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Catequesis sobre
Santo Tomás de Aquino
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theologia
cuadernos 4
Benedicto XVI
Catequesis sobre
Santo Tomás de Aquino
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TRADERE
2010
pág. 4. Fray Angelico. La Virgen María con el Niño Jesús y los santos Domingo y Tomás de
Aquino. 1424-30. Museo Hermitage, San Petersburgo.
pág. 6. Velázquez. La tentación de santo Tomás. Museo Diocesano. Orihuela, Alicante.
pág. 8. Sebastián Ricci. San Pío V, santo Tomás de Aquino y san Pedro Mártir. 1730-1733.
Santa María del Rosario, Venecia.
pág.10. Anónimo castellano. Santa María, los santos Domingo y Tomás, junto con los
Reyes de Castilla. s. XV.
pág. 11. Santi di Tito. Visión de santo Tomás. 1593. San Marcos, Florencia.
pág. 12. Bien escribiste de mí. Mosaico, en los Museos Vaticanos, Ciudad del Vaticano.
pág. 14. Ghirlandaio. La Virgen y el Niño con los Santos Dionisio, Domingo, Clemente y
Tomás de Aquino. 1480. galería Uffizi, Florencia.
pág. 18. Zurbarán. Apoteosis de santo Tomás. 1631. museo de Bellas Artes, Sevilla.
pág. 19. Bayeu. Santo tomás venciendo a los herejes. 1760.
pág. 21. Triunfo de Santo Tomás. 1340. Santa Catalina, Pisa.
pág. 23. S. XVI. Convento de las Dueñas, Salamanca.
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Noticia introductoria
Los editores
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D
Queridos hermanos y hermanas:
espués de algunas catequesis sobre el sacerdocio y mis últimos viajes,
volvemos hoy a nuestro tema principal, es decir, a la meditación de al-
gunos grandes pensadores de la Edad Media. Últimamente habíamos
visto la gran figura de san Buenaventura, franciscano, y hoy quiero
hablar de aquel a quien la Iglesia llama el Doctor communis: se trata de
santo Tomás de Aquino. Mi venerado predecesor, el Papa Juan Pablo II en su encíclica Fides
et ratio recordó que «la Iglesia ha propuesto siempre a santo Tomás como maestro de pensa-
miento y modelo del modo correcto de hacer teología» (n. 43). No sorprende que, después
de san Agustín, entre los escritores eclesiásticos mencionados en el Catecismo de la Iglesia
católica, se cite a santo Tomás más que a ningún otro, hasta sesenta y una veces. También se
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le ha llamado el Doctor Angelicus, quizá por En ese período, la cultura del mundo
sus virtudes, en particular la sublimidad del latino se había visto profundamente esti-
pensamiento y la pureza de la vida. mulada por el encuentro con las obras de
Tomás nació entre 1224 y 1225 en el Aristóteles, que durante mucho tiempo per-
castillo que su familia, noble y rica, poseía en manecieron desconocidas. Se trataba de es-
Roccasecca, en los alrededores de Aquino, critos sobre la naturaleza del conocimiento,
las ciencias naturales, la metafísica, el alma y
cerca de la célebre abadía de Montecassino,
la ética, ricas en informaciones e intuiciones
donde sus padres lo enviaron para que reci-
que parecían válidas y convincentes. Era una
biera los primeros elementos de su instruc-
visión completa del mundo desarrollada sin
ción. Algunos años más tarde se trasladó a
Cristo y antes de Cristo, con la pura razón,
la capital del reino de Sicilia, Nápoles, don- y parecía imponerse a la razón como «la»
de Federico III había fundado una presti- visión misma; por tanto, a los jóvenes les re-
giosa universidad. En ella se enseñaba, sin sultaba sumamente atractivo ver y conocer
las limitaciones vigentes en otras partes, el esta filosofía. Muchos acogieron con entu-
pensamiento del filósofo griego Aristóteles, siasmo, más bien, con entusiasmo acrítico,
en quien el joven Tomás fue introducido este enorme bagaje del saber antiguo, que
y cuyo gran valor intuyó inmediatamente. parecía poder renovar provechosamente la
Pero, sobre todo, en aquellos años trascurri- cultura, abrir totalmente nuevos horizontes.
