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Curso 2009-2010
ESTADO DE ÁNIMO
Curso 2009-2010
ms Styron
1. Introducción
2. Síntomas de los trastornos del estado de ánimo
2.1 Síntomas depresivos
2.2 Síntomas maníacos
3. Clasificación de los trastornos del estado de ánimo
3.1 Clasificaciones dicotómicas 3.2 DSM-IV
4. Episodios: Concepto y tipos
4.1 Episodio depresivo mayor
4.2 Episodio maníaco
4.3 Episodio hipomaníaco
4.4 Episodio mixto
5. Trastornos del estado de ánimo
5.1 Trastornos depresivos
5.1.1 Principales cuadros clínicos
5.1.2 Especificaciones al diagnóstico
5.1.3 Curso
5.1.4 Diagnóstico diferencial
5.2 Trastornos bipolares
5.2.1 Principales cuadros clínicos
5.2.2 Curso
6. Factores de riesgo de los trastornos afectivos
7. Ansiedad y depresión
8. El suicidio
9. Etiología. Modelos explicativos
PSICOPATOLOGÍA Tema 4: Trastornos del estado de ánimo,
1. INTRODUCCIÓN
Por otra parte, no resulta fácil diferenciar la depresión clínica de los estados de
ánimo depresivos más o menos transitorios y cotidianos. Los teóricos de la depresión no
han llegado a un acuerdo respecto a las fronteras que delimitan una respuesta depresiva
"normal" de una respuesta depresiva "patológica". Para algunos, sólo se diferencian en la
intensidad cuantitativa de los síntomas. Así, la depresión que todos padecemos cuando
experimentamos algún suceso negativo sería básicamente similar, aunque de menor
intensidad, a la depresión de una persona que busca ayuda profesional.
Para otros autores, por el contrario, la depresión normal difiere cualitativamente de
la depresión patológica, y a su vez, en ésta pueden diferenciarse subtipos entre si. Por
otro lado, a diferencia de los estados normales de tristeza, la depresión impregna todos
PSICOPATOLOGÍA Tema 4: Trastornos del 2
estado de ánimo,
* SÍNTOMAS ANÍMICOS
La tristeza es el síntoma principal. Está presente en todos los deprimidos y es una
de las quejas principales. Pero aunque los sentimientos de tristeza, abatimiento,
pesadumbre o infelicidad son los habituales, a veces el estado de ánimo
predominante puede ser la irritabilidad, sensación de vacío o nerviosismo. Incluso
en casos de depresiones graves, el paciente puede llegar a negar sentimientos de
tristeza ("es incapaz de tener ningún sentimiento; le es prácticamente imposible
llorar").
* SÍNTOMAS COGNITIVOS
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estado de ánimo,
* SÍNTOMAS FÍSICOS
Uno de los principales síntomas físicos son los problemas de sueño: normalmente
se trata de insomnio (problemas para quedarse dormido, despertares frecuentes o
despertar muy temprano), aunque en algunos casos suele darse la hipersomnia
("depresión morfeica"). Otros síntomas comunes suelen ser la fatiga, la pérdida de
apetito y una disminución de la actividad y del deseo sexual (que en los hombres
puede incluso acompañarse de problemas en la erección). También se quejan de
molestias corporales difusas (dolores de cabeza, de espalda, náuseas, vómitos,
estreñimiento...). De hecho, es el médico de medicina general el que en primera
instancia trata a los pacientes deprimidos en la mayoría de los casos. No todas las
personas con problemas de depresión buscan ayuda. Se cree que el tipo de
sintomatología (más vegetativa y somática) puede hacer que acudan o no a un
profesional.
* SÍNTOMAS INTERPERSONALES
Se observa un deterioro en las relaciones con los demás. En una proporción
importante aparece una disminución del interés por los demás. Pero además,
sufren el rechazo de las personas que les rodea, lo que acentúa más el problema.
Podemos decir que uno de los sufrimientos añadidos que tiene la experiencia
depresiva es la dificultad de ser comprendido por sus familiares y amigos.
* SÍNTOMAS ANÍMICOS
Los estados de felicidad y bienestar normales casi nunca están presentes en los
episodios maníacos. Por el contrario, están irascibles, suspicaces, ansiosos o con
una sensación disfórica de aumento de la energía, como si no “cupieran en su
piel”. Suelen presentar un estado de hiperactividad general y de intromisión que
tiene serias repercusiones en las relaciones interpersonales. En algunos casos la
excitación anímica llega a ser tan extraordinaria que desemboca en la hostilidad
manifiesta, conductas destructivas y tendencias paranoides. Predomina un estado
anímico elevado, eufórico, irritable y en definitiva, expansivo. En este estado la
persona se siente bien (no sufre por los síntomas) y le es difícil comprender que su
familia/amigos intenten "restringir" este estado.
