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of the World, drawne according to the beft and Lat, -. om Oar TEA = ' José LuIs ROMERO EA LA CULTURA — 4 1 SEQ OCCIDENTAL : i Lng DEL MUNDO ROMANO ea | ESS AL SIGLO XX jo: luis romero a cultura ccidental I romano al siglo xx ido de de la edad media Siglo veintiuno editores argentina sa, Gustemala 4824 (c1425nvFL Buenos ‘Siglo veintune edltores, sa de cy. = Cerro del Agua 248, Delegacion Covoacin (a4310), ‘siglo veintiuno de espafa editores, sa. ~ Sector Foresta n° 1, Tres Cantos (28760). Madr, Eapa Romero, José Luis La cultura occidental: Del mundo romano al siglo XX -24 Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2011 119 p: 18 il; 20x18 em. (Minima) ISBN 978-987-620.155-2 1. Sociologia de la Cultura. 1. Titulo DD 306 La cultura occidental fue publicado originalmente en lt Eaquemat dela Editorial Cohumba, ¢n 1958. Imagen dels Bae ‘corresponde a un ciclo de lecturas realizado en el Servicio Difunon Radioeléctrica, de Montevideo, y fue publicade © aio en la revista Adaypag, de Montevideo 2004, Herederos de José Luis Romero £2004, Siglo XI Editores Argentina SA Disefio de portada: Juan Pablo Cambariere ISBN, 978:987-629:155.2 1 edicidn en Siglo XI Editores, 2004 2 edicion, amphiada, 2011 en el mes de marso de 2011. tec ep que marc ey 1.728 few en Argentina // Made in Argentina LA CULTURA OCCIDENTAL Introduccion Los legados La Primera Edad La Segunda Edad La Tercera Edad Bibliogratia IMAGEN DE LA EDAD MEDIA n 7 eats 73 Wmegen de la Edad Media . Edad Media y cultura occidental Me propongo ofrecer una imagen de la Edad Me- dia tam proxima a la realidad como me sea posible, tan rica em matices como lo consienta la brevedad del espa- ete, ¥ desprovista de esas deformaciones generalmente imtencionadas que han hecho de esta época un tema sin- guarmente controvertido, Quiza fuera oportuno destacar ahora la importancia immensa que tiene una recta comprensién de la Edad Media para entender cumplidamente el proceso de la cultura occidental, ese proceso que llega hasta el con- fuso tiempo de nuestras vidas y en cuyo transcurso sur- ge v se desarrolla buena parte de los problemas que hoy avanzan hacia el primer plano de la vida histérica. Pero esta afirmacion del significado trascendental de la Edad Media para la comprension de la cultura occidental es, en cierto modo, el tema constante que aparecera en estas lecturas vy bien puedo evitar ahora una sintesis. Debo advertir, eso si, que no data de antiguo la certi- dumbre de que, en efecto, constituya esta época una eta- pa decisiva de nuestra cultura. En sus postrimerias esto es, en lo que el gran historiador holandés Huizinga ha llama- do El oteric de la Edad Media- se manifestaron en abierto dueto dos corrientes espirituales de opuesto sentido, una de las cuales triunfo en Europa dando origen a lo que se Mama corrientemente Renacimiento. Desde entonces, la 75 primers Primera manifesta cargé la pala caracteri: Tacterizar su arte de los Es sexta - ef bien qué es, porque acaso en eso radica todo el equi oa Lo que contintia -aun cuando no debemos olvidar q) iar de sig- transformandose aceleradamente, hasta cambi 1 aa jritu cur No= no es esa cultura que se impone al espiritu cuan oy ‘eds reocupacion critica, evoca la Antigtedad sin mayor p' de sus periodos, «8. en sus momentos clisieos, no uno de 9 PTET Singularsimo por cierto, que corresponde al Wale PAT ¥ cuyo origen remonta a la Brave CS ee ne ces se eeurso del sig IT de nuestra eva. A part de Cnvon ese configura una etapa dela cultura andigua gus « conseane elantecedente directo de Ia ian Edad Media. ¥ en verdad, una prefiguracion ty poco tiene que ver La cultura det bajo Imperio ™y Po « de Gicerén, de Augusto: i « Jos Escipiones; con la época de lo : Tas influencias son cada vez mas fuertes influencias germinicas, qu de las poblaciones de e: Pacificamente en el I ticular, que esa misma