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CARLOS ASTRADA onmAs ¥ eNsAvOs Dn ADTOR EL MITO GAUCHO El Problema Epistemol6gico losofia Actual Hegel y el Presente MARTIN FIERRO Y EL ; HOMBRE ARGENTINO Idea de Huma- EDICIONES CRUZ DEL SUR BUENOS AIRES lose INTRODUCCION LA ESENCIA ARGENTINA Pp” un pueblo, toda posibilidad de grandeza surge de un ‘gran comienzo, de un impulso inicial, de la tensién de tun esfuerzo heroico como punto de arrangue de la pardbola “de un destino. Una promocién humana ejemplar infundio un ‘dia un aliento de eternidad en wna creacién colectiva, voles ‘on el molde transetinte del tiempo un programa de vida, tuna plenitud animica, aprorindolos hacia el futuro a la con quista de gloria y de florecimiento. Asi surgid una imagen tiviente, la patria. De esta creacién y su sustancia vivirian los hombres, y, puestos los ojos en ella, Nevindola adentra- da en el alma, afrontarian en comin el sacrificio y el es- Juerzo, la vida y la muerte. Una nacién no es el resultado de un proceso fisico, sino que nace de un acontecimiento histérico, de un alumbra- miento espiritual, y esté bajo la advocacién de un destino a realizar, de una misién que cumplir. Toda creacién histé- verdadera trae a la vida una estructura animica esen- cial que responde a una forma peculiar de convivencia humana. Este comienzo historico, este impulso creador no puede ser abolido ni superado por lo que wiene después; 1 INTRODUGCION no hay “progreso” que lo destruya o desvalore. Es un co- mienzo que seguiré operante e irradiando sobre las genera- ciones su influjo casi mistico mientras exista el ser colec- tivo que lo ha comenzado y que con él ha advenido a la vida libre y soberana. Pero si este comienzo no puede ser abolidor puede, sin embargo, ser desvirtuado, falseado, trai- cionado. Es necesario entonces y se justifica el esfuerzo por retomar contacto con ese pasado, que es una esencia cons- lante, que es germen viviente ¥ vivificador. Nuestra esencia argentina, tras un proceso sotervatio de Kestacion histérica, cuyas alternativas signos no interesan para la determinacién filoséfica y sociolégica de su existen- ia, alumbré en Mayo de 1810, fecha de su auténtica parti- da de nacimiento. Al alumbrar marco una discontinuidall, abrié un profundo hiatus con relacién a todo un decurso pasado, durante el cual ella todavia no era, sino mera post hilidad, histéricamente aleatoria, y que lo hubiera seguido siendo a no mediar el esfuerzo creador y alumbrador de los hombres de Mayo. Si no se hubiese producido aquella dis- continuidad, no seriamos una nacién, sino una colonia que después de fallido, 0 incluso exitoso, intento separatista 0 secesionista queda ligada a la metrépoli, dependiendo de ella politica o espiritualmente. Nuestra guerra de emanci- pacién no fué una guerra civil ~como nos vienen a contar ahora los que, por pobreza mental y sectarismo confesional, viven extasiados esperando las ausentes consignas “intelec- tuales" y de “orientacién” de la ex-metrépoli—, sino una lucha en la que nacid a la vida de la libertad la patria y, con ésta, la esencia argentina, como un destino que, con sus peculiares dimensiones histdricas y espirituales, era ya dis. tinto, y se ha venido diversificando cada vez mds del tronco origina Nuestra autonomia, que ale 6 ya antes de lay comien INTRODUCCION Wu ios politicos de la patria, nuestra secesion espiritual de Es- Pafia es una realidad que no cabe tergiversar, pues ella esté manifiesta en el cardcter y la orientacién de la cultura ar- gentina, asi como en la preferencia por las fuentes de que ésta se ha nutrido. Es lo que certeramente, y de manera irre- futable, ha sefialado Lugones: “Estamos, asi, tan separados de ella, como ella misma del espiritu que animé a los pri- meros conquistadores. Lo que nosotros restauramos y se- guimos restaurando, es la civilizacién por ella perdida; de manera que todo es| 120 para vincularnos a su decadencia, nos perjudicaria como na negaciin de aquel fendmeno. Es ella quien liene que venir a nosotros, la raza nueva, “la hija mas hermosa que su hermosa madre”, pero proposito de influir sobre nuestro espir Juerte y li bre que el suyo, América no seré jamés 1a Espatia. Podria derramarse en ella toda la poblacién de la Peninsula, sin. que por esto se modificara su entidad. El espiritu, esa fuerza que, contrariada, produjo la decadencia de la Espaiia Janiitica y absolutista, estd inexorablemente separado. Es en el Nuevo Mundo donde va a reintegrarse la civilizacion de la libertad, contrariada