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Escuela Sabatica Programas

Un reflejo celestial

Propósito del programa:


Enseñar que el amor del padre por sus hijos es un don especial dado por Dios al hombre.
El amor de nuestro padre terrenal es un reflejo del amor de nuestro Padre celestial. Enseñar de qué
manera nos ha ayudado nuestro padre terrenal a conocer el amor de nuestro Padre celestial por
nosotros.

Al director:
Preparar dos tronos, detrás de los dos tronos puede verse un gran corazón. Los dos tronos deben
quedar dentro del mismo. Este puede ser sólo un marco en forma de corazón.
Sentar en uno de los tronos a un padre. Puede ser el padre más anciano, el que más hijos tenga, etc.
En el otro puede haber una corona representando al Padre celestial. El padre terrenal debe tener
también una corona en sus sienes.
A cada padre se le puede poner una corona en las sienes al entrar a la iglesia. El puede entrar tomado
del brazo por una hija mayor, su esposa u otra persona. Se le puede dar un lugar especial, sentándolo
al frente.
Si se prefiere, en lugar de la entrada, en un momento dado, los niños pueden ponerle las coronas a
los padres, entonces se le puede poner un clavel a la entrada, o viceversa.
En este programa hay material opcional para que el director escoja de acuerdo a sus posibilidades y al
tiempo de que disponga para el programa.

INTRODUCCION: DIRECTOR DEL PROGRAMA


Se llamará a un padre al frente por su nombre, para que represente a los padres.
(Se le puede mencionar el motivo por el cual ha sido seleccionado. Por ser el padre más anciano o el
que más hijos tenga, o el más misionero, etc. Se le ofrece el trono para el que se siente.)
(Poniendo la corona al padre)
Mi padre ocupa un gran trono en mi corazón. El es el rey de mi corazón.
Copyright 1994 Zoe González, USA
Derechos Reservados 1994 Zoe González, México

(Colocando la corona en el trono vacío)


Mi padre me enseñó que tengo un Padre celestial y él tiene también un trono en mi corazón.
El es también el Rey de mi corazón.

Primer participante: CANTO


Mi padre me ama con un amor verdadero. Se preocupa por lo que voy a comer, por lo que voy a
beber y por lo que voy a vestir. Mi padre quiere lo mejor para mí y trata de proporcionármelo, aún a
costa de sus sacrificios.
Cuando estoy enfermo, mi padre no se aparta de mi lado y hace todo lo posible por verme con salud,
ése es su mayor anhelo. Mi padre es capaz de dar su vida por mí, si fuese necesario.

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Mi padre me enseñó que tengo un Padre celestial que también me arna. Me da a diario lo que
necesito y me sana, si estoy enfermo. Mi padre me enseñó que mi Padre celestial me ama tanto que
envió a su hijo para salvarme.
Canto: "Padre yo vengo a ti" HA. # 257
(Este canto puede ser cantado por la congregación o enforna de especial)

Segundo participante: ORACION


Mi padre me escucha. Cuando tengo alguna queja o algún problema él me escucha con amor. Se
preocupa por mis problemas y me ayuda en todo lo que puede, lo mismo en consejos sabios que en
su ayuda personal e inmediata.
Mi padre me ha enseñado que puedo acercarme a mi Padre Celestial en oración. El también me
escucha con paciencia y amor y contesta mis peticiones.

Oración de rodillas.

Tercer Participante: PARTE ESPECIAL


Mi padre sufre si me desvío, sin embargo me perdona. A veces por falta de experiencia y queriendo
"conocer el mundo", me desvío y hago cosas que no debiera hacer, lo cual hace que el corazón de mi
padre se oprima por el dolor y sufra. Cuando comprendo mi error y vuelvo a él, nada me reprocha,
sino que me recibe con los brazos abiertos y me perdona.
Por medio de mi padre terrenal, he aprendido que mi Padre celestial perdona mis pecados y me
recibe con los brazos abiertos, cuando vuelvo a él.

Cuarto Participante: PROMOCION

Parábola del "Hubo


Pródigo". Drama
Puede ser leída por un reparador, despacio y todo se hace en mímica.
Canto: ¿Dónde se encuentra hoy? o, poesía "tl3uertas noches? o ¿adiós?".
¿Buenas noches? o ¿adiós?
Muy grave en un hospital Y continuarás creciendo estaba un padre cristiano, en gracia y virtud
cristiana. Que comprendiendo su estado pues amaste a Jesús su familia izo llamar, desde tu
edad más temprana.

