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ee OSCAR LEWIS ANTROPOLOGIA DE LA POBREZA Cinco familias Prologo de Outver 14 Fanos FONDO DE CULTURA ECONOMICA aExic0 Primera edicign, en inglés Primera edicion en expat, Primera reimpresiin, Segunda reimpresién, ‘Tercera reimpeesin, Guareareimpresén, Quinta esimpreriém, Sextareimpresén, Séptima relmpresion, Octava reimpresin, Novens reimpreidn, Décima reinpreign, Decimaprimera reimpresdn “Tilo original: trabacionesdirectas) DR TSBN968-16-0539-X Tipreso en México toot loca 1968 tos 1969 lor 1975 1900 1982 98s tos Five Families (Mexian Case Studies inthe Culture of Poverty) £81958 Basic Books Inc., Nueva Yorke (Los eistogce de las cuatro skmas familias son reproduccién de versiones taquigréBicas y de 961, FONDO DE CULTURA FONOMICA,S. A. DEC. V. Av de la Universidad 975; 03100 México, D. F ‘CoN PROFUNDA GRATITUD Y AFECTO DEDICO ESTE LIBRO A TAS FAMILIAS MEXICANAS QUE CON SU COLABORACION HHICIERON POSIDLE EL PRESENTE ESTUDIO, Y COYA {IDENTIDAD DEBE PERMANECER ANONIMA INDICE Profacio a la edicién en espatiol Prélogo Agradecimicntos 1a escena Un dia en un pueblo mexicano: La familia Martinez La Casa Grande: La familia Gémez La calle de los Panaderos: La familia Gutiérrez En los suburbios de la ciudad de México: La familia Sénchez Zona residencial: La familia Castro 65 19 189 257 PREFACIO A LA EDICION EN ESPANOL Esta edici6n en espaol de cinco familias es mas que una traduc- cién del inglés. En realidad puede decirse que 5 la version original, ya que Ja anterior fue una traduecién de mis notas es: critas en espafiol y de los datos grabados en cinta magnética. Agradezco al Fondo de Cultura Econémica su decision de publi- car este trabajo, pues me parece que en lengua espafiola se transmite mejor el afecto de las personas, su capacidad de hon- do sentimiento, asf como su individualidad. A este respecto no puedo estar de acuerdo con Oliver La Farge, quien dice en su gene- Toso prefacio que el amor es algo extrafio entre los pobres, la gente simplista del mundo. Ciertamente Pedro Martinez, con toda su actitud autoritaria de campesino, traté de dar a sui hija Conchita, a costa de gran sacrificio personal, una educacién; y el ator de Esperanza por sus hijos, tan tipico de las madres ‘mexicanas, es lo que ha mantenido la union de Ja familia, Tam- ign en Ia familia Gomez, es el amor de la madre por 10s iijos y desde luego su fuerte sobreprotecciéa lo que salta a la vista; y ‘en Ia familia Sénchez, también es el profundo amor maternal de Lupe por sus hijos y'el amor de Jestis Sanchez por sus nictos, que, como él dice, son la raz6n de su existencia y-el porqué de Si lucha contra 1a pobreza. EI trabajo del antropélogo norteamericano que eseribe un libro sobre la pobreza del México moderno, especialmente en la época en que la masa media proclama orgullosa las conquistas logradas por Ja Revolucién Mexicana, puede ser mal visto por algmos de sus amigos mexicanos. Por ello deseo recordar al lector, que este libro ha sido escrito en el espfritu cientifico Ge Ia antropotogta que es, en su naturaleza Intrinseca, el espejo La pobreza no cs bella en ninguna parte; y si desagrada a mis amigos mexicanos lo que miran reflejado en este espejo, es a ellos a quienes corresponde cambiar las realidades objeti- vas de su condicién. El hecho de que la pobreza persista en eseala de masas en la principal ciudad de la nacién, cincuenta aiios después de la gloriosa Revolucin Mexicana, sugiere que todavia queda mucho por hacer. Don Adolfo Ruiz Cortines, ex Presidente de México, asi lo expresd, mucho mejor de lo que yo pudiera hacerlo, en su informe anual dirigido a Ta nacién en septiembre de 1956: “Si, hemos progresado; pero el progreso logrado por el pais en su conjunto nos permite ver con mayor claridad a aquellos que afin no se han beneficiado con este progreso, 0 cuando menos, no se han beneficiado tanto como nosotros esperébamos, fervientemente. .. Pienso, con gran emocién, en las grandes masas 10 PREFACIO A 1A BDICTON BN ESPANOL que ain estén sufriendo por ignorancia, enfermedades y pobre- Za... Mientras estas grandes masas no progresen al mismo paso {ue el resto del pais, tendremos que decir a Ios que estan satis- fechos con la situacién prevaleciente: “Hemos hecho muy poco, realmente; Ja promesa fundamental ain est por cumplirse’.” Estoy profundamente agradecido a Emma Sénchez Ramirez por su fiel e inspirada traduccién del inglés, asi como por su habilidad y paciencia para utilizar mis grabaciones en cinta mag- nética y mis notas de campo. También deseo expresar mi grax titud al gran niimero de amigos cuya hospitalidad, amabilidad y continuo interés en mi trabajo hicieron de mi estancia y mis Jnvestigaciones en México un gran placer. A este respecto re- cuerdo especialmente a Alberto Beltran, Angélica Castro de Ia Fuente, Eusebio Davalos Hurtado, Manuel Gamio, Miguel Leén- Portilla y Arnaldo Orfila Reynal Oscar Lewrs Urbana, THinois mayo, 1961 PROLOGO DuRANTE un nimero considerable de aflos, Oscar Lewis ha expe- rimentado y perfeccionado una técnica muy importante para el reportazgo etnolégico. Esto es, el reportazgo del momento, y hasta donde es posible, de la observacién total de Ia vida domés- tica en la comunidad y en series de comunidades afines. Los frutos de su técnica se mostraron en forma impresionante en su libro Life in a Mexican Village, descripcién sumamente completa, de gran interés y un verdadero reto a las comunes preconcep- ciones sobre la psique de los mexicanos rurales modernos. De Tepoztlén, el pueblo del libro mencionado, Lewis siguié el rastro a las familias tepoztecas que se mudaron a la ciudad de México. Con este motivo re: descubrimientos que origi- naron cambios importantes en los conceptos antropolégicos refe- rentes a las modificaciones que tienen lugar durante el paso de Ja vida rural a Ja vida urbana, Del estudio de estos inmi- grantes, estudio que formaba parte de Ia documentacién del pueblo del que vinieron, el autor se trasladé en forma natural al campo considerado exclusivo de los sociélogos, al aplicar su método de muestreo en general a las clases inferiores de la cit: dad de México. Su técnica es un procedimiento que resuelve el dilema de Jos clentificos sociales modernos. Por tradicidn, los antropdlogos se han dedicado a investigar las comunidades primitivas, rela~ tivamente pequefias en ntimero, pero mucho més homogéneas que las sociedades “modernas”. Para un buen estudiante de dichos grupos fue posible legar con el tiempo a conclusiones cientificamente validas aun cuando el elemento subjetivo nunca pudiera ser eliminado. Al tratarse mimeros mayores, crece Ja complejidad de la sociedad bajo consideracién, y para el inves- tigador se hace cada vez mas imposible visualizarla y compren- derla toda. Es aquf precisamente donde surge el método huma- nistico de trabajo frenteafrente contra la rigidez limitadora de Ios miimeros, de las variantes, 0 en general de ambos. Aquellos socidlogos que desde un principio se interesaron més por las comunidades urbanas modernas confiaron demasiado en el andlisis estadistico. Entre més estudiamos los seres humanos en su variedad infinita, mas evidente se hace la imposibilidad de circunscribirlos a Ia especifica rigidez de la clase de datos que pueden manejarse mateméticamente, aun cuando los rangos se hhagan alternar en forma escalonada con ayuda de los compu- tadores modernos. En cierta parte del proceso, deberd ‘existir Ia interpretaci6n surgida de la observacién del individuo, acom- pafiada de todas las debilidades de su emocién y de sus prejuicios. Hoy dfa, el estudioso de Ia gente se apoya en toda clase de u 4 proLoco Los cambios culturales dristcos, especialmente notables en tn vida familar J en la religin, también estdn ocurriendo entre [es taciones clare det maeva er, aun cuando comparstiva ee net ayan passdo por una gradual iransiion durante el siglo J medio Hanscurrido desde el inielo de la Revolucién Industrial iia mayorin de lag culturas “bien integradas’, aguellas donde tas pemoves evan adelante, conjuntos de adaptaciones Jarga- ‘Rents catableetdon en ellas mismas y entre sf, tanto como en sus Grounstsncissgralifican asus partcipantes con To” que Hlans- tnente pucde lismarse savsjaceon, Es caracteratico de culturas Frpmentadss o en decintepracion el ya no proporcionar satistac Gone el haber dejado de cer la vida levaders”, To que a Su vez Suet conducit/a tn sentimiento de amargurs por el motivo PHllnal dl cambio, una intuitive imputacion de culpa. Este Om inconscientemente mareado, el elemento de la insatistaccion esate Suertemente en las cinco familias del Dr. Lewis. a avetigncion ex algo més que una muestra de México, Tumina dolorosamente algo de la condicion humana de Jas ma- Herel