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INAH SEP
TESIS
PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE
LICENCIADA EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL
PRESENTA:
DAHIL MARIANA MELGAR TÍSOC
DIRECTOR DE TESIS:
DR. ABILIO VERGARA FIGUEROA
ASESOR:
Dr. SHINJI HIRAI
Introducción…………………………………………………………………………..1
La comunidad de origen japonés en México. Puntos de engarce y ruptura…....2
Hacia una tipología de lo japonés y de lo no japonés……………………………..3
Tipología para nombrar y catalogar a los japoneses y sus descendientes……7
Formas de nombrar y percibir a los extranjeros en el Japón……………………12
Objetivos del trabajo..........................................................................................15
Justificación...…………………………………………………………………………17
Organización de la tesis……………..……………………………………………...18
ii
La diáspora: otra dimensión transnacional……………………………………...102
Conclusiones de capítulo………………………………………………………….105
Capítulo VI: Formas de habitar y percibir la ciudad. El D.F. los nikkei y los
japoneses…………………………………………………………………………...156
La migración y los imaginarios urbanos………………………………………….157
Apuntes sobre el imaginario urbano. Para leer la ciudad………………………160
Miradas y polifonía de voces sobre la ciudad de México. La ciudad deseada y la
ciudad temida……………………………………………………………………….162
iii
La ciudad fragmentada…………………………………………………………….169
Conclusiones de capítulo…………………………………………………………..173
Conclusiones………………………………………………………………………175
Anexo fotográfico…………………………………………………………………182
Anexo Metodológico……………………………………………………………...197
De los inicios y las vicisitudes de la investigación y el trabajo de campo……197
Los métodos y recursos de investigación y análisis…………………………….205
Guiones base de entrevistas………………………………………………………206
Bibliografía………………………………………………………………………...210
iv
A Hilda, Ricardo, Emiliano y Reyna – mi familia-.
v
AGRADECIMIENTOS
vi
También por darme el empujón y aliento necesarios en un momento de
estancamiento y crisis dentro del trabajo de campo y la construcción del
apartado teórico sobre migración. Gracias por tus asesorías, las correcciones
semánticas y ortográficas de los conceptos japoneses, el préstamo de libros y
fotocopias, cómo la invitación a asistir a seminarios del IIA.
A todos mis maestros de la ENAH – los buenos y los malos –, porque cada
uno contribuyó a su modo en mi formación como antropóloga. Sin ellos, éste
trabajo como muchas otras cosas en mi paso por la escuela no hubieran sido
posibles.
A Berenice Morales, Jorge Andrade y Yerko Castro, por ser los maestros a
partir de cuyos temarios y clases pude profundizar mi interés por las temáticas
antropológicas sobre migración y migración transnacional.
vii
A Papá, por que tu mirada hacia el sur de nuestra América y el oriente asiático
fueron perspectivas a partir de las cuales construí mis primeros horizontes; sin
esa orientación visual posiblemente este trabajo no existiría. Gracias también
por tus palabras siempre precisas en tiempo y mensaje.
A Emiliano, “millito”, por tu complicidad de hermano. Por todas las batallas que
emprendimos juntos, en ocasiones codo a codo y otras en frentes opuestos.
Porque cada pelea por más amarga siempre estuvo seguida de la más dulce
de las reconciliaciones. Por todos los viajes juntos desde muy pequeños a la
“patria chica” y otros destinos que aprendimos a descubrir juntos.
A Helea Gimeno, amiga entrañable, por darle música a mi vida, por ser la mejor
de las amigas.
A Ale Armenta, por que tu amistad ha sido no solamente una buena noticia sino
un grandioso hallazgo.
viii
A mis amigos de la ENAH que no nombro aquí, pero que tendré oportunidad
de agradecer personalmente a cada uno. Gracias porque su compañía fue vital
durante estos años de carrera en los que fuimos testigos mutuos de nuestras
innumerables transformaciones personales y académicas.
ix
Viajes imaginarios,
“viajes no emprendidos,
trazos de los dedos
silenciosos sobre el mapa”
(Luis Hernández en Heraud, 1975: 157)
x
INTRODUCCIÓN
La Ciudad de México nos servirá como escenario desde el cual se articulan las
comunidades nikkei y japonesa, pero también será el trampolín de encuentro
entre sus distintas caras. A su pluralidad contribuyen las distintas experiencias
migratorias, así cómo los diversos juicios y entendimientos sobre lo que
significa ser japonés, ser japonés en México y ser un mexicano-japonés. Cada
una de estas narrativas se emplaza desde distintas coordenadas desde las
cuales se elaboran mapas de la japoneidad y de la mexicaneidad. La
utilización de esta figura no es casual, en tanto nos remite a una construcción
en términos de Anderson –imaginaria- que nos permite trazar los límites y
fronteras no sólo de la patria, sino aún más importante, visibiliza física, mental
y simbólicamente al otro. La figura del mapa también contiene directrices,
trayectos y sugiere caminos posibles, en este caso hacia un Japón imaginado,
los caminos para llegar a él son diversos y están mediados de manera
importante por la acción institucional.
1
Ambos espacios, Japón y la Ciudad de México se leen y reconocen a través de
las prácticas cotidianas y los símbolos que se construyen y significan a través
de las relaciones que se van tejiendo y entrelazando.
2
jerarquías” (Smith, 1998: 236). Para el caso mexicano-japonés no resulta de
manera distinto.
3
la limpieza étnica por asesinato, inducción a la asimilación o migración obligada
(Gellner, 1997: 88-90). Para el caso japonés ocurrió de esta manera al igual
que para muchos otros Estado-nación. La construcción de la narrativa nacional
japonesa imaginó un Japón cultural y racialmente homogéneo, sólo que a
diferencia de los otros estados, Japón sigue sosteniendo públicamente su
unicidad biológica y cultural. A pesar de que en él habiten desde su fundación
grupos étnicos como lo ainu1. Otros más llegarían producto de la avanzada del
colonialismo japonés en Asia, entre ellos, ryukyueños/ okinawenses2, coreanos
1
Los Ainu son los pobladores nativos de Hokkaidō, Sajalin, las Islas Kuriles y el noreste
de Honshu, la isla principal del archipiélago japonés. Durante la era Meiji se implementó sobre
ellos una intensa campaña de asimilación en la que se les prohibió el uso de su lengua nativa,
la práctica de sus rituales y actividades tradicionales de subsistencia como eran la pesca y la
caza artesanal. El diesmamiento de la población ainu, orilló a que en 1899 el propio gobierno
Meiji decretara la “Ley de protección de los antiguos pobladores de Hokkaidō” en la cual
mediante un reparto agrario se procuró su preservación. Sin embargo, al no ser
tradicionalmente un pueblo agrícola esta medida fracasó y la mayoría de las tierras asignadas
fueron confiscadas por el gobierno. Para 1991 el 85% de las tierras repartidas a los ainu por
esa reforma ya no pertenecían a ellos. En 1984 los propios ainu mediante su organización más
importante Asociación Utari de Hokkaidō derogarían la ley al considerarla poco beneficiosa y
llevarían a cabo en 1989 la primera Conferencia Internacional de Pueblos Indígenas llevada a
cabo en Japón a la cual asistirían representantes indígenas de diversos países asiáticos
(Takayama, 1991). Los ainu en la actualidad han logrado su autonomía económica a través de
la industria turística la cual les favorece en dos maneras complementarias: permite aproximar a
la población japonesa a la cultura ainu y su reconocimiento como pueblo étnicamente
diferenciado. Por otro lado, permite a los más jóvenes no sólo instruirse en las tradiciones sino
hacerlas vivas y redituables para su existencia simbólica y material.
2
El Reino de Ryükyū (actualmente la prefectura de Okinawa) representaba un país
independiente hasta que en 1879 fue anexado a Japón durante la era Meiji, dónde al igual que
el resto de las minorías étnicas, los okinawenses fueron sujetos a intensas campañas de
asimilación. Tras la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, Okinawa estuvo
controlada por el gobierno de Estados Unidos de América, regresando a mando japonés hasta
1972 (Taira, 2001). Sobre los okinawenses es necesario mencionar que los primeros flujos
migratorios japoneses a las Américas estuvieron compuestos predominantemente por
okinawenses, por lo cual en el primer capítulo nos preguntamos si está migración masiva de
okinawenses no habría constituido para algunos de ellos una estrategia para evitar la
asimilación a la cual eran sujetos por el gobierno japonés y de esta manera seguir siendo
okinawenses (ver capítulo I pag.52).
4
y sus descendientes también llamados zainichi3; o representarían castas
sociales como los burakunim4. Por último, se sumarían de manera más reciente
los nikkei retornados de las Américas. Sin que en esta lista incluyamos a los
migrantes sin ascendencia japonesa provenientes de China o de países
árabes y del sudeste asiático.
3
La mayoría de los coreanos llegaron a Japón entre 1910 y 1945, periodo que duró el
colonialismo Japonés en Corea, fueron reclutados voluntariamente y también involuntariamente
para atender la industria minera. Zainichi es el nombre que se da a sus descendientes, la
mayoría de ellos nacidos en el Japón (Cheng, 1991).
4
Los burakumin, representan la única casta aún existente instituida al interior del Japón en
tanto se trata de japoneses de nacimiento que son estigmatizados por el trabajo que ellos o sus
antepasados desempeñaron en relación al tratamiento de cadáveres humanos o de animales.
El oficio de la carnicería, de trabajo con cuero o pieles y la limpieza de las calles de cadáveres
de animales representan los tres fundamentales. Si bien en 1871 fue decretado por ley que los
burakumin no podían ser discriminados, aunque se siguen observando diversas prácticas de
marginación social hacia ellos, por lo que fueron creados el Instituto de Defensa del los
Derechos de los burakumin y la Liga de liberación de los burakumin, encargadas de denunciar
y dar atención a éstos casos (Priece, 1966).
5
japonesa, a ellos se les conoce de manera genérica como literatura nihonjinron
(Ortiz, 2003: 33). Asimismo, la condición insular de Japón como “isla” ha sido
una metáfora y símbolo fuerte para explicar la singularidad y unicidad del
pueblo japonés, en tanto sugiere aislamiento (Ortiz, 2003:61 y 63).
5
El habitus, es uno de los conceptos clave de la sociología interpretativa de Pierre Bourdieu y
refiere a la interiorización consciente e inconsciente y subjetiva más no individual “de
estructuras interiorizadas, esquemas conocidos de percepción, de concepción y de acción”
(Bourdieu, 2007a: 98) que orientan las prácticas sociales y representaciones de los individuos.
El habitus delinea por tanto las visiones del mundo y la manera en que los individuos se
insertan y se relacionan en él, pues dicta las normas, valores, esquemas y principios de
clasificación y división. Representa por tanto una estructura estructurante que permite
reproducir las demás estructuras de las sociedad, en tanto el habitus es “el proceso por el que
lo social se interioriza en los individuos y logra que las estructuras objetivas concuerden con las
subjetivas” (García Canclini,1990: 34).
6
expuesto a la mezcla genética y cultural. Sin embargo a pesar de ser ficciones,
son reales y tangibles en la realidad social, puesto que a cada designación
racial le corresponde un emplazamiento simbólico (Creighton, 2001: 211). Las
culturas también estructuran topográficamente un ordenan racial y étnico,
mediante su localización particular y específica en espacios artificiales (Leach,
1985: 68). En este sentido, raza y cultura son marcadores de organización
social que no sólo diferencian, sino también agrupan.
7
Issei se emplea para dar referencia a los japoneses de ultramar, es decir, a
los migrantes de primera generación6 que deciden radicar en otro país; y de
manera consecutiva se emplea nisei para la segunda generación, sansei para
la tercera, yonsei para la cuarta y gosei para la quinta. Aunque de manera
genérica los descendientes de japoneses son denominados como nikkei
(nikkeijin).
“Este esquema generacional tan estrecho plantea una inmigración original (una
primera generación [encabezada por los issei]), a partir de la cual todas las
generaciones subsecuentes […] se definen y cuentan desde el punto de vista
genealógico […]. La expresión “inmigrantes de segunda generación” es un
lugar común en la literatura aunque técnicamente es una contradicción, ya que
esas personas nacidas [en el extranjero] no pueden ser también inmigrantes
hacia ese país” (Rumbaut, 2006: 363 y 367).
Por otro lado, si bien los issei conservan su nacionalidad japonesa y se tratan
de japoneses de nacimiento, se les denomina de manera diferente al resto de
los japoneses, en tanto se considera que al no residir en Japón éstos no
pueden tener una relación cotidiana con el quehacer social japonés. Habría que
preguntarse si esta categoría contiene un principio de ordenamiento socio-
económico, puesto que los issei, al menos en lo que refiere a los primeros
flujos migratorios, estuvieron constituidos predominantemente por migrantes
económicos que venían a México a buscar mayores y mejores oportunidades
de empleo. En las últimas tres décadas entre los migrantes issei han
predominado aquellos que llegaron en busca de un nuevo estilo de vida. En
México podemos encontrar varios casos de japoneses que deciden radicar en
nuestro país al no hallarse cómodos en Japón o sentirse agobiados por sus
normas sociales, su alto orden y su hiperracionalidad sobre el tiempo, el
6
“El término generación conlleva una variedad de significados. En un contexto de parentesco
se refiere a una etapa dentro de una sucesión natural que incluye a quienes pertenecen a la
misma genealogía de un antecesor. También se utiliza como sinónimo de “cohorte”, término
que prefieren los demógrafos para referirse a un conjunto de personas nacidas en la misma
época” (Ryder 1965 y Riley 1987 en Rumbaut, 2006: 363).
8
trabajo y el espacio. Entre éstos nuevos migrantes en busca de otro estilo de
vida (Snepenger et al. 1995 en Hall y Williams, 2000:4) podemos encontrar
artistas, músicos, estudiantes y profesionistas de carreras de Ciencias Sociales
y Humanidades, por mencionar sólo algunos. Muchos de ellos llegaron a
México en calidad de turistas la primera vez y procuraron un pronto regreso con
miras a establecerse temporal o definitivamente. La migración en busca de otro
estilo de vida, es una de las dimensiones analíticas de los estudios sobre la
migración y el turismo, y hace referencia a dos tipos fundamentales de
búsqueda muy diferentes: uno es el de buscar mediante una reconversión
monetaria más favorable tener acceso un estilo de vida diferente e inclusive
acceder a bienes materiales y servicios que en sus países les serían
imposibles. En su segunda acepción que es a la que nos referiremos de aquí
en adelante cuando hablemos de los migrantes en busca de otro estilo de vida,
refiere al deseo de experimentar una vida alternativa a la que se les ofrece en
el país de origen o a la que se espera lleven en conformidad con las
expectativas familiares y sociales. Esta búsqueda de una vida alternativa puede
expresarse por medio del deseo de experimentar una vida rural o en un
espacio más ecológico, o bien un ritmo de vida más tranquilo o vivir un estilo
de vida que en sus países nunca existió o bien es parte del pasado (Williams y
Hall, 2000). La nostalgia por la vida tradicional representa un elemento para
nada extraño a la vida japonesa, pues han existido diversas campañas públicas
y mediáticas al interior de Japón para promocionar la vida del campo como algo
positivo. Como señala Jennifer Robertson (1991), el furusato (terruño) se
convirtió en un lugar de nostalgia para las urbes japonesas más desarrolladas y
en lugar deseable para aquellas que las habitan. Permite contener la migración
a la ciudad a la par que vuelve al trabajo agrícola una doble fuente de ingresos,
por un lado producto de la venta de las cosechas, por el otro, hace del propio
trabajo un bien turístico, pues la nostalgia de los urbanitas por el furusato
hace de la vida agreste una forma de ingreso. El furusato puede explicar
algunos casos de migración japonesa a México en busca de otro estilo de vida,
sin embargo, la búsqueda que emprenden la mayoría de ellos no está guiada
por la nostalgia por la vida rural sino por el deseo de vivir de manera alternativa
a la forma que les dicta el discurso nacional y hegemónico japonés. No fue
poco usual dentro de las entrevistas encontrar distintas alusiones a un
9
sentimiento de no pertenencia al Japón ni a la rígida sociedad japonesa. La
mayoría decidieron abandonar su país por no sentirse a gusto en él, ser
continuamente señalados, excluidos o inclusive ver muy limitadas sus
posibilidades laborales debido a su estilo de vida.
10
vigencia a su regreso a Japón cuando comienzan su proceso de
reincorporación al sistema educativo japonés. Kikokushijyo por tanto, es una
categoría educativa oficial creada por el Ministerio de Educación, Ciencia y
Tecnología (Mombushō) a fin de determinar el tipo de examen de admisión de
dichos alumnos a niveles superiores de estudio ya sean estos de preparatoria o
universidad. Pero “para ser un kikokushijyo exitoso no únicamente se tiene
que haber estudiado en el extranjero, sino que se debe tener título por alguna
universidad reconocida en Japón pública o privada, porque de esta manera se
cierra el proceso de rehabilitación social” (Hirai, 2008).
8
“jaafu” o “hafu” del inglés half y “cuota” derivado de quarter.
11
En relación a los mestizos, una categoría que ha entrado en desuso en Japón
desde algunas décadas es la de ainoko9 que también quiere decir mestizo y fue
utilizada en postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, durante el proceso de
ocupación estadounidense (1945-1952) para denominar de manera peyorativa
a los hijos mestizos de japonesas y norteamericanos10. Debido a su
connotación altamente discriminativa esta prohibida utilizarse en los medios de
comunicación japoneses. Sin embargo, el término de jaafu /hafu goza de
buena imagen al interior de Japón y se le tiene en alta estima en tanto se
asocia a prototipos estimados de belleza. “Ser jaafu, es sinónimo de ser guapo,
porque hay muchos artistas con sangre extranjera que lo son, sin embargo
jaafu sólo es positivo cuando se trata de una mezcla con sangre europea,
porque no sé qué pasaría con un jaafu de sangre africana” (Hirai, 2008).
10
Otra manera de referirse a este tipo de niños mestizos era “GI baby”.
12
Más interesante aún es saber que los japoneses aún fuera de Japón siguen
utilizando la palabra gaijin para referirse a los demás. Esta limitación lingüística
para auto-asumirse como extranjeros crea “situaciones culturales un poco
difíciles de explicar y contradictorias cuando los japoneses se encuentran en un
país extranjero, [porque aunque] allí si serían extranjeros, siguen llamando
gaijin a los que no son japoneses” (Del Castillo, 1990: 294). Este fenómeno se
ha estudiado sobre todo en relación a los nikkei brasileños donde aún a pesar
de que la mayoría de ellos sean tercera, cuarta y quinta generación suelen
seguir denominando a los brasileños sin ascendencia japonesa como gaijin,
bajo esta lógica, los brasileños serían extranjeros en su propia tierra. El hecho
de que al retorno de los nikkei brasileños al Japón en calidad de dekasegui
(trabajador temporal) sean ellos mismos llamados por el resto de los japoneses
como gaijin resulta un duro golpe a sus sistemas de autoidentificación y
representación.
13
contenidos, los criterios estéticos y valorativos sobre la belleza y la moda. Lo
extranjero y lo occidental en la publicidad japonesa se escenifican a través de
la piel blanca, la desnudez y la sexualidad, las últimas dos son permitidas en
tanto representan lo irreal, lo exótico, lo que no es cercano. En los comerciales
se permite que los extranjeros se expresen en comportamientos que para
cualquier japonés serían inaceptables, pero le son permitidos en tanto son
gaijin, pero no cualquier gaijin, sino un gaijin blanco. En contraparte los
extranjeros no blancos, principalmente aquellos que son asiáticos, son
empleados en comerciales que anuncian productos étnicos o productos que
son asociados a su estereotipo laboral, por ejemplo artículos de limpieza.
No hay que olvidar que persiste una idea en Japón sobre su superioridad sobre
otros grupos asiáticos. El despegue económico y la intensa relación de Japón
con otras potencias occidentales ha conducido a que en la imaginería regional
Japón no sólo se haya blanqueado sino también se haya vuelto más occidental.
La idea de Japón de ser el “hermano mayor” dentro de Asia fue lo que lo llevó a
encabezar distintas invasiones a otros territorios asiáticos. Para Michiko
Tanaka, esta idea de superioridad fue delineada durante la era Meiji por
influencia del pensamiento político occidental del siglo XIX que veía al
continente Asiático como un sinónimo de atraso. En ese contexto es que el
gobierno Meiji formuló la idea de que Japón tenía una misión civilizadora con
sus pueblos vecinos, y que uno de los principales objetivos de la política
exterior del país debía ser “abandonar Asia y entrar en Europa” (Tanaka, 1982:
37).
14
condición legal de los migrantes o inmigrados. La extranjería en términos
sociales tampoco requiere del nacimiento en otro país, ya que las prácticas
culturales diferenciadas o inclusive la propia corporalidad se encargan de
anunciarla. La extranjería para algunas personas se trata de un asunto
irrenunciable y aun heredable a sus descendientes nacidos en el país de
acogida. Los zainichi y nikkei japoneses son ejemplos claros, tanto como la
experiencia vivida de los nikkei mexicanos y de las Américas en general.
15
construcción de la distinción japonesa en México que permite a través del
trazado concreto de diferencias construir sus marcos de identidad. Dentro de
estas fronteras comienza a emerger desde América Latina - México incluido-
una diáspora nikkei que se levanta en la búsqueda de legitimización de nuevas
narrativas identitarias opuestas al discurso hegemónico japonés.
Por último, nuestra investigación pretende ser una contribución a los estudios
antropológicos sobre transnacionalismo en México así como ayudar a cubrir un
vacío etnográfico al dar cuenta de los actores y las funciones culturales de
diversas instituciones y agrupaciones japonesas en el Distrito Federal, las
cuales convergen en la reproducción y reinterpretación cultural japonesa en
nuestro país.
16
Justificación.
11
Tomando como primer contacto al naufragio del galeón San Francisco en costas japonesas
el 1609 (ver capítulo I).
12
La Ciudad de Nagoya se encuentra hermanada por convenio con la Ciudad de México.
Otras ciudades hermanadas entre ambas naciones son: “Acapulco y Sendai, Guadalajara y
Kioto, el Estado de México y la prefectura de Saitama, Cuernavaca y la ciudad de Otaki, entre
otras” (Ota, 1993:206).
17
documentar estos procesos para quizás a través de ellos explicarme de algún
modo mi propia historia. Volcarme hacia una comunidad asiática no fue una
decisión difícil, en tanto el otro asiático siempre fue otro muy presente en mi
vida familiar, no sólo a través de los cuentos que leía de niña, sino también
presente en parte de la comida y de la decoración de la casa, la medicina y las
amistades asiáticas de mis padres, sino también en tanto presencia espectral
de un pasado chino no comprobado aún pero que amenaza desde lo hondo a
través de algunos rasgos de nuestro fenotipo y del segundo apellido de mi
padre, que resulta existir también como apellido chino. Aunque evidentemente
ese pasado no comprobado aún es más fantasmagórico que tangible.
Organización de la tesis.
18
también fueron reinterpretadas y reconstruidas con valores y éticas de las
culturas locales. La confluencia en Japón de nikkei con diversas culturas
laborales explica en gran medida muchos de los malentendidos y
desencuentros que se suscitan en las fábricas cuando deciden migrar al Japón
en calidad de trabajadores temporales.
El capítulo IV, por su parte aborda las formas y recursos que permiten la
construcción de la distinción japonesa en México a través del uso de los
conceptos de espacio social y capital simbólico de Pierre Bourdieu.
19
En el capítulo V, analizamos el papel de las escuelas japonesas en la
construcción de la japoneidad mediante un breve recorrido por el proceso de
institucionalización de la enseñanza japonesa en la Ciudad de México desde
las escuelas biculturales y de reforzamiento que operaban de manera informal
hasta la aparición del Liceo Mexicano Japonés (LMJ) como entidad reconocida
tanto por la SEP como por el Ministerio de Educación Japonés (Mombushō). La
posibilidad que tiene el Liceo de ofrecer una acreditación escolar dual a sus
alumnos inscritos en la sección japonesa nos lleva a pensar y proponer el
concepto de espacios educativos transnacionales para explicar a las escuelas
que al igual que la sección japonesa del LMJ sirven a las necesidades de una
clase transnacional hegemónica, pero que también mediante su articulación a
otras instituciones escolares semejantes a nivel mundial permite el transito de
sus estudiantes entre las distintas escuelas sin necesidad de que haya
quiebres ni interrupciones dentro de su continuidad académica.
El capítulo VI, por su parte, nos muestra la manera en que los japoneses y sus
descendientes han habitado y habitan actualmente la Ciudad de México, a
través del estudio de la percepción sensorial y de los imaginarios urbanos
podremos aproximarnos a la manera en que ellos viven, articulan y fragmentan
la Ciudad de México que imaginan.
