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Himno:

Oh Dios, oculto bajo forma humana,


Que al nacer dejaste intactas
Las prerrogativas virginales de la madre,
te rogamos:
ven pronto, Redentor del gnero humano
y Salvador del mundo;
entonces, adorando la doble naturaleza
de tu gloria, con fe intacta
te alabaremos a ti, nica majestad,
que vives y reinas, Dios, por todos los siglos
Is 11, 1-10
Aquel da, brotar un renuevo del tronco de Jes, y de su
raz florecer un vstago.
Sobre l se posar el espritu del Seor: espritu de
prudencia y sabidura, espritu de consejo y valenta,
espritu de ciencia y temor del Seor. Le inspirar el temor
del Seor.
No juzgar por apariencias ni sentenciar slo de odas;
juzgar a los pobres con justicia, con rectitud a los
desamparados.
Herir al violento con la vara de su boca, y al malvado con
el aliento de sus labios. La justicia ser cinturn de sus
lomos, y la lealtad, cinturn de sus caderas.
Habitar el lobo con el cordero, la pantera se tumbar con
el cabrito, el novillo y el len pacern juntos: un muchacho
pequeo los pastorea. La vaca pastar con el oso, sus cras
se tumbarn juntas; el len comer paja con el buey. El nio
jugar en la hura del spid, la criatura meter la mano en el
escondrijo de la serpiente. No harn dao ni estrago por
todo mi monte santo: porque est lleno el pas de ciencia
del Seor, como las aguas colman el mar.
Aquel da, la raz de Jes se erguir como ensea de los
pueblos: la buscarn los gentiles, y ser gloriosa su morada.

Oracin.
Te pedimos, Seor Jesucristo, que, en tu venida, se
fortalezcan los corazones de tus fieles y que en tu nombre
se afiancen las rodillas vacilantes. Que con tu visita se
curen las heridas de los enfermos, y con tu contacto se
iluminen los ojos de los ciegos. Que bajo tu direccin se
consoliden los pasos de los cojos, y por tu misericordia se
desaten los vnculos de los pecados. A quienes ves acoger
ahora con ardiente devocin la venida de tu encarnacin,
un da msticamente realizada, concdeles llegar con el
espritu lleno de gozo ante ti en la segunda venida de tu
juicio, y hazlos entrar a gozar de la felicidad del paraso.
Que por tu clemencia se vean libres de las penas eternas y
sean llamados a participar de la vida eterna, para cantar,
una vez coronados., el himno de tu gloria.

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