* SÍNTOMAS COGNITIVOS
Extraordinaria aceleración. Algunos pacientes experimentan más sobreestimulación
mental que física. El habla es rápida, entrecortada, salta de un tema a otro y le es
difícil mantener su atención ya que fluctúa el foco de interés, en cuestión de
segundos. Tiene la sensación de que sus pensamientos se agolpan a una
extraordinaria velocidad y van más deprisa de lo que puede expresarlos (fuga de
ideas). A veces el habla llega a ser incoherente. Autoestima hipertrofiada (ej.
delirios de grandeza).
* SÍNTOMAS FÍSICOS
La hiperactivación general se manifiesta también en el área vegetativa: problemas
de sueño, aumento del apetito y un extraordinario incremento del umbral de la
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estado de ánimo,
fatiga física.
* SÍNTOMAS INTERPERSONALES
Las relaciones interpersonales son muy difíciles en los episodios de manía, ya que
en estas condiciones, estos pacientes suelen ser muy entrometidos, polemistas y
controladores y sobre todo tienen una gran resistencia a que se les contradiga o se
les intente ver lo inapropiado de su conducta. Ocasionalmente pueden producirse
agresiones a miembros de la propia familia o a conocidos cuando estos intentan
limitar de algún modo la conducta del paciente.
Vamos a analizar brevemente algunas de las dicotomías que han sido más
empleadas a lo largo de las pasadas décadas para clasificar los trastornos afectivos:
vegetativa (pérdida de peso, insomnio tardío, retardo psicomotor, etc.), más síntomas
graves como el suicidio y más recurrentes.
Mientras que la denominada depresión endógena tiene una razonable validez si nos
atenemos a ese patrón específico de síntomas, existe un apoyo empírico escaso que
justifique el término de depresión reactiva. Así, en la mayor parte de los trabajos de
investigación se distingue entre "depresiones endógenas" y "depresiones no endógenas",
dejando así de lado el concepto de reactividad que fue tan empleado en la década de los
60 y 70.
Esta dicotomía (de finales de los años cincuenta) es la que más se utiliza en la
actualidad. La distinción es puramente descriptiva y sintomatológica, y no asume ninguna
hipótesis sobre la causa de ambos trastornos. Existen numerosos datos clínicos,
epidemiológicos y de tratamiento que avalan la validez de esta distinción. El trastorno
bipolar o "maníaco-depresivo" se caracteriza por la aparición de episodios de manía. Y los
trastornos depresivos unipolares se caracterizan porque el sujeto tiene episodios de
depresión (sin que nunca haya padecido un episodio de manía). Por otra parte, los
trastornos unipolares son diez veces más frecuentes que los bipolares.
Un paciente que manifieste un episodio de manía sin que nunca haya tenido un episodio
depresivo, también se diagnóstica como "bipolar", pues estudios longitudinales han puesto
de manifiesto que pacientes maníacos de episodio único, es muy probable que alguna vez
a lo largo de su vida desarrollen episodios depresivos mostrando así su verdadera
naturaleza bipolar.
Sintomatológicamente, no hay diferencias resaltables entre el estado depresivo de
un paciente bipolar y el de un unipolar. Sin embargo, existen diferencias significativas en
cuanto a la edad de aparición, curso, diferencias sexuales, riesgo de suicidio y respuesta
al tratamiento (se recogen en la siguiente tabla).
UNIPOLARES BIPOLARES
(2) Distimia
(3) Trastorno depresivo no especificado
(B) Trastornos bipolares:
(1) Trastorno Bipolar I
(2) Trastorno Bipolar II
(3) Ciclotimia
(4) Trastorno Bipolar no especificado
(C) Trastornos debido a condición médica general o al abuso de sustancias.
Los trastornos depresivos son aquellos en los que nunca ha habido episodios maníacos,
hipomaníacos o mixtos en la vida del sujeto; los trastornos bipolares son aquellos
trastornos en los que el sujeto ha manifestado alguna vez episodios maníacos,
hipomaníacos o mixtos.
La clave para entender el sistema diagnóstico de los trastornos del estado de ánimo
es el concepto de episodio (período de tiempo concreto -con un inicio y un final- en el
que aparece determinada sintomatología -concretamente, alteraciones del estado de
ánimo-). El DSM-IV distingue cuatro tipos de episodios: Depresivo Mayor, Maníaco,
Hipomaniaco y Mixto. La combinación de estos episodios o cumplir o no plenamente los
criterios diagnósticos de los mismos es lo que va a configurar la definición de los diversos
tipos de trastornos del estado de ánimo. Veamos cada uno de ellos:
A. Durante al menos dos semanas, presencia casi a diario de al menos cinco de los
siguientes síntomas; uno de los síntomas debe ser el (1) o el (2) necesariamente:
(1) Estado de ánimo deprimido (por ej. se siente triste o vacío, llanto)
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estado de ánimo,
En resumen, al menos durante dos semanas, presenta una serie de síntomas (un mínimo
de 5) como el estado de ánimo triste, disminución de la capacidad de placer, alteración del apetito,
problemas de sueño, alteración a nivel psicomotor, pérdida de energía, sentimientos de inutilidad,
dificultad de concentración y pensamientos de muerte.