Como su fe se apoyaba en la voluntad de Dios, con su voz que susurraba de esta forma les habló:
-Querida y amante esposa, juntos nos vio sombra y sol y de todo lo que he hecho tú has sido mi
inspiración.
El espíritu del cielo en tus ojos vi brillar, en ti cifré mis anhelos, no me vayas a olvidar.
Buenas noches, dulce esposa, ven, que un beso te daré.
No sufras, sigue dichosa, que un mañana te veré.
Y tú, buena María, mi hija llena de candor, de mi vida has sido el gozo, la luz de mi corazón.
Eres tan buena cristiana.
Sigue así de Cristo en pos. Buenas noches, nunca olvides lo que tu padre te amó.
Y tú, mi amado Guillermo, del hogar la bendición, amas al Dios de tu padre con fervor y devoción.
Buenas noches, Memo amado, recibe mi bendición

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y que siempre sea tu vida, una vida de oración.


-En orden seguía Carlitos, quien malas influencias sufrió, y dolores y tristezas
a su padre le causó.
El padre por alto pasó la ovejuela descarriada, y con ternura le habló a la pequeñita amada.
-Mi pequeña y dulce Gracia, has sido un rayo de luz.
La alegría del hogar,
siempre has amado a Jesús.
La dulce copa de dicha de tu padre rebozaba,
cuando a Cristo te rendiste y toda a él te entregabas.
Buenas noches, tierna hijita, sé de todos el consuelo. Sigue el camino de Cristo, nos veremos en el
cielo.
¡Adiós amado Carlitos!
¡Cuán noble y cuán bueno fuiste cuando los firmes principios
de tu padre obedeciste!

Igual que todos tuviste la misma oportunidad,


aún no sé por qué no fuiste por la senda de verdad.
La Palabra del Señor,
ni sus leyes has guardado, sabes que a pesar de todo tu padre siempre te ha amado.
Sólo puede saber Dios lo que tu padre te ama. No te podré ver mañana. ¡Adiós Carlitos, adiós!
-Carlitos rompió en sollozos,
casi gritando exclamó:
-~.Por qué a todos buenas noches y a mí me dices adiós?
-Porque en la hermosa mañana de grata resurrección,
con ml familia cristiana tendré dichosa reunión.
Yo no tengo la esperanza de allí poderte encontrar, y muero con la añoranza de volverte a
contemplar.
-El de rodillas cayó,
y en agonías del alma, perdón a Dios imploró hasta recobrar la calma.

¡ No doy crédito, hijo mío a lo que estoy escuchando! ¿de veras eres sincero
en lo que estás implorando?
-Sí padre, sincero soy en esta mi petición.
-pues ya muy feliz estoy, recibe mi, bendición
Buena noches, amado hijo. Jesús te perdonará.
Ya descanso, no me aflijo porque Dios te salvará.
-Es mi sincera oración
que esta historia, que no es mito, alcance a muchos Carlitos
que van a la perdición.
Los principios que tu padre cristiano te ha enseñado, practícalos cada día,
nunca los dejes a un lado.
Ellos te conducirán
hacia la eterna mansión, donde ambos recibirán de Jesús "El Galardón".
Autora: Zoe González.

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Mi padre me disciplina. El muchas veces ha tenido que usarla para que yo aprenda algo. Sé que a él le
duele más que a mí disciplinarme, pero lo hace porque me ama y quiere mi bien.
Con mi padre he aprendido que, a veces mi Padre celestial tiene que disciplinarme para que yo
aprenda el camino de la salvación y vaya por él.
(Este tema puede ser ampliado si el tiempo lo permite)

