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… ¿Y QUE ESPERAMOS AHORA?...

Después del desarrollo, el Postdesarrollo.


¿Es posible algo distinto?

Romina Romeo Mondaca.

Existe una frase muy recurrente:

“Los últimos cuarenta años pueden denominarse la era del desarrollo. Esta
época se acerca a su fin. Es el momento indicado de redactar su esquela de
defunción”

The Development Dictionary, Wolfgang Sachs, 1991

A nivel teórico, esta frase marco los cimientos para comenzar una nueva
época. Muchos se preguntaban, ¿después del desarrollo que viene?
Personalmente considero que la palabra desarrollo, a diferencia de
desarrollado, tiene implícito el acto constante de mejorar. Por lo tanto, se puede
estar en constante desarrollo sin necesariamente superar la etapa o ser
desarrollado.

Pero, volviendo a ¿Qué viene después del desarrollo?, muchos estudiosos


comenzar a intentar responder esta pregunta con estudios, los cuales
coincidían estar en una época de postdesarrollo, concepto que apareció en
1991. Y fue, en base a una serie de análisis con respecto al discurso sobre el
“desarrollo”, sumado al descontento con el “desarrollo” en la gran mayoría de
los países denominados del tercer mundo, los que hicieron posible el
surgimiento de este nuevo enfoque.

Este nuevo enfoque cuestionaba la idea de desarrollo sobre la base de la


cultura occidental, como lo dijo Mohanty en 1991; “el desarrollo no toma lugar
únicamente bajo la mirada de occidente”. Se deben tomar en cuenta distintas
realidades endémicas, propias de las regiones, los pueblos y culturas.
Respetándolas y dándoles espacios en la sociedad general.
Para la sociedad actual, con la globalización ya completamente instalada en
nuestras vidas y sociedad. ¿Será posible, tener postdesarrollo?, ¿no será
quizás retroceder? Y de ser así, ¿estamos dispuestos?

Los paradigmas de origen del postdesarrollo, indican que; su concepto es el


lenguaje y el sentido, la significación. Su criterio para el cambio es la economía
política de la verdad y la pluralidad de discursos y representaciones. Su
mecanismo para el cambio es cambiar las prácticas de saber y hacer. Y
finalmente su actitud critica respecto al desarrollo y la modernidad es articular
una ética de conocimiento experto como practica de la libertad. (Escobar,
2005).

Reitero nuevamente la pregunta ¿será posible un postdesarrollo? Dentro de las


principales críticas que se realizan a este nuevo enfoque encontramos las
realizadas por; Berger 1995, Crew y Harrison 1998, Storey 2000, que dicen lo
siguiente: “Dado el enfoque del discurso, los proponentes del posdesarrollo
pasan por alto la pobreza y el capitalismo, ambos verdaderos problemas del
desarrollo” o “Romantizaron las tradiciones locales y los movimientos sociales,
obviando el hecho de que lo local también se encuentra configurado por
relaciones de poder”.

Sin embargo la principal respuesta a estas declaraciones, se indica lo


siguiente; “ es insuficiente la estrategia de hablar en nombre de la gente, desde
la distancia de la academia o las ONG´s de desarrollo, este comentario refleja
el realismo crónico de muchos académicos que invariablemente tildan de
romántica cualquier critica radical de occidente o defensa de “lo local”, además,
la noción realista del cambio social que subyace al comentario no logra
desprenderse de su propia visión de “lo material”, “el sustento”, “las
necesidades” y otros” (Escobar, 2000).

Como plantea Escobar en el año 2000. tanto los políticos como los
economistas reticentes a la idea de postdesarrollo, hablan de “la gente” y “las
necesidades”. Asumiendo a priori, creer saber lo que la gente necesita, sin
embargo, y según lo antropólogos, las necesidades de la gente están
directamente relacionadas con lo que la cultura de la sociedad construye. Por
lo tanto, satisfacer las necesidades a través de prácticas e instituciones no
capitalistas, tal como se ha hecho en buena parte de la historia. Es una base
fundamental de la ideología del postdesarrollo, como lo es también abogar los
todos aquellos derechos de segunda categoría.

Pensar en el postdesarrollo no es tan difícil, solo requiere abrir nuestra mente y


no pensar en un retroceso, sino más bien en una nueva forma. Considerarlo,
quizás como un desarrollo, pero visto desde otra perspectiva y apuntando a las
realidades locales, para que estas no pierdan identidad, pero que tampoco
generen brechas.

Si bien es importante lograr desafíos impuestos, es fundamental, que todos


aquellos países pertenecientes al tercer mundo generen sus propios desafíos,
y que lentamente de manera individual y colectiva vayan generando sus
propias, políticas, metas y desafíos, que les permitan no perder su identidad y
ser parte, participe, del mundo.

¿Qué esperamos ahora?... un nuevo desarrollo, mucho mas amable con las
realidades locales, con los fenómenos sociales, respetando y haciéndose parte
de fenómenos como la globalización, pero volviendo a lo local, para no perder
la identidad, pero no retroceder, sino que re-inventarse, re-desarrollarse o post-
desarrollarse.

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