Al menos uno de los síntomas tiene que ser la tristeza o la disminución de capacidad para el
disfrute o el placer.
Este tipo de síntomas interfiere en el funcionamiento.
No confundir depresión con duelo.
PSICOPATOLOGÍA Tema 4: Trastornos del 10
estado de ánimo,
En resumen, al menos durante una semana, presenta un estado de ánimo elevado o
irritable y una serie de síntomas (un mínimo de 3) como autoestima exagerada, disminución de la
necesidad de dormir, verborreico, fuga de ideas, distraibilidad, actividad aumentada y actividades
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estado de ánimo,
En resumen, episodio similar al episodio maniaco, excepto en la gravedad.
Este tipo de síntomas no son graves: ya que no interfieren en el funcionamiento de forma
importante, no necesita hospitalización y no presenta síntomas psicóticos.
A. Durante al menos una semana, casi todos los días cumple los criterios tanto para
un episodio maníaco como para un episodio depresivo mayor (excepto en la
duración).
B. La alteración del estado de ánimo es suficientemente grave como para provocar un
importante deterioro social, laboral o de relación con los demás, o para necesitar
hospitalización con el fin de prevenir los daños a uno mismo o a los demás, o hay
síntomas psicóticos.
C. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos de una sustancia ni a una
enfermedad médica (ej. hipertiroidismo).
(II) DISTIMIA
En resumen, sintomatología depresiva no muy intensa, pero estable en el tiempo (al menos
dos años). No todos los días están presentes los síntomas. Pero los periodos de tiempo sin
sintomatología depresiva no deben ser superiores a dos meses seguidos.
(1) Trastorno disfórico premenstrual: síntomas depresivos casi sistemáticos que se dan
durante la última semana del ciclo premenstrual y que remiten en los primeros días
de la menstruación.
(2) Depresión pospsicótica de la esquizofrenia: depresión frecuente en el curso de la
esquizofrenia: la aparición de un episodio depresivo mayor durante la fase residual
de los episodios esquizofrénicos
(3) Depresión menor: trastorno en el que se cumplen las dos semanas requeridas de
síntomas para el episodio depresivo mayor, pero sin embargo, se dan menos de los
cinco síntomas requeridos para este diagnóstico.
(4) Trastorno depresivo breve recidivante: presencia de cortos episodios depresivos
-con una duración de entre 2 días y 2 semanas- produciéndose al menos una vez al
mes durante 12 meses.
* Nivel de gravedad:
- Ligero: cuadros en los que existen pocos síntomas más de los mínimos requeridos
para el diagnóstico, y el deterioro laboral o social existe pero es pequeño.
- Moderado: deterioro sociolaboral moderado.
- Grave sin síntomas psicóticos: bastante síntomas más de los mínimos requeridos
y además, existe un importante deterioro social, interpersonal o laboral, pero no
aparecen síntomas psicóticos.
- Grave con síntomas psicóticos: delirios o alucinaciones. Un mal ajuste social,
incluso años antes de la aparición del primer episodio depresivo, indica una fuerte
posibilidad de desarrollar características psicóticas.
Los síntomas psicóticos tienden a desarrollarse tras varios episodios de depresión
no psicótica. Una vez se han manifestado los síntomas psicóticos, reaparecen en
cada episodio posterior, aunque la depresión no sea tan grave. En cada
recurrencia, los síntomas psicóticos adoptan la misma forma de los episodios
previos (por ejemplo, los pacientes con alucinaciones las presentan en la misma
modalidad y con el mismo contenido que en episodios anteriores).
. Con Síntomas Psicóticos congruentes con el estado de ánimo: Por ejemplo:
Delirios de culpa (ser responsable de la enfermedad de un ser querido),
delirio de ser merecedor de un castigo (debe ser castigado por una
trasgresión moral o un fallo personal), delirio somático (tener un cáncer),
alucinaciones (voces que reprenden al sujeto por sus pecados),....
. Con Síntomas Psicóticos no congruentes con el estado de ánimo: por
ejemplo, delirios de grandeza (creyendo que tienen poderes
sobrenaturales), inserción del pensamiento (sus pensamientos no son
suyos, sino que alguien se los ha metido), difusión del pensamiento,....
Este tipo de síntomas psicóticos, está asociado con un peor pronóstico.