20
CAPITULO I: ORIGEN Y DESARROLLO DE LA MIGRACIÓN JAPONESA A
MÉXICO
21
Para María Elena Ota Mishima, “la migración japonesa a México resulta sui
géneris, porque el propio gobierno nipón la planificó, promovió y dio
seguimiento” (Tervi, 2005:11) a fin de “aliviar los problemas domésticos de la
población y en parte para expandir las oportunidades económicas y
territoriales” (Goodman, Peach, Takenaka, White, 2003:4). Esta imagen fuerte
de la política exterior del Japón frente a sus connacionales migrantes coadyuvó
a reforzar la imagen de su presunta homogeneidad.
22
de los flujos de mercancías y de personas en busca de estrategias de
supervivencia fuera de sus pueblos y fronteras.
Los Shogunatos o bakufus fueron los nombres con los cuales se conocieron a
los tres gobiernos militares establecidos en la historia japonesa desde finales
del siglo XII hasta la renovación Meiji. Estos de acuerdo a su orden fueron: el
Shogunato Kamakura (1192-1333), Ashikaga (1336-1573) y Tokugawa o Edo
(1603-1867). En ellos, el shōgun14 (el señor feudal más importante) general en
jefe de las fuerzas armadas de Japón, era quien detentaba el poder militar y
político del país sobre el emperador y los demás daimyōs (señores feudales)
que rivalizaban entre sí por el poder el cual mantenían por medio de sus
guardias de samuráis. Para Peter Duus, el feudalismo japonés se puede
catalogar como un feudalismo central aún a pesar de la aparente contradicción
del término, en tanto el sistema político feudal hace precisamente referencia a
la ausencia de una autoridad central. A fin de evitar esta contradicción el autor
prefiere el uso de la imagen de confederación de pequeños estados
supervisados por un señor feudal para referirse al caso japonés (1993:73-74).
Sobre los daymyōs menciona que a pesar de estar supeditados al shōgun;
gozaban de autonomía propia sobre sus asuntos internos, pues el shōgun no
poseía autoridad sobre la población de cada daimyō (1993: 85).
14
Shōgun quiere decir literalmente “Generalísimo subyugador de los bárbaros” (Benedict,
1974: 60)
23
tendrían como dos catapultadores importantes (no por ello los únicos): el
cambio de orientación religiosa del budismo como religión predominante hacia
el restablecimiento del shintō15 y su adopción como filosofía y religión de
Estado. Innegablemente también contribuyó de manera decisiva la amenaza de
invasión de la armada estadounidense, los llamados “barcos negros”,
comandada por el Comodoro Matthew Perry y la posterior firma de los Tratados
de Kanagawa el 31 de marzo de 1854. Éstos garantizaban las relaciones
diplomáticas y comerciales entre Japón y los Estados Unidos. La amenaza de
invasión desnudó la vulnerabilidad militar y el atraso tecnológico japonés.
Sumado al hecho de que el sistema feudal se había deteriorado profundamente
a lo largo del shogunato Tokugawa. El deterioro del régimen feudal japonés fue
producto de la burocratización de la clase guerrera y la comercialización de la
economía (Duus, 1993: 97). En este marco de alta vulnerabilidad, se promovió
un cambio de régimen y la apertura comercial de Japón al resto del mundo
occidental. El caso japonés es paradigmático, pues como señala Peter Duus,
Japón logró en espacio de una década experimentar un cambio político que
tomo siglos en algunas partes de Occidente. La rapidez de este cambio no sólo
fue consecuencia de la erosión del régimen feudal, sino también del uso
estratégico del sistema de valores y la ética feudal en relación al respeto a la
autoridad, el sacrificio colectivo y el deber. Estos principios fueron recuperados
y delineados por la clase política de la renovación Meiji como una forma de
ética pública y de nacionalismo popular (1993: 97 y 100).
No hay que olvidar que a lo largo del shogunato Tokugawa, Japón se había
cerrado al mundo con excepción de China, Corea y Holanda16. Sin embargo la
época de cierre tampoco debe ser considerada como una época oscura en la
15
Nombre en japonés que se le da al Shintoismo al escribirse del japonés con alfabeto
romano.
16
Holanda fue el único país europeo que pudo comercia con y en Japón durante los poco más
de dos siglos de duración de la era sakoku, debido a su colaboración en la represión de una
revuelta campesina organizada por la cofradía de los dominicos en Japón, la cual en 1637 puso
en peligro el surgiente sistema Tokugawa. Los holandeses proporcionaron sus unidades
navales para la represión de la revuelta y en recompensa recibieron el privilegio de poder
habitar la isla artificial Dedyima en Nagasaki y la exclusividad de comercio (Knauth, 1982: 14).
24
cual Japón como “bella durmiente” entró en un profundo sueño cultural del cual
no despertaría hasta que el comodoro Perry en papel de príncipe (des)
encantador resucitara mágicamente al Japón de su sueño profundo (Knauth,
1982a: 9). Se sabe que el comercio tanto externo como al interior de Japón fue
severamente restringido mediante barreras aduaneras situadas en los límites
de cada feudo. Pues “la clase mercantil es siempre una amenaza para la
sociedad feudal, pues en cuanto el hombre de negocios empieza a ser
respetado y prosperar, el feudalismo decae” (Benedict, 1974: 62). A esta era de
aislamiento llamada sakoku (1638-1853) y fue seguida una época de apertura
conocida como kaikoku. El aislamiento durante la era sakoku oculta otro rasgo
relevante según nuestro parecer, el de la inmovilidad relativa de la población17.
En cambio, la era kaikoku, tras la apertura al exterior, deja de lado un rasgo
altamente significativo: el curso ascendente de la modernización de las vías de
comunicación internas y externas, que facilitó la aparición y desarrollo de los
ciclos migratorios internos y externos. “La política de restricción comercial
inaugurada por la dinastía Tokuwaga fue [sólo] posible en la medida en que
Japón era una país periférico a la economía-mundo capitalista” (Ortiz, 203: 64).
25
trabajadores. Y fue únicamente a través de la firma de estos “tratados
desiguales” que Japón encontró la manera de insertarse en el contexto del
orden internacional, aunque fuera de manera subalterna (Ortiz, 2003: 65).
La era Meiji o Renovación Meiji que podría traducirse como "culto a la regla”,
es el nombre que se le dio a los cambios estructurales dentro de la política,
economía y la sociedad japonesa entre 1866 y 1869; sin embargo, su alcance
trascendería ese pequeño marco temporal y dictaría el rumbo del Japón
26
moderno. En tanto se trató del periodo de modernización, nacionalismo y
urbanización japonés, fue necesario un cambio en todas las estructuras de la
sociedad japonesa, entre las cuales la religiosa y la educativa fueron
fundamentales. Resulta indispensable por tanto, delinear el cambio de
orientación religiosa del Estado para así explicar en qué medida éste facilitó el
cambio de régimen.
18
“El budismo y el shintō estuvieron íntimamente asociados en la mente de los japoneses.
[…]Los textos nÔ (siglos XIV y XV) dan cuenta de numerosas asociaciones de ambas
religiones. Citaremos solamente estos versos de Yōrō: De un dios shintō a un buda, la
diferencia no es más que la del agua y la ola” (Puech, 1982: 240-241).
27
auténticamente japonés. En este proceso se declaró al emperador como
descendiente de la Diosa del Sol: Amateratsu, así “se sustentó el carácter
divino del Tennō y se le dio a la vez, legitimidad fundada en la perpetuidad de
linaje” (Tanaka, 1982: 33). De esta manera los emperadores fueron
nuevamente reconocidos como únicos descendientes de dioses19 y la raza
japonesa como superior. Indudablemente el shintō podía contribuir a recuperar
la autoridad imperial, y para ello, durante la renovación Meiji, 12 emperadores
y 3 emperatrices fueron ascendidos a la categoría de kamis,20. La lista
comienza con Jimmu Tennō y termina con el emperador Meiji (Puech, 1982:
245-248). El shintō se convirtió entonces en un modelo de nacionalismo
religioso. Para Inazō Nitobe, “el shintoísmo, cubre las dos características
predominantes de la vida emocional de[l] [pueblo japonés]: el patriotismo y la
lealtad” (Nitobe, 2005: 23).
19
Cabe decir que Japón “no ha tenido nunca un cambio de dinastía [la misma a regido
durante más de 25 siglos], al contrario de China, que los ha tenido a menudo” (Benedict, 1974:
60), de ahí que la creencia en la divinidad del linaje imperial cobrara mayor fuerza.
20
Kami es el nombre de las divinidades dentro del shintō.
28
Otra de las filosofías ampliamente promovidas por el Estado fue la del bushidō
o código de ética o moral samurai,21 a pesar de que el Estado Meiji fuera el
principal derogador de los derechos de esta clase por medio de la abolición de
las castas en aras de construir un Estado democrático. A pesar de tener un
fuerte sustrato chino y una notoria influencia de las filosofías zen y
confucionista, como del sincretismo shintō- budista; el bushidō al igual que el
shintō no fueron afectados por las intensas campañas de los estudios
nacionales (kokugaku) pues el bushidō desde los shogunatos fue extendido
como código de ética al resto de la población, una ética que evidentemente
favoreció al proyecto del Meiji. Pues entre sus máximas más importantes se
encuentra la fidelidad y lealtad a los superiores, es decir, el respeto del orden
jerárquico, así como los giri (deberes) y on (deudas) hacia ellos. También
resalta el pensamiento corporativo e indivisible de los intereses comunitarios;
en este sentido los intereses individuales iban necesariamente aparejados a los
intereses y bienestar de la nación, y de manera particular a los del emperador.
Sin embargo el respeto y deber hacia el emperador y los superiores tenía que
estar sustentado también en el mantenimiento de las virtudes y honor que se
esperaba de ellos.
21
“Bu-shi-dō significa, literalmente, “modos militares del caballero”; es decir, las maneras que
los nobles contendientes deben observar en su vida cotidiana tanto en su vocación” (Nitobe,
2005: 15).
29
éstos serán devueltos. Gimu, cuando se trata de una devolución parcial y no
inmediata; y giri, cuando se trata de una deuda que debe ser devuelta en poco
tiempo y en equivalencia exacta a los deberes contraídos. Sin embargo,
también existe un giri hacia uno mismo, que debe garantizar el mantenimiento
del honor de cada uno. Existe, además, una distinción entre gimu y giri, en el
cual el primero responde al cumplimiento de los deberes que se contraen a lo
largo de la vida y el segundo, refiere a aquellas con las cuales uno ya nace
(Benedict, 1974: 92-132).
El patrón modernizador que Japón intentó seguir a lo largo del Meiji, fue el
occidental y de manera particular el europeo. Para lograrlo mandó traer a
expertos extranjeros de Estados Unidos y de las naciones europeas más
industrializadas y envió estudiantes japoneses a ellas. En base a las
recomendaciones de ambos grupos adoptó diversos modelos institucionales y
estructurales de Occidente adaptándolos a las necesidades japonesas“
«ciencia occidental y moralidad japonesa» era un lema importante dentro de la
época” (Ortiz, 2003:82).22 La renovación Meiji, permitió remodelar el ejército,
las fuerzas navales y mercantes, impulsar los campos de la ciencia y la
ingeniería así como un sistema de educación general. Éste último cobró gran
importancia para el establecimiento político del proyecto de nación japonesa,
22
“De Bélgica viene el modelo del Banco Japonés; de Alemania, el del ejército; de los Estados
Unidos, el de la escuela primaria y el sistema bancario nacional; de Francia, el del ejército, la
escuela primaria, la política civil, la política militar y el sistema judicial; de Gran Bretaña, el de la
marina, el sistema telegráfico, el postal y el de ahorro” (Ortiz, 2003: 81-82).
30
pues permitió volcar las antiguas lealtades a los señores feudales por la lealtad
al emperador y el amor a un Japón que se imaginó único y homogéneo.
23
Como dato curioso, Ruth Benedict rescata en su libro El crisantemo y la espada, la consulta
que hiciera el imperio japonés a Herbert Spencer sobre el futuro del nuevo régimen, éste último
concluyó que : “Las obligaciones tradicionales hacia los superiores, dijo, y sobre todo hacia el
emperador, eran la gran oportunidad para el Japón; bajo las ordenes de sus «superiores», el
Japón avanzaría con paso firme, evitándose además, las dificultades que inevitablemente
amenazan a las naciones más individualistas” (1974: 78-79).
*
Sobre el libro de Benedict, es necesario señalar que se trata de uno de los clásicos en el
estudio sobre Japón, pues a través de este estudio, la antropóloga estadounidense trató de
develar el misterio de la cultura japonesa y la manera en que esta influía en el actuar del
ejército japonés. Una de las principales interrogantes de Benedict y del ejército estadounidense
era conocer las motivaciones del pueblo y ejército japonés de emprender una guerra de
manera tan beligerante aún a pesar de la asimetría de sus fuerzas en contraste con la armada
enemiga. De manera más particular les interesó saber el porqué Japón practicaba la
autoinmolación como estrategia de ataque. El estudio le permitió a la antropóloga penetrar en
el sistema de valores y ética japonesa y a través de ellos develar el secreto japonés. Sin
embargo, también resulta importante señalar que el libro al haberse escrito durante el periodo
de la Segunda Guerra Mundial imposibilitó a la autora emprender el viaje a Japón, por lo que la
construcción de la parte etnográfica de la obra se hizo en base a los testimonios de inmigrantes
japoneses y sus descendientes, como de algunos prisioneros de guerra japoneses que había
caído en manos estadounidenses. Debido a que los nikkei predominaron entre los informantes,
31
evidentemente las expectativas individuales de las familias empobrecidas por el
desempleo y la falta de tierras; como quizás los “sueños de progreso” de
algunos de ellos, fueron decisivos en la apuesta migratoria. “La migración ha
sido resultado de la exclusión en los modelos de desarrollo, pero también un
instrumento comunitario para el desarrollo” (Gil, 2006:29). No hay que olvidar
que dentro de la tradición japonesa, de manera particular tratándose de
familias campesinas, es únicamente el primogénito varón quien tiene derecho
de herencia sobre los bienes y sobre las tierras. Por ello, la migración permitió
a los demás hijos, quienes no “tenían oportunidad de heredar bienes familiares
de manera equitativa, buscar una salida económica y laboral por su cuenta en
las Américas. Pero [también puede leerse como] “un acto de autosacrificio
para no molestar y perjudicar a sus padres con quienes también se habían
contraído una deuda moral” (Hirai, 2009).
32
de las Casas quien se dice que 1627 fue crucificado con otras 25 personas en
Japón (conocidos como los 26 mártires de Nagasaki), convirtiéndose años
después mediante su beatificación en San Felipe de Jesús, patrono de la
Ciudad de México y el primer santo mexicano de la Iglesia Católica.
24
El cual regresaba a la Nueva España, después de haber finalizado su mandato como
gobernador de España en Filipinas.
33
distinto, no hay que olvidar que años más tarde México sería el primer país en
firmar un tratado en igualdad de condiciones con Japón.
34
Japón en la isla de Hokkaido (Azuma, 2008). La relocalización de población
japonesa hacia Hokkaido también sería producto de una política de etnocidio,
pues ese territorio era en el que habitaba la única minoría étnica japonesa de
aquel entonces, los ainu. Sin embargo, al no poder Japón recolocar ni emplear
a toda su población excedentaria fue necesario plantear la migración a
ultramar. Por lo que a partir de 1885, la migración ocurre como un fenómeno
planificado por compañías migratorias de carácter semiestatal. Para 1894 el
gobierno delegaría por completo el reclutamiento de migrantes a las compañías
de emigración.
25
Braceros.
35
comenzaron a escasear fue necesario importar asiáticos para cubrir el trabajo.
Como menciona Humberto Rodríguez, “la trata de origen africano que duró
más de 300 años, durante el siglo XIX se transformó en trata amarilla que
brindó la fuerza laboral necesaria que la expansión del capitalismo industrial
europeo requería en sus colonias” (2000: 36). Los primeros en llegar fueron los
chinos. Si bien su llegada no fue en condición de esclavitud, las condiciones de
trabajo a las cuales se enfrentaron fueron de semi-esclavitud pues su llegada a
los distintos países de las Américas a pesar de haber sido mediante la firma de
un contrato en el cual se especificaba un monto de horas y días de trabajo, al
llegar a sus destinos, éstos nunca se respetaron.
36
territorio continental estadounidense de los braceros japoneses de Hawaii en
1907. Por último, ese mismo año, sería firmado el Acuerdo de Caballeros entre
Japón y los Estados Unidos en el cual, el segundo solicitaba se frenara la
migración japonesa a su país (Kunimoto, 1994: 117). Un año más tarde (1908),
Canadá firmaría un acuerdo similar conocido como Hayashi-Lemiuex (Azuma,
2008). A partir de este cierre migratorio de Estados Unidos y Canadá, México
y el resto de América Latina se dibujarían como nuevos horizontes migratorios.
En este sentido podemos ver cómo las relaciones históricas entre los Estados
Unidos, Japón y América Latina pueden concebirse en términos de un triángulo
donde […] ambos lados han estado bajo el dominio de Estados Unidos
(Stallings y Székely, 1994:16).
37
Mapa que marca el año de llegada de los primeros japoneses a América
Latina (por país).
Más allá del destino migratorio elegido dentro de las Américas, en todos los
flujos persistieron prácticas y lecturas comunes hacia el trabajo, el sacrificio y el
bienestar comunitario, en los cuales el trabajo extenuante y sin descanso de las
primeras generaciones permitieron construir la imagen industriosa del japonés.
La mayoría de los japoneses en las Américas se dedicaron en un primer
momento a la agricultura, pesca y construcción de vías férreas. En una
segunda etapa a la floricultura y a los oficios urbanos de comercio y servicios.
Los más frecuentes en el caso Latinoamericano fueron de tintorerías, estudios
fotográficos, farmacias, peluquerías, cafeterías y pequeños almacenes. En
cada uno de ellos, hicieron profundas transformaciones en la lógica del trabajo,
cubriendo jornadas dobles que permitían mantener abiertos los locales casi
todo el día y dar servicio en domingos y días festivos. Jornadas que en el
marco de principios del siglo XIX - y aún a mediados de este- , resultaban
novedosas en lo que respecta a servicios urbanos. En todos los países, estas
prácticas causaron desconfianza al considerar su falta de descanso como parte
de una competencia desleal. En algunos casos, como apunta Emi Kasamatsu
(2004) para el caso paraguayo, se interpretó como una señal inequívoca de su
ateismo, pues violaban los preceptos del descanso dominical.
38
El rápido ascenso económico de los japoneses en las Américas también se
explica por medio del uso del trabajo corporativo, la mayoría de los trabajos ya
fueran de campo o ciudad estaban orientados corporativamente entre
familiares, amigos, oriundos de una región determinada del Japón o por
nacionalidad compartida. El éxito de todos dependía del buen trabajo de cada
uno de los miembros. Otra práctica, el tanomoshi,26 permitió el crecimiento
gradual de los pequeños negocios. Éste funciona a la manera de una tanda,
dónde todos aportan con una cantidad fija de dinero, que al ser reunida se
presta a una sola persona para que haga un gasto fuerte que de otra manera
no podría cubrir. La intención es que por medio de diferentes aportaciones,
todos en algún momento sean beneficiaros de ese monto de dinero cuando
llegue su turno.
26
El tanomoshi fue una práctica de ahorro y ayuda mutua extendida entre los migrantes
japoneses al igual que lo fue la práctica del kifu. Éste último consistía en “la entrega de un
donativo o regalo en dinero por un acontecimiento extraordinario (matrimonio, funerales, alguna
situación de desgracia personal, una festividad importante); mientras que el tanomoshi era un
club de ahorro y crédito. Éstas prácticas continúan reproduciéndose pero desprovistas del
espíritu comunal con que nacieron […]. [El kifu ahora] se limita al intercambio entre individuos
con lazos de parentesco o amistad muy estrecha, o con vistas a mantener un prestigio; esto
debido a la aparición de los intercambios de tipo asimétrico en ámbitos más amplios. [Por oto
lado], el tanomoshi ha sufrido variaciones también, en la mayor parte de los casos consiste en
un trato usurario del dinero, permitiéndose el ingreso sólo personas con sólido respaldo
económico y social” (Morimoto, 1989: 320-321).
27
El presente título del apartado hace referencia al libro Destino México. Un estudio de las
migraciones asiáticas a México, siglos XIX y XX de María Elena Ota Mishima.
39
colonia tuvo una vida accidentada la cual ha sido documentada por diversos
autores, en su mayoría japoneses (Ota, 1997 y 1993; Misawa, 2004; Yamasaki,
2008; SRE, 2008; Kunimoto, 1994, entre otros).
El cuarto periodo refiere a la migración japonesa hacia los enclaves del norte.
En los estados fronterizos, convergieron tres movimientos migratorios de
japoneses, dos de ellos producto del cambio en las políticas migratorias en
Estados Unidos y los movimientos antiasiáticos en dicho país. En este primer
grupo, podemos encontrar tanto a los japoneses que provenía de los Estados
Unidos y llegaban a México producto de las fuertes restricciones impuestas a
la población asiática, como aquellos que llegaban desde otros estados de la
república mexicana y otros países del sur de continente (particularmente de
40
Perú) con miras de cruzar ilegalmente la frontera. Éste último grupo se ubicaba
predominantemente en los estados de Coahuila y Chihuahua. Por su parte, el
tercer contingente, venía huyendo de la revolución y de los saqueos a los
cuales fueron presa gran parte de los pequeños propietarios japoneses en la
Revolución, particularmente aquellos miembros de la Sociedad Cooperativa
Nichibouku Kyodo Gaisha. La mayoría de ellos no tenía contacto con la
población local y a pesar de haber sido braceros eran vistos como hacendados
por la población local. Historia diferente vivió la Sociedad Colectiva de Kohashi
Kishimoto y la Granja Fujino, debido a las labores sociales que habían
desempeñado en sus municipios de residencia, eran vistos con buenos ojos.
La primera ligada a obras públicas y prestación de servicios médicos, y la
segunda a la educación y promoción del cristianismo. De acuerdo a Misawa,
Matsuda (el fundador de la granja Fujino) fue el primer japonés que realizó la
interpretación de la Biblia en idioma español para la gente de México (2004:
227).
La concentración de los japoneses en los estados fronterizos del norte del país
no fue casual ni arbitraria. En 1914, se puso en marcha “un plan del gobierno
japonés para llevar a los japoneses refugiados que se encontraban en la
frontera de Coahuila hacia las plantaciones de algodón norteamericanas en el
estado de Baja California” (Misawa, 2004:219) pues se facilitaba el comercio
con los Estados Unidos. Sin embargo, la relación de los japoneses con la
revolución no fue siempre tensa, también se sabe que algunos japoneses se
unieron a las filas revolucionarias villistas, se dice que inclusive éstos últimos
llegaron a utilizar fusiles Mitsubishi (Ota, 1997; Misawa, 2004 y Gonzáles
Galvés, 2008).
41
inmigrantes libres y algunos ex colonos desarrollaron cadenas de tiendas
farmacéuticas a lo largo de Chiapas, Oaxaca y Veracruz, las cuales jugaron un
papel fundamental en la sustitución de los médicos profesionales. Kumataro
Takahashi se considera el principal promotor de la farmacéutica japonesa, él
aprendió el oficio de las boticas alemanas en México y posteriormente lo
propagó entre varios miembros de la Sociedad Cooperativa Nichibouku Kyodo
Gaisha (Misawa, 2004: 216 y 222-223).
42
políticas para restringir la pesca japonesa. No saldrían de la península hasta
empezada la Segunda Guerra Mundial (Velázquez, 2007: 81 y 86).
28
Algunos de ellos habrían podido obtener un título oficial por una disposición que sacó el
gobierno mexicano para dar reconocimiento oficial a los médicos japoneses con experiencia
superior a 10 años (Misawa, 2004).
43
aprendices vieron en el adiestramiento reducidas sus posibilidades de ganar
dinero de manera independiente a la red.
La carta por invitación también facilitó que continuara la entrada de novias por
carta, práctica que ya se observaba desde mucho antes. Los japoneses
solteros podían mandar a traer una mujer que ya conocieran previamente o con
la cual entablaran relación por carta con miras de casarse. Los noviazgos por
carta ocurrían por intermediación de la familia o de compañías que se
dedicaban a eso. La posibilidad de traer pareja, sobre todo mujeres se volvió
vital, puesto que el grueso de la población japonesa en México estaba
conformado por hombres. Podemos imaginar lo difícil que debió haber sido
para los primeros migrantes emprender el viaje, no sólo por el desconocimiento
de la lengua y de la cultura del país de acogida o la separación de los espacios
y personas en las que depositaban sus afectos y donde se desenvolvían sus
cotidianidad, sino también porque vieron enfrentada la construcción de su
propia masculinidad. Pues “ser hombre [migrante y sólo] no es fácil, sobre todo
si te tiene una noción tradicional sobre lo que significa ser hombre” (Hernández,
2006:73). En las Américas, los migrantes japoneses, sobre todo en lo que
refiere a los primeros migrantes, tuvieron que hacerse cargo de labores
pensadas tanto en Japón como en México como exclusivamente femeninas,
tales como la preparación de alimentos, la limpieza de sus ropas y del espacio
de vivienda así como construir nuevos hogares formados únicamente por
hombres.
