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El amor y Occidente AOR 2 cAPorzaLco Coes aauoreca 2869244 08029 Barcelona LIBRO SEGUNDO LOS ORIGENES RELIGIOSOS DEL MITO 1. El «obstéculo» natural y sagrado Nosotros, los herederos del siglo XIX, somos todos mas o menos materialistas. Si se nos muestran en la naturaleza 0 en el instinto esbozos toscos de hechos «espirituales», inme- diatamente creemos disponer de una explicacién de tales he- chos. Lo mds bajo nos parece lo mds verdadero. Es la supers- ticidn de la época, la mania de «remitiry Io sublime a lo i ‘mo, el extraiio error que toma como causa suficiente una c dicidn simplemente necesaria. También es por escrapulo cien- tifico, se nos dice. Hacia falta eso para liberar al e las ilusiones espiritualistas, Pero me cuesta mucho apreciar el interés de una emancipacion que consiste en «explicar» a Dos- toievski por Ia epilepsia y a Nietzsche por la sifilis. Curiosa manera de emancipar al espiritu, esa que se «remite» a ne- garlo. ero tengo ocasién de hablar y de protestar por adelantado: si constato que el instinto y el sexo conocen una dialéctica esponténea, andloga en ciertos aspectos a la de la pasion en nuestro mito, muchos pensaran que es suficiente... Conceda- mos una pagina a este tipo de objeciones. El obstdculo cuya funcion hemos visto en el curso de nues- ‘ro anélisis del mito, ,no es de origen totalmente natural? Re- tardar el placer, ino es Ia astucia més elemental del deseo? 39 El amor y Occidente {El hombre no esta «hecho asi»? ;No se impone a veces cier- ta continencia, casi por instinto, en interés de la especie mis- ma? Licurgo, legislador de Esparta, imponia a los jovenes ca- sados una abstinencia prolongada. «Es a fin de que —pone en 3u boca Plutarco— estén siempre fuertes y dispuestos de cuer- po, y para que, no gozando del placer de amar hasta la sacie- dad, su amor permanezca siempre fresco y sus hijos se hagap més_robustos.» La caballeria feudal, del mismo modo, honraba.en-la casti- dad un obstaculo instintivo al instinto que tenia como fina: lidad hacer a los guerreros. mas valerosos. ina tal afecta a la misma vida, no al espiritu. Cede al éxito obtenido. No busca nada més alla. El eugenismo de un Licurgo no es ascético en modo alguno, puesto que apunta, al contrario, a la mejor propagacién de la especie. No podriamos ver en estos. procesos.vitales sino el sostén fisiologico de la.dialéctica pasional. Es preciso que la pasion se sirva de los cuerpos y que utilice sus leyes. Pero la ploonstatacién de las leyes del cuerpo no explica en abso ior de, por ejemplo, Tristin.' Hace més evidente la int vencién de un factor «extrafio», el iinico capaz de desviar al instinto de su finalidad natural y de transformar el deseo en una aspiracién indefinida, es decir sin fines vitales, o incluso contraria a. esos fines. Estas mismas observaciones valdrin para las costumbres y las prohibiciones sagradas entre los pueblos primitivos. Es s6lo un juego encontrar el corigen» sagrado de los motivos caracteristicos del Roman. La biisqueda de la prometida leja- na, por ejemplo, esta relgcionada.con el ceremonial del rapto nupcial entre las tribus exogimicas. La moral de la hazé €s una sublimacién no disfrazada de costumbres muc antiguas que traducen la necesidad de una seleccin ¥ por lo que hace al deseo de la muerte, no seria muy dificil «remitirlo» al instinto de muerte descrito por Freud y por los mis recientes bidlogos. Pero no vemos que todo esto explique la aparicién del mito, 60 as Los orfgenes religiosos del mito y menos ain su localizacién en nuestra historia europea... La antigiedad no conocié nada parecido al amor de Tristan ¢ Isolda. Es sabido que para los griegos_y los romanos, | amor es una enfermedad (Menandro) en la medida en que trasciende. ja voluptuosidad, que es su fin natural. Es un «frenesi», dice futarco. «Algunos pensaron que era una rabia... As, a los ‘que estan enamorados, hay que perdonarles como si estuvie- sen enfermos...» De donde viene, pues, esa glorificacion de la pasion, que es justamente Jo que nos afecta en el Roman? Hablar de des- viaci6n, de instinto, es no decir nada, puesto que se trata de recisamente, cual es el factor que pudo causar esa desviacion. 3 2. Eros 0 el deseo sin fin (@Platonismo, druidismo, maniqueismo) Plat6n nos habla en Fedro y en El Banquete de_vn furor qué va del cuerpo al alma para.trastornarla con humores ma- lignos, No es el amor que él alaba. Es otra especie de furor 0 de delirio que no se engendra sin alguna divinidad ni se crea en el alma dentro de nosotros: es una inspiracién extrafia del todo, un atractivo que actia desde afuera, un arrebato, un rap- to indefinido de la razén y del sentido natural. Se lamara, pues, enfusiasmo, que significa «endiosamiento»; pues ese de- ;procede de |a divinidad y lleva a nuestro impulso hacia lirio Dios ‘Asi es el amor platénico: «delirio divino», transporte del alma, locura y suprema razon. Y el amante esta junto al ser amado «como en el cielo», pues el amor es la via que sube por grados de éxtasis hacia el origen nico de todo lo que existe, Ikjos de los cuerpos y de la materia, lejos de lo que divide y dis. tingue, mas alla de la desgracia de ser uno mismo y de ser dos en el amor mismo. El Eros es el Deseo total, ¢s la Aspiracién luminoss, El amor y Occide wado a su mas alta potencia, a la wa, que es la extrema exigencia de mnidad tltima es negaci6n del ser actual en su suiriente multiplicidad. Asi, el impulso supremo del deseo de- semboca en lo que es no deseo. La dialéctica de Eros introdu- ce en la vida algo totalmente extratio a los ritmos del atractivo sexual: un deseo que no decae, que nada puede satisfacer, que rechaza incluso y huye de la tentacién de colmarse en nuestro mundo, porque no quiere abrazar sino al Todo. Es la supera- br del hombre hacia su dios. Y ese mo- to sin retorno. vimiento es un m Los origenes iranis y érficos del platonismo son aiin.mal conocidos, pero ciertos. Y, por Plotino y por el Arcopas sa doctrina se transmitié al mundo medieval. Asi vino Oriente fa soflar en nuestras vidas, despertando viejisimos recuerdos, Y desde el fondo de nuestro Occidente la voz de los bardos celtas le daba respuesta. No sé si era un eco o alguna armonia ancestral —todas nuestras razas vinieron 0 volvieron del cerca- no Oriente, o si simplemente, la natutaleza humana se ve conducida en todas partes y en todos los tiempos a divinizar su Deseo en formas siempre parecidas. No sé valdré la hipotesis que asimila hasta en sus detalles los viejos mitos ‘alos griegos —la busqueda del Grial a la del Velloci no de Oro— y las doctrinas de Pitagoras sobre la transmigra: ion de las almas a las de los druidas sobre la inmortalidad. La mi ‘comparada es la mas peligrosa de las ciencias, si se exceptita la etimologia, de la que muy a menudo procede: perpetuamente a merced del juego de palabras ‘mas tentador... Sea como fuere, ciertas convergencias genera- les se desprenden de los trabajos recientes, convergencias que refuerzan la is de una comunidad original de ereencias religiosas entre Oriente y Occidente. 