You are on page 1of 5

1

Algunos aspectos importantes de la cristología de Rahner


La elaboración de la teología rahneriana coincide con una época en
que la exégesis católica –naturalmente, por su propio bien- tomaba sus
distancias respecto a la interpretación católico-tradicional de la
Escritura, de suerte que la tradición de la Iglesia no era ya norma de la
exégesis científica.1 Al parecer en ese tiempo existía cierto divorcio
entre dogmaticos y exegetas. Rahner critica a los exegetas de su
tiempo: “sois vosotros los primeros –sed sinceros–que gritáis lo poco o
nada que entendemos los dogmaticos de exégesis”2. Les reclama a los
exegetas que mucho critican el hecho que no se utilice la exégesis
bíblica sino que una exégesis dogmatica pero que ellos mismos al
momento de hacer su exégesis no hacen más que brindar puntos de
apoyo a la doctrina de la iglesia (sacramentos, dogmas mariológicos,
etc.). Al parecer Rahner creía que los exegetas no brindaban nada
pertinente para la actualidad del hombre. Por más estudio que hicieran
no contextualizaban las conclusiones a las que llegaban.
“En opinión de Rahner, los manuales de teología tradicionales no
siempre han logrado liberarse de la concepción mítica de Cristo”.3 Esta
concepción mítica “consiste en haber privado de la naturaleza humana
de Cristo de toda tarea activa en la redención, siendo el resultado que la
naturaleza humana queda reducida a una especie de apariencia, una
inerte fachada detrás de la cual la divinidad se hace en cierto modo
activamente presente entre nosotros de un modo salvífico”.4 Así pues,
para Rahner, muchos son los que consideran el Concilio de Calcedonia
(451) como un punto final sobre cualquier especulación sobre la
naturaleza de Cristo, dejando de verlo como un punto de partida para
nuevas especulaciones creativas. Para Rahner no se busca desarrollar
aspectos importantes de la cristología en cuanto a su naturaleza por
carecer de importancia teológica en la revelación histórica de la Palabra.
En su Curso fundamental de la fe Rahner comenta que “para una
justificación de la fe cristiana, el punto de partida fundamental y
decisivo está dado en un encuentro con el Jesús histórico de Nazaret, o
sea, en una ‘cristología ascendente’.5 Pero hace la siguiente aclaración:
“cuando uno ha encontrado ya de hecho a Jesús como el Cristo, tiene
también su propia significación y fuerza la idea de un Dios-hombre, de
una venida de Dios a nuestra historia, o sea, una cristología
descendente”.6

1
Karl-Heinz Weger, Karl Rahner: introducción a su pensamiento teológico, trad. J. M.
López de Castro (Barcelona: Editorial Herder, 1982): 165.
2
Ibíd.
3
Donald L. Gelpi, Iniciación a la teología de Karl Rahner (Santander: Editorial Sal
Terrae, 1967): 12.
4
Ibíd., 11-12.
5
Karl Rahner, Curso fundamental de la fe, trad. Raúl Gabás Pallás (Barcelona: Editorial
Herder, 1977): 215.
6
Ibíd., 216.
2

Es así como se habla de la reivindicación del Jesús histórico. La


controversia entre dogmaticos y exegetas abre la puerta a
“interpretaciones conciliables entre sí, hasta el punto de que cada vez
resulte más difícil distinguir lo que realmente dijo o hizo el Jesús
histórico de lo que debe atribuirse únicamente a la teología dogmatica
de la Iglesia primitiva”.7 Basado en esto es que Rahner brinda dos tesis
como históricamente fidedignas para basar la cristología entera del
cristianismo ortodoxo enunciados respecto a la reivindicación del Jesús
histórico:
(1) Jesús no se tuvo solamente por uno de los muchos profetas, los
cuales en principio constituyen una serie inconclusa, que está
siempre abierta hacia adelante, sino que él se entendió a sí mismo
como el profeta escatológico, como el Salvador absoluto y definitivo.8
(2) Esta pretensión de Jesús es creíble para nosotros si, desde la
experiencia trascendental gratuita de la autocomunicación9 absoluta
del Dios santo, miramos con fe al suceso que descubre al Salvador en
su realidad entera, a saber: la resurrección de Jesús.10
Él mismo comenta que “si a continuación logramos consolidar estas dos
tesis como fidedignas, entonces se ha alcanzado todo lo que
primeramente debe lograrse en el plano de la teología fundamental”.11
Añade que “todas las demás afirmaciones sobre Jesús como el Cristo
pueden confiarse a la fe misma como su contenido”.12
“A pesar de una identidad última, mantenida durante toda la vida,
de una profunda conciencia no refleja de cercanía radical y singular
respecto de Dios (tal como se pone de manifiesto en la peculiaridad de
su conducta con el ‘Padre’), esta conciencia de Jesús, que se objetiza y
verbaliza, tiene una historia: comparte los horizontes de inteligencia y
de conceptos de su entorno (también para sí mismo, no sólo por mera
condescendencia para con otros); aprende, hace nuevas experiencias
que le sorprenden; está amenazado por crisis supremas de propia
identificación, aun cuando éstas estén a su vez envueltas –sin perder su
agudeza –por la conciencia de que también ellas son acogidas en la
voluntad del Padre”.13 Rahner explica que a pesar de que Cristo es Dios
hecho hombre no era omnisciente.14