* Remisión: Término para indicar si la persona se ha recuperado o no.
- En remisión parcial: Lleva menos de dos meses sin síntomas, o bien, lleva más
tiempo pero quedan algunos síntomas.
- En remisión total: Se requiere un mínimo de 2 meses sin síntomas.
* Cronicidad: Lleva al menos dos años con el trastorno depresivo mayor.
* Con síntomas Catatónicos: presencia de síntomas como inmovilidad motora (estupor,
catalepsia), actividad motora excesiva, negativismo extremo, movimientos
estereotipados o gesticulación excesiva, ecolalia o ecopraxia.
* Con síntomas Melancólicos: pérdida generalizada de placer, insomnio tardío (se
despierta dos horas antes), anorexia (o pérdida de peso), sentimientos de culpa
excesiva, falta de reactividad ante los estímulos habitualmente placenteros,
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estado de ánimo,
Esta especificación no se debería utilizar para los episodios depresivos leves. Muchas
madres y profesionales de la salud olvidan que el cansancio físico, los nuevos horarios,
acostumbrarse a la crianza y otros cambios que siguen al nacimiento, pueden provocar
una tensión extrema. Las reacciones menores de adaptación, que duran entre uno y cinco
días, se da entre el 50-80% de las mujeres. Durante este lapso, las nuevas madres tal vez
estén tristes y tengan algunos cambios temporales del estado de ánimo, pero estas son
respuestas normales a las tensiones del nacimiento, y desaparecen rápidamente.
Entre los síntomas observados (además de los propios de cualquier depresión) se puede
observar el desinterés por el niño (e incluso de rechazo), y los sentimientos de
culpabilidad por presentar síntomas depresivos cuando debería estar contenta por ser
madre.
5.1.3 CURSO
Aunque la mayor parte de las personas que sufren un episodio depresivo acaban
recuperándose en 1 ó 2 años, aproximadamente un 15% de los casos va a tener un curso
crónico (2 años o más deprimido). Las personas que han tardado mucho en buscar
tratamiento (varios años), tienden a la cronificación. Una edad avanzada al inicio del
episodio y un nivel socioeconómico bajo son también predictores de un mal pronóstico.
Además, la duración de los ciclos depresión-no depresión se va acortando cuanto más
episodios tiene el paciente y cuanto más tardía es la edad de aparición del primer
episodio.
Con respecto a las personas de edad avanzada, se estima que entre el 18 y el 20%
de las personas mayores que viven en residencias pueden experimentar episodios
depresivos mayores; y es probable que estos trastornos sean crónicos si aparecen por
primera vez después de los 60 años. Resulta difícil diagnosticar la depresión en las
personas mayores pues la presencia de trastornos del estado de ánimo a menudo de
complica por la presencia de enfermedades médicas o síntomas de demencia. Esto
significa que los ancianos podrían deprimirse por el hecho de enfermar físicamente o por
comenzar a manifestar síntomas de demencia, pero los síntomas de depresión podrían
atribuirse a la enfermedad o a la demencia, y por tanto, pasarse por alto. No obstante, la
prevalencia general del trastorno depresivo mayor (TDM) es la misma o un poco más baja
en las personas de edad avanzada que en la población general, tal vez porque los sucesos
estresantes que activan los TDM disminuyen con la edad. Pero también es cierto que los
síntomas leves que no cumplen los criterios para el TDM, posiblemente sean más comunes
entre los ancianos. Por otra parte, la depresión puede contribuir también a las dolencias
físicas. Diversas investigaciones han descubierto que la sensación de desamparo, en
particular en las personas que viven en residencias, puede conducir a la depresión y a una
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estado de ánimo,
Veamos algunos de los problemas con los que tiene algo en común los trastornos
depresivos y en que se diferencian:
La culpa por las cosas, más que por las acciones, recibidas o no recibidas por el
superviviente en el momento de morir la persona querida.
