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rubn ramos
Nadie medianamente informado pone en duda que en todos los tiempos, desde
el advenimiento del cristianismo a nuestros das, la Iglesia ha sido y es la
institucin clave para imponer, antes, el colonialismo genocida ms despiadado
contra la civilizacin, la cultura y los hombres y mujeres del Nuevo Mundo, de
frica y de Asia y, hoy da, el neocolonialismo de las transnacionales y la
globalizacin.
No dir algo que pueda distanciarlo de estos sus fieles devotos. No denunciar,
pero har retrica conciliatoria sobre la corrupcin, la violencia y el crimen
institucionalizado que el gobierno de Santos-Uribe induce y protege. Tampoco
dir algo sobre las bases militares estadounidenses y las bandas paramilitares
mercenarias que financian las oligarquas nativas, la USAID, la NED, el
Congreso estadounidense, la UE. No tocar a las ONG colombianas y
extranjeras intermedian los pagos del mercenarismo militar y poltico. Su
retrica "conciliar" a estas fuerzas con las del Comando Sur, de la OTAN, de
la ONU ((FMI, BM, UNESCO, UNICEF), de la OEA (BID). No en vano se trata
de la institucionalidad que tiene sumergido al pueblo colombiano y a los dems
pueblos de Amrica latina y del mundo, en la miseria, la ignorancia, la
prostitucin, el narcotrfico, el terrorismo. Qu conciliacin puede haber entre
campesinos y su verdugos? Entre estudiantes y sus masacradores? Entre
lderes populares y narcoterroristas? Entre pueblo y paramilitares? Pero el
cura har retrica sobre la unin y que todos somos colombianos y
necesarios. Qu otra cosa se puede esperar de un lobbysta y operador
poltico al servicio de los intereses del gran capital y del sionismo internacional?
Slo la estupidez rampante que otorga santidad a una sotana puede esperar
otra cosa.