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Tipos de conservantes
Mecanismos de actuación
A diferencia de los antibió ticos, de los que se conoce el modo de acció n a nivel
molecular frente a los microorganismos, de los conservantes ú nicamente se conoce
de forma
Agentes que dañ an la membrana Los disolventes orgá nicos como los alcoholes y
tensioactivos catió nicos (p. ej., los amonios cuaternarios) dañ an la integridad
estructural de la membrana, es decir, alteran la disposició n ordenada de lípidos y
proteínas, lo que origina interferencias con procesos de transporte y metabolismo
energético de la célula.
Test de Eficacia
Con este fin, se ha diseñ ado el denominado Test de Eficacia o Challenge Test, cuyo
protocolo experimental se encuentra descrito en la Farmacopea Españ ola. Este
tipo de ensayo se realiza una vez finalizada la etapa de desarrollo de la fó rmula y
consiste en inocular una elevada carga de microorganismos específicos (106 ufc/g)
en un cosmético sin diluir. A tiempo cero horas, 7, 14, 21 y 28 días se examina el
nú mero de microorganismos supervivientes. Se considera que un sistema
conservante es adecuado cuando en las condiciones de realizació n del ensayo se
produce un descenso significativo del nú mero de microorganismos inoculado.
A pesar de que cuando un producto cosmético sale al mercado se realizan todos los
estudios necesarios que verifican que el producto es seguro desde un punto de
vista
microbioló gico, desde la recepció n de las materias primas hasta que el producto
está listo para ponerse en el punto de venta pueden producirse errores que ponen
de manifiesto la necesidad de controlar microbioló gicamente todas las
fabricaciones que salen al mercado.
Historias de la cosmética
Uno de los primeros establecimientos de belleza que surtió a las parisinas lo abrió ,
en 1828, Pierre Guerlain, fundador de la famosa casa de cosmética. Entre las
numerosas mezclas que creó para la corte francesa se incluyen perfumes con
nombres tan patrió ticos como Bouquet Napoleon, Parfum de France y Eau Imperial
(que se sigue fabricando hoy).
El libro detalla mú ltiples recetas, entre ellas un fortalecedor capilar elaborado con
dos puñ ados de raíz de cá ñ amo, dos de raíz de vid y dos tronchos de col. El jugo de
ortiga se recomendaba para el pelo fino, y se conseguían resultados má s drá sticos
al afeitar la cabeza y aplicar al cuero cabelludo un ungü ento de aceite de romero y
eneldo. Para la higiene dental —¡por fin!— describía có mo fabricar un cepillo con
raíces frescas de malvavisco. La pasta dentífrica era una mezcla de jugo de limó n,
oporto y agua de colonia.
Entre los consejos menos prá cticos para las señ oras, descritos en The Art of
Beauty, está la recomendació n de engordar para hacer desaparecer las arrugas, la
aplicació n de menta en polvo para reducir senos prominentes y utilizar extracto de
belladona para aumentar el tamañ o de las pupilas. El autor desaconseja los corsés
para los niñ os y las fajas para las embarazadas.
Un defensor del bañ o diario en esa época fue el príncipe regente, má s tarde el rey
Jorge IV, quien instaló un cuarto de bañ o en sus estancias de Brighton. La bañ era,
exclusiva para los hombres, se llenaba con una mezcla de agua caliente y leche con
semillas de lino (linaza) para suavizar la piel. Con la llegada al trono de la reina
Victoria, se extendió por todo el país el fervor por el bañ o. Sin embargo no había
cremas para la piel o cosmética en la buena sociedad, donde tan só lo se calificaba
de respetable un toque de agua de colonia. Al aire libre se protegía siempre el cutis
con velos verdes (decían que el color blanco atraía los rayos del sol) y sombreros
de alas anchas.
Tal vez la reina Victoria no hubiera estado de acuerdo, pero se establecieron otras
muchas empresas de productos de tocador durante esa época, entre ellas Coty y
Cyclax. Yardley continuó con má s fuerza y extendió sus actividades desde las
pastillas de jabó n de lavanda hacia una gama de productos para el cuidado de la
piel, donde destacaban los Milady Powders, la Lavender Vanishing Cream y la
Lavender Cold Cream. Surgieron nuevas ideas para la publicidad y Yardley adoptó
como marca registrada una ilustració n de muchachas que sostenían prímulas y no
ramilletes de lavanda.
Las primeras películas eran muy rudimentarias y en blanco y negro. Las estrellas
del cine mudo tenían que pintarse la cara de azul y marró n, para que sus rasgos
durante la actuació n se distinguieran claramente. El maquillaje pancromá tico de
Max Factor llegó a ser tan importante para los artistas de la época que ganó un
Premio de la Academia en 1928. Con el avance de la industria del cine, Max Factor
se benefició con la demanda de pinturas de colores y maquillajes de fondo para las
películas en color, ya con sonido, y siguió adelante con la invenció n de una barra de
maquillaje de color carne llamada Erase, de la cual vendió 10 millones de unidades
en el primer añ o.
Dorothy Gray fue otra americana que abrió un saló n en la Quinta Avenida, donde se
especializó en el tratamiento de pieles sensibles. Sus tratamientos de masaje —que
ella misma realizaba— se hicieron tan populares que se aseguró las manos por la
increíble suma de 100,000 dó lares. Actualmente ha desaparecido la línea original
de cosméticos de Doroty Gray, pero su nombre sigue presente en una gama de
productos de tocador que se fabrican en Inglaterra.