Por otra parte, siguiendo los planteamientos de Avia y Vázquez (1998), existen
una serie de ideas preconcebidas acerca de cómo reaccionamos frente a hechos graves
que pueden ocurrir en algún momento de nuestra vida (la muerte de seres queridos, una
enfermedad terminal,...). El esquema más comúnmente aceptado es que; (a) las
personas que afrontan una pérdida de esta naturaleza han de pasar a través de un
periodo de intenso sufrimiento, (b) se asume que para superar con éxito esta dura prueba
vital se requiere de algún modo que los afectados “elaboren la pérdida”, es decir, que
admitan plenamente su crisis emocional y trabajen conscientemente con sus sentimiento,
reflexionando sobre todos los aspectos e implicaciones de la pérdida, y (c) este tipo de
planteamiento asume que la gente acaba finalmente por resolver bien (en no más de unos
pocos meses) y recupera su nivel de funcionamiento anterior. Wortman y Sivler (1989),
han apuntado la posibilidad de que este esquema explicativo esté plagado de prejuicios o
falsas expectativas. A continuación te presento una tabla donde se recogen los mitos y
realidad en el afrontamiento de situaciones de pérdida irreversibles, de Avia y Vázquez
(1998):
Ante una pérdida, el sufrimiento es necesario y Las reacciones de duelo no son necesarias y no
su ausencia indicaría patología: la falta de manifestarlas en su omento no significa que se
sufrimiento intenso suele ser indicador de algún desarrollen problemas emocionales en el futuro
trastorno
La recuperación normal se efectúa siempre en Una importante minoría de personas parece que
un corto plazo de tiempo tiene un recuperación muy baja o inexistente
después de mucho tiempo
Al final del proceso se alcanza una etapa en la Para muchas personas, lo sucedido nunca va a
que se “acepta” plenamente la pérdida ser aceptado como algo “real” o “justo”,
especialmente si es repentino e inesperado
Los pacientes con un trastorno bipolar presentan con frecuencia patrones clínicos
de melancolía o de psicosis cuando sufren un episodio depresivo. Más específicamente, los
trastornos bipolares tipo II tienden a presentar un patrón depresivo melancólico más
frecuentemente que un patrón psicótico; mientras que más del 50% de los pacientes con
un trastorno bipolar tipo I experimentan un patrón de depresión con síntomas psicóticos.
Aunque las gravedad de los patrones depresivos puede ser similar, los episodios
depresivos en el trastorno bipolar tipo II tienden a ser más largos, con periodos más
prolongados de síntomas residuales y con mayor riesgo de suicidio. La consideración
especial de la depresión bipolar sirve para resaltar la necesidad de un tratamiento
terapéutico diferencial de la depresión unipolar aunque el patrón clínico depresivo sea
similar.
(III) CICLOTIMIA
Se caracteriza por un patrón semejante a los trastornos bipolares, pero con una
sintomatología menos grave y más continuada a lo largo del tiempo (al menos dos años).
Es posible que la ciclotimia no sea en realidad una entidad diferente a la del denominado
"trastorno bipolar", sino una forma menos grave.
PSICOPATOLOGÍA Tema 4: Trastornos del 25
estado de ánimo,
Los criterios diagnósticos del DSM-IV-TR para su diagnóstico son los siguientes:
En resumen, sintomatología hipomaníaca y depresiva e no muy intensa, pero estable en el
tiempo (al menos dos años). No todos los días están presentes los síntomas. Pero los periodos de
tiempo sin sintomatología no deben ser superiores a dos meses seguidos.
La mayor parte del tiempo se considera simplemente que estos individuos tienen
un humor cambiante. Sin embargo, los estados de ánimo que fluctúan de manera crónica
son, por definición, suficientes para interferir el funcionamiento.
de gravedad, (ligero, moderado, grave sin síntomas psicóticos, grave con síntomas
psicóticos), remisión (parcial o total), con síntomas catatónicos y de inicio posparto. En el
episodio hipomaniaco, no se consigna la gravedad ya que por definición, no es grave.
Pero tienen un mayor riesgo de desarrollar un trastorno bipolar, por ello, requieren
tratamiento.
5.2.2 CURSO
Los trastornos bipolares tienen claramente un cuadro más recurrente que los
trastornos depresivos (8 ó 9 episodios de manía o depresión a lo largo de su vida). Los
índices de cronicidad son altos (en torno al 25% de los casos diagnosticados). Si no se
administra medicación adecuada, la mayoría de estos pacientes casi nunca están
absolutamente libres de síntomas entre episodios. En cuanto a la velocidad de
recuperación a corto plazo, es más rápida cuando el episodio por el que buscan ayuda es
maníaco (la mediana de recuperación se sitúa en torno a las 5 semanas). Cuando el
episodio es depresivo, la mediana es de 9 semanas; cuando es mixto, la mediana es de 14
semanas. Estos datos contribuyen a la validación de los subtipos de trastorno bipolar
(maníaco, depresivo y mixto).
El riesgo de recaída aumenta con la edad del paciente. Al igual que ocurre con los
episodios depresivos, otro factor es el propio curso del trastorno: cuanto más larga es la
historia previa de episodios y mayor el número de episodios previos, hay más riesgo de
recaídas. E igualmente, el riesgo de recaída se produce poco después de salir de un
episodio.
El inicio de los trastornos bipolares puede darse a cualquier edad, pero lo más
frecuente es que sea entre los 20-25 años. En niños y adolescentes es menos claro
cuándo es el comienzo, dado que los síntomas maníacos, como ya hemos indicado,
pueden manifestarse de modo algo diferente.
