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6 TRASTORNOS DE ANSIEDAD Con este capitulo damos comienze al andlisis de trastomios espectficos dé la conducta. Los nifies y adolescentes que esmidiaremos on este capitalo y en el siguiente han sido descrites de distintas formas, recibiendo denom nes tales como ansiosos, miedosos, retraidos, tides, depresi- vos, ete, Pareoen ser muy desgraciados y les falta confianza en st mismos. Suele decirse que estos nifies tienen problemas emacionales, y que lo pagan comsigo mismos; por este motivo Suele uti- lizatse el término trastornos de interiorizacién para describir dichos problemas, INTRODUCCION A LOS TRASTORNOS DE INTERIORIZACION Hay toda un serie de pnebas que apoyan Ia exis- tencia de lo que se ha denominado empiricamen- te sindrome general de interiorizacion (véase Capitulo 5). Aunque todo el mundo acepta este sindcome general, Ia existencia de subestegorfas fiables y vdlidas esté mucho menos clara (cf, Daugherty y Shapira, 1994). De modo que, por ejemplo, en logar de separar Ins trastornos de ansiedad y depresion, se ha designado una tinica subcategoria denominada trastorne de aasiedadl- depresi6n, que puede situarse dentro ce un sin- drome do interiorizacién més amplio en las taxo- nomifas empiricas (Achenbach 1991a). Pr las clasificaciones definidas clinicarmente, los trastomnos que estamos estudiando se conocian gene rulmente como neurosis, término que en Ja actuali dad se emplea con mentas frecuencia, Términos més cespceificos tales como fobias, obsesiones y eompul- siones, trastornos de ansiedad y de depresién se uti- Tizan en una gran piate de la literatura psical6gica y de la practice. clinica actualcs. Los dos siguicntes ccapfoulos de este libro estsn organizados aededor de esta frecuentemente uiifizads terminologia No abstante, el emplen de estas categorias diag- ngsticas clinicas mas especifiess, como por ejem- plo lcs distintos trastornos de ansiedad y de depse- siGn recogides en el sistema del DSM, tambien se hha puesto a menudo en tela de juicio (of. Quay y LaGreca, 1986). Esto se basa. en parte, em Ia difl- ccultad que suele encontratse a la hora de conseguir tuna fiebilided interjueces adecuads. Aun con el uso de entrevistas estructuradas de. diagnéstica, ccreaclas cou el fin de mejorar la fiabilidad, la mejor descripcisn que puede darse de tos resultados es que son desiguales Silverman, 1994, Ademés de la cuestida de la fiabilidad, existe una cantided considerabte de pruebas que apuntan 4 que no es raro que tin nino © adolescente res- ponda con frecuencia a los criterios de mds de una de las distintas estegorins trastornas (Cohen et al, 1993; Brady y Kendall, 1992: Russo y Beidel, 1994; Verhulst y van det Ende, 1993). En el Capt tulo 3 seftalamios gue uo de los exiterios para ccomtar con tn buen sistema de clasificacicn es que las categorias estén bien diferenciadas ¥ no se superpongan. Asi pues, uno de los temas que es preciso abordar con respecto a estas categorias es Mm 112 Trastomos de ansiedad Ja cucstidn de la superposicidn de attibatos y de critetios diagndsticos (Clark y Watson, 1991; Maleame e Ingracn, 1994; Shaffer er al., 19893. El hecho de que un individao responda s los critenios cle més de nn trastarno sucle denominar- se comorbilidad. El uso de este término es po- Kémico, y ha sido cuestionado (cf. Lillienfeld, Waldman ¢ Israel, 1934). Suponc la existencia si- moltinea de dos 0 més trastornos diferentes en el inismo sujeto, y aungue Jos temas que esio entra- fa son complejos, un punto de. vista alternative es qule seria un errar coneeptualizar estos trastornos ‘en térmninos de categerlas bien diferenciadas. No obstante, si aceptamos el valor de mantener na serie de cetegorias diferenciadss, nos encontra- mos con una gran variedad de formas de concep- tualizar al nifio © adolescenie que responda a los criterios diagnésticos de mds de un trastorno (Carson y Rutter, 1991). Puede ocurrir, en su lugar, que wa gran mimerc de trastomos tengan patrones de sintomas mixtos. Por ejemplo, an trastomo dal estado de dnimo puede caracterizar- se-por una mezcla de depresiGa y de ansiedad. Otra posibilidad es que haya una serie de factores de riesgo compares. Ast pues, algunos de los factores de riesgo desembocan en problemas que se emplean para definis