62 ya i Rh SR ee a8 Los origenes rel ‘Mucho antes que Roma, los celtas habian conquistado gran parie de la Europa actual. Llegados del suroeste de Germania F del noreste de Francia, habian saqueado Roma y Delfos y sometido a todos los pueblos desde el Atlintico hasta el mar Nogro. Llegaron incluso hasta Ucrania y el Asia Menor (gala- tas), prefigurando con bastante exactitud Imperio romano —exceptuadas las penit ‘Ahora bien, los celtas no eran una nacién. No teni eunidad» que 1a de una civilizaci6 io espiritual ea mantenido por el col egio, a su vez, no era en absoluto una emanacién d quefios niicleos de poblacién o tribus, sino «una institucion en cierto modo internacional», comiin a todos los pueblos de ico, desde el fondo de Bretaiia ¢ »s viajes y las reuniones. ds de los pueblos célticos.y-cl-sentimiento.de mentaban la su parentesco» oiadas de poderes muy amplios. Eran a la 508, médicos, sacerdotes, confesores. No escr que impartian una ensefianza oral en_versos gnémicos a alum- figs que permanecian.con.ellos. durante veinte afios (2). ‘Se ha podido establecer una relacidn entre este colegio sa- cerdotal ¢ instituciones totalmente idénticas de los demas pue- blos indoeuropeos: magos iranis, bramanes de la India, ponti- fices y flamenes de Roma. El flamen lleva, por otra parte, el mismo nombre que el bramdn (3). Es cierto que los celtas creian en una vida después de la tmusrie, Vida de aventuras, muy parecida a la de la tierra, pero depurada, y de la cual ciertos héroes podian volver, con otros nombres, para mezclarse con los vivos. Por esa doctrina cen- ‘tral de la supervivencia de las almas, los celtas estén emparen- Tados con los griegos. Pero toda doctrina de 1a inmortalidad Supone una preocupacién tragica por Ia muerte-Los-cetas;es- cribe Hubert, «cultivaron.ciertamente.la_metafisica-dela fuerte... Reflexionaron mucho sobre la muerte. Era una com= Paliera familiar cuyo cardcter inquietante se entretuvieron en 63 | El amor y Occidente | disftazare, Del mismo, modo, en su mitolosia «la idea de 4 ‘Fuerte lo domina todo, y todo la descubre» (4). ¥ esto no deja de insinuar contigiiidades muy precisas con lo que s¢ dijo mas iba del mito de Tristén, que vela y expresa a la vez el deseo de la muerte. or otra parte, los dioses célticos forman dos series opues- tas: diases luminosos y dioses oscuros. Nos importa subrayar: este hecho del dualismo fundamental de la religion de los drui- das. Pues es aqui donde se revela la. convergencia. de- tos iranis, gndsticos ¢ hindis con la religion fundamental_de | Europa.Desde Ja India hasta las orillas del Atlantico encon- ‘tramos la expresin, én las formas mas diversas, de ese mismo misterio del Dia y de la Noche y de su lucha mortal en. | hom- “Hay un dios de’Luz increada, intemporal, y un dios.de Tinieblas, autor del mal, que domina.toda Ja Creacion visible. Siglos antes de la aparicidn de Manes se puede descubrir misma oposicion en las mitologias indoeuropeas. Dioses lu nosos: el Ahura-Mazda (u Ormuz) de los iranis, el Apolo, griego, el Abelion celtibero. eS OSCUr Dyaus Pitar hinda, el Ariman irani, el Jupiter latino, el Dispater galo. Muchas otras semejanzas nos tientan, una ~. menos, interesa directamente al objeto de este n de la mujer entre los celtas no deja de recordar la di onica del Amor. \ ara Jos druidas la mujer es un ser Velleda de los Martyrs, el fantasma luminoso que apart ‘«objeto. de contemy inyitaciona desear carnadas. Pero es.bella y. deseable en naturaleza es huidiza. «El eterno femer que est, mis all. dens formas. et; .¥ sin embargo 64 Los origenes religiosos del mito ira Goethe. Y Novalis: «La mujer es la meta del hombre.» aspiracién hacia la luz toma como simbolo Ia atrac- jurna de los sexos. El gran Dia increado, a los ojos de ja carne, no es sino la Noche. Pero nuestr a los ojos del ios que reside mas alla de las estrellas, es el reino de Dispater, a padre de las Sombras. Y del mismo modo, el Tristan de ‘Wagner quiere zozobrar en las sombras, pero para nacet en un cielo de Luz. La «Noche que canta es el Dia increado. Y¥-su ‘pasion es al culto de Eros, el Deseo que desprecia 2 Venus ;cluso cuando sufte de voluptuosidad, incluso cuando cree amar a un set. Se habla demasiado de nirvana y de budismo respecto de la opera wagneriana. ;Como si el fondo pagano de Occidente no hubiese podido proporcionar al mago los elementos mas ac- tivos de su filtro! Es sorprendente constatar, ademds, hasta _gué punto el celtismo original de Europa sobrevivid ala con- quista romana y a las invasiones-germanicas. «Los galorto- ‘manos continuaron siendo en su mayor vieron reaparecer en Galia modas y gustos que hi Jos celtas (5).» El arte roménico y las lenguas ror “tiguan la importancia de-la herencia céltica. Ma ‘monjes de Irlanda y de Bretafia —iltimos refugios de las le- yendas de los bardos, conservadas precisamente por los clé- rigos— quienes evangelizaron Europa y volvieron a llamarla al culto de las letras. Y esto nos lleva a los principios de'la éoca en que se formé nuestro mito... Pero més cerca de nosotros que Platén y los druid: especie de unidad mistica del mundo indoeuropeo se dibuja como una filigrana al trasluz de las herejias de la Edad Media. Si consideramos el terreno geogréfico e histérico que va desde la India a Bretafia, constatamos que una religin se extendid a zona de un modo a decir verdad subterrdneo, a partir lo ITI dé nuestra era, sincretizando el conjunto delos mi- 65 El amor y Occidente Los origenes religiosos del mito tos del Dia y dela Noche tal como se habian: parte la «teminisconcia de lo Bello» de que hablan los dialo- Sia en primer lugar, y luego en las sectas gndsticas v Orficas: Ia ges plat6nicos, y por otra parte Ia nostalgia del héroe celta que fe mania Solvid del cielo a la tierra y que recuerda la isla de los inmor- ificultades mismas que experimentamos en nuestros tales. Per ;pulso ponen trabas constantements los ¢e- ias para definir dicha religion no dejan de informarnos sobre Jos de Venus (Dibat en el primer himno citado), que quiet re- su_nafuraleza profunda y su alcance humano. tener en la oscura materia al amante presa del luminoso Deseo. En principio fue perseguida por doquier con una violencia Tales el combate del amor sexual y del Amor, que expresa la uudita por los poderes o las ortodoxias. Se pretendid ver en) angustia fundamental de los angeles caidos en cuerpos gema- la peor amenaza social. Sus fieles fueron masacrados y sug siado humanos. escritos dispersados y quemados. Hasta tal punto que los testi 2.