fechas las ne empiezan a advertirse a través Se origen que comienzan a ingresar mperio después de ta crisis militar no se adivina también de una muta: ‘ mo de que hacen gala los ejércitos y su Jefe, el regionalismo que impulsa duran 1 ala Galia a afirmar su independe: a partir de algun tiempo uM ‘ncia. Y de este modo, el perfodo que transcurre desde aquella grave crisis hasta 1a otra mas grave atin del siglo V elabora una cultura si gular a través de la cual Mega la Antigiiedad a la llamada Edad Media Piénsese en los testimonios de esa cultura del bajo Imperio, y se advertira qué Antigiedad, qué faz de la Antigtiedad, es la que perdura y se filtra a Ja Hamada Edad Media. La figura mas representativa es el Empera- dor Constantino, el que inicia la politica de tolerancia frente a una religion que negaba los ideales fundamen- tales de la romanidad, aquel cuya biografi escribiria el célebre historiador de la Iglesia -Eusebio de Ce- srea-, aquel cuya efigie monumental, conservada hoy en el Palacio de los Conservadores en Roma, revela ya Ja acentuada influencia del estilo escultérico oriental. A esa €poca corresponden también los poetas Rutilio Namaciano, Ausonio y Claudiano, los historiadores Eur tropio y Amiano Marcelino, ef erudito Macrobio, y Si maco, el altimo militante del paganismo. Todos ellos, los que son aparentemente cristianos, como Ausonio, m: as cos, 0 los que se afer anas, como snes romanas, ° Se ‘compromiso entre las imaco, todos el po mente # revelan Jos m! jas que fuencias 4 2 to Jespués, en las postrin ree Y, cristianismo y os tiempos del V, n y Forma habria meros temiPO* Timera sintesis en el sentido insin do una primera tins Oper ae Pe a que son testimonios San Jeronimo i oO jinar y Agustin, Casiodoro y Boecio, Sidonio Apolina aoa iens, Esta sintesis tiene una caracteristica precisa: ean esa en ella como forma de la realidad, ja romanidad ingre le ve Jesprovista de prestigios a la concepeién natural pero desprovis rea debia suceder una concepcion tefstica del mundo que ganaba terreno a pasos agigantados dor eujados Empero, esa primera sintesis no debia dar cuajeds frutos. Cuando hubiera podido ofrecerlos, se produje- ron las invasiones germanicas y el proceso se detuvo, porque el aporte naturalistico que suponia el bagaje cultural de los invasores reavivé la vieja tradicion paga- jas wadi os signos de un entre I We ot ivbre el viejo fondo tradicional. obra ; : merias del siglo IV y los pri- romanidad habrén anteriorme na. La supersticién, la concepcion magica de la natura: i sminomades leza y la fresca vitalidad de los germanos seminomades que desde entonces constituyeron las aristocracias i i 10 romano, mminantes en el territorio del antigo Imperio remand se oponian decididamente a una concepcion ee — qe significaba ta conddenacién de cuanto consents A audacia, el goce de Propia peculiaridad: el valor, la audacia, et Bost 00 108 sentidos, en una palabra la exaltacion ae ae rol arco de la naturaleza. El © ee las posiciones conquistadas, y aunque poco a poco logré a = ong nla arate orio que muy Y anata, 8 NOTA oe a isi otundo Primeros tiempos en cua sobre las conciencias. organiza ahora severamente segiin iglesia que aspiraba a calear smo trabajo esforzada- n_ embargo, - el modelo romano, ¢ pepe la estructura imperial. "i que habia Perdido, net0s, los monjes, los obispos que se insinuaban Zo las cortes barbaras y los an cerca d reyes o se prmas exteriores ya impuestas. i6n por los proble a ellos correspondia i rioridad en cuanto a la ¢ Pensamiento, Esas nuevas formas de Pensamiento se Prescindibles en el curso de ~esto es, entre la preocupac cultura, y ellos era mas del espiritu y de Iq innegablemente laboracién de 1a supe. Nuevas formas de tornaron im: Ja temprana Edad Media la época de las invasiones y del Imperio carolingio~ considerablemente durant Ja disolucién Las circunstancias variaron fe esa €poca, los conquistado- Fes