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ASAMBLEA LEGISLATIVA DE LA REPÚBLICA DE COSTA RICA

LEY DE REGULACIÓN DE MECANISMOS DE VIGILANCIA DEL ACCESO A


RESIDENCIALES CON EL FIN DE GARANTIZAR EL DERECHO FUNDAMENTAL
A LA LIBERTAD DE TRÁNSITO

EXPEDIENTE N. º 17.116

DICTAMEN UNÁNIME AFIRMATIVO


(27 de abril de 2010)

CUARTO PERÍODO
(Del 1º de mayo de 2009 al 30 de abril de 2010)

SEGUNDO PERÍODO DE SESIONES EXTRAORDINARIAS


(Del 1º de diciembre de 2009 al 30 de abril de 2010)

DEPARTAMENTO DE COMISIONES
Comisión Permanente de Asuntos Sociales
Dictamen Unánime Afirmativo Expediente N. º 17.116

DICTAMEN UNÁNIME AFIRMATIVO

LEY DE REGULACIÓN DE MECANISMOS DE VIGILANCIA DEL ACCESO A BARRIOS


RESIDENCIALES CON EL FIN DE GARANTIZAR
EL DERECHO FUNDAMENTAL A LA LIBERTAD DE TRÁNSITO

Expediente Nº 17.116

Los suscritos diputados y diputadas, miembros de la Comisión Permanente de Asuntos


Sociales, rendimos DICTAMEN UNÁNIME AFIRMATIVO sobre el proyecto de “LEY DE
REGULACIÓN DE MECANISMOS DE VIGILANCIA DEL ACCESO A BARRIOS
RESIDENCIALES CON EL FIN DE GARANTIZAR EL DERECHO FUNDAMENTAL A LA
LIBERTAD DE TRÁNSITO”, expediente N° 17.116, publicado en La Gaceta Nº 183, del
23 de septiembre del 2008.

La problemática de la inseguridad ciudadana en Costa Rica ha adquirido matices


alarmantes en los últimos años. Los constantes sucesos captados por los medios de
comunicación masiva en la materia, alertan sobre un problema que cada vez más tiende
a aumentar.

En este contexto, la ciudadanía en el ámbito vital de los barrios y las


comunidades ha desarrollado diferentes modelos de gestión comunitaria de la
seguridad, con el fin de resguardar sus propiedades y las vidas de sus hijos e hijas. Entre
estos modelos, se ha generalizado la organización de algunos barrios para contratar
servicios privados de seguridad y establecer mecanismos de vigilancia del acceso a ellos,
con el fin de lograr entornos comunales más seguros y con menos delincuencia.

Fue en este contexto que el exdiputado de Restauración Nacional, Carlos


Avendaño presenta un proyecto de ley en ese sentido, el 28 de julio de 2004, bajo el
Expediente N.º 15.664, el cual fue publicado en el diario oficial La Gaceta N.º 165 del
martes 24 de agosto de ese año. Una vez en la corriente legislativa, a dicho expediente
se le dio trámite en la Comisión de Gobierno y Administración, la cual gestionó consultas
a las municipalidades del país y al Ministerio de Obras Públicas y Transportes, Ministerio
de Seguridad, Procuraduría General de la República y Defensoría de los Habitantes, y
conoció los informes jurídico y socioambiental del Depto. de Servicios Técnicos de este
Parlamento.

En esa misma época, la ex diputada Laura Chinchilla presentó el proyecto N.º


15.648, “Reforma del artículo 32 de la Ley general de caminos, Ley N.º 5060”,publicado
en el diario oficial La Gaceta, N.º 150, de 3 agosto de 2004, que en intención apuntaba en
el mismo sentido que el expediente N.º 15.664 de comentario. Sin embargo, mientras
este último fue redactado como una ley especial, el de doña Laura era una reforma a un
ordinal de la Ley general de caminos públicos N.º 5060.

Dada la coincidencia de intereses del proyecto y debido a que en esa misma


coyuntura, la “Red de Barrios Proseguridad Solidaria”, verdadero movimiento comunal de
alcance nacional, compuesto por más de 150 comunidades en todo el país,
comprometidas con la reivindicación del derecho relativo a las iniciativas de comentario,
ambos diputados y la Red trabajaron en conjunto, para generar un solo texto unificado
que retomara conceptos de todas las partes involucradas.
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Dictamen Unánime Afirmativo Expediente N. º 17.116

En esa tesitura, del trabajo conjunto, la Comisión aprobó un texto sustitutivo el 19


de abril de 2005 que siguió la estrategia de trabajar con el texto base del proyecto de
doña Laura, incorporando algunas de las ideas generales del proyecto de don Carlos y
manteniendo el número de expediente de este último, como el proyecto para la discusión.
Este texto fue dictaminado afirmativamente por la Comisión, el 18 de octubre de 2005.

En el Plenario legislativo, el proyecto fue aprobado en primer debate, en sesión de


19 de setiembre de 2006, por iniciativa de algunas señoras y señores diputados, fue
remitido a consulta de la Sala Constitucional. El tribunal constitucional sentenció que el
expediente tenía vicios de constitucionalidad por el procedimiento (resolución 200615486,
de 25 de octubre de 2006), específicamente, porque se consideró que el texto sustitutivo
tenía cambios tan sustanciales frente al original que debió haber sido publicado
oportunamente. De esa manera, la Comisión de Consulta de Constitucionalidad de
nuestro Parlamento lo retrotrae, para conocimiento de la Comisión de Gobierno y
Administración, la cual lo dictamina unánimemente de manera negativa, en junio del año
2008.

