7.
El nacimiento
de la poesa italiana
1.
INFLUENCIA
FRANCESA
Y PROVENZAL
Cuando en Italia se escriba an en
latn y ningn literato osaba emplear
en sus escritos el lenguaje hablado, en
Francia, en Provenza y en la pennsula
Ibrica aparecan mltiples composi- to, el arte y la moral, tornndose de
ciones en los dialectos derivados del
tronco romano que sealaban el na-
cimiento de las literaturas romances
o neolatinas. Aunque nos limitemos a
los meros documentos lingsticos, sal-
ta a la vista la diferecia entre Italia
y otras regiones de la Romana: el ms
antiguo documento francs, por ejem-
plo, se remonta al ao 842 (el Jura-
mento de Estrasburgo), mientras que
el primer perodo escrito total y cons-
cientemente en un vulgar italiano de-
nominbanse "vulgares" las distintas
hablas cotidianas por contraposicin
con el latn, lengua eclesstica y eru-
dita por excelencia data del ao 960
(la Carta de Capua). Y, por supuesto,
antes de que los vulgares tomaran
conciencia de sus posibilidades arts-
ticas si excluimos la poesa popular,
abundante pero tosca y esencialmente
oral deba transcurrir largo tiempo.
Afirma Dante en la Vida nueva, com-
puesta a fines del siglo XIII, que des-
conoca produccin potica alguna en
vulgar que se remontara ms all de
un siglo y medio antes de su poca.
Las razones de la tarda aparicin de
esta literatura han sido mltiples y
complejas, pero en gran parte depen-
dieron de los ms slidos vnculos que
unan el pueblo italiano con la tradi-
cin romana. Tradicin que la Iglesia
cuyo podero espiritual, y no pocas
veces temporal, emanaba desde Ro-
ma se avino a conciliar con la con-
cepcin cristiana de la vida, tras un
primitivo intento de destruccin total
de vestigios paganos en el pensamien-
algn modo depositara y difusora de
la romanidad. No debe pues consi-
derarse esta demora como un ndice
de inmadurez, sino de un fuerte esp-
ritu de conservacin que, nutrido de
savia nueva, haba de producir siglos
ms tarde ese fenmeno esencial para
la vida cultural y artstica de Occiden-
te: el Renacimiento.
Sea como fuere, el hecho es que mien-
tras en otras comarcas haban apare-
cido obras de alto valor potico en las
"nuevas" lenguas, en Italia se segua
escribiendo en latn. Haca falta un es-
tmulo que sacudiera al genio de la
pennsula de su largo ensueo contem-
plativo de la perfeccin clsica, y ese Sello oficial de Federico II
Hohenstaufen