se entremezclaron con los conquistados, y al orden militar de los primeros momentos debié. suceder una organizacion para la que no eran particul: larmente aptas las nuevas aristocracias. Esos y otros prok plemas comen- 2aron a ser resueltos con el consejo de la Iglesia cuyos Cuadros se componian en su mayor parte de hombres de tradicion romana, de modo que, voluntaria e involunta: Tiamente, dejaron filtrar sus puntos de vista para modi- ficar el de los dominadores. Asi surgié poco a poco una segunda sintesis entre diversas tradiciones, conviene fijar la atencién Recordemos que 1; sobre la que la primera esis se logra durante cl bajo Imperio entre elementos culturales romanos y ¢lementos culturales cristianos, combinados de tal ma: nera que los clementos cristianos evidenciaban su mayor Prestigio y su mayor vitalidad. Véase el testimonio de San Agustin que es en este sentido irrefragable. Ahora ya, du. rante la temprana Edad Media, se constituye sintesis que retine los tres elementos fundan la cultura occidental: romanos, na segunda mentales de cristianos y germanicos, 86 a ; no vue as directrices; pero lemento romano el crist vandes line: j Ee i uencia el cristianismo se i semano como hacia un aliado y esentar, simplemente, la forma wes elementos, eee en cuanto a 148 B que taba ermnnico, ¥ - element en tanto yes el ge . hacia € ae ndi a como simbol repr loreiv os jgermanismo patec tread timonio de San Isidoro, el ilustre obispo 1 testimoni¢ as of ras de tor de las Etimologias y tantas otras obras aillano autor de La y lant otrt ob x ia, cuya preocupacién fue, como es bien ia materia, cuya preoct i ; ie i resueltamente el valor de la tradicion sabido, firm 1 ec En sus concepciones politicas y juridicas, en sus v viene pedapogicas con respecto al clero y en sus opinio- wleas ped y iS ie ee elsaber, San Isdoro es un ecléctico, No puede tics sobre ell pee ocultar el prestigio que tiene ante sus ojos la tmdlion clisiea, y retine afanosamente en su magnifica bil ho e x hispalense cuanto encuentra a su aleance en mat as de autores paganos. De todos ellos recoge noticias y ot nines v con ese bagaje compone la vasta enciclope ia que lam Etimologias, verdadero monumento erigido a la wadicion clasica por un cristiano que dec ae lor del legado antiguo, y que, en consecuen is relia Uenodados esfuerzos por conjurarlo con el lega tevelacion y el Evangelio. — Lo que élysus discipulossalvaron del be uo fue {into se poseyé durante toda Ia temprana i Media, je esa época, cuyo 'o que nutrié el movimiento cultural uy punto mas alto se sittia en el tsmada Recaaiient tolingio, obra de Aleuino, de Paulo Di oon ae ae Mauro y tantos otros que s¢ sueeden hasta apa mae la prominente figura de Beco SE Res ia, ciertamente, la pure Pod ee ce rrences dentro de as categorias con que fue creado, y se NO! er hace de él los signos de Ja Yoluntad quienes estan do © co Poe tdO* Por tos grandes tin g |a tradicién biblicocristians De ahi que pote elementos de una sintesis, coye send gee 2 He incide con el suyo de « oe d TIBEN, Pues quienes jy real debian atender tambien a {a Presion de un, le una py ‘ve imponia, a su vez, ciertos clemen Os de a e clin Bermanica de la vida. Yo cierto en ‘que, dew”, Punto de vista histérico-cultural, lo ue adquiere ef cit ¥ valor es la sintesis y no lox elementos Aisladon En efecto, ena segunda sintesis exconde tn ralces de toda la vasta creac ton de la Hamada £, Edad Media, de ly Primera Edad de ta cultura occidental, ar Mo también de todo lo que en ella se la idea de I frustra y dew. PTI, Cuya primera ¥ efim opera Carlomagno, para recorrer luego el | que debia conducirla a su frustracion def 'a idea del papado universal, la de un ord spiritual y temporal largo via cruas initiva, Lnego, len ecuménico, Junto a todo esto, la singular vision del mundo Na, cristiana, ger la que roma Tmdnica y céltica todo a un tiempo- en se superponen de modo