado conceptos como el ya referido del ideal
técnico, o aquellos otros que Carlos Lapastora ha puesto acertadamente de
relieve en 1996 en su trabajo La cultura de empresa en las compañías
ferroviarias. El caso de Renfe: “La idea principal de los trabajadores sobre su
propia actividad es la prestación de un servicio público a la comunidad por
parte del Estado, por lo que la prioridad esencial en su labor fue garantizar, en
cualquier momento, la circulación de los trenes. A ello había que unir ciertos
matices comunes a los servicios públicos en los años 40: patrones militaristas,
intensa normalización de procesos, fuerte control sobre la actuación de los
empleados operativos, y acendrado espíritu de servicio en éstos”.

18
Introducción

Las oportunidades derivadas de la tecnología del


modo ferroviario
El modo de transporte ferroviario presenta no pocas rigideces, y
consecuentemente algunas dificultades para competir. Sin embargo, tiene
también algunos puntos fuertes: unos bien conocidos (seguridad, comodidad,
capacidad); pero otros requieren unas reflexiones o explicaciones previas a la
presentación de un análisis DAFO del modo ferroviario (que se presentará a
continuación). Estas reflexiones se refieren a tres aspectos quizá no siempre
explicitados: las posibilidades de automatización; la ventaja competitiva que
representa la más baja elasticidad de los costes respecto a la capacidad; y las
posibilidades de ofrecer una alta capacidad en cada expedición.

Posibilidad de automatización.- El ferrocarril es un modo de transporte


guiado, que se mueve por caminos preestablecidos y con un único grado de
libertad. Por ello, es susceptible de una mayor automatización que otros
modos de transporte, tales como el automóvil o el avión que se mueven con
dos/tres grados de libertad. Estos mayores grados de libertad, en muchos
casos les posibilitan una mayor accesibilidad, pero también presentan el
inconveniente de que la automatización es más costosa y difícil.

La automatización de los procesos de explotación es una ventaja competitiva


evidente, por cuanto no sólo puede reducir los costes y aumentar la eficacia,
sino que permite centrar los recursos humanos de la empresa en actividades
que posibilitan una mayor creación de valor, relevando las tareas rutinarias e
ineficientes que además restan al trabajo el elemento motivador que será cada
vez más necesario.
Las posibilidades de ofrecer una mayor capacidad.- El ferrocarril puede ofrecer
una mayor capacidad que otros modos de transporte en cada expedición.
Mientras los coches están limitados a siete plazas, los autobuses a 55, los
aviones a unos 500, los trenes pueden ofrecer hasta 1.600 plazas con gran
confort. Ello le ofrece oportunidad, ya que le permite explotar mejor las
“economías de tamaña” (a mayor tamaño, menor coste unitario) presentes en
todos los modos; y además obtener ventaja de su más baja elasticidad del
coste marginal.

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Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

La sensibilidad del coste respecto a la capacidad (costes


unitarios decrecientes).- Ya se ha señalado que el transporte de viajeros
interurbano en las distancias accesibles por el ferrocarril se desenvuelve en un
mercado cada vez más competitivo, en el que (por lo tanto) es seguro que
bajarán los precios y crecerá a la vez la calidad de los servicios ofrecidos a los
clientes (y, en definitiva, el valor que éstos perciben.)

El aumento de la competitividad de los mercados, con estas consecuencias,


beneficia enormemente a los clientes, ya que obtienen más valor por menos
precio, pero enfrenta a un reto a las empresas que ofrecen los productos o
servicios al mercado, por cuanto reciben menos retribución por los bienes o
servicios que ofrecen.
El único “consuelo” que esta situación tiene para las empresas ofertantes es
que la bajada de precios atrae (como consecuencia de la forma de la curva de
la demanda) un mayor número de clientes. Posiblemente (y salvo
excepciones), la elasticidad de la demanda es, casi siempre, menor que la
unidad, por lo que la pérdida de ingresos que se produce como consecuencia
de la bajada de los precios no llega a ser compensada por un aumento del
número de viajeros, y en conjunto, los ingresos totales serán menores.
Pero es que además (y prescindiendo de las acciones de reducción de costes a
los que la competitividad obliga), el mayor número de viajeros supone también
unos costes mayores (por supuesto menores que los ingresos adicionales que
generan esos viajeros, y por lo tanto con un margen positivo). Estos
incrementos de costes marginales por transportar más viajeros reducen
parcialmente el efecto positivo de la llegada de estos viajeros. Pues bien, en
este escenario, el modo de transporte ferroviario se beneficia
comparativamente con otros modos competidores, puesto que por su propia
tecnología tiene una menor sensibilidad del coste respecto al número viajeros
que otros modos de transporte. Es decir, incurre en menores costes marginales
para transportar los nuevos viajeros que otros modos. Ello supone una ventaja
competitiva en un mercado cuya tendencia es la reducción de precios, de la
misma forma que supondría una desventaja si la tendencia del mercado fuera
la inversa. Este aspecto se estudiará más detenidamente al comentar la
presencia de las economías de densidad y de tamaño en el ferrocarril.
) Un ejemplo muy simple ayudará a comprender la cuestión:
Supongamos un mercado en el que hay dos competidores que ofrecen el servicio de
transporte: el tren y el autobús.
El precio de un billete en una ruta determinada inicialmente es de 6 euros en cada
uno de de los modos de transporte. Cada uno de los modos de transporte lleva
200 viajeros al día, y por lo tanto el ingreso es de 1.200 € en cada uno de los
modos de transporte. Ambos modos de transporte tienen unos costes en el mismo
periodo de 1.000 €, con lo cual tienen un beneficio de 200 €.
Un operador baja entonces el precio del billete de 6 a 5 €. Suponiendo que la
calidad del servicio en ambos casos sigue siendo la misma, el competidor que no ha
realizado esta bajada de precios (16,6%) debe realizarla también. Por tanto, en
ambos operadores el precio pasa a ser de 5 €.

20
Introducción

Como consecuencia de la bajada del precio (-16,6%) y suponiendo que la


elasticidad de la demanda respecto al precio es de 0,6, aumenta el número de
viajeros en un 10%; es decir, pasa de 200 a 220 viajeros en cada uno de los
modos de transporte. Estos 20 nuevos viajeros aportan en total a cada uno de los
modos de transporte 100 €, con lo cual:
- Los ingresos totales se han reducido por la bajada de precios en 200 viajeros x (6
- 5) = 200 €.
- Y los ingresos han aumentado (por incremento de viajeros) en 20 viajeros x 5€ =
100 €.
Si ninguno de los dos competidores hubiese conseguido bajar sus costes, la bajada
de precios habría supuesto para cada uno una pérdida de margen de 100 €.
Sin embargo, la pérdida es aún mayor puesto que los nuevos 20 viajeros suponen
un coste adicional, y por tanto los costes no son ya 1.000 € en cada modo de
transporte, sino que son:
1.000 + 20 x Cm (coste marginal de cada viajero nuevo). Como el Cm del autobús
> Cm del tren, los costes del autobús crecen más que los del tren, lo que establece
una diferencia de resultado entre ambos modos.
(Suponiendo, por ejemplo, que los autobuses tengan 50 plazas, en este caso habría
que poner en circulación un autobús más, lo que supone un incremento de los
costes operativos del 25% para el autobús, y si cada vehículo de un tren tuviera
una capacidad de 50 viajeros, habría que añadir un coche a un tren que ya lleva
cuatro, con un incremento del coste operativo muy inferior al 25%).

Adaptabilidad de los costes a la capacidad.- El ferrocarril tiene, como


se acaba de señalar, la ventaja competitiva frente a otros modos de transporte
de poder aprovechar la reducción del coste unitario por aumento de la
capacidad de los vehículos. Como se verá más adelante, todos los modos de
transporte obtienen reducciones del coste unitario al aumentar la capacidad
(economías de tamaño); sin embargo, como se acaba de indicar, el límite hasta
el cual se puede incrementar la capacidad de cada vehículo es superior en el
ferrocarril, lo que le otorga una ventaja competitiva cando se precisa un modo
de transporte de gran capacidad.

Pero ¿qué ocurre en los casos en que es no es necesaria una gran capacidad
pero sí mucha frecuencia?, ¿puede competir el ferrocarril en este segmento?.
Es preciso tener en cuenta que, por los viajeros, se concede cada vez más
valor al tiempo. El tiempo valorado por el viajero es el tiempo total (lo que
denominaremos “tiempo ciclo”o “tiempo generalizado”), que incluye la espera
hasta que se ofrece una oportunidad de viaje, y por tanto, se ve afectado por
la frecuencia de servicios ofertada. Por ello, en servicios de alta velocidad y de
corta y media distancia, se tiende a valorar mucho la frecuencia, y por ello, a
reducir la capacidad unitaria de cada vehículo. Además, debido a la
estacionalidad de la demanda a lo largo del día y del año, se obtienen ventajas
económicas con vehículos de menor tamaño.
En la medida que el ferrocarril sea capaz de adaptarse sus costes a las
reducciones de la capacidad unitaria, tendrá mejores condiciones para
competir en estos segmentos de mercado. Esto ello no es contradictorio con lo
anterior; es decir, en aquellos segmentos de mercado en los cuáles no sea
necesario el aumento de la frecuencia, o cuando el nivel de tráfico haya

21
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
alcanzado tal volumen que los aumentos de capacidad para cada frecuencia
sean imprescindibles, el ferrocarril seguirá manteniendo su ventaja
competitiva.
En cualquier caso, es importante subrayar desde ahora el reto que supone
tener que mantener el coste unitario al reducir la capacidad de cada tren. La
escalabilidad a la baja de los costes es posible con nuevos planteamientos
operativos, y resultará imprescindible en muchos casos por competir en el
futuro con mayores frecuencias, trenes más cortos y más cómodos.
Y no debe olvidarse que se trata, en definitiva, de armonizar el sistema
vehículo-infraestructura-estación; y que (al contrario de lo que ocurre con los
costes del tren), trenes más cortos y con mayor frecuencia suponen menores
costes en las estaciones, tanto por necesitar menos longitud de vía, como por
“laminar” las llegadas y salidas de los viajeros.
Como se irá exponiendo, la modularidad con que se entiende modernamente la
construcción de trenes, las propias posibilidades de adaptabilidad en capacidad
del modo, y la recientes experiencias en arquitecturas de viajeros distribuidos
por el tren permiten al ferrocarril ampliar la gama de segmentos en que
compite favorablemente: ya no solo podrá ser imbatible cuando se precisan
altas capacidades, sino también podría defenderse con adecuados costes
unitarios en altas frecuencias.

22
Introducción

Análisis DAFO del transporte ferroviario de


viajeros
Como base de la reflexión estratégica, se ha elaborado un Análisis de
Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades (DAFO) del ferrocarril, en
los aspectos comunes para todos los subsegmentos del mercado de transporte
interurbano de viajeros.

ANÁLISIS DAFO DEL MODO FERROVIARIO PARA TRANSPORTE DE


VIAJEROS (rasgos comunes a todos los segmentos)
Debilidades Amenazas
- Infraestructura costosa y con pocos -Liberalización del transporte, con
usos alternativos. creciente competitividad de la aviación.
- Material rodante muy específico y con - Imposición de mark-ups por encima
poco mercado de segundo uso. del coste marginal de la infraestructura,
tratándose de apropiar de los beneficios
- Cultura y organización obsoleta.
del operador.
- Deuda histórica, infraestructuras
- Expansión de las aerolíneas de bajo
inadecuadas y RR.HH. poco adaptados.
coste
-Costes fijos muy elevados, como
- Cambio de hábitos de vida y
consecuencia de la naturaleza y el
tecnológicos (teletrabajo,
planteamiento actual del negocio.
videoconferencias, etc) que reducirán
cierta clase de movilidad.
Fortalezas Oportunidades
- Capacidad y baja elasticidad de costes - Gran capacidad del modo, por lo que
respecto a la capacidad. puede competir en zonas de saturación
terrestre y aérea.
- Posibilidad de automatización.
- Perspectivas de incremento de la
- Conocimiento generalizado y buena
movilidad por ocio.
imagen social.
- Posibilidad de una importante
- Seguridad objetiva y percibida.
reducción de costes, especialmente en
- Comodidad y ergonomía. temas relacionados con el material
rodante y la distribución.
- Menores costes externos, menor
consumo energético y menos - Integración intermodal en sistemas
emisiones. “puerta a puerta”.
- Desarrollo de nuevos conceptos y
modos operativos.

FUENTE: Elaboración propia

23
PARTE I

EL MERCADO Y PRODUCTO
Una forma de describir el planteamiento de este libro sería señalando que se
trata de exponer cómo debería diseñarse e implantarse una empresa para
ofrecer el servicio de transporte de viajeros por ferrocarril.
Este planteamiento ex novo será posible de aplicar o no, según el resultado
que en cada país vaya teniendo el proceso de redefinición del sector.
En todo caso, las ideas y métodos que se exponen pueden ser utilizadas
parcialmente por operadores en funcionamiento, y desde luego, pueden servir
de referencia en las ampliaciones o mejoras que se realicen en el futuro.
Para lograr el propósito enunciado, se analizan en la primera parte los aspectos
relacionados con el mercado y el producto, para posteriormente pasar a los
temas operativos propiamente dichos.
En esta parte se incide de forma especial en todos los temas que presentan
peculiaridades en este sector, evitando al lector la descripción de ciencias o
técnicas que (con independencia de su importancia) presentan menos
peculiaridades, y cuyo conocimiento puede obtenerse con más detalle y
precisión en libros de economía industrial.
Resulta especialmente relevante llamar la atención sobre este planteamiento
en lo que se refiere a estos capítulos dedicados al mercado, al producto y a la
demanda. Su menor extensión, y la más escasa profundización en estos
campos que en otros aspectos operativos pudieran hacer pensar a algún lector
que se les concede poca importancia.
Al contrario, sólo cuando el ferrocarril ha empezado a mirar al mercado, a
conocer sus necesidades y a diseñar productos para dar respuesta a estas
necesidades, ha comenzado a ocupar un lugar significativo en los mercados en
concurrencia. Lo que ocurre es que en este campo, las peculiaridades del
transporte por ferrocarril son menores que en el terreno operativo o en el
productivo respecto a otros modos de transporte y sectores de servicios. Por
ello, sólo se hace hincapié al tratar el mercado, el producto y la demanda en
los aspectos diferenciales e intrínsecos del transporte por ferrocarril de
viajeros, y en concreto en los que tienen una especial relación con las
operaciones.
También en los aspectos relacionados con los recursos humanos hay una
menor profundización, puesto que son aplicables al sector las tendencias y
técnicas que se vienen aplicando en todos los servicios y que han dado (y dan)
lugar a una abundante y excelente bibliografía, fruto de la investigación y
experimentación en el tema. Nuevamente aquí sólo se recogerán los aspectos
específicos del sector.

Es muy importante proponer la reflexión de la necesaria interrelación entre el


marketing y las operaciones, por cuanto los costes tienen un incidencia de tal
magnitud sobre el resultado económico final, que el diseño del producto debe
tener muy en cuenta los aspectos operativos que pueden inducir unos mayores
o menores costes; de la misma forma que lógicamente la operación debe
diseñarse para cumplir las especificaciones requeridas para el producto por el
mercado.

El marketing se interpreta en este sentido en su vertiente de contribuir al


diseño de producto, y de analizar previamente el mercado y las necesidades de
los clientes, para aportar soluciones efectivas de transporte acordes a lo que se
espera del tren en el mercado de viajes en que se va a desarrollar. La
interrelación con las operaciones se debe producir en los diferentes momentos
de la gestión del negocio ferroviario en que se trata el diseño del servicio: en la
planificación de las operaciones, previamente en el diseño de las
especificaciones del material rodante, en la atención al cliente, etc.
Se ha evitado la descripción pormenorizada de muchos aspectos cuantitativos,
venciendo la tentación de desarrollar modelos matemáticos para el diseño de la
operación. Ello complicaría en exceso el libro al tener que contemplar todas las
variables posibles en cada caso. Se ha entendido preferible la reflexión
cualitativa que permitirá a cada interesado desarrollar sus propios modelos
aplicados al caso particular. Por otra parte, debe mencionarse este libro tiene
vocación de ser un libro de ideas (eso sí, con aplicabilidad inmediata) en vez
de un compendio de datos o fórmulas.
2. EL MERCADO
El producto en que se basa la oferta del operador ferroviario de viajeros debe
atender la necesidad básica del transporte de personas entre determinadas
poblaciones (se ha excluido del ámbito del estudio el transporte urbano por
ferrocarril), siempre caracterizadas porque se encuentran unidas por una línea
férrea, condición lógicamente necesaria para que el transporte pueda realizarse
por ferrocarril.
La determinación de los puntos entre los que el operador desea presentar su
oferta al mercado puede depender de hasta tres factores:

• Sus intereses estratégicos y económicos (traducidos en la existencia de


un mercado accesible, y en la disponibilidad de unos recursos técnicos y
financieros que le permitan alcanzar la rentabilidad económica y sus
objetivos estratégicos).

• La existencia de infraestructuras adecuadas que hagan posible la oferta


ferroviaria (concretada en vías e instalaciones en condiciones de prestar
servicio con los suficientes niveles de seguridad y velocidad, y con
estaciones que permitan en condiciones normales el acceso y descenso
de los viajeros a los trenes). Así como la disposición de material rodante
válido para desarrollar sus operaciones.

• La concesión o autorización legal y/o administrativa habilitante para


realizar tales operaciones.
El operador ferroviario podrá (y deberá en muchos casos) complementar y
extender sus servicios con los prestados por otros modos de transporte, e
incluso por otros operadores ferroviarios y/o de transporte de otros modos (es
el caso de los sistemas de transporte integrados en autoridades consorciadas
únicas). Tal oferta combinada puede presentar dos modalidades:

27
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

• Oferta íntegramente gestionada por el operador ferroviario,


componiéndose el viaje del cliente de uno o varios tramos ferroviarios; o
mixtos entre transportes ferroviarios y otros modos de transporte; pero
actuando el operador como transportista del conjunto, y respondiendo
ante el cliente del resultado del proceso de transporte.

• Oferta combinada de varios operadores, que unen sus esfuerzos de


coordinación de horarios, garantía de enlaces, facilidades de información
y distribución, etc. En este caso, cada uno de los operadores es
transportista en su tramo, y responde ante el viajero de su parte del
transporte (sin perjuicio de la responsabilidad que se pacte ante los
demás partícipes por la incidencia de sus actuaciones en el resultado
conjunto).
En ambos casos, el título de viaje puede estar integrado o no con el de los
transportes sucesivos, e incluso puede ser emitido por otra entidad distinta
como un consorcio de transporte o formar parte de un paquete de servicios
como los ofrecidos por agencias de viaje (por ejemplo “hotel + transporte”).
La intermodalidad (en su más amplio sentido) debe de ser fomentada
mediante acuerdos entre operadores, simplificando los trámites necesarios
para la obtención del billete, y asegurando al cliente el resultado conjunto del
transporte. Sin embargo, y aún cuando haremos las necesarias referencias a
los problemas específicos de la intermodalidad (allí donde los hubiera), en
general la cuestión no presenta diferencias tan importantes con la operación y
planificación genérica del transporte, como para que se de un tratamiento
específico y diferencial al tema.
Por otro lado, el desarrollo de los sistemas de información abre puertas a la
oferta intermodal y al aumento de oportunidades de viaje para el cliente, por la
utilización de herramientas como los códigos compartidos, billetes combinados
de varios operadores, solapamientos de ofertas, etc. Todo ello permite una
gestión más eficiente de la oferta.

El tamaño del mercado


A la hora de evaluar el mercado y las posibilidades de captación de una
determinada cuota de participación en el mismo, es importante analizar y
conocer, en primer lugar, la población que puede servirse a través del modo
ferroviario, así como las características sociológicas de esta población y, como
consecuencia, sus necesidades de movilidad presentes y futuras. Este estudio
del mercado debe abordarse desde un punto de vista cuantitativo y también
cualitativo. Se aborda ahora la aproximación al tamaño del mercado accesible
para el operador.
La cuantificación inicial del mercado de viajes y su reparto por modos es
relevante. Ha de tenerse en cuenta, sin embargo, que el escenario de oferta
que presenta la aparición de nuevos modos de transporte, o de variaciones
sustanciales de dicha oferta (que en general será más atractiva), puede inducir
una variación en el tamaño del mercado, y también puede cambiar el reparto

28
Parte I. El mercado y el producto
El mercado

entre los diferentes modos (ganando cuota los modos que introducen la nueva
oferta o una mejora de atributos que hacen la oferta más atractiva).
Así, aumentos de capacidad o de frecuencia, o reducciones importantes del
tiempo de viaje, pueden ensanchar de forma significativa el volumen del
mercado.
Existen también ciertas variables tales como el precio o la frecuencia, que
pueden ser cambiadas fácilmente por cualquiera de los operadores en
concurrencia. Por lo tanto, la determinación del tamaño del mercado y su
reparto entre modos no dependerá tanto de las características actuales de la
oferta, sino de las características de la oferta posible con la tecnología
disponible por cada uno de los modos de transporte en competencia. En este
aspecto, el tiempo de viaje, frecuencia, capacidad y límite de precio (medido
por los costes medios y marginales propios), son los atributos básicos que
configuran la oferta posible, y por tanto ha de ser la que de lugar a la
determinación de la demanda de cada uno de los modos.
No obstante, esos atributos que podemos denominar “primarios”, y
relativamente fáciles de cuantificar, deben ponerse en contexto del proceso de
la elección modal de las personas. Esa elección no sólo se fundamenta en
variables que podemos denominar racionales o cognitivas, sino que entran en
juego otros elementos de naturaleza no funcional como pueden ser la actitudes
preconcebidas, los prejuicios, la imagen percibida, etc. Este tipo de atributos
han sido muy poco (o nada) analizados hasta ahora en los modelos clásicos de
demanda de transporte, pero no así sin embargo en otros sectores de la
economía mucho más competitivos que han motivado profundizar al máximo
en el conocimiento sobre el cliente.
Así, en sectores como el gran consumo u otro tipo de bienes y servicios (como
puede ser también la industria del automóvil), se han desarrollado Modelos de
Comportamiento del Consumidor que incluyen modelos cuantitativos complejos
que pretender reproducir el proceso de evaluación y compra de las personas.
En el transporte, las funciones de utilidad que fundamentan hasta ahora los
estudios de demanda son generalmente mucho más elementales, y se
consideran fundamentalmente esas tres variables primarias (precio, tiempo de
viaje, frecuencia), quitando peso a otras variables como el confort, la
percepción de la seguridad, etc; en muchos casos igual de determinantes.
Si se parte de la demanda inicialmente existente en función de las
características de la oferta, se corre el riesgo de diseñar una oferta que se vea
distorsionada por la actuación de los competidores, que indudablemente
variarán sus posiciones (precios y otras características de la oferta) para
maximizar su beneficio. El límite de estas variaciones en lo que se refiere a los
atributos (tiempo de viaje, seguridad, confort, etc.) está en la propia oferta y
características tecnológicas de cada uno de los modos; y en lo que se refiere a
los precios medio y mínimo, el límite inferior está en los costes medios y
marginales (si bien hay que anotar que estos costes varían de manera
importante con el volumen de oferta, y debe tenerse en cuenta esta
circunstancia).

29
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
Por lo tanto, es preciso analizar cuidadosamente la incidencia de las
características de la oferta tanto en el volumen total del transporte de cada
uno de los competidores, como en el reparto entre los modos.

Segmentación del mercado


El universo de quienes desean o pueden ser transportados en un determinado
ámbito espacial puede ser segmentado por muchos y muy diversos criterios.
Un primer corte se refiere a los orígenes y destinos, que limita el mercado a
aquellas personas que pueden o quieren moverse entre los puntos en los que
el operador presenta su oferta. Además, la distancia a recorrer es un elemento
básico de segmentación, por cuanto, como se expondrá más adelante, la
distancia influye decisivamente en muchos aspectos.
Además, pueden ser identificados otros muchos criterios que permiten acotar
el mercado de otras tantas formas; pero el más relevante (y que aquí se ha
escogido como segmentador) es el motivo del viaje, ya que es el que mejor
define la mayor parte de los atributos que esperan del producto quienes
forman parte de un mismo segmento de mercado. A su vez, la motivación del
viaje debe agruparse en varios motivos primarios (“subsegmentos”) con
características comunes:
Æ Trabajo,
Æ Negocios,
Æ Estudios,
Æ Compras,
Æ Militares,
Æ Gestiones, médicos, etc.,
Æ Ocio y vacaciones,
Æ Movimientos tipo “conmuter” de fin de semana.
Para ciertos efectos se pueden detectar subsegmentos con numerosas
características comunes. Así, los viajes por motivo de trabajo y negocios
tienen ciertas características similares, e igual ocurre con muchos viajes por
motivos militares y de estudios. En lo sucesivo, se efectuarán o no estas
agrupaciones según sean o no procedentes en cada caso, si bien se adoptará
como segmentación de uso general la siguiente:
Æ Trabajo (incluyendo negocios),
Æ Vacaciones (incluyendo ocio),
Æ Familiares (comprende gestiones, médicos, etc).
Se advierte no obstante sobre la necesidad de realizar agrupaciones de este
tipo con suma cautela, toda vez que puede incurrirse en pérdidas de
información y distorsiones en muchos casos importantes. Probablemente, una
de las vías de investigación de mercado que debe abordar no sólo el ferrocarril
sino el transporte de viajeros en general es el replanteamiento de las

30
Parte I. El mercado y el producto
El mercado

motivaciones de viaje que fundamentan los viajes (y las funciones de utilidad


asociadas a cada caso), toda vez que la evolución de los hábitos sociales y las
formas de vida están teniendo un efecto claro en los desplazamientos de las
personas.

Perspectivas futuras
Las características de la movilidad actualmente existentes en función de la
oferta no han de ser (especialmente si se están realizando diseños a largo
plazo) indicativas de las características futuras.
En efecto, puede haber circunstancias sociales y económicas que alteren
fuertemente los hábitos de movilidad de la población. Deben considerarse al
menos como un elemento de referencia para realizar las previsiones a muy
largo plazo (horizonte en el que aumentan lógicamente las incertidumbres), y
para diseñar estrategias en caso de que sea necesario reaccionar ante tales
variaciones.
En este sentido, es muy importante anotar varias circunstancias que parece
que van a producirse en el futuro2:

• Las mejoras continuas de las telecomunicaciones podrán repercutir de


forma notable sobre los viajes con motivo de negocios. En efecto, la
aparición de las videoconferencias y la extensión de las redes de
comunicaciones y de las autopistas de la información, entre otras
tecnologías, harán que se pueda prescindir de una parte importante de
los viajes con motivo de negocios.

• Igualmente, el teletrabajo y el desplazamiento de la actividad laboral


hacia el sector de servicios, reducirán cada vez más un número de
desplazamientos por motivos laborales. Por contra, este proceso
generará tiempo libre, y por tanto, más desplazamientos por motivo de
ocio.

• La desaparición del servicio militar obligatorio y la reducción del


contingente militar, ha motivado una disminución de este tipo de viajes.

• Cobran importancia los movimientos asociados a flujos relacionados con


procesos de migración internacional. Asimismo, cobran significación los
desplazamientos de residentes no nacionales (turistas, residentes de
larga estancia en el país). La idiosincrasia y formas de vida de estas
personas es en muchos casos diferente a la de los clientes nacionales, lo
cual debe tenerse en cuenta en el diseño del servicio.

• Las posibilidades que ofrece la utilización de las tecnologías de la

2
Véase RAI (2009) ”La contribución de las TIC a la sostenibilidad del transporte en España”. Coordinadores
José Ignacio Pérez Arriaga y Ana Moreno Romero

31
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
información en los estudios, y la creación de centros universitarios más
cerca de lugares de residencia, habrán de provocar igualmente una
disminución de esta movilidad.