gran numero de tallones_de personas que en virtud de inno tecnologia han devenido subitamente nuestros vecinos eros, Gaya Oeena volunted 0 caemistad puede ser decisiva ra nuestra propia supervivencia. s eer Oniver La Faron Marzo do 19 AGRADECIMIENTOS Con morivo de haber empleado un largo periodo de tiempo en Ia investigacién de campo para este volumen, debo muchos favo- res. Estoy agradecido a la American Philosophical Society por las becas de investigacién que me proporcioné durante los veranos de 1947 y 1948; a la Behavioral Sciences Division de Ia Fundacion Ford, por su beca de ayuda durante 1952; a la Fundacién Gug- genheim por una beca en 195657; y también por Ia beca de ayuda a Ja Fundacién Wenner-Gren para Investigaciones Antro- poldgicas durante cl verano de 1958. Finalmente quiero agrade- cer al Graduate Research Board de la Universidad de Illinois su firme apoyo desde 1948 a mis investigaciones en México. Me han otorgado becas durante los afios de 1948, 1951, 1955, 1957 y 1958, ‘A'mi esposa Ruth M. Lewis debo mi mayor agradecimiento por su contribucin a este libro. Su ayuda ha sido inestimable en esta investigacin en México y luego ha trabajado conmigo en Ia redaccién de los capftulos. Estoy agradecido a Helen 8, Kuy- ers por su excelente contribucién editorial. Al Dr. Nathan W. Ackerman, profesor de Psiquiatria de la Universidad de Columbia; al profesor Fred P. Ellison, de la Universidad de Il linois; y a la sefiora Dorothy K. Restor, también deseo expresar mi agradecimiento por sus estimulos y comentarios en deter minadas partes del escrito. También estoy muy agradecido a mis amigos de la Asociacién Psicoanalitica Mexicana, los doctores Ramén Patres, José Luis Gonzalez, Santiago Ramirez, José Remus y Luis Feder, por sus vivaces discusiones sobre los materiales de la familia’ Martinez, Quicro dar las gracias especialmente al artista mexicano Alberto Beltran por sus dibujos estupendos. inalmente, siento profunda gratitud hacia los miembros de las cinco familias cuya confianza y cooperacién hicieron posible este trabajo. Para protegerlos, nombres y lugares han sido cambiados. Para mf fue gran privilegio conocer a esta gente y admiro el valor con que se enfrentan a sus problemas abn madores. LA ESCENA EN ests libro he intentado brindar al lector un cuadro intimo ¥ objetivo de la vida daria de cinco familias mexicanas, cuatro de las cuales pertenecen al sector de ingresos econémicos més {nfimo. Mi propésito ha sido contribuir a Ia comprensiOn de la cultura de la pobreza en el México contempordneo y, por cuanto gue los pobres de todo el mundo tienen algo en comin, a la omprension de la vida de la clase baja en general, Este libro ha surgido de la conviecion de que los antrop6logos tienen una funcién nueva en el mundo moderno: servit como estudiantes y relatores de la gran masa de campesinos y habi- tantes urbanos de os paises subdesarrollados, que constituyen casi el ochenta por clento de la poblacién dei mundo, Lo que Sucede ala gente de estos pafses afectard directa o indirecta- mente nuestras propias vidas. Hasta ahora, es de sorprender lo fescaso de nuestro comocimiento acerca de ella. Mientras posce- mos gran cantidad de informacién sobre la geografia, historia, economfa, politica, y aun sobre las costumbres de muchos de estos paises, sabemios muy poco de su Psicologia, particularmente de la psicologia de las personas de la clase baja; sus problemas, cémo piensan, cdmo sienten,-de qué se preocupan o discuten, qué esperan o disfrutan, ‘Tradicionalmente ins antrapdlogos han sido estudiantes y voceros de los grupos primitivos y anaifabetos que viven en remotos rincones del _mundo y quienes tienen una panera. Pequefia sobre nuestra civilizacién, Es una ironfa que muchos americanos, gracias a los antrop6logos, conozcan Ieee aa ae aes gaa ie sade ae Wes Coca on una poblacién total de 500 almas, que acerca del modo e vida de millones de pobladores de la India o de México y de ofras naciones subdesarrolladas destinadas a jugar un papel deck Sivo en la escena internacional El cambio del estudio de las gentes tribales al estudio de los campesinos, y como en el caso de este volumen, al estudio de Jos habitarites urbanos, dauna significacion potencialmente nueva y prdctica a los’ hallazgos de los antropélogos. Tavita fambiéh 2 una revaloracién de la relacién existente entre el AntropSlogo y la gente que 41 estudia, en su mayor parte, deses- peradamente pobre. "Aunque la pobreza es bastante familiar a los antropélogos, se 1a da por supuesta con frecuencia, en los estudios de sociedades analfabetas, como si fuera parte natural e integrante del modo total de vida {ntimamente relacionada con la pobreza en tecno- Tosa yen recurs egcasoy on ambos, ‘De Recho, muchos a trop6logos entienden la pobreza como una defensa que perpetia Jus fora de vida contra la incursién de la civilian’ 16 LA ESCENA 7 Pero Ia pobreza en las naciones modernas es asunto muy diferente, Sugiere antagonismos de clases, problemas sociales y necesidades de cambios; frecuentemente es interpretada en Esta forma por los mismos sujetos de estudio. La pobreza viene fa ser el factor dindmico que afecta la participacién en Ia esfera Ge la cultura nacional creando una subcultura por si misma, Uno puede hablar de Ia cultura de la pobreza, ya que tiene sus propias modalidades y consecuencias distintivas sociales y_ psi Colégicas para sus miembros. Me parece que la cultura de Ia pobreza rebasa los iimites de lo regional, de lo rural y urbano, ¥ Aun de Io nacional, Por ejemplo, me impresiona la extraordinaria siinilitud en la estructura familiar; en la naturaleza de los lazos Ge parentesco; en Ia calidad de relaciones esposo-esposa y padres- hijos; en la ocupacién del tiempo; en los patrones de consu- mo; en los sistemas de valor y en el sentido de comunidad encontrado en las clases bajas de los barrios de Londres (Zweig, 1949; Spinley, 1953, Slater y Woodside, 1951 ; Fifth, 1956; Hoggart, 1957); Io mismo que en Puerto Rico (Stycos, 1955; Ste- ‘ward, 1957); asimismo en los barrios bajos capitalinos y pueblos de México (Lewis, 1951, 1952); como entre las clases bajas de negros en los Estados Unidos. ‘Para entender la cultura de los pobres es necesario vivir con ellos, aprender su Jengua y costumbres e identificarse con Sus problemas y aspiraciones. El antropélogo especializado en os métodos do observacién directa y de participacién est bien, preparado para este trabajo, ya sea en su propio pais o en el extranjero, Desgraciadamente en muchas de las naciones sub- desarrolladas la élite nativa educada posee por lo comin un escaso conocimiento directo de la cultura de sus propios pobres, ‘ya que la naturaleza jerdrquica de su sociedad inhibe Ia comuni- cacién entre una y otra clase. En México, por ejemplo, practice ‘mente nada se conoce que sea de naturaleza cientifica acerca de Ia vida familiar de la clase baja. En uno de los escasos estudios recientemente publicados sobre Ja familia mexicana (Bermtidez, 1955), la autora tuvo que confiarse casi completamente a Tos datos’ de las novelas. Pero, sin querer minimizar el discerni- miento de los novelistas, han sido muy pocas las novelas con- temporneas buenas que traten de las clases bajas de los pafses subdesarrollados, Este material de tema nuevo requiere algunas modifi¢acio- nes en Ia investigacién convencional proyectada por los antro- pélogos. Los habitantes de los poblados no pueden estudiarse aislados y aparte de Ia cultura nacional; os moradores de tas ciudades no pueden ser estudiados como miembros de pequefias: comunidades. Se hacen necesarios nuevos acercamientos, nuevas técnicas, nuevas tnidades de estudio, y formas nuevas para re 8 LA BSCENA. ferir los datos de modo que puedan ser comprendidos por el no especializado. El presente estudio de cinco familias mexicanas es un franco experimento en la nueva concepcién de la investigacién antro- polégica, y en su informacién. No como en los primeros estudios antropolégicos, aqui el principal foco de estudio es la familia, en Iugar de sero la comunidad 0 el individuo. El estudio intensivo de las familias tiene muchas ventajas metodol6gicas. Como la familia es un sistema social pequefio se presta por si mismo @ la consabida via antropolégica, La familia es una unidad natural de estudio, particularmente €n una gran metrépoli como Ia ciudad de México. Mas atin, al describir a una familia vemos a sus individuos conforme viven ¥ trabajan juntos, en lugar de verlos como promedios o estereo- tipos implicitos en los informes sobre patrones culturales. Al estudiar una cultura, a través de los andlisis intensivos de familias especificas, aprendemos lo que una institucién significa para los individuos. Nos ayuda a llegar més alla de la forma ¥ estructura de las realidades de Ja vida humana, o para emplear os términos de Malinowsky (1922, p. 17), ponemos sangre y vida en el esqueleto. Los estudios de familias salvan la brecha entre os extremos conceptuales de Ia cultura por un polo y el indivi- duo por el otro; nosotros contemplamos ambos, la ciiltura y la personalidad, conforme se interrelacionan en la vida real En mie ectudios de las familias en México durante los pasadus quince afios, he empleado cuatro formas de acercamiento dife- rentes, pero relacionadas entre sf, que al combinarse proporcio- fan un estudio redondo e integral de la vida familiar, El primero, © sea el estudio local, aplica la mayor parte de las categorias conceptuales utilizadas en el estudio de una comunidad completa una sola familia. Los datos sobre la familia se organizan y presentan bajo encabezados de cultura material, vida econ mica, relaciones sociales, vida religiosa, relaciones. interperso- nales, y asi sucesivamente. De una gran cantidad de informacion asada en la vida con Ia familia, las entrevistas y las observa cones extensivas, se reconstruyen los aspectos variados de la familia y de los miembros individuales de la misma, Este estudio €s analitico y tiene la ventaja de permitir las comparaciones entre Ia cultura de la familia y la gran cultura fuera de la familia. ‘Un segundo acercamiento es la técnica al estilo Rashomén, que consiste en ver la familia a través de los ojos de cada uno de Sus miembros, Esto se hace por medio de largas e intensas auto- biografias de cada uno de los miembros de la familia, Ello Proporciona un conocimiento mas fntimo de la psicologia del in- dividuo y de su tono sentimental, asf como una visién indirecta y subjetiva de la dinémica familiar. Este tipo de material sera tal vez de mayor utilidad para el 1A BSCENA 19 ee eee er ee 20 1A BSCENA. parados de los dfas ordinarios en las vidas de las familias del antiguo Egipto, Roma o la Europa feudal! Quiero sefialar que uno no puede tocar simplemente a cual quier puerta para realizar esta clase de estudio familiar, Demanda tun grado nada comin de rapport y confianza entre el investiga- dor y la familia, A pesar de que yo era un “norteamericano” no fencontré hostilidad y fue escaso el antigringuismo entre estas familias. He pasado cientos de horas en sus casas, comiendo con ellos, acompailéndolos en sus fiestas y danzas, escuchando sus difictltades y discutiendo la historia de sus vidas, Fueron generosos de sul tiempo y de buen grado se sometieron a las prucbas de Rorschach, de Apercepcién Temética, de diferencias Seménticas y a largas entrevistas. El estudio de ta familia en la fldea era solo una pequefia parie de mi amplio estudio sobre Ja comunidad como un todo. En forma similar, los estudios sobre tres familias de la ciudad fueron parte de mi estudio sobre Ja vida de Ia clase baja en las vecindades de la ciudad de México, ‘Conozeo a la familia Martinez desde 1943, y a las otras familias desde 1950. Mis repetidas visitas a México, durante afios, para trabajar con estas familias, fueron uno de los factores més im- portantes en el aumento de nuestro rapport y amistad. Ta seleceién de un dia determinado para la observacién y el registro fue arbitraria, précticamente fue hecha al azar, excepto que se eligié un dia ordinario, en vez. de uno marcado por algtin Suceso especial, como un nacimiento, un bautismo, una fiesta © un funeral. En cuatro de los cinco dias, las conversaciones se tomaron taquigréficamente por un ayudante preparado. En dos de los casos, el ayudante era miembro de Ia familia, y en un tercero, un amigo fntimo de muchos afios. El rapport fue suft ientemente bueno en total, de modo que las rutinas normales de la vida familiar fueron alteradas 0 afectadas en forma mfnima por Ia presencia dal investigador. Aunque los procedimientos egulados de laboratorio en los estudios de pequefios grupos con ‘ajustes de micréfonos 0 ventanas de una sola vista** no fueron posiles estos casos de estudio dan una visién al estilo efmnara fotogrifica de los movimientos, conversaciones e interacciones que sucedieron en cada familia durante un dia. Necesariamente, esto significa el registro de algunos detalles vulgares asi como luna restriccién severa para Ia menipulacién de los datos que acrecientan el interés, o revelan la “esencia” de las vidas. Alguna seleccién de estos datos tuvo que hacerse para evitar la repeti cién y los hechos insignificantes, pero aproximadamente el no- ‘venta por cfento de lo recabado se ha mantenido. Para dar més * Rapport: Relgcién de armonts,_afinidad. +» Ventana de Gessel, (Permlte miirar de fuera hacia adentro sin que se pote ln presencia de cbseradoe Se emplen en ef Iboratno de" psieo LA BSCENA a profundidad y significado a los estudios, se agreg6 la descrip- cién de los caracteres y de Ios hogares, asi como el material auto- iogrifico como fondo, ‘A pesar de que cada familia presentada aqui es nica por sf misma y constituye un pequefio mundo, cada una refleja a su modo aigo de la cultura mexicana que cambia y, por tanto, habré de leerse teniendo como fondo Ia historia del’ México reciente. La historia de México desde la Revolucién puede dividirse con- vencionalmente en dos periodos, de 1910 a 1940, y la época posterior a 1940, En el primer’ periodo, que terminé con la administracién de Cardenas, el hincapié se hizo sobre el cambio asico institucional: Ja transformacién de una economfa semi feudal agraria, Ia distribucién de tierras a los campesinos con- forme al programa ejidal, el reforzamiento de la posicién del obrero, la emancipacién del indio y Ia difusién de la educacién publica. Empezando con la administracién de Avila Camacho €n, 1940, el ritmo del cambio social y la distribucién de Ia tierra se hizo més lento, y la industrializacién, asi como la mayor pro- duccién, fueron las nuevas metas nacionales. Los cambios desde 1940 han sido impresionantes:y de largo aleance. La poblacién ha crecido por més de diez millones hasta Hegar a treinta millones de personas en 1957; esto ha sido acom- pallado por una oleada de urbanizacién, con el traslado de millo- nes de campesinos y aldeanos hacia ‘las ciudades. {HI crecie miento de la ciudad de México ha sido desorbitado, de un millén y medio en 1940 a cuatro millones en 1957! La ciudad de Méxi ‘co ha Iegado a ser Ia tercera o cuarta ciudad mas grande en el Continente americano. La economfa se ha extendido y el pais se ha convertido en un vivaz productor consciente. Los princi- pales periédicos informan diariamente de los alcances antes no logrados en la agricultura y la industria, y anuncian con orgullo las abundantes reservas de oro en el tesoro nacional. Se ha creado un espiritu activo, reminiscente de la gran expan- sién de los Estados Unidos a Ia vuelta del siglo. Los resultados en Ja agricultura han sido atin mas impresionantes que los de Ja industria, especialmente considerando la naturaleza drida del pais. Desde 1940, cerca de un millon y medio de hectéreas se han incorporado a la irrigacién, el Area total de las cosechas ha au- mentado cerca de un setenta por ciento, y el ntimero de tractores hha aumentado de 4600 a mds de 55000, Para apreciar el signi- ficado del dato anterior, en un pafs subdesarrollado, hemos de recordar que en Ia India, con sus 380 millones de habitantes, habia solamente § 000 tractores en 1955, EI incremento del bienestar nacional ha permitido cierta mejoria en el nivel de vida de la poblacién general. Cada vez més, aumenta el némero de poblacién rural que duerme en ca- 2 LA ESCENA, mas on lugar de dormir en el suelo, usan zapatos en lugar de Inuaraches_o en vez de ir descalzos, usan pantalones comprados fen la tienda en lugar de los calzones blancos de hechura hogare fia, comen pan ademas de tortillas, muelen su maiz en el mo- Tino en vez de haverlo a mano, beben cerveza en lugar de ppulque, utilizan médicos en vez de utilizar curanderos y viajan en autobiis o en tren en lugar de caminar a pic o en burro. En los pueblos y ciudades el cambio ha sido de adobe a ce- mento, de ollas de barro a ollas de aluminio, de cocinar con carbén a cocinar con gas, de comer con tortillas de maiz a comer con cubiertos, del metate a la batidora eléctrica, de los fondgrafos a la radio y a la televisién, del algodén al nailon y ‘del mezeal al whisky. Una de las tendencias més significativas en México. desde 1940 ha sido la influencia creciente de la cultura de los Estados Unidos. Aunque esta influencia es mas marcada en las grandes iudades, también puede observarse en las reas rurales. La roximidad de Jos Estados Unidos mejoré los medios de comu- nicacion y transporte, increment6 los viajes tanto de mexicanos como de norteamericanos, el poder y prestigio de los Estados Unidos como gran