44
La migración yobiyose o por carta de invitación permitió también reforzar la
orientación familiar y comunitaria del trabajo japonés. La lealtad y deberes de
los hijos hacia los padres también permitía y garantizaba la reproducción del
oficio familiar hacia las generaciones subsecuentes, de manera particular hacia
el primogénito varón quien era el único en heredar el local y las herramientas o
inmobiliario del mismo. Al menos en lo que respecta a las primeras
generaciones de descendientes. Esta reproducción de las normas sobre la
herencia que excluyeron a la gran mayoría de los migrantes del reparto de
tierras y bienes familiares, obligándolos a migrar, sería reproducida por éstos
últimos hacia sus hijos nacidos en las Américas. Esta exclusión sobre la
herencia en un nuevo contexto permitió, a la larga la diversificación de los
oficios de los japoneses y sus descendieres, donde muchos de ellos dejaran
los oficios familiares y se incorporan a las universidades.
45
Japón. El decreto salió promulgado en el Diario Oficial de la Federación el 2 de
junio de 1942. “Doce países en América Latina (Bolivia, Colombia, Costa Rica,
República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras,
Nicaragua, Panamá y Perú) cooperaron con la política estadounidense de
deportar e internar a los japoneses en varios campos de concentración
estadounidense. De todos ellos únicamente Cuba y México optaron por crear
sus propios campos de reubicación” (Kunimoto, 1994: 121-122), hecho que
pudo haber motivado también la migración de algunos japoneses radicados en
Estados Unidos a nuestro país en aras de buscar un mejor trato, dentro de lo
posible. Aunque en la memoria de algunos entrevistados, persiste en su
historia familiar, la que ha llegado a ellos a través de sus padres y abuelos, el
recuerdo de algunos japoneses que fueron retornados a Japón al comenzar la
Segunda Guerra Mundial.
Entre las disposiciones efectuadas en nuestro país, se decretó que todos los
japoneses y sus descendientes radicados en México fueran reubicados sin
derecho a movilidad en las ciudades de México, Temixco y Guadalajara, así
como sus bienes deberían ser confiscados. Se prestó principal interés en
46
reubicar aquellos que se encontraban en espacios próximos a los puertos y de
manera enfática cercanos a la frontera norte, donde radicaban en aquella
época la mayoría de ellos. Aunque los japoneses no recibieron maltrato físico
por parte del gobierno mexicano, la confiscación de sus bienes llevó a la ruina
a muchos comercios y pequeños empresarios. Al término de la guerra no
todas las cuentas fueron devueltas y muchas de ellas no con los saldos con los
que se entregaron. Cabe mencionar que a no todos los japoneses les tocó
gozar de las mismas prestaciones. Mientras algunos reubicados en
Guadalajara y Temixco tuvieron que trabajar en el cultivo de arroz y hortalizas
para su manutención en las haciendas en las que fueron confinados. Otro
grupo de ellos, particularmente los residentes del DF, quienes por lo regular
tenían un mayor estatus económico, gozaron un trato preferencial puesto que
muchos no fueron reubicados y se les permitió continuar con sus actividades
regulares. Lo anterior permite suponer un acto de discriminación hecho por el
propio Estado Mexicano basado en el status de los reubicados.
29
Obaasan es la manera respetuosa en que se conducen los japoneses hacia las mujeres
adultas mayores, en español sería una manera cariñosa y respetuosa de decir abuela sin
necesidad de que esta sea una atribución de parentesco.
47
presidente y como tenía el contacto, a muchos de ellos ya
no los metieron al campo ni los mandaron a Japón”
(Entrevista con Akira Nakakawa, hombre nikkei, 21 años,
25 de Octubre de 2008).
48
cambiando las cosas y ya que sacó la carrera mi papá ya
no lo molestaron […] pero de niño, lo molestaban mucho
con la canción del chinito-chinito30 y otros insultos
verbales, también laboralmente había rechazo, sobre todo
con mi abuelo, con mi papá ya no” (Entrevista con Akira
Nakakawa, hombre nikkei, 21 años, 25 de Octubre de
2008).
30
Con referencia a la canción infantil: “chino-chino japonés, come caca y no me des”.
31
El archipiélago japonés esta compuesto de más de 3.000 islas, entre las que destacan 5:
Honshū (la isla principal) y las tres mayores adyacentes: Hokkaidō, Kyūshū Shikoku. Asimismo
es necesario resaltar la importancia de las islas Ryükyū de la cual Okinawa es la más
importante.
49
Fuente: [imagen en línea]: http://html.rincondelvago.com/000463141.jpg (Consulta 10 de enero
de 2009).
50
Hiroshima 279 7.7
Hyogo 15 0.4
Ibaragui 62 1.7
Ishikawa 16 0.4
Iwate 42 1.2
Kanawaga 20 0.6
Kioto 14 0.4
Kobe 9 0.2
Mie (Ise) 58 1.6
Miyagui 79 2.2
Miyazaki 1 0.0
Nagano 126 3.5
Nara 4 0.1
Niigata 51 1.4
Okayama 66 1.8
Osaka 33 0.9
Saitama 6 0.2
Shiga 28 0.8
Shimane 9 0.2
Shizuoka 135 3.7
Tochigui 14 0.4
Tokio 110 3.0
Tottori 29 0.8
Toyama 26 0.7
Wakayama 226 6.2
Yamagata 8 0.2
Yamaguchi 191 5.3
Yamanashi 41 1.1
Yokohama 68 1.9
Total parcial: 1,985 54.7%
Fukuoka 406 11.2
Kyūshū Kagoshima 136 3.8
Kumamoto 260 7.2
Miyasaki 4 0.1
Nagasaki 20 0.6
Oita 17 0.5
51
Saga 14 0.4
No especificado 1 0.0
Total parcial: 858 23.8%
Ehime 29 0.8
Shikoku Kagawa 9 0.2
Kochi 20 0.6
Tokushima 2 0.1
Total parcial: 60 1.7%
Hakodate 2 0.1
Hokkaido Otaru 1 0.0
Sapporo 1 0.0
No especificado 10 0.3
Total parcial 14 0.3%
Itomancho 1 0.0
Okinawa Janechi 1 0.0
Kunigamison 1 0.0
Nago 1 0.0
Naja 1 0.0
Nakatsuyaga 1 0.0
Suri (Shusi) 1 0.0
No especificado 163 4.5
170 4.5%
Taiwan No especificado 1 0.0%
No especifican ------------- 358 10.4%
prefecturas
Nacidos en México --------------- 155 4.3%
Nacidos en el --------------- 24 0.3%
extranjero
Total general -------------- 3, 626 100%
Fuente: María Elena Ota Mishima. 1994, Destino México. Un estudio de las migraciones
asiáticas a México, siglos XIX y XX. (Fuentes del AGNREM), México: COLMEX.
52
Caballeros impediría que en México se siguieran poniendo en marcha planes
de colonización y migración masiva japonesa; la cual fue sustituida por la
migración individual o familiar. Si bien el gobierno japonés se apartó del control,
vigilancia y mantenimiento de la población japonesa y sus descendientes, hubo
momentos en que la situación coyuntural nacional le hizo intervenir; como
demuestra la iniciativa de 1904 para movilizar a la población hacia los estados
del norte con fines de protegerlos de la revolución. Queda abierta la pregunta
de si a estas incitativas, o la participación en cooperativas o sociedades
colectivas, estuvo también abierta para los okinawenses; o si estos tuvieron
que crear las suyas propias como sucedió en el resto de los países
latinoamericanos con presencia japonesa.32 Llama la atención también que
México haya sido el único país latinoamericano en el cual la población
proveniente de la región de Okinawa no constituyera en algún momento la
población mayoritaria.33
32
La mayoría de los migrantes okinawenses, particularmente aquellos que salieron en las
primeras oleadas y no fueron sujetos a las campañas de educación japonesas, llegaban a los
demás países hablando únicamente uchinago, su lengua nativa. La imposibilidad de
comunicarse con los demás japoneses así como la discriminación a la cual eran objeto por no
hablar japonés o no hablar bien, por su fisonomía y su proximidad cultural con China.
53
morenos, tienen ojos más grandes, y son velludos, un
poco más chaparritos, pero los jóvenes ya no somos así,
pero si tenemos otro acento diferente, cuando voy a Tokio
me preguntan de donde soy […]” (Entrevista con Yoshiki,
hombre japonés y estudiante becado en México, 24 años,
17 de Septiembre de 2008).
54
“Mis cuatro abuelos son de Japón, todos se vinieron
después de la Segunda Guerra Mundial, decidieron
venirse para empezar una vida nueva donde no hubiera
guerra y buscar como le hacían en otro país […] pero
primero vinieron ellos, ya después con el tiempo trajeron a
mis abuelas” (Entrevista con Hideki Teramoto Lida,
hombre nikkei, 18 años, 31 de mayo de 2008).
Ambos autores documentan que fue entre la década de 1950 y 1960 que un
grupo de japoneses arribó a Villa Guerrero atraídos por los distintos
microclimas de la región que creaban las condiciones propicias para el cultivo
de diversas variedades de flores. En la región ya se sembraban algunas
especies antes de la llegada de los japoneses, pero su cultivo era muy
incipiente. Los japoneses hicieron de la floricultura una industria exitosa al
implementar invernaderos de cielo abierto para el cultivo de crisantemos,
pompones y claveles. Fueron muchas las familias involucradas en esta
industria, sin embargo la familia Matsumoto fue la más importante pues poseía
las extensiones de cultivo más grande, el mayor número de peones
contratados y los medios y especialistas necesarios para la continua mejora de
las especies. Ellos compraron el rancho “El Colorado” al entonces
exgobernador del Estado de México: Wenceslao Labra, y en el lograron
55
diversificar la siembra con rosas, gladiolas, ave del paraíso, alhelí, delfinios y
margaritas. Se considera a los Matsumoto, los floricultores más importantes del
país durante aquella época; si bien su centro productor era Villa Guerrero,
poseían también viveros de orquídeas en Cuautla y distintas florerías de alta
calidad en el D.F.
34
Esqueje es el nombre al que se conoce a los fragmentos de plantas que son separados de
ellas con fines reproductivos. Hay algunas variedades de plantas que pueden ser reproducidas
de manera asexual mediante el corte de una parte de su tallo o ramas los cuales son puestos e
agua o sembrados en tierra para que echen raíz.
56
Japón, sin embargo su secreto era de dominio público. Esa revelación permitió
a los villaguerrenses aprender los métodos de cultivo de la flor, sin embargo
aún necesitaban de los esquejes que continuaban únicamente en manos de
los japoneses. Al estar imposibilitados de comprarlos, decidieron acceder a
ellos mediante el hurto; de esa manera, paulatinamente se fueron
incorporando villaguerrerenses a la floricultura con cultivo propio. Una vez
sumado un número importante decidieron desbancar por completo a los
japoneses con la creación de la Asociación de Floricultores de Villa Guerrero.
Ante ese escenario, para 1980 los japoneses habían abandonado la región,
con excepción de los muy contados casos en que habían contraído matrimonio
con villaguerrerenses.
57
propias empresas y el gobierno de Japón inyectarían fuertes sumas. Éstas se
destinarían al otorgamiento de casa, la creación de clubes sociales y
organizaciones, así como en el financiamiento para la construcción de escuelas
japonesas [que de hecho están dirigidas por el Ministerio de Educación de
Japón]” (Goodman et al., 2003:9). Todas estas medidas necesarias para
autocontener a los trabajadores temporales japoneses dentro de la propia red
social que se les había creado y “de ese modo poder enfocarse más en sus
labores” (Goodman et al., 2003:9).35Este último grupo tendría satisfechas sus
necesidades materiales y nexos culturales hacia Japón. Los japoneses que
llegaron antes del establecimiento de la multinacionales japonesas, pero sobre
todo sus descendientes -mundialmente los más numerosos dentro de la
comunidad japonesa en el exterior- al estar desprotegidos de la “ayuda
imperial” optaron por integrarse, otros contrajeron matrimonio con locales36,
mientras un grupo más reducido permaneció sumido en la marginalidad por
ambas comunidades: la mexicana y la de este nuevo contingente de
japoneses. Con base en lo anterior, podemos pensar que el proceso migratorio
no es capaz de erradicar las visibles asimetrías sociales presentes en la
comunidad de origen en tanto “clase – residencia- diferenciación étnica, son
conceptos que [también viajan y] trascienden las fronteras nacionales”
(Kearney, 1989: 1).
35
Aun en la actualidad para una gran mayoría de los nikkei (descendientes de japoneses) la
convivencia con este tipo de trabajadores es casi inexistente ya que para ellos, este tipo de
japoneses viene al país únicamente con la visión de trabajar, sin preocuparse de tender
relaciones sociales más allá del circulo laboral inmediato de la empresa o institución en la que
laboran.
36
Esto se observó particularmente ente los que se establecieron al sur del país, de manera
enfática en Chiapas.
58
trabajadores destacarían los migrantes rurales que en búsqueda de trabajo
abandonaban el campo, japoneses expatriados de antiguas colonias:
Manchuria, Corea, Taiwán, etcétera, entre otros estratos desprotegidos. Dentro
del imaginario nacional los trabajadores de primera serían los que habrían
orientado a Japón al desarrollo capitalista, salvándolo de la crisis.
Aunque María Elena Ota marca como siete las migraciones japonesas a
México, pienso que éstas se pueden dividir por su composición social
únicamente en dos: las migraciones previas a la Segunda Guerra, compuestas
principalmente por campesinos o citadinos empobrecidos que veían en
América la cara de la abundancia. El segundo bloque posterior a la guerra que
estaría integrado por nuevos migrantes insertos en las esferas comerciales y
de producción y un flujo posterior de trabajadores temporales destacados en el
extranjero.
Tampoco hay que olvidar que el primer grupo proviene del periodo Meiji, época
de apertura que pondría fin a los dos siglos de encapsulamiento que vivió
Japón [1640-1850], por tanto ellos abandonaron la isla impregnados de un
fuerte sentimiento de tradicionalismo. Mientras que el segundo grupo
experimentó la segunda revolución industrial japonesa y el boom económico,
59
tecnológico e industrial que impulsarían a Japón como potencia. Sin embargo,
a pesar de que los nikkei de las Américas, incluido México, aún preserven
tradiciones, formas de etiqueta social, palabras, valores e ideas que en Japón
han entrado en desuso, pues la imagen de Japón con la que han crecido ya no
existe, pues se trata del Japón que sus padres, abuelos y bisabuelos dejaron
atrás. A pesar de que su manera de encontrarse y reencontrarse con su
pasado japonés es más tradicionalista no por ello indica necesariamente que
sea más conservador. Pues como veremos en el capítulo III los nikkei de las
Américas comienzan a crear nuevas contranarrativas a la identidad
hegemónica japonesa que se construye desde Japón, que no por moderna y
cosmopolita es más abierta a la pluralidad y la diferencia.
La enorme diferencia entre una cifra y otra nos permite ver cuán difícil resulta
estimar un total exacto de la población japonesa residente en México antes de
la década de 1950, debido a la migración ilegal que llegó a nuestro país
proveniente de Estados Unidos y de otros países de América Latina. Asimismo,
el estar presente y ser contado en las recapitulaciones censales depende de
diversos factores: por un lado, podemos imaginar que no aparece o difícilmente
se encuentra censada la población ilegal por miedo a la deportación. Por otro
lado, cabe la duda en relación a los criterios que fueron utilizados para
determinar quién era japonés y quién no. ¿La determinación nacional hacia los
60
japoneses habrá sido bajo los criterios de determinación étnica que utilizan las
bases censales mexicanas? ¿Ellas se basan en la lengua bajo el precepto de
que lengua= nacionalidad sea indígena o extranjera? De ser así también
podríamos preguntarnos si la población menor a 5 años fue censada bajo el
criterio de que aún no es definible la lengua que utilizarán. Por último, ¿los
datos arrojados referirán únicamente a japoneses de nacimiento o también a
sus descendientes mexicanos? y por último ¿los okinawenses también serían
contados dentro de ese registro?
Censo por 1895 1900 1910 1921 1930 1940 1950 1960 1970 1980
año
Población 27 41 2,216 1,828 2,751 1,550 1,951 2,205 1,841 2,937
total
Hombres 24 40 2,037 1632 2,209 1,172 1,425 1,569 1,089 1,630
Fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón en: Iyo Kunimoto. 1994, La emigración
japonesa a América Latina, México: FCE.
61
Cuadro de estimación de la población japonesa en México por Estado de
la República (1895-1980)
Estado población 1895 1900 1910 1921 1930 1940 1950 1960 1970 1980
Aguascalientes Total 0 0 5 2 2 0 3 2 5 0
Hombres 0 0 5 2 2 0 3 2 1 0
Mujeres 0 0 0 0 0 0 0 0 4 0
Baja Total 1 0 47 405 764 346 120 152 107 74
California Hombres 1 0 46 360 572 231 94 111 62 38
Mujeres 0 0 1 45 192 115 26 41 45 36
Baja Total 0 1 0 1 10 10 8 7 7 9
California Sur Hombres 0 1 0 1 10 10 3 6 7 7
Mujeres 0 0 0 0 0 0 5 1 0 2
Campeche Total 0 0 66 3 0 5 1 12 0 1
Hombres 0 0 59 3 0 5 1 6 0 1
Mujeres 0 0 7 0 0 0 0 6 0 0
Coahuila Total 0 0 410 148 131 89 81 49 31 24
Hombres 0 0 398 139 120 77 69 41 21 19
Mujeres 0 0 12 9 11 12 12 8 10 5
Colima Total 0 0 1 7 29 19 0 17 6 9
Hombres 0 0 1 6 22 15 0 15 6 8
Mujeres 0 0 0 1 7 4 0 2 0 1
Chiapas Total 0 8 71 66 117 39 50 51 18 19
Hombres 0 8 64 59 94 28 40 38 14 16
Mujeres 0 0 7 7 23 11 10 13 4 3
Chihuahua Total 2 1 205 118 184 101 92 56 25 29
Hombres 2 1 198 110 155 85 73 44 20 21
Mujeres 0 0 7 8 29 16 19 12 5 8
Distrito Total 10 15 252 243 330 245 938 1,046 1,079 1,988
Federal Hombres 10 14 209 214 267 192 648 688 616 1,073
Mujeres 0 1 43 29 63 53 290 358 463 915
Durango Total 0 1 4 9 14 16 14 11 8 3
Hombres 0 1 4 9 14 11 9 8 5 0
Mujeres 0 0 0 0 0 5 5 3 3 3
Guanajuato Total 0 0 7 3 15 7 32 29 25 23
Hombres 0 0 4 3 12 6 22 21 17 12
Mujeres 0 0 3 0 3 1 10 8 8 11
Guerrero Total 0 0 0 0 14 12 8 11 5 12
Hombres 0 0 0 0 10 9 5 7 3 8
Mujeres 0 0 0 0 4 3 3 4 2 4
Hidalgo Total 0 0 11 12 19 16 5 60 5 1
Hombres 0 0 11 11 17 12 4 45 3 1
Mujeres 0 0 0 1 2 4 1 15 2 0
Jalisco Total 0 0 14 32 54 25 129 108 124 172
Hombres 0 0 14 27 44 21 87 72 68 95
Mujeres 0 0 0 5 10 4 42 36 56 77
Estado de Total 0 1 1 7 13 3 11 33 74 160
México Hombres 0 1 1 6 12 2 10 24 42 93
Mujeres 0 0 0 1 1 1 1 9 32 67
Michoacán Total 0 1 3 4 5 3 7 12 5 17
Hombres 0 1 3 4 5 3 7 11 3 11
Mujeres 0 0 0 0 0 0 0 1 2 6
Morelos Total 0 0 8 5 8 16 48 29 51 81
Hombres 0 0 7 5 7 14 37 24 33 48
62
Mujeres 0 0 1 0 1 2 11 5 18 33
Nayarit Total 0 0 10 33 21 11 11 10 3 4
Hombres 0 0 10 31 19 9 10 8 3 4
Mujeres 0 0 0 2 2 2 1 2 0 0
Nuevo León Total 0 0 18 0 27 6 14 64 33 75
Hombres 0 0 18 0 22 5 12 39 19 41
Mujeres 0 0 0 0 5 1 2 25 14 34
Oaxaca Total 2 0 10 17 35 11 29 18 5 2
Hombres 2 0 10 13 28 10 19 14 4 1
Mujeres 0 0 0 4 7 1 10 4 1 1
Puebla Total 0 1 6 3 7 8 22 33 10 33
Hombres 0 1 6 3 7 6 18 22 9 22
Mujeres 0 0 0 0 0 2 4 11 1 11
Querétaro Total 0 0 0 0 0 8 9 9 4 14
Hombres 0 0 0 0 0 4 6 6 1 6
Mujeres 0 0 0 0 0 4 3 3 3 8
Quintana Roo Total -- -- 41 0 1 7 0 0 0 2
Hombres 31 0 1 5 0 0 0 1
Mujeres 10 0 0 2 0 0 0 1
San Luis Total 4 2 3 29 41 32 24 27 10 11
Potosí Hombres 1 2 3 16 31 24 18 19 6 11
Mujeres 3 0 0 13 10 8 6 8 4 0
Sinaloa Total 1 0 43 105 169 105 62 87 41 27
Hombres 1 0 41 95 141 87 50 76 27 20
Mujeres 0 0 2 10 28 18 12 11 14 7
Sonora Total 0 1 573 281 398 189 120 162 75 59
Hombres 0 1 549 257 310 130 93 134 47 33
Mujeres 0 0 24 24 88 59 27 28 28 26
Tabasco Total 0 1 2 0 1 1 11 4 1 5
Hombres 0 1 2 0 1 1 9 3 1 3
Mujeres 0 0 0 0 0 0 2 1 0 2
Tamaulipas Total 0 1 15 111 84 44 36 29 33 20
Hombres 0 1 12 100 75 35 27 22 20 11
Mujeres 0 0 3 11 9 9 9 7 13 9
Tlaxcala Total 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Hombres 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0
Mujeres 0 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Veracruz Total 6 2 294 177 239 160 58 70 50 61
Hombres 6 2 249 151 196 121 46 57 31 26
Mujeres 0 0 45 26 43 39 12 13 19 35
Yucatán Total 0 5 96 7 19 11 7 6 1 1
Hombres 0 5 82 7 15 10 4 5 0 0
Mujeres 0 0 14 0 4 1 3 1 1 1
Zacatecas Total 1 0 0 0 0 5 1 0 0 0
Hombres 1 0 0 0 0 4 1 0 0 0
Mujeres 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0
Totales Total 27 41 2,216 1,828 2,751 1,550 1,951 2,205 1,841 2,937
Hombres 24 40 2,037 1,632 2,209 1,172 1,425 1,569 1,089 1,630
Mujeres 3 1 179 196 542 378 526 636 752 1,307
63
Las empresas japonesas en México.
37
Grupo de los 7.
64
Para Renato Ortiz, la década de 1880 representa para Japón el decenio más
importante para la renovación Meiji, en tanto pudo alcanzar finalmente uno de
los objetivos principales fijados por ella, la construcción de un país moderno
capaz no sólo de alcanzar al Occidente, sino de rivalizar con él. También es
esa misma década, Japón se enfrenta a la necesidad de redefinir su papel y su
lugar en el mundo (Richard 1990 en Ortiz, 2003: 100).
65
Jalisco (12) y Coahuila (6) . Esta ubicación funciona de manera estratégica con
el fin de poder exportar a un bajo costo sus productos a los Estados Unidos y
Canadá, aprovechando también los tratados de Libre Comercio entre México y
aquellos países. Del total de las 328 empresas, 144 de ellas exportan a través
del TLC. Sin embargo, Japón también se beneficia de los tratados mexicanos
con otras naciones de Centro y Sudamérica, Europa e inclusive Asia. No hay
que olvidar tampoco los precedentes que se tienen en relación al
aprovechamiento comercial de la frontera mexicana por parte de los japoneses,
con miras de entrar al mercado estadounidense. Los enclaves de pesca y
agricultura en los estados del norte desde la década de 1930 hasta el periodo
de reubicación durante la Segunda Guerra Mundial. Es digno de hacer notar en
este informe, que en el imaginario de las capas medias citadinas, los
restaurantes de comida japonesa, de cadenas o particulares, han logrado un
nicho de aceptación cultural que va ganando progresivamente terreno día con
día.
