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OSCAR R. BELTRAN 257955 HISTORIA DEL Periodismo Argentine PENSAMIENTO Y OBRA DE LOS FORJADORES DE LA PATRIA a) EDITORIAL SOPENA ARGENTINA, S. R. L. ESMERALDA 166 BUENOS AIRES BiLITeo4 moton WON Tosoro- Inv, A%- 38% Unica edicién autorizada oo019362 Es propiedad Derechos reservados Copyfight 1943 by Editorial Sopena Argentina, S. R. L. Hecho el depésito que marca la ley 11723 Prohibida la reproduccién total o parcial PRINTED AND PUBLISHED IN ARGENTINE, TMARIME BE PUBLIG BN ARGENTIN: STAMPATO E PURBLICATO IN ARGENTINA DRUCK UND AUSGARE IN ARGENTINIEN SO E EDITADO NA ARGENTINA PRIMERA EDICION MARZO DE 1943 IMPRESO Y EDITADO EN LA ARGENTINA PREFACIO Los primeros periddicos que se editaron en Ia antigua capital det virreinato—el Telégrafo de Cabello, el Semanario de Agricultura de Vieytes, el Correo de Comercio de Belgrano -— vieron la luz en las jornadas precursoras de la emancipacién. Producido el movimiento de Mayo, sus prohombres no pensaron tinicamente que habfan de batirse en los campos de batalla, sino tam- bién en el terreno doctrinario. Por eso no bastaba el toque de leva; era preciso hacer mas: habia que redimir de su ignorancia al pueblo y formar en él un estado de conciencia con respecto a su soberania. ¥ para lograrlo, aquellos iluminados echaron mano de preciosos recur sos: el Teatro, la Biblioteca Publica y el Periodismo. apenas constituido, el gobierno revolucionario dié su periddico redactado en un principio por Mariano Moreno, para divulgar la nueva doctrina civiea: la Gazeta de Buenos Ayres. de cuyos editoriales, donde rebu- Nen las pasiones v reverberan las ideas libertarias, fluye rico manan- tial de informacién histérica. La libertad de imprenta fué uno de los primeros pasos dados hacia el nuevo ideal. Desde entonces. la historia de nuestro periodismo puede jalonarse con nombres ilustres, ave cubren gloriosamente sus épocas respectivas. Por desgracia, el historiador, en este caso, tropieza en su tarea con muchos escollos, a veces insalvables, porque son incompletas las colecciohes de neriddicos existentes en las bibliotecas puiblicas de Bue- nos Aires, de La Plata y de Cordoba, asi como las de otras provin- cias. Aparte de Ja obra meritoria cumplida por jnvestigadores como Antonio Zinny, José Toribio Medina, Navarro Viola, Quesada, Manti- lla, y los que menciono a lo largo de este libro, justo es destacar loa- hles iniciativas de instituciones como el Museo Mitre y la Academia Nacional de la Historia, que han realizado una valiosa contribucién a estos estudios mediante cuidadas ediciones facsimilares de periddicos antiguos, Ademés, son interesantes aportes los catdlogos especiales de la Biblioteca Nacional («Un siglo de periédicos...») preparado por 6 OSCAR R. BELTRAN iniciativa de su director Dr. Gustavo Martinez Zuviria; el de Periédi- cos Sudamericanos, de la Universidad de La Plata, compuesto por D. Alberto Paleos, y el de la Universidad de Cérdoba. El Circulo de la Prensa ha realizado una obra patriética y opor- tunisima, estimulando la tarea de los investigadores en esta materia, con la fundacién del Instituto de Estudios del Periodismo Argentino y con el importante concurso nacional realizado en el afio 1941 y del que, indudablemente han salido trabajos de suma utilidad. Ya esté iniciado, pues, el andlisis orgdnico de tan importante materia. Al preparar este libro, he apoyado mis afirmaciones en la glosa, a veces extensa, pero siempre de indudable interés para mostrar la idea y los sentimientos del redactor y el marco histérico en que ellos florecian; y al hacerlo, con el propésito de obviar inconvenientes en materia de escritura, y de obtener mayor claridad en muchos casos, he actualizado, en lo posible, la ortografia de algunas obras tras- criptas. CAPITULO I ANTECEDENTES COLONIALES. La Real Imprenta de los Nifios Expési- tos. — Los primeros periédicos. ~- Los periodistas primigenios. — De- terninismo geogréfico y razones histéricas de la hegemonia de Buenos Aires sobre las demés provincias.