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Desde que somos pequeos aprendemos que el mundo que nos rodea
funciona por causa-efecto, sin comprender realmente el mtodo que
subyace a tal proceso. Por ejemplo, un nio de 4 aos sabe que si
aprieta el botn 3 del mando a distancia (causa) conseguir cambiar
el canal de televisin (efecto), tal y como si fuera una varita mgica.
Pero el nio ignora cmo funciona dicha tecnologa, por lo tanto le
otorga ciertos y misteriosos poderes. Chandler y Lalonde (1994) y
Phelps y Woolley (1994) confirmaron que nios entre 4 y 8 aos
recurren frecuentemente al trmino magia cuando se encuentran
ante un fenmeno del cual no tienen una explicacin fsica,
desarrollando de este modo un pensamiento mgico. Karl Buler, ya
en 1930, describi la infancia como un periodo de cuentos de hadas,
donde los nios realmente creen en duendes y gigantes. Subbotsky
(1995) basndose en un estudio anterior (Harris y cols., 1991),
reuni a nios de edades comprendidas entre los cuatro y siete nios,
a los cuales les cont, individualmente, una historia sobre una mujer
que era capaz de convertir imgenes en objetos reales con una caja
que estaba presente. Despus pregunt a los nios si crean que esto
era posible en la vida real y la mayora de ellos negaron esa cuestin.
Lo curioso sucedi cuando el experimentador abandon la sala para
atender una llamada y dej al nio slo ante la caja, el resultado fue
que ms del 90% de los nios intentaron convertir fotos en objetos
reales y se encontraron tremendamente decepcionados cuando esto
no sucedi.Para muestra, una seccin que tiene el programa del
Hormiguero, presentado por Pablo Motos, en la cual, se realizan
cmaras ocultas a nios y ponen a prueba su capacidad de
imaginacin y su pensamiento mgico. (Nota 2)
Nota 1: Secuencia de la pelcula del Ilusionista donde se reproduce la ilusin del naranjo.
http://www.youtube.com/watch?v=6pC3dWLMmZ4
Referencias
Jahoda, G. (1969). The psychology of superstition. London: Penguin.
Harris, P.L., Brown, E. Mariott, C., Whittal, S. & Harmer, S. (1991). Monsters, ghosts, and
witches: Testing the limits of the fantasy-reality distinction in young children. British Journal of
Developmental Psycholoy, 9, 105-123.