ambos trastornos. ( quiza la presencia de uno de los trastorags (0 conjunto de problemas) provoyue un aumento del eso de desarrollar el otzo trastorno. (tra idea afin es que el segundo conjunto de problemas sea ur estadio posterior de un curso evolutivo en 2] que los pro- blemas iniciales pueden mantenerse 0 no, incluso 2 medida que vayan apareciendo cificultades adi- cionales. Por ejemplo, se ha dicho que en el caso de algunos uifivs y adolescentes La ausiedad y Ja depresicn estan relacionadas segin este tipo de secuencia evolutiva (Brady y Kendall, 1992). Estas sélo son algunas de las posibles hipdtesis que explican la comorbilidad, y por el momeato Ja solucién a esta cuestin sigue estando poco clara. Es importante, sin embargo, hacer hincapié en que el dilems es considerable, A menudo, los nifios a quienes se les diagaostican trastomos de ansiedad suclen cesponder 4 los criterios de une o mis problemas adicionales. Keller ef ai. (1992), por ejemplo, hallaron que treinta y ocho (el 14 por ciento) de los 275 nifics que estudiaron reci~ bievon un diagndstice de wastomo de ansiedad, y que muchos de los nifios con este diagndstico también respondian a Jos eriverios de otros tras, tornos. Por ejemplo, al 37 por eiento de los niles, quicnes s¢ les diagnostics un trastorna de ansic- dad, también se les diagnosticé un trastorno depresivo. De igual modo, Coben ex al. (1993) evaluaron la presencia de tres trasiornos de inte- riorizacién diferentes (irastornos depresives, ansiedad por separacién ¢ hiperansiedad), y hallaron que el 20 por eiento de los nifios con un trastono de interiorizaci6n responcia a fos crite: rigs de més de una de estos trastornos. El proble- mma se hace atin mas complejo cnanda tambien se toman 2a consideracién (rastamos que no sean de ineriorizacién, tales como los srastornos de com portamiento pertarbador. Por ejemplo, en el estu- dio que Keller y sus coleboradores tlevaron a cabo con nifios 4 quienes se les habfa diaznosti- cado un trastorno de ansiedad, nn 16 por ciento. de ellos también cumplia los criterias diagndsti- cos de los teastornos por déficit de atencién, y a otc 16 por ciento se le diagnosiicd tastorno disociul. Por otro lado, en e! estudio realizado por Cohen y sus colaboradares, el 36 por ciento de Jos nifos con trastornos de ansiedad también sa- fistacia los criterins de uno de estos trastornas de comportamiento perturbador, ‘Tenlendo todo esto eu cuemts, paserios al exa- men Ge los trastomos de interiorizacién. Fn este capitulo analizareros los trastornos de ansiedad, yen el Capitulo 7 estudiaremos los problemas de depresién y retraimiento social. DESCRIPCION DE LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD, Fn nuestro examen de los trastornos de ansiedad comenraremas explorando algunas cuestianes ce cardcter mas general relativas a estos problemas. A continuaciGn seguiremos con un examen de clases espectficas de trastomes de ansiedad, y, al hucer esto. profundizaremos en algunas cuestio- nes generates tales como la etiologfa y ef trata mienta. Al igual que sucede con Ia eategoria general ce trastomos de interiorizacida, también eaiste un desacerdo considerable con respecto i si lus tras voros de ansiedad deberfan subdividirse en cae- gorias y cémo deberia hacerse esto, Se ha argu mentado que Ia infermacién disponible cn cl momento actual ¢¢ insuficiemte para poder afirmar que wings tipo dz sistesua especifice de clasifica- cidn sea mas valido 0 til que otro {p.¢j., Bartios y Hartmann, £988: Silverman, 1993). A pesar de las diferencias en la werminologia y en la clasificacién, se ha legac a uin consenso enn respecta 4 ta defi- nicion general dei fenémeno de ansiedad 0 miedo (p.e}, Barrios y O'Dell, 1989; Lang, 1984). La ansicdad 0 miedo se define como un complejo pation de ires tipos de reacciones ante la percep- ci6n de una amenaza: respuesias motwras (por ejemplo, salir corriendo, vor temblotosa, cerrar Los ojos), respuestas fisiolégicas (por ejemplo cambins en Ia frecuencia cardiaca, tension muscular, motes- tias de estiimaga), y respnestas subjetivas (por cjemplo, pensamientos de peligro, pensamientos de falta de capacidad, imagenes de dafios corporales). Evaluacién de los trastornos de anstedad La evaluacién de Jos trastornos de ansiedad se centra en uno 0 més de os sistemas