—El Telégrafo de Cabello.— El Se~ manario de Vieytes y el Correo de Comercio de Manucl Belgrano. El periodismo argentino, cuya vida comienza en el jalén épico de 1810, tuvo su antecedente en los primeros periédicos editados en Bue- nos Aires desde 1801 y salidos de la imprenta que, fundada en Cor- doba por los jesuitas en 1766, habia trasplantado Vertiz a la Capital del Virerinato de 1780 con destino a la Casa de Nifios Expésitos. ~ E17 de agosto de 1779 Vértiz que, segin Mitre (1), debi6 recordar que alld en Cérdoba estarfa inactiva, abandonada, la imprenta de los jesuitas, entablé correspondencia sobre este asunto con el franciscano rector del Colegio Monserrat: En los meses de septiembre y octubre cambidronse estas cartas: «Estoy informado que en ese colegio Convietorio se halla una imprenta dle que no se hace uso alguno desde la expulsién de los ex Jesuitas: que este mismo abandono por tanto tiempo, la ha deteriorado sobremanera, y cons xuientemente, que le es ya initil, y porque puede aqui aplicarse a cierto objeto que cede en beneficio piblico, me diré V. P. su actual estado: si mediante una prolija recomposicién podra ponerse como corriente y en qué precio la estima ese Colegio, con concepto a que no se sirve de ella, y al bien comin para que se solicita? No se hizo esperar la respuesta del rector R. P. Pedro José de Pa- rras informando al Virrey que, en efecto «,..después de buscarla, habia hallado la imprenta arrojada en un sétano, donde existia deshecha y desarmada después del'secuestro de la casa, sin que se hubiese hecho inventario de los pertrechos de una oficina que era la més principal y més util alhaja del Colegio” + (@), Mitre: “Origenes de In imprenta argentina”, articulo publicado en el tomo TX Wer Tercer Censo Nacional. “Memoria de Vértiz", ‘Articulos pyblicados” por A. Zinny ¥ por Juah Maria Gutiérrez en In Revista de Buenos Aires, “La Imprenta y los lavios antiguos”. Monografia de J. H. Pillado (Ed. -“La Facultad”, 1912), Articulos ¥ folletos de Adolfo Saldias y Juan Canter, José Toribio Medina: “Oviger de la Im- renta” 8 OSCAR R, BELTRAN Y ya tenemos a la maltrecha imprenta, cargada sobre la carreta del cordobés Félix Juarez, una de aquellas enormes y chirriantes ca~ rretas primitivas que se utilizaban para trasportar cueros, lanas, ce~ reales (2)... La marcha lenta, pesada, fatigosa, se hace, necesaria- mente, por el ; el camino que precisamente aquella misma imprenta (*) Los nifios expésitos fueron los primeros tipgrafos de Buenos Ai~ res. Y en esa imprenta, la edicién de pastorales y catecismos a que an- tes se destinaba con preferencia en Cérdoba, fué cediendo terreno a otras publicaciones, como los periddicos que aparecieron antes de la Revolucién, y con los que el pueblo criollo empez6 a ejercer 1a liber~ tad de pensar y de escribir. De sus prensas salieron asimismo | lantes y folletos relativos a las invasiones inglesas, las Memo s vo- del @ Min ia razén firmada por Juérex figuran: 2 eajones de nueva win em Paquetada; 2 de letra mezclada; 3 mas de nueva y usada, sin seyaracion, y otro usada. En los Itos estaban los bastidores, cajas, pevlestales, varlas plezas de madera de una prensa y 2 barrotes de hierro; y en la petaca algunas piezas de bronce y do hferro, torniligs, etc."" (Véaso “La Imprenta de los Nifios Hxpésitos", conferencia de Tuan Canter, 1928, y “La prensa argentina”, monografla de Félix de Wgarteche). (8) Pillado: Monografia citada, HISTORIA DEL PERIODISMO ARGENTINO 9 Consulado, que redacté Belgrano, y, finalmente la Representacion de Jos Hacendados preparada por e] Dr. Mariano Moreno. No puede decirse que las autoridades espafiolas residentes no ad- virtieron el peligro que cl establecimicnto y la libertad de imprenta suponia para los intereses coloniales de la corona. En ocasién de ha- berse publicado en Montevideo el periddico que, escrito en inglés y en espaiiol, circulé con cl