• En general, la mejora de la calidad y la reducción de los costes de todos


los modos de transporte, así como la elevación del nivel de renta,
inducirán un aumento global del mercado.
Por tanto debe tenerse en cuenta, de cara al futuro, que el tamaño del
mercado previsiblemente crecerá (y probablemente de forma importante),
pero casi todas las movilidades excepto la de ocio, turismo y vacaciones, se
verán reducidas.
Ello tiene la ventaja añadida para el operador de que probablemente
disminuyan los efectos “perversos” de la estacionalidad. Así por ejemplo
tenderán a reducirse las importantísimas puntas de los tráficos de Cercanías en
las primeras horas de la mañana, y también las puntas en los viajes por motivo
de ocio, puesto que el teletrabajo permitirá adaptar mejor los horarios de
trabajo a las necesidades y deseos individuales.
En cualquier caso, los operadores tenderán a profundizar en la segmentación
del mercado y particularización de la oferta asociada, introduciendo modelos
de discriminación de producto (no sólo en precios) para personalizar el
producto a los segmentos de mercado relevantes que detecten. Estas técnicas
de discriminación han sido muy poco desarrolladas hasta el momento por el
ferrocarril, y sin embargo sí han sido ampliamente aplicadas y fundamentan de
hecho su modelo negocio actual por parte de las compañías aéreas. El
ferrocarril (y el propio transporte por carretera) evolucionará en este sentido, y
de hecho ya hay experiencias muy interesantes que han introducido
operadores ferroviarios que adoptan posicionamientos de mercado novedosos
(es el caso en Francia por ejemplo del servicio de alta velocidad “low cost”
denominado idTGV).

32
Parte I. El mercado y el producto
El mercado

‰ La demanda global
Para la adecuada definición del producto y el mejor dimensionamiento de los
recursos, es preciso partir del conocimiento de la demanda de viajeros en el
ámbito de la actuación en que vaya a operar el transportista.

El volumen de la demanda global.- La demanda de transporte en una


ruta depende de numerosas variables: la población de las ciudades entre las
que se opera, la distancia entre ellas, el tipo de servicio ofrecido, el precio, la
frecuencia, el tiempo de viaje ofertado, etc. Y todo ello, en lo que se refiere a
la oferta del conjunto de los operadores que compiten en el corredor.
Se han desarrollado numerosos modelos para describir anticipadamente (en
función de éstas y de otras variables) la demanda de viajes en un corredor.
Sin embargo, como en la mayor parte de los corredores ya existe una oferta y
una demanda de transporte, es más sencillo en general partir de la demanda
existente y tratar de conocer la demanda futura aplicando a la existente unos
determinados coeficientes, tanto para conocer su evolución vegetativa o
tendencial, como para estimar la demanda inducida por importantes
variaciones en la oferta.
Así, la aparición de una oferta de transporte con unos atributos
sustancialmente diferentes (como un tiempo de viaje muy inferior, o una caída
general de los precios aplicados) supone siempre una demanda inducida o
nueva en el corredor.
Por contra, debe subrayarse que por el mero hecho de aparecer un operador
nuevo, si su producto no aporta mejoras de importancia sobre la oferta
preexistente, no hay que esperar que el tamaño del mercado aumente
significativamente. La correlación entre la aparición del nuevo operador y el
incremento del tamaño del mercado se deriva del hecho de que la aparición de
nuevos operadores suele coincidir con variaciones sustanciales en las
características de la oferta.
) Así, en la ruta París-Lyón, antes de la aparición del TGV en 1981 utilizaban los
transportes colectivos 2,4 millones de viajeros al año, pasando a ser en 1995 más
de 6 millones. Lo significativo no es que el tren haya pasado de una cuota de
mercado del 60% al 90%, sino que el tamaño del mercado ha crecido, como se
puede observar, de forma significativa. Ello se debe a la variación de la oferta, ya
que en 1980 sólo los aviones con un elevado precio ofrecían un tiempo de viaje
interesante. El TGV ofrece de centro a centro un tiempo de viaje igual o inferior al
del avión, pero el precio es bastante menor, y las frecuencias en el corredor se han
multiplicado por cuatro.
Igualmente en la ruta Madrid-Sevilla el trafico del “tren + avión” pasó a ser más del
doble tras la aparición del AVE, pero hay que señalar nuevamente cómo el tren de
alta velocidad ha supuesto que la oferta de tiempo equivalente a la del avión tiene
un precio la mitad del que tenía y una frecuencia de más del doble. El atractivo de
la oferta es lo que hizo crecer el mercado.
En otro sentido, la experiencia de la liberalización de la ruta aérea Madrid-
Barcelona, muestra cómo el tamaño del mercado ha crecido por la mejora de la

33
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
oferta. En efecto, la aparición de nuevos operadores aéreos en 1993 (y hasta el
presunto pacto de precios de 1997) supuso la puesta en mercado de un número
importante de plazas a precios inferiores en un 40% a los de Iberia. Esta compañía
a su vez se vio forzada a bajar sus propios precios. Ello produjo un descenso del
número de viajeros de tren (que no varió en lo sustancial su oferta) y de Iberia,
pero el crecimiento de los nuevos operadores superó con creces estos descensos,
de forma que el tamaño del mercado creció cerca de un 10%.

Sin embargo, debe tenerse mucha precaución a la hora de extrapolar estos


crecimientos del mercado. Es preciso analizar de forma detallada en cada caso
si se produce una variación significativa de la oferta cuando aparecen nuevos
operadores que mantienen algunos atributos de la oferta (precio, tiempo y
frecuencia como atributos principales) y a la vez mejoran otros, logrando con
ello una oferta más atractiva en su conjunto.
Los siguientes gráficos muestran la evolución en demanda que han
experimentado los tráficos punto a punto “Madrid-Barcelona”, “Madrid-
Zaragoza”, “Zaragoza-Barcelona” y “Madrid-Valladolid” en el periodo 2004-
2008. La evolución del mercado en estas relaciones son indicativas de los
efectos de diferente naturaleza (sobre el tamaño global del mercado de viajes
y sobre el reparto relativo en términos de cuota de mercado de cada modo)
que pueden inducir la puesta en funcionamiento de nuevas infraestructuras de
transporte y la mejora sucesiva de los servicios.
Figura 1. Demanda de transporte colectivo en la ruta Madrid-Barcelona

7.000.000

6.000.000

5.000.000

4.000.000

3.000.000

2.000.000

1.000.000

2004 2005 2006 2007 2008

Bus Tren Avión

34
Parte I. El mercado y el producto
El mercado

Figura 2. Demanda de transporte colectivo en la ruta Madrid-Zaragoza

2.500.000

2.000.000

1.500.000

1.000.000

500.000

2004 2005 2006 2007 2008

Bus Tren Avión

Figura 3. Demanda de transporte colectivo en la ruta Zaragoza-Barcelona

1.000.000

800.000

600.000

400.000

200.000

2004 2005 2006 2007 2008

Bus Tren Avión

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Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
Figura 4. Demanda de transporte colectivo en la ruta Madrid-Valladolid:

1.400.000

1.200.000

1.000.000

800.000

600.000

400.000

200.000

2004 2005 2006 2007 2008

Bus Tren Avión

Reparto modal.- Supuesta una movilidad anual determinada (que vendrá


definida por las ofertas de los operadores en competencia y por las
necesidades de movilidad de la población en el corredor correspondiente), el
primer dato básico del que se debe partir es el volumen global de la demanda
accesible para el operador.
Figura 5. Volumen de demanda y reparto modal en las rutas Madrid-
Sevilla y Madrid-Barcelona (1997)

La demanda para cada operador será un porcentaje de la demanda total, y es


posible estimar esta participación en función de las características de su oferta
(fundamentalmente tiempo global de viaje, frecuencia y precio) en
comparación con la oferta del resto de los competidores.

36
Parte I. El mercado y el producto
El mercado

Figura 6. Cuota de participación FGC (Metro del Vallès)/ Túneles de


Vallvidrera (%)

El dimensionamiento aparente de los recursos.- Pudiera parecer que


el dimensionamiento de los recursos necesarios (fundamentalmente de los
trenes y de los recursos humanos) se podría deducir directamente del volumen
anual de viajeros a transportar entre dos puntos. En el caso del
dimensionamiento del parque de material se deduciría por el procedimiento de
analizar la capacidad de cada tren, el aprovechamiento y los recorridos anuales
que puede realizar el material rodante. Análogamente, las necesidades de
personal para los trenes se podrían calcular teniendo en cuenta el número de
empleados que debe llevar cada tren, y considerando las horas anuales de
jornada de cada trabajador.
Pero si se dimensionan los recursos dividiendo el volumen total anual de
viajeros entre los días del año (lo que en algunas ocasiones se ha venido
haciendo, al menos en cálculos teóricos previos) se pueden cometer muy
graves errores, y ello por no contemplar más que uno sólo (el volumen) de los
tres parámetros que configuran el perfil de la demanda. Más adelante
volveremos sobre este tema con un ejemplo del dimensionamiento óptimo.

37
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

‰ El perfil de la demanda
Como es evidente, la demanda no se reparte de forma uniforme a lo largo del
tiempo, sino que presenta fuertes oscilaciones según días y horas
(“estacionalidad”). Además, un tren determinado puede llevar viajeros entre
varios orígenes y destinos (si tiene paradas intermedias). Uno y otro hecho
hacen que sea preciso matizar el dato del volumen global de la demanda
(medida en número de viajeros) con su distribución en el tiempo
(estacionalidad) y sus orígenes-destinos (“localización espacial”). Ello lleva al
concepto de perfil de la demanda que es más amplio (y útil) que el volumen de
la demanda.
El perfil de la demanda para un tren o servicio determinado, por lo tanto, tiene
tres componentes:

• Volumen total de viajeros a transportar en un periodo (normalmente


un año),

• Estacionalidad: Distribución de la demanda (que integra el volumen


total) a lo largo del tiempo,

• Localización espacial: Distribución de la demanda en el espacio


(orígenes-destinos).

Perfil espontáneo y suavizado de la demanda.-


Como la
estacionalidad y la dispersión de orígenes-destinos pueden dar lugar a un
cierto desaprovechamiento de los recursos, es posible adoptar medidas
tarifarías o de otro tipo para uniformizar en lo posible la demanda. Ello no se
conseguirá nunca de forma plena, pero sean cuales fueren los resultados de las
medidas que se empleen para suavizar el perfil de la demanda (haciéndola
menos variable en el tiempo y más uniforme a lo largo del recorrido del tren)
hay que dar por supuesto que es imposible hacer desaparecer totalmente los
elementos que inducen variabilidad en el perfil de la demanda. Como
consecuencia de ello, junto al “perfil espontáneo de la demanda”, hay otro
“perfil suavizado” que es el resultado de modular el “perfil espontáneo” con las
medidas correctoras, y que normalmente (si tales medidas se han aplicado
adecuadamente) presentará un perfil menos variable (es decir, más suave).

Medidas para suavizar el perfil de la demanda.- El efecto negativo


de la estacionalidad (variabilidad en el tiempo) de la demandaen la cuenta de
resultados puede minimizarse tratando de reducir dicha estacionalidad; es
decir, intentando lograr que la demanda se reparta de una forma más uniforme
que la forma que produciría su tendencia natural.
Se trata de las acciones que llamaremos de gestión de la demanda que han de
procurar atenuar su estacionalidad. También (y en paralelo) deben aplicarse
acciones de gestión de la oferta para flexibilizarla en lo posible sin aumentar
los costes, tratando de hacer converger la oferta hacia la forma de la curva de

38
Parte I. El mercado y el producto
El mercado

la demanda. Estas medidas de gestión de la oferta se trataran al abordar (más


adelante) los aspectos operativos.
Tradicionalmente (en la gestión de la demanda) se han venido acometiendo
tanto actuaciones tarifarias para aumentar los ingresos en días punta, como
acciones de incentivación de viaje en los periodos valle. Unas y otras tienen
naturaleza diferente. En efecto:

• Las medidas tarifarias desincentivando el viaje en periodos punta


pueden considerarse como actuaciones encaminadas a “desmontar” y
repartir los picos de la demanda natural de viajeros, y/o a aumentar los
ingresos. (Deben tenerse en cuenta los efectos negativos que estas
políticas pueden tener en rutas con un fuerte peso de movilidad
obligada, generalmente concentrada en horas punta y que, por lo tanto,
resultaría penalizada).

• Las medidas tendentes a aprovechar las plazas en las horas valle


mediante ofertas a grupos, jóvenes y tercera edad, etc; entran en otro
tipo de actuaciones que deberían tender a rellenar el valle, a través del
mejor aprovechamiento del excedente de plazas disponibles. Esta es una
línea de actuación que solamente sería necesaria cuando existan plazas
disponibles en las horas valle (pudiera ocurrir en algunos casos que
fuera posible reducir la oferta en tales horas y no fuera interesante
incentivar la demanda).
Esas medidas pueden producir algún efecto, pero tienen tres problemas
fundamentales:
1. Más allá de algunos clientes que pueden modificar ligeramente sus hábitos
o sus necesidades de transporte, no pueden conseguirse grandes efectos sobre
el perfil de la demanda.
2. A medida que la competencia va aumentando, es posible que los viajeros
elijan otros modos de transporte ante la falta de oferta o el encarecimiento del
precio en el día punta. Por ello, en esos días puede producirse una
disminución del tráfico, pero no tanto porque se haya trasladado la demanda
hacia otros días u horarios, sino por la existencia de otra oferta más
competitiva.
3. Los operadores tradicionales que actúan en régimen de cuasi monopolio, no
han venido utilizando estas políticas tarifarias para equilibrar la demanda (al
repartirla entre varias horas o varios días), sino para aumentar la percepción
media y los ingresos en los días donde la elasticidad de la demanda respecto al
precio es inferior. Esto se pone de manifiesto hasta tal punto que en muchas
ocasiones los trenes y los días más caros (que son aquellos en los cuales se
supone que la demanda espontánea era mayor), se consigue un número de
viajeros (y a veces hasta unos ingresos) inferior a los días colaterales.
Puede ser el caso del ferrocarril español de largo recorrido (hasta la aplicación
del nuevo sistema tarifario en 1997) donde en los días que se suponía que
eran los días punta, los viajeros transportados eran siempre muy inferiores a
los “días azules” próximos. De ello cabe deducir que no se trataba de un error

39
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
de cálculo, sino del resultado de una estrategia orientada a aumentar los
ingresos. Debe tenerse en cuenta que los efectos sobre la distribución de la
demanda son negativos, porque aunque efectivamente consigue trasladar
parte de la demanda a los días colaterales, al crear un valle artificial en los días
que teóricamente son de “punta”, está produciendo un desaprovechamiento de
los recursos precisamente en estos días y una transferencia de tráfico a otros
modos de transporte.
Una política tarifaria orientada a corregir este problema debería conseguir que
la demanda en los días puntas consecutivos fuese exactamente la misma, y
ajustada en lo posible a la capacidad de la oferta.
Otro factor a tener en cuenta en la fijación de políticas de discriminación de
precios (yield management) por parte del operador es el efecto realmente
conseguido en el mercado en términos de percepción diferenciada de los
diferentes precios por parte de los clientes. La aviación en Estados Unidos fue
pionera en los años 70 en la introducción de políticas de discrimación de
precios basadas en factores como la antelación en la compra y la diferente
disposición a pagar (“willing to pay”) por parte de los consumidores hacia
servicios aparentemente comunes.
El fundamento de esas técnicas (rápidamente extendidas en el transporte
aéreo y otros servicios como la hostelería) es que existe un “rango de precios”
suficiente que permite que sean percibidos como diferentes por parte del
mercado. Así, la percepción del viajero hacia una tarifa base de 100€ con
respecto a una tarifa de 70€ (aplicando un 30% de descuento) seguramente es
diferente. No obstante, si aplicamos ese mismo descuento sobre una tarifa
base de 30€, llegaríamos a una tarifa base de 21€, la cual probablemente no
se perciba tan diferenciada en el mercado por parte de los clientes, y sin
embargo el perjuicio económico para el operador es más que notable.
Por esto que se debe ser cauteloso en la aplicación de este tipo políticas de
discriminación de precios, y sobre todo tener claro qué finalidad se persigue
con ellas y en qué medida se consiguen precios realmente diferenciados como
para entrar en una discriminación efectiva. El riesgo de no conseguir una
discriminación de mercado sino una “canibalización” del producto es alto, y
desde luego cuestiona la validez de aplicar descuentos y políticas de
discriminación únicas en todo tipo de relaciones. La aviación, pionera en esta
cuestión, y con un modelo económico que se fundamenta prácticamente en el
éxito conseguido en la discriminación de precios (al operar ya en umbrales de
ocupación muy altos y con una muy alta optimización en costes) aplica
estrategias de precios diferenciadas para cada ruta, y desde luego, patrones de
variaciones de precios diversos en rutas de negocio o en las que predominan
los viajes de ocio.

40
Parte I. El mercado y el producto
El mercado

Localización espacial
Junto a la estacionalidad (a la que por su importancia se le dedicará un
apartado específico a continuación), otra de las causas que producen cierta
falta de uniformidad en la demanda (y con ella desaprovechamiento en los
trenes) es la variedad de orígenes y destinos que se atienden con ellos. Este
“desaprovechamiento” supone normalmente una cierta pérdida económica si se
compara con la situación de referencia si se llevasen todos los viajeros desde el
origen hasta el destino del tren. Pero si se supone que ya están atendidos
todos los viajeros de la relación origen y destino del tren, la pregunta es si
resulta interesante atender también las relaciones intermedias, aunque esto
induzca un cierto desaprovechamiento.
La respuesta, como es natural, depende de muchos factores, tales como los
incrementos de tiempo de viaje y consumo energético que supone cada
parada, el número de viajeros que suben y bajan en ella, los recorridos que
van a realizar, y sobre todo la capacidad que dejan disponible los viajeros que
van de origen a destino del tren.
Sin embargo, en muchos casos es interesante económicamente que los trenes
realicen paradas intermedias, porque los costes globales que inducen estas
paradas son menores que los ingresos que generan.
El tema del aprovechamiento del tren se tratará posteriormente al analizar las
operaciones, porque tiene una muy estrecha relación con los costes y las
formas operativas. Igualmente la cuestión cobra especial relevancia a la hora
de fijar los precios y el sistema de adjudicación de plazas, y también se
abordará en relación con este tema.
Por ello, en este capítulo sólo se acomete una somera descripción de la
incidencia genérica que tiene este problema sobre el dimensionamiento de la
oferta.
También es posible adoptar políticas tarifarias tendentes a corregir los
desequilibrios espaciales de la demanda, tratando de aprovechar mejor el tren
en aquellos tramos de su recorrido en que la demanda espontánea sea menor.
Para ello, es necesario un preciso conocimiento de las causas del desequilibro
espacial de la demanda, que se analizarán al tratar del aprovechamiento del
tren. Por ahora baste señalar la posibilidad de reducir el precio por kilómetro
en los recorridos extremos del tren en los servicios que presenten un fuerte
“efecto descarga”; o incentivar tarifariamente el viaje en el sentido de tráfico
contrario a la punta, etc.
El análisis de la localización espacial debe tener en cuenta cada vez más la
capacidad de “capilaridad” que pueda ofrecer el ferrocarril en sus orígenes y
destinos. Una cierta debilidad del tren es la rigidez de su infraestructura, que
limita su producción de viajes a trayectos “punto a punto” sin que exista una
capilaridad en la distribución de viajes. El transporte por autocar, en sentido
contrario, ofrece una capacidad de capilaridad mucho mayor, pudiendo por
ejemplo realizar diversas paradas dentro de un área metropolitana en un viaje

41
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
interurbano en su origen o destino.
En este sentido, factores tales como la ubicación de las terminales de
transporte (estaciones, aeropuertos) en las ciudades cobra una significación
especial. En el caso del tren de alta velocidad, por ejemplo, sería muy
beneficioso (y en cierto modo fundamental si realmente aspira a tener cuotas
de mercado dominantes en relaciones competitivas) la posibilidad de contar no
sólo con una parada final en el centro de la ciudad, sino además contar con
una estación o apeadero adyacente en la corona metropolitana para
determinados servicios (bien comunicada con autovías de circunvalación y
dotadas de aparcamientos “park and ride”). Otro aspecto de futuro importante
para la alta velocidad (y para todos los transportes, como el autocar) es la
conectividad física con los Aeropuertos.

El efecto de las paradas.- Hay que señalar que el problema sólo se


plantea (lógicamente) si los trenes realizan paradas intermedias, ya que si no
es así todos los viajeros van de origen a destino del tren, y no hay ninguna
falta de uniformidad o de aprovechamiento por esta cuestión.
Si los cálculos de la demanda se hacen en términos de viajeros, las paradas
intermedias inducen unas necesidades de recursos menores de las aparentes,
ya que siempre habrá algunas plazas que se aprovechen dos (o más) veces a
lo largo del recorrido del tren, por lo que a efectos del dimensionamiento de los
recursos, éstos dos viajeros sólo necesitan una plaza.
) Pensemos en un tren Madrid-Valencia. Si no realiza paradas intermedias, y al cabo
del año en la relación se transportan 400.000 viajeros, serían precisas 400.000
plazas (distribuidas adecuadamente en el tiempo). Si los trenes efectúan parada en
Albacete, el número de viajeros anual (contando los subidos y bajados en
Albacete) es ahora de 450.000, lo que significa que la parada de Albacete ha
aportado 50.000 viajeros al año. Si de estos viajeros hay 20.000 que no han sido
“repuestos” por otros en el mismo tren y fecha, hay otros 30.000 (15.000 x 2, que
por tanto se corresponden 15.000 Madrid-Albacete y 15.000 Albacete-Valencia)
que sí han sido “repuestos”. Las plazas necesarias en este caso, a lo largo del año
(y siempre adecuadamente dispuestas a lo largo del tiempo) son: 400.000 para los
viajeros Madrid-Valencia; 20.000 para los viajeros Madrid-Albacete; 15.000 para
los viajeros Madrid-Albacete y Albacete-Valencia (que son en realidad 30.000
viajeros pero que sólo utilizan 15.000 plazas).
Es decir, hacen falta 15.000 plazas menos de las que aparentemente serían
necesarias, y además 20.000 plazas van vacías en el trayecto Albacete-Valencia.

Puede entenderse fácilmente que los ingresos por viajero también se han
reducido en este caso sobre el anterior, ya que el recorrido medio de los
viajeros es menor, y lógicamente lo que pagan los clientes también.
Sin embargo, en lo que se refiere a los viajeros que se sustituyen por otros, el
resultado económico no tiene por qué ser negativo, ya que normalmente el
precio por kilómetro (o la percepción media) disminuye a medida que
aumentan los recorridos, y por lo tanto el ingreso que aporta una plaza
ocupada por varios viajeros a lo largo de su recorrido es mayor que el aportado
por la misma plaza ocupada por el mismo viajero todo el recorrido (bien es
verdad que los gastos son también mayores por la existencia de determinados
costes ligados a los viajeros, como la tasa de estación o los servicios que se le
prestan a bordo, si bien los costes totales relativos por viajero son menores al

42
Parte I. El mercado y el producto
El mercado

diluirse los fijos en una mayor distancia recorrida).


Puede concluirse que económicamente es preferible transportar un viajero que
recorra una distancia de 100 km que dos viajeros que recorran distancias
sucesivas de 50 km. En cualquier caso, y es importante advertirlo, hay una
componente de riesgo de negocio mayor en los corredores en que los viajeros
se concentran en trayectos largos (el mismo ingreso se genera “con menos”
viajeros). En situaciones en que se reduce el volumen de viajes (etapas de
regresión económica, momentos de mayor competencia) el número de clientes
– los viajes que se generan – son menos a igualdad de ingreso, y el riesgo de
mercado por tanto es mayor.
Como ya se ha señalado, estas reflexiones deben servir para llamar la atención
sobre la complejidad del diseño de la oferta y de los recursos necesarios en el
negocio del transporte de viajeros por ferrocarril. Las consecuencias concretas
de ello serán analizadas al tratar los aspectos operativos. Allí se verá cómo las
formas de atender el tráfico generado por una estación intermedia son varias,
y la elección de la más adecuada depende de la distancia relativa a otras
estaciones y del equilibrio del tráfico que genera.

Tráfico de punta y de talón.- El estudio de lo que viene ocurriendo


normalmente, demuestra que en la práctica las actuaciones tarifarias para
suavizar el perfil de la demanda pueden ser eficaces (aunque no lo son
siempre) en el sentido del tráfico en que se producen las puntas de demanda.
Pero precisamente los grandes aumentos de la oferta que se producen en la
fecha punta inducen retornos de material rodante en el sentido contrario al de
la punta. Como el desequilibrio es muy grande entre los dos sentidos del
tráfico, si las medidas tarifarias que se adoptan son las mismas para ambos
sentidos (lo que suele ser normal), precisamente se está penalizando la
utilización del tren en días y trayectos en los cuales la vocación era de una
ocupación muy baja (los viajes en sentido talón; el contrario a la punta).
Por tanto debe retenerse la idea de que si se aumenta la oferta para atender la
punta de tráfico, como hay un desequilibrio entre ambos sentidos del
movimiento, se está induciendo un desaprovechamiento en el sentido contrario
a la punta. Como consecuencia, las medidas de recargo tarifario en días punta
(en el caso de que se apliquen) deben compensarse con medidas
incentivadoras en el sentido contrario, porque si (como suele ser habitual) el
precio se encarece indiscriminadamente en ambos sentidos, se está
aumentando el desaprovechamiento.
Iguales reflexiones sirven para el tráfico de cercanías a nivel diario, ya que
cuanto más se atienda la demanda en el sentido de entrada a las ciudades de
trabajo, más plazas vacías se generan en el sentido contrario (en el caso
normal de que exista -como suele ser habitual- un gran desequilibrio en ambos
sentidos).

43
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

‰ La estacionalidad de la demanda
La demanda de transporte se presenta generalmente de forma muy irregular
en el tiempo, como ya se ha señalado. Se dice, por ello, que tiene una alta
estacionalidad.
Figura 7. Perfil de la demanda mensual en año.Tipo Corredor Barcelona-
Baix Llobregat FGC- Líneas Barcelona-Llobregat-Ancia

Fuente: FGC
La estacionalidad de la demanda se concreta en la existencia de diferencias
entre el tráfico de un día (o de una semana, o de un mes) determinado, y el
tráfico medio diario (o semanal, o mensual).
La representación gráfica de los viajeros transportados en tres rutas muestra
estas diferencias, y además cómo el perfil de la demanda es diferente (meses
en que se presentan las puntas y los valles) en cada caso.

44
Parte I. El mercado y el producto
El mercado

Figura 8. Perfil de la demanda de transporte en corredores distintos


(miles de viajeros en ambos sentidos en 1996)

Se puede observar que en la ruta del Puente Aéreo Madrid-Barcelona el mes de


agosto es el de menos tráfico del año, mientras que en la relación por tren
Madrid-Alicante, agosto es precisamente el mes de más demanda. Podría
deducirse de ello que la forma del perfil de la demanda depende de la ruta
origen-destino de que se trate; pero en realidad la forma del perfil depende
fundamentalmente de las causas de la movilidad.
Figura 9. Perfil de la demanda de transporte en corredor Madrid-
Barcelona (Viajeros en miles en ambos sentidos 1996)

Así se puede observar en el caso concreto de la ruta de Madrid a Barcelona


antes de la implantación de trenes de alta velocidad, en la que los perfiles de la
demanda en el avión (servicio de Puente Aéreo), el tren (todos los servicios) y
el autobús presentan formas completamente diferentes pese a tratarse de la
misma. Así mientras en el avión (de alto precio y frecuencia) predominaban
viajeros de negocios, en el tren y el autobús (más asequibles), predominaban
viajeros de vacaciones y los que se mueven por motivos particulares o
familiares. Como consecuencia de ello, los meses peores para el avión (julio y
agosto) coincidian con los que más personas utilizaban el tren y el autobús.

