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Giorgio Agamben Desnudez Traduceién de Mercedes Ruvituso y Maria Teresa D’ Mera Traduecién de ":Qué lo contemporinea?” de Cristina Sardoy ‘Adriana Hidalgo editora Amber ioe Devas Pecos Ae Adin Hilo eo, 2001 {sop is hone ists) “Taio pr Meets Ravin y Mut Tea D Me SN 9799071556957 | lows Comenporoes L Rana, Meal a Men, Noa an Til. ebb 190 _floofia ehiroria “Tcl origina: Madi Taduecin: Merde Ruta y Masa Tees D’Mera “Tadwccén de "Qué so contemporine?” isi Sarloy Disc: Gari Di Giuseppe ec em Argentina abi de 2011 (© 2009 noactanpo st (© Adana Hida editor S.A, 2011 ‘Cando 836 B 13 -OF 1301 (1054) Buenos Aes ‘mal infogadianahidalgacom ‘rwanda. com ISBN 978:987-155655.7 Inpro ex Aegesina Printed in Agena Queda echo el dest gu nda aly 11.723, Pride I spree paral oto in petmiso escrito ‘dela editoral Todo los devechos reservados. ec s ering de ips en Grainor SA. Lama 1576, Villa Baller, Provincia de Bucnos Aes, “hn elmes de mar de 2011 CREACION ¥ SAEVACION 1. Los profetas desaparecen pronto de la historia de Oc- cidente. Sies certo que noes posible entender el judaismo sin la figura del nabi, silos libros proféticos ocupan en [a Biblia un lugar en todo sentido central, es igualmente cierto que, en el interior del judaismo operan de manera precoz fuetzas que tienden a limicar el profetismo en el cercicio yen el tiempo. La tradicién sabinicatiende asta encerrar el profetismo en un pasado ideal, que se termina cena primer dexeuectn det Templo en ea 387 4.. spués dela muerte de los sltimos profetas, Ageo, Za- carfas y Malaguias, el soplo santo ~ensefan los, ae alej6 de Israel; sin embargo, los mensajes celestiales le Iegan a través de la bat hol (liceralmente, “la hija de la vyo2", es devr, la tradicién oral y el trabajo de comentario y de intexpretacién de la Tord). En el mismo sentido, el ctistianismo reconoce la funcién esencial de la profecta ys an, consrye I lcm ent el Ang y iuewo Testamento en términos proféticos. Sin embargo, Gesicalpecto momen cnguee Mestsapuca el Tierra y cumplié la promesa, el profera ya no tiene razéa de-ser, y Pablo, Pedro y sus compafieros se presentan como jong Agamben apéstoles (es deci, “enviados") y no como proferas. Por tal razén, en la tradicin crstiana, quien asume la figura del profeta no puede sino ser mirado con sospecha por Jn ortodoxia, También aqui, quien de algin modo quiere vvincularse con la profecta solo puede hacerlo a través de Ia interpretacién de las Escrituras, leyéndolas de un nuevo modo o restituyéndoles su significado original perdido. ‘Como en el judaismo, también en el cristianismo la her- rmenéutica ha tomado el lugar del profetismo, la profeca puede ejercerse sélo en fa forma de la intexprecacién. Naturalmente, no por esto el profeta ha desaparecido del todo de la cultura occidental. Bajo diferentes disfraces, ” Desnuder isodio. Y es probable que ni el rabador del rclicario ni eee aaas oi eae ade Eva un significido particular. Sin embargo, ete adquiere su sentido propio sélo si se recuerda que ese es el iltimo ‘momento de sus vidas en el Paraiso terrenal en el que nuestros progenitores ain pueden estar desnudos, antes de ser revestidos con piles y expulsados para siempre ala Tera sn es verdadero, cones dada y apes rill que se tesisce con desesperacin a ser vestida es Goes ao a aque hace de la mujer la tenaz guardiana de la desnudez paradi uc la gracia sea algo asi como un vestido (Agustin Finger menai gee, Dacia Det XN, 17) sign quc esta, como todo vestido, ha sido agregadsa y que puede ser quitada; pero también significa que, precisamente por «0, su adicién ha constituido en el origen la corporei- dad humana como “desnuda’, y su sustraccién siempre ‘vuelve a exhibitla como ral. Y, puesto que la gracia, en las palabras del apésto, “aos fue dada en Cristo antes de ls silos ccm, puto que et, como Again no cansa de repeti, “fue dada cuando atin no exstian aquellos a los que seria dada’ (Doc. chr. TM, 34, 49), fa nacuraleza humana esté constituida ya siempre como desnuda, €s ya ssempe como eoporidad dros. ve la gracia es un vestido, y la naruraleza una especie de a Jo ha subrayado con fuera Peterson. Al citar cl proverbio alemsn segiin el cual “la ropa