A partir de todos estos antecedentes, el diputado Massey Mora realiza un análisis


exhaustivo de los elementos presentes en ese expediente, modifica el texto del proyecto
y su enfoque y lo presenta a la corriente legislativa, bajo el número de expediente que
nos ocupa.

Si bien la Sala Constitucional zanjó los vicios de constitucionalidad, en términos del


procedimiento, un análisis detallado de la resolución nos permite concluir que el Tribunal
Constitucional señala un parámetro jurídico inobjetable, que, por tratarse de un asunto
tocante a un derecho fundamental, el proyecto debía plantearse como una ley especial. Al
respecto, zanjó la Sala:

“…a criterio de este Tribunal sí existen divergencias sustanciales entre el


proyecto original y el texto sustitutivo, ya que el primero definía de
manera más clara y precisa los aspectos esenciales para limitar los
alcances de las regulaciones propuestas. (…) El proyecto original
mostraba preocupación acerca de los límites que debería tener este tipo
de controles y el proyecto aprobado simplemente los ignoró, dejando de
este modo un vacío legal peligroso, especialmente si se toma en
consideración que se pretende regular la libertad de tránsito, por tratarse
de caminos públicos (…) dejando todo lo demás a la potestad
reglamentaria de los entes municipales, lo cual es materia de reserva
legal, al estar de por medio la regulación de derechos fundamentales1”.

A partir de esta consideración capital, el proyecto muestra una metamorfosis


respecto de su predecesor, en el sentido de que el enfoque del texto apunta a resguardar
el derecho fundamental de la libertad de tránsito, así como a establecer una exhaustiva
regulación de los diversos extremos de la legislación planteada, pues deviene
necesariamente, reserva de ley, al encontrarse involucrado un derecho fundamental de la

1
Sala Constitucional, Resolución No. 2006015486, expediente 06-011650-0007-CO, documento
mimeografiado, Corte Suprema de Justicia, San José, 25 octubre del 2006, pp. 8-9, el subrayado es
nuestro.

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Carta Magna. En esa línea, el texto deja a las municipalidades prerrogativas regulatorias
que no puedan exceder los estrictos límites de la ley, con el fin de salvaguardar el
derecho fundamental en juego.

Tres ejes atraviesan el núcleo del debate. En primer lugar, la realidad del
fenómeno que se busca regular es inobjetable, puesto que los mecanismos de acceso a
barrios y residenciales existen a lo largo y ancho del territorio nacional y son
consecuencia directa de la incapacidad del Estado de dotar a la población de servicios de
seguridad eficientes y oportunos, lo que refleja un problema de orden público de primera
importancia. En segundo lugar, esta realidad puede violentar y ha violentado en casos
concretos, el derecho fundamental de la libertad de tránsito, al punto de que la Sala
Constitucional ha tenido que resolver varios entuertos específicos en esta materia(2). Y en
tercer lugar, es evidente que por estar involucrado ese derecho fundamental, se requiere
de una ley de la República para regular y adecuar esta realidad, protegiendo al mismo
tiempo el derecho fundamental en juego. En esta línea, señala el artículo 22 (derecho
de circulación y residencia) de la Convención Americana de los Derechos Humanos( 3), en
su inciso 3:

“El ejercicio de los derechos anteriores no puede ser restringido, sino en


virtud de una ley, en la medida indispensable en una sociedad
democrática, para prevenir infracciones penales o para proteger la
seguridad nacional, la seguridad o el orden público, la moral o la salud
públicas o los derechos y libertades de los demás(4)”.

La realidad de la existencia social del fenómeno de la seguridad privada en barrios


residenciales, ya fue reconocida de manera directa por este Parlamento, al dictar la ley
8395 del 1 de diciembre del 2003, “Ley de Servicios de Seguridad Privados”. En el fondo,
la ley de comentario concede veracidad al hecho de que:

“Todo lo anterior revela la desesperación ciudadana ante el desborde


delincuencial y la pérdida de credibilidad en las instituciones del Estado.
(…) Las policías privadas han venido creciendo en forma importante ante
los limitados recursos humanos, económicos y financieros de que dispone
el Estado para cumplir con sus obligaciones ( 5)”.

Los servicios de seguridad privada tienen muchos problemas de diversa índole,


como lo demuestran las investigaciones sobre el tema; desde la falta de preparación y

2
Véase: Procuraduría General de la República, Oficio OJ-015-2010. Respuesta a consulta formulada por la
Comisión de Asuntos Sociales de la Asamblea Legislativa, expediente legislativo 17116, 26 de marzo del
2010, pp: 3-6.
3
Secretaría de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Documentos básicos en materia de
Derechos Humanos en el Sistema Interamericano, documento mimeografiado, Organización de Estados
Americanos, San José, octubre del 1996. Aunque Servicios Técnicos señala que este instrumento no se ha
ratificado, esto es incorrecto, porque se hizo, al efecto, mediante ley 4534 del 23 de marzo de 1970 (Véase:
Servicios Parlamentarios, Control de Leyes Actualizadas –documento digital).
4
Ibid; p. 32 (el subrayado es nuestro).
5
Departamento de Servicios Técnicos; Proyecto de ley de regulación de casetas y mecanismos de acceso
de barrios residenciales, exp. No. 15664. Informe Social, documento mimeografiado, Asamblea Legislativa,
San José, Diciembre del 2004, pp. 3 y 7.