66
Mapa de localización de empresas japonesas en México por Estado de la
República
Conclusiones
67
Las migraciones fueron entonces promovidas por el propio Estado, y a ellas
acudieron tanto migrantes en busca de sueños de progreso, pero también
aquellos que impregnados por los principios que marcan el bushidō y el shintō
en relación al autosacrificio en aras del bienestar común, como de la
concepción de deudas y deberes hacia los superiores (on y giri). Estas ideas
reforzaría la convicción de muchos migrantes de la necesidad de salir fuera del
Japón a fin de pagar sus deudas hacia el emperador y evitar que su régimen
fracasara, pero también permitió a los hijos menores que no tenían derecho de
herencia buscar otras oportunidades fuera de Japón y mediante este
autosacrificio “no molestar y perjudicar a sus padres con quienes también
habían contraído una deuda moral” (Hirai, 2009).
68
orilló a migrar, fue también aplicada por ellos mismos hacia sus hijos nacidos
en México. Sin embargo, esta exclusión a la larga posibilitó la diversificación de
los oficios de los japoneses y sus descendieres, donde muchos de ellos
dejaran los oficios y se incorporan a las universidades.
69
Por último, la llegada de empresas japonesas ya como multinacionales o
transnacionales permitió una vuelta del interés del gobierno japonés por la
población japonesa en México y sus descendientes. Este interés se reflejó en el
financiamiento, creación y seguimiento de instituciones sociales y culturales
que permitirían la reproducción cultural japonesa en nuestro país. Antes de la
inyección de estos capitales, las instituciones japonesas ya existentes desde
los primeros flujos migratorios operarían a una escala más informal y limitada.
Los trabajadores temporales altamente remunerados y sus familias, que
vendrían junto con las empresas multinacionales y transnacionales impondrían
nuevos retos al interior de la comunidad japonesa en México. Por un lado,
serían representantes hegemónicos del Japón contemporáneo, por el otro
representarían un nuevo estándar de medición y contraste que ellos consideran
auténticamente japonés. En base a ese estándar se evaluaría un tanto con
reproche a las reinterpretaciones de la cultura japonesa a manos de los nikkei.
En tanto que desde la década de 1950 no se observarían nuevos flujos
importantes de migrantes permanentes; en este sentido la mayoría de los
nikkei mexicanos serían la tercera, cuarta y quinta generación de
descendientes.
70
ANEXO DE CAPÍTULO I:
LA ÉTICA JAPONESA Y EL ESPÍRITU DE LA MIGRACIÓN.41
No es poco común que este modelo ético de ser japonés que construyeron los
nikkei de las Américas y que creyeron semejante al construido en Japón, se
derrumbe a la hora de espejearse en su contexto original. Desde la década de
1990, producto de múltiples crisis económicas y políticas en América Latina, ha
ocurrido un importante fenómeno de reinmigración masiva de descendientes de
japoneses de las Américas (principalmente del cono sur) hacia el Japón. A este
proceso de migración de retorno se le conoce bajo el nombre de migración
dekasegui. En relación a las cifras de nikkei latinoamericanos en el Japón,
éstas son diversas y contrastantes entre sí. Álvaro de Castillo recoge del
Censo Anual de la Asociación Japonesa de Inmigración a cargo del Ministerio
de Justicia del Japón la presencia para 1998 de 222, 217 nipobrasileños 41,
317 nipoperuanos, 2, 962 nipobrasileños, 1, 965 nipocolombianos y 1,441
nipoparaguayos – (Del Castillo, 1999: 321), por mencionar los 5 grupos más
numerosos de nikkei latinoamericanos en Japón. En otros textos podemos
encontrar la referencia a 250, 000 nipobrasileños (Sakurai, 1994:194), 55,000
41
Este anexo surge a raíz de la sugerencia de la Dra. Lourdes Arizpe, de ver en que medida
se podía estudiar al capitalismo japonés en relación a una ética del trabajo y en que sentido la
tesis de Max Weber sobre la ética protestante podía ser adaptada al caso japonés. Por otro
lado el título de este anexo fue producto del ingenio y sugerencia de mi asesor
complementario, el Dr. Shinji Hirai.
71
la nipoperuanos (Morimoto y Araki, 2004: 257), 5, 000 nipobolivianos
(Amemiya, 2004: 192) y 3, 289 nipoargentinos (Laumonier, 2004: 165).
Como señala Álvaro del Castillo, “el espíritu corporativo japonés se manifiesta
en la identificación y valorización de una persona, no por la persona misma,
sino por su pertenencia a un determinado grupo colectivo o empresa. [….] El
prestigio de la compañía es el prestigio del individuo” (1999:157). Por tanto no
resulta comprensible la falta de lealtad de los nikkei hacia la firma.
72
La ética japonesa en el trabajo industrial y la expansión del capitalismo
Japonés
73
Si bien los principios éticos del confucionismo, el shintō y el bushidō fueron
útiles en la inserción del capitalismo occidental a Japón, éstos también
posibilitaron recrear una nueva versión de modelos económicos y productivos
no solamente aplicables a Japón sino llegarían inclusive a sustituir a los
anteriores modelos occidentales de producción como el fordismo. El modelo
toyotista que fomenta la “cultura de la empresa” sin duda sería crucial dentro de
la configuración moderna e hiperracionalizada del capitalismo no solamente
japonés, sino mundial.
Sin embargo, creo que sería muy parcial atribuir únicamente a los valores
japoneses el despegue económico de Japón como potencia, en tanto éste no
hubiera sido posible la estrategia y las políticas migratorias japonesas
aplicadas tanto desde la era Meiji como en la actualidad.
74
industria japonesa ha sido estratégica en tanto no se ha permitido un libre
tránsito de mano de obra internacional -calificado o no-; sino sólo de aquellos
con los cuales la sociedad japonesa pensó que tendría menos conflictos. Es
por ello que acudió a la “relación cultural y consanguínea que tenía con los
nikkei latinoamericanos en tanto Japón es muy cuidadoso de su unidad e
identidad cultural” (Tanahara, 2008). El número de nikkei en Japón se tiene
estimado en 1, 973, 747 (Higuchi, 2007: 125) constituyendo así el grupo
minoritario más grande en el Japón.
De esta manera hemos querido señalar brevemente cómo los valores y una
ética japonesa sobre el trabajo y el bienestar colectivo siguen presentes en las
narrativas cotidianas de japoneses de Japón y de las Américas – México
incluido-, como en sus descendientes de ultramar.
75
CAPÍTULO II: LA MIGRACIÓN Y LA MIGRACIÓN TRANSNACIONAL
En el presente capítulo se realiza una revisión teórica sobre algunos de los textos
producidos - principalmente- desde la antropología social y la sociología en
relación a los conceptos de globalización, transnacionalismo, migración
transnacional y diáspora como categorías relacionales. En tanto marco teórico
estas cuatro categorías no solamente nos permiten analizar nuestras comunidades
de estudio, sino que explican su origen y desarrollo.
Son diversos los estudios que han abordado el tema de la migración internacional,
dentro de los cuales existen y coexisten multiplicidad de teorías, conceptos y
enfoques metodológicos. Desde la Economía Neoclásica, el Individualismo
Estructural, La Nueva Economía de la Migración, la Teoría del Mercado Dual del
Trabajo, los Sistemas Mundiales, las Redes Sociales, la Teoría Institucional, la
Causalidad Acumulada, entre otras.
La revisión que algunos autores como Massey et al.,1993 y Arango, 2003, han
hecho sobre ellas ha determinado que dentro de los estudios de migración
internacional es imposible la existencia de una única teoría que abarque de manera
global el proceso en sus causas y consecuencias. Puesto que “sólo son aplicables
a determinados tipos de migraciones en ciertos contextos y no en otros, […] y dado
76
a que las migraciones son demasiado diversas, multifacéticas y muy variados los
contextos en los que se producen como para que una única teoría pueda
explicarlas ”(Arango, 2003:18-19).
Si bien dentro de los estudios de migración internacional no existe una única teoría,
han habido narrativas y enunciados que enfatizan los procesos de a asimilación e
incorporación de los migrantes a las sociedades receptoras. En este tipo de
análisis, los migrantes y sus descendientes dejaban de ser ciudadanos en términos
políticos y culturales de sus países de origen. También los países emisores y los
receptores eran vistos como entidades separadas, bipolares, opuestas y
desvinculadas unas de las otras por las fronteras, es decir, los procesos de salida
(emigración) y llegada (inmigración) eran estudiados de manera separada. Una
tercera característica común era la de estudiar los aspectos más negativos de la
migración, cuando la migración no únicamente se trata de sufrimiento o pérdida,
pues la migración en ocasiones también puede ser liberadora. En los antiguos
paradigmas podemos ver que los estudios tenían a centrarse en los aspectos
económicos y demográficos, como si sólo a través de ellos se pudieran explicar las
motivaciones de los migrantes para emprender el viaje. Indudablemente este
excesivo énfasis de los aspectos económicos imposibilitaba ver otras dimensiones
de análisis, como son la política, la lúdica y la cultural.
77
hacer más fácil la asimilación con una movilidad social ascendente (Smith, 2006:
18- 19).
78
capitales políticos, sociales e informacionales que la red ha construido y mantiene
tanto en el terruño como en el país de acogida. Las informaciones que puede
transmitir la red son diversas; ya sobre puestos de trabajo disponibles, consejos
sobre cómo actuar en el país receptor, dónde comprar más barato, a quién acudir
en caso de algún problema, dónde divertirse; entre otros. Estas informaciones en
conjunto representan una muestra innegable de aprendizaje colectivo.
Los estudios sobre las redes de migrantes y las redes sociales en general tendieron
en su primera etapa a centrarse en grupos económicamente marginales; en las
últimas dos décadas, el campo de estudio se extendió hacia sectores diversos. La
red dejó de ser un recurso exclusivo de los marginados y se visibilizó y proyectó
dentro de la investigación social hacia sectores de clase media y alta.
Dentro de las principales críticas que ha recibido la Teoría de las Redes para el
caso migratorio está la visión romántica que prevalece sobre la cohesión social
entre sus miembros. Las redes distan de ser entramados de relaciones sociales
horizontales, armónicos y recíprocos basados en los principios más prístinos de
cooperación e intercambio. La red es también un espacio de conflicto, donde las
jerarquías y la distinción social, de género, clase y generación quedan manifiestas,
se reproducen y perpetúan allende de las fronteras que le dieron origen. Puede ser
importantes mecanismos para la restricción de la acción social pues la adhesión a
la red implica compartir normas disciplinarias de compartimiento y la vigilancia
constante de y entre sus miembros. En algunos casos, la adhesión a la red puede
incluso llegar a ser perniciosa “en especial con relación al mercado de trabajo,
cuando las redes se aíslan del resto [de] la sociedad […] y las personas quedan
inmersas en nichos precarios de trabajo” (Herrera, 2005:39).
79
Una revisión crítica sobre los alcances y aspectos liberadores pero también
coercitivos de la red, permiten su continuidad; pero de manera más importante su
replanteamiento dentro de otras lentes analíticas y marcos de interpretación. “En la
actualidad ya nadie discute la importancia de este tipo de [formaciones sociales]
para la comprensión de los procesos migratorios. En realidad, lo que ahora se
discute tiene que ver con las formas en que estas redes sirven de base en la
estructuración para la conformación de un nuevo tipo de realidades sociales,
creadas por la propia migración […] y que ha coincidido en denominar
transnacionales” (Herrera, 2005: 40).
80
(Rouse, 1992), de comunidad transnacional (Besserer, 2000; Kearney, 2006;
Kearney y Nagengast , 1989; entre otros ), de campo social transnacional (Glick
Schiller et al., 1992; 1995), de comunidad transnacional imaginada (Morales,
2007), comunidad transnacional imaginada-virtual (Lins, 1996), espacio social
transnacional (Faist, 2000), por mencionar sólo algunas.
81
Antecedentes teóricos del debate transnacional.
El debate transnacional tiene entre sus antecedentes teóricos, la teoría del sistema
mundo de Immanuel Wallerstein y los postulados de Eric Wolf en relación a las
interconexiones mundiales del capitalismo. Si bien la Teoría de los Sistemas
Mundiales retomó de la Teoría de la Dependencia, la idea de Centro-Periferia, su
lectura sobre ellas fue más compleja y menos polarizada; puesto que interpuso
entre ambos la existencia de un tercer espacio: la semiperiferia que permitió sentar
las base hacia una imaginería de lo local en lo global (Kearney, 1995: 4).
Para Eric Wolf (1987), los aportes de Wallerstein en relación al estudio del
capitalismo y la manera en que opera han sido fundamentales. Sin embargo, parte
este autor su perspectiva no resulta completa. Wallerstein pierde de vista distintas
configuraciones que el capitalismo adquiere en diversos contextos locales y
microrregiones. Wolf intenta contribuir a llenar ese hueco, partiendo de explicar la
forma, la naturaleza y el contexto en que se han configurando las interconexiones
mundiales y la relación entre lo mundial y lo local dentro del sistema capitalista
mundial.
La Escuela de Machester también tendría mucho que decir y aportar en las bases
para la construcción de la teoría transnacional y de la migración en general hacia
los centros urbanos.
82
El colonialismo europeo en África, habría volcado nuevamente los ojos hacía la
antropología; en esta ocasión, en la búsqueda de un diagnóstico que le permitiera
mantener el orden colonial e introducir una economía industrial de base urbana en
una sociedad rural de agricultura simple. La ciudad se convertía en territorio de
convergencia y conflicto entre grupos étnicos diversos productos de la migración
laboral. La Escuela de Manchester, dentro de los análisis de antropología aplicada
del Rhodes-Livingstone Institute42 (1937); tomaría a los centros urbanos africanos
como escenarios de análisis de estas relaciones urbano-rurales a travesadas por
relaciones intertribales. La ciudad también permitía dar cuenta de las relaciones
que se mantenían y negociaban con las comunidades de origen. Los grupos
étnicos, emplazados en un espacio urbano, podrían crear y recrear nuevas
estructuras y elementos de identificación y distinción social.
42
posteriormente renombrado como el Instituto de Investigación Social de la nueva
Universidad de Zambia.
83
de consumo conspicuo entre inmigrantes. En su comunidad de estudio, la ropa
occidental de moda se convertía en un bien de prestigio y distinción; que podía ser
utilizada como moneda corriente para el intercambio y la acumulación (Hannerz,
1986: 147 y 165).
84
Sassen Saskia (1982) denominarían la periferización de los centros43, capitales e
industrias no serían los únicos en desplazarse. Esta presencia y potencial
influencia de los habitantes de las periferias económicas y nacionales permitieron
romper la imagen socioespacial consolidada por la teoría de la dependencia y de
los sistemas mundiales. El flujo de bienes, ideas, informaciones y mercancías
dejaron de ser pensados como unidireccionales y producidos siempre del centro
hacia sus márgenes.
Bajo esta asociación es que Octavio Ianni piensa a la globalización con un conjunto
de: “Ideas, informaciones y entretenimientos que son comercializados y
consumidos como mercancías” (1996:5), pero que también son pensadas y
reproducidas masivamente con la intensión de extenderse y consumirse más allá
43
Renato Rosaldo por su parte habla de la implosión del Tercer Mundo en el Primero
(Rouse, 1991:17).
85
de las fronteras en que fueron producidas. Sin dejar de hacer la acotación de que
aunque la producción y la distribución de las mercancías sean globales, no lo son
las posibilidades económicas de todos los países y sus poblaciones para acceder a
su consumo.
86
capacidad viajera de las fábricas y las informaciones lleva a los estados a una
lucha económica por garantizar las condiciones estructurales que el capital requiere
para permanecer y seguir invirtiendo en sus fronteras. Los estados se orientan
entonces, hacia un modelo de Estado Nacional de competencia (Hirsh, 2000), en
los cuales se emprende una contienda por atraer capitales globales a través de la
oferta de mayores condiciones de rentabilidad.
44
concepto que propuso Roland Robertson.
87
bien las tecnologías no son la causa de la globalización “si constituyen la
infraestructura indispensable para su existencia” (Borja y Castells, 1998: 23).
88
El enfoque transnacional se inserta en los procesos de globalización en tanto
ambos son procesos sociales, económicos, culturales, demográficos y ¿por qué
no? también políticos que trascienden las fronteras de los estados nacionales
(Kearney, 2004). Sin embargo, ambas categorías si bien coinciden en cuanto a los
procesos de circulación y liquidez, no pueden ser utilizadas como sinónimos.
89
pero sobre todo vigilados a los migrantes en ocasiones se vuelve un asunto
fundamental. Es ampliamente conocido y otro tanto estudiado, cómo los migrantes
y sus descendientes han logrado cambios dentro de los regimenes políticos allende
de las fronteras; los ejemplos Haitiano y Cubano son dos fundamentales. En
algunos otros casos, no se ha logrado concretar un cambio político, pero el poder
latente de conspiración de sus ciudadanos en el exterior se vuelve pesadilla
recurrente para algunos Estados.
Linda Basch, Nina Glick Schiller, Cristina Szanton Blanc en su libro Nations
Unbound: Transnational Projects, Postcolonial Predicaments, and Deterritorialized
Nation-States, a través de casos de las comunidades filipinas, haitiana y de
Granada en los Estados Unidos hacen un análisis de la importancia del
90
transnacionalismo como nuevo enfoque para abordar los estudios de comunidades
migrantes y sus redes sociales. Las nociones de identidad, estado y frontera se
van transformando en medida que se ensanchan las redes entre las comunidades
de origen y las de destino. Para Basch y sus coautoras (1994), las actividades
cotidianas de los migrantes a través de relaciones sociales, económicas y políticas
multilineales transgreden las fronteras de los Estados-nación que los contienen; de
esta manera logran vincular sus sociedades de origen con las de asentamiento a
través de campos sociales transnacionales.45 Por lo tanto, se transforman los
significados y funciones de las fronteras físicas y virtuales entre naciones, grupos
étnicos y comunidades de migrantes de manera continua. Sin embargo, no porque
se tejan relaciones significa que estas no reproduzcan o creen conflictos, tensiones
o acrecientes estigmas y valoraciones de pertenencia y exclusión en su interior. En
tanto la noción propia de campo social nos remite a la formación y negociación de
las relaciones sociales estructuradas por el poder.
Para Levitt y Glick Schiller, “el uso del concepto campo social resulta el más
adecuado para superar la malla político-cultural de los Estados-nación y sus límites
territoriales”. Las autoras definen campo social “como un conjunto de múltiples
redes de relaciones sociales entreveradas a través de las que se intercambian,
organizan y transforman de forma asimétrica ideas, prácticas y recursos" (Suárez,
2008:61) en una sociedad. Entendida esta última como una estructura política de
intersección entre diversos campos (Jenkins 1992 en Levitt y Glick Schiller,
2004:66).
El concepto de campo social también nos permite entender las contiendas que se
generan entre diversos actores por ganar y movilizar sus capitales sociales,
simbólicos, culturales y políticos en la búsqueda de renegociar sus adscripciones a
los campos, así como los contenidos de las categorías sociales bajo las cuales se
45
“Bourdieu no discute directamente las implicaciones de los campos sociales que no son
coextensivos con los límites del estado” (Levitt y Glick Schiller, 2004:66). Son Nina Glick
Schiller et al., quienes expanden el concepto transterritorialmente, en tanto las “fronteras de
las naciones no son necesariamente contiguas con las fronteras de los campos sociales” (Levitt
y Glick Schiller, 2004:67). De esta manera podríamos pensar en campos sociales nacionales y
en campos sociales transnacionales.
91
hallan etiquetados. La migración al posibilitar el transito entre diversos campos
sociales nacionales, internacionales y en algunos casos transnacionales, permite la
renegociación de los contenidos de los discursos sobre la raza, el género, lo étnico
y la clase tanto en la sociedad de origen como en la de asentamiento. La idea de
campo social también nos permite entender las relaciones entre aquellos que se
quedan y aquellos que se trasladan. La notable dependencia de las comunidades
de origen y de los propios Estados hacia las remesas que envían los migrantes, le
permite a estos últimos obtener un mayor poder social. Es creciente la influencia
social y política que adquieren los migrantes en tanto sujetos individuales y/o
colectivos sobre diversos asuntos al interior del terruño (homeland). Los estudios
de Federico Besserer (1999; 2000; 2004), Michael Kearney (1989; 1992) y Robert
Smith (1998; 1999; 2006) resultan icónicos en cuanto a la activa participación de
los migrantes en la modelación de los sistemas de gobernanza locales de sus
comunidades de origen, a través de los cuales se busca la construcción del
desarrollo y bienestar comunitarios (Gil, 2006). El transnacionalismo posibilita y
exige nuevas formas de cooperación y de relaciones con y entre los Estados y los
gobiernos locales. “Algún tipo de participación con el Estado es un aspecto
fundamental de la vida transnacional” (Hagan 1995 y Graham 1995 en Smith, 1998:
209).
92
efectos negativos de la globalización. También ha sido visto como el canal por
medio del cual resurgen las identidades sumergidas (Giddens, 2000) o la
renegociación de roles de género, clase, etnia y generación. La crisis de los
Estados-nación propicia la emergencia de identidades antes oscurecidas y/o
negadas por la construcción de una cultura nacional imaginada (Anderson, 1993).
Los procesos transnacionales permiten que las etnicidades puedan deslocalizarse
territorialmente sin que en ello encuentren su desvanecimiento.
93
extranjero en busca de construir o estrechar lealtades políticas – no hay que olvidar
la fuerte influencia política y económica de los migrantes dentro de sus
comunidades de origen-; como en la puesta en marcha de proyectos productivos
de inversión entre los Estado-nación y los migrantes, por mencionar sólo algunos .
46
Es necesario reconocer que el transnacionalismo auspiciado por el Estado es
posterior a la aparición y en algunos casos consolidación de actividades
transnacionales por migrantes y sus organizaciones en tanto fuentes de agencia.
Existe asimismo, una diferencia entre las formas de ser y las formas de
pertenecer a un campo social. En el primer tipo, los individuos pueden estar
incorporados a un campo social y participar o no de las relaciones y prácticas
sociales que se generan a su interior, así como no reconocerse bajo la categoría de
identidad colectiva asociada a dicho campo. Permanecen conectados, al recibir
influencias indirectas de los flujos de ideas, objetos símbolos colectivos dentro de
su campo de relaciones sociales, manteniéndose informados y conectados, aún a
pesar de no ser concientes de estar enlazados en esa red. En contraparte, las
formas de pertenecer nos hablan de una participación y pertenencia consiste y
activa asociada a políticas culturales de (auto) reconocimiento grupal (Levitt y Glick
Schiller, 2004: 66-68).
En otro texto, Glick Schiller y Linda Basch (1992) realizan una importante distinción
a tener en cuenta dentro de la revisión bibliográfica sobre estudios transnacionales,
la cual distingue entre la mirada y la práctica antropológica a través del género.
Esta última influye de manera decisiva para las autoras en la manera en que la
narrativa personal y la vivencia de emprender una apuesta cotidiana por ganar
espacios sociales, políticos, económicos o académicos; permiten compartir y
aprehender de manera diferente las narrativas de los transmigrantes.
De manera conjunta apuntan como los dos grandes ejes analíticos dentro del
paradigma transnacional, al menos al interior de la antropología estadounidense, a
46
Para el caso mexicano podemos utilizar de ejemplo los Programas 2x1 y 3X1
impulsados por el gobierno mexicano, en el cual para el primer caso, por cada dólar invertido
por los migrantes, el gobierno federal invertiría otro. En el caso del Plan de Desarrollo 3x1, por
cada dólar, el gobierno estatal invertiría uno y el federal el segundo.
94
las producciones sobre México y aquellas hechas sobre el Caribe. Siendo Michael
Kearney y Roger Rouse quienes encabezan el primer bloque y Glick Schiller y sus
colaboradoras en el caso del segundo. Cabe resaltar que las autoras están
discutiendo sobre la producción estadounidense de estudios transnacionales y por
ello han sido omitidos otros autores que han sido relevantes en ambas espacios
geográficos de estudio desde otras latitudes americanas o continentales. Las
diferencias entre ambas líneas se explican más allá de las evidentes producidas
por las historicidades propias de cada región, por medio de la creación misma de
sus fronteras nacionales, de los acercamientos diversos que sus estados han
emprendido hacia las comunidades desterritorializadas y del alcance de las
categorías analíticas a emplearse.