hace ala gente 1 Giorgio Agamben (Kleider machen Leute, precisa que “no sélo la gente, sino que el hombre mismo esta hecho del habito, y ello porque el hombre no es interpretable por s{ mismo. La naturalera humana, segiin su propio destino, esti subordinada, en cfecto, a la gracia, y se cumple slo a través de ella. Por eso Adin esté ‘vestido’ de justicia sobrenatural, de inocencia y.de inmortalidad, porque sélo ese vestido le confiere su dignidad y hace visible aquello a lo que Dios lo ha desti- ado a uavés del don de la gracia y de la gloria El vestido paradisiaco no sélo hace comprensible esto, sino también que, precisamente como el vestido, justicia, inocencia ¢ inmoralidad deben serle dadas para hacerlo completo. Y, por fin, cambign esta ilima verdad: es decir, asf como el vvestido vela el cuerpo, en Adén también la gracia sobre- natural zecubre lo que, en la naturaleza abandonada de la gloria de Dios y entregada a si misma, se presenta como posibilidad de la degeneracién de la naturaleza humana enaquello que la Escricura llama ‘carne, el hacerse visible de la desnudea del hombre, su corrupcidn y pucrefaccién. Existe, pues, un significado profundo en el hecho de que la tradicién catolica lame ‘vestido’ a la asignacién de gracia que el hombre recibe en el Paraiso, El hombre puede ser interpretado sélo a partir de este vestido de sloria que, desde cierto punto de vista, le pertenece sblo ‘exteriormente, como precisamente hace tin vestido. En esta exteriotidad del mero vestido, se expresa algo muy importante, es decir, que lagracia presupone la naturaleza creada, su ‘ausencia de vestidos’ como su posibilidad de ser desnudads’, 2 Desnuder Que la naturalera humana sea imperfecta, “ininverpre- table”, porencialmente corrupta y necesitada de gracia el relato del Génesis no lo dice de forma explicita en ningiin lugar. Al afitmar la necesidad de la gracia -que como un vestido debe cubrir la desnude del cuerpo-, la teologia catélica hace de esta una suerte de ineluctable suplemento ue, precisamente por eso, presupone ala naturaleza hu- ‘mana como su oscuro portador: la “corporeidad desnuda’. Pero esta desnuder originaria desaparece de inmediato bajo cl vestido de gracia, para reaparecer slo, como natura lap- sa {naturaleza caida), en of momento del pecado, es decir, del desnudamienco. Asi como en el mitologema politico del homo sacer, que supone como presupuesto impuro, sagrado y, por lo tanto, pasible de ser asesinado, una vida desnuda que ha sido producida sélo por este sila corpo- reidad desnuda de la naturaleza humana es silo el opaco presupuesto de aquel originario y luminoso suplemento ‘que es el vestido de graciay que, oculto por esta, vuelve a resurgit a la vista cuando la cesura del pecado divide una vvez més la naturaleza y la gracia, la desnuder y el vestido Esto significa que el pecado no ha introducido el mal cn el mundo, sino que simplemente lo ha revelado. Este hha consistido de manera esencial, al menos en cuanto asus efectos, en quitar un vestido. La desnudes, la “corporeidad desnuda’, es el ireduetible residuo gnéstico que insinia en la creacién una imperfeccién constivutiva, y que se tra- ta, en todo caso, de cubrir Y, sin embargo, la corrupeién de la naturaleza, que ahora ha salido a la luz, no preexistia al pecado, sino que ha sido producida por é 93 Giorgio Agamben 7, Sila desnudez, en nuestra cultura, estésignada por tuna herencia teol6gica tan pesada, si esta es s6lo el oscuro, inaferrable presupuesto del vestido, entonces se entiende por qué esta no podia sino falta la cta en la performance de Vanessa Beecroft. A ojos tan profunda aunque incons- cientemente condicionados por la traicin teolégica, lo que se les aparece cuando se quican los vestidos (la gracia) no es mas que una sombra de estos, y liberar del todo a la desnudex de los esquemas que nos permiten concebirla sélo de modo privativo ¢ instanténeo es una tarea que requicre de una lucidez poco comin. ‘Una de las consecuencias del nexo teolégico que en nuestra cultura une estrechamente naturaleza y gracia, desnudez y vestido es, en efecto, que la desnuder no es un cstado, sino tn acontecimiento. Como oscuro presupuesto de la adicién de un vestido 0 repentino resultado