de respuestas Pueden realizarse observ: Trastornas de ansiedad 113 que acabamos de cellular. Existen vatios inétodos de medida Barrios y Hartmann, 1988). Précticamente todos los métodos para evaluar los aspectos motores de Jos miedos y las ansieda- des de los mifios y adolescentes utilzzan la obser vacién directa (Dads, Rapee y Barrett, £994). Las pavebas de evitaciGn de la conducta requieren que el nifio ejecute una serie de tareas en Las que hay objetos 0 situaciones que le producen miedo. Se trata de hacer que el nitio 0 el adolescemte se acerque al estimulo que causa miedo mediante una serie de pasos graduales planeados. Asi pues. puede pedisele al niffo que se aceroue cada ver avis @ um pezzo al que leuga miedo, paca seguida- mente empezar a interactuar cada vez mas con el mismo. Otra opcién, en luger de someter al nifio a una serte de pasos grad:iales planesdos, es rea- lizar observaciones en entornos naturales que puedan provocar imiedo o ansiedac. Los obser= vadores profesionales pueden utilizar un siste~ ma de observacidn especifico para registrar el comportamiento del uifio o del adolescente en categorias predefinidas. Asimismo, pueden uti- lizarse listas de calificacién ce conduetas jones en un entorno natural del comportamiento del nino a medida que se aproxima gradualmente al encuentra de la siuacion que le produce miedo. Use! Gerdon) 114 Trastornos de anstedad unediante las cuales ¢] observador realize ona anoteciOn cuando se producen determinadas conductas. Normmalmente, la conducts se regis tra poco tiempo después de que ésta se haya prodneido. Al final sucle obtenerse una valoro~ cidn global del comportamiento temeroso de! nifio, Por ejemplo, puede calificarse en una escala de cinco puntos cl grado en el que el mito © e] adolescente se ua aproximado al objeto 0 situacién temida La evaluacién del componente subjetivo de la ansiedad sc basa cn gran medida en valoraciones de le angustia emocional. A un adulto puede resultarle diffeil dewectar con fiubilidad la existen- cia de dicha angustia en un nifio. Ademas, un nifio puede encontrar dificil verbatizar y commnicar sus sentimientos subjetivos. Esto supone una difieu]- tad considerable 4 la hora de restizar Is evalua- cin. El componente subjetivo de la ansicdad del nifio puede evaluarse @ través de una serie de medidas de autoinforme (James, Reynolds y Dun bar, 1994), Normalmente suclen obtenerse autoe- valuzciones globales del grado de miedo 0 de ao- siedad. Un iii puede explicar ef grado de ansicdad que siente cligiendo entre una serie de expresiones faciales, indicando un mimero en el dibujo de un termémetro de miedo, o seleccio- nando un udiuero de uma escala de puntuaci6n. La cleccién del insteumento depende, en parte, del nivel de cesarrolie de! nifo. Asimismo, existea cnestionarios para una serie de miedos espectiicos como el miedo a lz oseucidad, a los procedimientos médicas 0 2 Ja realizacién de pruchas. En estos cnestionarios se hace una serie de preguntas relativas a un miedo 0 a un semimiento de ansiedad en cou- ereio. Ademds, también hay cvestionarios de caricter més general. Estos evaliian Ins eeacci nies del nifio ante una amplia gama de situacio- nes, o bien pueden evaluar una gran variedad de reaceiones subjetivas ante una situacién en su conjunto. Un ejemplo de la primera categoria general es e! Fear Survey Schedule for Children {Ollendick, 1983), El nifio debe contestar a cada uno de los ocho items indicande cuanto micdo siente ( y «tengo miedo de muchas cosase, EL componente fisiclégico de la ansiedad se evalia midiendo pardmetros tales como la fre- cuencia cardiaca. la conducuancia ce ia piel o la transpiracion palmar. Debido s dificultades de caracter practice a menudo no es posible obtener este tipo de medidas. La creacién de dispositives de registro portétiles y econémicos ha facilitado enormemente Ia toma de dichas medidas. No obs- tante, los aspectos fisiclégicos de 1a ansiedad en ifios y adolescentes se evaliian con menos fte- cuencia que os otros dos sistemas de respuesta, King, 1994} ‘Ademés de los distintos enfoques para eva~ luar os tres componentes de ia ansiedad, Ia evaluaci6n global de um nifio que presente ansie- dad probablemente reguerird ta realigacidn de una gran variedad de evaluaciones diferentes. Como suele ser