° Es muy importante y significativo para nosotros sefialar monios por los que ha sido juzgada hasta nuestros dias pro: aque la estructura de la fe maniquea ces esencialmente lirica» vienen casi exclusivamente de sus adversarios. Luego parece (6), Dicho de otro modo, es propio de la naturaleza profunda que la doctrina de Manes (originaria de Iran) tomé, segiin log de esta fe no prestarse a ninguna exposicién racionalista, pueblos y sus creencias, formas muy diversas, unas veces cris impersonal y «objetivay. Solo se realiza en una experiencia tianas, otras budistas o musulmanas. En un himno maniqued ala vez. angustiada y entusiasmante (en el sentido literal del recientemente encontrado y traducido (6) son invocados y ala: término) de orden esencialmente poético. «La “verdad” bados sucesivamente Jesis, Manes, Ormuz, Sakiamuni y final de la cosmogonia y de la teogonia no aparece, no se constitu- mente Zarhust (Zaratustra o Zoroastro). Ademas es legitimo ye, mas que en la certeza atestiguada por el recitativo del suponer que las supervivencias célticas del Midi languedociand saimo.» Pensemos en el secreto de Tristén, que no puede «decir» offecieron a ciertas sectas maniqueas un terreno especialmente sino tnicamente cantar... abonado. q En las exposiciones que vienen a continuacién hay que re: tener sobre todo dos hechos: 19 El dogma fundamental de todas las sectas mar Toda concepcidn.dualista, maniquea, ve en_la vida de los la naturaleza divina o angélica del alma, prisionera de las for- @ _suerpos la misma desgracia; yen la muerte-el-bien-ultima, ta mas creadas y de la noche de la materia. Temisi6n.de.ta falta de-haber nacido, la reintegraci6n ea el Uno R ‘yen la luminosa indistincion, Desde aqui abajo, por una ascen- sion gradual, por la muerte progresiva y voluntaria. que repre- Senta la ascesis (aspecto negativo de la iluminacion), podemos “acceder a la Luz. Pero el fin del espiritu, su finalidad_es.tam- ‘ign el fin de Ta vida | lis fnmediata. Eras, nuestro Deseo supremo, sdlo-exalta nuestros deseos_para_ sacrificarlos. El cumplimi al de un discipulo del salva‘ | {0doamor terrestre. Y su Felicidad satealiana tre. Considerado desde el punto de vista de la del alma hacia la Luz no deja de evocar por und, tal no podria ser mas que una desgracia total. Salido de la luz y de los dioses, Héme aqui exiliado y separado de ellos. ‘Soy un dios de dioses nacido ‘pero reducido ahora al sufrimiento. El amor y Occidente Los origenes religiosos del mito para nuestra razén, que no admite en absoluto esa impensable PonfusiGn de lo infinito y de lo finito, sino sobre todo para el spirit religioso natural, "Todas las religiones conocidas tienden a sublimar al hombre y desembocan en una condena de su vida «finita».-El dios ros exalta y sublima nuestros deseos reuniéndolos en ua De- {60 tinico, que desemboca en la negacién de esos deseos. La ‘neta final de esa dialéctica es.la.no vida, la muerte del cuer- ‘po, Siendo como son la Noche y el Dia incompatibles, el hom- bre creado, que pertenece a la Noche, no puede encontrar la salvacion mas que-dejando-de ser_y «perdiéndasen cr-etsene— dela divididad. Pero el cristianismo, con su dogma de la en- camnacién de Cristo en Jesiis, invierte esa dialéctica de arriba Tal_es_el_vasto_fondo del paganismo.orient sobre el que se-destaca nuestro. mito. gPero de dénde viene que se haya «destacado» de él jus- tamente? ;Qué amenaza, que prohibicién oblig6 a la doctrina a velarse, a no mostrarse mas que en simbolos engafiadores, a no seducirnos mas que por el encanto y el secreto encanta- miento de un mito? 3. Agape o el amor cristiano Prélogo del Evangelio de Juan:* | «EN EL PRINCIPIO YA ERA EL VERBO, Y EL VERBO. abajo. 2 ERA CON DIOS, Y EL VERBO ERA DIOS... EN EL ES: En lugar de que la. muerte sea el térmtino iltimo, se convier- TABA LA VIDA. Y LA VIDA, ERA LA LUZ DE LOS teen su primera condicion. Lo que.el Evangelio llama «muerte de si mismo» es el comienzo de una vide nueva ya desde aqui ‘abajo, {No se traia de Ia huida del espiritu fuera del mando, sino de su vuelta con fuerza en el seno del mundo! Una recrea- cién inmediata. Una reafirmacién de la vida; no precisamente de la vida antigua, y no de la vida ideal, sino de la vida presen- te que el Espiritu recobra. | Dios —el verdadero Dios— se hizo hombre, y hombre verda- i dero, En la persona de Jesucristo las tinieblas «recibieron» verdaderamente la luz. Y todo hombre HOMBRES. Y LA LUZ EN LAS TINIEBLAS RESPLAN- DECE; MAS LAS TINIEBLAS NO LA COMPRENDIE- RON.» (1, 1-5.) jiendo el dualismo eterno, sin remisién, la irrevoca- ascendente? No, iguiente: éSigu ble hostilidad de Ia Noche terrena y el Dit puesto que la continuacién del pasaje es «Y AQUEL VERBO FUE HECHO CARNE, Y HABITO ENTRE NOSOTROS, (Y¥ VIMOS SU GLORIA, GLORIA. COMO DEL UNIGENITO DEL PADRE,) LLENO DE ~ GRACIA Y DE VERDAD.» (I, 14-15.) {ede si mismo y muerte y el mundo son pecadores, pero vuelta a si nla medida en que el Espiritu quiere salvarlos. En lo sucesivo el amor ya no es huida y perpetuo rechazo to. Comienza mas alli de la muerte pero se vuelve haci {a vida. Yesa-conversién del amor-hace-eparecer al-pesjiuos Para Fros la criatura no era mas que_un pretexto ihusorio, una ocasion de inflamarse; jhabia_que_desprenderse-de-ella, uesto que el fin era arder siempre més, arder hasta morir! El Set particular no era mucho mas que un defecto y un oscure- 69 La encarnacién del verbo en el mundo —de Ja_Luz.enlas Tinieblas— es el acontecimiento inaudito que nos libera dé desgracia de vivir. Tal es el centro de todo el cristianismo y | el hogar del amor cristiano que la Escritura llama dgape. Acontecimiento sin precedente, y «naturalmente» ble. Pues el acto de la Encarnacion es la negacién radi toda especie de religién. Es el supremo escandalo no solo 68 El amor y Oceidente dioses que se conocen— no se_apartd de ellas, sino que al con: trario, «FUE EL PRIMERO EN AMARNOS> en nuesta | forma y con nuest 6 ch al ido ‘obedecer a Dios, que nos ordena.que-nos-ames 3 é significa Amad a vuestros enemigos? Es el abandona del yo de deseo y- de angustia, es.una. muerte dal nacimiento del-préjimo. quienes le Jesiis les respon laciones humanas, a partir de ese mado con ello. Mien aganas lo su aban hasta hacer de ‘a colocar.en su orden, y all 1 0 Los origenes religiosos del mito amor feliz —a pesar de las trabas del pecado—, puesto que co: ‘Foce ya. desde agui abajo, en la a, la plenitud de su ae 9 Iogico,-desembocaba, desde el punto.de vista dela vida, en la desgracie absoluta, es.decir la muerte, El cristianismo es una “a mortal sélo paca el hombre separado de Dios, pera desgracia recreadora y bienaventurada ya desde esta. ida para el creyente-que_cescoge-l-salvaciOn>. 