civilizacién industrial, las grandes inversiones de los Estados Unidos en México, y el crecimiento de la clase ‘media que se modela a si misma a imagen del norte, son algunos de los factores més importantes que han contribuido a esta in- Fluencia. Los anuneios en gran escala Hegaron con las recientes inver- siones de los Estados Unidos y tienen un decidido sabor estado- uunidense. Los programas mas importantes de la television estén patrocinados por las compafifas de dominio extranjero como las Nestlés, General Motors, Procter and Gamble y Colgate. Sola mente él uso del idioma espafiol y el empleo de artistas me feanos distingue Ios anuncios comerciales de los que se. pasan en los Estados Unidos, En el programa de Ia Avena Quaker uno escucha al peso gallo “Ratén” Macfas, {dolo del box, recomen- dando Quaker Oats como el cereal de los campeones. Algunos anuncios ni siquiera estén traducidos en ciertas frases y han extendido formas de lenguaje a Ia americana, o “pochismos”. En esta forma, se anuncian productos de belleza como "Touch and Glow”, “Bright and Clear”, etc. Las costumbres america- nas’ de las’ grandes tiendas dedicadas a la venta al menudeo, como las de “‘sirvascusted-mismo”, el atractivo despliegue de mercancias, los articulos estandarizados y garantizados y Ios precios fijos han sido popularizados en los tltimos diez afios por tiendas como Woolworth y Sears Rocbuck y Cla. Los supermer- cados con el autoservicio y los alimentos empaquetados, muchos ‘con ctiguetas americanas, se abren en las colonias acomodadas de Ja ciudad de México y en algunas de las citdades pequciias. Las ro- IA ESCENA 2B pas y zapatos de hechura americana o los articulos de manufac tura local con etiquetas americanas muy conocidas, se venden en las tiendas de més altos precios. El aumento de los empleados en Tas fabricas y en los edificios de oficinas ha conducido a la popularizacién del almuerzo r& pido, eliminando la comida de mediodia en el hogar, asi como Ia tradicional siesta. El desayuno al estilo americano —jugo de fruta, cereal y huevos con jam6n y café— se ha hecho popular, desplazando a los frijoles iradicionales con salsa. picante y tor tillas. La costumbre de comer pavo relleno en la Navidad ha sido adoptada por algunas familias de la clase media. El mismo. iro se observa en Ia sustitucién por el drbol de Navidad, de los inacimientos”, y los regalos el 25 de diciembre en lugar del 6 de enero, fiesta de los Reyes magos. La difusién del idioma inglés es también muy notable. EI inglés ha sido adoptado como Ja segunda lengua en Iss escuelas, desplazando al francés. A pesar del incremento de produccién y de la prosperidad aparente existen sintomas de que no todo va bien en México, A pesar de que ha aumentado grandemente el bienestar nacio- nal, su distribucién desigual ha permitido que la disparidad entre los ingresos del rico y los del pobre sea atin més aguda que antes. A pesar de una elevacién en el nivel de vida de la poblacisn en general, mds del sesenta por ciento de la poblacién continuaba en 1956 pobremente alimentada, pahremente alojada, y pobremente vestida; el cuarenta por ciento eran iletrados y el cuarenta y seis por ciento de los nifios de la nacién no asistian a la escuela. Una inflacién crénica desde 1940 ha exprimido el Ingreso real del pobre, y el costo de la vida para los trabajadores de la ciudad de México se ha elevado mas de cinco veces desde 1939. Segin el censo de 1950 (publicado en 1955), el ochenta y mueve por ciento de todas las familias mexicanas informaron tener ingresos menores a 600 pesos al mes, o sean 69 délares al cambio existente en 1950, El gran aumento de la produccién agricola durante los pass: dos veinte afios se ha concentrado en sélo dos regiones del pafs, el Norte y el Noroeste, donde una agricultura nueva comercial se ha desarrollado basada en grandes propiedades privadas, en el iego y en la mecanizacién, La gran masa de campesinos ‘conti- nia trabajando sus escasas pertenencias para subsistir con mé todos tradicionalmente atrasados. EI contraste entre la vieja y nueva agricultura de México se hace cada vez mas marcada. De modo que mientras menos del uno por ciento de la tierra cul tivable se trabaja con ayuda de 55000 tractores, cerca del velnte por ciento de Ia tierra atin se trabaja por medio del método prehispanico de cortar y quemar sin el beneficio del arado y los ‘bueyes. La produccién ‘de las dos cosechas alimenticias bavicas de México, el maiz y el frijol, se ha podido mantener al mismo m A BSCENA nivel de crecimiento répido de la poblacién durante los pasados Yeinte aijos, pero el margen de seguridad ha sido corto y, en los afios de sequia, México se ha visto forzado a gastar sus preciosos élares en la importacién de grandes cantidades de maiz para alimentar 8 su pueblo, Como todo mundo sabe, Ia economia mexicana no puede pro- porcionar trabajo a toda su gente. De 1942. 1935, ceren de tn fnillén y medio de mexicanos fueron a los Estados Unidos como Bracerds, 0 agricultores temporales; y estas cifras no incluyen @ Jos “espaldasmojadas” y a otros inmigrantes ilegales. Si los Estados Unidos cerraran sdbitamente su frontera a los braceros, pobeblemente se presenlayia una css en Mexico, También se face México cada vez mas dependiente de la industria del turismo de los Estados Unidos para estabilizar si economia. En 1987, {as de 700 000 turistas te Tos Estados Unidos gastaron 600 mi- Tones de délares en México, haciendo del turismo Ia industria mis grande del pals. Los ingresos del comercio turistico igualan apyokimadamente ei presuptest federal mexicano en's tot dad. ‘Uno de los aspectos que muy poco han progresado desde 1940, en el nivel de vida, corresponde a Ia habitacién. Con el répido aumento de poblacién y-urbanizacién, el apifamiento y las con- Giciones de los barrios bajos en las grandes ciudades’ se hacen nda vor peores. De lor 5. millones de edificios censados en 1950 El‘sesenta por clento posefan tina sola habitacién, y de los hogares del pueblo de Azteca, Existia ademas un altero de chadas lisas y enealadas, mucho mejores que cualquiera de su seis Biblias, una para cada miembro de la familia que sabia barrio. Se hallaba en el extenso barrio de San Martin, donde Teer. Macrina Io sacudié euidadosamente y al levantar la Biblia vivien algunos campesinos acomodados, de Felipe cayé un papel doblado al suelo: tm recado de Ia viudo. Aliger6 el paso, se cifé el rebozo més firmemente sobre los “Las viudas son unas descaradas —pensé mientras puso en su hombros y bajé los ojos como toda mujer decente, alzando la sitio la nota—. Sin un hombre en la casa que les diga lo que vista ocasionalmente cuando pasaba por alguna casa 0 cuando ale tienen que hacer, pueden tener amantes y andar de fiesta en guien caminaba frente a ella. La calle estaba tranquila y solitaria, fiesta.” excepto que habia algunos cerdos y gallinas. Dos mujeres, atin De regreso en la cocina limpié la mesa baja en que habfan distantes, regresaban de la plaza, Esperanza podia oft ef tortilleo rita’ eat y 1oauireelhacnaros mayne s: conio asian, en las casas y lamentaba haber salido tan tarde. Le dolfa la cabe- ‘algunos huesos de cirucla. Por la fuerza del habite wird en el za, estaba sedienta, y por primera vez en mticho tiempo sintio Ia ‘cajOn de la mesa buscando algin dinero para Ia comida. No necesidad de wn trago de alcohol habia nada, ni siquiera los palillos de Pedro, ni las aspirinas que Por el momento, las cosas marchaban tranquilas en su casa, tomaba Esperanza para las jaquccas. Pedro ya no Ia regataba desde que dos semanas atrés evé a la Alas nueve y media regreso Esperanza con las manos vactas, viuda Eulalia, del barrio de Santo Domingo, a la feria. Elia. se Don Porfirio se habia ido al Juzgado y no regresaria hasta los sintié mucho cuando Pedro le pidié que preparara la. comida diez, Hubiera sido penoso para ella esperarlo, de modo que Vor para la viuda, y no pudo ocultar lo que sufria cuando le sitvie vid a su casa, se senté y platies con st hija durante quince mi: de comer. Petiro le arrojé el plato con comida y todo Tegando nutos y otra vez escalé Ia empinada colina hacia la casa de don los frijoles y las tortillas por ef suelo, {Yel torrente de palabras Porfirio. Alas diez y media estaba de regreso con doce cuarti feas que siguié! Le dijo que era una ignorante, y que no sabia los de mafz y cuatro pesos en efectivo que don Porfirio le dio, como se habia casaco con ella. EI necesitaba una mujer que Cansada de haber caminado tanto, se acost6 durante media hora, supiera leer y escribir y ganara dinero —jcomo Eulalia! Die Esperanza habia notado que se cansaba mAs facilmente que que era hombre y tenia derecho de hacer lo que le viniera on antes. Tal vez envejecta, y en verdad