nombre de La Estrella del Sud, la Audiencia de Buenos Aires mostrése justamente alarmada. Sucedid que en 1807, es decir, durante la segunda invasin inglesa, un britanico y algunos criollos redactaron aquella publicacién con el evidente propésito de abrirles los ojos a los colonos de América con respecto a la realidad de la dominacién espafola. En esa ocasion la Audiencia de Buenos Ai- res did un bando por el que se prohibia introducir en toda la juris- diccién del Virreinato las gacetas inglesas, so pena de ser tratado como traidor al Rey (‘) Sin contar las hojas volantes. ini panfletos cireunstanciales, el pri- mer periddico (*) nue se publicé en la América Espafiola fué la Gace- ta de México y Noticias de la Nueva Espaiia aparecida el 1 de enero de 1722; luego, en estricto'orden cronoldgico, fueron inicidndose en el periodismo las siguientes ciudades: Guatemala con su Gazeta de Goa- themala (afio 1729) ; Lima, con su Gazeta de Lima (1743); La Hebana, con su Gaceta de la Habana (1764); Bogota. con su Papel Periédico de la Cindad de Santa Fe de Bogota (1791). Tres publicaciones fucron en la capital del Virreinato las precur- is del periodismo argentino: e! Telégrajo Mercantil, el Semana- rio de Agricultura y 0) Correo de Comercio. editados respectivamente por Francisco Antonio Cabello, Hipalito Vieytes y Manuel Belgrano. Aquellas hojas iniciales circularon gravidas de las ideas y senti- mientos que muy pronto iban a engendrar la nacionalidad; y de aquel grupo de primigenios periodistas que las redactaban, ‘abrian de sa- () Exe bande decia, entre otyas wosast “Dowde ae lox enemiges de nuestra saata, religién, del rey y del hien acl génere Hamano, emprendieren In conquista de la plaza de Montevideo trayenda tropas de los puertox ve Inglaterra. eseogivron entre todas sus armas, come la inds fuerte para cl ier de sus maivados desiznios, ia de una imprenta, por medio de lay cusler Tee fuere fell divundir entre lor hubitantes de esta Amérien, especies lus mas perniclosis ¥ geduetivas; ...¥ slendo cierto que hablendo exablecido dicha imprenta, han empezdya a dar al pOblefo papeles difusos, Henoa @e noticias falsas y comprensivos de iteas las me abominables... que bajo las fin gidas aparioneias de felicidad, envuclven nuestra ruina espiritual y teniporal, xe prom hibe a toda clase de personas, el quo puedan introducir en esta capital ni en otro pueblo del distrite de este virreinato, Ins gacetas Inglesas de Montevideo, lver'as en PGblico 0 privadamente, ni relenerlas ol més corto espacio de tiempo, debiendo en- tregarias... en Ja inteligencia que si alguno no Jo ejecutare, sera Uatado como tral oral Rey". (5) Vése “Isl Libro, 1a Tmprenta y el Periodismo en América, durante ta do: minacion, éspafiola, por José Torre Ievello, 10 OSCAR R. BELTRAN ir fervorosos paladines de la gran causa libertaria de Mayo y ague- rridos portestandartes de la fe democratica de Julio. Desde sus albores, estuvo, pues, el periodismo portefio en manos de hombres de pensamiento y de accién en la prédica y en Ja lucha por el logro de ideales de felicidad colectiva. El trasplante de las prensas jesuiticas y aquella corriente de idea: les y sentimientos nuevos que ella vino a irradiar y fortalecer en esta orilla del Plata, fueron el resultado de factores que convine no echar en olvido y que sintetizo a continuacion: 1) Antes de traer la imprenta de Cérdoba ya habia fundado Vér- tiz en Buenos Aires la Casa de Comedias, nombre en verdad holgado para aquel glorioso rancho de paredes de adobe y de techo de paja, que el ptiblico rebautizé con el mas apropiado de Teatro de la Ran- cheria. Ambas iniciativas —el teatro y la imprenta— tuvieron decisiva influencia no sélo, como era previsible, en el desarrollo de la cultura popular de la gran aldea virreinal, sino en la expansién de los fermen- tos revolucionarios. Desde este punto de vista el teatro puede ser con- siderado como el periodismo de la época en que Buenos Aires no te- nia periédicos, Del