dos en Nápoles nació su vocación domini- Sin embargo, otros temían que el pensa-
ca. En efecto, Tomás quedó cautivado por miento pagano de Aristóteles estuviera en
el ideal de la Orden que santo Domingo ha- oposición a la fe cristiana, y se negaban a
bía fundado pocos años antes. Sin embargo, estudiarlo. Se confrontaron dos culturas: la
cuando vistió el hábito dominico, su familia cultura pre-cristiana de Aristóteles, con su
se opuso a esa elección, y se vio obligado racionalidad radical, y la cultura cristiana
a dejar el convento y a pasar algún tiempo clásica. Ciertos ambientes se sentían incli-
con su familia. nados a rechazar a Aristóteles por la presen-
tación que de ese filósofo habían hecho los
En 1245, ya mayor de edad, pudo re-
comentaristas árabes Avicena y Averroes.
tomar su camino de respuesta a la llamada
De hecho, fueron ellos quienes transmitie-
de Dios. Fue enviado a París para estudiar
ron al mundo latino la filosofía aristotélica.
teología bajo la dirección de otro santo,
Por ejemplo, estos comentaristas habían
Alberto Magno, del que hablé recientemen- enseñado que los hombres no disponen de
te. Alberto y Tomás entablaron una verda- una inteligencia personal, sino que existe un
dera y profunda amistad, y aprendieron a único intelecto universal, una sustancia es-
estimarse y a quererse, hasta tal punto que piritual común a todos, que actúa en todos
Alberto quiso que su discípulo lo siguiera como «única»: por tanto, una despersonali-
también a Colonia, donde los superiores zación del hombre. Otro punto discutible
de la Orden lo habían enviado a fundar un que transmitieron esos comentaristas ára-
estudio teológico. En ese tiempo Tomás bes era que el mundo es eterno como Dios.
entró en contacto con todas las obras de Como es comprensible se desencadenaron
Aristóteles y de sus comentaristas árabes, un sinfín de disputas en el mundo univer-
que Alberto ilustraba y explicaba. sitario y en el eclesiástico. La filosofía aris-
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dio misterioso, que nos ayuda a compren- La vida y las enseñanzas de santo
der no sólo la humildad personal de Tomás, Tomás de Aquino se podrían resumir en un
sino también el hecho de que todo lo que episodio transmitido por los antiguos bió-
logramos pensar y decir sobre la fe, por grafos. Mientras el Santo, como acostum-
más elevado y puro que sea, es superado braba, oraba ante el crucifijo por la mañana
infinitamente por la grandeza y la belleza temprano en la capilla de San Nicolás, en
de Dios, que se nos revelará plenamente en Nápoles, Domenico da Caserta, el sacristán
el Paraíso. Unos meses después, cada vez de la iglesia, oyó un diálogo. Tomás pre-
más absorto en una profunda meditación, guntaba, preocupado, si cuanto había escri-
Tomás murió mientras estaba de viaje ha- to sobre los misterios de la fe cristiana era
cia Lyon, a donde se dirigía para participar correcto. Y el Crucifijo respondió: «Tú has
en el concilio ecuménico convocado por el hablado bien de mí, Tomás. ¿Cuál será tu re-
Papa Gregorio X. Se apagó en la abadía cis- compensa?». Y la respuesta que dio Tomás
terciense de Fossanova, después de haber es la que también nosotros, amigos y discí-
recibido el viático con sentimientos de gran pulos de Jesús, quisiéramos darle siempre:
piedad. «¡Nada más que tú, Señor!» (ib., p. 320).
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“Y el Crucifijo respondió: «Tú has hablado bien de mí, Tomás. ¿Cuál será tu recompensa?».
Y la respuesta que dio Tomás es la que también nosotros, amigos y discípulos de Jesús,
quisiéramos darle siempre: «¡Nada más que tú, Señor!»”. (Benedicto XVI)
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H
oy quiero continuar la presentación de santo Tomás de Aquino,
un teólogo de tan gran valor que el estudio de su pensamiento
fue explícitamente recomendado por el concilio Vaticano II en
dos documentos, el decreto Optatam totius, sobre la formación
al sacerdocio, y la declaración Gravissimum educationis, que trata
sobre la educación cristiana. Por lo demás, ya en 1880 el Papa León XIII, gran estimador
suyo y promotor de estudios tomistas, declaró a santo Tomás patrono de las escuelas y de las
universidades católicas.