no podria decir su edad gana, que siendo ella mujer y tan estdpida, debia soportar cual. puesto que su madre munca le dijo cuando habia nacido, O tal Guier cosa que él le hiciera o le dijera, hasta si decid tracr's ta ‘vez se cansaba pronto porque bebia mucho alcohol, como pensa- viuda a vivir en la misma casa; o que mejor dejaria Ia casa ‘ba su tia Gloria, El cansancio Te habia aumentado desde su en. ¥, $e irfa a vivir con la viuda que también sabta cocinar y ser fermedad del afio pasado, Quiz fue embrujada por algin enc. Virle y quien te ayudaria mas, puesto que era inteligente. Lucse, migo de ella o de Pedro. Pedro, que habla estudiado la Biblia, le Pedro la obligé a recoger los frijoles y a comérselos micnirae Ig ensefié a no ereer en esas cosas, a menos que se tratara de’un observaba. Cuando él se fue, ella lord, saco Ia botella y bebid, caso absolutamente claro de hechicerfa. Ella siempre traté de sa A los hijos no les gustaba verla bebiendo, pero en ocasiones fisfacer a su esposo, pero, si se tratara de un caso de hechicesia ella tenfa que hacerlo, ‘Tres dias después, Pedro. repres6. y gno deberia ir al curandero antes que fuera demasiado tarde? desde entonces estuvo callado y no se habia welto a“sread 48 UN DIA EN UN PUEBLO MEXICANO Trajo chile, dulce, pescado seco, sal y azticar, y todos estuvieron contentos. Esperanza sabfa que su esposo era de cardcter muy violento y,gue,e0 ccaiones 1a frataba injusiamente tanto ella como & los hijos. Pero también era bondadoso, y sabia que la querfa. Cuando eran jévenes la consolaba después de que Ia hacia llorar tomandola en sus brazos y diciendo: “Ands, no te enojes.” Sf, ella haba llevado una vida mejor a su lado que con su madre y su medio hermano mayor. “En mi casa mi hermano me regafiaba y mi madre me pegaba y yo nunca les rezongué. Una vez le dije: ‘Me pegas tanto que prefiero irme con mi madrina,’ Mi madrina me queria mucho Yme daba muchas cosas. Entonces mi madre me pegé més; me Gaba duro, con un mecate. Yo corri para la calle a buscar la ‘easa de mi madrina. Mi madre me siguié y me tiré una piedra, ‘Yo creo que s6lo quiso asustarme porque no me tocd. Luego, leg6 mi hermano y me defendié, —gPor qué le pegas tanto?—, le dijo a mi madre. Entonces no tenia ninguna libertad. Cierta- ‘mente nunca fui a ninguna parte. Muchas veces las vecinas deseaban alquilarme para que’ cuidara a sus hijos, pero mi her- mano nunca me dejé, Nunca quiso tampoco que fuera a la es- ucla.” Esperanza no aprendié a leer y a escribir; y no podia defen- derse cuando Pedro la acusaba de ser ignorante y estipida. Pero fila Te decia: "No sabfas quién era yo cuando mandoote a tu madre a pedirme?” En verdad, cuando Pedro buscé una esposa, decidié que la joven Esperanza, quien era virtuosa e inocente y més pobre que él, era 1a muchacha ideal. Esperanza no quiso ‘easarse con el ni con ningtin otro, pero cuando al moritscle si madre Pedro se quedé huérfano ‘sin que nadie le hiciera sus tortillas, ella le tuvo lastima y consintié en el matrimonio. Pocos dias antes de la boda su madre la aconsejé: —“Ahora que te vas a casar debes cambiar de genio. Aqui tienes un ge nio, pero allé debes tener el de tu esposo. Si te regafia, no con- testes; si te pega, aguntate, porque si no tu esposo va a decir que qué clase de’ educacién te hemos dado.” Esperanza siguié el consejo de su madre, “Y siempre fui asf —pensé—. Cuando Pedro me pegs, yo s6lo me senté a lorar” EI matrimonio tuvo lugar en 1910, en la Iglesia del pueblo. Pedro regalé a Esperanza el primer vestido que tuviera. Antes siempre us6 una blusa y una larga falda. También le dio una moneda de cincuenta centavos para que gastara. Se la llevé a vivir con é1 y con su tia, a su casa de un solo cuarto. “Me acuerdo de la noche en que nos casamos. Yo tenfa harto miedo. Pedro todavia me molesta cuando me dice burldndo- se: ‘Por qué te espantabas aquella noche?" De verdé yo no sé qué me pasaba, Me agarr6... como firs, hasta temblaba, Yo LA FANGLIA MARTINEZ 49 tenia mucho miedo, pues nunca nunca nos habfamos hablado. Después que cenamos la tia de Pedro se acosté y él también. EI se acosté vestido. Siempre Io ha hecho asi. Yo también, siempre me acuesto con mi ropa puesta. Después apagaron la vela y yo, al fin... tuve que acostarme, La tia me decia que para eso me hi ‘bia casado y que me acostara. Yo tenia mucho miedo y vergtien- za, Pedro me tapé con el sarape y Iuego empezé a abrazarme y a tocarme los pechos, Luego se me fue encima. Yo no sabia cémo Je hacian los hombres y yo decia: ‘Puede que sea ansina.’ Yo tenia ganas de gritar y de irme con mi mamé, pero me acordaba que me habfa. casado y entonces me decia: “Si me muero, me moriré, jAquf tengo que aguantar aunque me mate.’ ¥ cerraba los ojos, y esperaba lo peor. Pedro ya sabfa cémo sc hacfan esas cosas, pties hasta tenfa una hija con una mujer casada. No me acuerdo que me saliera sangre, pero si me dolié mucho; no grité porque allf estaba Ia tia y me daba vergiienza que me oyera. A Tos quince dfas todavia tenfa yo miedo. Poco a poco va agarran- do confianza uno. Yo no hablaba con nadie de estas cosas} ni con mi mam. Sélo Ie contaba a una prima de mi esposo. Le decia lo que me hacia mi esposo. Yo le decia: ‘Los hombres no- més juegan con una. ¢Por qué se han de casar? Entonces ella me decfa: ‘Asi son, y tienes que dejarte.' Como a los dos meses yo ya fui sintiendo gusto, y yo ya fui queriendo a mi marido.” speranza iba presurosa por la calle, sin aflojar el paso; dijo “Buenos dias!” a dos mujeres con las que ee cruz6. Una de ellas era su antigua comadre, Ia madrina de su hijo Angel ya muerto, quien fue el tiltimo en ser bautizado en Ia Iglesia catdlica. Cuan: do Pedro se hizo protestante, todos sus compadres catélicos rom- pieron con él. Esperanza se hizo protestante por insistencia de Pedro y porque.., “de todos modos ya nadie me reconoce”. Eso sucedié dieciocho afios atrés, pero atin le molestaba encon- trarse con sus antiguos compadres y comadres. EI por qué Pedro al cumplir Jos cuarenta afios decidié aban- donar su antigua fe e incurrir en la célera del pueblo era cosa que Esperanza nunca comprendié bien. Sélo oscuramente se daba cuenta de que la Revolucién Mexicana lo habia desilusio- nado y que sus fracasos en la Iucha politica posrevolucionaria en Azieca fueron muy duros de soportar. Luego sucedieron mu- cchas cosas que ayudaron a su conversiéa. Le regalaron una Bi- blia que le parecié la mayor revelacién de su vida. La cuidaba “como si fuera algo santo” y cuando un misionero protestante legé al pueblo, é| estaba ya listo para escucharlo, Una noche, durante tina velada, atacé a los sacerdotes y al catolicismo ante sui tio Agustin, que era catélico devoto y que ademas habfa tra- tado a Pedro en forma cruel cuando era nifio. Cuando el tio Agustin regafié a Pedro por su anticatolicismo y lo insulté Tax méndolo ignorante, Pedro juré que harfa un estudio serio de ‘UN DIA EN UN PUERLO MEXICANO alguna de las creencias evangelistas. Después de un afio los dos Se encontraron para el debate que duré toda Ia noche y Pedro derroté al tio que habia sido una figura tan autoritaria para él A su esposa le dijo: “Realmente le soné duro. Le mostré todas Jas mentiras. Derroté a mi tfo con sus propios libros, Le mostré que los muertos no retornan, que el domingo no es dia de des- canso, que el bautismo se hace por inmersién, que la confesién y la comunién son tiles, mas no si se hacen ante otro ser huma- no, que el infierno y el purgatorio son mentiras, puras mentiras. Los santos también, esas estampas ante las cuales se persignan, todo es mentira.” Estuvo tan duro con su tio, que “el pobre hombre hasta lor6”. Después, Esperanza, Pedro y su hija Rufina cayeron enfermos. Los vecinos interpretaron estas calamidades como castigo de Dios y Pedro se puso colérico. “Ahora que Ia gente habla tanto ‘=Alijo—, me voy a volver protestante para que hablen con razon. Voy a quitar todas las estampas y santos que tenemos. De este ‘modo y de una vez por todas, nos morimos o nos salvamos.” EI rumor de que Pedro tenfa intenciones de “quemar los santos” cundié por el pueblo. Los amigos y los parientes vinie- ron a protestar; otras gentes dejaron de hablar la familia. Este fue el principio de muchos afios de ostracismo. Los muchachos ‘Martinez tenian que vender su madera en Tepetate; Esperanza tuvo que ir a los lugares més apartados del pueblo para vender ‘sus gallinas y huevos. Pedro fue apedreado en una ocasin, y cuando Ruftia murio, su padrino rehus6 hacerle el atatid. En Ia escuela los nifios eran evitados y hostilizados. Una ver los compafieros de Conchita la arrastraron de las trenzas hasta la ‘iglesia para que fuera a besarle Ta mano al cura, y dos mucha- 195 casi Ia ahorearon con sus trenzas, porque, segiin