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acreditación, hasta estatus migratorios irregulares por parte de los efectivos( 6). Por ese
motivo, es muy importante regular los servicios que prestan, razón de ser de la ley no.
8395 ya señalada, así como de iniciativas que, como la de nuestro interés, pretenden que
frente al fenómeno, se resguarden los derechos de la ciudadanía, sobre todo si son
fundamentales, al tenor de la misma advertencia de la Sala Constitucional. Como
atinadamente sentenció un estudio sobre la temática de la seguridad privada:

“El problema podría darse sin una regulación y control por parte del
Estado, haciendo que se constituyan en un elemento más de inseguridad
para el resto de los ciudadanos, pues éstos son percibidos por aquellos
como una amenaza a la seguridad de los que les pagan (7)”.

Si bien es cierto, la doctrina y la jurisprudencia constitucional han establecido que


el derecho a la libertad de tránsito puede ser limitado por razones de orden público,
sanitarias o por motivos esenciales para la conservación del bien público y que, por otro
lado, las calles que son objeto de regulación en esta iniciativa, corresponden con caminos
vecinales resorte de la municipalidad , por encontrarse en juego un derecho
fundamental, la regulación precisa del objeto del proyecto, necesariamente involucra el
principio de reserva de ley, tal y como se señaló en líneas este informe( 8).

En términos generales, tal y como se ha podido comprobar de las reflexiones


precedentes, el replanteamiento del texto del proyecto ha tratado de adaptar su redacción
a los principios fundamentales esbozados, a saber: que el texto debe tener formato de ley
especial y aplicarse al principio de reserva de ley(9); que el objetivo principal es la
protección del derecho fundamental a la libertad de tránsito y, colateralmente, la garantía
para que las comunidades accedan a su derecho a la seguridad ciudadana, sin que ello
riña con el derecho fundamental de comentario, todo dentro de los estrictos límites de la
coherencia jurídica que se requiere para un asunto delicado como este.

De las múltiples consultas hechas en la discusión parlamentaria en comisión, del


expediente a la firma del presente dictamen, habían contestado la Procuraduría General
de la República y algunas municipalidades(10) que han señalado su apoyo al texto, a la
vez que se rindió el informe de Servicios Técnicos.

Estos últimos insumos -el de PGR y Servicios Técnicos hacen señalamientos


importantes respecto del proyecto, que merecen una atención especial. En cuanto al

6
Ibid, p. 8.
7
Citado por: Departamento de Servicios Técnicos; Proyecto de ley de regulación de casetas y mecanismos
de acceso de barrios residenciales, exp. No. 15664. Informe Social, documento mimeografiado, Asamblea
Legislativa, San José, Diciembre del 2004, p. 7.
8
Ibid, pp. 4 y 6.
9
Es decir, que sólo se puede restringir o regular un derecho fundamental, mediante una ley formal de la
República. Véase: Departamento de Servicios Técnicos; Proyecto de ley de regulación de mecanismos de
acceso de barrios residenciales con el fin de garantizar el derecho fundamental a la libertad de tránsito, exp.
No. 17116. Informe Técnico, documento mimeografiado, Asamblea Legislativa, San José, Junio del 2009, p.
5.
10
No sobra señalar que el proyecto, durante la etapa precedente –exp. 15664- ya fue consultado a todos
estos entes y, en general, se manifestaron apoyando la propuesta. En realidad, la discusión central gira en
torno al tema de los eventuales roces de constitucionalidad que pudiera tener, asunto que, en todo caso, es
tratado con más profundidad por Servicios Técnicos y la PGR..

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criterio de la Procuraduría y aunque se trata de un dictamen no vinculante, este es de


vital importancia, por el peso técnico que usualmente tienen sus puntos de vista.

Concordamos con el órgano procurador apelando a la jurisprudencia


constitucional , en cuanto a que las vías públicas que se relacionan en la iniciativa
constituyen bienes de dominio público que pertenecen a la colectividad, en su conjunto.
También, concordamos con la idea desarrollada en el informe, a propósito de casos
concretos en los que la Sala Constitucional ha ordenado la eliminación de agujas, porque
estas se prestan, en las condiciones actuales, para que el derecho a la libertad de tránsito
sea violentado. Pero, no coincidimos con la conclusión del órgano procurador, a saber:

“…no cabe duda que la utilización de los mecanismos descritos (agujas)


al inicio del desarrollo de este tema, resultan abiertamente
inconstitucionales (11)”.

En efecto, la Sala no ha zanjado que las agujas o mecanismos de acceso a barrios


residenciales sean, de suyo, inconstitucionales, sino que por el contrario rozan con la
Constitución en las condiciones actuales; es decir, por cuanto no hay regulación legal
clara al efecto.

Además, las municipalidades no pueden imponer limitaciones a la libertad de


tránsito, porque esto es reserva de ley, lo que hace imperativa la legislación que propone
este proyecto. Nótese que la Sala señaló, sobre uno de los casos reseñados por la PGR,
que lo que violenta la Ley Fundamental es la manera en que los vigilantes puedan utilizar
su posición para obstruir la libertad de tránsito, así como que las municipalidades asuman
funciones que por ley no les corresponde:

“El permitir que existan puestos de vigilancia en calles que son de uso público,
y que en esos puestos existan vigilantes que sean los que decidan si
determinada persona puede transitar o no en las calles o ingresar o no a algún
barrio o urbanización, es violentar a todas luces la libertad de tránsito de los
ciudadanos, lo que esta Sala no puede tolerar. Las autoridades
municipalidades pueden reglamentar el uso de las vías públicas a su cargo, en
resguardo del orden público, pero no pueden imponer limitaciones a la libre
circulación por tales vías… (12)”.