El motivo principal de este aprecio no sólo reside en el contenido de su enseñanza,
sino también en el método adoptado por él, sobre todo su nueva síntesis y distinción entre
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filosofía y teología. Los Padres de la Iglesia pero santo Tomás estaba firmemente con-
se confrontaban con diversas filosofías de vencido de su compatibilidad; más aún, de
tipo platónico, en las que se presentaba una que la filosofía elaborada sin conocimiento
visión completa del mundo y de la vida, in- de Cristo casi esperaba la luz de Jesús para
cluyendo la cuestión de Dios y de la religión. ser completa. Esta fue la gran «sorpresa» de
En la confrontación con estas filosofías, santo Tomás, que determinó su camino de
ellos mismos habían elaborado una visión pensador. Mostrar esta independencia entre
completa de la realidad, partiendo de la fe filosofía y teología, y al mismo tiempo su re-
y usando elementos del platonismo, para lación recíproca, fue la misión histórica del
responder a las cuestiones esenciales de los gran maestro. Y así se entiende que, en el
hombres. Esta visión, basada en la revela- siglo XIX, cuando se declaraba fuertemente
ción bíblica y elaborada con un platonismo la incompatibilidad entre razón moderna y
corregido a la luz de la fe, ellos la llamaban fe, el Papa León XIII indicara a santo Tomás
«nuestra filosofía». La palabra «filosofía» no como guía en el diálogo entre una y otra. En
era, por tanto, expresión de un sistema pu- su trabajo teológico, santo Tomás supone y
ramente racional y, como tal, distinto de la concreta esta relación entre ambas. La fe
fe, sino que indicaba una visión completa de consolida, integra e ilumina el patrimonio
la realidad, construida a la luz de la fe, pero de verdades que la razón humana adquie-
hecha propia y pensada por la razón; una re. La confianza que santo Tomás otorga a
visión que, ciertamente, iba más allá de las estos dos instrumentos del conocimiento
capacidades propias de la razón, pero que, —la fe y la razón— puede ser reconducida
como tal, era también satisfactoria para ella. a la convicción de que ambas proceden de
Para santo Tomás el encuentro con la filo-
una única fuente de toda verdad, el Logos
sofía precristiana de Aristóteles (que murió
divino, que actúa tanto en el ámbito de la
hacia el año 322 a.C.) abría una perspectiva
creación como en el de la redención.
nueva. La filosofía aristotélica era, obvia-
mente, una filosofía elaborada sin conoci- Junto con el acuerdo entre razón y fe,
miento del Antiguo y del Nuevo Testamento, se debe reconocer, por otra parte, que am-
una explicación del mundo sin revelación, bas se valen de procedimientos cognosciti-
por la sola razón. Y esta racionalidad consi- vos diferentes. La razón acoge una verdad
guiente era convincente. Así la antigua for- en virtud de su evidencia intrínseca, me-
ma de «nuestra filosofía» de los Padres ya diata o inmediata; la fe, en cambio, acepta
no funcionaba. Era preciso volver a pensar una verdad basándose en la autoridad de la
la relación entre filosofía y teología, entre fe Palabra de Dios que se revela. Al principio
y razón. Existía una «filosofía» completa y de su Summa Theologiae escribe santo Tomás:
convincente en sí misma, una racionalidad «El orden de las ciencias es doble: algunas
que precedía a la fe, y luego la «teología», un proceden de principios conocidos mediante
pensar con la fe y en la fe. La cuestión ur- la luz natural de la razón, como las matemá-
gente era esta: ¿son compatibles el mundo ticas, la geometría y similares; otras proce-
de la racionalidad, la filosofía pensada sin den de principios conocidos mediante una
Cristo, y el mundo de la fe? ¿O se exclu- ciencia superior: como la perspectiva pro-
yen? No faltaban elementos que afirmaban cede de principios conocidos mediante la
la incompatibilidad entre los dos mundos, geometría, y la música de principios cono-
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«Oh santísima y dulcísima Virgen María, Madre de Dios..., encomiendo toda mi vida a tu cora-
zón misericordioso... Alcánzame, oh dulcísima Señora mía, caridad verdadera, con la cual ame
con todo mi corazón, sobre todas las cosas, a tu santísimo Hijo y, después de él, a ti, y al próji-
mo en Dios y por Dios» (oración atribuida a santo Tomás de Aquino).
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Queridos hermanos y hermanas:
uiero completar hoy, con una tercera parte, mis catequesis sobre san-
to Tomás de Aquino. Incluso más de setecientos años después de su
muerte, podemos aprender mucho de él. Lo recordaba también mi
predecesor, el Papa Pablo VI, quien, en un discurso pronunciado en
Fossanova el 14 de septiembre de 1974, con ocasión del VII centenario
de la muerte de santo Tomás, se preguntaba: «Maestro Tomás, ¿qué lección nos puedes dar?».