Un éxito que ha durado mucho má s es el de Esteé Lauder, una de las pocas mujeres
que en vida se ha convertido en leyenda. Comenzó su negocio en 1946 vendiendo
só lo cuatro productos para el cuidado de la piel en los grandes almacenes Saks de
la Quinta Avenida de Nueva York. A partir de este modesto inicio estableció la
empresa cosmética hoy célebre en todo el mundo.
En esos tiempos un comprador muy importante del Pan Cake fue el Ministerio de
Defensa, que ordenó se hiciera una fó rmula especial para oscurecer los rostros de
los comandos en las incursiones nocturnas.
Es cierto que donde hay dinero siempre aparece alguien sin escrú pulos para
ganarlo fá cil. Así ha ocurrido en este giro y de la noche a la mañ ana surgieron
marcas que prometían el rejuvenecimiento total con sus productos en unos
cuantos días. Por suerte algunas desaparecieron tan pronto como nacieron. Sin
embargo, a la par que los cosméticos, crecieron las investigaciones científicas de
muchas casas ya de antiguo establecidas y avaladas por la calidad de sus
producciones.
La celulitis antes ni se mencionaba en los tratados de belleza. Tal vez debido a que
no se consideraba un problema, o porque los vestidos de otras épocas no dejaban a
la vista evidencia de su existencia. Ahora, sin embargo, hay una declaració n de
guerra contra la celulitis y hay cremas, fajas, ejercicios, liposucció n, dietas y cuanto
consejo se les ocurran a especialistas y profanos sobre el tema.
El verse mejor, ante los demá s y frente al espejo, no puede constituir una
competencia a ver quien gasta má s o consume el ú ltimo producto que salió al
mercado. Con prá cticas saludables de vida, productos naturales y escuchando
sabios consejos para sentirnos mejor con nosotros mismos, se obtienen magníficos
resultados de embellecimiento. Mirar hacia la naturaleza es lo que está haciendo la
ciencia, para encontrar y descifrar lo que siempre estuvo allí. Ese es el camino del
siglo XXI.
Historia de la cosmética 2
La palabra cosmética procede del griego kosmetés, traducido como que pone en
orden o que adorna. En términos generales se aplica a todas las preparaciones y
elementos de uso externo para acondicionar y embellecer el cuerpo, limpiando,
coloreando, suavizando o protegiendo la piel, el pelo, las uñ as o los labios. Ya en la
prehistoria la mujer se aplicaba colores rojos en la cara, algo que siguen realizando
muchas culturas primitivas en la actualidad. Las sociedades asiá ticas quemaban
materiales aromá ticos en los templos pú blicos y en los hogares, sembrando las
primeras semillas de lo que má s tarde serían los perfumes. Pero es el antiguo
Egipto el que puede ser considerado la cuna de la ciencia cosmética.
EGIPTO
GRECIA
La palabra cosmética proviene del griego y significa "que se utiliza para la higiene
o belleza del cuerpo, especialmente del rostro". Aquí se establece la diferencia
entre la cosmética como adorno o decoració n estética y la orientada al cuidado
personal. Los griegos incorporaron la importancia del bañ o y los masajes en la vida
cotidiana. Aparecen entonces los "kosmetes", profesionales dedicados al cuidado y
belleza del cuerpo. Tal era el cuidado por la belleza que se decía que "en Atenas no
había mujeres viejas ni feas". La prioridad de esta época era la de eliminar toda la
grasa corporal a través de la gimnasia, los bañ os y los masajes.
ROMA
EDAD MEDIA
RENACIMIENTO
El Renacimiento como su nombre lo indica fue una época en donde se "renació " de
un periodo oscuro anterior. Los valores griegos y romanos fueron readquiridos, y
la cosmética volvió a su lugar admirado dentro de la sociedad. El cuidado de la piel
fue prioritario, sobre todo lograr un aspecto sumamente blanquecino. Sin embargo
la higiene era descuidada y la cosmética podía utilizarse para esconder malos
olores y suciedad. En el siglo XVI los monjes de Santa María Novella, crean el
primer laboratorio de productos cosméticos y medicinales.
René-Maurice Gattefossé
Los aceites esenciales que hoy conocemos, fueron descubiertos por casualidad a
principios de este siglo (en la década de 1920), por un químico francés llamado
René-Maurice Gattefossé quien trabajaba en su laboratorio en la bú squeda de un
nuevo perfume, al producirse una explosió n que le quemó la mano y ante la
desesperació n sumergió la misma en un frasco con esencia de Lavanda. Al ver el
alivio inmediato que esto le produjo, sumado a que posteriormente no le quedaban
marcas de la quemadura, se sintió empujado a estudiar en profundidad las
propiedades de los aceites, dando origen a la Aromaterapia.
Poco a poco la cosmética fue alejá ndose de los productos naturales y utilizando
elementos creados a través de diferentes investigaciones científicas. Pero el uso de
cosméticos sin productos químicos en nuestra piel ha comenzado a resurgir,
cobrando la importancia y la atenció n que hoy en día merece, el hombre ha
regresado al contacto directo con la naturaleza.