dijeron, habia tratado de convertirlos. Un rumor persistente durante afios era que Pedro fue visto arrodillado ante su hija mayor, quien estaba de pie sobre una mesa rodeada de flores como “una santa”. Aunque Esperanza estaba terriblemente confusa cuando se dio cuenta de que su esposo iba a convertirse, se sintid indefensa Para impedirlo. No hizo nada, sino Morar y eludir a la gente. ‘Sus parientes vinieron y la amenazaron diciéndole que no debia abandonar la religién de sus mayores, “El protestantismo apenas comienza —le dijeron—, es algo nuevo; ademés, los protestantes no creen en Dios.” La ‘hermana de Pedro Ia insté para que abandonara a Pedro. “Es horrible Io que ha hecho —le dijo—: quitar los santos y tener esos demo- nios en la casa de mi madre. Déjalo a él ya sus hijos y ya veras ¢6mo abandonaré su protestantismo.” Pero Esperanza contest: “¢Qué puedo hacer? #1 manda.” Fue mas dificil para Esperanza someterse al cambio de ré- LA FAMILIA MARTINEZ, 5h que fue para Pedro. #1 siempre habfa sido un fer- viente catélico, y ademas de llegar a ser el rezandero, fue por dos veces el mayordomo del barrio. Estaba acostumbrado a fre- cuentar a iglesia, especialmente los dias de fiesta. Los Viernes Santos rezaba toda la noche, ayunaba durante 1a Semana Santa, y se confesaba y comulgaba una vez por afio. Cuando se hizo ‘Adventista se entreg6 a ello con la misma pasién, leyendo y fre- cuentando un grupo de estudio, convirtiendo a otros, y Mevando a cabo los servicios en su hogar. {Hasta parecié que disfrutaba al estar contra todo el pueblo! Esperanza, que creia en una vaga mezcla de conceptos catélicos y paganos, nunca se vio muy com- prometida con la religién cristiana. En una ocasién, cuando ne- Cesitaba lefia urgentemente, ;quemé una cruz de madera que Pedro habia puesto en el patio para proteger la casa! Ella real mente vefa poca diferencia entre la vieja y la nueva fe cristiana y, aun después de su conversién, no hacia una clara separacién entre ellas. Una vez, en el Dia de’ Muertos, “sintié pena por nues- ‘ros nifios muertos” y para ellos puso una vela y flores en la capilla del barrio. En otra ocasién fue a la capilla de San José “a rezarle a Dios para que me diera paz en mi hogar porque Pedro estaba insoportable. Y realmente se calmé después del rezo". En conclusién, la conversién trajo a Esperanza s6lo confusiGn, incon- venientes y ostracismo, haciéndole més improbable el encontrar consuelo én las creencias tradicionales. La familia af 2c beneficié con cl cambio capiritual de Pedro, Y¥ por esa razén pudieron aceptar 1a conversion, a pesar de 1a severa desaprobacién social. Al abandonar Ia ‘politica, Pedro dejé de embriagarse, dedicdndose al trabajo y a la religién. Como parte de su nucva fe traté de dominar su mal carécter, res: pondiendo humildemente ante as provocaciones. "Si peleamos, todos nos critican.” La familia comenz6 a comer mejor y a evar una vida doméstica mAs pacifica. De hecho en ningiin otro tiempo estuvo Ia familia tan unida y contenta como durante este periodo en que Pedro se dedicé a sux bienestar fisico y espiritual. Por otra parte, sus esfuerzos se vieron compensados por el apoyo y admiracion de sus hijos y, hasta cierto punto, de su mujer. En los siltimos afios, Esperanza se dio cuenta de que Pedro regresaba lentamente, pero sin duda, hacia el catolicismo. Poco a poco se habia desilusionado de Ia conducta de algunos de sus correligionarios. 161 habfa esperado obtener de los elevados prin- cipios morales de los Adventistas, asi como de su hermandad, la confianza y el amor que necesitaba. El primer golpe vino cuando el hombre que lo convirtié traté de seducir a su hija Conchita la noche en que fue aceptado como huésped en su casa. También. se sintié lastimado cuando algunos ministros protestantes lo trata- ron como a un inferior. Un incidente fue decisivo y se destacé como el motivo bésico. Conchita queria estudiar en la ciudad UN DIA BN UN PUEBLO MaxtcANO le México y Pedro la Ilev6 a la casa de un pastor protestante que Je habia prometido casa y comida a cambio de trabajo, ‘Conchita tenfa paludismo —dijo Pedro—, pero con ese en: tuslasmo que queria aprender quiso venir asi només, con tode ¥la enfermedad. La llevé a casa del pastor; era de dos pisos, june gloria! Nomds de lejos la devisé. ‘Si, muy bonita su casa. Ee fin, yo quedé en la cocina, bajo el pretil, de ahi no me sacaron Ese tal por cual me traté'como basura, Mi pobre hija comenz6 luego Iuego a ayudarle a a sefiora, Yo insistia: ‘Vamonos hija, no me del hombre. Se ve que es muy dspero y sus dos r” Ella dijo: "Yo no me voy aunque me muer Humm... ;pos ni modo! Fl pastor nos invit6 al servicio y fuimos en Ia noche, Des. puts me dieron el cafecito, bueno, y lleg6 la hora de acostarnos, Se llevaron a Conchita para arriba a dormir en un tapete mu. groso en el cuarto de sus hijas. “EI pastor me dice: ‘Bueno, entonces hasta mafiana, ; Abf vea Por Monde se acomodal” Y... jpero dénde me iba a acomodart Pues si no habia nada!, ni siquiera un tapete viejo que me hu bieran aventado! jNadai El cemento muy frfo y hasta con agua gue habfan regado. Y digo: ‘jCaray! pues éstos son ctistiancat Por ahi comencé a pensar, y a desmoralizarme y a perder la fe, “Entonees dije, pos no, la verdad esto,... ni modo, yo qué voy a hacer, pues. Yo me espero hasta que decidan. tists." Voy Yer el porvenir de ella. Al fin solito en la cocina, padecionds cht No dorm{ en toda la noche, no més sentado, me recargue en el racero. Y la de malas mia, que digo, bueno, voy al ex finde. gPor dénde? Comencé a pensar. Pues... cierran Ia pcr. {2 Estaba un perrote asi que, apenas me vela jgrir] ¥ ora sf, ora sf ya me fue peor; ni modo de abrir més la puerta, pues se Gstaba eniojando el perro, un perrote as{ de grandote. ‘Pos ora ff, ya me jue de malas porque tanto el patrén como sus anime les... Dios me estaba castigando, Como a las cuatro y media de la mafiana bajé la madre a barrer la calle, Era tan indita que los nifios la trataben corae & una sirvienta, después de tan decente que era. Y los hijos dus, miendo y él también durmiendo, y la pobre madre salle In calle a regar y a barrer. Dije jcaray, con que éstos son oristin nos! Entonces el hijo en la noche, cuando entré, no mds mo Pasé a hacer asf, ni siquiera me saludé, no més ast y ya. 1Qué §2r9y! 1Qué educacién tienen estos hombres! A la madrugada baja mi hija, me vio as{ sentado por ahi. Dijo: ‘Paps, vane nos.' Le digo: ‘SI, esos burgueses, el tipo que nunca trabsja” Ast ie trataban. Me entré esa espina tan grande... Me dolié harto, Que... cristiano. jEs mentira! Que hermano... {Es mentiral Lag * Dios me perdone, pero todavia los odio. Le escribf une EA FAMILIA MARTINEZ, 53 sted es un a muy dura diciéndole: ‘Usted no es cristiano, ust SEngano gue no més esta comiendo de la salud de sus fligreses. Bi cor que los sacerdotes!” Saad Besputs de aquelo, Pedro patepé menos en los asuntos de join Adventist, fungus continu asstiendo a fs servi Mbstinos con Tegiérdad. Tn 196, dejo de cnnibair_con fiezmo para la iglesia. Rezaba pero ya no comulgaa, So de arrastrar uevamente por ia polfica y por eso comenz) a beber P esscurit fest co ios partidaroe cations, Se Hino ms {blerante hacia el catolicismo, y de hecho, le complacié volver fr sentrse aceptado por la comunidad catlica, Cela sn em fargo, que tanlo su fe protestante como st lta morallad Te PORE SUMS a aliens peor ey nesind retrain de leva soll dela comunidad para rely {eprase aht donde dieciocho, aos aris In Habla abandonado AGVesaba prparaca pm oir nada nuevo: su conten ia sid una experiencia traumaticn més, en una ‘man. la etaiaststecha intra Dos le cera wide para seguir trabajando para la familia, aceptando lo que el dest In'trajera, sin pedir nada, ino , Esperanza volvié a torcer a la izquierda DeLana yaad frente a unas casas, delo atras el jardin y a gs ie pei eae Sentadas a la sombra esperaban vender sus montoncits de mer. eras. ‘Cuidadosamente realiz6 con ellas sus pequefias com pras! un cuarto de kilo de arroz a 35 centavos; 10 de café; 15, de fhantencay 15 de jtomate y 20 centavos de chiles. En su canasta bajo el rebozo, edo Jos Cucuruchos de ror y de manteca con los otros articulos comprados. Entré en seguida en, un oscuro tepdajén del portal donde compré un defo de aleohel para eee'ad denavo a comprhr dos colpirings para, su dolor de <*Senaban las cempanadas del medida cuando Esperanzs legs fa caminata larga trepando la loma. Sin sen asses dehemner dio a Martina i carta, an05 a chet di nixtamal y rapidamente regres6 a la plaza. Esta vez fue hacia eI molino, Aunque el nixtamal estaba caliente para molerse 1a’ masa podria salir pegajosa, ya era tarde y se necesitaba para ‘ca a cE Ta lal ae a 1 significaba otro viaje al molino, pero tamal