tabladillo rudimentario, donde en los tiempos de Cisneros representabanse dramas como los de Alfieri, con tesis o alu- siones peligrosas para los intereses politicos de la Madre Patria, sur- gid el hasta entonces desusado grito de jLibertad! Ese grito fué lan- zado por Juan José Paso durante una representacién, poco antes de que resonara frente al Cabildo, También sucedié que antes de que apareciese en el Telégrafo la «Oda al Parans, precursora de nuestra emancipacién literaria, ya su autor, Lavardén, habia estrenado en el teatro de la Rancherfa su drama americano <«Siripor (1789). Con este drama y con aquella oda alborearon las expresiones de un hondo sen- timiento localista que, en esencia, es, muchas veces, la larva de un sentimiento emancipador. Segiin lo expresaba el mismo Vértiz en su memoria de gobierno, el Teatro cuyos beneficios econémicos contribuirian a sostener la Casa de Nifios Expésitos, iba a ser una catedra de buenas costumbres, asi como la imprenta iba a surtir titiles efectos. Resultaron, en verdad, dos preciosos miedios de propaganda para el movimiento revolucio- nario, En, cuanto a la imprenta, era, casi indispensable para la causa de la libertad, porque es muy cierto aquello de que ¢la libertad esta in- timamente ligada con las letras y ambas vigorizan la opinion ptiblica». No quiere esto decir que en los primeros periddicos aparecieran estu- dios y comentarios que desembozadamente preparasen la revolucién. La prédica fué sutil y en sus comienzos més instintiva que razonada por parte de quienes la realizaron, 2) La ciudad de Buenos Aires estaba destinada, por determi- HISTORIA DEL PERIODISMO ARGENTINO uw nismo geografico, y luego por eatisas histéricas, a tener hegemonia es- piritual sobre los centros de cultura del interior del pais (6). 3) En cuanto al despertar de Ja conciencia ciudadana, al que tanto contribuyé aquella primera imprenta, fué una derivacion inevitable del estado politico y econdmico de la colonia y una légica consecuen- cia de lo que ocurria en otros pueblos de América y de Europa: en los Estados Unidos que acababan de emanciparse; en Espafia, puesta bajo al poder de Napoleén; en Francia, inflamada por la triunfante filoso- fia de Rousseau. ‘Ya hemos visto que la imprenta quedé instalada en la Capital del Virreinato a fines de 1780;'pero el primer intento de un periddico es anterior a esa fecha: data de diez y seis afios atras. En efecto, ya en 1764 habia circulado una Gazetd de Buenos Ayres (*) manuscrita. Con posterioridad, en 1796, el conde de Liniers, hermano del prohom- bre de la Reconquista, solicité al virrey Arredondo, aunque sin con- seguirla, una autorizacién para editar su bien proyectada Gazeta de Buenos Ayres, que trataria de los diversos topics de interés ptiblico, ¥ cuyo rendimiento econémico se destinaria a la Casa de Nifos Expé- sitos. Pero hasta los albores del siglo XIX no aparecié el primer perié- dico en la ciudad virreinal El 6 de noviembre de FRANCISCO ANTONIO CABELLO 1800, el Margués Gabriel de : Avilés y del Fierro, a la sazén Y MESA Y SU «TELEGRAFO virrey ‘del Rio de la Plata, MERCANTIL» (1801) concedié, tras el inevitable ex- pedienteo, el permiso que le solicitaba el coronel y abogado sefior Don Francisco Antonio Cabello y Mesa para fundar en Buenos Aires una Sociedad Patridtica, Litera- ria y Econémica y editar un periédico titulado Telégrafo Mercantil, Rural, Politico, Eéondmico, Historiégrafo del Rio de la Plata. iQuién era Cabello y Mesa, que ostentando titulos tan dispares zeababa de legar de Lima?... Oriundo de Extremadura, habia per- tenecido a las milicias peruanas, tuvo activa participacién en la de- fensa de indios de Jauja, lucia el titulo de abogado de la Real Audien- cia de Lima, formé parte del Consejo de Castilla... Era hombre ac- (6) “Cérdoba, 1a vieja ciudad universitaria, habla plasmado su genio en oligar- quia de fundadores hidalgos, auieta entre sus colinas del interlor. Bsta otra ciudad de comerciantes