de su sustraccién, don inesperado o pérdida imprevista, esta pertenece al tiempo ya la historia, no al ser y a la forma. Es decir, en la experiencia que de ella podemos tener, la desnudezes siempre desnudamiento y puesta al desmudo, nunca forma y posesién estable, En todo caso, dificil de aferrar, imposible de retener. No sorprende, pues, que tanto en la Neue Nationalga letie, como en las otras performances anteriores, las mujeres nunca hubieran estado completamente desnudas, sino que siempre hubieran portado una hula de vestido (los zapa- tos en la performance en la Gagosian Gallery en Londtes, los zapatos y una especie de gasa sobre el rostro en la Guggenheim Collection en Venecia, un cache-sexe negro en el Palazzo Ducale en Génova). El striptease, es deci, la imposibilidad de desnudea, es, en al sentido, el paradig. ma de nuestra relacién con ella, Acontecimiento que no alcanza nunca su forma cumplida, forma que no se deja air integralmence en su acaecer, la desnudez es, al pie de Ja ler, infinita, jamais termina de acontecer. En cuanto su naturaleza es esencialmente defectiva, en cuanto n0 es sino cl acontecimiento del faltar de la graca, la desnudez nunca puede saciar la mirada a la que se offece y que contintia buscéndola con avidea, incluso cuando la mas pequefia| porcidn de vestimenta ha sido removida, cuando todas las partes ocultas se han exhibido con desfachater. YY no es casual gue, cuando a principios de siglo XX se difundieron en Alemania y luego en el resto de Europa ‘movimientos que predicaban el nudismo como nuevo ideal social, reconciliado con la navuraleza del hombre, ello fue posible slo oponiendo a la desnudez obscena de la por- nografia y de la prostinucién la desnuder como Lichthleid (Cvestido de luz"), es decir, evocando inconscientemente la antigua concepeidn reoldgia dela desnuclezinooente como vestido de gracia. Lo que mostraban los naturistas no era tuna desnudee sino un vestido, no era naturaleza sino gracia. Una investigacién que pretend medirseen serio con el problema de la desmudez deberia, por lo tanto, ante todo remontarse arqueolégicamente mis alli de la oposicién reol6gica desnudezivestido, naturaleza/gracia, pero no para alcanzar un estado original precedente a la escisién, sino para comprender y neutralizar el dispositivo que la prodyjo. 7 Giorgio Agamben 8. Un momento en todo sentido decisivo en la cons- truccién del dispositivo teolégico navuraleza (desnudee)/ igracia (vestido) es el De civitare Dei de Agustin. Agustin habla elaborado sus fundamentos conceptuales en el curso de la polémica que lo opone a Pelagio en «| De natura et _gravia. Seyi Pelagio, una de las figuras més incegeas entre aquellas que la ortodoxia dogmética terminé por rechazat| hacia los margenes de la tradicin cristina, la gracia no es sino la naruraleza humana tal como Dios la cre6, dotin- ddola del libre albeatrio (wullam dics Dei gratiam nisi naru- ram nostram cuom libero arbirio. Por elo, a la naturaleza hhumana le pertenece de manera inseparable (inamsisibile, que no puede perderse, precisard Agustin para crticarlo) la posibilidad de no pecar, sin necesidad de una gracia ulterior. Pelagio no niega la graca, sino que la identifica con la naturaleza edénica, para luego identifcar esta ili- ma con la esfera de la posibilidad © potencia (poss), que precede ala voluncad (vel) y ala accion (acta). El pecado de Adan, que es un pecado de la voluntad, no significa, pues, necesariamente la pérdida de la gracia, eansmitida luego como una maldicién para toda la especie humana (per universam massam, escribe Agustin); por el contratio, sibien de hecho los hombres han pecado y siguen pecan- do, sigue siendo cierto que, al menos de sola posibilitate, cualquier hombre podria, sin embargo ~asi como habria podido Adan en el Paraiso, no pecar. Es contra esta identificacion de naturaleza y gracia que ‘Agustin se rebela con tenacidad en sus tratados antipe- lagianos, para afirmar su inreductible diferencia. En esta os Desnudes diferencia sc halla en cuestién nada menos que el descu- brimiento de la docerna del pecado original, que serére- tomada oficialmente por a Iglesia s6lo dos sighs después, en el Segundo Concilio de Orange. Baste por ahora con