4, Oriente y Occidente {Es posible definir Oriente y Occidente mas allé de problema tan complejo, y en tica que es 2 la vez ‘Gualista en su vision del mundo y monista en su-realizacién, GA qué ti Ef no hay un dios, como.en el b : "Todo és0 supone una Sabidu de ilu- ogas por ejemplo—, una qscensién munion, cuyo mo- y de su Sefior. Esto unién sustancial son posibles. S elo esti en ef matrimonio de Ta Tgl 1 El amor y Occidente supone una iluminacién sibita 0 conversién, un descenso de la Gracia que va de Dios al hombre. Sefialados asi estos dos extremos, no costar esfuerzo de} mostrar que nte numerosas tendencias occiden- Recordemos que Eros quiere la_unién, es decir,la esencial del individuo_en EI individuo error doloroso— debe elevarse hasta perderse en la divina per feccién. Que el hombre no se una a las criaturas, puesto que tienen ninguna excelencia y en tanto que particulares no repr sentan mas que defectos del Ser. Asi pues, no tenemos proj mol la exaltaci6 mor sera al mismo tiempo su ascesis Ja via_que lleva mas alla dela viday “Agape, al conirario, no busca la uhién que se oper alla de ta vida. esté en el cielo y tit en la tie suerte se juega agi haber perdido a Dios al hacerse aut : no quedan ilusiones thay que desesper Seria Ia desesperacién sino existiese la Buena Nueva; y est nueva es que Dios nos busca. 4 Y nos encuentra cuando oimos su voz y respondemos obe! deciendo. Dios nos busca y nos ha encontrado por el amor dé su Hijo rebajado hasta nosotros. La Encarnacidn es el signd historico de una creacién renovada en la cual el_creyente encuentra reintegrado por el acto mismo de su fe, En adelante e perdonado y santificado, es -onciliado, el hombre com iia Siendo un hombre (no esta divinizado) peco_nn bombil rds al Senor tu Dios préjimo como a ti mismo.» Asi es como en el amor al pt 2 Los origenes religiosos del mito sno el cristianismo se realiza y se ama a si mismo en verdad. Para el Agape no hay fusion ni exaltada disolucién del yo en Dios. El Amor divino es.el origen de una vida nueva cuyo.acto ‘qeador se denomina comunion. Y para que haya una comu- ign real cs totalmente necesario que haya dos sujetos y que estén presentes uno ante el otro; o sea, que sean projimo el uno para el otro. Sisolo.el Agape reconoce al préjimo y lo ama ya no como up pestexto para exaltarse, sino tal como es en Ia realidad de su desamparo y de su esperanza; y_siel Eros no_tiene prajimo, no tenemos pleno derecho a concluir que esta forma.de amor fiimada pasion ‘debe normalmente desarrollarse en el seno de {6s puebios que-adoran-a-Eros? Y-que-al.contrario, los pueblos ‘Gistianos_—histéricamente_los_pueblos_de_Occidente— ino ‘deberian_ignorar_la_pasién_o al _menos_considerarla falta de fe? A ~ Pero la historia nos obliga a constatarlo: ha sucedido lo con- trario. Vemos que en Oriente (Apéndice 4) yen la Grecia contem- Vee de Platén el amor humano es muy generalmente con ‘ebido como el placer, la simple voluptuosidad fisicaY la pasion —en_si_sentido trégico y doloroso— no solamente es escasa, sino que ademas, y sobre todo, es.despreciada por la ‘moral corriente como una enfermedad frenética. «Algunos iensan que es una rabii Y_vemos que en Occidente, en el siglo XII, es el matrimonio,» Cn + el gue esti expuesto al desprecio, mientras que a_pasion es: glorificada en Ja misma medida en que es no razonable, en que ace sufrir, en que ejerce sus estragos a expensas del mundo y de si. La identificacién de los elementos religiosos cuya presencia habiamos revelado en el mito nos conduce pues a constatar una contradiccién flagrante entre las doctrinas y las cos- ‘tumbres. dEstaria localizada en el mismo hecho de esta flagrante contradiccién la explicacién del mito? El amor y Occidente 5. Repercusién del cristianismo en las costumbres occidentales Para introducir mayor claridad en este dédalo dialécticn propondré el esquema siguiente: Las origenes religiosos del mito no, conviniénose n_un sacramento, impons una elidel Sonsideremos el caso.del-com hombre tal fatal sublevacion de le capa de formas REALIZACION HISTORICA, : DOCTRINA | APLICACION TEORICA Paganismo Cristiano de explicacién de este cuadro es bastante si 10, en tiempos de Platén y. cucante-los-siglas .¢ jamas_una doctrina popular, sino una sabiz jueos tuvieron mas tarde de Constantino, x hue doctrinas se convirtier las clases dominantes, que las impusi los pueblos de-Occidente. Desde entonces las -Paganas reprimidas se convirtieron en el refugio y la esperanza | “de las tendencias naturales, no modificadas y-vejadas por Ia nueva ley. “El matrimonio, por ejemplo;no-tenia-para los antiguos mis, aria y limitada, Las costumbres pet- mitian el c 8). Mientras que el matrimonio cristia- 4 Oceidente , ‘en que estuvieron condenadas por el cristianismo €s como el amor-pasin, forma terrestre-del culta.__ a Eros, invade la psique de las élites mal.convertidas-y-que Fédecen con el matrimonio. © Pero ese fervor renovado por un dios condenado por | ‘confesar uz d propagaron muy rapi XIL, Se insinuaron por una volveremos a encontrar un poce ms tarde mezcladas de la manera més compleja al gran rena- cimiento mistico. Por otra parte, encontraban complacencias profundas en la mentalidad del siglo. Penetraron pronto en re conodia el origen y élale a Por.una moda y que acomoda: aus pacers. “tha religion, que, ‘Gn increada: la idea misma de toda excelencia, ,En que se ha Convertido esta doctrina entre nosotros? «Nadie podria decir 15 El amor y Occidente hasta qué capas profundas de la humanidad de Occide netraron las concepciones platénicas. El hombre mas si utiliza corrientemente expresiones y nociones que se remontan a Platén.» (9) Pero abusa de ellas en el sentido en que le incl- za su naturaleza de occidental. Asi es como cl gar nos ha conducido a una terrible confusion: ‘amor depende antes que nada de la bellez: que de hecho esta misma belleza no es mai buto conferido por el amante al objeto de su eleccién amorosa, La experiencia cotidiana muestra bien cémo «el amor embellecs su objeto», y cOmo la belleza coficialn no.es.una prenda para ser amadoj Pero el platonismo degenerado, que nos obsesiona, _ nos hace ciegos a la realidad del objeto tal como es en su vets” dad, o bien nos la convierte en poco amable. Y nos lanza persecucién de quimeras que no existen mas que en nosotros. Pero una vez mas, ;de dénde ese éxito y esa permanencia in sible del error heredado de un Platén mal comprendido? Se el caso de que encuentra en el corazén de todo hombre —y es: pecialmente de todo occidental— complicidades muy oscuré Recordemos ese culto druidico a la Mujer, ser profético, «eter: | no femenino», «finalidad del hombre». Ya los celtas tendian a materializar el impulso divino, a darle un soporte corporal: Pero hay mas, lo sabemos desde Freud: el «tipo de mujer» que cada hombre lleva en su corazén y que asimila instintiva- mente a la definicion de la belleza, no es el recuerdo de la madre «fijado» en su memoria secreta? Si tales son efectivamente las causas de la curiosa contradic- cin que aparece en el siglo XII entre las doctrinas y las cos: tumbres, una primera conclusién puede ser formulada ya des- de este momento: 4 5 El amor-pasién aparecié en Occidente como una de las res. percustones del cristianismo (y especialmente de su doctring ‘del matrimonio) en las.almas en que ailn vivia un paganismo natural 0 heredado. 