Quinto participante: MISIONERO

Mi padre me tiene piedad infinita. La piedad de mi padre terrenal hacia mí es inagotable. El perdona
todos mis desvíos y mis maldades.
Por medio de mi padre terrenal, he aprendido que la piedad de mi Padre celestial es infinita, su amor
inmensurable. Aunque los hombres mataron a su hijo unigénito, él nos ha perdonado y aún más, nos
ha adoptado como sus propios hijos.
Historia misionera especial para el día de los padres.
Incomprensible amor.
Historia especial para el "Día de los Padres”.
Los esposos Gutiérrez vivían en una cómoda casa en la ciudad. El Señor Gutiérrez tenía un buen
empleo y todo le iba muy bien. Dios los premió con un hijo, al cual cuidaban con ternura y amor. Los
padres enseñaron a su hijo el camino del bien. También le enseñaron del amor de Dios.
El niño fue enviado a una escuela cristiana y sus padres lo llevaban a la iglesia. El creció y se hizo un
joven. Entonces comenzó a elegir sus propias amistades. Roberto, que así se llamaba el joven, empezó
a reunirse con jóvenes que no eran cristianos, ya frecuentar lugares que no eran propios para un
joven como él.
Cierta noche en que se encontraban en un sitio en penumbras, alguien vino con un cuchillo a
vengarse de uno de los jóvenes, por un problema que habían tenido y al confundir a Roberto con el
objeto de su odio y venganza, lo mató a cuchilladas.
El sufrimiento de los padres fue indecible. La pérdida de su hijo les hacía ver la vida sin ningún
aliciente para seguir viviendo. Pero pronto su confianza y fe en Dios les hizo mejorar su estado.
Llegó el día del juicio del joven que había matado a su hijo. Al principio creían que no tendrían fuerzas
para ir, y mucho menos para mirar la cara del asesino de su hijo.
En el juicio se dieron cuenta que el joven asesino había sido víctima de maltratos y de abusos cuando
era pequeño, lo cual había convertido a aquel niño en una fiera humana dispuesta a vengarse de todo
el que quisiera hacerle daño. Durante el juicio sintieron pena por el muchacho, el cual fue
sentenciado a diez años de prisión.
El padre del difunto Roberto, un día se acercó a su esposa y le hizo una proposición que ella casi no
podía creer:
-Querida, ¿qué te parece si vamos a visitar a la prisión al joven que mató a nuestro hijo? -estás loco! -
respondió ella i no quiero ver nunca más al asesino de mi hijo!

Poco a poco el padre fue convenciendo a su esposa de visitar aquel joven.


-Podemos hablarle de Dios y de su amor -decía el padre y quizás se arrepienta, acepte el perdón de
Jesús y pueda ser un alma ganará su reino.
Finalmente los esposos Gutiérrez fueron a visitar a aquel joven, que al verlos se turbó pues
desconocía sus intenciones. Pensaba que quizás vendrían a proferirle insultos o a reprocharle su
terrible acción, pero ellos le hablaron del amor de Jesús y de cómo él perdona al pecador por gra nde

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que haya sido su pecado. El joven no podía dar crédito a lo que sus oídos escuchaban y por fin
exclamó:
-Si el amor de Dios es lo que los ha motivado a ustedes a venir a este lugar a hablarle de perdón y
salvación al asesino de su hijo, ha de ser muy grande ese amor. Yo he vivido - continuó el joven- sin
conocer prácticamente esa palabra, porque nadie me ha dado amor, pero necesito amor y perdón por
mi gran delito de quitar la vida a un semejante. Si es Cristo quien puede hacer que en ustedes nazca
ese amor de querer ayudar al asesino de su hijo, yo quiero conocer a ese Cristo y recibir su amor y su
perdón, si él quiere dármelo. El j oven comenzó a estudiarla Biblia. Los esposos Gutiérrez continuaron
visitándolo. Un día le fue concedido el permiso de ir, bajo custodia, a bautizarse a la iglesia. La vida de
aquel joven cambió completamente. Debido a su buen comportamiento y buen ejemplo a los demás
presos, la sentencia le fue acortada. Un día, finalmente, recibió la libertad. Ese día los esposos
Gutiérrez estaban allí con él para compartir su alegría.
El joven no podía dar crédito a lo que sus oídos escuchaban cuando el Señor Gutiérrez le dijo:
-Mi esposa y yo hemos decidido pedirte que vengas a vivir con nosotros, ¿lo aceptarías? El joven los
abrazó llorando y les dijo:
-No puedo creer que el amor de ustedes por mí llegue a tanto.
-Sí, le dijo el señor Gutiérrez, queremos adoptarte como nuestro hijo, queremos darte el amor que
nunca has tenido. Ocuparás el cuarto de nuestro hijo y así nos parecerá que él aún está con nosotros,
pues tú lo reemplazarás. El joven y los esposos Gutiérrez caminaron hasta su casa riendo y llorando.
Este j oven pudo comprender el amor del Padre celestial por medio de este padre terrenal.
Cuando la raza humana pecó y fue destituida de la gloria de Dios, el Padre celestial envió a su hijo
para salvarla. Los pecadores lo mataron sin haber cometido delito alguno. El Padre celestial perdonó a
los transgresores y los aceptó como a sus hijos, dándoles todos los derechos y privilegios que s ólo
pertenecían a su hijo unigénito.

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