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a ‘CARLOS BUcet CLARO aleence ¥ ccuerpos legales como el Cédigo Civil o el Cédigo Penal. Es necesario considera, por otra parte, que no siempre In definiciém legal es correcta. Asi el art. 44 del Cédigo Civil define el dolo como * iid; puede consi también enn cto 80 Towa ly final no sea infers daifo a treo, sno ‘produ para el autor aa gananca @ bento material ° “Asimism Ja “Ksimlsmo, no sempre 1 ley emplea con propiedad adceundament los trminos por ells defioidos. propio Cig Cit dtine en ela 670 la adeiGn como "un ‘moda de adgurt el dominio dels cosas onsite en la nega que el dish hace de elas 8 ott, hablendo por tina pst Ta facade ntencién de transfect el dominio Yor otra In capacidad e intencién de adgulo™. Aho- ra'blen, el comodato es un conrato real queso pefeccio ‘a por ia entrega dela cos, enepa que tiene ningun eas caractorisicas sofaladas ye que el comodante no se detprende del dominio ni lo tdguiere el comodataro. Sin embargo, el incio finl del art 2.178 dispone: "Este contato nose erfecciona sin por is traccin de la co- i tras voces el temino deinido por I ley tene también un sentido vga y Ia Fey fo puede usar con exe titimo Sinilicado, ‘Aa ea talado fespecto ala palabra “ian saccién” (RDS. 37, 8.1%. 331). ‘elo anterior relia gue no puede apicarse en forma sto pce au opt ae smi dos por aly les dé sempre sa slgnifcad legal Finalmente el at 21 se elie als palabras tenias de toa cencia 0 arte, etablerendo que “se tomar el etd a sd os te rth la mia ca © ate;.a menos que apaezeh Glaamente que #8 han 0: ‘mado en sentido divers” : ata dispsicin est tomada del art. 15 del Cédigo Givi dela Lutiana ® Hay un cambio onl exreione, Conse Andie, p g [LA INTERPRETACION JUDICIAL. Ww ‘porque dicho articulo 15 habla de “artes, oficios 0 pro- Ecsiones”. Estimamos més acertada la redaccién de Bello. ero hay un agregado importante al articulo original, que ro contiene la salvedad de cuando aparezca que se han fomado en un sentido diverso "Una nota de Andrés Bello al art. 18 a) del proyecto de 1853, actual art. 21, aclara su pensamiento al respec to: “He introdueida limitaciones que me. parecen necest- Fins. La palabra, sea técnica 0 no, puede emplearse im- propiamente en una ley, sobre todo por falta de conoci Imientos especiales de sus autores, {Serta racional tomar Ia palabra en diferente sentido que el legisiador?” Corresponderd al intérprete determinar si Ia palabra se haa utilizado en su sentido téenico 0 vulgar, y, en el primer caso, determinar cul es ese significado téenico. Para terminar el andlisis def método gramatical es preciso destacar que Jas dificltades pueden no ser sicm- pre de orden seméintico, sino referirse a problemas de sintaxl ‘Basta recordar agus, por ejemplo, las opiniones encon- ttadas a que ha dado lugar el establecer si la condicién a que se refiere el art, 1554 del Codigo Civil, referente al Contrato de promesa, debe ser necesariameate una condi- ‘ign determinada, o'si puede ser indeterminada, Tgualmente, las discusiones a que dio lugar el alcance de In expresién “asi mismo” que contenia el incio final Gel art, 1061 del Cédigo Civil, antes de ser modificado por la ley 10.271. ‘La necesidad de un andliss de Ia sintaxis de ta ley to hha sefialado Ta jurisprudencia al resolver que “el sentido de Ia Iey no puede buscarse aislando wna disposicién de ‘tras, ni un inciso de un mismo articulo de otros, ni =mu- tho menos~ traténdose de una sola regla, separando una frase de las otras (RD. 61, 5. 2, p. 24). Por otra parte no siempre coinciden 1a correecién gra- matical y la clatidad del fentido de la norma. Como dice tuna sentencia: “las proposiciones pueden hallarse correcta orrectamente formuladas y ser més oscura una nor ma construida con todas las reglas de Ia gromética que 0 ‘CARLOS DUCCK CLARO fotra formads por oraciones mal construidas pero euyo sentido es claro. El cardcter normativo de las proposicio. znes no depende de su forma gramatical sino de la indole de os juicios que encierran y de su contenido objetivo” (RDS. t. 61, #2, p. 24), 78, El inciso 2° del art. 19 del Cédigo Civil establece: “Pero bien se puede, para interpretar Una expresién of cura de Ia ley, recurrir a su intencién o espirity,claramen te manifestados en ella misma, o en la historia fidedigna de su establecimiento”. Este inciso fue tomado por Andrés Bello del art. 18 del Cédigo de la Luisiana que dispone: “El medio més universal y eficaz para descubrir el verdadero sentido de luna ley, cuando sus expresiones son dudosas, es conside- rar la razén y el espirity de esta ley o la causa que de- terminé a la Legislatura a dictarla” * Esta disposicién, a diferencia de las otras en esta ma- teria del Cédigo de Ia Luisiana, es original; no tiene an- fecedentes en los proyectos que precsdieron al Cédigo be Napoteén. ‘Aunque el legislador de Ja Luisiana abandona el falso criterio de Ia voluntad de} legisiador su férmula leva una alternativa indeterminade. En efecto, para buscar el sen tido de Ia ley puede considerarse su razén 0 espiritu, es ecir, realizar una interpretacién teleolégica buscando 1a finalidad de la ley, 0 sea, Ia ratio iurs, Al mismo tiempo permite que se busque la causa que determing su dicta ida. Son dos conceptos muy distntos establecer la fina lidad de la ley que investigar la causa © motivo de