el caso, una entrevista general de caricter ¢linico proporcionara informacion de grun valor para el profesional, a fin de tener una buena comprensién del caso y planear su intecvencién, Las entrevistas de diagnéstico estructuradas (tanto las generales como las ree- lTizadas para rastornos de ansiedad mds especf- ficos) son secesibies y pueden emplearse para obtener un diagndstico clfnico (Silverman, 1994), Dado que los nifios con trastornos de ansiedad a menudo también presentan otros mastornos, puede wilizerse una serie de instru- ‘mentos de tipo general como las listas de califi- cacién de conductas de Achenbach, Por itimo, €s probable que aspecios del entorno del niso puedan contribuir a los problemas de ansiedad, Jo cual también deberd evaluarse. Por ejemplo, puede ser deseable evalnar acontecimientos ambicntales especificos que estén ligados a on aumento de la ansiedad, asf como evaluar los patrones de comunicacisn familiar 0 las reac ciones de Jos adultos o de los iguales ante ef comportamiento del nifio. Le evaluacién de los miltiples aspectos de{ problema o [a wiilizaciéa de miliptes informantes, entre los que se incu ye el nitio 0 el adolescente, proporciona wna informacién muy valiosa Clasificacion de los trastornos de ansiedad. El enfoque del DSM. En cl DSNL-IY se des- cribe un tipo de trastorno de ansiedad que (suele diagnosticarse por primera vez en la infancia, Ia nifiez o la adoleseencia), El tastomo de ansiedad por separucién se caracieriza por una angustia excesiva en el nifio cuando éste se aleja de Tas per- sonas a las que esté fuertemente vincnlado, asf come por Ia evitacién de sinaciones que exijan dicha separaciés,, Ademés de este trastorno, al nifia 0 al adoiescente pucden diagnosticarscle muchos otros trastomos de ansiedad. Los trastor- nos relacionados con las fobias se catactetizan por 1a evitacién de objetos o situaciones especsficas ademés de la separacién 0 el acercamiento a des- conocidos. Fl trestomo de angustia se caracteriza por ataques repentines de intensa ansiednd; estes afaques no se producen (inicamente como respues- taa unestimulo fbico especifico o a una situacién de amenzza. El trastorao de ansiedad gencralizada se caracteriza por una frecuemte preocupaciée 0 ansiedad exeesiva con respecto a unt serie de acti- vidaces 6 acontecimientos en higar de cenirarse en objetos @ situaciones especificos. Fl trastomo obsesivo-compulsivo se caractetiza por pensa- micatos © impulsos -ccurrentes ¢ ixrazonables 0 por comportamicntos repetitives ¢ irracionates; la ansiedad se hace patente cuando el sujeto ee resis te a os rituales obsesivo-compulsivos. La ansi dad vivida en el trastomno por estrés postraumatico esti ligada a un acontecimiento catastréfico (par ejemplo, una vielacién, un atraco, un teremote 0 un accicenic de avidn}; el niflo revive de forma persistente dicho acontecimiento, evita el estimulo relacionadc con el mismo, y experimenta sintomas petsistentes de un aumento ce activacién. El enfoque emptrico. Los sistemas empiticos funcamentados en procedimientos estadisticos también han dado lugar a sublipos que estin rela sionados con ies uastornos de ansiedad, Por ejemplo, dentro de le eategorfa general de trastor- nos de interiorizacion, Achenbach (1991) descri- be un sindrome ansioso-depresivo, asi como otros sintomas tales como emolestias sométicas» y afetraimientor que pueden estar ligados alos pro- blemas de ansiedad. Por otro lado, hay una serie de tipos de perfiles (pigs. 96-97) que apunta a que Trastornos de ansiedad 118 que coinciden con concepciones de los trastornes, de ansiedad on nifios y adolescentes (Achenbach, 1993). ‘Anmgue pueden obse-varee algunas coinciden- cias entre el enfoque clinico (DSM) y el empitica, cada uno de ellos representa con toda claridad dis tintas formas de organizar los trastomos de ansic~ dad (pe). Edelbrock y Costello, 1988a). En efec- ©, algunos datos empfricos a gran escala indican que este enfoque ha dado Ingar a ciertas categor- as y ogrupamientos muy diferentes a los que pro- porciona el enfoque del DSM (Achenbach et al, 1989}, Factores determinantes de los trastornos de ansiedad Las causas de los trastomos de ansiedad en el nifio y el adolescente no estan claras en absoluto, y gran parte de la informecién disponible no repre~ senta sino una