Concepto de salvador absoluto

7
Karl-Heinz Weger, Karl Rahner: introducción a su pensamiento teológico: 165.
8
Karl Rahner, Curso fundamental de la fe: 290.
9
Autocomunicación divina significa que Dios puede comunicarse a sí mismo como sí
mismo a lo no divino, sin dejar de ser la realidad infinita y el misterio absoluto, y sin
que el hombre deje de ser el ente finito, distinto de Dios. Karl Rahner, Curso
fundamental de la fe: 151.
10
Karl Rahner, Curso fundamental de la fe: 290.
11
Ibíd., 290-291
12
Ibíd., 291.
13
Ibíd., 294-295.
14
Karl-Heinz Weger, Karl Rahner: introducción a su pensamiento teológico: 166.
3

Esta es una de los tantos nombres que el teólogo utiliza para


referirse a Cristo. “Damos este nombre a aquella personalidad histórica
que, apareciendo en el espacio y el tiempo, significa el principio de la
autocomunicación absoluta de Dios que llega a su fin, aquel principio
que señala la autocomunicación para todos como algo que acontece
irrevocablemente y como inaugurada de manera victoriosa.”15
En cuanto a la relación con Jesucristo como salvador absoluto comenta
que “esta relación con Jesucristo está dada por la ‘fe’ relativa al hecho
de que, en el encuentro con él (como uno y entero a través de su
palabra, vida y muerte victoriosa) ‘está ahí’ y se nos comunica para
nuestra salvación… en Jesucristo esta comunicación de Dios es definitiva
e insustituible”.16

Cristología trascendental
“Una cristología trascendental parte de experiencias que el hombre hace
siempre e ineludiblemente, incluso bajo el modo de protesta contra
ellas, y que a primera vista en la inmediatez de sus ‘objetos’, por los que
esas experiencias están mediadas, no cumplen la pretensión de
absolutez (de cumplimiento absoluto, de salvación) que, sin embargo, el
hombre alza ineludiblemente frente a ellas”.17
El objetivo primordial de esta cristología es “demostrar que el hombre
está referido y orientado a Jesucristo, que ‘en el encuentra lo que desde
siempre busca’.18 Tiene por objeto dar cuenta de la encarnación de Dios
no a partir de conceptos mitológicos (Dios adopta una naturaleza
humana a través de la cual actúa sólo como si lo hiciera tras una
máscara), sino a partir del hombre mismo.
Así pues, Rahner contesta la interrogante ¿Qué cualidades debe poseer
un salvador para que éste, como hombre, sea al mismo tiempo la
realidad de Dios y la automanifestación de Dios?
a. Lo anunciado o proclamado debe identificarse con el que proclama o
anuncia. Quien da a conocer un mensaje debe a la vez ser el mismo
mensaje, y de tal suerte que la promesa de salvación que nos dirige
sea inseparable de su persona. Jesús, en efecto, entiende su palabra
como palabra última e insuperable de Dios y sabe que está
íntimamente vinculada con su propia persona.
b. De tal unión entre la revelación de Dios y el ser hombre de Jesús se
desprende que ese salvador es el acto irrevocable de Dios para con
los hombres. El acto salvífico que Dios ha realizado por medio del
Salvador absoluto es irrevocable, porque ya Dios no cesará ni puede
cesar de ser hombre.
c. La salvación irrevocable no depende de requisitos o condiciones que
haya todavía que cumplirse, sino que es absoluto.

15
Karl Rahner, Curso fundamental de la fe: 233.
16
Ibíd., 245.
17
Ibíd., 249-250.
18
Karl Rahner, Curso fundamental de la fe: 175.
4

d. El Salvador absoluto es el acontecimiento salvífico imposible de


superar. Jesucristo es el final de la revelación, ya que en él está dicho
todo.

Aportes
• Rahner buscó siempre evitar que la naturaleza humana de Cristo
quedara en el olvido. Procuró buscar un balance teológico entre lo
que se había establecido en Calcedonia.
• Aunque parecía que ciertos enunciados era un punto final para la
teología, él no se conformó e intentó hacer teología siempre. No se
estancó y dio una voz de aliento para que los teólogos no se
detuvieran en su tarea teológica.

Peligros
• Por buscar un balance entre el Cristo divino y el humano,
aparentemente Rahner se ubica en el extremo del Cristo humano,
enfocando mucho este aspecto de la naturaleza de Cristo.
• El hombre puede experimentar la autocomunicación de Dios al
aceptar su propia existencia y buscar servir al prójimo. Moltamann
pregunta: ¿Se puede ser cristiano anónimamente sin nombrar el
nombre de Cristo y sin reconocerlo?
• Al parecer no era amigo de la exegesis bíblica.
5

Futuro de la teología

Nada lograremos los teólogos en orden al futuro de la teología si nos


angustiamos pensado si lo tiene. Somos nosotros los que tenemos que
hacer ese futuro cultivando la teología –aunque tenga que ser contra
toda verosimilitud (creencia, probabilidad), cultivándola porque
amamos a los hombres, para quienes esa teología tiene que ser una luz,
y porque amamos a Dios, que nos ha puesto en la senda en la que se
cultiva la teología –a ver si tal vez logramos encontrarle a Él.

You might also like