indescriptible la realidad ealidad, lo verdadero y lo fantastico, lo visto y lo pensado, el mundo y el transmundo, en una palabra. Dentro de ese mbito, el individuo alcanza la dignidad de la persona humana en el plano tedrico plano en que {a sustenta ¢1 cristianismo- y lucha por realizarla en el Plano de la realidad con tos duros obsticulos que se le ‘oponen. Ycomo la version del cristianismo de esa nacién Parece impracticable, apelara a la ayuda de las formula Giones que de esa idea puede realiz, juridica de romanos y germ, yla ar la tradicién social y anos 1 orden pol O nuevo se insinii ros tiempos: los reinos romana cian la idea de nai mil obst a desde los prime- germanicos pre: n, a la que se opor culos de la realidad. Li une drén también RO las grandes dinay Portico de fa nes dela sonra, paras represemMacion vale de Chartres, sigo ll " psibles, en lias nacionales proporcionaran las formulas pe el principio iq a gest conser esate paneie ue aad Me aqui el tea hoy cons- conocemogs las se ml eo de vagamos, perdidos, ada dey stuyen el oscuro bosque por ¢ en basqueda de una obra ilum! Mi, La creacién medieval expre hn serpente, aa través de gy culturales unas vec © recibidos ¢ Y otras veces re bi civiizaciones veciy de todos fisonomi, PaMmos pletorica de yy. scentuade constantemente pur La reminis. ceneia de un principio profundo He le proporciona una remota unidad, o al rera de una unidad Pe "medieval no es una creacién hecha delay * de que el mundo medieval profiners \a palabra creadora, multiples ere ones erigian a su *palda los testimonios de un pasade imborrable, y en Ti contorne mismo otros demiurgos obraban sus eneae Kamientos, Ya nos ha side dado vislumbrar la magnitud el legado antiguo, acaso el mas vigorose entee todos los Que la Hamada Edad Media recibiera, en compaiia de las otras herencia Enos la q la del cristianismo, la del germanis mo y la del celtisme, De todas ellas, cor Tespondio al cris Haniame imponer su setlo, y con él la impronta de cierta contepcion onental de la vida que debia fundirse con el Kemabio romano formande una muy peculiar amalgama, Pero toda esta herencia no constituve la totalidad de los con que la llamada Edad Media se encuentra. También contribu los elementos que provienen la Antigiedad que Hega de nopla, y Ic elementos culturales sde la imperial ( huevos elementos orie nuales y clasicos que acarrean los pueblos convertide Ds al islamisme en su ya claborada sintesis, Sobre todo exe conjunty multiforme y heterogéneo se erigia poco a poco una cultura de de- Gloria, Catedral El profeta Daniel sonriente, Portico de ta Glo de Santiago de Compostela, siglo XI queza, de probado vigor, den de ayes or aba de pong 08 dentro de cuyas formas habri caltura del Occidente. via imposible abarcar en eypacio tan Cou A Je la ingente cr es multiples caracteristivas d ie T ccies mnanifentaclon adn a siura. Pero como todo lo tan reducido, las ¥. desde luego, menos os distintos « anpon ae! bl pert naa que pos la cre quiera Uno, dos 0 tre: a izacion tan somera como s© aula I eeteader Unde de ago peculiares wscitt® St profuncla y radical vant chan aes Jos demas, porque un extila o logma, el transmundo viby ae tdadera realidad Ja realidad intui- tura. Piénsese en el espi los caballeros a cumplir la el favor de su dama, el no, al esudiante od mens ventura, el que mueve a inde Procza para alcanzar eve al cruzado, al per i regr: der. Al fin de sn jornada esta Tava esta a unre me al inde la ornada de ana em te la cual octiltanse también aventura que preside su vida, ol cen preside su muerte, “ Ciertamente, el misterio y la esperan, a, con el espiritu el espiri ura que espiritu de aventura que in reveladora, E historiados del monasterio de Silos o gnc eo8 CaPiteles : los de San Tréfimo centistas de Ta Capilla de los Ex ! e la planta propor vtida para la creacibn, pero & cionan un puto de pad propos caries apovada cn un nuevo