ampliacién hacia abajo de la litera- ura especizlizada que existe sobre el adulto. No obstante, hay un conjunto de datos que sugieren una serie de influencias = indicaciones importan- tes por donde puede seguir la investigacién. En esta seccién analizaremos brevemente algunos de Tos determinantes o factores de riesgs a los que se hha apuntado, Mds adelame, en este capfouto, estu- diaremos con més profundidad diversos factores determinantes a medida que vayamos analizando trastornos especificas de ansiedad. Hay una multiplicidad de fuentes que sefalan que los trastomnas de ansiedad se producen en la familia (Last e¢ al., 1991; Rutter 7 al., 1990b). Sin embargo, ef prado en el que dicha incidencia familiar es resultado de la genética 0 de las influencias ambientales sigue estando poes claro (Thapar y McGuffin, 1995). Puede ser que los trastounos de ausicdadl se veau influidos por mile liples factores detecminantes. Es mds, distintos trastomnos pueden provenir de diferentes combi naciones de influencias. Asimismo, los niftos que responden « los cxterins de mn trastorna cn parti- cular pueden haber Negado al mismo por diversos caminos y tener distintas combinaciones de Facto- res de riesgo. Otro tema relacionado con la trans- ‘mision familiar de Jos westomes de ansiedad es la especificidad de la misma, Por ejemplo, ,corren 116 Trasrornas de anstedad los hijos de padres con trastorno de angustia el riesgo de desarrollar un trastorno de angustia © un ‘wastomo de ansiedad generalizada’ Parece ser que la iniluencia genética esté rela cionada com ios trastomas de ansiedad (Kendler et al., 1992b: Torgersen, 1993); de hecho, hay prac- bas de ello, por ejemplo, en el caso de irastoraos especificas como cl trastorno ohsesive-compulsi- vo (Leonard ¢r ai., 1994), De un modo general, no obsiamte, parece probable que La kerencia est determinada por un cierto mimero de genes (en Iugar de un nico gen}, y que no sea especifica para un trastorne en perticular. Ms bien, Jo que se hetedia puede ser una tendencia general, come par ejemplo la reactividad emocional o la responsi dad conductual ame un estfmulo Gray, 1983) Igualmente, la familia puede influir en el desa- rota de la ansiedad a través de meeanismos ambientales, Por ejernplo, un nifle puede «apren- der» 2 ser ansioso a partir de sus padkes, ¥ la farni- lia pede «crear» entornos que hegan que el niiio corra el riesgo de desarwullar problemas ce ansie- dad (Ollendick y King, 1991). La exposicién fre~ euente a acontecimientos generadores de tensiéa de més o menos intensidad. y la observacién de los estilos de afromtamiento por parte de adultos que manifiestan ensiedad ante estas experiencias, pueden contribuir a La ereacidn de patrones simi- Jares de dificultad en los nifios de dichas familias. Por otro lado. Ios nifios también pueden verse influidos y desarrollar ciertos estilos cognitivos y atributives mediante Ia exposicion a este tipo de situaciones. Asf pues, las experiencias familiares pueden inflair en el modo general en que el nitio percibe su capacidad de control o autovalia, 5, 2 su vez, estas cogniciunes pueden contribuir a que se produzea ansiedad (King, Miei2 y Ollendick, 1995). Asimismo, cozgniciones espectficas que pueden desarroller, por ejemplo, Ia percepeién de situaciones como algo hosiil 0 amenazador, pme~ den hacer que cl nifto corra el riesgo de desarro lar o mantener trastomos de ansiedad (Bell- Dollan, 1995). ‘Tratamiento de los trastornos de ansiedad El tratamiento de los trastorros de ansiedad en el nifio y el edolescente tiene una larga histozia, Sin embargo, | investigacién sobce uatamieutus eft- caces es mucho menos amplia que en el caso de los adultos. La literatura cientifica es mucho més estensa para invervenciones derivadas de ums perspectiva conductual 0 conductual-congnitiva Los tratarnientos farmacalégicos para los tras tornos de ansiedad en el nif y el adolescente han, hecho uso de was grau variedad de férmaces. Los ansioliticos, en particular las benzodiacepinas, s¢ fan indicado con gcan irecuencia, y para alguaos tastornos se ba revomendady el uso de aatidepre- sivos triciclicos. Sin embargo, en general, son escasos Jos estudios sobre la efectividad de la medicacidn en el tratamiento de los trastornos de ansiedad en nifios y adolescentes; ademés, muchos