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Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
Distancias típicas y estacionalidades por causas de movilidad.- A
continuación se sintetizan las distancias en las que se concentra la movilidad
interurbana típica de cada una de los segmentos del mercado, los rasgos que
definen su estacionalidad, y el periodo:
Tabla 1. Distancias típicas y estacionalidad por causas de la movilidad
interurbana

Fuente: Elaboración propia

Coeficientes de estacionalidad
El tratamiento cuantitativo de la estacionalidad se puede realizar a través de
unos coeficientes de estacionalidad que ligan la demanda del día (o de la
semana, o mes) concreto, con la media diaria (o semanal, o mensual) del
tráfico total del año.
El conocimiento de estos coeficientes es muy importante porque los datos del
tráfico previsto se suelen estimar en cómputo anual utilizando ciertos datos
macroeconómicos o de oferta. Sin embargo, como la oferta se debe concretar
para cada día (e incluso por intervalos horarios), es preciso proceder al reparto
de la demanda total del año por día (y por intervalos horarios) para poder
dimensionar adecuadamente la oferta.
El no tomar en consideración estos coeficientes (que en la práctica supone
asumir para ellos el valor 1) implica que se reparte la demanda de forma
idéntica a lo largo de los intervalos horarios de todos los días del año.
Comoquiera que ello no ocurre así (salvo en los contados casos en que tales
coeficientes sean realmente próximos a la unidad), se comete un error que
puede llegar a ser importante, y en todo caso conduce a una posible
insatisfacción de la demanda en ciertos días, y a un exceso de oferta en otros.
El manejo de coeficientes diarios (valor del día / media diaria del año) resulta
complicado por tres razones:
1. Incrementa el número de datos a tratar, al descomponer en 365 partes la
demanda anual.
2. Concede una importancia desmesurada a días de demanda
excepcionalmente alta o baja, que en su conjunto no resultan muy

46
Parte I. El mercado y el producto
El mercado

significativos.
3. No facilita un conocimiento preciso de la demanda espontánea, por cuanto
en cómputo diario puede estar laminada o suavizada por medidas tarifarias, o
por el propio volumen de la oferta.

Sistema de coeficientes.- Para lograr un sistema manejable de


distribución de la demanda a lo largo del tiempo, se puede (y a efectos
prácticos se estima suficiente, al menos para la fase de la planificación, si bien
en la gestión diaria puede desarrollarse y sofisticarse el sistema tanto como se
desee), realizar el cálculo de la distribución de la demanda total del año en tres
escalones:

• Utilización de los coeficientes mensuales a aplicar a la media mensual


del año para hallar el número de viajeros de cada mes.

• Utilización de los coeficientes de cada día de la semana (lunes, martes,


etc) para el reparto, por días, de los viajeros del mes.

• Utilización de coeficientes horarios para el reparto por tramos horarios


de la demanda del día (sólo necesario para relaciones de frecuencias
medias o altas, y especialmente importante para Cercanías).

Por lo tanto, el reparto de la demanda anual requiere el conocimiento de los


coeficientes mensuales, y de los días de la semana, y (en su caso) por
segmentos horarios.

Estimación de los coeficientes.- Para la estimación de estos coeficientes


se pueden hacer las siguientes consideraciones:

• Los coeficientes de reparto por meses, días y horas son muy diferentes
según el tipo de motivación del viaje. Así, en el mes de agosto, la
movilidad por motivos de ocio o vacaciones es la más importante del
año, mientras que en la movilidad por motivos de trabajo este motivo es
precisamente el más bajo. Ello sugiere la conveniencia de determinar
estos coeficientes de forma diferenciada para cada tipo de movilidad.
No es significativa la correlación entre estos coeficientes y otro tipo de
variables de segmentación de la demanda (sólo con aquellas a través de
las cuales se introduce la influencia de la motivación).

• Se estima suficiente (aunque en esto se debe ser cauteloso) la


segmentación de la demanda por tres causas de motivación:
Æ Motivos de trabajo/negocio.
Æ Vacaciones/ocio.
Æ Familiares, gestiones, personales y otros motivos.

• Los coeficientes de reparto para los días de la semana son diferentes

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Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
para cada una de las motivaciones, de forma que, por ejemplo, los
domingos no habrá casi viajes de negocio, mientras que los martes
habrá muy pocos viajes de ocio. Asimismo, los coeficientes de reparto
de los viajes dentro de las horas de cada día, son diferentes según el
tipo de día. Así, los sábados todas las clases de movilidad se reducen
mucho por la tarde, mientras que la tarde es precisamente la franja
horaria preferida en los demás días para la movilidad de motivos
personales.

• A efectos de descomposición de la movilidad en horas, sería suficiente


con realizarla en seis segmentos horarios (según la hora de centro de
duración de viaje):
Æ Noche, desde las 24 a las 6.
Æ Primera hora de la mañana, desde las 6 a las 9.
Æ Media mañana, desde la 9 a la 13.
Æ Mediodía, desde las 13 a las 16.
Æ Media tarde, desde las 16 a las 19.
Æ Última hora de la tarde, desde las 19 a las 24.
) Esta desagregación sirve para el caso español, pero para cada país debería ser
adaptada de acuerdo con sus costumbres, horarios laborales y hábitos culturales
de comportamiento.

En la práctica suele ser suficiente conocer el que llamaremos Coeficiente de


estacionalidad intradía (Cid), cociente entre la demanda en el periodo horario
de más demanda y la media diaria.
Los coeficientes se han calculado por los autores sobre series históricas de
diversos sistemas de transporte en España y numerosas relaciones para los
años 1995 y 1996, y una vez separados los efectos de la tendencia. Estos
coeficientes deberían ser adaptados razonablemente a cada caso. De cualquier
forma, permiten tener una idea aproximada de la que podría ser la distribución
de la demanda en el tiempo. Debe advertirse que al haber obtenido los
coeficientes de datos reales, es posible que la demanda en algunas ocasiones
se encuentre sesgada por la escasez de oferta, pues (especialmente en los
motivos vacacionales con fuertes puntas) es probable que haya casos en que la
demanda total sea aún mayor que la que de hecho se ha atendido, lo cual
introduce un sesgo al suponer iguales los viajeros transportados a la demanda.
Conociendo el volumen total de la demanda en el año en una ruta, y
conociendo las causas de la movilidad en la misma, se puede conocer el total
de viajeros al año por cada una de las motivaciones de viaje. Al aplicar a estos
totales anuales los coeficientes mensuales, y a los resultados de esta operación
los coeficientes diarios, se puede obtener el tráfico generado cada día en la
ruta por cada una de las causas de movilidad. Y sumando estos parciales, se
obtiene el tráfico total por día. (En realidad, de esta forma se calcula el reparto
de la demanda entre 84 días tipo al año, que son cada uno de los días de la
semana y cada uno de los meses: los lunes de enero, martes de enero, etc.)

48
Parte I. El mercado y el producto
El mercado

Coeficientes mensuales.- Los resultados del proceso descrito para los


coeficientes mensuales son los que se recogen en el cuadro:
Tabla 2. Coeficientes para el cálculo de los viajeros por meses en función
de las causas de la movilidad
Meses E F M A M J Jl A S O N D
Trabajo 1,01 1,11 1,19 0,97 1,14 1,19 0,81 0,41 0,96 1,29 1,15 0,77
Vacaciones 0,64 0,2 0,43 1,59 0,67 0,86 1,95 2,55 1,29 1,2 0,23 0,39
Familia 1,13 0,78 0,84 1,14 0,97 0,89 1,12 1,09 0,99 0,95 0,7 1,40
Notas: Los coeficientes están expresados en tanto por uno sobre la media anual de cada valor
Fuente: Elaboración propia sobre una muestra de datos reales.

La representación gráfica de estos coeficientes en función de las causas de la


movilidad recuerda ya al perfil de la demanda en ciertas rutas. Como puede
observarse, la movilidad por motivo de “vacaciones/ocio” es la que presenta
una mayor estacionalidad (con puntas en agosto), mientras que la de viajes
por motivos “familiares” o gestiones es la que presenta un perfil más plano, y
la de “trabajo” tiene un pronunciado valle en verano.
Las desviaciones estándar de los respectivos coeficientes (vacaciones, 0,73;
familiares, 0,19; y trabajo, 0,24) muestran las importantes diferencias de
estacionalidad entre ellos.

Atractivo de cada una de las movilidades desde el punto de vista


de la oferta.- Desde el punto de vista del dimensionamiento de la oferta, los
motivos de viaje más deseables o atractivos son los familiares, ya que
presentan una baja estacionalidad, y además no requieren (como se expondrá
más adelante) una frecuencia especialmente grande.
Sin embargo, los viajeros por motivos familiares no suelen ser un número muy
importante, por lo que el ferrocarril debe aspirar a captar una significativa
proporción de viajes por motivos de trabajo que (aunque tienen una mayor
estacionalidad) presentan varias ventajas añadidas sobre el resto de las
motivaciones (menor elasticidad al precio, mayor porcentaje de viajeros
frecuentes, etc).

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Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
Una excepción importante la constituye el tráfico de cercanías, ya que aunque
no tiene una alta estacionalidad en cómputo mensual o semanal, sí que
presenta fuertes puntas a ciertas horas del día, lo que exige para este tráfico
en concreto un tratamiento específico. En este caso, además, la propia
capacidad del ferrocarril constituye una razón del agravamiento del problema
de las puntas diarias, ya que en las horas en que están congestionadas las
carreteras, muchas personas optan por el tren para evitar la congestión; y en
las horas en que la congestión en carretera no se produce utilizan su coche
particular.
La movilidad por motivos de vacaciones tiene una estacionalidad muy alta, y es
muy difícil que por sí misma ofrezca un mercado atractivo para un operador.
Sin embargo, su importante estacionalidad es, en cierta forma,
complementaria de la que se presenta para los viajes por motivos de trabajo
(lo que es lógico puesto que las mismas personas que durante ciertas épocas
al año trabajan, viajan para disfrutar las vacaciones en los periodos en que
descansan).

Economías de red por estacionalidades complementarias.- Todo


ello sugiere que un operador, o los operadores entre sí, debe buscar (para
mejorar la eficiencia económica de sus recursos) una complementariedad entre
los diversos tipos de movilidad. Esto será posible en algunos casos en la misma
ruta (en la que en unos meses habrá más movilidad de trabajo y en otros en
vacaciones), pero en la mayoría de los casos, es deseable operar en rutas o
relaciones complementarias en sus motivos de viaje (y por tanto en sus
estacionalidades) que ofrezcan posibilidades de utilización complementaria de
los recursos y por lo tanto contribuyan a crear lo que se definirá más adelante
como economías de red.

Estacionalidad por días de la semana.- El reparto de la movilidad por días


de la semana es también función de las causas de la movilidad. Los
coeficientes a aplicar serían los siguientes:
Tabla 3. Coeficientes para el cálculo de los viajeros por días en función de
las causas de la movilidad

Notas: Los coeficientes están expresados en tanto por uno sobre la media semanal de cada
valor. Los días festivos tienen un tratamiento diferente.
Fuente: Elaboración propia sobre una muestra de datos reales.

50
Parte I. El mercado y el producto
El mercado

La representación gráfica de estos coeficientes es la siguiente:


Figura 10. Coeficientes de estacionalidad semanales

Como es natural, el reparto de la demanda por días presenta aún menos


posibilidades de dar coeficientes de validez universal que para el reparto por
meses, pues aquí pesan aún más costumbres locales, usos comerciales, la
propia oferta presentada, etc. En todo caso, los coeficientes expuestos pueden
servir como una orientación, y aportan una idea de las diferencias del tráfico
entre unos y otros días del año.

Estacionalidad por horas del día.- Sobre la distribución de la demanda


por horas del día, puede señalarse que presenta más estacionalidad en el caso
de los viajes de trabajo, con puntas a primera hora de la mañana y de menor
intensidad por la tarde (mediodía y media tarde.) Los viajes por motivos
vacacionales y familiares se adaptan con mayor facilidad a la oferta, aunque
cabe señalar que la experiencia empírica indica que se evitan para estos
desplazamientos las primeras y últimas horas del día, siendo las horas
preferidas la media tarde y la media mañana. Se renuncia a realizar una
descripción más pormenorizada pues daría lugar a una casuística excesiva.

El doble problema de la estacionalidad en Cercanías.- El tráfico de


Cercanías tiene las características del tráfico de trabajo en cuanto a su
distribución por meses y por días de la semana. Por ello, puede señalarse que
no hay grandes diferencias al comparar unos días con otros (con la excepción
de los días no laborales en los que el tráfico cae mucho). Sin embargo, sí que
hay unas diferencias importantes según horas del día y que inciden de forma
crucial sobre el dimensionamiento de los recursos.
El tráfico, además de concentrarse en pocas horas del día, lo hace en un único
sentido de tráfico, de forma que mientras los trenes tienen que soportar unos
elevados niveles de carga en el sentido de entrada a las grandes ciudades
(tráfico de punta), en el sentido contrario (tráfico de talón) la demanda es

51
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
mínima.
Figura 11. Estacionalidad diaria en servicio de cercanías
Corredor Barcelona – Llobregat

Fuente: FGC
Ello es especialmente grave por cuanto en el huso horario punta de Cercanías
algunos trenes pueden llegar a realizar dos viajes en sentido de entrada a la
ciudad, pero entre ellos han de realizar al menos uno de reposicionamiento
hacia la cabecera con una ocupación muy baja. A medida que se refuerce el
sentido de la punta, se generan recorridos semivacíos en el sentido contrario.
Hasta tal punto es así que esta concentración de los viajes en las primeras
horas de la mañana y en el sentido de entrada a las grandes ciudades es
probablemente la principal razón de que los tráficos de cercanías nunca puedan
resultar rentables económicamente. En efecto, los recursos deben estar
dimensionados para estas puntas, y ello provoca que durante el resto del día
tales recursos se mantengan ociosos. En el fondo, si bien se mira, la
adquisición de un tren adicional sólo sirve para realizar un servicio al día de
quizá 30 km. Esto ha permitido a Abelardo Carrillo,cuando era director gerente
de Cercanías de Renfe (1996), afirmar que “dentro del tráfico de Cercanías se
puede hablar de dos productos: uno en la hora punta y otro, de características
diferentes, durante el resto del día. Los tráficos con puntas equilibradas (allá
donde los haya) obviamente garantizan un mejor aprovechamiento de los
recursos”.

Viajes diurnos o nocturnos.- Para los viajes de larga distancia y duración


(que requieren una baja frecuencia) es procedente señalar que, a partir de
cierta duración del viaje, los clientes prefieren el servicio nocturno al diurno. El
reparto de las preferencias de los viajeros depende de numerosas variables,
pero la más relevante es el tiempo de viaje ofrecido. Cuando el tiempo de
viaje del tren más rápido (que suele ser diurno) es inferior a 9 horas se

52
Parte I. El mercado y el producto
El mercado

prefieren los viajes por el día. Para tiempos de viaje superiores son
mayoritarios los viajeros que escogen el viaje de noche.
Análisis empíricos realizados en recorridos de Renfe muestran cómo en las
rutas más largas (que son los que tienen generalmente como origen o destino
Barcelona y el otro extremo en Galicia, Asturias, Andalucía, etc) se cumple de
forma muy aproximada esta regla: a medida que aumenta la duración de viaje
disminuyen los viajeros que prefieren los viajes diurnos. Para viajes como el
Barcelona-La Coruña (16 horas) sólo el 5% de los viajeros prefieren ir de día.
Para tiempos de viaje en el entorno de las 11-12 horas (como los de Barcelona
a Gijón, a Ponferrada, a Sevilla, etc.) el porcentaje de viajeros en trenes
diurnos sube al 20-25%; y en tiempos de viaje de unas 10 horas (Barcelona a
Astorga, León, Córdoba, Linares, etc.) se sitúa entre el 42% y el 51%.%.
Estos porcentajes se han correlacionado con datos del modo autocar y las
conclusiones son prácticamente idénticas, lo cual permite concluir que se trata
de patrones intrínsecamente relacionados con el tipo de viaje y no tanto con el
modo.
Figura 12. Preferencias de viajes diurnos/nocturnos para de largas
distancia (datos de 1995 para viajes con origen en Barcelona)

Fuente: Elaboración propia


Es ésta una cuestión que ha sido sometida a fuerte debate en España, como
consecuencia de que el tráfico nocturno se encuentra en constante recesión.
En opinión de los autores, la caída de estos tráficos obedece a dos causas:
1. Las mejoras en las infraestructuras y el material van reduciendo los tiempos
de viaje diurnos, por lo que las relaciones en las que antes el tiempo de viaje
era adecuado para viajes nocturnos ahora se prefieren los diurnos (es el caso
español en los recorridos de Madrid a la mayor parte de las ciudades de la
costa: Valencia, Alicante, Cartagena, Santander, Málaga, Barcelona...).
2. A la vez, el deterioro de la calidad de la oferta nocturna (en España) al

53
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
emplearse por la noche el material de peor calidad y con un deficiente cuidado,
ofreciéndose además para los servicios de camas un confort discutible y unos
precios desmesurados. Ya en el siglo XXI se ha ido mejorando la calidad de los
trenes nocturnos sobrevivientes hasta el punto de que en 2009 los pocos
trenes nocturnos sobrevivientes son todos Trenhotel, con nivel de calidad
equiparables a los mejores servicios diurnos.
La preferencia de los viajeros por los servicios nocturnos para viajes de muy
larga distancia y duración hizo a Renfe en 1996 tomar la decisión de ofrecer
servicios nocturnos en vez de diurnos en las rutas muy largas cuando sólo se
ofrecía un servicio al día. Es el caso de las rutas de Barcelona a Granada y a
Cádiz en invierno, en las que en los años 80 se optó por eliminar la oferta
nocturna en beneficio de la diurna, y en 1996 se volvió a la oferta por la noche
(en época punta hay servicios tanto de día como de noche). Este cambio
indujo mejoras en el tráfico del 30% de forma prácticamente inmediata en
estas rutas, y en 2009, aun cuando los tiempos de viaje diurnos se han
reducido, siguen funcionando trenes nocturnos en estas rutas.
De cualquier forma, la mejora de las infraestructuras, y el elevado coste de
producción de los servicios noctournos ha hecho que el peso de éstos no deje
de reducirse.
Tabla 4. Reparto del tráfico (en viajeros.km) por productos nocturnos y
diurnos 1980-2008

Fuente: Observatorio del Ferrocarril en España, 2009.

Figura 13. Reparto porcentual entre el tráfico nocturnos y diurnos en


Renfe LD (1980-2008)

54
Parte I. El mercado y el producto
El mercado

Fuente: Observatorio del Ferrocarril en España, 2009.

‰ La elasticidad de la demanda
Un producto o servicio se venderá (es evidente) en mayor medida cuantos más
atributos positivos le adornen, y cuanto mayor grado de perfección haya
alcanzado en cada uno de sus atributos.
Normalmente aumentar los atributos del servicio o mejorar el grado en uno de
los atributos supone un mayor coste económico, y en muchos casos, la
dedicación de recursos técnicos o físicos escasos.
El incremento de viajeros que se produce como consecuencia de la mejora de
sus prestaciones, no es más que otra manifestación de este fenómeno (que no
precisa gran explicación) según el cual cuando se mejora alguno de los
atributos del producto o servicio, aumenta su demanda. La cuestión no es
saber que efectivamente una mejora de la oferta trae consigo más viajeros,
sino conocer cuál es el valor de la elasticidad de la demanda respecto a tal
mejora, para poder valorar dos cuestiones:

• Si los costes en los que se incurre con la mejora se ven compensados


económicamente con los ingresos derivados del aumento de la
demanda.

• Si hay otro atributo del producto (otra mejora) que, con la dedicación de
recursos (económicos o técnicos) que requiere la mejora de referencia,
permita obtener mejores resultados económicos.
Por lo tanto, es conveniente conocer con la mayor aproximación posible la
elasticidad de la demanda respecto a cada uno de los atributos del producto
(frecuencia, tiempo de viaje, precio, puntualidad, comodidad, ergonomía, etc.),
pero también la elasticidad del coste respecto a estas variables para poder
valorar la incidencia de la variación en el margen.

La elasticidad de la demanda respecto a cualquier variable, es el cociente


entre el porcentaje en que cambia la demanda al cambiar alguna variable que
incide sobre ella, y el porcentaje de variación de dicha variable.

• Si la demanda aumenta cuando disminuye la variable en cuestión, la


elasticidad de la demanda es negativa (es el caso de la elasticidad de la
demanda respecto al precio, pues a mayores precios, menor demanda y
viceversa.)

• Por contra, si a medida que aumenta la variable, la demanda aumenta la


elasticidad es positiva (es, por ejemplo, el caso de la elasticidad de la
demanda respecto a frecuencia, ya que al aumentar la frecuencia,
aumenta la demanda.)

55
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
También, y como consecuencia de la definición anterior, la elasticidad de la
demanda es (en valores absolutos) mayor que 1 cuando un aumento de una
variable aumenta más que proporcionalmente la demanda; y es menor que 1
en caso de que el aumento de un porcentaje determinado de una variable
consiga un aumento de la demanda proporcionalmente menor que el aumento
de la variable.
La elasticidad cruzada de la demanda es la relación entre lo que varía la
demanda de un producto y lo que varía una variable de un atributo de otro
producto diferente (aunque en competencia con el primero.)
) Por ejemplo, si en una relación determinada, se comprueba que una subida de
precio del 10% trae consigo una reducción de la demanda del 15%, la elasticidad
de la demanda respecto al precio sería:
Edp= - 0,15 / 0,10 = -1,5,
Si un aumento de la frecuencia del 20% trae consigo un incremento del número de
viajeros del 12%, la elasticidad de la demanda respecto a la frecuencia sería:
Edf = 0,12 / 0,2 = + 0,6,
Si una subida de los precios de la aviación en un 10% trae consigo un aumento de
la demanda del ferrocarril de un 5% en el mismo corredor, la elasticidad cruzada de
la demanda ferroviaria respecto al precio de la aviación sería:
Edda = 0,05 / 0,10 = + 0,5.

Valores de la elasticidad de la demanda.- Es deseable un valor de la


elasticidad de la demanda lo más alto posible (en valores absolutos), ya que
ello significará una mayor sensibilidad de la demanda a cualquier mejora; y
por ello, una pequeña mejora supondrá una gran incremento de la demanda.
Ello no implica que elasticidades de la demanda superiores a 1 signifiquen
siempre resultados económicos positivos: pudiera ocurrir (y de hecho con
muchas variables ocurre) que el incremento de coste que supone un
incremento de la calidad del atributo sea proporcionalmente mayor al
incremento de ingresos que induce.
) Supongamos, por ejemplo, que un aumento del 10% en la puntualidad quizá sólo
produzca un incremento de la demanda del 0,1% (elasticidad de la demanda
positiva + 0,01), pero seguramente el resultado económico sea favorable por
cuanto probablemente el coste de mejorar la puntualidad el 10% haya sido muy
pequeño (e incluso nulo), y produce un cierto aumento de ingresos. Por contra, si
una reducción de precios del 10% sólo produce un incremento de viajeros del
10,5%, la elasticidad de la demanda es superior a 1 (1,05 en concreto), pero
puede inducir un resultado económico negativo, por cuanto los gastos ligados al
número de viajeros hacen que los gastos hayan aumentado en valores absolutos
más que los ingresos.

Variabilidad de la elasticidad de la demanda.- La elasticidad de la


demanda respecto a un determinado atributo no es independiente del valor
absoluto del atributo, sino que es diferente según el valor de referencia. Ello
complica aún más la determinación de la elasticidad de la demanda (problema
ya de por sí difícil) por cuanto no se trata de hallar un valor, sino una función
que ofrezca dicho valor en relación con la demanda inicial.
) Si, por ejemplo, en una ruta en la que hay una sola frecuencia se aumenta la
frecuencia en un 100%, quizá la demanda aumentase un 60% (Edf = 0,6); pero si

56
Parte I. El mercado y el producto
El mercado

en la misma ruta hay ya 4 frecuencias y se aumenta una más (25%), la demanda


aumentaría por ejemplo un 10 % (Er = 0,4).

En muchos casos, la variación de la elasticidad de la demanda en función del


valor de referencia de la demanda no responde ni siquiera a una función única,
sino que en diversos intervalos puede adoptar diferentes formas de variación.
Figura 14. Forma de la variación de la demanda respecto a la frecuencia y
al precio

En la figura se pueden observar dos formas típicas de representación de las


funciones que relacionan la demanda respecto al precio y a la frecuencia.
Puede verse que la elasticidad (la derivada de la función) es siempre positiva
en el caso de la frecuencia (a más frecuencia más demanda), pero el valor se
reduce constantemente. En el caso del precio, la elasticidad es siempre
negativa (a más precio, menos demanda), pero el valor inicial es muy alto,
luego disminuye para volver a crecer (estas elasticidades corresponden a dos
casos concretos y además diferentes entre sí, pero aquí se pretende ilustrar su
variabilidad y posibles formas.)

Desfase temporal en las variaciones de la


demanda
Momento en que debe valorarse la elasticidad de la demanda.- El
incremento de demanda que se produce como consecuencia de una mejora del
producto o servicio ofertado no es, en general, inmediato. Al menos no
alcanza inmediatamente su valor estable, sino que la elasticidad de la
demanda va aumentando a lo largo del tiempo (siempre que se mantengan
céteris paribus todas las demás condiciones de la oferta propia y de la
competencia), para al cabo de un tiempo, alcanzar un valor (al que suele
tender asintóticamente). El valor que tiene en este momento (en el que la
demanda ya no varía sustancialmente) es el valor que se debe adoptar como
valor para medir la elasticidad de la demanda del servicio respecto al atributo

57
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
que se ha variado. Es decir, que se utilizará la elasticidad de la demanda,
como sinónimo de la que se podría llamar elasticidad estable de la demanda.

Consecuencias del desfase en el crecimiento de la demanda.- El


hecho de que la elasticidad de la demanda no alcance su valor definitivo sino al
cabo de tiempo de maduración y conocimiento por parte de los clientes de los
nuevos atributos del producto, tiene dos consecuencias importantes:
Hay que conceder un tiempo de maduración a cualquier mejora para valorar si
se ha logrado el resultado esperado (si bien siempre es posible ir evaluando de
forma continua la evolución de la tendencia de la demanda, e incluso
observando si tal crecimiento va por encima o por debajo de la curva de
crecimiento prevista.)
Es necesario tener en cuenta que, aunque las decisiones de oferta se asienten
necesariamente en la rentabilidad basada en la elasticidad estable de
demanda, se produce un “agujero” económico desde el momento en que tal
mejora se ofrece al mercado (momento que ya requiere la dedicación de
recursos), por el diferencial entre el nivel definitivo de demanda (que es el que
justifica la mejora) y el que va alcanzando de forma transitoria.
) En una ruta en la que, por ejemplo, hay cuatro frecuencias diarias por sentido, y se
decide pasar a cinco, se ha calculado que ello producirá un resultado económico
positivo a partir de una media de 90 viajeros nuevos en la relación por día. Lo
normal es que, aún cuando esa cifra se llegue a alcanzar, se logre al cabo de un
tiempo (por ejemplo, un año), y si el crecimiento de los viajeros ha sido lineal, la
media de viajeros nuevos durante el año ha sido de 45, lo que produce un
“agujero” en la cuenta de resultados equivalente al ingreso que aportarían 45
viajeros diarios por sentido y día durante el año. Este coste debe ser considerado
como coste de lanzamiento.

Por ello, la adecuada difusión publicitaria de los nuevos servicios (que puede
acelerar el crecimiento de la demanda) es muy importante económicamente.

Factores que condicionan el retardo en el crecimiento de la


demanda.- El desfase temporal que siempre se produce entre la
implantación de la mejora y la estabilidad en el incremento de la demanda
asociada, depende de muchos factores. Allgunos son comunes con otros
productos y servicios, mientras que otros son específicos o diferenciales del
negocio de transporte de viajeros.
Entre los factores comunes se encuentra como el más importante la difusión
que se dé a la mejora, tanto por la vía de la publicidad o promoción, como por
cualquier otra acción de comunicación.
En el caso concreto del transporte de viajeros, el desfase aumenta en la
medida que los viajeros sean menos repetitivos. Como consecuencia, el
tiempo que se tarda en alcanzar la estabilidad en la nueva cifra de demanda es
mayor cuanto mayor sea el tiempo de viaje de la relación en cuestión (porque
mayores tiempos de viaje inducen menores valores de repetición de mismo).
Por otra parte, el transporte constituye en muchos casos un hábito de los
ciudadanos, y por lo tanto es más difícil modificar las conductas que están muy
arraigadas. En ese sentido, las formas de transporte muestran una menor

58
Parte I. El mercado y el producto
El mercado

elasticidad a las variaciones de la oferta, y en todo caso un mayor retardo


temporal que en otro tipo de servicios y productos.