elle, 0 sea, In ceassio legis La claridad de pensamiento de Andrés Bello hace de- saparecer ea 1a redaceién de nuestro Cédigo esta dual dad, ya que se refiere exclusivamente a la raz6n 0 esp itu’ de ta ley. ‘La intencién de Isley 6s a de determinaci6n de su volun: tad en orden a un fin, ‘Como explica Emilio Beti, frente a la correlacién que Constr Arad. Ja norma establece entre un caso concreto y determinado tratamiento juridico, el intérprete debe preguntarse no sélo “cémo” sino tarbiéa “por qué” debe funcionar esa correlacién. En otros términos, junto al momento 1égico debo tenerse presente el momento teleolégico de la norma juridica; conjuntamente con el contenido légico de la fr ‘mula legislativa se debe indagar In ratio iuris, que deter- mina su valor normativo™. Debemos dejar en clazo que esta finalided es la finali- dad objetiva de la ley; "su" intencién o espirita, como expresamente To dice el inc. 2° del art. 19. Mis adelante vvolveremos sobre esto punto. 79. EI inciso 2° del art. 19, que analizamos, emplea cl término “expresiOn”. Algunos autores y sentencias han considerado que estéi usado en el sentido de “‘término” 0 “palabra”. No lo consideramos asi. El articulo del Cédigo de Ie LLuisiana del que fue tomado el prevepto, use Ta frase en plural “sus expresiones",indicando claramente que se re: fiere al contenido conceptual de la disposicién. Este es evidentemente el alcance que también tiene en el ine. 2" el articalo 19. En primer término, resultaria absurdo {que para un problema de semntica hubiera que recurrir & Ts dos métodos alternativos que contempla la disposicién ‘para fijar la intenci6n o espiritu de la Jey. Esta intencién © espiritu determina el sentido global de una disposicién, lo que los autores aman el discurso, Los medios referidos son inadecuados y,en todo caso, no se jusifcarfan, para cel solo objeto de fijar el significado de una palabra sisada. Desde otro punto de vista, este alcance restringido sig. nificaria que el método histérico, a diferencia del légico y sistemitico, slo podria emplearse para fjar el signifi ‘eado de un término y no el sentido de la disposicion Por Jo demés, cuando se trata de fijar cémo deben en: tenderse las palabras de la ley, Cédigo to hace con lati tud en los dos articulos siguientes, 20 y 21, que ya hemos analizado a ellos, por otra parte, el Cédigo para referirse a las palabras emplea precisamente ese trmino “palabras” y no 1 téemino “expresiones” Por estas consideraciones no dudamos que el téemitio ‘expresiOn” que utiliza el inciso 2° del art. 19 se refiere al contenido conceptual, al sentido de Ia disposicibn. 80. EI precepto que analizamos autoriza frente @ un sentido oscuro dela ley, a recurrir a sv intencion o esptit, ‘Ya vimos que la intencién es la determinacién de su volunted con relacién a un fin, ‘Como decia Rudolph von Theting, el derecho no es un criterio absoluto de verdad, sino que es un criterio relativo de finalidad, no hay norma juridica que no debe su origen 1 un fin a un propésito, esto es, a un motivo préctico ™. ‘La jurispradencia de intereses amplié esta nocin de fi- wala de ney, pus ets gue ering no habia aad todas las consecuencias implicitas en ella, ya que Akimo de toda legisacién consiste en regular de modo apropiado las relaciones interhumanas "*. Esta aplicacién teleol6gica conduce a una valoracién comparativa de los intereses en juego. Para esta valorizaciGn el juez, sin ser ‘por es0 un autOmata, esté obligado a obedecer el derecho postive y 2 aplicar el eriterio valorativo establecido por Ia Tegislacibn vigente, 81, Bata intencién o esplity, esta fnalidad de Ia ley ¢, dentro de le norma que analizamos, un conczpto ab Solutaments objetivo. Lo que debe buscarse es la final dad maniestada claramente en la propia ly. "No tene cabida agut —como lo volveremas a analizar— 1 subjetvismo que resutaria de buscar una supuesta vo. luntad del legislador; no Gene cabida tampoco el subjt smo del intépret, al que toca s6lo reconsrar el sen tido de la ley, trea en que no deben tener influencia referencias personales de earécter contingents © arbitra: ‘Esta objetvidad est reiteradamente manifestada en todo el art. 19. "En ambos incsos se habla de “su” espitu, “su” inten : ' : | ida 0 espit Ia ky. Este concepto es atin mucho més evidente si considera- mos la frase que Andeés Bello agreg6 a la disposicién y ‘que no existia en ol Cédigo de la Luisiana: “elaraments manifestados en ella misma”. Es dificil imaginar una re- ‘dacci6n mis definitiva al respecto. Es pues, dentro de propia ley, donde el intérprete debe buscar ia intencir © espiritu de la misma con el objeto de fijar su claro sen- tide. Andrés Bello introdujo aqui un concepto nuevo y per sonal, la I6gica de cuya aplicaclin es precisa, pero que, or su total originalidad, crea algunas dudas. | método 0 criterio interpretativo que el Cédigo se- fala agus no es indudablemente el elemento gramatical, ya que éste estd considerado en el inc. 1%, y el que ana. fizamos esté claramente diferenciado dentro de Ja dispo- ficién, No es tampoco el elemento histérico que el inc. 2° propone como alteativo, La intenciéa o esptitu de Ja Jey se busca en ella misma, para ver si esté claramente manifestada; en defecto de ello, y para el mismo objeto, fe puede recurrir a su fistoria fidedigna, Nos encontra: mos entonces frente a un