esac rorio de clementos entre los que vida, en un nuevo repent Tada, ens maciones de comarcas Y estilon remotes, no faltan las al 95 tierra se in del ideal que juni ima la gravedad de lo tance ee de dades dist cided cele a Semplarmente por Sa excite Asi ¥ la ciudad terrestre. ‘San Agustin: la unitaria y multifor sen wn em cteacion medical Uns een opiek ion medieval. Un: € es, ante toro, la de un est May que cde Pues el mémil det est cakes 2 Bs lm dele de acral como estrictamente medieval a €n segunda instancia. Porque, st ° %4 Porque, en primera insan exencialmente ta cultura oc al eat coencialn ‘adental en su primer a cultura de la que llamada Fad Mesa pert rn dia perfecci terta linea y deja virgenes por cies sas posibili- ro numerosas f Lo que desa su po 40 que desarrollo y Hevés hasta constituyé un otden que aleanen asec ‘i I ave de ae ane’ wept ene ig cin del intclocto aie que um feat i y ne que una realidad 9 bilo un vigorow impulse de la razon cape hen " On capar de exclarecer ble perte rerctado, El pens maentra de es la ob arja su crisis, eh a que construe la Bala iento- asombra por st profundidad, amos las formas juctos que logran st asombra cuando con atin NOS rogue es, ami juicio, #0 Obra ME gigantesea: forja del universo, y dente de él, de este vida que constinuye el signe del hombre, ~pese a todo- den- sate eual consigue ser armonizade tra de un sistema coherente. Este sis ma-el que evora la hea de orden, tan peculiar de ta Falad Media- no emer ge de la realidad. Ha sido concebide € impostado sobre Fe jndad, ha sido, puede decirse, sostenide heroica- vente contra la realidad, como don Quijote sostendria wv irrenunciable ilusi6n. Por ew puede consideritselo” como una gigantesea creacion, acas? insite alarde de vigor invetectual, realizado, e10 o. # exPEDES de la nsorial det mundo. nocidin quede rand de ba realidad €° inmediata percepei watente © 1 jpitamoslo para que esta 0 equivoca. La idea de que ¢! enor e*PE° nent den vain eget 18 ns NITY XL No ile reatid concebide Pe 1 eta ef cual ta realidad forma un orden dentro dl una invencion dl ovintelectual J, es la impos ech lope cated ex comprobacidan de! Gin de an principle came ten plans de ” ha perdido tuega el 4C1/Y Vigor hay Ha se Esto e8 el orden medic feemplaza deliberadamente energia que la quimera clon deh ©! Principio y no ella sea lo que val: Aion vital, of a Creacién lites a. Pes ent aria 0 la creaciin pla las taltimas se a an Por st vat ad ca to que I tual conduce a Ia atirmacio Has ideas, Come co spon A Ow ate Acter de Edad de la Ge val no Conve Naw donaclas a al principio limitaciones, * posticas, ni principios de sabi uitia; todo et mative que poseta de tradicion witli Te xervia de may pace, y 1 reacion medieval Histo contra ély fie construye disc Ineye sus pr lw a medida que avanzaba, Pero fue preciso pa vcllas mtiples exper le cata las de variadisimos € lel Juda imperfectos, pero Henos made Lay cuales qu product Xcelentes, siti de Metra oni no de grac Yevela la inipronta del pac exhierso or gusta de y ealuerens ¥ de ese verde frescor que ereador que no excatima su puilir suis feutos, En todo ese vasto ws recorridas que 1 orden” elaraba ta razon especulativa g able del univers Pionrsese lente en que consistla ese « en to que podria th Edad Meda’, Ma que vemus apatecer ya en fos alores Atel siglo NH satura de protaniad y de munch Jo que desatia luego la quinera tet « Rorenci, ante & medoere y of Renacrrsento. Palacio de la Signoria y DUO oA la de los varios saberes; ia Eda | pemereadderes de ta Cuarta Cruzada: la E 0 II de Sicilia; la Edad Media ae 1 en los iracundos, de los lujuriosos, iat sch ete de 4a otra Edad Media, en fin, con respecte ee Como legitima y ortodoxa la mente vefleaeane ee cen anceps Ortodoxa la mente reflexiva de los th ah Sea ¥ moralistas, pero que es por si misma fn ‘iets oan como aquélla, y es bien sabido que la una chime ad eo Porque la Hamada