59
3. EL PRODUCTO
Atributos del producto
De los diferentes atributos que pueden llegar a caracterizar el producto, los
más relevantes se pueden agrupar en unos de primer nivel (primarios o
principales), y otros de segundo nivel.
Los primeros serían los siguientes:
Æ Tiempo de viaje.
Æ Precio (valores absolutos y sistema de discriminación).
Æ Frecuencia (y adecuanción de horarios).
Los atributos de segundo nivel más importantes serían:
Æ Puntualidad.
Æ Seguridad.
Æ Servicios a bordo y acomodación. Ergonomía.
Æ Fiabilidad.
Æ Conectividad, integración en red, intermodalidad.
El calificar estos atributos como de segundo nivel se debe a que tienen menor
influencia a la hora de decidir viajar o no viajar; y una vez decidido viajar,
hacerlo en un modo de transporte u otro. Por otro lado, estos atributos en
cierto casos están parcialmente incluidos en los primeros (así la puntualidad
puede considerarse relacionada con el tiempo de viaje). Además, como se
expondrá más adelante, los atributos de primer nivel (que son los más
decisivos a la hora de decidir viajar y elegir el modo de transporte) están
también relacionados entre sí. La frecuencia se relaciona con el tiempo de

61
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

viaje a través del concepto de tiempo ciclo o tiempo generalizado y el tiempo


se relaciona con el precio a través de la valoración que cada viajero hace de su
propio tiempo.
El tipo de material rodante (tren) empleado, por lo tanto, no es un atributo del
producto, aunque sí lo puedan ser ciertas características del mismo (tales
como la velocidad, características de ergonomía y confort, habitabilidad, etc.)

Disociación producto-tipo de material


Un producto no es un tipo de material.- Esta idea (quizá obvia, pero
no siempre reconocida en la cultura tradicional ferroviaria) supone deshacer la
identificación existente entre el producto y tipo de tren. El material empleado
debe ser transparente para el cliente, que sólo necesita conocer las
características comerciales del producto. La utilización de un material u otro,
dependerá de condicionantes económicos y operativos, sin que el cliente deba
llegar a percibirlo. Precisamente en la aviación, la gestión de flotas y su
asignación a las frecuencias de cada una de las rutas es una de las armas más
poderosas de mejora de la eficiencia, a través de estudios muy precisos para
conseguir el volumen de oferta necesario en cada caso con el más ajustado
coste.
) Así los atributos del producto Puente Aéreo se refieren a la frecuencia, tiempo de
viaje, lugares y formas de adquisición del billete, estructura de precios, servicios a
bordo, etc; y no al modelo deavión, Boeing o Airbús que se emplea (y de hecho se
emplean varios a lo largo del día, y cada tipo de avión se emplea para diferentes
servicios según las necesidades operativas y de la demanda). Ya en el campo
ferroviario, un ejemplo y claro de la disociación producto-tren es el servicio
Intercity de los ferrocarriles alemanes, donde se emplean diferentes tipos de
material para una misma oferta comercial. En los servicios españoles de
Cercanías, se ha aceptado esta separación, y en la misma ruta se puede encontrar
una UT 440 transformada, una UT447 una moderna Civia o un tren de dos niveles.

Quizá la asociación entre producto y tipo de material procede de una antigua


costumbre ferroviaria al designar en la guías (y por la megafonía y en todas las
comunicaciones comerciales) a los trenes por el material empleado. La
asociación producto-tipo de material no solo es un anacronismo, sino que tiene
no pocos inconvenientes.
) Cuando llegaron los Ter y sustituyeron a los Taf se anunció como un producto
nuevo, y las diferencias para el cliente eran muy pequeñas. Igual ocurrió con el
paso del Ter al electrotrén (sólo se distinguen en que uno era tracción diesel y otro
de tracción eléctrica).

Inconvenientes de la asociación material-servicio.- La asociación


entre tipo de material y producto comercial, tiene los siguientes
inconvenientes:

• Aumenta el inmovilizado de vehículos de forma notable, ya que aunque


éste puede calcularse como un porcentaje respecto al total de vehículos
en servicio, lo cierto es que existen unos mínimos, y si se trata de series
cortas los mínimos de cada serie harán que la ratio parque útil / parque
no utilizable sea especialmente desfavorable en la mayor parte de los

62
Parte I. El mercado y el producto
El producto

casos, con lo que aumentará el peso del inmovilizado sobre los servicios
que se realizan (con graves repercusiones económicas).

• Si todos los trenes empleados en una línea tienen la misma capacidad,


la oferta que habría que dar a todas las horas del día en estos
corredores sería siempre la misma. Pero como las plazas ofertadas no
tienen que ver con la demanda real de la línea, sino con los vehículos
existentes, el ofrecer siempre vehículos idénticos obligaría o bien asumir
una falta de plazas en unas horas y un desaprovechamiento en otras, o
bien a una variación de las frecuencias para adaptar las plazas a las
necesidades, lo cual puede hacer que en algunos casos se incurra en
costes operativos muy superiores (e innecesarios) por aumento de las
frecuencias, y en otros se produzcan un desaprovechamiento importante
de las plazas.

• En algunos tramos de ciertas líneas [por ej. Valencia-Barcelona]


coexistirán necesariamente dos o tres tipos de material y por lo tanto, si
se asocia el tipo de material al producto, coexisten dos o tres productos.
Ello confunde a los clientes, dificulta la venta, y reduce la deseable
transparencia de la oferta.
Ventajas de la disociación.- Por contra, la disociación entre producto y
material tiene otras ventajas:

• Permite la explotación conjunta del total de trenes con las consiguientes


reducciones del inmovilizado y la existencia de reservas aptas para todos
los trenes que pueden compartirse mejorando la rentabilidad y la
fiabilidad.

• Se puede lograr un aprovechamiento más intensivo de los vehículos más


nuevos, y con mayor coste de amortización, dejando para reservas y
puntas los vehículos de menor calidad, menor coste y más posibilidades
de adaptarse a situaciones inesperadas.

63
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

‰ La frecuencia
El concepto de frecuencia
En términos electrónicos, y dentro de un proceso cíclico, se denomina Periodo
al tiempo que transcurre hasta que se completa el ciclo. Frecuencia es el
inverso del periodo, es decir, el número de alternancias o de repeticiones que
se producen por unidad de tiempo en cualquier acción recurrente.
) Por ejemplo, en el movimiento ondulatorio simple de la corriente alterna industrial,
el periodo es 0,02 segundos; es decir, que cada 0,02 segundos, la tensión pasa de
ser negativa a positiva. La frecuencia en este caso es de 1 / 0,02 = 50 y se mide
en Hercios (Hz) (también llamados a veces periodos), y por lo tanto, es el número
de ciclos que se completan en un segundo.

En el mundo del transporte de viajeros, la frecuencia es un atributo o


característica del producto que mide el número de servicios que se ofrecen por
unidad de tiempo (generalmente al día, pero también a la semana o al año).
) Así, si entre dos ciudades determinadas vuelan 10 aviones al día por sentido, la
frecuencia es mayor que si vuelan 5 aviones al día por sentido.

De alguna manera se ha sustantivizado la palabra frecuencia para denominar


cada una de las salidas de un tren, de un avión o un autobús, aunque
realmente frecuencia solamente tiene significado en relación con una unidad de
tiempo.
) Cuando por ejemplo entre dos ciudades pasa a incrementarse la oferta de vuelos
haciendo volar un avión más por sentido al día, se dice que se ha incrementado
una frecuencia (se entiende que al día), y en el caso normal de que este avión sea
de vuelo diario y en ambos sentidos, se habrán aumentado 14 frecuencias la
semana. Si el nuevo avión solo vuela 6 días a la semana, se dirá que se han
aumentado 12 frecuencias a la semana.

Frecuencia.- En una ruta entre dos puntos, la frecuencia es el número de


oportunidades de viaje en que se concreta la oferta del transporte. En el caso
del transporte ferroviario, la frecuencia se mide normalmente en el número de
trenes que circulan cada día por sentido entre dos puntos, pero no hay ningún
inconveniente en medir la frecuencia en número de trenes a la semana o
incluso al año. La frecuencia tiene gran importancia no sólo porque constituye
unos los parámetros básicos de la oferta y de los inductores de costes, sino
también porque es en muchos casos uno de los atributos más importantes del
producto que has calificado como de “primer nivel”.

Periodo medio.- El periodo es el tiempo entre servicios. Podría definirse el


periodo medio como la media de tiempo entre la salida de dos servicios
consecutivos. Para su cálculo, se toma la diferencia de tiempo desde la salida
del primer servicio hasta la salida del último, y se divide por el número de
servicios en el día menos uno.
) Obviamente si el primero o el último de los servicios no saliesen a primera hora de
la mañana o llegasen a última hora de la noche habría que aplicar un criterio

64
Parte I. El mercado y el producto
El producto

correctivo.
Si en una ruta hay 11 servicios por sentido al día, el primero de los cuales sale a las
7:00 y el último a las 21:00, el periodo medio es de
(21-7) / (11-1) = 1,4 horas, es decir, de 1h, 24´.
Supone que, por término medio, cada hora y 24 minutos sale un tren.

El periodo medio es un concepto muy importante, porque en las rutas de alta


frecuencia debe sumarse un término relacionado con el periodo medio al
tiempo global de viaje para obtener el tiempo relevante para una parte de los
clientes.

Frecuencia y capacidad
Frecuencia y capacidad son dos atributos del producto muy relacionados entre
sí, pero que no deben confundirse. Si en una ruta se desea ofrecer un cierto
número de plazas al día, ello puede hacerse con un determinado número de
trenes de una cierta capacidad, o el doble de trenes con la mitad de capacidad
cada uno. En ambos casos, la oferta de plazas es la misma, aunque la
frecuencia en el segundo caso es doble que en el primero.
Las razones por la que suelen confundirse frecuencia y capacidad son las
siguientes:

• Es muy frecuente que se empleen en una ruta determinada vehículos de


un número constante de plazas, por lo que un aumento de la frecuencia
supone normalmente un aumento correlativo de la capacidad.

• Por contra, si sólo se dispone de un único tipo de vehículo (que no puede


circular en doble composición), únicamente puede aumentarse la
capacidad incrementando la frecuencia.

• Como un aumento de frecuencia frecuentemente implica un aumento del


número de viajeros transportados, suele ser preciso incrementar a su
vez la capacidad total del sistema para poder hacer frente a este
aumento de la demanda inducido por el aumento de la frecuencia.
Sin embargo, como se entiende fácilmente, capacidad y frecuencia son dos
atributos diferentes. Es perfectamente posible aumentar la frecuencia sin
aumentar la capacidad (o incluso disminuyéndola). Por ello, a efectos del
análisis, se separarán ambos conceptos, y cuando se alude a un incremento de
frecuencia se hace suponiendo que se mantiene la capacidad (aunque no es lo
habitual); y cuando se habla de incremento de capacidad se supone para la
misma frecuencia. De esta forma, se puede reflexionar acerca de la elasticidad
de cada uno de los dos atributos del producto de forma separada.

65
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

Frecuencia absoluta y frecuencia útil


Aunque se ha sentado la premisa de que la frecuencia se mide por el número
de trenes que en un periodo determinado circulan entre dos puntos, es preciso
complementarlo con el concepto de frecuencia útil que, por su importancia, se
utilizará en adelante como sinónimo de frecuencia. La frecuencia absoluta y la
frecuencia útil son diferentes por dos razones:
Æ Posible coincidencia de horarios en origen o destino,
Æ Un tren puede no ser una alternativa válida para un cliente determinado.

Diferenciación de horarios.- Un tren constituye un frecuencia útil sólo


cuando aporta una opción diferenciada en el horario de otra. Es decir, si un
tren de larga distancia circula separado de otro 5 minutos (lo que puede ocurrir
por razones técnicas, por ejemplo en el caso de un tren desdoblado), no se
debe contabilizar el segundo como una nueva frecuencia útil, pues al viajero no
le aporta ninguna alternativa de horario adicional. Como consecuencia (de
acuerdo con este criterio de la frecuencia) se deben excluir los trenes
desdoblados de otros (máxime cuando en muchos casos ni siquiera son
anunciados a los clientes que por tanto no pueden tener noticia de la existencia
de este tren).
Figura 1. Trenes en la estación de Ciudad Real en 2007

Estación de Ciudad Real, agosto de 2007. En todo el día hay dos trenes a Barcelona, pero uno
es a las 11:42 y otro a las 11:57. Aunque son dos frecuencias reales, su horario es tan próximo
que en la práctica equivalen a una única frecuencia útil.
Un criterio práctico que se propone para determinar cuándo un servicio
constituye una frecuencia útil por diferenciación de horario, sería considerar
como tal toda aquella que su distancia horaria con la anterior y la siguiente sea
superior a un 25% del periodo medio.

66
Parte I. El mercado y el producto
El producto

) Así, por ejemplo, si en una ruta hay a lo largo del día, y en un sentido
determinado, un total de 11 trenes, de los cuales el primero sale a las 7:00 y el
último a las 20:00, el periodo medio es de (20-7) / (11-1) = 1,3 horas (1h, 20´);
por lo tanto se consideraría frecuencia útil (por estar diferenciada de los demás
horarios) aquella cuya diferencia horaria al tren anterior o posterior (al más
próximo de los dos) sea mayor de 1,3 x 0,25 = 0,325 horas; es decir, de 20
minutos. De forma que si a las 7:00 hay un tren y otro a las 7:10, este segundo
no aporta una frecuencia horaria diferente del primero.

En el caso de los trenes de alta velocidad de Madrid a Barcelona en 2010, hay


una frecuencia aparente de 28 trenes por sentido los viernes, pero de ellos hay
8 que son adelantados por trenes directos que salen después y llegan antes (lo
que reduce la frecuencia útil a 20) y además hay tres salidas separadas menos
de 15 minutos de la anterior o la siguiente, por lo que la frecuencia de 17
servicios por sentido al día, ofrecidos en un período de 15 hora y 10 minutos,
lo que da un periodo entre trenes de 51 minutos.

Posibilidad de utilización para el cliente concreto.- La frecuencia es


percibida por cada cliente determinado. Por ello, si a un cliente se le ofrece un
tren que no lleva el tipo de plaza o de acomodación que desea (o por mejor
decirlo, el viajero no está dispuesto a utilizar ninguna de las acomodaciones
que lleva el tren), realmente ese tren no constituye una frecuencia “útil” para
ese viajero concreto.
Cada uno de los segmentos del mercado a que se dirige la oferta tiene una
gama de clases o de acomodaciones que están dispuestos a utilizar.
) Un viajero, por ejemplo, que desee un billete de primera clase, probablemente esté
dispuesto a aceptar un billete de segunda pero sólo en un tren de alta calidad. Sin
embargo, un viajero que desee un billete de primera con restauración, es posible
que no esté dispuesto a aceptar un billete de segunda en un tren sin aire
acondicionado o con plazas en departamentos. Un viajero de cama,
probablemente no esté dispuesto a aceptar ningún otro tipo de oferta nocturna,
por ejemplo, literas. Sin embargo, un viajero de literas sí estaría dispuesto a
aceptar un billete en primera clase en el mismo tren.

En definitiva, es importante retener la idea de que la frecuencia puede ser


diferente para cada segmento de clientes, y si los trenes no ofrecen toda la
gama de tipos de plazas, no por el hecho de aumentar el número de trenes se
aumenta la frecuencia útil para todos los segmentos de clientes.
Si se producen determinadas faltas de oferta de tipos de acomodación en

67
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

algunos trenes, pudiera suceder que la frecuencia percibida por los clientes
fuese menor que la frecuencia realmente ofertada por el operador.
Por otro lado, puede ocurrir que un tren o un avión no pueda ser utilizado por
un viajero concreto por razones tarifarias o de tipo de billete (necesite reserva
previa, o no permita el retorno en otro horario concreto, etc). En este caso,
aunque exista la frecuencia y el tipo de plazas deseado por el cliente concreto,
no constituye para él frecuencia útil por cuanto no puede utilizarla por razones
tarifarias o las condiciones de acceso.

Pérdida de productividad de la frecuencia.- Denominamos pérdida de


productividad de la frecuencia, a la diferencia (medida en porcentaje) entre la
frecuencia útil y la frecuencia absoluta. Si la primera es un 70% de la
segunda, se ha perdido la utilidad de un 30% de la frecuencia por diversas
causas.

En el caso citado de los trenes AVE de Madrid a Barcelona en 2010 la


productividad de la frecuencia es del 60,7 % (17/28)
En los modelos en que aparezca la frecuencia como variable de decisión, ha de
emplearse la frecuencia útil, y por ello se introduce el concepto de pérdida de
productividad.

Efectos y remedios de la diferencia entre frecuencia absoluta y


frecuencia útil.- Las causas señaladas producen una pérdida de frecuencia
útil para el viajero, lo que tiene consecuencias económicas negativas por
cuanto, asumiendo el operador los costes de una frecuencia adicional, no
obtiene las ventajas de tal incremento de frecuencia, puesto que el servicio
adicional no se sirve al viajero como una frecuencia más.
) En Renfe en 1991 se estimó que la frecuencia útil por efecto de la no existencia de
plazas y acomodaciones adecuadas para los viajeros estaba alrededor del 66% de
la frecuencia absoluta, llegando en algunos casos al 50%. La pérdida de
productividad de la frecuencia por esta causa debería ser completada con la
derivada de la diferenciación de horario que, siendo mucho más variable según las
relaciones, bajaba en algunos casos al 50%. El efecto combinado de ambas,
situaba la frecuencia útil entre el 30% y el 60% de la frecuencia total en las
principales rutas. Si bien una parte de estos problemas fueron corregidos en el
servicio de viajeros implantado en octubre de 1992 (para cuyo diseño
precisamente se estudiaron estos datos), es un problema que en 2010 sigue
estando vigente en muchos casos.

Para solventar el problema de la falta de discriminación horaria debe pensarse


obviamente en una programación que procure cadenciar los tiempos entre
trenes (si bien lógicamente adecuándose en lo posible a la estacionalidad
horaria de la demanda).
Más problemática es la pérdida de productividad de la frecuencia por falta de
acomodaciones adecuadas para determinados segmentos en algunos trenes.
La solución en este caso, vendría por aprovechar las oportunidades de la
arquitectura de los trenes la tecnología ferroviaria y ofrecer trenes
multisegmento, es decir, trenes que ofrezcan varios tipos de acomodación para
que la frecuencia pueda ser utilizada por todos los viajeros potenciales,

68
Parte I. El mercado y el producto
El producto

viajando cada una en el tipo de acomodación que desean. Esto, que lo realizan
las compañías aéreas con un sistema de división de espacios en la cabina con
cortinillas, puede ser realizado de forma mucho mas fácil y eficaz por el
ferrocarril empleando de coches (o departamentos) de diferentes tipos de
oferta en un mismo tren. Sin embargo, es una posibilidad que hasta la fecha
no se ha aprovechado mucho.
Por otro lado, la segmentación que puede suponer que unos servicios son de
reserva de plazas y otros sin reserva (llegar y viajar), puede superarse por la
utilización de un mismo tren (o avión) para ambos objetivos, lo cual permitiría
programar más adecuadamente y aumentar la frecuencia útil para todo tipo de
clientes. El desarrollo de los sistemas de información ayudará a mejorar por
esta vía la productividad de la frecuencia. De hecho, la tarifa “Puente AVE”
implantada en 2008 entre Madrid y Barcelona prentende lograr este objetivo.

Clasificación de la frecuencia
No existe ninguna definición del número de servicios que deben considerarse
para establecer distintos niveles de frecuencia. Se propone la siguiente
tipología para servicios de media y larga distancia:

• Frecuencia baja: Se entiende por tal la que tiene hasta un máximo de


tres servicios al día por sentido en la rutas de que se trate.
Este tipo de frecuencia es más habitual en los recorridos muy largos
(generalmente los que implican más de 6 horas de viaje) en los que
normalmente el viajero no es especialmente sensible a la frecuencia por
tener que emplear una parte importante del día o de la noche en el
viaje, y por lo tanto, hay poco abanico horario para implantar muchos
más servicios. Este tipo de viajes suponen normalmente un volumen
menor de viajeros que difícilmente justifican el establecimiento de una
frecuencia más alta.

• Frecuencia media: Puede denominarse frecuencia media a aquella que


tiene una oferta de cuatro a seis servicios al día y es habitual en tiempos
de viaje que oscilan entre las 4 y las 6 horas, por una parte, el abanico
del día permite el establecimiento de estas frecuencias, y por otra, los
volúmenes de viajeros ya son suficientes como para justificar, en
muchos casos, este tipo de frecuencia.

• Frecuencia alta: Podía denominarse frecuencia alta la que supone más


de siete servicios al día por sentido. Definiría una relación tipo Intercity,
y es normal para viajes con una duración menor de 3h 30'.

• Frecuencia muy alta: Podría denominarse frecuencia muy alta a la que


supone un tren o más cada hora (más de 14 servicios al día por
sentido). Normalmente se ofrece en rutas con tiempos de viaje
inferiores a las 3 horas, y con volumen de viajeros suficiente para
justificar esta frecuencia.

69
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

• Frecuencia sin horario: La frecuencia sin horario es aquella (que


dependiendo del tipo de servicio), permite a los clientes “olvidarse” del
horario del tren; es decir, ir a la estación para coger un tren sin
preocuparse de cuál es la hora del tren. Es muy frecuente (y deseable)
tener este tipo de frecuencia en las horas-punta en Cercanías.

La elasticidad de la demanda respecto a la


frecuencia
Más frecuencia significa más viajeros.- A igualdad de todos los
factores (céteris paribus) que influyen en la decisión de viajar y en la elección
del operador (es decir, a igualdad de tiempos de viaje, de precios, de calidad
de la oferta del propio operador y de todos los competidores), la demanda es
mayor, con una mayor frecuencia de trenes.
Es decir, si en un determinado escenario de oferta, un operador aumenta su
frecuencia poniendo en circulación un tren más, aumentará el número de
viajeros (no hay razón para que ninguno de los que ya viajan con el operador
dejen de hacerlo, y sin embargo siempre habrá personas que no eligieron el
operador por no disponer de un horario adecuado a sus necesidades, y la
nueva frecuencia pueden satisfacerlas).
De hecho, lo que normalmente ocurre es que parte de los viajeros que iban a
viajar en los otros trenes se trasvasan al nuevo, que además capta algunos
viajeros adicionales; pero a efectos del cálculo o para la estimación de la
elasticidad de la demanda, no deben considerarse los viajeros que viajan en el
nuevo tren, sino el incremento de viajeros en la ruta que ha inducido la nueva
frecuencia.
Las razones por las que la elasticidad de la demanda respecto a la frecuencia
es positiva, son dos:

• Más frecuencia significa más alternativas de horarios para las personas a


las que no convenían los horarios existentes.

• Más frecuencia significa menos tiempo de espera en la estación para


tomar el tren, lo que en muchos casos puede ser percibido como menor
tiempo de viaje para el conjunto del proceso de transporte (puerta a
puerta).

Valores de la elasticidad de la demanda respecto a la


frecuencia.- Ya se ha expuesto y demostrado que la elasticidad de la
demanda respecto a la frecuencia es positiva; es decir, que un aumento de la
frecuencia significa un aumento del número de viajeros transportados. Sin
embargo, el problema consiste en determinar el valor concreto de la
elasticidad; es decir, cuánto crece el número de viajeros para un aumento de la
frecuencia. Esto es un problema mucho más complejo, pero sobre el que
caben hacerse las siguientes reflexiones:

70
Parte I. El mercado y el producto
El producto

• La elasticidad de la demanda respecto a la frecuencia es muy diferente


según segmentos del mercado. Es alta en viajes por motivo de trabajo;
es menor en viajes por gestiones o estudios; y es más baja en viajes por
motivo de ocio.

• La variación de la demanda con la frecuencia depende mucho de la


frecuencia de referencia. Con frecuencias altas, la elasticidad baja
mucho.
) A fin de tener una idea de los valores que pueden obtenerse, Hernanz Ayuso
(1990) consideró (a la hora de estudiar el reparto modal) un coeficiente debido a la
frecuencia de cada operador con el valor siguiente:

e 1,51527 (1 - exp (- 0,12 f))

(donde f es la frecuencia medida en número de servicios al día).

Este coeficiente se multiplica, para cada modo de transporte, por otros


coeficientes ligados al tiempo de viaje y al precio. El producto de todos estos
coeficientes para un modo de transporte, le otorga un “peso” que determina el
reparto de los viajeros entre los modos de transporte. Por ello, un alto valor
del coeficiente significa mayores oportunidades de captar mercado.
Como se puede apreciar, el coeficiente crece al crecer f, lo que refleja que la
cuota de mercado aumenta con la frecuencia. Pero para valores altos de f, el
crecimiento adicional va siendo cada vez más pequeño (para frecuencias de
más de 25 servicios al día, el coeficiente no crece más del 5%). Para una
frecuencia f = 1, el valor del coeficiente es 1,187, y para una frecuencia f = ∞
(que por ejemplo ofrece el coche particular) el valor del coeficiente es 4,55.

Determinación de la frecuencia óptima


La determinación de la frecuencia más adecuada de un operador en una
relación dependerá de lo siguiente:

• Volumen de viajeros a transportar en el periodo considerado:


Cuantos más viajeros haya, más posibilidades habrá de aumentar la
frecuencia, ya que en definitiva, el número de viajeros que se
transportan al día será el número de trenes que hay al día por el número
medio de viajeros que van en cada tren. Habiendo pocos viajeros,
aumentar la frecuencia supone reducir los viajeros transportados en el
tren, e incurrir en un aumento de costes (aunque se reduzcan, las plazas
de cada tren, por no ser necesarias) que probablemente no se verá
compensado con el aumento de viajeros que implica la mayor
frecuencia.

• Sensibilidad del viajero respecto a la frecuencia: La sensibilidad del


viajero con respecto a la frecuencia, ha de ser un elemento fundamental
a la hora de determinar las frecuencias necesarias.
) Si en una ruta -por ejemplo- se deben transportar 1.000 viajeros al día, pero estos
viajeros son fundamentalmente debidos a motivaciones vacacionales (segmento
del mercado poco sensible a la frecuencia), probablemente con dos trenes de 500

71
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

plazas podrían ser suficientes. Sin embargo, si se trata de viajeros de negocios


(que han de estar a una hora determinada y deben poder realizar la ida y la vuelta
en el día), probablemente los 1.000 viajeros justifiquen al menos cinco ó seis
frecuencias diarias, con trenes de menor número de plazas.

• Frecuencia y tiempo de viaje de la competencia: La frecuencia


ofertada por los competidores es también un elemento muy importante
a la hora de fijar la frecuencia propia. La variedad de ellas que ofrecen
los competidores puede requerirr frecuencias superiores a las que serían
necesarias si no existiese la competencia. Existe una elasticidad cruzada
respecto a la frecuencia de la competencia, y ello por dos razones:
Æ Las ventajas que supone una frecuencia más alta (lo que se puede
afirmar igualmente si se trata de una diferencia relativa respecto a
los competidores).
Æ La incidencia que tiene la frecuencia (en los servicios de alta
frecuencia) sobre el tiempo de viaje medido a través del llamado
Tiempo Ciclo. En este sentido, un incremento de la frecuencia
puede aparecer a ciertos clientes como una reducción del tiempo
ciclo.

• Sensibilidad del coste respecto a la frecuencia: En la medida en


que los costes aumenten menos al incrementar la frecuencia (bajando la
capacidad unitaria),será posible ofrecer a los viajeros más oportunidades
de viaje.