método légico, que est cons- dorado ademés en el inc. 1° del art. 22. Se podria sostener que Bello ha establecido aqui un rmétodo nuevo y original de interpretacién quo queda fue- ra de los reconocidos histricamente. [No nos parece asf. Esimamos que al establecer en este precepto el legislador la bisqueda intra legem del sentido e Ia Tey, lo hace para eofatizar el eardcier objetivo de Ia interpretaci6a y, en cuanto método, establece ya aqul el elemento l6gico’para realizrla. Se trata de encontrar el seatido de la ley buscéndolo en ella misma. Una gua seré determinar las relaciones l6gicas que deben unir sus distintas partes. En otros términos, el inc. 1° del art. 22 seflala un eriterio para aplicar la ‘norma del inc, 2° del art. 19. Esta parece ser Ia opinién de Alessandri y Somattiva, ,€8 decir, Jos objetivamente contenidos en ro CcaRLos pucet cLaRo que dicen: “Eline. 1° det on el ine. 2° del art. 19" La disposicién del inc. 1° del art, 22 es entonces com- plemenain de a dling, 2° de a. 19 yu coelacon Sirve para dejar atin mAs claro que lo que persigue este ‘timo precepto es fijar el sentido de a ley, ya que el articulo 22 reitera el término y ta idea de “sentido” al decir que el contexto de Ia ley servird pare ilustrar el sen- tido de cada una de sus partes. ‘Una materia en la cual nuestros tribunales busceron el sentido de Ia ley en ella misma no obstante la ammpitud de sus términos gramaticales, Ia encontramos en la inter- pretacién del articulo 13 de la antigua Ley de Ta Renta 8419. Dicho articulo decia: “Todas las zentas, bene- 38 0 utilidades, cualquiera que sea su origen, natura Jeza 0 denominacién y cuya imposicién no esté express ‘mente establecida en otras disporiciones de esta ley, se- rin gravadas con arreglo a la tasa y demés disposiciones de esta categoria (3')". Sin embargo de la amplitud gramatical de esta dispo- sicién, ea una jurispradencia reiterada los tibunales 12 solvieron que el artiulo citado no se referia a las entra- das que tuvieran el cardcter de capital o aumento de ca pital; que Ia Jey gravaba las “reatas” y que estos son be neficios que se adquieren sin consumit la fuente produe- tora o sin desmedro de ella; que la disposicién no cubria las indemnizaciones, porque indemaizar significa resarcir de un dafio 0 menoscabo material o moral. _As( la jurisprudencia, buscando el sentido de 1a ley in- trinsecamente en ella, elaboré toda una teoria de diferen- ciacién (que la ley de Ia renta no efectuaba) entre renta y aumento de capital, entre renta e indemnizacién (R.DJ. 155, 5.1, p. 159; p, 225: 5. 2% p. 64; t. 57, IY, p. 905 . 230; p.'386; 58, 5.1, p. 468; 1.'59, 5.1", p41; p. 382; t. 67, 8. IY, p. 168) Es interesante recalcar que la ley gravaba aparentemen- te todos los “beneficios” (distntos de renta) y, no obstan- te este claro tenor literal, la jurisprudencia estimé que el 22 concverda especialmente {LA ENTERPRETACION JUDICIAL us sentido dela ey ea oto que no abarcabe el indudable Benefiio qoe representa ct aumento de capital ta striata un caso Muy caro en que esa jorisprodencia apreclo en fods st ampitd el carder hormativo y reador de la Inorpeacionjdicl Es eu Mow ve nga de a sentria awn a'eluntad del lelador,tampoco splican en forma igure cl-mzogo histo, sino que buacan el satdo dia iy “laramente manfesado tn ella miso como ip eutaye el nc. 2° dal art 19, sentido que esiman no {Sil cla en el texto de Ia fy no obstante la ampltud J pressién gramaieal de los términos usados en Ia di posi. 3. El elemento histérico 82. Para determiner el sontido de Ta ley el intérprete ‘puede también buscar su intencidn 0 espiritu en Ia histor Tia fidedigna de su establecimiento. Esto es lo que se de- rnomina ef método hist6rico, ‘Numerosas sentencias han estimado que constituyen elementos de la historia fidedigna del establecimiento de Ia ley: la discusién habida en el Congreso al tiempo de tratarse el proyecto; Jos informes de las comisiones res- pectivas; las actas de las sesiones de los cuerpos legisla- ores y de dichas comisiones informantes (RD. t. 30, 5.1", p. 83; . 36, 6 1%, p. 165; t. 32, 5. IY, p. 415; 34, 8. 1p. Ly p. 2495 t, 38, s 15 p. 447); el mensaje con {que £2 acomipaiiaron los proyectos (R.D.I. t. 32, 1", p. 75; t. 38, s I', p. 447); la opinion del autor de una ‘ey ‘emitida antes 6 al tempo de su dicacién en forma extr ‘oficial y do la cual hay testimonio (RD. t. 36, &. 1’, p. 261); Ia fuente de Ia ley y la opinién de tratadistas con- siderada por el legslador (RDI. t. 26, s. I", p. 5175 p 6443 1 29, 6.1", p. 275.30, s. I p. 1). En toda esta jurisprudencia hay una absoluta confusion respecte a lo que debe indagarse a través de la historia fidedigna del establecimiento de la ley y aparece muchas veces It determinacién de una supuesta voluntad del le- sislador. mestey Hay que dejar en claro que el ine. 2° del art. 19 auto- slaa a recurit Ia historia fidedigna de la ley para de termina in nein 0 epi objvemente contenido: Sélo algunas sentencis lo han entendido ast, por efem- plo, al manifestar que el espiriu y finalidad de una ley ho pueden considearse exleiorizados ea Ta opinién de algunos congresales, si no hay testimonio de que dicha fopinidn fue generaimente compartide en el parlamento RDS. t. 15,8. 1% pe 172; p. 259). 