Edad Media, ne oeckderat le la Génesis, la Primera Edad de la cul- tura occidental, es asi, multiple y diversa, contradictoria ¥ cambiante, como todo lo que esta animado por el vigo- Toso € incontrolable movimiento creador. Pues bien, sobre esta diversidad y esta contradiccién, el pensamiento i reflexivo de tedlogos, de filsofos y de mo- Talistas se empenié en p saa iene tremar, superponer un principio tumiario, Ua orden homogéneo que debia constituir la ex: prgcion del todo y el modulo para eljucio. La creacion importa la suma de mundo y de transmundo consustancia c ciados y entrecruzados hasta hacer indiscrimi- nables sus limites, y el + Y el pensamiento se _ mar que el transmundo y la irrealidad tan ecto poset ne valor eminente y que lo demés era pura ilusiok, necado engaio, maldad y perdicién. Con el dividir lo que era, en realidad, indi Pura ilusién, pecado, Pensamiento se quiso Viso, y el resultado fue, 100 que la creacion dura ima si a zar en cambi ala larga rando, entronizar en cambio ‘edieval iba lO8 amo religioso, Ja hipocrita vies ¥ ali mpcia, el fort ra la descon- eat todo ello dero pecado, ave © junto +r tos impulsos ereadores ave encerraba la vida sa empefiaba en no querer agora: vague avi vimera del orden universal. Una vasta Cre Beal, admirable por su perfeccion formal, ion imelecainaria doctrina organicista del orden del start gl a aus sistemas rigidos de valores, con sus cuadros are ie de virwudes y de pecados, con sus rigurosos sen saros wazados para toda existencia posible, y todo ello fependiendo de un severo y preciso cuadro del més allé tnel que se distingufan con nitidos perfiles las areas ilu: sinadas —con harto distintos resplandores, por cierto~ {el Paraiso, del Infierno sin esperanza, y del Purgatorio, prolongacion del mundo con su dolorida ilusién de bien- aventuranza eterna. Tan severa como fuera esta creacién del pensamien- to para con todo aquello que escapaba a sus limites, es innegable que constituye un especticulo extraordinario de vigor, de poderio intelectual, de imaginaci6n y de vo- luntad. Sélo que amenazaba a todas las otras formas de la creacién que eran hermanas de st propio genio. Dur ante algiin tiempo triunf en toda la linea, pero aunque extendié su brazo vengador contra Io que consideré he- terodoxo, no consiguid su juego, sine apenas proporcio- narle el estimulante matiz del pecado, el agridulce sabor del peligro, e1 demontaco ~0 prometeico, si se prefiere— temblor humano que lo hacfa més deseable cuanto mas ‘n hizo prodigios de vigilante severi- alograr Ja fli temido. La Inquisi dad; los predicadores, verdaderos alardes de elocuencia para que no se borrara de las mentes el recuerdo del ex pantoso erepitar de las lamas consumiendo eternamen- fe tor euerpos condenados: tos misticos, insuperables Yor Edad d le comenza y donde comenzaba la irrealidad, dénda pana mundo y el transmundo, donde estaba cl Aa ee tura, cual era el misterio del amor y la etamignend la causa de su antes misterioso eee gran crisis de la que naceria el reuraiwnde te * 0 el oscuro mundo de Faust Ya anunciado en el slo aparente mundo de Dant . crisis ‘ae < ae i ae acoder ya al promediar el siglo XIIT tala, Ivertira sucesivamente en reunion todo el = do occidental en el curso de los siglos XII y XIV, no gine el resultado de este intento de afirmacién d on ee sino et n de orden fnioo Todo lo que quedaba fuera de él, comba- tao, menospreciado, condenado y envilecido, empez6 a a firmar su Gerechs a la vida aun cuando fuera al precio de renunciar ala posesion del transmundo. No in o- tor el hombre aprende que s6lo esta en sus manos un lestino humano, en el momento en que se quicre con- rere de que se le ofrece un destino divino al precio de vunciar asa inalienable Naqueza, a su earne mortal 4 su dulce pecado, dulce dos veces, por el placer y por el arrepentimiento. / uizd quien vio c a - « uien vio con mayor profundidad la