Venezuela, como Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua están en el camino de su historia y son su propia historia. Merecen su propia institucionalidad que los represente y asuma su pluralismo. Si los demás países de América latina y del Caribe insisten en seguir atados a la cola del imperio sionista estadounidense y a la “democracia liberal” que se cae a pedazos, nada ni nadie los puede detener. Son parte del hacer antagónico de la historia pero, al mismo tiempo, de su oscuridad y de su negación. Quizás algún día sus pueblos salgan de la caverna.
Venezuela, como Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua están en el camino de su historia y son su propia historia. Merecen su propia institucionalidad que los represente y asuma su pluralismo. Si los demás países de América latina y del Caribe insisten en seguir atados a la cola del imperio sionista estadounidense y a la “democracia liberal” que se cae a pedazos, nada ni nadie los puede detener. Son parte del hacer antagónico de la historia pero, al mismo tiempo, de su oscuridad y de su negación. Quizás algún día sus pueblos salgan de la caverna.
Venezuela, como Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua están en el camino de su historia y son su propia historia. Merecen su propia institucionalidad que los represente y asuma su pluralismo. Si los demás países de América latina y del Caribe insisten en seguir atados a la cola del imperio sionista estadounidense y a la “democracia liberal” que se cae a pedazos, nada ni nadie los puede detener. Son parte del hacer antagónico de la historia pero, al mismo tiempo, de su oscuridad y de su negación. Quizás algún día sus pueblos salgan de la caverna.
Desde los aos 90 la democracia liberal que lidera EEUU se ha presentado
ante el mundo como una victoria definitiva y sin adversarios.
Con la cada del muro de Berln, al mito del Destino Manifiesto se vino a sumar el del Fin de la Historia del errtico Francis Fukuyama.
Desde entonces, lo poltico se asumi como la universalizacin del libre
mercado, del crecimiento econmico, de la financiarizacin de la economa, de la extensin de la propiedad privada, del individualismo, del consumismo como calidad de vida. Pero tambin del voto, de los derechos humanos, la inclusin social, la ayuda humanitaria.
La poltica consolid la hegemona de los organismos financieros liderados por
la dupla, FMI-BM, la Reserva Federal y los Bancos Centrales, la Banca internacional, la ONU, la OTAN, la OEA, los Comandos Unificados, las Bases Militares.
La ONU y la OEA, en tanto hijas putativas del poder emergente
estadounidense tras la segunda guerra mundial, seran los instrumentos llamados a garantizar la expansin y hegemona talasocrtica y unipolar de los Estados Unidos a travs del control del comercio mundial, la mercantilizacin, la especulacin, las invasiones militares, el neocolonialismo, los genocidios, las hambrunas, el terror.
Habilitadas, una y otra organizacin, de estructuras burocrticas dolarizadas y
de un democratismo deliberativo, la ONU y la OEA lograron imponerse en la mente de gobernantes del mundo y de Amrica latina que vieron en ellas la garanta de acceder a cuotas de poder y de corrupcin a cambio de entregar sus economas y la soberana de sus pueblos a la voracidad imperial del nuevo lder hegemnico.
Concretamente en Amrica latina, la OEA se erigi en el super-poder de la
camarilla masnica del CFR, la Trilateral, el Club de Bilderberg actuando de la mano con la CIA y el FBI.
Para las democracias liberales engendradas y cobijadas en la OEA todo
empez y contina discurriendo en torno a la alternancia de los gobiernos entre partidos polticos con propuestas programticas que slo se diferencian en la retrica puesta en los derechos humanos, la identidad de gnero, el matrimonio y la paternidad gay, la legalidad de LGBT. Siempre dispuestos a implementar y canalizar las subvenciones para la sedicin y el terror en aquellos pases no gratos al poder estadounidense. Y es que si algo hay que recocerles a la ONU y a la OEA es el enorme perjuicio que le han ocasionado al ejercicio de lo poltico y a la institucionalidad poltica. Incluso, tratndose de la democracia liberal.
Sesgadas -terica, prctica e institucionalmente- para asumir la naturaleza de
los antagonismos y de los conflictos sociales siempre a favor de los intereses del pas que las patrocin, las dirige, monitorea y controla, la ONU y la OEA se establecieron para instrumentalizar los valores esenciales de la Ilustracin y de la Revolucin Francesa a favor de una plutocracia mitmana y torpe para entender el ser y la historia.
Cuando en este escenario surgen pueblos, como el venezolano, reclamando
su derecho a ser en su historia y a superar el liberalismo como su negacin, entonces los titiriteros de la OEA levantan de sus poltronas a sus tteres apologistas y los compelen a la sedicin y al ataque. A estos intiles de siempre, encabezados por su Secretario General, no les queda sino la genuflexin que les sirvi para acomodarse en los gobiernos de sus pases.
Ayunos de la voz y de la accin de sus pueblos se ensoberbecen con la grita
amenazante de su nuevo amo blanco que los desprecia en nombre de la raza. Pero all estn, fieles al mandato de un fantoche y de una organizacin desfasados en el tiempo.
Venezuela nada pierde, pero gana mucho, renunciando a seguir perteneciendo
a la red de las colonias del imperio estadounidense. La irreversibilidad de las crisis de las democracias liberales y de sus diferentes remedos advierten, como anticipara el Comandante Chvez, que es hora de construir una nueva institucionalidad para defender los intereses de los pueblos soberanos. Estos sern siempre antagnicos a quienes han hecho del mercado un culto, de la libertad una parodia y de la democracia una tirana del dinero.
La OEA es de las instituciones creadas para sabotear y acabar con la
existencia de gobiernos que, junto a sus pueblos, estn superando los lmites de una pretendida universalizacin de la democracia de un solo signo. Se ha hecho para negar la validez del antagonismo e imponer su renuncia. Esto es, para acabar con lo poltico y la poltica.
Venezuela, como Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua estn en el camino de su
historia y son su propia historia. Merecen su propia institucionalidad que los represente y asuma su pluralismo. Si los dems pases de Amrica latina y del Caribe insisten en seguir atados a la cola del imperio sionista estadounidense y a la democracia liberal que se cae a pedazos, nada ni nadie los puede detener. Son parte del hacer antagnico de la historia pero al mismo tiempo de su oscuridad y de su negacin. Quizs algn da sus pueblos salgan de la caverna.