para Ia cena, lo que sign 5 motino, pero al nixtamal estaria fresco y las tortillas resulta i ehh vat fc as toile eri, tire y debian ser atendidos como es debido, st ‘UN DIA BN UN PUEBLO MEXICANO Esperanza miré con interés hacia la puerta del molino bus- cando amigas. Le gustaba “formar cola”; era una de sus pocas 9portunidades para conversar con las mujeres conocidas. Pero el molino estaba vacio a esta hora y el molinero sin tardanza Vacié su nixtamal en Ia ruidosa maquina. Macrina guisaba el arroz cuando Moisés llegé de Ia escuela. Sin saludar a su hermana buscé a German, que habia pasado Ia mafiana jugando silenciosamente en el patio, Cuando vio a Moi, sé, la cara de German se iluming, pero siguis sin moverse junto al montén de piedras que habia reunido. Cuando Espetanza en). {16 en Ia casa Ilam6 a Moisés para que sacara la mula a pastar. Era uno de sus diarios quehaceres. También trafa agua de la fuente por las mayianas, recogia frutas para su madre, hacia los. mandados, y todas las tardes, después de la escuela, regresaba a Ja plaza con una cubeta pequefia de nixtamal para moletlo en el molino. Durante las vacaciones escolares tenia trabajos de mayor responsabilidad: vendia maiz o lefia, limpiaba las libras del maguey y ayudaba a sus hermanos a tejer reatas. Germén también tenfa sus quchaceres, ya que todo el mundo debia trabajar. Debia hacer cinco viajes diarios a la fuente con dos botes pequefios para el agua, tracr la lefia que se iba noce. sitando y hacer los mandados para Macrina o para su abuela. Le gustaba evar a pastar la mula con Moisés y pidié permiso a Macrina para que lo dejara ir. Ella respondié que m0, porque amenazaba Muvia. Entonces German recurrid a Esperania, quien dijo que si. Como atin no estaba lista la comida, los chicos fueron enviados a recoger ciruelas para entretener el hambre de todos Luego, después de un almuerzo de arroz, tortillas y café, los muchachos sacaron la mula, Desde la puerta, Macrina les grité que no vagabundearan y que si regresaban mojados les pesaria, A Ia una de Ia tarde sentéronse las mujeres a comer Dena, slado cansada para platicar de la gente que encontro en la plaza, Esperanza se quedé dormida en el banco. Macrina lavé los ceca, 0s trastos y tomando una cubeta salié a ilenarla a la fuente, Los ‘hombres del barrio habfan construido una fuente cerca ‘de in casa, Macrina estaba orgullosa de ella, porque su construceién se debfa en gran parte a los esfuerzos de su padre. Fl era ot tinico del barrio que deseaba progreso y quien podia realizar Sus proyectos. Le habia tomado mas de un afio el convencer a fos vecinos para que formaran el cuatecuit! * para hacer la fuer te. Pedro seria pobre, pero era un hombre importante no séle eo Sui barrio, sino en todo el pueblo. Con frecuencia escuché a su padre amar a Ios que no inter- venfan en Ja politica: “piedras", “bolas de carne con ojos" > simplemente “jviojas!”, y ella también juzgaba a sus veces Segin este criterio, * Cooperativa, 1A FAMILIA MARTINEZ 35 ool fo La Res ote ek eee be ie aca Bia eros a gC barriendo el patio. Elena dejé su_escobs de varas y 5 ae re cas ee ee a kaa os ‘eQt la mandé? 3 eee eee Re eet “Bellisima sefiorita: Es imposible verla y no amarla y eso es gerne ee ere eS Se eres ae ee eee Sree daa ae eee ee ae a oa ac ren los ojos, en la misma forma en que sus hermosos ojos me peal ea ie ee oe ete pi corte ol eo oe Lone nae See ee eae a eee ee ee ee ae : ‘Debe ser muy culto”, dijo Macrina. = Ee eR iio pence cea oa ce ee oe ea ee eee ae eee ties sere ones ae ae ae ee eee ea ee ‘UN DIA EN UN PURBLO MExrcaNo No queria hacer es 4 No, queria hacer eso, Era preferible quedarse en casa con sus re a sa, su madre estaba en la cama d aplendo, Verti cl agua en la tnaja yao sent leer la Bitla: a In lectara dein Biblia in bao sentre rej ge aerate do el reloj del pueblo dio las tres. Se levanté a baser cr ote : el patio y , adn pe patio, podia mirar tam speranza sali hacia la casa de su ifs a frente a su casa (camino del mereade) Be modo que Be eo cuidado. eg difeitades de Conch ws al onchita. comenzaton ocho af $HAndo ele el hogar pare te a estar 9 hogsees eet me arose scuela Normal del Estado y se gasté mea ciied Ae dinero en su, educacién, libros, ropa'y tanspotien, eae Padre abandon las slombras ¥ tabafo tone eke @ ella, Naturatmeate despiadada y dejé de hablarle durante m: se cepa reson fafa eo eh, ee pearolguors su presencia; atin ahora, rara vez abl: ae sn, Cot ees hae aun om Sica Ge Pens mete Bae ayudar aos eis, ink regalos, y todos la querfan TA FAMILIA MARTINEZ 57 por esa causa. Pedro también comenzaba a perdonarla. Ella Fenfa el temperamento de su padre, dijo él, no podia remediarlo. Un afio antes de que Conchita se fuera a estudiar, Pedro ‘onocié a un joven de nombre Juan, huérfano y que por ilegitimo no era reconocido por sus parientes. A los veintidés afios Juan permanecia soltero y sin casa propia. A Pedro le simpatiz6 y 10 Javitd a vivir con cilos durante ese aflo. Conchita tenfa catorce afios en esa época y pronto se hizo la novia secreta de Juan. ‘A aio siguiente Conchita abandoné el pueblo, pero durante los Giez afios que siguieron ella y Juan se las arreglaban para verse cada vez que ella regresaba a casa. Mientras tanto, él tenfa otras novias y comenz6 a tener hijos con diversas mujeres. Conchita también tuvo novios en la escuela, pero Juan era su preferido. Cuando su posicién elevada como maestra sc vio desvanecida por Ja aparicidn de Germén, Juan sintié que podia pedirle que se casara con él, Ella acepté y su padre también acepté de inme- diato, Después de Ia ceremonia del matrimonio civil, 1a pareja se fue a vivir con la medihermana casada de Tuan, dejando a German con sus abuelos. ‘Pero las cosas no marcharon bien. Conchita no podia aday tarse a ser Ia esposa de un campesino y habia demasiados ple tos. Cuando Conchita se embarazé sintié que Juan no la cuidaba en forma adecuada, El se rehus6 a que tuvicran una sirvienta Guando nacié el nifio, y Conchita no pudo descansar los tradicio- nales cuarenta dias, El nifio tenfa un mes de nacido cuando Conchita pidié a su padre que la Hevara a casa, porque Juan Ia estaba abandonando, Pedro llevé a su hija a casa y por su cono- cimiento en asuntos legales hizo comparecer a su yerno ante el Suzgado con el cargo de abandono. Todo ello, naturalmente, ori giné un antagonismo entre los dos hombres. Conchita regresé més tarde con su marido, pero él comenz6 a embriagarse con frecuencia y a golpearla, Poco antes de que naciera su segundo hijo Ia golped tan barbaramente que Pecro tuvo que levarsela de nuevo a casa. Pedro dijo: "Mientras yo viva, tu esposo no abusaré de ti.” De nuevo hubo una reconciliacién y otra vez Conchita se embaraz6, Ahora su marido se habfa hecho tan vio- Tento que nuevamente ella regresé con sus padres. En esta ocasién Pedro demandé a Juan para que pagara la manutencién Ge los nifios. Juan rehus6. Pedro lo hizo arrestar. Juan acus6 ‘a Conchita de abandono de hogar. Conchita dio a luz una hermosa y sana nifia que murié a Ios ‘os dias. La partera acus6 a Esperanza de haber matado a la fifa con su descuido; habia asistido a un velorio y luego se senté en la cocina cerca de la nifia sin habersc lavado las manos ni cambiado de ropa, Juan escuché la acusacién y rehusé asistir al funeral de Ia nifia o contribuir a los gastos. ‘Pedro deseaba que su hija permaneciera en casa por su bien UN DIA EN UN PUEBLO MEXICANO yea parecfa estar de acuerd clap de acuerdo, En realidad no era feliz e aca de sus padres, Pedro la hacia trabajar tod GFiesesoe ot ai Grud a case aes os Tans Ybabla obsequiado a todos. De Conchita, Rerone Feutis taper wed a at comeh Eerie Stain ele pj vat a, ue pa de lc bolsillo, Moisés su prin it a4 “Candee Fee a Germ Propio orgullo, Esperanza te limps ef denn sentarse dijo: “Tmaginat, hoy oot Ine offectan dos cincuenta por él de Conga entrée a cash regresé sl momento con una lat eet oes Bae Esperanza vacié el contenido de k = ee is Tebozo y le devolvié la medida, Ii tercambiz = ts cusntas palabras, Esperanza dio: “Graig, Mia ee le Ia mano con el reboz0 y sin nude vender el guajolote Solo inco de la tarde, no Preparar los frijoles para los homb see A ate fHempo aa res, erica at, Erverars pu 3 en Ia himbre el gun par Y unas hojitas de earoke pay LA FAMILIA MARTINEZ 59 darles sabor, y preparé Ia salsa de cebolla, tomate y chile, para Jas tortillas. Luego se sent6 junto a su hija a remendar una camisa vieja. Hablaron de Conchita, de la cena y de la ropa ueva que cada uno recibiria del producto de la cosecha ‘Cuando Moisés regres6 con Ja masa una hora después, tocd a Macrina el turno de levantarse y hacer las tortillas. Se quejé de que Moisés se tardé demasiado, y de que no estarfan las tor- tillas a