Relación entre frecuencia y tiempo de viaje.- Existe una relación muy


importante entre la frecuencia y el tiempo de viaje, ya que en muchos casos lo
relevante para el cliente es el tiempo total invertido en el desplazamiento, y
éste tiene mucho que ver no sólo con lo que tren tarde en moverse entre la
estación de origen y la de destino, sino también con el tiempo necesario para
llegar a la estación, y (esto es lo que tiene relación con la frecuencia) esperar a
que haya un tren que pueda utilizar.
La consideración de una parte del periodo medio como integrante del tiempo
total de viaje permite además una simplificación (que para muchos casos es
suficiente) al dejar sólo dos atributos como relevantes: precio y tiempo de
viaje + frecuencia, y reduce a estas dos únicas variables un problema que si
tuviera tres variables indepen-dientes resultaría mucho más complejo.
) Más adelante se expondrá cómo se puede monetizar el tiempo de viaje y trabajar
con una sola variable, aunque se puede anticipar que el tiempo de espera se valora
normalmente 1,5 veces el tiempo dentro del vehículo.

No debe olvidarse que, en el fondo, las razones por las que la frecuencia tiene
importancia en la decisión de viajar son semejantes a las que inducen la
motivaciones relacionadas con el tiempo de viaje (valoración del tiempo propio,
básicamente) y por ello, son dos atributos que no pueden considerarse
independientemente.

72
Parte I. El mercado y el producto
El producto

‰ Tiempo de viaje
Uno de los atributos más importantes del servicio del transporte es el tiempo
de viaje. En efecto, salvo para ciertos viajes de placer, las personas desean
emplear el menor tiempo posible de sus vidas en sus desplazamientos. Por
ello, tanto para tomar la decisión de viajar o la de no viajar, como para elegir el
modo de transporte, valoran el modo de transporte que les suponga sacrificar
un tiempo reducido.
En el transporte, el cliente también debe realizar aportaciones para que el
servicio pueda prestarse. El transportista aporta el vehículo y otros elementos
inherentes al proceso, y el viajero aporta su propio tiempo (y soporta las
incomodidades e incertidumbres que el desplazamiento le pueda suponer). Por
lo tanto, para el viajero, el coste del desplazamiento no es sólo lo que paga al
transportista, sino también se incrementa con lo que él aporta en términos de
compensación por las incomodidades y, sobre todo, por el valor que otorgue a
su propio tiempo.
La estimación del valor del tiempo propio varía de unas personas a otras (un
ejecutivo valorará más su tiempo que un pensionista), y también según la
motivación del viaje (el ejecutivo o su empresa -que le paga el viaje- valora
más el tiempo cuando va a una reunión de trabajo que cuando va a disfrutar
sus vacaciones anuales).

Los niveles de análisis del tiempo de viaje


A la hora de analizar el tiempo de viaje que se ofrece al cliente pueden
considerarse varios niveles:
¥ Tiempo de transporte (T1).- Se trata del tiempo transcurrido desde
que el tren sale de la estación de origen hasta que llega a la de destino.
A efectos prácticos, aunque el tren pudiera llegar retrasado o
adelantado, desde el punto de vista de la posición del cliente al valorar
el tiempo de transporte ofrecido, se considera que el tren sale y llega
puntual.
Este tiempo coincide con el tiempo que desde el punto de vista de las
operaciones se llamará Tiempo-tren.
¥ Tiempo de viaje (T2).- Se incluyen aquí, además del tiempo del
transporte, otras operaciones necesarias desde que el viajero llega a la
terminal de origen hasta que sale de la terminal de destino, así como los
tiempos de incertidumbre propios de los procesos inherentes al
transporte. En concreto la diferencia entre el Tiempo de transporte (T1)
y el Tiempo de viaje (T2) estriba en que el Tiempo de viaje (T2) es el
tiempo de transporte (T1) más el tiempo de permanencia en las
terminales.

73
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

Es decir, incluye el tiempo con que se debe presentar necesariamente en


la terminal el cliente para realizar las operaciones de facturación, control
de seguridad y de embarque, etc.
Además es necesario contabilizar el tiempo de los desplazamientos
desde la llegada a la terminal hasta el punto donde deba realizase la
presentación para el embarque, y el tiempo de desplazamiento desde el
vehículo del transporte hasta la salida de la terminal, incluyendo en su
caso la recogida del equipaje.
Los llamados Tiempos de incertidumbre son, en las salidas, aquellos lapsos en
los cuales el cliente debe llegar antes de la hora fijada para resolver posibles
incertidumbres (asegurar su plaza en relaciones con muchos viajeros, evitar
atascos de tráfico, etc), o previsibles retrasos medios en el destino. En
resumen,
Tiempo de viaje (T2) =
Tiempo en el tren (T1) + Tiempos en estación (facturación, control de
accesos, recogida de equipaje, etc) +
Tiempos de incertidumbre (retraso esperado, etc)
¥ Tiempo Centro a Centro (T3).- Se refiere al tiempo global desde el
centro de la población de la ciudad de origen hasta el centro de la ciudad
de destino. En este caso, se añaden al Tiempo de viaje (T2) los tiempos
necesarios para el acceso en coche desde el centro de la ciudad de
origen hasta la terminal de salida, y desde la terminal de llegada hasta
el centro de la ciudad de destino.
Figura 2. Tiempos de viaje

) A efectos de realizar comparaciones homogéneas entre diversos modos, suele


considerarse un tiempo fijo mínimo y una velocidad media en función de la
distancia de la terminal al centro de la ciudad (ello responde a la idea de que, en
caso de desplazamientos por carretera, en la corona central de las ciudades la
velocidad media es inferior y por lo tanto los primeros kilómetros están penalizados
con un tiempo de viaje mayor). Además, siempre es necesario el acceso al coche o
al taxi, lo cual consume un tiempo fijo.

74
Parte I. El mercado y el producto
El producto

Habitualmente se viene aceptando 10 min para la salida y 5 min para la llegada,


más una velocidad media de 60 km/h desde un punto hasta el otro.

Así pues, tiempo Centro a Centro (T3) =


Tiempo de viaje (T2) + Tiempo de desplazamientos al centro de la
ciudad (en origen y destino)
Tiempo Ciclo o Tiempo generalizado (T4).- Llamaremos Tiempo ciclo o
Tiempo generalizado al Tiempo de Centro a Centro (T3) incrementado en una
parte del intervalo entre salidas de los trenes (por ejemplo, el 50%).
Tiempo ciclo (T4) = Tiempo Centro a Centro (T3) + 0,5 Periodo medio
(min).
Este Tiempo ciclo se debe utilizar para la comparación entre modos de
transporte para los viajes con motivo de trabajo y negocios, así como para
tiempo de viajes reducidos y distancias cortas. En estos casos concretos no es
relevante la relación entre tiempos globales de viaje, sino entre los Tiempos
ciclo.
) Para periodos entre servicios menores a los 12-15 minutos, las llegadas a la
estación son aleatorias (el cliente prescinde del horario), con lo cual cabe pensar el
semiperiodo como tiempo de espera. Para intervalos superiores, se pueden simular
las llegadas linealmente con una antelación de 2/3 el periodo medio. En este caso,
el coeficiente multiplicador del período sería de 0,33.

Tiempo relevante.- La determinación de cuál es el tiempo de los anteriores


que percibe el cliente, o cuál resulta decisivo a la hora de tomar uno u otro
modo de transporte, varía según la duración del viaje y según las motivaciones
del mismo. Ya se verá que incluso cada tiempo se valora de forma diferente
por el mismo cliente.
Para viajes de gran duración, el peso de las operaciones que diferencian el
tiempo T1 del T2, y éste del T3, es inferior, y por lo tanto se tenderá a
considerar el T1. Para viajes cortos se tenderá a considerar el tiempo ciclo.
) Para un viaje de Cercanías (que se realiza todos los días) se tenderá a valorar el
tiempo ciclo, e incluso el complementario en otros modos de transporte desde el
origen hasta el final del viaje. Por contra, para un viaje de 1.000 km que se realiza
una vez al año, el tiempo verdaderamente relevante es el de desplazamiento
propiamente dicho.

Esto se comprueba con la antelación con que los clientes llegan a los trenes:
para recorridos muy largos suelen llegar con bastante anticipación, mientras
que para recorridos más cortos los viajeros llegan al tren con el tiempo mínimo
imprescindible.

Importancia de los tiempos “accesorios”.- En todo caso, debe


retenerse la idea de que para viajes de duración corta y en rutas de alta
frecuencia (lo que ocurre en viajes por motivos de trabajo, recorridos inferiores
a 3 horas, etc) es muy importante reducir la diferencia entre los tiempos T2 y
T3 respecto al T1, ya que es muy probable que sea altamente relevante el T2 e
incluso el T3 para muchos clientes, y sin embargo es más fail reducir la
reducción de la diferencia entre el T3 y el T1 (y con menor coste) que la
reducción del tiempo de desplazamiento T1. Es decir, suele ser más fácil (y más

75
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

económico) reducir los tiempos “accesorios” (llegada a la estación, y sobre


todo los tiempos de facturación, trámites, entrega de equipajes o acceso al
tren), que el tiempo de viaje propiamente dicho.
Para rutas cortas son mucho más importantes este tipo de actuaciones, ya que
en ellas el peso relativo de los tiempos “accesorios” sobre el viaje es
comparativamente mayor.

Elasticidad de la demanda respecto al tiempo


La elasticidad de la demanda al tiempo de viaje depende de las causas de la
movilidad y del tiempo de estancia en destino: así, la movilidad por motivos
de trabajo / negocios es muy sensible al tiempo de viaje, y resulta menos
sensible en los viajes con motivos de ocio o vacaciones; es mayor para
estancias cortas en destino que para viajes con mayores tiempos de
permanencia.

Elasticidad según el motivo del viaje.- De alguna manera, los clientes


están midiendo el coste de oportunidad de su propio tiempo. Por ello, el
tiempo en jornadas de trabajo vale más que el tiempo de descanso; el tiempo
de las personas ocupadas vale más que el tiempo de los inactivos; el tiempo
de un viaje que se realiza todos los días es más valioso que el de un viaje
esporádico. En consecuencia, puede suponerse que hay una gran correlación
en la elasticidad de la demanda respecto al tiempo de viaje, el tipo de
ocupación de la persona que viaja, y el motivo y frecuencia del viaje.

Elasticidad según el tiempo de permanencia en destino.- La


demanda respecto al tiempo de viaje también tiene correlación con el tiempo
que se va a estar en destino (lo que a su vez también relaciona con las causas
de la movilidad). Así, cuando se va a realizar el viaje de ida y vuelta en el día,
existe una mayor elasticidad respecto al tiempo de viaje que cuando se va a
estar en destino un mes. En definitiva, el viaje debe ocupar una parte
significativamente pequeña del tiempo de estancia en destino.
) Por ejemplo, si se desplaza al lugar de trabajo para pasar en él 8 horas parece que
el tiempo de viaje debe ser relativamente corto, mientras que si se va a estar un
mes de vacaciones importa menos el tiempo de viaje. Para una escapada de un fin
de semana resulta más importante el tiempo de viaje reducido que para un viaje
de un mes.

Ya se señaló que la elasticidad de la demanda al tiempo de viaje varía según


las causas de la movilidad. Incluso dentro de cada tipo de movilidad, es más
importante el tiempo de viaje cuanto menor sea el tiempo de estancia en
destino.
) El tiempo de viaje es más importante para una persona que viaja por motivo de
trabajo que para una que lo hace para pasar las vacaciones; pero entre dos
personas que ambas viajan por motivos de trabajo, es más importante para uno
que va a regresar en el mismo día a su lugar de origen que para otro que va a
estar tres días en destino.

76
Parte I. El mercado y el producto
El producto

Cuantificación de la sensibilidad respecto al tiempo de viaje


propio y de la competencia.- Con todas las dificultades derivadas de la
variedad de circunstancias que influyen, puede ofrecerse una idea aproximada
de la importancia relativa de las variaciones del tiempo de viaje en las
conclusiones del trabajo “La demanda de transporte en España” (Germà Bel i
Queralt, 1994), que analiza la evolución de la demanda ferroviaria entre 1988
y 1991 en las principales rutas de largo recorrido en España. Para cada
relación, propone la siguiente ecuación:
Variación del tráfico ferroviario =
a + [b x (variación del tiempo de viaje ferroviario)] +
c x (variación del tiempo de viaje por carretera)] +
[d x (variación de la oferta aérea)] + µ (variable estocástica)
Pues bien, el análisis realizado le sugiere segmentar según distancias las
relaciones para obtener resultados estadísticamente coherentes (lo que refleja
la importancia que sobre la elasticidad respecto al tiempo de viaje tiene el
valor del propio tiempo de viaje). Los coeficientes que obtiene son los
siguientes:
Tabla 1. Incidencia del tiempo de viaje sobre la demanda ferroviaria

Notas: Los coeficientes se refieren a una ecuación de la siguiente forma: Variación del tráfico
ferroviario = a + [b x (variación del tiempo de viaje ferroviario)] + [c x (variación del tiempo de
viaje por carretera)] + [d x (variación de la oferta aérea)] + µ (variable estocástica).
Fuente: La demanda de transporte en España.Germà Bel i Queralt, 1994.
Este análisis prueba algo que está en casi todos los estudios de demanda y de
reparto modal: el automóvil particular y el autobús son un serio competidor en
distancias cortas (quizá por debajo de 300 o 400 km), pero a medida que van
aumentando las distancias, el automóvil pierde atractivo. Ello seguramente se
debe a la incomodidad asociada a muchas horas de conducción (y a no poder
aprovechar el tiempo de viaje para otras actividades, ni siquiera para leer),
pero también a la dilución del peso de los tiempos muertos asociados a los
transportes públicos (recuérdese que para el automóvil el tiempo ciclo
ogeneralizado es el mismo que tiempo de viaje).
Quizá la más llamativa de las conclusiones del trabajo de Germà Bel es la
importancia que sobre la demanda del ferrocarril tiene la reducción del tiempo
de viaje de la carretera en distancias cortas. A su vez, denota una alta
sensibilidad a la reducción de tiempos de viaje del propio modo ferroviario en
todas las distancias, pero especialmente las del intervalo comprendido entre
los 400 y los 700 km, ya que para recorridos muy largos la sensibilidad al
tiempo de viaje propio es menor (ya se ha señalado que para estos recorridos
pueden preferirse los viajes nocturnos y además se trata de viajes que se
realizan con menos asiduidad).
77
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

No conviene olvidar que la elasticidad de la demanda respecto al tiempo de


viaje es mayor cuanto mayor es la competencia entre modos de transporte en
un corredor determinado.
Figura 3. Efecto de la variación de la velocidad medía en el número de
viajeros transportados por ferrocarril en algunas rutas españolas

Fuente: Oberservatorio del Ferrocarril en España


Eje izquierdo y columnas: miles de viajeros año; eje derecho y puntos: tiempo de transporte
medio en horas y minutos

Elasticidad respecto al tiempo de viaje de la competencia.- Existe


también una elevada sensibilidad al tiempo de viaje ofrecido por los restantes
operadores en competencia, especialmente en aquellos segmentos donde la
sensibilidad al tiempo de viaje es mayor.

78
Parte I. El mercado y el producto
El producto

‰ Precio
El precio es uno de los atributos más importantes del producto (en cuanto a la
determinación del volumen de la demanda). Del precio es relevante tanto su
valor absoluto, como la flexibilidad y la capacidad de adaptarse a las diferentes
necesidades de cada uno de los segmentos del mercado, pues un mismo precio
medio convocará un número mucho mayor de viajeros si es la media de una
banda muy ancha, que si se trata de un precio cerrado que excluye a todos los
que no están dispuestos a llegar a ese valor concreto.

Medida del precio y de la percepción económica


A efectos de analizar el comportamiento económico del negocio de transporte,
es importante conocer y valorar datos sobre los precios. Para ello, se exponen
primeramente varios aspectos sobre la medida del precio.

El precio y la percepción medios.- El precio se mide en unidades


económicas (sin incluir el IVA, ni la tasa de seguridad) por viajero y para un
trayecto determinado. Como es muy frecuente que el precio aumente al crecer
la distancia a recorrer, las comparaciones de precios se suelen hacer en
términos de percepción media, entendiendo por tal las unidades monetarias
por viajero.kilómetro (normalmente, céntimos de euro/viajero.kilómetro), lo
que permite hacerse una idea del precio relativo abstrayéndolo de la longitud
del trayecto a recorrer.
) Así, puede señalarse que un precio de 6 euros para ir de Madrid a Aranjuez (50
km) es más caro que un hipotético precio de 12 euros para ir de Madrid a Alicante
(400 km). En el primer caso, el precio por viajero.kilómetro es de 6 / 50 = 12 c€
/vkm, en el segundo caso es de 12 / 400 = 3 c€/vkm.

Comoquiera que para un mismo tren y entre dos puntos hay posibilidad de que
existan muchas tarifas diferentes, el precio absoluto pagado por los viajeros
puede variar de forma importante. Si además, para la misma ruta se
consideran diversos trenes, la multiplicidad de precios (tanto en valores
absolutos como en proporción al kilómetro) es muy grande. Por ello, es útil
manejar el indicador de percepción media (de un tren, o de un conjunto de
trenes para un periodo, o de una clase) que resulta de dividir los ingresos
(netos de IVA) pagados por los viajeros entre los viajeros.kilómetro que lo han
utilizado. Ello da una idea de la percepción media pagado por kilómetro,
teniendo en cuenta la diversidad de tarifas o de ofertas existentes.

Variabilidad del precio.- No solamente resulta importante para realizar


análisis el conocer el valor del precio medio, sino (como ya se ha señalado), el
rango de variación de los precios. Estas variaciones se pueden referir a un
tren o a un grupo de trenes, a una fecha o a un periodo, o incluso al año
completo, según cual sea el objeto del análisis. Pero es muy importante
conservar la referencia del precio medio con la de su variabilidad. Esta
variabilidad se puede medir de tres formas:

79
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

• Descuento medio: Se trata del porcentaje entre el precio medio pagado


y el precio medio según tarifa (si hay varias puede ponderarse de
acuerdo con las plazas ofrecidas de cada precio, o según los viajeros que
han viajado acogiéndose a cada precio nominal).

• Desviación típica de la percepción media: Cada viajero ha pagado un


precio en €/vk. La media ponderada de estos precios es lo que se ha
definido como percepción media. Pues bien, la desviación típica de estas
percepciones de cada viajero contribuye a medir la discriminación de
precios practicada.

• Rango de precios: Se trata de medir la diferencia entre lo que paga el


viajero que más ha pagado y el que menos para un mismo recorrido.
Ello también da una idea de la variación entre los precios.

Incidencia del recorrido.- Los recorridos de los viajeros se contabilizan en


el modo de transporte utilizado, pero que no necesariamente son iguales para
una ruta determinada entre dos puntos. Lógicamente el avión tiene el menor
recorrido en kilómetros entre dos puntos, normalmente la carretera tiene un
recorrido algo mayor, y el ferrocarril suele ser sensiblemente superior. Esta
observación (que puede parecer de escasa relevancia) sí que es importante en
ciertas rutas, al comparar los precios relativos entre diferentes modos de
transporte.
) Por ejemplo, entre Madrid y Valencia si la percepción media del tren y del autobús
son semejantes (6 c€/vkm) podría deducirse que el precio absoluto sería igual,
pero como por carrtera hay unos 340 km pero por tren 497 km, resulta que el
precio del autobús es de 20,40 € y el del tren de 29,82 €.

Debe señalarse que es muy frecuente que la percepción por viajero.kilómetro


vaya reduciéndose al aumentar la distancia recorrida, ya que ello refleja la
estructura de costes de las empresas de transporte, y a su vez minimiza los
desembolsos de los viajeros que realizan viajes largos. Por lo tanto, las
comparaciones entre percepciones medias, deben tener en cuenta la distancia
recorrida.

Ecuación económica básica.- Los ingresos por venta de billetes se


expresan, como se ha señalado, en céntimos de euro por viajero.kilómetro
(unidad básica de demanda). Los costes, como se indicará mas adelante,
deben medirse en céntimos de euro por plaza.kilómetro ofrecida (unidad
básica de oferta). Y como el coeficiente que relaciona los viajeros.kilómetro
con las plazas.kilómetro es el Aprovechamiento (A), la ecuación económica
básica de un operador a aplicar a un tren o un conjunto de trenes sería la
siguiente:
[Margen / vkm] = [Ingresos / vkm] - [(Coste / pk) / Aprovechamiento]
Esta ecuación, comparada para varios trenes o servicios, o incluso para
diferentes modos de transporte, habilita para analizar de forma general los
puntos fuertes y débiles de unos y otros. Permite conocer, en definitiva, si el
servicio analizado tiene un problema de ingresos o de costes (o de ambos).

80
Parte I. El mercado y el producto
El producto

) Una mayor profundización se podrá obtener al analizar los aspectos operativos, y


desagregar allí el Aprovechamiento en Aprovechamiento vertical y horizontal.

Reflexiones para una política de precios


La formulación de una adecuada política de precios es uno de los puntos más
difíciles de la definición del producto. Además es de los que más fuertemente
condiciona los resultados económicos del operador. Por otra parte, incide de
manera importante en el posicionamiento del producto y es consecuencia de la
estrategia concreta del operador, por lo que resulta imposible fijar reglas de
validez universal al respecto.
Además, la tecnología empleada tiene una incidencia fundamental sobre las
políticas de precios y las estrategias que la sustentan, pues la variabilidad de
los costes respecto a cada una de las variables que inciden en ellos, condiciona
la política tarifaria de forma importante.
) No es que los precios deban reflejar los costes, sino que la estrategia de la
empresa debe considerar las posibilidades tecnológicas para buscar una más
adecuada política tarifaria.

Por lo indicado, es improcedente e inviable proponer aquí una definición de la


política de precios, aunque sí se pueden explicitar algunas reflexiones
generales:

• El transporte es un servicio que se presta en un mercado cada


vez más competitivo, y por lo tanto el precio lo marca el mercado. En
otros tiempos, al estar el mercado mucho más regulado, el precio lo
fijaba el productor, y al operar en cuasi monopolio, el precio fijado tenía
como referencia el coste de producción y la consiguiente limitación
regulatoria. En otras ocasiones, el precio se ha considerado “político” y
era fijado por autoridades administrativas por razones de política
económica o social. Ya han desaparecido (en buena parte) los controles
políticos sobre los precios (y seguirán reduciéndose en el futuro), por lo
que serán los operadores quienes fijarán los precios de acuerdo con los
dictados del mercado3.
La existencia de un mercado en competencia real forzará los precios a
largo plazo a la baja en la medida en que los operadores tendrán que
reducir sus costes para poder competir. La evolución de la tecnología, la
mejora de la productividad y la actual falta de eficiencia en el sector
permiten prever una rebaja importante de los precios.

• La demanda es especialmente sensible al precio: En general se


produce en el transporte una elevada elasticidad de la demanda respecto
al precio. Y ello por varias razones:

3
No debe olvidarse, sin embargo, que en ausencia de un mercado real, los precios deben ser regulados. La
competencia intermodal no simpre garantiza la existencia de un mercado que fije los precios de forma
eficiente.

81
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

Æ El transporte pocas veces es un servicio de primera necesidad. De


hecho, una parte importante de los viajes son prescindibles (esta
regla general encuentra una importante excepción en muchos
servicios de cercanías).
Æ El uso de un modo de transporte determinado tiene, en general,
muchos sustitutivos (el uso de otros modos de transporte u otros
operadores).
Æ Una parte muy grande de la población (cada vez mayor) tiene coche
propio, por lo que (con las necesarias matizaciones), el coste
marginal de la utilización del coche sirve como referencia para
muchos posibles viajeros.
Existe la idea de que para los viajes por motivos de negocios no es
significativa la elasticidad respecto al precio. La realidad es que dicha
elasticidad es en general menor que en los desplazamientos por motivo
de ocio (los viajes de negocio suelen pagarlos las empresas). Pero no
puede afirmarse en absoluto (la experiencia así lo demuestra) que esta
movilidad sea insensible al precio.
) Probablemente será aún más sensible en el futuro, cuando la extensión de las
telecomunicaciones y videoconferencias hagan el viaje de negocio más
prescindible.

• El ferrocarril presenta muy fuertes economías de densidad, es


decir, que los costes por viajero se reducen fuertemente al aumentar la
ocupación de los vehículos. Ello conduce a considerar el ferrocarril como
un modo de transporte especialmente masivo.
) Al afirmar que el ferrocarril es un modo de transporte masivo no se quiere reflejar
las connotaciones peyorativas que puede tener esta palabra. Simplemente se
señala que se trata de un modo de transporte cuya tecnología ofrece una gran
capacidad y conlleva un elevado coste por circulación, pero con posibilidades de
transportar mayor número de viajeros que cualquier otro. Todo ello sin perjuicio
de que permite ofrecer a cada cliente un trato humano y personal (y así debe de
hacerse además).

Si también se considera el esfuerzo inversor necesario para construir la


infraestructura, carecen de sentido políticas de precios que reduzcan de
forma importante el número de viajeros aunque los ingresos sean los
mismos o incluso mayores. No parece, en este sentido, que el
transporte por ferrocarril pueda ser considerado un artículo “de lujo”, al
menos en su totalidad (sí puede segmentarse la oferta logrando un
precio más alto para ciertos segmentos a los que se ofrece más valor,
pero un número de viajeros reducido con precios unitarios muy altos
repugna el concepto mismo de este modo de transporte y sobre todo
dificilmente podrá alcanzar la rentabilidad económico-social que justifcia
la inversión.)

• El ferrocarril es un modo de transporte tecnológicamente


adecuado para la discriminación de la oferta: En un mismo tren
pueden ofrecerse diferentes clases de acomodaciones o tipos de
servicios, siendo un modo más adecuado que otros (como los aviones o

82
Parte I. El mercado y el producto
El producto

autobuses) para esta segmentación física. Ello parece aconsejar


aprovechar esta diferenciación en la oferta de un mismo tren para
discriminar precios y lograr consecuentemente el mayor número de
viajeros.

• El transporte tiene una demanda muy variable en el tiempo, lo


que induce sobrecostes muy importantes: No es aventurado pensar
que una parte importante de los operadores pudieran tener unos costes
inferiores en un 30-40% si la demanda fuese uniforme en el tiempo.
Ello significa que los costes del transporte son muy diferentes según los
días y las horas. Estos sobrecostes se producen normalmente a la vez
para todos los operadores en competencia, lo que hace pensar que un
comportamiento racional de todos ellos tienda a estimular por vía
tarifaria la utilización de los sistemas de transporte en periodos de
menor demanda, y a desviar por la misma vía los tráficos de punta a
días u horas colaterales.

• El óptimo económico se obtendrá con una política de precios muy


discriminada pero transparente: La discriminación de precios por
tipos de oferta, y por fechas/horas (para suavizar los efectos de la
estacionalidad), requiere para ser eficaz una gran transparencia y
posibilidades de conocimiento por parte de los clientes potenciales. Los
modernos sistemas de información ayudarán en este sentido, a través
del yield management, como se expondrá más adelante.
) Un ejemplo de los efectos positivos que pueden conseguir las políticas de
flexibilización de precios, gestionando la optimización de ingresos a través del
empleo de las nuevas tecnologías de los sistemas de distribución, se encuentra en
la franquicia ferroviaria Sea Containers Limited que opera en la East Coast Main
Line en Gran Bretaña. Dentro del proceso de privatización realizado en el sistema
ferroviario de este país, esta línea pasó de ser explotada por la empresa pública
British Rail (BR) a constituirse en una franquicia operada por Great North Eastern
Railway (GNER). El cambio de operador supuso pasar de unos ingresos de 209 M
de libras en el periodo 1991-92 a una cifra de 259 M en 1996-97 (incremento de
24%). Esta importante mejora se consiguió a través de un cambio en la política
comercial, estableciéndose promociones y descuentos para atraer más gente hacia
el tren. Para ello se ha introducido una tarifa con servicios adicionales para los
pasajeros de primera clase, así como descuentos a ciertas horas y días de la
semana sobre la tarifa base. El resultado es que en esta línea los viajeros vuelven
a usar el ferrocarril, y los servicios y la puntualidad han mejorado. (Railway
Technology International, 1998).