83, Dos grandes falacias han imperado en nuestra in srr dy Le neh i al tenor Titra de Jos texton; la segunds, creer que Te nor de! intéprete tiene como fin reconsiair el mi tico pensumiento 0 voluntad del lgislador ‘Hames extminado ya la peimera y heros credo de- mostrar que lo que auestra ley preseptia es que debe ‘buocarse fa caridad del sentido dela ley y no la claridad sramatical dl precepto: que solo una’ vez determinado El verdadero seatido de ia ley con relacion al caso espe. tifco, podré.decrse si Ia proposiion de’ Ta norma ests correctamente formulada ‘Respecto a la segunda ys nos hemos refeido anterior. mente setalando como la teorla de Ta Interpretacion ha ‘emostrado la impostblidad de detecminar ea presunta Voluniad del legsador, igualmente su ielevancia, Es de la naturalea de la ley su permanencia y su aplicacion en ol porvnic; tera absurdo pretender, en el transcuso 421 tiempo, encontrar woa supuesta voluntad del legis. ‘dor cuando se tata de aplicrla a casos faruros que en Su conlexto, en sus caacteriieas, en sus cieunstancias, fueron imprevistes © imprevstbles para el legsador. ‘Ahora, frente 8 nuestra legsicion postva,e3 preciso aclarar petfectamente que no hay disposicion reguladora Gue autriceo permita recurs a una supuesta voluntad de legislador como etiterio 0 elemento de Interprtaci6n. "No obstante To anterior ha sido tanta la fuerza eereda por laescela tradicional francesa en nuesres autores | LA INTBRPRETACION JUDICIAL m jusisconsutos, y a través de ellos, en nuestros jueces, que In voluntad del legislador se he transformado en tn dog sma muy rara ver combatio. ‘Paulino Alfonso, en 1892, no obstante su preferencia por el respeto absoluto al tenor literal de ta Jey, decia a ito del art. 22 que una disposicién ambigua v obs: Gara debe interpretesse conforme al pensamiento del le- fislador, si del contexto de la ley se deduce claramente ficho pensamiento ™* ‘Lait Claro Solar dice textuslmente: “La obra del intér cho, es reconsitui el pensamiento iprete, como hemos {al legisiador” **, “Arturo Alessandri y Manuel Somarriva defienden el respeto al tenor literal, porgue las palabras revelan ef petsamiento del legislador. Agregan; “el pensamiento del Kegislador también puede quedar en evidencia por el ¢s- tutio de la historia fidedigna del establecimiento de ia key” ‘Este mismo eriterio ha sido sceptado casi sin reservas por nuestra jorispradencia, Asi se hn fallado que 188 pa- Tabras de la ley deben ser interpretadas de manera que se conformen 2 la razén que ha determinado 1a voluntad el legisador (RDF. t. 25, 61’, p. 317). Que es Icio recurrr a otros méiodos de interpretacion de 1a ley, que ‘no sea el sistema gramatical, solo cuando no aperezea fn ella misma claramente manifestado el pensamiento (el fogislador (RDI. t 27, 5.1%, p. 101; t 31, 6. Vs p. 317; 33, 6. &, p. 337), Una sentencia que ya heonos ci- ‘ado, ¥ que hace un acucioso estudio de nuestras normas de interpretacién, abla de “buscar el pensamiento y Jos ‘méviles del legislador”; de “cuando el pensamicnto del le- fislador no olrece dudas”; de “la idea del legislador” (RDS. t. $6, 5 1, p. 207). TEs cierto que Andrés Bello se refii6 a la voluntad del legislndor en algunos comentarios. Ast io hace en Ia not particnlar al Proyecto Inédito, donde habla de “Ie rezin Que ha determinado Ja voluntad del legislador”, pero te- re temor al sistema, ya que agrega: “pero es preciso #2: ‘berlo de cierto y no atribuirle intenciones imaginarias’- us ‘caRLos BuCCE CLARO Asimismo en el articulo de “EI Araueano”, que ya cits ‘mos en anteriores capitulos, dice que “lo que sucede as mds veces es que el intérprete sustituye a la idea del e- aislador la suya propi Ignoraremos si fue debido a este temor o por obra de ‘otra de sus genialidades intuitivas, que Bello abandoné toda referencia a Ia voluntad del legislador al redactar Jas normas sobre interpretacién, Lo anterior, no obstante ‘que transcribié en gran parte el art. 18 del Cédigo de la Loisiana * al redactar el inc. 2° del art. 19 del Cédigo Gil. El art. del Codigo de Ja Louisiana se referia expre samente a la causa que ha determinado a la legislatura a dictar la ley. Al modifica el texto que le sirvié de mode- 4, eliminando precisamente esta referencia, Andrés Be- Mo demuestra una intencién meditada de abandonar el cconcepto de la voluntad del legislador. Por lo demés esta evolucién de su criteio se produjo fn otras materias, En Io relacionado con la interpretacion hhemos visto emo en sus articulos se mostraba partidario del respeto al tenor literal de la ley y, sin embargo, no tradujo ese concepto en Ia letra del Codigo ni en el men: saje del mismo, y tampoco en Ia prictica. En la obra que hhemos citado, ya Paulino Alfonso se queja de que Andie Bello “cuando consultado sobre la mejor manera de in+ terpretar el N? I del art. 1618 del Cdigo, dio de él una interpretacin incompatible con el principio de que cuat ddo el sentido de Ia ley es claro, no se desatenderd su tenor literal, a pretexto de consultar su espirita” ™. 