95
cuales si bien las reconoce como partes de las ofensivas de defensa por la
(re)conquista del borde, considera que su existencia no cambia de manera
dramática la existencia ni la reproducción de las comunidades migratorias, puesto
que su supervivencia se sustenta más en sus redes sociales internas que en los
programas gubernamentales. Si bien es cierto que la movilización de las redes y
capitales sociales entre migrantes les permite enfrentar y crear respuestas a las
condiciones adversas las que se enfrentan, no son autónomas a las restricciones y
oportunidades del los contextos en que se insertan.
Los estudios desde las ciencias sociales en relación a la frontera, trazan una
distinción pero a la vez una relación estrecha entre la frontera geopolítica y las
fronteras culturales, es decir, la identidad, la nacionalidad, la ciudadanía y la
etnicidad. La frontera opera bajo lo que Michael Kearney denomina el poder
clasificador de la frontera, en el cual las personas que la cruzan, pero también
aquellas que se quedan dentro de sus márgenes o que habitan el otro lado
fronterizo son clasificadas y distinguidas. El poder clasificador también es filtrador;
abre o cierra las puertas para aquellos que desean cruzarlas. Un enramado oficial y
extraoficial determina y clasifica a los sujetos y la cantidad de ellos que puede
cruzarlas legalmente (Kearney, 2006: 32-33).
Para el caso mexicano y caribeño en los Estados Unidos, si bien ambos han sido
vistos como gente de color, han sido confrontados a cambios en la manera en que
96
la negritud (darkness47) y el color moreno (browness) han sido construidos en los
Estados Unidos (Glick Schiller y Basch, 1992: 15). El desplazamiento entonces
implica no sólo un desplazamiento geográfico, sino también un desplazamiento
discursivo en el cual abandona el contexto de su narración identitaria y los marcos
conceptuales que orientan su existencia. Los inmigrantes al salir de un espacio de
discurso hegemónico a otro donde son construidos en campos de
poder/conocimiento diferenciados semánticamente (Kearney, 1992: 1-2). También
entran a un orden racial diferente. Estos “contextos hegemónicos tienen un impacto
en la conciencia de los transmigrantes, pero al mismo tiempo los transmigrantes
redefinen estos contextos por medio de su interacción y resistencia” (Glick Schiller
et al., 1994:5). Por tanto, las negociaciones en los contextos hegemónicos ocurren
en flujos bidireccionales.
Para Alejandro Portes, Luis Guarnizo y Patricia Landolt (2003) el estudio de las
comunidades transnacionales está sustentado en un amplio sistema de redes
sociales que atraviesan las fronteras físicas, políticas y culturales. La intensidad de
los intercambios entre las comunidades de ambos contextos (el de origen y el
receptor) va a determinar la existencia o no de este tipo de comunidad. El
transnacionalismo puede ser originado y construido por las propias comunidades
de migrantes así como estar auspiciado por el Estado de origen. En ambos casos,
el transnacionalismo sólo puede operar a través de instituciones económicas,
políticas y culturales de alto, bajo o nulo nivel de participación estatal. Por su parte,
Federico Besserer entiende a las comunidades transnacionales como comunidades
que se extienden y se consolidan más allá (o a pesar) de las fronteras y puede ser
resultado de la construcción de la nación como de su desvanecimiento (1999). Para
el autor los migrantes transnacionales son agentes activos en el desarrollo de las
economías tanto en sus países receptores como en sus países de origen.
47
Traducimos como negritud el término de darkness el cual aparece en el texto original de
Glick Schiller y Bach 1992, siendo conscientes de que quizá blackness sea la categoría más
próxima al concepto de negritud.
97
espacios territoriales nacionales e internacionales conectados entre sí. En este
sentido, en el país receptor una determinada localidad puede contener el núcleo
político, otra que puede concentrar los espacios de aprendizaje y otra diferente son
los espacios de socialización. De lo anterior, podemos concluir que las relaciones
sociales que se desarrollan dentro del espacio transnacional son relaciones
multisituadas. Son diversas las maneras en que se pueden crear puentes para
cruzar los límites que separan una dimensión de otra en un espacio transnacional.
Los medios de comunicación pueden servir como zonas limítrofes que traspasan
aunque no destruyen dichos los límites, para el caso mixteco, como apunta
Besserer (2000), la radio es uno fundamental.
98
Espacio social transnacional es el término con que Thomas Faist denomina a las
colectividades de migrantes que emergen y se sostienen a través de la
reproducción y transferencia de capital social entre dos o más Estados-nación
que se interconectan por la migración y la emergencia de diversos entramados de
redes, organizaciones y redes de organizaciones. Entre ellos prevalece una
circulación constante de personas, ideas, bienes y símbolos no únicamente a
través de espacios, sino también de generaciones. El capital social se emplaza
localmente, pero la existencia de densas redes migratorias permite reproducirlo
internacional y transnacionalmente.
99
Como hemos visto en los casos anteriores, la red permanece como metáfora
poderosa dentro de los estudios transnacionales. Aunque algunos autores
proponen otras figuras para explicar la conectividad entre migrantes, espacios y/o
campos sociales. Para Federico Besserer (2000), la noción de red debe ser
remplazada por la de cuanto en tanto, este tipo de formación social es inestable,
variable, incierta. Las personas y grupos que los componen son dispersos e
impredecibles, y pueden autorepresentarse de diferentes maneras de acuerdo al
contexto. Para el caso de los mixtecos en Estados Unidos, apunta que éstos en
algunas ocasiones se pueden presentar como latinos, en otras como mixtecos,
mexicanos, oaxaqueños o sanjuanenses. Sin embargo, ese tipo de saltos de un
estadio a otro, de una identidad y representación a otra, no son exclusivos de los
grupos migrantes sean transnacionales o no. Esta plasticidad de la identidad de los
clubes no obedece sino a las propias lógicas de la identidad como representación
situacional y contextual.
Más allá del nombre de la metáfora o categoría que se emplee para el estudio de
las migraciones transnacionales, en todas ellas podemos identificar como constante
de análisis no sólo las redes que se tejen, sino la simultaneidad que enlaza las
prácticas cotidianas entre territorios distantes. Sobre ésta, podemos decir que se
inscribe en tres maneras complementarias: por medio de la utilización de medios de
comunicación instantánea y transporte a través de los cuales se crea una
condición de inmediatez. Lo que ha hecho posible que prolifere la acción
transnacional es precisamente esta capacidad de inmediatez entre las
comunicaciones de bienes, ideas y personas que permiten desarrollar tanto un
transnacionalismo desde abajo como uno desde arriba. La comunicación
instantánea vía chat, foros, messenger, o correo electrónico, permite un diálogo
semi-directo, instantáneo y continuo, en contraposición del diálogo fragmentado y
destemporalizado de las cartas, que sólo traen noticias viejas. El contacto virtual no
es ajeno a las emociones, los sonidos, gesticulaciones virtuales (emoticons) y la
utilización de otros accesorios como los micrófonos y cámaras web, permiten darle
intencionalidad y fuerza a las conversaciones, las cuales ya no están encriptadas
únicamente a través de letras, sino también de gesticulaciones diversas que
permiten imaginar a través de los recursos virtuales los gestos y énfasis de los
interlocutores.
100
Son otras dos maneras en que se expresa la simultaneidad que permiten a los
migrantes y sus descendientes participar aún a pesar de su ausencia física dentro
de múltiples fenómenos y esferas de la acción y la reproducción social en sus
comunidades de origen. La segunda de ellas, es a través de la reproducción de
rituales, carnavales, fiestas civiles o religiosas, movimientos sociales o asambleas
políticas en los dos espacios. No es poco común encontrar comunidades
expulsoras localizadas a las cuales retornan grandes flujos de migrantes y sus
descendientes para la celebración puntual de las fiestas que permiten la renovación
de los lazos sociales y los derechos de pertenencia. Los retornos temporales no
ocurren únicamente en contextos de fiesta y carnaval; también los hay - y muy
frecuentes- para el pago de faenas de trabajo comunitario o la ocupación de
cargos políticos, civiles o religiosos dentro del sistema de cargos.
101
recreación es prácticamente ilimitado – salvo escasas excepciones-. Internet,
también se piensa como una democracia cibernética (Lins, 1995) que posibilita
revertir las lógicas del capitalismo impreso (Anderson, 1993), que limitaba la acción
creativa y su posterior publicación a “una clase media, una elite técnica, intelectual
y política” (Lins, 1996: 11). El lector adquiere en Internet los medios necesarios
para convertirse en reproductor y/o creador de informaciones y contenidos a través
de los cuales se pueden crear y recrear comunidades de individuos dispersos en
base a criterios étnicos, culturales, religiosos o ideológicos ¿y por qué no? también
afectivos. La comunidad no necesita de un territorio para imaginarse como tal. En
el ciberespacio, las “fronteras se entienden cada vez menos como líneas que
separan y más como lugares donde se interpenetran espacios y se forman
identidades complejas” (Hine, 2004:13). Para algunos migrantes y/o sus hijos,
principalmente para aquellos que son jóvenes, la adhesión a este tipo de
comunidades es sustancial, ya que posibilita la continuidad con la cultura que han
dejado atrás, e incluso posibilita rastrear a paisanos suyos dentro del nuevo
entorno de residencia. Shinji Hirai (2002) ofrece un ejemplo enclavado en el
municipio de Jalostotilán, en los Altos de Jalisco, de cómo los jóvenes
jalostitlanenses interactúan por medio de un portal digital al que acuden
jalostotitlenses de diversos estados de México y los Estados Unidos. Otros
ejemplos del potencial cohesionador de Internet para las comunidades migrantes lo
tenemos en los trabajos de Lins Ribeiro (1995, 1996) – uno de los pioneros en
América Latina sobre antropología del ciberespacio- y Natalia Morales Mena
(2007).
102
comunidades migratorias encajen al 100% en las características de la diáspora
ideal, pensada esta como judía.
103
bases de la diáspora, pero también por una intelectualidad diaspórica.
Para Ignacio Irazuzta (2005), la diáspora como unidad de análisis dentro de los
estudios sobre migración transnacional posee de manera clara e identificable su
año de fundación: 1991, tras la impresión de la revista Diaspora: A Journal of
Transnational Studies en Canadá. De ahí en adelante diversas comunidades
migratorias y étnicas habrían sido estudiadas bajo esta denominación. Los trabajos
de Stuart Hall y Paul Gilroy serían icónicos dentro de las investigaciones sobre la
diáspora en general y de la diáspora negra en particular, permitiendo expander el
poder del concepto como recurso poscolonial emergente. En tanto que, “el
discurso de la diáspora articula, o adapta, tanto las raíces como las rutas para
construir lo que Gilroy describe como esferas públicas alternativas” (Clifford, 1999:
308).
104
Conclusiones
105
Los estudios sobre diáspora se vuelve pertinente en tanto nos permiten entender
cómo a pesar de la dispersión y aún el paso de generaciones ciertas comunidades
de migrantes y sus descendientes siguen manteniendo viva una conciencia sobre
sus orígenes y todo un entramado sentimental que los liga hacia la tierra de sus
antepasados. Los transmigrantes se asimilan con mayor facilidad hacia los países
receptores, los sujetos diaspóricos no. La diáspora también nos permite entender la
conexión transversal entre los distintos puntos de la diáspora que en conjunto
pueden fabricar una nueva identidad diaspórica desanclada de un territorio
específico, es decir una identidad englobante como contranarrativa de la identidad
nacional. La identidad diaspórica se trata de una identidad definida en gran medida
por un pasado romantizado a través del cual se autorepresentan así sí mismos y se
representan hacia el exterior de la diáspora también. A través de su pasado es que
aprenden a mirar su presente y su futuro. Este tipo de identidades transregionales
evidentemente está coloreada por ciertas particularidades de las diversas zonas en
que la diáspora se ha asentado, pero más allá de esas diferencias comparten un
guión común sobre su pasado, su presente y un proyecto de futuro colectivo.
106
CAPÍTULO III: LA DIMENSIÓN TRANSNACIONAL DE LA COMUNIDAD
JAPONESA Y NIKKEI DE LA CIUDAD DE MÉXICO
El transnacionalismo japonés.
48
Los primeros flujos migratorios de japoneses a las Américas, - México incluido- , fue producto
de una migración Sur-Norte, pues en aquellos momentos no había ocurrido el despegue
económico japonés y Japón se trataba entonces de un país en vías de desarrollo. Muchos de
107
resulta novedoso pues explica un tipo de flujo inverso; por tanto, otro tipo de
transnacionalismo. Si bien se trata de una migración económica, los
transmigrantes japoneses en México a diferencia de los transmigrantes Sur-Norte
no presentan casos de migración ilegal, tampoco ocupan los escalafones sociales
y económicos más bajos dentro de la sociedad receptora. Otra diferencia a notar,
es que si bien los japoneses comparten junto con otras minorías migrantes la
demarcación étnica de la frontera corporal, su amarillitud – por llamarlo de alguna
manera- dentro del imaginario cromático racial latinoamericano y mexicano en
particular se evalúa en términos más positivos en relación con otras minorías
raciales; de manera particular indígenas y afrodescendientes. No por ello quiera
decir que en el pasado a los japoneses y asiáticos en México no les haya tocado
ser sujetos de discriminación étnica y racial. Los continuos asesinatos de población
china y el saqueo de sus negocios y lugares de habitación durante la Guerra de
Castas y la Revolución resultan buenos ejemplos.
los migrantes que llegaron a México en realidad tenían pensado asentarse en los Estados
Unidos (ver capítulo I).
108
producción en más de dos estados (Martinelli 1982 en Glick Schiller et al., 1995:
42). De manera posterior, fue incorporado a los análisis sociales para dar cuenta de
diversos fenómenos que vinculaban o bien tomaban lugar en más de dos Estado-
nación. En síntesis, podemos ver que el término transnacional estuvo desde sus
inicios relacionado al análisis de espacios laborales transnacionales desde arriba.
Los flujos Sur-Norte están compuestos mayoritariamente por grupos social, étnica
y/o económicamente deprimidos por sus Estados-nación, los cuales se dirigen
hacia centros económicos mejor posicionados y en los cuales creen podrán cumplir
ciertas expectativas, en su mayoría de índole económica. El tipo de población
migrante determina necesariamente el tipo de espacios laborales en que éstos se
insertan y los puestos que ocupan y pueden ocupar en ellos. Referencias en
relación a la inserción de los migrantes en industrias maquiladoras de confección
de ropa y electrodomésticos, industrias de servicios como son la hotelería, los
restaurantes y las lavanderías; empleos en los ramos de la construcción y de la
agricultura; han sido fundamentales y muy reveladores en relación a la articulación
de estos espacios con las redes migratorias. También dicen mucho sobre la
continuidad y ruptura dentro de las biografías laborales (Pries, 1999) de los
migrantes, los procesos de movilidad espacial y social, como de la emergencia de
nuevas formas de flexibilización dentro de las industrias de producción y consumo.
Sin embargo, la inserción de migrantes dentro de altas esferas y puestos de trabajo
y producción ha sido tema poco trabajado. Consideramos que estos espacios de
transnacionalismo desde arriba pueden aportar también interesantes vetas para el
estudio de otro tipo de migración y migrantes transnacionales. En ambos casos, a
pesar de ocupar escalafones laborales opuestos, los transmigrantes desde arriba y
desde abajo, son sujetos a estructuras de jerarquización racial, étnica,
generacional y de género, que los clasifica, acomoda y determina laboralmente sus
posibilidades de movilidad social y laboral. En muchos casos, ciertos nichos labores
se encuentran étnicamente orientados, para el caso japonés no funciona de
manera distinta. En las empresas japonesas multinacionales y transnacionales, los
gerentes y los ingenieros que ocupan los cargos más importantes son japoneses de
nacimiento y son enviados por un tiempo determinado de 3 a 5 años a alguna de
las filiales mexicanas que mantiene la empresa para la cual trabajan. Si bien existe
una visible segmentación dentro de los espacios de las fábricas y empresas
109
multinacionales y transnacionales japonesas en México, esto no quiere decir que su
estructura y estratificación sea impermeable; y que no exista posibilidad alguna de
que un mexicano o un nikkei ocupen puestos importantes de dirección. Carlos
Kasuga, director de la compañía Yakult en México es de origen nikkei y representa
un buen y claro ejemplo.
Los nikkei y los migrantes japoneses que no llegan con las empresas
transnacionales con contratos establecidos, hacen uso de su relación
consanguínea hacia Japón, como capital que movilizan para la búsqueda de
empleo dentro de este tipo de instituciones y empresas. Aún aquellos que se
sienten y perciben distantes y aún incómodos con respecto a la comunidad
japonesa en México.
110
boletín informativo y al mismo tiempo estuve dando clases
los sábados, pero ahora sólo doy clases” (Entrevista con
Tomomi, mujer issei, 30 de Octubre de 2008).
111
antes de terminar la maestría yo nunca había ido al kaikán
y casi no tenía amigos japoneses, casi el único era Eiji.
Pero cuando terminé la maestría ya no tenía beca y tenía
que buscar un trabajo temporal y para mi era más fácil
trabajar como traductor, porque una vez trabajé en la
embajada de Japón como empleado temporal para la
organización de la APEC en Los Cabos, después como
supervisor de los anuncios de Toyota para los partidos de
la Copa Libertadores en México y después como maestro
de japonés para una familia nikkei […]. Yo no quería
acercarme a los japoneses primero para aprender español
y [segundo] porque nuestras actividades eran muy
diferentes” (Entrevista con Shinji Hirai, hombre issei, 34
años, 26 de noviembre del 2008).
112
sucede para los estudiantes japoneses becados en México por el gobierno japonés
o mexicano. Para cualquiera de los tres casos exceptuando a los alumnos becados,
los trabajadores perciben su sueldo en base a las tasas japonesas de salario, que
al tipo cambiario en México, conduce a una multiplicación relevante del poder
adquisitivo de sus salarios. Su estancia en México con sueldo japonés les permitirá
a muchos llevar un estilo de vida muy diferente al que llevaban en Japón. Hecho
que se expresará en una práctica común: la búsqueda de residencias costosas en
barrios acomodados con amplios espacios, pero sobre todo jardines. Como la
contratación de personal de limpieza, cuidado de los hijos y en algunos casos
chófer. Bienes y servicios de prestigio que en Japón para ellos serían impensables
e inalcanzables. Este abrupto salto de clase social, de clase media a clase alta;
conduce a que muchos de ellos no deseen regresar a Japón, y vean el retorno
como una gran pérdida. Aún a pesar de que en el trayecto de su estancia, las
lecturas infravalorizadoras sobre ciertas prácticas culturales mexicanas sean
recurrentes, en cierta medida, esta lectura será extensiva de alguna manera
también a los nikkei, en tanto que para los japoneses más hegemónicos y
conservadores los nikkei representan un espejo corrupto de lo japonés, elemento
que retomaremos en la siguiente sección de este capítulo.
113
modelo de desarrollo Sur-Sur. JICA en conjunto con CONACYT y la SRE también
mantiene un programa anual de becarios para que 50 mexicanos y 50 japoneses
realicen una estancia de un año en el otro país. Por último mencionaremos a la
Fundación Japón. También al igual que las primeras dos instituciones ésta cuenta
con sede en múltiples países. La diferencia entre ésta y las anteriores, es que la
Fundación Japón se encarga únicamente promover el intercambio cultural y artístico
entre Japón y el mundo. Si bien los ejemplos anteriores muestran ejemplos y
formas en que opera el transnacionalismo desde arriba, como vimos éste no se
encuentra desvinculado del transnacionalismo que se crea desde abajo, pues
también representan importantes patrocinadores de los eventos culturales
japoneses y nikkei.
Ahora bien exploraremos otra dimensión del transnacionalismo que Luis Guarnizo
(2004) denominó el vivir transnacional; éste se expresa en la reproducción cultural
japonesa en México a través de espacios institucionales. Entre ellos, los Kenji Kai
(clubes de oriundos de la misma región de origen enJapón), la Asociación México
Japonesa (AMJ) conocida popularmente como Kaikan, la Organización de Jóvenes
Nikkei (OJN) y el Liceo Mexicano Japonés (LMJ); los cuales en conjunto impulsan
la incorporación a la sociedad mexicana pero también refuerzan el vínculo
transnacional hacia un Japón imaginado. Estas instituciones son la base material y
simbólica que permite la reproducción de capitales y prácticas sociales japonesas
en México. También concentran además otras formas de capital; como lo son el
capital cultural y el político; a los cuales japoneses migrantes y sus descendientes
echan mano en la reproducción, renegociar y reinterpretación de los roles sociales,
prácticas y repertorios de significados compartidos.
114
disfrute y consumo de productos, mercancías y actividades culturales permite
también reforzar las identidades étnicas y/o nacionales allende de sus fronteras
territoriales pues “los productos pueden atravesar las fronteras, pero para que la
cultura lo haga también debe desplazarse la práctica de significación” (Friedman,
2001: 23).
49
El valor papel del simbólico del arroz va más allá, cuando se sabe que durante la era
Tokugawa el arroz se llegó a utilizar como moneda para pagar los impuestos (Ortiz, 2003: 140).
115
cocción en agua. Sin embargo, en ambos países el arroz representa un plato
en sí mismo que suele comerse sólo, aunque en algunas ocasiones se utilice
de acompañamiento. En países como Perú, el arroz se popularizó como
alimento y se comenzó sembrar de manera masiva a raíz de la llegada de los
primeros trabajadores braceros chinos (coolies). Queda la duda si para el caso
mexicano habrá sucedido de manera semejante.
Sobre las comidas también se construyen apegos. Un plato puede ser muy
insípido pero para aquel que ha construido afectos sobre él, los sabores
cambian. Los sentidos, además, también se encuentran culturalmente
construidos. En el caso de los migrantes y de sus descendientes nacidos en el
país de acogida, la mesa sin duda representa una arena de confrontación
(Buckser, 1999). Los padres no necesariamente comparten ni aprueban nuevos
gustos, sabores y prácticas alimenticias que sus hijos pudieron haber
incorporado del país de acogida a la mesa y a sus estómagos. “La
alimentación constituye en muchos casos una forma de preservación de las
116
costumbres, expresa el grado de enraizamiento de las tradiciones,
contraponiéndose a los cambios que afectan a otras dimensiones de la
dinámica colectiva. Los patrones alimentarios no sólo revelan los gustos
individuales sino que, al igual que la lengua, son textos en el interior de los
cuales se articulan las disponibilidades culturales” (Ortiz, 2003: 139) para la
distinción. Conforme pasan las generaciones de descendientes, evidentemente
la comida mexicana va ganando fuerza al punto de predominar dentro de las
mesas. El consumo de comida japonesa en la mayoría de los hogares se
vuelve entonces un consumo esporádico y se reserva para ocasiones
especiales como la celebración de ceremonias o días festivos japoneses. Así
como la propia comida japonesa puede mexicanizarse en los hogares por
medio de la adaptación y remplazo de ingredientes, como la conjunción
creativa de sabores y cocinas étnicas. En este sentido encontramos sushi de
frutas, de arrachera, nopales en tempura y tamales de teriyaki, por mencionar
sólo algunos.
117
únicamente limita el mercado hacia el país de asentamiento; los vínculos que se
tejen hacia el país receptor también favorecen que se promueva y exporten
actividades y mercancías hacia el país de origen. En esta línea encontramos a los
empresarios transnacionales (Guarnizo, 2004) que satisfacen e incentivan los
anhelos de consumo productos que a través de la escena migratoria. Ellos han
alcanzado prestigio social entre aquellos que no migran. Un tercer tipo de
empresario que no embona ni en la categoría de empresario étnico ni en la de
empresario transnacional, aprovechará sus nexos entre Japón y México para
importar en pequeña escala cierto tipo de mercancías, generalmente de tecnología
y maquinaria hacia México y de materias primas hacia Japón.
Para Jana Evans Braziel y Anita Mannur, los sujetos diaspóricos experimentan no
solamente una doble conciencia, sino que construyen formas de identidad híbridas
en base a construcciones esencialistas étnicas, religiosas o nacionales (2003:5).
Una de las propiedades de la identidad diaspórica como pudimos discutir en el
capítulo anterior es un orientación hacia el pasado a partir del cual articulan su
presente y su futuro; también la creación de identidades englobantes compartidas
en más de un territorio nacional.
118
Innegablemente, el concepto de identidad social está intrínsecamente
relacionado al de cultura. Para Gilberto Giménez, la identidad se trata del
conjunto de repertorios culturales que son interiorizados de manera selectiva y
distintiva por parte de los actores sociales (2002:38). Éstos están mediados de
manera importante por la pertenencia de clase, la etnia, el género y la
generación; en tanto éstos marcadores sociales implican en sí mismos,
maneras distintivas de participar, acceder y simbolizar a los repertorios
culturales y a las diversas formas de capital.