La herencia parece ser el factor principal relacionado con la etiología. Se considera que la
heredabilidad del trastorno bipolar supera el 50%, lo que indica un importante
componente genético.
7. ANSIEDAD Y DEPRESIÓN
Aunque se trata de trastornos muy diferentes, esto no implica que a veces puedan
tener síntomas comunes o configurar un trastorno común, o un trastorno mixto de
ansiedad-depresión. Durante los últimos años se ha podido observar el interés sobre la
posibilidad de que exista o no un síndrome propio, específico, mixto, de ansiedad-
depresión. La delimitación de una categoría independiente podría tener importantes
implicaciones psicopatológicas y terapéuticas. La comorbilidad es elevada. Es frecuente
que los pacientes con trastorno de pánico (con o sin agorafobia), con trastornos obsesivo-
compulsivos, o ansiedad generalizada, cumplan también los requisitos para el diagnóstico
de depresión mayor o distimia.
El hecho de que haya muchos pacientes deprimidos que también están ansiosos
pero no todos los ansiosos están deprimidos, significa que ciertos síntomas constitutivos
de la depresión, no se hallan en la ansiedad; por lo tanto reflejan lo que es puro de la
depresión (por ejemplo, la incapacidad para experimentar placer y el enlentecimiento
tanto de las funciones cognitivas como motrices). Por otra parte, hay una gran cantidad
PSICOPATOLOGÍA Tema 4: Trastornos del 29
estado de ánimo,
de síntomas que ayudan a definir tanto los trastornos de la ansiedad como los de la
depresión. Debido a que estos síntomas no son específicos de ningún trastorno, se
denominan síntomas de afecto negativo.
Las investigaciones en esta área tal vez hagan que se reconsideren los criterios
diagnósticos y se combinen los trastornos de ansiedad y los trastornos del estado de
ánimo en una gran categoría. Los síntomas de afecto negativo aislados, frecuentemente
son menos graves que los trastornos de ansiedad o depresión completos, pero su
presencia aumenta el riesgo de desarrollar trastornos más severos.
8. EL SUICIDIO
Sin tener en cuenta la edad, el suicidio es cuatro o cinco veces más probable en
hombres que en mujeres. Este hecho parece tener relación en parte con las diferencias de
género respecto al tipo de métodos de suicidio. Los varones eligen en general métodos
mucho más violentos, como dispararse o colgarse, y las mujeres suelen recurrir a
opciones menos violentas, como la sobredosis de medicamentos (Galllagher-Thompson y
Osgood, 1997). Según las OMS, en relación a la edad, existen dos periodos en los que la
tasa de suicidio se incrementa significativamente: entre los jóvenes (de 15 a 35 años) y
entre los mayores (con más de 75 años). La tasa de suicidio para los hombres jóvenes en
EE.UU. es en la actualidad la más elevada del mundo y sobrepasa incluso los índices de
Japón y Suecia, países de los que se conoce desde hace mucho sus elevadas tasas de
suicidio (Blumenthal, 1990). Los estudios señalan que las profesiones relacionadas con
una mayor incidencia de suicidios son: médicos, veterinarios, farmacéuticos, químicos y
granjeros.
En China, y solo en este país, las mujeres se suicidan más que los hombres, en
particular, en el medio rural (Murray y López, 1996) ¿Cómo se explican estos datos? Los
científicos chinos coinciden en que las tasas de suicidio de su país, quizás la más elevada
del mundo, se deben a una ausencia de estigma. De hecho el suicidio, en particular entre
las mujeres, se presenta a menudo como una solución razonable a los problemas. La
familia de una mujer campesina china es todo su mundo, y el suicidio es una solución
honorable si la familia se desintegra. Además, en este país aún se utilizan con frecuencia
pesticidas muy tóxicos y es posible que muchas mujeres, que no por fuerza tratan de
suicidarse, mueran después de ingerir ese veneno por accidente.
PSICOPATOLOGÍA Tema 4: Trastornos del 31
estado de ánimo,
Uno de los primeros en promover el estudio de los factores de riesgo del suicidio
fue Edward Shneidman. Uno de los métodos que él y otros han utilizado para estudiar las
condiciones y sucesos que hacen vulnerable a una persona es la AUTOPSIA PSICOLÓGICA.
El perfil psicológico de la persona que comete suicidio se reconstruye mediante amplias
entrevistas con los amigos y los familiares que estén en condiciones de saber lo que el
individuo pensaba y hacía en el período previo a la muerte. Así se han identificado
diversos factores de riesgo:
Sin embargo, muchas personas con trastornos del estado de ánimo no intentan
suicidarse y a la inversa, muchas personas que intenta suicidarse no sufren trastornos del
estado de ánimo. Por lo tanto, la depresión y el suicidio aunque tienen una relación
estrecha, son independientes.