83
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

‰ Atributos de segundo nivel


Se ha indicado anteriormente que algunos atributos del producto se consideran
de segundo nivel porque se entiende que su peso es menor en las decisiones
de viaje o selección del modo. Por otra parte, algunos de estos atributos
aparecen en la percepción de los clientes combinados o integrados en otros, o
se dan por supuestos, de forma que se esperan, y constituyen una condición
necesaria aunque no suficiente para elegir el operador.
Aún cuando no son los más decisivos, no puede negarse su importancia, ya
que sí configuran una imagen de cada operador o modo de transporte que
puede hacer tomar decisiones no inmediatas.
Esto puede comprobarse en el hecho de que para idéntico tiempo de viaje e
idéntico precio, un sector importante de los viajeros opta por el tren frente al
autobús (comodidad, seguridad) y frente al avión (por razones análogas).
En la práctica, el efecto de estos atributos podría estimarse en base a unos
coeficientes que tendrán en consideración los resultados de la demanda
derivada de las variables básicas (precio y tiempo / frecuencia), modulando
sus resultados en función de estos atributos de segundo nivel.

La puntualidad
Se considera la puntualidad como un atributo del producto de segundo nivel,
porque aunque es valorado como importante por muchos viajeros, no es en
general una variable determinante a la hora de decidir viajar o no hacerlo, o
utilizar un determinado modo de transporte en lugar de otro.
Como siempre, estas reflexiones generales deben ser particularizadas en cada
caso, pero puede señalarse que la importancia que se concede a la puntualidad
varía notablemente según la motivación del viaje, y en menor medida según
su duración. Así, en viajes de tiempos más cortos se requiere normalmente
más puntualidad en términos absolutos, aunque podría aceptarse sin grave
error que desde este punto de vista el retraso medio en porcentaje sobre el
tiempo de viaje puede ser equivalente para todas las duraciones de viaje. Sin
embargo, las variaciones de exigencia de puntualidad sí que son más
importantes cuando la motivación de viaje es trabajo o ciertas gestiones,
mientras que para los viajes de ocio y familiares la puntualidad tiene menos
importancia.
De cualquier manera, en la percepción de los clientes, la puntualidad puede
considerarse incluida (lo que simplifica en gran medida la cuestión por cuanto
elimina una variable autónoma de decisión) en el tiempo de viaje, ya que si el
viajero espera un determinado retraso medio, es como si pudiera prever que la
hora de llegada efectiva será la hora de llegada real más el retraso que espera.
De alguna forma es como si para ese cliente que duda de la puntualidad del
sistema del transporte, se alargase el tiempo de viaje.

84
Parte I. El mercado y el producto
El producto

Seguridad
La seguridad de un modo de transporte no es, en general, una variable que
condicione de forma importante y directa la decisión de viajar o la elección del
modo de transporte. Buena prueba de ello se obtiene del hecho de que el
modo de transporte con menores índices objetivos y percepción subjetiva de
seguridad (que es el automóvil particular) es el que mueve la mayor parte del
tráfico de viajeros en todo el mundo.
Sí es cierto, sin embargo, que la seguridad puede ser una variable de decisión
para determinadas personas (las que han tenido -ellas mismas o algún
conocido directo- algún accidente, personas mayores o especialmente
miedosas, etc.) Hay también momentos en que se advierte una especial
sensibilidad general hacia la seguridad; así por ejemplo, cuando se ha
producido un accidente de transporte con especial notoriedad.
Sin embargo, se puede decir que la seguridad es un atributo que “se supone”
al modo de transporte; y que por lo tanto no es, en general, una variable de
decisión del viaje o de elección de modo.
Puede señalarse no obstante que, en la pequeña medida en que pudiera ser
una variable de decisión, lo sería en función de la percepción subjetiva que los
viajeros potenciales tengan de la seguridad del modo de transporte en
cuestión, y no de su realidad objetiva. Así, por ejemplo, es bien sabido que la
seguridad del avión es muy superior a la del automóvil; sin embargo los
viajeros perciben en general el coche como más seguro que el avión, y es fácil
encontrar personas que no viajan en avión por miedo (obviamente a un posible
accidente), mientras que no es frecuente encontrar personas que dejen de
viajar en coche por temor.
Además de la valoración que los propios clientes hacen de la seguridad, hay
también un fuerte condicionante sociopolítico. Así lo ha señalado el Grupo
Asesor del Comisario Europeo de Transportes Neil Kinnock (Comisión Europea,
1996a): también se han producido presiones políticas en el sentido de
considerar la seguridad como algo de importancia primordial, sin preocuparse
por su coste, como consecuencia de que los accidentes ferroviarios ejercen
sobre la opinión pública un impacto mucho mayor que el ejercido por las
continuas muertes que se producen en las carreteras. Algunas normas de
seguridad vigentes, excesivamente rigurosas y muchas de ellas surgidas como
reacción automática ante determinados accidentes, pueden generar unos
costes enormes (...) Los efectos adversos de un exceso de seguridad pueden
consistir en que, a medida que es necesario elevar las tarifas para costear
dicha seguridad, el tráfico se desvía del ferrocarril hacia las carreteras, que no
sólo están ya más congestionadas que el ferrocarril sino que, además, son
mucho menos seguras. ¡El aumento de la seguridad en los ferrocarriles puede
provocar más muertes en la carretera!.
La seguridad comparativa entre los modos de transporte puede ser un
elemento decisivo del viaje solamente en algunos casos, ya que según señala
Pierde Gante, director de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IA-
TA) a la revista The Economist (enero de 1997) “no sirve de nada intentar

85
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

convencer a la gente de lo seguro que es el avión, si cada semana están


viendo en televisión y en los periódicos una tragedia aérea”.
) La reacción de los pasajeros a este tipo de noticias suele ser muy drástica. Cuando
se produjo el accidente del avión de la compañía Valujet en Florida en 1996, la
demanda de plazas en las líneas regionales baratas americanas cayó en picado;
después se ha conseguido recuperar poco a poco, gracias sobre todo a los cambios
introducidos en los procedimientos de seguridad. Pero los aviones de Valujet
seguían volando meses después con el 50% de las plazas vacías frente a una
ocupación media del sector del 70%.

Medida de la seguridad.- La objetivación de la seguridad es difícil de


realizar por cuanto existen diferentes baremos para medir dicha seguridad.
Los problemas por los que, con frecuencia, se llegan a conclusiones diversas
(“el autobús es más seguro que el tren”, o viceversa) manejando los mismos
datos “objetivos” son varias:

• Los índices son muy diversos según el número de víctimas se considere


por viaje, por hora de traslado, o por kilómetro recorrido. Además, un
índice (como se comentará más adelante) no es siempre un buen
indicador del riesgo, puesto que la función víctimas-tráfico se representa
por una línea, y un índice no da sino un punto de esa línea. El índice da
el riesgo para las circunstancias que en realidad se han producido, pero
es necesaria la función que permite conocer la variación del riesgo al
variar las circunstancias.

• A veces se cuantifican los accidentes de forma inadecuada. Deben


considerarse las víctimas entre los viajeros del modo en cuestión, y no
los provocados por el modo.
) Así, si en un paso a nivel por culpa del ferrocarril éste arrolla a un autobús y
fallecen 2 viajeros del autobús, éstos deben contabilizarse en la siniestralidad del
autobús; en el caso contrario, si un camión se salta las barreras cerradas de un
paso y colisiona con él un tren de viajeros del que mueren dos personas, las
víctimas se imputan al ferrocarril y no al camión responsable. Una cosa es la
responsabilidad del modo, y otra la probabilidad de ser víctima de un accidente,
que sólo la tienen los viajeros del modo.

• Se observan diferencias en el concepto de accidente mortal, en función


del tiempo transcurrido entre el momento del siniestro y el fallecimiento.

• Se mezclan con frecuencia datos de recorridos urbanos e interurbanos.


Así como para el tren la seguridad en unos y otros es casi la misma (por
viaje, por kilómetro y por hora), para el coche particular y sobre todo
para el autobús no lo es. Mientras en los autobuses urbanos se
desplazan muchísimos viajeros y no hay prácticamente víctimas, en los
recorridos interurbanos de autobús, hay menos viajes y muchas más
víctimas.

• Como afortunadamente hay una gran seguridad en casi todos los modos
de transporte, las víctimas en una red ferroviaria o en la aviación en el
país son muy pocas, habiendo años en que no se registra ninguna. Sin
embargo, un sólo accidente de un modo masivo (tren, avión) provoca

86
Parte I. El mercado y el producto
El producto

muchas víctimas, lo cual puede distorsionar la estadística.

• Hay que diferenciar entre los índices de frecuencia y gravedad de los


accidentes, ya que un modo de transporte puede sufrir accidentes y no
tener necesariamente víctimas (por ejemplo el coche o los autobuses en
desplazamientos urbanos), mientras que en otros casos el accidente sí
conlleva la existencia de víctimas (por ejemplo el avión).
Por ello, un sistema razonable de comparación de la seguridad habrá de
tener presente los siguientes parámetros:
Æ Diferenciar los índices por viaje, por tiempo y por recorrido, y
establecer “funciones de riesgo” cuando los índices no sean
representativos de la evolución posible.
Æ Utilizar series temporales largas y medias móviles para modos de
transporte con pocos accidentes, pero con posibilidad de muchas
víctimas por accidente.
Æ Excluir los datos de los servicios urbanos, al menos en el caso del
autobús.

Datos comparativos.- De las estadísticas manejadas, las elaboradas por la


Royal Society For Prevention of Accidents de Gran Bretaña parece que cumplen
estos requisitos, y son coherentes con las reflexiones más prudentes sobre el
tema. En esta estadística se han excluido los datos del autobús, ya que del
recorrido medio considerado en su elaboración (7,5 km), se puede concluir
que están comprendidos (y con un peso aplastante) los segmentos urbanos de
autobús, lo que distorsiona totalmente la seguridad de este modo. No se han
excluido, sin embargo, los recorridos urbanos del coche particular, lo que
puede favorecer algo a este modo de transporte, ya que los datos presentados
corresponden a una media entre recorridos urbanos e interurbanos, y el coche
en ciudad es mucho más seguro que en carretera.
Según estos datos, la seguridad por kilómetro recorrido del avión sería la
mejor de todas: 0,03 víctimas por cada 100 millones de pasajeros, sin
embargo teniendo en cuenta que modernamente casi todos los accidentes
ocurren en aterrizaje o despegue, el avión se convierte en uno de los modos de
transporte más inseguros por cada viaje: 55 víctimas se registran por cada
100 millones de pasajeros (cifra solamente superada por el ciclomotor).
El de 1996 fue un año especialmente malo para la aviación comercial, mientras
que, con algunos accidentes en España al comienzo de 1997, el ferrocarril
mantiene su atractiva posición, siendo el modo de transporte más seguro por
viaje, por hora de traslado y el segundo más seguro después del avión por
kilómetro recorrido según las estadísticas de la Royal Society For the
Prevention of Accidents anteriormente citadas.

87
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

Tabla 2. Comparación del riesgo en diferentes modos de transporte


(víctimas por cada 100 millones de pasajeros, horas o km)

Notas: (1) Media 1.975-1.993. (2) en 1.992. Se han excluido los datos del autobús,
puesto que si se contabilizan datos de recorridos urbanos e interurbanos pueden producirse
sesgos importantes.
Fuente: Royal Society For Prevention of Accidents.

Evolución de la seguridad.- En el ferrocarril, la seguridad aumenta de


forma constante, tanto por el diseño del material como por la experiencia
acumulada. De hecho, los trenes de alta velocidad (aunque la intuición general
parece señalar lo contrario) son notablemente más seguros: en España ningún
viajero ha resultado lesionado en un accidente de circulación en los más de 19
años que lleva funcionando el sistema de Alta Velocidad (habiéndose
transportado más de 100 millones de viajeros).
Figura 4. Siniestralidad por modo de transporte

Incluso en el ferrocarril convencional, la tendencia es continuada y muy


acusada a la baja (los escasos accidentes con viajeros fallecidos hacen que las
cifras de éstos pueden oscilar de manera importante por efecto de la falta de
representatividad estadística). En cualquier caso, en Renfe entre 1987 y 1996
el número de accidentes de circulación en trenes por año ha pasado de 1.115 a
405, y en maniobras de 623 a 404.
Los costes de los accidentes también son relevantes, y han disminuido como
consecuencia de la reducción de los accidentes. Desde 1987 a 1996 han
pasado en Renfe de suponer unos 22 millones de euros anuales a unos 12

88
Parte I. El mercado y el producto
El producto

millones de euros.
Por contra, en la carretera y en el sector de la aviación la seguridad parece no
mejorar muy deprisa.

Seguridad comparativa del tren y el avión.- Para ilustrar las


reflexiones anteriores se ha realizado una comparación específica entre el
riesgo del tren y del avión, analizando la cifra de fallecidos en cada uno de los
modos en función del número total de viajeros y de viajeros.km. En el caso
del avión se han empleado datos de accidentes (número de víctimas mortales)
y tráficos (viajeros y viajeros.km) a nivel mundial, para el periodo 1975-1995.
Para el ferrocarril estos datos corresponden a España. En ambos casos se
emplea la media móvil de los siete años anteriores al año analizado para así
eliminar la distorsión que provoca la elevada dispersión existente entre los
accidentes.
Figura 5. Media móvil anual de la siniestralidad del avión y del ferrocarril

En el gráfico se puede observar cómo el tren en la actualidad es el modo más


seguro empleando ambos criterios de valoración, si bien la diferencia es mucho
mayor en favor del ferrocarril si se utiliza la cifra de viajeros totales.
Tradicionalmente se venía aceptando que el avión es más seguro si el riesgo se
mide en víctimas por viajero.km, y el tren es más seguro si el riesgo se mide
en víctimas por viajero. Ello responde al hecho de que el mayor riesgo en la
aviación se produce en las operaciones de aterrizaje y despegue, por ello, en
viajes de largas distancias, este riesgo se “diluye” mucho, mientras que en el
tren (como en el coche) el riesgo es semejante en todos y cada uno de los
kilómetros del recorrido. En definitiva, ello comportaba que el tren era más
seguro para recorridos por debajo de una determinada distancia, y el avión
para viajes más largos.
También se puede observar en el gráfico cómo el ferrocarril ha sido capaz de
reducir mucho más el riesgo de accidentes que el avión, modo en el que la
seguridad ha mejorado a lo largo del tiempo, aunque más lentamente.

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Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

Seguridad comparativa del tren y el autobús.- Las comparaciones


entre el riesgo del viaje en tren y el autobús suelen estar desvirtuadas al
emplearse cifras no comparables entre sí. En efecto, es frecuente referir los
tráficos de autobús tanto a los recorridos urbanos como los interurbanos;
como estos últimos realizan un tráfico muy importante sin apenas víctimas,
distorsionan por lo tanto la realidad del riesgo de los servicios interurbanos.
Por otro lado, en algunas ocasiones (como sucedió en la Jornada sobre la
seguridad del autocar organizada por Asintra en 1.997), se ha manejado
erróneamente la cifra de muertos en Renfe, al añadir a los viajeros y agentes
muertos en accidente, la cifra de “extraños”. Este concepto responde a
personas que, al no ser viajeros del tren (por ejemplo peatones muertos
arrollados en la vía o en pasos a nivel) no debe incluirse a la hora de comparar
el riesgo de viajar en tren. Se ha reconstruido una serie histórica
suficientemente representativa y con criterios homogéneos, en la que se
comprueba cómo el número de muertos en el autobús en el periodo 1986-1996
es 16 veces superior a los muertos en tren, y el riesgo (medido en viajeros
muertos / viajero.km) es 11 veces superior.
Tabla 3. Seguridad comparativa del tren y el autobús en España

Notas: En ambos modos se incluye en la cifra de víctimas muertas de cada modo de transporte
los viajeros y personal fallecido a bordo de los vehículos siniestrados, sin incluir otras víctimas
como personas arrolladas (por ejemplo en la vía o en pasos a nivel) que deberían ser imputadas
a sus respectivos transportes con independencia de las causas del accidente.Las cifras del
tren corresponden a los tráficos de Renfe. Las cifras del autobús incluyen tráficos regulares
y discrecionales.
Fuente: Renfe, Dirección General de Tráfico (DGT) y Federación Española Empresarial de
Transporte de Viajeros (ASINTRA).

90
Parte I. El mercado y el producto
El producto

Comodidad, accesibilidad y otros atributos


Cuando una persona utiliza un servicio está recibiendo un valor y a cambio se
le exigen una serie de esfuerzos.
Luis María Huete en su recomendable trabajo “Enfoques de creación de valor
para los clientes” (dentro del libro “Revitalizando los servicios”, 1996) lo ha
descrito de forma bien gráfica:
El concepto Valor por esfuerzo describe bien la lógica de los intereses de los
clientes. Por tanto, la mejora del mismo es un enfoque adecuado para
incrementar la satisfacción y retención de clientes. (...)
Los elementos que componen la ecuación Valor por esfuerzo postulan que,
para un cliente, el atractivo de un producto o servicio (su capacidad de influir
en sus decisiones de compra y en su satisfacción posterior) es directamente
proporcional al valor percibido, bien a través de elementos tangibles, bien a
través de elementos intangibles. Y es inversamente proporcional a los costes
que suponen para el cliente disfrutar de ese servicio: el precio que tiene que
pagar por él, las incomodidades que ha de soportar para conseguirlo y las
inseguridades que pueda experimentar no sólo al plantearse la compra, sino a
lo largo de todo el proceso de prestación del servicio o uso del producto.
La ecuación de Valor por esfuerzo es la siguiente:
Valor por esfuerzo =
Valor percibido (elementos tangibles + elementos intangibles) /
[ precio + incomodidades + inseguridades]
Si cinco son los elementos que conforman la ecuación, cinco son las palancas
sobre las que se puede actuar para mejorar el resultado de dicha ecuación; y,
por tanto, para crear las condiciones en donde se aumente la satisfacción y
retención de los clientes. Lógicamente, cada elemento tendrá una importancia
relativa distinta que, además, variará de caso en caso. Igualmente, el coste
para la empresa de una mejora de la ecuación variará dependiendo de la
palanca o palancas utilizadas y de las circunstancias del caso.
Pues bien, como se ve, en la obtención de una buena proporción de valor
respecto al esfuerzo por parte del cliente influyen positivamente los valores
percibidos y negativamente el precio, inseguridades e incomodidades. En el
caso del transporte, hay que añadir como esfuerzo el tiempo propio que aporta
el viajero, cuyo valor depende (ya se expondrá) de la comodidad que se le
ofrezca en todas las fases del viaje.
Las inseguridades se refieren aquí más a las incertidumbres que la inseguridad
derivada de la posibilidad de accidentes, ya que aquélla conforma el atributo
seguridad ya explicitado. Las inseguridades ahora consideradas se refieren a
la ansiedad que añade a las personas el hecho de estar en un medio no
habitual. Además, es especialmente crítica e indeseable la falta de información
en caso de incidencias en el servicio.
El amplio concepto de la comodidad (y ausencia de inseguridades) engloba
91
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

muchos atributos difíciles de cuantificar y algunos de ellos intangibles.


En la lógica del cliente por lo tanto la comodidad y la certeza es un elemento
que puede ayudar a tomar la decisión de realizar un viaje, o a hacerlo con un
determinado operador, y por ello puede configurarse como una atributo del
producto.

La comodidad.- La comodidad exigida es cada vez superior porque el nivel


de vida va aumentando y las incomodidades las compara cada persona con su
entorno de vida habitual. La comodidad incluye por supuesto un confort
ambiental (aire acondicionado, ausencia de ruidos y de olores, de aceleraciones
bruscas), una acomodación adecuada (dimensiones y comodidad de la plaza),
y las posibilidades de interrumpir la vida habitual lo menos posible durante del
viaje. En este sentido, la posibilidad de contar con aseos, cafetería,
restauración, televisión o vídeo aumentan la comodidad.
) El avión, que tiene en contra su espacio para ofrecer comodidades, está
reaccionando también en este sentido. Richard Brandson, presidente de Virgin
Atlantic Airways ha anunciado que planea ofrecer a sus clientes un innovador
servicio de avión-hotel. Los viajeros que quieran cruzar el Atlántico, en esta línea
aérea podrán volar en aparatos con cama de matrimonio, gimnasio, discoteca,
duchas y habitaciones privadas. Todo ello a partir del año 2.002 y en la nueva
flota de aviones Airbus A340s que Brandson había encargado en 1.997 al consorcio
europeo por 2.400 millones de euros.

El ferrocarril por su concepción tecnológica es (aquí también) un medio


adecuado para aumentar la comodidad a los clientes; en este campo el tren
ha mejorado notablemente en los últimos años (los trenes de ahora son muy
superiores a los de hace 20 años mientras que los aviones apenas han
cambiado), como lo ha hecho el autobús y el coche. Pero la competencia
continúa, y en el futuro cabe prever que la comodidad (incluyendo el servicio al
viajero) sea uno de los elementos diferenciales entre los operadores, por lo
que al igualarse precios, tiempo de viaje y frecuencias los factores relativos a
la comodidad pueden decantar el resultado en un sentido u otro.
Las ventajas intrínsecas del ferrocarril se derivan de su vocación de medio de
alta capacidad, lo que permite disponer de más espacios y mayores zonas
comunes que en otros modos de transporte (cafetería, plataformas, aseos,
maleteros). Asimismo las aceleraciones (laterales y transversales) son, por
razones tecnológicas, menores que en otros modos, lo que favorece el confort.

Reflexiones sobre la comodidad y accesibilidad.- Cada tipo de


servicio o de producto es diferente, y el grado de comodidad dependerá del
tipo de servicio que pretende dar cada operador (e incluso dentro del tren
puede ser diferente según las clases). Se formulan seguidamente algunas
reflexiones sobre cómo puede planearse en la comodidad de los vehículos de
cara a mejorar en lo posible el coeficiente asociado a ella, y con él la cuota de
mercado que correspondería por precio y tiempo de viaje/frecuencia.

• La limpieza es cada vez más un elemento de confort muy valorado por


los clientes, probablemente el más importante. Una exquisita limpieza
interior y exterior del tren será valorada inmediatamente como una
mejora del confort percibido.
92
Parte I. El mercado y el producto
El producto

• La climatización, especialmente en los climas muy cálidos, es otro


atributo cada vez más valorado, y al estar ya muy extendido puede
considerarse como una condición necesaria (aunque no suficiente) para
que el vehículo sea aceptado por el cliente.

• El espacio útil a disposición de los viajeros debe ser mayor cuanto mayor
sea la duración del viaje. El espacio útil se mide tanto en distancia entre
asientos, distancia al asiento contiguo y a la pared (en su caso), anchura
de pasillos, existencia de zonas comunes (cafetería, etc), espacios para
“estirar las piernas”, para fumar en los coches de “no fumadores”, etc.

• Los asientos tienen gran importancia. Los clientes valoran que éstos
sean orientables en el sentido de la marcha (así lo son en el automóvil,
en el autobús y en el avión), y la posibilidad de reclinar el respaldo del
asiento.

• Las aceleraciones laterales admitidas en el ferrocarril son


tradicionalmente menores a las de otros modos de transporte,
singularmente los que circulan por carretera. Ello es lo que permite
realizar actividades en el tren, tales como leer, o en su caso, escribir. En
este sentido, es importante no rebasar las velocidades máximas que
permiten este tipo de actividades, y que son las que inducen
aceleraciones laterales del orden de 0,65 m/s2, lo cuál permite unas
determinadas velocidades de paso por las curvas (velocidades que
pueden ser aumentadas en el caso de los trenes basculantes o
pendulares, ya que esta inclinación amortigua parte de la aceleración
lateral que recibe el vehículo y llega minimizada al viajero).

• Cada vez más serán valorados los servicios de información y


entretenimiento al viajero (vídeo, información de la velocidad de
circulación, próximas paradas, informaciones sobre los destinos, etc).
Igualmente, será valorada la posibilidad de elegir la programación de
audio o de vídeo por parte de los clientes, y de llamar por teléfono o
estar localizable durante el viaje.

• Para viajes largos, se precisa la realización de diferentes tipos de


actividades, que de alguna manera están reduciendo psicológicamente la
duración del viaje. Así, el reparto de prensa, la distribución de un
“snack” o el servicio de comida, el ofrecimiento de caramelos o de otro
tipo de complementos, no solamente suponen un valor añadido para el
cliente, sino que reducen psicológicamente la duración del viaje.

• Los procesos accesorios al viaje son singularmente importantes para el


cliente. En algunas ocasiones es preciso emplear más tiempo o sacrificio
para sacar el billete que para realizar el propio viaje. En este sentido, la
información previa al viaje y la venta de billetes debe ser simplificada
todo lo posible, ofreciendo al cliente la posibilidad de obtener el billete
en su propio domicilio, a través de Internet, en un cajero automático o a
través de agencias de viaje con un mínimo esfuerzo, y con la máxima

93
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

posibilidad de que escoja el tipo de acomodación que él desea (siempre


y cuando lo obtenga con la suficiente antelación.)
Estos procesos de autoventa tienen la ventaja del menor coste para la
empresa operadora, y la máxima antelación a la venta y la fidelización
de los clientes.

• Al viajero le importa el servicio puerta a puerta. Por ello, la conectividad


entre modos de transporte es especialmente importante para muchos
viajeros.

• En viajes medios y largos es singularmente importante para los viajeros


un tratamiento adecuado del equipaje. La posibilidad de transportarlo sin
grandes dificultades hasta el tren, eliminando las barreras físicas que
existan, su emplazamiento adecuado en el interior del tren (en lugar
visible y seguro), y la facilidad en la retirada en destino, son cada vez
más valorados por los clientes (especialmente los de edad avanzada).

• La inexistencia de barreras físicas, singularmente saltos en altura o


longitud para acceder a los trenes o moverse por dentro de ellos, son
cada vez más importantes, no solamente para las personas con
movilidad reducida, sino para todas las personas de edad, e incluso para
las personas jóvenes, ya que psicológicamente suponen barreras y
dificultades. En este sentido, si la altura del piso de los trenes fuese
uniforme y lo más parecida posible a la altura de los andenes, y la
distancia horizontal entre éstos y el andén no fuese muy grande, se
mejoraría de forma muy importante la percepción del producto por parte
de los clientes.
Es preciso incorporar el concepto de diseño universal: adaptar los
accesos a las personas con movilidad reducida con soluciones no
ortopédicas, es mejorar el confort para todos.

Cuantificaciones del efecto del confort.- Un estudio específico podría


profundizar en la valoración cuantitativa de todos estos aspectos, para tratar
de determinar el coeficiente de ponderación que, en función de las distancias,
afecta a unos o a otros modos de transporte de acuerdo con su factor de
comodidad.
En todo caso, a falta de otras generalizaciones y a título orientativo, este
“factor de comodidad” beneficia al ferrocarril en recorridos a partir de 250 km;
mientras que hasta estas distancias, el coche es preferido salvo que los
factores de congestión (como sucede en el caso de cercanías) pesen
demasiado.
Por ello, el ya citado trabajo de Marta Hernanz Ayuso (1990) a la hora de
estudiar el reparto entre modos, multiplica los factores derivados del tiempo de
viaje, precio y frecuencia, por uno complementario (que se asocia al que
nosotros llamamos derivado de la comodidad), cuyo valor sería el siguiente:
Æ Para el avión: 0 x (d-250).
Æ Para el ferrocarril: 0,000290120 x (d-250).
94
Parte I. El mercado y el producto
El producto

Æ Para el autobús: -0,0060722 x (d-250).