50
Todas las identidades inminentemente son sociales, pero a través de la categorización de
identidad social pretendemos diferenciar este tipo de identidad grupal de la identidad individual.
119
construyen sobre ellos desde el Japón.51 Pues el nikkei representa no sólo el
mestizo que ha corrompido en términos culturales y biológicos la identidad
japonesa que se imagina como unicultural y uniracial; sino que también
representan los hijos de los japoneses que huyeron del Japón cuando éste más
los necesitaba, es decir en postrimerías de la era Meiji y de la Segunda Guerra
Mundial. A pesar de que como vimos en el capítulo I, fue precisamente el
gobierno japonés quien impulsó este tipo de flujos migratorios y de esta
manera al deshacerse de sus excedentes de población y poder recuperarse
económicamente. Así como a corto plazo, los japoneses de ultramar permitirían
la expansión de los arreglos económicos y comerciales de Japón con el mundo.
Del lado mexicano, su inclusión también resulta incompleta pues el nikkei lleva
sobre sí el peso de la frontera corporal, el hecho de ser constantemente
señalados como diferentes lleva a muchos nikkei a identificarse inicialmente
con el lado japonés, causándoles tremendas desilusiones cuando visitan
temporalmente Japón o viajan a el como dekasegui (trabajador temporal), pues
en Japón a pesar de reconocérselos como descendientes de japoneses, se les
considera extranjeros. Algunos estudios sobre la experiencia migratoria de
nikkei peruanos y brasileños en Japón como los trabajos de Takeyuki Tsuda
(2003), Augusto Higa (1994), Álvaro del Castillo (1999) y Joshua Hotaka (2002)
resultan muy ilustrativos en este aspecto.
51
Es necesario hacer una diferencia entre la construcción negativa sobre el nikkei hecha por
los japoneses, empezando por que los japoneses residentes en México evidentemente no la
compartirán pues la gran mayoría de ellos tuvo sus hijos en México, por tanto sus hijos son
nikkei-mexicanos. Caso contrario de una gran mayoría de los trabajadores japoneses
destacados en el extranjero y ejecutivos de las empresas multinacionales y transnacionales
que llegan a México, los cuales fungen como representantes hegemónicos de la cultura
japonesa más conservadora.
120
pautas si me sale lo mexicano [...] Y es que de repente
depende del contexto, pero generalmente me siento
mexicano, cosa que a primera vista, pues simplemente
no me creen. Y entonces puedo decir que me considero
ambos y no me considero ninguno [...]” (Entrevista con
Gen Ota, hombre nikkei, 23 años, 18 de Octubre del
2005)
121
respondí tu eres mexicana porque naciste aquí en México
pero movió la cabeza y me dijo que no; después le dije,
bueno entonces eres japonesa y también me dijo que no.
[…] Entonces me puse a pensar yo también ¿Qué son
ellos?” (Entrevista con Obaasan, mujer nikkei, 22 de
Noviembre de 2006).
122
permite no solamente ser más flexibles ante la diversidad, sino también
contrarrestar el comportamiento que consideran intransigente (o bien
“cuadrado”) de los japoneses.
52
El entrevistado se rió cuando habló de la puntualidad japonesa pues el había llegado
bastante tarde a la entrevista.
123
construcción y emergencia de una reivindicación continental nikkei en la que se
debate constantemente su presente y sus apuestas sobre el futuro.
124
campamentos o también llamados “movimientos” de jóvenes nikkei en los cuales se
reúnen de manera informal principalmente con fines recreativos, aunque dentro de
las actividades también se contemplan espacios para reflexionar su nikkeidad.
Estos campamentos se originaron en Perú y posteriormente se fueron
expandiendo por Sudamérica, esta rápida diseminación de los movimientos llevó a
que se le nombra como movi-virus dada su alta capacidad de contagio (OJN,
2008). En México el movimiento adquirió el nombre de “Vibra Joven” y es
organizado por los miembros de la Organización de Jóvenes Nikkei (OJN).
53
Japonés de tercera generación o si se le prefiere descendiente de segunda generación.
125
Dentro de las organizaciones de liderazgo encontramos a la Organización de
Jóvenes Nikkei (OJN) creada en 1997 tiempo después de terminada la
celebración de la IX Confederación Panamericana Nikkei. La OJN tiene sede
dentro de la AMJ en las antiguas instalaciones del grupo sansei. Los objetivos de
la OJN son los de constituir un espacio de reunión social para la promoción de la
cultura japonesa dirigida principalmente a los nikkei y la formación de sus futuros
líderes. Aunque la labor de la OJN ha sido muy importante, hay que señalar que
no todos los nikkei se sienten interesados en pertenecer o representados por la
OJN, por lo que sus miembros constantemente buscan estrategias de promoción y
divulgación de sus actividades como aprovechar las reuniones anuales de los
Kenjin Kai (clubes de oriundos) o los festivales japoneses. La mayoría de los
miembros llegaron por invitación y referencia de otros adscritos, sin embargo
sigue predominando la falta de interés de la mayoría de los nikkei por inscribirse a
la OJN y aún de los miembros suscritos de asistir de manera regular a sus
actividades.
126
de Sudamérica” (2003). La próxima COPANI está próxima a celebrarse y
tendrá lugar del 24 al 26 de Septiembre del 2009 en la ciudad de Montevideo,
Uruguay. A continuación anexamos un recuadro en el cual se exponen los años
y lugares de celebración de cada COPANI.
CIUDAD DE PAIS
AÑO DE NÚMERO DE
CELEBRACIÓN CELEBRACIÓN
COPANI
127
En el caso mexicano podemos observar la creación de un Congreso Nacional
Nikkei (CONANI) en el cual se discute la participación nacional de los nikkei en
México. Sin embargo, desconocemos de más datos en relación a la CONANI,
como su año de fundación, miembros directivos, ejes temáticos o lugares de
celebración. Así mismo en Japón también se llevan a cabo encuentros
internacionales de nikkei como es el Kaigai Nikkeijin Kyokai (Asociación de
Descendientes de Japoneses en el Exterior) aunque evidentemente el elevado
costo del boleto impide que la mayoría de los nikkei de las Américas de
manera particular de América Latina puedan asistir a la convención.
54
Recordaremos que nisei es la categoría que se emplea para denominar a los japoneses de
segunda generación o si se le prefiere a la primera generación de descendientes. El hecho de
que exista una asociación de nisei de estudios estomatológicos (odontología) es muy
128
Resulta evidente que este tipo de organizaciones ha facilitado la emergencia de
una intelectualidad nikkei, no en el entendido de una intelectualidad académica,
pero sí de figuras que gozan del capital social y el prestigio suficiente para
constituirse como figuras de enunciación legítimas. Pues en “las comunidades
hay actores con diferente poder que contribuyen con su actividad intelectual y
ritual para su constitución. Esta actividad, que define políticas de identidad y
compromete la acción y el pensamiento de los llamados «hacedores de
identidad» (Vergara, 2003: 29). Ellos son en gran medida los principales
promotores de este tipo de movimientos y asociaciones, como de los
contenidos públicos para la definición y exaltación de la construcción identitaria
nikkei. Carlos Kasuga, director de la compañía Yakult en México representa sin
duda una de las figuras más notables dentro de la intelectualidad nikkei
mexicana pues él mismo encarna y sirve como modelo aspiracional, en tanto,
nikkei exitoso. Frecuentemente Carlos Kasuga habla en conferencias para
nikkei y mexicanos sin ascendencia japonesa sobre las ventajas competitivas
que tiene el pertenecer a dos culturas. Enunciaciones como la de Carlos
Kasuga, sin duda permiten la transformación y revaloración positiva de la
identidad nikkei en México.
Conclusiones
importante pues recordaremos que la odontología fue y sigue siendo una de las profesiones
más recurrentes entre nikkei mexicanos.
129
La comunidad nikkei se configura como una diáspora transnacional, no
solamente en el entendido de que se encuentra diseminada por el mundo, sino
también en tanto mantiene una vinculación fuerte con otras comunidades nikkei
del mundo, pero de manera particular de América Latina.
130
ANEXO DEL CAPÍTULO III:
LA CONSTRUCCIÓN DE LA PAREJA, EL GÉNERO Y LA PATERNIDAD.
OTRAS ARENAS EN DISPUTA.
La masculinidad y la paternidad.
131
Es quizás respecto a la construcción de la masculinidad y la paternidad donde
se pueden apreciar los contrastes más significativos. Hombres japoneses y
mexicanos, en tanto hombres, representan figuras hegemónicas y de poder
que definen lo femenino y feminizante entre las mujeres, pero también entre los
hombres cuya masculinidad se considera subalterna. Durante el trabajo de
campo, me llamó mucho la atención de que las japonesas hicieran constante
alusión al machismo mexicano, mientras los nikkei hablaran acerca de la
incomodidad que les produce que en México un referente popular sobre Japón
sea precisamente el machismo japonés.
132
disciplina y afectividad específicas sobre la pareja y los hijos; en tanto, “existen
afectos obligados y obligaciones afectivas del sentimiento familiar” (Bourdieu,
2007b: 131). La paternidad al igual que la masculinidad se haya culturalmente
construida y es un asunto que compete no únicamente al individuo o su esfera
doméstica, pues sus contenidos también se elaboran y mantienen en la esfera
pública en la cual se exige una forma de ser hombre y de ser padre. Existen
atribuciones que son compartidas por las diversas construcciones del ser
padre; una de ellas, sin duda, es la condición de proveedor, en la cual
tradicionalmente se ha fundamentado la autoridad masculina sobre la unidad
doméstica. Aun a pesar de que en actualidad sea más la excepción que la
regla que los hogares sean sostenidos únicamente por el ingreso del padre, la
autoridad masculina se sigue imponiendo sobre el gran grueso de los hogares.
Esto no quiere decir tampoco que ya hayan emergido desde tiempo atrás ni
que empiecen a emerger otras formas de paternidad y autoridad doméstica.
133
siempre quería mantener su autoridad y ahorita lo veo
súper tierno, bueno a mí no me dice nada” (Entrevista con
Kiyomi, mujer nikkei, 18 años, 25 de octubre del 2008).
134
El modo de relacionarse afectivamente dentro de la pareja y los
convencionalismos asociados a ella, también están mediado por la cultura y la
identidad. No es poco común que exista incomprensión entre las expectativas
culturales del proceder de la pareja. A ello, existen recursos informativos que
se movilizan entre amigos, familiares o personas en la misma situación que dan
consejos de cómo actuar y cómo interpretar diversas situaciones de conflicto o
incertidumbre.
“Yo tengo mi página de Internet donde presento sobre
cultura japonesa en México y la vida de México en
general; muchos japoneses que van a venir a México o
que ya viven aquí leen mi página y me mandan correos, lo
que más me piden es que les explique sobre las
relaciones con mexicanos […] porque hay varias
japonesas saliendo con novio mexicano. Ambos tienen
maneras muy diferentes de pensar noviazgo y por ese
lado hay mucho problema. Por ejemplo los japoneses son
muy fríos pero cuando se termina relación sí dicen, aquí
nunca avisan cuando se acaba relación y después te
dicen que no pasa nada y andan con otra, son indecisos y
andan con una y con otra, y nosotros lo tomamos como
mentira. La novia japonesa cuando ya no hay amor corta
la relación, los mexicanos lo toman como frialdad, pero es
parte de no mentir (Entrevista con Saeko Takekawa, mujer
issei, 23 de Noviembre de 2006).
135
Dentro de este tipo de noviazgos o matrimonios en la mayoría de los casos, la
pareja se ancla en territorio mexicano, es ahí también donde se desarrollan
casi en su totalidad las ceremonias de enlace, las cuales suelen ser también
mediadas por el ritual católico.
Como apunta Pierre Bourdieu, además de existir una división social y sexual
del trabajo, existe una división del trabajo sexual; en tanto existe más allá de la
sexualidad en tanto acto natural, una sexualidad culturalmente construida
(Bourdieu, 2000). Entre Japón y México, existirán, sin duda, lecturas comunes
pero también singulares sobre la división del trabajo sexual, los tabus sobre el
cuerpo y las prácticas sexuales, pero sobre todo en relación a las expectativas
emocionales y sociales asociados a ellas. También un tema interesante de
análisis pudiera ser la construcción sexual del otro entre mexicanos y
japoneses, mediada por un lado por dos imágenes construidas: el exotismo y
delicadesa de las japonesas y el erotismo y pasionalidad del latinoamericano.
Lamentablemente para esta investigación no nos aproximamos a estas
dimensiones de análisis.
Conclusiones
136
CAPITULO IV: HACIA UNA LECTURA DE LA DISTINCIÓN JAPONESA55
55
El presente capítulo se inspira en la Conferencia dictada por Pierre Bourdieu el 4 de octubre
de 1989 en la Casa Franco-Japonesa en Tokio y que fue reproducida años después en el libro
de Capital cultural, escuela y espacio social bajo el título: “Espacio social y espacio simbólico.
Introducción a una lectura japonesa de la distinción” y como “Espacio social y espacio
simbólico” en el libro de Razones prácticas. Pero más allá de la promesa que guarda el título,
en su conferencia Bourdieu no habla de la distinción japonesa; en su disertación sólo expone
los conceptos clave de su estudio de la distinción en la sociedad francesa: espacio social,
habitus, capital social, capital simbólico y capital cultural como ejes de estudio que otros
investigadores pueden utilizar para analizar la distinción japonesa.
Otra anotación que se tiene que hacer en relación a los estudios de Bourdieu, es que estos
fueron pensados en términos de análisis de campos sociales dentro de un mismo país.
Posteriormente algunos migrólogos empezaron a emplear los conceptos de campo social,
capital y espacio social para explicar las relaciones interclasistas e interculturales presentes en
las comunidades migratorias. Para mayores detalles en relación al uso de los conceptos de
campo social y espacio social dentro de los estudios migratorios ver capítulo II.
137
sentido. Para Bourdieu, cada individuo ocupa una posición dentro de un
sistema de condiciones que es también un sistema de diferencias; por tanto, de
posiciones diferenciales que determina lo que es posible, imposible y
apropiado para cada individuo de acuerdo a su ubicación dentro del espacio
social (2007a).
El capital simbólico por otro lado, refiere a los medios, prácticas, objetos o
símbolos que son valorizados por una colectividad y utilizados para trazar
formas concensuadas de prestigio y distinción social. El capital simbólico
implica una estructuración colectiva de significaciones, de juicios de valor y
atribuciones de sentido. Implican entonces relaciones de diferencia y
desigualdad a través de la atribución de valor.
Son diversas las formas y objetos de distinción que se valorizan como capital
simbólico dentro de las comunidades japonesa y nikkei de la Ciudad de México,
tanto para distinguirse entre ellas como para marcar una distinción hacia la
sociedad mexicana.
138
El cuerpo y la manera en que éste se simboliza, se vive y significa es uno
fundamental. Como menciona David Le Breton, “cada sociedad esboza al
interior de su visión del mundo, un saber singular sobre el cuerpo: sus
constituyentes, sus usos, sus correspondencias” (1995: 8). El manejo y lectura
del cuerpo y la corporalidad que se da en Asia es, sin duda, diferente al que se
hace en América Latina. Pero el cuerpo simbolizado asiático y latinoamericano
no es igual en todos los países de estas macro regiones, sin duda, en Japón y
México se expresan lecturas concretas y singulares. Por tanto, podemos
afirmar que el cuerpo y la imagen corporal están mediados por la cultura y las
identidades, puesto que son precisamente las culturas las que permiten
atribuirle valores, sentidos y órdenes al cuerpo. De esta manera el cuerpo en
tanto valor, duplica los signos de la distinción (Aguado, 2004: 9).
139
asocian como propiedades corporales del mexicano; que en caso de los nikkei,
dejan entrever su mestizaje. El cuerpo se vuele entonces, también frontera.
Los japoneses de primera generación en México, como los nikkei que deciden
visitar o vivir temporalmente en Japón, suelen tener dificultades y estar
expuestos a muchos malentendidos al respecto por su manejo del cuerpo, el
comportamiento público y la afectividad, especialmente en tanto el contacto
físico representa una estructura primaria de socialización en América Latina.
Contrario a Japón, donde no se fomenta ni el contacto físico ni la proximidad de
los cuerpos, pues representan signos privados reservados a la intimidad y la
pareja.
“Después de estar mucho tiempo en México regresé a
Japón, en el aeropuerto me recogió mi mejor amiga que
conozco desde la infancia, cuando la vi corrí hasta ella
con los brazos abiertos, ella se hizo para atrás y me dijo:
«¿Qué pasa Miyuki?, tranquila, sólo somos amigas»;
entonces comprendí que estaba de nuevo en Japón”
(Entrevista con Miyuki, mujer issei, diciembre de 2008).
140
(Entrevista con Kiyomi, mujer nikkei, 18 años, 25 de
octubre de 2008).
141
organizaciones. La elección de nombres hispánicos56 para los hijos permite
entrever también un deseo de proximidad, aceptación e inserción de sus hijos y
de ellos mismos como padres -ya sean japoneses o nikkei - hacia la sociedad
mexicana. Durante el periodo de reubicación en la Segunda Guerra Mundial y
aún en sus primeras postrimerías, se le prohibió a los japoneses ponerle
nombres en japonés a sus hijos, de ahí que exista una hispanización obligada
de los nombres aunque no de los apellidos en algunas generaciones.
56
No pudimos documentar entre los entrevistados ningún caso en que se les hubiera puesto un
nombre indígena, aunque suponemos de que deben haberlos.
142
“Lo que pasa de repente con el idioma japonés, es que
hay un tabú de que no puedes hablar abiertamente
japonés con los otros nikkei, es algo curioso que muchos
si entienden y escuchan pero no quieren hablarlo, por la
pena de que al hablarlo su acento es diferente. A mí me
ha pasado una vez que estaba hablando con otro nikkei
en japonés y una compañera nuestra nos criticó de por
qué hablamos japonés si estamos en un país mexicano”
(Entrevista con Gen Ota, hombre nikkei, 24 años, 1 de
Noviembre de 2006).
143
práctica del catolicismo que realizan no está reñida con la práctica de rituales
japoneses, siendo el Obon (días de muertos)57 una fundamental; como la
colocación del butsudan (altar a los antepasados). Estas prácticas no se
contraponen al catolicismo mexicano, en tanto éste también expresa sus
propias formas de culto a los antepasados y celebración de día de muertos.
57
El bon o también llamado Obon es el día de muertos de acuerdo a la tradición budista
japonesa y se celebra anualmente del 13 al 16 de Julio (según el calendario lunar) y del 11 al
16 de Agosto (según el calendario solar). En esta celebración se honra a los antepasados
mediante la colocación de una ofrenda en el altar familiar compuesta por imágenes de Buda,
emblemas familiares, incienso y algunos alimentos. Así como se colocan faroles en la entrada
de los domicilios a fin de guiar a los muertos a casa, este se conoce como fuego de bienvenida
(mukae-bi); al término del Obon se prende el fuego de despedida (okuri-bi). El Obon se
considera un momento de comunión y de reunión familiar entre vivos y muertos, dentro de la
celebración también se suele ir a visitar y arreglar la tumba de los antepasados. Las similitudes
del Obon con la práctica de día de muertos mexicana nos lleva a preguntarnos de qué manera
los japoneses residentes en México y sus descendientes podrían haber adaptado esta
ceremonia con elementos del ritual mexicano, simplificado o bien sustituido por completo.
58
Los happis son batas o blusones con abertura al frente y una cinta alrededor de la cintura y
son una de las vestimentas más populares dentro de los festivales japoneses. En la espalda de
los Happis es común que se estampe, borde o dibuje algún elemento distintivo; en el caso
144
para hombres o mujeres y kimonos para las mujeres y niñas. Anualmente se
entrega una ofrenda en un o-mikoshi, (relicario de madera que se utiliza en las
procesiones budistas) cargado de flores. La ceremonia es abierta al público, y
la misa se desarrolla en japonés y español. Cabe señalar que desde 1979, a la
comunidad japonesa le fue designada su propio párroco, el padre Xavier
Escalada,59 quien ofició la mayoría de las ceremonias y misas católicas de la
comunidad japonesa y nikkei mexicanas. El padre ofició semanalmente misas
dominicales en la Iglesia de San Ignacio de Loyola, Polanco, hasta su muerte
en el 2006. Desde entonces, la comunidad católica japonesa es atendida por
Padre Zermeño.
Los casos anteriores nos permiten observar como la distinción está asociada a
las distintas formas de valor que pueden capitalizarse en los objetos, las
prácticas y los atributos físicos. El valor como apunta Jean Braudillard, en su
libro Critica de la economía política del signo, no está determinado únicamente
por el valor del uso y el valor del cambio; pues paralelos a estos existen otras
formas de valor que se capitalizan por su valor simbólico el cual, sin duda, en
mexicano regularmente los happis hacen referencia al kenjin kai (club de oriundos) al cual se
haya inscrito el portador.
59
Tenemos conocimiento de que el padre Escalada no fue el primer párroco que le fue
designado a la colonia japonesa en México. Sin embargo, son muy escasas las fuentes, mucho
más las escritas que nos pueden dar cuenta de las prácticas católicas y guadalupanas entre
japoneses y nikkei mexicanos.
145
ocasiones también puede repercutir en su valor de cambio, incrementándolo.
En cuanto a la asignación de valores simbólicos, Braudillard reconoce el valor-
signo y el valor-símbolo; en el primer caso el valor estaría atribuido de acuerdo
a las implicaciones simbólicas colectivas asociadas a ese objeto; en este
sentido, un refrigerador importado se puede valorizar más que uno de
manufactura nacional; no porque sus propiedades de uso sean necesariamente
mejores, sino por el valor social que se les atribuye y los hacen objetos de
distinción. En relación al valor símbolo, está relacionado a objetos cuyo valor
simbólico está dado de manera individual, pues un objeto puede ser altamente
valorizado porque se le asocia a un recuerdo, cumple con la satisfacción de un
gusto personal o representa un regalo importante (García Canclini, 2005
[2004]: 33-34).
Conclusiones
146
CAPÍTULO V: EL PAPEL DE LAS ESCUELAS JAPONESAS EN LA
CONSTRUCCIÓN DE LA JAPONEIDAD
147
Poder y etnicidad en el contexto de una escuela norteamericana en México
publicado en 1984 resulta paradigmático dentro de este tipo de análisis. No
únicamente por ser uno de los primeros trabajos en realizarse dentro de este
rubro, sino también porque el tema central de su estudio fue el funcionamiento
y el papel cultural y estructural de la American School Fundation. Existen otros
trabajos en los que se ha mencionado el papel de las escuelas dentro de los
enclaves extranjeros, sin embargo, las alusiones a éstas al igual que en la
presente tesis son de manera periférica y no representa sino un pequeño
apartado. Creemos que el estudio sobre las instituciones escolares de las
comunidades o colonias de extranjeros en México no es fatuo, en tanto las
escuelas son instituciones totales encargadas de la instrucción escolar pero
también de la reproducción de las culturas nacionales, y transmisión de
procesos de socialización, ideas, valores e ideologías como pautas para la
acción y el comportamiento.
148
La escuela opera en dos secciones, la sección mexicana y japonesa, cada una
normativizada por las autoridades escolares del respectivo país. Mientras la
sección mexicana opera bajo los programas educativos dictados por la SEP, la
sección japonesa hace lo mismo orientada bajo las normas que le dicta el
Mombushō; siendo su personal docente estrictamente japonés y enviado
directamente desde Japón bajo el tipo de contrataciones temporales.
Asimismo, dentro del Liceo persiste una administración y una organización
dual, pues cada sección está coordinada por distintitas instancias de personal
administrativo y docente. Entre las dos secciones existe una coordinación por
medio de la dirección de la escuela y algunos intercambios entre profesores y
alumnos que se propician a través de la celebración de festividades mexicanas
y japonesas para el caso de los alumnos y de intercambio y discusión de las
estrategias pedagógicas y modelos de aprendizaje para el caso de los
maestros. Pues se dice que la lógica de dar y estructurar las clases es diferente
entre ambas secciones, aun en aquellas materias que son afines dado su
carácter universal como las matemáticas. También se menciona que los
alumnos de cada sección piensan y aprenden de manera diferente, mientras
los niños japoneses son metódicos y concentrados, los niños mexicanos son
intuitivos y muy visuales.