Es importante anotar que el artículo 1ro. del proyecto, sólo pretende regular la
“instalación de casetas y mecanismos de vigilancia del acceso de personas y vehículos”.
Todo el texto se basa en la idea de que los mecanismos no impidan el acceso a los
barrios, sólo lo regulan en aras de la vigilancia(13) que las empresas de seguridad hacen
en beneficio de un barrio que contrata sus servicios, así como, por ejemplo, los
reductores de velocidad llamados “muertos” sin limitar la libre circulación, regulan la
velocidad a la que se circula.

11
Procuraduría General de la República, Op. Cit.. 26 de marzo del 2010, p. 6 (el paréntesis es nuestro).
12
Voto No. 2002-10272 del 25 de Octubre del 2002. Citado por: Departamento de Servicios Técnicos;
Proyecto de ley de regulación de casetas y mecanismos de acceso de barrios residenciales, exp. No.
15664. Informe Técnico Jurídico, documento mimeografiado, Asamblea Legislativa, San José, Septiembre
del 2004, p. 4 (el subrayado es nuestro).
13
Debe corregirse el título del proyecto, en esta línea.

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En la discusión del proyecto se aceptó la idea de la Procuraduría, en cuanto a la


eliminación del tema de las “personas” en este y otros ordinales, porque la vigilancia de
personas no requiere de estos mecanismos, puesto que basta que la caseta informe a los
agentes de seguridad del barrio si fuere el caso del ingreso de transeúntes, por el
motivo que sea.

En esta línea, tampoco es de recibo la aseveración de que los mecanismos de


vigilancia indicados “impiden el disfrute pleno” de la libertad de tránsito, por cuanto no es
así; únicamente imponen una leve limitación que consiste en que el vehículo se detenga
cuando ingresa a un barrio con las características que apunta la ley, con la finalidad
expresa de que el agente de seguridad tome nota de la placa y características del
vehículo y proceda a levantar la aguja para permitir el paso al automotor que desea
ingresar.

Una discusión importantísima que debe ser elucidada, es lo relativo al principio de


razonabilidad que el órgano Procurador señala que podría estar lesionándose. En el
mismo oficio de dicho ente, se señalan las tres condiciones que la Sala Constitucional ha
demarcado, para definir operativamente ese principio. Conviene revisar, en esa línea, si
el objeto del proyecto es razonable bajo esos parámetros(14).

En primer lugar, el principio de necesidad. Toda regulación, para ser razonable,


debe tener una base fáctica, de tal manera que la medida de diferenciación sea necesaria
para proteger algún bien colectivo. Sobre esto, la exposición de motivos del proyecto
abunda sobre la realidad de la inseguridad ciudadana en términos de los delitos
cometidos contra la propiedad, lo cual señala que las comunidades y los barrios están
tomados por el hampa: el 74% de los delitos reportados al OIJ en el 2002 fueron contra la
propiedad y el 94% de los costarricenses consideran, para el 2004, que este fenómeno es
una amenaza para el país(15).

Para zanjar este asunto en términos definitivos, tómese nota de la encuesta de


Borge y Asociados para la Revista Poder(16), que señala que el tema que más preocupa a
los costarricenses, a la altura del 2009, con un 25,7% de señalamientos, es “la
delincuencia en barrios y comunidades”. Este hecho científicamente medido, no deja
dudas sobre la necesidad contundente del proyecto, toda vez que responde al
requerimiento social de proteger un bien colectivo que es sagrado que ha sido violentado
y constantemente amenazado, como es la seguridad de los ciudadanos.

En segundo lugar, el principio de idoneidad refiere a si la limitación adoptada


cumple con la finalidad de satisfacer la necesidad detectada. Como se señaló páginas
atrás, los Estados pueden limitar los derechos fundamentales en aras de la seguridad y el
orden público (artículo 3 de la Convención Americana de Derechos Humanos, Ley 4534
del 23 de marzo de 1970). La necesidad detectada por el proyecto, consiste en garantizar
el derecho a la seguridad en los barrios y residenciales, sin que los mecanismos de
vigilancia del acceso a los ellos, lesione el derecho a la libertad de tránsito.

14
Véase: Procuraduría General de la República, Op. Cit.. 26 de marzo del 2010, p. 8 y 9.
15
Massey Mora, Guyon; Proyecto de Ley de regulación de mecanismos de acceso a Barrios Residenciales
con el fin de garantizar el derecho fundamental a la libertad de tránsito, Asamblea Legislativa, expediente
17,116, San José, Julio del 2005, p. 6.
16
Revista Poder, año 2, edición 13, Junio de 2009, p. 27.

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Lo idóneo, como ha señalado el mismo Gran Tribunal, es que para establecer una
limitación de un derecho fundamental, se debe definir la misma por imperio de ley. De
esta forma, el proyecto norma, de manera exhaustiva, la regulación de los mecanismos
de vigilancia del acceso a barrios residenciales, que para los efectos pertinentes en este
proyecto, corresponde con las llamadas “cadenas o agujas” y las casetillas de entrada
que le son contraparte, con el fin de impedir que estos mecanismos laceren la libertad de
tránsito de las personas.

Por último, el principio de proporcionalidad implica comparar la finalidad


perseguida por el acto y el tipo de restricción que se pretende imponer, de manera que
esta no sea marcadamente superior al beneficio. Se persigue con el proyecto de ley, el
resguardo del derecho de la libre circulación, a la vez que se garantice el derecho de los
barrios y comunidades de mejorar sus condiciones de seguridad, a partir de su propio
esfuerzo organizativo y financiero. En esa tesitura, el beneficio es altamente superior al
tipo de restricción que se desea imponer, que no es más que este (artículo 9): que
cuando un vehículo llegue a la caseta, se detenga, para que el guarda de seguridad, en
tanto levanta la aguja, tome nota de la placa, de sus características exteriores y del
número y tipo de ocupantes, para lo cual deberá ser expedito. No se establece un
impedimento de entrada para el vehículo –de hecho se prohíbe (inciso a)-, ni se autoriza
solicitar cédula o identificación, ni se permite, siquiera, a entablar conversación directa
con los ocupantes del automotor –como requisito de entrada-, con la aguja impidiendo el
paso.