16 Los origenes religiosos del mito se quedaria en algo muy teor Jos caminos y medios histéricos de ese renacimiento del Eros, Y ya hemos fijado su fecha: hacia el comienzo del siglo XIL ((feeha del naci 9 to. del amor-pasion!) (I ffar que leva un nombre por otra parte bien conocide ‘ezla, el amor cortés. 6. El amor cortés: trovadores y cétaros Que toda la poesia europea ha salido de la poesia de los tro- vadores del siglo XII es algo que ya no se puede dudar. «Si, entre los siglos XI y XII, la poesia, fuese de donde fuese (hin. gara, espafiola, portuguesa, alemana, siciliana, toscana, geno- vesa, pisana, picarda, champafiesa, flamenca, inglesa, etc.) era previamente languedociana; es decir que el poeta, no pu- diendo ser otra cosa que trovador, debia hablar —y aprenderlo sino lo sabia— el lenguaje del trovador, que jamais fue otro que el provenzal.» (11) iQué es In poesia de los trovadores? La exaltacién del anor esaciado, «No hay en toda Ja lirica occitana y la lirica pe- arquesca y damtesca mas que un tema: el amor y no el amor ‘sir, eolmado-o saisfecho (ee especticlo no puede engn- rar nada); al contrario, el. amor perpetuamente insatisfecho; y finalmente, no hay mas que dos personajes: el poeta que, ocho- cientas, novecientas, mil veces repite su lamento, y una bella que siempre dice que no.» (11). Europa no conoci6 mas profundamente retérica: no jente en sus formas verbales y musicales, sino, por para- ico que parezca, en su inspiracion misma, puesto que-tiene, su fuente en un sistema fijo de leyes, que seran_ codificadas Bajo el nombre de leys d’amors. Pero hay que decir también * que jamas la retérica fue mas exaltante y ferviente. Lo cus exalta es el amor fuera del matrimonio, pues el matrimonio. significa solo la unién de los cuerpos, mientras que 7 El amor y Occidente «Amor», que es el Eros supremo,.cs el impulso del alma hacia uunién luminosa, mas alla de todo amor posible en esta vida ~ Por eso el Amor supone la castidad. F d’amor mou castitaz (de amor viene castidad) canta el trovador tolosano Guilhem I. ELamor supone también un ritual: el domnet donnoi, vasallaje amoroso. El poeta gana a su dama por la belleza de su homenaje musical. Le jura de rodillas eterna fide-/ ‘Aviente-de_ta-muje\ {De dénde viene esta concepcién nueva del amor «perp: tuamente insatisfecho», y esa alabanza entusiasta y quejum: brosa de «una bella que siempre dice que no»? ;¥ de dénde, viene ese sabio liismo que de repente se encuentra ahi para. traducir la pasién nueva? + Nunca subrayariamos demasiado el caricter milagroso de - ese doble nacimiento, tan rapido: en el espacio de una veinte: na de afios, nacimiento de una vi ~ contraria a las costumabres tradicionales: la mujer se vecleva: da por encima del hombre, en cuyo ideal nostilgico se con:, de una possia de formas fis, may cam: . sin precedente en toda la Antigiiedad ni en los pocos siglos de cultura roménica que sucedieron al rena~ cimiento carolingio. tonces se trata de saber por qué razones.continud siendo ra hasta nuestros. dias. Lo que es curioso hasta el mas alto grado es el apuro de los” 8 Los origenes religiosos del mito romanistas més serios cuando llegan a reconocer la cuestion y fh facilidad con que deciden no responder a ella. Todo el mundo admite hoy dia que la poesia provenzal.y e ‘dejos de explicarse por las con- parece en contradiccion absoluta con » (12) «ES evidente que no refleja en modo idad, puesto que la condicion de la mujer no f ‘en las instituciones feudales del Midi, menos humilde y deper diente que en las del Norte.» (13) Sies hasta tal punto «evi- dente» que los trovadores no sacaban nada de la realidad so- ‘lal; parece no menos cyidente que su_concepcién.del amor venia de otra parie, ;Cual podia ser esa otra parte? “Es la misma cuestion que se plantea en lo referente a su arte, esto es su técnica poética. «Creacién extremadamente origi nal», escribe Jeanroy (aunque luego reproche a cada uno de esos poetas por separado no haber mostrado ninguna especie de originalidad y haberse limitado a refinar formas fijas y lu gares comunes: jpero hacia falta con todo que uno de ellos, al menos, las hubiese creado!). En cuanto un historiador se arriesga a formular una hipétesis sobre el origen dela retori- ‘eacoriés, los especialistas le abruman con las mas amargasito- fia ) en Francia, Sismondi hacia remontar a los ‘las, sobre _t fabes el misticismo del sentimiento: se desestima con desdén ‘tal enormidad.» (14) Diez mostré las semejanzas de formas entre la lirica arabe y la lirica provenzal: no es serio, se nos dice, Brinkmann y otros supusieron que la poesia latina de los siglos XI y XII habia podido proporcionar modelos: en resu. midas cuentas, es0 no se sostiene, puesto que los trovadores, parece, no tenian suficiente cultura para conocer esa poesia. Asi sucede con cada respuesta que se oftece: la «seriedad» de los sabios parece consistir sobre todo en una propension a ca- lificar de enormidad,o de fantasia todo lo que amenaza con dar un sentido al fendmeno a cuyo estudio dedican su vida, Es cierto que Wechssler, en una obra famosa (15), crey6 poder aclararlo todo descubriendo en el origen de Venzal influencias religiosas, neoplatonicas y cristianas des- 9 El amor y Occidente es decir de dos mundos y de dos creaciones, By mor, pero el mundo es malo. Dios no puede autor del mundo, de sus tinieblas y del pecado qué . Su creacion primera en animico, fue acabada en el orden material por el Angel suble: el Demiurgo, es decir Lucifer 0 Almas o Angeles, diciéndoles «Que donde podrian hacer el mal y Almas, Lucifer les mostrd «una mujer de iente, que les inflamé de deseo». Luega la manifestacién sensible. Las Almas-Angel do a Satin y a la mujer de belleza resplande presas en cuerpos materiales, que les eran y continiian sig doles extraiios. (Esta idea me parece que aclara un sen fundamental en el hombre, incluso en nuestros dias.) El al desde entonces, se encuentra separada de su espiritu, que co in Libertad, se hace de hecho -prisionera de un cuerpo con apetitos terrenales, sometido a las muerte, Pero Cristo vino entre -amino