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Reconocido desde los aos ochenta como un acontecimiento central del siglo
XX, el Holocausto ha penetrado en la conciencia histrica del mundo
occidental. Despus del derrumbe del muro de Berln y el desmoronamiento del
imperio sovitico, el recuerdo de los campos nazis se unific a la memoria del
socialismo real. Como los iconos de una era de tiranos (el trmino
pertenece al historiador Klaus Hildebrand) definitivamente terminada, los dos
acontecimientos se volvieron indisociables.
De esta manera, las memorias del nazismo y del estalinismo son utilizadas
para defender el statu quo. Surge entonces una pregunta: han existido en el
pasado otros usos de las memorias del holocausto y del comunismo? Para
responder, hay que tratar de retrazar las trayectorias de estas mismas
memorias sin olvidar jams su carcter heterogneo y su desincronizacin. Su
carcter heterogneo: la memoria del holocausto es a la vez alemana, juda y
europea. Es una memoria de las vctimas, de los perseguidores y de una zona
gris situada entre los dos. La memoria del comunismo es, al mismo tiempo, la
de la revolucin y la del gulag, de los regmenes y de los movimientos, del
antifascismo y de la opresin burocrtica, de la utopa y de la alienacin. Su
desincronizacin: la memoria del genocidio judo naci de una ruptura, se
constituy retrospectivamente, en medio siglo, despus de la guerra, mientras
que la del comunismo se acompa con un rgimen en el poder durante varias
decenas de aos.