no muy escrupulotos, surgi por su propio esfuerzo mereantil a In Vora de un tio navegable y de una lianura pastora, Inclinada al comercio ¥ ta Wber- iad, Fueron sintomas de aque) desplazamiento, e} plan de trasladur a Buenos Aires tos principales instrumentos de cultura que habfan pertenecido x lox jesuftas en Cordoba, © sea: el Archivo, la Biblioteca, Ia Imprenta y la Universidad...”, (Ricardo Rojas: ‘La Literatura, Argentina”) (7) La palabra espafiola gaceta proviene de ia italiana gnazetta, que en el siglo XVII apliegbase en Venecia @ via moneda de cobre, que era el precio a que allf ee vendia tin perisdieo, “12, OSCAR R. BELTRAN tivo, emprendedor, movido por inquietudes nada comunes; le seducia la ilusion de glorias militares y era un fervoroso enamorado de las ‘Musas, a las cuales maltraté mas de una vez, dando a luz engendros que firmaba con el seudénimo de Narciso Fellobio Canton, que, como se advierte sin esfuerzo, quiere ser anagrama de su nombre, Sus letrillas, con ribetes de festivas. y sus articulos de costumbres fue- ron, con razén, calificados como insulsos y muy necios por Menéndez y Pelayo. Estas aficiones literarias del primer periodista de Buenos Aires, unidas a su temperamento infatuado y arremetedor, eran cau- sas negativas para los intereses del periédico y hasta llegaron a deter- minar 0, por lo menos a dar pretexto para su clausura. En 1797 Cabello habia obtenido una real licencia para trasladarse de Lima’a Espafa. En la siplica que oportunamente elevo al Rey para lograr aquel permiso, expresaba que le era imprescindble acudir @ la peninsula para el conveniente arreglo de sus intereses particula~ res, De modo que su arribo a Buenos Aires obedecia al plan de seguir viaje rumbo a la Madre Patria, cosa que no pudo realizar «por hallars: bloqueados los puertos del Rio de la Platay... «infectados de buques de guerra y corsarios enemigos» (*). Ademas declaraba que aun no existiende estos impedimentos, no hubiese podido tampoco proseguir el camino, por hallarse su salud harto quebrantada...; pero él no era hombre de recorrer paises como viajero destinado a gozar de las diver- siones y brillanteces (sic) sino como ... y de ahi que no titubease en tomar sobre sus espaldas la ¢laboriosa y benéfica empresa» de fundar la Sociedad y pa- pel periddico... No podia permanecer inactivo el largo tiempo que tardarfa, segiin su pronia opinién. en recuperar Ja salud, y asi lo ex- presé en documento oficial, remitido a Espana: «no pudiendo en el entretanto estar ocioso — dice en ese documento — pues mis accidentes se harian de necesidad mortiferos habiendo de subsistir aqui en una inaccién letargica a que sabe bien V. E. es tan opuesta mi alma activa y laboriosa. Previa Ia mas prolija discusién sobre aquellas atenciones a que con pro comin, puedan dedicarse a mis tareas. no he hallado otro, obje- to para mi mas halagiiefio y para todos benéfico, que la publicacién de un periddico de que carece esta Capital y tanto mas necesita quanto es una de las mas mercantiles de este nuevo mundo...” Aquel hombre inquieto, de vida borrascosa, que se Iamaba a si mismo fildsofo indiferente: «aquel desgraciado, digno, por mil titulos de mejor suerte», se preciaba de haber fundado ya en Lima‘un pe- riddicay En el mencionado libro de Torre Revello, pag. 190, leo esta nota: «Bs cu (8) Véanse ‘los interesantisimos documentos del Archivo General de tntias José Torre Revello ha inseriado en el apéndice de su ya citada obra “ii 1 Imprenta y el Perlodisma en Amérien durante Ia dominaeién espafoln”” HISTORIA DEL PERIODISMO ARGENTINO 13 yioso scalar, que el fundader del Diario erudite, econdmicn y comercial que e comenzé a publicar en Lima en 1790, cra oriundo de Extremadura, y con- aba a la sazén 26 afos de edad. Habin arribado a la capital del Pera el 17 de abril del mismo afo, y sv Hamaba Jain: Bausate y Mesa. Se asegura que en Madrid, habia dictado en el colegio Imperial Ja catedva de Historia Lite- ria, ¥ que durante