de ellos presentan dificultades de tipo metodol6gico. Por otta ‘ado, es necesario realizar tun estudio sistemstico para establecer su seguri- dad y su eficucia (Allen, Leonard y Swedo, 1995). ‘As( pues, en la préctica, el empleo de watamientos farmacolégicns para la ansiedad en los nifios no es frecuente, y si se prescribe medicacién, ésta suele hacerse como un apoyo # las interverciones psicolégicas (Bernstein, 1994; Gilason y Neri, 1993), MIEDOS Y FOBIAS. Caracteristicas de la evolucién de los miedos de los niflos ‘Conocer Ios miedos normates es importants para Ta comprensién de los miedos que requieren aten- ion elinica, Hay un gran niimero de investigado- res que han estudiaso et desarrollo de Jos miedos, ubigudose peopucsto diversas tendencies Prevalencia general. Una serie de estudios tradicionates sobre pobleciones generates indicam qc los nifios mansfiestam una cantided de miedos sorprendentemente elevada, Jersild y Holmes (1935) afirmaron que les nifios entre dos y seis afios deeded tenfan una media de cuatro o cinco miedos, y presentaban reacciones de miedo una vez cada cuatro dias y medio. MacFarlane, Allen ¥ Honzik (1954) hallaron en su estudio longitudinal sobre nilios entre dos y catorce afios que tim 90 por ciento de los sujetos de su muestra expres6 mniedos especificos. El cuarenta y tres por ciento de los niBios entre seis y doce allos estudiagos por Lapou- se y Monk (1959) ten‘a un minimo de siete mie- dos. Un aspecta interessate de este ultimo estudio que hemos mencionado es Ta observacién de que fs posible. que las madies subestimen la peevalen- cia de los miedos en sus hijos. Las madres comu- nicaron un 41 por cienty menos de miedos que Jos expresados en los informes de los propios nities, Si bien parece que los miedos son bastante fre- cuentes er el nifio, Ia prevalencia de miedo extre- ‘mo est menos clara, Ea una investigacidn Nevada acabo en Estades Unidos (Miller, Barrett y Hampe, 1974), menos del 5 por ciento de las madres decla- 16 que sus hijos manifestaran miedo intemso, lo gue cconirasta con las reacciones de miedo normal (de! 3 a] 15 por ciento) o las reacciones carentes de iniedo (84 por ciento), Esto es consistente con el estndio realizado en ia isla de Wight por Rutter, Tizard y Whitmore (1970), en donce solo se infor- m6 de iniedos intensos en un 7 por mil de los nifios estudiados con edades comprendidas entre los diez y los once aos. Sin embargo, esto contrasta coa el estudio de Ollendick (1983), en cuya muestia de riifios entre tres y once afios se hallé ana medio de rueve a tece mizdos intensos, y ei estudio de Kirk- pattick (1984), en cuya muestra de adolescentes de edaces comprendidas entre los quince y los dieci= siete afios habia una media de dos a tres miedos intensos. Otros datos epidemioldgicos recientes sugieren que la prevalencia de miedos intensos puede ser mayor (Ruittes, 19824). Por cansigniente, la prevalencia de miedo extremo en niftos y adotes- centes sigue siendo incierta Diferoncias segin sexo y edad. La mayor pane de Ja investigacién sefiala que las nifias muestran wun niimero de miedos mayor que los nittos {p.cj.. King et af, 1989: Kirkpatrick, 198 Ollendick, 1983). Ademés, algunos estudios indi can una intensidad del miedo mayer en. las niias gue en los nitios (Graziano, DeGiovanni y Garcia, 1979). Es aconsejable que los hallazgos relativos a las diferencias entre sexos se interpreten con prucencia, ya que es my posible que las expecta tivas del papel Ge géners sean fas cansantes de las diferencias existentes entre nifios y nifias a la hora de manifestar y de admitit sas miedos Bs muy frecuente que tanto el nimero de mie- dos com la intensidac! de los miedos que experi- Trastornos de apstedad 117 nents ef nifio distninuyan con la edad (p. MacFarlane et ai, 1954; King et al, 1989; Lapouse y Monk, 1959). La Figura 6-L ilusira este patrdn general. Asimismo, hay determinades miedos que parceen ser mas freenentes en deter- minades edades: por ejemplo, el miedo a los extrafios a los seis o neve meses, el miedo a seres imaginarios durante el segundo affo de vida, el miedo a la oscuridad Upico de los cuatro afios, y Jos miedos sociales o el miedo al fracaso en los nifios mayores (Miller ef al., 1974). Bauer (1976) halls tendencias similares, y sugirid que las rociones