de vuelta a la Luz. Ese gnésticos y al de Manes, no lo tomé la apariencia de un hombre! docetista (del griego dokesis, aparien- en el Cielo. Tentada po: leyes de la procreacion y de nosotros para mostrarnos el rechazo totalmente «natural» a admitir el escéndalo de un | ios-Hombre. Los cataros rechazan, pues, el dogma de la En 6 i su traduccion romana en el sacrificio lo sustituyen por una cena fraternal que simboliza acontecimientos totalmente espirituales. Rechazan también el bautismo de agua y no reconocen mas que el bautismo del Espiritu consolador: ese consolamentum se convierte en el mayor de su Iglesia. Se daba, en el momento de las ceremo- i a los hermanos que aceptaban renunciar al 4 mundo, y se comprometian solemnemente a consagrarse solo Los origenes religiosos del mito 4 Dios, a no mentir jamés ni a prestar juramento, a no matar fi comer animal alguno, y finalmente a abstenerse de todo jer, si éstaban casados. Al parecer ua ayU- uracion la sucediz prendimiento supremo de toda ley material.) El consolamen- tum era administrado por los y comportaba la impos al beso de paz intercambiado con los hermanos. Después de iciado se convertia en objeto de veneracién para los ples creyentes atin no «consolados»: tenia derecho al «sa- Judo» de los creyentes, es decir a tres «reverencias». Ya vimos el papel de la Mujer, cebo del Diablo para arras- creacion material, juega en el catarismo un papel totalmente anilogo al de Ia Pistis-Sofia entre los gnésticos. A la Mujer posicién de las manos, el beso idos (0 «puros»), Es impor- tante mencionar aqui la veneracion maniquea que se dirige a Ia «forma de luz» que en cada hombre representa su propio espiritu (que permanecié en el cielo, fuera dela manifestacién) Y que acoge el homenaje de su alma por un saludo y un beso. Siendo el infierno la prisién de la materia, Lucifer, el angel Sublevado, no puede reinar en él mas que durante el ilempo Que dure «el error» de las almas. Al término del ciclo de sus Pruebas —que comporta varias vidas, fisicas 0 no, en el caso de los hombres ain no iluminados-, la creacién sera reinte- srada a la unidad del Espiritu original, los pecadores arrastra- 83 El amor » Occi dos por Satan serin salvados y el propio Satin volverd obediencia del Altisimo. dualismo de los cétaros se resuelve, pues, en un verdade, ro monismo escatoldgico, mientras que la ortodoxia cristiana, decretando la condena eterna del Diablo y de los pecadores empedernidos, desemboca en un dualismo final, aunque cons trariamente al maniqueismo profese la idea de una creaci iinica, totalmente divina y totalmente buena en sus origen Anotemos finalmente este iltimo rasgo: tal como sucedig con tantas sectas y religiones orientales —jainismo, budis esenismo, gnosticismo cristiano, la Iglesia cétara se en dos grupos: los «Perfectos» (perfecti) (23), que habian reciy bido el consolamentum, y los simples «creyentes» (cre © imperfecti). Solamente los segundos tenian derecho a cas se y a vivir en el mundo condenado por los puros, sin imponer- se todos los preceptos de la moral esotérica: mortificaciones porales, desprecio de la creacién, disolucién de todos vinculos mundanos. San Bernardo de Claraval (citado por Rahn) pudo decir los cétaros, a los que sin embargo combatié con todas sus) fuerzas: «No hay ciertamente sermones mas cristianos 4 los suyos, y sus costumbres eran puras...» Este juicio redime en parte las calumnias de la Inqui Pero sorprende ver a ese santo doctor calificando de «crist na» a una predicacién que niega varios dogmas fundamen les de su Iglesia. En cuanto a la pureza de costumbres de los cditaros, vimos que traducia creencias muy diferentes de las que fundamentan la moral cristiana ortodoxa. La condena de Ja carne, en que algunos quieren ver hoy dia una caracteristica ‘gristiana, es de hecho de origen maniqueo_y «herétican. ES esencial recordarlo aqui: [a «carne» de que habla San Pablo’ no es el cuerpo .fisico, sino la totalidad del hombre natu. fab eerpo, razén, faculades, deseo; asi_pucs, también-al ‘alma. Los orfgenes religiosos del mito La cruzada contra los albigenses, conducida por el abad eaux a principios del siglo XIII, destruyé las ciudades {elos cétaros, quem6 sus libros, masacro y quemé a las pobla- Gones que los amaban, viold sus santuarios y su ultimo lugar supremo, el castillo-templo de Montségur, (24) y finalmente sa- queé brutalmente la muy refinada civ cuya alma aus- tia y secreta habian sido los albigenses. Y sin embargo, aiin somos tributarios de esa cultura y de sus doctrinas fundamen- tales mas de lo que se suele imaginar... (Como espero mostrar ‘con este libro.) 7. Herejia y poesia Se debe considerar a los trovadores «creyentes» de la Iglesia cétara y cantores de su herejia? Esta tesis, que calificaré de mdxima en contraste con aque- lla en que creo poderme detener (25), fue adelantada por espi- ritus aventurados como Otto Rahn (26), que, quiz, la com- prometieron intentando hacerla demasiado clara mas en el plano histérico que en el espiritual. Sin embargo, conozco po- cas que se presentan al espiritu como mas irritantes y a la vez estimulantes: pues parece tan dificil rechazarla como aceptar- la, demostrarla como no creerla, y eso responde a la esencia misma del fendmeno de que intenta dar cuenta: a la ver hist6- rico y arquetipico, psiquico y mistico, concreto y simbolico, 0 si se quiere literario y religioso. Los datos del problema son, a grandes rasgos, los siguientes. Por-una parte, la herejia catara y el amor cottés se desarrollan ‘Simultaneamente, tanto en el tiempo (siglo XIN) como.en.¢l “tspacio (sur de Francia) (27)- ,Cémo creer que esos dos mo- vimientos estén desprovistos de cualquier vinculo? Si no, se hubiese establecido ninguna relacién, jno seria eso lo mis extrafio? Pero en cambio, ,qué especie de vinculos se pueden imaginar entre esos sombrios cétaros, a los que su ascetismo Obligaba a huir de todo contacto con el otro sexo (28) y esos 85 El amor y Occidente Los origenes religiosos del mito claros trovadores, alegres y locos, se dice, que.cantan al amor, serio, como veremos!— y ademés, el simple hecho de que los a la primayera, al alba,_a Jos vergeles floridos.y.2-la Dama? syovadores las frecuentasen puede muy bien mostrar tolamen: Todo nuestro racionalismo moderno respalda a los sabios las tendenicias heréticas de dichas.cortes. Este romanistas en su conclusién unéini de una cancion de Peire Vidal: entre cataros y trovadores! Pero los «aventurados» que cité respon Mi corazén se regocija por tan grata y suave primavera y jdemuéstresenos, en ese caso, cémo los cétaros y los troz por el castillo de Fanjeaux, que me parece el Pa vadores habrian podido codearse cada dia sin conocerse y viz en él se albergan, asi como todo lo que a! honor vir en dos mundos absolutamente estancos en el seno de la gran revolucién psiquica del siglo X 4 El rechazo a comprender al uno por el otro y por un mismo ‘.Quiém se atreveria a decis, o.quién pensaria ni.un solo ins- to del espiritu a la here 00 equi apie, que es0s versos suenan a.acitaron?