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Lo siento chicas, otra vez, y no s cuntas van ya, vais a salir mal paradas en este
artculo la historia no ha sido muy benvola con vosotras.
Esta costumbre llevaba parejo un ritual: el marido slo tena que traer a su esposa a la
plaza del mercado con una soga alrededor del cuello, el brazo o la cintura. El marido
intentaba a su esposa sus virtudes y ocultando sus defectos, y tras una subasta pblica
se adjudicaba el mejor postor entregndole un documento como prueba de propiedad.
En este grabado de 1820 una vaca situada en el lugar exacto deja claro los motivos de la
venta de la esposa
No se ha registrado casos de ninguna esposa que hubiese sido subastada ms de una vez
por distintos maridos, pero s algunos en los que el marido tuvo que volver a la plaza
porque en su primera subasta no encontr pujadores. Respecto a los precios varan
mucho y en muchas ocasiones adems del dinero se aada a la puja algn barril de
cerveza. Lo que est claro es que muchas mujeres que tuvieron que pasar por este
mezquino y miserable trance ganaron con el cambio dejaban atrs un matrimonio roto
y a un marido que las haba vendido.