piagetianas sobre los cambios en la per~ cepciéa con el desartotio del nilio pueden escla- recer nuestra comprensién de sus miedos. Por ejemplo, una mayor diferenciacién entre la reali- dad interna y la tealidad objetiva puede ayudar a explicar por qué Jos nitios pequenos tienen miedo 2 los fantasmas y a los monstruos, mientras que los nifios mayores tienen miedos mas rezlistas, tales como el miedo a) petigro o al daiio fisico. Las expectativas sociales y la aceptacién cel hecho de poder expresar ciertos mizdus a una edad determinada también debe tenerse en cuen- 7 6 14 @ FRECUENCIA MEDIA 10 os 8 0 WM 1 18 EDAD. FIGURA 6-1 Frecuencia de los miedos a le large de las distinias edades, Reoroducclon tiel feurnat of Child Psychology and cebiatty, 30, King, NJ Oller, K; lcuone, R.; Schuster, 5 Bays, K.; Cullen, €, y Ollondick, TH. Feats of childien ‘and adalescentes: A €1ose eectional Australian stuay wsimg the Revised-Fear Survey Schesiule for Children, 775-784. 11989, con auorizacton de Eheviet Science Lid, The Bou levard, Langford Lane, kilinglon OXS 1G8, Reino Unido 118 Trastornos de anstedad ta. Por ejemplo, debide a la sevializaciGn, los nifios mayores pueden creer que no es adecuado tener miedo a la hora de irse a fa cama, y, por tanto, es posible que decidan no expresarlo. De gual made, In edad, comhinada con las expecta- tivas creadas por el papel cel género, puede pro- ducit efectos similares. Por ejemplo, aungue la misma proporcién de nifios y de nifias pequefios sefialé haber tenido suefios que les producian miedo, tan s6lo el 10 por ciento de los niffos de sexto curso, en comperacién con e] 70 por ciento de lus ninas de ia misma edad, admiti6 haber teri do esta experiencia (Bauer, 1976) Ignalmente, Ollendick, King y Frary (1989), en un estudio levado a cabo entre nies y adoles- centes estadounidenses y auswralianos, hallaron que el nlimero y Ja intensidad de los miedos di minuia con la édad. No obstante, euando examni- naron el tipo de miedos expresadas, ocho de los diez objetos o situaciones mas temidos eran tos mismos independienterente de la edad (Cuadro 6-1). Sin embargo, los miedos adicionales exan coberentes con ls diferencias de edad en cuanto a sus contenidos, En los nifios entre siete y diez afias los miedos mds frecuentes ctan «perderse en tn lugar extrafios (43,6 por ciento), y eser envi do #1 directors (42,9 por ciento), Para los nifios entre once y trecz afics «que mis padces discutam> CUADRO 5-1 36,78 por ciento}, y pera los adolesventes entee catorce y dieciséis afios «suspender un examen (29.9 por ciemto) eran los miedos mds corrientes, {Dede prestarse atencién elfaica a los miedos de los nifios? Lo normal es que las reacciones de miedo leves, asi como aquellas propias de su perfode evolutive deseparezcan rapidamente No obstante, si I miedo, aun cuando dure poco, crea un malestar mayor de lo normal o interfie- re con el fUacionamiemto normal, la interven- cién estaré justificada. La mayorfa de los exper- tos na suele considerar que los miedos propics de ta edad precisen atencién clinica, salvo que éstas sean may infensos y dnven mas de le espe- rado, Fobia 2s el término que suele emplearse para describir miedos exagerados en este sen- tido. Descripcién y clasificacidn clinica Los nifios con fobias tratan de evitar la situacién, u objeto que les produce miedo. Por ejemplo, los nifios que sientea un miedo inteaso hacia los perros pueden negarse a salir a la calle, y ai encontrarse eon uno pueden quedarse inmovili- zados 0 salir corvienda en tusca de sus padres para gue les protejan. Al gritar pidiendo ayuda, eI nifio puede expresar sentimientos de tensién, Relacion de los diez miedos més frecuentes por edades Porcentaje de nifias y adolescentes con miedos Edad fom Total 710 KG 1416 Ser stropellado par un coche 0 un camién 547) 622 528 484 No poder respirar 27 363 50,6 20,4 Suir un bombadeo o una invasion 485 316 472 466 Fue20, quemarse 454 I 430 403 Caetse desde un lugar elevado Bul 489 29,8 410 Que un Jadkén entre en s3 casa alo 46,1 39,9 367 Terremotos 405 486 403 314 La muerte, [os muertos 386 ald 363 ant Sacar malas notes 338 336° 339 340 Las serpionses 33,1 353" Bee 290" * Noteee que stte miedo no exteba arte le 10 primgron on ests cts eestraoe parteulae Reproducide de Behaviour Research and