terrible tra- ic plantear este dilema fue el dulct is [ cy humanisimo Francisca de Asis, espiritu ejemplar, tan santo como lo Bede ser ol hombre, tan human como le ea dado 8 ir siéndolo al santo, Su clamor se alza contra Tancia, contra la dureza de corazon, cones ee formalit. mos odiosos, y sobre todo contra al afan, reese mil veces mas 102 - mo, de querer borrar la dulce impio que ol PreTabre en fa naturales 0 Ie ha sido jon del nom juro espiritu. El hombre No puro ra rornarlo Piano de la tierra y del pajaro ¥ del rg rma poco xi der vearne, y hay en él una inexcusable lucha mana ni el hombre criatura de pios. Que no se Fe arrebate al hombre todo aaqello ave pi late en su. corazon, si no s6 quiet hacer de tle hipocrta, un hombre hecho Pare el sal bados com ts no quiso que fuera hecho. Asi descubria Francisco @ re ara humana, y ast las Hamaba a st lado. pecadoras y arrepentidas, pero vivas en su corazon, con tanta poten- calidad para el bien como podia esperarse de su natura- lera y de su angustia. Empero, a pesar de los clamores del hermano de Asis, a pesar de la persistencia del clamor de quienes lo ha- bian precedido pr oclamando el Evangelio Eterno, a p& sar de todo, la obsesién intelectual de los enamorados del orden y de la unitariedad de la creaci6n desencadend el profundo drama de la crisis iniciada en el siglo XxuL. La crisis se advierte ya acaso a principios del siglo, en la cruel actitud de la cristiandad ortodoxa —St asi cabe Ila- marle— frente a los albigenses y al espiritu meridional. Lo que alli sucumbié fue toda una manera de entender la vida, 1a cultura y la fe: pero no para desaparecer del todo y dejar el campo libre a los celosos defensores de un orden severo y rigido, sino para empezar una renovada lucha desde otros puestos de combate, nas, con otra normas, pero casi con los mismos ideales, Se he aie cenacer en Sicilia y en Toscana, ya en pleno siglo XUIL bajo la forma de actitudes intelectuales: como escepticismo, como ePi rei, como apetito cognosciti- se crino una especie de prerracionalismo, Se lo vio a cer muy er goctal ¥ politica contra el orden establecida, el pecado mis sin la que on otras consig- —_—— 103 MEIC co tadujo en i burguesia, Vac wropa, manifest to a Waves de Las sen nas, tanto {Wine de la Salle, de Giovanni ocean tte} Poggio Bracciolini, de los miniautristas de toe nn cata y de los ¢ le los pintores Mamenee Massaccio, de Brunelleschi, de Dahman ¥de Jacoman Santillana y de Charles d’Orleans, de Boyardo y de Pras de todos, en fin, los que no se resignab; su espintu una mutilacién que s Asi sobreviene y se man Mo natural, y que se aacenso de |, ya en toda F alendarios, an. A practicar en abian estéril esta la crisis. Dante Alighieri la observa con pavor, ya la acusa en sir Comes con santa le, y la creacin medieval Ahora parecera realista en unos y mistica €n otros, cuando habia sido antes mistic ira. Pero el tiempo es irreversibl qued6 tune, @y realista aun tempo en cada espiritu. La quimera del orden -de un orden que nunca habia existido- anid6 desde entonces como un fantasma en muchos espiritus, y se son con Testaurar su inexistente primado. Fl orden natura que caben muchas cosas, habiase sacrificado a un orden Facianal en que s6lo caben unas pocas y en el que es ne- cesario condenar a las demas, La modernidad iniciaria entonces sus tanteos en pleno siglo XIV, en esa época que, segiin desde donde se la contemple, suele ser Mla- mada con idéntica limitacién baja Edad Media o Primer Renacimiento, nel V. Edad Media y Renacimiento La ilusion de la vigencia del orden univer garse firmem y XIIL En sal parecié arrai- neias durante los siglos XII ces se pretendié defenderla coactivamente € pte en las ce 104 que queria ser dei pottica, A. Verrocchio: E) Renacimianto, la guerra y 8 *E! condotvero Coleont”, 1481 P . todas aquellas nte energia. Empero. Neue y condenadas se prepare: fuerzas que quedaban © Te carbon