Zanjado el epicentro de la discusión –problemas de constitucionalidad-, el proyecto


toma nota de otras observaciones importantes del órgano Procurador y se realizaron los
ajustes pertinentes. Como colofón, a propósito de los argumentos esbozados, podemos
concluir con la Procuraduría, que;
“…el derecho de transitar o circular sobre las vías públicas, solamente puede ser
limitado cuando están de por medio razones de orden público, sanitarias o por motivos
esenciales para la conservación del bien y la norma que autoriza esa regulación, debe,
desde luego, ser razonable y proporcionada”( 17).

En cuanto al informe de Servicios Técnicos, este expone más o menos los mismos
elementos jurídicos relativos al tema de interés, a saber, la cuestión de los bienes de
dominio público, el derecho a la libertar de tránsito, el principio de reserva de ley, el
marco regulador del tema de los caminos públicos, así como lo relativo a los servicios de
seguridad privada.

En relación con el primer ordinal del proyecto –punto de entrada a la discusión


sobre la constitucionalidad de la iniciativa-, Servicios Técnicos realiza un análisis análogo
al de la Procuraduría, respecto del hecho de que, según el informe, en el momento en
que se instalan mecanismos de acceso –por ese solo hecho-, se podría estar violentando
el derecho a la libertad de tránsito. Igualmente, el organismo asesor confunde la
naturaleza del proyecto, por cuanto como se indicó en líneas atrás, no se pretende, ni
mucho menos, violentar la libertad de tránsito, sino más bien procurar que no se violente
la misma, regulando un asunto que, en las condiciones actuales, en la práctica, podría
devenir inconstitucional y hasta peligroso, precisamente, porque no está regulado con
arreglo al principio de reserva de ley.

17
Procuraduría General de la República, Op. Cit.. 26 de marzo del 2010, p. 11.

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La falta de claridad del informe de comentario, queda meridianamente manifiesta


cuando resume la idea central de la iniciativa, en los siguientes términos:

“…se infiere claramente que la intención del proponente es legislar para un grupo
específico de personas, a saber: los vecinos de los barrios, caseríos y residenciales que
soliciten formalmente ante el consejo municipal la autorización para la instalación de
casetas de seguridad y mecanismos de vigilancia, para evitar el acceso de personas y
vehículos. (…) Esto quiere decir que la libertad de tránsito puede ser sometida a
restricciones, pero cuando estas vayan orientadas a satisfacer un interés público
imperativo (18)”.

La idea central del proyecto no es “evitar” el acceso de personas y vehículos, sino


más bien se busca resguardar el derecho de transeúntes y vehículos para que no se les
impida el paso por una calle pública, en la que exista un mecanismo de regulación –una
aguja o cadena- debidamente autorizado, a un automotor o una persona, y que todos,
vecinos y visitantes, circulen libre y seguramente. Como se aclaró en líneas precedentes,
el proyecto no conceptúa esos mecanismos, ni a las casetas, ni a los oficiales de
seguridad privados; como cohartadores del libre tránsito, sino como instrumentos de
vigilancia válidos y oportunos, que no pueden, bajo ningún concepto, violentar ese
derecho, sino que, más bien, se encuentran al servicios de los habitantes de la
comunidad involucrada y, desde luego, de los mismos visitantes decentes de la misma,
para que se resguarde su derecho fundamental a la seguridad, en lo atinente a su
propiedad e integridad física.

Es interesante que en el mismo extracto de comentario se aclare que la libertad de


tránsito puede ser restringida, cuando medie un interés público imperativo y que el
informe no considere la problemática de inseguridad ciudadana en los barrios y
residenciales como un asunto de este orden, porque sólo “satisface el interés de un grupo
específico de vecinos”. Es obvio que una correcta visión del concepto jurídico de “interés
público”, sí corresponde con un asunto de rango nacional, la enorme inseguridad que
aqueja a la ciudadanía costarricense, pero esta sólo puede vertirse en la práctica
concreta, en la cotidianidad vivencial de cada ciudadano, en relación con lo cual,
obviamente, la comunidad, el barrio o el lugar de residencia, tiene un peso capital. Como
se indicó anteriormente, es tan imperiosa socialmente la necesidad involucrada en el
proyecto, que la inseguridad en barrios y comunidades es el problema más serio que
perciben los costarricenses, según la encuesta de Borge y Asociados de junio del 2009.

A partir de los aportes de Servicios Técnicos, sobre los posibles problemas de


inconstitucionalidad que el proyecto pudiera tener, hemos determinado que en la
redacción que se zanja en este dictamen lima cualquier posibilidad en ese sentido, a
partir de una clara evaluación jurídica y técnica, según los argumentos ya esbozados, y
considerando la realidades sociológicas involucradas.
Nos interesa destacar, consolidadas las reflexiones precedentes, algunos puntos
señalados por el organismo asesor, sobre los ordinales del proyecto. Sobre el tema del
espacio que debe mantenerse en las aceras, referente al artículo 3 del texto original, es
un asunto que se añadió, para mayor claridad del texto. Sobre el artículo 5 de ese texto,

18
Departamento de Servicios Técnicos; Proyecto de ley de regulación de mecanismos de acceso de
barrios residenciales con el fin de garantizar el derecho fundamental a la libertad de tránsito, exp. No.
17116. Informe Técnico, documento mimeografiado, Asamblea Legislativa, San José, Junio del 2009, p. 11.