Algunos autores han aislado la desesperanza, componente específico de la
depresión, como un factor predictor del suicidio (Beck, 1985). El nivel de desesperanza y
aflicción aumenta el riesgo de intentos de suicidio.
Al contrario de lo que afirma la opinión popular, el momento de mayor riesgo de
PSICOPATOLOGÍA Tema 4: Trastornos del 32
estado de ánimo,
suicidio no son las navidades, sino los meses de mayo y junio. El momento del pico
máximo estacional en la incidencia del suicidio es independiente de la latitud, pero es
mayor donde está la máxima variación estacional en cuanto a la luz (Hale y Yudofsky,
2005).
Los pacientes con estados bipolares mixtos, caracterizados por una combinación de
depresión, ira y grandiosidad, presentan mayores probabilidades de implicar a los demás
en el intento de suicidio (por ej. en tiroteos con la policía). Casi el 4% de los suicidas
matan antes a otra persona.
Los intentos de suicidio pasados son otro importante factor de riesgo, y por tanto,
deben tomarse muy en serio.
Los déficit neuropsicológicos son más comunes en los pacientes deprimidos con
intentos de suicidio de alta letalidad que los que presentan intentos de letalidad baja y
que el grupo control, lo que sugiere que puede existir un deterioro de la función ejecutiva
de las personas con grave riesgo de suicidio.
(IV) Neurobiología
Gran cantidad de pruebas sugieren que un bajo nivel de serotonina puede estar
asociado al suicidio y al intento de suicidio. Niveles bajos de serotonina se asocian con
impulsividad, inestabilidad y tendencia a reaccionar en exceso ante las situaciones. Es
muy probable, entonces, que los bajos niveles de serotonina contribuyan a crear una
vulnerabilidad a actuar de manera impulsiva, como puede ocurrir en algunos actos de
suicidio.
Hales y Yudofsky (2005) han sugerido como factores que aumentan el riesgo de
suicidio los siguientes:
FACTORES DEMOGRÁFICOS
o Sexo masculino
o Pérdida reciente
o No haberse casado nunca
PSICOPATOLOGÍA Tema 4: Trastornos del 34
estado de ánimo,
o Edad avanzada
SÍNTOMAS
o Depresión grave
o Ansiedad
o Desesperanza
o Psicosis, sobre todo con alucinaciones imperativas
HISTORIA
o Antecedentes de tentativas de suicidio, sobre todo si son múltiples o
graves
o Antecedentes familiares de suicidio
o Abuso activo de sustancias
PENSAMIENTO SUICIDA
o Presencia de un plan específico
o Disponibilidad de medios para llevar a cabo un plan
o Ausencia de factores que pudieran alejar al paciente de la consumación
o Ensayo del plan
¿Por qué alguien desearía imitar un suicidio? La mayoría de las personas que se
plantean la idea de suicidio son ambivalentes. No están seguras de querer morir. Barlow y
Durand (2003) sugieren que la forma en que los medios de comunicación tratan la noticia,
puede influir: Los suicidios se presentan de forma romántica en los medios de
comunicación; una persona joven y atractiva bajo una presión insoportable se suicida y se
vuelve una especie de mártir para los amigos y compañeros, pues con ello se venga del
mundo (del mundo de los adultos) ya que crea una situación muy difícil. Además, la
prensa a menudo describe con detalle los métodos utilizados en el suicidio, y proporciona
con ello, una guía para víctimas potenciales. Poco se dice de la parálisis y el daño cerebral
y otras consecuencias trágicas del los suicidios fallidos, ni tampoco se dice nada de los
trastornos psicológicos graves con los que está asociado. Describir las consecuencias
físicas de los intentos de suicidio (parálisis, daño cerebral,..) podría actuar como elemento
disuasorio.
Los investigadores sobre este tema coinciden en que no debería informarse acerca
del suicidio como algo inexplicable o simplista. Nunca es el resultado de un solo factor o
hecho. Usualmente lo causa una compleja interacción de muchos factores como la
enfermedad mental (o los trastornos psicológicos) o física, el abuso de sustancias,
conflictos familiares e interpersonales y acontecimientos estresantes.
Según este modelo, la causa primaria de la depresión es: (a) Una historia previa de
reforzamiento pobre o reducido (baja tasa de refuerzo positivo contingente a la respuesta
y/o una elevada tasa de castigos) y (b) Esta dosis crónicamente pobre de refuerzo positivo
tiende a su vez a disminuir todavía más el nivel de actividad, lo que conlleva una mayor
escasez de contingencias reforzantes. Esta disminución de refuerzos se puede deber a un
déficit en los eventos potencialmente reforzantes, de la accesibilidad mayor o menor de
estos refuerzos o del déficit de conductas, habilidades y destrezas del sujetos para obtener
refuerzos sociales.