Æ Para el vehículo privado: -0,00353193 x (d-250).
Estos coeficientes fueron estimados para la relación Madrid-Sevilla en el año de
realización del estudio (1.990), y pensamos que pueden ser razonablemente
orientativos de la realidad que aquí se está exponiendo. Explicitan que los
modos de carretera (autobús y vehículo privado) son preferidos al avión y al
tren para distancias menores de 250 km, y para distancias mayores el tren es
el modo de transporte más favorecido, seguido del avión, del vehículo privado
y autobús.

La calidad de los horarios


Un aspecto a tener en cuenta en el producto es el conjunto de atributos que
definen la “calidad” de los horarios. En su diseño se deben tener en cuenta las
siguientes ideas: lograr (en lo posible) una cadencia uniforme entre trenes; la
facilidad de los horarios para ser recordados; y la estabilidad de los mismos en
el tiempo.

Uniformidad en la cadencia de los horarios.- Es deseable ofrecer un


intervalo lo más uniforme posible (cadencia) entre los trenes, con el objeto de
facilitar su comprensión por parte de los viajeros. Los horarios cadenciados
mejoran la “productividad de la frecuencia” y disminuyen el tiempo de espera
máximo. Hay que tener en cuenta además que los horarios cadenciados no
sólo benefician al cliente, sino también a las operaciones, ya que permiten
realizar una programación uniforme y sistemática de la utilización de los
recursos en el tiempo.
) Al parecer los horarios cadenciados se implantaron por primera vez en Gran
Bretaña al final de la década de los 60, con motivo de las electrificaciones entre
Londres, Birmingham, Manchester y Liverpool. En el continente Alemania fue el
primer país en introducir la cadencia en los horarios, a través de los servicios
Intercity implantados en 1979, circulando trenes cada hora en las cuatro líneas
principales. Con posterioridad, casi todos los países europeos han diseñado
horarios cadenciados en sus tráficos principales. Los ferrocarriles suizos
implantaron frecuencias de media hora a partir de 1982, abarcando incluso las
redes secundarias desde 1985. Los ferrocarriles belgas lo hicieron en 1984. En
España el primer intento serio de Renfe para introducir una cadencia en los
horarios de la “malla general” se produjo a través del cambio de horarios de 1992,
a partir del cual se estableció una secuencia lógica y sincronizada en las salidas y
llegadas de los trenes por tipo de servicio (largo recorrido, regionales, etc) a nivel
nacional, que en buena medida se sigue manteniendo en la actualidad. Así por
ejemplo, en los servicios de largo recorrido, se establecía una cadencia de dos
horas para los trenes entre Madrid y Alicante (salidas de Madrid a las 8:00, 10:00,
12:00, 14:00, etc). En Francia, el 28 de septiembre de 1997 la SNCF implantó un
horario cadenciado en el TGV Sudeste entre París y Lyon, circulando los trenes
cada hora a lo largo del día y cada media en las horas punta. En España, la línea
AVE Madrid-Sevilla cuenta con horarios cadenciados desde su origen en abril de
1992, circulando en 1997 los trenes “AVE Larga distancia” cada hora.

Horarios “nemotécnicos”.- Los horarios y sus cadencias deben ser fáciles


de memorizar por parte de los viajeros. Así es más fácil acordarse del horario
de un tren que tiene su salida a las horas “en punto” o a las “y cuarto”, que

95
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

uno que sale a las horas “y treinta y siete”. Se podría realizar una clasificación
de las horas de salida o llegada, en función de su facilidad para ser recordadas
por los usuarios: las mejores horas desde este punto de vista son las “en
punto”, luego las “y media”, las “y cuarto”, las “y diez” e “y veinte”, y por
último las horas múltiplos de 5 (“y cuarenta”, “y cincuenta”, etc). Además
siempre son más fáciles de memorizar las primeras medias horas (“y cuarto”,
“y veinte”) que las segundas (“menos cuarto”, “menos veinte”); esto se debe a
que las primeras medias horas se escriben igual que se pronuncian, mientras
que en las segundas se produce una disociación que motiva esta confusión (así
se habla, por ejemplo, de las “siete menos veinte” y se escribe las “6:40”).

Estabilidad de los horarios.- Otra característica que deben cumplir los


horarios, en lo posible, es su permanencia y regularidad a lo largo del tiempo,
para lograr así que los viajeros se familiaricen y recuerden los servicios.
) Como ejemplo de tren que ha mantenido una loable estabilidad en este sentido se
puede citar el Talgo “Triana” que circula entre Barcelona, Cádiz y Badajoz, que
desde el cambio de horarios de 18 de octubre de 1.992 ha tenido su salida (y así
se mantuvo hasta finales de 2003) de Barcelona-Sants a las 8:30h.

Además, es importante fijar los horarios en función de las horas de llegada al


trabajo/estudios con interposición del medio de transporte terminal.

Satisfacción de las expectativas y fidelización


Hay que señalar otros dos atributos que debe satisfacer el producto, que no
son específicos del transporte de viajeros, ni del transporte en general, sino
que se plantean en los servicios en su conjunto: la satisfacción de las
expectativas y la fidelización de los viajeros. Estos dos aspectos han sido
estudiados para el conjunto de los servicios, existiendo una no amplia pero sí
valiosa bibliografía sobre el tema, entre la que cabe destacar el trabajo ya
citado de Luis María Huete Enfoques de creación de valor para los clientes
(dentro del Libro Revitalizando los servicios, 1996). Al ser estos dos atributos
genéricos para el conjunto de los servicios (y no propios por tanto del
transporte por ferrocarril de viajeros), se ha optado por limitarse a subrayar la
importancia y el protagonismo que deben tener también en este tipo
empresas, sin entrar en una reflexión detallada sobre los mismos.

La satisfacción de las expectativas de los clientes.- La satisfacción


de los clientes de un bien o servicio viene determinada por la diferencia entre
lo percibido realmente y las expectativas que sobre el mismo se han creado.
De este modo, no conviene crear unas expectativas falsas en los clientes
potenciales, ya que la satisfacción final va a ser negativa al contrastar esas
expectativas que no se han cumplido con la realidad.
) Así, por ejemplo, los pasajeros de un avión pueden tener la expectativa de que van
a sufrir un retraso de media hora por alguna causa determinada y conocida (por
una huelga, debido al mal tiempo, etc). Si con posterioridad ese retraso resulta ser
de 20 minutos, la impresión va a ser positiva, ya que lo percibido (el retraso que
realmente se ha producido) ha sido mejor que las expectativas que tenían los
pasajeros.

96
Parte I. El mercado y el producto
El producto

Fidelización de los viajeros.- Una empresa de servicios que tenga unos


clientes repetitivos tiene diversas ventajas, entre las que cabe citar:

• La empresa se asegura un volumen de clientes que se mantiene


constante, reduciendo en parte las fluctuaciones de la demanda, lo cual
se traduce además en unos ingresos constantes en el tiempo.

• Los clientes satisfechos comentarán su experiencia favorable con otras


personas, que posiblemente se conviertan en nuevos usuarios,
reduciéndose así el gasto de publicidad que debe realizar la empresa.

• Los cliente habituales “ya conocen” el servicio, siendo necesario un


menor número de indicaciones, atenciones, etc, lo que supone una
fuente de reducción de costes adicional.
Esto hace que la fidelización de los clientes sea uno de los aspectos en los que
están incidiendo más las empresas de servicios en la actualidad. Una
consecuencia de esta política es la diversidad de sistemas de fidelización que
están implantando las empresas, como pueden ser en la hostelería los “bonos”
canjeables por noches de hotel, y las “tarjetas” y “talonarios” canjeables por
viajes en las empresas de aviación.
) Las aerolíneas han sido pioneras en ofrecer programas de fidelización a sus
clientes, contando en la actualidad la práctica totalidad de estas compañías con
alguno de estos sistemas. Así se pueden citar los programas “Frequent Traveler
Program” de USAir, “Premiun Program” de Alitalia, “Frequence plus” de Air France,
“Iberia Plus” de Iberia, “Talon air” de Air Europa, “Spanair plus” de Spanair, etc.
En el ferrocarril no se han extendido estos programas, siendo AVE una de las
experiencias pioneras en este sentido con la “Tarjeta Club AVE”. Eurostar también
ha desarrollado su propio programa de fidelización.

Capacidad.- La capacidad ofrecida por el servicio es también un atributo


importante para la determinación de la demanda. La capacidad hace alusión a
que exista oferta de plazas suficiente para satisfacer a la demanda potencial, y
que esta oferta sea a las horas y con las características con que es necesaria.
Una falta de capacidad reduce el tráfico, y al revés, el que los viajeros perciban
que hay capacidad en el servicio del operador, hace que cuenten más con su
oferta.
) Un ejemplo de cómo el tráfico ha ido aumentando significativamente al ir creciendo
la capacidad ofertada, se encuentra en la línea del Vallès, de los Ferrocarrils de la
Generalitat de Catalunya. Tanto la inclusión dentro de la línea general del ramal de
la Universidad Autónoma, como la oferta de nuevos servicios en el producto Metro
del Vallès incidieron de forma importante en el tráfico.

97
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

Figura 6. Evolución de viajes del metro del Vallès

Fuente: FGC

98
Parte I. El mercado y el producto
El producto

‰ Garantía del servicio


En un mercado competitivo, como lo es el del transporte va cobrando
importancia como un atributo del producto la garantía de calidad. El
consumidor exige, cada vez más, certeza de obtener el servicio adecuado por
su dinero, y las empresas de servicios comprueban cómo el garantizar estas
prestaciones añade más valor que coste, por lo que se están extendiendo
diversas formas de garantizar el servicio anunciado.
Es posible considerar, por tanto, fundamentalmente dos tipos de medidas para
corregir los efectos de la falta de fiabilidad en el caso de que se produzca, con
los objetivos de minimizar las consecuencias sobre los viajeros, y establecer el
correctivo económico sobre el responsable de la pérdida de fiabilidad o calidad:

• Se puede establecer una garantía que indemnice a los viajeros por las
pérdidas de calidad sufridas (retrasos, cambios de clase, diferencias de
acomodación sobre lo programado, etc.).
Estas devoluciones (totales o parciales) del importe deben realizarse
según un baremo preestablecido y adecuado, y tienen la ventaja de que
un cliente que puede sentirse insatisfecho por un servicio recibido, al
final se ve compensado con la devolución económica de la totalidad o
parte del billete.
De otro lado, ofrece la ventaja de que en la mayor parte de los casos en
los que sea imputable a proveedores externos la pérdida de calidad, se
les puede repercutir el coste o un porcentaje superior o inferior del
mismo.

• Se debe pactar con los prestadores de servicios indemnizaciones a


percibir por el operador en el caso de que la calidad de la prestación no
sea la comprometida en el contrato.

Valor de un tren.- El sistema propuesto parte de la base de la necesidad


del conocimiento de lo que vale un tren. El valor del tren es el importe pagado
por los clientes en un tren determinado, es decir, las ventas brutas de dicho
tren.
El valor del tren es, por tanto, un instrumento de referencia, tanto para
conocer la repercusión de las indemnizaciones a los viajeros, como para recibir
indemnizaciones de los suministradores en casos de pérdidas de calidad. Este
valor del tren ha de ser, por tanto, conocido antes de la conclusión de los
contratos con los suministradores y proveedores externos.
A efectos de cuantificación del impacto económico de las indemnizaciones, y de
objetivar al máximo las indemnizaciones a recibir de los prestadores de
servicio independizándolas de la carga del tren concreto (la pérdida de calidad
generada es independiente del número de viajeros que en ese día viajen),
conviene darle un valor medio del año al tren de cada línea, de forma que se
sugiere que la fórmula sea:

99
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

Valor del tren = Número de plazas.km del tren


x Coeficiente de ocupación medio anual del tren
x Percepción media (medida en céntimos de euro/viajero.kilómetro)
De esta manera, el operador podrá conocer en función de las estadísticas del
retraso y sus causas, y del propio cuadro de indemnizaciones que establezca,
las devoluciones que realizará a lo largo del año; y los prestadores de servicio,
podrán igualmente cuantificar su riesgo.
) Evidentemente, la prima del seguro que esto supone, habrá de ser considerada
como un coste más, pero de alguna manera se consigue que las pérdidas de
fiabilidad causadas por terceros sean neutras para el operador, ya que las
penalizaciones previstas en los contratos tradicionales suelen ser insuficientes para
compensar los graves daños que a los operadores se les causa en la pérdida de
fiabilidad por motivo de un retraso o de un mal funcionamiento del material o de la
infraestructura.

Indemnizaciones a clientes.- Respecto a las indemnizaciones a los


clientes, existen dos sistemas:
Æ Indemnización en metálico o abono en tarjeta de crédito,
Æ Indemnización en dinero del operador, en bonos o en vales de viaje o en
puntos de tarjetas de fidelización.
Evidentemente es más satisfactoria para el operador la segunda:

• Porque no supone un desembolso en metálico del operador, y además


obliga a volver a utilizar los bonos en recorridos propios del operador.

• Con ello se garantiza que el último viaje realizado por el cliente siempre
ha sido satisfactorio, de forma que si ha realizado un viaje en el que ha
habido una incidencia, se devuelve el dinero en bonos de viaje, lo que le
obliga a realizar otro viaje y éste ya se supone que ha tenido un
resultado satisfactorio (si así no fuese se le devolvería nuevamente otro
bono de viaje, y así sucesivamente). De esta forma se evita que con el
dinero de la indemnización el cliente insatisfecho se vaya a otro modo de
transporte de la competencia.
La devolución en vales de viaje, sin embargo, plantea dificultades en muchos
casos, y por lo tanto, es prudente optar entre un medio de indemnización con
baremos porcentualmente menores, o devolución en bonos de viaje con
devoluciones mucho más generosas. De esta forma, algunos viajeros se verían
incentivados a utilizar el tren nuevamente al obtener un importe mayor
porcentualmente de su billete, en caso de optar por el vale de viaje.
) Las indemnizaciones en el tren AVE suponen la devolución del 100% del billete si
se retrasa más de cinco minutos. En Euromed van desde el 25% del importe del
billete a partir de 21 minutos de retraso hasta el 100% si el retraso es de más de
una hora. En el resto de trenes de Renfe, la devolución parcial del importe se
produce cuando el retraso es superior al 60 minutos, y está en función del total del
tiempo de viaje.

100
Parte I. El mercado y el producto
El producto

En el Grupo Iberia, cuando se produce un retraso, se abona al cliente puntos de la


tarjeta de fidelización, es decir, se opta -como en otras compañías aéreas- por no
devolver en efectivo, sino posibilitando otro viaje.

Penalizaciones de los prestadores de servicio.- Una parte de la


producción del operador ferroviario está externalizada a empresas que realizan
ciertas labores. Estas prestaciones de servicios se regulan por contratos que,
además del precio y otras condiciones, deben contemplar unos niveles de
calidad en el servicio, y penalizaciones en caso de no alcanzar esos niveles.
Normalmente las causas que dan lugar a penalizaciones se refieren a falta de
calidad en la prestación concreta, y las indemnizaciones toman como base el
precio pagado por el servicio.
Los criterios tradicionales separan la actuación del prestador de servicios del
resultado final percibido por cliente. Por ello, se propone un cambio, en el
sentido de que las causas que den lugar a penalización sean las que suponen
un coste adicional para el operador, o las que representan una pérdida de
calidad para el cliente al que se le indemniza. A su vez, el baremo de
penalizaciones estaría en función del valor del tren (que incluye tanto el
servicio prestado por el proveedor responsable como el valor de los servicios
aportados por otros proveedores, por el propio operador y el beneficio de
éste). Ello trata de reflejar que, en definitiva, el daño causado al operador es
función del daño causado al cliente, y que la falta de calidad en una parte muy
pequeña del proceso, puede arruinar el servicio en su conjunto.
Æ Así, por ejemplo, los hechos que serían causa de indemnización podrían
ser:
Æ Minutos de retraso causados,
Æ Necesidad de transbordar un tren,
Æ Falta de prestaciones o ciertas características o parámetros de confort
ofrecidos a los clientes de un tren (por ejemplo, aire acondicionado o
calefacción).
Æ Daños o lesiones a los viajeros.
Se evita así el efecto aleatorio de muchas cláusulas de penalización de los
contratos de prestación de servicios que pueden suponer unas cantidades
excesivamente grandes o pequeñas (según los casos) en comparación con el
daño sufrido.
Además, el sistema de trasladar la indemnización que el operador abona al
cliente, al proveedor, involucra a éste en el resultado final percibido por el
cliente, y hace responsable a cada uno de los daños causados (no más ni
menos), dejando sólo para el operador el coste de los daños producidos por él
mismo y por los que se puedan producir por causas fortuitas.

101
4. APROXIMACIÓN A LA
CUANTIFICACIÓN DE
LA DEMANDA
La determinación de la demanda para una relación o ruta concreta, y el reparto
modal de tal demanda, es un problema complejo y que ha sido objeto de
múltiples estudios teóricos y aplicaciones a casos concretos. La diferencia de
circunstancias de cada caso impide dar fórmulas de validez universal, aunque
sí será orientador ofrecer una aproximación a la modelística aplicable, de forma
que el planificador pueda conocer cuáles son las variables sobre las que puede
actuar (él y sus competidores), y sobre las que tiene escasa capacidad de
actuación, para modificar el tamaño del mercado y su reparto modal.
Por ello, en este capítulo se resumen en primer lugar las líneas generales
esperadas (signo y valor relativo) de la elasticidad de la demanda respecto a
las variables que hemos llamado “primarias”, en función del motivo del viaje y
de la distancia a recorrer, y seguidamente se esbozan las etapas a considerar
en el proceso de modelización de la demanda, desde la identificación de la
demanda a la determinación de su reparto modal.
No se puede agotar en el espacio de este libro la utilización de modelos sobre
los que, por otra parte, no hay una consolidada ni pacífica doctrina. Tampoco
es éste el objeto del trabajo, que pretende inducir más bien reflexiones

103
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

cualitativas. Sin embargo, al tratarse de un tema tan importante, se ha


agregado este capítulo específico para exponer un enfoque coherente y
actualizado de los métodos de estimación de la demanda en las líneas de
nueva construcción en España, generalmente de alta velocidad.
) No en vano estos procesos han sido desarrollados en la estimación de la demanda
de las líneas de alta velocidad Madrid-Valencia-Alicante, Madrid-Barcelona-Frontera
Francesa Madrid-Lisboa, todos ellos desarrollados para el Ministerio de Fomento
por la empresa Marcial Echenique y Compañía (Mecsa) en los últimos años.

Sensibilidad de las variaciones de los atributos


básicos, según causas de la movilidad y distancias
La elasticidad de la demanda a las variaciones de cada uno de los atributos de
primer nivel (como ya se ha señalado) es diferente según los diferentes
segmentos del mercado; en concreto, según la motivación del viaje. También
hay variaciones asociadas a la distancia a recorrer. En el cuadro se resumen
estas características:
Tabla 1. Elasticidad respecto a las variaciones de los atributos primarios
de la movilidad interurbana
MOTIVO DEL VIAJE FRECUENCIA TIEMPO (-) PRECIO (-)
(+)
Trabajo Muy alta Alta Alta
Negocios Alta Muy alta Media-Baja
Estudios Media Media Alta
Militar Media Media Media-Alta
Gestiones Media Media Media
Ocio, Turismo Baja Baja Alta
RECORRIDO FRECUENCIA TIEMPO (-) PRECIO (-)
(+)
Menos de 400 Muy alta Alta Muy alta
kilómetros
401 – 700 kilómetros Media Alta Alta
Más de 700 Baja Media-Baja Media
kilómetros
Notas: El signo es el de la elasticidad de la demanda respecto a cada atributo, y la valoración
se refiere a la cuantía relativa de dicha elasticidad para cada atributo, según motivaciones de
viaje y distancias.
Fuente: Elaboración propia.

104
Parte I. El mercado y el producto
Aproximación a la cuantificación de la demanda

‰ Enfoque de la demanda global y su


distribución
Seguidamente se describen sucintamente las fases que permitirán la
aproximación a la demanda global en la situación de partida, actualizando,
cuando así se requiera, la información existente o estableciendo una base de
datos no existente hasta el momento.

Zonificación.- Al establecer la zonificación se pretende enmarcar el ámbito


del estudio de manera que se permita la estructuración, análisis, recogida de
información y el establecimiento de hipótesis de trabajo de una forma clara y
precisa, estableciendo el punto de partida que sirve como marco para el
desarrollo y la presentación final de resultados.
Una vez definida la zonificación del ámbito del estudio se debe desarrollar un
esquema del tipo que se adjunta:

Análisis de Bases de Datos existentes y propuesta de recogida de


datos.- Analizadas las Bases de Datos existentes y conocidas las necesidades
de demanda, se estará en condiciones de definir el proceso a seguir para

105
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
completar una matriz de viajes, imprescindible en el proceso inicial de la
planificación.
Es evidente que cada modo de transporte presenta una casuística propia y muy
diferenciada, lo que hace difícil la definición de un método preciso y universal.
Por ejemplo, para el transporte ferroviario y el transporte aéreo, en el que
existen pocas compañías explotadoras, y en algunos casos prácticamente en
régimen de monopolio, la consulta de las estadísticas de las compañías es, en
principio, suficiente para conocer los volúmenes globales de demanda, si bien
no los motivos de viaje. Otra cosa muy diferente es el transporte de viajeros
por carretera, en vehículo privado o público.
Es por ello que se recurre al procedimiento de las encuestas de movilidad
aplicadas bien a una muestra o bien al total de una cierta población
considerada.
Existen distintas modalidades de encuestas, siendo las más utilizadas las
denominadas encuestas de flujos, que dan sus resultados en forma de matriz,
en dónde sus elementos representan los viajes que se producen entre dos
zonas.
Para relaciones interurbanas, hasta la fecha el procedimiento más utilizado ha
sido el de establecimiento de pantallas o cordones, términos que hacen
referencia al emplazamiento de los puntos de encuesta a fin de interceptar los
flujos objeto de estudio y no otros.
Sin embargo, ante la dificultad creciente de realizar este tipo de encuestas,
sobre todo ante la práctica imposibilidad de detener vehículos en las vías de
gran capacidad, se está aplicando, cada vez con mayor éxito, un proceso mixto
de encuestas telefónica y de flujos, combinado con recopilación de datos
estadísticos.
Así se han realizado para el Ministerio de Fomento, entre otros, los estudios de
demanda para las líneas de alta velocidad de Madrid a Barcelona (1997) y
Valencia (1998), ya señalados al inicio del capítulo.
Matrices por modos de transporte, motivos de viaje y periodo del
mismo.- Definido el proceso y recogidos los datos de la encuesta, será
necesaria la identificación de los flujos por motivos de viaje, acompañada de la
periodificación mensual. Es importante conocer no sólo el motivo del viaje de la
persona, sino también cuando se produce éste, por lo que se recomienda la
obtención de matrices de flujos, por motivo, modo y periodo del año, en
principio según meses.

106
Parte I. El mercado y el producto
Aproximación a la cuantificación de la demanda

‰ Análisis de la demanda potencial


Conocida la demanda en su situación “actual”, el planificador desarrolla una
herramienta, en este caso un modelo matemático, que mediante un algoritmo
relaciona la variable dependiente, la demanda en este caso, con las variables
independientes, mediante una relación funcional definida por una serie de
parámetros.
En definitiva, se trata de interpretar la realidad, ya conocida a partir de las
encuestas, mediante un modelo de la misma realidad.
Los elementos que constituyen un modelo son las variables y los parámetros, y
otros factores a considerar en su construcción son los algoritmos de cálculo y
las relaciones funcionales.
El proceso previsto se desarrolla, en grandes líneas, como se muestra en el
esquema siguiente:

Los modelos más comúnmente empleados para la determinación de la


demanda de viajeros son los modelos secuenciales, que representan las cuatro
fases que en teoría tiene en consideración un posible usuario al realizar un
desplazamiento:
Æ Decisión de viajar.
Æ Elección de destino.
Æ Elección del modo de transporte.
Æ Elección de itinerario.
Para cada una de estas fases se han formulado multitud de modelos

107
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
matemáticos, conocidos como:
Æ Modelos de Generación/Atracción,
Æ Modelos de Distribución,
Æ Modelos de reparto modal,
Æ Modelos de asignación.
Por su mayor interés para el tema que nos ocupa, se describirán los algoritmos
más comúnmente utilizados en los tres primeros tipos de modelos.

Modelos de generación/atracción-distribución
Si bien es cierto que hay multitud de algoritmos utilizados para cada tipo de
modelos, en muchas ocasiones las dos primeras fases Generación/Atracción y
Distribución, se tratan conjuntamente mediante la aplicación de modelos
gravitatorios.
Este tipo de modelos, muy desarrollados, fundamentan sus hipótesis en una
supuesta analogía entre ciertos procesos socio-espaciales y la teoría de
gravitación universal de Newton.
La formulación adoptada sería del tipo:
h t hv
ΙΙ VarSocio i, j
t
D i, j = t C
G I, J

Donde:
) Di,j es la variable dependiente, demanda de transporte entre las zonas i,j para un
periodo t,
) VarSocio son las h variables socioeconómicas explicativas de la demanda de
transporte,
) Gi,j es la resisitividad al viaje,
) c y v son las elasticidades de las variables consideradas, diferentes según aquellas
que se utilicen en la expresión,
) k es una constante.

Es preciso notar que es muy útil la elaboración de modelos diferentes según el


tipo de movilidad a estudiar, por lo que se recomienda la construcción de
modelos diferentes según los motivos de viaje.
Las variables más comúnmente utilizadas en este tipo de análisis son las
siguientes:
Æ Población.
Æ Renta.
Æ Producto interior Bruto (PIB.)
Æ Empleo.
Æ Segunda Residencia.

108
Parte I. El mercado y el producto
Aproximación a la cuantificación de la demanda

Æ Plazas hoteleras.
Æ Impedancia o resistividad al viaje. Depende de la oferta de transporte
(precio, tiempo, etc).
) Un ejemplo de la incidencia de las variables socioeconómicas (aquí, del empleo)
sobre el tráfico, puede verse gráficamente al representar los viajeros del tramo
urbano de la línea del Vallès (Bcn), y los parados en Catalunya.

Figura 1. Evolución viajes en servicio urbano de las líneas Barcelona –


Vallès (suma de los últimos 12 meses vs número de parados en Catalunya)

Fuente: FGC

Modelos de reparto modal


La elaboración de modelos de reparto modal es probablemente el ejercicio de
modelística que ha dado lugar a un mayor número de formulaciones a lo largo
de las cinco últimas décadas.
El objetivo del reparto modal es determinar la proporción de los viajes que se
realizarán en los distintos modos, actuales y futuros.
Dentro de la casuística existente destacan por su utilización los modelos de
tipo logit, probit y de coste generalizado.
Todos los modelos se basan en que la elección de un modo depende de la
percepción que tienen los usuarios de las ventajas del modo elegido frente a
los modos competidores, lo que significa conocer las características de todos
los modos de transporte en competencia.
Posiblemente uno de los modelos más utilizados y a la vez más interesante sea
el modelo de tipo logit.
Estos modelos se apoyan en la teoría de elección basada en el concepto de
utilidad aleatoria. El punto de partida de un modelo de utilidad aleatoria es la
hipótesis de que cada individuo elegirá aquélla opción que le proporcione el
mayor nivel de utilidad, al presentar las distintas opciones niveles diferentes de
tiempo, dinero o molestias; se elegirá la de "menos" tiempo, "menos" coste,
etc, por lo que se habla entonces en términos de desutilidad, término

109
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
evolucionado del concepto Coste Generalizado y muy a menudo identificado
con él.
La construcción de la función de desutilidad para cada modo dependerá de la
capacidad del planificador a la hora de estimar los parámetros que acompañan
a las variables que se incluyan como explicativas del modo.
La expresión más utilizada de la expresión de la desutilidad es:
Dum = Km + a x T + b x Tar + c x Freq + Otros
Donde:
) Km es la constante modal que recoge todos los elementos que no se han
modelizado y que forman parte de la elección del modo, básicamente aspectos
psicológicos o físicos como seguridad, confort, etc.

) a, b, c son parámetros a estimar que acompañan a las variables.