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lleva razón Servicios Técnicos, al señalar que las municipalidades no pueden limitar el
derecho a la libertad de tránsito, en razón de su poder de policía, pero lo que no se ve
acertadamente, es que dicha imposibilidad deriva precisamente del hecho de que una
restricción tal, solo es posible en atención al principio de reserva de ley que este proyecto
pretende solventar. En otras palabras, el señalamiento es correcto en las condiciones
jurídicas actuales y, precisamente, el proyecto regula exhaustivamente el objeto del
mismo, con el fin de que la autorización municipal no pueda ir más allá de los estrictos
parámetros de la ley, por cuanto esto es lo que procede, por encontrarse en juego un
derecho fundamental.

Sobre el artículo 8 del proyecto, nuevamente, señala el informe técnico de manera


adecuada que los servicios privados de seguridad no pueden asumir o suplantar
funciones de policía propias de las municipalidades o el Ministerio de Seguridad, pero no
ve que, en efecto, el proyecto no concede nunca tal prerrogativa a los indicados agentes
privados. De hecho, lo único que les concede es la posibilidad a ejercer la vigilancia
idónea para ello –lo cual es de suyo por su naturaleza-, sin que puedan tener
prerrogativas que trasciendan esa función, como impedir el paso, demorar el ingreso más
de lo razonable, pedir identificación y aún preguntar el destino de los vehículos y
personas, en el barrio o residencial. Nuevamente, todo se limita a que el vehículo se
detenga para tomar nota de su placa y características, así como de los ocupantes del
mismo –por mera observación visual- y punto. Estos son actos estrictamente de
vigilancia, que se definen taxativamente en el proyecto, y no de policía, en sentido
estricto. Por último, sobre la reforma al artículo 32 de la Ley de Caminos que estaba
presente en el texto original, la comisión tomó nota de las observaciones de Servicios
Técnicos y el órgano procurador, por lo que el mismo fue eliminado del texto.

A partir de toda la discusión precedente y aún las que venía deslindándose del
expediente 15664, esta comisión incorporó sendas al texto que se relaciona en este
dictamen, para mejorar la redacción del proyecto y para aclarar cualquier elemento que
requiriera el afinamiento técnico necesario en el texto, lo que se hizo de conformidad. .

Por las razones anteriormente expuestas, sometemos a consideración del Plenario


el presente dictamen y solicitamos a los señores diputados y diputadas la aprobación de
este proyecto de ley, con miras a lograr su aprobación definitiva.

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LA ASAMBLEA LEGISLATIVA DE LA REPÚBLICA DE COSTA RICA


DECRETA:

LEY DE REGULACIÓN DE MECANISMOS DE VIGILANCIA DEL ACCESO A BARRIOS


RESIDENCIALES CON EL FIN DE GARANTIZAR
EL DERECHO FUNDAMENTAL A LA LIBERTAD DE TRÁNSITO

ARTÍCULO 1.- Objeto de Regulación. La presente ley tiene por objetivo regular
todo lo atinente a la instalación de casetas de seguridad y mecanismos de vigilancia del
acceso de vehículos en los caminos vecinales, locales y no clasificados de la Red Vial
Cantonal, de conformidad con la definición establecida en el artículo 1ro de la Ley
General de Caminos Públicos N.º 5060, que permiten la entrada a barrios, caseríos o
residenciales.

A partir de lo anterior, esta ley busca garantizar el derecho a la libertad de tránsito


de todos los ciudadanos de la República, establecido en el artículo 22 de la Constitución
Política, así como en los instrumentos internacionales ratificados por el país, en materia
de Derechos Humanos.

ARTÍCULO 2.- Autorización a las municipalidades. Facúltase a las


municipalidades de la República, para autorizar la instalación de casetas y mecanismos
de vigilancia del acceso a barrios, caseríos y residenciales, siempre y cuando sean de
circuito cerrado o con calles sin salida, en atención al derecho a la seguridad ciudadana y
su reglamentación no podrá exceder, en ningún sentido, los estrictos límites establecidos
en esta Ley y, en ese cometido, atenderán siempre, en primera instancia, a la defensa del
derecho fundamental a la libertad de tránsito de la ciudadanía.

Los vecinos de dichas comunidades, podrán solicitar formalmente ante el Concejo


Municipal dicha autorización, por medio de una asociación formal comunitaria, como las
asociaciones de desarrollo comunal u otras entidades jurídicamente similares, o bien, a
través de una solicitud firmada por al menos el setenta por ciento (70%) de los vecinos
mayores de edad de la comunidad en cuestión, los que constituirán un comité de vecinos
que se acreditará ante la municipalidad respectiva, el cual designará al menos a dos
representantes formales. Cualquiera que sea la modalidad de organización vecinal, esta
será la que represente a la comunidad frente al gobierno local en esta materia.

El Consejo queda facultado para realizar todas las diligencias administrativas


pertinentes, para asegurarse que su resolución sea dictada de conformidad con los
parámetros establecidos en la presente ley y el ordenamiento jurídico.

ARTÍCULO 3.- De las casetas de seguridad. La organización vecinal de una


comunidad podrá instalar casetas de seguridad sobre áreas públicas, tales como aceras,
parques, franjas verdes u otros; o privadas, con el aval del propietario, para lo cual
deberán cumplir con lo prescrito en esta normativa, así como en la Ley de Servicios de
Seguridad Privada, N.º 8395. En el caso de las aceras, la instalación de la caseta debe
hacerse dejándose un espacio libre peatonal de cuando menos, un metro y veinte
centímetros.