149
prohibición oficial para que los nikkei o mexicanos se inscriban en la sección
japonesa, las autoridades de la escuela si recomiendan a los padres que no lo
hagan, pues en esta última sección el español es una lengua extranjera así
cómo los cursos sobre cultura e historia de México son electivos. Los nikkei
que son inscritos en la sección japonesa, en realidad una muy pequeña minoría
fueron inscritos por sus padres bajo la apuesta de regresar al Japón o bien el
anhelo de que sus hijos estudiasen allí la universidad. Sin embargo, es un
hecho comprobado de que este deseo de retorno difícilmente se llega a
concretizar, y tarde o temprano sus hijos terminan incorporándose al sistema
mexicano, pues el Liceo sólo cuenta hasta nivel secundario en la sección
japonesa y nivel de preparatoria en la mexicana. Los nikkei inscritos en la
sección japonesa que no pueden retornar al Japón para realizar sus estudios
de bachillerato experimentan un duro proceso de re-incorporación, pues tienen
no solamente que acreditar y reconvalidar legalmente sus estudios ante la
SEP, sino también demostrar tener los conocimientos necesarios de español y
materias sobre México para proseguir con sus estudios en el sistema
mexicano. Teniendo en cuenta que a lo largo de toda su formación escolar
dentro del Liceo las materias y la información escolar sobre México fue casi
inexistente, indudablemente el proceso de reconvalidación representa un duro
reto hacia los nikkei que cursaron el sistema japonés. El liceo ofrece la
posibilidad de obtener la acreditación dual ante la SEP y el Mombushō a los
alumnos que después de haber cursado todo el sistema japonés se inscriben
para preparatoria en la sección mexicana de la escuela, por lo que no es poco
usual que los estudiantes terminen cursando toda su formación dentro del liceo.
Otra opción muy practicada por los padres de los nikkei que asistieron hasta
nivel secundario en la sección japonesa es la de matricular a sus hijos en
escuelas de filiación anglosajona o alemana para evitar el choque brusco que
implicaría una confrontación tardía al sistema mexicano, pero principalmente al
idioma español, pues la mayoría de ellos quizás hable el español, pero
evidentemente tendrá grandes dificultades semánticas, sintácticas y
ortográficas para leerlo y escribirlo. También tenemos conocimiento de algunos
casos casi únicos en los mexicanos sin ascendencia japonesa fueron inscritos
en la sección japonesa. Éstos se trataron de niños que cursaron algunos años
150
escolares en Japón debido al trabajo de sus padres en dicho país o bien del
deseo de los mismos padres de que sus hijos aprendan japonés bajo la
apuesta de una próxima inmigración a Japón. Más allá de los muy escasos
nikkei y mexicanos sin ascendencia japonesa inscritos en la sección nipona de
la escuela, vemos que a ésta asisten prioritariamente los hijos de empresarios
y trabajadores de las empresas y filiales japonesas en México como los
trabajadores destacados en el extranjero. Este tipo de niños, como mencionado
en la introducción de la tesis al regresar a Japón serán llamados kikokushijyo.
151
Si bien la necesidad de japonizar a los nikkei no estuvo presente como
prioridad dentro de las políticas públicas ni educativas japonesas, no por ello
quiere decir que no esté cobrando ni pueda cobrar en un futuro próximo gran
importancia. No hay que olvidar que desde la década de 1990 se observan
importantes flujos de retorno de los dekasegui (trabajador temporal)
latinoamericanos hacia Japón, estimándose su población en más de 300,000 y
constituyéndose como el grupo minoritario más grande en Japón. El hecho de
que sigan llegando flujos migratorios de nikkei latinoamericanos a Japón así
como de que hayan emergido distintos enclaves étnicos nikkei, 60
particularmente brasileños han hecho evidente la necesidad pero también la
urgencia de re-educar a los japoneses de ultramar, pero de manera particular a
sus descendientes a fin de crearles mayores ataduras hacia Japón, pues este
tipo de “enclaves nacionales, culturales y amicales de migrantes no son muy
bien vistos por una sociedad tan integrada como la japonesa y cuidadosa de
sus formas” (Del Castillo, 2008). Los nikkei mexicanos a pesar de no
representar números elevados dentro de estos flujos de retorno, representando
de hecho uno de los más bajos, quedan integrados dentro del reto migratorio
pues Japón no diferencia entre la nacionalidad que puedan portar los nikkei.
Como señala Álvaro Del Castillo (1990:297), en una gran mayoría de los
registros, cuestionaros y documentación oficial que se les otorga a los
extranjeros en Japón se coloca la categoría de nikkei como opción paralela a la
de nacionalidad, pues saber su país de procedencia no permite por un lado
saber si son descendientes de japoneses o no, pero saberlo tampoco es un
asunto importante, pues no importa de qué país provengan sino de que si sean
nikkei o no. Por otro lado, las distintas organizaciones transregionales de nikkei
latinoamericanos pueden resultar temibles para el Japón hegemónico en tanto
representan y están haciendo emerger nuevas contranarrativas identitarias de
la japoneidad (ver capítulo III).
60
cómo el barrio de Ozumi o también conocido como “Samba no machi” (La ciudad de la
Samba), - localizada en la prefectura de Gunma y el que se encuentra en la ciudad Toyota, en
la prefectura de Shizuoka.
152
La lectura japonesa sobre el kikokushijyo. Del estigma a la revalorización.
153
Los espacios educativos transnacionales.
Conclusiones
154
pueden transitar entre las distintas escuelas japonesas en el extranjero
acreditadas por el Mombushō sin necesidad de ver interrumpidos sus estudios.
Pues comparten planes de estudio y sistemas de evaluación idénticos a
cualquier otra institución del mismo nivel formativo dentro de Japón. En base a
lo anterior se nos ocurrió pensar a este tipo de instituciones como espacios
educativos transnacionales. Por último mencionamos en qué medida la agenda
educativa japonesa empieza a preocuparse por la japonización de los nikkei
latinoamericanos debido a los importantes flujos de retorno de los dekasegui, la
creación de enclaves étnicos de nikkei latinoamericanos y la emergencia de
nuevas organización transregionales y pan-latinoamericanas de reivindicación
nikkei.
155
CAPÍTULO VI: FORMAS DE HABITAR Y PERCIBIR LA CIUDAD. EL D.F.,
LOS NIKKEI Y LOS JAPONESES
Cada uno de nosotros habita pero sobre todo imagina una ciudad diferente, la
cual construimos en base a nuestros recorridos y desplazamientos, pero
también producto de nuestros mundos y horizontes preceptúales que nos
permiten a través de los sentidos construir ideas diversas sobre la ciudad,
sobre su color, su aroma, su peligrosidad, sus riesgos y fealdades, pero
también de sus bondades y bellezas.
156
en la vida cotidiana dictándonos pautas para la acción. Los imaginarios que
construimos sobre la ciudad son los que dictan y orientan la ciudad que
habitamos, queremos y aprendemos a temer. Por lo que el objetivo de este
capítulo será precisamente ése, analizar de qué manera la ciudad que habitan
los japoneses del D.F. y sus descendientes se corresponde a la ciudad que
imaginan como colectividad, pero también a la que imaginan individualmente.
Hay una conexión fuerte e innegable entre los fenómenos migratorios y los
procesos de urbanización y construcción de imaginarios urbanos. En el caso
latinoamericano, pero también aplicable a otras regiones continentales, la
emigración del campo a la ciudad promovida por la precarización del agro y el
pujante y emergente desarrollo industrial en las urbes centrales61 permitió
consolidar el papel central y hegemónico de las capitales no sólo en cuanto a
sus funciones políticas, económicas y productivas, sino también dentro de la
construcción de imágenes e imaginarios. Campesinos e indígenas no fueron
los únicos en migrar a la ciudad, a ella también llegaron migrantes de otras
ciudades atraídos por la abundante oferta de trabajo industrial, burocrático, de
prestación de servicios o pequeño comercio. Las ciudades en mayúsculas se
capitalizaron e imaginaron como destinos deseables, en tanto ofrecían
oportunidades de trabajo y de movilidad social únicas; también en ellas se
podía encontrar una extensa oferta de productos y bienes de consumo, como
también estaban concentrados los principales institutos e instituciones de
educación superior e industrias culturales. Hecho que nos permite entender
otro tipo de flujos migratorios internos motivados por la construcción-
consolidación de carreras profesionales.
61
“Las principales ciudades siempre han estado asociadas a un concepto de «centralidad»,
porque entre otros aspectos concentran economías de aglomeración, grandes cantidades de
información, áreas de mercado, etcétera” (Duhau y Giglia, 2004:265).
157
las ciudades. Las capitales no únicamente han sido por antonomasia los
principales núcleos de concentración de migrantes nacionales, sino también de
aquellos llegados allende de las fronteras nacionales. Esta heterogeneidad, sin
duda, conduce a una diversidad de formas de percibir la ciudad y de construir
imaginarios urbanos, que en conjunto conducen a formas diversas de habitar la
ciudad. Puesto que “La ciudad no está hecha sólo de piedra y cemento,
también está hecha de encuentros; espacio de flujo, diría Castells, espacio de
simultaneidad diría Lefevbre, ella está construida de sus habitantes, por sus
itinerarios, por las relaciones de unos con otros, y en función de sus
representaciones” (Fortin, 2003:7).
158
lado, el trabajo de Elodie Bordat: Identidad, cultura y ritual. Estudio de caso de
una asociación francesa en México: México-Accueil (2007), nos permite hacer
un recorrido sobre la manera en que los franceses de la Ciudad de México
experimentan la otredad, y cómo la asociación México-Accueil sirve como
herramienta de orientación sobre el vivir en México, pero sobre todo el vivir en
el D.F.
62
“Cuando hablamos de megaciudades nos referimos junto con Castells (1999) a
aglomeraciones de más de 10 millones de habitantes, algunas de las cuales se encuentran
destinadas a crecer por arriba de los 20 millones para 2010. Sin embargo, escribe Castells, el
tamaño no es cualidad que las define. Son los nodos de la economía global y concentran las
funciones de dirección, producción y gestión en todo el planeta; el control de los medios de
159
migrantes nacionales e internacionales que también tienen y construyen una
imagen y lectura propias sobre la ciudad. En sus imaginarios urbanos confluyen
los imaginarios que ellos ya portaban antes de migrar, pero también aquellos
que han construido producto del viaje, la contrastación y el contacto entre
diversas maneras de hacer ciudad. Este hecho es particularmente claro en el
caso de aquellos trabajadores temporales japoneses altamente remunerados,
personal de las agencias de cooperación internacional y del servicio exterior
japonés que debido a su profesión itinerante entran en contacto con diversas
ciudades y lecturas posibles sobre las mismas. En base a lo anterior,
consideramos que la investigación sobre los imaginarios urbanos de los
inmigrantes puede ofrecer una nueva veta heurística de aproximación y
comprensión de los fenómenos migratorios pero también de los estudios
antropológicos sobre la ciudad.
160
accidente en el que éstos se vean disminuidos- las profundidades, usos y
predominancias de cada sentido están culturalmente determinados, así como
los parámetros y adjetivos que los acompañen. La valorización y percepción de
la temperatura, la cromática, la sonoridad, los olores, el orden, lo sucio y
peligroso no será la misma para todas las culturas, aún menos tratándose de
matrices culturales tan alejadas como son México y Japón; pero tampoco será
la misma para todos los miembros de una cultura. La sensorialidad en tanto
construcción social también está mediada por el género, la generación y la
clase social y es precisamente esta “sensibilidad la que nos permite estar en
relación con la ciudad” (Licona, 2007:14). Pues es a partir de los sentidos y de
los juicios que los acompañan que se construyen las imágenes sobre la ciudad;
se planean los recorridos, se señalan los espacios deseables e indeseables,
se construyen las certezas, los miedos y las fantasmagorías urbanas.
La imagen mental que construimos de la urbe está compuesta por los espacios
de habitación y las áreas en las cuales desarrollamos nuestras actividades
cotidianas extra hogareñas más recurrentes; como ir al trabajo, la escuela, el
abastecimiento de comida, los lugares más frecuentes de recreación; pero
también incorporamos otros trazos por medio de los espacios que percibimos a
través de nuestros desplazamientos, como también de aquellos a los que
acudimos de manera ocasional o por primera vez. Por último, el mapa se
ensancha en aquellos espacios que no conocemos de manera directa, pero de
los cuales nos hemos creado una imagen no empírica producto del rumor, de
los medios de comunicación o de los relatos de personas cercanas. La nitidez
de los espacios se da en correspondencia a la frecuencia con que éstos son
practicados.
161
Miradas y polifonía de voces sobre la Ciudad de México. La ciudad
deseada y la ciudad temida.
63
Tenemos conocimiento de que la Magdalena Contreras, Tacuba, Tacubaya y Ciudad Satélite
son otros tres importantes espacios de habitación. Sobre la concentración habitacional de los
japoneses y sus descendientes es difícil de precisar y delimitar a zonas concretas, en tanto no
han conformado vecindarios o barrios japoneses, tampoco es común que vivan en proximidad
a otros japoneses o nikkei; aunque si existe cierta inclinación por ciertas zonas de la ciudad a
las cuales hemos hecho referencia. En el caso de los migrantes más jóvenes y de los
estudiantes temporales, observamos una fuerte tendencia a residir en las cercanías del metro
Copilco, debido a su ubicación estratégica cerca de Ciudad Universitaria y de la disposición de
distintos medios de transporte colectivo, entre ellos el metro y el metrobus. La cercanía a CU,
se vuelve importante, en tanto muchos de ellos también se encuentran inscritos en cursos de
español en el Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE) de la UNAM, o bien posgrados y
cursos de especialización en la misma casa de estudios.
162
En contraste, el área que emergió como la zona más peligrosa fue el Centro de
la ciudad. En algunas respuestas el Centro se acotó a los linderos de barrio de
Tepito; en otras el Centro por entero se coloreó como una zona temible. El
imaginario urbano construido en relación al Centro de la ciudad y la relación
que tienen los japoneses y sus descendientes han tenido con él han cambiado
a lo largo de los últimos años. El Centro del D.F. fue hasta hace pocas
décadas un importante eje articulador de la comunidad, en él se instalaron
gran parte de los primeros negocios urbanos en los cuales participaron los
japoneses y sus descendientes a manera de dueños, socios o empleados de
mexicanos. El proceso de descentralización del Centro Histórico y la
emergencia de nuevos nodos de actividad productiva en otras áreas de la
ciudad, permitió también descentralizar los negocios de japoneses y esparcirlos
por la metrópoli. Mientras que la creciente movilidad social de los hogares
japoneses, seguida de la profesionalización de muchos de los descendientes
condujo al abandono de la gran mayoría de los negocios familiares. La
movilidad social producto de la profesionalización, aunada a la llegada de
empresas japonesas a México junto con el personal especializado y altamente
remunerado condujo a un re-enclasamiento real, pero también imaginado de
los japoneses y sus descendientes. El boom económico japonés y su
consolidación económica y tecnológica condujeron también a una
revalorización de la percepción global sobre Japón y los japoneses. La riqueza
del país fue inescrutablemente proyectada hacia sus ciudadanos y aún hacia
los japoneses de ultramar, aunque dentro de sus fronteras - al igual que el
resto de los países considerados como desarrollados- no sólo existan sino se
agraven condiciones de desigualdad y marginación social consideradas
exclusivos de los países en vías de desarrollo. 64
64
Sassen Saskia en su libro The Global City: New York, London, Tokyo, documenta el caso de
tres barrios en Tokio los cuales presentan altos índices de marginalidad: Toshima, Kita,
Shinjuku, Shibuya y Taito. De las primeras dos menciona que la mayoría de sus habitantes
carece de baño y cocina en sus viviendas en tanto representan las zonas de mayor
concentración de pobreza y desempleo. Shinjuku y Shibuya, son importantes núcleos de
residencia de coreanos y sus descendientes nacidos en Japón (zainichi) así como de otros
migrantes asiáticos del sur y sudeste del continente. Por último, Taito es la zona más
163
La percepción de la vulnerabilidad no es cosa menor dentro de este grupo. Si
bien se tratan los japoneses de una minoría poco perceptible dentro de la
ciudad, se hayan sujetos a un doble acción visibilizadora; por un lado, producto
de la visibilización económica que los construye como sujetos de clase media
y media-alta; - aun a pesar de que en algunos casos no corresponda a su
65
realidad económica- y por el otro, a su visibilidad literal, pues su cuerpo a
modo de frontera corporal continuamente los delata, impidiéndoles pasar
desapercibidos, por tanto; se convierten en sujetos altamente vulnerables en
determinados contextos.
65
La pertenencia a la clase media, no únicamente depende de factores económicos, puesto
que la posición dentro de la estructura social y la conciencia de clase son tan importantes como
el reconocimiento público de su pertenencia, la cual puede ser reconocida o no por otros
sujetos que compartan la misma o similar posición social, como también puede ser atribuida
desde los márgenes de otra clase social.
164
entrevistado anterior, se sienten vulnerables en las zonas “caras” de la ciudad,
pues la concurrencia en esos lugares de japoneses adinerados los vulnerabiliza
al relacionarlos por asociación al otro tipo de japoneses como sujetos de
dinero.
165
a más de un japonés lo incomodó o asustó debido a la falta de expectativa y
por tanto la aprensión y sospecha de recibir ayuda no solicitada.
66
Los no lugares – concepto introducido por Marc Augé-, son los espacios de tránsito y
circulación acelerada de bienes y personas que por su misma dinámica de flujo constante
impide la apropiación del espacio ni de una relación de pertenencia o identificación entre del
lugar con el sujeto que lo ocupa. El no lugar representa entonces un espacio que carece de
identificación y que no otorga identidad a quienes lo ocupan. Sin embargo un matiz importante
que se tiene que hacer sobre los no lugares es que si bien estos pueden carecen de sentido
para unos, puede también representar espacios altamente significativos para otros;
convirtiéndose en lugares.
166
de 2006); al menos nadie dentro de sus círculos culturales y sociales más
próximos. Ir al Centro, si no es en calidad de turista, también puede
representar una amenaza al estatus social conquistado. La relación de los
japoneses y sus descendientes con el Centro, no se restringe únicamente al
espacio en el cual en algún momento emplazaron diversas actividades
laborales; también a él acudieron en búsqueda de mejores precios para su
abastecimiento personal y familiar. Si bien hasta hace unas décadas ir al
Centro de compras representaba un acto regular y libre de vergüenza para las
capas medias y medias-altas; la descentralización de los negocios,
acompañada de la pauperización y deterioro del Centro Histórico contribuyó a
la percepción negativa sobre él, aún en los sectores medios que solían
frecuentarlo. Es por ello que los descendientes más jóvenes no ven en el
Centro un espacio deseable, sino más bien un espacio que los expone al riesgo
en un doble sentido, por un lado, pone en entre dicho su autopercepción socio-
económica y por el otro su integridad física; pues dentro de sus
fantasmagorias urbanas, el Centro de la Ciudad es habitado y regido el crimen
organizado en su más diversas manifestaciones. Expresa también un de los
sintagmas más poderosos la asociación espacial entre lo feo-pobre-peligroso
(Vergara, 2003:203).
67
“La imagen pública de cada ciudad es el resultado de la superposición de muchas imágenes
individuales, o quizás lo que hay es una serie de imágenes públicas, cada una de las cuales es
mantenida por un número considerable de ciudadanos” (Lynch, 2000: 47).
167
Precisamente este desconocimiento de la ciudad hace que el Centro se
zonifique como la zona más peligrosa de todas. La especialización del miedo
va de la mano, como apunta Rossana Reguillo (2009) de la antropomorfización
del miedo, que permite encarnar en ciertos cuerpos el miedo urbano. El Centro
Histórico, sin duda, representa un espacio de concentración de la diversidad
urbana y en el cual ciertos cuerpos asociados a los estratos populares y
culturas urbanas particulares pueden ser percibidos como peligrosos desde
ciertos imaginarios urbanos clasemedieros. Al final de cuentas la construcción
de imaginarios urbanos se encuentra íntimamente relacionada a la posición
dentro del espacio social, y a los grupos de pertenencia de los individuos; los
cuales poseen modos específicos de simbolizar, insertarse en y representar la
ciudad. La posición dentro del espacio social también configura un cierto tipo
de “habitus urbano que confiere sentido a lo que es posible y oportuno hacer
con y en el espacio urbano” (Bourdieu y Wacquant 1995 en Duhau y Giglia,
2008: 28) también delinea los contenidos de la urbanidad, entendida ésta como
los códigos de etiqueta urbana que señalan los comportamientos deseables
dentro del espacio público. Existen, sin duda, formas diferentes de practicar y
desenvolverse en el espacio público entre México y Japón, no únicamente
producto de la propia configuración espacial de sus ciudades, ni de las políticas
de gestión, ordenamiento y planeación urbana implementadas; sino también de
la permisibilidad social pero también legal para romper o no con los códigos de
etique urbana. El habitus urbano aprendido en Japón puede corresponder a los
usos y las prácticas reglamentarias del espacio público y de la urbanidad
mexicana manifiesta en un conjunto diverso de reglamentaciones oficiales; sin
embargo, en la práctica cotidiana el incumplimiento generalizado de estas
reglas formales representa una regularidad. Por tanto, los japoneses llegados a
la Ciudad de México ya sea de manera transitoria o como residentes
permanentes de la ciudad deben aprender nuevos sentidos del juego, que les
permitan desenvolverse en la ciudad.
Por otra parte, cuando preguntamos a los entrevistados, cuáles eran los
espacios a los cuales llevarían o recomendarían a sus familiares llegados de
Japón visitar en la Ciudad, la mayoría afirmó que Coyoacán, el Palacio de
Bellas Artes, Xochimilco, el Museo de Antropología, Chapultepec,
168
Teotihuacán, la UNAM y la Torre Latinoamericana. La ubicación de algunos de
los sitios en el Centro Histórico pareció no importarles; y por un momento
parecieron inclusive perderle el miedo a la ciudad y su Centro. En relación a
los sitios seleccionados podemos ver que éstos corresponden a aquellos
promocionados por los medios de comunicación y las industrias turísticas
mexicanas. También nos permite observar una valorización de los espacios
monumentales de la ciudad, considerados también patrimonio nacional y en
algunos casos patrimonio de la humanidad. Otros entrevistados mencionaron
de manera paralela a los sitios anteriores, que llevarían a sus parientes a los
tianguis, a las fondas y mercados y quizás a Tepito. Cuando preguntamos el
por qué de la elección de dichos lugares, refirieron que sólo a través de ellos se
podría conocer el verdadero México, así como también representaban algunos
espacios de mayor contraste con Japón. En las entrevistas que realizamos a
jóvenes migrantes japoneses y a estudiantes temporales, descubrimos que
Tepito, a pesar de ser percibido también por ellos como un lugar peligroso, se
vuelve un destino turístico deseable, más allá de que lleguen o no a concretar
ese recorrido. Haber ido a Tepito para comprar en él o simplemente para
conocerlo, se convierte en un capital simbólico importante, pues se capitaliza
como hazaña digna de contarse. El contraste entre la elección de sitios para
visitar y llevar a los recién llegados nos permite ver que el turismo no
únicamente corresponde al conocimiento de las zonas que más lucen la
ciudad, sino también de aquellas que la deslucen. La antropóloga brasileña
Margarita Barreto menciona el caso del favelatour donde los turistas pueden
apreciar cómo viven los pobres en las villas de miseria de Rio de Janeiro; o el
caso de la promoción del turismo de zonas de guerras o la venta de paquetes
de tour en Filipinas que promocionan como un atractivo de sus recorridos
turísticos las amplias posibilidades de ser secuestrado (Silva, 2005:107).
La ciudad fragmentada.
169
privatización del espacio público así como los procesos de segmentación y
amurallamiento de la ciudad, a lo cual existen una gran variedad de metáforas
que dan cuenta de esta fragmentación del espacio urbanos, entre ellas:
“urbanización en archipiélago, metrópoli fragmentada, ciudad de islas,
urbanismo posmoderno” (Duhau y Giglia, 2008: 87).
170
“si se trata únicamente de japoneses- japoneses no se
atreven a salir porque simplemente el mito de la
información de que les meten a los japoneses que
viajan al tercer mundo de la inseguridad; y realmente
los japoneses vienen con esa idea, y pues son muy
precavidos por lo que sus espacios de recreación no
saldrían del ámbito escolar, laboral y doméstico y de
repente algún restaurante japonés. Pero el área de
acción de los japoneses es limitada, muy pero muy
limitada. En cambio lo que es con los chavos nikkei es
la misma libertad de un chavo de clase acomodada,
como cualquier que va al cine, ve una película, va a
vidriar68 un rato a ver productos por simple ocio, a
cosas normales, sin meterse a lugares a los que un
chavo de clase acomodada nunca iría” (Entrevista con
Gen Ota, hombre nikkei, 24años, 24 de Noviembre de
2006).
68
El término de “vidriar” o también llamada vitrineo, hace referencia a la práctica de ir a los
centros comerciales o lugares de alta concentración de tiendas a mirar los escaparates o
incluso entrar a las tiendas a ver las mercancías sin la intención de comprarlas.