84, Si examinamos la norma del parrafo 4° del Titulo Preliminar de nuestro Cédigo, veremos que no hay refe- rencia directa ni indirecta a la voluntad del legisladr. ‘Las dnicas alusiones a la legislacién las encontrames en los arts. 19, ine. 2°, que habla de Ia historia fidedigna del establecimiento de Ia ley, y 24 que se refiere al espf- ritu general de la legisiacién. ‘Cominmente 1a referencia a 1a voluntad del Iegislador Comer Anes se ha hecho partiondo del inc. 2° del art, 19, No hay ain- Bin asidero para ello. En primer término el precepto no habla de Ia volontad del legislador sino de la historia fidedigna del establec- Iiento de Ia ley, concepios que no son coincidentes. La historia de la ley puede deciraos cuando se dicts, cémo ‘9 dict, stuaciones que no s relacionan con el escare cimiento de una expresién de voluntad. Podré sefalarse por qué se dicts, es deci a razon de Ia ey, pero el "mo- tivo" no puede ideaiiarse con la “voluntad”. Pod in dicaraos, por tltimo, para qué se dict, pero eto va cs clarecernas la rato leis, a ra26nofinaldad ce fn norma ‘que puede o no coincidir con una imprecisable voluntad el legisador. Pero mas que esto, el presepto nos dice para qué puede recurrirse a la historia fidedigna del cstablecimiento do Jn ley, y ellos para determinar su razin 0 esplty, los de a ley, no los del legisador. Basta analiza la dsp sci: “Se puede, para interpreta una exprsion oscura de la ley, recurs 0 su intencén 0 esprit, claramente ‘anifesados... en la historia fidedigna de st extablect. mento”. AS{ que lo que se busca et la intencién 0 el espirtu objetivo de la ley y no Ia intencién subjetiva del Jepisador. Por iltimo, esta objetivided resulta més nti st eros aque la historia fidedigna es uno do dos elementos para fijar la inteneion o esprita dela ley. El primero es ana: liar si ellos aparecen claramente manifetados en ella misma, Creemos innecssirio insistr que este andlisie 16 20 y objetivo dela noma fue una creacién retlexiva y ‘original de Bell, ya que no aparecia en el articulo del Cédigo de a Lusiana que le sivi6 de modelo, Tgualmente el arieulo 24 al considear una interpreta cin dela ley “del modo que mis eonforme pareza al espirtu general de Ja legsacién, no-da en abuoluto ca- bida a una bisqueda de 1a voluatad del legislador. Es el espirtu general de In legisiacion o que hay que esta blecer, no ota cose, y, por lo dems, la legislaciin gene- ral neoesaramente seri el feato de muchos legisladores. v0 ‘caRos Ducet CLARE Frente a este andliss exegético de las disposiciones no centendemos c6me ha podido sostenerse entre nosotros que Ja integpretacién tiene por objeto buscar Ia voluntad del Iegislador. Creemos que ello contraria formalmente nues- ‘#0 ordenamiento positive. El juez, si cree que ha podido desentrafar la supvesta voluntad del legislador, podeé utilizaia subjetivamente al realizar las valorizaciones que le impone su ministetio in- terpretativo, pero no podri invocaria como un método vilido de interpretaci6n porque nuesttas normas positivas zo lo consideran, Es curioso cémo una jurisprudencia cuyas fallas pro- vienen de un apego exagerado al texto formal de la ley, hha podido sostener algo que no s6lo le es extrafo, sino ‘que la contradice y vulners, La reiterada bésqueda dé una mica voluntad del le gislador s6lo prueba lo que un profesor chileno amaba “la pertinacia de ciertas aberraciones” 4. El elemento légico 85. Nuestro Cédigo no habla especificamente del mé todo ligico de interpretacién, pero parece indudable que i se relieren el inc. 2° del art. 19 y el ine, 1° del art. 22 del Cédigo Civil ‘Debemos pensar que Andrés Bello tenfa preseate Ia obra de Savigny, para quien Ia hermenéutica era la reconstruc. cia del pensamiento insito de Ia ley y para cuyo efecto ecxistian cuatro elementos: gramatical, logico, histrico y sistemiético. Siendo el légico el andtsis estructural del pensamiento expresado por cl leislador *, Si por pensamiento fnsito de la ley se entiende no la voluntad subjetiva del creador de Ia norma, sino el con- tenido objetivo de la expresién empleada, Ia definicion que Savigny propone puede considerarse como correc- ta", Esta reflexion de Garcia Maynez_ es innecesaria entre nosotros, ya que, como lo hemos sefialado, nuestro Cédigo se refiere al “sentido de la ley” y expresa “lara stados en ella misma” 1A INTERPRETACION JUDICIAL 1 Nuestros autores concuerdan en la consideracién del snétodo l6gico, aunque algunos no apreciaa toda In exten sin que le ha dado muesiro Cédigo. Claro Solar al exa: minar el ine. 1° del art. 22 expresa: “He aqui el elemento légico de interpretacién”, es decir, Jo relaciona tan slo con dicha disposicién ™Pescio dice que el método légh 0 se caractetiza “por la utilizacién de los recursos det razonamiento, para descubrir Ia intencién o espiitu del precepto legal que se trata de interpretar: se procede a ‘comparar el texto con las demas disposiciones del cuerpo legal, 0 ley de que forma parte, 0 bien, con otras lyes. Eise'es el método que consagra el articulo 22", Ales sandri y Somarriva, aunque sean la concordancia del inc. 2° del art. 19 con el inc. 1° del art. 22, se limitan a analizar el alcance de ese itimo ‘Aunque en el proyecto de 1853 Andrés Bello sefala como fuentes del att, 22 los articulos 16 y 17 del Codigo de la Luisiana, su concepto y redaccién difieren sustan ialmente de los preceptos originales ®. Dice el art. 16 del (Cédigo de ia Luisiana: “Cuando las expresiones de una ley son dudosas se puede buscar su significado examinan- do y comparando los términos o frases ambiguas con las otras partes de la ley para determinar su verdadero sen tido”, Por su parte el art, 17 expresa: “Las leyes sobre tuna misma materia deben interpretarse sogia su relacion reciproca, lo