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Dichas casetas, podrán ser instaladas como puestos de seguridad para vigilar el
acceso de vehículos en las vías de ingreso a caseríos, barrios o residenciales, de
conformidad con las condiciones establecidas en la presente ley, respetando el derecho
al libre tránsito en todo en todo el territorio nacional.

ARTÍCULO 4.- De los mecanismos de vigilancia de acceso. La organización


vecinal de una comunidad podrá instalar mecanismos de vigilancia que estime
pertinentes, no obstante, cuando se trate de un mecanismo que permita la vigilancia
regulando el acceso al residencial o barrio respectivo, sólo podrán utilizase cadenas de
paso, agujas de seguridad o brazos mecánicos, manuales o automáticos, para ser
instalados sobre la calzada, según sea el caso, junto a la caseta de seguridad
correspondiente, para lo cual deberán cumplir con lo prescrito en esta Ley.

ARTÍCULO 5.- Solicitud. Para obtener la autorización para instalar lo indicado en


los artículos 3 y 4 anteriores, la organización vecinal deberá presentar solicitud por escrito
ante la municipalidad de su localidad, en la cual indicará, al menos, lo siguiente:

a) Nombre, apellidos, firmas y demás calidades de al menos una persona, por


casa o local, que integren el Comité de Vecinos, debidamente acreditado ante el
gobierno local, la Asociación de Desarrollo Comunal o cualquier otra organización
vecinal pertinente que exista en la comunidad, con la dirección exacta de cada
uno de sus miembros.
b) Cantidad de casas habitadas o locales de cualquier tipo, en el barrio,
caserío o residencial en el que se solicita la autorización.
c) Lugar para recibir notificaciones.
d) Autenticación de las firmas de los vecinos que ostentan la representación de
la organización vecinal que se indica en el inciso a).
e) Copia del precontrato, contrato o documento idóneo, en el que conste la
existencia de la prestación, real o eventual, de la prestación del servicio de
seguridad.

ARTÍCULO 6.- Requisitos. Además de lo indicado en el artículo anterior, en


relación con la caseta de seguridad y los mecanismos de vigilancia, la organización
vecinal deberá cumplir con los siguientes requisitos:

a) Aportar el diseño básico de la caseta, su ubicación exacta y una solución de


servicio sanitario, guardándose los principios de razonabilidad y proporcionalidad
pertinentes.
b) Cumplir con el diseño de construcción y la utilización de los materiales
apropiados para esta, según los parámetros que al efecto defina la municipalidad
del cantón.
c) Cuando el lugar donde se desee ubicar la caseta sea propiedad privada,
deberá adjuntarse nota de autorización del propietario del inmueble, para la
ejecución de dicha obra, la que deberá estar autenticada por un abogado. Los
vecinos que la realicen deberán gestionar los permisos municipales necesarios y
cancelar el impuesto de construcción respectivo ante dicho gobierno local.
d) Indicación precisa del tipo de mecanismos de vigilancia de acceso que se
desea instalar.

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e) Ubicación propuesta de los mecanismos de vigilancia de acceso, que


establezca una relación clara respecto de la caseta de seguridad
correspondiente.

ARTÍCULO 7.- Trámite de la solicitud. El Concejo Municipal conocerá la solicitud


de la organización vecinal para instalar las casetas y los mecanismos de seguridad
indicados en esta Ley y evaluará los motivos que fundamentan su petición, procediendo a
otorgar o no la autorización respectiva para cada uno de ellos, señalando los
razonamientos jurídicos, técnicos, de oportunidad y conveniencia, que sustenten su
decisión. En el caso de denegatoria, la organización vecinal tendrá derecho a realizar
apelación escrita de la misma y a defender dicha apelación en audiencia pública, que el
Concejo Municipal otorgará oportunamente.

ARTÍCULO 8.- Procedencia en el manejo de los mecanismos de vigilancia. La


instalación de mecanismos de vigilancia del acceso a barrios, caseríos y residenciales,
solo se permitirá si existe una caseta de seguridad según los parámetros establecidos en
esta Ley y la contratación del servicio de vigilancia las veinticuatro horas del día, por
medio del cual un vigilante debidamente acreditado según la normativa vigente, manipule
los mecanismos señalados. En el caso de que el servicio no se otorgue de manera
continua, las especificaciones contractuales y técnicas de los mecanismos indicados,
deberán incluir el hecho de que en ciertos horarios se mantendrán fuera de
funcionamiento.

Bajo ningún concepto se permitirá la existencia de estos mecanismos sin la debida


colateralidad del servicio de seguridad y en caso de violentarse esta condición, la
municipalidad revocará el permiso respectivo.

La instalación de los mecanismos de regulación del acceso señalados en la


presente Ley, únicamente procederá:

a) En urbanizaciones de circuito cerrado; o sea, aquellas que no conectan a


más localidades o urbanizaciones.
b) En fraccionamientos cerrados, o sea, construidos frente a calles públicas
que no cuenten con más de un mismo ingreso y egreso, denominadas también
“calles sin salida”.

ARTÍCULO 9.- Condiciones de uso de los mecanismos de vigilancia del acceso.


La organización vecinal a la que se le autorice la instalación de casetas y mecanismos de
vigilancia, deberán garantizar que el personal de seguridad respete los siguientes
lineamientos, para lo cual tendrán plena potestad para ello, independientemente del tipo
de contrato de prestación del servicio de seguridad que se suscriba oportunamente, con
la empresa de servicios de seguridad privada respectiva:

a) No se podrá impedir, bajo ningún concepto, el libre tránsito vehicular o


peatonal.
b) En caso de que se trate de un peatón, este podrá entrar o salir del barrio o
residencial, sin ningún tipo de restricción, ello sin demérito de la vigilancia normal
de la que pueden ser objeto
.