quince meses dirigio cl Diario por muerte de su editor Santiago Terin. ,Tendi ana relacion Jaina Bausate y Mesa con Francisco Antonio Cabello y Mesa? La pregunts sun enigma auc no hens podido uelarar, pero quem dede desecharse Algin historiador afirma que en 1806, cuando los ingleses ocu- paron la ciudad de Bucnos Aires, Cabello anduvo en ciertas lucrativas relaciones con el jefe de las huestes invase Posteriormente, en Montevideo, fué uno de los activos redactores de La Estrella del Sud (The Southern Star). periodico que provoco la alarma de la Audier cia de Buenos Aires. segtin se ha visto en paginas anteriores. En lo referente a Ja actuacion de Cabello en la plaza de Montevi- dev, es inconmovible la prueba que apartin Jos documentos publicad por Torre Revello. Esos documentos. que se hallan en el Archivo Ge- neral de Indias (Sevilla), fueron enviados a! Principe de la Paz el 24 Ge febrero de 1808. Cabello los remitic desde 1a Coruna, donde enton- ces residia, con un memorial en que solicitana ficencia con goce de sueldo, en su cargo de Capitan de Dragones. Deseaba «ir a Estrema- dura a abrazar su anciano buen padre. de cuya grata presencia hace 18 afios que falta (cl suplicante) v no tiene auxilio alguno pa prender desde aqui (Coruna) tan large v penoso viaje» Aquella documentacion prueba que el 21 de enero de 1807, por an decreto del Comandante de Armas de la Plaza de Buenos Aires, Cabello habriase enrolado en la expecicion de socorrw a Montevideo. En esa circunstancia y atendiendo a la idoucidad y demas cualidades, concedidsele la eagregacion al Cuerpy de Dragones del Ejército para que, mientras dure la campafa, haga el servicio en la clase de Ca- pitan» Largo seria enumerar puntualmente todas las alabanzas, titulos y reconocimientos aue diversas ¢ importantes autoridades residentes y metropolitanas han estampadn en numerosos documentos oficiales en favor de Cabello. pero bueno sera mencionar. cn breve sintesis. algu- nos de ellos para completar la semblanza de tan interesante personaje. Asi, se Ie pinta como «ansioso de sacrificarse en defensa del Rey y de la Patria», suplicando con ejemplar desinterés ser admitido como sirn- ple «aventureros en ja expedicion a Montevideo .. El reconqu:stador de Buenos Aires, Liniers. habia dado tambien. cierto decreto favorable al coronel poeta y periodista. Y don Pedro de Arce (Coronel de los reales ejércitos de S, M. Catdlica, sub‘nspector general de las tropas de las Provincias del Rio de la Plata y Comandante en Jefe de la ex- pedicién a Montevideo) exalta los méritos militares de Ca- bello. que fué el tinico oficial que se brindo para realizar el reconoci- ra em- 4 OSCAR R, BELTRAN miento de la costa previo el desembarco, para decidir cudl era el me- jor sitio donde realizarlo y, ademés, cazé algunas reses para alimento de la tropa. Finalmente se menciona el hecho bien probado por los testimonios oficiales respectivos, que actué con Cabello terminé sus dias de manera tragica: a causa de sus acti- vidades politicas fué fusilado en Sevilla después de la restauracién de Fernando VII. Pero volvamos a los esfuerzos realizados por tan interesante per- sonaje para fundar una Sociedad Patriética, Literaria y Econdmica, y un periddico, en la Capital del Virreinato/A pesar de que la iniciativa fué recibida con simpatia por las autoridades, muchos y muy serios obstaculos hubo de vencer el esforzado Cabello antes de contemplar su suefio convertido en realidad, Tuvo que hacer frente a una enco- nada oposicién, pues existia el deseo de que su periédico , y en reemplazo de éste, si tuviera im- pedimento, el Sr. Oidor Joaquin Bernardo de Campuzano, Para la es- (1) “La Tunta de Gobierno de este Real Consulndo —diee la nota— admite gus tosa Ia dedienciin que usted le hace dol papel perisdico stitulado Telégrafo Mercantil, Rural, Politico, Econémico ¢ Historiégrafo det Rio de la Plata, que a impulso de su celo ha permitido el Superior Gobierno sala a hv: y con igus! complacencla