que es claro en una ley puede servir para explicar fo que es dudoso en otra” *. La pedesire redaccidn del art. 16 de ta Luisisna se transforma, en le magnifica pluma de Bello, en el inc. 1? del art, 22 del Cédigo Civil: “El contexto de le ley served para ilustrar el sentido de cada una de sus parts, de me era que haya entre todas ellas debida correspondencia y ero el método légico de interpretacién no esté silo gut, sino que nace cuando el intérpeete debe buscar et sentido de la ley, de acuerdo al nc. 2° del art. 19, rect rriendo “a su intencién o espiritu, claramente manifesta: dos en ella misma". Cone Apt 86, Para esta bisqueda el intéxpree debe utilizar algu- 1a forma de racicini, ya que no puede hacero intuitive © arbitrariamente, sino que tiens que emplear al efecto un proceso ldgico, Las sentoncis judicales deben conte ner las consieraciones que sirven de fundamento a Ta 15. solucion Pero indudablemente no estamos agut en el terreno de Ja Iopica pura, ya que no se trata de determinar si una proposicidn es verdadera o fsa, sino que debemos de- {erminar st wna norms tiene o no valide, To que Tos auto. res llamaa an valor deéatie. 1La l6gica pura o formal irabaja con proposiiones des- criptves que conducen a la cortez o 8 a evidencia. El raciocinio juridico no es un raciocinio de naturaleza poe ramente formal: debe refeire a la. seleccion de las nor- ‘mas y ls determinacin de su sentido; al mismo tiempo, ala descipcin y calfescign de los hecho, 3, por ‘mo, si las normas son o no aplcables al hecho que se or cispeasable OF 650 es indispensable 0 confundir Ia Iépica pura o formal co esta Togs pavcalar que contaye I ie ice juridica ‘Para esta itima el andlsisgramatical de la norma es sélo un punto de pertida, porque su tarea es exablecer el sentido oclto, objetivo del prevepto. En este sentido, ol intérprete dispone de los métodos mis diverscs, que ya hemos analizado y que pueden cla siflearse en general, en tes grupos: medios Iigicos; me- 4iog retéricos 0 paralégcos, y medios puramente juridt 08 (extsalgcos). Estos titimos son exralélcas ea rela in a las dos lgicas precedentes, pero. no quiere decir Aue se trate de raciocinios irraconales "™. ‘La idea acepiada durante muchos ailos, especialmente en Francie, era que en la interpretacion jridca solo ex bi aplicar los métodos de Te lopica formal, es decir, el razonamiewo dedutvo, Paul Janet en 50 Tiatado de Fe losoa expresa: “El méiodo propio de Ta juisprudencia tel método deductivo. En elec, ia jurgprodenca 0 tiene que buscar sus principio; los recibo hechos de la 1A INTERPRETACION JUDICIAL i Iesislacién: som las leyes escritas”... “La ciencia juridica no tiene oto abjeto que deducir tas aplicaciones de Ia fey, 0 coneliar entre ells las diversss leyes, lo que es ‘obra de la deduccién” ** Hoy dia la K6gica tradicional no es aceptada en Ia in- terpretacion préctica ni en Ia tooria de la interpretacién. ‘Be sefiala que el juez debe clogir las premises sobre las cuales va a fundar su sentencia: En primer lugar la pre- misa mayor, #1 se presenta el problema que haya més de tina norma de aplicacién posible, y, en todo caso, debe fijar el aleance de dicha norma. AI mismo tiempo debe fijar la premisa menor, o sea, el establecimiento y calif cacién de los hechos relevantes, lo que significa efectuar ‘operaciones estimativas y valorativas. Por lo tanto, si se trata de llegar a un silogismo, ésteserd solo una apariea- cia, porque todes los antecedentes que lo comonen ha- bin sido establecidos por un procedimiento ajeno a la deduccisn, "El ejemplo mas simple sive para aclarar la idea. Si de- cimos: el contrato de compraventa de bienes raices debe btorgarse por eseritura piblica: 2 es un contrato de com- praventa de bienes ralces; por tanto, [ha debido otor- arse por eseritura piblice, El juer tal vez no habré te- hido dificutad en la selecciOn de Ja norma, pero ha de- bido establecer previamente que: ‘X' es un contrato, que 5X es un contrato de compraventa, que el objeto de esta ‘compraventa son bienes races. Si ef juez ha debido establecer Ia segunda preaisa, y rnormalmente deberd establecer ambas, ya no nos enon framos en presencia de un proceso de légica formal, por- {que lo que nos inteesa es cOmo se estableciezon esas pre- Tisas y no la conclusién una vez ellas establecidas, La Conclusién dependeré de la forma en que el juez establea- (ct 0 desoe establecer las premisas. Por otta parte, mientras In norma general utiliza ente- gorias genérieas y términos abstractos, Ie norma partic far, la individualizaci6a jusisdiecional del derecho —que consttuye la sentencia~, se refiere a sujetos determina- dos, a categorias espociicas y a casos coneretos; por lo ne ‘eattos pucer cxAKo ete ts 2 denen em meer Stepan main ie aed ane ede for tele nana ab e/a taciénIigica, como dice Kart Engh: "El agpecto mis fier ge ae So ooeaenae onan ties sera, cs Spec ereie paean at "EAL ert snr a Sepa aa es oes Pace asamencnr see ie one arutaean Saar soak ceeae atone fae sobre probs que deben rsltene sn dese Ini es singulares no incluidas en LA INTERPRETACION TUDICIAL bs ‘por una preconcebida doctrina total; 0, como dice Fleck, el problema debe aprehenderse come una cusstién abierta, ponderar comparativamente los puntos de apoyo de todas las soluciones posibls, asf como tambign de las ‘objeciones correspondiente, y aleanzar