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c) En el caso de que se trate de un vehículo, el mecanismo de vigilancia del


acceso indicado en el artículo 4 de esta ley, sólo podrá ser utilizado para que el
agente de seguridad respectivo tome nota de la matrícula y descripción del
mismo, así como de la cantidad y descripción general de sus ocupantes. Una vez
que el vehículo se detenga, el oficial encargado deberá levantar el indicado
mecanismo de vigilancia.

d) Cuando sea pertinente, a criterio de la municipalidad en cuestión, se


colocará a una distancia de 25 metros del indicado mecanismo, un rótulo que
indique la proximidad del mismo. En cualquier caso, el mecanismo señalado
deberá pintarse de tal manera que sea plenamente visible para los vehículos y
personas.

ARTÍCULO 10.- De las empresas de seguridad privada. Las empresas de


seguridad privada, se atendrán a todos los parámetros establecidos en esta Ley, en la
prestación del servicio que otorgaren a las comunidades, en lo atinente al manejo de las
casetas de seguridad y mecanismos de vigilancia en el acceso a barrios, caseríos y
residenciales.

La Dirección de Servicios de Seguridad Privada del Ministerio de Seguridad


Pública, integrará en el curso de capacitación obligatorio que debe aprobar el personal de
seguridad de estas empresas, según lo dispuesto en el inciso d) del artículo 14 de la Ley
de servicios de seguridad privada, N.º 8395, los alcances que, al efecto, se establecen en
la presente Ley.

ARTÍCULO 11.- Procedimiento administrativo. Los concejos municipales podrán


suspender el permiso respectivo y ordenar de inmediato el impedimento del uso de la
caseta o mecanismo de vigilancia de acceso correspondiente, o bien su
desmantelamiento, cuando se haya comprobado por parte de la Municipalidad, que no se
ha respetado la normativa establecida en esta Ley. Esta comprobación se podrá realizar
por cualquier medio que constituya prueba fehaciente del incumplimiento referido.

Previo traslado y notificación de la denuncia a la organización vecinal involucrada,


en estricto apego a los principios del debido proceso, dará lugar a la suspensión de
funcionamiento o desmantelamiento señalados, ordenado por el Concejo Municipal,
mediante resolución razonada.

Contra dicha resolución, cualquiera de las partes podrá interponer recurso de


revocatoria, para lo cual el Concejo Municipal concederá audiencia pública en la sesión
pertinente.

ARTÍCULO 12.- Consecuencias de resolución firme. Una vez que exista resolución
firme que declare la suspensión del uso de la caseta o mecanismo de vigilancia del
acceso, siempre y cuando puedan corregirse las circunstancias que dieron origen a la
suspensión, el Concejo Municipal concederá a la organización vecinal 30 días naturales
para ejecutar las correcciones pertinentes.

Si la organización vecinal no cumple con la corrección señalada en el plazo


establecido, o bien se concluye que existe imposibilidad material para la corrección, el
Concejo Municipal ordenará el desmantelamiento inmediato de dichos dispositivos.

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ARTÍCULO 13.- Notificación de las resoluciones. Para tenerse por notificadas las
resoluciones del Concejo Municipal, bastará con que se le notifique a la persona que sea
el representante acreditado de la organización vecinal.

ARTÍCULO 14.- Carácter municipal de las construcciones. La autorización para el


uso de vías públicas, o bienes de dominio municipal, regulada en la presente Ley,
constituye un uso en precario de dichos inmuebles, por lo que quienes se beneficien con
este permiso no podrán alegarlo como un derecho adquirido y en consecuencia, puede
ser revocado en cualquier momento por el gobierno local, en apego estricto a lo
establecido en esta Ley. Es con motivo de lo anterior, que las obras realizadas al amparo
de esta Ley en vías públicas, se considerarán municipales, por lo que no se cobra sobre
ellas el impuesto de construcciones.

TRANSITORIO I.- Las municipalidades del país, tendrán un plazo de seis meses para
reglamentar esta Ley, a partir de su entrada en vigencia.

TRANSITORIO II.- Las organizaciones vecinales tendrán un plazo de un año a partir de


la entrada en vigencia de la presente Ley, para poner a derecho las casetas y
mecanismos de vigilancia que estuvieren funcionado a la fecha de publicación de esta
Ley.

TRANSITORIO III.- Las empresas de seguridad privada tendrán un plazo de tres meses
para implementar una charla con el fin de explicar a su personal de seguridad laborando
a la entrada en vigencia de esta Ley, sobre sus alcances en el ejercicio cotidiano de su
trabajo. A efecto de cumplir con este requisito, dichas empresas aportarán ante la
Dirección de Servicios de Seguridad Pública del Ministerio de Seguridad Pública,
declaración jurada de su representante legal en la que indique el lugar, fecha y
participantes que asistieron a la charla.

DADO EN LA SALA DE SESIONES DE LA COMISIÓN PERMANENTE DE ASUNTOS


SOCIALES A LOS VEINTISIETE DÍAS DE ABRIL DE DOS MIL DIEZ.

Fernando Sánchez Campos Ana Helena Chacón Echeverría

Orlando Hernández Murillo Patricia Romero Barrientos

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Federico Tinoco Carmona Guyón Holt Massey Mora

Víctor Láscarez Láscarez Carlos Ml. Gutiérrez Gómez

Oscar López

D: Comisiones/Com. Soc./17116Ua

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