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I. Viejas Historias
Cuando niño recuerdo haber escuchado decir a los viejos copiapinos varias
historias sobre el diablo y nuestra tierra y ciudad, nunca más escuché de eso
salvo por un rudimentario cuento que canta que el diablo quedó atrapado en el
Cerro Bramador y por eso que el cerro suena atronador. Por eso, me decían
“por eso e`h que se llama Bramador porque brama, porque el diablo está en el
cerro”.
Cuando niño recuerdo que pregunté a quien pudiese responder sobre la causa
del sonido en el cerro, las respuestas que me dieron hipotetizaban sobre el
resonar del curso del río Copiapó1 en el cerro o incluso mencionaban las
míticas napas subterráneas de nuestro valle como causantes del sonido y el
rugir del cerro…también el potente viento del este parecía ser el responsable
del rugir del diablo en las respuestas que obtuvo un pequeño niño allá por los
años 80`s.
Nunca más supe de esos cuentos ni del sonar de ese noble cerro y los años
pasaron, largos años en que los tiempos han cambiado mucho y en el que por
cierto esos cuentos que escuche de niño suenan cada vez menos por acá.
Para mi después de otro año en Santiago (donde resido durante la mayor parte
del año) y además de un año difícil lo único que busco es reconectarme a la
naturaleza, por eso que al volver a Copiapó quise disfrutar del aire libre que
nuestro valle aún nos ofrece y para eso siempre supe que mi vieja y entrañable
bicicleta de montaña iba a ser mi compañera para penetrar por mi propia fuerza
en los paisajes del valle de Copiapó y del desierto de Atacama.
II. Al Cerro
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Que en esos años si traía agua y que era todavía un verdadero río. Entristece comparar esos recuerdos
con la sequedad actual.
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Revista electrónica. Copiapó, Julio 2009
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Salí de la ciudad con el viento en contra lo que me hizo esforzarme más pero
así lo quise. Ya en la carretera el viento cada vez era más fuerte lo que me
frenaba mucho y requería más fuerza, Inti miraba fuerte como siempre lo hace
en las tierras del norte.
Mientras avanzaba abarcaba lo que mi mirada podía contener y fui feliz, la
verdad es que habiendo vivido una vida en estas tierras nunca disfrute tanto de
mis paisajes como ahora, como cuando me lancé a al camino en mi bicicleta.
Puse la marcha más liviana y comencé a subir riéndome sólo, el camino era
pesado pero era subible2 al principio, luego se puso cada vez más pesado y un
jote planeaba como desobedeciendo al viento y la gravedad sobre mi mientras
gentil y lentamente yo avanzaba en la pronunciada altura de la tierra ahí donde
el diablo yace atrapado.
Pude coronar el valle verde con mi mirada desde la altura del cerro.
Subí con mi bicicleta hasta la duna del Bramador donde descanse y reflexioné
(es un lugar perfecto para desconectarse de todo). Mientras pensaba miré la
duna y vi algo que me dejo maravillado. Un rió de arena caía cortando la duna
en dos, desde arriba, y digo “río” porque de verdad era un curso fluvial de
arenas naranjas entre una hermosa duna cromática mientras el viento este,
penetrando entre los brazos del cerro soplaba hacia arriba en la duna
trasladando las arenas negras de abajo hasta la cima del velo, estaba
presenciando el sonar del cerro en una avalancha natural de arena.
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A manera de neologismo para indicar que se “puede subir”-
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Revista electrónica. Copiapó, Julio 2009
Atacama’59
III. Fenómeno
Para mí ya había por lo menos una respuesta con la que partir, es la duna y la
arena lo que produce el sonar del cerro pero todavía faltaban otras para
completar el cuadro y develar el por qué del fenómeno.
Aunque por formación por una parte pertenezco a otra área de las ciencias, las
sociales, por otra parte también tengo formación en física acústica por lo que
por formación científica y por mi curiosidad natural me puse a indagar sobre el
fenómeno que presencié, y claro después de esa primera experiencia iban a
venir muchas más.
Busqué información general sobre el cerro Bramador pero hay muy poco que
se pueda rescatar salvo contadas excepciones pude encontrar información
sobre el fenómeno y esta información era coherente con lo que presencié, el
movimiento del las partículas de arena. La información que encontré es
material derivado de investigaciones geofísicas lo que me pareció muy
interesante.
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Charles Darwin, “The Voyege of the Beagle”
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db es abreviatura científica para decibeles y estos indican niveles de presión sonora. En acústica indican
nivel lo que podríamos traducir a sentido común como volumen.
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Revista electrónica. Copiapó, Julio 2009
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frecuencias que produce hablamos de bajas frecuencias lo que es coherente
con el parecido de su timbre al de una Tuba, aunque las frecuencias varían
según la duna, generalmente el rango va desde los 25º a 300 HZ 5, en el caso
del Bramador las frecuencias que he oído suenan como a 70 u 80 HZ. Según
he leído el sonido puede captarse hasta 10 KM de distancia lo que no he
podido comprobar pero también es parte de la información que he recolectado.
Mientras que hablando de las condiciones para que se produzca el sonido las
dunas que suenan comparten ciertas características por ejemplo sabe (o se
cree según creo) que los granos de arena bien clasificados y con diámetros
promedios del orden de los 200 µm a 250 µm y bien redondeados o pulidos en
forma pareja. Finalmente la ausencia de humedad es otra de las características
comunes a las dunas cantantes, ya con un 1% de humedad el sonido deja de
producirse.
Los granos bien clasificados se producen cuando estos granos se transportan
a si mismos unos sobre otros a través de largas distancias.
Por otra parte Stephane Douady y sus colaboradores representan una teoría
que en muchos puntos tiene coincidencias con la teoría anterior, de esta forma
concuerdan con Andreotti en que la superficie externa de la duna actúa como
altavoz, también están de acuerdo con que el diámetro promedio de los granos
están relacionados a la frecuencia producida.
Difieren en un punto, en la explicación de la sincronización de los granos de
arena mientras Andreotti plantea que esta viene de ondas debajo de la capa
que se desliza Douady asegura que la sincronización viene de ondas “en” la
capa que se desliza. Las limitaciones de esta teoría son básicamente las
mismas que en la teoría anterior debido a sus convergencias.
Una tercera teoría afirma que las dos anteriores están equivocadas en su
explicación del fenómeno. Nathalie M. Vriend y colaboradores realizaron
mediciones en dos dunas en Kelso (USA), de 45 y 11m de altura
respectivamente. Para esto se instalaron 96 geofonos sísmicos a través de la
caída de la duna y se generaron avalanchas producidas por deslizadores
humanos efectuando un espectrograma en cada punto medido por geofonos.
Se midieron los diámetros de los granos de arena en las distintas en las que
se han desarrollado estos estudios alrededor del mundo (a manera de datos
secundarios) y se concluyó que no hay relación entre el diámetro de los granos
y las frecuencias medidas, esto contradice los fundamentos de las dos teorías
antes reseñadas.
V.- Final
Bibliografía
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Revista electrónica. Copiapó, Julio 2009
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Revista electrónica. Copiapó, Julio 2009
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