observar que es esta oposicién entre ambos conceptos la que funda su incerpretacién de la condicién edénica y de la caida de Adin en el De civitate Dei. Adin y Eva hhabian sido exeados en un cuerpo animal y no espitiual; ppeto este cuerpo estaba revestido de la gracia como de un vestidoy, por es0,as{ como no conocia la enfermedad y la muerte, tampoco conoci la libido, es decir, la excitacién incontrolable de las partes intimas (obscenae). Libido es el «éemino récnico que, en Agusta, define la consecuencia del pecado, Sobre la base de un pasaje de Pablo (*Caro enim concupscit adversusSpirieun, Gal 5, 17), esta es definida como rebelién de la carne y de su deseo contra el espiitu, como una escisin irremediable enere carne (cara —iarx~ es cl té:mino que en Pablo expresa la sujecién del hombre al pecado) y voluntad, “Antes del pecado, en efecto, como dice la Escritur, ‘el hombre y su mujer etaban ambos des dos y no sentian vergienca de etale.y no porque no vieran su propia desnuder, sino porque esta atin no era indecente, puesto que la libido no curbaba sus miembros contra la vvoluntad [... Sus ojos estaban abiertos, pero no estaban abjertos para conocer qué les era concedido bajo el vestido de gracia, pues no conocian la rebelién de sus miembros contra la voluntad. Una vee perdida esa gracia, para castigar su desobediencia con una pena correspondiente, surgi cen el impulso del cuerpo una nueva impudicia por la cual Giotgio Agamben sua desnude se hizo indecente, volviéndolos conscientes y confundidos" (De cin. Dei XIV, 17). Las partes del cuerpo que podian exponerse con li- bertad en la gloria (glorianda) se convierten asi en algo que debe ocultarse (pudenda). De abi la vergiienza, que ‘obliga a Adin y Eva.a cubrise con cinturones de hojas de hriguera, y que a partir de enconces es tan inseparable de fa condicién humana que, escribe Agustin, “incluso en las tencbrosas soledades de la India, aquellos que suelen filosofar desnudos, por lo que son lamados gimnosofisas, ccubren sin embargo sus drganos genitales a diferencia de las demas partes del euespo” (ibid). 9. En este punto, Agustin expone su sorprendente concepcién de la sexualidad edénica 0, al menos, de lo que habria sido dicha sexualidad si los hombres no hu- bieran pecado. Sila libido postlapsaria se define a través de la imposibilidad de controlar los genitales el estado de gracia que precedié al pecado consist entonces en el perfecto control de la voluntad sobre las partes sexuales. “En el Paraiso, si la desobediencia culpable no hubiera sido castigada con otra desobediencia, el matrimonio no habria conocido esa resistencia, es opasicién, esa lucha de la fbido y dela voluntad; por el contraro, estos micmbros, como los demés, habrian estado al servicio de la voluntad. Lo que se cre6 con ese fin habria fecundado el terreno de la generacién, asi como la mano fecunda la tierra [.-] el hombre habria vertido el semen y la mujer fo habria Desnuder acogido en sus genitales cuando y cuanto fuese necesario, gracias al dictado de la voluntad y no por excitacién de la bide” (De cin. Deé XIV, 23-24), Para hacer verosimil su hipétesis, Agustin no duda en. recurrit a una cjemplificacin casi grotesca del control de Ia voluntad sobre aquellas partes del cuerpo que parecen incontrolables: “Conocemas hombres que se diferencian de los demés por la sorprendente capacidad con la que cumplen a su antojo con su cuerpo cosas que otros no logran hacer en absoluco, Hay algunos que mueven las orejas, una o ambas ala ver; otros logran desplazar hacia adelante sobre la frente toda su cupida cabellera volvién- dola después atris a su antojo; otros, tocindose apenas el estémago, ante una orden vomitan como desde un saco todo fo que habjan devorado, Algunos imitan tan perfec- tamente los trinos de las aves, e sonido de los animales y las voces de otros hombres que no es posible no ser eng- ftados por ellos; otros, luego, emiten a su antojo desde el ano y sia ningiin mal olor tantos y tan variados sonidos que casi parecen cantar con esa parte del cuerpo” (ibid. 24), Es segiin este poco edificante modelo que debemos imaginar la sexualidad edénica en el vestdo de la gracia ‘Ante una sefial de la voluntad, los genitales se habrian