tiempo. Para empeorar las'cosas, la masa no estaba bien molida y tenfa que remolerla en el metate. Esperanza continué calmadamente cosiendo, “‘No te enojes, hijita —dijo—. No hay remedio. Asf es’ ‘Aun molfa la masa Macrina cuando entré su padre y los tres hermanos a las siete de la noche. Visiblemente cansados fueron a acostarse, Esperanza fue a sentarse cerca de la cama de Pedro en un huacal de ciruelas, para contarle los esfuerzos del dia para obtener dinero y comprar Ia comida. Pedro movié la cabeza en sefial de aprobacién cuando le dijo que habia rehusado vender el guajolote a tan bajo precio, y que obtuvo de Porfirio un ade- Tanto del salario de los muchachos. Esperanza nada dijo de la visita a la casa de Conchita, ni del obsequio de los frijoles. Se quejé que le dolia Ia cabeza y Pedro le dijo que se acostara temprano para evitar que fuera a enfermarse. Sacé la botella con alcohol y le dio a su esposo sui trago noctumo; era para prategerlo de Ios malos efectos de los vientos que Ic habjan Soplado mientras regresaba a casa sudoroso y cansado, Ella tambien tomé un trago y en seguida se reunié con su hija. Macrina estaba arrodillada frente al metate trabajando rapids- mente porque a los hombres no les gustaba esperar demasiado por la comida. Ya tenfa un montoncito de tortillas que conser- Vaba calientes en una servilleta, cerca del fogén. Para cada tor. tilla redondeaba una bolita de masa entre las’ manos y Tuego torteaba con movimiento rapido. Ciertamente se enorgullecia de su habilidad para hacer hermosas tortillas. Desde que tenia sola- mente once afios las hacfa mejor que su hermana mayor, y ahora su padre y sus hermanos decian que las hacfa mejores que la madre. Esperanza revisé la calabaza tierna que le trajo Pedro del campo y la preparé para guisarla. Cerca de las ocho estaba ya cocida. ‘También Macrina fenfa listo un alto montén de tortillas calientes, Esperanza lam6: “Pedro, ven a comer!” Ms carifio- samente, dijo a los muchachos: "Vengan padrecitos, ya esté listo." Pedro y sus hijos se lavaron, y uno por uno fueron entran- do en la cocina, todavia secéndose las manos en las faldas de la camisa. Se sentaron a los lados de la pequefia mesa en banquitas bajas. Esperanza colocé un montén de tortillas en el centro y a cada tno le tendié un plato de frijoles. Los hijos esperaron a que su padre tomara una tortilla antes de tomarla ellos, la enrollaron UN DIA EN UN PUEBLO MEXICANO Rens6. Elia aceptaba de coraz6n la religion nueva de su padre, St int a saa optus mo a aber ang i apa cl Pe alan ain oe aqulen = molestaa si srvia soto anton que ae Para Moet uJO favorito, sirvié un poquito mas de arroz. Se hablé po Ha Pega mle He ee Se an psn cements besandole Ia mano tendida. Comieron frijoles, arroz, y calabaza sentados en el suelo, cer lel fueg 5 2 alist ide a cu nf, ara com cn® (gre, sbndonaron coin tan pronto Hendo y Hablando, Moises y Germn poste fares Gates Pronto quedaron solos en la cocina Esperana‘¢ Bea take. nea pasven tanta) de disgusto. * TA FAMILIA ManriNeZ 61 ‘Tan pronto como Io vieron en el marco de Ia puerta cesaron los cantos. “Siempre se les agua la fiesta a mis pobres hijos cuando 41 aparece”, pensé Esperanza. “Céllense —dijo Pedro severamente—. La gente pensard que es una casa de locos. Si quieren cantar, canten un himno. Que yean que tomamos seriamente nuestra religién.” Pero cuando Pedro salié del cuarto ya no hubo més cantos. Germén salié y se fue a acostar. Macrina ayudé a su madre a recoger los trastos. Felipe dijo que iba a salir a pasear. Desde que cumplié veintitrés afios dejé de pedir permiso a sus padres para salir. ‘Tampoco ellos le preguntaban adénde iba, como antes solian hacerlo, Sélo Pedro le dijo que no regresara muy tarde. Felipe no contesté. Como a las nueve de la noche Macrina subié a su cama y se ‘acosté junto a German, que ya estaba dormido. Con Ja cobija se cubrié la cara y se quedé quieta, boca arriba, con las piernas juntas y estiradas como su madre Ie habia ensefiado cuando era una nifiita, Pedro y Esperanza se sentaron cerca del fuego ha- blando ocasionalmente en voz baja. “eTienes dinero para mafia- pregunté Pedro. “‘Quign sabe si alcance", dijo ella. Escu- charon el ruido de una tos en cl cuarto, “Ricardo tiene tos —dijo Esperanza—. Le frotaré el pecho con alcohol.” Tomé la botella y entré en el cuarto de los muchachos. Salié unos minutos después. “Dice que le duelen Jos pulmones. Tiene el cuerpo co Hiente. Yo creo que ya le pegaron los aires.” Esperanza estaba preocupada; una enfermedad en la familia era cosa muy seria. Ella habia dado a luz una docena de hijos y solamente seis le vivian. El primer hijo habfa muerto “del est6mago"” a Ios ocho afios; el segundo, de sarampién a los ocho meses; el tercero, de un piquete de alacrén a los dos afios. Mas tarde murieron otros dos nifios de siete y tres afios, “del estémago”. La ultima hi nacida en 1940, habia muerto a los diez meses, de “bronquitis’ ‘Pedro se impacientaba con su mujer: “Es sélo cualquier cosa, no hagas de él una vieja, Dale algo de télimén y amanecera mejor.” ‘Ella avivé el fuego y puso el agua a hervir; tomé una vela y salié al jardin, buscé por un momento y regres6 con algunas hojas de télimén que puso en el agua. Cuando estuvo listo agre 26 un poco de alcohol y lo Hevé a su hijo. “Eso lo curara”, dijo Pedro cuando ella regres6. Pero Esperanza contest6: “Ya tiene escalofrios. Déjalo quedarse mafiana en la cama. Apenas tiene Gieciocho afios y todavia es muy chico.” Pedro la miré con dis- gusto, “jCéllate! —le dijo—. Qué sabes td, mujer? Cuando yo tenfa diez afios trabajaba como un hombre, mantenia a mi her- mana y a mi madre, Tiene que aprender lo que significa ser hombre.” x ‘A las nueve y media Ilegé Felipe. Su padre dijo: “Ya estas a UN DIA BN UN PUEBLO MEXICANO aqui.” Felipe asintié con la cabeza y se fue a la cama, No era hombre de muchas palabras, pero durante las pasadas dos seme nas no habia dirigido a su padre ni una sola. “Esta enojado otra vez —dijo Esperanza—. Quién sabe por qué." Pedro sabia por qué. Era por la muchacha de la capital con la que habla decidido casarse. Habfa conocido a la chica s6lo durante breves momen. fos cuando ambos fueron a la ciudad a arreglar una venta de fimuelas. Ella era una muchacha azteca, pero habla asistido a Ja escuela en la ciudad y ahora era “toda ‘tuna sefiorita’ npre medias y zapatos y se habia cortado las trenzas, Le habla Sonrefdo a Felipe, y aunque éste era un pobre muchacho pueble- Tino se atrevié a pensar que le habia gustado a ella. Después de fonocerla, Felipe no durmié bien en toda la semana, Finalments Xe pidio a su padre que arreglara la boda con la familia de 1a Pedro se opuso desde un principio, _riénsalo bien —Ie dijo—. Ella vive en Ia ciudad y no cono- Cemos sus costumbres. Hasta puedle ser una mujer de la calle Y nosotros no lo sabriamos.” Realmente a Pedro le habia sorprendido la peticién, Hoy dta, ia,fente joven arreglaba su matrimonio en secreto antes. que Ks padres fueran notificados para que cumplieran con los requ, Sltos de rigor. Silos padres se oponian, Ia joven pareja se Fagaba Y,més tarde hacian las paces con las familias, Pero Felipe, que Hunca fue muy afortunado con las chicas, “no quitaba el dato dol renglén” cou su padre; y Pedro, alinque habia aceptado pedir la mano de la chica, posponia el asunto. En ocasiones decin a Felipe con vehemencia: "yTodavia quieres casarte con esa avin chacha de la ciudad de México?” Lograba evadir el problema tirando las cosas a broma y Felipe se ponia furioso. De modo ‘que ahora el muchacho no hablaba a su padre para nada, A Pedro no le importaba. El peso econdmico de la boda, los. regalos a la novia y a su familia, el mantenimiento de la naern Mientras Felipe viviera con ellos, todo eso era mas de lo que Podia soportar. En los viejos tiempos un hijo podia vivir ev Ia Gata del padre y reembolsaba mas de lo que se habia gastado, con St trabajo, pero em los dias que corren las parejas se iban general. Fnaite jal allo dejando a los padres todas sus deudas. fl peor golpe de todos seria la pérdida de un buen trabajador. De mone gue Pedro mantenfa una estricta vigilancia sobre sus hijos, mi. Tando que trabajaran duramente y que no perdieran el tiempo on otros jdvencs en Ia calle. Les desanimaba sobre el disfrate ne fiestas o gastos en ropa, diversion 1a panerixa wean 6 hombres en Ia casa, bubiera sido diferente, Pero tenfa una buena ayudante en Marina x las diez de la noche Esperanza y Pedro se Jerariaron ote bangles de a cocina y so fueron al cama evn enced tna vela. Pedro ajusté una tabla que servia de puerta durante Ja noche para que no entraran ot animales, Sin quitarse las Topas se acostaron, y pronto quedaron dormidos.

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