-Pero.,qué-eselcas- chazo a comprenderlos separadamente? / q {lo de Fanjeaux? ;Una de las casas madre de los cdtaros! jE més famoso de los obispos heréticos, Guilabert de Castres, dirigid en persona a partir de 1193 (y nuestro poema podri ‘Veamos las presunciones a favor de Ia tesis. 4 ser fechado hacia 1190), y ali fue donde Esclarmonda & Foix, Raimundo V, conde de Toulouse y sefior de Languedoc, la mayor Dama de la herejia, recibiera el consolameatum! ‘La herejia ha penetrado por doquicr. Ha La segunda estrofa no habla més que de las «damas»: a en todas las fa idiendo al max rido y la mijjer, al hijo y el padre, a la nuera y la suegra. Los! «No tengo enemigo tan mortal que no me conv mismos curas ceden a la tentacidn, Las iglesias estén desi ‘amigo leal si me habla de las damas y me dice de tas y caen en ruinas... Los personajes més importantes de mi ‘yalabanza, Y pues no soy entre elias y me hallo en tierra se han dejado corromper. La muchedumbre ha seguido fio, me lamento, suspiro y Janguidezeo: | su ejemplo y ha abandonado la fe (catolica), ace qué yo no me atreva ni pueda emprender nada.» ;Es imaginable UEs posible, se pregunta el lector, imaginar que Peire Vidal {ue los trovadores hayan vivido y cantado en ese mundo sin | sea otra cosa que un galdn que entretiene, un halagedor de preocuparse de lo que pensaban, creian y sentian los sefiores mujeres ricas, las que forman su piblico? Pero la continuacion a expensas de los cuales vivian? Se replicé a esto que los pri- del poema es sorprendente. Peire Vidal enumera Jas casas que meros trovadores aparecieron en el Poitou y el Lemosin, mien! lehan recibido bien y Ias.regiones que jay! debe dejar para ir. tras que la herejia tenia su centro mas nel condado de ‘ Provenza: son los castllos de Laurao, de Gaillac, de Saissac. Toulouse. Esto significa olvidar que la herejia descendio de y-de Montréal: son los condadas del Albigense y del Carcas- norte a sur, por luego Limoges y el Poitou; Sis, donde los. caballeros.y las.rmujeres. del paison_corte-. precisamente! Se dijo también que las cortes mas a menudo ses», y es también «Dama Louve, que tanto me conquist6, citadas por los trovadores como particularmente acogedoras icémo, por Dios y por mit fe, sus dulces risas se quedaron en ‘mi corazén!» Y_sabemos que.todos esos.castillos son hogares eran las de los sefiores que continuaron en la ortodoxi esta observacién no siempre es exacta —jesta muy 86 87 = i Z El amor y Occidente conocidos de la herejia, 0 incluso «casas de heréticos» (espe. cie de conventos); que esos.condados.son notoriamente-cita. fos; que esa «Louver («Loba») es la condesa Estefani ‘mada /a Loba, jque forma parte del grupo de herejes activos) El poema, que una antologia moderna titula con toda inocen. sin embargo, lo releo y no doy crédito a mis oj creer que ese tono jocoso, esos cotilleos del medio literario... ¢Se trataria verdaderamente de «puras coincidencias»? Esta duda y la pregunta misma se repiten hasta el infinito. + UES pura coincidencia que tanto los trovadores como los cd: if in ejercerla siempre~ la virtud de la cas: lad? {Es pura coincidencia que, como I ban de su Dama més que un solo beso de i distingan dos grados en el domnei (el pregaire, o plegaria, y el entendeire), como se distingue en la Iglesia de Amor a los «creyentes» y a los «perfectos»? gY que se burlen de los vinculos del matrimonio, esa jurata fornicatio, segin los cata- ros? ZY que ataquen a los clérigos y sus aliados, los feudales? 4Y que vivan preferentemente a la manera errante de los «pu: inte, en. algunos de sus versos, expresiones liturgia catara? imo multiplicar estas preguntas. Es mejor que ‘consideremos los argumentos adversos. Todos los trovadores, se dir, no estuvieron en el campo de la herejia. Algunos aca- baron sus dias en_conventos. Es cierto, e incluso un Folquet de Marsella pudo enrolarse en la cruzada contra los albigenses. iPero pas6 también por traidor hasta ser acusage ante el papa Inocencio III de haber causado la muerte de gdinientas perso- nas! Por otra parte, aunque-se demostrase, suponiendo que es fuese posible, que algunos de entre. los trovadores ignoraban Tas _analogias de su lirismo.y del dogma cataro, no quedaria alin demostrado que el frigen de ese lirisma.no fuese herético. No olvidemos que componian sus coblas y sus sirventés segiin 88 Los origenes a admirablemente invari de concebir una poesia —incluso muy bella— hecha de lugares SSomunes cuyo origen el poeta ignorase. ;No es algo, aparte de fa belleza, mas bien corriente? Y si se dice: esos trovadores no habla de sus creencias en as poesias que nos han legados es ‘spficiente recordar que los cétaros prometian, en el momento Be la no traicionar jamas su fe, fuese cual fuese a Jos cénones de una ‘Gioerie que les amenazara. Los registros de la Inquisicion no fievan ni una sola confesién sobre la minesola (0 malisola, también manisola), suprema i de los «puros». La misma frecuencia de esta cuestion, debatida en es de amor: «{Puede un caballero a la vez estar casado y ser fiel a sidamia?>, ¢5 algo que nos da qué pensar, si recordamos a to- dos los trovadores que debian estar sujetos a un «matrimo- fio» aparente con Ia Iglesia de Roma, de la cual eran clérigos, fentras servian en sus «pensamientos» a otra Dama, la Igle- ‘sia de Am jernard Gui, en su Manual del Inquisidor, jno ‘firma que los cétaros creian en la Santisima Virgen, salvo que para ellos no representaba a una mujer de care y hueso y madre de Jesiis, sino a su Iglesia? {Pero algunos no abjuraron de la herejia sin abandonar el «trobar»? {Claro! Del mismo modo que un convertido en su mas reciente poesia dedica a la Virgen unas imagenes que ha- bia inventado para otras. ;Peire de Auvernia hizo penitencia? Prucba de més de que fue herético. ‘Pero veamos los textos y considerémoslos en la pura desnu- dez y transparencia de su retérica amorosa. ‘Tema de la muerte, preferida a los dones del mundo: Més quiero morir que gozar placeres viles; ‘pues placer de vil origen ‘no puede ni debe agradarme. ‘ é 2 El amor y Occidente Asi canta Aimeric de Belenoi. El «placer vil» es lo que jg curaria de su deseo si no fuese precisamente el amor sin fin mal que ama, la «joy d'amor», el delirio que prevalece: _ _._ wdleseo tan extremado ‘me matard, quédeme 0 vague por los caminos; ‘pues la que curarme puede no me compadece .y tal deseo 5 hecho— prevalece aunque de deli Sobre cualquier otro... Si atin no quiere morir es porque no esta lo