69
El flaneur o flanear; hacer referencia a las caminatas por la ciudad por el simple hecho de
pasear y en las cuales se observa atentamente los alrededores, es decir; el paseo-observación
como recorrido que permite a su vez percibir a mayor detalle los espacios caminados. Por tanto
el flaneur representa un medio de conocimiento de la ciudad. El término también fue utilizado
como crítica a los dandis franceses que paseaban despreocupadamente por los aparadores de
las tiendas parisinas.
171
espacios; mientras un determinado tipo de personas puede ingresar con
completa libertad, otras pueden ser sujetas a vigilancia o bien negado su
acceso. La seguridad en cualquiera de los dos casos se trata de una seguridad
relativa, pues no se cuenta con las posibilidades reales de hacer frente a la
acción criminal organizada, únicamente pueden garantizar la seguridad a
través el filtramiento y de su potencial persuasivo. Los centros comerciales
representan importantes espacios de sociabilidad tanto de los jóvenes
mexicanos como para los jóvenes nikkei también.
70
Reforma, Periférico e Insurgentes representan las tres principales vialidades utilizadas por
los japoneses y sus descendientes, en tanto articulan sus principales centros de trabajo,
esparcimiento así como conducen a dos de las principales instituciones japonesas en la Ciudad
de México: el Kaikan y El Liceo Mexicano Japonés.
172
económicas de hacerlo. Sin embargo, tampoco optan de manera regular por
otros sistemas de transporte no colectivo como pueden ser el uso de taxi, caso
contrario de los nikkei, quienes eligen preferentemente el uso de taxis en
contraposición al transporte colectivo. Los migrantes más jóvenes, aún aquellos
que han optado por radicar de manera definitiva en México, no piensan en el
automóvil propio como una opción, por un lado, porque la mayoría de ellos no
se siente capaz de manejar en la capital; por el otro, casi en su totalidad
pertenecen a lo que podríamos denominar como migrantes en busca de otro
estilo de vida (ver introducción pág.9). Por tanto su predisposición a vivir y
experimentar la ciudad es distinta y más abierta a la experimentación. Louis
Wirth (1938) mencionó que las ciudades poseen estilos de vida propios, la
migración japoneses a la ciudad de México permite mediante la
experimentación de otros órdenes urbanos y manejos diversos del tiempo-
espacio experimentar otras formas de vivir no sólo la ciudad sino la cotidianidad
misma. En este sentido, los migrantes en busca de otro estilo de vida pueden
encontrar en la ciudad un medio para concretar sus fines. Las expectativas
sobre el viaje o la nueva residencia como oportunidades para cambiar la
orientación de vida, se alimenta de otra cara de los imaginarios más positiva.
Pues “una de las características del imaginario es que no solamente tiene una
dirección negativa, es decir, la representación o la sensación de temor, el
miedo, la incertidumbre o el hastío. Hay también imaginarios utópicos que
alimentan la confianza en sus ciudades” (Vergara, 2003:104).
Conclusiones
173
duda, muy distinta de aquel proveniente de alguna de las islas adyacentes;
como tampoco será la misma sensorialidad la de los trabajadores temporales
altamente remunerado que trabajan como diplomáticos, funcionarios o
ejecutivos de las empresas multinacionales y transnacionales japonesas en
México en contraparte de los nuevos jóvenes migrantes en busca de otro estilo
de vida o la de nikkei se trate de mestizos o no.
Porque más allá de la japoneidad que los une desde el exterior, en tanto la
construcción desde afuera en torno a los japoneses no es sensible a sus
matices internos, existen diversas maneras de portar e interpretar la japoneidad
que los distancia y diferencia desde el interior. Esta diversidad queda
manifiesta en la forma en que perciben y viven la ciudad de destino, porque el
vivir en la misma ciudad, no implica vivirla de la misma manera, ni aún
compartiendo lecturas comunes sobre sus inseguridades y bellezas.
174
CONCLUSIONES
175
identidad como mexicanos de ascendencia japonesa. Nuestra hipótesis de
trabajo fue que la llegada a México de nuevos agente transnacionales desde
arriba, es decir, técnicos y ejecutivos de empresas multinacionales y
transnacionales japonesas, personal docente enviado por el Mombushō71 y
asesores temporales de las agencias japonesas de cooperación internacional
en México en tanto representantes del Japón y de la cultura japonesa más
hegemónicas habían propiciado la emergencia de distintos movimientos nikkei.
La llegada de nuevos grupos en base a los cuales los nikkei pudieran y fueran
contrastados, - (pues hasta ese momento no había vuelto a llegar flujos
importantes de japoneses)-, les hizo darse cuenta de su error: ellos tampoco
eran japoneses. Al quedarse a la deriva, pues ninguno de los polos de
identificación a los que pertenecían los reconocía como miembros, fue
necesario que se auto-redefinieran como nikkei. No es poco común que la
mayoría de los adultos mayores nikkei a pesar de ser conscientes de su
nacimiento en México y saber de la existencia de la categoría, no se reconozca
como nikkei. Esto, sin embargo, no se debe a algún prejuicio o vergüenza, sino
que en su época la categoría sólo existía para distinguir el lugar de nacimiento,
pues todavía entonces autoidentificarse como japoneses había sido suficiente.
71
Ministerior de Educación, Ciencia y Tecnología de Japón.
176
de la creación y fortalecimiento de vías de comunicación y transporte entre
ambos países como de un fuerte entramado institucional, formas de
transnacionalismo desde abajo; expresado a través de las prácticas cotidianas,
las redes sociales, los flujos de ideas, bienes, símbolos y capital social que
fluyen a través de ellas.
177
En ellas como sucede comúnmente en muchos casos de la migración
mexicana a los Estados Unidos, no hay ni reinas, ni retornos anuales, ni envío
de remesas, ni clubes de oriundos impulsando el bienestar y desarrollo de sus
comunidades de origen. Nuestros sujetos de estudio tampoco regresan a
Japón a ser candidatos en puestos políticos, asumir cargos religiosos o cumplir
con faenas comunitarias. Tampoco son visitados por líderes religiosos o
políticos en busca de su apoyo económico o legitimidad ni tampoco compran
terrenos en el lugar de origen para ir edificando poco a poco “las casas de sus
sueños”. Sin embargo, aún a pesar de no presentar estos rasgos,
consideramos que nuestras comunidades de estudio se pueden estudiar
desde la dimensión transnacional en sus dos acepciones: la de arriba y de
abajo, pues los vínculos que se construyen por medio de las redes sociales que
los articulan con Japón y con otros puntos de la diáspora japonesa son
suficientes para pensarlos como comunidades imaginadas insertas en un
proceso transnacional. Quizás aún no existen suficientes elementos para
pensarlas como comunidades transnacionales, pero al menos si comunidades
que se imaginan como tales. Puesto que existe una creciente presión de los
migrantes japoneses y sus descendientes por crear nuevas redes e
infraestructura así como mantener las ya existentes para reproducir el capital
social y simbólico necesarios para mantenerlos como grupos diferenciados;
como hiperespacios que no reproducen tal cual un Japón en México, sino un
nuevo Japón que es interpretado y reinterpretado constantemente por la lente
transnacional.
La misma distinción que realizan Levitt y Glick Schiller entre las formas de ser y
las formas de pertenecer al campo transnacional nos advierte de los riesgos de
creer que el retorno físico es lo que determina lo transnacional. Pues el
contacto continuo no conlleva necesariamente a la autoidentificación. Así como
178
puede haber personas sin posibilidad de tener contacto con su lugar de origen
o del sus ancestros, pero que regresan y se enlazan a él a través de la
memoria, la nostalgia y la imaginación que les permite exhibir una forma
transnacional de ser (2004: 68).
Existe, sin duda, una íntima relación entre la migración, los imaginarios y los
imaginarios urbanos. La propia historia y desarrollo de la urbanización de la
179
Ciudad de México nos da fe de ello, pues fueron precisamente estos
imaginarios de la ciudad como un lugar de progreso, modernidad, movilidad
social, consumo y trabajo los que motivaron la gran mayoría de los flujos
internos pero también internacionales. Sin embargo, a pesar de esta íntima
conexión, la relación de imaginarios, los imaginarios urbanos y los fenómenos
migratorios ha sido tema poco trabajado tanto desde los estudios sobre
migración como de aquellos realizados por la antropología urbana. En los
estudios de migración se hace referencia a los imaginarios e imaginarios
urbanos por medio de escuetas líneas en las que se mencionan las
expectativas sobre el lugar de llegada, y las impresiones que deja la ciudad en
los migrantes por medio de su contraste con el lugar de origen; sin embargo
dentro de los estudios migratorios no se estudian los imaginarios como un tema
central. Por el otro lado, en los trabajos de antropología urbana sobre
imaginarios urbanos, éstos abordan los imaginarios que construyen los nativos
de la ciudad, dejando de lado el hecho de que en las ciudades y aún las
megaciudades como el D.F. son también heterogéneas gracias a los migrantes
internos e internacionales quienes indudablemente también construyen
imágenes propias sobre la ciudad.
En este sentido fue que nos interesó estudiar la ciudad que imaginaban y
construyen los japoneses de la Ciudad de México y sus descendientes. Pues
los imaginarios urbanos que construyen sobre ella y la manera en que
especializan zonas de seguridad, recreación, tránsito y miedo podemos
aproximarnos a la ciudad que habitan.
180
Pues la gran mayoría de los japoneses más unitarios en términos culturales y
biológicos no pueden formar parte permanente de la comunidad, pues su
estancia en el país es transitoria, debido a la propia itinerancia de sus
profesiones.
181
ANEXO FOTOGRÁFICO
182
Shinji Hirai Eiji Araki (puesto de ventas del Nagano Kenjin Kai
183
PEREGRINACIÓN ANUAL A LA BASÍLICA DE GUADALUPE, 2008.
184
Esposas mexicanas Salida de la Basílica.
Jóvenes nikkei.
185
Familia mixta.
186
Mezcla de culturas y religiones.
Hermanas nikkei y cónyuge mexicano. Reunión de Año del Nagano Kenjin kai.
187
Adulto mayor y ex director de la Asociación México-Japonesa.
188
Akira Nakakawa y Sho Onodera, presidente y director de eventos de la OJN respectivamente.
189
Entrada de la OJN edificio de la
Asociación México-Japonesa.
Anuncio de “Vibra Joven 208”. Fuente: Boletín Informativo AMJ, num. 129, vo. XIV, enero de
2008.
190
Gen Ota Otani, nikkei antropólogo, exponiendo una muestra fotográfica de su trabajo de
investigación con los amuzgos (nancue ñomndaa) de Xochistlahuaca (Suljaa), Guerrero.
ENAH, 2008.
191
Edificio principal.
192
LICEO MEXICANO JAPONÉS
193
Continuación del mural.
194
Placas de los edificios de secundaria de la sección japonesa y de la sección mexicana.
Manta alusiva al Undokai o festival deportivo en el cual alumnos de las dos secciones
participan. El undokai es una de los eventos que se coordinan entre ambas secciones de la
escuela y de las oportunidades en las que pueden interactuar más cercanamente los alumnos
de ambas secciones.
195
CARTELES DEL FESTIVAL NAGOYA EN LA CIUDAD DE MÉXICO
Fuente: “Festival Nagoya en México. Un abrazo de amistad entre dos ciudades hermanas” en
Dfinitivo, [documento virtual]: http://www.dfinitivo.com/archivos/2008/11/11/festival-nagoya-en-
mexico-un-abrazo-de-amistad-entre-dos-ciudades-hermanas/ (consultada: 5 de junio de 2009).
196
ANEXO METODOLÓGICO
La presente investigación fue producto de una labor que empezó a finales del
2005 y terminó a mediados del 2009, aunque evidentemente ese marco
temporal de cuatro años y medio no corresponde a un trabajo continuo y de
dedicación completa, pues la investigación la fui desarrollando y construyendo
a cuentagotas a la par que cursaba la carrera de Antropología Social en la
ENAH. Evidentemente conforme fui avanzando en las materias y los
semestres, la investigación misma se fue enriqueciendo e intensificando. No
fue sino hasta el 2008 que decidí tomarla de manera formal como investigación
para la tesis. La ventaja de que mis comunidades de estudio estuvieran en la
Ciudad de México me permitió poder realizar el trabajo etnográfico en días
dispersos a lo largo de estos cuatro años y medio, sin necesidad de que éste
coincidiera con las temporadas reglamentadas por la escuela, por lo que me
resulta difícil poder periodizar el trabajo de campo en temporadas concretas.
197
En aquella ocasión volví nuevamente a buscar a Gen Ota quien me propuso
llevarme al Liceo Mexicano Japonés, institución de la cual él era egresado y en
72
la que se desempeña como profesor de kendō. En ella conocí a Enrique
Basurto, etnólogo egresado de la ENAH el cual llevaba 23 años laborando para
la institución por lo que sobra decir que su conocimiento sobre el Liceo era
basto en tanto él había llegado y permanecido en la institución desde su
fundación. Enrique Basurto me permitió conectarme con varios de los
profesores y administrativos nikkei y japoneses encargados de la sección
mexicana de la escuela.
72
El kendō es un arte marcial japonés moderno en el cual se simula la lucha con sable de los
samurais. El la práctica del kendo se utiliza una armadura (bōgu) y un sable de bambú (shinai)
o de mandera (bokken).
73
Hi5 es una red virtual de socialización en la cual los usuarios pueden crear un perfil en el que
suben además de fotos, datos personales sobre ellos mismos como son sus hobbies, escuela o
universidad a la que asisten o de la que son egresados, libros y películas favoritos, lugar de
198
posibilidad de tener a la mano un nutrido desplegado de posibles informantes
me emocionó, pues mediante hi5 podía acceder a los perfiles de los miembros
subscritos al foro que no hubieran bloqueado el acceso a desconocidos. De la
totalidad de subscriptores elegí a algunos en base a la información que
desplegaban en sus perfiles, a su edad (procurando que fueran mayores de 16
años a fin de evitar malentendidos) y a su localización en la Ciudad de México.
Preparé una breve introducción mía, no demasiado larga para no aburrirlos, en
la cual me identifiqué como estudiante de antropología de la ENAH y como
tesista que estaba realizando una investigación sobre las comunidades nikkei y
japonesa de la Ciudad de México y por tanto estaba interesada en
entrevistarlos ya fuera de manera virtual, por teléfono o en la OJN. Los días
que le siguieron a ese intento cibernético fueron de mucha ansiedad pues
continuamente abría mi correo y mi hi5 en busca de alguna posible respuesta,
aunque evidentemente no llegó ni una sola, sin embargo, puede observar que
la gran mayoría de ellos había entrado a ver mi perfil. La posibilidad de que
ellos pudieran acceder a mi perfil de hi5, en el cual no solamente se
desplegaba información mía, sino también fotos y comentarios de amigos y
conocidos míos pensé que podría facilitar o por lo menos si mejorar mis
posibilidades de acercarme a este otro sector de la comunidad. Pensé que
mediante ese despliegue de información ellos podrían de alguna manera ver
quién era yo. El recurso virtual también me pareció una buena idea tomando en
cuenta que la edad de la mayoría de ellos estaba rondando la adolescencia y
que la interacción cibernética corresponde una práctica común dentro de esos
marcos de edad. Mi identificación en términos profesionales y no de amistad
me pareció que podía dejar en claro mi interés hacia ellos, sin embargo no
conté con el hecho de que mi edad aunque joven también escapaba de los
límites de socialización de un adolescente y que el uso que hacían ellos de los
foros digitales y de las redes como hi5 eran precisamente con fines de
socialización, introducir en esa esfera una práctica académica representaba
entonces no solamente una invasión sino un hecho indeseable. En ese
residencia, estado civil, entre otros. Es comúnmente utilizado para reunir amigos que ya se
conocen o inclusive buscar amigos de los cuales se ha perdido el contacto, hacer nuevas
amistades o buscar pareja real o virtual.
199
momento me preocupó un poco la percepción que podrían haber hecho de mí
los miembros del foro virtual de la OJN, pues al ser la OJN un espacio
literalmente cerrado en tanto su punto de reunión es en un salón de la
Asociación México-Japonesa, al cual no se puede entrar si uno no es
miembro; mi principal preocupación rondó en las posibilidades de que ese
intento virtual podría haberme cerrado de manera definitiva las puertas. Esperé
unos meses más, hasta que decidí hacer un último intento virtual, contactando
al encargado del foro virtual de la OJN en hi5: Sho Onodera. Aunque el
contacto en esta ocasión fue de manera distinta, pues él había puesto su
dirección de messenger74 en su perfil. La interpelación directa aunque fuera
también virtual me pareció una mejor idea, al menos incrementaba mis
posibilidades de recibir una respuesta, aunque esta fuese negativa. Guardé
unos meses su dirección hasta que me decidí agregarlo y hablarle por
messenger, afortunadamente recibí una mejor respuesta de la que esperaba y
una invitación a asistir a la OJN donde podría realizar mis entrevistas.
Acordamos pues una fecha y fue entonces que el 31 de Mayo de 2008 llegué
por primera vez a la OJN y a la AMJ. 75 Finalmente en ese primer encuentro no
se presentó Sho y tuve que entrar yo sola a ese espacio cerrado en el que
todos me observaban. Al entrar percibí si no un rechazo por lo menos si una
reserva muy grande en relación a mi presencia ahí adentro, pues fue muy
evidente la constante interrupción a mis entrevistas por parte de uno de los
miembros, que continuamente llamaba a mis entrevistados con cualquier
pretexto. Más allá de esas interrupciones no programadas, para sorpresa mía
pude reconocer entre algunos entrevistados las caras de uno que otro miembro
de la OJN que intenté contactar virtualmente.
74
Messenger es un programa de mensajería instantánea que permite mantener contactos
virtuales en tiempo real.
75
Asociación México-Japonesa
200
ENAH las investigaciones de migración, pero de manera particular de
migración transnacional representan aún temas marginales dentro de los
trabajados de tesis y las asignaturas. La falta de material bibliográfico que
hablara de otro tipo de comunidades y experiencias transnacionales más allá
de las mexicanas y latinoamericanas en los Estados Unidos complicaban
también mis posibilidades de defender la pertinencia de este enfoque analítico.
Los japoneses y nikkei indudablemente compartían algunas vivencias con los
migrantes latinoamericanos en los Estados Unidos y Europa, pero también
presentaban grandes diferencias pues sus formas de organización y vida
transnacional no correspondían a los modelos ideales estudiados por la
producción de estudios transnacionales (ver capítulo III). Dicha crisis que se
alargó por algunos meses y me llevó seriamente a considerar abandonar la
investigación, hasta que una conversación con mi director de tesis Abilio
Vergara me alentó a hacer un último intento buscando opiniones fuera de la
ENAH. En esa búsqueda llegué también de manera fortuita y sin proponérmelo
hacia Shinji Hirai- mi asesor complementario- a través de la alusión de un
amigo de la UAM-I sobre un investigador japonés que trataba temas de
transnacionalismo. El contacto con Shinji Hirai me permitió aproximarme hacia
otras caras desconocidas por mí de los estudios transnacionales, su propia
pertenencia a la comunidad japonesa y su aprobación de que ésta también
podía ser estudiada desde la esfera transnacional, si bien no desde el modelo
de comunidad transnacional, pero sí desde otras formas de organización,
fueron fundamentales para retomar el curso de la investigación. También me
permitió acceder a otras esferas institucionales como fue el Nagano Kenjin kai
(club de oriundos de la región de Nagano) del cual él es miembro. Una vez
recuperado el ánimo volví a intentar aproximarme a la OJN, en esta ocasión
con mejores resultados y finalmente pude entrevistar a Sho Onodera y Akira
Nakakawa, dos de los miembros más activos y miembros de la junta directiva
de la OJN.
201
fueron en inglés, o por intermediación de alguno de ellos que a manera de
traductor les dirigía mis preguntas en japonés, y viceversa, traducía sus
respuestas al español o inglés. Evidentemente en este proceso de traducción
se perdió mucha información y profundidad en las respuestas.
202
La tercera dificultad se relaciona con la falta de conocimiento de mis
entrevistados en relación a la antropología social y la labor del antropólogo;
pues éste no representa para ellos una figura cercana no sólo porque sea una
carrera públicamente invisibilizada en el Japón, sino también porque no han
sido tampoco sujetos corrientes de estudio antropológico. Por tanto no se
conciben como sujetos de interés para un estudio, pues no representan desde
su mirada al otro subalterno, por lo que fue complicado explicarles de qué
manera su cotidianidad podía representar un tema de investigación.
En relación con lo anterior, fue también muy difícil poder conseguir material
fotográfico sobre ellos, salvo muy pocos casos en que se prestaron a ser
fotografiados o en los que pude aprovechar la coyuntura de un festival para
hacerlo. La representación fotográfica del otro siempre se vuelve conflictiva, al
menos en inicio, sobre todo cuando el sujeto a ser fotografiado no se concibe
como un sujeto fotografiable debido a su “normalidad” en el entendido de la
creencia equivocada de que los antropólogos sólo fotografían lo exótico, lo
pobre, lo salvaje, o lo primitivo.
203
Mi condición como mujer joven sin ascendencia japonesa, dificultó el acceso, y
en más de una ocasión me vi muy tentada a responder a la pregunta de si era
nikkei de manera afirmativa, ya que si bien entre ellos y yo no existía una
frontera corporal tajante, mi autoidentificación como no japonesa o nikkei
construía otro tipo de frontera. En relación al género y la generación, como
señalé a lo largo de la tesis, éstos son fundamentales dentro de los procesos
de socialización e interacción para la cultura japonesa; la edad y el género
determinan el lenguaje de respeto y las posibilidades de aproximarse o no
hacia otros géneros y generaciones. Por tanto no es casual que la mayoría de
mis entrevistados fueran mujeres y que la edad de la gran mayoría de mis
informantes ya fueran hombres o mujeres rondara entre los 17 y los 40 años.
204
pocos datos sobre la dimensión transnacional de la comunidad japonesa en
México.
205
se manifiesta a través de la inclusión de fragmentos textuales de las
entrevistas, pero al menos sí permite que en la investigación se escuchen otras
voces aparte de la del antropólogo. Las respuestas de los entrevistados
representan también textos cuya autoría quise reconocer en la medida de lo
posible.
Modelo de entrevista I
Fecha:
Nombre:
Edad:
¿Dónde naciste?
¿Dónde nacieron tus padres?
¿Dónde nacieron tus abuelos?
¿Cómo se conocieron tus padres?
¿Cómo te cuenta que llegaron a México? ¿Cuándo?
¿Por qué decidieron venir?
¿Llegaron solos o con amigos o familia?
¿A qué Estado de la República llegaron por primera vez?
¿Cuáles fueron sus primeros trabajos?
¿Tenían algún conocido o familiar en México?
¿Qué pensó su familia de su viaje? ¿Mantuvieron relación con ellos? ¿Por qué medios
y con que frecuencia?
¿Conoces acerca de la historia de la comunidad japonesa en México?
¿Para ti qué significado tiene ser un nikkei mexicano?
¿Para ti qué te hace diferente de los japoneses? ¿Cómo es la relación con ellos?
206
¿Te sientes más japonés, más mexicano?
¿Tienes más amigos nikkei, japoneses o mexicanos?
¿Qué comida es la que preparan en casa?
¿Dónde consiguen los ingredientes japoneses?
¿Qué tradiciones de México sigues? ¿Qué tradiciones de Japón?
¿Cuál es la que más te gusta? ¿Cuál es la que menos?
¿Cuál crees que sea la celebración japonesa más importante que practican los
japoneses en México? ¿Por qué?
Modelo de entrevista II
Fecha:
Nombre:
Edad:
207
¿Qué es lo que menos te gusta de Japón?
¿Cómo es la gente de México?
¿Cómo es la gente de Japón?
¿Cómo son los nikkei?
¿Cómo es la relación con los japoneses de nacimiento?
¿Cómo crees que vean los japoneses a los nikkei latinoamericanos?
¿Qué es lo que te da más miedo de México? ¿Por qué?
¿Conoces bien la ciudad?
¿A qué partes no irías? ¿Por qué?
¿Cuáles te parecen zonas seguras? ¿Cuales no? ¿Por qué?
¿Haz visitado otros estados de la República? ¿Cuáles?
¿Te gusta vivir en el DF?
¿Qué te gusta? ¿Qué no te gusta de vivir aquí?
208
¿Cómo se logra el liderazgo dentro de los miembros de la OJN?
¿Con que frecuencia se realizan las reuniones?
¿Se frecuentan en otros espacios?
¿Asisten integrantes de otros estados?
¿Cuál es la mejor experiencia que haz tenido dentro de la organización?
¿Se encuentra articulada la OJN a otras organizaciones o grupos de nikkei de México
o de otro país?
209
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