Y respondía así: «La confianza en la verdad del pensamiento religioso católico, tal como él
lo defendió, expuso y abrió a la capacidad cognoscitiva de la mente humana» (L’Osservatore
Romano, edición en lengua española, 22 de septiembre de 1974, pp. 6-7). Y el mismo día, en
Aquino, refiriéndose de nuevo a santo Tomás, afirmaba: «Todos, todos los que somos hijos
fieles de la Iglesia podemos y debemos, por lo menos en alguna medida, ser discípulos suyos»
(ib., p. 7).
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do cómo, en la libre elección del hombre de Pasión de Jesús, añadiendo también una am-
realizar actos buenos, se integran la razón, plia disertación sobre los siete sacramentos,
la voluntad y las pasiones, a las que se añade porque en ellos el Verbo divino encarnado
la fuerza que da la gracia de Dios mediante extiende los beneficios de la Encarnación
las virtudes y los dones del Espíritu Santo, al para nuestra salvación, para nuestro camino
igual que la ayuda que ofrece también la ley de fe hacia Dios y la vida eterna, permanece
moral. Por consiguiente, el ser humano materialmente casi presente con las reali-
es un ser dinámico, que busca su propia dades de la creación, y así nos toca en lo
identidad, que busca llegar a ser él mis- más íntimo.
mo y, en este sentido, busca realizar Hablando de los sacramen-
actos que lo construyen, que lo ha- tos, santo Tomás se detiene de
cen verdaderamente hombre; y aquí modo particular en el misterio de
entra la ley moral, entra la gracia y la Eucaristía, por el cual tuvo una
también la razón, la voluntad grandísima devoción, hasta
y las pasiones. Sobre este tal punto que, según los
fundamento santo antiguos biógrafos,
Tomás traza la fi- solía acercar su
sonomía del hom- cabeza al Sagrario,
bre que vive según como para sentir
el Espíritu y que palpitar el Corazón
se convierte así en divino y humano de
un icono de Dios. Jesús. En una obra
Aquí el Aquinate suya de comentario
se detiene a estu- de la Escritura, santo
diar las tres virtu- Tomás nos ayuda a
des teologales —fe, comprender la exce-
esperanza y cari- lencia del sacramen-
dad—, seguidas de to de la Eucaristía,
un examen agudo cuando escribe: «Al
de más de cincuen- ser la Eucaristía el
ta virtudes mora- sacramento de la
les, organizadas en Pasión de nuestro
torno a las cuatro Señor, contiene en
virtudes cardina- sí a Jesucristo, que
les: prudencia, justicia, templanza y forta- sufrió por nosotros. Por tanto, todo lo que
leza. Y termina con la reflexión sobre las es efecto de la Pasión de nuestro Señor, es
distintas vocaciones en la Iglesia. también efecto de este sacramento, puesto
En la tercera parte de la Summa, santo que no es otra cosa que la aplicación en no-
Tomás estudia el Misterio de Cristo —el ca- sotros de la Pasión del Señor» (In Ioannem, c.
mino y la verdad— por medio del cual po- 6, lect. 6, n. 963). Comprendemos bien por
demos reunirnos con Dios Padre. En esta qué santo Tomás y los demás santos cele-
sección escribe páginas casi no superadas braban la santa misa derramando lágrimas
sobre el misterio de la Encarnación y de la de compasión por el Señor, que se ofrece en
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sacrificio por nosotros, lágrimas de alegría y Opúsculo sobre el Símbolo de los Apóstoles expli-
de gratitud. ca el valor de la fe. Por medio de ella, dice,
Queridos hermanos y hermanas, si- el alma se une a Dios, y se produce como
guiendo la escuela de los santos, enamoré- un brote de vida eterna; la vida recibe una
monos de este sacramento. Participemos orientación segura, y nosotros superamos
en la santa misa con recogimiento, para fácilmente las tentaciones. A quien objeta
obtener sus frutos espirituales; alimenté- que la fe es una necedad, porque hace creer
monos del Cuerpo y la Sangre del Señor, en algo que no entra en la experiencia de
para ser incesantemente alimentados por los sentidos, santo Tomás da una respuesta
la gracia divina. De buen grado, hablemos muy articulada, y recuerda que se trata de
con frecuencia, de tú a tú, con Cristo en el una duda inconsistente, porque la inteligen-
Santísimo Sacramento. cia humana es limitada y no puede conocer-
Lo que santo Tomás ilustró con rigor lo todo. Sólo en el caso de que pudiéramos
científico en sus obras teológicas mayores, conocer perfectamente todas las cosas visi-
como la Summa Theologiae, o la Summa contra bles e invisibles, entonces sería una autén-
Gentiles, lo expuso también en su predica- tica necedad aceptar verdades por pura fe.