say comenzaro! ruc ron para la defen imponerla con beligeran se pretendia ortodex. que conspiraban contra el ecisamente, S35 eo estaban creciendo por en- ie ido orden or1oden tee factores, y acaso fuera pretendide orden i cer308 “— tonces en poderio Prado impeta lo que habia prove- precisamente es¢ 160" Tyario. El interrumpido contacto cado Ia Feaccion oy cultura judia se habia res- con la cultura Dit de las cruzadas y del curso de la on mow tablecido © 105 _— visitaban regiones antes desco: Pian del Carpine © Marco Polo, La consecuencia fue una sensible y profunda mutacion cp el mundo occidental que se advirtié en el plano de lar ideas, y que muy pronto se advertiraen el orden de laste economicas, sociales y politicas. Una nueva era comenzaba, que se acostumbra llamar baja Edad Media €n algunos paises de Europa y primer Renacimiento en otros, Es la que cubre los siglos XIV y XV, y cuya fisono- mia de crisis ex le un profundo y decisive ajuste del e*pirity occidental, en visperas de esa nueva etapa que constituye la modernidad. El siglo XIV, sobre todo, ‘0 panorama la precisa im yo general de ta moder nid Peco a poco, ofrece a quien contempla hoy agen de una especie de ens aparece entonces como mavide jor vane f ¥ausente de experiencia y We lo mpulsa a tentar la gran aventura de desalojar de una las poderosas casas italianas : entra en crisis con motivo Acciaiuoli, cuyo primer ensayo las inesta- de las inesperadas catastrofes F ones mrbeans bles relaciones entre las nuevas concentraciones urban 1 régimen de la produccién rural, cuya con: vel régimen wus secretos, y comienza a parecer que la solucion os eb ‘ontrol y el apoyo ntado por del estado, represe! Strquas-¥1poemercantnm oe sini, <8 8 gO so control estatal, pretendida panacea para wna si "pew ote mute sonoma ex acmpubada por -o-social no menos importante. ven feat cheba en evdente © inevitable quiebra, y ‘ are con ella la posicion predominante de las cla cpr saas, celosas naturalmente de sus privilegios. se Pedeea Jos nobles contra los reyes apresurados por wien fu autoridad en favor de las nuevas circunstan- ceeconomicas, tanto en Inglaterra como en dias econo a es edinreo tomaan porte ete comme Nc nan pelegion PEPIONACN wi ue pudhera - - ww i . la Jac los Ciompi, ln inaurnen Jacquerie, el movimiento de wer i ‘cién burguesa de 1380 en Francia @ insurreccion campesina de 1881 ent wore moe traban el grado de efervescencia de las lan concen comprobado més tarde lntios de lor ene hoon inealiis Por los movimientos de los husi- i esinos gallegos y mallo: otros que se producen en el siglo XV. amines ¥ tates hoe movimientos corresponde un acrecentamie lel poder real, a veces baje a f ajo la forma de mera tirani: como: ies que ensayan en Italia Castruccio Castracani, Simon Bocanegra, Marino Faliero, Ugguecione della Fagiuots,y sobre todo, los Scala, los Gonzaga, los Este, ome latesta, los Visconti, los Sforza o los Medici. Pero, también, bajo Ia forma de un acrecentamiento del po- a pa como el que alcanzan los monarcas napolita- nos. franceses ¢ ingleses por esta época. Distintascircuns- fancia hacen que el fenémeno no sea general y que no {ogren los mismos objetivs, sino esporddicamente, los iit on a la, de Aragon, o los emperadores de Ale- . Pero el proceso esta en marcha, y mas tarde o mas temprano, legaran al mismo fin. “ Pe © fi : ac ee oponia a esta nueva organizacion del Poder desapetects rapidisimamente, y nuevas ideas so- ans ‘Ge hechee a — Por doquier respaldando las » de poder, de fuerza. El mundo. spr 108 — wobuecene nae renovada fisonomia, y de ella surgia ‘eva vision del mundo, Cuatro ras necesario analizar para descu- ro, la crisis del trascendent jamo: segundo, la irrupcion del sentimiento naturalista; tercero, la mutacion del sentimiento patético de la vida veretjacion con la irrupeion del hedonismo, y cuarto, la |

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