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De esta forma, hemos mostrado con suficiencia que existe un uso constante de
la figura del corazn humano en las tres principales obras de tica de
Immanuel Kant, que refiere tanto al lugar donde la ley moral hace contacto con
la sensibilidad del ser humano, lugar donde adems se dan nuestras
cavilaciones morales ms profundas y que resulta a su vez insondable y ms
all de cualquier explicacin terica.
En una siguiente entrada conectaremos nuestro estudio del corazn con lo
empezado en esta entrada sobre el mal radical, que fue sutilmente
complementado con esta otra, donde pretendemos dar cuenta de la difcil
tesis que afirma una maldad innata propia de nuestra especie, es decir, de
cada uno de nosotros.
[1] Lo que Kant est diciendo es revolucionario todava hoy. Cualquier vicio
debe ser evitado libremente por cada ciudadano, principio que vuelve ilegtima
cualquier legislacin estatal que se le oponga, como, por ejemplo, la
prohibicin del alcohol en su momento y la de una serie de drogas en la
actualidad, como son la marihuana, la cocana, el xtasis y la herona.
[2] Sobre este tema en particular, ver: La tica kantiana como una tica
de la conciencia moral.
Bibliografa:
KANT, Immanuel
The Metaphysics of Morals. Traduccin de Mary Gregor. Cambridge:
Cambridge University Press, 1996.
La metafsica de las costumbres. Traduccin de Adela Cortina Orts y
Jess Conill Sancho. Madrid: Editorial Tecnos, 1989.