) T es la variable tiempo, que puede descomponerse en los distintos tiempos según
los trayectos del viaje.

) Tar es la variable tarifa o coste de usuario.


) Freq es la variable frecuencia.
) En el capítulo Otros se incluyen otros factores de tiempo o coste que,
acompañados con los consiguientes parámetros, definen la función de desutilidad
de cada modo.

Una vez definidas las funciones de desutilidad, de cuya estimación se trata más
adelante, para calcular las probabilidades de elección de los distintos modos, la
expresión del modelo logit es la siguiente:
Probm = exp (-lDum) / Sm exp (-lDum)
Donde:
) m son subíndices para cada modo,
) Dum es la desutilidad de los modos,

) λ es el parámetro que representa la dispersión de la elección modal. Cuanto


mayor es, disminuye la dispersión y aumenta la probabilidad de elegir el modo de
menor desutilidad. Debe estimarse en la calibración del modelo.

Estimación de las funciones de desutilidad.- El proceso de obtención


de estas funciones de desutilidad es diferente según la utilización de datos y su
procedencia. Los métodos de estimación de definen como agregados o
desagregados.
La denominación de análisis desagregado proviene de su aplicación directa a
las elecciones realizadas por cada uno de los individuos de una muestra, en
lugar de al conjunto de elecciones realizadas por un grupo de individuos
tratados como tal grupo.
Es por ello que las elecciones, en análisis desagregados, son expresadas como
“si” o “no”, o como modo elegido, “coche”, “bus”, “tren”, a diferencia de los
modelos agregados que vienen expresados como la proporción de elegir cada

110
Parte I. El mercado y el producto
Aproximación a la cuantificación de la demanda

posibilidad relativa al grupo de individuos.


Los métodos desagregados se definen como técnicas que presentan a unos
individuos, con una serie de alternativas a evaluar y en donde las respuestas
proporcionan una información sobre la relativa importancia de varios atributos
que caracterizan a cada alternativa.
Los métodos agregados, al contrario, presentan las valoraciones que realizan
un conjunto de individuos, agrupadas en porcentajes. Un método trata al
individuo (desagregado) y otro a la colectividad (agregado).

El valor del tiempo.- El valor de la economía del tiempo de viaje,


comúnmente conocido como valor del tiempo, representa la máxima cantidad a
pagar por ahorrar una determinada cantidad de tiempo. Este término juega
una parte importante en las valoraciones socioeco-nómicas de todos los
proyectos de transporte, y su propósito principal es convertir en unidades
monetarias los ahorros de tiempo producidos como consecuencia de la
introducción de una mejora de la oferta de transporte, introducidas no sólo en
la modelización de la demanda sino en la evaluación coste-beneficio.
La cuantificación del valor del tiempo resulta compleja, porque cada persona
valora su propio tiempo de forma diferente, e incluso la misma persona puede
valorarlo de forma diversa según circustancias.
) Así, por ejemplo, no se valora de igual modo el tiempo empleado en la cola de un
supermercado, que el tiempo de proyección de una película de cine, ya que la
satisfacción o utilidad reportada es distinta.
En el caso del transporte sucede el mismo fenómeno. La valoración del tiempo es
diferente si se realiza un viaje de negocios, que si se trata de un viaje por motivos
de ocio, en donde la valoración del propio tiempo es inferior al primero.

El valor del tiempo, además, depende fuertemente de la frecuencia con que se


realice el viaje. Así se valora mucho el tiempo empleado en un viaje que se
realiza todos los días, y menos aquel que se realiza una vez al año. Depende
asimismo de la duración del tiempo de estancia en destino: para pasar un fin
de semana se valora más el tiempo que ha de sacrificarse en el viaje, que para
un viaje de mayor duración.
El concepto de valor del tiempo, en suma, recoge una idea característica y
diferencial del propio transporte de viajeros: el cliente tiene que realizar una
aportación de su tiempo para poder recibir el servicio. A diferencia de la
compra de un producto material o de otros tipo de servicios, en el que pagando
el precio ya se recibe el bien, en el transporte de viajeros no sólo hay que
pagar el billete, sino que hay que aportar el propio tiempo y, por tanto, añadir
un mayor valor económico.
Puede resumirse lo antedicho, señalando que el precio del tiempo propio depende
fundamentalmente de tres tipos de factores:
) Factores económicos, que influyen a través de la utilidad del tiempo que se emplea
en el viaje; por ejemplo, se puede aprovechar más el tiempo de viaje en el tren
que el autobús (por ello, representa un coste de oportunidad menor).
) Factores físicos, como la comodidad, ergonomía, servicios a bordo, que hacen que

111
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
un transporte sea preferido a otro, o una clase a otra.
) Factores psicológicos, que vendrían determinados por el grado de angustia y/o
miedo que genera el viaje. La angustia surge en los tiempos de acceso y es debida
a las incertidumbres de desenvolverse fuera del medio natural. El miedo o tensión
nace de estar en una situación percibida como de riesgo, y que provoca que en
esta situación se incremente el precio del tiempo.
Los factores físicos y psicológicos se relacionan más con los atributos del producto
de segundo nivel (seguridad, servicios a bordo y fiabilidad -si bien la puntualidad se
podría enmarcar dentro del atributo del propio tiempo de viaje). Los factores
económicos, en cambio, son más propios de las variables de primer nivel, como
tiempo de viaje, frecuencia o precio.

Para el cálculo del valor del tiempo, y siguiendo el proceso anterior, una vez
definida la función de desutilidad, el valor del tiempo se obtiene como cociente
de los coeficientes a y b (a/b).
Seguidamente se presentan algunos valores tomados de distintos trabajos y
países:
Tabla 2. Valor del tiempo para relaciones de largo recorrido
MODO MOTIVO VT (1) VT (2) VT (3) VT (4) VT (5) VT (6)
(*)
Obligada 19,26 24,38 25,03 21,04 48,83 46,58
AVIÓN
No 17,17 14,45 14,89 14,57
obligada
(*)
Obligada 8,47 13,89 11,00 9,02 10,52 19,53/28,25

TREN
No 4,81 8,09 5,15 6,91 7,66/ 9,47
obligada 2ª
(*)
Obligada 8,34 9,84 4,24 5,26 3,01
AUTOBÚS
No 4,81 6,38 2,75 3,01
obligada
(*) (*)
Obligada 9,31 15,93 11,25 10,52 18,18 10,67
COCHE
No 5,87 13,33 8,15 14,57
obligada
Notas: Datos en euros (1998)/hora.
Fuente: (1) Estudio Madrid-Levante Alta Velocidad (desarrollado por MECSA para el MOPTMA
1.993). (2) Estudio Madrid-Barcelona (MOPTMA 1.992). (3) Estudio, Madrid-Barcelona-
Frontera Francesa, (desarrollado por MECSA para el Ministerio de Fomento 1.997). (4) Grupo
Hispano-Francés de trabajo para las conexiones franco-españolas de alta velocidad por el
mediterráneo. Datos actualizados a 1996. (Grupo Hisp.-Fr.). (5) Agrupación Europea de
Interés Económico “Sur Europa Mediterráneo”. 1996 (AEIE “SEM”). (6) Trabajos realizados
en Francia. Recomendaciones del Commissariat Général Du Plan (Francia) (*) Sin motivos.
La función de desutilidad puede tomar otra expresión similar, definiendo
directamente el cociente a/b como Valor del tiempo (Vt).
Dum = Km + ( Vt x T ) + Tar + Otros
Esta expresión se desarrolla en los apartados que siguen, desagregando el
tiempo T en sus diferentes componentes, puesto que cada fase del viaje
presenta distintos costes.

112
Parte I. El mercado y el producto
Aproximación a la cuantificación de la demanda

En efecto, los numerosos estudios sobre el tema coinciden en que tienen un


mayor precio los tiempos accesorios (llegada a la estación o aeropuertos,
espera, etc), y sin embargo tiene un menor precio el tiempo de viaje en sí
mismo (T1), porque este tiempo se puede aprovechar en parte. Varios autores
han estudiado el valor del tiempo en las distintas fases del viaje. La primera
investigación la realizó Mohring, diferenciando para el transporte en autobús, el
tiempo de tránsito y el tiempo de espera (Mohring, 1972). Desde este primer
estudio, se ha consolidado un cuerpo de doctrina en el que las conclusiones
generalizadas han sido que el valor de tiempo de espera puede llegar a ser
entre 1,7 a 3,6 veces superior que el tiempo en vehículo; y el tiempo a pie
hasta la parada entre 1,3 a 2,8 veces superior al tiempo en vehículo, según
Rogers (1970), Matas (1990), Madan (1987) y Steele (1973),
respectivamente, citados por Germà Bel I Queralt (1994).
Con objeto de recoger este hecho (que se traduce en una realidad palpable en
la experiencia cotidiana, y es que el tiempo se hace más largo en los
momentos desagradables y pasa más rápidamente en los momentos
placenteros) proponemos introducir unos coeficientes ponderadores del propio
tiempo en cada una de sus fases. Si una fase del viaje resulta más molesta
que otra (por razones físicas o psicológicas), el coeficiente ponderador dará un
mayor precio a ese lapso de tiempo que supondrá un coste superior.
Si el tiempo T se desagrega en cada una de las fases del viaje, con sus
respectivos coeficientes, esta fórmula se expresaría matemática-mente de la
siguiente manera:
Dum = Km + [Vt x [(axT1) + (bxTb) + [dx(T3-T1)] + (cxexP)]] + Tar + A +
Otros

En donde:
) Dum es la desutilidad del modo.
) Tar es el precio tarifa (billete).
) A son los costes asociados (taxi, comidas fuera del billete...).
) Vt es el valor del tiempo para cada persona, e incluso para una misma persona
puede variar (pta/hora).
) α es el coeficiente de ponderación del tiempo en el Tiempo de Transporte
) T1 es el Tiempo de Transporte
) b es el coeficiente de ponderación del tiempo en la adquisición de los billetes,
) Tb es el tiempo empleado en la adquisición de los billetes,
) d es el coeficiente de ponderación del tiempo en terminales y desplazamientos al
centro (tiempos accesorios),
) T3 es el Tiempo Centro a Centro (y por ello T3-T1 son los tiempos accesorios),
) c es el coeficiente de ponderación del tiempo desaprovechado consecuencia de la
falta de frecuencia o de un mayor periodo,
) e es el coeficiente de ponderación que convierte el periodo en el tiempo
desaprovechado (no todo el periodo entre salidas de trenes o aviones es tiempo

113
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
desaprovechado),
) P es el periodo medio de los servicios en una cierta relación (recordemos que el
periodo medio es el intervalo entre oportunidades de viaje de un cierto modo, es
decir, entre dos salidas de tren o avión).

Coeficientes de los componentes del tiempo T.- En la expresión de la


función de desutilidad aparecen los coeficientes ponderadores.

Convencionalmente, aplicaremos el valor 1 al coeficiente a aplicar a aquel


tiempo en que el cliente no puede realizar una actividad productiva o útil, pero
en el que sin embargo no soporta ninguna incomodidad física o psíquica. Los
coeficientes son los siguientes:

• a Coeficiente de ponderación del Tiempo de Transporte (T1). Dependerá


del modo de transporte, de la clase en que viaje, de su comodidad y del
riesgo percibido (o lo que es lo mismo, de los atributos de segundo
nivel). El precio del tiempo será inferior en aquel modo en donde la
utilidad sea mayor, donde más actividades se puedan realizar o donde
menos angustia genera.
) Si se tuvieran que ordenar someramente los precios de cada modo de transporte
según el coeficiente ponderador, de más a menos coste serían: el autobús, el
coche, el avión en segunda clase, el avión en primera clase o el tren en segunda
clase y, por último, el tren en primera. Es decir, la primera clase del tren sería la
que menor coeficiente presentaría o, lo que es lo mismo, la de menor precio del
tiempo de viaje. Evidentemente ésta es una clasificación general, ya que no todos
los vehículos resultan igual de cómodos.

Habría que destacar un matiz diferente que presentan los viajes nocturnos. En
este caso, se puede preferir, por ejemplo, un viaje nocturno de nueve horas
antes que otro de seis.

• b Coeficiente de ponderación del tiempo en la adquisición de los


billetes. En este caso, también depende de la utilidad que se le pueda
aplicar a la espera y de la comodidad del entorno.

• d Coeficiente de ponderación del tiempo en terminales y


desplazamientos al centro. Depende de los factores físicos y
psicológicos. Así, cuantas mejores salas de espera en donde se pueda
acomodar los clientes, o menos incertidumbres haya (mejor información,
mayor previsibilidad de los procesos accesorios -como por ejemplo,
asignación fija de vías, sectorización de andenes...), menor será el valor
K.

• e Coeficiente de ponderación que determina el tiempo desaprovenchado


en función del periodo. Recordemos que el periodo es el tiempo medio
entre salidas, es decir, entre oportunidades de viaje. e pondera la
diferencia entre la hora en que el cliente desea salir y cuando realmente
sale el tren, o la diferencia de hora de cuando el cliente quiere llegar a
un punto y en realidad llega el tren. e depende de circustancias
personales, ya que en la medida que el viajero tenga una mayor rigidez
horaria tanto en partida como en salida, más valor tendrá el coeficiente

114
Parte I. El mercado y el producto
Aproximación a la cuantificación de la demanda

(en el caso de un viaje por motivos de ocio, éste tendrá valor próximo al
cero, ya que en principio resulta indiferente la salida). e se puede
expresar matemáticamente como el cociente entre el tiempo
desaprovechado y el periodo entre salidas. Como el periodo siempre
será superior al tiempo desaprovechado, e tomará valores entre 0 y 1,
pero la media estará entre 0 y 0,5, ya que tanto el planificador como el
cliente ajustarán las horas de salida y llegadas en función de las
necesidades de los viajeros o posibilidades reales.
) Por ejemplo, una persona tiene que llegar a una ciudad a las 14:30. El tren tarda
2h, 30´ y sólo hay servicios a las 11:00 y a las 13:00. Se ve obligado, por ello, a
tomar el tren que sale a las 11:00 si quiere llegar antes de las 14:30. El periodo
entre trenes es de 2h y el tiempo desaprovechado aquí de 1h (“pierde” en destino
el tiempo entre las 13:30 y las 14:30), por tanto, e = [14:30 - (11:00+2:30)] / 2
= 1/2 = 0,5.

• c es la ponderación del tiempo desaprovechado consecuencia de la falta


de frecuencia o de un mayor periodo. Respecto al resto de los
coeficientes, éste suele ser el de menor valor ya que el tiempo
desaprovechado puede tener una utilidad alta.
La cuantificación del modelo dependerá del caso puntual del corredor y de sus
características, si bien, se puede estimar de manera sintética (y después de
una encuesta realizada por los autores), una horquilla para cada coeficiente.
Se referencia al valor 1 (como se ha comentado), aquel tiempo en que el
cliente no puede realizar una actividad productiva o útil, pero sin embargo no
soporta ninguna incomodidad física o psicológica.
Valores estimados de los coeficientes de los tiempos de viaje coefactores
de que depende características valor

• Físicos (ergonomía)Psicológicos (angustia) Tren 1ª clase 0,5 - 0,7


Æ Tren 2ª clase/avión 1ª clase 0,7 - 0,9
Æ Avión 2ª clase 1,2 - 1,5
Æ Coche 1 - 1,3
Æ Autobús 2 - 2,5

• Físicos (servicios y condiciones de la terminal, sistemas de venta -como


turnos, Internet...) Espera con turno 2 - 3
Æ Espera sin turno 3 - 5

• Físicos (salas de espera)Psicológicos (incertidumbres). Con salas de


espera especificas y buena información 2 - 3
Æ Sin salas de espera especificas 3

• Circunstancias personales 0 - 0,5

• Físicas (existencias de salas de espera)Circunstacias personales

115
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
0,3 - 0,7
Notas: Los valores se refieren a una horquilla en coeficientes sobre el valor 1, que es aquel
tiempo en que el cliente no puede realizar una actividad productiva o útil, pero sin embargo no
soporta ninguna incomodidad física o psicológica.
Fuente: Elaboración propia sobre una encuesta realizada por los autores.

Otras consideraciones: relaciones entre el tiempo


de viaje y la frecuencia
Una vez definidos los componentes del tiempo T y explicitados los factores de
ponderación de cada uno de ellos, es interesante reflexionar sobre la relación
cuantitativa existente entre el tiempo de viaje y la frecuencia de los servicios.
Esta relación, que se introduce a través del concepto del Tiempo ciclo (T4), se
establece por dos razones fundamentales:

• Una, derivada del hecho de que una baja frecuencia obliga a perder
tiempo esperando a los trenes, y este tiempo puede ser para algunos
clientes equivalente al tiempo de viaje. La conexión se puede expresar
gráficamente señalando que de poco sirve (para el viajero que valora
mucho su propio tiempo) el realizar el viaje muy deprisa si luego ha de
estar mucho tiempo en la estación esperando que salga un tren.
) Piénsese, por ejemplo, en un tren de alta velocidad que haga el recorrido entre dos
ciudades en 45´, mientras que el autobús tarda el doble: 90´. A igualdad de
precios y de tiempos en las terminales y al centro, parece que el tren debería tener
una cuota de mercado muy superior; pero si hay un autobús cada 30´ y un tren
cada 4h, puede preguntarse un viajero si es preferible tardar 45´ menos en el viaje
pero estar esperando tres horas a que haya un tren. Los tiempos ciclo en este caso
serían:
Tren: Tiempos en terminales y al centro + 45´+ (60´ x 4),
Autobús: Tiempos en terminales y al centro + 90´+30´.
Es decir, que la diferencia de tiempos ciclo es favorable al autobús en 60´, lo que
concreta la reflexión citada.

• La otra interrelación entre la frecuencia y el tiempo de viaje aparece por


el hecho de que el cliente lo que necesita normalmente es llegar a des-
tino a una hora determinada. Si un modo de transporte tiene respecto a
otro un tiempo muy inferior, podrá tener también una menor frecuencia
para “salir de su casa” a la misma hora siendo fija la hora de llegada.
) Imaginemos una relación determinada en la que en un modo de transporte, por
ejemplo un tren de alta velocidad, el tiempo de viaje es de 50´, mientras que en
otro modo de transporte, por ejemplo el autobús, el tiempo de viaje es de 2h, 50';
para una frecuencia del autobús de 1h, el Tiempo Ciclo del viajero será:
T4 = 1h (tiempo de espera) + 2h, 50' = 3h, 50'.
Si se descuentan los 50' del tiempo de viaje del tren de alta velocidad, quiere
decirse que un periodo equivalente en el tren es de 3h. En definitiva, el viajero
tiene las mismas oportunidades de llegar a destino a una determinada hora con una
frecuencia de 2h, 30´ en el caso del tren (con tiempo de viaje de 50') que con una
frecuencia de 1h en el caso del autobús, siendo su tiempo de viaje de 2h,50'.

En definitiva, una baja frecuencia provoca un alto periodo entre salidas de

116
Parte I. El mercado y el producto
Aproximación a la cuantificación de la demanda

trenes y, según las necesidades del los clientes, puede tener dos efectos
negativos:
Æ Si el cliente termina su actividad a una hora determinada, tiene que
esperar a que haya un modo de transporte en un tiempo que le supone
un coste,
Æ Si por el contrario el cliente tiene fija la hora de llegada, la falta de
frecuencia le obligará a salir antes y tener que perder parte de tiempo
en destino. En todo caso, desde el punto de vista microscópico, la falta
de frecuencia producirá, para estos clientes, un tiempo adicional cuyo
coste en general no es muy alto.

El tiempo de viaje en el coche.- Debe tenerse en cuenta que para el


automóvil de uso particular la frecuencia es infinita (es decir el viajero puede
salir a la hora que le parezca oportuna), y por tanto el periodo es cero.
Además, va de puerta a puerta sin tramitaciones ni pérdidas de tiempo para el
embarque. Por ello, para el coche, el Tiempo ciclo (T4) coincide con el tiempo
T3, con el T2 y con el T1 de forma que a la hora de comparar los tiempos de
viaje para este tipo de relaciones con los que ofrece el automóvil debe
considerarse esta ventaja competitiva. Esta reflexión pone en valor muchas de
las ventajas del automóvil particular, y justifica que para viajes cortos el
automóvil es el modo de transporte preferido, mientras que a medida que el
viaje va siendo más largo, estas ventajas del coche se van diluyendo.

117
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

Una aproximación simplificada del método


Como se deduce a lo largo de este capítulo, cada persona, en función de las
variables de oferta y de su propio valor del tiempo, percibirá en cada modo de
transporte (e incluso, en cada clase) un determinado coste. Esto será lo que
configure la distribución de la demanda. Se debe recordar, sin embargo, que el
consumidor no se guía sólo por planteamientos racionales, ya que sus
decisiones se ven afectadas por factores emocionales, impulsos, modas... Pero
conociendo la importancia que se concede a cada fase del tiempo de viaje
(sabiendo los coeficientes ponderadores), se puede estimar su sensibilidad.
Se puede afirmar que lo que determina la elección entre las diversas ofertas de
transporte es aquella combinación de variables que haga mínima la función de
desutilidad (si bien es cierto que hay cuestiones de carácter subjetivo que
puedan quedar fuera de esta consideración). Cuando estas cuestiones de
carácter subjetivo quedan fuera de toda consideración, es decir, no se incluye
la determinación de una constante modal que refleja elementos no
económicos, la función de desutilidad depende de los costes económicos
directos (precio del billete y costes monetarios asociados, que llamaremos Ce)
más el Tiempo T por el valor del tiempo (recordemos que ese Tiempo T puede
descomponerse en otros elementos según las fases del viaje.
Matemáticamente la expresión de la desutilidad (que llamaremos Coste para el
consumidor, Cc), se representará de la siguiente manera:
Cc = Ce + (VxTp)

Las ofertas de los distintos modos de transporte se podrían representar con


referencia a unos ejes en donde la abscisas fuesen el valor del tiempo
(pta/min) y las ordenadas, el coste para el consumidor (pta). La relación entre
ambas es directamente proporcional, ya que un aumento del valor del tiempo
implica un aumento del coste. El coste de cada oferta es una recta que
comienza en el valor del coste económico (Ce) y cuya pendiente es el Tiempo

118
Parte I. El mercado y el producto
Aproximación a la cuantificación de la demanda

T. Para cada valor de tiempo (V), la oferta más atractiva es aquella cuya recta
adopte un menor valor en dicho punto. Si tomamos el eje de abscisas, se
podría representar la distribución de las personas que desean viajar en función
del valor del tiempo que asigna cada una de ellas. El área de la curva indicaría
la cuota de mercado de cada modo de transporte.
En el gráfico se observa que las personas con un valor de tiempo inferior a A
optarían por la oferta 1; aquellas con valor entre A y B, tomarían la oferta 2, y
las que valoren su propio tiempo de viaje por encima de B, escogerían la oferta
3.

Incidencia de la variación de la oferta.- Una variación en la oferta


puede implicar una variación en el coste para el consumidor y, por lo tanto,
una variación de su propia cuota de mercado. En el gráfico anterior, por
ejemplo, el modo 2 si modificase el Tiempo T (porque se reducen los tiempos
de incertidumbre o se mejora el método de venta de billetes o se disminuye el
periodo medio al ampliar la frecuencia útil) sin cambiar los costes económicos
(Ce), supondría una reducción de la pendiente de la oferta 2 (pasaría a la recta
Oferta 2´). De esta forma, y por intersección con las ofertas de otros modos,
el porcentaje de cuota de mercado aumentaría (la zona rayada
horizontalmente), ya que pasaría del intervalo de personas con un valor de
tiempo comprendido entre A-B, a otro superior comprendido entre A´-B´.
Como conclusión, con esta aproximación se observa que a través del valor del
tiempo se puede aproximar el reparto modal, así como la sensibilidad de la
demanda de un modo de transporte a modificaciones en la oferta.

119
Operación de trenes de viajeros
Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez

120
Bibliografía y documentación
Libros
- Arenillas Melendo, J.: La tracción en los ferrocarriles españoles. Evolución histórica y
situación actual. Editado por el Gabinete de Información y Relaciones Externas (Gire) de
Renfe. Madrid, 1.986.

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Anuarios y memorias
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- Avión Revue: Anuario Avión Revue. Toda la aviación comercial española. Años 1.996 y
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- Eusko Tren: Memorias, 1.994-1.996.

- Eurostat: Europe´s environment: statistical compendium for the Dobrís Assessment.


Eurostat. Bruselas, 1.995.

- Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC): Memorias, 1.994-1.996.

- Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV): Memorias, 1.993-1.996.

- Fundación de los Ferrocarriles Españoles: Anuario del ferrocarril. Años 1.995 a 1.997.
Fundación de los Ferrocarriles Españoles. Madrid, 1.995 y 1.996 y 1.997.

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- Ministerio de Fomento: El transporte interior de viajeros, 1.995. Secretaría General


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- Ministerio de Fomento: Boletín estadístico de la industria del transporte aéreo.


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- Ministerio de Fomento: Anuario estadístico. Años 1.993 a 1.996. Dirección General de


Programación Económica y Presupuestaria del Ministerio de Fomento. Madrid, 1.994 a 1.997.

- Ministerio de Fomento: Los transportes y las comunicaciones. Informe anual. Años


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- Ministerio de Fomento: Informe sobre la coyuntura del transporte y las


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Fomento. Madrid, 1.997.

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París, 1.995.

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126
Parte I. El mercado y el producto
Bibliografía y documentación

- Union Internationale des Chemins de fer: Statistiques chronologiques des chemins de


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Revistas
- A.I.T. Editada por la Asociación de Investigación del Transporte (A.I.T).

- Airline ninety two, revista de aviación comercial y aeropuertos. Editada por Edefa, S.A.

- Asvafer. Editada por la Asociación Vallisoletana de Amigos del Ferrocarril.

- Avión Revue. Editada por Luike-Motorpress.

- Carril. Editada por la Associació D´Amics del Ferrocarril de Barcelona.

- Estudios de Construcción, Transportes y Comunicaciones. Editada por la Subdirección


General de Normativa y Estudios Técnicos y Análisis Económico del Ministerio de Fomento.

- Eco Charly. Editada por Prensa Escorial S.L.

- Fuentes Estadísticas. Editada por el Seminario de Estudios y Difusión de las Estadísticas


(SEYDE), de la Universidad Autónoma de Madrid.

- Iberiaavión 2.000. Editada por la Dirección de Comunicación de Iberia.

- International Railway Journal and Rapid Transit Review (IRJ). Editada por Simmons-Boardman
Publishing Co.

- Japan Railway & Transport Review (JRTR). Editada por East Japan Railway Culture
Foundation (EJRCF).

- Journal of Air Transport Management. Editada por Elsevier Science Ltd.

- La vie du rail & transports. Editada por Editions La Vie du Rail.

- Líneas del tren. Editada por la Dirección de Organización y Comunicación de Renfe (Dirección
Corporativa de Recursos Humanos).

- Revista de Obras Públicas. Editada por el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y


Puertos.

- Situación. Editada por el Servicio de Estudios del Banco Bilbao Vizcaya.

- Trenes Hoy. Editada por el Gabinete de Información y Relaciones Externas de Renfe.

- Vía Libre. Editada por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles.

- Viajeros. Editada por Viajeros.

127
CLAVES PARA LA GESTIÓN AVANZADA DEL FERROCARRIL

OPERACIÓN DE TRENES DE VIAJEROS


Alberto García Álvarez, Alberto Cillero Hernández, Pilar Jericó Rodríguez
PASSENGER TRAIN OPERATIONS
KEYS TO ADVANCED RAILWAY MANAGEMENT

Este libro, se presenta ahora en edición digital, con actualización


parcial de sus contenidos, fue editado en marzo de 1998 y
contiene una aproximación a la estrategia y al diseño de las
operaciones de las empresas operadoras de operadoras de
servicios de transporte de viajeros por ferrocarril en un nuevo
marco regulatorio de separación vertical del sector. En él se
conjugan las visiones técnica y económica, para profundizar
sobre la estructura y cuantificación de los costes.

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