por el dogma de obediencia que el cristianismo impuso hace veinte siglos. La historia estabona, asi, a nuestro destino ese grande esjuerzo de la antigiiedad” (El Payador, pigs. 141-142, Buenos Aires, 1916). En efecto, de la cultura greco-romana, a través del acervo humanista de la modernidad europea —al que Megamos por otras vias que Espaiia— hemos heredado, con su espiritu, el sentido democritico, como forma sustancial de convivencia, el cual es mucho mis raigal que la democracia de tipo anglosajon, que importamos para estructurar nuestras instituciones po: liticas in ningtin nw Ninguna interfereneia de conatos al servicio de una sev vidumbre colonial pod cer 0 falseur el hecho ins Iv INTRODUCCION taurador del advenimiento de la esencia argentina. Esta esen- cia, para cristalizar, para lograr concrecién en funcién de lo teltirico y del medio social, en una palabra, para realizarse, ha debido primero potenciarse, plasméndose en un centro de Juerza, en un mito, el mito de la comunidad argentina, como suma de supuestos animicos y emocionales referidos a los Jines a que esta comunidad vital y espiritualmente se orien- ta en su devenir. De este centro de fuerza del mito fluye, como de su fuente nutricia, todo el proceso de su realidad histérica. en la multiplicidad de sus manifestaciones. AL proponernos indagar el estilo integral de vida del hombre argentino en relacion intrinseca con su comunidad politica y, a la vez, explicitar el significado y alcance del mito de los argentinos, el mito gaucho, premeditamos una filosofia de la argentinidad, un ensayo de aproximacién a la verdadera esencia argentina, Propdsito que sdlo puede realizarse mediante una amorosa toma de contacto con nues- tros origenes miticos, con el manantial repuesto, por lo olvi- dado y soterrado, de nuestra existencia histérica, y por un tinico camino, por el camino flanqueado de horizontes que, a través de la pampa y rumbo a su entrafia misma, trae la fidelidad a un destino. Raz, ESTILO Y PROYECCION DEL HOMBRE ARGENTINO 1. El hombre argentino es una tarea, E hombre argentino tiene su filiacién telirica, animica y espiritual, que sella y define su idiosinerasia ('), En su Hegar a ser, en su encaminarse a una forma, a un tipo que aspira y tiende por propia virtualidad a ofrecer rasgos per- durables y definitivos; en su futuridad, como impulso vital, 41 es necesariamente actualizacién de un pasado, de una modalidad humana consustanciada con la comunidad social y politica en la que ella encuentra su integral posibilidad de expresidn, en una palabra, es despliegue germinal de un es- tilo de vida peculiar. Este despliegue de la modalidad argen- (©) Los supuestos antropoldgicos del presente ensayo, en un aspecto, se 10 man en el sentido kantiano de una antropologia pragmaica, ex detir con rele ‘que el hombre puede hacer de st mismo por obra de su cardeter los hombres que, con a, lima y paissje. Uso perfecamente autorizado de la. palabra en ‘omplementaria del punto de vista de una antropologia psiguica y cultural. Hoy Sabemos que el hombre no e dnicamente producto del medio, como, hace cien ‘fos, lo pretendié 1a teorla de este nombre, fados, como To. preconi 6 CARLOS ASTRADA tina, devenir ¢ incremento de su realidad hiniea, amaca de un mito, que es tarea, es decir prospeccién, el eames en el tiempo de una esencia, el transvasarse a un mol’s PS gente y renovado de una sustancia inalterable, en s¥ PIAS sriginario, pero siempre susceptible de nuevo troquel, el ae, a su ver, requiere nuevos y constantes plimentos. a No silo por Ios elementos heterogéneos ae inciden formativamente en él, sino asimismo por 12 din nico proyeccién en que va lanzado hacia el horizonte iserichy ‘es un hombre en proceso de integracién. Pero ya a tal humano en el crisol se recorta su perfil original Coto tédulo de vida en que aparecen escorzados In personaiida Tos ideales y ensuefios de nuestra venturosa comunida pol tica, como también aparece dibujado en él el anhelo de en- yaizamiento en él humus nativo, el impulso que lo jews pregustar, 1o mismo que el drbol, el bienestar ave se sient en el hondén de las raices. Vale decir que ¢s el hombre hnuestro clima y de nuestra historia, al que la terra anges tina con st influjo multiple ha venido moldeando, haci ct infajo animico vce de tas esas anopoigis gnu foo ni at del plea, repre “| goomales permanente en ctmbio i sang, 0th renciales pecullaridade® tiante de la vida, es el factor variable que da

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