ha de- terminado tomar bajo sit protecciin, Ia Soctedad Palridtica, Literarla y Eeondmica, que con incesante desvelo axpira usted a aie se establezea, y nat por Ia Ronrosa resomen- @acién del Wxemo, Seftor Virrey de esias Vrovincias, explicada en oflelo de 27 de no- viembre del afio Gltimo, como porque en andloga a su Instituto, ¥ a efecto de que =: Aispongan Jos Estatutos que la dehen gobernar, Ra acordado comisionar al Secretaria por 8. M. de este Real Consulado para due (de acuerdo con usted) proceda a su for~ macign, ‘También ha resuelto suscribirse al citado periédico por 19 eJempiares, con et fin de ‘repartirios’ entre los seo Contador, ‘Tesorero, Archivero, etc =Del mismo modo ha dispuesto se le avise a usted que est pronta a fran auearie los papeles aue haya en su archive, concernientes al intento de usted, para que econ sus luces busque y recoja todas aquellas noclones que sabri aprectar, y darles el valor que morezean, de modo que el ptblico pueda aprovecharse. Por ditimo dice a usted due hallandose en circunstancias oportunas procuraré que su proteccién hacia In Sociedad, no seu estéril y le da las més expresivas gracias por su conocido anhelo por la ilustracién general, y por haber promovido, con efieacia, estos tiles pensa- mientos, que realizades, sin duda. alguna apresuraran el paso a la felicidad de estos paises. Dios guarde a ‘usted muchos afios. Buenos Alres, Marzo 30 de 1801. Martin Ge.Alzaga, Francisto Castaion, Roman Ram6n Diaz, Manuel Belgrano (Secrotario)", (42), Véase el artfeitlo de Ziuny sobre bibliograffa periodistica, publicado en In Revista de Buenos Aires, tomo 13, pag. 117. De ese artfeule son las trascripelones y slosas que Siguen, en’ estas paginas. Prior, Cénsules, Coneillarios, Sindico, Secretario, 16 OSCAR R. BELTRAN tricta observancia de lo resuelto se le hizo la oportuna prevencién a ‘Tipégrafo. El regente y el oidor fueron designados revisores y censo res de la obra. Lejos estaba de advertir el poco avisado Virrey que con esa So ciedad y ese periédico empezarian a introducirse en la poblacién la: ideas imperantes en el Viejo Mundo; y mucho més lejos atm de sos pechar que al final de aquella década, y como consecuencia del estad: de fiebre que iba a producir en los espiritus el pensamiento del sigl XIX caeria por tierra, para siempre, en estas latitudes el sitial de lo virreyes. En cambio, mas por presuntuoso alarde que por dotes de bue: catador del porvenir, Cabello mostrése cabalmente convencido de st papel mesidnico y en su periédico afirmaba, sin regateo de ilusiones que se habja propuesto «.. adelantar las ciencias y las artes y aque espiritu filoséfico que analiza al hombre, lo inflama y lo saca de s soporacién>... Y en una carta que le dirigié al comandante don M: guel de Azcuénaga solicitandole su apoyo y su colaboracién en las ac tividades de la Sociedad y del Periédico, le ofrecia un puesto entr las personas Hamadas a regir esa empresa, y exaltaba las obligacionc de todo buen patriota en el sentido de ... Y no desaproveché la ocasién para advertir que gracias a aquella empresa del periédico «...tuvo S. M. considerabies creses en jos ramos de estafetas y Aleavalas, multiplicando y facilitndose las correspondencias>... Pero a continuacién de estos conceptos prac- ticos y en realidad convincentes, excediase el fildsofo al anunciar que «establecido ens Buenos-Ayres (el) Periddico despertara de su sopo- vacién, removerd sus genios sublimes, los hara diligentes, benéficos, animosos. ..>. El petitorio pasé a informe del Regente de la Real Audiencia, senito de la Mata Linares, y pocos dias después, el 31 de octubre, este funcionario dié un discursivo dictamen en el que se refirié a la cultura de los griegos y romanos, al periodismo en diversos paises y a los periédicos que ya se habian publicado en Méjico y Pera, para terminar aconsejando que se atendiese favorablemente la siplica de Cabelio, pero

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