El modelo tiene una serie de problemas: no explica por qué algunas personas no
desarrollan depresión después de exhibir pérdidas importantes de reforzamiento positivo.
También resulta difícil de investigar la principal hipótesis del modelo: la existencia de baja
tasa de refuerzos positivos, debido a que es prácticamente imposible identificar y
comparar la cantidad de reforzamiento que una persona recibe tanto antes como después
del comienzo de una depresión. Tal vez por esto la investigación se ha centrado
fundamentalmente sobre el rol de la actividad. La investigación se ha dirigido a tres
campos: (1) estudio de la tasa de actividad de los depresivos, (b) relación entre actividad
y estado de ánimo y (c) efectos de la actividad sobre el estado de ánimo.
Seligman (1975) estudió los efectos que, en animales, producían series de choques
eléctricos inescapables. Ante este tipo de situaciones incontrolables se descubrió que los
animales llegaban a desarrollar un patrón de conductas y de cambios neuroquímicos
semejantes al de los deprimidos, fenómeno que recibió el nombre de desamparo o
indefensión aprendida. La explicación que dio Seligman fue de tipo cognitivo: estas
conductas se desarrollan cuando el animal no tiene esperanza de controlar nunca la
situación aversiva en que la que se encuentra. En el estudio de la conducta humana
PSICOPATOLOGÍA Tema 4: Trastornos del 39
estado de ánimo,
Para resolver estas y otras deficiencias, Abramson y cols. (1978) basándose en las
teorías atribucionales de la psicología social, postulan que la exposición a situaciones de
incontrolabilidad no basta por sí misma para desencadenar reacciones depresivas. Según
estos autores, al experimentar una situación incontrolable, la persona intenta darse una
explicación sobre la causa de la incontrolabilidad. Así se propone que el estilo atribucional
depresógeno sería, atribuir la falta de control a factores: INTERNOS, ESTABLES y
GLOBALES.
intentando resolver algunas de las deficiencias de su teoría anterior (este nuevo modelo
solo explicaría cierto tipo de depresión, la depresión por desesperanza): Expectativas
negativas acerca de la ocurrencia de un suceso valorado como muy importante, unida a
sentimientos de indefensión sobre la posibilidad de cambiar la probabilidad de ocurrencia
de ese suceso. Para este modelo no es tan importante los "sucesos incontrolables" como
los "sucesos vitales negativos". En el estilo atribucional, los elementos importantes serían
los factores estables y globales. Además, no incluyen errores o distorsiones cognitivas,
dado que han descubierto que los depresivos pudieran ser más precisos en su visión de la
realidad que los no deprimidos (fenómeno que se ha denominado "realismo depresivo").
* TEORIAS BIOLÓGICAS
Los trastornos del estado de ánimo han sido objeto de un mayor y más intenso
estudio neurobiológico que casi cualquier otra área de la psicopatología, con la excepción
de la esquizofrenia. Diversos hallazgos describen la relación de ciertos neurotransmisores
con los trastornos del estado de ánimo:
El cortisol, llamada hormona del estrés porque se eleva durante los sucesos de vida
estresantes, también ha sido relacionado. Los niveles de cortisol se elevan en los pacientes
deprimidos. Esta conexión condujo a lo que se creía era una prueba biológica para la
depresión, el test de supresión de la dexametasona. La dexametasona es un
glucocorticoide que suprime la secreción del cortisol en las personas normales. Sin
embargo, cuando se da esta sustancia a los pacientes deprimidos, esta supresión es mucho
menor y no dura mucho tiempo. Por ello se propuso que en los pacientes deprimidos, la
corteza suprarrenal segrega tanto cortisol como para anular los efectos supresivos de la
dexametasona. Sin embargo, posteriormente se vio que los individuos que tienen otros
trastornos, en particular, los de ansiedad, también se observa una ausencia de supresión.
PSICOPATOLOGÍA Tema 4: Trastornos del 41
estado de ánimo,
Por lo tanto, no es una prueba para diagnosticar la depresión. Así pues, las primeras teorías
que trataban de relacionar neurotransmisores únicos con la depresión, han demostrado ser
muy simplistas.
* PROPUESTA DE BARLOW
Por otra parte, hay muchas pruebas sólidas de que los sucesos vitales estresantes
anteceden a la aparición de la depresión en una gran cantidad de casos. Los sucesos
estresantes pueden activar la vulnerabilidad biológica (cambios en neurotransmisores y
hormonas) y la vulnerabilidad psicológica “dormida” caracterizada por un estilo de
pensamiento negativo y sentimientos de indefensión y desesperanza. Por último, los
factores sociales, como las relaciones interpersonales y el apoyo social pueden protegernos
de los efectos del estrés, y por tanto, de desarrollar el trastorno del estado de ánimo.