finalmente la so- Iucién. ‘Como existen varias soluciones posibles y hay un deba- te debe emplearse la argumentacién, que es precisamente 1 tipo de razonamiento empleado por el jurista. Mientras fen 1a Logica formal y analitica el crterio de In verdad es, Ta evidencia, ea la argumentacién la verdad la consttuyen las opiniones relativamente més seguras y mejor experi- rmentadas, porque tiene su sentido en lo verosimil, fo plat sible y lo probable. La raz6n, examinando Jos juicios que Ja fundamentan, decidiré cudl es a tess, I opinign mis plausible ‘A la relvindicacién hecha por Perelman de la argumen- tacién dentro de la Iégica juridica, debemos afiadir iss ideas que ya hemos setalado de Viehweg *: que concu- riendo en que el derecho no puede seguir una linea sis- temética y deductiva, sefala que muchas veces la inter- pretacida introduce el punto de vista de la t6pica en el {ratamiento juridico, o sea, Ia bésqueda de premisas pru- dentes para la solueién de un problema préctico sometido ' diseusidn, Expusimos antes eémo este modo de pensar se remonta a Aristteles y Cicerén. 87. La regla de hecmenéatica que establece el inc. 1° del ait. 22 significa que una disposicién Tegal no puede considerarse aisladamente para su interpretacién (R.DJ. 1.32, s. I", p. 75). El sentido de la Jey no puede buscarse aislando una disposicién de otra, ni un inciso de un mis- ‘mo articulo de otros, ni —mucho menos, tratindose de usa sola regla, separando una frase de las otras (RD. tO, 8.2 p28). : La disposicién consagra un elemento especial de juicio para buscar ldgicamente el sentido de la ley. TEL inciso 1° del artieulo 22 dice que entre todas 18s partes de la ley debe existr Ia debida correspondencia y 6 ‘caRLos pucet cxano: armonia, Aunque ambos términos pudieran aparccer si- ‘énimos, en realidad ambos complementan tina idea ma- ‘riz. El primero indica 1a conformidad de una cosa con otra, es decir, Ia correspondencia que debe existir entre todas las partes de la ley. El segundo indica el cardcter de esta correspondencia, ya que armonia es la conve- niente proporcién y correspondencia, Hs decir, no basta Ja relacin, sino que esta relacidn debe ser arménica para encontrar el contexto uniforme de la ley, ya que es esta wuniformidad 1a que serviré para ilustrar el sentido de cada una de sus partes, ‘Como dice Giuvenzo Celso en el Digesto: “Es inele- gante juzgar 0 responder atendiendo a una expresion de Ja ley, sin haber considerado atentamente la ley entera” (Dig. 1.3.24) EI problema de la disposicién es determinar si, fuera de consttuir un criterio ds interpretacién, puede fande- ‘mentarse también en ella una aplicacién analégica de la key. Lo anterior resulta més evidente si considecamos el ine. 2 de la disposicién que dice: “Los pasajes oscuros de tuna ley pueden ser ilusrados por medio de otras leyes, particularmente si versan sobre el mismo asunto”. ‘Ante todo debemos sefialar que no debe confundirse la interpretacin extensiva con la analogi. En Je primera se extienden los conceptos utilizados por ¢l legisiador, se los aplica de una manera extensiva, de- jido de lado sus elementos especificos y dando prefe- rencia a su contenido genético La analogta, llamada también argumento a pari, ox presién usada por el Cédigo de Ia Louisiana, consiste on pli is consecuncias de uaa noma qu regula un ‘caso previsto por la ley a un caso no previsto por ella, pero parciaimente igual. Es decir, no se trata de casos ‘dénticos el prevsto y el no previsto— sino eélo de casos semejantes, Segiin Garcia Mayner Ia analogta es, on realidad, Ia ‘reacién de una norma nueva, que aplica a un caso dis- {LA INTERERETAGION JUDICIAL w ato, pero semen, el mismo preeplo que rogue cave sas" Pet esta oservacn no toma en siesta ol obs cx réctr gue puede asumir In anelogte como, sista de fnterrtacion o como eemeno de igri, ‘ea anaogia gue considers el atiulo 22 cs indudable iments una aslo interpretive el nis primero habla Ge lstrare sentido de toa csoscie inci segunco de isa fos pases scrote na ey. Por To tnt, ambos caso se trata de buscar el verdadero setido Gf una noxma exsiome no, como en Ta intgracion, Sriear el conenio jueo de una norma parler Uh cso espnon no eabito por dicha nom Ai or ‘ta de ves forma a analog, come elemento de inegecgn, no puede sae deetanente pra en efoto. EI NY 3 del atelo 110 del Codigo de Froceliminna Civil esablee qu les Sentence dben conten la eyo ok pinto de eae fad con arelo alos cuales ee prontnia el fll. Por 1 tan, anton ora solamente Ia rz, ovuna dls Faroe ene s base pinpio de equi que debe ‘srr de fuament al allo. ‘Nestos tinal han aeeptado la splicaién. analé siya iy etn ee ee pio debs apearse ain los cate no eontemplados Pore eglador cuando exten rarone 26m mis pode: Foams qu tes que deteminaron st exebecimiento 60 Caso eopecal (RDS. ts 42, m2 pe 27) a alate tte cl os regls sobre reapomabiéadprecontrac- taal dl Codigo de Comercio (RDA. t. 34 8 2, 28) ‘Rvtees To han hecho indvetamente al ‘deers la Eplicacon restive lay Iyer de excepién "pr ms pucnis qe scan Ls rezone Ge eaudad 9 sualoge ue aconeeen ota cont” (RDA t 40,815 p18 44 8.1 P30) Orta setenia a considerado sso el carbter heme reitizo de lr analogies esableer qe pide eplcase para asta os panes oseros dew le, per no pera be ‘camtos Duct CLARO ‘rear una nueva fuente de obligaciones (RID. & 46, a, 2, p. 48). "En todo caso, para la aplcacién del art. 22 os textos legales analizados deben ser arménicos y versar sobre materia andlogas o semejantes, es deci, que estéa rela ionadss entre si (RDI. 1. 