bastante seps do del deseo, porque teme abandonar su cuerpo por deses racién; «mortal pecado», finalmente, es que ignore aiin de qué puede servirle dejar en éxtasis su alma arrebatar. La doctrina exigia que se pusiese fin a la propia vida « por cansancio ni por miedo o dolor, sino en un estado de pet ‘ion de la materia.» (29) : tema de la separacién, el leitmotiv de todo el {Cémo puede ser, Dios mio, que mds la desee cuanto mds lejana? Y veamos cémo Guiraut de Bornheil solicita la verdade- ra (30) luz esperando el alba del dia terrestre: el alba que debe reunirle con su «compaiiero» de camino, y por tanto de prue- bas en el mundo. (2Serian esos dos «compafieros» el alma y ¢ ima vinculada al cuerpo pero deseando el ¢s- piritu? Pero recordemos también, Ia costumbre de los misio, heros, que caminan de dos en dos): Glorioso rey, luz y claridad veras, poderoso Dios, mi Sefior, si os place 90 Los origenes religiosos del mito tenga mi compaiiero fiel ayuda y bienventda; pues cay6 la noche y no le he visto == Yel alba estd al llegar. 7 Pero al final de la cancin jtraiciono su voto el trovador? 40 bien enconr6 ene sen dela noche la Luz verdaera de Ta que no hay que separarse? Dulee compaiiero, tan rica es la estancia que no deseo ver alba ni i ‘pues entre mis brazos tengo la més bella muchacha de madre nacida, no me cuido ya de los celos ni del alba Este ruisefior acaba de lanzar alegremente el trino con el aque Wagner, en el segundo acto de Tristan, hard el grito su- ‘lime de Brangania: «Habet acht! Habet acht! Schon weickt idem Tag die Nacht!» («jTened cuidado! ;Tened culdado! | Ya Ta noche cede al dial») Pero Tristan también responde: «iQue eternamente la noche nos envuelval» Como en el prin- cpio de esta «alba» (31) anénima: En un vergel, bajo una galeria de blanco espino ha tenido a dama a su amigo en brazos hasta que grté el vigia: ;Dios mio, el alba! jCudn presta llega! —Cémo deseo, Dios mio, que ino acabe la noche, que pueda mi amigo quedarse conmigo, que ‘munca me anunele el vigia el alba! ;Dios mio, el alba! ;Cudn presta legal Pero esa «bella que. siempre. dice no» —aunque muy.a_me- udp se insinie a. duda—jquién es, mujer_o.simbolo? {Por ‘qué estan todos empefiados en jurar que jamés traicionarén el ‘ecreto de su gran pasién como si se tratase.de.una fe, de una. fe iniciatica? Renunciad os digo, renunciad al nombre del Amor y al mio, pérfidos delatores, sabedores de toda malicia, no preguntéis om El amor y Occidente quign es ella y cudl es su nacién, si es cereana o alejada, puey 05 lo tendré oculto. Moriré antes de decir una sola palabra. @Cual es la «dama» que podria merecer ese sacrificio? Q) este lamento de Guillermo de Poitiers: jSélo por ella seré salvadot © esta invocacién de Uc de Saint-Circ a una Dama sin piedad: iNo deseo que Dios me ayude no es por vos! ‘me dé alegria o felicidad si ritu que les dio origen? ;¥ qué Amor fue su idea platoni En su cancién Del menor tercio de Amor —el de las mujere Guiraut de Calanson dice de los otros dos tercios, el amor los padres y el amor divino: AL segundo tercio convienen Nobleza y Merced; y el prime 70 es de tal elevacién que por encima del ciel s eae) que por elo campea su” | Este Amor uno en tres, ese principio femenino (Amor en | Provenzal es del género femenino) que en Dante «movera el _| cielo y todas las estrellas» y del que Guiraut nos dice aqui | que campea «por encima del cielo» gno ¢s ya plenamepicla_| idad de los grandes misticos heterodoxos, el | Dios la Trinidad de que fos hablan la Gnosis y Meister Eckhart, y mas precisamente ain, el Dios «sobresen- sial» que segiin Bemardo de Chartres (jhacia 1150!) «reside. por encima de los cielos», y del cual la_«Noys» —del Nous . aacién i y_femenina? GY de donde vendria, sino es asi, la incertidumbre 6 incluso el sentimiento de equivoco que no podemos evitar en la lectura 92 Los origenes religiosos del mito de e08 poemas amorosos? Se trata efectivamente de una mu. ‘x real (32) —el pretexto fisica_esia ahi, pero como en el Far de los Cantares, el tono es realmente Los eru- Be pachacan con si formula: todo eso n0 seria, «simple- fpenten, mas que una mania de idealizar a la mujer y al amor fatural. Pero de dénde viene esa mania? ;De un «humor jdealizante»? ‘Mas vale que leamos este cantico de Peire de Rogiers: Debo sufrir un cruel tormento or la grande afliccién que de ella tengo; no se librard mi corazén de ella ni esperanza puedo entrever de alegria, dulzura ni bondad: si cien alegrias tuviera por milagro, jnada haria de ellas, pues s6lo a ELLA sé querer! Y el grito de Bernardo de Ventadour: [Me quité et corazén, me quité a mt mismo, me quité el mundo y luego ella misma se me hurtd, dejéndome con silo mi deseo mi sediento corazén! Y en las dos estrofas de Arnaut Daniel —un noble que se hizo juglar errante y cuyos poemas los romanistas aseguran que éstin «vacios de pensamientos»— jn0 encontramos la manera de proceder precisa de la mistica negativa y sus meté- foras invariables? La amo y la busco con tan gran empeiio que por exceso de deseo me veré privado, creo, de todo deseo, si algo puede per- derse a fuerza de amar. ‘i Pues su amor anega el mio por completo en aguas que no se evaporan.. ‘Si no puedo volver a ella, por quien mi corazén se abrasa y se abre, no quiero ni el imperio de Roma ni el papado. Si ella 93 El amor y Occidente no cura mi tormento con un beso antes de que el afio pase, a nf me destruye y a si se daa, r Ha llegado el momento de llevar a su extremo la inti directriz. de esta investigacion. Sila Dama no es simplemente la Iglesia de Amor de los ff saios. (Como pudieron creer Aroux y : ia de las herejias gndsticas (el Principio femenino de | ivinidad), no se trataria del Anima, o mas precisamente ai a spiritual del hombre, a la que su alma presa end con un amor nostalgico que sélo la muerte pods En los Kephalaia o C: en el capitulo X como el ele Fecibe la imposicién de las manos (lo que serd para los c: el consolamentum, dado generalmente en la proximidad de muerte); cémo se ve asi «ordenado» en el Espiritu d do que ha renunciac | cémo, en el momento de su muerte, la forma de Luz, es su Espiritu, se le aparece y le consuela con un be 4 su Angel Ie tiende la mano derecha y le saluda igualment tun beso de amor; cémo finalmente el elegido venera su propl forma de tuz, su salvadora, ¥ pues {qué esperaba de la «Dama de sus pensamientos indceesible por esencia, siempre colocada.«en lugar dem: alto» para él (34) el trovador que sufre de amor verdac Un solo beso, una.sola mirada, un solo saludo, | Jaufré_Rudel, al. témino-de-un_amor_concebide_por_ Mujer que no vio jamés, reuniéndose finalmente con esta ima) igen después de Ia travesia de un mar, muere en brazos dela

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