ción, dirigida a los estudiantes y a los fieles. Por lo demás, es imposible vivir —observa
En 1273, un año antes de su muerte, du- santo Tomás— sin fiarse de la experiencia
rante toda la Cuaresma tuvo predicaciones de los demás, donde el conocimiento per-
en la iglesia de Santo Domingo Mayor en sonal no llega. Por tanto, es razonable tener
Nápoles. El contenido de esos sermones se fe en Dios que se revela y en el testimonio
recogió y conservó: son los Opuscoli, en los de los Apóstoles: eran pocos, sencillos y po-
que explica el Símbolo de los Apóstoles, in- bres, afligidos a causa de la crucifixión de
terpreta la oración del Padre Nuestro, ilustra su Maestro; y aun así, muchas personas sa-
el Decálogo y comenta el Ave María. El con- bias, nobles y ricas se convirtieron en poco
tenido de la predicación del Doctor Angelicus tiempo al escuchar su predicación. Se trata,
corresponde casi completamente a la es- en efecto, de un fenómeno históricamente
tructura del Catecismo de la Iglesia católica. En prodigioso, al cual difícilmente se puede dar
efecto, en la catequesis y en la predicación, otra respuesta razonable que no sea la del
en un tiempo como el nuestro de renovado encuentro de los Apóstoles con el Señor re-
compromiso por la evangelización, nunca sucitado.
deberían faltar estos temas fundamentales: Comentando el artículo del Símbolo
lo que creemos, es decir, el Símbolo de la sobre la encarnación del Verbo divino, san-
fe; lo que oramos, o sea, el Padre Nuestro to Tomás hace algunas consideraciones.
y el Ave María; lo que vivimos como nos Afirma que la fe cristiana, considerando el
enseña la Revelación bíblica, es decir, la ley misterio de la Encarnación, queda reforza-
del amor de Dios y del prójimo y los Diez da; la esperanza se eleva con más confianza
mandamientos, como explicación de este al pensar que el Hijo de Dios vino en medio
mandamiento del amor. de nosotros, como uno de nosotros, para
Quiero poner algunos ejemplos del comunicar a los hombres su divinidad; la
contenido, sencillo, esencial y convincente, caridad se reaviva, porque no existe signo
de las enseñanzas de santo Tomás. En su más evidente del amor de Dios por noso-
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tros, que ver al Creador del universo que se Santo Tomás fue, como todos los
hace él mismo criatura, uno de nosotros. santos, un gran devoto de la Virgen. La de-
Por último, considerando el misterio de la finió con un apelativo estupendo: Triclinium
encarnación de Dios, sentimos que se infla- totius Trinitatis, triclinio, es decir, lugar donde
ma nuestro deseo de alcanzar a Cristo en la la Trinidad encuentra su descanso, porque,
gloria. Haciendo una comparación sencilla con motivo de la Encarnación, en ninguna
y eficaz, santo Tomás observa: «Si el her- criatura, como en ella, las tres Personas di-
mano de un rey estuviera lejos, ciertamente vinas habitan y sienten delicia y alegría por
anhelaría poder vivir a su lado. Pues bien, vivir en su alma llena de gracia. Por su inter-
Cristo es nuestro hermano: por tanto, debe- cesión podemos obtener cualquier ayuda.
mos desear su compañía, llegar a ser un solo Con una oración, que tradicional-
corazón con él» (Opuscoli teologico-spirituali, mente se atribuye a santo Tomás y que, en
Roma 1976, p. 64). cualquier caso, refleja los elementos de su
Presentando la oración del Padre profunda devoción mariana, también no-
Nuestro, santo Tomás muestra que es per- sotros digamos: «Oh santísima y dulcísima
fecta en sí, pues tiene las cinco caracterís- Virgen María, Madre de Dios..., encomien-
ticas que debería poseer una oración bien do toda mi vida a tu corazón misericordio-
hecha: abandono confiado y tranquilo; con- so... Alcánzame, oh dulcísima Señora mía,
veniencia de su contenido, porque —ob- caridad verdadera, con la cual ame con todo
serva santo Tomás— «es muy difícil saber mi corazón, sobre todas las cosas, a tu santí-
exactamente lo que es oportuno pedir y lo simo Hijo y, después de él, a ti, y al prójimo
que no, pues nos resulta difícil la selección en Dios y por Dios».
de los deseos» (ib., p. 120); y, también, orden
apropiado de las peticiones, fervor de cari-
dad y sinceridad de la humildad.
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Ca-
tequesis sobre santo
Tomás de Aquino, de Tradere
editorial, se terminó de componer
el año de gracia de 2010, celebrando el
calendario romano la memoria de san Benito
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