61,5. 1%, p. 43). 88. En los arts 4? y 13° el Cédigo Civil dispone Ja primacia de ia ley especial sobre Ia ley general, etable ciendo el primero que las normas de los Cédigos espe les se aplicarén preferentemento a las del Cdigo Civil y preceptuando ef segundo que “las disposiciones de una ley relativa a casos o negocios particulares, prevalecerin sobre las disposiciones generals de Ia misma ley, cuando entre las unas y las otras hubiere oposicién”. EL art, 22 del Céigo Civil dspone que las distintas partes del ordenamiento jusidico deben interpretarse. de manera que se guarde entre elles la debids correspondem cia y armonia. De este norma es una aplicacién concep- tual la del art. 13, en cuanto ordena la primacta do las legs copes sobre ls generals (F. del ML aio VIL, 28, p. 29). ‘Las normas especiales son distntas de tas normes de excepcign: estas dimas representan principios coatradic- tories u opuestos al derecho comin; en cambio, Las expo- iales son s6lo_variantes de los principios de derecho comin w otra forma de aplcarios. Muchos de los pro- blemas de ia interpretacion analégica han nacido de la confsn en ambos tos de dyson, ye gn e evidente que ia norma excepcional no admite una aplica- én por analog. ‘Como el art. 13 habla de “Ta misma ley" se ha fallado ‘rr6neamente que la norma no opera en el conficto de Jos preceptos que forman parte de cuorpos legales pro- mulgados separadamente, que la oposicién debe. produ- cirss entre las disposiciones generales y particulares de tuna misma ley (R.DJ.t. 48, 5.1%, p. 273). Esto no obe- tante que ya se habia fallado anteriormente, y a nuestro A INTERPRETACION FUDICIAL » entender con comes, eI dscns anc Conjunto de yes gobre ena materia ansloga, a clone repare en divers coerpe Tegales (RDJ. a6 81% p 130). ' ‘Cuando existe oposcién o incompati general y una eopecial postrion, és prev Siaaua sin deroyar 0 moditicar ia anterior (RD.J. 38, 0 Typ. 164; 35,5 1p 434), ‘A in inversa, a ley general no deroga técitamente la cexpeclal que continda rigendo la materia a que se aplica; is'cy general, aunque sea posterior, slo puede aplcane {h sauellos casos en que Ia primers guarda silencio (R. Drege dep. it 4a Ty p27 C463 Ty p30). 89, El art, 23 dol Cédigo Civil dispone: “Lo favorable uu odioso de sna disposici6n no se tomard en cventa para. ‘mpliar 0 restringie su interpretacién. La extension que debe darse a toda ley se determinaré por su genuine ‘sentido y segin las reglas de interpretacién prevedentes”. ‘Esta disposicin fue tomada del art. 20 del Cédigo de ta Luisiana * que habla de “disposiciones favorables fodiosas”, frase que todavia se repetia en el proyecto « 1853. Sin embargo, la frase final es absolutamente org nal de Andrés Bello, que insiste, une vex més, en el ge- Inuino sentido objetivo de la ley. ‘Es necesario sefialar que se ha sostendo que en materia penal la interpretaciéa debe hacerse restritivamente en fo que es perjudicial al reo y extensivamente en. lo que le 5 favorable, aunque no existe ningiin precepto que ast lo ispongs. ‘Sin embargo, es curso sefalar que don Andrés Bello ‘en una nota al art. 20 del Proyecto Inédito expresa: “En fas leyes penales se adopta siempre Ia interpretacién res- itictiva; si falta Ia razén de la ley no se aplica Ia pena, ‘aunque el caso esté comprendido en la letra de Tn dispo- én". "Connie Apne. uw ‘canios pucet cLano En materia de legislaci6n laboral se presenta también cl problema de establecer si lo que se denomina principios agenerales del derecho del trabajo significa una alteracion el crterio que informa el art. 23 del Cédigo Civil Se ha sefalado que ellos son fundamentalmente: el Principio pro-operario; el principio de la norma més fa vorable; el principio de condicién més beneficiosa, y el Principio de la irrenunciabilidad de los derechos. Eat ultimo se encuentra establecido expresamente en nuestra legislacién positiva en el art. 665 del Cédigo del ‘Trabeie, ‘Los anteriores no son, en realidad, sino aplicaciones 4el principio prooperaris que se sefala en primer térmi- ‘no y que corresponde al sentido tutelar que ha informado Ja formacién del derecho del Trabajo, pero se disiente s fen un derecho ya deserroliado el juez puede, en virtud de él, suplir la insuficiencia de las leyes, Por Jo tanto, su campo, en el Ambito judicial, tiene, como lo expresa Manuel Alonso Gareia, “una tinica po- sibilidad: Ia que nazea de la interpretacin de la norma”. principio pro-operario no es, pues, principio judicial, sino en cuanto ~y s6lo en cuanto— de la interpretaciéa de fa norma levada a cabo por el juez, quepa deducir ‘varios sentidos posibles todos l6gicos y justos—, de lo que alguno sea més favorable al trabajador que e! otro © Js tos” * Este principio no tiene entre nosotros una formulacién positiva, como la irrenunciabilidad, pero emana de ‘técnica y sentido general de las disposiciones del trabajo. ay bn eae un fin tla o proto. Conn ton oa sue In tad page oy ae Exparr os amples y rs, Cando ee fn pe ielor we mane Ie noc ature up carer de orden, pic, peo oe carktr no aga que I ter onal no pueda ‘manatee chant on

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