Therapy, 77, Olerdick, TH. King, Ni. y Frary, RB., Fears in cniléren and adolescents elabllity ad generallzabidly across gender, age ard madly, 19.26. Derecho: de autor 1988, coe [a amtorizacién de Elkouisr Science Lid., The Boulevard, Langford Lano, Kiegion OX3 1GB, Reino Ualdo. angustia g incluso miedo a la muerte, Asiiaisma, pueden producirse nduseas, palpitaciones y difi- cultad al respitar. Estes reaceioncs pueden ocu- rir incluso con la mera idea de que la situacion temida vaya @ producirse, Por consigniente, ¢1 nifio no sdlo se ve limitado en sus actividades, sino yue ademds el temor a encontcarse un perro puede modificar el estilo de vida y las activida- des de toda Ja familia. No existe ningun sistema de elasificacién de miedos que esté sdlidamente estzblecido. Hubo un tiempo en el que estaba de mocia cnnmerar sina larga lista de fobias entre las que se inchufan Ta piroiobia (miedo a provecar incendios), la talefo~ bia (miedo a ser enterrado vivo), ls ergasiofobia (miedo a la actividad) e incluso la fobofobia (miedo a las fobias) Berecz, 1968). Las posibili- dades eran infinitas, como, en efecto, lo eran Las listas que generatan. Este método de clasificacién no result6 ser Gil, de modo que cn los intentos posteriores se ha tendido a agrupar ias fobias en categorias mas amplias. Miller y sus colaboradores (1974) propusiexoa un sistema de. clasificacién mediante ¢! cnal se dividian las reacciones fobieas en miedo al daiio fisico, a los desastres naturales, fobia social y otras fobias, Asimismo, el andlisis factocial mas reciente de Jos cuestionarios sobre miedos propo- nen una clasificacién similar (p.e}.. Ollendick er al., 1989), Todas estas clasificaciones indican que tos miedas pueden sgruparse con fiabitidad en categorias, basindase en el objeto o situacién especifica (Cuadro 6-2), Entre las diferentes categorfas del DSM-LV que describen miedos intensos a objetos 0 sitwaciones, hay dos que suelen aplicarse al nifo y al adoles- cente: las fobias especificas y la Fobia social Fobins especificas La caracteristica fundamental de Ios criterios diagn dstices de} DSM-IV para las fobias espectf cas (antes denominadas fobias simples) es el mieda exagerada y constants, excesivo 0 irraeio- nal a un objeto o situacién especifica. Ademis, estos criterios de diagnéstico requieren que Ia exposicién al estimulg fObico provoque casi inva- riablemente una respuesta de ansiedad. Asimis- mo, se sefiala que en el caso de los nifos dicha Trastornos de ansiedad 119 CUADRO 6-2 Factores y ejemplos de items Revised Fear Survey Schedue for Chilere {curstionar'o modificado para nifics para el estudia del miedo) Factor 1: Suspender y revibir erfticas Recibie crticas de mis padres Suspendor un examen Reeibir erkicas de Los demas “Tener que quedanme en clase después del colegio Factor 2: Le deseanseldo Fariasmas 9 cosas sobrenaturues Hisitaciones oseuras y armarion Pesacillas Bsr solo Factor 3: Heridas pequeits y animales pequetios Sexpientes ‘Armas de fuego Ver sangte Raias o ralones Factor 4B) peligro y la muerte Fuezo, quemarme Ser atopellado por un coche © un camin Ceerme de an lngar clevado “Tenemo%os Euclor 8: Mledus médias Tener que it al hospital {Que na cufermerao ua médica me ponga nna ingeccién ral dentisia _Ieol méaieo ‘Adaptade de Ollensick, King y Frary. 1989. ansiedad puede expresarse mediante llanto, rabje- tas, inmovilizacién o negativa a separarse de sus padres. En ef caso de los adultos y los adetescen- tes es necesario que el individuo reconozca que su miedo es excesive o ircacionsl, si bien se acepta que esta carecteristica pucda estar ausentc cn el caso de log nifigs. Por otra Jaco, el nifio o el ado- lescente debe trata de evitar la situacién © situa ciones fébicas 0 verse obligaco a soportarlas con una intensa cosiedad o una gran angustia. Por iti mo, el miedo debe provocar una angustiz exage- rada 0 intericrir de moco significativo cn la rutina normal del nifio, en su funcionamiento escolar 0 en sus relaciones sociales. EI DSM-IV propone una subdivisién de las fobias espeefficas en cinco grupos: animal, anbiental (por ejemplo, cumbres, wrmentas, 120 Trastarnos de anstedad agua), sangre-inyecciones-lesién, situacional (aviones, lugares cerrados) y de otro tipo (p.

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