movido como movemos una mano y el esposo habria fecundado a la esposa sin el ardiente estimulo de la libido: “Habra sido posible transmitr el semen del hombre ala mujer salvando su integridad fsica, como ahora la salida del flujo menscrual en una mujer viegen no compromete su incegridad” (ibid, 26) 101 Giosgio Agamben La quimera (“Actualmente ~escribe Agustin no existe nada que permita demostrar cémo es esto posible") de esta naturaleza perfectamente sometida por la gracia sirve para hacer aiin mis obscena la corporeidad del género humano después de la caida. La desnudez inconteolable de los 6r- ganos genitales es a cifta de la corrupeién de la naturaleza después del pecado, que la humanidad se transmite através dela generacién, 10. Es bueno subrayar la paradéjica concepcién de la naturaleza humana que se halla en la base de estas afirma- ciones. Esta es solidaria con la doccrina del pecado original que Agustin (si bien el cérmino téenico peccatum originale ain fila) opone a Pelagio y que, confirmada en el Concilio de Orange en el aio 529, hallard su plena elaboracién s6lo nla Escolistica. Segin esta doctrina a causa del pecado de ‘Adan (ene cual “ha pecado toda la hurmanidad”, Rom, 12), 1a naturaleza humana se corrompis y, sin el socom de la saci, devino absolucamente incapaz de hacer el bien. exo sise pregunta ahora cudl es la naturaleza que se corrompié, la respuesta noes fic. En efecto, Adan fue creado en a gra- cia, ysu naruraleza est, por lo tanto, desde el inicio, como su desnudez, revestida de los dones divinos. Después del pecado, el hombre, puesto que ha abandonado a Dios, ha sido abandonado a si mismo y dejado por entero a merced de su naturaleza. Y, sin embargo, la pérdida de la gracia no deja aparecer simplemente 2 la naturaleza ances de la sracia—que nos es, por lo demas, desconocida-, sino sdlo 12 Deanader ‘una natusaleza costompida (in deteriuscommutata) que resulta de la pérdida de la graca, Bs deci, con la sustrac- ‘in de la gracia sale a la luz una naturaleza original que ya no es al, porque sélo es original el pecado del cual esta ha devenido expresion, No es casualidad que, en su comentario ala Sua teo- ligica de Toms, Cayetano (Tomas de Vio) ¢l sutilteélogo que la Iglesia casética opuso a Lutero en 1518, hubierate- nido que recurtir una comparacién con la desnudez para hhacer comprensible esta paradoja. La diferencia que existe entre una supuesta naturaleza humana "pura! (es dect, no creada en la gracia) y una naturaleza originariamente ‘gatifcada, que luego ha perdido la gracia ~escribe-, es la sama que se da entre una persona desnuda y una persona desnudada (expolata) Esa analogia es iluminadora no slo para la naturaleza sino tambien para la desnude7 ya la vez, esclarece el sentido de la estrategiaceoldgica que vincula con obstinacién vestido y graca, naturaleza y desmuder. Ast como la desnudez de una persona simplemente desnuda es idéntica ~y, sin embargo, diferente respecto a la de la sisma persona desnudada, asa naturaleza humana, que ha perdido aquello que no era naturaleza (a gracia), es diferente de lo que era antes de que le Fuera agregada la gracia. La naturaleza ahora es definida por la no-navuraleza (la gracia) que ha perdido, si como la desnudez es definida por la no-desnude (el vestdo), de la cual ha sido desnu- dada, Naturaleza y gracia, desmuder y vestido, constituyen tun singular agregado cuyos elementos son auténomos y separables y, sin embargo, al menos en lo que concierne a 103 Gioxgio Agamben a Ja naturaleza, no quedan inmutados después de su sepa- racién, Pero eso significa que desnudez y natuealeza son, como tales, imposible: existe s6lo la puesta al desnudo, existe slo la naturaleza corrompida 11, Que Adin y Eva antes del peeado no pudieran vers desnudez porque est se ballaba recubierta de un vestido de gracia no esté dicho en modo alguno en la Biblia. La Ginica cosa segura es que al principio Adan y Ba estaban desn- dosy no sentian vergiienza (“El hombre y su mujer estaban ambos desnudos, y no sentfan vergtienza’). Después de la caida, en cambio, sienten la necesidad de cubrirse con las hojas de higuera, Es deci, la transgresion de la orden.

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